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Características bíblicas de un líder cristiano

Introducción

Debería enfatizarse al inicio de este estudio, que estamos tratando este tema, no porque el escritor se ve a sí
mismo como el ejemplo perfecto de un líder cristiano o de su madurez, sino porque este es uno de los elementos
que más faltan en el iglesia de hoy y porque las cualidades de una madurez espiritual son muy determinativas en
la vida de la iglesia y de la sociedad como un todo. Esta serie de estudios se desarrolló originalmente, porque
advertí la necesidad de estas cualidades en mi propia vida y en mi ministerio en mi posición de liderazgo como
pastor o maestro y líder de los hombres.

Estos estudios se desarrollaron en ambiente de entrenamiento de equipos para hombres para su rol como líderes
de la iglesia, como padres y como miembros efectivos de una sociedad que necesita desesperadamente ver
cómo debe ser un cristianismo bíblico auténtico. Uno de los motivos para este estudio fue una serie de videos
que compré, llamados «Motivación / Liderazgo», de uno de mis maestros del Seminario de Dallas, el Dr.
Howard Hendricks. Uno de los videos lleva por título «Características de un Líder Cristiano». Y, como lo
sugiere el nombre del video, fue muy motivador para mí para desarrollar una serie de estudios sobre este tema.

Las cualidades que debieran caracterizar, a través del tiempo. Es el elemento bíblico / espiritual, al menos en
parte, que hace que las marcas del liderazgo cristiano sean cristianas. a los líderes cristianos, también son las
marcas de la madurez espiritual, tal como se describen en la Biblia. Aunque todas las cualidades que se
discutirán en esta serie, no son exclusivas para el cristianismo y también son generalmente promocionadas y
enseñadas en el mundo secular, muchas de ellas, por su naturaleza, son distintivas de la Biblia o del cristianismo
bíblico. Es así que las características que deben marcar a un líder cristiano también son las marcas de la
madurez bíblica que en esencia son el producto de una espiritualidad verdadera. De hecho, la espiritualidad
bíblica puede describirse por el término madurez puesto que la madurez cristiana es el resultado del crecimiento
producido por el ministerio del Espíritu a la luz de la Palabra

Sin embargo, al considerar estas marcas de madurez, nos vemos enfrentados con la realidad que son cualidades
que deberían encontrarse en la vida de todos los creyentes - hombres o mujeres. Por lo que permitan enfatizar
que este estudio tiene una aplicación en todos nosotros, cualquiera sea nuestro rol específico en la iglesia o en la
sociedad. Como miembros del Cuerpo de Cristo, todos somos líderes potenciales en algún grado, ya sea como
esposo o esposa, padre o madre o como un empleado de una oficina. Como hombres y mujeres cristianos,
tenemos un rol de liderazgo cuando llevamos a otros a Cristo y cuando buscamos obrar como sal y luz dentro de
la sociedad. Tanto para hombres como para mujeres, estas son cualidades que aumentarán su capacidad como
esposos o esposas, como padres o madres, o como colaboradores en el evangelio de Cristo en ministerios como
la Escuela Bíblica Dominical de AWANA, o en el estudio bíblico del hogar.

Un Objetivo Primario Personal y Corporativo

Una de las metas primarias y personales de Pablo y también ministeriales, era alcanzar niveles más y más
grandes de madurez espiritual y ver a todos los cristianos hacer lo mismo. La meta del evangelismo, no es sólo
ver a la gente llegar a Cristo. En realidad, el mandato principal de la Gran Comisión, no es el evangelismo, sino
hacer discípulos. Naturalmente, el hace evangelismo incluye el evangelismo; pero va más allá.

La madurez espiritual fue una gran preocupación y un objetivo clave para Pablo y otros escritores de las
epístolas del Nuevo Testamento, como se ve claramente en los siguientes pasajes (ver Efesios 4:12s; Filipenses
3:12s; Colosenses 1:28; 4:12; 1 Corintios 2:6; 16s; Santiago 1:2; Romanos 8:28-29; 2 Pedro 3:18).

Una de las palabras griegas claves usadas aquí es ‘teleios’, “habiendo obtenido el fin, el propósito, completar,
perfeccionar”. Era usado para un adulto maduro, crecido. Al comparar Hebreos 5:13-14 y 1 Corintios 2:6; 3:1,
vemos un contraste instructivo. Teleios —‘maduro’— se contrasta con la palabra para ‘bebé’ —ne,pios’, en
ambos pasajes. Es así que, en un sentido espiritual, teleios habla de alguien que está completamente
desarrollado, espiritualmente maduro de acuerdo a las cualidades espirituales detalladas en el Nuevo
Testamento.

Por lo tanto, el crecimiento espiritual y mayores y mayores niveles de madurez, son objetivos claves de las
Escrituras y una responsabilidad clave para los líderes de la iglesia (Efesios 4:11) y para los individuos en sus
propias vidas (1 Pedro 2:2; Santiago 1:20).

