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Revista Politikón Edición Anual. N° 2, Volúmen 1, 2019.


Publicación editada por el Comité Editorial de Revista Politikón.
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La responsabilidad por el contenido de los artículos es exclusiva de sus respectivos autores.
Editorial …………………………………………………………………………………………………………………. 7

ARTÍCULOS ACADÉMICOS

A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL: ¿por qué es necesario recuperar el


Estado?
Mg. Emilia Ormaechea y Dr. Victor Ramiro Fernández ……………………………………………. 9

La medición de la desigualdad en la realidad, la realidad de la medición de la desigualdad


Lic. Marianela Soledad Truccone …………………………………………………………………………… 23

Mujeres entre la liberación y la explotación. Análisis de un programa nacional, 2006-2008


Lic. Jimena Peñarrieta ………………………………………………………………………………………….. 35

Transferencia de ingresos, fecundidad y gobierno de la población: análisis de las tecnolo-


gías de gobierno en la AUH y la AE
Lic. Philipp Edling ………………………………………………………………………………………………... 49

La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914)


Lic. Robert J. Kranz ………………………………………………………………………………………………. 61

Máquina A - Significante en la era de los mass media


Lic. Jairo Gutiérrez Bossa ……………………………………………………………………………………... 83

La disputa de la Opinión Pública como política radical


Javier Fernández Barrientos …………………………………………………………………………………. 97

ENSAYOS

El impacto de la movilidad académica en la opinión de docentes que reciben alumnos ex-


tranjeros en sus aulas
Dra. Ing. Viviana Zucarelli, Ing. Julio Theiler, Arq. Miguel Rodriguez ……………………. 107

El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault


Prof. Francisco Figueroa …………………………………………………………………………………….… 113
Nuevas tecnologías, educación y sociedad: una mirada humanística y crítica
Daniel Román March y Marcos Llanos Nieto ………………………………………………………… 127

¿Por qué estudiamos la estructura de la lengua? La enseñanza de la lengua en la escuela


secundaria.
Cecilia Bonet………………………………………………………………………………………………………… 137

AVANCES DE INVESTIGACIÓN

Lo que dejó la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo en términos políti-
cos
Lic. Emilia Perri ………………………………………………………………………………………………….. 159

RESEÑAS

¿Eres un zorro o un erizo? Libro: "La trilogía del Erizo zorro: redes globales, trayectorias
nacionales y dinámicas regionales desde la periferia" (Fernández, 2017)
Lic. Luciano Moretti …………………………………………………………………………………………….. 159

Normas de publicación …………………………………….………………………………………………..… 165


Quienes hacemos Revista Politikón entendemos a la producción y divulgación democrática
del conocimiento científico como a una meta irrenunciable. Creemos que la persecución de
este fin implica un constante aumento de los esfuerzos desde el lugar que hemos decidido
construir y ocupar en el medio académico.

En este sentido, la segunda edición anual de Revista Politikón reafirma la voluntad de


apostar a la proliferación de espacios abiertos y plurales de debate en ciencias sociales y lo
hace justamente a través de la participación activa en la divulgación del conocimiento. En las
páginas que componen este segundo número se dan lugar una diversa gama de aportes de
contenido tan diverso como actual, construidos a partir de enfoques multidisciplinares y con
valiosas contribuciones de flamantes cientistas sociales, estudiantes e investigadores en for-
mación. En la búsqueda de nuevas formas de producción y divulgación del conocimiento, la
Revista que les presentamos constituye una muestra de que tal desafío es alcanzable.

Con el objeto de ampliar las áreas de conocimiento y los enfoques teóricos y metodológicos
de las potenciales participaciones, la segunda convocatoria anual de la revista adoptó una te-
mática libre. El elevado número de artículos recibidos y la riqueza de los mismos, por su par-
te, determinó que el presente número de la revista sea subdividido en dos volúmenes de pu-
blicación sucesiva. De este modo, una primera entrega reúne artículos académicos, avances
de investigación, ensayos y reseñas de temática diversa; al tiempo que la restante nuclea tex-
tos que abordan -a través de los mismos formatos- tópicos ligados a las nuevas experiencias
políticas de derechas en América Latina.

Revista Politikón constituye un proyecto colectivo, horizontal y autogestivo orientado a la


difusión libre y sin fines de lucro del conocimiento en el área de la ciencia política y de las
ciencias sociales. El crecimiento de la revista y de la plataforma web, sin embargo, no es fruto
exclusivo del trabajo de quienes integramos el Comité Editor estable. La continuidad y el
avance de esta propuesta sólo es posible gracias a las innumerables colaboraciones de colegas
estudiantes, docentes, investigadores/as, becarios/as y lectores/as, en tareas tan diversas co-
mo las de publicación y evaluación de artículos, asesoramiento editorial, traducción y difu-
sión del proyecto, entre otras. A ellas, a ellos, y a quienes se disponen a la lectura de esta re-
vista, nuestro más sentido agradecimiento.

Comité Editorial
A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL:
¿por qué es necesario recuperar el Estado?

Mg. Emilia Ormaechea Dr. Víctor Ramiro Fernández


Doctoranda en Desarrollo Económico (UNQ). Inv. Ind. del CONICET—IHUCSO (UNL-
Becaria doctoral del CONICET - IHUCSO CONICET)
(UNL-CONICET) Estudios posdoctorales en las universidades de Dur-
emiliaormaechea@gmail.com ham (Reino Unido) y British Columbia (Canadá)
rfernand@fcjs.unl.edu.ar

El presente trabajo realiza un breve recorrido The paper analyses the changes in the treat-
acerca de los cambios que se fueron manifes- ment of the state in ECLAC’s theoretical produc-
tando en el tratamiento del Estado a lo largo de tion. As a central point of the analysis, it is ar-
los años de la producción teórica cepalina. Co- gued that the shift from structuralism to neo-
mo elemento central de dicho análisis, se argu- structuralism is characterized by the separation
menta que el paso del estructuralismo al neo- and omission of those important contributions
estructuralismo está caracterizado por la sepa- that emerged in the decades after the creation of
ración y omisión de aquellas importantes con- ECLAC to problematize Latin American develop-
tribuciones que fueron emergiendo en las déca- ment from a socio-political perspective, as well
das posteriores a la creación de la CEPAL para as by a notable dilution of the role of the state as
problematizar el desarrollo latinoamericano a central actor in the Latin American develop-
desde una perspectiva sociopolítica, así como ment strategy. Finally, an attempt to introduce a
por una notable dilución del rol del Estado co- reflection on the need to recover the centrality of
mo actor central en la estrategia de desarrollo the state for Latin American development is ma-
latinoamericana. A modo de conclusión, se pro- de.
cura introducir una reflexión acerca de la nece-
sidad de recuperar la centralidad del Estado
para el desarrollo latinoamericano.

Fecha de recepción: 12/07/2018 - Fecha de aceptación: 21/11/2018

“Cualquier reflexión acerca del legado de la CEPAL debe partir del


reconocimiento de que en ella se efectuó el único esfuerzo de creación de un
cuerpo de pensamiento teórico sobre política económica que ha surgido en
esta vasta área del planeta a la que se denominó Tercer Mundo” (Furtado,
1999: 30)

1. INTRODUCCIÓN
Hace exactamente 70 años se creaba en Chile la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL), aquella institución en la cual se gestó el primer gran esfuerzo teórico por
comprender los desafíos para el desarrollo de América Latina desde una perspectiva propia,
distinta a las tradicionales teorías y concepciones generadas por (y promovidas desde) los
países centrales.
Las importantes contribuciones de reconocidos autores latinoamericanos, como Raúl
Eje temático: Economía Política

Prebisch (1949), Celso Furtado (1965, 1966) y Aníbal Pinto (1965, 1973), ofrecieron un marco
analítico disruptivo y original para comprender las divergencias en las trayectorias del
desarrollo de las economías capitalistas y para explicar las condiciones estructurales de las
economías periféricas, que las posicionaban en un escenario de creciente vulnerabilidad y
dependencia en el sistema capitalista mundial.
El argumento “cepalino” partía de distinguir estructuras productivas centrales y
periféricas. Las primeras se caracterizaban por ser diversificadas y homogéneas; es decir,
todos los sectores de la economía operaban con los mayores niveles de productividad
disponibles, y empleaban la mayor parte de su población en dichas actividades. Por el
contrario, las segundas eran economías especializadas en la producción y exportación de
recursos naturales, y sólo esta actividad exportadora, concentrada geográficamente, operaba
con niveles de productividad semejantes al de los países centrales. Por lo demás, en las
economías latinoamericanas predominaba un patrón de heterogeneidad estructural (Pinto,
1965, 1970), en el que sólo unos pocos trabajadores eran absorbidos en los sectores de alta
productividad, mientras que una proporción mayoritaria quedaban relegados a sectores de
baja productividad (CEPAL, 1951). Las consecuencias de esta diferenciación estructural se
observaban en la distribución del ingreso, no sólo por el diferencial de productividad de las
actividades, sino porque, además, la existencia de una gran cantidad de trabajadores que se
desempeñaban en sectores con muy baja productividad actuaba como un verdadero ejército
de reserva, pujando hacia la baja de los salarios en la periferia. En suma, las dinámicas
(históricas) de intercambio que se generaban entre estos dos tipos de economías terminaba
por beneficiar a las economías centrales, al tiempo que relegaba a América Latina a un
posicionamiento vulnerable y dependiente.
Ahora bien, el objetivo de estos autores no era solamente comprender la realidad sino
indefectiblemente actuar sobre ella (Pollock, Kerner y Love, 2001). Por ello, más allá de aquel
análisis diagnóstico, los estructuralistas procuraron ofrecer una estrategia de desarrollo para
los países latinoamericanos que permita elevar el nivel de vida de gran parte de la población.
Dicha estrategia estaba orientada a cualificar las estructuras productivas a partir del estímulo
de la industrialización por sustitución de importaciones (ISI); y uno de sus elementos
centrales era la convocatoria activa al Estado como actor central del diseño y de la
coordinación de las acciones requeridas para alterar la dinámica de acumulación del
capitalismo en la periferia.
Sin embargo, luego de un breve período de buenos resultados en términos de crecimiento
económico, las estrategias desarrollistas impulsadas en gran parte de los países
latinoamericanos, con notable influencia del enfoque cepalino, fueron demostrando
crecientes restricciones tanto para profundizar el proceso industrializador, como para, a
partir de ello, resolver las desigualdades estructurales de la región. En consecuencia, los
autores estructuralistas, por un lado, así como otros autores emparentados con los enfoques
de la dependencia –más o menos vinculados a la matriz estructuralista original-, por otro, se
implicaron –en forma no necesariamente convergente- en la comprensión de las dificultades
que estaban asociadas a las particularidades que asumía la ISI en la periferia, y que no
habilitaban el desarrollo latinoamericano. América Latina encontraba así, a lo largo de los
años 60 y 70, un escenario de importantes discusiones y producciones teóricas sobre las
“A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL: ¿por qué es necesario recuperar el Estado?”
Mg. Emilia Ormaechea y Dr. Víctor Ramiro Fernández

características del capitalismo periférico, que, aun bajo el despliegue de la ISI, no lograba
superar (sino que reafirmaba) su persistente posicionamiento dependiente y vulnerable.
De todas maneras, a pesar de estos esfuerzos teóricos, al agudizarse las restricciones en el
plano de la acumulación y al intensificarse los conflictos sociales, la región se fue
convirtiendo, con posterioridad a la década de 1970, en el laboratorio de diversas
redefiniciones económicas y políticas, impulsas desde el norte y acogidas por los actores
dominantes latinoamericanos. Sobre la base de una estrategia desplegada por el gran capital
a escala global, la ofensiva neoliberal arribó en América Latina con un renovado discurso que
enfrentaba al pensamiento crítico latinoamericano, al tiempo que buscaba enterrarlo para
imponer una visión fundada en la apertura y la desregulación económica, y la
“desimplicación selectiva” del Estado (Fernández y Tealdo, 2004). Las profundas
transformaciones económicas y políticas que acompañaron -y se ampararon en – ese
discurso encontraron su materialización en los “diez puntos” del Consenso de Washington
(CW) (Williamson, 1990), adoptado como nueva estrategia de desarrollo de la región hacia la
década de 1990.
Como correlato de todos estos acontecimientos que tuvieron lugar en la región, el modo en
cómo la CEPAL fue teorizando los análisis y procesos que definían el patrón de acumulación
periférico y los desafíos para el desarrollo fueron cambiando a lo largo de los años
(Bielschowsky, 1998, 2009). Y lo mismo puede señalarse con respecto al rol del Estado. Así, a
pesar de aquella convocatoria inicial del Estado como sujeto “transformador” de las
dinámicas de acumulación de la periferia, el modo en cómo se fue abordando su rol para el
desarrollo va dando cuenta de un tránsito, en el cual es posible advertir el paso de i) una
centralidad indiscutida, ii) a un período posterior donde predomina un análisis más crítico
respecto de la naturaleza del Estado en la periferia y los desafíos para el desarrollo, iii) para
llegar finalmente a un contexto (más actual) que entiende la intervención del Estado en
términos de coordinador e impulsor de las acciones que llevan adelante los actores privados
para el desarrollo económico.
El objetivo del presente trabajo es realizar un breve recorrido acerca de los cambios que se
fueron manifestando en el tratamiento del Estado a lo largo de los años de la producción
teórica cepalina. Como elemento central de dicho análisis, se argumenta que el paso del
estructuralismo al neo-estructuralismo está caracterizado por el desplazamiento y omisión de
aquellas importantes contribuciones que fueron emergiendo en las décadas posteriores a la
creación de la CEPAL para problematizar el desarrollo latinoamericano desde una
perspectiva sociopolítica, así como por una notable dilución del rol del Estado como actor
central en la estrategia de desarrollo latinoamericana. A modo de conclusión, se procura
introducir una reflexión acerca de la necesidad de recuperar –y al tiempo redefinir- la
centralidad del Estado para reposicionar a América Latina en el contexto de las vertiginosas
transformaciones del capitalismo en su fase actual.

2. LA EMERGENCIA DE LA CEPAL Y LA CENTRALIDAD DEL ESTADO PARA LA


ESTRATEGIA DE DESARROLLO
Una de las particularidades relacionadas con la originalidad del pensamiento
estructuralista latinoamericano y su propuesta de desarrollo es la centralidad que asume el
Eje temático: Economía Política

Estado para impulsar y coordinar las transformaciones requeridas para cualificar el patrón de
acumulación de la periferia. Concretamente, ya en los primeros trabajos publicados por la
CEPAL, el Estado asume un rol fundamental como promotor y coordinador de las acciones
tendientes al estímulo de la ISI (Prebisch, 1952). Su rol se concibe fundamental e insustituible
en tanto el objetivo de la ISI es incrementar el nivel de vida de las masas, y se requiere para
ello el diseño y la ejecución de un programa de desarrollo que no desvíe la atención ni los
escasos recursos disponibles de los objetivos planteados.
Alejándose de la tradición neoclásica dominante hasta entonces en el ámbito del comercio
internacional, la centralidad del Estado se asocia a su responsabilidad de trazar y coordinar el
programa de desarrollo. Ello se relaciona, principalmente, con la necesidad de impulsar (y
articular) las inversiones en los distintos sectores de la economía, con el estímulo de
determinados comportamientos por parte de los actores privados (para garantizar que sean
compatibles con el programa de desarrollo), y con la posibilidad de establecer el contexto
macroeconómico adecuado para la sustitución de importaciones (Prebisch, 1952).
En este marco, las actividades que se le asignan al Estado son de notable relevancia para
alterar las formas de reproducción que el capitalismo adopta en la periferia. Esa asignación
parte del reconocimiento de la existencia de ciertos atributos específicos concernientes a su
estatidad, que le permiten intervenir, principalmente de manera indirecta, para estimular o
desalentar determinados comportamientos en los actores privados. Para ello, el Estado puede
intervenir y/o regular la actividad económica mediante la configuración impositiva, la
inversión pública, el control de importaciones, la potencial aplicación de gravámenes sobre el
gasto y consumo, o bien, la aplicación de controles de cambios o impuestos a aquellas
importaciones que sean incompatibles con el ritmo de crecimiento esperado (CEPAL, 1954;
Prebisch, 1949, 1952).
Ahora bien, al mismo tiempo, esta centralidad discursiva aparece en gran medida
“desproblematizada”, en el sentido de que, si bien el Estado es invocado como el actor
responsable del diseño y ejecución eficiente del programa de desarrollo, los escritos iniciales
de la CEPAL no ahondan en un mayor tratamiento respecto qué características deberían
acompañar a esos Estados, tanto en sus estructuras como en sus modalidades de acción, para
llevar adelante esas tareas de manera exitosa.
Las escasas referencias que podrían asimilarse a la consideración de la estructura estatal
refieren a señalar, como requisito indispensable, el contar con un cuerpo de técnicos y
expertos en la disciplina económica para analizar neutralmente las necesidades de las
economías latinoamericanas para su desarrollo y ofrecer las posibles soluciones para avanzar
en ese sentido. El valor del programa de desarrollo y la eficacia de su ejecución dependen, en
última instancia, de la objetividad de las consideraciones de orden económico, destacándose
la necesidad de actuar neutralmente en la técnica de programación. Pero mientras que el
análisis de la técnica económica es “objetivo e imparcial”, el aspecto que concierne a la toma
de decisión admite diversas opciones basadas en distintos puntos de vista. El análisis
económico aparece, entonces, diferenciado de “las consideraciones de carácter social y
político, que suscitan diferencias de opinión y difícilmente pueden resolverse sin soluciones
transaccionales” (Prebisch, 1952: 74).
En consecuencia, las referencias al Estado por parte de los escritos iniciales de la CEPAL
“A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL: ¿por qué es necesario recuperar el Estado?”
Mg. Emilia Ormaechea y Dr. Víctor Ramiro Fernández

quedan escindidas, de manera analítica, de las relaciones sociales y políticas, depositando la


responsabilidad de la planificación y ejecución en el saber experto, que se identifica en el
relato institucional con la figura del economista (CEPAL, 1953). Para avanzar en ese sentido,
la CEPAL destaca la importancia de formar expertos en esa área para la generación de un
cuerpo de técnicos que puedan especializarse en la temática del desarrollo, fiel al planteo
prebischiano de que las necesidades latinoamericanas deben pensarse localmente, evitando
el implante acrítico de teorías que son generadas en los centros (Prebisch, 1951).
De esta manera, el Estado, mediante sus mecanismos de intervención, forma parte activa
de la estrategia de desarrollo que se basa fundamentalmente en el estímulo a la actividad
industrial. Implícitamente, prevalece la concepción de un Estado tecnocrático con capacidad
para diagnosticar neutralmente las necesidades de las economías latinoamericanas y diseñar
los instrumentos de intervención adecuados. Predomina, en ese sentido, una lógica
jerárquica y ordenadora, que supone la existencia de un Estado dotado de capacidades para
llevar adelante las funciones que le son asignadas.

3. LAS CONTRIBUCIONES DEL “ESTRUCTURALISMO TARDÍO”: EL ESTADO Y


SU RELACIÓN CON LA MATRIZ SOCIOPOLÍTICA DE ACTORES
Sin embargo, a medida que se fue desenvolviendo la estrategia industrializadora en
América Latina, y no obstante sus importantes resultados en términos de crecimiento
económico (Rosales, 1988), se fueron haciendo evidentes las crecientes dificultades para
avanzar en los objetivos planteados por los autores estructuralistas para el desarrollo
latinoamericano (Hirschman, 1968). Producto de esas dificultades, a lo largo de las décadas
de 1960 y 1970, fueron emergiendo diversos trabajos por parte de los autores articulados en
la institución, que procuraban comprender la persistencia y complejización de los problemas
estructurales periféricos que no se resolvían mediante el mero despliegue de la actividad
industrial (Furtado, 1966; Pinto, 1965, 1973; Prebisch, 1963).
En esta sintonía, y principalmente a partir de la creación de la división de desarrollo social
de la CEPAL, las nuevas contribuciones comenzaron a prestar una mayor atención a la
dimensión sociológica del desarrollo. La emergencia de distintos trabajos (Cardoso y Faletto,
1969; Graciarena, 1972; Medina Echavarría, 1963; Quijano, 1968; Sunkel, 1967, 1970)
complementará la raigambre tradicional más economicista de la institución, a partir de
incorporar en el análisis la dimensión sociológica del poder, el conflicto, las clases sociales y
la dominación.
Como correlato de los procesos que habían tenido lugar en América Latina, hacia fines de
1960, Cardoso y Faletto afirmaban que:
“El esquema interpretativo y las previsiones que a la luz de factores puramente
económicos podían formularse al terminar los años 1940 no fueron suficientes
para explicar el curso posterior de los acontecimientos (…) Es necesario un
esfuerzo de análisis a fin de redefinir el sentido y las funciones que, en el contexto
estructural de la situación de subdesarrollo, tienen las clases sociales y las alianzas
que ellas establecen para sustentar una estructura de poder y generar la dinámica
social y económica.” (Cardoso y Faletto, 1969: 8 y 37)
Al incorporar estas nuevas dimensiones de análisis, en el entendimiento de la condición
Eje temático: Economía Política

periférica o de subdesarrollo también intervenían variables explicativas como el proceso


histórico de vinculación de las antiguas colonias con las metrópolis, los consecuentes
procesos de ruptura con la dominación colonial, y el modo en cómo los actores económicos
locales lograron establecer su dominio en la región, preservando vínculos con las economías
centrales y recreando relaciones de dependencia al interior de los territorios nacionales
(Quijano, 1968). Así, las formas asumidas por las relaciones entre el sistema económico y el
sistema de poder a partir del período de implantación de los Estados nacionales
independientes en América Latina dieron origen a distintas posibilidades de desarrollo y
autonomía para los países de la región (Cardoso y Faletto, 1969).
Bajo este plano analítico, que recupera la dimensión histórica y la conformación de los
actores dominantes a nivel local, así como el establecimiento de diferentes alianzas políticas,
el Estado emerge como un elemento estructural importante para explicar tanto las
condiciones de subdesarrollo como las posibilidades de desarrollo de los países. Y, aunque no
se llega a generar una teorización per se respecto el Estado latinoamericano1, sí hay un
reconocimiento de las lógicas conflictuales que operan en el marco del capitalismo (y,
propiamente, del capitalismo periférico), que permean y condicionan a los Estados, y que
deben ser tenidas en cuenta para explicar las especificidades del subdesarrollo regional.
De todas maneras, no obstante la importancia de estas contribuciones para la comprensión
del rol de los Estados en el subdesarrollo latinoamericano, las mismas se centraron en gran
medida en el análisis del Estado en tanto relación de dominación, prestando poca atención al
aparato estatal y sus actividades (Gurrieri, 1987). En ese sentido, la consideración de la forma
en cómo los procesos socio-conflictuales coagulaban en determi1nadas estructuras o aparatos
estatales, condicionando la forma implicativa del Estado y su capacidad para alterar los
factores que intervienen en la reproducción de la condición periférica, no fue un eje de
estudio de la CEPAL.
Por su parte, el mismo Prebisch (“tardío”) también fue muy receptivo de las contribuciones
sociológicas que fueron elaboradas por dentro y por fuera de la CEPAL en este contexto. Si
bien sus reflexiones acerca de las dinámicas que obturaban la estrategia industrializadora son
anteriores a este período2, la síntesis de sus trabajos de la década de 1970 (Prebisch, 1971,
1976, 1978, 1980) recupera los aportes antes elaborados en base al concepto de insuficiencia
dinámica de la industrialización (Prebisch, 1963). Así, a la imposibilidad de la industria de
cumplir su función dinámica para el desarrollo latinoamericano, hacia 1970 había que añadir,
además, la persistencia (y no alteración) de una estructura productiva periférica, asociada al
patrón de inserción internacional primarizado; la concentración del progreso técnico en los
estratos superiores de la sociedad; el predominio de un patrón de consumo que intentaba
imitar al de los países centrales y que finalmente desperdiciaba el potencial de acumulación
de capital en la periferia; y la incapacidad del sistema, por todo ello, de incorporar una mayor
cantidad de trabajadores al proceso productivo en actividades con mayores niveles de
productividad, todo ello en un escenario de creciente conflicto por la redistribución del

1En un marco más general, contextualmente a estos trabajos se fueron generando otras importantes contribuciones para
entender la dinámica y la naturaleza que caracteriza a los Estados latinoamericanos (Cardoso, 1975; Kaplan, 1969; Lechner,
1977; O’Donnell, 1978, 2010; Oszlak, 1978), aunque estos aportes no se gestaron dentro de la CEPAL
“A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL: ¿por qué es necesario recuperar el Estado?”
Mg. Emilia Ormaechea y Dr. Víctor Ramiro Fernández

excedente.
El Estado, por su parte, intervenía activamente a los fines de alivianar las consecuencias
negativas que ello implicaba para gran parte de la población, principalmente incorporando
una mayor cantidad de trabajadores al aparato estatal. Por un lado, ello se explicaba por el
incremento de las funciones desempeñadas en un contexto de mayor intervención en la
economía; pero, por otro lado, por la imposibilidad del sistema industrial de absorber una
cantidad creciente de la fuerza de trabajo disponible (tal como se esperaba). En las
reflexiones de Prebisch, ello implicaba una “absorción espuria” en tanto no se orientaba a
satisfacer las necesidades de funcionamiento del aparato estatal, sino a atender las demandas
de una clase trabajadora activada y organizada sindicalmente (Prebisch, 1976), así como por
otras cuestiones más generales de índole social.
El reconocimiento de las relaciones de poder en la periferia y su manifestación en el
aparato estatal, así como el modo en cómo ello obstaculizaba la dinámica industrial requerida
para el desarrollo latinoamericano, son elementos que complementan el planteo inicial de
Prebisch y la CEPAL propio de inicios de 1950, y que permiten diferenciar i) un planteo más
bien economicista y neutral de la técnica de programación del desarrollo, de ii) un planteo
tardío que reconoce las contradicciones y relaciones de poder que están presentes en la
sociedad, con eventual capacidad para reaccionar y obturar cualquier intento por alterar la
dinámica de reproducción capitalista en la periferia.
De todos modos, estas contribuciones “tardías” fueron emergiendo en un contexto signado
por el agotamiento de las experiencias desarrollistas latinoamericanas y el advenimiento de la
ofensiva neoliberal que, a nivel global, finalmente transformó las dinámicas de acumulación y
reproducción del capitalismo. En el plano regional latinoamericano, también deben
destacarse la inestabilidad político-institucional y el terrorismo de Estado que sobrevino
hacia la década de 1970, que no sólo obligaron a emigrar a numerosos intelectuales
vinculados a estas temáticas, sino que también consolidaron un período de escasa influencia
de la CEPAL sobre los gobiernos de la región (Bielschowsky, 1998). Como resultado de todos
esos procesos, las contribuciones elaboradas desde la sociología del poder para el análisis de
los problemas del desarrollo quedarán marginadas de los planteos cepalinos.

4. EL ESTADO BAJO EL NEO-ESTRUCTURALISMO COMO PARADIGMA RENOVADO


DEL DESARROLLO LATINOAMERICANO
A partir de la década de 1970, y particularmente durante 1980, se combinaron un conjunto
de factores que dieron lugar a un proceso de transformación de las dinámicas de acumulación
y reproducción del capitalismo a escala global, a partir del agotamiento de la matriz fordista-
keynesiana en los países centrales (Harvey, 1998; Jessop, 2008) y de la mano de una nueva
revolución tecnológica a nivel mundial (Castells, 1990), que le otorgó al capital nuevas
herramientas para sortear los condicionamientos antes impuestos por los Estados de
Bienestar y la fuerza de trabajo organizada. En un plano general, el nuevo paradigma de

2A partir del año 1956, y centrado particularmente en la experiencia argentina, Prebisch presenta una serie de
trabajos donde analiza críticamente la intervención del Estado en el marco de la ISI. Esas referencias presentan
un cambio con respecto a sus referencias anteriores sobre el rol del Estado para el desarrollo, pasando de ser
concebido inicialmente como “solución” frente a las dificultades de las economías periféricas, a constituirse en
uno de sus principales “problemas” (Ormaechea, 2018)
Eje temático: Economía Política

reproducción capitalista se denominó neoliberalismo (Harvey, 2007).


Frente al creciente agotamiento de la ISI en la periferia, manifestado tanto en su
imposibilidad de superar el patrón de inserción internacional primarizado y la creciente
heterogeneidad estructural (Pinto, 1973), como así también en la dificultad para resolver los
clásicos problemas estructurales asociados al desequilibrio de balanza de pagos, la inflación y
el desempleo (Guillén Romo, 2007), el neoliberalismo desplegó una ofensiva orientada
discursivamente a enfrentar al pensamiento crítico latinoamericano y a resolver las
restricciones económicas derivadas de una creciente intervención estatal y una desacertada
política de industrialización. Así, contextualmente al debilitamiento de la influencia de las
contribuciones propiamente latinoamericanas, ganaron peso, tanto en el plano académico
como en el político, las teorías que enfatizaban la eficiencia asignativa del mercado para
proponer nuevas explicaciones y estrategias de desarrollo.
Fue en este marco caracterizado por el nuevo contexto globalizador y neoliberal, en que,
llegando a fines de 1980, el pensamiento estructuralista llevó adelante un proceso de revisión
y replanteo de sus ideas, no sólo con el fin de examinar las eventuales limitaciones
contenidas en el planteo original y adaptarlas a la nueva realidad, sino también de ofrecer
una alternativa al relato neoclásico –ahora- dominante del CW. Se trata, sin embargo, de una
etapa “defensiva”, dado que la CEPAL había quedado estigmatizada como promotora de las
ideas intervencionistas que derivaron en la crisis económica de la región (Sztulwark, 2005).
Entre otras dimensiones, ello exigía una nueva forma de entender el rol del Estado para el
desarrollo, en relación con los “nuevos desafíos” asociados a los requerimientos para una
inserción externa sofisticada, basada en la industrialización orientada al conocimiento y la
innovación (CEPAL, 1990).
La renovada propuesta cepalina se denominó neo-estructuralismo (Sunkel, 1991; Sunkel y
Zuleta, 1990); y, de la misma manera que en el planteo original, la CEPAL incorporó al
Estado en sus propuestas de desarrollo, aunque desde una perspectiva analítica diferente a la
de todo el período estructuralista en su conjunto.
Bajo este nuevo contexto, el Estado aparece integrado dentro de una perspectiva sistémica
de competitividad (CEPAL, 1990; Esser, Wolfgang, Messner y Jörg, 1996) que, al tiempo que
observa críticamente la posibilidad de resolver los procesos a través del mercado, relativiza/
redefine el papel de las jerarquías que dominaron bajo el “proteccionismo frívolo” de la
posguerra (Fajnzylber, 1990). El discurso reivindica centralmente el papel de las “redes”,
convertidas en elementos estructurantes de esa nueva competitividad, a partir del desarrollo
colectivo de aprendizajes e innovaciones. Concretamente, el Estado es incorporado como
estimulador/promotor de diversos mecanismos de cooperación público-privada, sobre los
cuáles esas redes debían ser construidas y los aprendizajes desarrollados (Fajnzylber, 1990;
Sunkel y Zuleta, 1990).
Ese espíritu “sistémico cooperativista”, con Estados estimuladores de ensambles
organizacionales en los que mercado, redes y Estado se complementan, pasará a ser un
habitante frecuente en los documentos centrales de la CEPAL. Tanto en las propuestas de
“transformación productiva con equidad” (CEPAL, 1990) como en las de “cambio
estructural” (CEPAL, 2012) la intervención estatal es presentada en términos de
“concertación estratégica” (CEPAL, 1990) y/o gestadora de “pactos” (CEPAL, 2014), en la
“A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL: ¿por qué es necesario recuperar el Estado?”
Mg. Emilia Ormaechea y Dr. Víctor Ramiro Fernández

que, a través de una plataforma mínima de acuerdos, el Estado lograría/debería integrar a los
sectores, agentes y sus prácticas/acciones para el desarrollo.
Ahora bien, la dilución del Estado en ese rol de promotor del “cooperativismo público-
privado” para el desarrollo de “aprendizajes” que operen sobre la brecha tecnológica (que
terminó impregnando en una propuesta neo-estructuralista crecientemente influida por el
evolucionismo y el institucionalismo), erradicó un elemento fundamental que había
comenzado a emerger bajo la progresiva evolución del estructuralismo: el papel del poder y la
dominación, y el reconocimiento, a partir de ello, de las lógicas conflictuales que operan al
interior de la periferia. Es decir que, el neo-estructuralismo, al presentar su nuevo discurso
asociado a la promoción del desarrollo mediante la construcción de redes horizontales en las
que interactúan cooperativamente Estado, mercado y sociedad, no sólo diluyó la anterior
centralidad que el estructuralismo original depositó en el Estado como promotor de las
transformaciones requeridas desde una perspectiva de “verticalidad”; sino que, también, hizo
a un lado aquellas importantes contribuciones que comenzaron a emerger hacia 1960 y 1970
relacionadas con las dinámicas sociopolíticas, conflictuales y contradictorias, que actuaban
restringiendo las transformaciones requeridas para el proceso de desarrollo y explicaban, en
parte, los condicionamientos que recaían sobre los Estados para dar respuestas a aquellas
restricciones.
En consecuencia, la nueva propuesta cepalina no sólo minimiza el rol que asumen los
Estados en la explicación de la configuración de las economías capitalistas y en la
reproducción de aquellas dinámicas que, lejos de superar los factores que actúan
reproduciendo aquel posicionamiento dependiente, terminan por recrearlo; sino que, al
mismo tiempo, omite las dinámicas contradictorias y conflictuales que conforman el sistema,
y el modo en cómo se expresan tensionadamente en la periferia. Como resultado de ello, los
requerimientos para la transformación de la estructura productiva latinoamericana
parecieran provenir de una dinámica interactiva, colaboracionista y no conflictual, sin
problematizar la divergencia y tensión entre los intereses de los actores presentes en el
escenario latinoamericano, cuestión que supo discutirse con mayor centralidad en los debates
latinoamericanos de las décadas anteriores.

5. REFLEXIONES FINALES: ¿POR QUÉ –Y CÓMO- ES NECESARIO RECUPERAR


LA CENTRALIDAD DEL ESTADO?
El tratamiento del Estado por parte de la CEPAL fue experimentado diversos cambios en su
abordaje y centralidad para el desarrollo, siendo posible identificar: i) un primer momento,
bajo el estructuralismo original, de notable importancia para la promoción y el
direccionamiento de la estrategia industrializadora; ii) un segundo momento, bajo el
estructuralismo tardío, en el que las contribuciones iniciales, predominantemente
economicistas, fueron complementadas por el reconocimiento de la matriz sociopolítica de
actores e intereses que opera en la región, y en la cual el Estado aparece cumpliendo un rol en
gran medida funcional a las restricciones experimentadas en el plano de la acumulación; y,
finalmente, iii) un tercer momento caracterizado por el agotamiento de la ISI y la
reconfiguración del capitalismo a escala global en la que, paralelamente al nuevo discurso
hegemónico que deviene dominante (también) en América Latina, el Estado pierde
Eje temático: Economía Política

centralidad y pasa a ser abordado como un actor más dentro de la lógica cooperativa-
colaboracionista desde la cual se piensan las estrategias de desarrollo.
Sin embargo, este tránsito que pasa de una “mayor” centralidad del Estado a su progresiva
dilución, descuida un elemento central que emerge del estudio de las trayectorias de
desarrollo en el capitalismo, y que tiene que ver con el rol fundamental que asumen los
Estados. En ese sentido, los Estados han tenido una importancia fundamental no sólo en la
constitución de las economías capitalistas centrales y desarrolladas, sino también, y
principalmente, en el direccionamiento del patrón acumulativo de aquellos países que
excepcionalmente han logrado superar su patrón de inserción internacional periférico en un
período histórico reciente (tal el caso de los países del Este Asiático) (Fernández, 2017). En
consecuencia, y aun siendo muy receptivas de aquellas experiencias asiáticas (CEPAL, 2012;
Fajnzylber, 1990), las propuestas de desarrollo cepalinas actuales omiten, en realidad, tanto
el rol central que los Estados han asumido históricamente en los procesos de desarrollo
económico, como el rol que eventualmente deberían asumir en una estrategia orientada a
llevar adelante una transformación estructural en América Latina.
Al respecto, el análisis histórico permite corroborar que el libre juego de las fuerzas de
mercado no habilitó el desarrollo de América Latina, al tiempo que permite deducir que una
estrategia tendiente a modificar dicho patrón de acumulación periférico, históricamente
consolidado, no provendrá de dinámicas espontáneas, colaborativas y/o no conflictuales.
Partir del reconocimiento de que el sistema capitalista opera mediante lógicas jerárquicas,
desigualadoras y concentradoras, que son al mismo tiempo contradictorias y conflictuales,
resulta un elemento fundamental para situar al Estado como un actor central en el plano de
una estrategia que procura, justamente, alterar las características que asumieron las
estructuras productivas periféricas, a los fines de cualificarlas y avanzar en la construcción de
un patrón de acumulación más inclusivo.
Dicho posicionamiento nos remonta, directamente, a recuperar uno de los importantes
legados de los autores estructuralistas latinoamericanos. Nos invita a recuperar no sólo el
argumento de los primeros autores articulados en la CEPAL que lo situaban como el sujeto
histórico del desarrollo (Gabay, 2008), sino también aquellas contribuciones posteriores que
emergieron bajo el “estructuralismo tardío”. Estas últimas, que posteriormente fueron
desplazadas del marco analítico cepalino, señalaban ya por entonces la importancia de
atender el escenario sociopolítico latinoamericano, así como el rol que juegan las clases
dominantes y los actores subalternos en el marco de la periferia, y el modo en cómo los
Estados se convierten en actores centrales para explicar tanto las características que asumen
las estructuras productivas periféricas, como las posibilidades de desarrollo de los países.
De todas maneras, no alcanza sólo con recuperar aquel legado. Es necesario reconocer,
además, que el sistema capitalista se ha modificado notablemente desde entonces, por lo que
un llamamiento al Estado y a su acción interventora para el desarrollo requiere identificar las
características que operan bajo el capitalismo en el contexto actual, y las particularidades que
asumen las periferias actualmente; al tiempo que también es necesario repensar los
tradicionales mecanismos de estructuración e implicación estatal en América Latina a los
fines de poder dar respuesta a las necesidades estructurales y a los desafíos actuales que una
estrategia de desarrollo implica.
“A propósito de los 70 años de la creación de la CEPAL: ¿por qué es necesario recuperar el Estado?”
Mg. Emilia Ormaechea y Dr. Víctor Ramiro Fernández

En ese sentido, aunque el llamamiento a los Estados como sujetos de desarrollo no es una
novedad en el escenario latinoamericano (y, de hecho, los Estados estuvieron posicionados en
el centro de la escena política regional durante los años recientes), también es cierto que,
históricamente, estos mismos Estados han presentado diversas restricciones para viabilizar
estrategias orientadas a mejorar sustancialmente la calidad de vida de gran parte de la
población. Es decir, han presentado efectivas restricciones para llevar adelante estrategias
basadas en la cualificación de la estructura productiva y la incorporación de una mayor
cantidad de trabajadores a un mercado formal y competitivo, más allá de las diversas
estrategias tradicionalmente asociadas a las prácticas redistributivas que coexisten con las
estructuras productivas primarizadas, concentradas y extranjerizadas, y que son activadas/
desactivadas en función de las políticas implementadas por los distintos gobiernos.
Frente a ello, al menos dos cuestiones se imponen con urgencia en el plano de discusión
latinoamericano.
Por un lado, la necesidad de avanzar en la (re)construcción de esos Estados.
Contrariamente al discurso que fue ganando peso durante los últimos años en América
Latina, que critica la centralidad e inoperancia del Estado, toda estrategia orientada a la
transformación estructural latinoamericana no podría basarse, justamente, en la
desarticulación de esos Estados, sino más bien en su reconfiguración y fortalecimiento. Y ello
implica un desafío muy grande, no sólo en términos organizativos e implicativos, sino
también en términos teóricos y políticos-estratégicos. En ese sentido, resulta necesario poder
reflexionar sobre las limitaciones asociadas a los tradicionales mecanismos de configuración
e intervención estatal, y a los alcances y debilidades de las distintas estrategias que
históricamente han llevado adelante los Estados para atender los crecientes (y urgentes)
reclamos de una mayor redistribución, pero sobre la base de una estructura productiva que
permanece primarizada y concentrada.
Y ello se relaciona, a su vez, con un segundo elemento, aun débil en América Latina,
asociado a la necesidad de construir proyectos políticos que sustenten y legitimen aquellas
transformaciones necesarias del patrón de acumulación, a los fines de poder sustentar una
estrategia de desarrollo que sea más inclusiva, auténtica, y sostenible en el largo plazo.

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La medición de la desigualdad social en la realidad,
la realidad de su medición

Lic. Marianela Soledad Truccone


Doctoranda en Ciencias Sociales
Universidad Nacional de Villa María
marianelatruccone@gmail.com

En este artículo, que tiene por objetivo realizar una In this article, whose objective is to reflect on the sta-
reflexión acerca de la medición estadística de la de- tistical measurement of inequality in our society, we
sigualdad en nuestra sociedad, ponemos la mirada en look at the social aspects that are or are not taken into
los aspectos sociales que se tienen o no en cuenta para account for the construction of statistics.
la construcción de la estadística. It is based on the particular interest in the generation
Está basado en el interés particular en cuanto a la and publication of statistical data in the process of legi-
generación y publicación de datos estadísticos en el timating power and its purpose is to approach the pro-
proceso de legitimación del poder y tiene como propó- blem of measuring inequality and, in particular, what
sito acercarse a la problemática de la medición de la happens in Argentina. The treatment of the issue of
desigualdad y, en particular, lo que sucede en Argenti- inequality and its measurement, comes together to
na. El tratamiento de la temática de la desigualdad y su problematize it through multidisciplinary elements that
medición, confluye en problematizar el mismo a través contain technical and methodological elements in the
de elementos multidisciplinares que contengan ele- construction of the welfare function of individuals in
mentos técnicos y metodológicos en la construcción de relation to conditioning and extended social networks
la función de bienestar de los individuos en relación a in the consideration of the measure of inequality and
condicionamientos y redes sociales ampliadas en la poverty as a whole and with more realistic elements
consideración de la medida de la desigualdad y pobre- and variables for their estimation.
za en conjunto y con elementos y variables más realis-
tas para su estimación.

Fecha de recepción: 02/07/2018 - Fecha de aceptación: 20/02/2019

INTRODUCCIÓN
Los estudios realizados sobre la desigualdad social, la medición estadística de la misma y la
importancia de generación de políticas para reducirla, no dejan dudas de que la desigualdad
es una problemática de un interés superlativo en la sociedad y aún más, en América Latina.
Teniendo en cuenta que la Sociología y la Economía han estado ligadas en el estudio de la
desigualdad como disciplinas que estudian hechos sociales y donde las cuestiones económicas
se enmarcan en construcciones sociales mucho más amplias, es necesario comenzar con una
posible reflexión acerca de cómo se trata la desigualdad desde estas dos posturas.
En su análisis sobre las Cuentas Nacionales y la Sociología, Durán (1995:83) afirma que las
estadísticas son una luz que deja en la oscuridad lo que no iluminan. De hecho, se puede
articular mucho mejor si se habla de las Cuentas Nacionales, Contabilidad Nacional, Renta
Nacional, Producto y, por qué no, de Pobreza y Distribución del Ingreso: conceptos y
mediciones estadísticas muy arraigadas y tenidas en cuenta en la Economía y en otras ramas
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

no economistas. La autora afirma, en este punto, que las estadísticas son vistas como una
verdad o referente casi indiscutible, aún a sabiendas que no “iluminan” del todo la realidad.
La cuestión de cómo y de qué manera se tienen en consideración los métodos que se
realizan para la medición de la desigualdad, es un inicio para la discusión. Como así también,
los aspectos sociales y económicos que son dejados a “oscuras” de la misma.
En el presente trabajo, se realizará una reflexión acerca de la medición estadística de la
desigualdad en nuestra sociedad, pero con la mirada puesta en los aspectos sociales que se
tienen o no en cuenta para la construcción de la estadística.

ESTADÍSTICA Y PODER
Las estadísticas y, sobre todo, los resultados estadísticos económicos, marcan tendencia en
la sociedad y manejan, en muchos casos, algunos destinos y fuentes de información. Es una
herramienta de gobierno y sirve para marcar agenda en la acción pública (Desrosières, 2011:
75). Al mismo tiempo, los debates de los que difunden datos estadísticos pueden enmarcarse
en procesos de legitimación de poder como parte de una construcción social más que de una
conciencia individualista maximizadora de beneficios de los individuos que toman decisiones
basados en datos estadísticos.
La problemática acerca de cómo el desarrollo estadístico fue poco construido por los
Estados y su relación con el mercado tiene elementos históricos importantes que los
caracterizan: el mismo ha sido poco articulado en relación a las doctrinas económicas. Y hay
pocos planteos de las visiones de manera conjunta. La razón radica en la posible
subordinación de las estadísticas económicas a meras medidas probatorias de teorías o
validaciones a las preguntas de investigación de corte económico e incluso forzadas a serlo.
Desrosières (2011: 78) grafica históricamente cómo las estadísticas han sido funcionales a
los objetivos políticos imperantes o rol del Estado en materia de políticas económicas en cada
época.
Para el siglo XVII bajo el lema de “Estado Ingeniero” y donde la lógica de la sociedad y la
economía se centraban en la planificación centralizada socialista, las estadísticas
sobrevolaban datos demográficos y de producción en cantidad física. Luego del siglo XVII,
con el Estado liberal clásico, con una sociedad de mercado y mínima intervención del Estado,
las estadísticas que sobresalían estaban del lado de la comprobación de la transparencia de
los mercados. En el siglo XIX, la búsqueda de protección del mercado laboral, crea
estadísticas relacionadas a índices de precio al consumidor, sondeos de condiciones de
trabajo, salarios, empleo. Para el caso del análisis de la teoría keynesiana con un Estado que
vigila la demanda agregada, las estadísticas fundamentales se centraron en la contabilidad
nacional y el uso de las cuentas nacionales como fuente probatoria de las políticas aplicadas
en ese momento. Por último, la caracterización histórica posterior a los años noventa, con un
Estado neoliberal, da como resultado estadísticas que muestren evaluación y rankings de
performances de tipo microeconómicas. No termina siendo del todo contradictorio así
pensarlo, o que la estadística “actúe” de ese modo al momento de ser partícipe de ciertos
procesos históricos junto con doctrinas imperantes. Bajo esta línea de pensamiento, la
estadística no podría evolucionar de manera más independiente de las doctrinas económicas
y sus prácticas (Desrosières, 2011: 79). Es un proceso muy difícil de deslindar, ya que forman
parte de la misma construcción social para la explicación de los fenómenos económicos: la
“La medición de la desigualdad social en la realidad, la realidad de su medición”
Lic. Marianela Soledad Truccone

construcción de estadísticas basadas en intereses propios de algunas instituciones y


estructuras de ese campo.
En la actualidad, herramientas como la econometría y la informática en la modelización y
predicción de políticas económicas, juegan un papel fundamental al momento de indicar
resultados de políticas públicas de “rentabilidad” del Estado. Por lo que, de alguna manera,
también se ha puesto de moda realizar indicadores como en las empresas para el rol o el
despeño del Estado.
Una crítica que es posible analizar, tiene que ver con los resultados o los productos que
salen luego de estas técnicas, donde no son estudiados exhaustivamente en cuanto a su
construcción o variables a considerar: las estadísticas son tomadas casi como verdades
absolutas e irrefutables por parte de quien las recibe; y son trasmitidas de la misma manera.
Si se detuviera cada interlocutor a señalar los métodos utilizados para la construcción de cada
estadística y se analizaran de manera correcta las debilidades de cada producto que se obtiene
de cada método, los resultados publicados con vehemencia no tendrían el mismo impacto
social esperado (Desrosières, 2011: 96).
Esta reflexión general lleva a pensar en el sentido mismo de la medición de la desigualdad
a través de indicadores “sintéticos” en términos de Piketty (2015: 290) y su metodología.

PROBLEMÁTICA DE LA MEDICIÓN DE LA DESIGUALDAD: LA CALIDAD DE


LOS ÍNDICES SINTÉTICOS
En este punto, es interesante destacar el análisis de Piketty (2015) respecto de la
problemática de la desigualdad. El autor plantea un análisis pormenorizado acerca de las
evoluciones históricas de la concentración de los ingresos y de la riqueza en Europa y EEUU.
La importancia de este estudio radica en la concreción de una distinción entre desigualdad en
la distribución del ingreso y la desigualdad que se plantea en la concentración de la riqueza.
Haciendo uso de sus elementos estadísticos y analíticos, logra mostrar la diferencia concreta
entre la concentración medida en ingresos mucho más moderada que la alta y extrema
concentración de la riqueza o capital.
Sin entrar en un mayor detalle sobre esta cuestión, este trabajo se focalizará en la última
parte de este capítulo donde se menciona la cuestión metodológica de la construcción de las
estadísticas que miden la desigualdad. Para el caso específico de lo estudiado, el autor
advierte que usando como índice al Coeficiente de Gini puede obtenerse una distribución más
moderada en el caso de los ingresos que en el capital, apoyando la principal idea de mantener
u orientar las mismas en un grado de diferenciación. No obstante, Piketty hace una reflexión
respecto de estos índices “sintéticos”, como los llama; y hace foco en la imposibilidad de
“resumir una realidad multidimensional mediante un indicador unidimensional” (Piketty,
2015: 291) como puede ser el índice de Gini. Es una simplificación demasiado amplia que
concentra o atrapa valores extremos o comparaciones entre sectores de la pirámide. Al mismo
tiempo de que los índices que se utilizan para medir la desigualdad sólo se admiten datos
sobre ingresos, lo cual sólo mide la distribución respecto al trabajo y no la concentración del
capital que muestra datos mucho más extremos.
Otra crítica teórica respecto de los indicadores sintéticos radica en la construcción de datos
de manera abstracta y situados en jerarquías temporales sin tener en consideración los
niveles de ingreso y riqueza expresados en moneda de los diferentes grupos sociales; al
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

mismo tiempo, son difíciles de comparar entre países de acuerdo a cada metodología.
La reflexión acerca de la construcción de la estadística a través de deciles deja un apartado
importante en la consideración del autor: no acepta su uso (aunque es el principal acceso de
información de distribución por ej. en Argentina) debido a que, no sólo es utilizado como
cortes taxativos entre un decil y otro, sino que en los “bordes” o límites de los mismos las
fronteras entre por ejemplo, ser del decil más rico con un ingreso superior a $10.001 o ser
parte de un decil más pobre con un ingreso de $9.999.
A modo ilustrativo se adjunta, a continuación, un ejemplo de las categorías de deciles 1 y
sus límites monetarios en relación a los ingresos per cápita familiar que calcula
trimestralmente el INDEC:

Cuadro 1: Medición Distribución del Ingreso del INDEC.

Fuente: INDEC- Informe Evolución de la Distribución del Ingreso. Segundo Trimestre de 2018

Al mismo tiempo, no hay una clara diferenciación o distinción respecto del decil más rico;
no sólo porque se omiten datos acerca de la concentración real de la riqueza sino porque,
además, la búsqueda de esos datos es dificultosa para conseguir o abarcar en los métodos
estadísticos.
Si bien la distribución de los niveles de ingresos se utiliza habitualmente y tiene un
particular interés para conocer el diagnóstico de los grupos sociales, las críticas que se
desprenden de las metodologías de la construcción del, por ejemplo, Coeficiente de Gini
pueden resultar un punto de partida para concretar mediciones complementarias o más
amplias para un mayor conocimiento de la real distribución del ingreso y la riqueza de una
sociedad.

1La distribución de la población en deciles refiere a la manera en que se “divide” a las personas: en este caso particular, en la
medición de la distribución del ingreso, INDEC fracciona a la población en diez partes iguales y según su escala de ingresos.
En general los primeros deciles refieren a personas con menores ingresos que los deciles superiores.
“La medición de la desigualdad social en la realidad, la realidad de su medición”
Lic. Marianela Soledad Truccone

PROBLEMÁTICA DE LA MEDICIÓN DE LA DESIGUALDAD: AMBIGÜEDADES


CONCEPTUALES
Un planteo interesante de corte más técnico (Ruiz Catillo, 1986: 17) plantea algunos
inconvenientes al momento de medir la desigualdad.
Uno de los problemas tratados tiene relación con el tipo de medición de desigualdad
teniendo en cuenta que es bastante complicado analizarla sólo con la medida de la
distribución de la renta y lo que sería la medición completa del bienestar económico que trae
algunas variables adicionales. En este punto, el trabajo trae como primer inconveniente el
hecho de tratar la medida de la desigualdad desde el punto de vista individual y no colectivo,
no considerando elementos sociales que se configuran. Por ejemplo, el hecho de considerar a
una población de n habitantes como una abstracción o conjunto de n individuos para
comenzar a medir, dejando fuera de la estadística cierta configuración de población o, al
mismo tiempo, no considerando cuestiones regionales o particulares de ellos. La otra
cuestión tiene que ver con la función aritmética en donde se introduce a esa población dentro
de una función de utilidad o bienestar social, elementos muy difíciles de medir. De este modo,
se simplifica la fórmula de utilidad teniendo en cuenta elementos posibles de detectar y sobre
todo, de ser medidos como lo son el nivel de precios y niveles de renta para cada uno de ellos.
Las críticas están fundadas en que sólo teniendo en cuenta mayores ingresos como manera de
mejora en la distribución, no se soluciona el problema de la concentración de la riqueza, por
ejemplo en los sectores más altos o en una traducción de una mejora de la misma función de
utilidad de bienestar social. Lo que Ruiz Castillo plantea como alternativa es la medición o
análisis más complejo de lo que sería la posición económica del individuo teniendo en cuenta
las restricciones objetivas de cada individuo respecto a la renta que obtiene.
El otro cuestionamiento tiene relación con la información o datos positivos o índices
“sintéticos” tomados de la estadística y los índices éticos o información normativa que estudia
elementos más amplios de una función de bienestar social con juicios de valor incorporados
desde otras áreas de las Ciencias Sociales. La discusión recae entre las medidas objetivas y de
rigor científico donde las cuestiones éticas están dentro de la confección previa del dato. Las
nociones de desigualdad y bienestar social son conceptos muy factibles de unir como parte de
una misma concepción en la propia medición de la población, cuando son definiciones
diferentes entre sí. (Ruiz Catillo, 1986: 18)
Dentro de los datos objetivos se encuentran las construcciones como varianza, desviación
relativa que hace posible al coeficiente de Gini ocultando juicios de valor o condiciones
deseables, develados en una función de bienestar social. Para la generación, entonces de
índices normativos se debe especificar cada función de bienestar social deseable propia y
realizar una estimación de la desigualdad en cada una. La crítica a este aspecto radica en la
consideración de conceptos como equidad y bienestar como parte de una misma concepción,
aunque son considerados como complementarios al momento de realizar índices objetivos y
normativos respectivamente.
Las reflexiones del autor respecto de los problemas de la medida de desigualdad con algún
tipo de ordenación completa de cada una de las distribuciones posibles, hace que no sea del
todo abarcativo utilizar estos índices como manera de comprender la desigualdad. Para el
criterio de medición de la curva de Lorenz, por ejemplo, las condiciones que se deben cumplir
para poder comparar y extraer conclusiones tienen algunas consideraciones como lo son la
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

posibilidad de comparar curvas que no se crucen; como así también, el cumplimiento de


principios como el Principio de Pigou-Dalton (en una distribución dada, transferencias
sucesivas de renta de un individuo a otro sin alterar su función de bienestar hasta llegar con
la misma distribución inicial con menor desigualdad), las necesidades de cada individuo son
perfectamente comparables y sustituibles como un principio de simetría, Principio de
Población de Dalton (poblaciones perfectamente replicables con la misma distribución de
población y características idénticas de rentas y de desigualdad).
Aquí, el tema de los supuestos (también muy utilizados en la Economía) define, recortan y
condicionan la construcción del dato. Sin caer en la crítica habitual de la problemática de los
supuestos para un tema tan especial como lo es la medida de la desigualdad de una sociedad
en particular, es importante analizar cada situación concreta teniendo en cuenta las
características diferenciales. Asimismo, desde el punto de vista informativo, estos índices
resultan hoy de gran utilidad para al menos, conocer parte de la realidad de la desigualdad.

