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INTERROGATORIO:
Los datos que se obtienen por el interrogatorio son, en general, la base del diagnóstico.
Ocupación. La profesión, oficio y ocupaciones, son datos de mucho interés, dadas las implicaciones
patogénicas de la actividad laboral. Históricamente se conoce la influencia de las emociones en la
función digestiva.
Hay padecimientos que tienen una directa relación causa-efecto con el oficio, como las hepatitis
en los individuos que manipulan fósforo, tetracloru1·0 de carbono, sales de plomo, etc.; la
enfermedad de Weil en los campesinos que laboran en arrozales y tierras fangosas el quiste
hidatídico de los pastores; la uncinariasis de los mineros y de los campesinos que andan descalzos
en tierras fangosas contaminadas; la cirrosis de los vinateros; las gastroenteritis de los obreros que
manipulan diversas substancias como el mercurio y sus sales.
Edad:
La edad del paciente influye indudablemente en el pensamiento del clínico. Aunque la excepción
es corriente, algunos tipos de enfermedad predominan a ciertas edades.
Sexo.
Vivienda: El hacinamiento y la miseria, las carencias de agua potable y drenaje de aguas negras; la
convivencia con animales y, en general, todas las circunstancias que han sido señaladas como base
de la patología de la pobreza.
Toxicomanías:
La importancia del tabaco como factor en determinados padecimientos como son cánceres del
labio, la lengua, el pulmón, la laringe y el esófago, gastritis, úlcera péptica y colitis. Debe
investigarse el hábito alcohólico, que tiene una relación tan estrecha con la cirrosis hepática,
gastritis y colitis, además de la frecuencia con que el alcohólico sufre de desnutrición, mismo que
sucede con los adictos a otras drogas. O ha de olvidarse la frecuencia con que se encuentra el
hábito a la aspirina y otros analgésicos y antiinflamatorios que participan importantemente en la
producción de gastritis, úlcera gástrica y colitis.
Esfera emocional:
Infecciosas de las vías urinarias, repercuten en el aparato digestivo produciendo gastritis, úlceras y
diarreas; o el uso de antimicrobianos que alteran la flora intestinal o que pueden producir
hepatitis.
Antecedentes familiares:
SINTOMATOLOGÍA:
El aparato digestivo exterioriza sus sufrimientos mediante una sintomatología muy variada.
HALITOSIS. Con frecuencia el mal olor del aliento es producto de condiciones patológicas de la
boca: caries, prótesis y coronas mal adaptadas, intersticios difíciles de limpiar, detritus en las
criptas amigdalinas y, en general, falta de aseo bucal. Son fundamentales los padecimientos
locales como estomatitis, gingivitis, glositis, amigdalitis, difteria y otras lesiones.
DOLOR DE LA BOCA. Puede ser causado por faringoamigdalitis y estomatitis en sus diversos tipos:
DISFAGIA: Es la dificultad para deglutir. Representa la molestia durante el paso de los alimentos en
el trayecto comprendido de la boca al estómago; cuando despierta dolor se le denomina
odinofagia.
La disfagia alta u oro faríngea, cuando es dolorosa, está relacionada con procesos inflamatorios de
la boca y la faringe. Las dificultades mecánicas para la deglución, cuando se establecen en el
segundo tiempo, y el dato clínico es el paso de alimentos hacia la nariz, son resultado de parálisis
del velo del paladar.
El concepto de pirosis está perfectamente bien caracterizado como síntoma esofágico, La pirosis
es un síntoma que acompaña con frecuencia a las enfermedades del tubo digestivo que cursan con
alteraciones neuromotoras.
Cuando es en exceso, se relaciona generalmente con las comidas efectuadas con prisa. Algunas
personas que platican mientras comen, sufren de aerofagia. Ciertas anormalidades de la cavidad
oral (paladar hendido) pueden favorecerla. Es ocasionalmente un signo de neurosis: la deglución
constante de aire, que provoca el ''tic eructante de los pitiáticos".
Las molestias que produce van desde el eructo frecuente, hasta la distensión gástrica que
comprime el diafragma contra el corazón y pulmón, lo que produce taquicardias, arritmias y
disnea. En ocasiones, dolores semejantes al angor pectoris y cuadro sincopal.