Los Agentes que Usó Dios para el Crecimiento

El crecimiento y la madurez no se adquieren en forma natural. El bebé en Cristo requiere estar sano y
consistente. Existen ciertos agentes que Dios usa para desarrollar el crecimiento espiritual y llevarnos a una
madurez en Cristo más profunda:

1. Obviamente, la Palabra es un elemento clave y necesario para el crecimiento espiritual (1 Pedro 1:23-2-3;
2 Pedro 1:3-4; 3:18; Juan 17:17). En Juan 17:17, el Señor oró por la iglesia y dijo: “Santifícalos en tu verdad;
tu palabra es verdad”. La referencia aquí de ‘santificar’ o ‘santificación’, es fundamentalmente un sinónimo de
crecimiento y madurez. Y expresa el objetivo del Señor para todos los creyentes.

2. Los líderes de la iglesia (Efesios 4:11; 1 Tesalonicenses 5:12; Santiago 5:14).

3. El cuidado y preocupación del cuerpo de Cristo como un todo (Efesios 4:16; 1 Tesalonicenses 5:11).

4. Los sufrimientos o desafíos de la vida (Santiago 1:2-5; 1 Pedro 1:6; Salmo 119:67, 71, 75, 92).

5. Por último; pero no por ello menos importante, el ministerio de enseñanza del Espíritu Santo (Efesios
3:16; 1 Corintios 2:6-3:4).

¿A qué se Parece un Cristiano Maduro?

A uno que se está pareciendo a Cristo en Carácter (Efesios 4:13)

Entonces, ¿a qué exactamente se parece un cristiano maduro? El cristiano maduro es un creyente cuya vida
comienza a tomar el carácter de Cristo. Pero, ¿qué es eso exactamente? ¿Cuáles son las cualidades específicas
que señalan que una persona se asemeja a Cristo? Este es el enfoque y el punto de este estudio; pero antes de
empezar a considerar algunas de estas cualidades, existen varias cosas que deseamos cubrir como base antes de
definir y de analizar las cualidades de la madurez.

Definiendo las Marcas de la Madurez

En general, ¿cómo podemos definir las marcas de la madurez espiritual? Estas marcas, de acuerdo a cómo se
usan en este estudio, involucran tres cosas:

(1)Son metas y nos entregan un objetivo el cual cada cristiano debe anhelar profundamente. Aquí
tenemos metas por las que —si nos referimos a relaciones con Jesucristo—lucharemos de la manera que lucha
un atleta para alcanzar la banda que está al final de la carrera. En esencia, esto debería abarcar parte de nuestro
propósito de vida, porque en la medida que estas marcas se logren, también lograremos otras metas que Dios
tiene para nuestras vidas.
Como hemos visto, el crecimiento espiritual y la madurez, son temas importantes del Nuevo Testamento; pero
hay dos pasajes que aproximan el crecimiento espiritual y la madurez desde el punto de vista de las metas que
debiéramos anhelar:

Filipenses 3:12-16

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual
fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa
hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfecto, esto mismo sintamos; y
si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma
regla, sintamos una misma cosa” (Filipenses 3:12-16).

En este pasaje, el apóstol describe su lucha constante por el crecimiento hacia la perfección espiritual (madurez
espiritual) y aún cuando nunca lleguemos a la madurez completa mientras estemos en este cuerpo terrenal, esta
búsqueda está presentada como una meta (skopos, “una meta, una marca en la cual fijar los ojos”). El apóstol,
para conseguir su anhelo en esta búsqueda, usó dos palabras pintorescas. La primera la vemos en Filipenses
3:12 con el término “prosigo”. En griego ‘doiko’, que significa “correr detrás de, perseguir, ir hacia” y por lo
tanto, “luchar por, buscar”. La otra palabra se encuentra en el versículo 13, “alcanzar”. En griego, ‘ep-ek-
teinomai’, una palabra compuesta usada en la voz media que literalmente significa: “extenderse hacia algo”.
La metáfora detrás de las palabras usadas aquí es la de una carrera seguramente basada de los juegos ístmicos
de la Grecia antigua. Los términos empleados retratan a un corredor inclinado hacia delante con todo su cuerpo
y sus manos intentando llegar a la meta con sus ojos fijos en ella.

1 Timoteo 1:3-6

“Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no
enseñen diferentes doctrinas, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas
más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es
el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose
algunos, se apartaron a vana palabrería” (1 Timoteo 3-6).

Aquí, nuevamente vemos la idea de una meta; pero el versículo 6 la aborda desde un punto de vista negativo,
mostrando lo que sucede cuando no nos enfocamos en las metas correctas. “Pues el propósito de este
mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales
cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería” (1 Timoteo 5-6).

Timoteo, como un líder cristiano, estaba cargado con la responsabilidad de instruir a los falsos maestros que
estaba enfrentando en Éfeso, por cuanto se estaban ocupando de lo concerniente a la religión de los hombres y a
especulaciones fútiles. Se dan dos razones:

La primera razón es que tales especulaciones son inútiles y no promueven la administración de Dios. Esto se
refiere al plan redentor de Dios que incluye crecimiento y madurez espiritual, que son logrados por fe en la
verdad del evangelio, la Palabra (versículo 4).