PROBLEMÁTICA DE LA MEDICIÓN DE LA DESIGUALDAD: METODOLOGÍA


EN ARGENTINA
La medición de la desigualdad en Argentina, como en todos los países del mundo, requiere
un esfuerzo considerable en relación a las cuestiones técnicas y metodológicas que se
acuerdan para su construcción y cuantificación. En este punto, el papel del Estado es
fundamental en el logro de acuerdos sociales respecto de las definiciones y conceptos en
relación a la desigualdad, la pobreza.
Al mismo tiempo, se torna muy dificultoso encontrar una medida de la condición de
desigualdad coherente con todas las dimensiones que participan en la vida de las personas
que son medidas por esta estadística.
En nuestro país el enfoque más utilizado está definido por los umbrales de ingresos de las
personas (o unidades familiares) como manera de medir o sintetizar la función de bienestar
del individuo. Con el supuesto de que los ingresos de las personas constituyen una manera de
satisfacer sus necesidades en consumo y ahorro tanto sea para la medición de la distribución
del ingreso y Gini como para la determinación de la cantidad de pobres del país (Canastas
Básicas Alimentaria, Canasta Básica Total).
A continuación, se muestran las canastas que calcula el INDEC para el registro de los
índices de Pobreza e Indigencia:
“La medición de la desigualdad social en la realidad, la realidad de su medición”
Lic. Marianela Soledad Truccone

Cuadro 2. Valores Canastas Básica Alimenticia y Canasta Básica Total, según hogares

Fuente: INDEC-Informe Condiciones de Vida. Agosto 2018.

Como una notable mejora metodológica en la medición, hay que destacar la incorporación
de diversos tipos de hogares2 dentro de la muestra, incorporando variaciones notables en la
realidad del cálculo de los índices de pobreza e indigencia posteriores.
La utilización de la medida del ingreso o del consumo tiene ventajas de tipo metodológicas
ante la alternativa que considere más elementos o dimensiones a la condición de vida de las
personas en el proceso de satisfacción de las necesidades. La utilización del método directo de
las NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) por ejemplo, ayudaría a acercarse a una
condición mucho más abarcativa del problema, aunque se necesiten o requieran
ponderaciones a los fines de llegar a una medida más completa de bienestar de las personas y
de la identificación de pobreza estructural. Más allá de las encuestas permanentes de hogares
a muestras de los conglomerados de Argentina, este método requiere la actividad del Censo,

2 Hogar 1: de tres miembros, compuesto por una jefa mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años.
Hogar 2: de cuatro miembros, compuesto por un jefe varón de 35 años, la cónyuge de 31 años, un hijo de 6 años y una hija
de 8 años:
Hogar 3: de cinco miembros, constituido por una pareja (un varón y una mujer de 30 años), y tres hijos de 5, 3 y 1 año:
La composición de cada hogar, en términos de adultos equivalentes, determina un valor de CBA específico para ese hogar.
Surge de la multiplicación del costo de la CBA del adulto equivalente por la cantidad de adultos equivalentes que conforman
el hogar.
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

para de esta manera, obtener el mapa geográfico completo de todos los individuos. Bajo esta
metodología, los datos obtenidos no tienen la actualidad que se espera lograr. Así mismo, se
pueden hacer comparaciones interesantes, como la que se destaca a continuación:

Cuadro 3. Hogares con NBI3 en Argentina

Fuente: Elaboración propia con datos del INDEC. Censo 2001 y 2010.

Analizando al método del ingreso como medida de bienestar y la forma de satisfacer las
necesidades de consumo del hogar, es importante considerar que las mejoras en el tiempo
respecto del ingreso de un hogar pueden considerarse como una mejora en el funcionamiento
de la distribución del ingreso o de mejoras en las condiciones de vida de la población. En la
actualidad, las encuestas no contemplan del todo los posibles cambios o esfuerzos
productivos conjuntos en la estructura interna del hogar o pérdidas de activos en el proceso;
es decir, el ingreso medido es la única fuente de recursos considerada por la encuesta medida
por la fuerza o capacidad de ofrecer fuerza laboral (Salvia y Donza, 1999: 40).
Teniendo en cuenta a la unidad de análisis, como el hogar en particular, como unidad

3 Hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas: son aquellos que presentan al menos una de las siguientes condiciones de
privación:
NBI 1. Vivienda: es el tipo de vivien da qu e habitan los hogar es qu e m or an en habitacion es de in qu ilin ato,
hotel o pensión, viviendas no destinadas a fines habitacionales, viviendas precarias y otro tipo de vivienda. Se excluye a las
viviendas tipo casa, departamento y rancho.
NBI 2. Condiciones sanitarias: inclu ye a lo s h o gar es qu e n o po seen r etrete.
NBI 3. Hacinamiento: es la r elación en tr e la can tidad total de m iem br os del hogar y la can tidad de habita-
ciones de uso exclusivo del hogar. Operacionalmente se considera que existe hacinamiento crítico cuando en el hogar hay
más de tres personas por cuarto.
NBI 5. Capacidad de subsistencia: in clu ye a los hogar es qu e tien en cu atr o o m ás per son as por m iem br o
ocupado y que tienen un jefe no ha completado el tercer grado de escolaridad primaria
“La medición de la desigualdad social en la realidad, la realidad de su medición”
Lic. Marianela Soledad Truccone

económica donde se realizan los esfuerzos, ajustes y balances para la reproducción y


subsistencia del grupo, el concepto de ingreso se obtiene de la EPH (Encuesta Permanente de
Hogares). Este indicador incluye ingresos monetarios corrientes de fuentes laborales o no
laborales no considerando ingresos no monetarios o rentas imputables de la propia vivienda
o economías de subsistencia. Es por ello que los valores o coeficientes que indiquen
desigualdad pueden afectarse debido a la subdeclaración de ingresos de diferentes fuentes y
estratos. Sin tener en cuenta tampoco las reales ganancias del capital, el efecto impositivo, los
ingresos no monetarios.
Otro aspecto de esta problemática puede resumirse en la no respuesta o respuesta parcial
de ingresos que las encuestas puedan detectar. Un estudio de Salvia y Donza (1999: 93-120)
profundiza sobre esta problemática: debido a estos casos perdidos en las encuestas, cualquier
estudio o medición que implique la utilización de la variable ingreso como principal para
hacer inferencias o asociaciones sobre la desigualdad por ejemplo, se verá seriamente
afectado por el recorte que sufre la misma muestra seleccionada como otro recorte de la
realidad.

CONCLUSIONES
Ante la motivación acerca de los aspectos sociales de la construcción de las estadísticas de
desigualdad social, se puede arribar a algunas consideraciones finales acerca de su medición.
En general, el proceso de lecturas acerca de la problemática de la desigualdad y de su
medición permite problematizar el tratamiento del tema entre diferentes disciplinas por
separado.
En el caso de la Economía, con sus técnicas y metodologías con distancia en las
consideraciones de una función de bienestar coherente con las condiciones de vida reales de
la población; teniendo siempre presente la dificultad que contiene la medición de elementos
subjetivos y de condición social.
Y para la Sociología, con sus estudios acerca de las condiciones y redes sociales en la
consideración de la medida de la desigualdad y la pobreza. En una reseña acerca del libro
Estructuras Sociales de la Economía de P. Bourdieu, la siguiente reflexión ilustra claramente
lo anterior expuesto:
“En lugar de oponerlas, como se hace tradicionalmente, es hora de comprender que la sociología y
economía constituyen, en realidad, una sola y misma disciplina, que tiene por objeto el análisis de
los hechos sociales, de los que las transacciones económicas, después de todo, no son más que un
aspecto”4
Un elemento importante a destacar es que, en las lecturas que fueron tomadas en cuenta
para este escrito, la temática de la desigualdad va siempre acompañada como complemento
obligado de la pobreza. La consideración inicial planteada en la introducción obedecía a una
intención preliminar de tratar el tema de la desigualdad, pero a medida que se avanzó en el
tratamiento del tema fue imposible no considerar los elementos de la medición de la pobreza
y desigualdad en conjunto, ya que muchos elementos de medición acompañan o son
similares.

4 Reseña Cúspide: Estructuras Sociales de la Economía de P. Bourdieu. https://www.traficantes.net/libros/las-estructuras-


sociales-de-la econom%C3%ADa-0 )
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

El estado de bienestar de una persona está condicionado por los recursos económicos que
posea (ingresos, por ejemplo) y no económicos. Pero también, la función de bienestar está
dependiendo de la capacidad de poder transformarlos o modificarlos en bienestar; al mismo
tiempo que instituciones sociales pueden facilitar o no ese proceso de transformación:
“Si bien también es verdad que la solidez del individuo en términos de cualquiera de estos
aspectos (por ejemplo, los ingresos), desempeña un papel importante para alcanzar un nivel
superior de bienestar, el proceso de alcanzar dicho bienestar se ve seriamente neutralizado por la
falta de otros aspectos, por ejemplo las capacidades o el orden social favorable” (Wagle, 2002:18).
La deuda con indicadores mejor definidos es grande, y diversos enfoques de la medición
de la desigualdad y la pobreza pueden complementarse y lograr mejores datos.
La problemática de la ponderación de cifras por no respuesta o no recolección de datos
necesitan ser contempladas desde una perspectiva más inclusiva de estas problemáticas.
Al mismo tiempo, encontrar nuevos métodos para la estimación de la desigualdad y la
pobreza más realista resulta importante para llegar a un proceso de análisis concreto de más
variables sociales intervinientes en la confección del índice.

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Lic. Marianela Soledad Truccone

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Análisis de un programa nacional, 2006-2008

Lic. Jimena Peñarrieta


Licenciada en Sociología—UNVM
Maestranda en Ciencias Sociales y Humanidades - UNQ
jimenajlpenarrieta@gmail.com

Este artículo indaga la relación entre políticas socia- This article explores the relationship between social
les y movimientos sociales a partir de un caso específi- policies and social movements based on a specific case:
co: el Programa de Fortalecimiento de Derechos y the Program for Strengthening Rights and Participa-
Participación de las Mujeres ‘Juana Azurduy’, vigente tion of Women 'Juana Azurduy', in effect in the 2006-
en el período 2006-2008 en Argentina. Teniendo en 2008 period in Argentina. Taking into account the
cuenta las categorías teóricas de políticas sociales, ac- theoretical categories of social policies, collective action,
ción e identidad colectiva, movimientos sociales y fe- collective identity, social movements and feminization
minización de las políticas sociales, el propósito es of social policies, the purpose is to analyze the relations-
analizar la relación entre dicho programa y la forma- hip between said program and the formation of
ción de colectivos de mujeres “Las Juanas” (LJ) a par- women's collectives "Las Juanas"(LJ) based on the
tir de la dinámica de sus acciones, reconstruir la identi- dynamics of their actions, to reconstruct the collective
dad colectiva “Juanas” según el alcance y las caracte- identity "Juanas" according to the scope and characte-
rísticas de sus acciones, e indagar la tensión entre mu- ristics of their actions, and to investigate the tension
jeres protagonistas/ beneficiarias. between women protagonists / beneficiaries.
En el marco de un diseño no experimental con perfil Within the framework of a non-experimental design
descriptivo-interpretativo y de estrategia cualitativa, se with descriptive-interpretative profile and qualitative
realizaron entrevistas a la referente del programa y a strategy, interviews were conducted with the program
(ex)integrantes de LJ y se analizaron documentos im- reference and (ex) members of LJ and printed and digi-
presos y digitales. tal documents were analyzed.
Los datos obtenidos muestran que el programa, más The data obtained show that the program, rather than
que diluir, refuerza la idea tradicional de mujer porque diluting, reinforces the traditional idea of women be-
sus problemáticas se abordaron sólo superficialmente, cause their problems were addressed only discursively,
se actuó, en parte, atenuando el conflicto social y des- acted mitigating the social conflict and disarticulating
articulando los espacios colectivos, se construyeron collective spaces, sensitivities of "assisted women" were
sensibilidades de “mujeres asistidas" y se comprome- built and committed to women to perform certain acti-
tió a las mujeres a cumplir ciertas actividades como vities as a condition to participate in said program.
condición para participar de dicho programa.

Fecha de recepción: 30/06/2018 - Fecha de aceptación: 18/11/2018

INTRODUCCIÓN
En el marco de lo investigado en mi Trabajo Final de Grado (TFG) 1, este artículo indaga la
relación entre las políticas sociales dirigidas por/hacia mujeres y los movimientos sociales de
mujeres a partir del análisis de un caso específico: el “Programa de Fortalecimiento de
Derechos y Participación de las Mujeres ‘Juana Azurduy’” (PFDPMJA) vigente en el período
2006-2008 en Argentina. En este sentido, se propone (1) analizar la relación entre este

1 Dicho TFG se presentó en el marco de la Licenciatura en Sociología de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y
fue titulado “Conflictos, identidad y recursos expresivos en las acciones colectivas. El caso de un colectivo de mujeres de la
ciudad de Villa María (2010-2016)”
Eje temático: Género y Política

programa y la formación de colectivos2 de mujeres denominados “Las Juanas” en tanto


modifica las dinámicas de las acciones de las mujeres participantes, (2) reconstruir la
identidad colectiva “Juanas” en tanto el alcance y las características de sus acciones
colectivas y (3) indagar en la tensión entre el protagonismo femenino y las mujeres como
receptoras/beneficiarias de esta política social.
La relevancia de este análisis radica en que los colectivos que este programa impulsaba
aún están vigentes tanto como huellas de lo que dicha política implicó, como resabio de su
trayectoria anterior al involucramiento en la estructura del Estado. En ese cruce es que se
debe entender a algunos colectivos contemporáneos ya que a partir de eso se definen sus
características, sus demandas, sus (im)posibilidades de acción y sus formas de expresividad.
A modo de realizar una breve contextualización del programa, se puede mencionar que el
mismo surge en 2006 bajo la órbita de la Secretaria de Políticas Sociales del Consejo
Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS)3 dependiente de Presidencia de la
Nación y del Ministerio de Desarrollo Social, cuando el gobierno de Néstor Kirchner (2003-
2007) convoca a Movimiento Barrios de Pie (MBP)4 para que abordara temáticas de derechos
de las mujeres como parte de su gestión porque necesitaba aumentar sus bases sociales y su
representatividad. Desde sus inicios, fue gestionado por actores provenientes de colectivos
sociales que pasan a integrar la gestión del Estado e impulsan la formación de “colectivos de
mujeres” denominados “Las Juanas” (LJ)5 en todo el país, algunos de los cuales se mantienen
hasta el día de hoy en distintas ciudades. El objetivo principal del programa era “aportar
herramientas” para que las mujeres encuentren en el Estado “las garantías para el
reconocimiento y el ejercicio de sus derechos” y construir con las mujeres herramientas que
les permitan pensarse como sujetos capaces de incidir en la realidad” (Página web del
Programa). Los destinatarios del programa eran “mujeres adultas que se encuentren insertas
en distintos ámbitos sociales, culturales, políticos, gremiales, institucionales”; “adolescentes
y jóvenes, mujeres y varones, insertos en ámbitos educativos, recreativos, culturales, sociales
y políticos”; “adultos y adultas que trabajen con niños y niñas en ámbitos educativos,
recreativos, culturales y sociales” e “integrantes de los tres poderes y de los diferentes niveles
del Estado”.
Dicho esto se propone el siguiente recorrido expositivo: en primer lugar, se plantean las
categorías analíticas centrales en lo que respecta a las políticas sociales, los movimientos
sociales en tanto acción colectiva, la identidad colectiva y la feminización de las políticas
sociales; en segundo lugar se exponen las decisiones metodológicas que dieron forma al
diseño de investigación; en tercer lugar, se presentan los datos construidos y, por último, las

2 Se utiliza la palabra “colectivo” porque se encuentran distancias entre el objeto empírico y el concepto de “movimiento
social”.
3 El CNCPS funcionó parcialmente y es un ejemplo de instituciones creadas “frente a la escasa funcionalidad de los ministe-
rios, las secretarías y hasta los ámbitos específicos de coordinación” (Lamas, 2003: 58); es decir, surge como paliativo a las
irregularidades de algunos ámbitos de gestión.
4 MBP nació en 2001 vinculado a la corriente nacional Patria Libre (PL), luego se suma a Movimiento Libres del Sur (MLS).
5Con el término LJ se hace referencia a “colectivos” de mujeres participantes del programa en distintas partes del país: el
programa “llevó a articular 100.000 mujeres” y “eran Juanas de donde fueran, porque tenía que ver con una política de
Estado” pero “no todas eran lo mismo” aunque todas realizaban actividades “que tenían que ver con los derechos de las
mujeres.” (Referente del PFDPMJA). Esto no significa que antes del programa no hubiera elementos que reunieran a esas
mujeres sino que LJ actuaban reconfigurando dinámicas y sumando integrantes “dentro” de la estructura del Estado.
“Mujeres entre la liberación y la explotación. Análisis de un programa nacional, 2006-2008 ”
Lic. Jimena Peñarrieta

conclusiones finales.

DE LAS POLÍTICAS SOCIALES A LA ACCIÓN COLECTIVA, DE LA ACCIÓN


COLECTIVA A LAS POLÍTICAS SOCIALES: APROXIMACIONES A LAS
CATEGORÍAS ANALÍTICAS CENTRALES.
Las políticas sociales son intervenciones sociales del Estado que producen y moldean la
vida de las personas (Danani, 2004), sobre-regulándolas (Scribano, 2008) y se orientan a los
problemas sociales producidos por el capitalismo, no modificándolos sino a modo de
paliativo (Castel, 2001). En este sentido, las políticas sociales dan pistas para comprender las
transformaciones sociales y viceversa, los cambios sociales influyen en las políticas (De Sena,
2013) que se relacionan con la matriz de distribución del Estado en un espacio/tiempo
determinado (Lamas, 2003).
Dichas políticas “condensan las posibilidades de nominar, significar y hacer” estableciendo
y configurando clasificaciones y categorizaciones sociales (De Sena, 2014). Así, el Estado
produce y reproduce problemas sociales, define a los sujetos y condiciones merecedores de
las políticas reforzando “el poder político de algún grupo en detrimento de otro” (Oszlak y
O’Donnell, 1976 citado en De Sena y Scribano, 2014: 67). En este sentido, las políticas
sociales son un ‘“conjunto de concepciones ideológicas que se plasman en diseños normativos
e institucionales’” (Ramacciotti, 2010 citado en De Sena y Scribano, 2014: 67-68) e implican
dispositivos de subjetivación y producción de subjetividades (Assusa y Zehnder, 2014).
En este marco, la noción de feminización de las políticas sociales (De Sena, 2014; Cena,
2014a) se refiere a que las mujeres se han convertido en foco de atención prioritario para las
políticas (Feijoo, 1992) con ausencia de perspectiva de género6 en su diseño e
implementación (Campos, Faur, Pautassi, 2007) y con diferencias entre la “letra escrita” de
los programas y su real implementación (Gabrinetti, 2014).
Birgin (1995) advierte sobre las diferencias entre “políticas con perspectiva de género” y la
“utilización política del género”, y sostiene que algunas políticas adolecen de debilidades en
tanto se “identifica ‘género’ con ‘mujer’, y por otro, conceptualiza –desde una visión
‘marginalista’– a las mujeres como un sujeto ‘vulnerable’, objeto de target policies para
mejorar sus condiciones de vida con acciones de neto corte asistencialista” lo cual “se expresa
en la proliferación de organismos estatales de mujeres y para mujeres” (14-15). Hay una
tensión entre una concepción asistencialista y victimista donde se identifica “género” con
“mujer” y se las considera como sujetos vulnerables (Birgin, 1995, Schmukler, 2001); frente a
una posición sustentada en el respeto y la garantía de los derechos humanos y de justicia
(Rodigou, López, Ceccoli, Puche y Aimar, 2012).
La “centralidad del lugar de la mujer” en la políticas tiene “consecuencias de ‘sobrecarga’”
para ellas (De Sena, 2013: 4) que “obedece a las modificaciones en la estructura de la
sociedad y al lugar adjudicado al género femenino en la planificación de los
programas” (Halperin Weisburd, 2011: 88). De Sena (2013) sostiene que la mujer es
“beneficiaria” de los programas “porque es una mejor ‘beneficiaria’” (13): cumple con las
contraprestaciones, maneja con mayor eficiencia los recursos que recibe, asegura cierta

6 Aquí se entiende por género a una de las dimensiones de la desigualdad social (De Barbieri, 1993), un ordenador social y
“un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos”, además de ser una
“forma primaria de relaciones significantes de poder” (Scott, 1990: 44).
Eje temático: Género y Política

reproducción y favorece la atenuación de situaciones conflictivas.


Las mujeres “como organizadoras sociales, se han visto compelidas a asumir algunas de
las funciones previamente desarrolladas por el Estado” (Halperin et. al., 2009 citado en De
Sena, 2014: 11) como las de impulsoras de “la participación colectiva en grupos y
organizaciones políticas tendientes a resolver necesidades básicas de las familias, de los
barrios, de las fuentes laborales propias o de sus cónyuges” (Vergara, 2011: 133) lo que suele
denominarse “tercera jornada laboral” (Guadarrama Olivera, 2001), dificultando la
compatibilidad entre la participación en un colectivo y las tareas (re)productivas. En este
sentido se sostiene que las políticas sociales “resultan eficaces para menguar la lucha de
clases y el conflicto social” (Halperín Weisburd et. al., 2008 citado en De Sena, 2015: 1), es
decir, atenúan “los conflictos que se producen entre las distintas clases o grupos sociales” (De
Sena, 2013: 3) lo que conlleva una “oclusión de los conflictos” (Scribano, 2007; Masseti,
2011).
El conflicto, junto a las dimensiones de solidaridad y ruptura, es una de las dimensiones
de los movimientos sociales (Scribano, 2008 y 2003) que son una de las posibles
manifestaciones de la acción colectiva. La acción colectiva es un proceso mediante el cual se
evalúa y reconoce lo que se tiene en común y se decide actuar conjuntamente (Melucci, 1999:
48) en una “interacción de objetivos, recursos y obstáculos” en el marco de “oportunidades y
coerciones” (Melucci, 1995: 35). Lo que se tiene en común, la pertenencia a un grupo y los
sentidos que se dan al “estar juntos” configuran la identidad colectiva que es “el producto de
una definición de la situación, construida y negociada” (Melucci, 1995: 44) y que está en
estrecha relación con las reivindicaciones de los movimientos (demandas). Esta identidad
colectiva es un “objeto en movimiento” y cambiante (Johnston et al., 1994: 17-18) que no
implica definiciones unificadas y coherentes sino que pueden ser diferentes, contradictorias y
no implican homogeneidad de ideas sino diferencias que son construidas y reconstruidas en
una negociación constante desde el interior y desde fuera (Piñero, 2004) pero con
permanencia de algunas características a través del tiempo.

ALGUNAS DECISIONES METODOLÓGICAS


A los fines del presente trabajo y en función de los objetivos, el diseño de investigación es
no experimental y el perfil de investigación es descriptivo e interpretativo con estrategia
cualitativa. En esta línea, las técnicas de construcción/análisis de datos se detallan a
continuación.
En primer lugar, con el objetivo de analizar la relación entre este programa y la formación
de colectivos de mujeres denominados “Las Juanas” a partir de las dinámicas de las acciones
de las mujeres participantes, se analizaron documentos tales como un cuadernillo de
actividades del programa y la página web del programa y del CNCPS. De este modo se pudo
armar una cronología del programa y una red de relaciones de actores. En segundo lugar, con
el objetivo de reconstruir la identidad colectiva “Juanas”, el alcance y las características de
sus acciones colectivas, se realizó una entrevista a un informante clave, actor social
involucrado, mediante muestreo intencional o según propósitos. En tercer lugar, con el
objetivo de indagar en la tensión entre el protagonismo femenino y las mujeres como
receptoras/beneficiarias de políticas sociales, se realizaron entrevistas a (ex)integrantes de
LJ con muestreo aleatorio de bola de nieve o enlaces en red. A partir de esto se procedió a
realizar una codificación o matriz cualitativa de datos (Sautu, 2005) en la que se sistematizó
“Mujeres entre la liberación y la explotación. Análisis de un programa nacional, 2006-2008 ”
Lic. Jimena Peñarrieta

y analizó el material a partir de la realización de una codificación temática (Flick, 2004). A


partir de esto se armó una red de relaciones de estos incidentes y los datos se agruparon en
base a esas categorías en una tabla.

ALGUNAS CONSIDERACIONES PARA COMPRENDER LA RELACIÓN ENTRE EL


PROGRAMA Y LAS JUANAS
La denominada “transversalidad” que despeja el camino para la emergencia de programas
como el aquí analizado, se pensaba como un espacio independiente al Partido Justicialista
(PJ) lo que genera resistencias entre dicha pretendida reestructuración del sistema de
partidos y la necesidad de contener al PJ para garantizar la gobernabilidad (Gradin, 2013).
Estas tensiones se manifiestan en el año 2008 cuando Kirchner es designado presidente del
PJ por lo que Movimiento Libres del Sur (MLS)7 se opone y separa sumándose a Movimiento
Proyecto Sur (MPS)8. Pero no todos se alejaron del PJ/Frente para la Victoria (FPV)9, hay
quienes continúan en él. Este es el caso de la coordinadora del programa y referente de LJ
quien sostiene que en el 2004 es la primera vez que una parte de MBP adhiere a un gobierno
ya que en 2003 habían votado en blanco bajo el lema “que se vayan todos” porque “no se
creía” en la figura de Kirchner pero cuando éste asume, cambia su perspectiva al saber que
estaba cercano a las figuras de Fidel Castro10 y Hugo Chávez11. Para una parte de MBP “el
gobierno implicaba una ruptura con los anteriores, especialmente en relación a la política de
derechos humanos, la posición frente a las corporaciones económicas y la convocatoria a las
organizaciones” (Natalucci, 2010: 100). Una ex integrante de MPS explica este cambio
sosteniendo que Kirchner “se la jugó” al distanciarse discursivamente del menemismo.
Algo histórico yo estaba viviendo porque me daba cuenta que Néstor Kirchner
podría haber hecho lo que hubiera hecho cualquier gobierno neoliberal, que es
justificar ajuste tras ajuste…y él no hizo eso…lo había escuchado con un discurso…
distanciador del menemismo… no me daba cuenta que ese tipo se la iba a jugar. (Ex
integrante de LJ)
Así, cuando los referentes de los colectivos sociales se convierten en funcionarios se
produce un proceso de “institucionalización” o “entrada” al Estado que se explica de la
siguiente manera:
Muchos de nuestros compañeros entran a distintos niveles del Estado,
conjuntamente con otras organizaciones…y yo entro ahí a trabajar en el Consejo de la
Mujer…Alicia Kirchner me llama para que coordine el área de capacitación de un
programa que se llama Promotores Territoriales para el Cambio Social, bueno yo
chocha feliz…y luego de eso Alicia me dice que arme un programa que tenga que ver
con los derechos de las mujeres y lo bauticé Juana Azurduy y ahí empezó la Juana
Azurduy que es otro despelote increíble. (Referente del PFDPMJA)
Queda de manifiesto cómo el programa, más que partir de las bases sociales, se define “de

7 MLS es un partido político argentino fundado en 2006 e integrado por MBP.


8 MPS es un partido político de Argentina creado en 2007 al que se le suma MLS en 2009.
9 El FPV es una coalición política argentina fundada en 2003 la cual tiene como partido mayoritario al PJ. Gobierna a nivel

nacional hasta el año 2015


10 Primer secretario del Partido Comunista de Cuba desde 1965 hasta 2011.
11 Presidente de la República Bolivariana de Venezuela desde 1999 hasta 2013.
Eje temático: Género y Política

arriba hacia abajo” y oscila entre las políticas públicas y los movimientos sociales, y entre la
contradicción entre “las normas y políticas públicas” y “las expectativas que presentan los
movimientos de mujeres y feministas respecto de ellas” (Rodigou, López, Ceccoli, Puche y
Aimar, 2012: 120).
En este sentido, se puede pensar que el programa generó una reconfiguración de los
colectivos de mujeres de MBP/MLS ya que, al ingresar sus representantes a formar parte de
la gestión estatal, se modificaron las dinámicas de sus acciones: el Estado absorbe la
capacidad de movilización y confrontación dejando atrás los aspectos más conflictivos de
estos colectivos. Estos procesos fragmentan y quitan potencial político transformador al
canalizarse y contenerse sus demandas, es decir, “estas organizaciones resignaron su
capacidad de movilización y confrontación” (Gradin, 2013: 13) modificando cualitativa y
cuantitativamente sus acciones de protesta en un proceso en que el kirchnerismo encuentra
mecanismos para desarticular y reencauzar el conflicto institucionalmente (Lucero Belgrano,
2013) a partir de las políticas sociales. Esto lleva a una reducción de la cantidad de
movilizaciones, sobre todo entre los años 2004 y 2007; un cambio en los instrumentos de
lucha (menos cortes de rutas, puentes y calles); y por último, una modificación de sus
objetivos (Klachko, 2010). En resumen, MBP/MLS pasa de la militancia en organizaciones de
centro izquierda ligadas, generalmente, a la identificación de problemas redistributivos a
ejecutar un programa estatal sin que esto se traduzca en una modificación en las plataformas
del partido gobernante para recoger sus reclamos o en una incidencia de LJ en las decisiones
de gobierno. Gradin (2013) sostiene que MBP pasa
Del conflicto con el Estado y el reclamo por “planes”, a la colaboración…“sobre la
base de entendimientos políticos y lealtades, que sin duda contribuyeron a disminuir
el caudal disruptivo del accionar de estas organizaciones y su autonomía política, pero
que aumentaron sus recursos organizativos, su capacidad de reclutamiento, y su
tamaño.” (Gómez, 2007:115). (66)
Esto explica la formación de LJ en distintos lugares del país y permite a los colectivos
“ampliar su fuerza organizada en el área de género” (Gradin, 2013: 72) además de forjar la
necesidad de articulación con otros actores para la obtención de recursos y para la
participación de otras organizaciones. Esto queda de manifiesto, por ejemplo, en Villa María
(VM), donde LJ realizan la mayoría de sus acciones en conjunto con otros actores sociales
entre los que redundan los artistas o personalidades ligadas a la producción cultural en la
ciudad (Peñarrieta, 2017).
Se sostiene, además, que “la relación con la estructura de autoridad era escasa, no se
contaba con reconocimiento institucional de tipo normativo, como una resolución o decreto
ministerial que dé cuenta de su creación y existencia” (Gradin, 2013: 104) y los
procedimientos administrativos eran de carácter rudimentario:
Al no contar con presupuesto propio, no hay registro de los recursos materiales y
financieros ejecutados. De esta forma, la búsqueda constante de recursos materiales y
financieros para la realización de las actividades planificadas fue una característica del
proceso de implementación de los programas en el territorio. (Gradin, 2013: 116)
Es decir, si bien la planificación de las acciones fue centralizada, institucionalmente “no
tenía jerarquía de coordinación ni de Dirección de Línea, presupuesto propio, ni se
encontraba oficializado a través de la normativa del Ministerio” (Gradin, 2013: 72) y tenía un
“Mujeres entre la liberación y la explotación. Análisis de un programa nacional, 2006-2008 ”
Lic. Jimena Peñarrieta

encuadre difuso dentro de la estructura ministerial. En síntesis, desde el programa se guiaban


las acciones pero sin claros vínculos institucionales, falta de recursos, presupuesto y
precariedad de las relaciones contractuales lo que se expresaba en “intervenciones
esporádicas y sin funcionamiento sistemático en el territorio” (Gradin, 2013: 114)
debilitándose, además, por los vaivenes políticos partidarios.

EL FOCO EN LA CAPACITACIÓN
Si bien el programa buscaba impulsar la relación Estado/mujeres para el fortalecimiento
de sus derechos y su participación, y para pasar de mujeres “anónimas” a mujeres
“protagonistas”, no obstante, más que brindar herramientas para garantizar la equidad y la
inclusión de las mujeres, hacía eje en “sensibilizar” sobre esta posibilidad a partir de
capacitaciones.
El programa ofrecía capacitaciones en las que se cuantificaba a las mujeres y
organizaciones capacitadas y a las localidades alcanzadas dando a esto tanta importancia que
pareciera que se mide la “efectividad” del programa a partir de estas cifras. Las acciones
colectivas más disruptivas de estas mujeres se veían invadidas por “jornadas de capacitación”
lo que ubicaba a la mujer en un lugar distinto. Además, el hecho de que el Estado capacitaba a
las mujeres para “dar a conocer” sus derechos derivaba en un círculo un tanto perverso ya que
se les decía a estas mujeres qué derechos reclamar al mismo Estado, absorbiendo, en parte,
su capacidad de movilización.
Las capacitaciones tenían distintos ejes de trabajo. Uno de ellos era el de “Mujeres Libres
de Violencia” en el cual se consideraba relevante la participación, mucho más en contextos de
“violencia de género”, pero dicha participación se materializaba en “promoción de derechos”
y “coordinación de talleres” propuestos “desde arriba” por el Estado: se proponía pasar de no
“trabajar para el marido” a “trabajar para el Estado”.
Otro de los ejes del programa era la “Cátedra de historia: Historia de las mujeres. Las
mujeres en la historia” mediante el cual, por un lado, se presentaba una asociación entre
conocimiento/transformación/cotidianidad, quedando los cambios estructurales fuera del
ámbito de acción de las mujeres. Por otro lado, se hablaba de “formar en su rol” a las mujeres
lo que entraba en contradicción con la idea de protagonismo y transformación.
Otro eje era denominado “Mujeres Sanas, Ciudadanas Libres” que visibilizaba el conflicto
por la reproducción y las relaciones entre los ámbitos de la (re)producción sosteniendo que la
salud “es lo que nos permite estar sanas y poder cumplir con las actividades cotidianas”:
“estar sanas” para “cumplir” y “que ninguna se queda afuera” (Página web del programa).
Otro de los ejes era el de “Mujeres y Trabajo”. Este tema pone de manifiesto que el hecho
de que el Estado capacite a las mujeres a cómo actuar en los sindicatos explicita una
contradicción ya que el Estado clasista representa los intereses de un sector social y, en este
marco, “la función más importante de los sindicatos…consiste en darles a los obreros el
medio para realizar…la venta de su fuerza de trabajo al precio corriente del mercado” pero en
ningún caso no venderla sino que, “bajo las circunstancias más favorables, pueden imponerle
a la producción capitalista el límite ‘normal’ del momento” pero no “suprimir la explotación
misma, ni siquiera gradualmente” (Luxemburgo, 2012: 33-36), es decir, más que conflicto,
los sindicatos representan la solidaridad entre el capital y el trabajo representando lo opuesto
a la lucha de clases y quedándoles como ámbito de acción ciertas “luchas” que regulan la
Eje temático: Género y Política

explotación capitalista pero no la eliminan.


Para terminar se mencionan otros ejes de trabajo que tenían que ver con los cuidados de
niñas y niños con perspectiva de género, temas de género en general, de derechos sexuales y
reproductivos, de derecho a decidir sobre el cuerpo, de trata de mujeres y niñas con fines de
explotación sexual, de participación social y política y, por último, de cultura y arte desde la
perspectiva de género.

NOSOTRAS, LAS JUANAS


Si bien el programa se regía con una lógica verticalista y centralizada (Gradin, 2013), las
actividades se adaptaban a “cada territorio” en formato de “campañas nacionales” y
“operativos de intervención directa”. Es decir, el programa consistía en capacitar a mujeres
con material accesible y que pudieran entender para luego transmitir lo “aprendido” a otras
mujeres (Página web del CNCPS) lo que hacía responsables a las mujeres, no sólo de
fortalecer derechos, sino también de aumentar la participación femenina (De Sena, 2013: 15).
La referente de LJ sostiene que han recibido críticas por dar prioridad a la “multiplicación”
de las capacitaciones por sobre el contenido de las mismas y que precisamente lo que las
caracteriza es poder aglutinar las experiencias de participación de distintos grupos de
mujeres y no solamente de las “feministas elitistas” tanto antes como durante el programa.
Durante los ‘90 y principios de 2000…los grupos de feministas de los partidos
políticos, radicales y PJ eran grupos muy pequeños, digo elitistas porque todo esto [lo
que hacían LJ] pasaba totalmente al margen y ese grupo pequeño de mujeres son las
que batallaban Cairo, Beijín, la Ley de Cupo. (Referente del PFDPMJA)
También se habla en términos de “feministas históricas”:
Cuando nosotras empezamos con el programa de Las Juanas, un montón, las
feministas históricas que son un grupito así [se refiere a algo pequeño], nos
planteaban ¿cómo? ¿Cómo y que no van a ir con el feminismo, con el ABC?, y no, le
hacíamos los materiales y teníamos cosas súper, en un lenguaje súper simple, abierto
¿entendés?, y la duda de ellas era ¿cómo van a hacer ustedes…cómo después ellas van
a recitar lo que aprenden en un taller?, ¡en un taller!, y si, ¿y si se equivocan?, y bueno
que se equivoquen (Referente del PFDPMJA)
Es decir, se intenta hacer hincapié en las experiencias locales y territoriales del programa y
distanciarse, además, del “feminismo global o internacional”12.
En el 2001, 2002, cuando nosotros empezamos a ir a los Foro Social…yo me cago de
risa hasta el día de hoy, porque íbamos y decían por ejemplo: porque en Beijing, una
no tenía ni idea pero ni idea de qué hablaban…yo iba a las reuniones viste en Porto
Alegre, por ejemplo…y hablan ¿entendés?...para mí eran ciudades y punto. (Referente
del PFDPMJA)

12 Con respecto a la internacionalización de algunos movimientos sociales, Tilly y Wood (2010) retoman a Chandhoke y sos-
tienen que algunas organizaciones priorizan las reivindicaciones internacionales en detrimento de la de sus países más po-
bres y amplían la distancia entre “políticos hábiles y gente corriente”. Además, los “movimientos internacionales” suelen
limitar el activismo a firma de peticiones por correo electrónico dando la sensación de que las decisiones se toman en un
punto del planeta que no es el de los participantes lo que “podría incluso convertir a la gente…en consumidores de unas de-
cisiones adoptadas en otro lugar (Chandhoke, 2002, p.48)” (239) ya que hay reivindicaciones locales que no se pueden in-
corporar al activismo internacional
“Mujeres entre la liberación y la explotación. Análisis de un programa nacional, 2006-2008 ”
Lic. Jimena Peñarrieta

Tanto desde el programa como desde los colectivos LJ se marcan diferencias entre
“nosotras: las mujeres de los barrios” y “las otras”: las feministas elitistas, históricas,
internacionales y globales. Además, en parte, las acciones de las mujeres participantes del
programa eran lo que venían haciendo estas mujeres con anterioridad al programa, sólo que
desde 2004 se convocaba desde el Estado aunque lo que se conseguía era por la respuesta que
los sujetos daban a los colectivos en sí y no al Estado (Cortes, 2009).
Es decir, desde el programa lo que se buscaba era planificar “líneas de acción e
implementación de estrategias comunes entre organizaciones de la sociedad civil y los
diferentes niveles del Estado” (Pagina web del Programa). En 2009 se informaba que había
un aumento del número de “referentes locales” ad honorem que “en algunos casos se
encuentran vinculados/as a otros programas nacionales, en otros casos desarrollan tareas
vinculadas en ámbitos provinciales y/o municipales y otros/as pertenecen a organizaciones
de la sociedad civil” los cuales se encontraban “en condiciones de desarrollar el Programa en
sus respectivas localidades producto de un proceso de capacitación llevado adelante por el
Equipo Técnico central” (Página web del Programa). Los cursos que se realizaban eran de
modalidad presencial y a distancia, y se invitaba “a participar activamente en la difusión del
Programa” garantizando recursos que hagan viable encuentros en los que, se decía, “sentirás
la satisfacción de involucrarte y de convertirte en protagonista en el proceso de
cambio” (Cuadernillo del Programa, s.f.: 8).
Por último, con respecto a este aspecto “territorial” del programa, se sostiene que la
mayoría de sus coordinadores y referentes provinciales provenían de “militantes territoriales”
de MBP, de “sus ramas universitarias (Movimiento Sur) o su expresión partidaria (MLS)” por
lo que se “reprodujo la forma de organización desplegada en su trabajo de base
territorial” (Gradin, 2013: 108). Esto da pautas para pensar la injerencia estatal, a través del
programa, aun en los colectivos de mujeres más “independientes” como en un caso en que se
promovía el ENM del 2007 en Córdoba, el cual se adjudica ser un espacio de mujeres
autónomo, auto-convocado, democrático, pluralista, autofinanciado, federal y horizontal.

“SER MUJER” PARA EL PROGRAMA: PROTAGONISTAS O BENEFICIARIAS


La concepción de “mujer” del programa es contradictoria en tanto, por un lado, se sostiene
la idea de una mujer protagonista cuyos derechos y participación se desea fortalecer, y por el
otro, subyace la idea de una mujer receptora/pasiva/reproductora de políticas. En el primer
caso, se percibe que lo central es su eje en el fortalecimiento del “protagonismo de las
mujeres”. Sobre esto, una ex participante de MPS dice lo siguiente: “lo que yo veo en Canal
Encuentro es ese programa digamos desde el gobierno de Néstor Kirchner le dan todo el
apoyo a la Checha para…financiar el fortalecimiento de las mujeres en los barrios” (Ex
integrante de LJ). También en los cursos se colocaba a los participantes como protagonistas
“en la generación de opiniones y sentidos, interlocutores legítimos para narrar sus
vidas” (Cuadernillo del Programa, s.f.: 140).
Las mujeres participantes eran responsables de promover la participación femenina para
logar un quiebre con las “mujeres beneficiarias” de los años 90 y la conversión a “mujeres
protagonistas”: “una de las consignas de Las Juanas como programa era ‘acá no hay
beneficiarias’…somos todas protagonistas, eso fue un cambio, en los ‘90 de cualquier
programa del Estado eras beneficiario’” (Referente del PFDPMJA).
Eje temático: Género y Política

El eje de la política social estaba en la inclusión política de las mujeres y, más que
centrarse en la desigualdades, operaba “sobre la paradójica situación de exclusión social/
inclusión política, como una herramienta privilegiada para subsanar – aunque sea
parcialmente - la brecha que genera la exclusión social y la necesidad de incluir políticamente
a los excluidos del mercado” (Lamas, 2003: 56) sumado a que los “actores que no
comulgaban con el oficialismo no participaban o no eran convocados” (Gradin, 2013: 151) lo
que da cuenta de que la participación era ambigua y parcial.
Esto nos lleva al segundo caso. Desde el programa se proponía/instalaba un tema y las
mujeres eran quienes debían promoverlo en sus localidades13 realizando las mismas
campañas con materiales que les eran enviados. En este sentido las “vivencialidades” del
programa (esperar lineamientos del programa) “se transforman en nuevas
sociabilidades” (recibir las cosas hechas) re-construyendo así las “sensibilidades” de las
participantes (De Sena y Scribano, 2014: 68). Esto se expresa en el discurso de una de LJ en
donde se tensiona el lugar activo/pasivo de la mujeres.
Vos tenés que pensar, crear, o sea a ver con qué consigna, con qué colores y
entonces demanda un montón de energías pero es la forma, o sea, lógicamente, no es
lo mismo que manden afiches para pegar o salís con eso, a que vos tengas que hacerlo
y es un desafío a veces, nosotras mismas tenemos limitaciones en tiempo…desde ese
lugar sería más fácil que viniera todo hecho. (Referente del LJ)
Esto da cuenta, además, de la extensión de las tareas de las mujeres, ahora al espacio
público, lo cual si bien puede considerarse como una conquista en cuanto género, ampliaba
las tareas a realizar por las mujeres, lo que se puede entender como tercera jornada laboral 14.
De este modo, la mujer debe encargarse también de la participación en política que se suma
al lugar ocupado por las mujeres en otros programas que “muestran claramente el nivel de
exigencias hacia las mujeres en relación a sus responsabilidades, dando paso a ciertas
violencias epistémicas y simbólicas” (De Sena, 2013: 12): las mujeres se incorporan a algunos
programas como “recursos” generando en ellas “el compromiso de la ‘participación social’” a
través de “compromisos” que deben asumir (Campos, Faur y Pautassi, 2007: 27-28).
Además, el hecho de que sean pocas quienes, participando del programa o de los colectivos
que de él se derivan, hayan logrado ocupar cargos como dirigentes nacionales lleva a la
pregunta, siguiendo a Gil y De Anso (2011), sobre si su participación “transforma las
percepciones de las mujeres acerca de sus roles de género” y si “se producen modificaciones
en la dicotomía esfera pública/esfera privada a partir del ingreso de las mujeres en estas
organizaciones”, lo que permite realizar un análisis que se encuentra a medio camino entre
“prácticas liberadoras de las opresiones cotidianas” y “prácticas que refuerzan la explotación
femenina” (107).
En relación con esto, en la fundamentación del programa y en los materiales de los cursos
se retomaba una frase de Kirchner que decía querer reconocer a las mujeres que han
sostenido el tejido social de la patria: “por eso, cuanto antes debemos liberar el formidable
potencial creativo y productivo de las mujeres, que hoy se ve limitado” (Cuadernillo del

13 En un curso se sostiene que “se desarrollan actividades de difusión y talleres presenciales en la Ciudad de Buenos Aires y
una importante red de ciudades de 19 provincias” (Cuadernillo del Programa, s.f.: 13).
14 Una participante de un taller sostiene “los dos participamos en la misma organización pero cuando llegamos a casa él se

sienta a ver tele y yo empiezo a lavar ropa, a hacer la comida a ordenar la casa” (Cuadernillo del Programa, s.f.: 23).
“Mujeres entre la liberación y la explotación. Análisis de un programa nacional, 2006-2008 ”
Lic. Jimena Peñarrieta

Programa, s.f.: 60). Se les indica a las mujeres qué es lo que deben hacer, produciendo el
efecto contrario: coagulando y encasillando el “potencial creativo y productivo” de las
mismas.

REFLEXIONES FINALES
Teniendo en cuenta el recorrido realizado hasta aquí, se sostiene que, en primer lugar, las
problemáticas de las mujeres son abordadas discursivamente pero no se brindan soluciones
concretas: si bien el programa se basa en impulsar el protagonismo de las mujeres, no se
diluye la idea tradicional de mujer (madre-cuidadora). En segundo lugar, el programa actúa
atenuando el conflicto social y desarticula los espacios colectivos “independientes” que
funcionaban previamente. En tercer lugar, se construyen sensibilidades, ubicando a las
mujeres como "asistidas" bajo el maquillaje del “empoderamiento” o la “inclusión”. Por
último, el objeto de investigacion se relaciona con procesos de estructuración social como la
participación de los colectivos sociales en la estructura del Estado, la feminización de las
políticas sociales, del trabajo, de la pobreza y del cuidado.
Todos estos aspectos impulsan a sostener que bajo el manto de “la salida a lo público”
subyace otra labor a realizar por la mujer: incentivar la participación (propia y de sus pares) y
fortalecer sus derechos pero, más que en los ámbitos de decisiones políticas macro-
estructurales, se refiere a participar en cambios cotidianos, de sus actividades diarias, es
decir, en el ámbito privado. Además para participar de la política se debe cumplir ciertos
compromisos: está condicionada.
Se vuelve así al primer punto mencionado en este apartado: no se diluye la idea tradicional
de mujer ni siquiera en este caso de programas destinados a la ciudadanía ya que aún en estas
políticas se dan procesos de feminización y la mujer es sobre la que se carga la
responsabilidad de promover un ámbito que, paradójicamente, le ha sido, tradicional y
socialmente, negado.

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Transferencia de ingresos, fecundidad y gobierno de la pobla-
ción: análisis de las tecnologías de gobierno en la AUH y la AE

Lic. Philipp Edling


Licenciado en Ciencia Política (UNL)
phedling@gmail.com

El artículo propone un análisis crítico de las This article proposes a critical analysis of the
disposiciones normativas que dan forma a la regulatory arrangements that give shape to the
AUH y la AE, articuladoras del programa de AUH (universal assignment for child) and the
transferencia de ingresos más amplio del Esta- AE (assignment for pregnancy), which are tools
do argentino en la actualidad. A partir de la that articulate the widest argentinian state inco-
existencia en el ámbito de la opinión pública de me transfers program nowadays. From the exis-
manifestaciones que vinculan a las iniciativas tence of manifestations in the public opinion
con estrategias pronatalistas de gobierno, se that link this programs with pro-natalist strate-
identifican y examinan las tecnologías presen- gies, this article identifies and examines the te-
tes al interior de los programas, con el fin de chnologies inside the programs, with the aim to
dilucidar si la regulación estatal se dirige efecti- elucidate if the state regulation effectively tries
vamente a incidir en la fecundidad o si, en todo to influence fecundity or if, otherwise, there are
caso, son otros los procesos sociales goberna- other social processes being governed.
dos.

Fecha de recepción: 15/07/2018 - Fecha de aceptación: 20/12/2018

1. “TIENEN HIJOS PARA COBRAR LA ASIGNACIÓN”


Acaso a partir de la similitud con otros programas de subsidios al embarazo, a la
maternidad y a la niñez en la historia argentina del siglo veinte (Acosta, 2014) y con otras
iniciativas estatales de otros países del mundo (McIntosh, 1986), la Asignación Universal por
Hijo para la Protección Social y la Asignación por Embarazo (en adelante, AUH y AE) han
sido acusadas por algunas fuerzas políticas y sectores de la opinión pública de constituir una
estrategia política solapada de fines pronatalistas, o al menos de incidir positivamente en la
fecundidad de la población argentina (Asiain y Putero, 2013; Sohr, 2012; La Nación, 2016).
En particular, identificamos en este caso a funcionarios públicos y representantes políticos
de oposición a los gobiernos kirchneristas, que han asociado de manera frecuente en
declaraciones públicas a las tasas de fecundidad (fundamentalmente las de las poblaciones
jóvenes) con la implementación de dichos beneficios sociales. No obstante, es posible
localizar manifestaciones de ese mismo tenor aun por fuera de los espacios institucionales,
acaso motivados por la histórica percepción de este tipo de asignaciones familiares como
Eje temático: Análisis Político

estrategias pronatalistas.
La AUH y la AE, emanadas de Decretos del Poder Ejecutivo en los años 2009 y 2011
(Nº1602 y Nº446, respectivamente), suponen programas de transferencia de ingresos cuya
puesta en práctica implica la integración a los beneficios de la seguridad social de los sectores
sociales recluidos en la economía informal y en el desempleo: cada madre o padre percibirá
por cada hijo menor de dieciocho años (hasta el límite de cinco) una prestación acorde a la
que percibida por las familias cuyos miembros se emplean en relación de dependencia en el
mercado laboral formal. A partir de 2011, además, se establece un beneficio similar a cobrar
por cada mujer en situación de embarazo hasta el momento del parto. La amplia cobertura de
los programas y su hondo impacto en las economías familiares, particularmente en las de
más bajos recursos (Kliksberg y Novacovsky, 2015) posibilitó que las mismas sean
frecuentemente asociadas en algunos sectores de la discursividad política oficial a gestas
políticas enmarcadas en la lucha contra la pobreza (Piqué, 2009). En efecto, a abril de 2018,
ambos programas suponían en conjunto una erogación mensual de más 4.768 millones de
pesos por el pago de 3.872.043 prestaciones (ANSES, 2018).
En este punto es preciso hacer notar la existencia de programas de gobierno de la
fecundidad y de la natalidad en muchos estados en diversos contextos geográficos y
temporales. En la actualidad, los mismos se articulan de manera frecuente como respuesta
ante los impactos que implica para la pirámide poblacional de los países el fenómeno de la
transición demográfica, con sus consecuentes caídas de la fecundidad y de la natalidad y la
extensión de la vida de las personas (Torrado, 2012). En este marco, denominaremos
estrategias pronatalistas a aquellas iniciativas que tienen por objeto “incentivar el aumento
de la cantidad de nacimientos” (Acosta, 2014:4), o al menos de detener su caída.
La historia política argentina del siglo XX ha sido también sede de la puesta en práctica de
una variada gama de estrategias pronatalistas en materia de legalidad y política pública (en
orden con una discursividad por momentos fuertemente poblacionista), máxime a partir del
registro de los descensos en la natalidad en el primer cuarto de siglo y de la interrupción de
los saldos migratorios a fines de los años veinte (Pantelides, 1983). La prohibición de las
actividades de planificación familiar, la obstaculización del acceso laboral a mujeres y los
estímulos económicos, legales y fiscales a la natalidad (Felitti, 2009) fueron algunas de las
estrategias mediante las cuales las autoridades de gobierno -entre las que destacan el Estado,
los grupos socioeconómicos predominantes, los sectores nacionalistas, militares y la
corporación médica- intentaron contener la caída de los índices de la fecundidad.
La presente propuesta pretende, a través del estudio de las normativas que dan vigencia a
la AUH y a la AE, desentrañar las características salientes de las tecnologías de gobierno que
importan los programas en cuestión, a fin de identificar -en medio de concepciones cruzadas
sobre los mismos- cuáles son los procesos vitales y sociales que se buscan gobernar a partir
de su ejecución. En suma, el artículo buscará responder los siguientes interrogantes: ¿Puede
concebirse a las asignaciones familiares en cuestión como estrategias en un renovado
programa de gobierno de la fecundidad? ¿O constituyen acaso sus tecnologías intentos de
gobierno de otro tipo de conductas sociales?

