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Voces:
ACREEDOR QUIROGRAFARIO ~ ACUERDO PREVENTIVO ~ CONCURSO PREVENTIVO ~
HOMOLOGACION ~ INCIDENTE DE REVISION ~ QUIEBRA ~ RECURSO
EXTRAORDINARIO ~ VERIFICACION DEL CREDITO ~ VERIFICACION TARDIA
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación(CS)
Fecha: 25/11/2003
Partes: Alcoholado Boye, Germán M. s/conc. prev.
Publicado en: LA LEY2004-C, 143 - IMP2004-A, 1344 -
Cita Online: AR/JUR/4477/2003
Hechos:
La Cámara de apelaciones revocó la sentencia de primera instancia y admitió la pretensión de un acreedor
concursal de percibir la totalidad de su crédito. Se trataba de un acreedor quirografario tardíamente reconocido a
quien la cámara de apelaciones no aplicó el acuerdo homologado. El concursado interpuso recurso
extraordinario, cuya desestimación motivó la presentación directa. La Corte Suprema estima el recurso y revoca
lo decidido.

Sumarios:
1. La sentencia de la cámara de apelaciones que admitió el reclamo de pago total e inmediato formulado por un
acreedor quirografario tardíamente reconocido, lo deja fuera del trámite concursal al no aplicarle el acuerdo
homologado e importa desconocer principios sustanciales que ordenan el proceso universal y, en particular, el
mandato legal de que todos los acreedores por causa o título anterior a la presentación en concurso quedan
sujetos al procedimiento obligatorio que impone la ley (art. 32, ley 24.522 -Adla, LV-D, 4381-) (del dictamen
del procurador general que la Corte hace suyo).
2. Es procedente el recurso extraordinario interpuesto contra la sentencia de la Cámara de apelaciones que
admitió el reclamo de pago total e inmediato formulado por un acreedor tardíamente reconocido, pues incurre
en contradicción por cuanto en primer lugar sostiene la inaplicabilidad del acuerdo homologado respecto del
crédito reconocido en la revisión y por otro afirma que dicho acreedor no puede hallarse en situación más
gravosa que los concurrentes al procedimiento, pero le reconoce un resultado más favorable. (del dictamen del
procurador general que la Corte hace suyo).
Texto Completo:
Dictamen del Procurador General de la Nación:
I. La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, resolvió a fs.518/521, revocar la decisión de
primera instancia y admitir la pretensión del acreedor García Robles de percibir la totalidad de su crédito.
Para así resolver el a quo señaló que en los autos no medió aprobación de la propuesta formulada para los
acreedores quirografarios comunes, ni acuerdo homologado que involucre a los acreedores verificados con esa
graduación.
Agregó que la conformidad prestada por la D.G.I., estuvo referida a la propuesta respecto de sus créditos
privilegiado y quirografario fiscal y determinó la existencia de acuerdo preventivo homologado sólo para tales
categorías.
Concluyó por ello que tal acuerdo no puede alcanzar en sus efectos a los acreedores no incluidos en tales
categorías, porque no mereció su aprobación, ni homologación, al ser inexistentes a ese tiempo.
Puso de relieve, asimismo, que la ausencia de acreedores quirografarios comunes declarados verificados o
admisibles no obedeció a la falta de insinuación de tales créditos, sino a la observación de su solicitud y a la
declaración original de inadmisible, por lo que interpretó que no resulta razonable que, como se pretende en el
caso, los acreedores concurrentes al trámite impongan condiciones de pago más gravosas a aquellos que se
incorporan al pasivo posteriormente, y si bien tampoco sería razonable que quedaran en mejores condiciones,
ello sería consecuencia del modo en que se decidió la categorización y de la presentación de propuestas
diferenciadas.
II. Contra dicha decisión la concursada interpuso recurso extraordinario a fs.530/546, el que desestimado a
fs.705/706 da lugar a esta presentación directa.
Señala el recurrente que la sentencia impugnada es arbitraria porque carece de fundamentación normativa
válida y suficiente que la respalde, prescinde de la ley vigente con desmedro de la aplicación de normas
expresas del derecho común que rigen el caso con menoscabo a sus derechos, incurre en contradicción con sus

