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ESTUDIO CLÍNICO DEL APARATO DIGESTIVO

INTERROGATORIO:

Los datos que se obtienen por el interrogatorio son, en general, la base del diagnóstico.

DATOS PERSONALES Y ANTECEDENTES:

Procedencia. Respecto al sitio de radicación y lugares donde ha vivido el paciente. 


Enfermedades endémicas.

Ocupación. La profesión, oficio y ocupaciones, son datos de mucho interés, dadas las implicaciones
patogénicas de la actividad laboral. Históricamente se conoce la influencia de las emociones en la
función digestiva.

Hay padecimientos que tienen una directa relación causa-efecto con el oficio, como las hepatitis
en los individuos que manipulan fósforo, tetracloru1·0 de carbono, sales de plomo, etc.; la
enfermedad de Weil en los campesinos que laboran en arrozales y tierras fangosas el quiste
hidatídico de los pastores; la uncinariasis de los mineros y de los campesinos que andan descalzos
en tierras fangosas contaminadas; la cirrosis de los vinateros; las gastroenteritis de los obreros que
manipulan diversas substancias como el mercurio y sus sales.

Dada la frecuencia de enfermedades directamente relacionadas o favorecidas por la ocupación del


individuo, no basta saber en dónde o en qué trabaja.

Edad:

La edad del paciente influye indudablemente en el pensamiento del clínico. Aunque la excepción
es corriente, algunos tipos de enfermedad predominan a ciertas edades.

Sexo.

En relación con el sexo, se observa también predominio de ciertos padecimientos. La úlcera


péptica es más frecuente en el hombre que en la mujer, así como las gastritis y las neoplasias de la
boca y el esófago; la cirrosis y la enfermedad de Crohn.

Caracteres raciales: de acuerdo a la raza.

Vivienda: El hacinamiento y la miseria, las carencias de agua potable y drenaje de aguas negras; la
convivencia con animales y, en general, todas las circunstancias que han sido señaladas como base
de la patología de la pobreza.

Constituyen la explicación para el desarrollo de las enfermedades infecciosas y parasitarias del


aparato digestivo; padecimientos tales que ocupan un primerísimo lugar en la patología endémica
de grandes áreas de nuestro país y la principal causa de mortalidad en los países en vías de
desarrollo.

 aplicación de las medidas preventivas.

Alimentación. La calidad de la alimentación está determinada por tres factores: la capacidad


económica, la educación en lo que se refiere a la dieta y los gustos y/o costumbres.
Ciertas condiciones anormales de la boca o faringe como caries dental o falta de piezas dentarias y
anomalías buco maxilares como el prognatismo y el paladar hendido, o simplemente la deficiente
masticación por taquifagia, son capaces de producir padecimientos digestivos, como por ejemplo
la gastritis y la colitis crónica.

Es indispensable considerar que la ingestión desequilibrada de nutrientes favorece alteraciones de


la flora intestinal; la alimentación con exceso de hidrocarbonados incrementa la flora de
fermentación y, la que contiene gran cantidad de proteínas, la de putrefacción. Por último no debe
olvidarse la importancia que tiene el influjo de las emociones sobre las secreciones digestivas.

Toxicomanías:

La importancia del tabaco como factor en determinados padecimientos como son cánceres del
labio, la lengua, el pulmón, la laringe y el esófago, gastritis, úlcera péptica y colitis. Debe
investigarse el hábito alcohólico, que tiene una relación tan estrecha con la cirrosis hepática,
gastritis y colitis, además de la frecuencia con que el alcohólico sufre de desnutrición, mismo que
sucede con los adictos a otras drogas. O ha de olvidarse la frecuencia con que se encuentra el
hábito a la aspirina y otros analgésicos y antiinflamatorios que participan importantemente en la
producción de gastritis, úlcera gástrica y colitis.

Esfera emocional:

Especialmente en gastroenterología, las circunstancias psicosociales son muy importantes. La


gran frecuencia de neurosis viscerales, representadas en muchos casos por diarreas, vómitos,
constipación y dolor espasmódico, y la importancia de la relación de las alteraciones anímicas con
la úlcera péptica y el colon irritable, obligan al clínico a investigar con mucho interés la situación
familiar, social, económica, profesional y afectiva del paciente.

