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1969-2013
MARIO OPAZO
Natalia Gutiérrez
2012
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Agradezco a Mario Opazo por sus obras, su confianza en mi trabajo y por El perro estúpido
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Índice
Bibliografía
Cronología
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Introducción
Me parece muy enriquecedor para la Historia del Arte colombiano, que el Ministerio de
Cultura haya abierto una convocatoria para escribir monografías de artistas. La monografía
permite presentar un proceso cronológico de una trayectoria y acercarse con detalle a las
obras.
Siempre quise escribir un libro sobre Mario Opazo. Lo conocí como profesora de la
Universidad Jorge Tadeo Lozano a finales de los años ochenta en Bogotá, él era estudiante
de arte, y seguí sorprendida y con cuidado sus recorridos. Entablamos una larga
conversación que quedó consignada en una entrevista, aún sin publicar. Estos encuentros
El libro tiene cuatro ejes: La presentación y descripción de las obras, unos apuntes sobre el
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“Dificultad y silencio”, es una introducción a su pensamiento. En “Voluntad de narrar”,
quise resaltar una característica de la obra de Opazo desde los noventa y es la construcción
entendimiento que tiene Mario Opazo de los cambios en el pensamiento de una época. “Lo
duración es el título de sus últimas obras, una reflexión sobre la memoria que se toma el
Se puede abordar la obra de un artista de muchas maneras. En este libro resolví abordar el
trabajo de Mario Opazo desde sus inicios hasta hoy, porque ha sido contante y porque no
existe hasta el momento una publicación que lo reúna y lo “lea”. Y también porque lo ha
desarrollado en medio de dos décadas, los años noventa y la primera del dos mil, dos
décadas que me interesan mucho porque han planteado una reflexión permanente sobre la
colombiana reciente. Por este interés panorámico, cada eje está presentado de manera
sintética.
No obstante, por esta misma razón, porque el libro empieza algunos años antes de los
noventa y se extiende hasta hoy, temas importantes como la actividad docente de Mario
Opazo, sus viajes, sus películas, las relaciones personales con los artistas, su infancia, sus
lecturas e innumerables imágenes quedaron por fuera o están analizados muy rápidamente.
Pienso que los vacíos pueden llenarse en el futuro, porque en realidad escribí este libro
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pensando en los estudiantes de arte y en la posibilidad que tienen de plantear
investigaciones sobre sus propios artistas de referencia. Quiero con este libro entonces que
y de las inquietudes que las nuevas generaciones estén “maquinando” hoy, resulten nuevas
investigaciones.
Con relación a las imágenes, tomé la decisión de reunir en una sola fotografía, secuencias
de los videos, o presentar varios puntos de vista de las instalaciones. Con esto pretendí
apegarme al interés narrativo que tienen las obras y que muchas veces una imagen no puede
capturar. Es posible que no sea la decisión más adecuada, pero la buena noticia es que todas
Mario Opazo tiene hoy 44 años. Al terminar esta investigación pienso que él está en un
nuevo comienzo. Así lo demostró con Visage, la obra que presentó en el 43 Salón Nacional
de Artistas realizado en Medellín en el 2013. Una obra que con una mirada instantánea
permite ver los cercos que los regímenes políticos han construido y también los límites
personales que los procesos psíquicos levantan. Este libro, entonces, con seguridad quedará
como una revisión de sus primeras épocas que se inician en su infancia –la etapa en la que
el sujeto establece las más cruciales relaciones– y en la que habrá que detenerse en otra
oportunidad. Agradezco de nuevo a Mario Opazo por sus obras, su confianza en mi trabajo
Natalia Gutiérrez
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Capítulo 1. Dificultad y silencio
Mario Opazo. Cuarta máquina de la duración / imagen silencio. Poema impreso en una placa de fotograbado
Mario Opazo nació en Chile en 1969, en el puerto de Tomé frente a una bahía en forma de
de paños.
mar azul y arena blanca. Mario Opazo resolvió dejar de lado su álbum familiar y revelar
sus recuerdos a los 39 años, en relatos cortos. El relato es una rara imagen; quien intenta
recordar puede pasar de nuevo por las fotografías pero cuando cuenta la historia detrás de
cada una de ellas, revela lo que quedó por fuera de la imagen para precisar lo difuso y lo
Ya Ronald Barthes lo dijo en su Cámara Lúcida: toda la experiencia queda por fuera del
momento del clic; la imagen es la muerte de la experiencia. En esa lucha con la imagen se
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Nací en Tomé, pequeña provincia de la Región de Bio Bio, ciudad casi invisible
anclada a orillas del Pacífico, en el sur de Chile. Este lugar, desde arriba, se ve
como un cangrejo atrapado en una maraña de pinos que se descuelgan desde las
fosilizado a orillas del Pacífico, como otros de tantos caseríos desamparados que
desde ahí, hasta lo más hondo de la Patagonia, se van encontrando a su paso los
Este párrafo es uno de tantos que constituyen El perro estúpido y las fotos que nunca hice,
un libro que Mario Opazo escribió para aclarar las cuentas con la imagen. ¿Muestra?
¿Tapa? Desde sus inicios él no ha sido un adorador de las imágenes. Siempre les ha dado
un lugar en medio de otros lugares que sus obras exploran: el relato, los objetos, el espacio,
el sonido, las acciones, el video, la poesía, para no hablar de los viajes, del afecto y la
denuncia.
El libro empieza con un epígrafe: “La memoria es el perro más estúpido: le tiramos un palo
y nos trae cualquier cosa”. Esta es una frase de Ray Lóriga, escritor y director de cine
español nacido en Madrid en 1967. La lectura de su novela Héroes (1993) por ejemplo, a
Entonces, las tantas formas de regresar de Mario Opazo a su niñez y a Chile, son un regreso
Cuando veo las fotos de mi casa que en su mayoría fueron en blanco y negro,
tomadas por un fotógrafo contratado en el pueblo, o por algún tío marinero que trajo
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la primera cámara del otro lado del mundo, de algún puerto de oriente, Singapur o
Manila, veo una forma cultural de mirar, de encuadrar, una manera de bautizo,
mismo escapando como sustancia y a un pobre de mí, vacío, carne y hueso estático,
otro yo escapado del marco como alma fugitiva. Veo una pequeña muerte en cada
fotografía, una de tantas muertes pálidas y borrosas, de todas las muertes que
Mario Opazo llegó a Colombia en 1986; tenía 17 años. Su padre había salido de Chile en
1979, después de los sucesos que llevaron a la muerte de Salvador Allende, y encontró en
Colombia un lugar para trabajar como sociólogo e ingeniero ambiental. Mario Opazo
cuenta que las cartas de su padre al llegar a este nuevo país, manifestaban la sorpresa por la
geografía.
Creo que es importante anotar aquí que, en la época, venían noticias sobre Chile y sus
exagerado, de que Colombia, por el contrario, era un país en el que se podían realizar
elecciones libres en las plazas públicas. En efecto, Estanislao Zuleta se pregunta por qué a
pesar de los históricos problemas políticos del país, los colombianos conservamos un
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imaginario de una democracia perfecta (Zuleta, 2005:150). Al parecer en Colombia se
construyó una incapacidad de recordar, que nos impide darnos cuenta de la realidad del
país.
Mario Opazo a los 17 años y su madre, llegaron a Bogotá en 1986. Cuatro años después
habían sido asesinados varios candidatos presidenciales colombianos: Jaime Pardo Leal
(1985), Luis Carlos Galán (1989), Bernardo Jaramillo (1990) y Carlos Pizarro (1990), y
invierno. Sus cuadernos al lado de una vela sobre la mesa de tablas recién aserradas,
más allá de él, la ropa empapada y un pedazo de Marx. Duerme a sus pies un perro
enorme, recio y ladrón de gallinas y en las manos del niño el deseo innegociable de
jardín»1. Así comienza el texto de la propuesta que Opazo presentó para una exposición en
1
«Propongo una película (video corto), para ser exhibida en el auditorio de la Quinta de
Bolívar. El vínculo principal con el lugar, está marcado por relaciones analógicas entre la
historia de la Quinta y su función (como casa de retiro de Bolívar) y la historia de un
hombre cualquiera que se retira al jardín para descansar, regocijarse y observar. Un hombre
que ha determinado que su patria se encuentra en el jardín y decide demarcarla, hacer de
ella su territorio por siempre, de esta historia que en realidad es un performance, surge un
material audiovisual en video a partir de imágenes de escáner gracias a que el hombre
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la Quinta de Bolívar en Bogotá, en el 2010. Jardín de luz es un video pensado para recoger
y guardar las flores del jardín de su padre, con la ayuda de lo que Mario llama un ‘escano-
filmógrafo’ (lo más parecido a un time line análogo para escanear)2. Afecciones e
decide escanear su jardín minuciosamente». Este es el fragmento del texto que presenta
Mario Opazo a la Quinta de Bolívar en Bogotá para el concurso Convocatoria Arte en la
Quinta, Bogotá, 2010.
2 Ibid.
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A su llegada a Bogotá, en 1986, Mario Opazo se inscribió en el programa de Bellas Artes
Facultad de Arte se les proponían a los estudiantes muchos puntos de vista. Algunos
profesores eran admiradores de los escultores minimalistas, como John Castles que «lo
acostumbraron a medir con precisión el espacio entre las cosas». Pintores: «de Luis
irreverencia del pop, y José Hernán Aguilar quien había estudiado la carrera del Historia
del Arte en Estados Unidos, y que disponía frente a los estudiantes obras de diferentes
épocas en una misma sesión, con un método de enseñanza comparativo y crítico. «José
ecléctico se podría decir que estos procesos académicos de finales de los ochenta, por lo
múltiples puntos de vista propusieron una relación de contigüidad más libre tanto espacial
como temporal de las imágenes y de las ideas sobre la historia del arte. Es posible que un
aparato teórico más decidido y direccional en las academias de arte viniera después, no lo
Lo cierto es que la suma de puntos de vista de ese momento pudo constituir una especie de
alternativas. Dirá Mario: «La universidad fue uno de tantos espacios ya que por fuera de la
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3
academia sucedían cosas. El espacio de GAULA por ejemplo, que promovía una discusión
que me llevó a pensar en el espacio de manera mucho más amplia y al arte relacionado con
la propia vida»4. Mario Opazo se convirtió en un alumno silencioso que asimiló las
influencias como quiso y que se expresó con esculturas de largas varillas de metal y objetos
una obra de arte. El silencio convoca a la experimentación, intenta que los materiales
actuar a la imaginación, una palabra que puede traer ecos románticos o que a veces se usa
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GAULA era un espacio de exhibición promovido por los artistas Jaime Iregui, Danilo
Dueñas, Carlos Salas y el periodista José Hernández. Sin encontrar un lugar en la academia
ni en las galerías del momento este grupo intentó abrir el concepto de arte a una reflexión
sobre lo que no se había tomado en cuenta que culminaba en otra idea de arte. Se
presentaron exposiciones por ejemplo de Elias Heim, Fernando Uhía, María Teresa
Hincapié. El crítico José Hernán Aguilar presentó allí su curaduría “Breve Jardín
Bogotano”. GAULA abrió sus puertas en mayo de 1991 y cerró en marzo de 1992. Estaba
situada en el barrio La Macarena de Bogotá y fue uno de los primeros espacios en nuestro
medio conocidos como ‘alternativos’.
4 Cfr. www.esferapublica.org.
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Mario Opazo. Cuarta máquina de la duración / imagen silencio. Poema impreso en una placa de fotograbado
memoria y las experiencias tomen el control para que aparezcan un cierto tipo de imágenes
menos predecibles. Este es el caso de la obra de Mario Opazo; algunas de sus imágenes son
inesperadas.
Curiosamente hoy, en medio del imperio de lo visual, se plantea toda una reflexión sobre la
imagen latente, una imagen no tan precisa, que de pronto vuelve de manera intempestiva5.
