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FIDELIDAD HASTA

QUE LA MUERTE NOS SEPARE


• MC.10, 7“Por eso dejará el hombre a su padre
y a su madre, y se unirá a su esposa,
• 8 y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.”
• Así que ya no son dos, sino uno solo. 9 Por
tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe
el hombre.
• El matrimonio cristiano es un sacramento
instituido por Jesucristo para santificar la
unión indisoluble entre un solo hombre
con una sola mujer, y da las gracias
necesarias para procrear y educar
cristianamente a los hijos, y para amarse
y ayudarse mutuamente.
• La iglesia enseña que el consentimiento
matrimonial es el acto de la voluntad por
el cual el varón y la mujer se entregan y
aceptan mutuamente en alianza
irrevocable para constituir el matrimonio
(CDC, c. 1057, 2)
El Papa Juan Pablo II nos dice en la
Encíclica Familiaris Consortio:
• "La familia, fundada y vivificada por el amor,
es una comunidad de personas: del hombre y
de la mujer como esposos, de los padres y de
los hijos, de los parientes.
• Su primer cometido es el de vivir fielmente la
realidad de la comunión con el empeño
constante de desarrollar una auténtica
comunidad de personas.
• El principio interior, la fuerza permanente y la
meta última de tal cometido es el amor: así
como sin el amor la familia no es una
comunidad de personas, así también sin el
amor la familia no puede vivir, crecer y
perfeccionarse como comunidad de
personas."
Estas exigencias pueden resumirse en:

• la unidad
• la fidelidad
• la totalidad
• la indisolubilidad
• la fecundidad
• La necesaria unidad
• En un matrimonio, la unidad es necesaria y
alcanzarla se convierte en un deber. Hay que
llegar a ella porque es cuestión de vida o
muerte en relación con su amor.
• En realidad, un matrimonio no puede vivir ni
sobrevivir si no logra unirse sólidamente para
hacer frente a los innumerables obstáculos
que surgen inevitablemente en el transcurso
de toda existencia humana.
• También, es necesaria esta unión, puesto que
en la vida conyugal hay que tomar muchas
decisiones. La unidad es condición de la paz;
sin ella, el hogar se convierte en un auténtico
campo de batalla.
• Se necesita unidad para establecer juntos los
parámetros que se persiguen en la educación
de los hijos. Ellos encontrarán su crecimiento,
formación y desarrollo cuando los padres
están en la misma sintonía.
• Si los padres, por el contrario, viven en
contraposición uno con el otro, los hijos
sufrirán, e impedirán esa sana paz familiar.
• "La comunión primera es la que se instaura y
se desarrolla entre los cónyuges; en virtud del
pacto de amor conyugal, el hombre y la mujer
‘no son ya dos, sino una sola carne’ y están
llamados a crecer continuamente en su
comunión a través de la fidelidad cotidiana a
la promesa matrimonial de la recíproca
donación total." (FC, 19).
La fidelidad protege al amor

• El amor sólo puede sobrevivir si se acepta la


fidelidad.
• El amor es una elección que compromete la
libertad.
• Toda elección es exclusiva.
• Si te escojo a ti como esposa, renuncio a todas
las demás mujeres que existen.
• El amor supone el compromiso irrevocable de
mi libertad.
• Cuando se ama hasta el punto de unirse en
matrimonio, se ha elegido libremente decir sí
al amado.
• Amar es decir al otro tú eres el único, mi
único.
• Todos los que aman verdaderamente
experimentan, como por intuición, esta
necesaria exclusividad.
• La fidelidad es la prueba del amor.
• Cuando por amor nos volvemos dos en uno, el
único camino recto es el de la fidelidad.
• Si falta la unidad, se destruye el amor.
• Porque el amor es fecundo, llegarán los hijos,
quienes tienen derecho a un hogar, donde
crezcan como personas, que se les ame, que
se le eduque.
• Para lograrlo, es necesario que los esposos
vivan su amor con fidelidad.
• Por ser fecundo, el amor aspira a la fidelidad. De
modo que el cónyuge infiel, además de contradecirse
a sí mismo, miente a su familia.
• Nadie tendrá jamás derecho, bajo ningún pretexto, a
ser infiel.
• La fidelidad debe de iniciar por el corazón, por los
sentimientos.
• Ser fiel al cónyuge quiere decir, antes que nada,
reservar el corazón para él.
• Hay que ser fiel al propio amor.
• Posiblemente no se llegue a la infidelidad carnal,
pero el corazón ya pertenece a otro
Fidelidad de mente y cuerpo
• La fidelidad, además, ha de ser de mente, de
pensamientos.
• Guardar los pensamientos para el cónyuge,
con exclusividad.
• Ya lo dice Nuestro Señor en el Evangelio según
san Mateo: Aquel que mira a una mujer con
malos deseos ya es adúltero en su corazón (Mt
5,28).
• Finalmente, la fidelidad ha de ser corporal.
Desde el momento de recibir el Sacramento
del Matrimonio, el cuerpo es donado a la
persona amada, al cónyuge.
Juntos para siempre

• En el matrimonio se expresa un compromiso


libremente adquirido por cada uno de los
cónyuges. Una totalidad en la entrega del don
de sí. Cuando un matrimonio se funda en el
egoísmo, el paso del tiempo hace insoportable
la carga que conlleva. Cuando se funda en el
auténtico amor, el paso del tiempo se
convierte en una dulce carga, que pide y exige
la indisolubilidad.
Nos dice el Papa Juan Pablo II:

• "Es deber fundamental de la Iglesia reafirmar con


fuerza la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio;
a cuantos, en nuestros días,
• consideran difícil o incluso imposible vincularse a una
persona por toda la vida y a cuantos son arrastrados
por una cultura que rechaza la indisolubilidad
matrimonial y que se mofa abiertamente del
compromiso de los esposos a la fidelidad,
• es necesario repetir el buen anuncio de la perennidad
del amor conyugal que tiene en Cristo su fundamento y
su fuerza." (FC, 20).
FIDELIDAD, HASTA
QUE LA MUERTE NOS SEPARE

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