Enfermedades. Los antecedentes patológicos:

La importancia de la hepatitis como antecedente de cirrosis hepática, las transfusiones sanguíneas


de la hepatitis; la colitis crónica y cuadros disentéricos y su relación con el absceso hepático
amebiana; la constipación crónica y su relación con carcinomas, poliposis y diverticulitis del colon;
los antecedentes de poliposis con un carcinoma actual del colon; los antecedentes colíticos con las
hemorroides, fisuras y procesos fistulosos ano rectales; las crisis vesiculares y su relación con
procesos de ictericia obstructiva y cáncer de la vesícula; la gastritis crónica con el cáncer del
estómago y con la diarrea gastrógena.

NOTA: El uso de medicamentos en las enfermedades reumáticas, el tratamiento de enfermedades

Infecciosas de las vías urinarias, repercuten en el aparato digestivo produciendo gastritis, úlceras y
diarreas; o el uso de antimicrobianos que alteran la flora intestinal o que pueden producir
hepatitis.

Antecedentes familiares:

La evidente predisposición en ciertas familias a enfermar de cáncer, de úlcera péptica y de Hernia


hiatal; Las deficiencias enzimáticas, como en los casos de malabsorción por enfermedad celíaca
(defecto de enzimas que hidrolizan el gluten) y los trastornos del metabolismo de los glúcidos,
como la galactosemia (incapacidad de convertir galactosa en glucosa) que se observa en recién
nacidos normales que en cuanto inician la lactancia vomitan, se desnutren y hacen hepatomegalia
que puede cursar a la cirrosis.

SINTOMATOLOGÍA:

El aparato digestivo exterioriza sus sufrimientos mediante una sintomatología muy variada.

HALITOSIS. Con frecuencia el mal olor del aliento es producto de condiciones patológicas de la
boca: caries, prótesis y coronas mal adaptadas, intersticios difíciles de limpiar, detritus en las
criptas amigdalinas y, en general, falta de aseo bucal. Son fundamentales los padecimientos
locales como estomatitis, gingivitis, glositis, amigdalitis, difteria y otras lesiones.

La halitosis acompaña a diversos padecimientos sistémicos de tipo infeccioso y metabólico.

Es notable el aliento pútrido resultante de trastornos digestivos asociados con hipoacidez y


estasis: divertículos esofágicos, estenosis esofágica y pilórica, gastritis, carcinoma y el aliento
característico de los pacientes con enfermedades broncopulmonares (Abscesos, bronquiectasia,
gangrena, bronquitis).

DOLOR DE LA BOCA. Puede ser causado por faringoamigdalitis y estomatitis en sus diversos tipos:

Infecciosa, viral, micótica, nutricional y tóxica; glositis, flemones y tumores. La glosodinia es


frecuentemente causada por contacto traumático con irregularidades de las piezas dentarias, por
alteraciones nutricionales y alergias.

SANGRADOS DE LA BOCA. En general, el sitio de mayor frecuencia de hemorragias de la boca son


las encías. Por gingivitis como causas primarias o por alteraciones sistémicas de tipo nutricional
(escorbuto y otras hipovitaminosis), infeccioso (mononucleosis), hematológicas (púrpuras,
leucemias) o metabólicas (uremia) y uso de anticoagulantes.

SECRECIÓN SALIVAL. La secreción salival puede en ocasiones ser un dato fundamental en el


diagnóstico.

Su reducción (asialia), es consecuencia de deshidratación, acción atropínica e intoxicaciones por


opio y arsénico y, por supuesto, las alteraciones emocionales como el miedo y la ira.

 Reducción cursa crónicamente, deben tenerse en cuenta posibilidades como el síndrome


de Shogren, el síndrome de Mikuliczi el efecto de radiaciones y por supuesto, tener
presente el efecto de drogas usadas por largo tiempo (atropina y derivados del opio).
 Cuando la secreción salival está aumentada, debe pensarse en efectos de drogas como la
pilocarpina, muscarina y nicotina; crisis vago tónicas, tensión emocional y procesos
inflamatorios de la cavidad oral. Enfermedades del sistema nervioso como Parkinson,
tabes, parálisis bulbar, neuralgia del trigémino, encefalitis y rabia. Algunas intoxicaciones
crónicas son capaces de producir el síntoma: mercurio, cobre, plomo, cloro y bromo.