Es como si las reflexiones de hoy sobre la imagen permitieran entender las primeras épocas
5
Didi-Huberman ha trabajado, en sus libros sobre la imagen, el problema de la imagen
latente, pero sobre todo en La imagen superviviente donde Nietzsche, Warburg y
Baudelaire se unen en una reflexión casi anacrónica y simbolista que devuelve la pregunta a
lo que se puede llamar imagen.
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Pero sobre todo, las imágenes en arte no siempre responden a la urgencia de las noticias.
Santiago Rueda, el crítico colombiano, se pregunta por qué los artistas y los críticos del
vida de las instituciones y las ciudades colombianas6. Es una buena pregunta. La respuesta
parece ser, por lo menos para el arte7, que algunas imágenes se van despertando en silencio
y con el tiempo.
Se pueden traer aquí muchas reflexiones sobre el silencio: Es un intervalo en el que las
librarse de ser objeto de algo o de alguien. “Me sentía sin derecho a recordar”, dirá Mario.
Tal vez ese traslado de Chile a Colombia le abrió a Mario Opazo un espacio para buscar “la
Para Bill Viola: «Las imágenes viven dentro de nosotros… somos databases vivientes de
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«Además de ser un género en sí, en el periodismo y la literatura, en los últimos años el
problema narco se ha impuesto en el cine, como lo prueban largometrajes recientes como
Rosario Tijeras, María llena eres de gracia, El Rey, Sumas y restas y Colombian Dream
entre otros. Curiosamente en el medio artístico la reacción ha sido lenta y solo hasta la
década actual (2010) puede encontrarse una respuesta articulada frente al fenómeno»
(Rueda, 2009: 6).
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Creo que la respuesta de los artistas tiene sus tiempos. Pero creo también, como Rueda,
que la respuesta de los historiadores y de los críticos de arte llegó tarde, incluyéndome. La
pregunta de Santiago Rueda puede llevar a plantear una investigación sobre los tiempos de
crítica de arte: ¿Cerca del proceso creativo o lejos de los problemas sociales y políticos del
contexto?
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imágenes, coleccionistas de imágenes, y una vez que las imágenes han entrado en nosotros,
Mario Opazo. Cuarta máquina de la duración / imagen silencio. Poema impreso en una placa de fotograbado
El silencio también permite poner las imágenes bajo vigilancia. Es así como Mario Opazo
Imagen en Movimiento en Buenos Aires BIM, él resuelve presentar una retrospectiva de sus
Cuando uno lee poesía algo le sucede al medio ambiente y puedo decir que es algo
a una imagen que emerge. Me costó trabajo convocar ese estado de emergencia de
la imagen con otras cosas diferentes a las palabras. (Opazo- Gutiérrez, 2007-2012).
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Mario Opazo, frente a la Cuarta máquina de la duración / imagen silencio. Poema impreso en una placa de
Dificultad del artista también para comprender completamente lo que se está haciendo;
dificultad para poner en palabras las acciones pero sobre todo las motivaciones. ¿Por qué y
para qué dedicarle tanto tiempo y energía a procesos sin una utilidad práctica? Y dificultad
también para ver una obra de arte. El espectador contemporáneo está acostumbrado a
recibir órdenes. El arte por el contrario le abre un espacio para que sus propias experiencias
y recuerdos entren a jugar en el proceso. Y dirá Mario: «El silencio permite vincular cosas
separadas en un mismo torrente. Recuerdo las palabras de Octavio Paz: la poesía permite
que las cosas del mundo compartan la misma sangre»(Opazo- Gutiérrez, 2007-2012).
Es una visión anacrónica esta de la imagen y el silencio, que tiene que ver menos con
fotografiar, martillar, pintar, ensamblar o pegar y más con esperar que el tiempo haga su
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trabajo.
J.M. Coetzee es un escritor sudafricano. Uno de sus libros, la biografía de una novelista, es
una reflexión acerca del modo como ella se enfrenta a la escritura; simplemente dice que
está disponible, como una buena secretaria, espera la llamada (Coetzee, 2004: 206). Tal vez
esta separación entre los dos espacios, Chile y Colombia, preparó a Mario Opazo para estar
disponible y confiar en sus imágenes. En tantas conversaciones a través del tiempo que he
significado o una idea que uno usa en el trabajo artístico sino que el concepto es un
el amor y puedo estar trabajando diferentes conceptos a la vez. La idea llega por sí
sola y entonces esa idea, eso que llamamos el concepto, tiene una vida y se va
En estos primeros años me parece que el silencio también le sirvió a Mario Opazo para
En 1990, a los 23 años, nace su hija Nataly Opazo y se presenta en el Primer Salón de Arte
Joven; gana el premio que consiste en realizar una exposición individual en la Galería Santa
Es necesario detenerse en los títulos de las obras de Mario Opazo, desde esas primeras
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épocas hasta hoy porque parecen aparatos de visión que se le ofrecen al espectador para
movimiento que parte de un sin lugar propio para intervenir el espacio del otro. Una manera
En esta exposición era evidente el triunfo del tiempo sobre el espacio. Es decir, los
En Caza, casa de pescado, la sala de la galería ―muy grande y curva― se llenó de objetos
que parecían una partida de ajedrez mental, con toda la influencia de Marcel Duchamp y
también de esos interminables juegos de ajedrez con su prima, con los que pasaba las tardes
en Tomé. Acuarios con aceite o con esqueletos de pescado para ver a través de lupas. Cajas
metálicas como cámaras de fotografía cerradas al afuera, pero todos ellos sostenidos por
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Mario Opazo. Casa, caza de pescado, Instalación, 1991.
Recuerdo muy bien una pequeña barca en el piso dejada allí como una ofrenda infantil,
debajo de un papel húmedo de manteca enmarcado en un colador, de los que usan los
obreros en la construcción para colar arena. La veo hoy y recuerdo su obra Expulsión del
paraíso del 2009: veo una persistencia de la memoria que insiste por ejemplo en el uso de
juguetes y sobre todo de barcos de juguete. «[...] hasta lo más hondo de la Patagonia, se van
encontrando a su paso los marinos, como promesas muertas de festín y ocio» (Opazo, 2008:
8).
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experiencias, materiales, lecturas, historia del arte contemporáneo, para ensamblarlos, con
Hernán Aguilar: «objetos que emanan vibraciones trascendentes pero también sarcásticas»
(Aguilar, 1992).
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De esta exposición era sorprendente el primer muro. El artista mismo se presentaba con una
foto de él cuando niño y la libreta de colegio con sus avances, y una sentencia: «Mario tiene
dificultad para manipular objetos pequeños». Ese gesto para mí fue muy significativo y
ese muro, sin metáforas, se abría la posibilidad de que el artista se presentara como un
sujeto que quería narrarse. Así, la exposición abría pequeñas heridas, como lo hace hoy
Sophie Calle en sus exposiciones. Mirar desde la herida dirá Bill Viola, una manera de
En 1992, recibe el primer premio en el Segundo Salón de Arte Joven, con Reflexiones en
regaño de una profesora. Me encontré con una carta de una de ellas que le pedía a mis
padres que no me permitieran llevar juguetes al colegio, sobre todo el trompo, porque era
forma aproximadamente cónica que gira al ser impulsado por diversos procedimientos». Al
lado la carta de la profesora, y el escudo nacional de Chile que dice: «Por la razón o la
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fuerza». En el espacio, «puse unos intentos de esculturas ‘cultas’, hechas ‘como si’ fuera
escultor». Muy rápidamente empezó a comprender que la Historia del Arte era un lugar
sus combinaciones de objetos, Duchamp y sus “ready mades”, la poesía Borges y Neruda, y
todo esto con lo inactual, lo ido, con la infancia. Privado de habla, insensible a la razón
común y en medio de los adultos, el niño. Juguetes: muchas veces Mario se refiere a las
instalaciones como el espacio que queda después de que los niños dejan de jugar.
La infancia dejará huellas de indeterminación que persisten hasta la edad adulta (Benjamin,
1990: 157-169). La infancia como constructor de imágenes alegóricas, unas imágenes sin
una totalidad instantánea sino una serie progresiva de momentos, que involucran mitos, lo
que pertenece a la biografía de cada uno pero que no se revela como la imagen rápida
(fotografía), sino que se constituye en capas solamente reveladas a través del examen físico,
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La infancia irrumpe muchas veces en la obra de Mario Opazo. Con imágenes y acciones
explicitas o escondidas. Para citar algunos ejemplos recordemos que en un video aparece
Rebeca (2007).
Hay cosas que mi papá no sabe de mí. Por ejemplo, que a veces me acostaba a lado
de la carrilera a esperar que pasara el tren. Entonces tardaba más en llegar a casa.
Que cuando estaba solo en casa, construía torres con sus libros y luego los dejaba en
su sitio.
Esto lo supo pero se le olvidó: que mi primer trabajo manual fue coser con aguja y
Creo que mi mamá fue la culpable de mi afición por el arte. Ella me regaló un
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La infancia también se lee en sus textos: «Quiero llegar al Faro del Fin del Mundo y llamar
a gritos, desde ahí, a los desaparecidos» (Opazo, 2008: 155). Y también en Expulsión del
paraíso (2009), una instalación en la que había que entrar por una puerta pequeñita como al
decisiones espaciales les daban a los visitantes la sensación de entrar en una buhardilla en
la que encontraban unas especies de colonias de objetos como libros y lámparas, que
era niño, mi madre me envolvía en la bandera de Chile, para protegerme de las balas de los
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Imagen 1.15. Mario Opazo. Piel. Video, 2008.
Quiero detenerme aquí, por un momento, para decir algo sobre las imágenes alegóricas que
acompañarán a Mario Opazo durante toda su carrera. A diferencia del signo que muchas
de imágenes que rodean un concepto indecible. Walter Benjamin se propone demostrar que
una alegoría es un acto complejo de escritura. «La alegoría no es una técnica gratuita de
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producción de imágenes, sino expresión, lenguaje y escritura» (Benjamin, 1990: 155-157,
169). Esta indeterminación de las imágenes lleva a una voluntad de narrar que a mi modo
de ver le va a dar a la obra de Mario Opazo una particularidad en el arte del momento.
Narrar: una forma de construir mundos posibles. Una manera de asignar sentido a los
excesos de significantes vacíos que habitamos. Narrar así entendido es un acto político (
Rincón: 2006,10).
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Capítulo 2. Voluntad de narrar
Traer a las exposiciones impresiones emocionales, creo que son los intereses de Mario
Opazo en los noventa. Por ejemplo el duelo por las personas que quiso y por el país que
dejó. Además, empieza a investigar las dinámicas del arte contemporáneo que buscaban en
el momento expandir el espacio convencional del arte –escultura, dibujo y pintura– hacia
horizontes más amplios como las instalaciones. Me parece que esta combinación de
explorar una forma de narrar, es decir, contar pequeñas historias con textos y objetos y
Entonces en 1991, Mario Opazo participa prácticamente en todos los salones que se estaban
proponiendo en el país. Y lo digo porque al inicio de los noventa estaban sucediendo cosas
en el arte colombiano.
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Algunos artistas abandonaban la idea de construir grandes esculturas y se refugiaban en su
taller para interrogar a la materia. Carolina Ponce de León habló de un performance privado
refería a Doris Salcedo y su exposición Imágenes de duelo (1990), que proponía una
escultura cercana a los actos emocionales; una escultura que implicaba recoger, envolver y
curar.
Pero a mi modo de ver, en el inicio de los noventa, los salones de arte fueron una ventana,
un aviso, para reconocer los cambios de sensibilidad e incluso para que los artistas se
Aparecieron entonces objetos hechos con materiales naturales, muy poco vistos, que
resultaban de una entrega a la no forma, y que sin embargo no se quedaban allí, sino que
Y sí, es significativo que en medio de la lucha urbana que instauró el narcotráfico y del
exterminio de un partido político como la Unión Patriótica, UP, algunas de estas obras
fueran coronas.
