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MONETARIO
COLECCIÓN PANORAMA DEL DERECHO MEXICANO
Coordinadores:
Lic. Diego Valadés
Dc. José Luis Soberanes Fernández
Miro. Hugo Alejandro Concha Cantú
DERECHO MONETARIO
ISBN 970-10-1387-5
Evolución histórica . 15
Unidad monetaria y monedas circulantes 17
Emisión y circulacion de la moneda . 20
Seguridad en la circulación monetaria 23
Desmonetización . 26
Política monetaria 26
V. CAMBIOS INTERNACIONALES 49
La política cambiaria 49
Regulación de los tipos de cambio. 51
BIBLIOGRAFÍA . 53
Acerca del autor
¡ Aristóteles, ttica nicomaquea. trad. de Antonio Gómez Robledo. Porrúa, México. 1979. p. 64
2 DERECHO MONETARIO
2 Eduardo Trigueros, La devolución de los depósitos bancarios constituidos en oro, la. ed.,
Editoria] México, México, 1934, p. 17.
J Roberto A. Esteva Ruiz, Apuntes del segundo curso de derecho mercantil, tomados por Armando
Calvo M., México, 1933, p. 210.
4 Germán Femández del Castillo, "Notas para la teoría jurídica del dinero en México", en Revista
Jus, agosto de 1943, México, p. 168.
5 Fernando A. Vázquez, Derecho monetario mexicano, Harla, México, 1991, p. 4.
6 José Sonet Correa, Las deudas de dinero, Cívitas, Madrid, 1981, p. 244; "El dinero como bien
jurídico", en Estudios de derecho civil en honor de, profesor Gastán Toheñas, Ediciones Universidad
de Navarra, Pamplona, 1969, t. IV, p. lO!.
7 Eduardo Trigueros, op. cit., p. 34.
8 Antonio Carrillo Flores, El sistema mone/arÍn mexicano, Editorial Cultura, México, 1946, p. 6.
TEORíA JURíDICA DEL DINERO 3
por el Estado y destinados por éste para servir de medio general de cambio".'
Fernando Vázquez Panda considera:
{... J desde un punto de vista jurídico, la moneda es el conjunto de cosas que por
disposición del Estado representan fracciones, equivalencias o múltiplos de la unidad
del sistema monetario, mismas que tienen el poder liberatorio que el mismo Estado les
asigna, para solventar obligaciones pecuniarias, motivo por el cual el acreedor está
obligado a recibirlas en pago, dentro de los límites del poder liberatorio asignado a cada
una de ellas. 10
Por último, Jacinto Paliares señalaba a principios de este siglo: "en el orden
juridico la moneda es un fragmento de metal acuñado con el sello oficial del Estado
para garantizar su forma, peso y ley y cuyo poder liberatorio o empleo en pago de
deudas, es forzoso l>.1I
En la doctrina extranjera las definiciones de moneda presentan un panorama
similar. Federico Knapp --quien sin ser abogado planteó, a principios de este siglo,
teorías acerca de la moneda, cuya influencia en el ámbito del derecho ha sido muy
significativa- consideró al dinero como "una cosa mueble que el ordenamiento
jurídico concibe como portadora de unidades de valor" Y Joaquín Garríguez la
caracteriza asignándole la connotación primordial de ser "el instrumento de pago
sancionado por el Estado"l3 y para Arturo Nussbaum, "dinero son aquellas cosas
que en el comercio se entregan y se reciben como fracción, equivalente O múltiplo,
de la unidad" .14
Como puede observarse, estas definiciones corresponden, con mayor o menor
amplitud, a una connotación funcional.
Nuestro derecho positivo vigente contiene numerosas disposiciones que, al
referirse a la moneda, lo hacen, de manera general, utilizando esa palabra o la de
dinero. No obstante, el orden jurídico nacional usa, en ciertos casos, referencias
distintas, tales como "cantidad líquida", "efectivo" o "numerario".
Es importante precisar, por una parte, si el ténnino dinero es susceptible de
distinguirse del de moneda y, por otra, si ambos términos, expresados de manera
genérica, se refieren sólo a la moneda nacional o incluyen también en su significado
a la extranjera.
La primera cuestión ha suscitado planteamientos tendentes a distinguir ambos
conceptos; se ha señalado que dinero es sólo la expresión numérica de unidades
abstractas, en tanto que moneda es un bien existente en el tráfico. Otros publicistas
sostienen que moneda comprende piezas que tuvieron curso legal, siendo sólo
dinero aquellas que mantienen vigente tal carácter.
Ambas teorías carecen de bases objetivas para sustentarse, pues nuestro
derecho positivo vigente no establece distinción alguna entre ambos conceptos. En
15 Tesis 227. publicada el' el SJF, Apéndice de jurisprudenc/Q, 1917-1975. cuarta parte. p_ 717
TEORíA JURIDICA DEL DINERO 5
16Tesis 224, publicada en el SJF, Apéndice de jUrisprudencia, 1917-1975, cuarta parte, p. 715.
17Molineo, Tractallls contractuum el usurarum redituumque pecuria constilularum. citado por
José Bonet Correa, Las deudas ... , op. cit., p. 135.
6 DERECHO MONETARIO
No obstante, fue común destacar que el Estado tenía el deber de mantener estable
la relación existente entre ambos valores para preservar el valor real de la moneda.
Con la creación de los grandes estados europeos y la evolución de la actividad
económica en ese continente, se fueron configurando dos vertientes en cuanto a los
valores que el derecho debía reconocer en la moneda. Una sostenía, en mayor o
menor grado, la prioridad del valor nominal de la moneda sobre su valor real. La
otra, reconocía que el primero constituía elemento fundamental para que la moneda
cumpliera con sus funciones de unidad y medida de valor, de medio general de
cambio y de instrumento general de pago, y afirmaba que en cuanto a la función
de ser reserva de valor debía regir con amplitud el principio de la autonomía de la
voluntad, pennitiéndose a los particulares convenir prestaciones monetarias en
ténninos que procurasen mantener constante el valor real de ellas. Nominalismo y
valorismo se concretaron, por razón natural, principalmente en el campo de las
obligaciones dinerarias y, dentro de ellas. en el préstamo de dinero.
