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Tatiana Belén García Mogollón

Fenminismo

Hoy en la actualidad, parte de la sociedad cree, que las marchas y formas de


hacernos escuchar, por las mujeres, son negativas y hasta han sido catalogadas, como
una actuación que va de la mano con el vandalismo. A lo mejor, esto ocurre, porque
en pleno siglo XXI, creemos que la palabra “feminismo” es algo negativo. Y esto
acaece básicamente, porque se ignora la verdadera definición, y mucho más aún, por
lo que se lucha. Siendo esta lucha de todas, y no solamente de algunas, porque a
pesar de que no pasemos por una situación de exclusión social y violencia, debemos
de solidarizarnos por quienes sí, y luchar juntas hasta conseguir no ser segregadas y
ser tratadas con respeto e igualdad.

La historia ha sido construida considerando al hombre como sexo fuerte y a la


mujer como el débil, y esto se hizo pasar como algo natural y el hombre
aprovechando esa superioridad natural, ha sido protagonista de decisiones políticas,
sociales, culturales y económicas; segregando a la mujer de todo esto. Esto no ha
cambiado por completo, y en la actualidad se sigue viendo esta supremacía.

Es contra esto por lo que lucha el feminismo, “el feminismo es un movimiento


social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVII y que supone la
toma de conciencia de las mujeres como grupo colectivo humano, de la opresión,
dominación y explotación de que ha sido y son objeto por parte del colectivo de los
varones”1

Como primer paso, para poder pensar en formar parte de este colectivo humano,
como un método de lucha y de defensa de nuestros derechos y de una sociedad
igualitaria, debemos de pensar en la palabra respeto. Este respeto del cual hablo, es
hacía nosotras mismas. Sentirnos que valemos absolutamente todo, y que lo
merecemos todo. Este respeto que se ha ido perdiendo gracias a la desinformación y
paternalismo del sistema, que muchas veces nos ha hecho sentir rechazadas por
distintos estereotipos, sintiéndonos que no valemos la pena, porque no seguimos
aquellos regímenes y formas de vida que se nos plantean. Este respeto va de la mano
con la aceptación hacia uno misma, y hacia las demás, no juzgando ni catalogando
de forma negativa a otras mujeres.

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Sau Victoria, Diccionario Ideológico Feminista (2001)
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Tatiana Belén García Mogollón

Como ya sabemos, el feminismo ha existido siempre. Siempre han existido


mujeres decididas a participar en todos los ámbitos de la vida rechazando todo tipo
de discriminación. Este no está para crear una batalla con los hombres, ni mucho
menos para pedir privilegios especiales, los cuales poseen los varones, al contrario,
es para crear una igualdad en los derechos sociales, económicos y políticos. Busca
totalmente un mundo de paz y de justicia donde la dignidad humana sea respetada,
especialmente la nuestra, y no sea pisoteada, discriminada, ni mucho menos
acribillada, matada y violada.

Estos últimos términos nos llevan a hablar, de la violencia de género hacia las
mujeres, violencia que, a pesar de los esfuerzos por parte de este colectivo, no ha
sido erradicada ni mucho menos cesada. Y esto lo demuestran las tan deplorables
cifras. SEGOB ha declarado la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres al
56% del territorio mexicano. Ya que nueve mujeres son asesinadas cada día en
México, de acuerdo con la ONU; porque del 2015 a la fecha 3200 feminicidios han
ocurrido a nivel nacional, según SESNSP; porque de enero a agosto de este año 292
mujeres han sido victimas de abuso sexual en la Ciudad de México, según el portal
de Datos Abiertos del gobierno capitalino; porque de los 46.5 millones de mujeres
de 15 años a más que hay en el país, el 66.1% ha enfrentado violencia de cualquier
tipo y de cualquier agresor, alguna vez en su vida, de acuerdo con la Encuesta sobre
la dinámica de las Relaciones en los Hogares. Esto debería de ser el principal
incentivo para salir a luchar y pertenezcamos a contra-públicos subalternos,
exigiendo que se atienda con esta problemática social, que no solo lo pasamos aquí
en México, sino a nivel mundial. Soluciones, son las que necesitamos para que se
nos garantice nuestra integridad, incrementando y modificando las leyes que
supuestamente son las que nos deberían de respaldar. Y para que esto ocurra
gritemos todas a una sola voz en contra de esta violencia sistémica, recordando que
es un acto condenable y repudiable por cualquier persona, siendo hombre o mujer,
que valore y se congoje por esta humanidad tan deteriorada.

Esta segregación de género, que no solo se ve reflejada en los maltratos tanto


físicos como psicológicos, sino también en el ámbito económico y laboral. Sabemos
que desde tiempos remotos las mujeres hemos sido destinadas al trabajo en casa,
quitándonos la posibilidad de un salario propio. Esto no escapa de la realidad, ya que
la mayoría de mujeres no podemos acceder a un trabajo fijo, y si lo conseguimos

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Tatiana Belén García Mogollón

somos menos remuneradas que los varones, incluso haciendo lo mismo o más que
ellos. A consecuencia de esto, se ha detectado que la fuerza laboral femenina en el
sector formal se ha incrementado marginalmente, pues datos de la Encuesta Nacional
de Ocupación y Empleo – INEGI, indican que los empleos formales ocupado por
mujeres abarcan solo un 38%; siendo este argumento otra de las razones para
defender nuestros derechos y un trato igual en la sociedad.

Esta lucha, que parece inalcanzable; en mucho de los casos, es desvirtuada por
medios de comunicación, que más bien de informar, tergiversan llevando hacia la
tangente el problema real, y haciendo de esta forma, que la población, crea que estas
marchas feministas, son un acto de vandalismo y violencia. Cuando no es así,
simplemente es un constante combate, contra todas las injusticias, discriminaciones,
muertes, maltratos, etc., por las que nos vemos sometidas todas las mujeres. Es una
simple exclamación desesperada, donde pedimos por derecho, ser escuchadas y no
silenciadas.

Entonces se puede decir, que el feminismo es un movimiento transversal, algo que


atraviesa varios escenarios, ya sean políticos, sociales, económicos, de la vida tanto
de mujeres como de hombres, y lo que busca, es que a través de estas actividades
en forma de lucha; relacionarse con otras formas de establecer realidades, realidades
que nos garanticen la igualdad, la paz y la homogeneidad en un sistema de
organización sexual, social, pero también en un sistema de organización económica,
como el que estamos viviendo. Este movimiento, no es un movimiento de violencia
como muchas personas lo creen, simplemente es un colectivo que desea ser
escuchado y atendido por el estado y la sociedad.

Bibliografía:

Amorós, C. (1997). Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad.


Madrid: Cátedra.

Librería de mujeres de Milán. (1991). No creas tener derechos. Madrid:


Cuadernos inacabados. Horas y horas. M. Young, I.

MONTERO, J. (6 de noviembre de 2006). Feminismo: un movimiento crítico.


DOSSIER.

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Tatiana Belén García Mogollón

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