2. ASPECTOS TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS


El artículo se edifica a partir de una propuesta metodológica cualitativa, en el que
sobresale el análisis documental. En este sentido, se priorizan el estudio de fuentes oficiales,
“Transferencia de ingresos, fecundidad y gobierno de la población: análisis de las tecnologías de gobierno en la AUH y la AE ”
Lic. Philipp Edling

como los textos de los Decretos Nº1602/2009 y Nº446/2011 y se recurre al análisis de


contenidos en los discursos presidenciales de presentación de las iniciativas de la AUH y la
AE. Se incluyen a su vez otras fuentes secundarias, como bibliografía especializada,
publicaciones periodísticas, datos estadísticos y artículos de análisis académico.
El recorte metodológico responde a una elección consciente que implica dejar fuera de
observación a las etapas de la implementación efectiva de los programas, por un lado, y al
análisis en profundidad de los actores implicados en la misma, por otro. Reconocemos que
estas determinaciones no son gratuitas y que se relega profundidad en el análisis del
fenómeno. Las decisiones, no obstante, se vinculan al formato de publicación para el cual el
trabajo fue inicialmente producido.
Por otra parte, privilegiar el análisis de los textos reglamentarios permite ahondar en el
espíritu de las normas que dan origen a las intervenciones específicas. Las disposiciones
puntuales y los argumentos que sustentan la puesta en función de las mismas pueden
proveernos de un universo de significados sobre las cuales llevar a cabo una tarea de
interpretación de las intenciones inmediatas y mediatas de los enunciados.
En cuanto a las consideraciones de orden teórico, la adopción de la perspectiva de los
estudios de la gubernamentalidad y la utilización de sus herramientas analíticas explican la
aproximación al objeto de estudio y vuelven precisa la definición de algunas de sus categorías.
Reflexionar en torno al “gobierno de la población” supone el uso de una modalidad
particular del concepto de “gobierno”, alejada de sus acepciones institucionalistas. En rigor,
hablaremos del gobierno en un sentido amplio, el cual hace posible la referencia a la dirección
política de un Estado pero además explica el fenómeno del poder en otros ámbitos de su
ejercicio.
"’Gobernar’ no sólo cubre las formas legítimamente constituidas de sujeción
política o económica, sino también modalidades de acción más o menos
consideradas y calculadas, orientadas a actuar sobre las posibilidades de acción de
los otros. Gobernar, en este sentido, es estructurar el posible campo de acción de
los otros” (Foucault, 1988:17).
Así, las prácticas de gobierno suponen la conducción de los comportamientos sociales,
mediante esquemas de intervención concretos que los vuelvan más o menos probables. El
gobierno connota menos a la prohibición estatal de una práctica puntual que a la “conducción
de conductas” mediante regulaciones específicas y dispositivos de seguridad (Giavedoni,
2011).
“Gobernar consiste en conducir conductas, poner en marcha un conjunto de
acciones sobre acciones posibles, incitándolas, induciéndolas, desviándolas,
facilitándolas, dificultándolas, haciéndolas más o menos probables. En el límite
también prohibiéndolas, pero teniendo en cuenta la libertad (las múltiples
acciones posibles) de aquellos a quienes se busca conducir” (Castro, 2014:108).”
El análisis del trabajo se articula a partir de la identificación y la descripción de las
“tecnologías de gobierno” presentes en las iniciativas políticas analizadas, entendiéndolas
como al conjunto de “cálculos, técnicas, aparatos, documentos, formas de proceder a través
de los cuales las autoridades buscan incorporar y dar efecto a sus ambiciones
gubernamentales” (Martínez, 2014:18). Se trata de los procedimientos rutinizados que
“buscan trasladar el pensamiento al campo de la realidad y establecer en ‘el mundo de las
Eje temático: Análisis Político

personas y las cosas’ espacios y dispositivos para actuar sobre esas entidades sobre las que
sueñan y esquematizan” (De Marinis, 1999:15).
Si las tecnologías suponen el apuntalamiento en el plano de ‘lo real’ de un programa de
gobierno, las “racionalidades políticas” expresan el campo discursivo dentro del cual el
ejercicio del poder es conceptualizado (Rose y Miller, 1992) y “forman parte de la manera en
que algo llega a constituirse en problema” (Giavedoni, 2011:41). Las racionalidades políticas
se inscriben en la problematización, en la constitución de un asunto como objeto del
pensamiento; pero al mismo tiempo definen sujetos sociales específicos, asimilando a estos
una serie de caracteres y comportamientos que los clasifican y permiten el establecimiento de
estrategias de intervención sobre los mismos o, en otras palabras, el gobierno de sus
conductas (Giavedoni, 2011).

3. TECNOLOGÍAS DE GOBIERNO EN LAS ASIGNACIONES UNIVERSALES


La presentación oficial del nuevo esquema de asignaciones universales (o mejor, de la
universalización en el acceso a este tipo de beneficios de la seguridad social) giró en torno a
una propuesta discursiva que incluía a las flamantes iniciativas en un programa de lucha
contra la marginalidad y la pobreza extrema, aún en carácter de paliativo de las mismas. Este
espíritu se plasma no sólo en las manifestaciones de la Presidenta Cristina Fernández de
Kirchner, sino también en la letra del Decreto Nº1602/2009. En el Nº446/2011,
correspondiente a la ampliación de la AUH a las mujeres embarazadas, se incluye asimismo
en las consideraciones previas la mención a la mortalidad materna-infantil como indicador
de la desigualdad e injusticia social que la política oficial pretendería combatir.
“Que, como se ha destacado, una medida de tal naturaleza tiene sin embargo
una indudable relevancia en cuanto significa más dinero en los bolsillos de los
sectores más postergados. No implica necesariamente el fin de la pobreza, pero
inocultablemente ofrece una respuesta reparadora a una población que ha sido
castigada por políticas económicas de corte neoliberal” (Decreto N°1602, 2009:1).
“(…) este recurso que, reitero, no va a ser el fin de la pobreza pero confiamos,
como decimos en los considerandos de este decreto (…) que puede constituir un
paliativo para aquellos sectores que todavía no tienen la posibilidad de un trabajo
decente. Pero que quede claro, el objetivo de este gobierno, el objetivo de esta
Presidenta, va a seguir siendo pelear por el trabajo decente” (Fernández de
Kirchner, 2009).
“Que el hecho de que la mortalidad maternal, perinatal y neonatal sea superior
en los estratos de ingresos más bajos, indica que hacer universales los programas
públicos, es una cuestión de equidad y justicia social” (Decreto Nº 446, 2011:1).
Sin embargo, un examen más profundo del corpus normativo de las medidas puede
reportar una serie de conclusiones relativas a otro tipo de finalidades concurrentes al
subsidio económico y sus objetivos inmediatos. Nos referimos particularmente no sólo a la
tarea de dilucidar la existencia de incentivos a la fecundidad -frecuentemente asociados a las
prestaciones monetarias a los nacimientos y a la infancia-, sino también a la de desentrañar -
a partir del análisis de dichas disposiciones- aquellas tecnologías de gobierno diseñadas para
la intervención en los procesos vitales de la población.
El análisis de la norma y de su promoción oficial permite identificar tres finalidades
“Transferencia de ingresos, fecundidad y gobierno de la población: análisis de las tecnologías de gobierno en la AUH y la AE ”
Lic. Philipp Edling

accesorias a las que se dirigen las tecnologías que componen la AUH: la normalización
sanitaria-educativa de sus beneficiarios, la inscripción de sus datos en el sistema de la
seguridad social y la defensa del valor familia.

a) Tecnologías de normalización sanitaria-educativa


“Porque además tenemos que lograr entender todos los argentinos que nadie nunca podrá dejar
de ser pobre si no tiene educación y no tiene salud. Por eso también estas dos cuestiones están
directamente vinculadas” (Fernández de Kirchner, 2009).
Las declaraciones de Cristina Kirchner se dirigen a un aspecto de las normas que sus textos
no habían hecho explícito: las razones de fondo por las cuales el percibimiento de la totalidad
del pago mensual de la AUH queda supeditado a la observancia de los planes de salud y
educación obligatoria. En rigor, quienes cumplan con el registro burocrático en ANSES y
logren dar cuenta de la situación socioeconómica que exige la reglamentación, sólo accederán
mensualmente al 80% del subsidio. El restante 20% será retenido por el organismo de
aplicación y depositado en una caja de ahorro constituida para tal fin y sólo podrá accederse a
este monto una vez al año, tras acreditarse el cumplimiento de los controles sanitarios y del
plan de vacunación (para niños y niñas de 5 años) y el cumplimiento del ciclo escolar lectivo
(de jóvenes en edad escolar, de 5 a 18 años).
Asimismo, para la preservación del beneficio de la AUH de un año al siguiente, se exige la
presentación de la declaración jurada que anexa la documentación mencionada. En el caso de
la AE, por último, el 20% retenido podrá cobrarse a partir del registro de la madre
embarazada en el Plan Nacer (desde 2012 reformulado al interior del programa SUMAR) y a
través de una serie de controles médicos periódicos dispuestos por dicho programa.
Es preciso aquí realizar una serie de consideraciones relativas al régimen de cobro de la
AUH y de la AE. En primer lugar, es relevante señalar que la observancia del calendario de
vacunaciones, de los controles médicos y/o de la asistencia escolar no sólo permite la
renovación interanual de la asignación, sino que reporta el acceso a un pago extraordinario,
equivalente al triple del que el mismo beneficiario recibiera durante los meses anteriores. Si
se tiene en consideración que la AUH es percibida por los sectores de menores ingresos, los
que carecen de beneficios laborales tales como sueldos anuales complementarios o bonos
compensatorios, la diferencia de las cantidades percibidas no representa un aspecto menor en
la configuración de las economías familiares.
Por otra parte, si bien la AUH y la AE se inscriben en el régimen de las asignaciones
familiares a la par de aquellas que perciben las personas empleadas en el mercado formal,
resulta llamativo que las exigencias para la mantención y la metodología de pago de las
primeras supongan un régimen especial. En este sentido, las “asignaciones familiares para
trabajadores” -como el sitio web de la ANSES denomina a las que perciben los sectores del
trabajo registrado- se renuevan de manera automática y no requieren de la presentación de
las libretas de salud y escolaridad previstas en el caso de la AUH y AE. Sus beneficiarios
perciben el “salario familiar” de cada mes de manera íntegra, sin retenciones del tipo de las
puntualizadas anteriormente.
En definitiva, el régimen de pago establecido por estos programas supone un novedoso
acceso de las agencias estatales en la normalización de la asistencia escolar y sobre las
obligaciones sanitarias de niños, niñas y de las mujeres en etapa de gestación. En rigor, este
tipo de normativas que ya eran obligatorias, ahora disponen de un régimen disciplinar que
Eje temático: Análisis Político

sanciona el incumplimiento por la vía onerosa, de manera efectiva e inmediata. La presente, a


todas vistas, constituye una técnica específica de gobierno que exhorta a dar cumplimiento a
las exigencias burocráticas. Al tratarse de una intervención directa sobre un hábito (la
concurrencia a los establecimientos educativos y sanitarios) y que tiene como a una de sus
metas el establecimiento y la regularización de un comportamiento, conviene concebir al
régimen de pago de la AUH/AE como una tecnología de gobierno, en los términos ya
indicados en que las interpretan Giavedoni (2009) y De Marinis (1999). Finalmente, el
monto total de los subsidios sólo podrá ser percibido por los sujetos normalizados en clave
educativa y sanitaria, quienes hayan acreditado frente al Estado el cumplimiento de los
controles impuestos para ellos de manera exclusiva.

b) Inscripción en ANSES
Naturalmente, la solicitud del beneficio de las asignaciones sólo se inicia a partir de la
inscripción de los datos personales de los miembros del grupo familiar en las oficinas de la
ANSES. La documentación a presentar por cada grupo familiar, indicada en el sitio web del
organismo, incluye los títulos de identidad de cada padre, madre e hijo/a, además de
certificaciones negativas que indiquen la carencia de ingresos laborales de los hogares.
Asimismo, el trámite de inscripción al régimen de asignaciones familiares representa para
el Estado la posibilidad de establecer una relación directa con la población constituida como
beneficiaria y acceder a información respecto a ella que no poseería de otra manera. Se asiste
a una serie de instancias formales de normalización de quienes concurren a las Unidades de
Atención Integral que se articulan a partir del apersonamiento mismo de los sujetos. Además
de las entrevistas con los funcionarios públicos, la inscripción en ANSES requiere de la
observancia de una serie de registros, documentos y cálculos dispuestos de antemano por el
organismo, los que en términos de Rose y Miller (1992) componen a las tecnologías de
gobierno.
“Necesitamos estudiar los humildes y mundanos mecanismos mediante los
cuales las autoridades hacen posible el gobierno: técnicas de notación,
computación y cálculo, procedimientos de medición y evaluación, la invención de
dispositivos como encuestas y modos de presentación de datos como tablas, la
estandarización de los sistemas para la práctica y el inculcamiento de hábitos, la
inauguración de especifismos y vocabularios profesionales” (Rose y Miller,
1992:183).
Vale señalar que, en general, los sectores recluidos en el mercado laboral informal poseen
lazos más débiles o menos consolidados frente a una serie de instituciones públicas que
aquellos que se encuentran trabajando “en blanco”. De estos últimos se conoce no sólo el
lugar en el que se encuentran empleados: sus salarios son asimismo objeto de gravámenes y
sus aportes jubilatorios robustecen el sistema previsional.
En este punto resulta pertinente, además, detenerse en la que puede entenderse como a
una configuración estratégica de la AUH y la AE, esto es, aquellos usos de la tecnología de
gobierno “no contemplados inicialmente en sus finalidades manifiestas, pero tampoco del
todo desligados de la racionalidad que la orienta” (Giavedoni, 2009: 311) y que se expresa en
el acceso de los beneficiarios a la órbita del sistema financiero y crediticio. En este sentido,
vale señalar que los montos retenido de cada pago mensual son reservados por ANSES en
una Caja de Ahorro del Banco Nación al nombre del titular de la AUH/AE, sin costo para los
“Transferencia de ingresos, fecundidad y gobierno de la población: análisis de las tecnologías de gobierno en la AUH y la AE ”
Lic. Philipp Edling

beneficiarios. Así, las asignaciones agregan una utilidad al registro de datos de sus
beneficiarios a la Administración de la Seguridad Social, la cual está dada por la apertura de
una cuenta bancaria que, en virtud de su desligamiento del mercado laboral formal, puede
constituir la primera (o lo que es igual, la única) para los sujetos que perciben el subsidio.
Amén de las repercusiones que puede significar para el consumo interno y para la
actividad económica la inyección de una partida que en 2017 superó los $50.000 millones
(ANSES, 2018), interesa destacar la relevancia del ingreso al sistema financiero de un
contingente poblacional de la magnitud del caso. Si se tiene en cuenta que más de dos
millones de hogares reciben mensualmente el dinero en una caja de ahorro y que la existencia
de esta posibilita el acceso a una serie de herramientas adyacentes que van desde una tarjeta
de débito a la creación de un scoring crediticio (el cual hace viable la concreción de
operaciones a crédito), las implicancias de las técnicas de gobierno en materia financiera son
insoslayables. Kliksberg y Novacovsky (2015) hacen notar que, más allá de que el grueso del
dinero de la AUH se dirige a la satisfacción de necesidades básicas, los beneficiarios también
ven facilitado el ingreso a operaciones a cuotas en casas de financiamiento, las que adaptan
sus políticas comerciales a los nuevos sujetos que constituyen la demanda.

c) Defensa del valor familia


AUH y AE se inscriben en el régimen de asignaciones familiares, por lo que no implica
novedad que la discursividad articulada en torno a los programas implique la defensa de la
institución familiar como núcleo básico del entramado social. Los beneficios, en este sentido,
se perciben por hijo o hija, pero son abonados a título de sus progenitores (o, en su defecto,
de sus tutores) y en función de su inserción en los esquemas laborales.
“Existe consenso entre la comunidad y las instituciones sobre la urgencia en
implementar medidas que permitan combatir la pobreza así como brindar apoyo y
asistencia a las familias como núcleo de contención natural y bienestar de la
sociedad, mediante la adopción de medidas de alcance universal” (Decreto N°
1602, 2009:1).
Al respecto, dos continuidades con la tradición normativa argentina merecen ser
puntualizadas. En primer lugar, la persistente vinculación de las familias con hijos (menores)
y los beneficios sociales ligados al combate de la pobreza. La interpretación de la
descendencia como un aspecto de cuidado fundamental para la sociedad ha dado origen a las
asignaciones por nacimientos y constituye el motivo por el que estas son catalogadas de
manera frecuente como políticas pronatalistas. No obstante, es preciso puntualizar que ni el
decreto que reglamenta la AUH, ni las palabras de presentación de la medida a cargo de la
Presidenta, ni el detalle que consigna la página web de la ANSES expresan guiño alguno hacia
aspectos ligados a una política demográfica determinada. En este caso, la consagración del
subsidio a este tipo de grupos familiares parece guardar relación con la intervención sobre el
fenómeno de la pobreza durante la niñez y la adolescencia, etapas vitales entendidas como
críticas para la interrupción de la reproducción cíclica e intergeneracional de la pobreza
(Kliksberg y Novacovsky, 2015).
Por otra parte, y a pesar de que la norma no establece prioridad alguna entre los
progenitores para la titularidad de la AUH (el artículo quinto sólo indica que ésta puede ser
cobrada por los padres, tutor, curador o pariente por consanguinidad hasta el tercer grado),
la práctica administrativa ha dispuesto que sean mayoritariamente las madres quienes la
Eje temático: Análisis Político

perciban. Nuevamente en este punto se hace visible una continuidad histórica en materia
normativa, reforzando el binomio madre-hijo presente en toda la legalidad ligada a la familia
(Nari, 2004). Sin hacer alusión directa a este aspecto, la Presidenta da cuenta de este
fenómeno:
“La historia de las asignaciones familiares surge porque a nosotras las mujeres,
como la mayoría estaba a cargo de los hijos, no nos empleaban en el mercado
laboral, porque tenían que pagar asignación a la mujer. ¿Qué se hizo entonces? Se
diseñó que la asignación familiar fuera pagada por el Estado para evitar la
discriminación de la mujer y así surge la historia de la asignación familiar por hijo
para defender a un grupo vulnerable en ese momento, las mujeres, y para acabar
con las discriminaciones” (Fernández de Kirchner, C., 2009).
Al mismo tiempo, el sitio web de la ANSES establece en el apartado relativo al trámite de
la AUH que el beneficio es cobrado por uno de los padres, priorizando a la mamá, disposición
que no responde a ninguna de las cláusulas del decreto 1602 ni de la Ley 24.714 de
Asignaciones Familiares, que éste modifica. En este sentido, la AUH ha sido cobrada desde
sus inicios mayoritariamente por las madres, quienes asumían su titularidad en un 78,2% de
los casos en noviembre de 2009 y llegando al 97,5% exactamente cuatro años después, en
noviembre de 2013 (Kliksberg y Novacovsky, 2015).

4. BALANCES
A través de lo expuesto, el análisis de los textos normativos de la AUH y la AE torna
inviable la concepción de éstas como estrategias de gobierno de la natalidad. Es posible
concluir en este sentido a partir de dos tipos de argumentos, explicitados en las páginas
previas.
En primer lugar, hemos observado que la discursividad estatal en torno a la presentación
de las iniciativas carece de referencias a las categorías demográficas de la natalidad o de la
fecundidad (hecho que implica un quiebre con experiencias previas de gobierno institucional
argentino) y se concentra en las proclamas que priorizan la perspectiva de la justicia social. El
segundo -y primordial- argumento, sin embargo, se presenta a partir del análisis de las
disposiciones particulares de los programas, cuyo análisis no devela la existencia de
predilecciones hacia el gobierno de la fecundidad -en general-, o hacia utilidades
pronatalistas -en particular-.
Puntualmente, los límites establecidos en la cantidad de beneficios por grupo familiar no
se explican al interior de una racionalidad poblacionista: un hogar que percibe la AUH no
puede cobrarla por más de cinco de sus hijos menores, aún si contara con seis o siete.
Análogamente, la AE no “premia” los embarazos múltiples y sólo abona una prestación a la
mujer embarazada, independientemente si se encuentre en gestación de más de un niño o
niña a la vez. De manera accesoria, tampoco se localizan en la producción normativa del
período beneficios de orden económico o impositivo hacia las familias numerosas, como los
implementados en otros órdenes temporales (Di Liscia, 2000).
Aun cuando la existencia de un programa de gobierno de la fecundidad no implica la
inmediata consecución de las metas pronatalistas, cabe señalar que las tasas de fecundidad y
de la natalidad a partir de 2009 no han revertido sus tendencias declinantes, ni se observa un
aumento significativo en las dimensiones de la problemática del embarazo adolescente
“Transferencia de ingresos, fecundidad y gobierno de la población: análisis de las tecnologías de gobierno en la AUH y la AE ”
Lic. Philipp Edling

(INDEC, 2013; Sohr, 2012; Kliksberg y Novacovsky, 2015).


Con todo, si las tecnologías en análisis no parecen interferir deliberadamente en el ritmo o
en la magnitud de la reproducción humana de la población argentina, se han señalado otros
procesos sociales que sí son normalizados a partir de la puesta en práctica de ciertas
tecnologías de la AUH y la AE, como la asistencia escolar y a centros médicos de ciertas
poblaciones. En este sentido, es revelador el apremio hacia los sectores poblacionales a los
que los programas apuntan (los estratos bajos y medios-bajos, desligados del mercado laboral
formal) para que normalicen algunos de sus comportamientos sociales como prerrequisito
para la percepción de las asignaciones. Al respecto, hemos insistido previamente en las
potencialidades de las tecnologías de gobierno en las acciones de “conformar, normalizar,
guiar, instrumentalizar las ambiciones, aspiraciones, pensamientos y acciones” (De Marinis,
1999:15) de segmentos poblacionales concretos. Asimismo, resulta oportuno recordar que las
asignaciones familiares para trabajadores registrados (reguladas, al igual que la AUH y la AE,
por la Ley Nº 24.714) carecen de los mencionados condicionamientos para la percepción de
los beneficios.
Pero si las regulaciones normativas en análisis identifican al núcleo familiar
(estrictamente, a las familias pobres) como al dispositivo predilecto para la intervención y la
regularización de prácticas sociales concretas, configuran también la promoción de cierto
modelo familiar y de determinados roles al interior del mismo. Puntualmente, el crecimiento
sostenido de la titularización materna de la AUH puede contribuir a la reflexión acerca de las
continuidades de la iniciativa con la tradición normativa argentina, que ha conferido a las
madres las responsabilidades primordiales en la crianza de la prole y el cuidado del hogar.
“La ampliación de derechos relacionados con la igualdad de género no ha
logrado trastocar los cimientos maternalistas de la nueva protección social (…) la
salud de las mujeres adquiere el estatus de un factor pasible de ser atendido sólo
en el momento del control del embarazo (…) y lo que queda por fuera de las
contraprestaciones es la atención de la salud sexual y reproductiva de las mujeres
más allá de los meses de gestación lapso que, en rigor, representa la mayor parte
de sus vidas (…) esta omisión de una mirada integral en el diseño de los planes
pone de manifiesto que las mujeres destinatarias son percibidas por el Estado
como madres antes que como personas con necesidades particulares y sujetos de
derechos en su ley” (Faur, 2014:187-188).
Por último, una serie de instancias y procesos administrativos formulados de antemano y
relacionados a la práctica burocrática, dan forma a la relación de las familias beneficiarias
con las instituciones públicas que las asignaciones universales auspician. Quienes solicitan el
beneficio económico deberán ajustarse a una serie de cálculos y categorías previstas en una
grilla estandarizada, respetar ciertos patrones de comportamiento y adoptar ciertos
conceptos para la concreción exitosa de los trámites. Asimismo, en virtud del otorgamiento
de herramientas financieras para la percepción del subsidio, las familias perceptoras de los
beneficios verán reformuladas sus prácticas de consumo y financiación, aspecto que influirá
también en la determinación de estrategias comerciales de los oferentes de bienes y servicios.
En definitiva, se asiste a una de las facetas características del ejercicio del poder,
manifestado a través de la aplicación de políticas públicas: la producción de sujetos sociales
con determinados modos de vivir y de hacer. El poder asume también una faceta productiva:
Eje temático: Análisis Político

la generación de sujetos cuyos comportamientos conduce. Quien titulariza una AUH/AE


enfrenta una serie de flamantes condicionamientos, capaces de incidir en sus prácticas y la de
sus grupos familiares en lo referente a su relación con el consumo, el crédito y las
instituciones públicas.
Las herramientas analíticas de la perspectiva de la gubernamentalidad nos proporcionan
un acercamiento cualitativamente diverso al fenómeno estatal, permitiéndonos "abordar el
problema del Estado no en términos normativos sino en su carácter de reproductor del orden
social” (Martínez, 2014:24) y visualizar las formas en la que se programan las estrategias de
intervención, cómo se constituyen a los sujetos y a los objetos a gobernar y cómo se
establecen políticamente las prácticas sociales “adecuadas”.
A fin de poner en cuestión y complejizar el análisis realizado de las disposiciones
normativas de estas iniciativas, resulta conveniente avanzar hacia una nueva propuesta
metodológica que permita profundizar o reconsiderar las conclusiones aquí presentadas.
Puntualmente, entendemos que próximas investigaciones deben orientarse al análisis de los
aspectos ligados a la implementación de las políticas públicas y la interrogación epistémica de
las voces de los sujetos a los que las asignaciones universales gobiernan. Aun habiendo
relegado tales objetivos, este artículo pretende constituirse en una plataforma de base para el
avance futuro en el estado actual de conocimiento del objeto.

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La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argenti-
na y Alemania (1890-1914)*
Lic. Robert J. Kranz
Licenciado en Ciencia Política (UNL)
CAI+D Identidades colectivas, culturas políticas y saberes especiali-
zados en la construcción del Estado y lo político. Argentina de un
cambio de siglo a otro (siglo XX – XXI) a cargo de la Dra. N. Bacolla

r.j.kranz@gmx.de

Tanto el Partido Socialista de Argentina (PSA) como Both the Argentinian Socialist Party (PSA) and the
el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) fueron afi- Social Democratic Party of Germany (SPD) were affilia-
liados de la Segunda Internacional Socialista, organi- tes of the Second Socialist International, the organisa-
zación en la cual se coordinaban e intercambiaban los tion that between 1890 and 1914 served as a league for
diferentes partidos socialistas entre 1889 y 1914. El coordinated action and exchange between the socialist
SPD ocupó un rol de liderazgo en la heterogeneidad de parties of the different nations. The SPD held a promi-
organizaciones socialistas de la Segunda Internacional nent position among the heterogenous socialist orga-
y por diversas especificidades el “modelo alemán” se nisations of the Second International and because of
convirtió en el ejemplo del “partido socialista de ma- various specificities, the “German Model” was establis-
sas”, presente en diferentes aportes de la teoría políti- hed as the pattern of the socialist mass party in different
ca. political science theories.
Debido a esas características se presenta como orga- These properties turn the SPD into the appropriate
nización adecuada para la comparación con el PSA, el organization for the comparison with the PSA, which
cual se consolidó como expresión partidaria socialista consolidated as a party between 1890 and 1914. In the
en la Argentina entre 1890 y 1914. En el artículo se present article we will compare the complexity of the
compararán los grados de complejidad de los respecti- corresponding social and political environments, the
vos ambientes sociopolíticos en los cuales ambos parti- relations with other actors that claim presence in the
dos se vieron insertos, con énfasis especial en las rela- party’s “hunting domain” and, according to Angelo
ciones con los diferentes actores presentes en los Panebianco, the possibilities of environmental control.
“territorios de caza” y -siguiendo a Angelo Panebianco- Through the comparison, we will partially respond as
las posibilidades de control ambiental. well to the reasons that conditioned the parties unlike
Mediante la comparación se intentará parcialmente positions in their respective political systems, as to the
dar respuesta a las razones por las cuales ambos parti- difficulties that the PSA encountered in its quest for
dos socialistas alcanzaron posiciones diferentes en sus gaining leadership among the Argentinian labour mo-
respectivos sistemas políticos y las dificultades que el vement.
PSA encontró para establecer un liderazgo en el movi-
miento obrero argentino.

Fecha de recepción: 28/06/2018 - Fecha de aceptación: 17/12/2018

INTRODUCCIÓN
Tanto el Partido Socialista de Argentina (PSA) como el Partido Socialdemócrata Alemán
(SPD) fueron afiliados de la Segunda Internacional Socialista, organización en la cual se

* Elpresente artículo resulta de una más amplia investigación comparativa entre ambos partidos, realizada en el
marco del trabajo final de carrera de la Licenciatura en Ciencia Política de la Universidad Nacional del Litoral
(UNL). El mismo lleva el título “¿Qué partido para las masas? Una comparación entre el partido socialista ar-
gentino y el partido socialdemócrata alemán entre 1890 y 1914”. Una versión abreviada de este artículo fue pre-
sentada en el panel “Programa de actividades científicas y tecnológicas (PACT) Política y cultura: actores, proce-
sos e instituciones” durante las 4tas Jornadas de Ciencia Política del Litoral (UNL 16-18/05/20018).
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

coordinaban e intercambiaban los diferentes partidos socialistas entre 1889 y 1914. La


Segunda Internacional, cuya existencia se enmarcó en la ampliación (en diversos casos hacia
la universalidad) de los sufragios y el surgimiento de los partidos políticos “modernos”
correspondientes a las nacientes y crecidas sociedades de masas, brindó una amplia variedad
de formas de organización estructural interna a través de sus diversos integrantes. Entre esa
heterogeneidad organizativa, el SPD, con su -así llamado- “modelo alemán”, ocupó un rol de
liderazgo. Eso se debía tanto a su tamaño en cuanto a números de afiliados y adhesión
electoral, la fuerte base doctrinaria y las destacadas posiciones de sus principales
intelectuales, como también al poder financiero con el que contaba el partido alemán. La
socialdemocracia alemana fue capaz de generar un importante crecimiento electoral a partir
de 1890, que culminó en una mayoría parlamentaria virtual en 1912. El programa partidario,
aprobado en Erfurt en 1891, fue adoptado por diferentes partidos de la Internacional y
considerado como una especie de paradigma de programa partidario socialista. De esas
características derivó la traducción de la estructura del SPD como modelo del “partido
socialista de masas”, con una acentuada presencia en diferentes aportes de la teoría política.
Debido a sus rasgos “modélicos”, los cuales en ocasiones son equiparados con un prototipo
teórico del “partido socialista de masas” y se acentuaron entre las diversas formas
organizativas que se hicieron presentes en la Segunda Internacional “llena de casos
especiales” (Sassoon, 2010: 11), el SPD se presenta como partido de orientación socialista
indicado1 para la comparación con el PSA. Este se consolidó como expresión partidaria
socialista en la Argentina durante el periodo de existencia de la Segunda Internacional. En
ese contexto de auge de la coordinación intersocialista, los dirigentes del socialismo
argentino efectivamente se guiaron en diferentes rasgos estructurales y doctrinarios de los
ejemplos europeos para el afianzamiento organizativo del partido. Quienes lograron
imponerse como cúpula partidaria, desde temprano optaron por una vía reformista y el
establecimiento de un partido político moderno, acorde a la noción del enfoque preferencial
en la “acción política”2, consentida en el marco de la Segunda Internacional. La orientación
en los precedentes europeos, sin embargo, siempre estuvo signada por la aspiración de
adaptar las interpretaciones del socialismo acordes a las necesidades específicas que requería
el modelo sociopolítico y económico de la Argentina. En el presente artículo se compararán
los grados de complejidad de los respectivos ambientes sociopolíticos en los cuales se vieron
insertos PSA y SPD, con énfasis especial en las relaciones con los diferentes actores presentes
en los “territorios de caza” y -siguiendo a Angelo Panebianco- las posibilidades de control
ambiental derivadas de las características particulares de los escenarios locales que ambos
partidos encontraron. Además, se realizará una comparación según los umbrales en el
camino de cualquier partido “nuevo” que intenta consolidarse en un determinado sistema
político, propuesto por los sociólogos Seymour Lipset y Stein Rokkan en un reconocido
modelo elaborado en 1959.

1A lo largo del presente artículo se hará decididamente énfasis en la acentuada diferencia de los escenarios en los cuales am-
bos partidos se vieron insertos. Aquí sin embargo el enfoque comparativo primario yace en las propiedades compartidas por
ambas organizaciones de representar “partidos políticos de orientación socialista” en el lapso temporal determinado.
2 Aquínos referimos a la acción política-parlamentaria como método de acción en relación con el reformismo como procedi-
miento indicado para la transformación social
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic.

Mediante el cotejo se intentará, parcialmente3, dar respuestas a las razones por las cuales
los partidos socialistas analizados en posterioridad al periodo analizado jugaron roles
diferentes en sus respectivos sistemas políticos y destacar las dificultades que el PSA
encontró para establecer un predominio en el movimiento obrero argentino.

COMPETENCIA POR EL TERRITORIO DE CAZA


El enfoque se centrará, principalmente, en un aspecto considerablemente complejo, ya que
las relaciones que los partidos socialistas mantuvieron con los demás actores políticos y
sociales dependían en un grado elevado de las configuraciones locales específicas de los
respectivos ambientes políticos. Estas configuraciones se insertan en la teoría de los clivajes
sociales de Seymour Lipset y Stein Rokkan en combinación con la idea de “control sobre el
ambiente inmediato” que propuso Angelo Panebianco.
El clivaje entre trabajo y capital, como resultado de la “Revolución Industrial”4, en el
modelo sociológico elaborado por Lipset y Rokkan5 representado por la lucha de clases -tanto
económica como sociocultural- entre “obreros y burguesía”, se manifestó en “una diversidad
de sindicatos y partidos socialistas de ámbito nacional” (Lipset y Rokkan, 1992: 253). El
ambiente clasista, en el contexto del surgimiento de diferentes formas de representación
política y/o económica a consecuencia de los procesos de industrialización, por lo tanto,
representa un escenario de competencia entre diferentes agentes, y según el número de
participantes6 las condiciones de dominación ambiental se pueden ubicar entre los polos de
simpleza y complejidad.
La aptitud de control sobre el ambiente inmediato, en el caso de los partidos socialistas
principalmente los estratos medio-bajos y bajos, ocupó un rol importante en el desarrollo
partidario (en cuanto a captación de afiliados y votos) y por lo tanto su éxito en el territorio

3 En el contexto de la investigación más amplia que encuadra el presente artículo, se realizó una serie de cotejos entre ambos
partidos según diferentes factores que podrían haber incidido en los posicionamientos dispares de ambos partidos en sus
respectivos sistemas políticos. Así fueron comparadas las estructuras organizativas, las articulaciones con los fervores nacio-
nalistas, presentes en la época. También se hizo énfasis en los debates doctrinarios internos y la realización efectiva de la
“acción política”.
4 Lipset y Rokkan distinguieron dos procesos paralelos en la construcción de los Estados Nacionales modernos, la

“Revolución Nacional” y la “Revolución Industrial”. Los conflictos abiertos en los jóvenes Estados-naciones entre “la cultura
central que construye la nación y la resistencia creciente de las poblaciones sometidas de las provincias y periferias, étnica,
lingüística o religiosamente diferenciadas”, como también entre el Estado central y la Iglesia fueron encasillados a modo de
desenlaces de la “Revolución Nacional” (Lipset y Rokkan, 1992: 245). A su vez Lipset y Rokkan ubicaban a los conflictos, por
intereses económicos contrapuestos, entre centros urbanos y las zonas rurales, como también los conflictos entre trabajo y
capital surgidos en los mercados de trabajo capitalistas dentro de la categoría “Revolución Industrial”
5 Aquí parece pertinente, aclarar que, a pesar de haber sido elaborado casi seis décadas atrás, el modelo propuesto por los

sociólogos, al menos para el propósito de la presente investigación, mantiene su vigencia para el análisis de los sucesos his-
tóricos relacionados con el surgimiento y la consolidación de los partidos políticos “modernos” en el contexto de los procesos
de industrialización y las resultantes transformaciones sociales, especialmente los crecimientos exponenciales de las socie-
dades y los sectores proletarios urbanos. A la vez que ambos partidos, como sujetos del análisis histórico-político, se consoli-
daron en tiempos anteriores al cierre del “mercado de apoyo” que los autores identificaron. Por lo tanto, debido al lapso
temporal concluido que nuestro análisis abarca, es posible inscribir diferentes observaciones de las características de los
procesos relacionados con las consolidaciones organizativas en el estudio realizado por Lipset y Rokkan. Probablemente
surgirían complicaciones en la aplicación del modelo a los “partidos posindustriales” más recientes, ya que no abarca su sur-
gimiento ni tampoco prevé al fenómeno de las organizaciones electoralistas/movimentistas y los fenómenos relacionados
con las fracturaciones sociales que se comenzaron a acentuar con posterioridad a la elaboración y publicación del escrito del
dúo sociológico en 1959.
6 También influyen las configuraciones externas que actúan sobre las organizaciones, entre ellos los factores incluidos en los

umbrales de institucionalización que propusieron Lipset y Rokkan, que serán tratados más abajo.
7 Angelo Panebianco definió al territorio de caza de la siguiente manera: “la reserva sobre la que la organización establece

sus derechos y en relación con la cual se define la identidad organizativa y se establecen relaciones de conflicto (lucha por los
mismos recursos) y de cooperación (intercambios de recursos diferentes) con las demás organizaciones” (Panebianco, 1990:
47).
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

de caza electoral7, que se tradujo en la posición a ocupar en el respectivo ambiente político.


Esto, además, se relaciona con la estabilidad organizacional, la cual, según Panebianco, juega
un rol determinante en el control del ambiente, las organizaciones que contaran con una
fuerte institucionalización se encontrarían con cierto control de las inconsistencias que
presenta el escenario electoral. “El grado de control que el partido” fuera capaz de desplegar
en ese ambiente también dependería del “grado de complejidad del escenario” (Panebianco,
1990: 398). Esa complejidad está, primordialmente, ligada a la existencia de otros partidos
que actúan sobre el mismo territorio de caza. Un partido con varios competidores se
encuentra en un ambiente electoral “muy complejo y altamente imprevisible” y rige la
amenaza de perdida de la identidad distintiva cuando surgen nuevos partidos de un sello
semejante, con más éxito de atraer al electorado base8 (Panebianco, 1990: 400).
Aquí encaja la adaptación al ambiente versus el predominio de este, como un dilema
organizativo en la fase de consolidación institucional. Dicho dilema se refiere a “la
multiplicidad de relaciones con el entorno”, y cómo algunas organizaciones se insertan de
manera pasiva al ambiente, adaptándose a los requerimientos externos, mientras que otras
adaptan el ambiente según sus propias necesidades, transformando el entorno (Panebianco,
1990: 43). Las condiciones ambientales son decisorias para el tipo de inserción que un
partido lleva a cabo. Así como ciertos ambientes brindarían más disponibilidad a ser
dominados que otros, lo cual se relaciona con su grado de simpleza o complejidad,
Panebianco a la vez identificó una pluralidad de escenarios interdependientes en los cuales
los partidos políticos operan. El control y la inserción en sus respectivos ambientes
representó un desafío compartido por ambos partidos socialistas analizados en la presente
investigación.

EL GUÍA DEL SENDERO OBRERO – EL AMBIENTE ALEMÁN Y EL SPD


En el caso del SPD es posible identificar un posicionamiento bífido. El partido
socialdemócrata ejerció un dominio sobre el ambiente obrero mientras que se adaptó al
ambiente político-parlamentario, en el cual no tuvo una posición de poder acorde a los votos
obtenidos en las elecciones federales9 a consecuencia de “la impotencia del parlamento”
imperial (Weber, 2010: 1076). Debido a la configuración de poder establecida en la
Constitución Imperial de 1871 el káiser disponía de la facultad de nombrar y disolver el
parlamento (Reichstag), ante cualquier percepción negativa. Esa impotencia derivó en una
situación en la cual los funcionarios estatales disponían de más poder efectivo que los
integrantes del parlamento, lo cual le agregaba un considerable grado de importancia a la
ocupación de dichos puestos por parte de profesionales provenientes de los diferentes
partidos políticos.
La estructura del sistema político imperial a su vez no comprendía la división republicana
en tres poderes y le concedía un peso decisivo al Reino Prusiano, cuyo monarca también
ocupaba el trono del káiser. El parlamento de esa manera vio limitado a su margen de
decisión y las funciones asignadas constitucionalmente se recortaban a los proyectos de ley,

8 En el caso del PSA, el electorado base no existía de manera considerable hasta 1912, debido a las limitaciones impuestas
por el sistema político pre-Ley Saenz Peña.
9Y a nivel subnacional debido a los mecanismos restrictivos para traducir los votos en escaños a consecuencia del sufragio
de tres clases vigente, entre otros, en Prusia, el Estado predominante en la Federación .
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

la aprobación de leyes y el otorgamiento del presupuesto al gobierno imperial.


El Reichstag a la vez estaba a cargo de la supervisión del canciller, cabeza del gobierno,
función que, debido a la cercanía de éste con el káiser (quién lo nombraba), se tradujo en un
control parlamentario más bien virtual que real del primero. El canciller también encabezaba
el consejo federal (Bundesrat), el órgano constitucional supremo y la instancia de aprobación
de las leyes votadas en el Reichstag. A esta facultad se sumaba el control del Poder Ejecutivo,
compuesto por ministros y secretarios estatales, a la vez que el Bundesrat, que el canciller
encabezaba, podía vetar los proyectos provenientes del Reichstag10. Como se puede deducir
de la organización y el carácter monárquico del sistema político alemán, los márgenes de la
“acción política” efectiva a disponibilidad del SPD, se definían como limitados, aún luego de
consolidación del partido en el escenario político. Un obstáculo considerable en la vía
parlamentaria fue el hecho que el SPD, a pesar de representar la fuerza más numerosa en el
Reichstag, se encontraba en una posición de “oposición no-participante”, considerándose
como un paria de la sociedad política imperial que sin embargo estaba presente en las
instituciones políticas del Reich como “opositor irreconciliable” (Nettl, 1965: 67).
De lo contrario, en la competencia por el dominio de los sectores subalternos, el SPD,
según Panebianco, “no tenía competidores creíbles: su ambiente era […] relativamente
simple”, por lo tanto, no tuvo que luchar una batalla exhaustiva de suplantación contra
determinados rivales y lo cual permitió la concentración en la ampliación y el
perfeccionamiento de la organización del proletariado, que culminó en la creación y
dominación del milieu obrero (Panebianco, 1990: 400). Otro factor importante para el
ambiente en el cual operaba el SPD, resultaba de los acuerdos políticos entre sectores
liberales de las zonas urbanas y los Junker (latifundistas), actores que no brindaron
importancia a la adhesión electoral de los sectores bajos. Como resultado el SPD, aparte del
caso limitado del Zentrum (el partido confesional católico de orientación moderada) y los
sindicatos católicos adheridos, no tuvo competencia en su territorio de caza. La ausencia de
otras expresiones políticas en representación del proletariado resultó directamente de las
fuertes restricciones a consecuencia de las leyes antisocialistas, vigentes entre 1878 y 1890.
Dicha legislación fue inducida por el entonces canciller del Reich, Otto von Bismarck y
apuntaba al doblegamiento del movimiento obrero alemán y el SPD en particular. El temor
hacia la creciente influencia socialdemócrata fue tal, que las leyes fueron acompañadas por
una serie de reformas sociales con el fin de contener las demandas proletarias. Durante esa
fase el partido, al igual que las actividades del trabajo organizado, se encontraba proscritos.
Sus políticos solamente se podían desempeñar de manera individual y sin la etiqueta
partidaria en los parlamentos de la federación imperial. Debido a la prohibición, la represión
y el consecuente antagonismo entre estado y partido, todas las corrientes de izquierda,
presentes en la Alemania imperial, se articulaban por dentro de la etiqueta partidaria.
Este cuasi monopolio de la dirección obrera se expresó en las bibliotecas populares, las
escuelas obreras, los clubes de todo tipo, desde el canto hasta las competencias deportivas en
las cuales se medían exclusivamente proletarios etc., en su conjunto conocido como milieu
obrero. Dicho milieu se puede pensar como una contra-sociedad, una construcción
emprendida por parte de los estratos bajos con el SPD a la cabeza, a consecuencia de la

10 A esto hay que sumarle que la construcción bismarckiana del sistema político establecía a Prusia como Poder de Veto en
el Consejo Federal, ya que ocupaba 17 bancas de manera permanente mientras que el número necesario para vetar una ley
consistía en 14 votos.
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

marginación sufrida a manos de los demás estratos que componían la sociedad imperial. El
milieu jugó un rol clave en el célebre “Estado dentro del Estado”11, cuyos “ciudadanos”
desarrollaban su vida social dentro de los límites de este. A su vez fue un pilar fundamental
del “modelo alemán”, basado en el enraizamiento total en el milieu y la simultanea
conducción política y social del mismo, una característica que le aseguraba altos números
electorales a la socialdemocracia. A esto se sumaba la libertad absoluta de expresión de
opiniones en los congresos partidarios, en conjunto con un fuerte sistema de democracia de
base que aseguraba la cohesión interna a pesar de la presencia de diferentes corrientes
interpretativas del socialismo en su interior.
El dominio del partido socialdemócrata alemán también tiene una explicación
organizativa, ya que según Panebianco “cuanto más elevada sea la institucionalización, en
mayor medida la subcultura del partido presentará los rasgos de una sociedad dentro de la
sociedad” (Panebianco, 1990: 129).
Así el partido, en su característica de Sozialeghettopartei12, obtenía la adhesión de la clase
obrera, tanto en cuanto al voto por el socialismo como por las ideas y valores que ese
representaba. Eso se logró mediante la constante presencia del partido en la vida cotidiana
del obrero alemán promedio de la época. “Clase” no fue por lo tanto solamente un término
sociológico para describir al milieu, sino una realidad diaria para los proletarios quienes
sufrían un “acceso restringido a la participación plena en la sociedad guillermina” (Hofrogge,
2011: 82). El milieu a su vez nació del proceso de aislamiento del partido de la sociedad
imperial, a consecuencia de las leyes antisocialistas. Durante esa fase, en el interior del
partido, se desarrolló un fuerte sentido de antagonismo en la relación con los demás sectores
sociales a base de una noción de “lucha de clase irreconciliable”, que luego se convirtió en un
tema central como demuestran los debates internos que giraban en torno a las alianzas con
otras agrupaciones (Steinberg, 1967: 91).
Un caso especial dentro del milieu obrero representa la relación entre el SPD y los Freie
Gewerkschaften (Sindicatos Libres, FG). Estos últimos fueron inicialmente considerados
como una mera herramienta para la lucha de clase, emprendida bajo el comando del partido.
A consecuencia se encontraban en una posición subordinada, y actuaba como un medio para
fortalecer la acción del SPD, en función de “escuela de lucha de clases” (Hofrogge, 2011: 120).
Allí, según las ideas de los dirigentes socialistas, se formarían los trabajadores conscientes de
la relación de explotación. Esta formación política, mediante la instrucción económica se
desarrollaba a través de la promesa de mejoras materiales y la instrucción en el conflicto
entre trabajo y capital. De esa manera, según el principal funcionario sindicalista Karl Legien,
el socialismo “llegaría mejor a las capas de obreros indiferenciados” y por lo tanto
representaría “una escuela mucho mejor que la organización política, para la formación de
trabajadores de carácter fuerte, dispuestos al sacrificio” (K. Legien, 1893, en: Schulz, 1976:
290).
En la visión de los pensadores socialistas alemanes, los sindicatos por lo tanto brindarían

11 Tal como lo denominó Robert Michels (Michels, 1979, II: 182).


12Lipset y Rokkan explican que, debido a las barreras sociales rígidas, el estatus del obrero aparecía como “condición vitali-
cia”, sin “posibilidades de promoción” de clases, es decir el ascenso social y que la consecuente marginación habría llevado a
los obreros a “aislarse de la cultura nacional y a formar Sozialeghettoparteien; movimientos fuertemente ideológicos que
pretendían aislar a sus miembros y simpatizantes de las influencias de la atmósfera social del entorno” (Lipset y Rokkan,
1992: 254).
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

un ejército permanente, formado para ser utilizados llegado el “Día X”, fiel a la teoría del
Revolutionärem Attentismus desarrollada por su principal intelectual, Karl Kautsky. Esta
doctrina se basaba en la convicción de que la revolución socialista era un hecho que iba a
suceder en el futuro siguiendo una ley natural que implicaba el derrumbe del sistema
capitalista y, por lo tanto, no debía ser impulsada mediante la acción violenta. El rol del
partido consistiría entonces en la organización y educación de la clase trabajadora con la
finalidad de prepararla para la llegada de ese momento. Un factor de la relativa debilidad de
los FG en la década de 1890 yace en la estructura misma del trabajo organizado en la
Alemania imperial, donde cada profesión contaba con su propia asociación de interés
autónoma, y a consecuencia existía la situación común de varios sindicatos operando,
negociando y compitiendo en paralelo.
La división de trabajo socialista jerarquizada, con las metas de mejoras socioeconómicas
perseguidas por los sindicatos subordinadas al fin último del partido, había sido
profundizada durante las leyes antisocialistas. En esa etapa el brazo político del movimiento
obrero, en forma de los parlamentarios, pudo operar con alcance limitado despojado del sello
partidario, pero operar al fin, a diferencia de los sindicatos cuya acción había sido prohibida
por completo por parte del gobierno del Canciller von Bismarck.
Esta relación de poder entre el partido y los FG cambió con la culminación del proceso de
consolidación del liderazgo de Legien, quien, en los procesos de refundación y reorganización
posteriores 1890, el año de la derogación de la legislación hostil, logró aumentar la
centralización de la organización sindical mediante la creación de un órgano de coordinación,
la Comisión general. Esa centralización a su vez incrementó la combatividad en la lucha
económica y de esa manera fortaleció la posición de los FG dentro del movimiento obrero
alemán13.
Como hemos indicado, el SPD se encontró con una situación ambiental relativamente
simple, los competidores por el liderazgo del movimiento obrero surgían desde el seno y las
inmediaciones del partido mismo y por lo tanto no tuvo que desgastar su fuerza en luchas
intra-clasistas (las negociaciones con los sindicalistas se llevaron a cabo en la mesa chica
entre las cúpulas de ambas organizaciones), lo cual le facilitó la concentración del esfuerzo
conjunto en el enfrentamiento con actores ajenos a la “clase”, en especial el Estado imperial.
Aquí se puede afirmar entonces que una organización partidaria institucionalmente fuerte
“ejercerá un predominio sobre los órganos externos del partido” tal como muestra el caso de
la autoridad del SPD sobre los sindicatos hasta mediados de la primera década del siglo XX
(Panebianco, 1990: 124). Sin embargo, también demuestra, que, una vez alcanzado, el control
sobre el ambiente no es interminable y existe una posibilidad latente del surgimiento de
competencia por su predominio. Aquí no vemos un ejemplo de reemplazo de poder, sino de
debilitamiento de la posición excepcional del SPD dentro del movimiento obrero alemán15.

13 TalRobert Michels observó un proceso de evolución organizativo-burocrático parecido a aquel del SPD (véase más abajo),
en los FG, éstos mediante la centralización institucional “obtienen un carácter menos ruidoso, se establece sobre conoci-
mientos prácticos de especialistas” (Michels, 1979, II: 96).
14 ElLiderazgo compartido del movimiento obrero entre el partido y los FG sin embargo no prevaleció por mucho tiempo, la
Gran Guerra de 1914 implicó una cesura importante en el mundo obrero, la ruptura del SPD y el surgimiento de actores
nuevos, quienes también competían por dicho liderazgo. Hechos que también impactaron en la organización y orientación
política de los sindicatos federados en los FG
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

PUJAS CONSTANTES - EL COMPLEJO AMBIENTE DEL MOVIMIENTO


OBRERO ARGENTINO Y EL PSA
El escenario ambiental qué signó el PSA, en cambio, se desplegó de una manera diferente y
más compleja, ya que el partido se enfrentó con varios actores de peso15 en la pelea por el
liderazgo de las clases subalternas, como lo fueron el anarquismo, el sindicalismo
revolucionario y de cierta manera también la UCR, con gran capacidad de captación política,
que se comprendía como representante de la Nación en su conjunto. La característica
especial de la fundación del PSA, surgido de la confederación de diferentes agrupaciones
socialistas, entre las cuales se destacaron tres clubes extranjeros, también influyó en la
relación mutua entre el socialismo argentino y su ambiente inmediato. Eso porque la
herencia extranjera jugó un rol clave en el desempeño de diferentes sectores partidarios a la
hora del juego electoral, debido a que la proveniencia (y la conservación de la nacionalidad de
origen) en muchos casos tuvo más peso que la participación política que requería a la
nacionalización como requisito obligatorio.
El PSA, que se proyectaba como primer representante del tipo moderno de los partidos
políticos en la Argentina, se presentaba como un ejemplo para aquellos que a futuro
pretendían constituirse en “partidos orgánicos” en el marco de una democracia competitiva
en la Argentina. Así, el surgimiento de esas organizaciones se esperaba con posterioridad a la
implementación de un sistema político reformado, con un pleno funcionamiento democrático
garantizado desde las instituciones estatales.
En este sentido, una campaña de nacionalización de los extranjeros jugó un rol importante
ya que la naturalización de los seguidores prometía fortalecer las fuerzas políticas socialistas
y, de esa manera, incrementar las posibilidades de una “acción política” exitosa, que a lo largo
culminaría en una nación “justa y civilizada” a partir de la lucha reformista por la
democratización como acto patriótico (Reyes, 2016: 316). Una noción aceptable de las fuertes
corrientes patrióticas de la época, el “buen nacionalismo”, fue pensado como incentivo a la
naturalización de los seguidores socialistas extranjeros, los cuales de por sí no encontraron
mucho atractivo en la nacionalización. Ese “buen nacionalismo”, en combinación con lo que
se pensaba como una segura victoria socialista por la vía electoral en el futuro –evidencia del
optimismo del planteo del PS–, a su vez demostraba, “una postura de conciliación […] entre
el internacionalismo socialista y el patriotismo militante en ascenso” (Reyes, 2016: 74).
Francisco Reyes, en alusión a la declaración de Juan B. Justo en “El socialismo
argentino” (1910)16 de que “la organización obrera, al desarrollarse, se ha argentinizado, y
ejerce cada día más sobre el inmigrante esa función de asimilación”, sostuvo que el
movimiento socialista argentino se encontraba en un proceso de construcción institucional
propia acorde a “las distintas culturas socialistas locales que buscaban arraigo en sus
respectivos territorios” (Reyes, 2016: 318). Sin embargo, no se puede detectar un éxito
destacable en dicha campaña de nacionalización, lo cual permite presuponer, que muchos
obreros que inicialmente se ubicaban entre los seguidores socialistas de base, luego optaron
por otros canales (más simples) para la persecución de la transformación de las condiciones
de vida, entre los cuales el anarquismo fue el preferido hasta la segunda década del siglo XX.