El 33 Salón Nacional de Artistas de 1990 fue un punto de quiebre, sobre todo con las obras
de jóvenes artistas desconocidos hasta el momento. Juan Fernando Herrán (Bogotá, 1963),
8
Dice Herrán: «Hice una corona pequeña como ensayo, pero no quería una imagen que
quedara solo a nivel artesanal, individual, sino un objeto más social; entonces pensé hacerla
más grande y empecé a enrollarla dentro de una formaleta circular. El tiempo invertido en
el proceso le daba valor a la escultura porque era insistir en un material tan difícil,
verdaderamente espinoso, como nuestra situación» (Gutiérrez, 2004: 108).
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presentó un arbusto espinoso enrollado, sobre el piso. Sin título, casi inmediatamente la
gente lo llamó la corona de espinas. María Fernanda Cardozo (Bogotá, 1963), expuso unos
módulos horizontales de medias de nailon rellenas con tierra. Un gesto simple, pero con
El premio de este Salón de 1990 fue una sorpresa para el momento. María Teresa Hincapié
trajo otros aires a las artes plásticas. La danza experimental y una persona con la
9
Ella comentará: «Este colchón me recuerda la historia de la princesa y el guisante: ¿Cómo
podemos dormir sobre tanta muerte? This Mattress reminded me of the story of the princess
and the pea. How can we sleep over so many dead? María Fernanda Cardoso también
llenará de coronas de flores de plástico la galería Garcés y Velázquez en Bogotá, en 1990.
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motivación y la fuerza de dar testimonio de su propia presencia, dispuso las cosas de su
María Teresa Hincapié. Una cosa es una cosa, 1990, © Santiago Zuluaga. Cortesía Galería
Rodrigo Facundo (Ibagué, 1958), una deconstrucción de la pintura: por un lado el soporte
de adobe en el que Facundo horadó unos nichos y por otro lado las imágenes, que eran
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Rodrigo Facundo. Luz perpetua. Adobe
y fotografía, 1992.
Mario Opazo a los 23 años y fiel a sus ‘ecuaciones’, se presentó en este Salón Nacional de
Artistas por primera vez con una versión más depurada y críptica. Dos eventos frágiles:
primero, el título: Pesca milagrosa, serie “Ecología persa”; un título entre cuento de hadas
y premonición. Y segundo, una caja de vidrio con luz azul, como un horizonte de mar,
levantada del piso por una pirámide negra, un soporte muy fuerte visualmente como para
formato de feria.
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Pero en los noventa coexistían otros salones. La Bienal del Museo de Arte Moderno de
Bogotá se convirtió en un salón más pequeño y agudo, escogido por una serie de curadores.
La primera Bienal fue en septiembre de 1988 y proponía que este Museo debía afianzar su
Muchas obras se presentaron en este evento. Por ejemplo en la Segunda Bienal de 1990,
hay que recordar la obra Orestiada, oda a oda a Oreste Síndici de José Alejandro Restrepo,
una de las primeras video-instalaciones del país, donde a partir de fragmentos de imágenes
El premio de esta Segunda Bienal fue para Corona para una princesa chibcha11 de María
Fernanda Cardozo, una obra que evadía la representación y por el contrario presentaba en el
espacio del arte, animales disecados que se venden en almacenes especializados como
delicadeza. Bien dice Arthur Danto (1999) que desde que Andy Warhol mandó su versión
institución museal. Constantemente, desde ese momento hasta hoy, el arte la instiga y le
dice: «¡Hey algo sucede allá afuera!», y ustedes como institución no se están dando cuenta.
10
Los eventos que le tomaban el pulso al arte contemporáneo en el MAM, organizados por
Eduardo Serrano, fueron el Salón Atenas (1975-1984) y la Bienal de Arte de Bogotá (1988-
2004).
11
Gutiérrez y Ponce de León (1991).
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María Fernanda Cardozo. Corona para una princesa chibcha. Lagartijas disecadas, arco de
metal, 1990.
Mario Opazo se presentó por primera vez en la Tercera Bienal del Museo de Arte Moderno
de 1992, con varias obras cuyos títulos hablan por sí mismas: Jaque mate a lo capablanca,
Un muelle americano para Andy Warhol, Cojines para Rómulo y Remo, Profundidad de
campo, Máquina para hacer Guernicas. No quedan fotos pero Mario recordará:
y adentro, unos tableros de ajedrez con unas jugadas de José Raúl Capablanca, el
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ajedrecista cubano. Banderas de EEUU metidas en unos marcos negros, un trípode
con una lupa a través de la cual uno se encontraba con un retrato de Warhol (Opazo
- Gutérrez, 2007-2012).
En la Tercera Bienal también se presentó Elías Heim, con una de las tantas instalaciones
que criticaban el espacio expositivo. Usando los ductos de aire del mismo edificio y a partir
de cables, ese aire circulaba metafóricamente por «el mundo del arte» y quedaba congelado
fuera del museo pero siempre pensé que si había que reflexionar sobre el espacio
institucional, era necesario hacerlo desde adentro. Por eso me gustaban las posturas
de Elías Heim sobre el museo, con sus aparatos que nos advertían de su desolación
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noventa, pero para este trabajo me interesa destacar dos: Por un lado estos objetos, en los
cuales la materia se convertía en una exploración simbólica y, por otro lado, una voluntad
de traer más historias a cuento y narrar, y para eso se usaron las posibilidades de un espacio
ampliado y aparecieron las instalaciones. Según el artista ruso Ilya Kabakob, una
Dueñas (Cali, 1956), se apropió del espacio y nos hizo ver pisos, tomacorrientes, cornisas y
rincones. Puede venir también del teatro con su expansión dramática y sobre todo sonora,
Estas primeras exposiciones de Mario Opazo me parece que vienen del papel. De un papel
instalación para ‘escribir’ allí los elementos de su propia lengua y sus relaciones. Un
espacio abierto al espectador «para encontrarse o para perderse», dirá, pero que se sienta
Primero hay que hablar de los Dibujos instalados por el Capitán Scott (1993). En ellos, el
lápiz ‘colonizó’ el espacio y también el marco y la pared, como buscando una geografía
táctil. ¿Y el motivo? una especie de fracaso: el viaje del Capitán Scott el aventurero inglés,
quien llegó en 1912 al Polo Sur y encontró un círculo de banderas negras, señales claras de
haber llegado tarde, tan solo un mes, a la más importante meta de su vida (Gutiérrez, 1993).
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Mario Opazo. Dibujos instalados por el Capitán Scott, 1993. Fotografías de Ernesto
Luego, Mario Opazo exploró la dimensión emocional del espacio a través de las cartas. En
Proyecto para suicidarme (1993), el protagonista era una carta de amor escrita a mano. Una
carta «con pinceladas de experiencia» como él dirá. En realidad una experiencia escondida
en la cita de Luna la novela de Mario Benedetti, en la que una mujer a punto de tener un
hijo, describe a su marido el estado de soledad y nostalgia que vive porque él está lejos.
Opazo. Excesiva y también con una movilización muy grande de recursos plásticos como
los años ochenta y noventa en el arte. Frente a la carta, un televisor con un registro en video
del cielo azul, y claro, mangueras, que no podían faltar, con suero y amoniaco, que
conectaban el televisor y «su cielo», con un avión inflable como lugar de reposo para un
grillo disecado. Ese avión inflable con un grillo no lo he podido olvidar, no sé por qué. Tal
vez porque la instalación estaba armada con pequeñas fábulas, pequeñas narrativas y
destinos transitorios para que el espectador se detuviera: Dibujos como mapas mentales,
huevos blancos protegidos por vidrios, luz fluorescente y pipas de gas como repisas para
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lanzarse a exhibirse en púbico y a explorar las referencias del afuera; un proyecto para salir
¿Y cuáles referencias? Por ejemplo Rebeca Horn (Inglaterra, 1944) con sus instalaciones,
que presentaban objetos cargados de experiencias como si estuvieran vivos y, para lograrlo,
Incluso ecos de Katharina Fritsch (Alemania, 1956), con sus primeros mostradores de
pequeños objetos populares encontrados en la calle, como ratones sacados de los cuentos de
hadas o estatuicas de la Virgen, que con su claridad formal y simbólica se podían trasladar
a otras historias.
Las instalaciones le permitieron a Mario Opazo hablar de muchos temas pero en primer
lugar del duelo de una manera poco usual, pero sincera. Un duelo consciente de que no es
posible asumirlo en general, como un espectador o un reportero que mira la muerte desde
afuera, como en muchos casos en la literatura colombiana reciente, hay que decirlo, sino
38
como una erótica del duelo involucrando pedazos de la propia historia (Allouch,1996)12.
Primero fue el duelo por Giselle Laignelet su compañera de clases y de vida durante cuatro
para Giselle. Al lado del peso de inmensos bloques de carbón, todo lo demás era blanco.
Una cama cubierta de avioncitos de papel, mesas, sillas. Mario dice que «invitó al museo,
todos los muebles que usaban». Llevó también la voz de Gisselle, y fragmentos de su vida
juntos. Por ejemplo un video que mostraba a Mario jugando en la montaña con un perro y
una nota que decía «estoy en el supermercado, no me demoro, mientras tanto juega con el
perro». Esta instalación era entonces un espacio privado dispuesto en un espacio público,
12
Hablar del duelo implica ante todo preguntarse por la propia culpa, real o imaginaria, por
cómo contribuí yo a la muerte de un ser querido. O preguntarse cómo se contribuye a la
muerte de un ser querido por la inconciencia de vivir en un lugar social privilegiado.
39
Mario Opazo. Un planeta para Giselle. Instalación, 1993.
Mario Opazo propuso un duelo por la enfermedad de otro organismo vivo: el río.
Magdalena llora (1996) se expuso en la Quinta Bienal Museo de Arte Moderno de Bogotá
de 1996, en medio del desconcierto que en ese momento existía en el país, después de la
ese momento, Ernesto Samper, por recibir dinero del narcotráfico13. Una Bienal llamada
bienales. Es así como se vieron por primera vez obras como Aliento de Óscar Muñoz,
Anexo 273 de Juan Fernando Herrán y Atrio y nave central de José Alejandro Restrepo, una
video instalación ganadora de este evento. Se podría decir que en el momento, algunas
problemas públicos.
13
Cfr. Arte en Colombia 69, enero-marzo, 1997.
40
En Magdalena llora, el espacio parecía el de un expedicionario que regresa cargado de
objetos contundentes. Una cama con un colchón de metal y petróleo; una mesa quemada;
agua del río almacenada en una caja, que se evaporaba y se condensaba, y la imagen del río
en un video que, a su manera, moría arrastrando su espuma tóxica. Cada objeto era preciso,
configurado como el más fino dibujo. Los materiales, metal, madera, agua, neón,
alcanzaban una calidad pictórica de tal manera que conseguían amarrarse visualmente sin
esfuerzo, como en las pinturas barrocas. En la pared una frase: «Lo que le hizo falta al
A mediados de los años noventa entonces, el arte hace un viraje para dejarse tocar
1995 por ejemplo, Víctor Laignelet (Barranquilla 1955) escondió la pintura en medio de
dos muros de ladrillo como una manera de lamentarse por los hechos políticos de
41
cambiando el eje de la mirada, ya no solo para enfocar un objeto en sus límites
construccion la leche y la miel son dos grandes alimentos de la naturaleza. Pintura entre
septiembre de 1997. Con pocos elementos, la arquitectura del museo y con Los
fusilamientos del 3 de mayo de Goya como excusa, esta instalación pudo generar en el
42
Francisco de Goya. Los fusilamientos del 3 de mayo.