Pero la segunda razón es una falla enorme tanto para comprender y conseguir las metas bíblicas. Las metas
mencionadas en este texto, tienen dos caras: (a) las que promueven el plan redentor de Dios o la administración
de promover el mensaje de Cristo y (b) la que será el resultado de una enseñanza bíblica fiel —amor cristiano
(‘agape’) auténtico.

En relación con este objetivo, Pablo señala que estos falsos maestros se han desviado. En el versículo 6,
‘desviarse’ es ‘astocheo’, “no llegar a la meta cuidadosamente” y por lo tanto, “no lograr el objetivo”. No sólo
debemos tener metas bíblicas, sino que además debemos permanecer enfocados en ellas, al igual que el corredor
enfocado e intentando alcanzar la meta final. Uno de los grandes peligros que todos enfrentamos es la de
fracasar en nuestro estado de alerta y enfoque en las metas bíblicas. Es demasiado fácil desviarnos por los
diferentes problemas de la vida y por las atracciones del mundo.

(2) Las marcas de madurez son también marcas de identificación y de confirmación. Identifican y
confirman la realidad de Cristo en nuestras vidas. Como tales, nos marcan con el sello de Cristo durante
nuestras vidas. Nuevamente, debemos subrayar que nadie llega completamente a este nivel; siempre habrá sitio
para el crecimiento, por lo que estas son las cosas que siempre debemos tener enfocadas (2 Pedro 1:12-15). En
el día de hoy, las iglesias han, en alto grado, perdido su identidad. Es muy difícil por lo general, distinguir a los
creyentes de los no creyentes, basándonos en su carácter, valores, prioridades y objetivos.

(3) Como marcas de identificación y confirmación, hacen del poseedor de estas cualidades, un ejemplo,
un modelo a seguir. Estas cualidades demuestran la realidad de Cristo y hacen que los creyentes sean
verdaderamente influenciables en la forma correcta. Por lo que una de las grandes metas y productos de lograr
las metas de la madurez, es que estas marcas permiten a los cristianos llegar a ser ejemplos de la vida cristiana y
del poder de cambio de vida que hay en estas personas y en la obra de Jesucristo. Todos los cristianos; pero
especialmente aquellos involucrados en roles de liderazgo, deben llegar a reconocer que Dios les ha llamado a
llegar a ser modelos de la semejanza de Cristo. Diremos al respecto, más adelante.

La Naturaleza de la Madurez como Producto de la Espiritualidad

Aunque esto ya ha sido mencionado, la relación de la madurez y la espiritualidad es lo suficientemente


importante como para exigir una elaboración. A no ser que uno reconoce los elementos de espiritualidad y su
rol en la madurez bíblica, muchas de las cualidades que detallan más adelante, serán buscadas por gente por su
propia energía o fuerza. El resultado no será una espiritualidad o una madurez verdaderas; sino una
reformación humana (ver Lucas 11:23-26 y Colosenses 2:20-23). Pienso que el próximo punto aclarará todo
esto y muchas de estas cualidades de la madurez, que también son cualidades del liderazgo bíblico son
exclusivos debido al elemento de la espiritualidad bíblica y su rol en la producción del cambio a la semejanza
de Cristo y en la madurez. La espiritualidad bíblica involucra cuatro factores distintos:

(1)La espiritualidad bíblica que lleva a la madurez, primero involucra la regeneración, que hace que se
nazca de nuevo mediante el Espíritu de Dios, a través de la fe en la persona y en la obra de Cristo.Por el
nuevo nacimiento, somos llevados a una relación vital con Dios. Esta nueva vida espiritual provee la fuente y el
equipo espiritual necesarios (una nueva naturaleza, la morada del Espíritu Santo, unión con Cristo, etc.) para el
crecimiento y el cambio espiritual (ver Efesios 1:15-19; 3:16-19; 1 Corintios 2:14-16; Santiago 1:18-21; 1
Pedro 1-22-2:3). En 1ª Pedro deja claro que el nuevo nacimiento es básico y necesario para que se produzca el
nuevo nacimiento. Basado en la realidad de su conversión o de su regeneración espiritual, Pedro hace un
llamado a la expresión de un ferviente amor de los unos por los otros. Esta regeneración purificó sus almas,
trajo perdón para los pecados y una nueva naturaleza espiritual o una persona interior; una que tenía la
capacidad de conocer y tener una comunión con Dios. Sin embargo, esta fue la obra de la Palabra de Dios, viva
y que moraba en ellos (versículo 23). Por lo que en este pasaje, se nos muestra la rol vital de la Palabra de Dios
en ambas instancias. Naturalmente, esto conduce al siguiente elemento vital de la espiritualidad bíblica tan
necesaria para llegar al cambio que lleva a la semejanza de Cristo, a la que Pedro rápidamente se cambia en 1
Pedro 2:2: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis
para salvación” (crecimiento y cambio espiritual).