15 Lasrelaciones entre el PSA y los otros actores mencionados serán presentadas de manera más bien sintética, ya que cada
vinculo brinda razón suficiente para una investigación propia.
16Hay que considerar, sin embargo, que la declaración de Justo data de casi una década después de la frustrada campaña de
nacionalización
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

A diferencia del PSA que consideró a la “acción política” como medio adecuado para la
implementación de reformas sociales y manifestó en su Programa el respeto por las leyes
vigentes, y con el cual mantuvo una relación cambiante entre los polos de colaboración y
antagonismo, el anarquismo rechazó la participación en el juego político y concentró sus
fuerzas en la acción directa. Mediante el enfoque fijo en la lucha económica y social, la
“tendencia más dinámica en el conflicto social” se estableció como “corriente orgánica del
movimiento obrero”, que brindó la posibilidad de operación inmediata, sin la nacionalización
como factor imprescindible para la participación plena, ni el fondo filosófico complejo que
conllevaba el socialismo (Camarero, 2017: 82)17. Otro factor para el éxito anarquista estuvo
representado por la realidad política del sistema “criollo” fraudulento, como bien cuestionó
Ricardo Falcón “¿qué incentivos podría tener un extranjero para naturalizarse frente a un
régimen político tan poco atractivo para ellos como el existente?” (Falcón, 2011: 212).
El anarquismo a la vez también representó un fuerte competidor cultural para el
socialismo argentino. Hernán Camarero describió al mundo sociocultural anarquista de la
siguiente manera: “los anarquistas constituyeron a su alrededor un significativo movimiento
social y cultural, que se articuló en torno a centenares de centros, círculos y agrupamientos,
bibliotecas y escuelas, grupos teatrales y nucleamientos feministas, y una densa red de
órganos de prensa, sobre todo, en las ciudades de Buenos Aires y Rosario” (Camarero, 2011:
55). Este espacio social anarquista colisionaba directamente con el intento socialista de
captación de los sectores obreros, mediante el proyecto de una especie de sociedad
alternativa “a imagen y semejanza del modelo desarrollado alemán” (Scherlis, 2005: 452).
Así a la vez que el anarquismo alejaba a los potenciales seguidores del PSA de la “acción
política”, también los enajenaba de la cultura obrera-socialista, una “pata” fundamental de la
autoconcepción de los partidos socialistas, ya que, según la concepción de Justo, la formación
de los segmentos subalternos se llevaría a cabo a través de diferentes canales: la organización
política, la organización gremial, las cooperativas y la trama cultural relacionada con el
partido. Esas “patas” fueron consideradas como líneas de acción paralelas, pero a la vez
separadas entre sí, por lo cual en especial, las cuestiones gremiales fueron tratadas con cierto
desinterés por parte de los dirigentes partidarios, quienes alentaron la participación de sus
afiliados en los sindicatos, pero consideraban a las actividades del trabajo organizado como
estrictamente ajenas a las tareas políticas. Aquellos sectores partidarios con preferencia por
la articulación directa entre acción política y acción económica luego formarían la base o se
insertarían en el sindicalismo revolucionario. De esa manera, el PSA desde temprano perdía
terreno en el movimiento obrero argentino y ya “durante la primera década del siglo XX […]
“había quedado en un espacio restringido dentro del universo gremial” (Camarero, 2017: 86),
el cual hasta el ascenso del sindicalismo revolucionario fue dominado por los sindicatos con
mayoría anarquista. Aquí se identifica una clara diferencia con la concepción alemana de un
movimiento obrero controlado de forma integral por el partido y el mencionado rol tutelar
del SPD sobre los FG que se mantuvo hasta mediados de la primera década del siglo XX.
Los tímidos acercamientos entre el PSA y las formaciones anarquistas a principios del

17 Un hecho que también formaba parte de las consideraciones del líder partidario Justo, quién rechazaba una doctrina mar-
xista, la oficial del SPD, para el PSA, debido a que lo ubicaba en el mundo metafísico filosófico, que consideraba inaplicable
a la realidad argentina, e identificó una necesidad preeminente del empleo de las ciencias duras para educar a los sectores
subalternos. José Aricó identificó un espíritu de “tradiciones liberales-democráticos” en la noción justista del socialismo
como “resultado inevitable del avance de la cultura política y la democratización de las instituciones” (Aricó, 1999: 38).
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

decenio de 1890, y la aspiración a “la conformación de un movimiento omnicomprensivo,


abarcador de todas las tendencias existentes en el seno de los trabajadores”, es decir una
cultura obrera común, rápidamente se transformaron en una competencia abierta por el
liderazgo y el poder interpretativo en cuanto al futuro camino del movimiento obrero
argentino y en especial la influencia sobre los sindicatos (Falcón, 2011: 41). El cofundador de
“La Vanguardia” Augusto Kühn, según Horacio Tarcus, le adjudicó el fracaso de la
perduración de la Federación Obrera Argentina (FOA) al anarquismo, ya que “a diferencia de
los socialistas, hicieron prevalecer sus intereses particulares de escuela a los intereses
generales de todo el proletariado”, aunque esa escisión también surgió a consecuencia de la
iniciativa enérgica por parte de los clubes socialistas (Tarcus, [2007] 2013: 271). Por lo tanto,
podemos identificar desde temprano indicios fuertes de la mencionada puja por el liderazgo
del movimiento obrero argentino.
Durante la primera década del siglo XX, el anarquismo mantuvo el control sobre la
Federación Obrera Regional Argentina (FORA), desde la cual fue capaz de organizar la lucha
económica mediante las huelgas generales, aunque hay que resaltar, que el anarquismo en
ningún momento ha sido una corriente monolítica. De lo contrario bajo su etiqueta se
encontraban desde ideas extremistas, traducidas en actos de violencia, hasta voces más
moderadas del anarquismo organizado, que perseguía las mejoras de las condiciones sociales
mediante la lucha económica y la presencia en los sindicatos.
La concentración en la lucha económica y social mediante la acción directa y la posición
antisistémica, se constituyó en una ventaja ante el PSA y su enfoque parlamentario, sin
embargo, también incidió en el devenir de la importancia del anarquismo en el ambiente
obrero argentino a fines de la primera década del siglo XX. Aquí repercutieron dos decisiones
legislativas por parte del Estado Nacional, primero las leyes represivas, que apuntaban
principalmente a combatir al anarquismo18 y encontraron su máxima expresión en la Ley de
Residencia de 1902 y la Ley de Defensa Social de 1910, que limitaron de manera efectiva el
margen de maniobra de la acción anarquista. Segundo, la Ley “Saenz Peña” de 1912 a su vez
significó una modificación en las actitudes del trabajo organizado causado por el cambio del
juego económico-político, y concedió el primer plano de las consideraciones combativas
económicas al aspecto de participación en vez de confrontación, la búsqueda de la mejora de
condiciones mediante un rol activo en la creación de legislación más favorable. El
anarquismo, con sus métodos conflictivos, cedió la posición principal en la lucha económica 19
al sindicalismo revolucionario, el cual luego de su aparición inicial en la Argentina durante la
primera década del siglo XX de manera veloz se había ganado un lugar decisivo en el mundo
obrero.
Esa corriente supo responder mejor a las exigencias y desafíos novedosos de la clase
obrera argentina, situada en una economía que experimentaba los primeros rasgos de
industrialización, con demandas específicas según las condiciones socioeconómicas
resultantes, mientras que el anarquismo orientaba sus métodos de acción en condiciones
derivadas de los modelos económicos agrarios. El sindicalismo revolucionario, como
corriente, se originó en el socialismo europeo de la zona mediterránea occidental y se

18 Pero afectaron a las diferentes expresiones del movimiento obrero argentino en su conjunto.
Este proceso esta simbolizado por la frustración de la huelga general de 1910, que dejó en evidencia que sin influencia
19

política se trataba de un método de lucha anticuado. Otro acontecimiento que representa esa transición de poder es la con-
quista de la dirección de la FORA en 1915 y la anulación de su carácter anarquista.
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

estableció como polo opuesto a los partidos obreros y el desplazamiento de sus objetivos,
según la “ley de hierro” micheliana20. El rechazo hacia los partidos obreros se transcribía en
la acción directa como método exclusivo, y la consideración de la participación parlamentaria
cómo traición a la clase, auto-comprendiéndose como forma integral y única de la lucha y los
aspectos sociales y económicos de las clases subalternas. A diferencia del anarquismo, el
sindicalismo mostró flexibilidad en su posición antiestatista y supo articular sus demandas
mediante la negociación con las autoridades y de esta manera afirmarse como actor principal
de la lucha gremial21, a la vez que logró adhesión obrera mediante el reclamo por la unidad de
clase.
En la Argentina se puede identificar una estrecha relación entre el PSA y el sindicalismo.
El segundo se originó al interior del partido, a partir de una corriente intelectual interna 22,
que pronto tendría apoyo externo, y su presencia en las filas del PSA se tradujo en una fuerte
puja de poder entre los sectores políticos y sindicalistas, con las agrupaciones locales y el
CEN como principales focos de disputa. Esta lucha, culminó en la expulsión de los
sindicalistas del Congreso partidario de Junín en 1906. Según las palabras del dirigente
socialista Nicolás Repetto, debían constituirse en “un partido autónomo a fin de realizar la
comprobación experimental de su doctrina y táctica” (en: Odonne, 1983 [1934]: 288). Dicha
expulsión resultó en la reducción de centros adheridos y el número de afiliados al partido.
Casualmente encontramos aquí una coincidencia temporal con la pérdida de poder del SPD
ante las FG en el mismo lapso.
Hasta ahora se puede sostener que la dificultad del socialismo argentino de convertirse en
vocero del movimiento obrero yacía en gran parte en la prioridad partidaria por la acción
política-parlamentaria, que se diferenciaba de las preferencias de un amplio sector del
proletariado activo en el movimiento obrero. Pero también en el escenario estrictamente
político, y a partir de 1912 de manera plena, el PSA encontró un competidor importante en la
UCR. Además, se puede identificar la limitación del electorado debido a su nacionalidad
como factor clave. Esa limitación según Juan Carlos Torre, significó la ausencia “del
proletariado moderno en la democratización” y debilitó la posición del PSA en la competencia
con la UCR, un “partido liberal disidente de la elite” (Torre, 2012: 41) capaz de lograr una
adhesión considerable en el mundo de trabajo debido a su imagen de principal antagonista
del “régimen oligárquico”. El PSA, por lo tanto, se encontró con un competidor surgido por
fuera de los estratos bajos, que supo pisar fuerte en el territorio de caza socialista, y cuya
abstención del juego electoral hasta 1912 no pudo ser aprovechado en mayor medida, y más
allá de las fronteras de la Capital Federal, por parte del socialismo en proceso de expansión,
también debido a la complejidad ambiental que resultó en el constante conflicto intra-

20 La “ley de hierro” comprende un proceso considerado por Robert Michels como inherente en cualquier organización par-
tidaria. Ahí sucedería una serie de desplazamientos de prioridades dirigenciales, desde la representación democrática de las
bases, en cuyo nombre los funcionarios habían perseguido la obtención del poder político, hacia la organización como fin en
sí mismo (“la sustitución de fines”). Dicha sustitución habría permitido la conservación del poder obtenido por parte del
personal especializado que se alejó continuamente de las bases y habría formado una oligarquía partidaria. El propio Mi-
chels se “convirtió” hacia el sindicalismo antes de emprender el camino hacia el fascismo. Véase Michels, (1979).
21Cabe remarcar que el sindicalismo revolucionario, en la etapa analizada, se encontraba en los inicios de su consolidación
como actor y representante económico principal de las clases subalternas argentinas. El “primer” sindicalismo de hecho
tuvo su apogeo a partir del primer gobierno radical bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen en 1916.
22 Para más información véase Camarero, (2011); Belkin, (2006); Falcón, (2011).
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

clasista.
Torre describió el dilema del PSA de la siguiente manera: “el voto socialista fue sobre todo
un voto obrero, pero no todos los votos obreros fueron a favor del socialismo” (Torre, 2012:
44). La prensa socialista comprendió a la UCR como principal competidor, y dibujó una
imagen del radicalismo como derivado de la política “criolla”, opuesto al PSA entendido como
único partido moderno del país. El socialismo continuamente acentuó esa diferenciación, la
cual también ocupó un rol determinante en los debates sobre las posibilidades de formar
alianzas políticas. En cuanto a esta relación entre PSA, UCR y el territorio de caza, hemos
encontrado una mención interesante en la tesis doctoral de Ricardo Martínez Mazzola, quién
comentó un artículo publicado en La Vanguardia, difamatorio de cualquier alianza con el
radicalismo, de la siguiente manera: “tenemos aquí una muestra de la función defensiva y
conservadora que el sectarismo principista podía cumplir entre los socialistas, protegiendo al
Partido -tal como ha planteado Roth (1963) para la socialdemocracia alemana- de los riesgos,
pero también de las oportunidades, surgidos de la posible ‘contaminación’ con otras
fuerzas.” (Martínez Mazzola, 2008: 126). Aquí se puede identificar en el PSA cierta
combinación de la noción de aislamiento que existió en el SPD (este último cómodamente a
la cabeza de una contra-sociedad en constante crecimiento), y por otro lado la limitación
impuesta por las condiciones del ambiente. Las nociones de intransigencia también se
basaban en la percepción de la ausencia de partidos políticos como competidores en el marco
de un juego democrático leal, ya que las posibles alianzas, aprobadas como práctica política
permitida en el segundo congreso en 1898, solamente se consideraban válidas en el caso de
que se cerrasen acuerdos con partidos de tipo moderno. El ambiente político argentino, sin
embargo, no presentaba organizaciones políticas con este requisito, por lo cual los dirigentes
socialistas cultivaban la “orgullosa soledad” de manera más bien obligada, a la espera del
surgimiento de partidos orgánicos y una democratización plena del sistema político local,
cuyo impulso era considerado, según la visión de Juan B. Justo, una de las principales tareas
del partido en su desempeño parlamentario. En retrospectiva el mismo Justo lamentaría el
hecho que “el PS nunca lograría avanzar en acuerdos políticos” (Martínez Mazzola, 2010:
217). Por lo tanto, en el caso del PSA no se puede afirmar, una “comodidad” en el ambiente
que llevase al partido a posicionarse como “oposición no-participante”, tal como sucedió con
la socialdemocracia alemana, el principismo socialista aquí jugó un rol secundario y
consideramos que fueron principalmente los factores externos al partido, en forma de los
competidores que el PSA enfrentó en su territorio de caza, los cuales limitaron los espacios
del ejercicio social y político del socialismo argentino.
En cambio, en el caso del SPD, según Peter Nettl, ni siquiera se buscó una salida del
aislamiento originalmente forzado por las leyes antisocialistas entre 1878 y 1890, lo cual se
tradujo en una pasividad general en relación con la búsqueda de reformas políticas que
podrían haber significado más poder político en el plano estatal.
La concentración de los esfuerzos de la socialdemocracia alemana se centraba en la
organización y ampliación del milieu, en vez de la acción directa. Sin embargo, para
aumentar constantemente el número de representantes socialistas en el Reichstag, el partido
debía reflexionar sobre posibles socios electorales. Luego de un recambio generacional, bajo
la conducción de Friedrich Ebert quién reemplazó a August Bebel que en aquel momento ya
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

padecía del deterioro físico23, el pragmatismo se impuso entre los dirigentes


socialdemócratas. Para aumentar sus posibilidades en las elecciones nacionales de 1912 24, la
cúpula del SPD pactó un acuerdo electoral con el partido liberal “progresista”,
Fortschrittspartei. Socialdemócratas y liberales establecieron retirarse y brindar apoyo en
determinados distritos electorales, para que uno de los dos no sufriera la pérdida de votos a
manos del otro. De esta manera el SPD obtuvo un 34,7% de los votos totales y pudo enviar
110 representantes al parlamento imperial. A pesar de que el partido logró establecerse como
principal fracción parlamentaria, el acuerdo fue muy criticado a su interior, ya que diferentes
corrientes reprochaban que el pacto con el partido liberal se llevó a cabo de manera secreta,
sin previa consulta a la base partidaria.

MOVILIDAD SOCIAL Y UMBRALES DE CONSOLIDACIÓN


Podemos afirmar, por lo tanto, que, en la situación en la cual un determinado partido se
encuentra ante la necesidad de una adaptación al ambiente inmediato o la posibilidad de
ejercer un predominio sobre ese, efectivamente “el grado de control que el partido ejerce
(sobre el ambiente) depende no solo del nivel de institucionalización sino también del grado
de complejidad del escenario” (Panebianco, 1990: 398). El SPD, inserto en un ambiente
relativamente simple, encontró la autonomía suficiente para imponerse en ese y de cierta
forma dominar a los otros actores presentes en el movimiento obrero alemán, un rasgo que se
repitió en la competencia por los votos de los sectores sociales subalternos, aunque no de tal
magnitud ya que el Zentrum fue capaz de crearse una base electoral propia de obrero
católicos. En el caso argentino el número de competidores disminuyó el margen de maniobra
del PSA en un ambiente muy complejo, altamente incierto y por lo tanto poco controlable, tal
como se resume en la Tabla 1. Aunque Ricardo Falcón identificó un paralelismo “en el
desarrollo de esos dos movimientos”, y a diferencia del caso alemán donde hasta la primera
posguerra eran sinónimos, hubo una separación clara entre el movimiento obrero y el
movimiento socialista (Falcón, 2011: 13). La corriente socialista solamente representó una
facción de un movimiento obrero argentino más amplio, y sus seguidores, según Berenzstein
(1991, capitulo III), aparte de segmentos de la clase media a los cuales pertenecían los
principales dirigentes (médicos, abogados, docentes), provenían principalmente de los
sectores obreros especializados, estatales y comerciantes.
Tabla 1.

Inserción Ambiental

Ambiente sociopolítico altamente complejo, movimiento obrero fracciona-


PSA do, varios competidores por el liderazgo de las clases subalternas
(anarquismo, sindicalismo revolucionario) y a nivel político (UCR).

Relativamente simple, competidores por el liderazgo obrero se articulan


SPD en las inmediaciones del partido mismo. Débil competencia a nivel político
(Zentrum).

Fuente: elaboración propia

23 Y fallecería en 1913.
24 Véase Miller y Potthoff (1981), Berger y Smith, (1999), F. Walter (2002) et al.
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

Otra diferencia a resaltar entre ambos partidos fue la influencia reducida de un ala
izquierda al interior del PSA. Cuando en Alemania las tensiones doctrinarias entre socialismo
reformista y socialismo revolucionario de izquierda (representado por Luxemburg,
Liebknecht etc.) se debatieron internamente en las publicaciones y los congresos partidarios,
en la Argentina hasta la fundación del Partido Comunista (1918), como derivado de una
escisión del PSA, no hubo una destacada articulación organizada de izquierda ubicada entre
los polos de acción política socialista y anti-política anarquista. Esto profundizó la brecha
doctrinaria en el movimiento obrero y complicó más aún la posibilidad del control ambiental
para el PSA.
Un factor que pudo haber sido decisivo para la inserción diferencial de ambas
organizaciones partidarias socialistas en sus respectivos escenarios políticos, aparte del
control ambiental, representa la permeabilidad de clases, es decir el “grado de apertura de la
sociedad” que se relaciona con la cristalización de los clivajes sociales (Lipset y Rokkan, 1992:
253). En relación con esto, Lipset y Rokkan describieron el caso de los trabajadores en los
Estados Unidos quienes se encontraban con condiciones de alta movilidad social, debido a las
bajas “barreras de estatus” causada por la constante llegada de nuevos inmigrantes y el
frontier, como promesa firme de libertad laboral y social, que habría contrarrestado el
surgimiento de un proletariado organizado y combativo. Esta configuración estadounidense
fue opuesta a aquella de los obreros europeos, donde se identificó un estatus vitalicio, es decir
una pertenencia de por vida a un determinado sector social. La marginalidad permanente
habría permitido la instalación de la socialdemocracia como Sozialeghettopartei. Juan Carlos
Torre afirmó este escenario, que “facilitó las condiciones para que los trabajadores puedan
articularse en un bloque cohesivo y vertebrado en su identidad de clase debido a la mayor
transparencia de los conflictos en el terreno económico y la vida política” (Torre, 2012: 37).
La cohesión de clase además fue fortalecida por las luchas por los derechos políticos, como
demuestra el conflicto entre estado y movimiento obrero, profundizado a partir de las leyes
antisocialistas en Alemania, que fortificaron la posición de aislamiento ocupada por parte del
SPD, que a su vez se tradujo en el milieu como sociedad paralela a la imperial.
En la Argentina -según Torre- la Ley de Elecciones de 1857, que aseguraba el voto a los
ciudadanos varones, en teoría, representó un caso temprano de democracia. Esto se relaciona
con su afirmación de que en lugares con alta movilidad social y un sistema político que
reconoce a los trabajadores como ciudadanos, esos tienden a organizarse en el plano
económico. Aplicado al caso argentino puede dar otro indicio de la preferencia de los
trabajadores por las formas económicas de lucha de clase y el modesto apoyo general al
PSA25. Tampoco hubo en la Argentina la hermeticidad social que nombraron Lipset y Rokkan
para los casos europeos. Sin embargo, cabe remarcar que a pesar de los factores en común -
alta tasa de inmigración, territorio vasto sin poblar, ausencia de una aristocracia-, las
configuraciones sociopolíticas y el desarrollo industrial de la Argentina también difirieron
considerablemente de las estadounidenses. Mientras que en el país norteamericano “existían
aparatos políticos que reclutaban a los migrantes y de esta manera, integraban a los
trabajadores extranjeros al régimen político democrático”, en la Argentina el requisito de la
naturalización funcionó como parteaguas, entre ciudadanos y habitantes (Falcón, 2011: 212).
Por lo tanto, aparte de la participación política, la nacionalización ofreció poco atractivo para
los inmigrantes europeos, quienes muchas veces optaron por conservar su ciudadanía de
25 Hay que remarcar, sin embargo, que incluso el apoyo obrero se redujo en gran parte a Buenos Aires.
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

origen y sin embargo gozaron plenamente de los demás derechos otorgados por la
Constitución Nacional Argentina.
La ubicación dispar en los respectivos sistemas políticos, posteriores a las décadas del
cambio de siglo XIX al XX, que yace en el alcance efectivo en relación con las posibilidades de
conquistar el Poder Ejecutivo por vía democrática, evidencia discrepancias importantes entre
las capacidades de captar y dominar los respectivos entornos sociopolíticos por parte de
ambos partidos. Los escenarios en los cuales el SPD y el PSA se vieron involucrados al
interactuar con los actores que operaban en el mismo “territorio de caza”, y que competían
tanto por los afiliados como por electores, se configuraban de manera diferencial en cuanto a
su grado de complejidad y posibilidades de adhesión social y electoral. Aquí parece oportuno
mencionar la “secuencia de umbrales en el camino de cualquier movimiento que pretenda
plantear nuevas exigencias dentro de un sistema político”, propuestos por Lipset y Rokkan
(Lipset y Rokkan, 1992:259), cuya utilidad para el análisis de los escenarios en cuestión
mantiene su vigencia. Eso porque el enfoque de la comparación yace en la
institucionalización organizativa, la cual coincide con la aplicación analítica del modelo de
Lipset y Rokkan basado en los partidos políticos surgidos en las sociedades que se
encontraban en el contexto de los procesos de industrialización.
Los sociólogos identificaron cuatro umbrales que influyen en la consolidación organizativa
de un partido en un determinado sistema político. La serie de barreras en el camino de los
jóvenes partidos que aspiraban a participar en el juego político consiste en el umbral de
legitimación, que se refiere a las posibilidades que el sistema político les brinda a los partidos
en cuanto a la libertad de expresión de opiniones y actitudes de oposición. El umbral de
incorporación, el nivel de reconocimiento de los plenos derechos políticos a los seguidores de
los movimientos emergentes. El umbral de representación que indaga sobre la posibilidad de
introducir un partido en representación del movimiento emergente o la necesidad de aliarse
y/o integrarse a un movimiento más antiguo para perseguir los fines propuestos por la vía
política. Por último, el umbral de poder de la mayoría, el grado en el cual la mayoría
numérica en elecciones se transcribe en poder decisivo real, la posibilidad de introducir
cambios estructurales en el sistema político. Dichos umbrales se refieren a una serie de
factores que inciden en el grado de consolidación de un movimiento emergente en un sistema
determinado e incluso la formación de un nuevo sistema de partidos.
En relación con los partidos socialistas analizados aquí, tal como se encuentra resumido en
la Tabla 2, se puede afirmar que para el umbral de legitimación hubo cierta variación en la
comparación directa. Eso porque el PSA a partir de su participación parlamentaria, y a pesar
de las resistencias iniciales, gozó de cierto grado de aceptación por parte de los sectores
políticos establecidos, tal como ejemplifica la consulta de diferentes figuras del socialismo en
el proyecto de la Ley de Trabajo de Joaquín V. González. El partido así encontró cierto
espacio de expresión en el Parlamento Nacional, la participación de sus representantes en
muchos casos llevó a reñidas batallas orales en el recinto. La legislación en diferentes
momentos obstaculizaba el trabajo del PSA, sin embargo, nunca se le prohibió la
participación política de manera explícita. En cambio, el SPD se encontró ante un umbral
más alto, la intención de participación parlamentaria, a pesar del importante y creciente
número de los representantes socialistas, chocó con una muralla conservadora, asegurada
por las alianzas interpartidarias del bloque monarquista y la legislación imperial restrictiva.
Las propuestas socialdemócratas de esa manera nunca se debatieron, mientras que sus
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

representantes fueron marcados como “gentuza apátrida” por los sectores conservadores. La
presión opositora que ejercía el SPD de esa manera fue disminuida por los sectores
conservadores.
En cuanto al umbral de incorporación se puede afirmar que, en el caso del PSA, ha sido
más alto, lo cual se debió a la mencionada ausencia de los derechos políticos para muchos de
los seguidores del socialismo argentino, debido a su nacionalidad extranjera. A su vez, los
electores socialistas argentinos, quienes en teoría26 gozaban de los plenos derechos, recién a
partir de la “Ley Saénz Peña” tenían cierta certeza de que su voto sería computado
correctamente para el escaño correspondiente. Los socialdemócratas alemanes, a nivel
nacional, tenían asegurados el sufragio universal masculino desde la fundación del Reich en
187127. El umbral de incorporación por lo tanto ha sido menor que en el caso argentino. En
cuanto al umbral de poder de la mayoría, la traducción efectiva de los sufragios obtenidos en
poder decisivo, para ambos casos analizados aquí, se pueden afirmar altos niveles. En la
Argentina, hasta 1912, debido a los diferentes mecanismos que aseguraban el régimen
conservador, las chances de conquistar el Poder Ejecutivo eran nulas. Eso explícitamente a
pesar de que, debido a la legislación electoral argentina, y a diferencia del escenario alemán,
la obtención de la mayoría de los votos habría significado la obtención del Poder Ejecutivo, en
teoría el umbral por lo tanto hubiera sido bajo. Los engranajes de la “política criolla”, sin
embargo, aseguraban la circulación del poder en ciertos sectores tradicionales, los cuales a la
vez restringían el acceso al juego político argentino28. Según J.C. Torre, “en estas condiciones,
los comicios se desenvolvieron viciados por el fraude y la violencia” y las elecciones
solamente habrían servido para que “las facciones de la elite dirigente dirimieran sus diputas
por el acceso y control del poder político” (Torre, 2012: 40). En el escenario alemán, el SPD
se encontró con un sistema en el cual las altas cifras electorales alcanzadas no tuvieron
impacto en las decisiones tomadas en el parlamento, debido a las facultades limitadas del
mismo y el bloque conservador con fidelidad absoluta hacia el káiser y su canciller.
En cambio, el umbral de representación ha sido bajo. Eso debido a que ninguno de los dos
partidos políticos tuvo que integrarse en un movimiento más antiguo para la persecución de
los fines planteados. Esto se relaciona también con la noción de los “viejos partidos” que
propusieron Lipset y Rokkan y la consolidación institucional anterior a la ampliación del
sufragio universal, que habría brindado un “mercado de apoyo” más amplio. La
representación del movimiento obrero emergente, sin embargo, se presentó más difícil para
el PSA, debido al grado de complejidad ambiental más alto, que dificultó el control del
“territorio de caza”.

26 Véase más arriba.


27 Detodas formas, y tal como se indicó más arriba y también se tratará en el umbral de poder de mayoría, sus votos no se
traducían en poder decisivo
28 Cómo se ve aquí, la aplicación de los umbrales, en cada caso, debe ser llevado a cabo acorde a las costumbres reales del
ejercicio de poder, no solamente según las legislaciones electorales
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

Tabla 2.
Grados de umbrales de consolidación
Umbral PSA SPD
Moderado. Gozó de cierto
de legitima- Alto. Enfrentó un bloque conser-
grado de aceptación por parte
ción (liber tad vador que se oponía a toda propuesta
de los sectores políticos estable-
de expresión de socialista. Oposición parlamentaria
cidos, contó con espacios de
opiniones y actitu- impotente y escaso espacio de expre-
expresión en el Parlamento Na-
des de oposición) sión.
cional.
Alto. Cantidad considerable
de incorpora- de seguidores con carencia de
Moderado. Desde 1871 regía Voto
ción derechos políticos debido a su
Universal Masculino a nivel nacional
(reconocimiento nacionalidad. Recién en 1912 la
en el Reich. Desde 1890 la participa-
plenos derechos “Ley Saénz Peña” daba cierta
ción socialdemócrata fue plena.
políticos) certeza del cómputo correcto
del voto.
de represen-
tación Bajo. El partido mismo generó las
Bajo. No hubo necesidad de
(posibilidad de condiciones para la participación
integración en un movimiento
introducción ge- electoral consciente de un considera-
más antiguo para lograr la par-
nuina o necesidad ble segmento de la sociedad impe-
ticipación en el juego político.
de aliarse y/o inte- rial.
gración)
Alto. Antes de 1912, debido a Alto. Las altas cifras electorales
de poder de
diferentes mecanismos que ase- alcanzadas no tuvieron impacto en
la mayoría
guraban el régimen conserva- las decisiones tomadas en el parla-
(transcripción de
dor, las chances de conquistar mento, por las facultades limitadas
la mayoría numé-
el Poder Ejecutivo eran prácti- del mismo y el bloque conservador
rica en poder real)
camente nulas. leal al monarca.
Fuente: elaboración propia

Tal como se ha intentado evidenciar a través de la constatación de los grados de umbrales


y también los competidores, que el PSA y el SPD encontraron en sus respectivos sistemas
políticos y “territorios de caza” sociopolíticos, los escenarios se constituían de manera
diferenciada, en lo que respecta a los umbrales de manera más acentuada en los casos de
legitimación e incorporación. Las diferencias constitucionales, recordemos que el PSA
desplegó su “acción política” en un sistema republicano, mientras que el SPD se desempeñó
en una democracia restringida que se ejercía en el marco de una constitución monarquista,
también incidieron, ya que brindaron el marco legal, que fijó los grados de los umbrales. Así
la desemejanza en el umbral de incorporación, alto en el caso del PSA y moderado para el
SPD, resulta de las limitaciones efectivas que el sistema político argentino y la práctica de la
así llamada “política criolla” impusieron sobre las posibilidades del desempeño electoral
socialista. A lo cual se sumó la problemática de las nacionalidades de sus seguidores y las
disputas por las diferentes formas de acción del movimiento obrero argentino y su liderazgo.
El SPD se encontró en un escenario que a priori parecía más sencillo, ya que contaba con un
sufragio universal masculino y poca competencia con relación a su electorado base. Sin
Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

embargo, el bajo umbral de incorporación queda atenuado por el alto umbral del poder de la
mayoría, ya que los elevados números electorales, es decir, la importante adhesión electoral
que la socialdemocracia lograba no se traducían en un poder político decisivo debido a la
construcción constitucional del sistema político imperial. El mismo umbral, ha sido indicado
como alto para el caso argentino, cuando tal como se indica más arriba, en una deducción
puramente teórica habría sido bajo, debido a la ley electoral de 1857, la cual, en la práctica,
sin embargo, indujo fuertes restricciones en las posibilidades de alcanzar la mayoría electoral
por la vía democrática. La mayor coincidencia entre ambos casos, en relación con los
umbrales, se pudo identificar en la representación, donde ambos surgieron como partidos
propios, a consecuencia de la fusión de diferentes agrupaciones, y representaron los ensayos
de organizaciones políticas de izquierda en sus respectivos sistemas. A su vez, ambos
representan lo que Lipset y Rokkan denominaron “viejos partidos” y fueron los vehículos
para el surgimiento de otras expresiones partidarias de izquierda, las cuales en ambos casos
nacieron del seno de los partidos socialistas. Por lo tanto, hay que considerar los resultados
comparativos que la aplicación del modelo de Lipset y Rokkan brindaron, en su conjunto,
para obtener una imagen general de los escenarios que los partidos en cuestión enfrentaron
en su consolidación política.
Mediante el apoyo en el modelo sociológico de los umbrales se pudo, por lo tanto, afirmar
la implicancia de los contextos inmediatos en los posicionamientos del PSA y el SPD en sus
respectivos ambientes. Las reglas del juego político y también los canales de expresión
disponibles para las clases subalternas (los hipotéticos seguidores de los dos partidos en
cuestión), incidieron de manera directa en las posibilidades de los partidos socialistas de
ejercer un dominio social y también político. Aquí hay que considerar, que la dominación del
ambiente social inmediato por parte del SPD se tradujo en una importante adhesión
electoral, la cual sin embargo no se tradujo en la dominación del ambiente político, pero
colocó a la socialdemocracia en una posición destacada, tanto en la Segunda Internacional,
como también, de forma más bien negativa, en el parlamento alemán. El desempeño y
crecimiento político del SPD en el Reich a su vez le brindó la base de una posición de poder y
le concedió el control sobre una importante sección de las clases subalternas en los últimos
respiros del imperio guillermino, cuando la aristocracia imperial buscó salidas no violentas
mediante negociaciones con los socialdemócratas. De esa manera, en los caóticos días
alrededor del 9 de noviembre de 1918, la socialdemocracia, poseía la estabilidad suficiente
para la declaración de la República sucesora del Reich. Estos sucesos y la postura de fuerza
del partido a su vez dieron lugar a la formación del primer gobierno de la República de
Weimar en 1919. Allí, el SPD Mayoritario, luego de un doble proceso de escisión de diferentes
corrientes partidarias, formó una coalición con sectores moderados, entre ellos el Zentrum, la
cual dio lugar al primer presidente socialdemócrata (Friedrich Ebert) y también afirmó al
dirigente Philipp Scheidemann como jefe de gobierno.
El PSA a su vez tuvo un crecimiento electoral considerable a partir de 1914, y
especialmente en su bastión, la Capital Federal. Sin embargo, no pudo unir al fraccionado
movimiento obrero argentino y, al igual que el SPD, también sufrió escisiones importantes, a
mano de diferentes corrientes internas (Partido Socialista Internacional, 1917 y Partido
Socialista Independiente, 1927). Durante la primera experiencia democrática en la Argentina
que se extendió hasta 1930, el socialismo por lo tanto se afianzó en el sistema político
argentino, pero sin embargo no pudo aumentar sus posibilidades reales de aspirar a la
“La inserción ambiental de los partidos socialistas en Argentina y Alemania (1890-1914) ”
Lic. Robert J. Kranz

obtención del Poder ejecutivo por la vía democrática. Aquí también jugó un rol importante la
desnivelada extensión territorial del PSA, el cual concentró la mayoría de sus electores y
fuerzas en los centros urbanos, un problema remarcado desde su fundación29, que no pudo
ser resuelto de manera satisfactoria en los años posteriores. Allí donde creó una adhesión
electoral considerable encontró la capacidad de disputar cargos e imponerse ante el flamante
partido hegemónico, la UCR, la cual contó con una extensión territorial y por lo tanto un
alcance nacional más homogéneo.

CONCLUSIONES
A modo de conclusión es posible afirmar que la relación con los demás actores de los
respectivos ambientes sociopolíticos representó un factor importante en la determinación de
la posición a ocupar en el sistema político. Sin embargo, no puede deducirse únicamente de
ello, y de manera aislada, que la constitución del ambiente ha sido “el” factor determinante
para el desarrollo dispar de los destinos de ambos partidos. De todas formas, se puede
sostener que la adhesión política-electoral diferencial resultó, primordialmente, de presiones
ejercidas sobre las organizaciones socialistas a consecuencia de diferentes factores externos
cuyo dominio se encontraba fuera del área de influencia directa de los dos partidos políticos
en cuestión. Aquí se puede nombrar la presencia y fuerza de diferentes actores en el territorio
de caza, la cual en el caso argentino estuvo decididamente más acentuada y por lo tanto
aumentó considerablemente la complejidad del ambiente inmediato del PSA. A consecuencia,
este no pudo imponerse en una posición de liderazgo de las clases subalternas, lo cual
también se debió a la comprensión de las tareas propias de un partido socialista por parte de
sus dirigentes. La alta movilidad social y el vasto territorio argentino también ocuparon un
rol decisivo, ya que el partido no pudo ejercer un nivel de cohesión semejante al alemán sobre
los sujetos que pretendía representar por la vía política, los cuales en muchos casos
prefirieron otras formas de acción para lograr la transformación de sus realidades. De la
misma manera no pudo instalar una red de centros y agrupaciones con cobertura territorial
homogénea, una desventaja en la posterior competencia electoral a nivel nacional con la
UCR. La utilización de los umbrales propuestos por Lipset y Rokkan permitió evidenciar de
qué manera las condiciones legales y las costumbres políticas efectivas influyeron en las
consolidaciones de ambos partidos en sus respectivos sistemas políticos. El análisis de los
escenarios políticos específicos, que la aplicación del conjunto de los umbrales a los casos
seleccionados arrojó, posibilitó la profundización de la comparación y resaltar las dificultades
que ambos partidos socialistas enfrentaron en ese ambiente. En combinación con el previo
estudio de los territorios de caza sociales y políticos, se pudo acentuar las diferencias y
semejanzas de los escenarios en los cuales ambos partidos se desempeñaron.
En consecuencia, se puede afirmar, por un lado, que incluso el SPD en su característica de
“modelo de partido socialista de masas”, el partido más grande de la época, que controlaba su
ambiente inmediato de manera plena, estuvo limitado en sus canales de poder, debido a las
circunstancias externas y la concentración en la organización de las clases subalternas,
acorde a su doctrina del Revolutionärer Attentismus. Tal como lo expresó su principal
ideólogo, Karl Kautsky, el partido era revolucionario, pero de ninguna forma iba a impulsar la
revolución. La creencia firme en la ley natural de la llegada del derrumbe capitalista de esa

29 Véase Poy (2015)


Eje temático: Partidos políticos y sistemas electorales

forma le concedió un lugar secundario al juego parlamentario en las consideraciones de los


dirigentes socialdemócratas. Las elecciones, a su entender, servían principalmente a modo de
medir el crecimiento de la clase obrera que, en algún momento, incidiría en la fractura de la
“sociedad capitalista” de dominio “burgués.” También puede haber certeza en las
afirmaciones de Robert Michels en cuanto a la “ley de hierro de la oligarquía”. La
conversación del aparatado partidario, por diferentes intereses, en combinación con la
doctrina que rezaba pasividad atenta en vez de intentos de desencadenamiento
revolucionario activo pudo haber frenado iniciativas socialdemócratas más arriesgadas y
ofensivas. Los procesos de consolidación en el sistema político y la “comodidad” del partido
que describió Peter Nettl, ciertamente también influyeron en la ausencia de intentos de
derrumbar el estado y con ese la legislación que frenaba el ascenso del SPD al poder. Sin
embargo, tal como se intentó evidenciar en el presente artículo, fueron principalmente los
factores externos -dicha legislación, los acuerdos conservadores, el sistema político del Reich
y el desprecio del káiser hacia la socialdemocracia para nombrar algunos- que impidieron
una efectiva toma de poder por parte del SPD. Ese, a diferencia del PSA, y acorde a su
doctrina, sin embargo, no mostraba un interés acentuado en un cambio del juego político, ya
que se consideraba que el fin de las relaciones sociales y económicas vigentes llegaría por una
ley natural. Tal como demostró el ferviente debate por el revisionismo dogmático, el intento
de la consolidación oficial del reformismo parlamentario como forma de la “acción política”
para lograr la transición hacía una sociedad socialista mediante reformas sociales y
económicas, la doctrina y la práctica sin embargo se encontraba en desunión, a la vez que la
dirigencia se mostraba reacia al cambio del rumbo oficial del partido.
Por el otro lado, y apoyado por la identificación de las limitaciones que el SPD encontraba
en su escenario político, al cual se adaptó de manera pasiva, cabe sostener que el PSA no fue
de ninguna forma un intento fallido de adaptación de un determinado modelo de partido
(cabe aclarar, que la referencia aquí no se limita al SPD, Juan B. Justo por ejemplo mostró
fuerte interés en las estructuras del Partido Obrero Belga y los socialismos australianos y
neozelandeses). El limitado éxito político electoral no se debió a la aplicación errónea de un
determinado tipo de organización, sino principalmente a diferentes circunstancias, entre
ellas aquellas abordadas en este artículo. La preferencia directiva por la acción política, en
disensión con la realidad de la legislación electoral hasta 1912, las formas de la política criolla
y la constante disputa por las interpretaciones indicadas y el liderazgo del movimiento obrero
y las clases subalternas como también el modelo económico y la alta movilidad social
incidieron de manera decisiva en el desarrollo político del PSA.
A modo de cierre se puede sostener por lo tanto PSA y el SPD se tuvieron que adaptar de
manera pasiva a una diversidad considerable de factores por carecer del control de estos, tal
como lo fueron las emociones nacionalistas en el contexto imperialista de la época, la práctica
electoral determinada por las reglas de juego impuestas por las legislaciones electorales y
también la competencia en los respectivos ambientes sociopolíticos analizados aquí.

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Máquina A - significante en la era de los mass media

Lic. Jairo Gutiérrez Bossa


Filósofo y Comunicador Social-Periodista
Maestrante en Filosofía de la Universidad del Atlántico.
Universidad del Atlántico e Institución Educativa Villa María de Soledad
jgbossa@gmail.com

Este artículo es producto de una reflexión teó- This article is the product of a theoretical reflec-
rica que parte del capítulo II de la tesis titulada tion that starts from chapter II of the thesis enti-
La Resistencia es Conatus. Sociedad de Control tled Resistance is Conatus. Society of Control
y Creación en Gilles Deleuze. La meta de la in- and Creation in Gilles Deleuze. The goal of the
vestigación es realizar una aproximación a la research is to make an approach to the proposal
propuesta de comunicación desde la perspecti- of communication from the perspective of a-
va de la semiótica a-significante que expone significant semiotics presented by Gilles Deleuze
Gilles Deleuze y Félix Guattari. Para lograr la and Félix Guattari. In order to achieve the goal,
meta se tienen los siguientes cuestionamientos: the following questions are asked: How can we
¿Cómo comprender los enunciados a partir de understand the statements based on a collective
una problematización colectiva de los medios problematization of the media? What is the pro-
de comunicación? ¿Cuál es el protagonismo de tagonism of significant semiotics as a regime of
la semiótica significante en tanto régimen de political control, which Deleuze and Guattari
control político, y que Deleuze y Guattari consi- consider "another danger", and how does it dif-
deran “otro peligro”, y en qué se diferencia con fer from a-significant semiotics? And what use is
la semiótica a-significante? Y ¿Qué utilidad tie- the study of communication from an a-
ne el estudio de la comunicación desde una se- significant semiotics, having as variables the
miótica a-significante, teniendo como variables "Machine Easement" and the current praxis of
la “Servidumbre Maquínica” y la praxis actual communication in the mass media? The ques-
de la comunicación en los mass media? Las pre- tions will be resolved through a hermeneutic
guntas se resolverán a través de una lectura reading, used in a critical way, of the texts of
hermenéutica, usada de manera crítica, de los different authors, which will serve to constitute
textos de diferentes autores, que servirá para the basis for a critique of communicative stu-
constituir las bases a una crítica a los estudios dies, which would represent the foundation for a
comunicativos, que representaría el cimiento contemporary philosophy of communication.
para una filosofía contemporánea de la comuni-
cación.

Fecha de recepción: 02/06/2018 - Fecha de aceptación: 21/02/2019

INTRODUCCIÓN
Con la aparición del monumental trabajo de Jürgen Habermas titulado Teoría de la Acción
Comunicativa, las Ciencias Humanas observaron que los estudios en comunicación son
valiosos para comprender ciertas dinámicas del campo social, especialmente porque
coligieron que el pensamiento contemporáneo no podía reflexionar la realidad sin darle el
frente al lenguaje y la comunicación, como actividades determinativas en la formación de las
sociedades actuales.
La filosofía no es ajena a imperioso deber. La comunicación representa una de las áreas
más interesantes para poder comprender aspectos políticos, económicos, culturales, sociales,
Eje temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

ecológicos, entre otros. Sin embargo, el interés más preponderante no son los beneficios que
puede generar la comunicación, sino los perjuicios que llega a provocar, pues es innegable
que la práctica mediática comunicativa es una de las responsables de la crisis
multidimensional de la democracia.
Los mass-media mienten, omiten o tergiversan. La política representativa ha hecho de la
comunicación su vacuola de expresión más importante, pero a la vez su propia perdición; la
comunicación ha hecho de la política interna una no-política y de la política externa su
relevante esencia. Al ciudadano lo transformó en consumidor, por lo que cualquier opinión es
una verdad y la subjetividad un relativismo vulgar que es sólo indigencia intelectual. No
obstante, también ha servido para que la lógica empresarial y económica establezca sus
condiciones, así como sus modos de existencia. La palabra ha mutado a una herramienta de
coerción y coacción.
Precisamente, Gilles Deleuze y Félix Guattari intentan abordar dicho suceso desde una
perspectiva diferente, es decir, lejos de una ontología fundamental comunicativa y existencial
de Heidegger, o la moral comunicativa salvadora y transformadora de Habermas, pues no
ven en el ejercicio comunicacional un componente verdaderamente crítico, por lo que el
consenso habermasiano o las reglas de la conversación democrática de Richard Rorty, no son
legítimas para que el concepto de comunicación posea un halo especial en la construcción
transformadora de la sociedad.
Deleuze y Guattari perciben la comunicación como un elemento incapaz de lograr cambios
sociales sustanciales, debido a que no se conoce la realidad en el funcionamiento de la
comunicación, sobre todo la que se define desde los mass media. Deleuze afirmó: “Hay que
apartarse la palabra” (Deleuze, 1999: p. 148).
Este breve trabajo busca exponer la postura comunicativa a-significante que defienden
Deleuze y Guattari, en la que la comunicación carece de potencialidad transformadora de la
sociedad, debiéndose ello a las condiciones monetarias y bursátiles a la que responden, y a la
necesidad de formar una “servidumbre maquínica”.
El trabajo está compuesto de tres partes. En la primera, se disertará sobre el uso del
enunciado por la comunicación, siendo los enunciados formas semióticas de dominación,
sistemas gramaticales de sumisión; es decir, el enunciado como creador de obediencia.
La segunda parte trabajará el tema del significante, el cual Deleuze y Guattari critican de
manera vehemente, pues es el “ídolo” encumbrado de los estructuralistas, convirtiéndose en
el mandato, en la consigna que debe ser obedecida; siendo el significante el fundamento de la
acción política, por su carácter representacional y teatralizado.
La tercera parte es una aproximación a la idea comunicativa de Deleuze y Guattari a partir
del concepto de a-significante, que como dice Maurizio Lazzarato, es ignorada por los
lingüistas y la filosofía analítica (Deleuze y Guattari, 1997). El a-significante es uno de los
mecanismos de mayor eficacia a la hora de cuestionar la comunicación como máquina de
instauración semiótica en la sociedad de control, y constructor de la subjetividad capitalista,
siendo el a-significante un arquitecto de la subjetividad en la sociedad de control.
Este artículo es producto de una lectura de los trabajos de Gilles Deleuze y Félix Guattari,
quienes fueron los primeros los mayores exponentes de la semiótica a-significante,
complementándose con los análisis de Maurizio Lazzarato.
“Máquina a-significante en la era de los mass media”
Lic. Jairo Gutiérrez Bossa

Hay que aclarar que este escrito es la aproximación de un concepto que no posee
constructo formal en la obra de Deleuze y Guattari, sino que es una temática desplegada por
la totalidad del trabajo filosófico.

LA ENUNCIACIÓN COMO PROBLEMA COLECTIVO


Un tema recurrente en la empresa filosófica de Gilles Deleuze y Félix Guattari es el
enunciado, específicamente el enunciar en la praxis de la comunicación. Enunciar algo
implica hacer algo, producir algo. El uso del lenguaje involucra tiempo, palabra y acción, por
lo que un conjunto de palabras en uso realiza y ejecuta lo que nombra; en palabras de Judith
Butler (2004), toda “declaración es el acto de habla al mismo tiempo que el hablar de un
acto”, por tanto, el lenguaje, en su forma enunciativa, tiene un contenido performativo
ineludible.
Cuando se refiere a performatividad, se quiere decir que la producción de palabras o
enunciados puede hacer cosas en las cuales los actos de habla están articulados con las
fórmulas gramaticales, condiciones físicas, intencionalidad hablante y fuerzas ilocucionarias 1.
En consecuencia, el uso del enunciado es clave en el interés crítico de la filosofía
comunicativa de Deleuze y Guattari, porque el enunciado se convierte en un tipo de máquina
que puede establecer vínculos afectivos de control, con los que se pueden crear disposiciones
de apropiación de lo real, lo que significa que es productora de intencionalidad hablante.
Sin embargo, quedarse con esta perspectiva es muy limitado y reduce la problemática del
enunciar a una simplicidad conceptual, que conlleva a no sobrepasar los muros reflexivos que
imponen los sistemas de información y comunicación contemporáneos. La problemática del
enunciado requiere una comprensión de cómo los medios comunicativos (poseedores
modernos del poder de los enunciados) usan los enunciados. Es decir, los principios
lingüísticos con los que se estructuran los enunciados de los medios de comunicación.
Deleuze y Guattari (1980) en Mill Plateaux. Capitalisme et Schizoprénie, expresan que la
unidad básica del lenguaje y de los enunciados es la consigna, y las consignas son
“coordonnées sémiotiques avec toutes les bases duelles de la grammaire (masculin-féminin,
singulier-pluriel, substantif-verbe, sujet d'énoncé-sujet d'énonciation, etc.)”, (Deleuze y
Guattari, 1980: p. 95); lo anterior quiere decir que la máquina comunicativa no informa sino
que lanza mandatos u órdenes, lo que termina fomentando modos de obediencia a las reglas
morales, cívicas y profesionales2. Al ser humano se le enseña a obedecer.
Ante esto, Deleuze y Guattari afirman que “le langage n'est même pas fait pour être cru,
mais pour obéir et faire obéir” (Deleuze y Guattari, 1980: p. 96), por lo que los enunciados
son órdenes que tienen que ser obedecidas, sin importar la credibilidad o la veracidad en
ellos, sino la fuerza que tengan para que sean aprehendidos y acatados. Por consiguiente,
Deleuze y Guattari (1997) citan a Spengler para determinar que el lenguaje no tiene como
meta el enunciado de juicio o expresión, sino el mandato, la prueba de obediencia. Los
enunciados son breves mandatos a la vida, herramientas semióticas que dicen cómo vivir,
para qué vivir y por qué vivir. De aquí se desprende el escepticismo hacía la comunicación

1 Estas fuerzas ilocucionarias son la judicativa, expositiva y ejercitiva.


2Louis Althusser (1970) en Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado expresa “que la escuela se aprenden las “reglas” del
buen uso, es decir, de las conveniencias que debe observar todo agente de la división del trabajo, según el puesto que está
“destinado” a ocupar: reglas de moral y de conciencia cívica y profesional, lo que significa en realidad reglas del respeto a la
división social–técnica del trabajo”.
Eje temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

como principio de trasformación social.


Teniendo en cuenta la afirmación anterior, surge la siguiente pregunta: ¿cómo concebir el
enunciado y cuáles son los componentes que permitirán reflexionar el carácter de dominación
del enunciado? Al hablar de enunciados desde el saber de la comunicación, se puede ingresar
en cierta ambigüedad epistémica, debido a la imprecisión, vaguedad y límites difusos de la
comunicación3 como concepto, puesto que los actos intersubjetivos que se adentran en la
praxis comunicativa humana producen una gran cantidad diferenciada de relaciones entre los
sujetos, constituyendo modos maquínico-funcionales variados del uso de la lengua como
institución formal de interacción, y esta condición de uso ofrece luces en la manera de
abordar el enunciado en la perspectiva de los autores de ¿Qué es la Filosofía?.
Para comprender el rumbo que toma la crítica de la enunciación en el aspecto
comunicacional deleuziano, hay que hablar de Émile Benveniste, quien establece a la
enunciación como un efecto de uso funcional de la lengua por un acto de habla individual,
esto es, por un locutor que del formal sistema de enunciación expone su posición a través de
códigos o indicios concretos.
Dice Émile Benveniste (1999) en el tomo II de Problemas de Lingüística General: “Poner a
funcionar la lengua por un acto individual de utilización. El discurso – se dirá –, que es
producido cada vez que se habla, esa manifestación de la enunciación, ¿no es sencillamente el
“habla”? Hay que atender a la condición específica de la enunciación: es el acto mismo de
producir un enunciado y no el texto del enunciado lo que es nuestro objeto. Este acto se debe
al locutor que moviliza la lengua por su cuenta. La relación entre locutor y la lengua
determina los caracteres lingüísticos de la enunciación. [...] La enunciación supone la
conversión individual de la lengua en discurso. [...] En la enunciación consideramos
sucesivamente el acto mismo, las situaciones donde se realiza, los instrumentos que la
consuman” (p. 83-84).
A partir de los estudios de Benveniste, se desprende una serie de investigaciones que le dan
forma a lo que se conoce ahora como teorías de la enunciación. Verbigracia la de Simone
Lecointre y Jean Le Galliot (1972), la cual indica que lo importante de estudiar los enunciados
es comprender, distinguir y reflexionar, de manera profunda, lo que se dice, la presencia e
intencionalidad del enunciado expresado por el locutor que está inmerso en un discurso
propio.
Estos enfoques se distancian de la perspectiva de Deleuze y Guattari, porque ven en el
sujeto el productor del enunciado, el creador y expositor de los enunciados; cuestión que en
los filósofos es rechazada, pues para Deleuze el sujeto no produce enunciados, ya que realiza
una reducción al plano simple del significado de la palabra al objeto, aunque sea por una
elucubración conceptual indicada por el uso. Es la interpretación que hace el sujeto al conocer
un objeto, realizando una enunciación aparente, pues “la forma o lógica de los enunciados
individuales ha sido fijada fundamentalmente por el cogito, que comprende la producción de
enunciados a partir del sujeto, de un sujeto” (Deleuze, 2005: p. 181); esto asegura que el
enunciado es producción de un sujeto y que el enunciado separa al sujeto que lo produce.

