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En su nivel más básico, un cómic constituye una narración que se cuenta mediante
imágenes secuenciales conocidas como cuadros o paneles. Incluso un cómic de un solo
cuadro debe tener una sensación de movimiento hacia adelante. En tal sentido, los
cómics en realidad no difieren de ninguna otra forma de narración y, por tanto, sigue
determinadas convenciones.
Escenario: todas las historias están ambientadas en algún lugar. Aunque el fondo sea
simplemente blanco, no deja de ser un escenario. Este constituye el telón de fondo para
las acciones de tus personajes y puede ser una parte integral de la narración
dependiendo de la historia.
Personajes: necesitas actores para tu historia. Los personajes mueven la acción y dicen el
diálogo y son aquellos con los que el lector establece una conexión. Debes desarrollar los
personajes a lo largo del tiempo, lo cual es de particular importancia para los cómics que
creen narraciones más largas.
Conflicto: todas las historias requieren de un conflicto que las impulse, el cual constituye
la base de la historia, el "por qué" de lo que hagan los personajes. Puede ser algo tan
simple como revisar el correo o tan complejo como salvar el universo.
Temas: el tema del cómic constituye aquello que impulsa la creación cotidiana. Asimismo,
el tema determinará el público. En caso de que vayas a escribir un cómic cómico, ¿cuál
es la naturaleza de los chistes? En caso de que vayas a escribir una historia de amor,
¿qué lecciones de amor se aprenden?
Tono: este constituye la vibra del cómic. ¿Vas a escribir una comedia? ¿La historia es
más un drama? Quizás estés considerando realizar caricaturas políticas. Hay un sinfín de
posibilidades. Puedes mezclar la comedia con el drama, hacer que sea oscura o
desenfadada, o escribir un romance o un thriller político fascinante.
El diálogo, el texto narrativo y las imágenes expresarán el tono.
Escribe sobre lo que sepas. Si quieres que tus cómics tengan una sensación
"verdadera", una de las mejores formas es escribir sobre lo que sepas. Asimismo, esto te
será de ayuda para conservar tu propia voz en tu escritura, así como también evitar que
copies demasiado de otros cómics.[1]
Decídete en cuanto a un estilo. Vas a crear un cómic, por lo que el estilo visual
constituirá el primer aspecto de ella con el que se toparán los lectores. Debes elegir un
estilo que encaje no solo con el tono de la historia sino también con la imagen que tengas
en mente.
Experimenta con diversos estilos hasta dar con uno en el que te sea natural dibujar y
escribir. Existe una variedad de estilos populares con los que puedes practicar y luego
adaptar a tus propias necesidades. Estos son apenas algunos ejemplos:
el anime o manga
los superhéroes americanos
los sprites o el clip art
el noir
las figuras de palitos
las tiras cómicas de domingo
Por lo general, se necesita un estilo visual más elaborado para un drama que para una
comedia. Sin embargo, hay excepciones para ello, como ocurre con todas las reglas en
cuanto a la creación de algo.
Crear un Borrador
Escribe un guion. La extensión y los detalles del guion variarán según el estilo del cómic.
Es posible que un cómic de un solo cuadro tenga apenas una o dos líneas pero debes
anotarlas como una forma de ayudarte a juzgar qué tan bien se lee la historia.
Escribe el guion en la forma de una secuencia de cuadros. Debes tratar cada cuadro
como una escena aparte para así ayudarte a manejar el flujo de la historia.
Ten cuidado de que el diálogo no domine el cuadro. Debido a que los cómics constituyen
un medio visual, mucha de la acción y el significado implícito provendrá de las
ilustraciones. Debes evitar que el texto abrume a las imágenes
Haz un bosquejo de los cuadros. No debes preocuparte por los tamaños precisos, los
detalles o la calidad. Elaborarás miniaturas de un guion gráfico y debes hacerlo conforme
vayas escribiendo el guion. Mediante este bosquejo muy aproximado, podrás visualizar el
flujo del cómic.[3]
Enfócate en la forma como colocarás a los personajes en el cuadro, en dónde ocurre la
acción y en la forma como el diálogo encajará en el dibujo.
Después de dibujar las miniaturas, puedes tratar de cambiarlas de orden o bien hacerles
ajustes para así cambiar el impacto de la tira.
Experimenta con distintos usos para el texto. Puedes usar el texto de muchas formas
distintas más allá del diálogo. Estas incluyen lo siguiente:
globos de pensamiento para los pensamientos internos de un personaje
recuadros de narración para que un narrador pueda establecer una escena o describir
algún aspecto de la historia
sonidos que se puedas mostrar mediante el uso de onomatopeyas
exclamaciones que pueden ocurrir fuera de los globos de diálogo regulares como una
forma de incorporar un impacto adicional
Pregúntate si es que todos los cuadros son importantes. En el cine, nunca debes
conservar una escena que no tenga importancia, y lo mismo aplica para un cómic. En
caso de que el cuadro no avance la historia, la comedia ni el conflicto, debes retirarlo y
reemplazarlo por algo que sí lo haga o bien eliminarlo.
Crea los cuadros. Dibuja los cuadros con regla. Debes hacerlo en un papel que sea
adecuado. En el caso de los paneles que vayas a introducir en ángulos extraños o que no
encajen con el flujo general, es posible emplear hojas aparte para ellos y luego unirlo todo
después de escanearlo.
Si lo que quieres es crear un cómic que vaya a publicarse en un periódico, el tamaño
estándar es de 33 x 10 cm (13 x 4 pulgadas) para todo el cómic, con 4 cuadros de 7,5 cm
(3 pulgadas). Debido a que las tiras de los periódicos se dibujan en el doble del tamaño
impreso real, el cómic terminado mediría 15 x 4,5 cm (6 x 1,84 pulgadas). Al trabajar con
el doble del tamaño, se te facilita más dibujar los detalles.[4]
Los webcómics pueden tener el tamaño que desees, aunque debes tener en cuenta el
tamaño del monitor de un lector representativo. Si haces que tu cómic sea visible en un
monitor cuya resolución sea de 1024 x 768, la mayor parte de los usuarios no tendrán
problemas.
En muchos casos, a los lectores no les gusta desplazarse hacia la izquierda y la derecha
en una página web para visualizar un cómic, por lo que debes tenerlo presente al
momento de disponer la tuya. Por lo general, es mucho más aceptable desplazarse de
arriba a abajo.
Empieza a incorporar contenido a los cuadros. Dibuja usando un lápiz claro de forma
que te sea fácil borrar y hacer ajustes. Sigue modificando el dibujo hasta obtener el
contorno para ponerle la tinta final.
Ten cuidado de tomar en cuenta el espacio necesario para el diálogo. Debes dejar un
espacio en blanco para incluir globos de diálogo y de pensamiento, recuadros de
narración, exclamaciones y onomatopeyas.
Traza las líneas finales. En muchos casos, los dibujantes de cómics trazan sobre las
líneas en lápiz con tinta, lo cual les permite borrar las líneas restantes en lápiz después de
terminar de repasarlas con tinta. Tómate el tiempo de asegurarte de que las líneas finales
queden pulcras.
En caso de que vayas a escribir los diálogos a mano, puedes hacerlo en este momento.
Debes hacer una revisión final al diálogo y el texto conforme vayas añadiéndolos a la
página. Es probable que las cosas cambien al hacer la transición del guion al cómic.