La doctrina nominalista francesa encontró su intérprete idóneo en Pothier,
quien a finales del siglo XVIII sostuvo que ese nominalismo era un uso constante
en la jurisprudencia. Tal criterio influyó de manera determinante en la regulación
que del mutuo hizo posteriormente el Código Napoleónico.
Este código preví ene al respecto:
Artículo 1895. La obligación que resulta de un préstamo en dinero siempre es la suma
numérica expresada en el contrato. Si ocurre un aumento o disminución en las especies
antes de la época de pago, el deudor debo.! de entregar la suma numérica pactada, en la
especie que tenga curso en el momento del pago.
Criterio opuesto a ese nominalismo de jus cogens fue el que desde sus 01 ígenes
predominó en la legislación espailola. Sobre el particular son de citarse normas
compiladas en la Curia philipica de José de Hevía Bolaños que señalaban:
Moneda es la medida, o precio de las cm,as vendibles [ ... ] el que debe moneda, puede
pagar en cualquiera género de ella. como fea ufual, y corriente, por mala, y ruin que
fea, aunque no fea de oro, ni plata, y fe pague mala por buena, y por el contrario.
todo lo qual fe entiende, falvo fi fe hizo pacto de no pagar en otro género de pecunia,
fino el de la deuda, u de pagar en el rnihno género de la deuda, y no en otro, porque
entonces no le puede pagar en él [ ... ] y la cofa en género que confifta en número, pefo,
y medida, fe puede pagar en otra tanta del mífmo [ ... ] sí al tiempo de la paga corriere
diverfa moneda de la que corría al tiempo que fe hizo el contrato, por haberfe mudado
en el pefo, o materia, o valor, y precio de ella, la paga fe ha de hacer en la moneda
nueva, conforme al valor que tenía la antigua al tiempo que fe hizo el contrato, y no al
de la paga [... llS
El valorismo monetario se fortaleció considerablemente durante el siglo XIX
en el que diversas legislaciones, entre ellas la de México, siguieron el criterio
llamado de la moneda-mercancía. Confonne con este criterio era condición nece-
18 José Hevia Balai'ios, Curia philipica, Herederos de la viuda de Juan García Infanzón, Madrid,
1747, Libro 1, "Comercio terrestre", pp. 294 Y295
TEORIA JURrDICA DEL DINERO 7
saria en la moneda legal tener valor intrínseco referido al metal en el que se acuñase.
En ese siglo, las emisiones de papel moneda, generalmente desafortunadas, eran
consideradas por gran parte de la doctrina sólo intentos desesperados del Estado
para mejorar sus finanzas, análogamente en el ámbito monetario, a lo que en la
ciencia médica es la patología.
Tal posición fue confirmada cuando se estructuraron los sistemas de patrón
metálico en los que la ley establecía una equivalencia fija entre la unidad monetaria
y determinado peso de metal fino; las monedas con poder liberatorio pleno debían
contener ese metal patrón.
De acuerdo con el citado criterio y las disposiciones legales mencionadas, aun
en Francia cuya legislación estableciera, como antes se ha dicho, un amplio
nominalismo monetario, Federico Passy, economista distinguido y ministro de
Estado, afirmaba: "No es la acuñación, aunque vosotros lo digáis, lo que da al oro
y a la plata su valor, es el valor propio del oro y de la plata el que confiere a esos
metales la función monetaria. ,,19
Por otra parte, Roberto Peel sostenia que una libra esterlina "era un lingote de
oro con ciertas marcas externas; y que la promesa de pagar a alguno una libra
esterlina significaba únicamente la promesa de entregarle una cantidad de oro,,?O
En México, corno se ha mencionado anteriormente, Jacinto Paliares dio una
definición jurídica de la moneda en la que señaló que ésta era un fragmento de metal
acuñado con el sello oficial del Estado.
Atendiendo a esta prevalencia del valor metálico, en el siglo pasado era
frecuente que la ley reconociese curso legal a la moneda extranjera asimilándola a
la nacional, debido a que el elemento primordial en la moneda era no el cuño
nacional o extranjero que llevase, sino su contenido de metal fino. Así, el peso de
plata mexicano fue hasta 1857 moneda legal en los Estados Unidos de América y
en nuestra patria varios decretos establecieron que los particulares estaban obliga-
dos a recibir en pago de obligaciones dinerarias, tanto la moneda mexicana como
la extranjera. 21
Asimismo, fue común que en diversos países asiáticos circulasen ampliamente
monedas extranjeras, caso en el que se encontraba el peso de plata mexicano.
También tenían esa circulación piezas metálicas extranjeras que en su país de origen
no eran legalmente monedas. Ejemplos de esta llamada "moneda de comercio"
fueron el dólar de Hong Kong, el trade dólar o la piastra francesa.
Lo anterior evidencia cómo en ese siglo tenía importancia primordial el valor
metálico de las piezas circulantes.
Durante el propio siglo XIX se inició en la doctrina la aportación de los
jusprivatistas al estudio de los valores que el Estado debe reconocer en la moneda.
l'il Citado por Joaquín D. Casasus, Estudios monetarios, Tipografía de la Oficina Impresora del
Timbre, México, 1896. p. 71.
20 Citado por Mariano Alcocer, Economia social, Editorial América. México, 1954, p. 149.
21 Dublán y Lozano, Legislación mexicana, tomo VII, pp. 631 Y 420; Código del Imperio
Mexicano, disposiciones expedidas del 20 de mayo al31 de diciembre de 1864, moneda de oro y plata
americana, p. 41.
8 DERECHO MONETARIO
22 Federico Carlos de Savigny, Obligationenrec!-¡t, Ernest Thorin, París, 1873, trad. de C. Gerardin
y P. Jozon.