(2)La espiritualidad bíblica que conduce a una madurez bíblica, también es el resultado de la sabiduría
bíblica impartida por el Espíritu Santo y por el estudio de la Palabra. Es esta sabiduría bíblica que da
discernimiento espiritual, porque la Palabra de Dios alumbra la comprensión del creyente con los principios
espirituales y con las directrices morales de la mente de Cristo, para guiar sus vidas (ver Colosenses 1:9, 28;
2:6-7; 1 Pedro 2:1-2; Salmo 119:105; 129-130). Esto es también evidente en el comentario de Pablo sobre el
hombre espiritual en 1 Corintios 2:15-3:3. Allí dice: “el espiritual juzga todas las cosas”. Mientras algunos ven
la frase: “el que es espiritual” (‘pneumaticos’, “pertenecientes al espíritu, espiritual” o “de aquel que pertenece
o es activado por el Espíritu divino”)para referirse simplemente a aquel que es salvo en contraste con la persona
no regenerada (versículo 14), el contexto apoya una comprensión diferente de la palabra espiritual. El apóstol
está hablando acerca de una persona que a través del ministerio de control y de enseñanza del Espíritu, ha
crecido más allá del ABC básico de la leche de la Palabra (3:1-3) y por lo tanto, es capaz de discernir todas las
cosas. El hecho de ser salvos, no da la capacidad de tener esta clase de discernimiento. Este discernimiento es
el producto del crecimiento espiritual en el conocimiento y en la aplicación de las Escrituras, lo que demanda
tiempo (Hebreos 11:11-14).

(3)La espiritualidad bíblica que conduce a la madurez, involucra la obra del Espíritu Santo en la vida del
creyente.En el día de hoy, escuchamos mucho en el mundo secular acerca de la espiritualidad, usando término
tales como “entrar en una comunión con su espíritu”, o “contactando un poder superior”; pero esto es un
pensamiento de la Nueva Era y en realidad es una parte de las mentiras y doctrinas falsas de Satanás, que busca
promover la reforma humana intentando conducir al hombre a llegar a ser un dios él mismo. Los métodos de
Satanás, siempre pasan por alto al hombre y la obra de Cristo. La espiritualidad bíblica, es la obra del Espíritu
Santo que viene a morar en cada creyente y sólo el que cree en Jesucristo en el momento de fe en Cristo. Por lo
tanto, el Espíritu Santo es un miembro prominente de la Divinidad quien está involucrado en la producción de
espiritualidad en cada creyente en Cristo. Como comenta Ryrie:

«Esto no significa que las otras personas de la Divinidad no tienen su obra particular en esto, tampoco que el
creyente mismo no tenga responsabilidad, tampoco que no existan otros medios de gracia; pero sí afirma Su rol
principal en la espiritualidad. Los ministerios del Espíritu, involucran la enseñanza (Juan 16:12-15); guía
(Romanos 8:14); oración (Romanos 8:26); el ejercicio de los dones espirituales (1 Corintios 12:7); advertencia
contra la carne (Gálatas 5:17) y todos estos dependen, para la manifestación total, del llenado del Espíritu
(Efesios 5:18)».

A los creyentes se les ordena “ser llenos del Espíritu” (Efesios 5:18) y a “andar en el Espíritu” (Gálatas 5:16), lo
que significa ser controlados, guiados y fortalecidos por el Espíritu Santo.

(4)La Espiritualidad bíblica que conduce a la madurez, involucra tiempo —tiempo para crecer y para
madurar en nuestro andar con el Salvador.

«Si la persona espiritual juzga, analiza o discierne todas las cosas (1 Corintios 2:15), requiere tiempo para
obtener conocimiento y para adquirir experiencia para discernir todas las cosas… Esto no debe hacerse en una
sola noche; es algo que es verdadero sólo en un cristiano maduro.

Pienso que en la palabra madurez, tenemos la clave del concepto de la espiritualidad, porque la madurez
cristiana es el crecimiento que produce el Espíritu Santo por un período de tiempo en el creyente. Para estar
seguro, no todas las personas requieren la misma cantidad de tiempo; pero a veces es necesario para todos. No
es la cantidad de tiempo en sí que determina la madurez; sino que lo importante es el progreso que se logra y el
crecimiento que se adquiere. La tasa de crecimiento multiplicada por el tiempo, es igual a la distancia, por lo
que la distancia hacia la madurez puede ser cubierta en un tiempo más corto si la tasa de crecimiento es
acelerada. Y será acelerada si ninguno de los controles que se deben otorgar al Espíritu Santo, son retenidos por
la persona.