HIPO. Este síntoma tiene con frecuencia una causa digestiva por sus relaciones con el trayecto del
nervio frénico. Los divertículos del esófago, la hernia diafragmática, el absceso subfrénico y
procesos inflamatorios del hígado y las vías biliares, son capaces de producirlo. Con frecuencia
resulta de la ingestión de bebidas heladas, gaseosas y de comidas abundantes o ingestión muy
rápida de los alimentos.
NÁUSEA Y Vómito.
Náusea es el deseo de vomitar; en realidad resulta muy difícil definir tal estado morboso. Se
acompaña de sudoración, palidez mareo, salivación y malestar general, a veces cefalea,
hipotensión y bradicardia. Lo habitual es que anteceda al vómito pero puede observarse sola.
Vómito es la expulsión brusca, por la boca, del contenido gástrico; es precedido de náusea y su
cortejo y acompañado de fenómenos de esfuerzo: contracción de músculos abdominales y de la
respiración, cierre del píloro y relajación del cardias. El acto del vómito adopta ciertas
características que se definen como ''arqueo": los fenómenos de esfuerzo referidos, la postura
úpica y la apertura no controlable de la cavidad oral.
Es útil recordar que la ingestión de hierro, bismuto, carbón, betabel moras, etc., puede colorear de
negro o rojo las heces fecales y confundirse con melena. La deglución de sangre (de alimentos,
epistaxis, hemoptisis) es otro mecanismo de producción de este síntoma.
DOLOR. La semiología del dolor abdominal es muy ardua. Es el síntoma que por mayor frecuencia
se consulta al médico y requiere de mucho cuidado en su análisis, dada la multiplicidad de
peculiaridades que manifiesta.
El dolor puede ser orgánico y entonces deberá tener características regulares de presentación en
sitio o tiempo.
Los parámetros que obligadamente deben ser investigados en el dolor son: sitio, intensidad,
carácter propio, irradiaciones, fenómenos que le preceden, acompañan o siguen, causas que lo
aumentan, disminuyen en o calman, ritmo y periodicidad…
El dolor funcional es de presentación irregular en relación a sitio y tiempo; tanto aquella como su
intensidad, están relacionadas con estados emotivos, tiene irradiaciones caprichosas y, en general,
se conecta con sintomatología desordenada.
Respecto al sitio, debe tenerse presente que el epigastrio participa como zona de referencia
frecuente de dolor originado en muy distintos órganos: estómago, duodeno, apéndice, vías
biliares, hígado, páncreas, colon, íleon, anexos genitales y en ocasiones de órganos
extraabdominales (infartos de miocardio, neumonías, esófago).
Ritmo, es decir, la relación horaria y cotidiana del dolor con la ingestión de alimento.
Dolor prandial. Se refiere a su presentación durante la ingesta, se puede observar en ciertos casos
de úlcera gástrica (generalmente en la de la pequeña curvatura). Las gastritis agudas y la esofagitis
péptica pueden responder también con dolor a la ingestión de alimentos.
La periodicidad del dolor se refiere a su evolución anual. En cuanto a su relación con el ritmo, se
pueden señalar de una manera muy general tres grupos de padecimientos:
2. Los que tienen dolor con ritmo y sin periodicidad gastritis, colecistitis, colitis, parasitosis
intestinal.
3. Los que tienen dolor sin ritmo ni periodicidad: cáncer del hígado y páncreas: abscesos del
hígado, páncreas y bazo, penetración de úlcera péptica a órganos Vecinos, dolor de origen
extradigestivo.
En relación con la intensidad, tipo y duración del cuadro doloroso, es importante recordar aquí
ciertos conceptos que el clínico debe tener siempre presentes: dolor agudo abdominal que se
prolonga y que evoluciona a más, debe poner en guardia respecto a la posibilidad de una
emergencia quirúrgica.
El cólico biliar las más de las veces se presenta bruscamente, localizado al hipocondrio derecho y
con irradiaciones al epigastrio, hemitórax posterior, escápula y hombro derecho; se acompaña de
vómito que no lo calma, cede más o menos bruscamente y puede o no desarrollar ictericia
después del episodio, dependiendo del sitio donde se enclava el cálculo.