Asi, invitado por Miguel González al museo de La Tertulia de Cali a una exposición que se
llamó Imaginación y Fantasía, Opazo usó el sótano del museo y lo hizo más profundo con
una línea de luz azul. El cuerpo espactador estaba implicado: se enfrentaba a un inmenso
muro de ladrillo incómodo y a un lugar oscuro y frío. Él dice que Richard Serra y los
El paso de algunos minimalistas al Land Art fue muy significativo para mí. Richard
que buscar la manera de que interactúe con el espacio para ir construyendo una
43
En 1998, efectivamente, Opazo logró incluir el cuerpo del espectador en la obra. Estructura
de 1998. Estructura extraña y sola, un título muy evocador, una traducción literal de una
obra de Beuys, que consistía en unos estantes con los materiales de trabajo de un artista
científico14.
La estructura extraña y sola, de Opazo, estaba dirigida a las parejas que pasaban por el
Salón y que tomaran la decisión de separarse por un momento. Cada uno por separado
subía por unas escaleras de avión a un contenedor, y encontraba una silla y una instrucción:
marcar en la pared los minutos que duraban separados, como los presos marcan los días en
las celdas. Afuera de los dos contenedores, en un video, aviones aterrizaban y despegaban y
Mario Opazo dice que retomó el concepto de ‘instauración plástica’ de Lisette Lagnado,
teórica de arte brasileña. Ella nombró con la palabra ‘instauración’ las experiencias del arte
brasileño que no eran exactamente instalaciones o acciones del artista sino exposiciones
donde se invitaban a las personas a participar con su actividad, en el espacio. Como las
obras de Hélio Oiticia de 1961, en las cuales involucraba a bailarines de las escuelas de
samba, o las dos niñas entrelazadas con su pelo que caminaban en la exposición de Tunga,
en 1985.
14
Hace referencia a la obra Barraque D’Dull Ode. Espacio de trabajo de un
científico/artista. 1961-1967.
44
Mario Opazo. Estructura extraña y sola. Instauracion plástica, 1998.
Instauración: la palabra implica establecer un nuevo régimen, en este caso otras reglas en la
actividad que realiza en su vida cotidiana. Así la representación sin fisuras es cuestionada y
Recuerdo en Colombia la obra Hacia lo sagrado (1997) de María Teresa Hincapié, quien
invitó a cantar con su tiple a un campesino anciano, vecino de su vereda, mientras su perro
45
gramáticas que me llevarían con los años a interesarme por el cine de ensayo y por
Mario Opazo, en los años posteriores, hablará explícitamente de la memoria y el olvido. Sin
vertiginosa se pone en escena un pensamiento plástico, sin poder definir explícitamente una
Giorgio Agamben habla de estancias (1997). Trae ese concepto de las explicaciones que en
el medioevo algunos le daban a las emociones más ambiguas. La melancolía por ejemplo,
no era un diagnóstico únicamente médico como en el mundo moderno, sino una estancia,
hacer, en la parálisis: tristeza, melancolía, pereza. Pero también podríamos decir que
las obras de Mario Opazo en estas primeras épocas eran como unas estancias de
se quería decir. Los objetos rodeaban una imagen latente que aparecerá más
adelante, como las imágenes que emergen de la lectura. Recordemos lo que nos dijo
Opazo anteriormente: “Cuando uno lee poesía algo le sucede al medio ambiente y
una imagen que emerge. Me costó trabajo convocar ese estado de emergencia de la
46
El exceso es una actitud donde se negocia la capacidad de sobrevivir. El intercambio entre
los hombres está marcado por el exceso porque es un intercambio agonístico donde se
que nos dan, para atar, para afianzar los vínculos. En este caso se le daban al espectador
acertijos, referencias, caminos, objetos, dibujos, se sacaba la obra de todos los marcos
Había en estas instalaciones, objetos y temas y en ellas una intensión a veces consciente y a
veces no, de disimular lo que querían revelar –me refiero a una memoria en espera, a una
infancia en espera, a una biografía en espera– y de allí una invención objetual y espacial
vertiginosa. Y tal vez esta energía llevó a Mario Opazo a quitar peso de los objetos y a
darse la posibilidad de elaborar sus ideas, deseos y duelos, en un una imagen leve, en la
imagen del video, virtual, sólo luz mediada por un tiempo maquina. Pero eso vendrá
después.
47
Capítulo 3. Atento a la música ambiental
Yo nací frente al mar y siempre pensé que todo el mundo vivía en un casa con líneas
de playa frente a sus ventanas. Un día me enteré del alunizaje: mi papá me contó
que el hombre había llegado a la luna el 20 de julio de 1969, justo un mes antes de
al tema del alunizaje; me regalaban libros y le escribía cartas a Neil Armstrong, que
él me respondía; hasta hace muy poco comprendí que estas cartas las escribía mi
papá. Las “cartas de Armstrong” y las imágenes del alunizaje, fueron la primera
a buscar idiomas para comunicarse más allá de las fronteras conocidas y a explorar
elementos interpretativos del lugar. Otra manera de decirlo es que sale al espacio sin límites
48
de las redes de significados que se tejen y se superponen y que constituye una cultura. El
arte explora juegos de lenguaje para evidenciar los significados en los que la sociedad se
mueve. Ese es el camino que decide recorrer Mario Opazo, con su desobediencia a las
que estaban poniendo en duda el poder que se le había dado a las representaciones bi y
tridimensionales.
Y es que poco a poco los artistas empiezan a evidenciar que la cultura de los años cincuenta
abstracción con su armonía o su lucha con la desarmonía solo en lo mental, o en ese espacio
del arte preservado y autorreferencial, contribuye a consolidar esa ilusión. Podría decir aquí
que un tipo de arte, el que se refiere a sus propias leyes, deja de lado la complejidad de la
vida y sobre todo construye un lugar para protegerse del azar y de las experiencias que
impliquen modificar sus propias coordenadas. Por el contrario, otras intensiones en el arte,
intentarán desesperar sus límites y participar de los cambios del pensamiento15. El arte se
Richard Rorty va a propone de manera muy sintética y clara, que hay formas de pensar que
tienden a excluir de sus coordenadas espacios, personas y experiencias para definirse dentro
de unos límites precisos y exclusivos. Por el contrario hay pensamientos que buscan incluir
15
«Las nuevas tendencias en su momento han intentado ‘desesperar’ los límites fijados
arbitrariamente al arte y abrir otras posibilidades que los historiadores nunca pudieron también en
su momento imaginar». Gutiérrez, 2000: 22. Y Knize, Ian. “teoría estética después de Duchamp”.
Revista Plural. Abril, 1988
49
Incluyó en este momento por ejemplo el espíritu de Hélio Oticica (Brasil, 1937-1980), un
artista que se fue distanciando poco a poco del arte entendido solo como un problema
visual, porque, como Oiticica mismo lo dirá varias veces, «se trataba de un paisaje de una
aristocracia distante». Y es que Latinoamérica no podía excluir por más tiempo a la gente
que vivía en sus ciudades, muchas veces ausente de las obras y de los museos.
En 1961, cuando Oiticica entra con sus amigos bailarines de las favelas de Mongueira en el
Museo de Arte Moderno de Río16, introduce en el arte algo que no está en sus coordenadas:
cotidiana. Los parangolés de Oiticica son una pregunta a la institución museal más potente
que las cajas del supermercado de Andy Warhol. En realidad con Oiticica los marginados
se hacen visibles.
50
En el arte colombiano también habrá una ruptura con la ilusión. Algunos artistas por
ejemplo recorrerán la ciudad para constatar la imposibilidad de habitar sus calles. Es el caso
de Rosario López (Bogotá, 1970) y su obra Esquinas gordas, una serie de fotografías de
Bogotá, que los vecinos construyen para que los indigentes no se acuesten ni habiten cerca
de ellos.
fotografías”, 2000.
adolescentes que viven en barrios de habitabilidad precaria pero con deseos y sueños. Y
mostrará también la vida de los indigentes en la calle que actúan frente a la cámara, como
actúan frente al transeúnte asustado o desinteresado, para decirle que existen, que los miren
porque viven en ese momento aquí y ahora solo con su ropa, en La vida es una pasarela
51
Jaime Ávila. De la serie “La vida es una
En 1999 entonces, los proyectos de Mario pierden peso objetual y se localizan en el espacio
La primera de estas obras es Move Home (1999), cien carpas blancas abiertas para que las
ocuparan los visitantes de la Segunda Bienal de Mercosur en Porto Alegre, Brasil. Cien
carpas diseñadas de manera interdependiente; compartían sus estacas de tal manera que si
una o dos noches mientras duraba la bienal. Se armó una rara comunidad: en las
hacían como el de las sombras chinas con las linternas( Opazo-Gutiérrez, 2007 -
2012).
52
Me parece que la clave para pensar de manera “inclusiva”, es vivir atento al presente y por
esta razón la obra de Mario Opazo ocupa naturalmente nuevos espacios sociales. Move
un espacio entre su casa y sus deseos de conocer. Se trata de acoger por un momento a un
grupo en tránsito. Es como si la Bienal estuviera esperando, sin saberlo, una obra que
abrazara la comunidad; de hecho la escogieron para que viajara por todo Brasil.
Una palabra que se usa con frecuencia para referirse al arte contemporáneo es
lugar el pensamiento o las cosas. Se trata de ‘localizarse’ en medio del flujo del
pensamiento de la época al que Opazo está atento, para relacionarse con los demás. Estar
alerta a lo que él llama «la música ambiental». Cuando un artista está decidido a vincularse
con el movimiento de las ideas que están en juego en una sociedad, las obras de arte
Más allá de las discusiones sobre la pérdida de derroteros de la posmodernidad creo que
existe hoy una constante en esas transformaciones sociales a partir de los años sesenta,
por relacionarse con otros más allá de la familia, simplemente porque se han abierto las
siguen vigentes para un grupo, pero para otros es el terreno de la redefinición permanente.
53
Vernos tal como nos ven los otros puede abrirnos los ojos. Ver que los demás
Pero es mucho más difícil vernos entre los demás, como un ejemplo de las formas
que han adoptado en este lugar la vida humana un caso entre casos un mundo entre
Dirá Mario: «Me gusta el mundo en que vivo». «Siempre aprendo de los estudiantes». Esta
es una actitud de abrazar el presente; aun cuando algunas de sus obras invoquen el pasado,
¿Y cuáles son esos movimientos de cambio en los que Mario Opazo se instala? Pues los de
una sociedad saturada de información con una gran cantidad de agentes socializadores, que
Marc Augé habla de ir de la identidad a las múltiples referencias, del ‘lugar’ al ‘no lugar’.
Tal vez el término ‘no lugar’ se preste a malentendidos, aunque a mí me sigue pareciendo
clave porque es una manera de definir otros lugares diferentes a los lugares de identidades
fijas como la familia, la patria o la religión. El concepto de ‘no lugar’ visibiliza lugares de
paso, cines, salones de clase, amigos, calles, centros comerciales, la red, las novelas, los
cuentos, las canciones, lugares donde se puede ser anónimo mientras se atraviesan y
asimilan nuevos y diversos idiomas y referencias. Y también el ‘no lugar’ permite moverse
en espacios de fronteras abiertas en los cuales el orden normativo de una tradición o de una
54
El pensamiento de Marc Augé es más complejo que lo que estoy diciendo: plantea un
estar cerca de viajar de nuevo a Chile desde Colombia y sentir que tal vez en ambos lugares
55
divertidos, pero que a la vez hacen evidente el comprtamiento paradógico del hombre.