DISFAGIA: Es la dificultad para deglutir. Representa la molestia durante el paso de los alimentos en
el trayecto comprendido de la boca al estómago; cuando despierta dolor se le denomina
odinofagia.
La disfagia alta u oro faríngea, cuando es dolorosa, está relacionada con procesos inflamatorios de
la boca y la faringe. Las dificultades mecánicas para la deglución, cuando se establecen en el
segundo tiempo, y el dato clínico es el paso de alimentos hacia la nariz, son resultado de parálisis
del velo del paladar.

La disfagia puede ser aguda o crónica; la primera es en general resultado de traumatismos


(ingestión de cáusticos que producen esofagitis y estenosis, o ingestión de objetos que obstruyen
y lesionan); deben considerarse también la histeria, espasmos reflejos, cardioespasmo y alergia
(edema angioneurótico).

PIROSIS. Es un trastorno que se refiere como sensación de quemadura o ardor retroesternal. Ha


quedado definitivamente demostrado que el factor desencadenante es la alteración neuromotora
del tercio inferior del esófago, que se acompaña de espasmo reflejo del cardias y actividad
antiperistáltica del órgano.

El concepto de pirosis está perfectamente bien caracterizado como síntoma esofágico, La pirosis
es un síntoma que acompaña con frecuencia a las enfermedades del tubo digestivo que cursan con
alteraciones neuromotoras.

REGURGITACIÓN. Representa el reflujo a la boca de pequeñas cantidades de contenido gástrico o


esofágico con la característica de no acompañarse de náusea ni fenómenos de esfuerzo, lo que la
diferencia del vómito verdadero. La regurgitación es resultado de actividad antiperistáltica del
esófago y del estómago.
Sus características organolépticas estarán dadas por el contenido: puede ser ácida, agria, amarga,
pútrida o de sabor del alimento ingerido. Puede ser manifestación de divertículos esofágicos y
estenosis o cardioespasmos, entonces, el carácter pútrido es característico.

AEROFAGIA Y ERUCTO. Como su nombre lo indica, la aerofagia es la deglución de aire. Pequeñas


cantidades deglutidas con los alimentos, es fisiológico.

Cuando es en exceso, se relaciona generalmente con las comidas efectuadas con prisa. Algunas
personas que platican mientras comen, sufren de aerofagia. Ciertas anormalidades de la cavidad
oral (paladar hendido) pueden favorecerla. Es ocasionalmente un signo de neurosis: la deglución
constante de aire, que provoca el ''tic eructante de los pitiáticos".

Las molestias que produce van desde el eructo frecuente, hasta la distensión gástrica que
comprime el diafragma contra el corazón y pulmón, lo que produce taquicardias, arritmias y
disnea. En ocasiones, dolores semejantes al angor pectoris y cuadro sincopal.

HIPO. Este síntoma tiene con frecuencia una causa digestiva por sus relaciones con el trayecto del
nervio frénico. Los divertículos del esófago, la hernia diafragmática, el absceso subfrénico y
procesos inflamatorios del hígado y las vías biliares, son capaces de producirlo. Con frecuencia
resulta de la ingestión de bebidas heladas, gaseosas y de comidas abundantes o ingestión muy
rápida de los alimentos.

NÁUSEA Y Vómito.

Náusea es el deseo de vomitar; en realidad resulta muy difícil definir tal estado morboso. Se
acompaña de sudoración, palidez mareo, salivación y malestar general, a veces cefalea,
hipotensión y bradicardia. Lo habitual es que anteceda al vómito pero puede observarse sola.

Vómito es la expulsión brusca, por la boca, del contenido gástrico; es precedido de náusea y su
cortejo y acompañado de fenómenos de esfuerzo: contracción de músculos abdominales y de la
respiración, cierre del píloro y relajación del cardias. El acto del vómito adopta ciertas
características que se definen como ''arqueo": los fenómenos de esfuerzo referidos, la postura
úpica y la apertura no controlable de la cavidad oral.

Considerado como un efecto colateral de muy diversos procesos patológicos.

Es vigente su carácter de defensa (ingestión de substancias irritantes de la mucosa gástrica), en


cuyo caso ocurre como deseable. En otras condiciones, se produce a consecuencia de la irritación
de fibras nerviosas aferentes por diversas enfermedades, orgánicas o funcionales y que pueden
ser o no del aparato digestivo; entonces son inútiles o indeseables.

HEMATEMESIS, MELENA y RECTORRAGlA.