TEORíA JURíDICA DEL DINERO 9
esta teoría postula que, para el derecho, el valor del dinero debe ser inmutable por
estar referido de manera exclusiva a expresiones numéricas de unidades teóricas,
sin que el orden jurídico reconozca la "ficción" de un valor real constante en la
moneda. De conformidad con tal criterio, los particulares están obligados a no
considerar en sus convenciones dinerarias ningún valor respecto a la moneda
distinto al nominal.
Clara expresión de las premisas anteriores fue el afirmar en Alemania, durante
los primeros años que sucedieron al térm 100 de la Segunda Guerra Mundial, que
para el derecho un marco siempre debía dI.! ser igual a otro marco. Así, se impedía
a los particulares convenir obligaciones dinerarias en los contratos mediante
cláusulas cuyo fin fuese mantener, en télminos reales, el valor de la prestación
correspondiente.
En la doctrina son claros exponentes de esta tesis Knapp y Nussbaum, así como
Pothier, quien, con anterioridad a los primeros, sostuvo la prevalecencia del valor
nominal de la moneda, considerando que é)te correspondía mejor a la soberanía del
Estado.
La teoría societaria del dinero afirma que el Estado debe procurar la satisfac-
ción del interés público mediante el ejercicio de sus atribuciones monetarias, y
proveer a la sociedad de una moneda sana en términos reales que cumpla satisfac-
toriamente sus funciones como unidad y medida de valor, medio general de cambio,
reserva de valor e instrumento general de pago, que pueda en tal función ser factor
para el justo equilibrio en los contratos.
Dicha teoría sostiene que, en el orden jurídico, la protección al mencionado
interés público debe procurarse mediante normas que den al principio de la división
de poderes una aplicación que permita dl~ manera eficiente impedir el abuso del
poder monetario del Estado. A esos efectos, Francisco Geny, destacado jurista e
inteligente defensor del valorismo monetario en Francia, sostuvo, el año de 1929,23
la conveniencia de conferir autonomía al banco central de ese país.
Entre los exponentes de la teoría societaria destacan Savigny, en Alemania;
Geny, en Francia; y, en España, Bonet Correa, Diez Picaso y Vallet de Goitizelo.
El reconocimiento por la ley de los principios que esas teorías invocan ha
tenido en la historia del derecho diversa y fluctuante aplicación.
Desde tiempos remotos ha sido incue:"itionable e incuestionada la potestad del
príncipe, del rey o del Estado para emitir moneda y establecer sus condiciones.
Cabe dar dos ejemplos referidos a muy antiguas disposiciones dictadas en
España y en Francia, que constituyen antecedentes importantes porque tanto el
derecho francés como el español constituyeron durante el siglo XIX fuentes de
significativa relevancia para la legislación expedida en gran parte de los países
latinoamericanos.
23 Francisco Geny, "Quelques observations SJr le role et les pouvoirs de I'État en matiere de
monnaie etde papier-monnaie", en Melanges Maurice Hauriou, 5a. ed., Librería de Recueil Sirey, París,
1929, p. 430.
TEORíA JURIOICA DEL DINERO 11
Los tueros cuya expedición inició a finales del siglo x el conde de Castilla
Sancho García, al dictar las primeras disposiciones del Fuero Viejo de Castilla,
establecían que la moneda, al igual que la impartición de justicia y que ciertos
gravámenes fiscales, eran cosas "naturales al señorío del Rey, que non las deve dar
a ningún ome, nin las partir de si, ca pertenecen a él por razón del señorío natural" .24
Con mayor énfasis, el rey de Francia Felipe de Valois, en las letras patentes
que expidió el 16 de enero de 1346, afirmaba:
Naus ne pauvons eroire qu'aueun puisse ni daive faire doutc qu'a naus ct a notre
m<~ieste royale n'appartiennent seulement et pour le tout, en notre royaume, le metler,
le fait. la provision, et toute l'ordonnanee de monnaie, et de faire telles mannaies, et
danner te! caurs pour tel prix, comme il nous plait el bon naus semble. 25
24 El Fuero Viejo de Castilla, Joaquín Ibarra, Impresor de Cámara de S.M., Madrid, 1771, ed
facsimilar, Lex Nova, Valladolid, 1983, p. 4
25 Andrés Mater. Traitéjuridique de la monnaie efdu change, Lihrairie Dallol., París, 1925, p. 114.
12 DERECHO MONETARIO
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
setenta y tres miligramos de ese metal fino. Asimismo, y para proveer a la operación
del bimetalismo mencionado, consideraron una relación de valor entre el oro y la
plata amonedados de 1 a 16.
En el siglo pasado nuestro sistema monetario operó de manera satisfactoria
hasta principios de la década de los años setenta. En el ámbito externo prevalecian
regímenes bimetalistas con amplia circulación de monedas acuñadas en plata y, en
los mercados de metales, las cotizaciones de esta última presentaron, en relación
con las del oro, una gran estabilidad. Tal situación permitía operar sin mayores
problemas la relación fija de valor que, para efectos monetarios, reconoCÍan las
leyes, entre las piezas de oro y las de plata. Otra consecuencia era el logro de la
estabilidad en los cambios internacionales, factor de significativa relevancia para
las inversiones extranjeras. Todo ello beneficiaba considerablemente a México,
porque era uno de los primeros productores y exportadores de plata en el mundo,
lugar que compartía con los Estados Unidos de América.
A finales de 1873 se inició un cambio radical en esa situación debido a que en
los mercados internacionales la plata tuvo, de manera creciente y prolongada, una
aguda depreciación respecto al oro originando que la relación de valor correspon-
diente llegase a ser, a principios del siglo xx, de I a 39. No sólo se hizo
inconveniente sino insostenible mantener entre las monedas de oro y las de plata
la mencionada relación monetaria que, como ya se ha dicho, era entre 1 a 15 y 1
a l6'¡'
Ante esta situación, la generalidad de las naciones transitó del bimetalismo al
monometalismo oro, cerrando sus casas de moneda a la libre acuñación de piezas
de plata y limitando el poder liberatorio de éstas en el pago de obligaciones
dinerarias.
