Sei sulla pagina 1di 7

Por Qué a Veces No Sabemos lo que

Realmente Amamos?
La mayoría de personas vivimos un cierto grado de desconexión interna: muchas veces no
sabemos lo que realmente amamos, lo que realmente queremos ni lo que realmente pensamos.
¿Cómo puede ser algo así?
¿Cómo puede ser que no sepamos algo tan íntimo nuestro? Al fin y al cabo, son cosas sobre
nosotros mismos. Que no sepamos cosas externas a nosotros puede tener cierto sentido, pero
que no sepamos cosas sobre nosotros es bastante extraño.
Hoy hablaremos en detalle de este tema. Explicaremos por qué los seres humanos nos hemos
“desconectado” parcialmente de nosotros mismos, y cómo se produjo este proceso.
Este es un mensaje canalizado, como otros que he ido publicando. Como te digo siempre en
estas ocasiones, no tengo un nombre para la entidad que transmite el mensaje. Solo sé que viene
de nuestro hogar y que nos ama profundamente.
Espero que te guste y que te sea de utilidad para comprender mejor cómo has llegado hasta aquí
y por qué.

SALUDOS DESDE TU HOGAR


Saludos querido, soy tu hermano de luz, y te saludo desde tu verdadero hogar. Ahora mismo, yo
y tus otros hermanos, estamos en un lugar lleno de luz y claridad. Es el lugar del que tú
procedes. Es donde estabas tú antes de venir a la Tierra, y a donde volverás algún día.
Al oír estas palabras, puede que te venga la idea de que quizás estamos en algún lugar especial
del universo: una especie de “cielo”, sea cual sea la visión que tengas sobre este concepto.
Pero no es así.
En realidad, el concepto de “lugar” no tiene nada que ver con el espacio en tres dimensiones.
Los diferentes lugares, al igual que los diferentes momentos del tiempo, son simplemente
diferentes estados de conciencia. Son diferentes “vibraciones”, si quieres decirlo así.
Así que, al decir que estamos en el lugar que es tu verdadero hogar, no nos referimos a ningún
punto en el espacio. Lo que en realidad queremos decir es que nos encontramos en el estado de
conciencia que es tu estado natural.
El estado de conciencia en el que estás ahora no es tu estado natural. Tu verdadera conciencia es
mucho más amplia, y abarca toda la existencia. Tú eres un ser de conciencia infinita e ilimitada.
Pero ahora, mientras estás viviendo esta experiencia humana, tu conciencia se limita. Y, durante
un tiempo, no percibes todo lo que existe.
Esta es la razón por la que no nos ves plenamente.
No es que estemos lejos.
Estamos aquí. Justo aquí.
Pero nos encontramos en un plano distinto de la conciencia.
Hoy hablaremos en detalle de este tema, y de por qué hay cosas que actualmente no percibes.
Concretamente, hablaremos de por qué a veces no ves claramente lo que realmente amas, lo que
realmente quieres ni lo que realmente eres.
Pero antes tenemos que preparar bien la energía. Por esto, en este tipo de comunicaciones,
nunca empezamos directamente con el tema a tratar.
Primero tenemos que daros un poco de tiempo para salir del modo puramente “humano” y
entrar en el modo “algo más”.
¿Puedes sentir este “algo más” ahora mismo?
¿Puedes sentir que esto no son solo palabras escritas y ya está?
Estamos aquí. Siempre estamos aquí.
Y tú eres más de lo que se ve a simple vista.
Mucho, mucho más.