Se llama hematemesis al vómito de sangre fresca y roja, o digerida y negra; melena, a la


evacuación de heces que contienen sangre digerida, lo que les confiere coloración negruzca,
alquitranada y por rectorragia se entiende la evacuación de sangre fresca por el ano.
La hematemesis es producida por sangrado de la porción alta del tubo digestivo, es decir, entre la
orofaringe y el ligamento de Treitiv pero también puede ser por deglución de sangre proveniente
de lesiones diversas de la boca, rinofaringe y pulmón

La causa más común de hematemesis y melena es la úlcera péptica.

Es útil recordar que la ingestión de hierro, bismuto, carbón, betabel moras, etc., puede colorear de
negro o rojo las heces fecales y confundirse con melena. La deglución de sangre (de alimentos,
epistaxis, hemoptisis) es otro mecanismo de producción de este síntoma.

DOLOR. La semiología del dolor abdominal es muy ardua. Es el síntoma que por mayor frecuencia
se consulta al médico y requiere de mucho cuidado en su análisis, dada la multiplicidad de
peculiaridades que manifiesta.

El dolor puede ser orgánico y entonces deberá tener características regulares de presentación en
sitio o tiempo.

Los parámetros que obligadamente deben ser investigados en el dolor son: sitio, intensidad,
carácter propio, irradiaciones, fenómenos que le preceden, acompañan o siguen, causas que lo
aumentan, disminuyen en o calman, ritmo y periodicidad…

El dolor funcional es de presentación irregular en relación a sitio y tiempo; tanto aquella como su
intensidad, están relacionadas con estados emotivos, tiene irradiaciones caprichosas y, en general,
se conecta con sintomatología desordenada.

Respecto al sitio, debe tenerse presente que el epigastrio participa como zona de referencia
frecuente de dolor originado en muy distintos órganos: estómago, duodeno, apéndice, vías
biliares, hígado, páncreas, colon, íleon, anexos genitales y en ocasiones de órganos
extraabdominales (infartos de miocardio, neumonías, esófago).

Ritmo, es decir, la relación horaria y cotidiana del dolor con la ingestión de alimento.

Dolor prandial. Se refiere a su presentación durante la ingesta, se puede observar en ciertos casos
de úlcera gástrica (generalmente en la de la pequeña curvatura). Las gastritis agudas y la esofagitis
péptica pueden responder también con dolor a la ingestión de alimentos.

La periodicidad del dolor se refiere a su evolución anual. En cuanto a su relación con el ritmo, se
pueden señalar de una manera muy general tres grupos de padecimientos:

1. Los que tienen dolor con ritmo y periodicidad: úlcera péptica.

2. Los que tienen dolor con ritmo y sin periodicidad gastritis, colecistitis, colitis, parasitosis
intestinal.

3. Los que tienen dolor sin ritmo ni periodicidad: cáncer del hígado y páncreas: abscesos del
hígado, páncreas y bazo, penetración de úlcera péptica a órganos Vecinos, dolor de origen
extradigestivo.

En relación con la intensidad, tipo y duración del cuadro doloroso, es importante recordar aquí
ciertos conceptos que el clínico debe tener siempre presentes: dolor agudo abdominal que se
prolonga y que evoluciona a más, debe poner en guardia respecto a la posibilidad de una
emergencia quirúrgica.

El dolor epigástrico: úlcera perforada, trombosis mesentérica, pancreatitis, perforación


apendicular o de vesícula biliar.

El cólico biliar las más de las veces se presenta bruscamente, localizado al hipocondrio derecho y
con irradiaciones al epigastrio, hemitórax posterior, escápula y hombro derecho; se acompaña de
vómito que no lo calma, cede más o menos bruscamente y puede o no desarrollar ictericia
después del episodio, dependiendo del sitio donde se enclava el cálculo.

El dolor agudo en el hipocondrio derecho puede ser también producido por abscesos amebianos
del hígado (los fenómenos asociados: fiebre, inmovilidad diafragmática, síndrome disentérico, etc.

El dolor agudo en el hipocondrio izquierdo, puede corresponder a una pleuresía diafragmática,


infarto del miocardio y, si se encuentra crecimiento brusco del bazo, es dato muy sugestivo de
trombosis de la vena esplénica.

El cólico uretral producto de la obstrucción del conducto, generalmente por cálculos, tiene
localización lumbar e irradiaciones más o menos características al testículo o labios mayores. Es
muy intenso y pocas veces se acompaña de vómito.