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propios antecedentes jurisprudenciales y en dogmatismo impropio al sostener la decisión en apreciaciones vagas


e imprecisas.
Destaca el apelante que el fallo no es razonable y es claramente inconstitucional, porque reconoce al
acreedor, que actuó con total desidia y negligencia, un derecho patrimonial contra el concursado que resulta de
su sólo arbitrio y sin ajuste a pauta alguna, lo que resuelve con el sólo fundamento de que no es razonable la
decisión de primera instancia.
Señala que el derecho reconocido en el fallo del a quo desconoce la jurisprudencia del fuero, y la resolución
observada no rebate ninguno de los argumentos jurídicos del fallo de primera instancia, ni los esgrimidos por su
parte, desconociendo la cosa juzgada y el principio de preclusión, privando a su parte de la protección que para
su patrimonio significó el trámite del concurso preventivo, generando la violación a su derecho de propiedad y
al debido proceso adjetivo, al ignorar la ley concursal vigente y aplicable mediante fundamentos aparentes
basados en su voluntad discrecional.
Pone de relieve que el fallo declara inoponible a un acreedor admitido en un incidente de revisión una
propuesta residual homologada judicialmente en el marco de un concurso preventivo tramitado regularmente,
que jamás fue objetada por el pretensor del crédito, otorgando una solución al caso que no está prevista en la
legislación positiva, con lo que ignora las previsiones de los arts. 55 y 56 de la ley 24.522.
Manifiesta que en la legislación concursal no existen acreedores por causa y título anterior a la presentación
que queden exentos del concurso y de sus reglas y por efecto de la homologación se ha producido la novación
de la acreencia del acreedor Robles conforme lo previsto en los arts. 55 y 56 de la ley de concursos.
Destaca que al acreedor a quien el a quo le otorga el derecho a percibir su crédito en forma total e inmediata,
ignora que tuvo activa participación en el proceso concursal, sin objetar la categorización ni la propuesta
residual y consintió todas las actuaciones del proceso, le es aplicable la doctrina de los actos propios y el
instituto de la preclusión, lo que ha sido quebrantado por una decisión que violenta el principio de igualdad y
otorga un beneficio indebido a un acreedor en perjuicio del concursado.
III. Corresponde señalar de inicio que si bien es doctrina reiterada de V. E. que el recurso extraordinario no
tiene por objeto revisar la interpretación de hechos o normas de derecho común efectuada por los jueces de la
causa, no es menos cierto que ha hecho excepción a tal criterio cuando la decisión impugnada incurre en
arbitrariedad con agravio a derechos y garantías constitucionales al no atender debidamente a constancias de la
causa, ni a normas aplicables que resultaban conducentes a una solución ajustada del litigio.
Creo que en el caso se configura tal circunstancia por cuanto además de no atender a las constancias de la
causa, el tribunal no le otorga a la decisión fundamento normativo, incurre en contradicción y se aparta de
normas y principios que resultaban aplicables para resolver la cuestión planteada.
Pienso que ello es así porque la solución otorgada al conflicto al revocar la decisión de primera instancia y
por ende admitir su reclamo de pago total e inmediato, deja al acreedor reclamante fuera del trámite concursal,
lo cual desconoce principios sustanciales que ordenan el proceso universal y en particular el mandato legal de
que todos los acreedores por causa y título anterior a la presentación en concurso quedan sujetos al
procedimiento obligatorio que impone la ley (art. 32, ley 24.522).
Cabe poner de relieve, además, que los jueces se hallan obligados a resolver las cuestiones litigiosas que se
le someten a su consideración aun cuando la situación puntual no estuviera específicamente prevista en la
legislación, debiendo juzgar en tal caso a la luz de los principios generales del derecho y los que surgen de la
normativa que por analogía fuera aplicable (arts. 15 y 16, Cód. Civil).
En orden a ello, procede destacar que si bien la normativa prevé que el acreedor que no participó del
procedimiento (art. 56) queda sujeto al acuerdo homologado, ello sucederá en el caso que dicho acreedor tardío
esté comprendido en alguna de las categorías cuya propuesta hubiera sido aprobada. Por ello, la solución que
asigna a la cuestión el tribunal, señalando que no se le puede aplicar a un acreedor tardíamente reconocido el
acuerdo homologado, en mi parecer ignora las mencionadas disposiciones legales.
Se debe recordar asimismo, que lo que se homologa en el concurso es un acuerdo y no una propuesta, y esta
última no correspondía fuera efectuada respecto del acreedor Robles, porque su crédito no se hallaba verificado,
ni declarado admisible (conforme lo prescribe el art. 41, ley 24.522). En rigor hubiera correspondido, que al
tiempo de dictar la resolución de categorización, el juez con facultades para ello, (ver primera parte del art. 42,
ley 24.522) admitiera la categoría mínima de quirografario establecida por la ley, sin otra distinción, porque no
existían otros acreedores quirografarios reconocidos además de la D.G.I. que pudieran participar del

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procedimiento del acuerdo de modo diferenciado.