En México la correspondiente reforma monetaria tuvo lugar el año de 1905.
La ley sustituia el régimen de patrón plata, reconocido en la Ley Monetaria de 1867,
por un régimen de patrón oro, y establecía: "La unidad teórica del sistema
monetario de los Estados Unidos Mexicanos está representada por setenta y cinco
centigramos de oro puro [ ... ]".
A la vez mantenía el régimen bimetalista existente, previendo la emisión de
monedas con poder liberatorio ilimitado, aculladas en oro o en plata; modificaba la
relación de valor monetario entre ambas piezas, el cual pasó de 1 a 16 a 1 a 32,
depreciando así el valor monetario de la plata tanto para aproximarlo a los
valores de mercado que en esa fecha tenían dichos metales, como para estabilizar
el tipo de cambio del dólar con la moneda nacional, el cual correspondía a esa nueva
relación de valor; suprimió la libertad de los particulares para acudir a las casas de
moneda y entregar barras de plata recibiendo en cambio monedas acuñadas en ese
metal fino, con el propósito de sostener el valor monetario de la plata enrareciendo
su circulación, y creó un fondo regulador de la circulación monetaria, el cual tenía
como finalidades sostener la citada relación de valor entre las piezas de oro y las
de plata y procurar estabilidad en los cambios internacionales.
Tales reformas fortalecieron considerablemente las facultades del Estado para
dirigir la política monetaria del país, regulando de manera directa el monto de la
circulación de la moneda.
SISTEMA MONETARIO MEXICANO 17
Este nuevo sistema monetario logró sus fines de manera exitosa al estabilizar
los cambios, sostener el valor de las monedas de plata y aumentar conside-
rablemente la circulación de piezas de oro. De 1905 a 1909, el monto del fondo
regulador se incrementó de manera significativa, pasando, en esos cuatro años, de
lOa 18 millones de pesos.
Poco tiempo después, situaciones internas y externas originaron una crisis
aguda en el mencionado sistema y lo hicieron difícilmente sostenible. Las reservas
metálicas que lo apoyaban disminuyeron de manera considerable. La circulación
de piezas de oro y de plata se contrajo de manera drástica al reducirse su acuñación
y ser atesoradas por los particulares. Los bancos habían dejado de efectuar nuevas
emisiones de billetes y el papel moneda emitido en la segunda década del presente
siglo fue pronto depreciado y objeto de fTecuentes desmonetizaciones. Todos estos
factores originaron severa astringencia monetaria, lo que hizo que en 1918 se
expidiese un decreto dando curso legal a la moneda de oro extranjera, con el
propósito de que su circulación aliviara la escasez de medios de pago en el país.
Por otra parte, las fluctuaciones en los precios internacionales del oro y de la
plata dificultaban seriamente mantener en la práctica la relación teórica de valor
que establecía la ley de 1905, lo que afectó una condicíón básica del sistema de
patrón oro con circulación bimetálica estructurado en dicha ley.
Al igual que sucedía en México, los principales países europeos tenían graves
problemas para sostener los sistemas de patrón metálico porque sus economías
estaban seriamente dañadas por la Primera Guerra Mundial.
Surgió así un proceso que llevó a la extinción de esos sistemas monetarios y
al establecimiento de los ahora vigentes en el mundo, llamados de moneda fiducia-
ria. En éstos los signos monetarios metálicos son moneda fraccionaria o de apoyo,
la cual carece propiamente de valor intrínseco y la circulación respectiva se integra
de manera principal con el papel moneda emitido por los bancos centrales.
En nuestro país, el cambio de sistema monetario tuvo un antecedente de
importancia en el régimen de patrón oro que estableció la ley de 1905, ya que ese
ordenamiento, al conferir a la moneda de plata de un peso un valor nominal superior
al intrínseco, dio en cierta medida a los pesos de plata carácter de moneda fiduciaria.
El nuevo régimen se configura en la Ley Monetaria de los Estados Unidos
Mexicanos expedida el año de 1931, Y se fortaleció con las refonnas hechas a esa
ley en los años de 1935 y 1936. La citada ley monetaria, si bien mantuvo hasta 1936
la equivalencia teórica del peso mexicano fijada en el ordenamiento de 1905,
suprimió la acuñación de piezas de oro y desmonetizó aquellas que se encontraban
en circulación, y otorgó, en 1935, curso legal ilimitado a los billetes emitidos por
el Banco de México, convirtiéndolos en la moneda fundamental del país.
El Banco de México tiene entre sus finalidades la de proveer a la economía del país
de moneda nacional (LBM, art, 20,),
A ese efecto la ley le asigna competencia privativa para emitir billetes y ordenar
la acuñación de moneda metálica (LBM, arto 40, y LM, art, 12),
La emisión de moneda metálica constituye el objeto principal de la Casa de
Moneda de México (Ley Orgánica de la Casa de Moneda de México, LCMM, arts.
20. y 40,), organismo público descentralizado que debe acuñar esa moneda con
SISTEMA MONETARIO MEXICANO 21
estricto apego a las órdenes que reciba del Banco de México, y entregarla a éste
una vez acuñada.
El banco central puede fabricar sus billetes o encargar la fabricación de éstos
a terceros (LBM, arto 50.) así como ordenar la fabricación de moneda metálica a la
mencionada Casa de Moneda o encomendar esa fabricación a otras personas a
quienes previamente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público haya autorizado
para ese efecto (LM, arto 13).
Todos los billetes del Banco de México se fabrican en las instalaciones con
que para ello cuenta esa institución y las piezas metálicas se producen íntegramente
en la Casa de Moneda de México.
No obstante es conveniente que la ley prevea la posibilidad de encargar a
terceros dichas fabricaciones, ya que tal prevención tiene como propósito mejor
proveer a la seguridad de que el público cuente en todo tiempo con la moneda
requerida para sus transacciones, pues pueden llegar a presentarse contingencias
extraordinarias que transitoriamente impidan al Banco de México o a la Casa de
Moneda producir billetes o monedas metálicas en términos que satisfagan los
requerimientos de una adecuada circulación monetaria.