Aquí tenemos una propuesta de definición de la espiritualidad, que intenta ser concisa y que al mismo tiempo
mantenga en mente, los factores antes señalados. La espiritualidad es una relación madura y en proceso de serlo
hacia el Espíritu Santo. Aunque esta pudiera ser simplemente otra forma de decir que la espiritualidad es la
madurez cristiana, intenta delinear en forma más abierta los factores que controla el Espíritu por un período de
tiempo. Ciertamente, la definición satisface los requerimientos de la descripción del hombre espiritual que
vemos en 1 Corintios 2:15, del que esté experimentando una relación de crecimiento en el Espíritu Santo, será
capaz de discernir todas las cosas y al mismo tiempo, no ser comprendido por los demás».

Las características bíblicas que necesita un líder cristiano, sólo se encuentran en aquel que ha alcanzado un
cierto grado de madurez en Cristo. No nos asombra que el apóstol, cuando discutía las calificaciones de los
ancianos en 1 Timoteo 3, hizo advertencias en cuanto a elegir a un recién converso (3:6). Pero el hecho
permanece:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual
fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa
hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:12-14).

Las Características de la Madurez Cristiana y del Liderazgo

Antes de considerar las cualidades que deben caracterizar a un cristiano maduro y a un líder cristiano, es
necesario considerar su exclusividad. Se piensa que al hacerlo, nos permitirá enfocarnos en el elemento
sobrenatural involucrado y en cómo la madurez y el liderazgo cristiano debe encontrar su fuente en una relación
personal con el Cristo vivo, a través del Espíritu Santo y a la luz de la revelación especial de Dios: la Santa
Biblia. Lo que sigue es un resumen de seis características:

(1) Tanto la madurez como el liderazgo cristiano es característico debido a la naturaleza de la posición
del líder como siervo, en contraste al punto de vista del mundo secular.Cristo puso mucho énfasis en esto en
un par de ocasiones (ver Lucas 22:24-27; Marcos 10:35-45). Más aún, sin considerar la posición que uno tenga
en el hogar o en la iglesia, el principio bíblico es que sólo hay uno que es el “número uno”, y ese es Cristo. Es
Él quien debe tener la preeminencia en la vida de la iglesia (Juan 13:13; Colosenses 1:18 con 3 Juan 1:9-11).
Una de las prioridades del liderazgo, es el sometimiento total a la autoridad y al liderazgo de Cristo.

(2) Tanto la madurez como el liderazgo cristiano es característico por la naturaleza de los
requerimientos de su carácter. Mientras que el mundo secular y corporativo podría hablar de la necesidad de
un carácter moral, carecerá de ciertas cualidades de carácter que son estrictamente cristianas en naturaleza,
como el sometimiento al Señorío de Cristo, a la fe completa a la doctrina de la Escritura y aquellas
características citadas en 1 Timoteo 3:2-7 y en Tito 1:7-9.

(3) Tanto la madurez como el liderazgo cristiano es característico por su fuente. En las Escrituras, se
citan explícitamente las habilidades especiales para ser un líder cristiano, como el producto del don del
Espíritu. Mientras que todos los cristianos tienen la responsabilidad de liderar ciertas capacidades —como
padres, maestros de la Escuela Dominical y como miembros de la sociedad— el Espíritu Santo, el dador de los
dones espirituales (1 Corintios 12:7), otorga un don especial de liderazgo tal como se describe en Romanos
12:6-8:

“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a
la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación;
el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” (Romanos
12:6-8).

El liderazgo es un don soberanamente otorgado por el Espíritu Santo, al igual que todos los dones espirituales,
al punto de la salvación cuando una persona es unida al cuerpo de Cristo mediante la obra del bautizo por parte
del Espíritu (1 Corintios 12:12-13). Esta entrega del Espíritu, capacita a cada creyente para el servicio en el
cuerpo. Para algunos, esto involucra el don del liderazgo:
Los seres humanos no pueden elegir sus dones, ni recibir crédito por ellos y tampoco asumir que sus dones les
hacen seres superiores. «Los dones son compartidos entre los cristianos; no todos reciben los mismos; pero
todos los dones provienen del Espíritu, por lo que no hay lugar para rivalidades, descontento o sentimiento de
superioridad.» El hecho que el Espíritu Santo sea la fuente de la capacidad de liderazgo y de la elección
soberana, origina una libertad de orgullo y arrogancia entre quienes son responsables ante Él.

El don de liderazgo no es un asunto de un tipo de cierta personalidad. Pedro fue un líder en virtud de su fuerza
personal (Hechos 4:8-12); Santiago en virtud de su sabiduría práctica (Hechos 15:12-21); Pablo en virtud de su
capacidad intelectual (como se observa en sus sermones y epístolas); Timoteo en virtud de su servicio de
sacrificio (Filipenses 2:19-21) y Juan en virtud de su corazón dispuesto hacia Dios y hacia el hombre (según se
observa en sus escritos). Todos estos líderes compartieron estas virtudes; pero cada uno de ellos tenía una
personalidad diferente que los marcaba en forma exclusiva. Esto demuestra el hecho que el liderazgo no es un
asunto de la personalidad humana, sino de la soberanía divina. De la misma manera que los dones del Espíritu
no están reservados para algunas personas sobresalientes el don espiritual de liderazgo no está reservado para un
tipo especial de personalidad.