3 La falta de claridad epistemológica de la comunicación ha afectado la manera en que se aborda su estudio. El no saber si la
comunicación es ciencia, disciplina o campo evita un desarrollo óptimo en la labor conceptual. Por eso motivo, el consenso
general, siguiendo a Pablo Múnera Uribe (2010), la comunicación como ámbito de estudio es un campo, es decir, “un espa-
cio en el que se construye una visión interpretativa, una mirada de conjunto y de apuesta por la construcción de sentido”.
“Máquina a-significante en la era de los mass media”
Lic. Jairo Gutiérrez Bossa

Sentencia Deleuze (2005) en Derrames. Entre el Capitalismo y la Esquizofrenia: “en otros


términos, el sujeto no puede producir un enunciado sin estar escindido por el mismo
enunciado, escindido en un sujeto de la enunciación y un sujeto del enunciado. Esto
introduce a toda la metafísica del sujeto en el psicoanálisis”4 (p. 181).
Se puede colegir que alrededor de los dualismos típicos en la filosofía de Descartes, este es
uno de los más determinativos, porque existe una división interior del mismo sujeto, aquel
sujeto del enunciado que no se puede llegar a concluir y el de un sujeto del enunciado que
queda anclado en la duda del “yo pienso”5. En otras palabras, la división del sujeto que
significa y el sujeto de la significación.
Esta división denunciada por Deleuze conduce a comprender el sometimiento y la
subordinación de un sujeto al otro desde el juego opositivo de significado en la palabra, por lo
que el significado transita como norma, regla o mandato en forma de significante, en el que lo
necesario para hacerla eficaz y efectiva es que sea cumplida. El régimen significante
construye una jerarquía que excluye al que no ingrese en el interior de la máquina
significante.
Es por eso que Deleuze asume que los únicos enunciados producidos son colectivos,
derivados de la masa o la manada, en la que se agrupen los cuerpos y los afectos en tanto
deseo a través de una construcción discursiva heterogénea plena de multiplicidades que
logren desaparecer la individualidad, al tiempo que permitan la mezcla y combinación en la
que la exclusión de las diferencias no sea posible. A ese proceso se le denomina
agenciamiento, el cual se “conecta con una multiplicidad de discursos de carácter
heterogéneo, por lo que el deseo para Deleuze no tiene nada que ver con la genitalidad o la
sexualidad carnal, sino que es un campo de producción social que genera varios modelos de
dominación o resistencia” (Gutiérrez, 2017: p. 75).
Esa resistencia que produce el agenciamiento a partir de diferentes cuerpos en alianza,
impulsando al devenir en clave enunciativa, congrega una heterogeneidad de cuerpos y
afectos en forma de enunciados, en contraposición al régimen del significante, y estos son los
agenciamientos colectivos de enunciación, que en tanto rizoma, según expresa en Mille
Plateaux. Capitalism et Schizophrénie (1980): “chaque trait ne renvoie pas nécessairement à
un trait linguistique: des chaînons sémiotiques de toute nature y sont connectés à des modes
d'encodage très divers, chaînons biologiques, politiques, économiques, etc., mettant en jeu
non seulement des régimes de signes différents, mais aussi des statuts d'états de choses” (p.
13).
De esta manera, la perspectiva de Oswald Ducrot tiene todo su valor en el enfoque de la
enunciación deleuziana, pues concibe el enunciado como un actividad ejercida por quien
habla pero también por quien escucha, así como el momento en que se articula el decir y lo
escuchado, por lo que el enunciado tiene un carácter histórico y es un evento que no se repite.

4 Esto quiere decir que hay un dualismo entre el pensamiento y el objeto pensado, pero también el alma y el cuerpo. Aquí
subyace toda producción dualista, polarizada y opositiva en el interior del sujeto, por lo que todo tipo de conclusión es deba-
tible por su incapacidad de concreción.
5 Gilles
Deleuze usa un ejemplo fantástico para explicar el “yo pienso” cartesiano. El francés expresa que “pienso en el texto
en que Descartes dice: “Veo un unicornio o imagino un unicornio”. Puede ser que el unicornio no exista, puede ser que la
proposición, que el enunciado “veo un unicornio” sea falso, pero es verdad que “yo pienso ver un unicornio”. A este nivel,
dice Deleuze, hay desprendimiento del sujeto del enunciado y todos los sujetos de enunciados posibles, por lo que resulta
imposible decir “yo camino, luego pienso”, pero sí “yo pienso, luego existo”, ya que se puede deducir un sujeto del enuncia-
do.
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Lo dicho hasta aquí supone, en palabras de Oswald Ducrot (1984) en El Decir o lo Dicho,
que el enunciado es “una realidad empírica, que es lo que podemos observar cuando
escuchamos hablar a la gente. La frase por el contrario es una entidad teórica. Es una
construcción del lingüista que le sirve para explicar la infinidad de enunciados. Esto significa
que la frase es algo que no puede ser observado: no oímos, no vemos frases. Solamente vemos
y oímos enunciados” (p. 53).
Dicho brevemente, no existe enunciado unívoco sino enunciados equivalentes. Los
enunciados son planos anclados en el campo de inmanencia, en el que los enunciados
perversos, alcohólicos, esquizos, sociales, políticos y culturales se relacionan, por lo que
establecen un sistema diferencial de articulaciones comunicativas e informativas.
Las articulaciones comunicativas e informativas, especialmente en la política y el poder, se
instauran en los límites del significante, por tanto resulta en un mecanismo de dominación
en el que un sujeto queda subordinado al otro. El régimen significante tiene la función de
asegurar los círculos de mando establecidos en los mapas de flujo comunicante y de
realimentar las antiguas consignas para evitar el desorden que pueda originar. Así mismo,
pretende incluir todo agente dentro de su sistema de signos infinitos organizados.
Muy bien dice Roberto Altahona (2011) en Deseo y Literatura en la Filosofía de Gilles
Deleuze y Félix Guattari: Hacia una Política de los Afectos: “Hablamos de organización
cuando nos referimos a la multiplicidad de masa que a partir de su producción de enunciados
homogeniza a los individuos conforme a un significante lingüístico que se presenta en forma
de mandato” (p. 22). Es así como Gilles Deleuze y Félix Guattari inician una crítica rigurosa
al esquema significante/significado, en específico, la importancia del significante en Jacques
Lacan y Jacques Derrida autores fundamentales en la sobredimensión al significante, pues
este cuadro de pensamiento reafirma nuevas formas de acatamiento y sumisión, que se
instaura en la comunicación como vacuola de jerarquización y dominio del ser humano.

REGÍMENES DE SIGNOS: POLÍTICAS DEL SIGNIFICANTE


Uno de los conceptos más interesantes e intrigantes de la etapa maquínica-funcional de
Deleuze, al lado de Guattari, es el de regímenes de signos, porque es con esta propuesta
conceptual con la que el francés intenta poner en práctica un dispositivo de intervención ética
y política en el plano de lo real, además de identificar el mapa funcional con el que los
sistemas políticos constituyen los encuadres sintetizadores y cerrados de los enunciados
colectivos en su desarrollo normativo y ordenativo, porque los enunciados son “piezas y
engranajes del agenciamiento” (Deleuze y Parnet, 1980: p. 81), es decir, que los enunciados
son formalizadores de expresiones y de contenidos. Agencian signos.
Por ese motivo, “los regímenes de signos, o semióticas, son disposiciones vistas desde el
punto de vista de la disposición colectiva de enunciación inseparable de la disposición
maquínica de los cuerpos” (Martínez, 2012: p. 205), en el que se conjugan los flujos
materiales e inmateriales, y que es definido por la máquina abstracta6; en consecuencia, no
puede confundirse con lenguajes o con una lengua.

6 La máquina abstracta es un conjunto de materias y funciones que exceden todo tipo de mecánicas y que se definen por los
altos puntos de desterritorialización y descodificación, y que no tiene nada que ver con el manejo ordinario del nominativo
abstracto. Un ejemplo es la propuesta de Cathy O´Neail del uso de algoritmos como accesos a ejercicios democráticos con-
temporáneos. Es decir, que un algoritmo, según la matemática estadounidense, es un sistema de perfiles desde el big data,
el cual permite el acceso democrático en el campo social. Las prácticas burocráticas serán reemplazadas por algoritmos.
“Máquina a-significante en la era de los mass media”
Lic. Jairo Gutiérrez Bossa

El régimen de signos no tiene un límite, no son dos, tres o cuatro, son infinitos; hay
múltiples regímenes de signos, en los que se encuentran muchas funciones y en los que se
constituyen planos de estos signos conjugándose. Deleuze expone tres tipos de signos: los
índices, que son los signos territoriales; los símbolos, que son los signos desterritorializados,
y los íconos, que son los signos reterritorializados.
El signo se forja como un estado de la existencia misma, en la que el sujeto se encuentra
con la intensidad de un signo que quiebra el mundo de las representaciones, y “il semble
qu'on ne puisse parler de signes en toute rigueur que lorsqu'il y a une distinction, non
seulement réelle, mais catégorielle, entre les formes d'expression et les formes de
contenu” (Deleuze y Guattari, 1980: p. 84). Por tanto, se establece un imperio del lenguaje
sobre todos los estratos de la existencia, que se fortalece en la figura del traductor o el
intérprete. Sin embargo, la verdadera preocupación de Deleuze es el que llama él un autre
danger.
Ese un autre danger es el imperio del significante sobre el lenguaje, sobre el conjunto
infinito de regímenes de signos, por lo que afirmará Deleuze (1980) en Mill Plateaux.
Capitalism et Schizophrénie: “Il ne s'agit plus de savoir si le signe s 'applique à toutes les
strates, mais si le signifiant s'applique à tous les signes, si tous les signes sont doués de
signifiance, si la sémiotique des signes renvoie nécessairement à une sémiologie du
signifiant” (p. 84-85).
Este énfasis en el significante se debe a que Deleuze observa que a través del significado y
la representación el capitalismo produce y otorga funciones y roles, dotación de subjetividad
e individuación, por lo que “todo el mundo queda atrapado en una trampa semiótica
significante y representativa” (Lazzarato, 2007: p. 714), formando nuevas operaciones de
sometimiento ya no a la manera directa al cuerpo, sino a las identidades y funciones
concretizadas previamente, pasando por la multiplicidad y heterogeneidad de las semióticas
presignificantes7.
Es preciso destacar que esta posición de Deleuze ante el significante busca desnudar el real
funcionamiento del régimen significante de Ferdinand de Saussure y Jacques Lacan.
Brevemente, Saussure expresó que el significante es una imagen acústica, por lo que tiene
naturaleza auditiva, y es una de las dos caras del signo lingüístico, junto al significado, que es
el concepto; dicha relación es posible por la arbitrariedad del signo.
Por el lado del psicoanálisis lacaniano, el significante tiene una supremacía declarada
sobre el significado, considerando que es como un efecto del juego significante y que es
producido por la metáfora, por lo que el lenguaje no es un sistema de signos, como lo piensa
Saussure, sino un sistema de significantes. Lacan define que “un significante es lo que
representa al sujeto para otro significante” (Lacan, 1987: p. 46), de manera que el significante

7 Gilles Deleuze en Mill Plateaux. Capitalisme et Schizophrénie (1980), habla de una semiótica presignificante: que es de
carácter plural y polívoca, característica de los nómades, y que tiene de rasgo esencial la capacidad de combatir ante cual-
quier circularidad del significante. La semiótica significante: se refiere al carácter infinito del signo. Un signo remite a otro
signo, y que por lo tanto puede dejar de referenciar el signo como tal, pues sólo tiene importante la relación infinita de sig-
nos que conducen a la consolidación del significante. La semiótica contrasignificante: trata de una numeración o actividad
aritmética, en la que cada guarismo sirve de transición y corte, con un alto valor táctico no homogeneizador. La semiótica
postsignificante: tiene como rasgo la subjetivación desde una continuidad lineal de procesos finitos, que se transforma en
una línea de subjetivación. Ahora bien, la relación entre estos conceptos y la semiótica a-significante, es que sin importar
sus diferencias, todas corresponden a mediaciones semióticas que no remiten al lenguaje sino que el lenguaje consigna a los
regímenes de signos ya mencionados, porque son estos regímenes los que constituyen las disposiciones colectivas de enun-
ciación.
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es el campo del otro y representa al sujeto en relación con otros significantes 8, aclarando que
el significante no significa al sujeto.
Deleuze emprende una crítica a la lingüística estructuralista por la supremacía al
significante, la cual considera una representación imperial que impulsa a la representación
despótica, en la que se fundamenta la territorialidad del Estado, las políticas de sumisión y
obediencia, ya que el significante sobrecodifica al otro. Esto actúa a nivel político y propende
a la instauración de un significante amo, el cual reúne toda actividad despótica imperial.
Verbigracia: el padre, el gobernador, la policía, el profesor, al administrador de redes
sociales, el presidente, el senador, y especialmente, el jefe de contenido periodístico.
La propuesta de Saussure y Lacan, incluyendo a Derrida y a Chomsky (modelo arbóreo del
lenguaje), a pesar de sus diferencias, tiende a un mismo objetivo, que para él es confuso, por
lo que “le signifié n'existe pas hors de son rapport avec le signifiant, et le signifié ultime, c'est
l'existence même du signifiant qu'on extrapole au-delà du signe” (Deleuze, Guattari, 1980: p.
85). Esto lleva a aseverar que lo único que hay que decir del significante es que es
redundante, y en esa redundancia radica el carácter despótico, porque hay una “reducción del
contenido al significado y una reducción de la expresión al significante” (Deleuze y Guattari,
1997: p. 71).
Por tal motivo, dirá Deleuze (1980) en El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia, que “el
imperialismo del significante nos hace salir de la cuestión “¿qué quiere decir esto?”; se
contenta con rayar de antemano la cuestión y hacer insuficientes todas las respuestas al
remitirlas al rango del simple significado” (p. 215).
En conformidad con la afirmación anterior, Deleuze (1980) define el significante en Anti-
Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia, como: “el signo devenido signo de signo, el signo
despótico que ha reemplazado al signo territorial, que ha franqueado el umbral de
desterritorialización; el significante es tan sólo el signo desterritorializado mismo. El signo
devenido letra […] El cuerpo ya no se deja grabar como la tierra, pero se prosterna ante los
grabados del déspota, la ultra-tierra, el nuevo cuerpo lleno” (p. 213).
Conviene subrayar, partiendo de la cita anterior, que la semiótica significante no impulsa y
tampoco necesita poner en dinámica comunicativa al hablante y al oyente, porque el uso de la
palabra no es lo importante; este régimen de signo busca atravesar y vitalizar los afectos para
así desbordar los límites de la “subjetividad individualizante”. Es decir, el lenguaje no tiene
una formalidad comunicacional en la que el mensaje se dirige a alguien que escucha y este
retroalimenta, sino que el enunciado busca franquear cuerpos, imaginarios, intensidades,
movimientos, entre otros. Por ejemplo, el partido político como conciencia, como
representación del pueblo.
Este régimen significante produce varias consecuencias, especialmente en el ámbito
político, pues como señala Félix Guattari (1992) en Caosmosis, “la subjetivación pática, en la
raíz de todos los modos de subjetivación, queda ocultada en la subjetividad racionalista
capitalística que tiende a soslayarla sistemáticamente. La ciencia se construye sobre una
puesta entre paréntesis de estos factores de subjetivación, que no vienen a la expresión sino
dejando fuera de la significación ciertos eslabones discursivos” (p. 40).
El ensanchamiento y desarrollo del régimen significante se consigue gracias a una
8 Una de las claridades más importantes que hay que expresar, es que los efectos emanados por el significante son los consti-
tuyentes del inconsciente, y son los que determinarán al sujeto.
“Máquina a-significante en la era de los mass media”
Lic. Jairo Gutiérrez Bossa

operacionalización política, ya que la constitución y apropiación de un significado, siguiendo


a Guattari, se encuentra íntimamente ligado a la toma del poder y el establecimiento de una
subjetividad política que favorece las fuerzas de dominación, que tiene dos rasgos, y que
señala de manera oportuna Miguel Martínez (2014): “una disposición colectiva de
enunciados y disposiciones maquínicas de cuerpos, y para su eficacia y eficiencia son
necesario ocho características elementales: 1) le signe renvoie au signe, à l'infini ( l'illimité de
la signifiance, qui déterritorialise le signe); 2) le signe est ramené parle signe, et ne cesse de
revenir (la circularité du signe déterritorialisé); 3) le signe saute d'un cercle à l'autre, et ne
cesse de déplacer le centre en même temps que de s'y rapporter (la métaphore ou hystérie des
signes); 4) l'expansion des cercles est toujours assurée par des interprétatioll' qui donnent du
signifié et redonnent du signifiant (l'interprétose du prêtre ) ; 5) l'ensemble infini des signes
renvoie à un signifiant majeur qui se pré¬ sente aussi bien comme manque que comme excès
( le signifiant despotique, limite de déterritorialisation du système; 6) la forme du signifiant a
une substance, ou le signifiant a un corps qui est Visage (principe des traits de visagéité, qui
constitue une reterritorialisation); 7) la ligne de fuite du système est affectée d'une valeur
négative, condamnée comme ce qui excède la puissance de déterritorialisation du régime
signifiant (principe du bouc émissaire ) ; 8) c'est un régime d'universelle tricherie, à la fois
dans les sauts, dans les cercles réglés, dans les règlements des interprétations du devin, dans
la publicité du centre visagéifié, dans le traitement de la ligne de fuite.” (p. 146-147).
Este régimen construye múltiples círculos conectivos, cadenas y enlaces, teniendo la tarea
imperativa de organizar los signos compartidos desde diferentes espacios, con el objetivo de
asegurar la supervivencia y despliegue de las cadenas de signos, emitiendo, recibiendo,
soltando y volviendo a captar los signos significantes; fortaleciendo las jerarquizaciones
características del régimen despótico e imperial. Un ejemplo claro son los partidos políticos,
los movimientos estándar que ayudan a la solidificación de las identidades e identificaciones
aceptadas, como sucede con los grupos literarios, musicales o cinematográficos que
responden a una lógica económica del mercado. El régimen significante es redundante y en
su redundancia se haya su existencia continua.
De esta forma, la mirada deleuziana del régimen significante implica el funcionamiento de
una política significante, pues lo que se intenta lograr es la relación con lo real, y esta debe
pasar por mecanismos de mediación, pues sin significado no hay acceso a lo real. Ese fue el
aporte del estructuralismo lingüístico, pues determinó las maneras “invisibles” para
constituir una subjetividad de dominadores y sometidos; el régimen significante enlaza los
signos con la política.
Sin embargo, hay otra mediación elemental, que tiene que ver con la producción semiótica
del capital funcional que ya no busca el instaurar un significado sino impulsar a una acción, a
saber, el complemento maquínico-funcional para consolidar un a máquina de servidumbre
voluntaria, y es a través de un régimen semiótico a-significante, el cual tiene cómo espacio de
intervención a los medios de comunicación.

MÁQUINA A-SIGNIFICANTE. SERVIDUMBRE VOLUNTARIA Y MEDIOS DE


COMUNICACIÓN
La relación con los medios de comunicación es compleja, paradójica y extraña, pero
necesaria. A pesar de la desconfianza que se pueda poseer siempre se regresa a ellos. Existe
un hilo invisible que corresponde de manera mágica la subjetividad con el universo mediático
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de las comunicaciones, en el que se danza entre la satisfacción y el descontento; el odio y el


amor; la verdad y la falsedad.
En Colombia hasta el año 2000 los medios de comunicación, especialmente entre el sector
urbano, tenían un nivel de favorabilidad positivo. Se detalla que las personas que veían más
televisión poseían mayor injerencia en política con un 49%, siendo además los que
expresaban mayor confianza en el Gobierno Nacional con un 30%, a diferencia de quienes no
la veían, confirmando que “la televisión, como canal de comunicación entre las acciones del
gobierno y la opinión del pueblo, tiene alguna efectividad negativa” (Cuellar, 2000: p. 224).
Para los años 2016 y 2017 en Colombia, la confianza en los medios de comunicación bajó
considerablemente. Según la encuesta realizada por Trust Barometer de Edelman, la
confianza en los mass media es de 41%. Rodolfo Araujo (2017) explicó para la revista Dinero,
que “los medios son un termómetro de las buenas y malas noticias en una sociedad
polarizada, por lo que sufre más que las empresas y las ONG. Son los mensajeros que acaban
sufriendo en este contexto de complejidad y turbulencia”. El nivel de suspicacia se niveló con
el que produce el gobierno, que se encuentra en un 41%. La confianza es el voto de fe en una
persona u objeto, esta se desprende de la tranquilidad que origina la comprensión y
apropiación de la verdad.
De ahí, que en la actualidad los medios de comunicación son percibidos como una gran
puesta en escena que expresa ficciones y en la que cada sujeto cumple un papel. Los medios
mienten, dice la máxima. La forma de comprender el actuar de los medios de comunicación
es a partir de la renuncia a la idea de verdad en tanto trascendencia. La verdad del medio
parece ser descriptiva, indicativa, funcional. En los mass media no hay ideología, objetivo del
esquema neoliberal.
Ahora bien, estás ideas previas permite concatenar la comunicación con la semiótica a-
significante de Deleuze y Guattari. La máquina a-significante es la comunicación. La
semiótica significante responde a los intereses prácticos de los partidos políticos y de todo
aquello que busque o requiera una identificación ideológica o identitaria marcada. La
comunicación, o la máquina comunicativa, no tiene cargas ideológicas, porque no se trata de
un intercambio de mensaje de contenido ideológico, sólo tiene que informar por medio de un
alto rango de carga a-significante, o sea, con el objetivo de intervenir en el lugar donde surge
la experiencia, es decir, la emoción, la acción, la palabra. Afecta de manera directa la
subjetividad.
Para Félix Guattari la comunicación es un reductor de las condiciones existenciales del ser
humano. La comunicación tiene “el defecto de perder las dimensiones existenciales de las
relaciones intrahumanas, sociales y maquínicas” (Guattari, 2008: p. 203), propendiendo a
una reificación de la condición del hombre.
Por su parte, Gilles Deleuze expone que puede que “la palabra y la comunicación estén ya
podridas. El dinero las penetra enteramente: no accidentalmente, sino por su propia
naturaleza” (Deleuze, 1990: p. 148), razón por la que sirven al sistema de control para crear
maneras voluntarias de servidumbre; por eso, tanto Deleuze como Guattari afirman que el
capital es un operador semiótico.
El funcionamiento de esta categoría semiótica se desprende del ordenamiento de la
producción maquínica a-significante, que “más allá de la cantidad de significaciones que
vehiculicen, manejan figuras de expresión que se podrían calificar como “no humanas”;
“Máquina a-significante en la era de los mass media”
Lic. Jairo Gutiérrez Bossa

ecuaciones, planos que anuncian a la máquina y la hacen actuar a titulo diagramático sobre
los dispositivos técnicos y experimentales” (Guattari, 1992: p. 51). Esto hace referencia a
sistemas maquínicos de ficciones, virtualidades y protosubjetividades, que es contrario al
régimen de la ley, que son los regímenes semióticos significantes, los cuales han sido
endiosados por los estructuralistas.
La estructura totalizante del significante es destituida, debido a que no tiene la capacidad
de agrupar la complejidad ontológico-referencial total. El régimen significante es discreto y
binario; sintagmático y paradigmático. Su alcance es el de la alienación subjetiva y los modos
de sujeción social que van directos a un campo operacional político.
El régimen a-significante, propio de los medios de comunicación, procura por una
“servidumbre maquínica”, una subordinación que emana del mismo sujeto desde la voluntad.
“Las semióticas a-significantes operan una sincronización y una modulación de componentes
preindividuales y preverbales de la subjetividad” (Lazzarato, 2006), dicho de otra manera, los
enunciados mediáticos van dirigidos al lugar donde se generan la experiencia, los afectos,
percepciones, emociones, entre otros. El enunciado a-significante no intenta crear
significados sino provocar acciones, reacciones, una postura, una actitud; así se transforma
en las piezas de una máquina habitada por inpust/outpust que la hacen circular, moverse. A
la semiótica a-significante no le interesa instaurar un significado sino inducir movimiento.
Como muestra, el trabajo de Elisabeth Charlotte Rist con I'm a victim of this song (1995),
en el que intenta quebrar los límites de la reflexión y lo que busca es que la persona que se
encuentre con la obra experimente, se convierta junto al producto en un acontecimiento. No
hay que comprender, hay que experimentar logrando rupturas en los lazos interpersonales
formales.
En el caso de la música se tiene el trabajo del español Llorenç Barber con Conciertos de
Ciudades, en el que los espacios son multiperspectivos, una música de acción que genera
comportamientos sonoros renovadores, que se desprende de un multigenerador de focos
acústicos, renunciando al estructuralismo musical de la Escuela de Darmstadt.
Precisamente, un ejemplo en el aspecto comunicativo-político es el uso extremo a extremo
como código ansioso: “castrochavismo”. Este pseudo-concepto indefinible y que carece de
cualquier tipo de significancia, busca calibrar la ansiedad pública ante la amenaza del
“hambre”, la “pobreza” y el “terrorismo”. El uso de este neologismo no se dirige hacia a la
parte racional y consciente del sujeto, sino que busca activar los dispositivos preindividuales
de la subjetividad y la sensibilidad humana. Este carece de algún reducto ideológico o
discursivo, así que se sitúa en la facultad de despertar una irritación de los cuerpos. “Señal
sin significado”, dirá Maurizio Lazzarato (2007).
Del mismo modo, las semióticas a-significantes (la moneda, la producción de imágenes
maquínicas, los sonidos, las fórmulas, los datos, mediciones y encuestas) son la manera en
que se construye la nueva discursividad política capitalista, y que tiene en los medios el
vehículo de transmisión idóneo de la información que definirán los mecanismos voluntarios
de servidumbre, ya que la comunicación así concebida devela el enlace entre los elementos
enunciativos y el sistema de control.
Considerando lo anterior, Deleuze afirmará en la conferencia Qu’est-ce que l’acte de
création?, que en la práctica de la comunicación no surgen ideas, la creación no hace parte
de la comunicación, pues comunicar es transmisión de información, e informar es “un
Eje temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

ensemble de mots d’ordre” (Deleuze, 2001: p. 286). Quiere decir que se dice lo que se debe
creer, pero esa información no es un mensaje lineal cargado de expresividad ideológica
contenida, sino que es una intervención en el lugar en el que surge la experiencia. La
comunicación ya no se puede mirar desde discursos cerrados, por ejemplo ligados a un tipo
de ideología, sino desde signos monetarios y bursátiles, que desean escribir lo real sobre el
sujeto sin necesidad de una representación “teatralizada”, sino desde la producción. El
informar es el sistema de control, y el sistema de control puede ser concebido como máquina
anunciativa a-significativa: los medios de comunicación.
Teniendo en cuenta esto, la comunicación en tanto semiótica a-significante no conoce
personas, ni roles, ni sujetos, rasgos de la semiótica significante que es política y que instala
representaciones subjetivas que indican una sujetación de la persona. El régimen
comunicativo a-significante crea una “servidumbre maquínica que agencia elementos
infrapersonales, infrasociales, en razón a una economía molecular del deseo” (Lazzarato,
2007: p. 718), en la que no hay discursos, sino activaciones afectivas relacionales. O sea,
poner en movimiento el sistema nervioso.
La comunicación mediática tiene que ser entendida desde movimientos e intensidades no
humanas, pues el lenguaje ya no debe reconocerse como una práctica inherente del sujeto,
sino que el lenguaje es una pieza en el régimen semiótico capitalista; es el medio maquínico
de reificación colectiva que destruye -al decir de Guattari- la dimensión de la inmanencia de
la enunciación.

A MANERA DE CONCLUSIÓN
La comunicación mediática tiene como fundamento la transmisión de enunciados, los
cuales son consignas, mandatos u órdenes, que tiene que hacer acatados, obedecidos. Es
decir, que todo acto de un medio comunicativo, que puede ser concebido también como una
máquina enunciativa, es un dispositivo semiótico de sumisión, porque todo enunciado tiene
un rasgo performativo con el que el lenguaje puede crear cosas, constituir condiciones y
generar acciones.
Los enunciados no son unívocos sino colectivos, anclados en planos de inmanencia, en la
que se encuentran, interactúan y determinan un heterogéneo cumulo de enunciados, los
cuales establecen un sistema articulado de comunicación.
Dichas articulaciones comunicativas, que están enmarcadas en el campo ideológico y
político, se instauran en los límites del significante, lo que resulta en elementos de
dominación en los que el sujeto queda subordinado al otro. El régimen significante tiene la
meta de asegurar las vacuolas comunicantes en las que fluyen los mandatos, realimentando
las órdenes o mandatos de manera organizada e infinita, en las que todo que el enunciado
logre franquear cuerpos, imaginarios, intensidades, movimientos; por eso el significante está
moviéndose en los horizontes de las formaciones ideológicas
Los medios de comunicación actuales no cumplen una labor significante, no están atados a
saberes cerrados, ideológicos y transformadores, y se puede afirmar que no les interesa
expresar la verdad, no les interesan los hechos. La forma en que funciona la comunicación
mediática es en la reificación de la sociedad, no de la persona, incluso no hay personas, sino
masa, manadas, y el mecanismo es a través del régimen a-significante, el cual se encarga de ir
directamente al sistema nervioso, donde intervienen las emociones. El a-significante es una
“Máquina a-significante en la era de los mass media”
Lic. Jairo Gutiérrez Bossa

“indicación sin significado”, que sólo busca provocar movimientos, acciones. No importan los
roles, es necesario generar funciones, por lo que se emana una “servidumbre maquínica” en
lugar de un sometimiento social, por lo que lo que el uso de los enunciados propenden a que
toda información tiene el objetivo de producir afectos colectivos, teniendo en cuenta los
principios lingüísticos en el marco de una semiótica a-significante que no reconoce personas
sino deseo.

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Eje temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

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Practicismo Maquiavélico ni Intelectualismo Estéril: Pragmatismo. Editorial Universidad
Autónoma del Caribe. Barranquilla.
La disputa de la Opinión Pública como política radical*

Javier Fernández Barrientos


Estudiante de Periodismo
Universidad de Santiago de Chile

jfernandezb92@gmail.com

El presente escrito pretende problemati- The following document aims to problema-


zar el concepto de Opinión Pública en la tize the present concept of Public Opinion,
actualidad, proponiendo que ésta es porta- proposing it as strongly transforming ca-
dora de un componente fuertemente trans- rrier component which host the possibility
formador que aloja la posibilidad de tran- to move on new paths in the generation of
sitar nuevos caminos en la generación de politics, where the overcoming of certains
la política, en donde la superación de cier- homogenizing logics, characteristics of
tas lógicas homogeneizadoras, caracterís- blind trust in numbers, surveys and data,
ticas de la confianza ciega en los núme- could allow us to rethink and reconceptua-
ros, encuestas y datos, podría permitir re- lize democracy and organization forms,
pensar y reconceptualizar la democracia y aroused to the eaves of criticism about the
las formas de organización, suscitada al prevailing system that has taken force star-
alero de las críticas sobre el sistema impe- ting from the present decade and installing
rante que han tomado fuerza a partir de la a radical policy which transforms reality.
presente década e instalar una política ra-
dical que transforme la realidad.

Fecha de recepción: 29/06/2018 - Fecha de aceptación: 20/12/2018

INTRODUCCIÓN
Suele pensarse -no tan equivocadamente- que la Opinión Pública es el centro de la política.
Esto, porque pese a la mayoría de las reflexiones que se han tenido sobre el devenir de la
organización social, la Opinión Pública – para bien o para mal- presenta en sí el ethos mismo
de las organizaciones representativas.
Pensar a ésta como parte primordial de la organización radica en una estructura que la ha
concebido como una suerte de imagen social sobre los sentires de la población, respecto a
determinados temas o el devenir mismo de sus elecciones políticas a nivel de organización en
cuanto a una coyuntura o período específico.
Ahora bien, entenderlo en estos mismos términos obliga analizar cómo ésta, en la
actualidad, se desenvuelve más allá de las meras observaciones filosóficas y adquiere, por
* Elautor agradece públicamente al Dr. Juan Antonio Gaitán de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
por los comentarios, aportes y correcciones hechas al presente trabajo.
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

parte de ciertos sectores, un valor netamente instrumental, empecinado en medir


cuantitativamente los caminos que toma la sociedad en momentos acotados. Estas
construcciones metodológicas se alojarían en el intento de construir un cierto discurso que
apunte a explicar la Opinión Pública desde las opiniones en criterios numéricos,
respondiendo así a las necesidades de gobiernos e instituciones de poder construir políticas,
dispositivos y acciones con el beneplácito de amplios sectores sociales. Este tipo de
perspectivas son, de alguna u otra forma, manifestaciones de los tiempos actuales, en donde
la confianza plena en los datos dan cuenta de un relato donde todo puede ser medido y, por lo
mismo, conducido según ciertos designios, de ahí la explicación del porqué el nacimiento de
instrumentos como el Big Data, dedicado a la recopilación de amplios volúmenes de
información sobre usuarios y consumidores, a fin de generar con éste discursos que apunten
a dar respuesta a las manifestaciones, descontentos y deseos.
La relación asimismo con otras plataformas que han servido de organización, pero a la vez
de aprovechamiento por el Big Data, como lo son las Redes Sociales, dan cuenta de la
complejización del estudio de la Opinión Pública. Sobre este último punto es que desde hace
un tiempo, y pese a la caracterización de ésta ligada a los sondeos y encuestas, existe otra
dimensión que, si bien no enormemente lejana, sí cobija en su seno otras claves para su
entendimiento, ligada más al ámbito de la política discursiva, el debate y la construcción de
diferentes realidades sociales. La tradición que se ha ceñido principalmente en las
teorizaciones de Jürgen Habermas, invitan a la construcción de otro tipo de Opinión Pública,
ligada a la deliberación y al ámbito del involucramiento social.
Así, dentro de la actual época, existirían dos tipos de Opinión Pública. Dos tipos de
racionalidades complejizadas en el ámbito de lo social: uno de tipo “agregada” entendida
como el “resultado de la suma de juicios individuales” la que estaría “expuesta a un mayor
nivel de control por parte de las burocracias y élites político-institucionales dominantes
tanto en el Estado como en el Mercado” y uno de tipo discursiva, resultado de una
“conversación colectiva en expansión”, enmarcada en los parámetros de la sociedad civil
(Sampedro y Resina de la Fuente, 2010). Este tipo de entendimiento se aloja en los usos
generados de la misma, los espacios de conflicto y estandarización que se cobijan en su
comprensión y finalidad, tipos de entendimiento que apuntan qué forma de sociedad esperan
tener y aportar, ambas para ser medios para un fin.
No obstante lo anterior, la complejización que hacíamos mención anteriormente tiene en
sí misma otras claves a tener en cuenta. A la utilización del Big Data que amplía horizontes y
dinamiza (o no) el tema de los datos y la investigación empírica de la Opinión Pública, en el
ámbito de lo “discursivo” existen otras variables a tener en consideración en el estudio de las
sociedades. Al conocido análisis habermasiano de la Democracia Deliberativa y el papel que
tendría la Opinión Pública en ésta, desde hace un tiempo otras perspectivas han polemizado
con el pensador alemán, nos referimos específicamente a aquellas que, situándose en el
terreno democrático, aspiran a otras claves de la discusión, manteniendo el contraste y el
conflicto abierto sin optar al consenso como propondría Habermas, sino que desde el plano
Agonista.
Con el advenimiento de los movimientos sociales, el mapa se desordena, las antiguas
impresiones de lo que era la política se reacomodan, obligando a (re)pensar su construcción,
“La disputa de la Opinión Pública como política radical ”
Javier Fernández Barrientos

entendiendo que las demandas, los tipos de escenarios, consignas y asociaciones complejizan
las disputas (Innerarity, 2015; Castells, 2012), aun cuando permanezcan ciertas
contradicciones históricas en sus debates, la Opinión Pública juega un rol imprescindible, por
cuanto su disputa es fundamental para la consecución de sus objetivos, y el escenario de
confrontación no es fácil de cerrar en el mero consenso.
Así, el presente escrito pretende problematizar lo que vendría siendo la Opinión Pública en
la actualidad, proponiendo que antes de considerarla como un todo, existe un conflicto
eminente en ella, que no está ceñido ni a las variables empíricas ni a las del consenso. Con
esto no queremos decir que ciertas técnicas e instrumentos no sean necesarias para su
estudio, sino que, por el contrario, la limitación de aquellas observaciones acota en demasía
la caracterización, conformándose con un relato unificado y no apuntando a los debates sin
cuartel que se deben dar en su interior, corriendo el serio riesgo de la despolitización si se
utilizan con intenciones limitantes (Martín-Baró, 1990). Para este fin, problematizaremos la
concepción de la Opinión Pública como un componente político esencial, portador de
acciones y transformador de realidades y no simplemente opiniones al aire sin sustento
formal. No pretendemos dar todas las respuestas, ni siquiera el panorama general, solamente
problematizar desde una vertiente crítica lo que este importante asunto requiere para lo que
la sociedad política necesita en la actualidad.

COMPLEJIZAR LA OPINIÓN
El uso de mecanismos aglutinadores y homogeneizantes, portadores de una confianza
empírica prima todavía dentro de gran parte de las disciplinas sociales, creyendo que la
medición cuantitativa es la principal forma de comprender la problemática social. Siguiendo
la caracterización dada en un comienzo sostendremos dos principios básicos acá: por un lado
entender la Opinión Pública desde la óptica de la Complejidad, es decir, entender el
fenómeno por fuera de una rigidez instrumental mediante el cual ha transitado el
conocimiento occidental, eliminando la constitución de la certidumbre (Morán, 2006) y por
otro, el de una Opinión Pública Discursiva [OPD] (Sampedro y Resina de la Fuente, 2010),
elemento esencial y fundador de la política de pensar la democracia.
Evidentemente, la certidumbre es una cuestión que ha estado patente en las discusiones
sobre la Opinión Pública, aun cuando lo discursivo también esté presente como una de las
cuestiones fundamentales. De ahí tal vez que se den los principales debates sobre lo
deliberativo como parte esencial. Las relativas complejizaciones pueden rastrearse en un
primer momento desde Arendt (2017), y el seguimiento histórico que da sobre lo público y lo
privado. Sucintamente, la novedad griega de la distinción de esferas públicas y privadas es
borrada en la modernidad y subsumidas dentro de lo social. Para la alemana, sería esta nueva
esfera social lo que determinaría la discusión política, generando una dualidad entre poder
(como una dimensión comunicativa y deliberativa) y violencia, esta última como
característica de la ruptura con la dimensión del debate.
Esta primera aproximación es interesante por cuanto, a diferencia de otros teóricos mucho
más “racionalistas”, el componente del poder está presente como una dimensión importante.
Sobre esto es que el debate con Habermas parece mucho más idóneo de observar como
primer esbozo de una teoría inacabada. Para el filósofo de la Escuela de Frankfurt, hay ciertas
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

semejanzas con Arendt en tanto una caracterización histórica de la evolución de la Opinión


Pública que deja de manifiesto su predisposición por la discusión pública, entendida como
“la única posibilidad de superar los conflictos sociales, gracias a la búsqueda de consensos
que permitan el acuerdo y la cooperación a pesar de los disensos” (Boladeras, 2001), pese a
ello, la caracterización del poder en Arendt como potencial del discurso y capaz de asumir la
“condición de pluralidad”, soslayaría otras dimensiones como las de tipo ideológico
explicitados por Marx.
Por sobre estas conceptualizaciones, que darían una irracionalidad al ámbito de la política,
Habermas preferiría el ámbito de la discusión, pero primando en ésta el consenso como
constitutivo de la democracia, mediante la discusión que sería la generación de una política
representativa, donde el acuerdo permitiría la generación de una “realidad
democrática” (Norval, 2008). Como creemos que se deja en evidencia, lo que prima acá en
Habermas es tratar de encontrar formalismos constitutivos de espacios de discusión
mediante mecanismos comunicativos que genere la Opinión Pública. En ese sentido, el
Espacio Público, como ámbito inmanente sería el “territorio” discursivo desde donde podría
generarse algo así como una “opinión pública” (Boladeras, 2001). Así, esta “Esfera Pública”,
permite conceptualizar ciertas cuestiones básicas. Siendo el espacio de deliberación y
discusión de una política democrática (por lo que precisamente se sigue esta Democracia
Deliberativa), la conformación de consensos, no deja de ser atractiva entendiendo que en
ningún momento se niega el conflicto intrínseco de la sociedad, sus contradicciones y
diferencias, sino que por el contrario, se aspira a mecanismos de índole racional que permita
poner en acuerdo a las partes deliberantes, en un juego completo de comprensión que para
ganar es necesario apostar y ceder.
Ahora bien, las ideas de Habermas no han estado exentas de críticas de todo tipo. Una de
ellas estriba en dos concepciones que, pese a circular por derroteros distintos, son bastante
similares. Estas son, por un lado, el tema de la dificultad del consenso (y la falsa creencia del
cierre del conflicto) y por otro el entender la sociedad compleja en la que transitamos hoy.
Evidentemente, si nos ceñimos a lo que estamos comentando al principio de este apartado, lo
que buscaría Habermas al aspirar al consenso sería, por sobre todo, la “simplicidad”, cuestión
dificultosa ante la ruptura de ciertos “indicadores de certidumbre” (parafraseando a Claude
Lefort) desde los ‘90.
Por una parte, es necesario que la complejidad sea entendida en la imposibilidad de
articular ya una sola esfera pública (cuando el mismo Habermas ha tenido que actualizar
ciertos postulados), sino en varias o, como diría Sampedro y Resina de la Fuente (2010) en
una de tipo central y otra periférica. Estas últimas ceñidas más a los adelantos tecnológicos y
otros ejemplos de la misma índole no nos ocupará más que para mencionarlo en ocasiones, lo
que nos interesa de manera fundamental es poder problematizar el ámbito del discurso y de
conflicto del que escapa Jürgen Habermas y se inserta dentro de los teóricos de la
Democracia Radical.
Tal vez quien haya profundizado más sobre este punto sea Chantal Mouffe (2016). Para la
belga, el consenso deliberativo sería no sólo una quimera, sino también un componente
ampliamente nocivo para la generación de una política realmente democrática. Ésta no sólo
llevaría a un cierre del conflicto, subsumiendo en acuerdos el potencial completo de la
“La disputa de la Opinión Pública como política radical ”
Javier Fernández Barrientos

discusión, sino que también sería culpable precisamente del levantamiento de discursos
populistas de derecha que atacarían realmente el componente democrático. Así, a este tipo de
“simplicidad” hay que anteponerle un tipo de política Agonista, es decir, la opción de
mantener el conflicto completamente abierto y como fundamento básico de la sociedad. En
este sentido, no existiría un consenso que no fuera coercitivo, y es obligatorio en ese sentido
observar la práctica política de la pluralidad de observaciones.
Sería obligatorio en ese sentido, el repensar constantemente las prácticas como una
fundación constante, es decir, el momento fundador y constituyente deben estar en un
continuum de sus prácticas, repensándose y reformándose constantemente, primando por
sobre todo su contingencia. No existiría ninguna teleología que estructuraría el debate hasta
el punto formal del cierre de la discusión. No es que no existan acuerdos, muy por el
contrario, sino que este no es símil de cierre, sino entender que la política de la democracia -
para estos- no podría entenderse desde una simplicidad. En ese sentido, la pluralidad de la
que se comenta requiere ciertos espacios básicos, donde la Opinión Pública, lejos de ser una
fuente unidimensional tanto de lo agregado como de lo discursivo en las problematizaciones
de Habermas (quien adquiriría el consenso como la expresión de ésta), es una maraña
rizomática.
Ahora bien, evidentemente este tipo de teorizaciones levantan otras problemáticas que
tampoco parecieran dar una suerte de solución al tema. Por un lado, el aspirar al Pluralismo
Democrático (Mouffe, 2016) deviene en pensar en las mismas imperfecciones del sistema de
Democracia, cuando no en sus posibilidades mismas de coerción. Entender el ámbito del
pluralismo se aloja en la desconfiguración de las certidumbres que permitía la democracia
simplificada de la modernidad sólida y obliga a pensar en la incertidumbre de la modernidad
líquida (Bauman, 2000), es decir la ruptura con ciertas estructuras imperecederas y
comprender la continuidad del debate y la organización desde el cambio constante y
adaptativo.
La conceptualización de lo último tiene resonancias dentro de la misma política
desconfigurada por los distintos movimientos sociales de principio de década. Aun cuando
hay otras expresiones que dan cuenta de una ruptura con ciertos órdenes (sobre todo en
Latinoamérica), un ejemplo de viraje se da a partir del 2011. Los movimientos de
“indignados” que se suscitan tanto en el centro como en la periferia del orden capitalista, dan
cuenta de una nueva complejización e irrupción del componente de la Opinión Pública
(Castells, 2012). Para Innerarity (2015), las antiguas conceptualizaciones de containers, que
homologaban todas las expresiones sociales ahora son destruidas, entendiendo la
heterogeneidad de las mismas. Esta idea de la heterogeneidad se alinearía con las
teorizaciones de las luchas por el “reconocimiento” que desplazarían el eje de gravedad desde
la clase a las distintas identidades. Aun cuando reconocemos que algo de cierto hay en esto -
entendiendo que la pluralidad democrática se aloja en todas estas nuevas identidades en
pugna- somos reticentes en asegurar con tanta vehemencia el desplazamiento del
componente de clase en las disputas por la Opinión Pública.
Evidentemente, entender que el consenso es una entelequia pasa por la comprensión de su
imposibilidad en los regímenes actuales. Si bien el desorden ha obligado a las antiguas (y a
las no tanto) organizaciones a un reacomodo en sus intereses, existe una disociación de cómo
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

enfrentar el tema de la Opinión Pública, y esto porque hasta su medición se complejiza por
cuanto las agrupaciones mismas son incapaces de una definición que supere las acciones y
organizaciones por afinidad o una simple unidimensionalidad. La adscripción o no a cierto
movimiento se daría en los márgenes de demandas y necesidades específicas, en dónde la
Opinión Pública no entra como una sola al escenario. Esta misma pluralidad y complejización
se conecta con lo que Laclau (2016) llamaba una Política Populista y la generación de
Significantes Vacíos, es decir, esas mismas consignas materiales y reales son capaces de
llenar con un sentido de acuerdo a cada subjetividad.
Esta “desterritorialización” -en palabras de Deleuze y Guattari- dan pie a comprender que
los espacios de organización no son únicos, y se identifican de acuerdo a subjetividades y
necesidades, que son incapaces de medir con total certeza y se ubican dentro de espacios
según el momento (Herner, 2009). La nueva capacidad de organización, con territorios cada
vez más cambiantes, obligan a repensar los conceptos de la Democracia y el debate de la
Opinión Pública no ya desde indicadores universales, sino que desde la complejidad que cada
movimiento representa y -como una posibilidad de renovación- desde las figuras que ellos
mismos erigen (Innerarity, 2015). Sobre esto último tenemos serias discrepancias. Las
razones podrían exceder ampliamente el espacio que tenemos destinado, pero nos
remitiremos a la mención de que generar una política de acuerdo a figuras no sólo corre el
riesgo del caudillismo, sino que también la pérdida total del componente de cambio de un
nuevo tipo de política. El comprender la representación de la Opinión Pública en una figura
estribaría en que bastase la prescindencia de aquella figura para la consecuente pregunta de
cómo reorientar la política antes llevada. Una cuestión que tiene mucho de los peligros que se
ha visto en sistemas políticos transformadores en Sudamérica.
Como ha observado con bastante agudeza, Balibar (2013) cree que la confianza irrestricta a
estas nuevas conceptualizaciones es ciertamente un error. Por un lado, suponer que en el
debate todas las organizaciones serán “democráticas”, podría llevar a una falta de juicio que
no sólo dificultaría la política, sino que también eliminaría el debate. Estas mismas
salvedades que da Mouffe (2016) sobre cuando hablamos de Pluralismo: ¿nos referimos a
todas las opiniones? ¿O hay algunas que no pueden ser sencillamente admitidas? Este último
punto representa algunas de las preguntas -a nuestro juicio- más atingentes en los momentos
que vivimos. El hablar con liviandad de Opinión Pública nos permite suponer que serían
absolutamente todas las opiniones contenidas o, de otra forma, también como la “opción
mayoritaria”, lo que la gente piensa. En este punto nos encontramos de acuerdo con
Habermas cuando señala -aludiendo a Marx- los peligros de soslayar los componentes
ideológicos al interior del sistema mismo.
Una de los temas más “innovadores” del ámbito de la política Agonista y la Democracia
Radical estriba en la reconceptualización del concepto de Hegemonía de Antonio Gramsci,
donde a diferencia del fuerte componente de clase, lo que aquí prima son las alianzas de
orden político sobre elementos de pertenencia en otros códigos (Norval, 2008). No nos
interesa mencionar esa vieja disputa sobre si prima más lo cultural o lo económico, no
obstante, sí hay cuestiones interesantes sobre, cómo para Gramsci (quien también por sus
mismas condiciones de escritura nunca pudo sistematizar de lo mejor posible sus conceptos),
el término de Hegemonía, en la lectura de Anderson (2006), refiere al ámbito del Consenso
Político, y cómo en aquellos códigos, lo discursivo entra con mucha fuerza. No obstante, el
“La disputa de la Opinión Pública como política radical ”
Javier Fernández Barrientos

aspirar a una Hegemonía radicaba también en una cuestión del Poder, de su constitución
material y como las unificaciones en torno a la clase son fundamentales. La generación de
una mayoría social, que dirija las ideas y concepciones políticas pasa por una disputa en todas
las esferas, que tensionan constantemente y no sólo se dan por meras buenas intenciones,
sino que en una estrategia de ruptura con los viejos órdenes.
Sobre esto algunos comentarios: por un lado, somos de la idea de que evidentemente la
mayor innovación de Gramsci es comprender que no existe sólo una forma de dominación, el
que se conecta -tal vez en demasía- con el concepto de Ideología en Marx. Pese a ello, la
intención de mencionarlo, es porque nos parece sumamente útil entenderlo como parte
también de la discusión, como una necesaria conceptualización al referirnos a la Opinión
Pública y lejos de otras que pueden pecar de candidez, aquí existen elementos a tomar en
cuenta, lo que daría pie a explicar opiniones muchas veces discriminatorias que se alojan en
el seno de los debates. Esto representa una doble tarea para las nuevas generaciones de
políticas. Por un lado, entender que la cuestión evidentemente se trata de cómo el debate no
se cierra, pero cómo en la disputa por hacerse escuchar (o ser reconocidos como diría Nancy
Fraser), hay una disputa por el Poder, una que, si bien tiene ámbitos alojados en una
identidad, contiene componentes unificadores dentro del sistema mismo de producción -
todas íntimamente relacionadas-.
Este último punto nos parece fundamental por cuanto se aloja en la superación de la
Opinión Pública como una cuestión testimonial y apunta a una complejización como
elemento activo de la Política. Por un lado, comprende que, como diría Foucault, todo
discurso en sí lleva alojado mecanismos de Poder (Serrano, 1987), aun cuando estos mismos
mecanismos puedan no ser categorizados sino cuando pasan a una acción. Esa vieja frase ya
instalada de que el “poder no se tiene, sino que se ejerce”. Pese a ello, los espacios de
resistencia, al superar lo meramente testimonial alojan una capacidad de ruptura y se
transforman en agentes de cambios (Innerarity, 2015). El Poder como conceptualización
entiende a su vez que los debates en la esfera pública no se dan en términos de similitud, ni
siquiera en categorías casi indiscutidas. Podría parecer de perogrullo, pero lo que intentamos
señalar acá es que cuando conceptualizamos desde el exterior pretendemos creer que todos
se ubicarían en los mismos términos, cuando en verdad la Ideología más que coerción,
también se transforma en un elemento de importancia. El consenso, en ese sentido destituye
lo transformador, alineándolo con la asimilación (Mouffe, 2016), y no permitiría avanzar en
una Democracia verdaderamente radical.
Con todo lo dicho, es necesario así entender que Lo Político, como espacio de pensar e
idear y plasmar en La Política se haya precisamente en la Opinión Pública. Entendiendo esto,
permite caminar a lo que Balibar (2013) ha mencionado como “Democratizar la Democracia”,
lo que constituiría ciertos criterios básicos de una “Ciudadanía Activa”. No obstante, como
bien señalaba el mismo autor sobre las dificultades de asumir que toda esta Ciudadanía
querría una democracia profunda, también se circunscriben ciertos componentes que las
nuevas teorizaciones sobre la Opinión Pública no toman en cuenta.
Parte de quienes apuntan a una renovación de la Democracia, lo hacen comprendiendo
que la Opinión Pública es fundamental, como espacio discursivo sobre las necesidades
concretas de las personas. Así, no es de extrañar que, ante el periodo de predominio del
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

neoliberalismo, que ha llevado a atiborrar todos los espacios sociales con el mercado (De
Laseneire, 2015; 36) se le anteponga como opción a la misma Democracia. Parte de los
movimientos sociales que demandaron otra forma de hacer las cosas, y es el principal motivo
que estemos escribiendo sobre estos temas, apuntan a la precariedad de la vida, y como
debería existir una suerte de diseminación del poder, que evidentemente se alojaría en el
objeto del que hablamos en este escrito. En ese sentido, ante un mercado altamente
absorbente, la contradicción del actual periodo sería la de Democracia – Mercado. Sin querer
detenernos en este punto, señalaremos sucintamente que entender dicha contradicción es
sumamente peligroso, precisamente porque la Democracia es perfectamente capaz de
convivir con el mercado, puesto que es un sistema ideado para estos fines, y elevar a calidad
de salvaguarda de las decisiones a un sistema que no complejiza ni cuestiona órdenes podría
hacer perder su capacidad de rupturista. En el mismo sentido, entendiendo que parte de las
relaciones de los sujetos se dan en los procesos de fetichización de la mercancía, abstrayendo
los componentes críticos de la sociedad (Bidet, 2007). Una idea similar sostendrá Zizek
(2008; 33) que, dentro de los debates sociales de la post-política, está fuertemente
sustentado lo que él llama “las buenas ideas”, es decir, ideas dominantes que cooptan la
discusión y que sería difícil de superar cuando existen todos los medios y plataformas para
generar “buenas ideas”.
No obstante lo anterior, la posturas agonistas representan un potencial notable sobre lo
que significa repensar y reconceptualizar los espacios de la Opinión Pública ya no como una
cuestión uniforme sino como recipiente de una capacidad de complejizar los ámbitos de la
vida cotidiana, disputando desde Lo Político los imaginarios de sociedad, entendiendo a su
vez que el Poder Constituyente se aloja aquí mismo. Un Poder que se funda constantemente y
que vale la pena mencionar que contiene una dualidad que, con bastante agudeza sostuviera
Colombo (2006; 18) tiene una doble dimensión: Potestas, es decir como coerción y Potentia,
como posibilidad. Siendo esta última la fundamental de la Opinión Pública discursiva, el
componente de posibilidad de no cerrar el debate y de posibilitar la creación de otras formas
de construcción de subjetividades y de sistemas sociales, una idea algo cercana a lo propuesto
por Arendt (2017), pese a sus limitaciones de su dicotomía con la Violencia. Pese a ello, lo
importante de poder señalar a esta autora es la noción importantísima de un componente de
Poder en la deliberación y, por tanto, de la Opinión Pública. Aun cuando Habermas
comprenda que son los elementos mismos los que permiten generar una política en toda su
complejidad, el consenso evita la agudización de las mismas contradicciones sociales,
impidiendo los procesos de politización que sólo se consiguen en momentos de profunda
movilización, entendiendo por ésta la beligerancia discursiva, la obligación de pensar
constantemente posibilidades y generando así Opinión Pública. Si, como dice Innerarity
(2015), entender el proceso de debate como algo separado de la acción política sería un error
por cuanto es una parte sustancial de la misma, es preciso postular que sólo en el debate
constante sin cierre es donde las sociedades mismas se politizan.
Así, reiteramos, no es un proceso donde obtenemos síntesis, sino que por el contrario en
este estado de cosas, la única forma de generar una acción es mediante la Opinión Pública, la
cual en su debate constante genera la Ciudadanía Activa, y genera las condiciones de
posibilidad de la Democracia.
“La disputa de la Opinión Pública como política radical ”
Javier Fernández Barrientos

CONCLUSIONES
En este escrito pretendimos problematizar sobre dos teorizaciones de la Opinión Pública:
como forma agregada y como discursiva, poniendo especial atención sobre esta última. Esto,
porque nos interesaba poner de manifiesto que las conceptualizaciones sobre este importante
tema son producto de nuevas formas de entender la vida, entender el debate y la
organización, y por tanto es necesario observarlo con toda su profundidad entendiendo que
se vuelve fundamental para las disciplinas sociales que aspiran a tratar de comprender y
explicar el mundo.
Aun cuando todavía queda mucho por hacer, existen nuevas intelectualidades que apuntan
a complejizar el panorama por sobre la mera suma de opiniones y consensos, entendiendo
que el tema abarca mucho más allá que una mera consigna y dentro de su espacio existen
múltiples subjetividades debatiendo y discutiendo sin pausa. Pese a ello, los problemas y
desafíos son tan múltiples como las voces beligerantes. Por un lado, el no querer cerrar el
debate apunta a cuánto específicamente damos espacio para el debate, quiénes son aquellos
que deciden y si en algún momento brindamos la institucionalidad como fuente fiable del
cambio político. De la misma forma, el no soslayar las intenciones de Poder, comprendiendo
el peligro que en la afinidad y en las ganas de no ser coercionado se pierda en el mero
voluntarismo. Cuando comprendemos estos ámbitos, se entiende que, dentro del estudio de
la Opinión Pública de una manera compleja, existen potencialidades poco explicitadas sobre
qué debe significar la democracia o cualquier sistema que aspire a la generación de nuevos
componentes políticos.
Lo que intentamos hacer acá fue un ensayo de preguntas y respuestas dejando de
manifiesto un debate al cual nosotros nos adscribimos desde la marginalidad que significa ser
un sujeto como cualquier otro. Pese a ello, apuntamos a dar cuenta de los componentes sin
que por ello queramos caer en la falacia de la objetividad científica. Como tal sustentamos
una posición, a la vez que entendemos que el mismo tema no está cerrado.
Las críticas de Mouffe y Laclau a la racionalidad de Habermas y las consecuentes escuelas
que se han generado son parte de un debate inmenso que no sólo se remite a estos
pensadores, sino que a un gran grupo y diversas disciplinas. Pese a ello, nos interesó
conceptualizar dos tipos de racionalidades que apuntan a complejizar un concepto
inmensamente manoseado e instalado pero que ha perdido capacidades de cambio a medida
que es farandulizado.
Por tanto, sírvase estas ideas para poder problematizar de manera humilde nuevas formas
de querer conceptualizar la política, los espacios para pensarla desde lo social, pero sin
separar las esferas, como una retroalimentación. Existiendo un Agonismo que mantiene el
debate y un consenso que apunta a ser la síntesis de éste. No obstante, quedan aún algunos
interrogantes, sobre qué hacer sobre el ámbito de la institucionalidad, si es que esta aspira a
ser abiertamente la síntesis del conflicto y estas ideas sirven para repensar lo discursivo y
cómo la Opinión Pública es justamente el componente de toda acción política de mayorías.