Sólo al Banco de México corresponde colocar moneda en la circulación y debe
hacerlo a través de las operaciones que la ley le autoriza a realizar (LBM, arto 40.).
Entre esas operaciones destacan los financiamientos que conceda al gobierno
federal y a las instituciones de crédito.
Aspecto de significativa importancia es aquél concerniente a las disposiciones
aplicables al monto de signos monetarios susceptible de colocarse en la circulación
por el banco central, debido a que ese monto incide de manera directa y principal
en la estabilidad del valor real de la moneda.
Considerando que el Banco de México pone principalmente en circulación los
billetes y las piezas metálicas mediante los financiamientos que otorga al gobierno
federal y a las instituciones de crédito, el párrafo sexto del artículo 28 constitucional
establece que ninguna autoridad puede ordenar al banco central conceder financia-
miento. Tal prevención salvaguarda la autonomía conferida al Banco de México
cuyo objetivo prioritario debe ser, de conformidad con lo dispuesto en el mencio-
nado precepto, procurar estabilidad en el poder adquisitivo de la moneda nacional.
Sobre el particular, el orden normativo (LBM, arts. 11 y 12) establece un
régimen para el financiamiento que dicho banco otorgue al gobierno federal, con
las características siguientes:
El banco sólo puede dar crédito al gobierno federal abonando su importe en la
cuenta corriente que lleva a la Tesorería de la Federación, previéndose que con
cargo a esa cuenta la citada tesorería no podrá librar cheques u otros documentos
en favor de terceros. Esto último para evitar que el gobierno coloque al banco en
situaciones que comprometan al segundo, poniéndolo en la alternativa de otorgar
crédito al primero para impedir sobregiros en la cuenta antes mencionada o rechazar
cheques por falta de fondos, lo cual ocasionaría problemas de muy amplia consi-
deración.
La ley a que nos referimos establece, en disposición transitoria, que, durante
un plazo de tres años contado a partir del lo. de abril de 1994, el tesorero de la
22 DERECHO MONETARIO
Para procurar que la moneda cumpla mejor con sus funciones, nuestra legislación
ha establecido normas que tienen como propósito: evitar abusos de los particulares
en el empleo de signos monetarios y salvaguardar los intereses del público para dar
a éste razonable seguridad en cuanto a la autenticidad de las monedas en circulación.
El propósito mencionado en primer término se procura en dos disposiciones
(LM, arto 10). Una establece que las piezas perforadas o recortadas, las que tengan
marcas o contraseñas y las que presenten vestigios de usos no monetarios, carecerán
de curso legal y no serán admitidas en oficinas públicas. La otra prohíbe alterar o
transformar las monedas metálicas en circulación, mediante su fundición o cual-
quier otro procedimiento que tenga por objeto aprovechar su contenido metálico,
y sanciona con multa las infracciones. Dicha prohibición no es aplicable al Banco
de México.
La primera de estas disposiciones tiene como objeto que los billetes y las piezas
metálicas sólo tengan los usos monetarios para los que se emiten y no sean
transformados en objetos de ornato o en medios para trasmitir mensajes al público,
como en el caso de los billetes que se alteran incorporándoles leyendas.
El propósito de la otra disposición que nos ocupa es impedir que los particu-
lares, cuando el contenido metálico de alguna o algunas monedas circulantes
alcance un valor superior al expresado en la denominación de estas últimas, retiren
dinero de la circulación destruyéndolo para aprovechar en su beneficio el corres-
pondíente metal.
Privar de poder liberatorio a los billetes y monedas metálicas que presenten
vestigios de usos no monetarios perjudica a sus tenedores, por lo que tal efecto
constituye, en considerable medida, una sanción impuesta a los particulares por el
abuso que hacen o permiten en el empleo de signos monetarios. Las infracciones a
la prohibición de alterar o transformar piezas metálicas para aprovechar su conte-
nido se sancionan por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público con multa hasta
de un tanto del valor del metal contenido en las piezas alteradas o transformadas.
El importe de la multa correspondiente debe fijarse oyendo al Banco de México
y tomando en cuenta el valor y el número de las piezas utilizadas, el destino que se
24 DERECHO MONETARIO
haya dado o pretendido dar a las monedas o a sus componentes, la utilidad percibida
por el infractor, las circunstancias peculiares de éste y el daño producido a la
circulación monetaria (LM, arto 10). Estas ~anciones se aplican sin perjuicio de las
responsabilidades que resulten por haberse cometido algún o alguno de los ilícitos
previstos en el Código Penal para el Distrito Federal en materia de fuero común y
para toda la República en materia de fuero federal (LM, arto 21).
Este código previene: "Al que marque la moneda con leyendas o sellos,
troqueles o de cualquier otra fonna, que no sean delebles, para divulgar mensajes
dirigidos al público" se impondrá de uno a cinco años de prisión y hasta quinientos
días multa (art. 235, trace. 1I). Establece también: "Se impondrá de tres a siete años
de prisión y hasta quinientos días multa, al que aproveche ilícitamente el contenido
metálico destruyendo las monedas en circulación mediante su fundición o cualquier
otro procedimiento" (art. 238).
Al Banco de México se le permite aprovechar el mencionado contenido
metálico, atendiendo a que en él ese aprovechamiento es conveniente al mejor
ejercicio de sus funciones monetarias. Como ejemplo puede hacerse mención al
caso de que el metal a que nos referimos se emplee para fabricar otras monedas de
distinta denominación.
La salvaguarda de los intereses del público se procura prohibiendo la imitación
o reproducción total o parcial de monedas metálicas o de billetes, nacionales o
extranjeros, en rótulos, viñetas, anuncios o en cualquier otra fonna, salvo en
aquellos casos en que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, oyendo previa-
mente al Banco de México, lo autorice de manera expresa, por tratarse de imágenes
de monedas que carezcan de idoneidad para engaftar, que no conduzcan o puedan
conducir a la falsificación de dichas piezas, ni, en general, afecten la seguridad de la
circulación monetaria, quedando igualmente prohibida la comercialización de
reproducciones o imitaciones no autorizadas por la citada secretaría, la que tiene
atribuciones para sancionar con multas a quienes contravengan la nonnatividad en
comentario (LM, arto 17).