Vendo perico (2000) es una obra que revela los juegos del lenguaje de una cultura que
circulan entre múltiples interpretaciones de una palabra. A partir del asedio de tantos
anuncios clandestinos que invitaban a comprar ‘perico’, Mario Opazo resolvió imprimir
Cuando la gente llamaba, oía una grabación que decía: «si quiere perico, deje su nombre y
como un simulacro de jíbaro —Mario se vistió casi con la misma camisa y el mismo
pantalón durante un año— se encontraba con las personas interesadas en las exposiciones,
en las calles, en las universidades. Le hacían señas, Opazo sacaba la lista con los nombres
de los que habían llamado y, a cada uno, le entregaba un pequeño paquete con dos sobres
con polvos instantáneos: uno con café y otro con leche, y un objeto indispensable: un
pitillo. Y es que en Colombia se le dice ‘perico’ a la cocaína y también al café con leche de
tamaño pequeño.
56
Mario Opazo. Vendo perico, 2000.
Como él mismo lo dice, Vendo perico implicaba dos juegos extraños. Primero las personas
dejaban sus datos a pesar de que estaban participando en una oferta ‘ilegítima’, y luego lo
creaba tensiones entre lo legal y lo ilegal, entre el deseo y el miedo. En realidad entraban
Al recibir el paquete la gente se reía y seguían llamando para pedir «una nueva dosis de
perico». La obra cuenta con un archivo de fotos de todos los que participaron en el
Hay que decir que quedaron algunos pedidos sin entregar. Los pedidos de pericos
57
58
Vendo perico era un ejercicio didáctico y relacional. Por el contrario, El proyecto
resaltar aquí que la academia, y muchas veces la crítica, actúan con la idea de que todo
tiempo pasado fue mejor y en el presente no hay nada. Y el arte que explora los cambios en
de inconformidad con el retraso de la academia que entendía que todos los objetos
59
música ambiental” que rodeaba sobre todo a los estudiantes, me daba cuenta de
que los objetos se habían vuelto virtuales con el computador; se habían vuelto
Ya Cildo Meireles nos había enseñado que la botella de Coca-cola entra en una
privado.
Abrí entonces una electiva donde los estudiantes exploraban conceptos como
dibujamiento de los límites de las cosas. Se entrenaban para ver los objetos
iba bien pero, para no entrar en una discusión con los profesores, decidí demostrar
60
Mario Opazo. Proyecto Boomerang,
2004.
Lo primero que pensé fue enviar un objeto por correo. Encontré que FEDEX era el
sistema más responsable con los paquetes y, además, me permitía el lujo de vigilar
el mundo físico desde el otro, desde el virtual. FEDEX mandaba reportes: ciudad,
aeropuerto, bodega, hora. Además podía acumular todos esos datos para
Pensé enviar el objeto a un lugar muy lejano, a Australia por ejemplo – tal vez por
aquello de los pericos australianos – y, para alargar el viaje tenía que regresar, y
61
Imagen 3.10. Mario Opazo.
En este punto entonces tomé decisiones: desapareció la idea del objeto encontrado
contra de mi clase. Al parecer los estudiantes “no hacían nada” tal vez porque no
material que viaja todo el tiempo, que es forma pero también no forma porque con
frecuencia se acomoda en los espacios vacíos que dejan los objetos para
protegerlos.
62
Cuando recorté su forma en la lámina a partir del dibujo, me encontré con
dirección inventada.
hubiera podido volver por África: Tombuctú, Etiopía, Puerto Elizabeth, Teherán.
Esos reportes se convirtieron en paisajes para mí. El viaje de ida y regreso duró
63
En el museo expuse todo el proyecto: los reportes de viaje, la caja con sus sellos y
cambié el nombre de FEDEX por FEDEUX: creer en Dios. Todos los reportes de
Es curioso, pero aún hoy, toda una generación no confía en los espacios virtuales,
ver con un gesto propio. Puede sonar snob, pero creo que me di cuenta que la
civilización, con una era virtual. Una época que cree en lo que no se puede ver y a
esos cambios hay que hacerles una reverencia (Opazo – Gutiérrez, 2007-2012).
Boomerang era también un video. En él, Mario lanzaba una piedra contra un muro una y
otra vez. En Laguna (2004), un hombre se clava en el agua y sale de ella una piedra que se
sumerge de nuevo. Ambas obras son la conciencia de la repetición que afirma lo singular de
cada acto por encima de las leyes generales. La repetición es una trasgresión; presenta una
y otra vez un acto que es singular, y así se convierte en un manifiesto en contra de las
17
En Mil mesetas Gilles Deleuze y Felix Guattari reivindicarán la repetición como un triunfo de la
singularidad sobre la ley, sobre todo en el capítulo 11, el Ritornelo.
64
Mario Opazo. Boomerang. Video, 2004.
Quisiera resaltar aquí tres momentos claves del trabajo de Mario Opazo con los objetos,
antes de que los abandonara por un tiempo. O mejor antes de abandonar su presencia física
Primero, un encuentro con el objeto cultural. En 1999, como participante de una exposición
que se llamó La piel que mira, Mario Opazo tomó el camino de mostrar el imaginario
cultural dentro del cual se vive todos los días en una casa, como una piel que nos envuelve.
Cuentos infantiles y juguetes, un oso de peluche mirando una percha en la que colgaba un
mechón de pelo femenino, parecían exponer la vida de una familia que hubiera dejado el
65
espacio para que sus objetos hablaran por ellos de sus deseos y rituales que pasan
desapercibidos y se consideran tan normales, pero que expuestos así parecían el espacio de
Reconozco aquí ese espíritu de los objetos en el arte de los años ochenta, como Escenas de
un crimen de Pepón Osorio, una instalación donde el exceso de objetos son una declaración
también la reflexión sobre el gusto de la clase media de las obras de Jeff Koons, o las
fotografías tomadas por Sophie Calle de los objetos banales que encuentra en los cuartos de
un hotel. Y es que se pueden leer los deseos y la soledad de las personas en los objetos que
usan. Para Mario sobre todo es importante Tunga, el constructor de ficciones, y Cildo
Meireles, que para Mario es sinónimo de sinésis, y lo entiendo. La sinésis es ese efecto de
las hojas del té que interviene en las afecciones; los objetos de Meireles se infiltran con
tortura.
con algunos productos en fuga, una cuchara blanda, un platón mordido, un vaso con una
66
figura de mujer anoréxica, un tenedor y un radio deconstruidos, un puente entre dos tazas
de café: ¿Para qué sirven los objetos? para propiciar encuentros reales, para mostrar
desespero y rabia. Mario Opazo escribe un lúcido texto sobre esta obra del que extraigo
algunas frases:
Gestos de cansancio frente al arte como objeto estético, a los complejos procesos de
materialización que antes utilicé y que eran incoherentes con mi liviana tecnología
de vida. Gestos que surgen cuando nos sorprenden los contactos “reales”. Aparecen
mi no devoción por los lugares y las cosas, y de las conversaciones que sosteníamos
sobre la mortecina tristeza que recorre al mediodía los caseríos y las poblaciones
67
Mario Opazo. Simulacros. Objetos, 2002.
Y con ese sentimiento de cansancio, el objeto se vuelve música. En el 2003, gana el premio
del Primer Salón de Artistas Jóvenes patrocinado por los cigarrillos Kent. Con toda la
polémica que este patrocinio suscitó, Mario Opazo como si se hubiera percatado del
borró conservando las moronas del borrador y con ellas escribió la palabra Kent en braille.
Esta guía de puntos le sirvió entonces para construir en una caja de música.
68
Así las cosas, aburrido de los objetos, les quitó peso, los volvió gesto, percibió el vacío que
dejaban, los volvió música, me parece entonces que Opazo se preparó para entrar en otra
observación del espacio, se concentró en una premisa: “Hay cosas que me preocupan más
18 Me refiero aquí a la frase del protagonista de Bartleby, el escribiente una historia Wall
69
Mario Opazo. Ventilador. Presentado en Simulacros y en Hacer nada y en Expulsión del
Los traperos, escobas, canecas y baldes que encontró en el patio de la galería, los trasladó a
las salas. Intentaba no traer ‘arte’ a la galería sino esforzarse en observar y encontrar las
ventilador con una bandera que ya había usado en Simulacros, que en realidad era como un
poste que señalaba de nuevo que vivía en Colombia. “Esos ventiladores los conocí aquí, en
la tierra caliente. Para mí son una señal de vivir en Colombia”. Un video de él saltando
lazo, enfatizaba el estado de permanecer en una actitud activa pero suspendida en el tiempo.
Esta es una de las obras más importantes para mí en la trayectoria de Mario Opazo. Es una
manera de manifestar respeto por los espacios vacíos y por los objetos destinados a nuestro
70
tiempo para el arte; un tiempo para entrar en estados de aburrimiento, suspensión y de
silencio. Es una forma de invocar las imágenes latentes para que ocupen su lugar.
A veces el mundo digital usa definiciones útiles para explorar las más raras y sin embargo
muy próximas y permanentes emociones humanas. En las instrucciones del Windows 7 leo:
hibernación cuando se sabe que no se usará el equipo durante un largo periodo y que
rápidamente.
71
Mario Opazo. Altura. Video, 2013. “Un, dos, tres: Qué tal si un día decide detenerse en la
tarde y quedarse taciturno, quieto. Dejar que se muevan los hombres, los perros, las
chimeneas y las hojas, pero él posar quieto como un tronco. Qué tal un día liso, sin bordes,
72
Capítulo 4. Lo que es necesario recordar
«Esta es la historia de un hombre marcado por una imagen de la infancia». Así comienza
arrasado por la guerra y con desconfianza en el futuro. Una voz en off cuenta la historia de
humana»— y sin embargo encuentra una salida. La voz dice: «La única esperanza para
Para lograr encontrar esos pasadizos en el tiempo, era necesario entonces someterse a
experimentos mentales para «enviar emisarios a través del tiempo y así convocar al pasado
73
—Me impresionó su atrevimiento a la hora de movilizar las gramáticas visuales. Me
por vías distintas, con ritmos distintos, pero se encuentran en la vida del público.
Por supuesto mi interés por los archivos, por el cine ensayo, por asumir la creación
eso fue importante para mí. El fondo del aire es rojo, El último bolchevique, que
puedo decir, aprendí que la historia es un cuerpo con una herida y la memoria es una
Todos sabemos que el cine es imagen: encuadre, color, composición. El cine es sonido.
André Bazin dice que con el montaje, las imágenes entran en una narración temporal de lo
Yo diría que las imágenes fijas también permiten una narración temporal de lo visible; estar
frente a una imagen es estar frente al tiempo, dirá Didi Huberman, y esta frase busca
puntualizar que una pintura por ejemplo, arrastra la historia del arte, la memoria personal e
posibilidad de organizar las imágenes en otras redes de tiempos que se presentan de manera
simultánea. El diálogo, lo visual, el sonido, los silencios, lo que está fuera de cámara y la
plataforma que permite despertar imágenes que tiene dentro de sí, en un flujo de instantes.
Así, cambios de luz, sonido, frases, detalles de lo visible, todo esto en movimiento, se
74
convierte en una máquina para la sacudida, el sobresalto o el despertar súbito o lento de la
conciencia.
El cine le dio a Opazo lo que había estado buscando: la creación de un sentido que tal vez
las imágenes no tenían por sí solas y que resultaban únicamente de sus relaciones. Lo había
tiempo»; los nuevos medios con sus posibilidades lo permitían y por eso se convirtieron en
Chile de los setenta y el presente, entre la geografía, las noticias, viajar por La universidad
El cine le abrió otra posibilidad: tener presente a un público. Y es que en su obra había
entrado el cuerpo del espectador. Ahora entraba la conciencia de establecer un diálogo con
el público más amplio. Y no me refiero a ampliar el número, sino al uso del lenguaje
desconocidas, educadas pocas veces con imágenes artísticas y que por el contrario
75
participan del torrente de imágenes y de textos que vienen de la red, la radio, la televisión y
el cine. Creo que la lectura de Toni Negri le abrió la dimensión de lo público, que para este
autor no es un espacio abstracto o uniforme, sino el lugar donde las singularidades circulan
y se encuentran.