LA DECISIÓN DE VENIR A LA TIERRA


Empezaremos hablando del proceso de transformación que experimentaste cuando decidiste
venir a la Tierra a vivir una experiencia humana. Este proceso es la clave de todo lo que sucede
en este planeta.
La idea principal es relativamente simple. Tú eres un ser de luz pura y conciencia ilimitada.
Antes de empezar esta aventura, estabas plenamente conectado con tu esencia. Pero luego, de
forma totalmente voluntaria y amorosa, decidiste pasar por un proceso que te desconectó
temporalmente de tu luz. Y esto es lo que te da la apariencia de ser un ser humano.
No eres un ser humano. Pareces un ser humano, y sientes como un ser humano. Pero no es lo
que eres.
Ahora entraremos en más detalles, pero primero es importante que interiorices la esencia de este
proceso: tú eres luz pura e ilimitada, y esta luz se desconectó parcialmente para crear una forma
aparentemente humana.
Siempre que hablamos de este tema, muchas personas se preguntan: ¿y por qué haríamos algo
así? Limitar nuestra luz es algo negativo. Ha creado dolor, guerras, sufrimiento… No tiene
ningún sentido…
Si tienes esta duda, te invitamos a reflexionar sobre una pregunta muy importante: ¿te gusta
estar aquí?
Es posible que, algunas personas, sin pensarlo demasiado, digan: no, no me gusta nada. La vida
en este planeta es muy dura. Me arrepiento de haber venido. Y espero no volver nunca más
cuando me vaya.
Pero esta no sería una respuesta sincera. Todos los que estáis aquí, queréis estar aquí. Hay una
manera muy sencilla de dejar el planeta, y lo sabéis perfectamente. Pero muy pocos tomáis esta
decisión.
Así que te lo preguntamos otra vez: ¿quieres estar aquí?
Mañana, cuando salga el sol, ¿quieres abrir los ojos y estar aquí?
Mira bien en tu corazón antes de responder.
Por supuesto que quieres estar aquí.
Eres como un alpinista que está en medio de una tormenta de nieve mientras asciende a la cima.
Es duro, sí. Es cansado, sí.
Pero quieres estar aquí.
Porque, en el fondo de tu alma, sabes perfectamente lo que estás haciendo.

LA MENTE Y LAS EMOCIONES


Es muy importante que, sea cual sea la situación en la que te encuentres, seas muy consciente en
todo momento de que quieres estar aquí.
Esto significa que la aventura de la Tierra no es “mala” ni “negativa”. Decidiste desconectarte
temporalmente de tu verdadera esencia por un buen motivo. Aunque sea duro a veces, te gusta
estar aquí. Y, en el fondo de tu corazón, sabes lo inmensamente poderoso que es.
Teniendo esto bien presente, hablaremos de cómo es este proceso de “desconexión” y de por
qué muchas veces no sabéis lo que realmente amáis.
Simplificándolo un poco, podríamos decir que todos los seres vivos tienen dos partes: una parte
emocional y una parte mental.
La parte mental sirve para crear (más sobre esto aquí). Cada vez que tienes un pensamiento,
creas una idea.
Estos pensamientos pueden ser sobre cosas que existen a nivel físico, o sobre cosas que no
existen aún físicamente. Cuando piensas sobre cosas que existen, lo que haces es crear
pensamientos que describen la realidad desde tu punto de vista (mira qué flor tan bonita, Juan
me cae muy bien, mi trabajo me aburre, etc.). En cambio, cuando piensas en cosas que aún no
existen, creas nuevas ideas de cosas que pueden llegar a existir físicamente. Pero en los dos
casos, estás creando .
La parte emocional, en cambio, lo que hace es reaccionar a los pensamientos que vas creando.
En cada instante de tu vida, si piensas en algo que te gusta, sentirás una emoción agradable. Y si
piensas en algo que no te gusta, sentirás una emoción desagradable. De esta manera, tienes un
indicador muy claro en todo momento de si estás creando cosas que resuenan con lo que
realmente amas o no.