El régimen incluye a las monedas extranjeras, tanto para proteger con mayor
amplitud los citados intereses del público, como para mejor proveer al cumplimien-
to de tratados internacionales suscritos por México en los que éste se obliga con los
demás estados miembros a combatir la falsiticación de las correspondientes divisas.
Por otra parte, también para procurar seguridad en la circulación monetaria, el
régimen jurídico establece procedimientos que penniten detenninar cuándo las
piezas circulantes son falsas o han sido alteradas.
Estos procedimientos son dos, muy similares entre sí. Uno se aplica cuando el
tenedor de la moneda duda de su autenticidad. El otro se refiere a los casos en que
lleguen a poder de una institución de crédito monedas respecto de las cuales exista
presunción de que son falsas o han sido alteradas.
En el primer supuesto, el mencionado tenedor puede pedir al Banco de México,
directamente o por conducto de cualquiera institución de crédito del país, verificar
esas circunstancias entregándole la pieza o piezas respectivas contra el recibo
correspondiente. En el caso de que tal petición se fonnalice por conducto de una
institución de crédito, ésta debe remitir al Banco de México las piezas que le sean
SISTEMA MONETARIO MEXICANO 25
entregadas, para su análisis, haciéndolo en los términos que señale el propio banco
y dentro de un plazo no mayor de un dia hábil contado a partir de la fecha en que
entregue al tenedor de dichas piezas el recibo antes mencionado. Cuando éstas sean
auténticas deben ser devueltas a su tenedor; si, por el contrario, resultaren falsas,
estuvieren alteradas o no se pueda determinar la autenticidad de las mismas, el
banco central está obligado a dar parte de inmediato a las autoridades competentes,
poniéndolas a su disposición para el aseguramiento respectivo (LM, art. 19).
Si las monedas en las que exista presunción de que son falsas o han sido
alteradas llegan a poder de una institución de crédito por medio diverso al señalado
en el párrafo anterior, dicha institución, como auxiliar del Ministerio Público y de
la Policia Judicial, debe dar parte de inmediato a las autoridades competentes y
poner a su disposición la pieza o piezas respectivas. Las citadas autoridades deben
remitir al Banco de México, para su análisis, las piezas objeto de la averiguación o
instrucción; éstas quedaron al cuidado y bajo la responsabilidad del banco central.
A fin de evitar abusos de los bancos, el orden normativo establece que el carácter
de auxiliar del Ministerio Público y de la Policía Judicial que se atribuye a las
instituciones de crédito es exclusivamente para dar parte a las autoridades compe-
tentes y poner a su disposición las piezas respectivas (LM, arto 20).
Independientemente de todo lo anterior, la ley mexicana prohíbe que dentro
de la República se fabriquen piezas nacionales o extranjeras que hubieren tenido
carácter de moneda, sancionando administrativamente con multa a quienes lo
hagan. De esta prohibición y respecto a piezas mexicanas, se exceptúa al Banco de
México siempre que para fabricarlas cuente con la autorización de la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (I.M, arto 18).
Tal régimen tiene por objeto proteger los intereses del público, pues la
fabricación de antiguos billetes y monedas metálicas puede conducir a engaño
consistente en adquirirlos como auténticos, para fines numismáticos, o recibirlos
en transacciones dinerarias considerándolos moneda legal.
Prever que la fabricación de piezas nacionales ya desmonetizadas sea suscep-
tible de llevarse a cabo por el banco central, obedece al propósito de que éste pueda
comerciar con oro y plata acuñados colocando en el mercado interno y en los
mercados exteriores antiguas monedas mexicanas, como en el caso de los llamados
"centenarios" .
El Banco de México, al resolver sobre la producción y el comercio de dichas
piezas, lo hace procurando que éstas, por sus características, no sean susceptibles
de engañar al público respecto a la naturaleza de tales mercancías.
Tratándose de antiguas monedas extranjeras, la prohibición que nos ocupa se
establece estimando que resolver sobre su fabricación corresponde a los estados
que hubieren emitido las monedas correspondientes, así como que permitirla en la
República puede afectar derechos de los países emisores o causarles perjuicios en
sus circulaciones monetarias.
26 DERECHO MONETARIO
DESMONETIZACIÓN
POLÍTICA MONETARIA
27 José J. Tornel y Mcndivi1 Manual de derecho mercantil mexicano. Imprenta de Vicente Segura
Argüelles, MéXICO. 1854
32 DERECHO MONETARIO
28 Manuel Mateos Alarcón, EstudiOS sobre el ('ódlgo Civil del Distrito Federal promulgado en
1870 con anotaciones relativas a las reformas introducidas por el Código de 1884, México, 1896, t. V.
pp. 201 Y 202.
29 Esteban Calvay Francisco P. Segura, InstitUCiones de derecho civil según el Código del Distrito
Federal y Territorio de la Baja California, México, t III, pp. 332 Ysiguientes
OBLIGACIONES DINERARIAS 33
Por último, la Ley Monetaria de 193 1, hoy vigente con diversas e importantes
modificaciones, conserva en lo fundamental el régimen previsto en la Ley Mone-
taria de 1905, señalando:
el propio decreto crea una fórmula para hacer determinable el monto de las
obligaciones a que se refiere. A pesar de ello, se estimó procedente la consideración
de referencia para así dar mayor fundamento jurídico al empleo de unidades de
inversión en los casos en que la legislación mercantil limita el objeto de ciertas
deudas al pago de sumas determinadas de dinero.
El artículo segundo del propio decreto dispone que las obligaciones denomi-
nadas en unidades de inversión deben solventarse entregando su equivalente en
moneda nacional, a cuyo efecto el monto de la obligación se multiplicará por el
valor en pesos que alcance la unidad de inversión el día en que se haga el pago.