El cine también le dio herramientas para narrar con cierta distancia. Recordar u olvidar no
pensar en cuál es el pasado que se recupera, y para quién o para qué movilizar este tipo de
fuerzas.
Una vez Mario Opazo me recordó la definición de arte que Beuys propuso, y en ella afirma
que el arte es un experimento personal con el mundo pero que se hace público para que la
conciencia entre en movimiento ( Krüger,1979). Creo que esta frase de Beuys ha definido
la obra de Mario Opazo como una conciencia de que el arte es pensar y sentir en público.
sociedad recuerde.
20
Cfr. Werner KRÜGER, Todo hombre es un artista. http://bvam.cl/10/lugares/mac-p-
forestal/exhibiciones/werner-kruger/
76
Mario Opazo. Los anillos de Saturno. Fragmento del video, 2010.
Para inscribir lo que se considera significativo en lo público hay que tomar cierta distancia.
El sujeto presente en el pasado, pero a la vez distante, trae lo significativo de ese pasado a
de vincular sin tregua lo que es significativo mostrar o decir, van juntos. Al tomar distancia
encuentro con el público. Sus obras, a pesar de que parten de una anécdota personal, son
amplias zonas geográficas del planeta y las preguntas del cómo habitarlas.
El cine alimentó sus propias propuestas cinematográficas. Las ha llamado video ensayos o
colombiana de fútbol en 1989, para explorar proyectos fallidos como por ejemplo exilados
chilenos tratando de fabricar vino en Colombia, una banda de rock sin conciertos ni fanes, y
el detonante de este video que fue una experiencia personal: en un viaje a la Patagonia para
observar los delfines, Opazo, ya de regreso en el barco, resolvió darle vueltas a sus
77
preocupaciones y a las tareas que le esperaban en Colombia y anotarlas en una libreta de
apuntes. Cuando llegaron a tierra un marino emocionado le pregunta si había visto los
delfines que acompañaron el barco durante todo el tiempo del viaje. Opazo no los había
mirado hacia afuera. El final de Perder es ganar un poco es una frase de John Lennon: «La
Sin equipaje (2004) es un video de una hora. Las imágenes de archivo le ayudaron a
construir una historia que se instala entre la vigilia y el sueño, entre la dictadura chilena y el
presente.
Video y Julieta (2005) es un video de ciento nueve minutos —un banco de imágenes— que
Las imágenes, y sobre todo las voces históricas de referencia como Walter Lantz el
dibujante del pájaro loco, la voz y la imagen de Beuys, la voz de Fidel Castro hablando del
Che, se ven hostigadas por una cámara que prácticamente sigue a una estudiante joven y
bella que lo guía en medio de las ‘papas bomba’, los proyectos de grado y los allanamientos
De ahí que, sobre todo a partir del 2005, el cine alimentara los videos, separados de las
instalaciones de las que habían hecho parte, con imágenes nítidas y acciones precisas.
21
Cfr. https://vimeo.com/45549786
78
Imagen 4.5. Mario Opazo. Creación de Adán. Video, 2005.
fragilidad y máquina22.
Detengámonos en la estructura de los videos producidos a partir del 2005: Opazo usa su
Se trata de actividades básicas como cavar, caminar, contemplar, conectar todos los
surrealistas, como dar botes, armar un violín o auscultar un faro. Es decir, los videos son el
registro de lo que hace frente a la cámara fija. En Scarabeus Sacer (2006) por ejemplo,
Opazo escala una duna y al llegar a la cima se entrega a caer una y otra vez, montaña abajo,
dando botes. Aquí la repetición hace evidente el juego, el síntoma y también abre una
22
Cfr. https://vimeo.com/44988173
79
Mario Opazo. Scarabeus Sacer. Video, 2007.
En los años setenta, vimos a los artistas vigilando su propia presencia con una cámara de
video fija como testigo. Era un experimento primero con el cuerpo, y segundo con el
reconocimiento del espacio. Vimos a Bruce Nauman recorriendo los rincones, las paredes y
el techo de un cuarto, y a Georges Baldessari cantando los principios del arte conceptual de
Sol LeWitt. Estas acciones son un planteamiento sobre el cuerpo como presencia y resultan
persona ha sido por siglos excluida de los discursos; banalizada. Cuando se habla sobre arte
por ejemplo, la voz se escucha si se expresa teóricamente. «No soy un sujeto teorizado», así
empezó una charla la artista colombiana María Elvira Escallón, como para enfatizar que iba
a hablar desde su experiencia. Soy yo el que estoy aquí contando la historia por encima de
derecho a recordar.
80
Por otro lado, en estos videos están presentes los instrumentos que usa para captar la
herramientas son protagonistas de sus videos. También están presentes el viaje, los barcos,
los automóviles, el tren, los morrales. Otra manera de decirlo es que los videos a partir del
2005, son el registro de lo que hace y de cómo lo hace. Mi devoción por Georges Perec me
impide no recordarlo porque en sus libros exhaustivamente muestra desde dónde escribe y
qué está haciendo, revelando entonces un espacio cercano que sin embargo no vemos.
Sus videos separan la imagen del sonido y lo rescatan en su azar expresivo. Se trata de un
sonido agigantado en la lentitud. El río, el viento resultan cuerpos. Algunos videos incluyen
textos, que impiden que el espectador se distraiga y lo amarran para que participe en la
Escribo este libro en el 2013. Desde hace poco más de dos años el Estado colombiano
reconoció oficialmente que hace más de cincuenta años hay conflicto armado en el país; un
81
conflicto con víctimas que necesitan reparación. Se cumple, no sé si a medias, con la
cotidianidad de la guerra y al silencio de las víctimas. Todo esto escrito en el 2013, lo que
me permite decir entonces que en el 2005, Mario Opazo puso por primera vez frente al
23
Cfr. «¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad». Informe general. Grupo de memoria
Histórica. http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/
24
Gutiérrez Natalia. “un lugar en el mundo” (2006) en 40 Salón Nacional de Artistas.
Bogotá: Ministerio de Cultura. Pg 127. Y en
http://nataliagutierrezecheverri.wordpress.com/2012/07/12/un-lugar-en-el-mundo/
82
Mario Opazo Olvido de arena. Video / objeto. Un lugar en el
Mario Opazo lo presentó por primera vez en Tunja en la casa de Don Juan de Vargas, una
casa del siglo XVII, en un cuarto con pinturas murales y cajas antiguas. Presentó el video y
una caja con la palabra olvido, escrita con el dedo sobre arena.
En el video, Opazo llega a la orilla del río Magdalena, el río que atraviesa el país. Cava un
hoyo en la tierra para enterrar una caja. Escribe sobre ella la palabra olvido, luego la
desentierra y se va, llevándola cargada en los hombros. El sonido del río era el
protagonista: era una frase exagerada que obligaba al oído volver a oír a la naturaleza que
Volver al río Magdalena fue una revancha con mi trabajo anterior que planteaba una
soledad. En el trabajo anterior fui más turista que viajero. La diferencia, según
Renato Ortiz, es que el viajero construye puentes entre su lugar de origen y el lugar
83
que visita. Entonces, sentarme en la arena a ver el río pasar construyó puentes en mi
Acampé en una playa cerca de Flandes, con una cámara, una pala y una caja por si
olvido escrita en arena. Después, le soplé resina para conservarla. Como puede ver,
manera más precisa, el video es el lugar donde se fugaron mis objetos (Gutiérrez,
2006: 151)
Decía en su momento y lo vuelvo a decir aquí, que veo Olvido de arena como el trabajo de
alguien paradójico, a quien le interesan los grandes problemas económicos y políticos del
país y sin embargo renuncia a ser un héroe y se refugia en acciones simples y repetitivas.
Gutiérrez, 2006:152).
la idea de Michel de Certeau que permeó las discusiones después de mayo del 68,
apostando por la creatividad de un sujeto sometido al poder del aprendizaje cultural. Somos
pensados por la cultura pero sin embargo ¿quién podría cambiarla?, un sujeto, que en medio
84
del horario mecánico y de sus actividades oficiales se desvía, se evade, se esconde, o se
dedica a una actividad simple que le permita asumir el espacio en que se vive con mayor
claridad. Un sujeto común, no un héroe. Los heroísmos son una idealización que finalmente
es un acto de violencia porque borra las particularidades, las fragilidades y las dudas.
Olvido de oro (2006) es un gesto que se inscribe en un muro. La palabra olvido en oro es
incrustada en las paredes de bahareque y cal de una un casa colonial en Bogotá. Olvidos:
ríos, patrimonio, víctimas. Tiene razón Alejandro Burgos cuando dice sobre la obra de
Opazo: «La inmensa responsabilidad epistemológica que la imagen otorga al artista está
Opazo ha desarrollado videos desde el 2005 hasta hoy, pero en medio de este proceso
también se incluyen simbólicamente todos los grupos indefensos que intentan sobrevivir en
medio de la guerra. Se trata de La Expulsión del paraíso una obra que se presentó en el
Premio Luis Caballero, en su quinta versión, en el 2009. Este concurso está concebido para
artistas de más de 35 años, con proyectos pensados en ese momento para la Sala de la
Galería Santa Fe de Bogotá, una sala muy grande y curva. La Expulsión del paraíso fue la
85
El espectador entraba a la sala por una pequeña puerta y la iluminación creaba la sensación
Si la memoria fuera una cosa, en mi caso sería un barco, oscuro como los bosques,
fugitivo como la niebla, inestable como la arena, invisible como el olvido. Un barco
como buscando a mi abuela en lo profundo y una que otra cosa traída de los puertos
memoria fuera una cosa, en mi caso sería un barco de madera, con finas cuerdas de
desaparecidos y al otro lado del mundo un palestino y un saharaui. Sería liviano, sin
Gobernado por un capitán ciego que, a cada paso, robaría la luz de los faros para
En el centro de la sala, Opazo dispuso un camino de video objetos. Para empezar, una
pantalla inclinada, mostraba un video, Piel, en el cual Mathala Salemh le enseña a Opazo a
usar el zam, el turbante que protege del desierto al pueblo Saharaui25. Luego, Opazo,
envuelto en la bandera de Chile, grita con un megáfono en el desierto: «Cuando era niño mi
25
Amargo como la vida (2008) es una película que Mario Opazo realizó en los
campamentos de refugiados saharauis.
86
madre me envolvía en la bandera de Chile para protegerme de las balas de los militares, el
día 11 de septiembre. Cuando era niño, durante el golpe de estado, mi madre me envolvía
en la bandera de Chile para protegerme de los golpes de los militares. Cuando era niño, mi
Bien dice Juan Fernando Herrán, uno de los jurados del concurso, que la obra, entre otras
cosas, es una respuesta ante la violencia política sobre el débil27. La voz de Opazo queda
como una llamada que recuerda el 11 de septiembre chileno y abre un espacio para entrever
26 http://vimeo.com/42806491
27
Los jurados del Premio Luís Caballero en su quinta versión fueron Juan Fernando
Herrán, José Roca y Víctor Laignelet y le dieron el premio a la obra La expulsión del
paraíso. Cfr. Varios autores (2010: 17).
87
Piel (2008) es un video que recuerda también experiencias personales de Opazo con el arte.
Una de ellas es su amistad con el artista brasilero Paulo Bruscky, y sus conversaciones y
experiencias con las telas del famoso proyecto “Parangolé” de Hélio Oticica. Usar el manto
de los bailarines de las escuelas de samba, se convierte en un vínculo, en una interfaz, dirá
Pinochet, las mujeres madres, decidieron que una buena manera de proteger la
integridad de sus hijos niños, era envolviéndolos con la bandera de Chile. Los
Siguiendo con el recorrido de Expulsión del paraíso, los video-objetos creaban una especie
estaciones de la memoria en el piso. Una bandera inclinada sobre una lápida era «como la
perfumero árabe y dos libros: uno sobre la historia de Chile, abierto, y el otro sobre
88
Y al final había un muro de ladrillo. Detrás de él, Opazo permanecía sentado durante todo
el día con los ojos vendados, de espaldas al público. En la frente una linterna. A veces
Ya antes habíamos escuchado este sonido sin sospechar que la campana era tañida
vulnerabilidad invade el espacio e incluso nuestro cuerpo. Una alarma que nos
muestra y nos enfatiza que las situaciones aludidas anteriormente no son retóricas
sino que tienen su origen ya no en una imagen sino en personas como nosotros.