El dolor agudo en la fosa ilíaca derecha plantea varias posibilidades diagnósticas: apendicitis,
anexitú, tumor ovárico torcido y embarazo extrauterino roto, principalmente. Irradia con
frecuencia al epigastrio.

El dolor agudo generalizado a todo el abdomen, secundario o no a una localización inicial, impone
al médico, el pensamiento quirúrgico urgente; en general debe sospecharse peritonitis.

METEORISMO. Es Ja distensión del abdomen por exceso de gas en el intestino. Se denomina


flatulencia a la expulsión de los gases por el ano, aunque propiamente la palabra flatulencia quiere
decir exactamente lo mismo que meteorismo. Con mayor frecuencia es resultado de
hiperproducción por alteraciones de la flora intestinal. Esta se altera por diversas circunstancias:
uso de antimicrobianos, mal equilibrio de los nutrientes, infecciones y parasitosis.

DIARREA. Es la evacuación de materia fecal de mayor contenido acuoso con alteración de la


motilidad, absorción y secreción intestinal.

CONSTIPACIÓN. Se denomina constipación o estreñimiento al estado en el que la evacuación del


intestino grueso se encuentra retardada.

DISENTERlA. Se entiende por disentería o síndrome disentérico, la evacuación mucosanguinolenta


precedida de dolor cólico y seguida de tenesmo.

SINTOMATOLOGÍA PROCTOLÓGICA.* Las manifestaciones clínicas que pueden producir las


enfermedades del ano y recto y los datos que de ellas deben obtenerse son:

Dolor y prurito anales. Intensidad, relación con las evacuaciones y actividad física, causas que lo
provocan, exacerban o calman, duración y ritmo durante el día y periodicidad.

Hemorragia. Volumen, manera en que es expulsada (líquida, roja, líquida oscura, en coágulos, en
chorro, en gotas, en estrías que rayan el bolo fecal, mancha en el material de aseo
postdefecación), libre, separada de la materia fecal o revuelta con ella, periodicidad y persistencia,
relación con baja de peso.

Tumoraciones. Externa (anal, perianal), interna (prolapsable), forma, tamaño, sensibilidad,


consistencia, movilidad, superficie, forma de aparición periódica o persistente modificación de sus
caracteres durante su evolución, supurante, sangrante.

Secreciones. Purulenta, sanguinolenta, serosa, combinada, cantidad, relación con las evacuaciones
y el ejercicio físico, acompañadas de dolor o prurito, olor, persistencia r periodicidad.

Orificios fistulosos. Localización, número, precedidos o no de absceso, absceso actual, supuración


constante o intermitente, sensibilidad de la región que los rodea.

Moco. Cantidad, solo o mezclado con sangre, frecuencia de aparición, descargas desprovistas de
materia fecal.

Tenesmo rectal. Es un falso deseo de evacuar; el enfermo lo experimenta, pero le es imposible


realizarlo o, si Jo logra, expulsa sólo una cantidad insignificante de contenido rectal,
desproporcionada a la intensidad del deseo.

EXPLORACIÓN FÍSICA:

BOCA Y FARINGE: Ver el capítulo de cabeza.

ESÓFAGO: Prácticamente, a excepción de los estudios de gabinete, no existen medios de


exploración para el esófago.

ABDOMEN:

PARA EL ESTUDIO DEL ABDOMEN ES NECESARIO DIVIDIRLO EN REGIONES TOPOGRÁFICAS QUE


SON:
1) hipocondrio derecho, 2) epigastrio e 3) hipocondrio izquierdo; 4) flanco derecho, 5)
mesogastrio y 6) flanco izquierdo, 7) fosa ilíaca derecha, 8) hipogastrio y 9) fosa ilíaca
izquierda.

Para la exploración, el médico tendrá cuidado de hacerlo con discreción, con las manos tibias y
explicando al paciente lo que va haciendo a modo de mantenerlo tranquilo y colaborador.

El aumento del volumen obedece a diferentes causas: de origen parietal generalmente por el
excesivo grosor del tejido adiposo en los obesos, observándose el ombligo deprimido y por
edema de la pared el cual se reconoce por el signo del "godete".