BIBLIOGRAFÍA
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El impacto de la movilidad académica en la opinión de docentes
que reciben alumnos extranjeros en sus aulas
Dra. Ing. Viviana Zucarelli
Ing. Julio Theiler
Arq. Miguel Rodriguez
Universidad Nacional del Litoral
vivianazucarelli@gmail.com

En la Universidad Nacional del Litoral (UNL, Argenti- In the Universidad Nacional del Litoral (UNL, Argenti-
na), se lleva adelante un proyecto de investigación que na), a research project is carried out that aims to define
pretende definir el impacto de la movilidad académica the impact of academic mobility in the internationaliza-
en la internacionalización de la Educación Superior. tion of Higher Education. Within this framework, the
En ese marco, se ha consultado a los profesores de las professors of the different Academic Units of the UNL
distintas Unidades Académicas de la UNL que recibie- were consulted and received foreign students in their
ron en sus aulas a estudiantes extranjeros en el marco classrooms as part of an academic exchange. This pa-
de un intercambio académico. Este trabajo presenta per presents the preliminary results of the responses of
los resultados preliminares de las respuestas de 68 de 68 of them. Some of the results to highlight indicate
ellos. Algunos de los resultados a destacar indican que that 100% consider that student mobility is important;
el 100% considera que es importante la movilidad 98.5% did not have communication difficulties with
estudiantil; el 98,5% no ha tenido dificultades de co- foreign students and 98.5% consider that a good inte-
municación con alumnos extranjeros y el 98,5% consi- gration is achieved between the students of their uni-
dera que se logra una buena integración entre los versity and the students from abroad. On the other
alumnos de su universidad y los estudiantes del exte- hand, 79.4% consider that the presence of foreign stu-
rior. Por su parte, el 79.4% considera que la presencia dents enriches the development of their class. These
de estudiantes extranjeros enriquece el desarrollo de results, although considered preliminary, will provide
su clase. Estos resultados, si bien se consideran preli- valuable information to improve the exchange pro-
minares, permitirán disponer de una valiosa informa- grams carried out by university institutions.
ción para mejorar los programas de intercambio que
realizan las instituciones universitarias.

Fecha de recepción: 29/06/2018 - Fecha de aceptación: 20/12/2018

INTRODUCCIÓN
La internacionalización universitaria no es un fenómeno nuevo, sin embargo en el ámbito
de los estudios académicos ha ganado relevancia a partir de la década de los 80,
principalmente en los países centrales, debido a cambios cualitativos y cuantitativos en la
dinámica de vinculación internacional. Jesús García Palma (2013) considera que, dentro del
marco de desarrollo de los procesos de globalización, la movilidad estudiantil se intensificó, a
pesar de la existencia de programas y proyectos que cuentan con varios años de
funcionamiento. Esto se debe, entre otras cosas, a la firma de convenios específicos, al diseño
e implementación de estrategias económicas internacionales, a la puesta en marcha de
procesos de integración regional y de cooperación internacional, así como de nuevas formas
de producción y movilización de la información y el conocimiento. Por su parte, Luchilo
(2006) establece que, ya en la década de 1960, las universidades estadounidenses y, en menor
medida, europeas, contaban con importantes contingentes de estudiantes universitarios
Eje temático: Relaciones Internacionales

extranjeros. De igual manera, Villalón de la Isla (2017) expresa que los procesos de
internacionalización y de movilidad a escala global en el contexto de la Educación Superior
están en constante crecimiento y que, asociados a su expansión, son cada vez más numerosos
los estudios e investigaciones en relación a las características y dimensiones que rodean a
estos procesos.
Según De Wit y colaboradores (2003), la internacionalización de la educación superior es
“el proceso de desarrollo e implementación de políticas y programas para integrar las
dimensiones internacional, intercultural y global en los propósitos y funciones de la
educación superior”.
Se parte de considerar que la Internacionalización Universitaria es transversal a las
funciones sustantivas de la universidad, es decir, docencia, investigación, extensión y gestión.
El concepto se presenta desde una perspectiva que se encuentra relacionada con las
características de las universidades latinoamericanas. Las universidades se constituyen en los
principales centros de producción de conocimiento de la región en la cual se encuentran
insertas y por ende es importante estudiar la internacionalización de la docencia y de la
investigación en la universidad. Por otro lado, muchas de las universidades latinoamericanas
tienen como pilar las actividades de extensión.
Todas estas actividades son desarrolladas dentro de la universidad y sus principales
actores son los docentes e investigadores. Además, en el desarrollo de la internacionalización
universitaria intervienen agentes y actores de orden nacional, regional e internacional, en
actividades de gestión, promoción y evaluación (Oregioni, 2016).
En la Universidad Nacional del Litoral (UNL, Argentina), se lleva adelante un proyecto de
investigación que pretende definir el impacto de la movilidad académica en la
internacionalización de la Educación Superior (Theiler, 2009; Passarini, 2017). En ese marco,
se ha consultado a los profesores de las distintas Unidades Académicas de la UNL que
recibieron en sus aulas a estudiantes extranjeros en el marco de un intercambio académico.
Las numerosas investigaciones sobre movilidad académica, en general, se han centrado sobre
las actitudes de los estudiantes, pero son pocas las que han trabajado sobre la relación entre
los docentes que dictan clases en asignaturas donde, además de los docentes de su propia
institución, asisten alumnos extranjeros.
Este trabajo presenta los resultados preliminares de las respuestas de 68 de ellos. Los
resultados, si bien se consideran preliminares, permitirán disponer de una valiosa
información para mejorar los programas de intercambio que realizan las instituciones
universitarias.

MÉTODOLOGÍA
La Universidad Nacional del Litoral (UNL), cuenta desde 1999 con el Programa
Internacional de Movilidad Estudiantil (PROINMES), que continúa exhibiendo un
crecimiento importante a través de los años. Desde sus comienzos a la fecha se pasó de
ejecutar 10 movilidades de estudiantes anuales hasta superar en el año 2017 los 300
intercambios de estudiantes en más de 19 países del mundo (Ojeda, 2017).
En ese marco, el objetivo de este proyecto fue indagar sobre el impacto de los estudiantes
extranjeros sobre la dinámica de las clases, tanto en lo que toca a la actitud del profesor como
de los estudiantes, teniendo como hipótesis que los docentes aprovechan y valoran la
“El impacto de la movilidad académica en la opinión de docentes que reciben alumnos extranjeros en sus aulas”
Dra. Ing. Viviana Zucarelli , Ing. Julio Theiler y Arq. Miguel Rodriguez

presencia de estudiantes extranjeros en sus clases. Para cumplir con el objetivo se elaboró un
formulario de encuesta semiestructurada (con preguntas cerradas y preguntas abiertas) que
contempló diferentes aspectos, algunos propios del docente y otros relativos a la valoración
de la internacionalización.
La encuesta se montó en un formulario de Google y se envió el link a los docentes de la
UNL que reciben en sus aulas a estudiantes extranjeros. A partir de esta vía se lograron, hasta
el momento, 68 respuestas, las que están siendo analizadas por el grupo de trabajo, y cuyos
primeros resultados se presentan a continuación.

RESULTADOS
Los principales resultados del proyecto revelan que el 23,5% de los docentes encuestados
tiene el cargo de Profesor Titular, mientras que el 22,1% es Asociado o Adjunto, el resto se
completa con Jefes de Trabajos Prácticos o Auxiliares de docencia. El 55,9% tiene Dedicación
Exclusiva, el 25% Semidedicación y finalmente, el 19,11% tiene Dedicación Simple. El 63,2%
es Docente ordinario, el 35,3% es Docente por contrato, sólo el 1,5% corresponde a Docentes
ad-honorem.
Consultados sobre la cantidad de alumnos, en promedio, que tiene cada docente en su
cátedra, el número es 10. El 64,7% respondió que recibió entre 2 y 5 alumnos extranjeros en
los últimos 2 años.
Consultados acerca del conocimiento de lengua extranjera, el 50% de los docentes indica
que posee conocimientos de nivel intermedio de inglés y portugués. En menor medida,
poseen nivel intermedio de francés e italiano.
Acerca de las experiencias de los docentes en el exterior, el 88,2% no realizó intercambios
mientras cursó sus estudios de grado, mientras que el 11,8% restante, hizo movilidad a países
como Brasil, México y España.
En lo que a estudios de posgrado se refiere, el 64,7% no cursó estudios de posgrado en el
exterior. El 35,3% que cursó estudios de cuarto nivel, lo hizo en España, México, Estados
Unidos y Canadá.
Respecto a si han realizado movilidad como docentes, la respuesta fue negativa en el
63,2% y afirmativa en el 36,8%, con destinos principalmente a Brasil y España. Es
importante destacar que el 14,7% de los encuestados ha ejercido su profesión en el exterior.
El 60% de los docentes que tuvieron alguna experiencia en el exterior, siempre pensó en
regresar al país, “por temas familiares”, “porque amo a mi país”, “porque tengo mucho para
aportar a mi país”, fueron algunas de las respuestas.
En la actualidad, el 38,2% de los encuestados viaja al exterior por motivos académicos o
profesionales, el 98,5% manifiesta interés en participar de actividades académicas en el
extranjero, pero encuentra obstáculos, en su mayoría “económicos”, o por “falta de
presupuesto” para poder concretarlas.
El 100% de los docentes opina que la movilidad de los estudiantes de grado es importante.
El 63,2% opina que, en alguna medida “Cursar estudios en otro país da prestigio”, el 39,7%
no está de acuerdo en que “Cursar estudios en otro país es muy valioso porque la calidad de
la educación en el extranjero es mejor”, el 54,4% de los encuestados opina que “Cursar
estudios en otro país amplía los conocimientos de los estudiantes sobre su disciplina”.
Eje temático: Relaciones Internacionales

El 57,4% opina que “Cursar estudios en otro país permite que los estudiantes valoren más
la formación recibida en la Universidad de origen”. El 100% está en total desacuerdo con la
idea de que “Cursar estudios en otro país no tiene valor desde el punto de vista académico y
sólo sirve para hacer turismo”. El 44,1% considera que “Luego del intercambio los
estudiantes mejoran su rendimiento académico”.
El 50% de los encuestados opinó que “La experiencia en una Universidad extranjera es,
en gran medida, un factor importante para conseguir el primer empleo”. El 51,5% opina que
“La experiencia en una Universidad extranjera permite que los estudiantes amplíen
sustancialmente su red de contactos profesionales”. El 64,7% está totalmente de acuerdo en
que “La movilidad estudiantil favorece la inserción internacional de la Universidad”. El
73,5% está totalmente de acuerdo en que “La experiencia de vivir en otro país permite a los
estudiantes comprender mejor algunas cuestiones de su propio país”.
Con respecto a la presencia de los estudiantes extranjeros en sus clases, la respuesta de los
docentes es que el 89,7% no tuvo necesidad de adecuar la modalidad de sus clases a causa de
la presencia de estudiantes de otros países, mientras que el 10,3% restante sí lo hizo. Entre
algunos de los principales motivos de la adecuación, pueden citarse “Se realizan
modificaciones para mantener motivados a los alumnos”, “Se adecúan las presentaciones
teniendo en cuenta los modismos regionales propios de sus países de origen”; “Se incluyen
materiales que promovieron la participación de los estudiantes para que puedan sentir que
sus aportes son valiosos para todo el grupo”.
El 98,5% opina que no ha tenido dificultades de comunicación con alumnos extranjeros; y
en un mismo porcentaje se considera que se logra una buena integración entre los alumnos
de la universidad y los estudiantes del exterior.
El 79,4% considera que la presencia de estudiantes extranjeros enriquece el desarrollo de
su clase; “Incorporan otras experiencias en los debates y estudios de casos”, “permiten
conocer los debates actuales de la disciplina en otros ámbitos y comunidades académicas”,
“Son muy participativos en clases”; “Aportan una mirada externa, con nuevas valoraciones
y objetividad”, permiten “una apertura mental hacia el mundo”, entre otros comentarios.
Preguntados sobre el rendimiento de los alumnos en relación con los países, la respuesta
fue que el 66,2% de los alumnos provenientes de Brasil tuvieron un rendimiento académico
entre Bueno y Muy Bueno, mientras que el 35,2% de los alumnos de Uruguay tuvieron un
rendimiento entre Bueno y Muy Bueno.
Consultados acerca de que si la experiencia de cursar estudios en otro país mejora ciertos
aspectos académicos y de vida de los estudiantes de intercambio, la respuesta de los docentes
fue que el 51,2% considera que, en una gran medida, se mejora la habilidad para hablar en
público; el 58% considera que se mejora la habilidad para redactar textos, el 58,8% considera
que se mejora la capacidad para argumentar ideas, mientras que el 55,8% opina que se
mejora la capacidad de manejar nuevas tecnologías y un 60,3% acusa que se mejora la
habilidad para el manejo de herramientas específicas relacionadas con el campo profesional
del intercambista.
Los encuestados están totalmente de acuerdo, en un 64,7% de que los alumnos mejoran la
capacidad para relacionarse con colegas, en un 55,9% opinan que mejoran su capacidad para
trabajar en equipo, en un 50% que mejoran su capacidad para buscar información, en un
69,1% en que mejoran su curiosidad por nuevas experiencias y objetos de investigación, en
“El impacto de la movilidad académica en la opinión de docentes que reciben alumnos extranjeros en sus aulas”
Dra. Ing. Viviana Zucarelli , Ing. Julio Theiler y Arq. Miguel Rodriguez

un 76,4% en que mejoran su capacidad de adaptarse a nuevos entornos, en un 75% mejorar


su habilidad para comunicarse en otros idiomas.

CONCLUSIONES
Es sabido que la movilidad estudiantil ocupa un lugar preponderante en el proceso de
internacionalización de la Educación Superior. Las redes de cooperación y los convenios
establecidos en el marco de proyectos de intercambio académico entre universidades de todo
el mundo, facilitan la movilidad de los estudiantes de nivel superior. No obstante, la
movilidad académica también representa un reto en diversos aspectos, como por ejemplo, el
rol de los docentes que reciben en sus aulas a estudiantes extranjeros.
Este trabajo presenta, de manera preliminar, una recopilación de las respuestas de
docentes de la UNL que reciben en sus aulas a alumnos de países del extranjero.
Si bien más del 88% de los docentes encuestados no realizó movilidad mientras cursó sus
estudios de grado y solamente el 37% ha realizado alguna movilidad como docente, el 100%
opina que la movilidad de estudiantes de grado es importante para los alumnos, porque
permite valorar la formación que recibe de su propia universidad y ayuda a mejorar su
rendimiento académico, entre otras cosas.
El 90% manifiesta no tener necesidad de adecuar la modalidad de sus clases a causa de la
presencia de estudiantes de otros países y más del 79% considera que la presencia de
estudiantes extranjeros enriquece el desarrollo de su clase.
Casi la totalidad de los docentes encuestados presenta interés en participar de actividades
académicas en el extranjero, pero encuentra obstáculos, en su mayoría económicos.
Es de destacar la buena valoración personal y profesional que tiene la experiencia
académica de recibir alumnos extranjeros en las aulas.
Examinar y analizar las estrategias metodológicas encaminadas a conocer de forma
exhaustiva las expectativas de los docentes, permitirá identificar aquellos factores que
inciden en la movilidad, resaltando sus aspectos positivos.
Se espera que la información que se recabe con sucesivos estudios, sobre todo de carácter
comparado con otras realidades, proporcione elementos que fundamenten y contribuyan a la
implementación de programas que fortalezcan la dimensión internacional de la Educación
Superior.

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El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura
gramsciana de Foucault

Prof. Francisco Figueroa


Profesor de Historia - ISPP N°1 (Sgo. del Estero)
franciscofigueroa012@gmail.com

En el presente trabajo proponemos abor- In this paper we propose addressing the


dar la teoría del Panóptico foucaulteano Panopticon of Foucault theory approach of
desde el enfoque del marxismo de Antonio Marxism of Antonio Gramsci. This particu-
Gramsci. Esta lectura particular de Fou- lar reading of Foucault seeks to demonstra-
cault pretende demostrar que, teniendo te that, having both thinkers a philosophy
ambos pensadores una filosofía similar a similar to that concerning the nature of
lo que se refiere a la naturaleza del poder, power, it is possible to articulate two fun-
es posible articular dos conceptos funda- damental concepts: hegemony and Panop-
mentales: hegemonía y Panóptico. Consi- ticon. We believe that this joint, which is
deramos que esta articulación, que se trata the incorporation of the more narrow con-
de la incorporación del concepto más es- cept of panoptism to the most extensive
trecho de panoptismo a la teoría más am- and complex of Gramsci theory, is a more
plia y compleja de Gramsci, constituye un successful path to think about the histori-
derrotero más acertado para pensar los cal processes of capitalist hegemony.
procesos históricos de la hegemonía capi-
talista.

Fecha de recepción: 29/06/2018 - Fecha de aceptación: 28/02/2019

INTRODUCCIÓN
En la historia de las ideas, podría resumirse la evolución que ha tenido el concepto de
poder en el pensamiento político, haciendo énfasis en la abstracción que parece haber sufrido.
De estar situado en el gobierno, o en el Estado, o en los aparatos de coerción, hoy aparece
difuso y en constante devenir, sin poder ser sujetado en un ámbito concreto, marcando
presencia en múltiples espacios. La idea general que se tiene actualmente, es que el poder no
es una cosa, sino que es una relación entre sujetos.
En setiembre de 1974, en el Segundo Congreso Internacional para la Defensa de la Cultura
realizado en Niza, Alain de Benoist caracterizó el aporte de Gramsci al marxismo-leninismo,
haciendo énfasis en una idea desarrollada en los Cuadernos de la cárcel, de que el Estado es
más que un aparato de coerción y que el mismo “engloba la cultura, las ideas, las costumbres,
la tradición, hasta llegar al sentido común” y que “organiza la adhesión de los espíritus a una
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

visión del mundo” (citado en Aricó, 2005: 175). Esta noción refleja una idea del poder,
concebido desde la política, como algo difuso y capaz de impregnar todos los ámbitos de lo
social y cultural. El primero en impulsar este cambio de paradigma político sobre la cuestión
del poder, con una producción teórica compleja y eminente, fue Antonio Gramsci en las
mazmorras del fascismo italiano. Como ha señalado Néstor Kohan, el descubrimiento de que
el poder son relaciones y no una cosa le corresponde al teórico italiano.
Muchos años después que él, un pensador universitario francés, llamado Michel
Foucault, sostuvo la misma tesis, con la que adquirió fama mundial. En las
academias, todos le atribuyeron ese gran descubrimiento que en realidad
corresponde a Gramsci, quien lo formuló cuarenta años antes desarrollando lo que
había comenzado a pensar Lenin. (Kohan, 2011: 13-14)
Gramsci y Foucault, dos teóricos del poder, que tienen este concepto como el eje central de
sus obras. Dos formas diferentes de concebir las relaciones sociales y los procesos históricos y
políticos, pero que, a diferencia de lo que puede parecer a simple vista, no solo se ocupan de
los mismos problemas fundamentales, sino que las conclusiones a las que llegan son bastante
similares. De este hecho inferimos que: 1) Gramsci anticipa a Foucault en sus
descubrimientos sobre el poder, y 2) que por eso hay aportes en Foucault que pueden
enriquecer la teoría marxista de la hegemonía mediante una articulación teórica. Así como en
su momento Marx construyó su filosofía tomando ideas de todo aquello a lo que criticó (el
idealismo alemán, el socialismo utópico, la economía clásica), y atendiendo al principio de
traducibilidad de los lenguajes científicos y filosóficos esbozado en los Cuadernos de la cárcel,
no es, a nuestro parecer, descabellado postular la incorporación de ciertos conceptos e ideas
claves en el pensamiento foucaultiano a la producción intelectual de Gramsci. Las
discrepancias ideológicas, epistemológicas y filosóficas no nos parecen trabas contundentes
para clausurar esta posibilidad, desde que el desarrollo mismo de las teorías de estos
pensadores se nutrió de aportes de otras teorías, que también hubieran parecido tener las
mismas trabas. Gramsci criticó a Benedetto Croce y tomó ideas de él para enriquecer su
relectura del marxismo, y Foucault tomó la figura arquitectónica del Panóptico para describir
el funcionamiento de las sociedades de poder disciplinario (Foucault, 2015: 232), es decir, las
sociedades contemporáneas; y describió la importancia para la historia del pensamiento
humano que tuvo su creador, Jeremy Bentham, como más relevante que la de Kant y Hegel.
Así mismo la posibilidad de la “complementación” o articulación entre Gramsci y Foucault,
se funda también en que el modelo de poder disciplinario (única forma del poder que
tomaremos de Foucault por considerar que es la que puede articularse con el pensamiento
gramsciano, dejando afuera de esta operación al concepto de biopolítica), es admisible en la
idea más amplia de hegemonía concebida en los Cuadernos, como también en que el poder
disciplinario es susceptible en Foucault de convivir con otros tipos de poderes no coercitivos
(que están muy presentes en la función hegemónica). Sobre este punto en particular, que es
sin dudas la condición primera de posibilidad de la articulación que proponemos, podemos
citar un pasaje en el Cuaderno 8 en el que Gramsci, siguiendo a Guicciardini, va a reemplazar
el par armas y religión como necesario a la vida de un Estado, por el par “fuerza y
consentimiento” (Gramsci, 2013: 287). Siendo este uno de los siete pares posibles con los que
Gramsci sugiere reemplazar la aseveración de armas y religión, es importante porque denota
cómo Gramsci incorpora necesariamente lo coercitivo a su “modelo de poder” (creemos
“El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault”
Prof. Francisco Figueroa

importante aclarar que en la sexta opción propuesta, “orden y disciplina”, la disciplina ocupa
el lugar equivalente al consenso y no a la coerción, por lo que en este ensayo planteamos
dejar de lado la concepción gramsciana de disciplina para reemplazarla por la foucaulteana,
por lo que nosotros diríamos: “disciplina y consenso”). En cuanto a Foucault, también por su
lado podemos citar un pasaje de su curso de Lovaina, en el que postula otras formas de
modificación de conducta o subjetividad humana, en la que dicha transformación no se
impondría sino que se induciría; lo que el filósofo francés ha denominado “tecnologías del
sujeto” (Foucault, 2014: 33).
Esta articulación que planteamos, y que pretende enriquecer la teoría de la hegemonía,
propone tomar el concepto de Panóptico como figura paradigmática del poder disciplinario e
incorporarlo a la noción más general y amplia del poder que se expresa en la función
hegemónica. Se trata entonces de una lectura gramsciana de Foucault, que lee y re-lee a las
instituciones disciplinarias como aparatos de hegemonía.

CÁRCEL, DISCIPLINA Y PODER


Foucault ha declarado que, si hay una utopía que se ha cumplido, es aquella que nos
mantiene vigilados constantemente y opera sobre nosotros en un incesante ejercicio de
poder. Es a partir de esta noción que el filósofo francés, autor de Vigilar y castigar, La
Historia de la sexualidad y otras celebradas obras, va a definir a la modernidad capitalista,
caracterizándola como una sociedad vigilada y secuestrada, objeto de una normalización
permanente y atravesada por prácticas e instrumentos que buscan enderezar la conducta de
los individuos. Se trata entonces de una sociedad disciplinaria.
Imaginemos todo el entramado social con sus relaciones humanas, económicas, políticas,
institucionales y familiares, ante esta trama compleja que parece presentarse como una
totalidad caótica, aparece el concepto de disciplina para explicar el problema fundamental de
la obra de Foucault: el poder. Como determinación abstracta, este problema es capturado por
la categoría difusa de disciplina. Ella no puede circunscribirse a un solo ámbito y está
presente en la escuela, en el geriátrico, en la clínica, en el servicio militar, en la fábrica y en
numerosas instituciones. Como el poder recorre todas las relaciones, la disciplina recorre
todos los aparatos.
La “disciplina” no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato.
Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, que implica todo un conjunto
de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de
metas, es una “física” o una “anatomía” del poder, una tecnología. (Foucault, 2015:
248)
Resulta así que la disciplina no puede capturar al poder como totalidad, sino solo una
forma en la que este manifiesta. Lo que introduce la dimensión histórica en el pensamiento
foucaulteano, pues para el filósofo francés el poder no es una cosa, sino que es una relación,
una maniobra que se aplica en un contexto dado y en una época determinada. La disciplina es
entonces la característica de las relaciones de poder en la modernidad capitalista, y como tal,
está directamente relacionada al mundo de la producción, del factor económico. Esto
también está presente en Foucault, un ejemplo de ello es la correspondencia que marca entre
la forma-prisión como pena y la forma-salario en las relaciones de producción (Foucault,
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

2016: 300). Al definir el tipo de sociedad contemporánea, nuevamente la problemática del


poder toma el centro de la escena: “sociedad de poder disciplinario, es decir, dotada de
aparatos cuya forma es el secuestro, cuya finalidad es la constitución de una fuerza de trabajo
y cuyo instrumento es la adquisición de las disciplinas a los hábitos” (Foucault,2016: 272). La
ligazón entre las relaciones de poder constituidas y el mundo de la producción queda
evidenciada. Sin embargo este tipo de relación también se encuentra atravesada por la
dimensión histórica de la realidad.
En un curso de 1973 dado en el College de France 1, Foucault ha señalado como el poder ha
ido cambiando sus formas a través de la historia. En cada periodo, diferentes figuras podían
representar el funcionamiento del mismo. En la Edad Media tenemos la figura del trono, en
el Estado absolutista la cabeza sobre el cuerpo y en el capitalismo la cárcel (Foucault,2016:
273). La forma prisión como la pena por excelencia del sistema punitivo capitalista, está
estrechamente ligada al surgimiento de una sociedad industrial y a las relaciones de
producción de tipo capitalista2. El Dr. Zaffaroni acuerda en este punto: “Sin capitalismo no
hubiera habido cárcel como pena” (Zaffaroni, 1988: 106). Pero la forma de prisión que
caracteriza a la sociedad capitalista no se trata de una noción genérica de la misma, sino que
se trata de una forma específica; la prisión panóptica. Es esta figura arquitectónica la que
representa a la anatomía del poder descripta por el par vigilar y castigar, es la manera en la
que la gubernamentalidad de los cuerpos penetra hasta en lo más capilar y particular. Es que
es esta institución el mecanismo de secuestro por excelencia, el lugar en donde el poder se
desenvuelve con mayor intensidad y precisión sobre los individuos, donde la disciplina y sus
instrumentos calan en lo más elemental del ser humano.
Estamos entonces en condiciones de decir cómo puede el aparato de secuestro
fijar efectivamente a los individuos al aparato de producción: los fija al forjar
hábitos mediante un juego de coerciones y castigos, aprendizaje y sanciones.
Fabrica un tejido de hábitos por el cual se define la pertenencia social de los
individuos a una sociedad. Fabrica una cosa que es la norma: instrumento a través
del cual los individuos están ligados a los aparatos de producción […] el secuestro
moderno fabrica la norma y su función es producir normales. (Foucault, 2016:
274)
De aquí podemos extraer dos conclusiones provisorias:
Que el Panóptico busca mantener ligada a la sociedad civil al modelo de estructura
económica.
Que la normalización que la disciplina supone, mediante el secuestro, tiene efectos
profundos sobre la constitución de los sujetos sociales: es decir, produce subjetividad.
Al atender a la segunda conclusión, el problema de la subjetividad y su producción,

1 Las
clases que componen este curso y el resumen del mismo han sido recopiladas en forma de libro, el título de este volu-
men es “La sociedad punitiva” (Foucault, Michel [2016] La sociedad punitiva. Fondo de Cultura Económica: Buenos Aires).
2 En la adopción por parte de Foucault de esta noción que remite, desde el punto de vista marxista, a la vinculación entre
base económica y superestructura para tratar puntualmente el tema de la cárcel, habría tenido una influencia determinante
la obra de Rusche y Kirchheimer (1984 [1939]). Titulada Pena y estructura social, fue el primer libro que trató el poder pu-
nitivo desde el punto de vista del marxismo, sus autores pertenecían a la Escuela de Frankfurt y son citados en Vigilar y Cas-
tigar. En alguna entrevista Foucault dijo citar a Marx sin nombrarlo en sus trabajos, pero en su libro más famoso aparece
explicita la mención a la primera obra de criminología marxista.
“El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault”
Prof. Francisco Figueroa

aparece ineludible el concepto de hegemonía, pero ¿en dónde se encuentran el panoptismo y


la hegemonía? Si el Panóptico es utilizado como “procedimiento técnico, universalmente
difundido, de la coerción” (Foucault, 2015: 255), en el marco de la disciplina y sus
instrumentos, este no cumple solo con coaccionar, obligar, o prohibir, sino que también se
constituye en un poderoso medio de normalización, esto es, obliga a la homogeneidad
(Foucault, 2015: 215), por lo que busca “encauzar o reeducar la conducta de los
individuos” (Foucault, 2015: 240). Es un mecanismo de producción de subjetividad.
Es imposible en este punto plantear la cuestión de la subjetividad sin recaer en el concepto
de hegemonía. En Gramsci, esta categoría está ineludiblemente ligada a la de sociedad civil,
desde el punto de vista político y cultural como contenido ético de un Estado (Gramsci, 2013:
290). Produce subjetividad desde que se manifiesta como una dirección política y cultural
(Kohan, 2011: 13) sobre las clases subalternas, es decir, sobre las mayorías populares. Por lo
que el Panóptico tendría inevitablemente una función muy importante en lo que se refiere a
la producción misma de la hegemonía. A simple vista esta aseveración podría parecer
contradictoria, ya que el panoptismo en Foucault hace referencia a un poder disciplinario
impuesto, coercitivo y brutal, es un secuestro, mientras que la hegemonía en Gramsci parece
tener otra connotación e ir más allá del simple dominio por la fuerza. Sin embargo esta
aparente contradicción o imposibilidad a la hora de querer encajar ambos “modelos de
relación de poder”, no es más que una apariencia equívoca y poco plausible, como vamos a
demostrar ahora.

LA HEGEMONÍA CON VIOLENCIA


La idea generalizada que se tiene del pensamiento de Antonio Gramsci, es que su principal
aporte teórico sería el concepto de hegemonía, y que es esta categoría la que marca la
cuestión de la conquista del poder en las sociedades contemporáneas. Muchísimos
intelectuales y académicos, como así también partidos reformistas y socialdemócratas,
sostienen que en las sociedades de capitalismo avanzado (o sea “democráticas”) ya no es
necesario (ni viable) el asalto frontal al Estado, sino que la lucha política por la reforma
intelectual y moral debe realizarse hacia el interior de las instituciones, sin grandes rupturas,
sin acelerar los tiempos, de manera gradual y procurando siempre obtener el consenso de las
vastas clases subalternas y los diversos sectores sociales3. Esta estrategia de disputar el poder
dentro de sí mismo y con las reglas formales del sistema se identifica con la guerra de
posiciones en el ámbito político, planteada por Gramsci en los Cuadernos de la cárcel.
Quienes suscriben a interpretaciones similares acerca de la producción de Gramsci en la
cárcel, parten de una lectura particular del concepto de hegemonía (la clave de la discusión
teórica gramsciana).
Conciben a la hegemonía solo como dirección cultural, es decir intelectual y moral, de la
sociedad civil. La definen como lo contrario al dominio, o sea coerción, y al ser categorías
opuestas no pueden juntarse sin caer en contradicción. Esta conclusión unilateral y parcial de
los escritos gramscianos tiene necesariamente que desembocar en el reformismo gradualista.

3Un ejemplo de esta concepción política fue la experiencia del Eurocomunismo, corriente de pensamiento y práctica auto-
denominada marxista, que vio la luz en los años sesenta, impulsada por los partidos comunistas de Francia, España e Italia.
Buscaban diferenciarse de los grupos revolucionarios que practicaban la lucha armada, y también de la URSS. Abandona-
ron el leninismo para identificarse solo con el marxismo.
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

Desde este punto de vista, la hegemonía también entraría en contradicción con el concepto de
disciplina de Foucault; el Panóptico no tendría nada que hacer en el entramado hegemónico
burgués, su función quedaría circunscripta a la esfera del dominio, identificada con la
violencia y la dictadura, con el autoritarismo y la coerción, y no con las “democracias” de
capitalismo avanzado de occidente. Veamos que esto no es así.
Ya en 1926, Gramsci señala que “los comunistas turineses se plantearon concretamente la
cuestión de la hegemonía del proletariado”, o sea de la base social de la dictadura proletaria y
el Estado obrero” (Gramsci, 2015: 263)4. Queda claro, aun desde antes de los Cuadernos, que
la hegemonía es el problema de los sujetos en sociedad y de su ordenamiento y dirección. Al
igual que la disciplina en Foucault; “la disciplina son técnicas para garantizar el
ordenamiento de las multiplicidades humanas” (Foucault, 2015: 251). Si entonces, en un
sentido fundamental ambos modelos de ejercicio del poder apuntan a la misma problemática,
son perfectamente comparables. La cuestión, habíamos dicho, se presenta en determinar si
son contradictorios o pueden articularse en alguna medida. En este punto radica la
posibilidad de una subsunción teórica entre ambos conceptos, que no se tratará de una mera
yuxtaposición, sino que tendrá como fondo el principio de traducibilidad de los lenguajes
científicos y filosóficos. Ahora bien, los exegetas de Gramsci a menudo han identificado al
Estado con la coerción, a la sociedad civil con el consenso, y a este con la hegemonía, pero
¿existe verdaderamente una separación radical entre ambas nociones del poder, que vuelva
contradictoria e inviable su unidad? En el pensamiento gramsciano, esto no existe, y es
verificable en el Cuaderno 7: “Lo que se llama “opinión pública” está estrechamente
vinculado con la hegemonía política, o sea es el punto de contacto entre la “sociedad civil” y la
“sociedad política”, entre el consenso y la fuerza” (1984: 196). Este pasaje plantea la
posibilidad de unidad entre ambas dimensiones del poder, que a simple vista parecen
contradictorias, sucede que en general, aquellos pretendidos exegetas que intentan presentar
a la hegemonía como sinónimo de consenso político, citan determinados fragmentos de los
Cuadernos en los que se identifica a la hegemonía con la sociedad civil o el consenso, y a la
coerción con el Estado, pero en ninguno de esos pasajes Gramsci postula la imposibilidad de
la unidad de los dos momentos, mientras que en este es muy clara esa posibilidad.
En la obra de Gramsci, la noción de la unidad entre esas dos dimensiones del poder, que
son ciertamente contradictorias, aparece en varias oportunidades. Por ejemplo en el
Cuaderno 8 al definir al liberalismo como instrumento de dominio y hegemonía (Gramsci,
1984: 272), o al referirse al Estado ético como educador, cuando plantea que la función de la
escuela es la educación positiva, mientras que la de los tribunales es una educación negativa
(Gramsci, 1984: 307). Pero sin duda, es en el Cuaderno 13 donde más lejos llega esta noción
de la unidad de ambas dimensiones, al punto que el concepto de hegemonía se revela
manifiestamente como bidimensional, abarcando los dos momentos: el del consenso y el de
la coerción. De esta manera, la hegemonía no excluye la violencia, sino que la incorpora, con
gran claridad Gramsci escribe: “la gran potencia es potencia hegemónica” (1987: 47), y más
adelante, “la medida decisiva para establecer que debe entenderse por potencia hegemónica
es dada por la guerra” (Gramsci, 1987: 73). Aquí, al hablar básicamente de geopolítica,
4 Algunos temas sobre la cuestión meridional es un texto de suma importancia en la obra de Gramsci, se trata de un ensayo
que quedó inconcluso debido a su detención, es el último escrito antes de la cárcel. En él estudia por primera vez una forma-
ción social y política poniendo a prueba la categoría de hegemonía, y el mismo constituye los prolegómenos de su estudio
del Risorgimento en los Cuadernos.
“El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault”
Prof. Francisco Figueroa

Gramsci deja en evidencia que la hegemonía no excluye a la guerra, es decir, a la violencia.


Por tanto no puede identificarse a la hegemonía como sinónimo de consenso o ubicarla solo
en el campo de la sociedad civil. A este respecto, en su libro Consideraciones sobre el
marxismo occidental, Perry Anderson escribió:
Gramsci formuló el concepto de hegemonía para designar la fortaleza y la
complejidad muchísimo mayores de la dominación de la burguesía en Europa
occidental, que habían impedido la repetición de la revolución de Octubre en las
zonas capitalistas avanzadas del continente. Este sistema hegemónico de poder fue
definido por el grado de consenso que obtenía de las masas populares a las que
dominaba, y la consiguiente reducción en la cantidad de coerción necesaria para
reprimirlas (1987: 99)
Aquí, el renombrado historiador británico, tuvo que aceptar que el desarrollo de la
hegemonía incluía ambos momentos contradictorios (aunque se tratara del ascenso de uno y
del descenso del otro), aunque después terminaría desechando esta, aun dubitativa, aparente
postura inicial5.
La nueva postura, bastante crítica, que Anderson afirmaría en su ensayo sobre Gramsci,
fue luego criticada por Carlos Pereyra, desde un artículo en la revista mexicana Cuadernos
Políticos, en la cual afirmaría que “no hay separación orgánica entre consenso y fuerza” (s/f:
9).
En este sentido, es también el Cuaderno 13 donde aparece la más clara definición de
hegemonía en toda la obra:
El ejercicio “normal” de la hegemonía en el terreno que ya se ha vuelto clásico
del régimen parlamentario, se caracteriza por la combinación de la fuerza y del
consenso (Gramsci, 1987: 81)
Si la revisión de Gramsci ha producido una amputación categórica del concepto,
concediéndole solo la dimensión del consenso, es esperable que la práctica política a la que se
haya llegado desde ese punto de vista sea de corte reformista y socialdemócrata. Pero como
bien ha señalado Ana Esther Ceceña, al no ser la hegemonía burguesa una simple cuestión de
consenso, no es ese el camino por el cual puede ser combatida:
La propuesta gramsciana, en ese sentido, lleva a concebir la hegemonía como la
capacidad para generalizar una visión del mundo, capacidad que se nutre tanto de
la pertinencia argumental del discurso y su similitud con las expresiones visibles
de la realidad (o su capacidad para visibilizar las expresiones ocultas), como de las
manifestaciones de fuerza que provienen de las condiciones objetivas en las que
tienen lugar las relaciones sociales, sea que éstas aparezcan bajo formas explícitas
o sólo bajo formas disciplinarias o indicativas (…)Es decir, no hay ningún
romanticismo en la construcción de las visiones del mundo ni tampoco en las
estrategias de emancipación; como evidentemente no lo hay en las de dominación.
Lo que Gramsci está realmente poniendo en cuestión no es el uso de la fuerza sino

5 En un ensayo posterior, titulado Las antinomias de Gramsci (aparecido en New Left Review), Anderson postula que el teó-
rico italiano da en los Cuadernos, tres versiones diferentes de la hegemonía, las cuales son contradictorias entre sí, razón
por la cual lo critica.
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

el lugar difuso y el contenido multidimensional del poder (2004: 21)


Queda claro entonces que, al ser la hegemonía un concepto que subsume al consenso y la
coerción en el ejercicio del poder, es susceptible de articularse con el concepto de Panóptico.
Pero vamos a ver ahora porque es este el concepto que elegimos a la hora de enriquecer el
análisis de la función de hegemonía y que vinculaciones estrechas desde el punto de vista
teórico pueden encontrar ambos. Y más adelante precisaremos cómo y por qué el panoptismo
debe leerse como el lado coercitivo del poder hegemónico.

EL TRASFONDO DEL PODER EN GRAMSCI Y FOUCAULT


La clave de la articulación entre los conceptos de hegemonía y panoptismo reside en el
hecho de que básicamente ambos fueron elaborados para responder a cuestiones similares y,
sobre todo, en el hecho de que tanto Gramsci como Foucault hayan llegado a la misma
conclusión por diferentes caminos; “El poder son relaciones. El poder no es una
cosa” (Foucault, 2014: 255). Tal como la ha señalado Néstor Kohan, este descubrimiento le
corresponde a Gramsci, sin embargo la academia se lo atribuye al profesor Foucault.
Si bien esta cuestión, que es la central de la obra de ambos, no es tratada de igual manera
por estos teóricos, si podemos decir que existen muchos puntos de vinculación entre sus dos
filosofías. Examinemos.
Habíamos dicho que ambos conceptos buscaban dar un ordenamiento sobre la sociedad,
es decir, organizar a los individuos sobre los que se ejerce el poder o supremacía (operan
sobre la subjetividad; la modifican; la producen). Pero hay que señalar que ese poder no se
trata de algo genérico e indefinido, sino que apunta a objetivos y se articula en torno a un
sentido histórico que tiene muchos puntos en común en ambas categorías. Así al tocar el
tema del código penal napoleónico, Foucault reconoce en su presentación escrita por el
jurista Target, una identificación entre el delincuente y el populacho, y la institución de un
Estado que cumple la función de “defender” a una clase de otra, es decir a la burguesía del
populacho, al que en su figuración de delincuente construye como el enemigo social
(Foucault, 2016: 195-196). Todo este andamiaje de poder disciplinario parece ejecutar sus
mecanismos penales y represivos para la constitución de la sociedad capitalista, visto en
términos de clase. Idea que se presenta nuevamente (y de forma mucho más explícita) en un
curso del 14 de enero de 1976, al hablar de la disciplina y la soberanía:
Este nuevo tipo de poder que no puede ya transcribirse en los términos de la
soberanía es, creo, una de las grandes invenciones de la sociedad burguesa. Ha
sido un instrumento fundamental en la constitución del capitalismo industrial y
del tipo de sociedad que le es correlativa; este poder no soberano, extraño a la
forma de la soberanía es el poder disciplinario. (1979: 149)
Aquello que identificamos como un poder coercitivo y de imposición, a menudo puesto en
práctica por el derecho penal y el monopolio de la violencia estatal, se presenta como
necesario a la constitución de un orden social como el capitalista.
En Gramsci, el derecho penal (represivo, coercitivo, violento) también se concibe como
elemento “creador” de una sociedad, en tanto que el Estado es visto como tendiente a crear
un tipo de civilización u orden social:
“El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault”
Prof. Francisco Figueroa

El Estado es una "racionalización" también en este campo, es un instrumento de


aceleración y taylorización, actúa según un plan, presiona, incita, impulsa,
etcétera. E1 aspecto negativo o represivo de estas actividades es precisamente la
justicia penal, el derecho penal, que no puede ser disociado de todo el conjunto de
la actividad positiva o civilizadora. (Gramsci, 1984: 249)
Por lo que las instituciones coercitivas también son aparatos de hegemonía desde que
poseen también una función educadora, y son instrumentos que funcionan en la misma
dirección del Estado en general: producir y reproducir la hegemonía de la clase burguesa.
Resulta medular poner de relieve que el fondo de la articulación de los aparatos de poder
en ambos pensadores, está directamente relacionado con el modo de producción capitalista,
lo que da cuenta del historicismo presente en ambas teorías (acaso otro punto de
vinculación). La teoría de la hegemonía tiene un trasfondo histórico desde el punto de vista
que sus aparatos se ponen en marcha para sojuzgar la fuerza de trabajo a la clase dominante
en cada periodo histórico, a sujetar a los trabajadores al poderío de los patrones. Ya en 1926,
antes de los Cuadernos, Gramsci toca el tema: “el campesino meridional está ligado al gran
terrateniente por el oficio del intelectual” (Gramsci, 2015: 289), es decir, la hegemonía se
articula para sujetar a las masas al sistema económico. Lo que nos remite a la primera
conclusión a la que habíamos llegado acerca del Panóptico; busca mantener ligada a la
sociedad civil al modelo de estructura económica: “El par vigilar-castigar se instaura como
relación de poder indispensable para la fijación de los individuos en el aparato de producción
y la constitución de las fuerzas productivas” (Foucault, 2016: 231).
Partiendo de esto, podemos afirmar que Gramsci se ha anticipado a Foucault en aquellas
cosas más profundas y fundamentales, como lo son la dimensión educadora del poder
represivo o la noción de que este no solo prohíbe y prescribe, sino que produce subjetividad y
sentido, y el hecho de que dichos aparatos y técnicas se utilizan para ligar a las masas
oprimidas al sistema económico imperante. Pero desarrollando a su vez una teoría más
compleja y más abarcativa. Y esta es la razón principal por la que postulamos que el concepto
de hegemonía puede incorporar el Panóptico: fueron pensados para responder a los mismos
problemas y en muchos puntos las respuestas que otorgan son coincidentes. La diferencia es
que Gramsci logró esta proeza con varias décadas de anticipación y sufriendo el calvario de la
prisión fascista.

LA VIGILANCIA PENETRANTE DEL PANÓPTICO


Quedan explicadas las condiciones de posibilidad de articulación que proponemos,
incorporar el Panóptico a la teoría de la hegemonía, en suma, una lectura gramsciana de
Foucault. Es preciso entonces abordar cual es la naturaleza de este concepto clave en el
pensamiento foucaulteano y rastrear el lugar que podría ocupar dentro de una configuración
hegemónica. Para eso debemos desmenuzar lo básico de su funcionamiento.
Foucault analiza en Vigilar y castigar, que el siglo de las luces ha traído consigo el Estado
de derecho, pero a la vez ha inaugurado la sociedad disciplinaria. La disciplina como forma
de poder constituye así un contraderecho (Foucault, 2015: 256), se trata del subsuelo de la
sociedad capitalista, en realidad podemos decir que es su contrahistoria misma, la forma en
la que se domina a aquellos que habían dejado de ser súbditos para convertirse en
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

ciudadanos, pero a quienes nunca se les concedería su verdadera libertad; forma de


dominación, sociedad disciplinaria que vive en las sombras de la República burguesa.
El poder disciplinario, en efecto, es un poder que, en lugar de sacar y de retirar,
tiene como función principal la de "enderezar conductas"; o sin duda, de hacer
esto para retirar mejor y sacar más. No encadena las fuerzas para reducirlas; lo
hace de manera que a la vez pueda multiplicarlas y usarlas. En lugar de plegar
uniformemente y en masa todo lo que le está sometido, separa, analiza, diferencia,
lleva sus procedimientos de descomposición hasta las singularidades necesarias y
suficientes. "Encauza" las multitudes móviles, confusas, inútiles de cuerpos y de
fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales —pequeñas células
separadas, autonomías orgánicas, identidades y continuidades genéticas,
segmentos combinatorios. La disciplina "fabrica" individuos; es la técnica
específica de un poder que se da los individuos a la vez como objetos y como
instrumentos de su ejercicio. (Foucault, 2015: 199)
No solo impone la norma de conducta para vivir en sociedad, fabrica al individuo; no solo
elabora leyes y códigos para la convivencia, produce el orden social que debe imperar; no solo
señala y castiga a quienes se atrevan a salirse del camino trazado, los marca y convierte en
enemigos. Este poder se mueve y expande a través de una red de instituciones en las cuales
encontramos aun aquellas que no parecieran ser enemigas naturales del proletariado o de las
masas populares: la escuela, el asilo, la clínica, etc. Pero todas ellas llevan adelante un modo
particular de ejercer este poder, mediante la marcación binaria y la asignación coercitiva. El
Panóptico ejerce su poder combinando estas dos funciones: discrimina entre normales y
anormales, marcando a aquellos que no se adaptan a la norma (loco/no-loco, sano/enfermo,
funcional/disfuncional, etc.); y distribuye de manera diferenciada los cuerpos mediante sus
aparatos de secuestro.
Si así es como se organiza el poder disciplinario hacia el interior de todas las instituciones,
gracias al Panóptico este modo de organización se va a generalizar a toda la sociedad. Pues,
componiendo este doble funcionamiento, el Panóptico va a hacer que los instrumentos que
Foucault llamara “medios del buen encauzamiento” (Foucault, 2015), puedan amplificar su
alcance en todo el cuerpo social, estos son tres:
La vigilancia jerárquica: la observación del cuerpo social permite la marcha
permanente de los dispositivos de control. Organizada en un sistema de relaciones
verticalista, se constituye en una maquinaria para construir una sociedad
asimétrica y piramidal.
La sanción normalizadora: es un mecanismo penal, un castigo a las
desviaciones. Con su aplicación se pretende que el sujeto siga la norma de la cual
se aleja, su implementación sistemática impone le homogenización de las masas
populares.
El examen: combina elementos de los dos anteriores. Es una mirada que evalúa,
califica y castiga. Produce saber, clasifica y rotula al objeto de la dominación
social: las multiplicidades humanas.
Esta manera en que el poder disciplinario opera sobre la realidad social, funciona gracias
al Panóptico. Este puede definirse como un procedimiento técnico de la coerción (Foucault,
“El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault”
Prof. Francisco Figueroa

2015: 255), es el principio general de las disciplinas como anatomía del poder (Foucault,
2015: 241), “está destinado a difundirse en el cuerpo social; su vocación es convertirse en una
función generalizada.” (Foucault, 2015: 240).
Si bien habíamos dicho que esta expansión de las disciplinas mediante el Panóptico se
realizaba mediante una red de instituciones, es necesario decir que solo una de ellas es capaz
de realizar una función general en toda la sociedad. El panoptismo puede realizarse y
explicarse también mediante una oportuna sinécdoque, una institución en particular es a la
vez el gran Panóptico social de la modernidad capitalista. La policía es la institución
disciplinaria por excelencia. Se trata de un dispositivo que actúa “sobre todo”, para desplegar
un control social “que trata idealmente de llegar a lo más elemental” (Foucault, 2015: 247).
Es el poder de policía, que no es una institución, sino una facultad coercitiva del Estado, pero
que se encarna justamente en una de las instituciones que lo componen,
y para ejercerse, este poder debe apropiarse de instrumentos de una vigilancia
permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de hacerlo todo visible, pero a
condición de volverse ella misma invisible. Debe ser como una mirada sin rostro
que transforma todo el rostro social en un campo de percepción: millares de ojos
por doquier, atenciones móviles y siempre alerta. (Foucault, 2015)
El poder punitivo que, como dijera Zaffaroni, solo es directamente ejercido por la fuerza
policial, aquella que actúa y despliega sus fuerzas sobre el territorio de una nación (Zaffaroni,
2011: 2). Es esta la que efectivamente realiza una vigilancia sobre toda la sociedad, y que con
su inteligencia y redes informativas, logra el mayor efecto del Panóptico, que la vigilancia sea
penetrante hasta el “alma” (en sentido foucaulteano) de los individuos.