De esta manera, el ordenamiento en comentario adopta un nominalismo in
solutione, aplicable una vez que se detennine el monto de la deuda.
De confonnidad con lo dispuesto en el artículo tercero, las variaciones en el
valor de la unidad de inversión deben corresponder a las del índice Nacional de
Precios al Consumidor, aplicando, para señalar estas últimas, el procedimiento que
el Banco de México determine y publique en el Diario Oficial de la Federación.
Dícho banco queda obligado a calcular el valor de las unidades de inversión,
ajustándose al procedimiento dispuesto por el Código Fiscal de la Federación para
determinar el pago de contribuciones, cuyo importe se fija según el comportamiento
del índice a que se ha hecho referencia.
La inclusión de tales lineamientos tiene por propósito otorgar seguridad
jurídica respecto al procedimiento que habrá de seguirse para determinar y dar a
conocer el valor en moneda nacional de la unidad de inversión.
Por último, el artículo segundo transitorio señala que a las obligaciones
contraídas conforme a las nonnas previstas en el artículo primero del decreto, no
les son aplicables las disposiciones que se opongan a ellas.
De conformidad con lo expuesto, nuestro derecho positivo reconoce, de
manera general, un valorismo monetario que permite a los particulares convenir
obligaciones cuyo objeto sea dar sumas de moneda nacional, atendiendo al valor
real de esa moneda. Tratándose de actos de comercio esto puede efectuarse
denominando en unidades de inversión la prestación correspondiente y, en actos de
carácter civil, estipulando en los contratos respectivos cláusulas de estabilización
o indización que hagan variable el monto de las obligaciones respectivas en
ténninos de que estas últimas mantengan el valor real de la moneda.
Casos de excepción a este régimen son, en operaciones mercantiles, el cheque
y en operaciones de naturaleza civil, el mutuo de dinero y el arrendamiento,
contratos en los que sólo puede convenirse el pago de sumas determinadas de
dinero.
Nuestro régimen jurídico da una muy amplia libertad para convenir obligaciones
en moneda extranjera y son excepcionales los casos en que se prohíbe. Aun
tratándose de salarios, los cuales de conformidad con lo dispuesto en el artículo
OBLIGACIONES DINERARIAS 37
32 Semanano JudiclQl de la Federación, quinta época. ts. LXVII, p. 2 I64 YCV, p. 879
38 DERECHO MONETARIO
33 Este artículo dice: "La base de [a moneda mercantil es el peso meXIcano, y sobrc c)ta base se
harán todas las operaciones de comercio y [os cambios sobre el extranjero ..
34 Amparo directo 6519/85, Infracte, S.A. de C.V., 27 de octubre de 1986
40 DERECHO MONETARIO
35 Amparo directo 8364/81. Maria Palacios M(,ta Vda. de Suárez, 10 de octubre de 1983: amparo
en revisión 4147/85, Domingo Muñoz Mier. 3 de abril de 1986.
OBLIGACIONES DINERARIAS 41
debe determinarse ese tipo de cambio conforme las disposiciones que para esos
efectos expida el Banco de México.
Los párrafos tercero y cuarto del mismo artículo 80. establecen dos excepcio-
nes a la regla general contenida en el primer párrafo de ese artículo, y prevén sendos
supuestos en los que las obligaciones de pago en moneda extranjera deben solven-
tarse precisamente en ella y no en moneda nacional. Esos casos de excepción son
los siguientes:
a) Obligaciones de pago en moneda extranjera originadas en situaciones o
transferencias de fondos desde el exterior, que se lleven a cabo a través del
Banco de México o de instituciones de crédito, y
b) Obligaciones originadas por depósitos bancarios irregulares de dinero, que
se constituyan en moneda extranjera, siempre que el depositario se haya
obligado en forma expresa a efectuar el pago precisamente en esa moneda.
Esta forma de pago sólo puede establecerse en los casos en que las
autoridades bancarias lo autoricen y regulen mediante normas de carácter
general que deben publicarse en el Diario Oficial de la Federación.
La primera excepción obedece al criterio de estimar procedente que las
personas a las que se sitúen divisas desde el exterior tengan derecho a recibirlas en
México, siempre que el tránsito de la moneda extranjera se realice a través del
sistema bancario; pues de esta forma tales transferencias quedan sujetas a la
regulación que el Banco de México considere conveniente establecer.
La segunda excepción procura que la banca mexicana, cuando así se justifique,
pueda recibir los depósitos antes mencionados para ampliar la gama de servicios
que ofrece al público y competir en la correspondiente captación con entidades fi-
nancieras del exterior. El Banco de México ha autorizado que estos depósitos
puedan constituirse por personas morales, en toda la República y, por personas
físicas, sólo cuando estas últimas residan en la zona fronteriza norte del país.
Conforme con lo dispuesto por la propia Ley Monetaria, las excepciones a que
se ha hecho mérito se entienden sin perjuicio del cumplimiento de las obligaciones
que, en su caso, impongan regímenes de control de cambios.
El artículo 90. del propio ordenamiento monetario señala que las prevenciones
del artículo 80. "no son renunciables y toda estipulación en contrario será nula".
Esta disposición, que viene desde la Ley Monetaria de 1905, tiene como
propósito impedir que, salvo los casos de excepción antes mencionados, se estipu-
len obligaciones en moneda extranjera pagaderas exclusivamente en ella, ya que
esas convenciones privarían a la moneda nacional del poder liberatorio que le
confiere la Ley Monetaria.
Los articulas 40. transitorio de la Ley Monetaria de los Estados Unidos
Mexicanos promulgada el 25 de julio de 1931, Y 90. transitorio de la ley de 26 de
abril de 1935, modificatoria de la primera, establecen un régimen especial en favor
de ciertos deudores de moneda extranjera, que permite a éstos transferir el riesgo
cambiario a sus acreditantes.