Los signos de inflamación peritoneal se relacionan siempre con la sensibilidad:

 El signo del "rebote" es positivo cuando el clínico oprime lentamente la zona afectada y al
soltar bruscamente, si hay proceso inflamatorio peritoneal (como apendicitis) se produce
dolor intenso.
 La hiperestesia es la sensibilidad cutánea aumentada, donde la palpación sistemática y
cuidadosa buscando las áreas de hipersensibilidad cutánea en todo el abdomen, resulta
esencial para localizar alteraciones intra abdominales que refieren dolor.
 Se denomina hiperbaralgesia cuando la piel y tejido celular son dolorosos al pellizcar
directamente en la región.
 La disminución o abolición de los reflejos cutáneo-abdominales.

Existen otros métodos y signos clínicos para determinar las causas del dolor abdominal:

 La puño percusión es útil para determinar procesos inflamatorios de órganos subyacentes


(hígado, bazo). y riñón
 Prueba del obturador
 Signo del psoas: Signo de psoas. El clínico hace presión hacia abajo y el paciente intenta
levantar el miembro inferior extendido. Si existe algún proceso inflamatorio en contacto
con el músculo psoas se produce dolor abdominal. Así suele suceder en apendicitis.

La percusión dará datos respecto al órgano explorado así, las vísceras huecas dan timpanismo y las
macizas matidez. Claro está que según la relación de un órgano con otro, la vacuidad o llenura de
ciertas vísceras y la fuerza del golpe percutorio, habrá un sinnúmero de intermedios entre el
sonido timpánico y el mate.

La auscultación abdominal es útil para valorar la motilidad intestinal al escuchar los ruidos
hidroaéreos que se producen (borborigmos), y también para descubrir sonidos producidos en el
sistema vascular; así, se pueden sorprender soplos venosos (generalmente producidos por
problemas en el sistema de la vena porta y soplos sistólicos (arteriales).

Si existe líquido de ascitis libre en la cavidad peritoneal, en las paredes declives se encuentra ruido
mate y en las altas, timpánico, porque están ocupadas por las asas del intestino en los cambios de
posición variarán las zonas de matidez y timpanismo.

El signo de "la fluctuación" o de ''la onda'~ patognomónico de derrame peritoneal, se investiga


palpando un lado del abdomen y percutiendo el contrario; si hay líquido, se transmite la onda
a la mano.
En ciertas ocasiones se observa el signo del "tablero de ajedrez'~ encontrándose pequeñas zonas
mate alternas con otras timpánicas que mantienen su situación a pesar de cambios de posición del
paciente; se presenta cuando existen colecciones enquistadas y adherencias del tipo de la
peritonitis tuberculosa.

La palpación del abdomen debe comprender la búsqueda de alteraciones de la pared, como es la


diastasis de los músculos rectos del abdomen, que corresponde a la separación de los mismos de
la línea media y se observa generalmente en mujeres con varios embarazos y en individuos con
líquido de ascitis.

La exploración del conducto inguinal en el varón es una maniobra sencilla. Se lleva a cabo
invaginando la piel escrotal hacia el conducto a través del anillo inguinal con el dedo índice.

ESTOMAGO:

Proyectándose sobre casi todo el hipocondrio izquierdo y parte del epigastrio, el estómago se
relaciona, por medio del diafragma, con el corazón y la base del pulmón izquierdo, por abajo, con
el colon transverso y, a derecha e izquierda, con el hígado y el bazo, respectivamente. Su situación
varía con la posición del individuo y su vacuidad o llenura.

La palpación provoca dolor en presencia de ciertos padecimientos como la úlcera, cáncer y


gastritis.

INTESTINO:

Son pocos los datos que se pueden recoger en la exploración de este órgano. La inspección en
cierras condiciones permite ver movimientos peristálticos acompañados de dolor y escuchar
borborigmos, como son denominados los ruidos hidroaéreos; muy raramente se aprecian
tumores. La palpación es casi muda en el intestino delgado, fuera de percibir tumoraciones y
dolor.

Se han descrito varios puntos dolorosos apendiculares, siendo el más común el de MC BURNEY,
que se encuentra a la mitad de la línea que une el ombligo y la espina ilíaca anterosuperior
derecha.

Punto de Morris en la unión del tercio interno y medio, y punto de Lanz en la unión del tercio
externo con el medio. Estas no son discrepancias sino que hacen conciencia de que el apéndice
puede tener situaciones anatómicas variables.

La percusión es prácticamente inútil en la exploración del intestino.