Corresponde puntualizar que admitir que se imponga una categorización y propuesta diferenciada respecto
de acreedores que no pueden participar del trámite porque a ese tiempo son inexistentes, importa desnaturalizar
el procedimiento, que además de requerir acreedores admitidos, prevé su categorización cuando han sido
admitidos con el objeto de facilitar propuestas distintas entre ellos y darles la opción de aceptarlas o no.
Asimismo procede indicar que si bien la posibilidad de categorizar es una facultad del concursado, ella se
halla sujeta al control del tribunal, quien deberá establecer la categorización definitiva, preservando el principio
liminar de la igualdad de trato en situaciones similares.
Por último también es cierto que un acreedor que no participó en esta etapa del procedimiento concursal, no
puede exigir un tratamiento alejado del mismo y diferenciado de aquellos que sí participaron en plenitud, y ello
debe ser así, porque todos los acreedores de causa y título anterior están sujetos obligatoriamente a lo que
resulte de la decisión mayoritaria de los concurrentes en la categoría a que pertenecen (arts. 45 inc. "a" y 56, ley
24.522).
A la luz de tales consideraciones efectuadas, pienso que la sentencia resulta contradictoria, por cuanto en
primer lugar sostiene que no le es aplicable al crédito reconocido en la revisión el acuerdo homologado respecto
de otros acreedores y por otro afirma que dicho acreedor no puede hallarse en situación más gravosa que los
concurrentes al procedimiento, pero le reconoce un resultado más favorable ya que dispone que el pago a su
respecto debe ser el de la totalidad del crédito sin quita, pero sin someterlo a las mismas condiciones de pago
diferido.
Debe tenerse especialmente en cuenta que respecto del acreedor tardíamente reconocido, no medió acuerdo,
ni por tanto pudo haber homologación, porque en la categoría otorgada por el concursado al mismo, si bien
hubo propuesta, no hubo conformidad, ni pudo haberla, porque a ese tiempo no había créditos de la mencionada
categoría que hubieran sido reconocidos.
Corresponde enfatizar, de su lado, que dicho crédito pertenece a la categoría de los quirografarios, única que
-como se dijo- hubiera correspondido establecer como definitiva (sin otra distinción, de modo de resguardar el
principio de la "pars conditio creditorum", que rige en el procedimiento concursal) y hubiera permitido colocar
al otro acreedor en las mismas condiciones de la propuesta ofrecida al acreedor quirografario llamado "fiscal" (a
quien se le ofreció el pago total del crédito pero en forma diferida), más allá de las diferencias que hubiera
considerado el concursado existían respecto del acreedor D.G.I., para intentar ofrecer una propuesta distinta a la
de este último.
En consecuencia ante la situación descripta, el tribunal de segunda instancia debió ubicar al acreedor de
reconocimiento tardío en las mismas condiciones de aquel que participó de la categoría general en la que el
reclamante se encontraba, y que ulteriormente obtuvo voto decisivo favorable a la aprobación del acuerdo.
Por ello opino que V. E. debe hacer lugar a la presente queja, conceder el recurso extraordinario, revocar la
sentencia apelada y mandar se dicte una nueva ajustada a derecho. - Septiembre 18 de 2003. - Nicolás E.
Becerra.
Buenos Aires, noviembre 25 de 2003.
Considerando: Que esta Corte comparte los fundamentos expuestos por el procurador general, a los que cabe
remitir en razón de brevedad.
Por ello, se hace lugar a la queja, se declara admisible el recurso extraordinario y se deja sin efecto la
sentencia con el alcance indicado. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de
quien corresponda, proceda a dictar un nuevo fallo con arreglo a lo expresado. Agréguese la queja al principal.
Reintégrese el depósito. - Augusto C. Belluscio. - Enrique S. Petracchi. - Antonio Boggiano. - Guillermo A. F.
López. - Adolfo R. Vázquez.

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