Siguiendo con la reflexión de Herrán, se podría traer aquí otra cita: «¿Por quién doblan las
campanas? Doblan por ti». José Roca aborda la obra desde la biografía:
Expulsión del paraíso cristalizó temas que han aparecido en la obra de Mario Opazo
exilio […]. En muchos sentidos la obra era un autorretrato, era la puesta en público
2010: 21).
89
Mario Opazo. Expulsión del paraíso.
Víctor Laignelet nos hace ver que Expulsión del paraíso se instala en la paradoja de habitar
misma «que tiene como patria la memoria» permitiría, según Laignelet, «un regreso al
verdadero origen creador de nuestro propio destino» (Laignelet en Varios autores, 2010:
17).
Y Laignelet tiene razón, pero quisiera evadir la metáfora e intentar ‘abrir’ las tácticas de
esta obra para describirla en su complejidad. La obra hablaba desde una fractura, y el texto
precisaba, sin lugar a dudas, lo que el artista quería hacer: citar una masacre que los
colombianos conocemos muy poco. La de los sindicalistas chilenos cuyos cuerpos eran
Como espectadora de esta obra sentí que presentaba la noticia a un espectador como yo, en
Colombia, con una memoria de desaparecidos y muertes políticas no solo olvidadas sino
fuera de la narración histórica y fuera del imaginario. La forclusión es sacar del imaginario
siniestro cercano a lo familiar, intimida y por lo tanto se condena a un lugar de la psique sin
90
imagen y sin voz. Estos recuerdos se olvidan tan profundamente que no es posible creer que
recuerda. Por eso las nuevas generaciones no pueden creer que los genocidios y masacres
hayan sucedido.
No había lugar a equívocos. El texto era una noticia que debíamos recordar. Sin embargo
lenguaje que la memoria, la experiencia y la historia del arte puedan combinar. La violencia
es una zona de catástrofe dirá Nelly Richards, donde naufraga el sentido. Esta obra emerge
de una fractura y necesita los vínculos de la imaginación que como un capitán ciego recoja
las almas de los muertos. Por esta razón, por poblar el espacio con objetos e imágenes
condenado a presentar la violencia como un nuevo exotismo. Expulsión del paraíso era una
91
Mario Opazo. Solo de violín. Video, 2010.
En el 2010, Opazo viajó a los mares del extremo sur del continente americano; al Cabo de
Hornos. Allí realizó varios videos. Solo de violín, empieza con un texto:
En 1973, en Chile, algunos hombres fueron desterrados a las islas del fin del mundo.
Nunca regresaron. Allí el paisaje tiene nombres tristes: Golfo de Penas, Bahía
Última Esperanza, Isla del Muerto, Península de la Desilusión. El viento busca a los
desaparecidos con furia. A veces grita sus nombres y los escribe en el aire de Bahía
Inútil.
Opazo, frente al mar, se dedica a armar un violín y a elevarlo de tal manera que el viento
estrelle el arco contra las cuerdas. Es clave ver aquí la relación entre sonido y duelo. Al
contrario de lo que se cree, el duelo no se trata de olvidar sino se trata de hacer más
presente lo que se perdió, para volverlo recuerdo y eventualmente historia. Este sonido del
violín tocado por el viento, es un sonido mecánico, primario, está allí para intentar convertir
el olvido, cualquiera que este sea, en presencia de nuevo, en parte del presente.
92
Mario Opazo. Caleuche. Video, 2010.
En su viaje Mario Opazo encontró todo un territorio que se dispuso describir. Por ejemplo
fantasmas del mismo hombre, insisten en una infructuosa repetición: Caleuche (2010).
Y viajó hasta el Faro del Porvenir en Tierra de Fuego. Secreto parte 1 (2010), comienza
con un texto: «Y el viento dijo: Quiero llegar Al Faro del Fin del Mundo y llamar a gritos
desde ahí a los desaparecidos». La cámara muestra a Opazo frente al mar y luego da cuenta
de un cementerio de huesos de gaviotas; la luz del faro las enceguece y, empujadas por el
93
Mario Opazo. Secreto 2. Video, 2010.
En Secreto parte 2 (2010), Opazo golpea sistemáticamente la estructura del faro con un
hueso de gaviota. El sonido de estos golpes y el roce del viento, son grabados por un
micrófono de contacto. El sonido y duelo: El sonido es una capa más arcaica que la visión,
evoca imágenes infantiles sin palabras: imágenes fantasmagóricas: ¿Si oyó ese ruido? la
madera que cruje, el viento que silba, el réquiem. Este es un duelo excéntrico, desplaza el
geográficas extremas y sus acciones mínimas parecen obedecer a un desamparo, a ser rehén
de una comunidad que lo habita, que lo obliga a decir: la infancia y también la historia
incomprensible.
94
Mario Opazo. Los anillos de Saturno. Video ensayo, 2012.
recorrido sino un viaje. Los anillos de Saturno son partículas de hielo y polvo que giran
alrededor del planeta. Los anillos de Saturno de Opazo son restos de imágenes de viaje que
quedaron sin editar. En el video, los géiseres de la Patagonia, la gente que se baja en
estaciones en medio de un espacio infinito, el viento, los barcos, las casas con grafiti que
denuncian torturas, la televisión del bus con sus películas norteamericanas y sus noticias,
todo esto gravita alrededor de la historia de Chile de los setenta y de hoy. Raymond Carver
le pide a la literatura que nos traiga noticias sobre el mundo. Poco descritas, las noticias
sobre el extremo de la Patagonia en este video resultaban noticias que describen también un
De todas maneras como Opazo está comprometido con una ecología del habitar y de las
relaciones, tal vez en el viaje, no lo sé, reflexiona sobre el amor. Canción de amor son tres
videos. El protagonista parece ser un hombre que está presente y enfrenta el asunto de las
relaciones: Sube por una montaña y la tierra movediza hace su ascenso casi imposible.
95
Tantea a ciegas un cuarto y sus obstáculos, para finalmente rendirse y entender que
Imagen 4.20. Mario Opazo. Canción de amor 1, 2 y 3. Fragmentos de los tres videos, 2012.
96
Capítulo 5. Máquinas de la duración
97
Mario Opazo. La primera máquina de la duración y fin de la
98
El 2012 es el año de las máquinas de duración. Opazo retomó con fuerza los objetos
olvidados para que hicieran presencia, como una protesta, como una marcha de personas
que protestan y ocupan el espacio público. Teniendo como excusa la presentación del
Opazo decidió reflexionar sobre su lectura de Materia y memoria de Henri Bergson y sobre
Como espectadora de estas máquinas tengo que decir que vi la primera, Primera máquina
¿Alguien recuerda los casetes de VHS? Hoy, inservibles, se arruman. Cuando la tecnología
entra rápidamente en desuso las imágenes que están guardadas ‘adentro’ de esas cajas
99
negras, rectangulares y selladas, no se vuelven a ver. No se revisan. ‘Cajas negras’, así
llamaron los diseñadores industriales de los ochenta a toda esa forma de la tecnología made
in China, uniforme y objetiva, sin un pequeño guiño en su forma que diera cuenta de su
contenido.
Esta máquina me pareció entonces como un tren con una carga de casetes, esperando en
una estación para que fueran revisados. Era una máquina con presencia escultórica,
‘testigo’, dirá Mario, que recogía toda una memoria audiovisual acumulada; estaba allí para
ser inspeccionada, pero no para sacar a la luz toda esa memoria: La máquina era un
escenario para ver la imagen más precisa, que para él es necesario insertar en el presente.
documental dirigido por el realizador chileno Patricio Guzmán (Santiago, 1941). Este
documental está constituido por tres películas que relatan los hechos ocurridos en Chile
entre 1972 y 1973. Es un documento filmado en el momento mismo que suceden los
hechos.
Antes del fin de la primera parte, un militar le dispara al camarógrafo y como él está
grabando en ese momento los acontecimientos, registra entonces su propia muerte. Se trata
La máquina entonces sirve para proyectar ese instante. Y también para reflexionar
intervalos. En este instante preciso de la película, la paradoja que plantea Opazo se refiere a
la muerte frente a la cámara que se convierte en secuencias de instantes, dejando ocultos los
100
intervalos entre esos mismos instantes, donde la muerte —o quizá la resurrección—
fascista encabezado por Augusto Pinochet, quien hasta el año 1990 permanecía en
presidente Allende.
101
En el minuto 90 aproximadamente, el editor de La batalla de Chile termina la
primera parte, introduciendo el que sería el último plano no solo del documental,
Mario Opazo descompone el plano: Gritos. El militar levanta la mano con el arma y le
humo del cañón. La cámara se mueve en diagonal, torpe, expulsando lentamente del plano
son disparos.
Los últimos fotogramas son destellos de luz, una luz reventada que deja ver el grano
destello de luz revienta el ISO sensible de la película, el medio mismo como figura y
editor escribe con letras mayúsculas: «FIN DE LA PRIMERA PARTE». La mirada fue
102
Hay que detenerse y decir aquí algunas palabras sobre la duración. Es un proceso de
permanece inactual, contraído (Deleuze, 1987: 63). Como un resorte, este tiempo está
Ese proceso de transformación que ha estado allí, se actualiza porque del presente surge
una invocación, una urgencia. El sujeto necesita ese preciso instante del pasado, para
Es importante anotar que la duración no es indivisible; en realidad esa fuerza, ese devenir
que permanece en el proceso cognitivo del sujeto desde la infancia, muta, cambia de
Por eso Mario Opazo nos presenta con urgencia esa escena donde un militar mata a un
camarógrafo. Es una alerta para ver de frente los sistemas totalitarios. Pero también lo hace
con la conciencia de que esa huella indeleble muta, y por eso esa imagen se presenta de
horizontalmente y entonces la escena entra y sale del plano; la estira «hasta llevarlo a la
quietud y fijarlo en el espacio» (Opazo, 2013 wordpress). Una escultura negra proyectaba
una tela virtual con la memoria de Opazo, la historia de chile, un homenaje a Patricio
Guzmán, a Jorge Müller, Carmen Bueno y Leonardo Henrichsen; a Chris Marker. Pero
como espectadora lo que entendí es que esta maquina de la duración es una invitación muy
delicada al espectador para que se atreva a recordar, y a mostrar, porque al mostrar el duelo
se vuelve recuerdo e historia y se crean redes de empatía para confiar y decir que
103
Mario Opazo. La segunda máquina de la duración / Imagen-tiempo / Sobre la dificultad,
2012.
alquimia. Y no podía ser de otra manera, porque se trataba de una reflexión sobre el afecto.
Más que ninguna otra ‘cosa’, el afecto es plástico, pasa de la forma a la no forma y se
Quiero entrar en esa máquina por un video grabado en una playa, donde Opazo espía a un
padre y a un hijo que comunican su afecto sin palabras, a través de pequeños toques, y
risas.
En la ‘máquina’, este hijo, un hombre joven, se convierte en un náufrago en toda una serie
de frascos de laboratorio, tal vez para visualizar la pregunta sobre esa relación rara de la
que se habla casi siempre con estereotipos, precisamente, la relación padre, hijo.
La duración para Deleuze, esa materia de la que están hechas las emociones y que se instala
desde las primeras experiencias del sujeto, cuando se invoca, no aparece tal cual como la
primera vez, sino que se rehace de nuevo. Opazo presenta el video y frente al espectador se
hacen evidentes los complejos canales del afecto. Opazo observa la escena sin intervenir en
ella pero lanza un llamado, con un poema de Pablo Neruda: Para que tú me oigas.