EL PANÓPTICO COMO PRINCIPIO TÉCNICO-COERCITIVO DE LA


HEGEMONÍA
Los libros de Eduardo Galeano constituyen una producción intelectual difícil de clasificar,
desde un entrecruzamiento de géneros, su ágil e incisiva pluma denuncia el delirante mundo
en que vivimos. Así escribe que “el crimen es el espejo del orden. Los delincuentes que
pueblan las cárceles son pobres y casi siempre trabajan con armas cortas y métodos
caseros" (Galeano, 2015: 83). La cualidad de espejo, nace de una relación dialéctica, del
orden que excluye nacen los enemigos sociales, nace la ilegalidad y la delincuencia que atenta
contra el orden mismo, para garantizar su propio funcionamiento.
Los mecanismos disciplinarios que actúan sobre los ciudadanos, modifican las prácticas
sociales; a la vez que reprimen, producen subjetividad6. Tecnologías de represión que a la vez
son tecnologías ideológicas, la vieja noción althusseriana en la que quedaban separados los
aparatos represivos y los ideológicos queda caduca y sin respuestas ante el acontecer objetivo
de la realidad; categorías que se revelan fosilizadas por la historia. El descubrimiento del
poder como relación entre sujetos, que trae aparejado el descubrimiento del poder como algo
más difuso y amplio que el poder jurídico-estatal o el monopolio de la violencia, ha
subsumido dos momentos en los que una supremacía aparece: el consenso y la coerción. La
prisión la vez que reprime los cuerpos, fabrica a los delincuentes. (Foucault: 2016: 301). El

6 Por esto debe entenderse que producen sentido hacia el interior de los sujetos.
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

derecho penal es educador y, al igual que todo el Estado en general, tiene a crear un tipo de
orden social (Gramsci, 1984: 249). El problema de ordenar, dirigir y gobernar a las
multiplicidades humanas no puede resolverse solo con la represión, ni solo con la
organización de una visión del mundo o sentido o común; tampoco puede encontrar su
resolución en la activación de dispositivos separados para actuar sobre cada aspecto. Ha sido
la categoría de “hegemonía”, la mayor respuesta a ese problema, la conquista conceptual más
avanzada y compleja para describir las relaciones de poder.
La física del poder que Foucault vio en las disciplinas, describe el momento coercitivo del
mismo7, por lo tanto el Panóptico como principio general de las disciplinas corresponde a la
dimensión de la fuerza (aunque su funcionamiento también sirva para organizar la adhesión
de las personas a una concepción de lo social). En las teorías más amplia que existe sobre las
relaciones de poder, o sea la teoría de la hegemonía, el Panóptico puede encajar desde que su
misión principal es disciplinaria-coercitiva.
Podemos definir al Panóptico como el principio técnico-coercitivo de la hegemonía.
Sucede que así como Gramsci elaboró una teoría más amplia y compleja que la de Foucault
para tratar el mismo problema, Foucault también descubrió cosas en las que Gramsci no
pudo avanzar. Estos estudios y descubrimientos del profesor francés constituyen la
dimensión coercitiva de la totalidad hegemónica del poder burgués, son los procedimientos,
instrumentos y técnicas coercitivas de la hegemonía. Esto es lo que constituyen los
descubrimientos más interesantes del profesor Foucault en sus investigaciones filosóficas.
Gramsci no pudo profundizar en algunos aspectos específicos de las relaciones de poder
hegemónicas, en su funcionamiento particular en algunas áreas, sobre todo en lo que se
refiere a la dimensión coercitiva. Sin embargo, aunque Foucault llegó a la misma conclusión
general del poder que el teórico italiano, la expresó desde un enfoque diferente, elaborando
así una teoría que corresponde a una concepción del mundo más cercana al
posestructuralismo. Podemos decir que una fue una lectura posestructuralista de las
relaciones de poder, mientras que la otra fue una lectura de origen marxista-leninista.
Por todo lo que atrás queda escrito, vemos la perfecta articulación entre la teoría de la
hegemonía y el Panóptico foucaulteano. Esta incorporación conceptual, esta subsunción
teórica, se funda el principio de traducibilidad de los lenguajes científicos y filosóficos,
enunciado por Gramsci:
Traducibilidad de los lenguajes científicos. Las notas escritas en esta sección
deben ser recogidas en la sección general sobre las relaciones de las filosofías
especulativas y la filosofía de la praxis y de su reducción a ésta como momento
político que la filosofía de la praxis explica "políticamente". Reducción a "política"
de todas las filosofías especulativas, a momento de la vida histórico-política; la
filosofía de la praxis concibe la realidad de las relaciones humanas de
conocimiento como elemento de ‘hegemonía’ política (Gramsci, 1986: 142- 143)
Así como Gramsci tomó parte de la filosofía de Benedetto Croce, tras someterla a crítica
radical y ¿por qué no? deconstruirla, para revitalizar el desarrollo del marxismo;
consideramos que es propicia la traducción de algunos aspectos de Foucault, obviamente tras
7En el curso de Lovaina (1981), Foucault se ocupa de otras formas en las que se puede dirigir o gobernar, a estas las cataloga
como “tecnologías del sujeto”.
“El panóptico en la producción de hegemonía. Una lectura gramsciana de Foucault”
Prof. Francisco Figueroa

someterlo a critica radical y deconstruirlo, para revitalizar la teoría de la hegemonía frente a


la revisión y la amputación categórica que ha sufrido por parte de las corrientes reformistas
en lo teórico y en lo político. Es este, a nuestro parecer, un programa urgente para el
pensamiento radical de nuestro tiempo.

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pp. 1-4.
Nuevas tecnologías, educación y sociedad:
una mirada humanística y crítica

Daniel Román March Marcos Llanos Nieto


Estudiante avanzado - Lic. en Filosofía Estudiante avanzado - Lic. en Filosofía
Universidad Nacional de Mar del Plata Universidad Nacional de Mar del Plata
roman_march@hotmail.com mllanosnieto@gmail.com

El presente trabajo tiene por objeto plan- The present work aims to raise a humanis-
tear un cuestionamiento humanístico de tic questioning of new technologies, war-
las nuevas tecnologías, advirtiendo que el ning that the impact of the same in society
impacto de las mismas en la sociedad se is given from a political background.
da desde un trasfondo político. One of the areas, where it has had a pro-
Uno de los ámbitos, en donde ha tenido found impact, has been in the education
un impacto profundo, ha sido en el siste- system, making the teaching-learning pro-
ma educativo, tornando más dinámicos los cesses more dynamic. In this space, vital
procesos de enseñanza-aprendizaje. En for the cultural development of every coun-
dicho espacio, vital para el desarrollo cul- try, it is necessary to approach the techno-
tural de todo país, resulta necesario abor- logical instrument making a critical exer-
dar el instrumento tecnológico haciendo cise of its use, its implementation and use
un ejercicio crítico de su utilización, su or not, in the socioeconomic aspect.
implementación y aprovechamiento o no, Therefore, we conceive technology as the
en el aspecto socioeconómico. action that aims to modify and transform
Por ello, concebimos a la tecnología como spaces from different political and econo-
la acción que pretende modificar y trans- mic strategies .
formar los espacios desde diversas estrate-
gias políticas y económicas.

Fecha de recepción: 29/06/2018 - Fecha de aceptación: 29/02/2019

INTRODUCCIÓN
La raíz y el objetivo de la implementación de las nuevas tecnologías (preeminentemente
digitales y mediadas por dispositivos tales como los smartphones, tablets, notebooks y
computadoras personales) pasan inadvertidas para las personas, es decir, que los intereses
del poder hegemónico no se observan directamente.
Vale aclarar que entendemos como poderes hegemónicos a aquellos grupos que detentan
los medios para hacerse (y efectivamente lo hacen) de los datos personales, de los poseedores
de los dispositivos materiales (físicos). Estos grupos son heterogéneos entre sí: grandes
imperios económicos transnacionales como Alphabet, Facebook, Microsoft, entre otros y
Estados nacionales a través de agencias mayormente enfocadas a la seguridad.
De este modo, no existe una neutralidad tecnológica: el conocimiento de datos es poder. Es
un abanico de posibilidades abierto a la captación de los datos para su utilización comercial
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

(Cambridge Analytica) o política (tal es el caso de las Fake News). Por ende, la investigación y
desarrollo de sistemas de producción están dirigidos y planificados a partir de estrategias
políticas de organizaciones privadas o estatales.
Por otro lado, advertimos que este proceso pasa inadvertido para la mayoría de las
personas dado que como sostiene el filósofo Byun-Chul Han “la psicopolítica, con ayuda de la
vigilancia digital, está en condiciones de leer pensamientos y de controlarlos. El psicopoder
está en condiciones de intervenir en los procesos psicológicos” (2015:106)
De esta manera, las personas son atraídas por los medios tecnológicos, que hacen todo por
ellas, Sin percibir lo que hay de fondo: somos datos, y esos datos pueden convertirse en
dinero o en políticas públicas inclusivas o excluyentes según la ideología. El aparato
tecnológico se entrelaza a los sistemas sociales como el político, el educativo o el económico.
Éste se presenta acompañado por estructuras que internamente son formateadas por la
autoridad y el poder, reflejando a su vez esas estrategias, ejerciendo un dominio proyectado
hacia los usuarios de los dispositivos tecnológicos. Como dijera Hernán Thomas: “el
desarrollo de un artefacto tecnológico no es simplemente un logro técnico, inmerso en él se
encuentran consideraciones sociales, políticas y económicas” (Thomas 2008: 220)
Por otro lado, podemos advertir la importancia cultural de la presencia de las nuevas
tecnologías, tanto que han cambiado la forma en la cual interactuamos con el otro. En otras
palabras, podríamos decir que ahora disponemos de un cuerpo físico proyectado en el
espacio virtual.
Sobre esto se ha escrito mucho. Uno de los casos es el de la especialista José Van Dijck,
quien sostiene: “Cuando la web 2.0 impulsó el desarrollo de los medios sociales, en los
primeros años del nuevo milenio, la ‘cultura participativa’ era la expresión en boga a la hora
de dar cuenta del potencial de internet para alimentar conexiones, construir comunidades y
fomentar la democracia. Varias plataformas hicieron suyo este espíritu enardecido al
comenzar a hacer de la red un medio ‘más social’” (2016:18). O en términos de Pierre Lévy
(1997), estamos inmersos en un sistema material y simbólico, integrado por agentes y
prácticas culturales, interacciones y comunicaciones, colectivos, instituciones y sistemas
organizativos.
Por ejemplo, podríamos afirmar que, en el sistema educativo, la presencia de las nuevas
tecnologías tiene efectos más profundos en el desarrollo intelectual que otros medios
tradicionales de enseñanza debido a que los nativos digitales tienen afinidad con estos
medios. Entendemos el concepto de nativos digitales según las teorías de Jean M. Twenge,
quien denomina así a la primera generación que han nacido y vivido con internet, teléfonos
inteligentes y redes sociales (entre 1995 y 2012).
Ahora bien, cabe resaltar que el concepto de “nativos digitales” que fue acuñado a nivel
internacional por Marc Prensky (2001) y a nivel nacional por Alejandro Piscitelli (2009); hoy
se encuentra en un profundo debate.
En el libro “Los nativos digitales no existen: cómo educar a tus hijos para un mundo
digital”, el especialista Jordi Martí sostiene que “fuera de las herramientas TIC más
comunes, no tienen ningún otro conocimiento”.
Por otro lado, la especialista Marcela Momberg, plantea que existen los “huérfanos
digitales”, es decir, jóvenes y adolescentes que no son educados en la utilización de las
“Nuevas tecnologías, educación y sociedad: una mirada humanística y crítica”
Daniel Román March y Marcos Llanos Nieto

herramientas tecnológicas y que no cuentan un acompañamiento.


Más allá de toda problematización, lo que sí es cierto es que las nuevas tecnologías ponen
al sujeto como individuo activo en el aprendizaje en el marco de un ambiente nuevo,
constituyéndose como otra metodología de aprendizaje.

ESCUELA, SOCIEDAD Y TIC


El filósofo Cornelius Castoriadis sostenía en una de sus obras más relevantes: “toda
relación entre sujetos es relación social entre sujetos sociales, toda relación con las cosas es
relación social con objetos sociales…” (2010:287)
Es en la escuela donde se evidencia la emergencia de una nueva significación imaginaria
en la relación alumno – profesor, el alumno como poseedor de nuevas categorías virtuales. Y
es por ello que el profesor debería adquirir conceptos básicos de las TIC para poder
interactuar con el modo de simbolización del alumno. Como podemos observar que la
tecnología no es neutral, decimos también que la misma no está separada o segmentada de
otras prácticas sociales como la médica, la de los medios de comunicación y en diversas
industrias.
Es decir, que está presente de un modo particular formalizando y generando una
estructura de interacción entre sujetos y máquinas, configurándose como una nueva
revolución industrial en la sociedad del conocimiento, llegando las TIC a estar presentes en
toda actividad en la cual intervengan medios electrónicos para la realización de diversas
tareas. Por ello, las mismas tienen consecuencias inesperadas en otras tecnologías, que
inicialmente no tenían ninguna relación.
Es así que el usuario, junto con los sistemas tecnológicos, configura un nuevo dispositivo
que determina una modificación del ambiente, constituyendo un marco y estableciendo
nuevas pautas de conductas para interactuar con el otro. Como producto de la sociedad, la
tecnología, los conjuntos de técnicas, instrumentos y procedimientos que la conforman,
posibilitan el aprovechamiento práctico del conocimiento permitiendo interactuar con el
medio siendo el hombre capaz de transformar deliberadamente su hábitat según las
necesidades que crea pertinentes.
Respecto a esta temática en particular, existe abundante teoría. Cabe mencionar el libro
colectivo “Jóvenes, transformación digital y formas de inclusión en América Latina”, que
cuenta con varios capítulos que alumbran sobre la cuestión. Uno de ellos, escrito por
Cristóbal Cobo recupera una serie de preguntas o desafíos: “¿qué, cómo, con quién y por qué
aprender en red? Estos interrogantes lejos de ser retóricas buscan posicionar un análisis
crítico de los alcances y limitaciones de la tecnología en los entornos tanto educativos como
sociales” (2018:88). En dicho estudio, se abordan ideas para el uso y promoción de la
tecnología en modelos pedagógicos, proyectos educativos y grupos de trabajo.
Por otro lado, Cobo sostiene que:
“la tecnología digital no se limita solamente a crear espacios de consulta de
información, sino que además ofrece nuevas dimensiones en cuanto a redefinir los
flujos de poder que ocurren en los contextos de educación formal e informal. Es
decir, cambia el papel del docente. También se modifica lo que se considera como
conocimiento válido. De igual manera el papel del estudiante también se
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

transforma. En definitiva, si se dan las condiciones necesarias, la escuela hoy


puede transformarse en un espacio social y cognitivo muy distinto a lo que fue en
otros momentos de la historia” (2018:89)
Por ende, comienzan a surgir nuevos conceptos como el de ciudadanía digital, privacidad y
seguridad online, derechos digitales. Y esto requiere el desarrollo de una nueva forma de
alfabetización.
Esto supone que nos adaptamos un medio social que se encuentra modificado por
procesos tecnológicos. El desarrollo tecnológico ha cumplido un rol decisivo para la
permanencia de una determinada sociedad como la poseedora de los medios de innovación y
por lo tanto la propietaria de los mecanismos de producción de tecnologías. La sociedad que
posea la infraestructura de investigación, desarrollo y producción de nuevas tecnologías, es la
que podrá establecer los lineamientos técnicos para la implementación de la técnica que
serán adoptadas por otras sociedades.
En esta era de la información las innovaciones técnicas influyen notablemente en la
sociedad y a los productos que ella misma consume, como bienes y servicios tecnológicos. En
los últimos años las tecnologías de la información se desarrollaron exponencialmente, siendo
las TIC transversales a toda institución y por lo tanto también en la educación instalándose
como una nueva significación imaginaria en la construcción de un espacio virtual.
Con la construcción de este entorno surgen espacios que deben ser habitados nuevamente.
Esto es, que ya no son espacios físicos sino tecnológicos, virtuales. Es allí, donde los sujetos se
trasladan hacia una nueva concepción de interacción social. Entonces, es a través de los
medios digitales, donde las nuevas formas de relacionarse se dan a partir del intercambio,
manipulación y modificación de la información en las distintas tecnologías que se emplean.
Estos nuevos espacios digitales emergen por la implementación dinámica de la tecnología
en los distintos sectores productivos y educativos como una nueva forma de interacción.
En el libro “Formar en el horizonte digital”, encontramos un texto muy interesante de la
experta Marcela Czarny quien sostiene, luego de un análisis estadístico y social, que los
jóvenes:
“si utilizan la tecnología sin suficientes referencias, experiencias y recursos
internos (fortaleza, juicio crítico, autoestima, confianza, criterio de privacidad) en
su vida offline, se puede dar una mayor propensión a que las situaciones de riesgo
en las experiencias online, desborden su capacidad de afrontarlas y se conviertan
en daño psíquico.” (2017:197/198)
En la escuela, por ejemplo, encontramos un ámbito propicio para acceder a estos nuevos
ambientes, porque allí el alumno puede (podrá) introducirse en esos espacios digitales
emergentes. Por ende, tanto el alumno como el profesor deberán adquirir conceptos básicos
en tecnologías de la información y la comunicación.
En la escuela emergen dos actores (los alumnos y profesores) que deberán conectarse para
establecer una comunicación efectiva e intercambiar experiencias de vida, conocimientos,
aspiraciones, proyectos. Es así que a partir de ello podrán desarrollarse prácticas pedagógicas
en las cuales cada educador también deberá aprender de sus estudiantes estableciendo una
relación dialéctica.
“Nuevas tecnologías, educación y sociedad: una mirada humanística y crítica”
Daniel Román March y Marcos Llanos Nieto

Podríamos afirmar que cada educador posee una identidad diferente desde su formación
con una interpretación de la sociedad, que en muchos casos se basa en representaciones
obsoletas para la actualidad tecnológica. Bajo estas relaciones, se configura un ambiente
como contexto virtual y es el alumno quien impulsa esta interfaz. En este entorno se crean
mediaciones cognitivas entre el alumno y el profesor, vinculados a un proceso de enseñanza –
aprendizaje transversal. Esta relación implica una dialéctica de recuperación y no subsunción
del otro. Esto significa que el docente, deberá adaptarse a las distintas tecnologías
permitiéndoles interactuar con los simbolismos propios del alumno.
Es así que el uso de las TIC para los alumnos representa un simbolismo familiar
adaptándose y captando rápidamente este lenguaje. Los alumnos interactúan con objetos
desde pequeños, con interfaces de usuario en la mayoría de los dispositivos electrónicos
como computadoras, teléfonos móviles y videojuegos. La adquisición de este lenguaje
tecnológico y la interacción con los neologismos de las TIC, son los elementos con los que
debería familiarizarse el educador, para comunicarse efectivamente. En este caso, creando
una nueva base de conocimientos que le permitirá vincularse con el modo de simbolización
del alumno, en el ámbito del aula. Mientras que, en al ámbito de las políticas públicas el
Estado deberá mediar para proveer las herramientas de capacitación en el lenguaje
tecnológico destinado a los docentes, proponiendo actividades transversales donde
intervengan las TIC en relación con las asignaturas del currículum tratando de anexar a las
mismas del modo en que se presentan en la sociedad.
En la institución educativa es necesario reflexionar sobre la relación del poder con el
saber. También es de vital importancia, dado que, se observa una asimetría entre el docente y
el estudiante. Es decir, que entre ambos se da la situación de que está quien imparte su clase
y otro quien la escucha.
Debemos mostrar al estudiante que la institución escolar es muy importante, como un
espacio de pensamiento crítico, y al mismo tiempo, será necesario interactuar
conjuntamente para solucionar problemas organizativos, pedagógicos y académicos. Con una
visión conjunta e integral de profesores, estudiantes y directivos en la construcción de una
institución educativa arrojada a la realidad y el presente histórico social del lugar donde esté
inserta, podríamos decir que el docente en este marco cumpliría el rol de facilitador de
herramientas sociales, educativas, políticas y tecnológicas.
Entendemos, que en el aula de clase se manifiesta lo que el diseño curricular estructura
como mecanismo para el control social. Lo que en gran medida, genera la reproducción de las
desigualdades sociales impuestas por los discursos hegemónicos educativos. En palabras de
María Beatriz Greco: “se trata de desconfirmar a cada uno que el lugar que supuestamente le
‘toca’ es el único posible” (2012:151).
Por otro lado, se evidencia que el mundo del conocimiento de las nuevas tecnologías deriva
de un encuentro de intereses, poderes, ideas, dispositivos, y en definitiva, entre sujetos que
pugnan por hacerse escuchar y tomar la palabra.
Asimismo, diremos que la cuestión de la verdad y la autoridad están indiscutiblemente
vinculadas, por saber-poder. Entendemos que, según cómo veamos las relaciones dialécticas
entre poder-saber y verdad-autoridad configuraremos y aplicaremos, como docentes, una
forma de abordaje respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje conjuntamente con las
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

nuevas tecnologías. Por ende, sostenemos que la escuela no debe trabajar con
representaciones desprovistas del ropaje social que abriga al estudiante en su vida cotidiana.
En toda institución escolar, se debería enseñar a usar las herramientas informáticas para
la gestión de la información en lugar de enseñar marcas y productos propietarios
comerciales. Es decir, que los productos comerciales que se utilizan para la enseñanza son
poco accesibles en materia de licencias para los estudiantes de bajos recursos y por lo tanto
no podrán continuar con el aprendizaje de los mismos. Lo que se adecua en estos casos es la
implementación de software libre puesto que posee una gran flexibilidad de adaptación tanto
para la gestión de información a nivel gubernamental como así también a nivel educativo.
También, son esenciales las acciones concretas para usar y desarrollar software libre en los
Estados, construir sistemas de misión crítica, ejecutar programas de educación, planes de
alfabetización digital, establecer procesos que permitan el acceso y brinden transparencia en
la gestión pública.
Podríamos afirmar que las TIC cada vez serán más accesibles y como así también la
utilización de herramientas que permitirán al alumno no sólo interactuar sino construir sus
propios conocimientos, siempre con la asistencia del docente que le dará los mecanismos.
En nuestro país, el Programa Conectar Igualdad, a partir de la introducción de Netbooks,
que permitió a docentes y alumnos contar con una herramienta de trabajo con la que ambos
actores están familiarizados, tuvo un impacto positivo. Como dijera la especialista Inés
Dussel: “no tengo dudas de que introducir netbooks y conexión a Internet en las aulas cambia
las dinámicas de trabajo, la idea de cultura, y la relación de estudiantes y profesores con el
conocimiento y la forma de producirlo” (2011:40).
Ese cambio nos ha permitido reflexionar acerca de dónde y cómo estamos presentes en
cada lugar que ocupamos. Con ello, se ha transformado la subjetividad puesto que han
cambiado los vínculos.
El Impacto de la informática móvil, notebooks, tablets, smartphones y el acceso a Internet,
estarán más disponibles estableciendo un ambiente virtual transversal a toda la sociedad.
Entonces, también en la escuela, configurando un ambiente educativo virtual. Ahora bien,
disponemos de un nuevo espacio organizado por la hegemonía y habitado por la sociedad.
Esto es, que las nuevas tecnologías se presentan de forma transversal a todas las actividades
sociales, donde interactúan los grupos humanos en un espacio virtual que contiene
elementos de diversa naturaleza. Por lo tanto, se configura como algo heterogéneo y abierto
pero, detrás de la misma yace el poder hegemónico. Es así que los habitantes de estos
espacios virtuales tienen una visión socio-espacial segmentada y parcial.
Es de vital importancia la emergencia de espacios críticos para reflexionar sobre el
pensamiento socio-espacial considerando la existencia de un nuevo hábitat no físico sino
virtual.
Somos testigos que los alcances de las TIC representan un alto beneficio para la sociedad
en diversas áreas. ¿Pero quiénes planifican los lineamientos tecnológicos? y ¿quiénes son los
responsables del uso masivo de las mismas?
Por eso, es necesario identificar qué estrategias políticas e intereses están detrás de las
nuevas tecnologías para tener elección sobre los modelos y estructuras tecnológicas adoptar
“Nuevas tecnologías, educación y sociedad: una mirada humanística y crítica”
Daniel Román March y Marcos Llanos Nieto

para desarrollar, implementar y enseñar, desde una visión crítica.


Hoy Internet y las interfaces de acceso a la misma (sean smartphones, tablets, notebooks)
configuran un aula interactiva de aprendizaje en la cual disponemos una inconmensurable
cantidad de información para poder producir conocimiento. Pero hay que tener en cuenta
que las estructuras tecnológicas adquieren y representan formas de autoridad y poder. Los
sistemas tecnológicos emergen entrelazados con las políticas de organizaciones y las
tecnologías incorporan ciertos rasgos políticos que determinarán el diseño de las mismas.
Estas estructuras pueden estar diseñadas a partir de un poder hegemónico y otras estar
ligadas a decisiones políticas en torno a la libertad de diseño, implementación y uso.
Esta visión política puede manifestarse en los lineamientos estratégicos del diseño
tecnológico donde sectores de poder imponen sus decisiones. Es por ello, que el uso de la
tecnología puede incluir y/o excluir, como así también configurar una nueva clase social, las
que tienen o no acceso a estos nuevos medios. Es así que, desde un punto tecnológico, es
necesario interrogarse por los orígenes de la producción tecnológica observando que los
objetos artificiales se anexan y configuran como extensiones artificiales del ser humano.

FILOSOFÍA, SUBJETIVIDAD Y TECNOLOGÍA


El poder hegemónico diseña e implementa gradualmente, una política de proyección de
dominio sobre el cuerpo. Es este el motivo de la importancia de las implementaciones de la
técnica. Es vital la reflexión filosófica en torno a estas nuevas tecnologías, los docentes
podrán enseñarlas desde este enfoque crítico.
Generalmente no nos preguntamos por la influencia y efectos que tiene la tecnología en
nuestros cuerpos y en la sociedad.
La tecnología emerge con nuevos métodos de organización y modificación de las relaciones
sociales, manifestando el pensamiento capitalista dominante dotando a la sociedad con
patrones de comportamiento que lleva a la homogeneización de pensamiento justamente
ocultándose como un instrumento de control y dominio. Es así que los individuos forman
conjuntamente con la tecnología un sujeto tecnológico.
Aunque sabemos que las TIC representan un alto beneficio para la sociedad en diversos
aspectos, ya sea en la educación, en la administración pública, la industria etc., también es
preciso identificar qué estrategias políticas e intereses están detrás de las nuevas tecnologías
para poder tener elección de cuales modelos y estructuras tecnológicas desarrollar,
implementar y enseñar, desde una visión crítica.
La incorporación de las TIC a nuestras vidas en la mayoría de los casos, nos simplifica
muchas tareas y de manera más dinámica, ¿pero a qué costo?, ¿Por qué muchas de las
implementaciones tecnológicas son gratuitas y algunas poseen un alto valor monetario?
¿Acaso estamos dejando de tener privacidad para adquirir más comodidad y aprobación
social? Es decir, Foucault sostendrá que:
“El poder, lejos de estorbar al saber, lo produce. Si se ha podido constituir un
saber sobre el cuerpo, es gracias al conjunto de una serie de disciplinas escolares y
militares. Es a partir de un poder sobre el cuerpo como un saber fisiológico,
orgánico ha sido posible.” (1996:107)
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

Por primera vez, la Humanidad está generando una inconmensurable cantidad de


información digital en distintos ambientes y de diversos contenidos conocido como Big Data.
Mucha de esa información se encuentra disponible, libremente, en comentarios en redes
sociales, opiniones en prensa online, blogs, entre otras, estableciendo una proyección del
cuerpo físico en uno virtual que no puede escindirse del real: “El poder se ha introducido en
el cuerpo, se encuentra expuesto en el cuerpo mismo.” (Foucault, 1995:104)
Desde el desarrollo de la web los últimos años, se viene evidenciando una progresión y
crecimiento de la información personal en Internet. Estos datos personales tienen una
importancia considerable, por el hecho de ser susceptibles a explotación por organizaciones
públicas o privadas. Esto con el objetivo de conocer las opiniones y experiencias de las
personas según preferencias y comentarios sobre diversos temas de actualidad. En palabras
de Natalia Zuazo:
“Cómo nos conectamos a internet, cuánto la pagamos, a qué velocidad
navegamos y cómo funcionan dependen, en gran parte, de las decisiones de una
serie de empresas. La Red tiene dueños en los distintos niveles que se necesitan
para que funcione: la infraestructura (los caños, el esqueleto de la bestia), los
estándares (su idioma: las reglas y los protocolos que sigue la información para
llegar a destino) y los recursos que intermedian entre los aparatos y las personas
(cómo piensa: el software, los programas)” (2015:71)
Ahora bien, podríamos considerar la composición de una entidad corpórea virtual, la cual
se convertiría en parte de un nuevo esquema corporal configurándose junto con los artefactos
electrónicos en un nuevo ambiente. Estos dispositivos terminarían conformando una
extensión misma del cuerpo, es decir, que estaríamos habitando ambientes virtuales donde la
interpretación de lo real y lo imaginario estaría totalmente integrado y entremezclado. Por
eso lo virtual se constituye como la interpretación del cuerpo físico. Como afirma Foucault:
“Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una
familia, entre un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan
relaciones de poder que no son la proyección pura y simple del gran poder del
soberano sobre los individuos; son más bien el suelo movedizo y concreto sobre el
que ese poder se incardina, las condiciones de posibilidad de su
funcionamiento.” (1995:157)
Este entorno tecnológico se dispone como un correlato de nuestro cuerpo adaptándose a
éste. Desde un comienzo se desarrollaron tecnologías para replicar o modelar el
comportamiento humano. Poseer una visión crítica es de vital importancia, para tratar de
observar las prácticas tecnológicas identificando qué intereses están detrás de las mismas con
una nueva mirada social y humanística.

A MODO DE CIERRE
Para concluir, cabe aclarar que los conceptos de “tecnología”, “aparato tecnológico” y
“medio”, no son similares en un sentido teórico sino que se funden en el campo de la praxis
tecno-política. Esto es, como hemos visto, que los aparatos tecnológicos y el medio son
propiedad de pocos grupos concentrados a nivel transnacional. Esa situación da origen a una
conceptualización sobre qué es la tecnología.
“Nuevas tecnologías, educación y sociedad: una mirada humanística y crítica”
Daniel Román March y Marcos Llanos Nieto

En síntesis, podríamos decir que estamos dominados y condicionados para adquirir


medios tecnológicos que están allí para captar las características de nuestro cuerpo
proyectado en ese ambiente, facilitando y promocionando el consumo.
Esto no significa que los ambientes virtuales sean negativos sino que son una proyección
del cuerpo de las prácticas individuales y sociales. Allí emergerán las mismas problemáticas
sociales como las tendencias estratégicas en materia política y económica, que en los
ambientes no virtuales.
Por ello, es sumamente relevante advertir que el poder toma a la tecnología como un
vehículo sujetador. Y por ende, es necesario identificar estas prácticas en el ámbito educativo.
Que el docente posea una perspectiva crítica, observando como también desde la tecnología
se intenta modelar al hombre y en última instancia llegar a dominarlo.
Por otro lado, la extensión del cuerpo individual se configura como social, las prácticas
políticas se extrapolan a ambos ambientes: estudiar al hombre para conocerlo y en última
instancia con ese conocimiento abrir la posibilidad para dominarlo. Esto ya fue señalado por
Foucault cuando sostuvo que el surgimiento del biopoder pretendía convertir la vida en
objeto administrable. Además, las hegemonías han llegado a desarrollar herramientas para
dominar el inconsciente, desde el poder se intenta mostrar más libertad pero al contrario la
máscara de esa libertad queda subsumida en las directivas políticas de las instituciones en
materia estratégica de investigación y desarrollo.
Para Foucault el cuerpo es objeto de miradas clínicas y policiales considerando a las
instituciones como un agente disciplinante.
En este marco, los jóvenes van creciendo y ya desde temprana edad, interactúan con estos
ambientes virtuales mediante interfaces de comunicación hombre-máquina. Las TIC forman
el mundo en el que se desenvuelven los alumnos, dando lugar a nuevas dinámicas áulicas,
que desembocan en un establecimiento permanente de la tecnología en los métodos de
enseñanza donde las mismas se alzan con una presencia avasallante.
Somos testigos de una transformación social considerable. Es necesaria la reflexión crítica
filosófica y humanística, sobre el impacto social de las TIC. Además, de no dejar de lado, el
trasfondo político, para no quedarnos como docentes en la mera implementación de
soluciones informáticas en la enseñanza sino educar en esta visión más amplia que conlleve a
identificar practicas sujetadoras o liberadoras.
Es primordial acompañar a los estudiantes en la construcción de una visión más amplia de
conocimiento, considerando a los mismos como constructores activos de sus propias
estructuras intelectuales. Observando de manera crítica el desarrollo tecnológico desde un
enfoque de aprendizaje humanístico para no caer en supuestas modas. No obstante, esto no
implica rechazar de plano lo tecnológico sino entender que la tecnología es un producto
humano, y por lo tanto, deberíamos verlo desde una perspectiva humanística.
Esto ya lo afirmaba Pierre Bourdieu: “es necesario privilegiar, resueltamente, las
enseñanzas encargadas de asegurar la asimilación reflexiva y crítica de los modos de pensar
fundamentales” (2010:116).
Eje temático: Teoría y Filosofía Política

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Rebellious, More Tolerant, Less Happy. Chicago: Atria Books
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ZUAZO, N. (2015) Guerras de internet. Buenos Aires: Debate.
¿Por qué estudiamos la estructura de la lengua?
La enseñanza de la lengua en la escuela secundaria
Cecilia Bonet
Estudiante avanzada - Lic. y Prof. en Letras (FHUC-UNL)
Adscripción en investigación “El aspecto léxico y la construcción del evento en el
español de Santa Fe” (director: Héctor Manni), en el marco del Proyecto de in-
vestigación CAI+D 2016 “Variación Lingüística: estudio microparamétrico de las
gramáticas del español actual de Santa Fe y Parná” (directora: Cadina Palacci).
bonet.ceci@gmail.com

En la actualidad, el estudio sobre la lengua se encuen- The Nowadays, the study of Language is divided into
tra dividido en enfoques que divergen entre sí en las approaches that diverge from each other in the funda-
bases fundamentales que hacen a las concepciones del mental basis of the conceptions of the subject of study,
objeto de estudio, de los sujetos implicados y de las the subjects involved and the notions of knowledge in
nociones de conocimiento puestas en juego. discussion.
En el ámbito educativo, la elección de uno u otro enfo- In the educational field, the choice of one or another
que a la hora de encarar un objeto de estudio está approach when facing the subject of study is always
siempre relacionada con la pregunta por el sujeto de la related to the question about the subject of education:
educación: ¿qué es lo que queremos para nuestros What do we want for our students?
estudiantes? The approaches usually chosen to approach the Lan-
Los enfoques usualmente elegidos para abordar la guage as an object of study refers to two points that are
Lengua como objeto de estudio hacen referencia a dos antagonistic to each other but also regulators: the beha-
puntos antagónicos entre sí pero igualmente regulado- vior of the speaker, on the one hand, and the grammar
res: la conducta del hablante, por un lado, y la regla rule, on the other. Both approaches operate with high
gramatical, por el otro. Ambos enfoques hacen funcio- levels of prescriptivism that can only be sustained in a
nar altos grados de prescriptivismo que sólo pueden politically correct student ideal.
sostenerse en un ideal de estudiante políticamente- In this article we will expose some reasons why the
correcto. formal study of the Language from a generative pers-
En el siguiente artículo expondremos algunas razones pective enables a deeper knowledge of itself and may
de porqué el estudio formal de la lengua desde una also work as a strong theoretical basis for new teaching
perspectiva generativa habilita un conocimiento más approaches that would not be sustained on prescripti-
profundo del funcionamiento de la misma y podría vism but on Language conceptions that makes possible
además funcionar como un sustento teórico fuerte the production of critical and libertarian knowledge
para nuevos enfoques de enseñanza que no se sosten-
gan sobre el prescriptivismo sino sobre concepciones
de lengua que habiliten la producción de conocimien-
tos críticos y libertarios .

Fecha de recepción: 29/06/2018 - Fecha de aceptación: 29/02/2019

LA LENGUA COMO OBJETO DE ESTUDIO Y ENSEÑANZA


A lo largo de los diferentes ciclos de aprendizaje, sea durante el período escolar, durante el
preescolar, durante los ciclos superiores e incluso –y quizás más aún– durante los momentos
de investigación y docencia, acercarse a la lengua como objeto de estudio es siempre un lugar
de disputa y enfrentamientos teóricos y metodológicos. Mientras que en los primeros
períodos de la formación de los y las niños/as las clases de Lengua suelen asociarse al proceso
de alfabetización básica (aprender a leer y escribir en la lengua madre), postura bastante
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

homogénea entre docentes y quizá no lo suficientemente discutida, en los períodos siguientes


la materia Lengua (asociada la mayoría de las veces a Literatura) se convierte en un sitio de
convergencia de muchas y diferentes voces que intentan explicar de diversas maneras la
existencia y el funcionamiento de la lengua. Mientras que algunas apuntan de manera directa
al fenómeno de la comunicación y el intercambio entre hablantes, otras buscan centrarse en
la producción de significaciones secundarias, en la delimitación de componentes y su
distribución en lo que se considera un sistema, en la organización textual de los elementos,
etc. Cada una de estas aproximaciones considera en objeto de estudio lengua de manera
diversa, no sólo metodológica sino –y sobre todo– epistemológicamente, y cada una lleva
consigo diferentes maneras de ubicar políticamente la lengua respecto de otras áreas de
conocimiento y de su institucionalidad.
A partir de estas divergencias fundamentales a la hora de abordar un objeto de estudio,
como docentes debemos preguntarnos necesariamente al pararnos frente a un aula, en
cualquier nivel del ciclo de formación de los y las estudiantes: ¿de qué manera entendemos el
objeto de estudio lengua cuando decimos que estamos enseñando Lengua? Esta pregunta
está además condicionada por otra de quizá mayor importancia: ¿qué esperamos de
nuestros/as estudiantes cuando nos paramos frente a un aula?, ¿qué haremos con nuestro
objeto de estudio para alcanzar ese objetivo?
A pesar de que estas preguntas tiene numerosísimas respuestas posibles, en la práctica
docente concreta las respuestas de reducen a unas pocas posibilidades de elección entre las
concepciones de estudiante y las concepciones de lengua abordadas por las currículas
oficializadas y por los Contenidos Básicos Comunes (CBC). Y como sabemos, las currículas
oficiales nunca son inocentes frente a las decisiones políticas de un gobierno, por lo que la
delimitación del sujeto en proceso de aprendizaje y del objeto lengua se determinan en última
instancia por las consecuencias políticas que los diferentes abordajes pueden tener.
Sin embargo, consideramos que las y los docentes son “autores del
currículum” (Gerbaudo, 2011:17), en este caso, del “aula de Lengua”1. Siguiendo a la autora,
entendemos que ésta última comprende “no solo el diseño didáctico de la clase sino también
el conjunto de decisiones previas que se ponen en juego en cada una de las actuaciones a lo
largo del período lectivo: la selección de contenidos, de materiales, los corpus, los envíos, el
diseño de evaluaciones y la configuración didáctica de las clases” (Santomero, Piovano y
otras, 2015:15).
En línea con esta idea, las decisiones que un/a docente tome a la hora de abordar un aula
de Lengua serán fundamentales sea para legitimar las propuestas oficiales como para
discutirlas. Así, si deseamos que nuestros/as alumnos/as sean personas correctas y
obedientes, les enseñaremos Lengua desde la antiquísima división moralizante “bien/mal”, e
intentaremos ubicarlos siempre dentro del polo que hemos delimitado como “bien”.
Crearemos así buenos/as ciudadanos/as, personas capaces de cumplir su deber como se
debe, de ocupar su lugar determinado en la sociedad e incapaces de pecar lingüísticamente
diciendo cosas fuera de lugar. Pero también podemos desear otra cosa para nuestros/as
estudiantes, algo que vaya quizá más allá de la corrección política y de las ideas establecidas
de lo que está bien y lo que está mal. Y así como las decisiones gubernamentales para la
oficialización de currículas establecidas nunca son inocentes, tampoco lo serán nuestras

1Es preciso aclarar que la autora trabaja con las “aulas de Lengua y Literatura”; el recorte de “las aulas de Lengua” tiene un
antecedente en el artículo citado a continuación: Santomero, Piovano y otras, 2015.
“¿Por qué estudiamos la estructura de la lengua? La enseñanza de la lengua en la escuela secundaria ”
Cecilia Bonet

decisiones a la hora de pararnos frente a un aula: queremos estudiantes críticos/as, que


puedan tomar sus propias decisiones y que no se dejen coartar por ninguna institución
castradora, que en los procesos de aprendizaje logren entender las lógicas de funcionamiento
de los objetos de estudio para poder pensar de manera libertaria. Sabiéndonos docentes de
Lengua, buscamos que nuestros/as estudiantes puedan construir sus propias armas de
emancipación lingüística: eliminar límites moralizantes y generar posibilidades de
comprensión en pos de una independencia total de las colonizaciones lingüísticas y
culturales.
Y con este objetivo delimitaremos nuestro objeto de estudio, con este objetivo nos
pararemos frente al aula y con este objetivo elegiremos la manera de abordar lo que nosotros
consideramos que es la lengua.

DIFERENTES ABORDAJES Y PRESCRIPTIVISMO LINGÜÍSTICO


Como hemos dicho, los enfoques de estudio de la lengua son numerosos, y la elección de
uno u otro –o de la combinación complementaria de más de uno– para abordar dicho objeto
en un aula debe ser una elección consciente de parte del docente, que tenga en cuenta
siempre los supuestos epistemológicos y sus posibles consecuencias éticas, políticas y
sociales.
Las diversas maneras de abordar la lengua como objeto de estudio surgen de observar el
mismo desde diferentes ángulos y de plantearle distintos interrogantes. Esto hace que
muchas veces los enfoques no sean necesariamente antagónicos y en algunos casos, lleguen a
ser complementarios. Mientras que ciertos enfoques se han centrado en entender el uso de la
lengua, preguntándose cómo funciona ésta en la sociedad, cómo hace para habilitar la
comunicación o para permitir producciones significativas, otros se han preguntado por la
estructura de su funcionamiento y por su sistematicidad, y otros, por el vínculo entre el
lenguaje y la naturaleza del hombre. Todos estos enfoques han logrado grandes avances en la
comprensión del funcionamiento de la lengua, permitiendo abordarla en sus diferentes
aspectos y posibilidades. Sin embargo, como hemos dicho en el apartado anterior, ninguna
elección es inocente, y los supuestos metodológicos y epistemológicos de cada uno de estos
enfoques han tenido algunas repercusiones negativas que generaron concepciones
prescriptivistas sobre el abordaje de la lengua.
Por ejemplo, sabemos que la pregunta por la estructura en sí misma puede convertir el
estudio en la búsqueda de un esqueleto conceptual que permita describir nuestra propia
lengua como sistema universal, y puede hacernos llegar al punto de olvidar que la lengua
sistémica, esa lengua que Saussure y los estructuralistas describieron tan bien, no era otra
cosa que una abstracción de los usos que los y las hablantes hacen de ella. Es decir, la lengua
no está nunca afuera del uso, y si la abstracción y la idealización son necesarias para la
investigación, no deben olvidarse y mucho menos naturalizarse. El olvido de esta premisa ha
llevado, a lo largo de los años, a altos niveles de prescriptivismo: la lengua pasa a ser el
sistema abstracto que idealizan los y las lingüistas, y quien se desvíe de ese sistema,
claramente, habla mal. Esta opción dio un marco teórico a todas las oficializaciones de una
variedad lingüística en detrimento de las demás, naturalizando una vez más, detrás de
afirmaciones sostenidas por una teoría también oficializada, las luchas de poder que
determinaban tales elecciones.
Pero la lengua no es esa abstracción, la lengua es lo que nosotros/as hacemos de ella
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

porque la lengua, primero, somos nosotros/as que hablamos. No podemos hablar mal; si
nuestra manera de hablar no coincide con el sistema abstracto de los y las lingüistas, es su
sistema que está fallando en la manera de explicar cómo funciona nuestra lengua. Esta
ausencia en los estudios gramaticales fue acompañada por el surgimiento de estudios
específicos sobre el uso que, en el camino inverso, ignoraban la estructura: la gramática llega
hasta acá, después viene el uso, y de eso se encarga otra área (el pragmatismo, la lingüística
sistémico-funcional, etc.). Estas áreas sin embargo reducen el uso a la voluntad de el/la
hablante y al contexto de enunciación, donde la lengua pasa a ser un instrumento de la
comunicación y pasan a tener un lugar central en el análisis los elementos extralingüísticos
que influyen en la significación. Tal enfoque sobre la lengua, centrado en la significación,
conlleva consigo también altos grados de prescriptivismo, aunque en un sentido muy
diferente al de los estudios formalistas. Mientras estos nos decían como debíamos conjugar
bien un verbo o cómo debíamos armar bien una oración pasiva, aquellos estudios nos dicen
cómo debemos actuar lingüísticamente frente a determinadas circunstancias sociales. Así, los
manuales de pragmática terminan convirtiéndose muchas veces en cursos de protocolo
donde se enseñan los buenos modales y las buenas costumbres lingüísticas. En este punto,
obviamente, olvidamos ya que estamos hablando de la lengua y ésta se convierte en otro
instrumento más de la comunicación social, donde todo lo que debemos aprender es que en
el aula no estamos en la cancha para decir “la concha de tu madre all-boys”.
Pero como dice Roland Barthes, “un idioma se define menos por lo que permite decir que
por lo que obliga a decir” (Barthes, 1977:95). En su famosa Lección Inaugural, hablando a sus
alumnos, les dice: “en nuestra lengua francesa (…) estoy obligado a ponerme primero como
sujeto antes de enunciar la acción que no será sino mi atributo: lo que hago no es más que la
consecuencia y la consecución de lo que soy (…) así, por su estructura misma, la lengua
implica una fatal relación de alienación” (Barthes, 1977:95). Esta explicación de la lengua
francesa, que podría decirse poco lingüística, encierra una intuición que es básica para el
análisis: el significado de lo que SOY y lo que HAGO está marcado por la manera en que el
sistema de la lengua me obliga a colocarme a mí y a mi accionar dentro de la estructura
misma de un evento.
En éste sentido nos interesa abordar a nosotros/as el estudio de la lengua: elegir un
enfoque que nos permita comprender cómo funciona la lengua, entendiendo todo lo que ésta
habilita dentro de los marcos de sus posibilidades naturales. Así, el abordaje elegido
intentará eliminar todo tipo de prescriptivismo para habilitar la comprensión de un sistema
que tiene muchas posibilidades, donde no hay reglas ni sistémicas ni sociales y donde las
limitaciones no son prohibiciones sino condiciones de funcionamiento. Entendemos,
siguiendo esta idea, que el enfoque de la Lingüística Generativa sería el más apropiado para
este fin, por las razones que explicitaremos a continuación.

LA LENGUA COMO CAPACIDAD DEL SER HUMANO: UN MODO DE


ABORDAJE
A mediados del siglo veinte, y en un auge de la teoría estructuralista saussureana en
contraposición a las teorías de la comunicación de índole más funcionalista, surge una nueva
propuesta teórica de nombre generativismo, que profundiza al máximo la propuesta de la
lengua estructurada –propia de la teoría estructuralista– pero a partir de un presupuesto
epistemológico nuevo: la lengua como capacidad del ser humano, presente en la mente-
“¿Por qué estudiamos la estructura de la lengua? La enseñanza de la lengua en la escuela secundaria ”
Cecilia Bonet

cerebro del mismo. Su nombre (generativismo) viene del hecho de que esta capacidad
lingüística consistiría en la presencia en el cerebro de todos los humanos de un sistema
generador de estructuras lingüísticas, que vendría a ser idéntico para todos en sus
posibilidades y se iría diferenciando a medida que entrase en interacción con una comunidad
específica y se orientase a la producción de cierto tipo de estructuras pertenecientes a lo que
nosotros llamamos una lengua.
El presupuesto teórico del generativismo surge de algunas observaciones que parecen
sencillas, pero que conllevan cambios epistemológicos radicales: cualquier ser humano,
donde sea que nazca, hablará cualquier lengua (no hay nada que haga que un colombiano
tenga más facilidad que un ruso para hablar español –lo sabemos, en Colombia no se habló
siempre español, ni en ningún otro país de América Latina–, y si un hijo de rusos hubiera
nacido en Colombia hablaría español tal fluidamente como cualquier colombiano y tendría
las mismas dificultades que todo hablante de español para entender las imágenes de las
propagandas soviéticas al estudiar la revolución rusa en quinto año de la secundaria);
además, cada persona sabe, desde muy temprana edad, cómo armar frases bien estructuradas
en su lengua y a nadie se le ocurriría, por ejemplo, pluralizar un adverbio en español (vamos
para atráses) o flexionar en tiempo a un sustantivo (nosotros comíamos zanahoríamos).
Nadie le explica esto a los niños y a las niñas cuando aprenden a hablar; simplemente,
cuando hablan, ponen los morfemas de tiempo en el verbo y los de género en el sustantivo sin
tener la menor idea de que están flexionando una palabra.
A partir de estas y otras observaciones, a mediados de los años ‘50 Noam Chomsky (el
fundador de la teoría generativista) llegó a la conclusión de que habría algo innato en el
cerebro de las personas que les permitiría aprehender una lengua de manera tan eficaz,
cualquiera esta sea, y esa capacidad lingüística sólo fallaría en caso de que el individuo
sufriera una lesión cerebral, un daño neurológico o alguna enfermedad genética que afectase
la parte del cerebro involucrada en dicha capacidad lingüística. A este algo innato Chomsky lo
llamó “la facultad de lenguaje”, un sistema “exclusivo de la especie humana, en lo esencial, y
común a los miembros de la especie” (Chomsky, 1989:37).
Todos los procesos de construcción de estructuras lingüísticas, al ser procesos mentales,
por ende, son equivalentes en absolutamente todas las lenguas y todas las variedades, dado
que no dependen de la importancia política de una lengua sino de una capacidad mental del
ser humano que es, como dijimos, común en todos/as nosotros/as. En este sentido, mientras
que podemos decir siguiendo todas las pautas de la RAE, del DRAE y de los manuales del
buen decir, por ejemplo: “anoche estabas muy borracho en la fiesta de tus amigos, tomaste
mucho vino” podemos también no seguir ningún manual y decir como aprendimos en casa
“más chico2 pedo te pusiste anoche en la joda con los pibes, cómo le entraste al tinto cumpa”,
y cualquiera de las dos expresiones va a seguir la misma complejidad de procesos mentales
estructuradores y constructores de significados, sólo que una va a ser políticamente correcta
y la otra estigmatizada como inadecuada por un sistema moralizante. Por suerte para los y las
que hablamos mal, “toda la historia de la cultura representa una tendencia irreprimible hacia
la rotura de los tabiques que proponen relativas impermeabilizaciones al lenguaje de
‘arriba’ (el de la ley, los profesores, los ujires de toda clase de ceremonias), respecto al

2 “más chico” es una expresión utilizada en la ciudad de Rafaela (pcia. Santa Fe) y otras ciudades de la región para hacer
referencia a algo grande. Es una estructura productiva y de uso recurrente: “más grande” significa pequeño, “más lindo”
significa feo, “más feo” significa lindo. Es importante aclarar que a la estructura van sumados otros aspectos de índole prag-
mática (como la entonación) que permiten completar la significación de la expresión en contexto.
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

lenguaje de ‘abajo’, que es el lenguaje que pugna por desacralizar el estamento ‘superior’ o
‘aprobado’, sacudiéndolo con fragmentos no filtrados de las lenguas
subterráneas.” (González, 2012:33).

LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA Y LA ESTRUCTURA DE LA LENGUA


Dentro de todos los problemas que atraviesan los diferentes abordajes de la lengua, hay
uno fundamental y cuya solución marca límites políticos y éticos de base dentro de las aulas
de Lengua: la relación entre lengua y variedad lingüística. Una vez que optamos por una
determinada concepción de lengua y por un modo de abordaje de la misma –como hemos
hecho nosotros/as en el apartado anterior–, necesariamente nos surge la pregunta: ¿cómo
estudiar las variaciones?, ¿qué lugar damos a la variedad lingüística dentro de nuestra aula?
En La lingua batte dove il dente duole, la transcripción en libro de una conversación entre
Andrea Carmilleri (novelista italiano) y Tullio di Mauro (lingüista también italiano) sobre la
relación entre el italiano estándar y los dialectos, di Mauro expresa:
“En la vida privada, también en conversaciones dificultosas, y en la poesía, en el teatro, el
dialecto puede todavía bastar, pero en el mundo de la cultura intelectual más abstracta el
dialecto no es suficiente. Si debo escribir un libro de geometría, de filosofía o de historia
necesito necesariamente de una lengua” (Camilleri y di Mauro, 2013:26; la traducción es
mía).
El equívoco base de esta cita (que lleva a una concepción que consideramos errada de la
relación lengua-dialecto) se encuentra en el concepto mismo de lo que es la lengua. Aquí,
como en muchos estudios “lingüísticos”, se entiende por lengua un sistema de signos
comunicativo-expresivo que una institución histórica determinó que debía ser la lengua a
través de un proceso de oficialización de la misma en un país determinado, proceso en el que
coloca al resto de las variedades en un escalón inferior frente a la oficializada. Así, regidas por
esta institución reguladora, las personas de ese país comienzan a verse obligadas a
comunicarse y expresarse en una lengua que no es aquella con la que han nacido y se han
formado, a estudiar en esta otra lengua, a aprehender esta nueva lengua en las instituciones
educativas, y a relegar su lengua madre a los lugares más privados de la vida: allí donde se
conversa con familiares y amigos/as, donde se expresan emociones, donde, en resumen, “no
se construye conocimiento”. En estas concepciones donde la lengua se convierte en una de
todas las opciones disponibles relegando a las demás al lugar de variación o ‘dialecto’, lo que
se está haciendo es concebir un doble juego de superioridad-inferioridad, donde primero se
colocan ciertos ámbitos de interrelación y producción de significados por encima de otros (la
producción de conocimiento –de cierto conocimiento– por encima de la comunicación
hogareña y el arte y la poesía), y luego se conciben sistemas de suficiencia-insuficiencia de
producción de ciertos sentidos considerados superiores y se nivela las lenguas según sus
posibilidades de alcanzar tal producción.
La pregunta es: ¿realmente los así llamados ‘dialectos’ son, como dice di Mauro,
insuficientes para construir conocimiento? Para nosotros/as, la respuesta es no. No, no son
insuficientes, porque si el conocimiento de construye a partir de lenguas oficializadas
(conocimiento también oficializado, dado que Di Mauro se refiere a conocimientos
institucionalizados como “libros de geometría, de filosofía o de historia”) lo que ocurre es que
todo dialecto puede ser potencialmente una lengua oficial si se consideran hipotéticas
circunstancias políticas diferentes, y así como en Italia se institucionalizó el italiano
“¿Por qué estudiamos la estructura de la lengua? La enseñanza de la lengua en la escuela secundaria ”
Cecilia Bonet

florentino, acá en Argentina tenemos institucionalizado el español de Buenos Aires (por


suerte no ya el peninsular), y si las guerras de la independencia y todas las que vinieron
después hubieran tenido diferentes resultados, posiblemente nuestra lengua o nuestra
variedad oficial sería otra, y estudiaríamos y produciríamos conocimiento en otra lengua o en
otra variedad. Como dice Chomsky, “una observación corriente en los cursos de introducción
a la lingüística es que una lengua es un dialecto con un ejército y una armada” (citado en
Ternavasio, 2018:6).
Son estos equívocos los que nos llevan a considerar central entender por qué es importante
estudiar la lengua y su estructura desde una perspectiva generativa: es este estudio el que nos
permite comprender que ninguna lengua ni ningún ‘dialecto’ ni ninguna variedad es superior
a otra, “lo que ocurre es que, (como dice Inés Kuguel) al expresarse, cada hablante manifiesta
sus particularidades geográficas y sociales (edad, profesión, oficio, etc.)” (Kuguel, 2014:98).
Entender las posibilidades de la propia lengua es un arma de emancipación: nos permite
darnos cuenta que las diferencias lingüísticas no son nunca diferencias de capacidad (donde
una variedad es mejor que otra para determinada finalidad) sino que las variedades son
manifestaciones de particularidades de los y las hablantes y de su cultura, y que la
estratificación en niveles de estas diferencias no es más que un juego político signado por las
luchas de poder.
Aunque a veces esto nos parezca obvio, nunca debe dejar de ser remarcado, y es la base de
la que debemos partir a la hora de pararnos frente a un aula de Lengua: mientras no
comprendamos la manera en que la lengua funciona, no comprenderemos los usos
lingüísticos particulares de los y las diferentes hablantes, y seguiremos reprimiendo las
variedades en pos de un español estándar oficializado, naturalizando los juegos de poder que
hay detrás de dicha elección oficializadora, inhibiendo la expresión más natural de los y las
hablantes en su lengua madre y sobre todo, seguiremos construyéndonos a nosotros mismos
como un otro. Porque mientras pensemos que ‘coger’ significa ‘agarrar’ pero que los y las
argentinos/as lo usamos como ‘tener sexo’, y ‘joder’ significa ‘coger’ pero que los y las
argentinos/as lo usamos como ‘molestar, fastidiar’, no nos habremos liberado
completamente de la estandarización. No, ‘joder’ significa ‘romper los huevos’, y allá en
España lo usan como ‘coger’, ‘coger’ significa ‘tener sexo’ y allá en España lo usarán para
agarrar cosas del piso o para lo que sea que quieran hacer con sus manos fuera del ámbito
sexual.

LAS VARIEDADES LINGÜÍSTICAS EN EL AULA DE LENGUA


La variación en la lengua puede darse por razones innumerables: contactos entre varias
lenguas de manera simultánea, contacto de una misma lengua con otras diferentes entre sí,
separación de una lengua por una distancia física que finalice en una separación de la
comunidad de hablantes y con ello, en una separación de la evolución lingüística asociada
cada una al espacio nuevo, entre muchas otras opciones.
En Argentina (y en América Latina en general) las variedades del español son
innumerables: cada pequeña comunidad de hablantes genera sus propias particularidades
lingüísticas diferentes a las de las otras comunidades en relación al contexto social en el que
cada una está inmersa. Mientras que en algunos lugares se hablan lenguas que no son el
español y que ya estaban en el continente antes del violento ingreso de los españoles –hoy en
día en Argentina se hablan 13 lenguas además del español (lengua oficializada), entre las que
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

se encuentran el guaraní, el mocoví, el qom, el moqoit, el wichí (Carrió, 2014:150)–, también


sucede que estas lenguas ingresan en contacto con el español y se generan mixturas
particulares, como el uso de ciertos conceptos inexistentes en la lengua mocoví creados a
partir de la interacción cultural con el español3, o el uso de palabras provenientes del guaraní
entre los hablantes de español de provincias con población de origen guaraní (gurí, tereré);
también se da la españolización de palabras o expresiones del italiano producto de las
migraciones (laburo, gamba), y como todos sabemos, un amplio abanico de posibilidades del
uso del inglés (suéter, sándwich), en especial aquellas surgidas de la ola informática del
presente siglo (chatear, googlear). Cada uno de estos aspectos no se da de manera aislada,
sino que pueden entrechocarse y generar mixturas lingüísticas sumamente interesantes
desde los aspectos sociales, históricos y lingüísticos, conformando muchas veces expresiones
y usos locales con un grado de particularidad tal que se hace imposible de comprender en una
comunidad tan cercana como es el barrio de al lado.
Frente a toda esta creatividad lingüística de los y las hablantes, frente a este océano de
posibilidades en constante cambio e intercambio, nos encontramos en la institución escolar
con modelos de enseñanza de la lengua que parecen olvidar que en Argentina, nunca, en los
más –muchos más– de doscientos años de historia que llevamos, se habló sólo el español. Y
nunca, además, un solo español.
Este “olvido” programático conlleva hacia la puesta en escena de una colonización
lingüística constante que tiende (desde hace más de dos siglos) a la destrucción y la
homogenización de la cultura nacional: la selección de una lengua como “la lengua oficial de
la nación” se acompaña con la creación de tiradas de manuales de Lengua provenientes de las
grandes editoriales de la capital que, además de estar escritos en español, olvidando las otras
lenguas habladas en el territorio nacional, se encargan de remarcar constantemente la
posibilidad de variación como la creación de ‘la otra posibilidad’ por fuera del manual y de la
escuela. Esta consideración de la variación como una posibilidad otra es fundamental a la
hora de entender el abordaje existente y la necesidad de modificarlo desde las raíces4.
A las posibilidades de variación lingüística referidas anteriormente se suma otra en
constante disputa: el habla juvenil. El hecho de que esta categoría nos parezca homogénea es
ya una victoria de las políticas colonizadoras. Los y las jóvenes no hablan (hablamos) todos/

3 “Sí pensamos en una situación de enseñanza, entonces, hay que considerar que en la cultura mocoví no existían las escue-
las y por lo tanto, tampoco el ítem léxico que nombrara ese espacio. Los conocimientos se trasmitían en el napaGainanka
(cualquier lugar en el que se enseñara algo, en que se trasmitiera conocimiento, obviamente de manera oral y al aire libre,
por ejemplo, un patio o alrededor de un fogón). Al aparecer la escuela como actor social, como elemento nuevo de la socie-
dad, este ítem disponible en la lengua se adecua según los recursos propios de la gramática de la lengua mocoví; ese edificio
pasa a formar parte de la cultura mocoví mediante el ítem napaGainatanaki. Si se considera las dos palabras, se verá que
esta última cuenta con un agregado final: -ki. Este es un recurso morfológico que permite derivar nuevas palabras (es pro-
ductivo) y que aporta el valor conceptual de “espacio cerrado continente”. La diferencia conceptual entre el primer caso y el
segundo es que una escuela es un lugar cerrado en el que se trasmite conocimiento. (…) Estos datos muestran que se desa-
rrolló un proceso de creación léxica necesario para designar nociones ajenas, hasta el momento, a esa cultura” (Carrió;
2014:160).
4 Actividad propuesta en la (única) página dedicada a la Variedad Lingüística en un manual de Lengua y Literatura de la

editorial Edelvives para estudiantes de 1er año, publicado en 2014. Luego de proponer una definición de “cronolecto”,
“dialecto” y “sociolecto”, el libro dicta:
“Lean las siguientes oraciones. En cada una de ellas aparece una variedad de lengua distinta. ¿Cuál se manifiesta en cada
frase? Escriban la respuesta en el renglón.
a. Mis viejos se fueron al súper.
b. Ese chico me encanta.
c. Ese muchacho es muy buen mozo.
d. Juan me invitó a jugar con la Play a su casa.
e. ¡Tata! ¡Con la crecida del río se ha muerto un ternero! (2014:170)”
“¿Por qué estudiamos la estructura de la lengua? La enseñanza de la lengua en la escuela secundaria ”
Cecilia Bonet

as iguales, y si lo que los y las (nos) une es un rango etario (categoría no-lingüística), no
debemos olvidar que este rango etario se modifica constantemente a través de las diferentes
culturas y dentro de una misma población. A pesar de esto, hay un punto de unión dado
desde el sentido común: son habla juvenil todas aquellas palabras y estructuras lingüísticas
novedosas que crean los individuos entre doce y treinta años y que no responden a las
normas de moralidad lingüística de las gramáticas y los diccionarios de la RAE y sus
secuaces, y que llevan al escándalo de adultos/as y lingüistas ortodoxos. Por ejemplo, los
variados usos del verbo “clavar”, o las significaciones extraordinarias que puede darle un/a
joven al sustantivo “bife”. Dejando de lado el hecho de que todo lo referente al ámbito de la
sexualidad está reprimido (reprimidísimo, prohibido, tabú zarpado, alta inquisición) en los
libros de Lengua (donde quizá puedan apreciarse las variaciones entre “vagina” y “concha”
pero no mucho más que eso), la coartación de posibilidades supera este ámbito para abarcar
todo lo que no sea RAEfílico. En los libros de Lengua lo que se clava son los clavos y después,
los y las jóvenes (allá ellos/as) de ciertos espacios determinados de algunas ciudades usan el
verbo clavar para decir que comieron algo (me clavé un sándwich) o para decir que alguien
no asistió a una cita (te dejaron clavado) y varias otras posibilidades que podrán ocurrírseles
sin mucha dificultad5.
Frente a esta inquisición lingüística abalada por instituciones conservadoras como la RAE
y sostenida por las instituciones educativas que quieren chicos-bien que hablen-bien,
queremos intentar revalidar un modo diferente de abordar el estudio de la lengua que
habilite la comprensión del funcionamiento del sistema lingüístico con el fin de que dicha
comprensión genere posturas críticas ante lo que está instituido como válido o no válido en
los espacios en los que nos movemos.

CONCLUSIÓN
La hipótesis básica del funcionamiento de la lengua como sistema mental generativo nos
abre un amplio camino de indagación sobre las concepciones de la misma y sobre sus
posibilidades y restricciones. Así, entender (o al menos examinar) su funcionamiento como
sistema productor de estructuras significativas nos ubica en un lugar que me gusta llamar, sin
exagerar, de emancipación lingüística, por dos razones.
Primero, porque nos permite entender el doble juego del lenguaje, ese vaivén en el que
Barthes basa larga parte de su escritura: la lengua como lugar de la posibilidad y lugar del
imposible; a la vez que nos habilita a expresarnos, nos marca el límite y las viabilidades de
expansión de dicha expresión. En este sentido, “la lengua tiene una capacidad regulatoria –
mírese sino al lengua que se habla/escribe en una institución como la Universidad- y
coercitiva en la sincronía; o una capacidad liberadora. Es potencia: que libera, si se procede a
contrapelo de su gramática y su diccionario. O penitenciario: que limita si se la considera
como un campo acotado de acciones” (Carbone, 2012:21). Citando a los famosos memes del
cuadro de Joseph Ducreux, con la misma complejidad sintáctica podemos decir “mirá como
está la vagancia en este baile, todos re mamados y con las manos en el aire” o su refinada
variante “contempla la holgazanería de este jolgorio, el conjunto entero se halla en evidente
estado de embriaguez y con sus brazos encumbrados”, y otros parafraseos moralistas que

5 Enuna recolección de datos realizada en junio del 2018 a sesenta alumnos/as de la escuela secundaria Nº 511 Juana Azur-
duy (de la ciudad de Santa Fe) sobre los diferentes usos del verbo “clavar”, llamó especialmente la atención la auto-censura
que realizó un/a estudiante a su propio listado (aún sabiendo que la encuesta era anónima):
Clavar vistos, clavar clavos, clavar una p*****, clavar una piña.
Suponemos que la censura se debió al hecho de que la expresión hacía referencia a algún aspecto de la vida sexual.
Eje temático: Estudios Interdisciplinarios

dejaremos que descubran la cumbia original, como “Laura, siempre que tu danzas se aprecia
tu braga”, o “aquello que usted nota colisionarse con su respectivo trasero, son mis testículos,
son mis testículos”.
La segunda razón por la que este camino de estudio nos conduce a una emancipación
lingüística es porque nos permite criticar todas las prescripciones colocadas sobre las
diferentes maneras de hablar. Nuevamente como dice Inés Kuguel: “nadie habla mal, o,
mejor dicho, todos dominamos perfectamente nuestra lengua materna” (Kuguel, 2014:98).
Así, estudiando y comprendiendo el funcionamiento mental de la lengua, habilitamos una
teoría que podría dar sustento a una crítica fundamentada de los sistemas coercitivos que
determinan las buenas y las malas lenguas y que habilitan sólo ciertas formas como posibles.
Claramente, esta crítica a los sistemas de represión lingüística no debe quedarse en ese
lugar de queja, sino que debe convertirse en una acción política de liberación, donde
comprendamos que la división entre hablar bien/hablar mal, o entre lengua/dialecto, donde
se coloca siempre una variedad por encima de la otra, no tiene nada que ver con condiciones
propias de la lengua sino con decisiones políticas arbitrarias y sobre todo (esto es importante)
modificables. Porque no podemos modificar (voluntariamente) la lengua con la que nacemos
(salvo bajo fuertes acciones represivas), pero sí podemos modificar las decisiones políticas
que nos llevaron durante siglos a colocarnos siempre en el escalón inferior.

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Cecilia Bonet

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Lo que dejó la discusión por la Interrupción Voluntaria del Em-
barazo en términos políticos

Lic. Emilia Perri


Licenciada en Ciencia Política
Becaria doctoral del IHUCSO (UNL-CONICET)
maemilia.perri@gmail.com

El debate en el Congreso argentino por el pro- The debate in the Argentinean Congress
yecto de ley de interrupción voluntaria del em- for the Abortion’s law (IVE) marked a
barazo (IVE) marco un antes y un después, no breaking point, not only for the feminist
sólo para el movimiento feminista, sino tam- movement, but also for argentine politic
bién para la política argentina y su estudio. and its study.
En el marco de un debate parlamentario de Within the framework of a parliamentary
aproximadamente 24 horas en ambas Cámaras, debate of approximately 24 hours in both
pública y mediáticamente se dijo que la política Chambers, it was publicly said that Argen-
argentina dio muestras de un crecimiento o de tine policy showed growth or maturation,
una maduración, al plantearse modificaciones considering the changes given in the logic
en la lógica de construcción de poder parlamen- of parlamentary power construction. What
tario. ¿Qué significa esto en un contexto de cre- does this mean in a context of increasing
ciente polarización de los conflictos políticos? polarization of political conflicts? How
¿Cómo impacta en el desarrollo de otros temas does it impact on the development of other
dentro del parlamento? issues within parliament?
La discusión sobre la IVE nos plantea nuevos The discussion of IVE poses new study
escenarios de estudio para la ciencia política, scenarios for political science, particularly
particularmente por ser un tema que se inmis- because is an issue that interferes in seve-
cuye en varios espacios de poder (no sólo el pú- ral power’ spaces (not only publicly). So
blico). Por lo que aquí se buscará dar cuenta de here we will try to give an account of the
las cuestiones principales que esta autora consi- main issues that this author considers will
dera serán los temas a analizar por la ciencia be important to analyze by argentine politi-
política argentina en términos de feminismo. cal science in terms of feminism. This work
Este trabajo no pretende ser exhaustivo en su does not pretend to be exhaustive in its de-
desarrollo, sino cuestionar algunas realidades y velopment, but to question some realities
ponerlas en discusión con los lectores. and put them in discussion with the
readers .

Fecha de recepción: 29/06/2018 - Fecha de aceptación: 20/12/2018

INTRODUCCIÓN
La cuestión del aborto no es un tema nuevo en Argentina. Desde la sanción del primer
Código Penal en 1886, donde se penalizan todos los casos de aborto, se reconoce la existencia
de esta práctica. Fueron varias las modificaciones a éste código en cuestión de interrupción
del embarazo1. Lo que fue difícil cambiar, es el lugar de la mujer como victimaria, recién en

1 En1903 se reforma el Código y se establece que las tentativas de interrupción del embarazo no eran punibles. En 1921 se
establecen los casos en que no se debe penar la interrupción del embarazo (cuando se practica con el fin de evitar un peligro
para la vida o la salud de la mujer, cuando se interrumpe un embarazo fruto de una violación o de un atentado contra el
pudor cometido sobre una mujer idiota o demente). Luego en 1968 entra en vigencia el Decreto Ley Nº 17.567, el cual esta-
blece la no penalización si el peligro para la vida o la salud de la mujer es grave; o en cualquier caso de violación, siempre
que éste estuviera judicializado, y con el consentimiento de un representante legal si la mujer fuera menor, idiota o demen-
Eje temático: Género y Política

los últimos años el rol de ésta fue puesto en discusión. ¿A qué mujer condenan nuestras
leyes? ¿Cuál es el lugar del varón en todo este proceso?
En este sentido, surge la pregunta de por qué 2018 fue el año del debate respecto del
aborto. Podríamos decir que varios hechos confluyeron en dicho proceso. En primer lugar, el
poder y los espacios que ha adquirido el movimiento feminista argentino, sobre todo a partir
del #NiUnaMenos y de los Encuentros Nacionales de Mujeres, permitieron instalar la
temática del aborto clandestino como violencia hacia la mujer.
A ello se le suma el posicionamiento de los Organismos Internacionales. En pleno debate
por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la Organización de Naciones Unidas
(ONU), a través del Comité por los Derechos del Niño, instó al gobierno argentino a
promover este tipo de legislaciones. En dicho informe, se expresa la existencia de barreras
para el acceso a educación sexual y a servicios de salud sexual y reproductiva (Roffo, Diario
Clarín, 06/06/2018).
El debate en la Cámara de Diputados llegó después de dos meses de audiencias públicas
donde expusieron 738 personalidades de diferentes ámbitos, tanto a favor como en contra del
proyecto. Finalmente se obtuvo media sanción en Diputados; y el 8 de agosto se discutió en
Senado no logrando su aprobación, luego de seis audiencias y 121 expositores.
En función de lo antes mencionado, en el presente trabajo se abordarán algunas cuestiones
que se observan en el debate parlamentario respecto de la IVE y que permiten pensar
cambios en términos de sistema político, desde un abordaje feminista. ¿Qué modificaciones
se dieron? ¿Qué se puso en disputa a lo largo de todo el debate?
Para ello se analizaran las expresiones de los legisladores y sus posteriores votaciones ante
este proyecto. El análisis cuantitativo de los votos permitirá realizar unas primeras
aproximaciones respecto del tema y pensar lo que resta en términos de política e IVE.

LO PERSONAL ES POLÍTICO
Lo primero que resulta necesario señalar es el lugar de la mujer en este debate. Luego del
movimiento “Ni una menos”, pero más aún de las movilizaciones por este proyecto de ley, se
deja entrever que lo femenino comienza a ser pensado como algo público, y por lo tanto
político (Barrancos, 2018).
Hubo una modificación en términos sociales y políticos respecto del rol de la mujer en el
ámbito público. Desde las teorías filosóficas y antropológicas se explica cómo la mujer era
dejada en lo privado, era relegada al hogar a partir de su rol materno y reproductivo. Y así lo
público se transformó históricamente en una cosa masculina, no entendida por la psiquis
maternal de la mujer (Barrancos, 2002; Beauvoir, 2016 [1949], Pateman, 1996). La
posibilidad de procrear se transformó en la causa de su reclusión al espacio privado y
doméstico (Brown, 2009).

te.
No obstante estas modificaciones se dejaron de lado en 1973, para volver a ser tenidas en cuenta tres años después (Decreto
Ley Nº 21.338). En 1984 se sanciona la Ley Nº 23.077, la cual retrotrae el marco legal al Código Penal de 1921 donde se
restablecen los casos de no punibilidad. A pesar de ello, en 2012 la Corte Suprema de Justicia se expresa a través del fallo
“F.A.L” respecto del aborto en casos de violación, se resuelve que las mujeres violadas pueden interrumpir su embarazo sin
autorización judicial previa.
“Lo que dejó la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo en términos políticos”
Lic. María Emilia Perri

A partir de la discusión por la IVE, pública y mediáticamente se comenzó a pensar en la


mujer de otra manera, empezó a cuestionarse la poca autonomía femenina. Ya declara este
proyecto en su artículo 2 que el Estado debe garantizar la autonomía en la toma de decisiones
y los derechos a la dignidad, la integridad y la igualdad de oportunidades.
Aquí se observa a su vez el giro en la manera de entender la problemática del aborto, se lo
plantea como cuestión de salud pública y como exigencia de un Estado presente que amplié
derechos en este sentido (Brown, 2009; Pecheny, 2014; Pecheny y Petracci, 2006). Aquí es
imposible no reconocer el rol que han tenido desde 1983 los feminismos argentinos, los
Encuentros Nacionales de Mujeres y finalmente la Campaña Nacional por el Aborto Legal,
Seguro y Gratuito que coaligaba a 315 organizaciones (Brown, 2016).
Lo femenino comienza a ser pensado públicamente desde el momento en que se plantea
que un aborto no puede ser algo privado, clandestino e individual. Para este proyecto de ley,
la IVE se considera como algo que atañe al Estado, a lo público. Se la entiende como una
cuestión política desde el momento en que se piensa en ella como política pública, y como
una cuestión femenina desde el posicionamiento de la autonomía de la mujer sobre su cuerpo
(Piñeiro, Diario Infobae, 11/06/2018).

¿QUIÉN LEGISLA Y PARA QUIÉN LO HACE?


Desde las teorías clásicas de la Democracia los legisladores son los representantes del
pueblo, a través del mandato de la voluntad soberana, tienen la capacidad de discernir lo
mejor para el conjunto de la ciudadanía, tomando de esta ultima sus demandas y necesidades
(Lijphart, 2000; Rousseau, 2017[1762]; Sartori, 2007).
La discusión por la IVE nos presenta otra realidad respecto del lugar del legislador. Éste
puede legislar para el partido, para el ciudadano en general, para el ciudadano que lo votó,
para el ciudadano de su provincia ó para sí mismo.
A su vez se plantea la cuestión del espacio público. ¿Qué es el espacio público? Es solo el
lugar donde las problemáticas cobran visibilidad o es el ámbito donde se discute la
legitimidad y la legalidad de dichos problemas (Brown, 2009).
En el caso analizado, puede observarse todo lo antes mencionado. Se pueden dar ejemplos
concretos tomados de las declaraciones públicas de nuestros representantes. El diputado del
PRO por Tucumán, Facundo Garretón abordó a través de diversos medios el conflicto interno
que lo llevaba a estar con dudas respecto de su voto: “si bien originalmente está en contra del
aborto, entiende que la despenalización es una herramienta para bajar los abortos” (Diario El
Parlamentario, 11/06/2018). Ante esto, la solución que encontró fue crear una página web en
donde los tucumanos pudieran expresarle su voto.
Otro caso que nos permite analizar la cuestión de a quién representan los legisladores fue
el del diputado Luis Contigiani, quien se pronunció, desde el comienzo de los debates en las
comisiones, en contra del proyecto. El problema suscitado en este caso es que el Partido
Socialista, al cual pertenece, promueve la IVE legal, segura y gratuita desde su programa
partidario. A partir de esta incongruencia, diferentes dirigentes partidarios pidieron al
diputado que acatara el programa partidario y votara a favor del proyecto de ley. La respuesta
de Contigiani fue su renuncia al bloque del partido socialista dentro de la Cámara de
Diputados (Diario Página 12, 6/6/2018; Redacción Rosario Plus, 04/06/2018).
Siguiendo en esta línea de análisis, se transcribe la declaración de un diputado en donde
Eje temático: Género y Política

expresa su conflicto con respecto al tema y el rol de su familia en su decisión: "[…] Yo tengo
una formación religiosa, pero mi mujer y mis dos hijos están a favor del aborto. […] no sé si
es un chiste o no cuando me dicen que no vuelva a casa si llegara a votar en contra (Serra,
Diario La Nación, 12/06/2018).
¿Qué señalan estos casos extremos? El hecho de que no hay una conducta establecida
respecto de la tarea del legislador, principalmente cuando el partido permite la libertad de
conciencia (como sucedió en este caso). En el debate parlamentario muchas intervenciones se
sostuvieron sobre las creencias personales y religiosas, mientras que otros basaron su
discurso en torno al rol del Estado y la noción de salud pública. A su vez tampoco es clara la
postura respecto de la manera en que el Estado interviene el espacio público.
Por el contrario los fundamentos a favor, giraron en torno a pensar el aborto como
problema de salud pública: “el aborto inseguro es la principal causa de mortalidad
materna” (Diario Clarín, 14/06/2018). A su vez, la reivindicación de que la mujer tiene que
poder decidir sobre su propio cuerpo, este argumento a su vez iba a acompañado de la mirada
sobre la falta de igualdad entre varones y mujeres. En los argumentos a favor también
apareció la cuestión de la Democracia, principalmente pensando que los países democráticos
hace más de veinte años vienen discutiendo y legislando respecto del aborto (Diario Clarín,
14/06/2018).
Ahora bien, cuando vemos los datos cuantitativos de ambos debates esto se torna aún más
visible. En la Cámara de Diputados el porcentaje de votos rondó el 50% para ambas posturas
(50,2% a favor, 48,6% en contra). Esto demuestra cómo el tema, que fue polarizado en la
sociedad, se tradujo en una división dentro de la Cámara. No obstante, el sí se impuso en la
votación.
Si nos concentramos en los distritos, los diputados de las provincias de Salta y San Juan
votaron en su conjunto de manera negativa, mientras que Río Negro y Tierra del Fuego
votaron de manera positiva. A su vez, encontramos que 13 provincias tienen la mayoría de los
votos negativos ante el proyecto (Gráfico 1), éstas se concentran en la zona noroeste del país,
asociada a tradiciones más conservadoras. A pesar de ello las provincias con más diputados
votaron en su mayoría a favor del proyecto (Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Entre Ríos).
“Lo que dejó la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo en términos políticos”
Lic. María Emilia Perri

Gráfico 1: Porcentaje de votos en Diputados a favor del proyecto de legalización del aborto.
Votación 13/07/2018

Fuente: Elaboración de Diario Chequeado en base a datos de la Cámara de Diputados de la Nación.

En cuanto a la Cámara de Senadores los porcentajes se alejan un poco, en comparación a


lo anterior. El 43% de los senadores votaron a favor, mientras que el 53% votó en contra y un
4% estuvo ausente o se abstuvo (Gráfico 2). Al observar la votación por provincias, vemos
más provincias que votaron como bloques unívocos pero también se ve mayor distribución de
las opiniones entre el sí y el no (Gráfico 2).
Gráfico 2: Porcentaje de votos en Senado en contra del proyecto de legalización del aborto.
Votación 08/08/2018

Fuente: Elaboración de Diario Chequeado en base a datos del Senado de la Nación.


Eje temático: Género y Política

En cuanto al tratamiento por partido político, estos se mantuvieron al margen del debate
público, dejaron que cada legislador considere, en función de sus propias trayectorias,
subjetividades y aprendizajes, si debían votar a favor o en contra del proyecto de ley. ¿Se
tradujo este discurso en el debate? Si observamos los porcentajes discriminados por partido o
frente, Cambiemos en ambas Cámaras tuvo mayoría de voto negativo2. Por su parte, el Frente
para la Victoria logró mayor cantidad de votos positivos en ambas Cámaras3.

¿UNA COSA DE MUJERES?


Siguiendo con el punto anterior, otra cuestión a analizar es el papel de las mujeres
legisladoras. ¿Qué representan las diputadas y senadoras? En ciencia política se habla de
representación sustantiva cuando el ingreso de un determinado grupo a los cuerpos
legislativos produce a su vez el tratamiento de las demandas de dicho grupo y la posterior
transformación en política pública. Se podría pensar que este ha sido el caso.
¿Existió una “Masa Crítica”4? Si la respuesta es positiva, entonces se sostendrá que las
mujeres, a partir de su incorporación a la Legislatura, lograron una minoría que permitió
construir una coalición estratégica para promover el mencionado proyecto de ley (Childs and
Krook, 2006).
“Se espera que las mujeres políticas estén equipadas para representar el interés
de las votantes femeninas porque por lo menos comparten las mismas
experiencias. […] Las legisladoras tienen prioridades que tienen que ver con las
mujeres, los niños y la familia. Los hombres no tienen la misma lista de
prioridades” (Thomas citado en Wängnerud, 2009)5.
El problema principal de esta teoría, es que parte del supuesto de que sólo las mujeres
pueden actuar por y para ellas, y que su presencia importa sólo cuando actúan de forma
diferente que los varones. ¿Deben las mujeres ser feministas? ¿Por ser mujeres tienen un
mandato especial en cuestiones de esta índole? Claramente no, muchas mujeres se
mantuvieron ajenas al debate, y muchas son las que votaron en contra. Desde la ciencia
política se debe seguir poniendo en discusión la categoría mujer como homogeneizadora al
hablar de estas situaciones.
Esto se transparenta en la votación: En la Cámara de Diputados 50 mujeres votaron a
favor y 49 en contra, en Senadores se equipararon los votos en 14 mujeres votando a favor y
14 votando en contra. Las trayectorias personales de las diferentes legisladoras promovió que
la discusión no la dieran las mujeres como colectivo homogéneo. Por el contrario, se
transparentó a lo largo del debate lo heterogénea que, en la realidad, es la categoría mujer.

CONSIDERACIONES FINALES
Para finalizar resulta necesario recapitular lo que ha dejado en términos políticos a futuro.
A partir de la discusión por la IVE se han trastocado algunas formas de hacer política,
comenzando por los vínculos entre legisladores. Las arenas legislativas eran pensadas desde

2 En la Cámara de Diputados en el bloque Cambiemos se contabilizaron 65 votos en contra y 42 a favor. En la Cámara de


Senadores, 14 legisladores de este partido voto en contra y 7 a favor.
3 En el Frente para la Victoria, en la Cámara de Diputados, se contabilizaron 11 votos en contra, 54 a favor y 1 ausente. En la

Cámara de Senadores, 8 votaron a favor y 1 en contra.


4 Se llama masa crítica a la presencia de un número considerable de mujeres (entre un 15 y 30%), que permite explicar el

aumento legislativo en la atención de los temas de mujer


5 Traducción propia.
“Lo que dejó la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo en términos políticos”
Lic. María Emilia Perri

el trabajo hacia adentro de los bloques y este proyecto logró romper con esas divisiones del
trabajo y reagrupó a los diputados en función de sus posicionamientos personales.
A su vez se transparenta cómo los partidos políticos siguen siendo espacios donde las
cuestiones de género son trabajadas en ghettos que no logran tener una proyección hacia
todas las arenas internas partidarias. Si esto último sucediera, las discusiones en torno a la
IVE se hubieran resuelto de manera diferente.
El problema principal está en el lugar que dentro de los partidos tienen las cuestiones
vinculadas a la mujer y a la perspectiva de género. En este sentido, la ciencia política ha
comenzado a pensar el lugar de la mujer y de los temas vinculados a ella dentro de los
partidos políticos (Shair-Rosenfield y Hinojosa, 2014; Vandeleene, 2014). Éstos últimos se
han transformado en instituciones que dotan de sentido los roles femeninos y masculinos en
la arena política y pública.
Puede observarse una mirada sobre la mujer en donde se entiende la existencia de ciertas
características atribuibles a las mujeres y que el varón no tiene (Del Valle, 2008). Esto
generaría estereotipos sobre cómo la mujer debe participar en política y en los espacios
públicos, sosteniendo así la reproducción de un Estado patriarcal (Lagarde, 1999). En esta
línea Astelarra (1987) explica que ya ha sido demostrada la existencia de sesgos que reflejan
prejuicios androcéntricos, por ejemplo que el parámetro de normalidad política sea la
conducta masculina. Y esto se reproduce dentro de los partidos políticos y ha podido
observarse en la discusión sobre la IVE.
Por último, es necesario mencionar que ha cambiado el lugar femenino. Lo público hoy es
pensado como femenino. Las cuestiones, que antes eran pensadas como de la mujer y de lo
privado, hoy son planteadas en el marco de discusiones políticas. Pero por sobre todas las
cosas, son abordadas desde una mirada de salud pública, planteando (algo que el feminismo
viene gritando desde hace tiempo) que no existan mujeres argentinas de primera y de
segunda calidad.
Este trabajo buscó visibilizar la discusión en la arena legislativa y cómo ello generó
cambios. Los cuales se visibilizan en torno al lugar de la mujer en política y del debate de una
ley discutida, no solo en el recinto legislativo, sino también en la sociedad. Volviendo a Brown
(2009), es necesario la existencia de diversos lugares y ámbitos de debate, el espacio público
para definir la legitimidad del reclamo por el aborto legal no fue solo la legislatura. La
movilización social y la traducción de ella en debate dentro de diversas instituciones es lo que
generó la legitimidad de la IVE, y por ello le debemos al movimiento feminista más que a los
parlamentarios lo sucedido durante julio y agosto.
¿Qué dejó políticamente la IVE? Actualmente Argentina sigue sin contar con una ley
contra el aborto clandestino, pero la legitimidad conseguida en la sociedad en el último año
es algo políticamente relevante y que generó nuevos ámbitos para las discusiones feministas
(escuelas, hospitales, la calle). Es por esto que el 2018 puede considerarse como un año
dónde finalmente lo personal se ha convertido en político, y por lo tanto en público.

BIBLIOGRAFÍA CITADA
Astelarra, Judith (1987): “La cultura política de las mujeres”, en Lechner, Norbert (comp),
Cultura política y democratización, Santiago de Chile: CLACSO.
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Del Valle, Teresa (2008): “La cultura del poder desde y hacia las mujeres”, en Bullen,
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“Lo que dejó la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo en términos políticos”
Lic. María Emilia Perri

NOTAS PERIODÍSTICAS
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Diario El Parlamentario (2018): “Diputado tucumano advirtió sobre las fuertes presiones
recibidas por el tema del aborto”. Edición digital del día 11 de junio. Disponible en: http://
www.parlamentario.com/noticia-110495.html [Fecha de consulta, 12/06/2018].
Diario Pagina 12 (2018): “El socialismo le pidió a Contigiani que apoye el aborto”. Edición
digital del día 6 de junio. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/119799-el-socialismo-
le-pidio-a-contigiani-que-apoye-el-aborto [Fecha de consulta, 07/06/2018].
Piñeiro, Claudia (2018): “La falacia ad misericordiam de las dos vidas” en Diario Infobae.
Edición digital del día 11 de junio. Disponible en: https://www.infobae.com/
opinion/2018/06/11/la-falacia-ad-misericordiam-de-las-dos-vidas/ [Fecha de consulta,
25/06/2018]
Redacción Rosario Plus (2018): “Contigiani reafirmó su postura contra la despenalización
del aborto” en Diario Rosario Plus. Edición digital del día 04 de junio. Disponible en: https://
www.rosarioplus.com/ensacoycorbata/Contigiani-reafirmo-su-posturacontra-la-
despenalizacion-del-aborto--20180604-0026.html [Fecha de consulta, 07/06/2018]
Roffo, Julieta (2018): “La ONU recomendó garantizar la práctica segura del aborto para las
menores” en Diario Clarín. Edición digital del día 6 de junio. Disponible en: https://
www.clarin.com/sociedad/onu-recomendo-garantizar-practica-segura-aborto-
menores_0_HkhZBlIxQ.html [Fecha de consulta, 25 /06/2018]
Serra, Laura (2018): “Presiones, amenazas y aprietes en las vísperas de una sesión clave”
en Diario La Nación. Edición digital del día 12 de junio. Disponible en: https://
www.lanacion.com.ar/2143073-presiones-amenazas-y-aprietes-en-las-visperas-de-una-
sesion-clave [Fecha de consulta, 12/06/2018]
¿Eres un zorro o un erizo?
“La trilogía del erizo zorro: redes globales, trayectorias nacionales y dinámicas
regionales desde la periferia” (Fernández, 2017)
Lic. Luciano Moretti
Licenciado en Ciencia Política (UNL)
Fecha de recepción: 12/07/2018 - Fecha de aceptación: 21/02/2019 luciano.moretti3@gmail.com

El nombre de este libro, podríamos decir


un poco llamativo para un libro sobre trans-
formaciones del capitalismo moderno, pro-
viene de una frase del pensador liberal
Isaiah Berlin que dice lo siguiente: “El zorro
conoce muchas cosas, pero el erizo solo co-
noce una importante”, esta frase constituye
una metáfora sobre los diferentes tipos de
pensadores que hubo y hay en el mundo. En
referencia a Tolstoi sostuvo que coexistían
ambas formas a la perfección “porque pare-
cía captar la fisura entre su talento novelísti-
co, el del zorro, para transmitir los detalles
más sutiles de la vida humana, y su búsque-
da, de erizo, de una teoría omnicomprensiva
sobre la existencia humana” (Esquivel,
2013). Por lo tanto, existen dos maneras dis-
tintas, pero no antagónicas, del pensamien-
to del hombre como individuo en sociedad.
Aquellos que ven muchas partes para cono-
cer el todo (una suerte de individualismo metodológico) y aquellos que desde el todo tratan
de encontrar una explicación estructural a los fenómenos que se observan o analizan
(holísticos metodológicos). El desafío que se plantea el autor, y esto es lo interesante a resca-
tar como distintivo del libro, es que va a buscar permanentemente pivotear entre estas dos
perspectivas o intentar armar una hibridación en el abordaje, que contemple ambas aproxi-
maciones. Es decir, que el árbol no le tape el bosque, pero que tampoco la inmensidad del
bosque le haga perder precisión analítica.
En un momento de crisis y transformaciones en la estructura, actores y dinámicas del sis-
tema capitalista en su etapa mundial/globalizada el libro se interroga por viejos/nuevos deba-
tes, tales como el rol del capital trasnacionalizado en los procesos de acumulación y circula-
ción del capital, la emergencia del sur global como una región con un nuevo dinamismo eco-
nómico, las redes globales de producción de bienes y servicios y su impacto en las economías
de la periferia , frente a esto, las respuestas de los Estados nación a este nuevo escenario que
abre nuevas oportunidades y limitantes a la ardua tarea de pensar el desarrollo, principal-
mente desde América Latina.

TRANSFORMACIONES Y PERMANENCIAS
Reseña bibliográfica: “La trilogía del erizo zorro: redes globales, trayectorias nacionales y dinámicas regiona-
les desde la periferia” (Fernandez, 2017)

El libro busca comprender los cambios operados en la economía mundial centrando la mi-
rada en qué es lo que permanece constante dentro del sistema capitalista mundial. Como afir-
ma el autor, lo primero es entender por qué hay una permanencia y luego preguntarse por los
cambios. Dentro de las transformaciones, por momentos vertiginosas y permanentes, hay
una lógica que permanece constante. Ahí, es necesario volver a esa estructura sistémica de
centro y periferia, como un eje que no solo da cuenta de una lógica de circulación del capital,
sino que funciona como un parte aguas en el pensamiento teórico sobre el capitalismo global,
generando qué, las teorías que buscan explicar la dinámica capitalista desde el norte (es de-
cir, desde los centros hegemónicos) no logran dar cuenta de esa lógica.
Durante el final del siglo XX, luego de la crisis del modelo fordo-keynesiano, el desarrollo
de la informática y las comunicaciones han posibilitado que el capital opere a escala global en
tiempo real penetrando y desarticulando los espacios y territorios enmarcados en el modelo
Estado nación imperante durante todo el siglo XX, esto se conoce generalmente como un
avance del mercado frente al Estado. Este proceso fue acompañado de una rápida liberaliza-
ción de los movimientos internacionales de capital en su versión financiera (Harvey, 1998;
Arceo,2005). En el libro, hay un esfuerzo teórico conceptual importante colocado en la tarea
de analizar cómo impacta este proceso de trasnacionalización de la producción en las estrate-
gias de desarrollo encaradas por los países de la periferia, sobre la base del gran dinamismo
que han cobrado los países del sur global en el comercio mundial durante los últimos veinte
años.
El libro abre un debate con tres teorías o corrientes del pensamiento económico/político
que se presentan como “heterodoxas” o alternativas al pensamiento neoliberal predominante,
a saber, el enfoque de las cadenas de valor global, el enfoque de variedades del capitalismo y
el pensamiento nucleado en el nuevo regionalismo. La importancia de estos tres enfoques ra-
dica en que han sido elaborados en los centros hegemónicos del capitalismo, proponen una
estrategia de aprovechamiento del proceso de globalización en un esquema de desarrollo, y
han sido utilizadas crecientemente como base teórica conceptual para la elaboración de polí-
ticas públicas por parte de los organismos financieros de crédito internacionales (BM, FMI,
BID).

CADENAS GLOBALES DE VALOR (CGV) O LA TEORÍA DE LOS BUENOS MONO-


POLIOS
El enfoque de la CVG fue desarrollado principalmente por Gereffi y Sturgeon basado en la
propuesta de Wallerstein sobre cadenas de mercancías globales que el autor utilizo para dar
cuenta del largo proceso de la globalización. El enfoque desarrollado por Gereffi y Sturgeon
analiza la descentralización espacial de la producción y su mundialización. Mediante este
nuevo paradigma organizacional, el capital se tras-nacionaliza y reconfigura el proceso pro-
ductivo de manera horizontal; y se establecen las diferentes etapas de la elaboración de la
mercancía en distintos espacios del globo aprovechando diferentes ventajas competitivas. Se
conforman de esta manera la Cadenas Globales de Valor. Este fenómeno constituiría una
oportunidad para los actores económicos de los países subdesarrollados que podrían inser-
tarse en los distintos eslabones de la cadena de producción, comenzando por los más senci-
llos (como el ensamblado de partes) y luego avanzando en la escala de eslabones hasta llegar
a los más rentables y dinámicos (como el diseño de marca) (Gereffi, 2001). Sin embargo, este
enfoque no toma en consideración que la CGV son estructuras jerárquicas y desiguales (son
“¿Eres un zorro o un erizo?”
Lic. Luciano Moretti

estructuras de poder) en las que el control de la cadena es ejercido por los monopolios trasna-
cionales, que son quienes seleccionan que territorios y que actores se incorporan, como se
incorporan y hasta donde se podrán desarrollar. El capital local de los países periféricos no
cuenta con las herramientas tecnológicas, ni con el capital necesario para poder insertarse en
la CGV de manera competitiva, generalmente lo hacen de manera subordinada al capital tras-
nacional y por invitación del mismo.

VARIEDADES DE CAPITALISMO, TIPOLOGÍAS EN LAS QUE NO ENCAJAMOS,


O PONIENDO EL CARRO DELANTE DEL CABALLO
Los autores que desarrollaron la perspectiva teórica de Variedades de Capitalismo (VC)
(Hall y Soskice, 2001) centraron sus esfuerzos en la construcción de modelos o formas de ar-
ticulación del capitalismo sobre la base de distintas variables, pero centrados principalmente
en las empresas (firmas). La centralidad de los grandes grupos económicos y sus formas de
acumulación del capital condicionan a las firmas menores y a los demás actores a aceptar sus
normas. Este enfoque toma en consideración cinco variables: el sistema de formación profe-
sional, el sistema de relaciones industriales, la gobernanza corporativa, las relaciones entre
las firmas y el sistema financiero, observando que características adoptan y como se entrela-
zan configurando los distintos modelos. Estos son el resultado de los compromisos políticos
entre los actores sociales e institucionales. Surgen así dos modelos, uno basado en la libre
competencia catalogado como Economías de Mercado Liberal; y otro más de tipo monopolis-
ta estatal llamado Economía de Mercado Coordinado. En el medio de estos dos polos existen
una variedad de arreglos institucionales mixtos, entre los que entrarían algunos países lati-
noamericanos.
Las diversas variedades de capitalismos se distinguen por los modos en que se articulan los
agentes sociales y los sistemas institucionales en cada contexto particular (Aguirre y Lo Vuo-
lo, 2013). Dentro de las virtudes de esta teoría se encuentra el interés por generar modelos
comparativos, las principales críticas se centran en su modelo tipológico cerrado, mono-
escalar (nacional), la sobre-centralidad de las firmas por sobre otros actores, el determinismo
institucional y su prioridad en la estabilidad por sobre los cambios.

EL “NUEVO REGIONALISMO”, CAPITALISMO DESDE ABAJO O LA ATOMIZA-


CIÓN DEL ESTADO NACIÓN
Uno de los enfoques que más han calado en la formulación de políticas públicas en Argen-
tina, el nuevo regionalismo constituye una corriente de pensamiento que busca jerarquizar el
rol de las regiones en el proceso de acumulación del capital. Para esta corriente, las regiones
constituyen los espacios en los que se ancla la producción globalizada y descentralizada, ba-
sada en la idea de territorialidad busca generar herramientas que posibiliten la radicación del
capital sobre la base de diferentes ventajas competitivas dinámicas. Con este horizonte se
desarrollaron diferentes conceptos de alcance local como los distritos industriales, los clus-
ters, medios innovadores, sistemas regionales de innovación. Este enfoque se basa sobre la
idea de pensar el desarrollo local y regional en función de su articulación con las redes de
producción global. Incorpora la dimensión temporal y espacial para comprender las transfor-
maciones en el capitalismo, principalmente a partir de su reestructuración posfordista, la
emergencia de las regiones y las ciudades como espacios centrales para la acumulación de ca-
pital, incorporando la dimensión social e institucional como elementos centrales para la re-
producción del capital. A pesar de la intención de aprovechar la flexibilización de la produc-
ción global para el desarrollo de las regiones, este enfoque ha sido criticado por su impacto en
la atomización de la escala nacional, la dificultad de actores políticos sub-nacionales (como
municipios o provincias) de poder negociar en pie de igualdad con el capital monopolista, la
generación de lógica de competencia entre los niveles sub-nacionales y el resultante creci-
miento de la desigualdad espacial interregional que se suma a la desigualdad social.

RESPUESTAS DESDE EL SUR


La trilogía del erizo zorro, nos propone un recorrido en el cual, desde una mirada situada
en la periferia pensemos estrategias teóricas conceptuales propias para resolver el problema
del desarrollo. El debate que se encara con esas tres teorías antes descriptas es un llamado de
atención hacia los policy makers para que se cuestionen desde que paradigma se piensan y
diseñan las políticas públicas y el accionar del Estado. Como nos decía Presbich, los países
centrales conforman visiones del mundo funcionales a sus intereses y es necesario rebelarse
contra ellas si es que queremos torcer el rumbo de las cosas (Ferrer, 2010). Este libro es un
gran aporte a esa tarea, es una reivindicación de la producción teórica original y situada. El
libro busca reconstruir las transformaciones del sistema capitalista mundial no solamente en
clave histórica, sino que busca construir los instrumentos teóricos que no están presentes en
las teorías mainstream para entender las dinámicas productivas al interior del sur global, y
cuáles son las herramientas de construcción que lo conforman. Desde una mirada multiesca-
lar que busca reinsertar el rol del Estado nación en la relación entre el espacio local y el glo-
bal, del poder y la dimensión conflictual entre actores e interés, en los planteos teóricos para
el análisis crítico. Un elemento central, para los países del Sur, es entender cuando son un
“centro de respuesta” y cuando un “centro de acoplamiento”. Este punto es central para pen-
sar cuál es el nivel de autonomía que tienen los países y las regiones para pensar el desarrollo
de manera endógena y que capacidad de respuesta tienen las economías periféricas frente a
las transformaciones en el capitalismo global. El Este Asiático logró formar centros de res-
puestas, pero es necesario indagar en cuál fue el contexto geopolítico en el que surgió, cuáles
fueron los elementos internos de cada país en cuanto a sus núcleos estatales, como configura-
ron sus centros de acumulación; todo esto en contraste con otros procesos que tienen una di-
rección inversa (Ej: América Latina), donde los “centros de respuesta” operan en una lógica
que re-fortalecen la condición de periferia. Recuperar el pensamiento teórico crítico latinoa-
mericano es esencial para romper con las lógicas que nos condenan al atraso y la dependen-
cia.

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ESQUIVEL, Edgar (2013) "¿Zorra o erizo?" en Revista de la Universidad de México. Nueva
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Se admitirán trabajos escritos en idioma español. Los trabajos presentados deberán
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Internacionales; Sistemas de gobierno; Sociología política; Teoría y Filosofía Política.

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de 200 palabras, y contar con 4 palabras claves en español e inglés.
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reemplazarse por once (11) guiones bajos (__________) seguidos del año entre
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identificación en el cuerpo del texto. Ej. GARCÍA, Luis (1989a) "La..."; GARCÍA, Luis
(1898b) “El…”, etc. A continuación, se detallan ejemplos con las especificaciones para
cada formato:
Artículos: SK OCPOL, Theda (1989): “El Estado regresa al primer plano”, en Zona
Abierta, Enero-Marzo, Madrid, pp. 71 – 122.
Artículos de revista digital: ANDER EGG, Gu iller m o (2017): “Las brechas
entre el discurso y la práctica de la participación: cinco aportes para la reflexión", en
Revista De Prácticas y Discursos. Cuadernos de Ciencias Sociales, Vol. 6 Número 8
(Enero-Julio). Disponible en: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/
depracticasydiscursos/article/view/11543/10235 [Fecha de consulta, 17/12/2017]
Libros: POULANTZAS, Nicos (1979): Estado , Po der y So cialism o , Siglo XXI
Editores, Buenos Aires.
Capítulos de libro: RICOEUR, Pau l (1995): “La construcción de la Trama”, en
Tiempo y Narración. Tomo I, Siglo XXI Editores, México.
Capítulos de libro compilado: REGUILLO, Rossana (2006): “Políticas de la mirada.
Hacia una antropología de las pasiones contemporáneas”, en Inés Dussel y Daniel Gutiérrez
(comps.), Educar la mirada. Políticas y pedagogías de la imagen, Manantial/FLACSO/OSDE,
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ARGENTINA (10/11/2010): Proyecto de Ley. Régimen para el reconocimiento y respeto a
la identidad de género. Expediente N°8126-D-2010. Disponible en: http://
www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=8126-D-2010
[Fecha de consulta, 20/11/2014]

AUTORÍA
Podrán enviar sus escritos estudiantes, graduados/as, docentes e investigadores/as de
Ciencias Sociales de Argentina y del exterior que comprendan sus estudios en las pautas
aquí establecidas.
La autoría debe limitarse a aquellas personas que han hecho una contribución
significativa a la concepción, diseño, ejecución o interpretación del trabajo. Cada autor/a
debe haber tomado parte en el trabajo de manera suficiente como para responsabilizarse
públicamente del contenido.

PROCESO DE EVALUACIÓN
Desde el momento de recepción de los trabajos hasta la publicación de la revista, el
Comité Editorial se compromete a mantener informado/a a cada autor/a sobre la
evolución del proceso de evaluación a través del correo electrónico consignado,
trasmitiendo los veredictos de cada etapa y los plazos para completar las solicitudes
correspondientes.
Para su aprobación e ingreso a la publicación final, los trabajos serán sometidos a una
doble evaluación. En primer lugar, los artículos serán evaluados por el Comité Editorial en
los aspectos referidos a la Sección 2.4 Formato de presentación de los escritos.
De ser aceptados, los textos serán evaluados por especialistas externos/as a la
institución editora, según la temática correspondiente, quienes conformarán el Comité
Evaluador Externo integrado por docentes e investigadores/as.
A través de un sistema de arbitraje entre pares ciego, se asegura la evaluación de la
calidad científica y académica de los trabajos, en función de los criterios propuestos por la
editora.
Recibidas las sugerencias de los evaluadores, el Comité Editorial toma la decisión de
rechazar, solicitar cambios en el trabajo o aceptarlo directamente para su publicación.
Se estima en 30 días la primera etapa y un promedio de 60 a 90 días para la segunda
instancia de evaluación externa, durante el cual y a posteriori la identidad de autores y
evaluadores es resguardada.

PROPIEDAD INTELECTUAL
Se considerarán sólo aquellos trabajos que no hayan sido publicados antes en otra
Editorial o publicación académica, en cualquier formato.
Los autores disponen de la propiedad intelectual de los artículos que se publiquen a su
nombre; es decir podrán disponer libremente de los artículos una vez publicados con la
única condición de citar a la revista y tomando en consideración que la revista aboga por
un acceso abierto sin fines comerciales.

POLÍTICA DE PLAGIO
Revista Politikón defiende los principios de buena fe y transparencia en la publicación
científica, e implementa sus políticas internas bajo estas directivas.
El Comité Editorial seleccionará a los/as revisores/as bajo criterios de imparcialidad y
profesionalidad, a fin de asegurar evaluaciones justas y de calidad.
La revisión por pares puede detectar indicios de mala conducta en la investigación. En
estos casos, los/as revisores/as plantearán sus dudas y, de ser confirmadas, se
considerarán como una falta grave, lo que supondrá razón suficiente para desestimar el
trabajo para su publicación. Se prevé, no obstante, una instancia de réplica de los/as
autores/as.
El Comité Editorial cuenta, durante el proceso de revisión, con herramientas
específicas de detección de plagio: Plagium, Duplichecker y Plagiarisma. Este tipo de
software de libre acceso será utilizado a fin de garantizar la originalidad de las
contribuciones recibidas.

FORMA DE ENVÍO Y CONTACTO


Todos los trabajos deberán remitirse dentro del plazo estipulado a la siguiente
dirección de correo electrónico revistapolitikon@outlook.com, consignando en el asunto
“Convocatoria Anual N°...”.
La información personal de los/as autores/as no deberá estar consignada al interior de
los trabajos. Los textos se adjuntarán a un correo, en el cual se debe detallar la siguiente
información:
Nombre y Apellido de cada autor/a del trabajo; Máximo grado de estudios alcanzados
(estudiante, estudiante avanzado/a, licenciatura, maestrías, doctorado); Pertenencia
institucional; Proyecto, actividad o grupos de investigación en la que se enmarcan el
trabajo (si corresponde): Correo electrónico de contacto.

Cualquier consulta o sugerencia también podrá remitirse a esta misma dirección de


correo electrónico.

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