Las ventajas que el acogerse a estas disposiciones tiene para los obligados en
divisas y, en consecuencia, los inconvenientes que su aplicación presenta para los
42 DERECHO MONETARIO
considerados con el valor teórico que señala el artículo primero del proyecto (setenta
y cinco centigramos de oro puro por peso).
36 SemanariO Judicial de la Federación, Época 7a.: ts. 151-156, p. 221. ts. 163-168, p. 103, ls.
109~114. p. 121, ls. 139-144, p. 85, 15. 151~156. p. 222, ts. 193-198. p. 94. Época 8a.: Amparo Ducclo
2063/87 Pérez Avclla y otra; Amparo Directo 478/86 Valencia Caballero, Informe de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación 1986. p. 71.
44 DERECHO MONETARIO
d) Si bien es cierto que confonne a los artículos 359 del Código de Comercío
y 2389 del Código Civil para el Distrito Federal, "consistiendo el préstamo
en dinero, pagará el deudor devolviendo una cantidad igual a la recibida",
también lo es que dichos artículos agregan "confonne a la Ley Monetaria
vigente en la República al tiempo de hacerse el pago"; por lo que,
atendiendo a las prevenciones del artículo 80. correspondiente a este último
ordenamiento, en obligaciones de pago en moneda extranjera, ese tantum-
dern se satisface entregando la moneda objeto de la obligación o su
equivalente en moneda nacional.
e) Considerar que los artículos transitorios objeto de estos comentarios tienen
como propósito privar de efectos jurídicos a actos simulados haciendo
prevalecer el acto real, no es sostenible; ya que además de carecer de sentido
en una disposición transitoria, no torna en cuenta el régimen prevaleciente
de 1918 a 1931, conforme al cual las operaciones señaladas no tenían por
origen una simulación, pues fueron pactadas y cumplidas por los acreedo-
res, con sujeción al estatuto vigente al celebrarse dicha operación, estatuto
que, a mayor abundamiento, hacía innecesarias tales simulaciones.
/) Sostener que a los preceptos de referencia se dio el carácter de transitorios
porque el legislador estimó que los supuestos contemplados en ellos sólo
se presentarían durante un corto tiempo, pues pronto se restauraría la
confianza del público en la moneda nacional, no es argumento aceptable
conforme a una sana técnica jurídica.
g) La refonna introducida a la Ley Monetaria el 27 de abril de 1935 priva de
poder liberatorio a las piezas de plata sustituyéndolas como moneda
fundamental por los billetes del Banco de México. Tal refonna requería
introducir cambios de significación en lo dispuesto por el artículo 40.
transitorio de 1931, debido a que éste señalaba como medios de pago en
los supuestos a que se refería, precisamente a las monedas acuñadas en plata
a las que la refonna de 1935 retira curso legal. De allí la diferencia entre
las monedas de pago que prevé el artículo 40. transitorio y las que determina
el 90. transitorio.
Por otra parte, al sustituir como moneda fundamental las piezas de plata por
billetes del Banco de México se entró de lleno a un régimen de moneda fiduciaria.
En él, la paridad legal, propia de un sistema monetario de patrón metálico y referida
a una equivalencia teórica entre el oro y la plata monetarios, dejó de tener sentido,
y fue inaplicable para detenninar el pago en pesos de las obligaciones en moneda
extranjera previstas en el régimen transitorio a comentario. Por ello en el artículo
90. transitorio se sustituye el ténnino "paridad legal" por una referencia al tipo de
cambio. Ésta es la explicación de por qué el régimen transitorio de la ley de 1931
se mantiene en el ordenamiento de 1935.
En este orden de ideas es pertinente señalar que la citada paridad o equivalencia
monetaria fue suprimida en la ley pocos meses más tarde, haciéndolo en agosto de
1936.
OBUGACIONES DINERARIAS 47
LA POLÍTICA CAMBIARlA
Esta política y la monetaria son correlativas, pues los efectos de una inciden
ampliamente en los de la otra. Por eso, al conferirse autonomía a los bancos
centrales asignándoles por función primordial dirigir la política monetaria, se
plantea la cuestión de resolver si la ley debe darles también la conducción de la
política cambiaria, o bien, es pertinente que ésta continúe siendo atribución del
gobierno.
La primera propuesta toma en cuenta los inconvenientes que presenta disociar-
las dando en cada una de ellas competencia a distinta autoridad.
La segunda propuesta reconoce que la política cambiaría precisa sujetarse al
control del gobierno debido a que está directamente relacionada con otras políticas
a cargo de éste, corno las de comercio exterior, de deuda pública externa o de
inversiones extranjeras. También tomando en cuenta que la política cambiaria
puede tener, en ciertos casos, efectos políticos de considerable magnitud, siendo
éste el caso de una devaluación.
Para conciliar estas dos posiciones se plantea una tercera, consistente en referir
al gobierno la conducción de la polftica cambiaria, estableciendo mecanismos que
permitan adecuada coordinación entre esta política y la monetaria dirigida por el
banco central.
Esta tercera fórmula es la que se establece en los ordenamientos jurídicos
aplicables a los bancos centrales autónomos; salvo el caso del Banco Central de
Chile, cuya ley le confiere competencia para formular ambas políticas.
Nuestra Constitución establece (art. 28, párrafo séptimo): "El Banco Central,
en los términos que establezcan las leyes y con la intervención que corresponda a
las autoridades competentes, regulará los cambios [ ... ] contando con las atribucio-
nes de autoridad necesarias para llevar a cabo dicha regulación y proveer a su
observancia. ,.
Tal disposición deja a la ley secundaria determinar el régimen de facultades
concurrentes referido a la formulación y al manejo de la política cambiaria.
La Ley del Banco de México (art. 21) dispone que éste debe actuar en materia
cambiaria de acuerdo con las directrices que determine una comisión de cambios
integrada por el secretario y el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, otro
subsecretario de dicha dependencia que designe su titular, el gobernador del banco
50 DERECHO MONETARIO
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en 1870 con anotaciones relativas a las reformas introducidas por el Código de 1884,
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