HÍGADO

El hígado se proyecta sobre el hipocondrio derecho, epigastrio y porción derecha del hipocondrio
izquierdo: por arriba está en íntimo contacto con el diafragma y hacia abajo se relaciona con el
riñón derecho, el ángulo derecho del colon, la cara anterior del estómago, la primera porción del
duodeno y las asas intestinales.

A la inspección, cuando existe aumento de volumen en el hígado, es posible observar asimetría en


los hipocondrios.
A la palpación se explorará la sensibilidad de los espacios intercostales de Ja región y del borde
anterior del hígado.

Cuando el hígado está crecido y existe ascitis libre en la cavidad abdominal, es posible, haciendo
presión brusca sobre la región y sin separar los dedos de la pared, sentir el choque de la víscera al
desplazarse el líquido que se encuentra entre ésta y aquella; es el llamado signo del ''témpano de
hielo".

En la palpación del hígado, se debe estudiar: forma, volumen, movimientos, consistencia,


sensibilidad y estado de la superficie. El volumen aumenta en los padecimientos inflamatorios,
congestión y tumores y disminuye en algunas enfermedades degenerativas.

El dolor se produce cuando se distiende la cápsula de Glisson, no sólo porque crece el hígado sino
porque como ésta penetra al interior del parénquima con los vasos portales, cualquier estado
inflamatorio peri portal puede causarlo.

El objeto principal que se persigue con la percusión del área hepática es delimitarla. El límite
superior se encuentra percutiendo en los espacios intercostales, de arriba hacia abajo, siguiendo
las líneas paraesternal, medioclavicular, axilar anterior y axilar media, y buscando el cambio de la
sonoridad pulmonar a la matidez del hígado.

Normalmente los límites superiores del hígado se encuentran en el quinto, sexto y séptimo
espacios intercostales a nivel de las líneas mencionadas.

El borde anterior se busca percutiendo de abajo hacia arriba, sobre la pared abdominal, hasta
encontrar el sitio en que el sonido cambia de timpánico a mate.

La ausencia completa de matidez hepática indica la presencia de aire en la cavidad abdominal, lo


mismo sucede en la transposición visceral y en la interposición hepatodiafragmática visceral.

BAZO

El bazo se encuentra localizado en la porción alta y posterior del hemiabdomen derecho; se


proyecta sobre los espacios intercostales noveno y décimo a la altura de las líneas axilares media y
posterior izquierdas.

Se localiza por percusión y no es palpable excepto si está crecido.

EXPLORACIÓN ANORRECTAL

Es un método sencillo que está al alcance del médico general, sobre todo en lo que respecta al
examen no instrumental; el estudio endoscópico requiere mayor entrenamiento.

EXAMEN NO INSTRUMENTAL.

Inspección. Se utilizan diversas posiciones para la revisión ano rectal; existe la mesa de exploración
con posición invertida, que es muy útil pero no se cuenta con ella en un consultorio común, por lo
que se recomienda el uso de la posición genupectoral o la de decúbito lateral (posición de SIMS).

La inspección ofrece los siguientes datos: modificaciones anatómicas de la región perianal,


tumoraciones (excrecencias cutáneas, abscesos, fístulas, condilomas, hemorroides), alteraciones
de la piel (cambios de coloración, tumefacción, erupciones, fístulas, cicatrices, ulceraciones),
parásitos (piojos, oxiuros), atonía esfinteriana, etc.

La inspección debe incluir el examen de la vulva y el periné.

Palpación. La palpación externa confirma los datos de inspección y además puede poner en
evidencia dolor, induraciones y masas invisibles contenidas en el tejido celular subcutáneo de la
zona perineal. El tacto rectal puede detectar espasmos esfinterianos, dolor, estenosis y
tumoraciones del conducto anal y de los últimos centímetros del recto.

Al intentar la introducción del dedo encontraremos con frecuencia la contracción del esfínter anal
como respuesta de defensa ante la agresión que representa para el paciente el tacto rectal, por lo
que se debe practicar con delicadeza y la adecuada lubricación del guante.

Manteniendo el dedo índice en el recto, el explorador puede utilizar su dedo pulgar y con ambos
palpar los tejidos perianales comprendidos entre los dedos, recorriendo toda la circunferencia
perianal. Con esta maniobra, se pueden detectar pequeñas áreas de sensibilidad, inflamatorias o
tumorales, que se encuentren en la profundidad de los tejidos.

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