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Empowerment… ¿Qué diría Paulo Freire?

Daniel Díaz Vera


Psicólogo, Pontificia Universidad Católica de Chile
Programa de Magister en Psicología Social – Comunitaria UC

Este escrito tiene por objetivo presentar las ideas centrales del concepto de Empowerment,
según las presenta Zimmerman (2000), a la vez de hacer una revisión de estas propuestas bajo la
mirada de otros autores cuyos escritos pueden permitirnos percibir nuevos ángulos de lo escrito por
Zimmerman. Se culmina con una discusión referida a las consecuencias potenciales de algunas
prácticas relacionadas estrechamente con los fundamentos teóricos aquí expuestos.

Marc A. Zimmerman describe en su artículo la teoría del empoderamiento, allí indica que este es
tanto una orientación valórica para el trabajo con la comunidad, como un modelo teórico para la
comprensión del proceso y las consecuencias de los esfuerzos para obtener control e influencia sobre
las decisiones que afectan la vida de uno, el funcionamiento de las organizaciones y la calidad de la
vida comunitaria. La orientación valórica del empoderamiento sugiere objetivos, metas, y estrategias
para la implementación del cambio, mientras que la teoría del empoderamiento provee principios y un
marco de referencia para la organización del conocimiento.
La teoría del empoderamiento debe ser estudiada como proceso y como resultado, en lo primero
cabe observar las estrategias que se llevan adelante, mientras que en el segundo se observan los
resultados de los intentos de las personas o comunidades para obtener poder.
El autor indica que el empoderamiento debe ser también estudiado en los diferentes niveles en
que acontece, es así como describe los elementos que han de considerarse al a nivel individual, en el
nivel organizacional y en el nivel comunitario.
Al revisar lo expuesto por el autor en lo relativo al empoderamiento en el nivel individual, que
hace análogo al empoderamiento psicológico, es posible encontrar al menos tres componentes
centrales: creencias acerca de las propias competencias, esfuerzos para ejercer control y comprensión
del contexto socio – político. Quisiera detenerme en este último punto.
La comprensión del ambiente socio – político, o conciencia crítica, refiere –según el autor- a la
capacidad de analizar y entender la situación social y política de uno. Identificando quién “tiene el
poder” (o tiene poder), sus recursos, entre otros aspectos. Hasta aquí puede resultar sensata la
propuesta, pero al darle una perspectiva de “poder” los sencillos e inocentes postulados de Zimmerman
pueden adquirir formas insospechadas.
La Psicología comunitaria no puede obviar el tema del poder, por cuanto la nuestra es una
disciplina que está involucrada con el cambio social (Serrano-García & López, 1994; Roth, 2000;
Montero 2003, 2004). En la literatura científica se encuentran diversidad de conceptualizaciones de
“poder”, sin embargo es posible encontrar dos categorías que enmarcan el concepto, estas son la
simetría y la capacidad. La simetría está asociada a la concepción del poder como una posesión u
objeto, la cual se distribuye asimétricamente, con posibilidad de cambio. Las bases del poder, desde
este punto de vista, estarían en el control de recursos o en el control de los procesos de toma de
decisiones. De esta manera podemos arribar a una concepción del poder como relación social, la cual
se compone de dos agentes, ubicados socio - históricamente en una base material asimétrica, en
entran en conflicto por un recurso que uno controla y que al otro le interesa (Serrano-García & López
Sánchez, 1994). Este estado asimétrico deviene en relaciones de poder en tanto un individuo o
colectivo percibe esta ideología imperante. Aquí es donde vuelve a surgir la “conciencia” como tema
central.
El “diálogo” en Freire (1969, 1997) es un componente central de su pedagogía liberadora, y nos
llama la atención sobre las condiciones de desigualdad y de opresión que niegan la posibilidad de
dialogar. De ahí la necesidad de desarrollar acciones que nos permitan hacer partícipes a todas las
personas de la construcción del mundo humano y cultural (Alfaro, s/a), perspectiva inimaginable bajo
condiciones de dominación socio –cultural.
Entramos, entonces, en tierra de nadie, al visualizar un terreno de dominación socio –cultural,