EL PROCESO DE VENIR A LA TIERRA


Antes de empezar la aventura humana, estas dos partes que tienes, la emocional y la mental, no
tenían ningún límite. Eras totalmente consciente de todo lo que puedes llegar a pensar (y, por lo
tanto, crear) y también de tus emociones respecto a cada posible pensamiento.
Esto significa que tenías un abanico infinito de pensamientos posibles delante de ti, y todos los
veías claramente. Y también veías claramente cuáles de ellos resonaban con tu alma y cuáles no.
Lógicamente, en esta situación, solo ponías tu atención creativa en los pensamientos
constructivos y amorosos. Y, por lo tanto, solo creabas cosas constructivas y amorosas.
Pero, al venir a la Tierra, esto cambió. Es un proceso complejo que ahora mismo no os podemos
hacer llegar de forma completa, pero podríamos decir que la parte mental se limitó.
Esto es muy importante: cuando adoptáis una forma humana, la parte mental se transforma, pero
la parte emocional no.
Es decir, al venir aquí, tu parte mental cambió: se ocultaron muchas ideas de tu pasado, y
también muchas ideas potenciales de tu futuro. Por esta razón no recuerdas de dónde viniste ni
por qué, y también por esta razón muchas veces no ves claro hacia dónde ir.
Pero tu parte emocional está intacta. Tienes exactamente la misma capacidad de amar que antes
de venir.
Una capacidad totalmente ilimitada.

¿Y TODO ESTO PARA QUÉ?


Una pregunta muy lógica que puede surgir aquí es: ¿y todo esto por qué? ¿Por qué motivo se
limita la mente al venir a la Tierra? ¿Y con qué objetivo?
En lugar de dar una respuesta directa, pondremos un pequeño ejemplo.
Imagínate a una persona que ama la pintura. La ama tanto, que se pasa una gran parte del tiempo
pintando: probando nuevas ideas, estudiando nuevas técnicas, etc. Al cabo de los años, se
convierte en un gran pintor: con una gran destreza y con un estilo propio muy definido.
Esto, de entrada, es positivo: pinta cosas muy hermosas y con una gran personalidad.
Pero a la larga se convierte en un obstáculo. Al tener tanta experiencia, acaba haciendo siempre
cosas parecidas, y le cuesta innovar.
Así que decide probar un nuevo experimento: borrar de su mente todos sus conocimientos sobre
pintura, pero dejando intacto su amor por ella.
Quizás de entrada puede parecer una locura, pero es una manera de estar fresco, como un recién
nacido, y poder explorar más fácilmente nuevos caminos. Al seguir teniendo un gran amor por
la pintura, seguirá sintiendo el impulso de pintar. Y al no tener ideas pasadas en su mente, le
será más fácil tener ideas nuevas.
Seguramente, al principio será duro, porque tendrá que volver a aprender a pintar, y durante un
tiempo no tendrá claro cómo hacerlo ni hacia dónde ir. Pero, con mucha probabilidad, acabará
siendo otra vez un gran pintor, y por el camino creará muchas cosas nuevas.
Ahora bien, imagínate que lo hiciera a revés. Imagínate que dejara su mente intacta, con todos
los conocimientos que tiene, y borrara el amor.
Entonces no sucedería nada. Tendría muchos conocimientos, pero no tendría amor. Y, por lo
tanto, no haría nada. No sentiría ningún impulso de pintar ni de crear.
Por esta razón el proceso de venir a la Tierra es el que es.
La mente se bloquea parcialmente para que olvidéis durante un tiempo vuestros conocimientos.
Esto es duro al principio, y hace que os sintáis perdidos en muchas cosas, pero también os da
una mirada totalmente fresca y os permite crear cosas nuevas.
Y no tiene absolutamente ningún riesgo, porque vuestro amor está intacto.
El impulso vital y amoroso que mueve la vida está presente en ti igual que siempre. Tu
capacidad de sentir y amar no se ha reducido en lo más mínimo.
Lo único que ha cambiado es tu mente. Por esto a veces no ves claro qué camino seguir: las
ideas que realmente amas están escondidas, y a veces no las ves.
Pero están allí, esperando que las encuentres.
Y si escuchas a tu corazón, tu amor te llevará hasta ellas.
Un gran abrazo,
Tu hermano de luz.
Autor de la foto: Joe Parks.