El don de liderazgo es descubierto y desarrollado de la misma manera que otros dones espirituales; es decir, a
través de la experiencia en la vida, entrenamiento y proceso de maduración. Aún cuando es el producto de la
presencia del Espíritu y de la gracia de Dios, este don requiere diligencia, fidelidad, trabajo arduo y compromiso
si se desea ejercitarlo en forma efectiva.

(4) Tanto la madurez como el liderazgo cristiano se caracterizan por factibilidad. El carácter cristiano
requirió ser un líder divino, bíblicamente hablando, teniendo su fuente en una relación personal con Jesucristo.
Debe ser el producto de una vida llena de la Palabra y del Espíritu (vida controlada) (Colosenses 3:16; Efesios
5:18), que resulta en una vida cambiada a la semejanza de Cristo. Pablo, dirigiéndose a quienes buscaban la
santificación a través de la ley o del legalismo, escribió:

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de
Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo” (Gálatas 2:20-21).

El liderazgo requiere una gran sabiduría, fuerza y resistencia; pero el líder cristiano siempre puede contar con la
presencia y la provisión del Espíritu de Dios, junto con la presencia del Salvador que mora en él.

Los cristianos que poseen este don, lo pueden ejercitar en ambientes seculares, tales como negocios, política o
educación; pero los líderes no cristianos de aquellas áreas no pueden pedir el poder del Espíritu. Esta verdad es
uno de los elementos más exclusivos del liderazgo cristiano. Los líderes cristianos tienen muchas cosas en
común con líderes que no son cristianos: ambos deben comunicarse con quienes les siguen; ambos deben
emplear sus habilidades en forma efectiva al ejercer su liderazgo. Pero sólo los líderes cristianos pueden contar
con el Espíritu Santo para cumplir su propósito de afligir y cambiar a los demás en su área espiritual. El poder
del Espíritu no hará que su liderazgo sea perfecto; pero les guiará en un modelo de crecimiento de la madurez
cristiana como también permitiéndoles tener un impacto espiritual que no lo tendrían de ningún otro modo o por
ningún otro tipo de líder.

(5) Tanto la madurez como el liderazgo cristiano son exclusivas en cuanto a su ambición y a su
motivación.La ambición es un fuerte deseo de cumplir algo o alcanzar una meta específica. La diferencia entre
una ambición del mundo o cristiana, es la naturaleza de la ambición (fama, poder, prestigio, posición, servicio
efectivo, gloria de Dios, etc.) y los motivos detrás de esa ambición. En 1 Timoteo 3:1, el apóstol escribió:
“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena [kalos: ‘bello, útil, noble, ventajoso, etc.’] obra desea
[epithumeo...: ‘pone su corazón en, desea’” (énfasis del autor). Esta aspiración (ambición) de ser un anciano,
posición de liderazgo y responsabilidad en la iglesia, es un deseo de hacer una obra fina, noble o divina. Pero el
apóstol lo define como una “obra buena”. Esto elimina el enfoque de la idea de posición y lo ubica en la
función o responsabilidad que va junto a la obra. Pero por noble que sea, si los motivos están errados (ej.: por
prestigio, para construir un ego, por poder y controlar a los demás, más que por servir sacrificialmente, etc.),
entonces la ambición se contamina. Para una ilustración clásica de una buena ambición que se contamina con
motivos egoístas, compare Marcos 10:35-45 con Lucas 22:24-30.

«Nada puede ser más feo que las actitudes que aquí vemos. Pero nada puede ser más sorprendente que la
respuesta que Cristo da a estas actitudes. Él no las atacó por ser ambiciosas y tampoco las rechazó por ser
ofensivas y ambiciosas. En vez de ello, redefinió la ambición y la transformó en servicio hacia los demás, sin
restarle el deseo imperioso de lograr los objetivos. La ambición es transformada en humildad dirigida hacia el
servicio a los demás más que en un orgulloso servirse a sí mismo. La ambición es redefinida desde ser un
servicio para sí mismo a un servicio hacia los demás (Marcos 10:43-45) y se incluye la instrucción de cómo ser
primero. Se cumple a través de la ambición santa de esclavitud de acuerdo con el modelo del Señor Jesucristo.
Él demostró la ambición en el mejor sentido de la palabra, como Aquel que voluntariamente se sacrificó a Sí
mismo para salvar a otros».

(6) Tanto la madurez como el liderazgo cristiano son exclusivas en cuanto a su autoridad. La autoridad
de un líder cristiano, viene de Cristo; pero en su responsabilidad como líder, es un siervo en dos aspectos: (a)
Es un siervo de Cristo y opera bajo la autoridad y liderazgo de Cristo. Cristo es la cabeza de la iglesia, el Pastor
Jefe y Aquel que siempre tiene la preeminencia y el cargo. Los líderes cristianos no tienen autoridad en ellos
mismos. (b) El líder cristiano debe actuar como siervo de aquellos a quienes lidera. Esto está hermosamente
expresado por Pablo, en 2 Corintios 4:5: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como
Señor, y a nosotros como vuestros siervos [doulos: ‘esclavos’] por amor de Jesús”

En el contexto de la naturaleza de la madurez cristiana y de la exclusividad del liderazgo cristiano, ciertas


cualidades han sido tocadas brevemente en cuanto a que el líder es un modelo, la fuente de la capacitación y del
concepto de siervo. Seguiremos con una discusión más detallada con relación a las características de la
madurez espiritual que naturalmente, también son las características del liderazgo cristiano.