El dolor agudo en el hipocondrio derecho puede ser también producido por abscesos amebianos
del hígado (los fenómenos asociados: fiebre, inmovilidad diafragmática, síndrome disentérico, etc.
El cólico uretral producto de la obstrucción del conducto, generalmente por cálculos, tiene
localización lumbar e irradiaciones más o menos características al testículo o labios mayores. Es
muy intenso y pocas veces se acompaña de vómito.
El dolor agudo en la fosa ilíaca derecha plantea varias posibilidades diagnósticas: apendicitis,
anexitú, tumor ovárico torcido y embarazo extrauterino roto, principalmente. Irradia con
frecuencia al epigastrio.
El dolor agudo generalizado a todo el abdomen, secundario o no a una localización inicial, impone
al médico, el pensamiento quirúrgico urgente; en general debe sospecharse peritonitis.
Dolor y prurito anales. Intensidad, relación con las evacuaciones y actividad física, causas que lo
provocan, exacerban o calman, duración y ritmo durante el día y periodicidad.
Hemorragia. Volumen, manera en que es expulsada (líquida, roja, líquida oscura, en coágulos, en
chorro, en gotas, en estrías que rayan el bolo fecal, mancha en el material de aseo
postdefecación), libre, separada de la materia fecal o revuelta con ella, periodicidad y persistencia,
relación con baja de peso.
Secreciones. Purulenta, sanguinolenta, serosa, combinada, cantidad, relación con las evacuaciones
y el ejercicio físico, acompañadas de dolor o prurito, olor, persistencia r periodicidad.
Moco. Cantidad, solo o mezclado con sangre, frecuencia de aparición, descargas desprovistas de
materia fecal.
EXPLORACIÓN FÍSICA:
ABDOMEN:
Para la exploración, el médico tendrá cuidado de hacerlo con discreción, con las manos tibias y
explicando al paciente lo que va haciendo a modo de mantenerlo tranquilo y colaborador.
El aumento del volumen obedece a diferentes causas: de origen parietal generalmente por el
excesivo grosor del tejido adiposo en los obesos, observándose el ombligo deprimido y por
edema de la pared el cual se reconoce por el signo del "godete".
El signo del "rebote" es positivo cuando el clínico oprime lentamente la zona afectada y al
soltar bruscamente, si hay proceso inflamatorio peritoneal (como apendicitis) se produce
dolor intenso.
La hiperestesia es la sensibilidad cutánea aumentada, donde la palpación sistemática y
cuidadosa buscando las áreas de hipersensibilidad cutánea en todo el abdomen, resulta
esencial para localizar alteraciones intra abdominales que refieren dolor.
Se denomina hiperbaralgesia cuando la piel y tejido celular son dolorosos al pellizcar
directamente en la región.
La disminución o abolición de los reflejos cutáneo-abdominales.
Existen otros métodos y signos clínicos para determinar las causas del dolor abdominal:
La percusión dará datos respecto al órgano explorado así, las vísceras huecas dan timpanismo y las
macizas matidez. Claro está que según la relación de un órgano con otro, la vacuidad o llenura de
ciertas vísceras y la fuerza del golpe percutorio, habrá un sinnúmero de intermedios entre el
sonido timpánico y el mate.
La auscultación abdominal es útil para valorar la motilidad intestinal al escuchar los ruidos
hidroaéreos que se producen (borborigmos), y también para descubrir sonidos producidos en el
sistema vascular; así, se pueden sorprender soplos venosos (generalmente producidos por
problemas en el sistema de la vena porta y soplos sistólicos (arteriales).
Si existe líquido de ascitis libre en la cavidad peritoneal, en las paredes declives se encuentra ruido
mate y en las altas, timpánico, porque están ocupadas por las asas del intestino en los cambios de
posición variarán las zonas de matidez y timpanismo.
La exploración del conducto inguinal en el varón es una maniobra sencilla. Se lleva a cabo
invaginando la piel escrotal hacia el conducto a través del anillo inguinal con el dedo índice.