Para poder econtrar tu lugar en el mundo, y ser feliz, es imprescindible que escuches con atención
a tus sentimientos. Ellos son los únicos que saben quién eres realmente; son los únicos que
tienen la información necesaria para poderte guiar.
A la práctica, pero, no siempre es fácil saber qué sentimos exactamente; básicamente, porque
nos cuesta diferenciar claramente lo que queremos realmente, de lo que creemos que
queremos. La sociedad que tenemos nos bombardea tan a menudo con opiniones e ideas
sobre lo que tendríamos que desear, que ya no sabemos qué sentimos de verdad.
Para encontrar nuestro propio camino, tenemos que poner orden en nuestro interior y aprender
a separar los deseos reales de los que no lo son. O dicho de otro modo, averiguar si lo que
creemos que queremos es lo que queremos realmente.
En este punto, es imprescindible ser muy sinceros con nosotros mismos. Y no es fácil serlo,
porque, en algunos casos, puede suponer un descalabro. Nuestra vida está construida
alrededor de nuestras creencias, y a veces no todo el mundo está preparado para descubrir
que no son ciertas. Así que podemos estar tentados de convencernos de que ya sabemos lo
que queremos, y evitarnos así el trabajo que comporta afrontar la realidad.
Pero si nos engañamos a nosotros mismos, a pesar de que puede ser que evitemos algún
dolor de cabeza a corto plazo, a la larga no haremos otra cosa que perjudicarnos. Sin hacer
caso a nuestros sentimientos, los de verdad, es imposible ser feliz.

Autor de la foto: Joe Parks.

Te sientes perdido? ¿No sabes muy bien qué haces en este mundo ni cuál es el sentido de tu
vida? Pues continúa leyendo, aquí te dejo algunas pistas importantes para encontrar tu lugar
en el mundo.

NO ERES COMO ERES POR CASUALIDAD


El universo tiene una característica muy importante, que además es muy útil a la hora de
comprender mejor nuestra vida: nada es como es por casualidad, todo lo que existe tiene una
forma asociada a su función.
Las sillas, por ejemplo, no tienen patas y un asiento por azar, sino para que nos podamos
sentar; nuestro corazón tiene cuatro cavidades con paredes musculares para poder bombear la
sangre; las raíces de los árboles son como son para captar los nutrientes de la tierra, etc. La
forma de cualquier cosa está asociada a su función; este hecho se cumple siempre. Y tú no
eres ninguna excepción.
Así pues, no eres como eres por casualidad. Tienes una función dentro del universo, y tu
forma es perfecta para llevarla a cabo.

TU LUGAR EN EL MUNDO: PUEDES DESCUBRIRLO A TRAVÉS DE TU


FORMA
Cuando no sabemos cuál es la función de una cosa, podemos intentar descubrirla a través de
su forma. Es decir, si miramos un objeto desconocido, podemos intentar descubrir para qué
sirve analizando cómo es. ¿Tiene ruedas? ¿Es grande o pequeño? ¿Tiene algún mecanismo?
A través de estas y otras preguntas, podemos ir deduciendo cuál es su función.
Esto mismo lo puedes hacer contigo mismo. Puedes analizar tu forma como persona: ¿cómo
eres? ¿Qué habilidades tienes? ¿Qué te gusta? ¿Qué sabes hacer mejor? Todas estas
cuestiones hacen referencia a tu manera de ser, y apuntan en una dirección: tu lugar en el
mundo.
Este proceso de análisis se puede dividir en dos pasos.