para la cual la propuesta de Freire (sin salirse del positivismo de Zimmerman) es llevar a la comunidad a
sacudirse de estas estructuras de dominación mediante la conciencia de ello. Su educación popular
transita por senderos de indesmentible hálito Marxista, mientras Zimmerman obvia el cambio social
estructural, y deja la conciencia crítica como componente individual (empoderamiento Psicológico), sin
siquiera mencionarla en el nivel organizacional o en el comunitario, dejando una visión de un tipo de
cambio social “descafeinado” muy “políticamente correcto”.
Este cambio social “políticamente correcto”, puede ser presentable para quienes toman las
decisiones y sostienen las intervenciones a nivel social comunitario, pero se puede tornar intolerable e
indigno para quienes a nivel de comunidad sufren las consecuencias de condiciones estructurales, las
que terminan por cobrar un carácter de intocables para los interventores, los cuales están en medio de
un incómodo conflicto de lealtades entre sus “principios” y sus “benefactores – mecenas”, debiendo, la
mayor parte de las veces, ejecutar acciones cosméticas sobre sus proyectos de modo tal de darles un
aspecto limpio y exento de “los peligros de la politización de los procesos sociales”.
Esta estrategia es, por lo menos, peligrosa, hace emerger una esquizofrenia funcional que agota
a los equipos, que distrae a los profesionales, y arrastra a los extremos del cinismo, arrastrando a los
equipos a hacer casi cualquier cosa por terminar presentándose histéricamente condescendientes con
aquellos a los que deben rendir cuenta. Si bien puede aparecer como una estrategia legítima por cuanto
resulta adaptativa (al fin y al cabo “entregan la plata”), da clara cuenta de la carencia de legitimidad de
nuestras propuestas teórico - técnicas. Esta suerte de guerra de guerrillas puede incluso verse como
una curiosidad, pero nos deja en una situación de fragilidad profesional que puede llevarnos
sencillamente a la extinción.
De cierto modo, el escenario que se traza da lugar a comprender que los psicólogos
comunitarios (y también otras profesiones que realizan trabajo con comunidades) sostienen un doble
discurso muy “funcional”. Por una parte sostienen argumentos para quienes sean que financias sus
actividades: gobierno o fundaciones, a las que se las halaga poniendo en los proyectos cada una de las
palabras que ellos mismos han transmitido en su meta de trabajo o en su papelería; mientras que por
otra parte se mantiene un discurso interno muy crítico y “subversivo”, que rastrea las bases de la
situación que como organización abordan, situando las raíces del desarrollo en el cambio social (o algo
muy parecido a ello), lo que obviamente jamás saldrá de esas paredes, pues los financistas saldrían en
desbandada de enterarse de aquello (al menos eso es lo que se cree).
De seguir así, por no hacer lo que se cree se terminará haciendo lo que se dice, esto es,
sosteniendo estrategias de intervención vacías, superficiales y solo dirigidas a mantener el flujo de
dinero que permite la existencia de la institución, sin que tal organización se dirija, efectivamente hacia
ninguna parte.

Referencias

Alfaro, J. (s/a). Discusiones en Psicología Comunitaria. Santiago: Universidad Diego Portales.


Freire, P. (1997). Pedagogía del oprimido. México: Siglo Veintiuno Editores.
Freire, P. (1969). Educação como pratica da liberdade. Brasil: Terra Nuova.
Montero, M. (2003). Teoría y Práctica de la Psicología Comunitaria. Buenos Aires: Paidós.
Montero, M. (2004). Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Buenos
Aires: Paidós.
Serrano-García, I. & López, G. (1994). Una perspectiva diferente del poder y el cambio social para la
psicología social – comunitaria. En Montero, M. (Ed.) Psicología Social – Comunitaria.
Guadalajara: Universidad de Guadalajara.
Roth, E. (2000). Cambio social y decisiones comunitarias. Análisis de factores psicosociales. Revista
Latinoamericana de Psicología, 32 (1), 9 – 29.
Zimmerman, M. (2000). Empowerment Theory: Psychological, Organizational and Community Levels of
Analysis. En Rapaport, J. & Seidman (Eds.) Handbook of Community Psychology. New York, NY:
Kluwer. 43 – 63.

©DDV, 2003/2004
www.comunitaria.cl

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