Fuente:

Por J. Hampton Keathley III


Traducido por Juanita Contesse G.

http://www.siguiendosuspisadas.com.ar/serie2-1.htm
LA FIDELIDAD EN EL MINISTERIO

2 Tim. 4:7-8.

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me
está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no
sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.

(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

Introducción: Dios no planeó ningún fracaso espiritual. Bien como miembros del cuerpo de
Cristo y/o seamos llamados a ser dones del ministerio, Él no dio a unos para que fracasaran
y a otros para que triunfaran (el triunfo de Dios en una persona se logra cuando hace aquello
para lo cual fue llamada). Él planeó que todos triunfaran. Como puedes apreciar tienes que
darte al llamado de Dios en tu vida...
Un buen ministerio no ocurre sin hacer, lo mismo que un buen matrimonio. Tú tienes que
cultivar y cuidar tu matrimonio.
Dios requiere de sus hijos y siervos fidelidad. Pero qué es la fidelidad en la Biblia? La palabra
fidelidad en el N.T. viene del griego pistis, que básicamente significa “digno de confianza”, es
alguien que se ha ganado la confianza de Dios. Veamos algunas cosas importantes en el
proceso de la formación ministerial, cómo responder de manera apropiada al llamado de Dios
y conservar la fidelidad en el ministerio:

A. Estudia. El tiempo empleado en la preparación nunca es tiempo perdido.

2 TIMOTEO 2:15

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que
avergonzarse que usa bien la palabra de verdad”.

B. Dedícate. Junto con el llamado va la dedicación.

C. Conságrate. Junto con el llamado va la consagración.

D. Sométete a la voluntad de Dios. Junto con el llamado va la sumisión a la voluntad de Dios.

Comentarios: Cuando eres un principiante en el ministerio, no comienzas por el puesto más


alto. Lo mismo que para subir una escalera nadie comienza a subirla por el escalón más alto.
Se sube desde los primeros escalones hacía los de arriba. Tienes que hacer lo mismo en el
ministerio. Y algunas veces los primeros años en el ministerio requieren muy grandes
sacrificios. Pero si sabes que has sido llamado, te quedarás en el ministerio no importa lo
que te cueste.
Tienes que hacer esta clase de consagración a Dios: En el valle o en la cumbre, hundido o
triunfante, muerto o vivo, continuaré en el ministerio porque Dios me ha llamado.

Ya que has empezado por la fe, sabes que no terminarás de dicha manera trágica, pero en
ocasiones parecerá que sí. Parecerá como si estuvieras viviendo lo peor de los tres puntos
mencionados arriba – en el valle, hundido y muerto.
Pero si permaneces fiel en esas ocasiones cuando parezca que vayas a fallar, cuando
parezca que te estás hundiendo, cuando parezca que te estás muriendo – ¡SUBIRÁS A LA
CUMBRE PORQUE CRISTO TE LLAMO!

E. Se una persona íntegra.

1. Salmos 15:4 contiene una de las características de una persona íntegra, “El que aun jurando
en daño suyo, no por eso cambia”.

2. Los creyentes que tengan el llamado de Dios en sus vidas y que sean íntegros, honestos y
sinceros, quedarán firmes. Ej. Daniel 6:4.

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F. Desarróllate. Alcanza madurez y crece.


1. Los ministerios son desarrollados. Para desarrollar el don del ministerio se requiere tiempo.

2. Los obreros necesitan tiempo para equiparse con lo necesario para hacer lo que Dios tenga
para ellos. No sólo deben estar equipados, ellos deben ser maduros.

3. Algunos comienzan a trabajar frecuentemente en una ramificación del ministerio diferente a


la que Dios los llamó.

a. Saulo (Pablo) es nombrado como uno de los cinco profetas y/o maestros en el capítulo 13 de
Hechos. Más tarde el Nuevo Testamento lo llama un apóstol. Pero él no comenzó con el
ministerio del apóstol. El comenzó primero como un predicador, luego como un profeta y un
maestro.

b. Felipe comenzó en el ministerio como un servidor a las mesas (Hechos 6:1-6). Él fue fiel en
dicho cargo. Después recibió el ministerio de evangelista (Hechos 21:8).

c. Si Dios te llamó al ministerio de pastor, no comenzarás pastoreando una iglesia de 5000


personas. No sabrías hacer ese trabajo. Puede ser que comiences con un rebaño pequeño o
como auxiliar, como ayudante de pastor, como líder de jóvenes, etc.

d. Dios puede haberte llamado a ser evangelista. Con el tiempo puede ser que prediques a
5000 almas. Pero no comenzarás predicando a las 5000. Puede ser que comiences
predicando a cinco personas.

e. No menosprecies el día de pequeñeces (Zacarías 4:10 “Porque los que menospreciaron el día
de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel”).