PASO 1 PARA ENCONTRAR TU LUGAR EN EL MUNDO: ANALIZA TUS


SENTIMIENTOS
Los sentimientos son una parte importantísima de nuestra vida que, desgraciadamente, a
menudo dejamos en segundo plano. Pensamos que la razón es mucho más sólida y fiable,
cuando la realidad es todo el contrario: los sentimientos son los que realmente saben cuál
es nuestro camino.
Al fin y al cabo, ¿de qué va la vida? ¿De trabajar? ¿De formar una familia? ¿De luchar para
sobrevivir? Bien, un poco sí que va de todo esto, pero detrás hay un objetivo mucho más
básico: sentirse bien. Esta es la finalidad principal de la vida; es lo que todos queremos
conseguir.
Y los sentimientos son los que saben qué es lo que nos hace sentir bien. En el fondo, nos están
marcando un camino; nos están diciendo qué tenemos que hacer para ser felices.
¿Qué te gusta hacer? ¿Qué experiencias quieres vivir? ¿De que te gustaría trabajar? ¿Con
qué tipo de personas quieres relacionarte? Las respuestas a este tipo de preguntas te están
indicando cuál es tu lugar al mundo.

PASO 2: ANALIZA TUS CAPACIDADES


Simplemente escuchando nuestros sentimientos, podemos ver claramente cuál es nuestro
lugar en el mundo. Una persona que está conectada con lo que siente no tiene nunca ninguna
duda. Pero esto no siempre es fácil, ¿verdad? Por esta razón, es útil analizar también nuestras
capacidades.
¿Qué se te da bien? ¿Qué habilidades tienes? Si respondes a estas preguntas, verás que tus
capacidades también indican un camino: el de las cosas que sabes hacer mejor. ¡Y este
camino coincide con lo que te gusta hacer! No es por casualidad, el universo es muy sabio.
Así pues, tu lugar en el mundo es la respuesta a dos preguntas: “¿qué te gusta?” y
“¿qué sabes hacer?”.
Estás preparado para hacer aquello que más te gusta. Esto es lo que has venido a hacer a la
Tierra, y lo que el universo espera que hagas.

La Fórmula de la Felicidad

¿
Qué es exactamente la felicidad? Y lo que es más importante: ¿cómo se obtiene? ¿Existe alguna
fórmula?
Hay días que nos sentimos muy bien, y días en que la vida parece un martirio, y no siempre
sabemos por qué. A veces parece que la felicidad es una cosa caprichosa que viene y va cuando
quiere, sin que nosotros podamos controlarla, ¿verdad?
Pero la realidad es que la felicidad sigue una regla muy simple. La fórmula de la felicidad
existe, y si la conocemos, podemos entender perfectamente cómo funciona y cómo obtenerla.

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?
Lo que llamamos felicidad es simplemente un aspecto de la gran fuerza que mueve el universo,
que no es otra que el amor. Aunque utilizamos dos palabras diferentes, amor y felicidad son
dos aspectos de la misma cosa; son la misma fuerza vista desde dos puntos de vista diferentes.
En cierto modo, podríamos decir que el amor es una fuerza que va desde dentro hacia fuera
porque, cuando amamos, el amor sale de nuestro interior y viaja hasta el objeto amado. La
felicidad, en cambio, va en sentido contrario, de fuera para adentro, porque es el sentimiento
que se produce en nosotros cuando vemos o experimentamos cosas que nos gustan.
Desde nuestro punto de vista, parecen dos cosas diferentes, porque una sale de nosotros y la otra
entra, pero en realidad son la misma fuerza formando un círculo.

¿CUÁL ES LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD?


La clave del bienestar se encuentra en el hecho de ver claramente que el amor y la felicidad son
la misma fuerza viajando en dirección contraria: el amor que expresamos se refleja en aquello
que amamos y vuelve a nosotros en forma de felicidad. O lo que es lo mismo:

Felicidad = amor expresado


Es decir, la cantidad de felicidad que sentimos es exactamente igual a la cantidad de amor
que estamos expresando. Ni un poco más, ni un poco menos. Es una fórmula exacta que
cualquiera puede comprobar.
Podemos amar a una persona, a una profesión, a un paisaje, a nosotros mismos o a cualquier
otra cosa. Es completamente indiferente cuál es el objeto receptor de nuestro amor, lo único que
importa a la hora de ser felices es que lo expresemos. Cuando expresamos nuestro amor, nos
sentimos felices; cuando no, no. Así de sencillo.

Potrebbero piacerti anche