104
.
2012.
de objetos en los que sobresale un archivador metálico sellado. Un aparato ciego. Esta
máquina parece construida con los restos de objetos de una universidad o de un juzgado.
Opazo, en El perro estúpido y las imágenes que nunca hice, el libro que escribió en el
2008, y al que hemos hecho referencia, ha considerado que las fotografía del álbum familiar
no dan cuenta de las huellas de la infancia. La fotografía del álbum familiar muchas veces
es ciega a los verdaderos acontecimientos. Sin embargo otros registros permanecen en él,
105
106
Mario Opazo. La tercera máquina de la duración / Los desaparecidos/Imagen memoria,
2012.
2012.
Al lado del archivador, una cámara de vigilancia recoge las imágenes del entorno, incluso
las del espectador, que son capturadas por la cámara e inmediatamente reproducidas en un
desaparecidos.
quiero decir, creo que el es lo suficientemente respetuoso para no hablar de Colombia, que
el espectador colombiano se superpone en sus nombres. Quiero pensar que algún día el
107
En esta “máquina, el sonido es un balde de hojalata que emite una grabación con los días de
lluvia del sur de Chile. El azar, los nombres y el sonido, son la materia que permanece más
Opazo (2012), transferido por fotograbado en una placa de zinc. La placa se sumerge en
La última máquina de la duración es silencio. Sigo las huellas de Deleuze y hay que decir
que la duración, esa materia de experiencias que constituye el universo psíquico del
individuo, a veces usa la imaginación para actuar, para plantear los problemas de los que es
necesario hablar, para romper el velo de las ilusiones, y para presentar los problemas más
que en el espacio, en el tiempo.28 Pero también esas huellas que permanecen y mutan
necesitan guardar las imágenes en una caja, no verlas por un tiempo y abrirse al silencio,
Termino pues este libro como empecé. Mario Opazo tiene hoy 44 años y está frente a un
nuevo comienzo. Es probable que, Chile, abuelos, padres, Tomé, Colombia, relaciones
restituir su voz.
28
En El bergsonismo, Gilles Deleuze comienza su reflexión sobre Bergson con la intuición
como método: «La intuición plantea los verdaderos problemas, tal vez sin resolverlos;
rompe con las ilusiones descubriendo las diferencias no de grado sino de naturaleza;
plantea los problemas en el tiempo». (Deleuze, 1987: 9-34).
108
109
Cronología de Mario Opazo
1969. Mario Opazo Cartes nació el 29 de mayo, en Tomé, VIII Región del Bio Bio, Chile.
Hijo mayor de Violeta Cartes Ramírez y Mario Ómar Opazo Gutiérrez, estudiante de la
hermano menor, Ómar, quien falleció con apenas tres meses de nacido.
1986. Mario Opazo y su madre salen de Chile y llegan a Colombia para reunirse con su
padre.
------ Hace parte de la Primera Exposición de Fotografía “Bellas Artes”, Universidad Jorge
110
------ Recibe la Beca de Excelencia, otorgada por el Comité de Becas de la Universidad
1991. Casa caza de pescado. Mención de Honor en el Primer Salón de Arte Universitario
Tabio, Cundinamarca.
------ Presenta esculturas en metal y piedra en la exposición “Última obra”, Galería Santa
------ Los fusilamientos, video instalación. Colombian coffe es seleccionado para el 5 Salón
Taller, Pereira.
------ Recibe el Premio Excelencia Académica Jorge Tadeo Lozano en la Universidad Jorge
111
------ Ferrocarril recibe el Primer Salón de Pintura Joven, Galería Santa Fe, Planetario
Distrital, Bogotá.
------ Jaque mate a lo capablanca, Un muelle Americano para Andy Warhol, Cojines para
Tercera Bienal de Arte Museo de Arte Moderno de Bogotá. Recibe Mención de Honor.
------ Conoce la obra de Chris Marker quien será más tarde influencia en su trabajo de
video-ensayo.
Artistas, Bogotá.
------ Casa, caza de pescado, primera exposición individual en la Galería Santa Fe,
Javeriana, Bogotá.
------ Más aire de París participa en “Ver o reverso”, Muestra de Arte Joven
112
------ Expone en la exposición “Melancolía”, Museo Universidad Nacional de Colombia,
Bogotá.
------ “Dibujos instalados por el Capitán Scott”, exposición individual en la Galería Arte 19,
Bogotá.
1994. La caja de música dibujos. Exposición individual en la Galería Arte 19, Bogotá.
Bogotá.
------ Hace parte de la muestra “Arte para Bogotá”, con el proyecto Estanque. Galería Santa
Fe, Planetario Distrital, Bogotá. «Arte para Bogotá era ese cubo de cristal azul que yo
diseñé y Valbuena resolvió el piso con los cocodrilos de cemento que él hacía. Unos
------ Exposición “Un contenedor de espacio a finales de siglo”. Galería El Museo, Bogotá.
Esculturas de metal que eran como piezas de máquinas oxidadas. Curaduría de Raúl
Cristancho.
113
------ Ferrocarril participa en “Arte y Tecnología”, Corferias, Bogotá.
memoria de Giselle Laignelet, quien había sido su compañera durante cuatro años. Museo
------ Un planeta para Giselle en exposición “Hay pulso”, Galería Carlos Alberto González,
Bogotá.
1996. Ícaro González, instalación, recibe el Primer Premio del 36 Salón Nacional de
------ Construye su casa de retiro en San Agustín, Huila, en terrenos vecinos al Parque
Arqueológico.
------ Magdalena llora, instalación, se expone en la Quina Bienal Museo de Arte Moderno
de Bogotá.
1997. Ingresa nuevamente como profesor de la Facultad de Artes, Universidad Jorge Tadeo
------ 1 y 200 libros hace parte de la muestra “Libro objeto”, Museo de Arte Moderno de
Bogotá.
114
------ A las 6 se fue Rebeca, instalación en La Estación de la Sabana de Bogotá, en el marco
llora para el proyecto editorial “Platform”, Canvas International Art, Ámsterdam, Holanda.
Corferias, Bogotá.
------ Expone en “La caja blanca”. Taller Maestro Germán Toloza, Bogotá, donde se
------ Dibujos de la serie La caja de música participan en Primer Salón de Arte, Centro de
Candelaria, Bogotá.
------ Cebo para comentaristas de Arte hace parte de la muestra “Emergencia”, Museo de
115
1999. A finales de este año retorna a Chile por segunda vez después de diez años.
------ Piel que mira se expone en la Galería Carlos Alberto González, Bogotá.
------ Con Ícaro González participa en la exposición “Primeros Premios en los Salones
------ Participa en “Hitos del Arte Joven”. Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá.
------ Move Home se expone en la Segunda Bienal de Mercosur, Porto Alegre, Brasil.
------ Conoce a Paulo Bruscky en el Festival de Arte de Porto Alegre con el que establece
Bogotá.
------ El mundo al instante se expone en “Otra cosa es adentro”, Casa Laboratorio para
Artistas, Bogotá.
------ Oasis para anoréxicas se expone en “Sale”, Calle Vía del Sol, Bogotá.
116
2001. Plato mordido participa en la exposición “El objeto paradójico”. Museo de Artes,
------ Exposición “Lugar de residencia”, Galería Santa Fe, Planetario Distrital, Bogotá.
Colombia, Bogotá.
ASAB, Bogotá.
de Valparaíso, Chile.
Santander .
------ Alunizaje con rueda de bicicleta se expone en “90 Desplazamientos”, Museo de Arte
Moderno de Bogotá.
117
------ Caritas de bienestarina recibe el Primer Premio, Salón de Arte Bidimensional,
Museo, Bogotá.
------“Perder es ganar un poco”, Bogotá, muestra curada por el Latin American Cinema
2004. Sin equipaje, largometraje video digital, 60 min., sala Los Acevedo, Museo de Arte
dos intentos para decir lo mismo”, Museo de Arte Universidad Nacional de Colombia,
Bogotá.
norte, Bogotá.
118
2005. Laguna se presenta en la exposición “Señales de humo”, Fundación Valenzuela y
Klenner, Bogotá.
------ Video y Julieta .Video ensayo en video digital, 109 min. Realizado en la Universidad
Plásticas.
------ Olvido de arena se proyecta en la Casa de Don Juan de Vargas en Tunja (2005) y en
------ Invitado como curador, en el marco de la exposición “Un lugar en el mundo”, para
organizar un salón con un proceso pedagógico de escultura. Opazo invitó varios estudiantes
Bogotá.
Avendaño, Bogotá.
119
------ Exilio en el árbol video objeto presentado en la exposición “Enchufado”, Galería
------ Anatomía humana, performance, presentado para la exposición “Bordes del dibujo”,
------ Lápiz Mirado participa en la exposición “147 Maestros” Museo Universidad Nacional
de Colombia.
------ Olvido de fuego recibe mención en el Salón del Fuego, Fundación Gilberto Alzate
Avendaño, Bogotá.
------ Tríptico del odio participa en Artbo 06, Feria de Arte de Bogotá.
Colombia, 2006-2007.
------ Scarabeus Sacer, Olvido de arena, Exilio en el árbol y Mar de la tranquilidad hacen
Bogotá.
120
------ Olvido de arena y Tríptico del odio participan en “Reencontres International
------ Territorio fugitivo, que incluye Scarabeus Sacer y Olvido de arena, se proyecta en la
------ Al otro lado del espejo se presenta en “La Otra”, Feria de Arte Alternativa de Bogotá.
------ Olvido de arena se expone en “Caja Negra, Cubo Blanco”, ARTEBA 07, Feria de Arte
de Buenos Aires.
2008. El perro estúpido y las fotos que nunca hice, libro escrito por el artista a lo largo de
varios años del colegio, es publicado por la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
------ “Territorio fugitivo”, Exposición individual donde se proyectan los videos Scarabeus
París, Francia.
------- Recibe el Premio Nacional Otto De Greiff a Mejores Trabajos de Grado (como
121
------ Viaja a Argelia a los campamentos de los refugiados saharauis en Tinduf donde
------ Participa en el Festival Toronto Latin Media Festival, Toronto, con Video boomerang.
------ Amargo como la vida, video cine, se proyecta en la sala Los Acevedo, Museo de Arte
Habana, Cuba.
2009. Expulsión del paraíso, video instalación y performance, recibe el Quinto Premio Luis
Bogotá.
------ Video boomerang se expone en “Espacio Enter”, Tea Tenerife Espacio de las Artes,
Canarias, España.
------ Viaja al Amazonas entre Leticia y Puerto Nariño Colombia para realizar su obra Un
sitio en la tierra.
122
2010 Viaja a los mares del extremo sur del continente americano, al Cabo de Hornos. Allí
realiza los siguientes videos: Solo de violín, Caleuche, Secreto 1 y 2 y Los anillos de
Saturno.
Francia.
------ Recibe el Premio Nacional Otto De Greiff a Mejores Trabajos de Grado, como
------ Solo de violín, video instalación, participa en el Primer Premio Bienal, Fundación
------ Danubio azul, video, se expone en la Sala Macaregua, sede UIS Bucarica,
Bucaramanga.
Beltrán.
------ Primera máquina de la duración, Fin de la primera parte, video objeto, y Segunda
123
2012. Cuarta máquina de la duración es el proyecto con el cual se gradúa como maestro en
------ Funda el Laboratorio Experimental de Video “Lunes de luz” junto a Diego Aguilar,
han ido desarrollando obras de video colectivas e individuales, entonando con rigor crítico-
Bogotá.
Nacional de Colombia.
------ Invitado especial a la BIM Bienal de Imagen Movimiento, Buenos Aires, Argentina,
124
Bibliografía (T1)
Bogotá.
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