4. Toma tiempo para esperar y ver lo que Dios quiere que hagas. Permite que Dios haga de ti el
ministerio que El desea que seas.

a. No digas “Yo elijo este puesto”. No puedes escoger.

b. No trates de imitar a otro. Sé tú mismo. Anuncia la verdad de la Palabra de Dios que te haya
sido revelada permitiendo a Dios que te use personalmente para introducirla en las almas.
Entonces dicho mensaje será tu mensaje, por inspiración de Dios.

c. No digas “soy un maestro” Detente y espera hasta asegurarte si en verdad eres uno.

d. No digas” soy un profeta “simplemente porque hayas tenido una


revelación y varias palabras de profecía.

Incluso si tu llamado sea el de profeta, no entrarías inmediatamente, no serias capas de


serlo. Dios no quebrantará sus propias normas. Su palabra dice de no poner un neófito o
novicio en el puesto de diacono (1 Timoteo 3:6 “no un neófito, no sea que envaneciéndose
caiga en la condenación del diablo”), Dios no pondrá a un cristiano prematuro ni tampoco a
un predicador prematuro en el puesto de profeta.
s de anunciar el cargo que ocupas en el ministerio, debes crecer
y desarrollarte espiritualmente y tener más experiencia.

f. Si Dios te llama y te pone en cierto cargo del ministerio no necesitarás anunciarlo, de todas
formas la gente se dará cuenta y si no lo hacen es porque no es tu lugar.

g. Si el ministerio está en la fase de embrión, este se desarrollará a medida que te mantengas


fiel.

h. Date cuenta que tienes el llamado de Dios. Después trabaja para Dios donde quiera que
estés. Después, cuando alcances alguna madurez mental y espiritual, Dios te revelará el
llamado que tienes.

5. Debes tomar tiempo para esperar en Dios. Pon tiempo aparte para ayunar y orar. Toma
tiempo aparte para averiguar su voluntad perfecta para tu vida y ministerio (Hch. 14:23 “Y
constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al
Señor en quien habían creído”).

a. Testimonio de K. Hagin (profeta del Señor), “Jesús me dijo en la primera visión en la que se
me apareció, “Cuando dejaste tu última iglesia entraste en la primera fase de tu ministerio”.
Yo estaba sorprendido. Llevaba 15 años en el ministerio, Le dije, “Señor, ya llevo 15 años en
el ministerio y tú me has bendecido”.
Él contestó: “¡Ciertamente te bendije todo lo que pude. Bendije la palabra que predicabas
porque yo honro mi palabra. Esto no quiere decir que te estaba honrando a ti”.

Entonces el agregó, “Muchos ministros del Evangelio viven y mueren sin llegar a la primera
fase del ministerio que tengo para ellos. Esta es la razón por la cual muchos ministerios
mueren antes de tiempo”.

b. Mantente abierto a Dios

Si te estableces en otro llamado, o en otra área del ministerio y no mantienes las líneas de
comunicación abiertas entre ti y el cielo, Dios te dejará continuar adelante y sufrirás las
consecuencias de estar afuera de la voluntad perfecta de Dios.

c. Cuando te encuentras solamente en la voluntad permisiva de Dios, te parecerá que algo no


marcha bien. Puedes notar la diferencia. Es como si te lavaras los pies con los calcetines
puestos.

G. El ministerio es santo y Dios es celoso con esto. Levítico 10:1-3.

“Nadab y Abiú… ofrecieron fuego extraño… y murieron delante de Jehová.Entonces dijo


Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me
santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado”.

a. Las cosas santas son sagradas. En el Antiguo Testamento, si alguien entraba en el lugar
Santísimo sin ser el Sumo Sacerdote, caía muerto instantáneamente. Se había entrometido
en el lugar que no le correspondía.
b. Es peligroso jugar con las cosas santas.
b. El llamado de Dios es santo.
c. El ministerio de Dios es santo.

H. Desarrolla tu carácter.

1. De aquellos que están separados para un cargo del ministerio se requiere más.

2. Da un buen ejemplo en todo tiempo.

3. Provee cosas que sean honestas delante de todos los hombres.

4. Ocupa tu lugar con dignidad.

Si eres llamado por Dios para ocupar cierto cargo en el ministerio, ese cargo requiere
respeto. Si tienes respeto por el puesto que ocupas en el ministerio, enseñarás a la gente a
que le tengan respeto. Permanece fiel, honra a Dios y Dios te honrará, y te bendecirá.

Te invitamos a leer temas afines como:


1. “EL MINISTERIO ES UN TESORO”

2. “EL SACERDOCIO LEVÍTICO”

3. “VIDAS CON DESTINO”

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