ESTOMAGO:
Proyectándose sobre casi todo el hipocondrio izquierdo y parte del epigastrio, el estómago se
relaciona, por medio del diafragma, con el corazón y la base del pulmón izquierdo, por abajo, con
el colon transverso y, a derecha e izquierda, con el hígado y el bazo, respectivamente. Su situación
varía con la posición del individuo y su vacuidad o llenura.
INTESTINO:
Son pocos los datos que se pueden recoger en la exploración de este órgano. La inspección en
cierras condiciones permite ver movimientos peristálticos acompañados de dolor y escuchar
borborigmos, como son denominados los ruidos hidroaéreos; muy raramente se aprecian
tumores. La palpación es casi muda en el intestino delgado, fuera de percibir tumoraciones y
dolor.
Se han descrito varios puntos dolorosos apendiculares, siendo el más común el de MC BURNEY,
que se encuentra a la mitad de la línea que une el ombligo y la espina ilíaca anterosuperior
derecha.
Punto de Morris en la unión del tercio interno y medio, y punto de Lanz en la unión del tercio
externo con el medio. Estas no son discrepancias sino que hacen conciencia de que el apéndice
puede tener situaciones anatómicas variables.
HÍGADO
El hígado se proyecta sobre el hipocondrio derecho, epigastrio y porción derecha del hipocondrio
izquierdo: por arriba está en íntimo contacto con el diafragma y hacia abajo se relaciona con el
riñón derecho, el ángulo derecho del colon, la cara anterior del estómago, la primera porción del
duodeno y las asas intestinales.
Cuando el hígado está crecido y existe ascitis libre en la cavidad abdominal, es posible, haciendo
presión brusca sobre la región y sin separar los dedos de la pared, sentir el choque de la víscera al
desplazarse el líquido que se encuentra entre ésta y aquella; es el llamado signo del ''témpano de
hielo".
El dolor se produce cuando se distiende la cápsula de Glisson, no sólo porque crece el hígado sino
porque como ésta penetra al interior del parénquima con los vasos portales, cualquier estado
inflamatorio peri portal puede causarlo.
El objeto principal que se persigue con la percusión del área hepática es delimitarla. El límite
superior se encuentra percutiendo en los espacios intercostales, de arriba hacia abajo, siguiendo
las líneas paraesternal, medioclavicular, axilar anterior y axilar media, y buscando el cambio de la
sonoridad pulmonar a la matidez del hígado.
Normalmente los límites superiores del hígado se encuentran en el quinto, sexto y séptimo
espacios intercostales a nivel de las líneas mencionadas.
El borde anterior se busca percutiendo de abajo hacia arriba, sobre la pared abdominal, hasta
encontrar el sitio en que el sonido cambia de timpánico a mate.
BAZO
EXPLORACIÓN ANORRECTAL
Es un método sencillo que está al alcance del médico general, sobre todo en lo que respecta al
examen no instrumental; el estudio endoscópico requiere mayor entrenamiento.
EXAMEN NO INSTRUMENTAL.
Inspección. Se utilizan diversas posiciones para la revisión ano rectal; existe la mesa de exploración
con posición invertida, que es muy útil pero no se cuenta con ella en un consultorio común, por lo
que se recomienda el uso de la posición genupectoral o la de decúbito lateral (posición de SIMS).
Palpación. La palpación externa confirma los datos de inspección y además puede poner en
evidencia dolor, induraciones y masas invisibles contenidas en el tejido celular subcutáneo de la
zona perineal. El tacto rectal puede detectar espasmos esfinterianos, dolor, estenosis y
tumoraciones del conducto anal y de los últimos centímetros del recto.
Al intentar la introducción del dedo encontraremos con frecuencia la contracción del esfínter anal
como respuesta de defensa ante la agresión que representa para el paciente el tacto rectal, por lo
que se debe practicar con delicadeza y la adecuada lubricación del guante.
Manteniendo el dedo índice en el recto, el explorador puede utilizar su dedo pulgar y con ambos
palpar los tejidos perianales comprendidos entre los dedos, recorriendo toda la circunferencia
perianal. Con esta maniobra, se pueden detectar pequeñas áreas de sensibilidad, inflamatorias o
tumorales, que se encuentren en la profundidad de los tejidos.