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Filósofos Presocráticos:

1. Anaxímenes de Mileto:

Biografía: El tercer filósofo de la escuela de Mileto fue Anaxímenes. Floreció hacia el 546-45 y
murió hacia el 528-25 (63.a Olimpiada). Debió de ser más joven que Anaximandro, al menos,
Teofrasto dice que era «discípulo y compañero» de Anaximandro. Escribió un libro, del que ha
sobrevivido un breve fragmento. Según Diógenes Laercio, «escribió en purísimo dialecto jonio.

Discípulo de Anaximandro, se desconocen la mayor parte de los detalles de la biografía de


Anaxímenes de Mileto y de sus actividades. El historiador Apolodoro de Atenas afirma que
vivió hacia la época de la toma de Sardes y murió antes de que la ciudad de Mileto fuera
destruida. Al parecer, Anaxímenes llevó a cabo diversas investigaciones astronómicas y
meteorológicas y, según Diógenes Laercio, escribió una obra hoy perdida que se tituló Sobre la
naturaleza.

La cuestión filosófica que más interesó a los filósofos milesios (quienes, por otra parte,
emprendieron también variadas investigaciones y especulaciones científicas) fue la
determinación de un principio constitutivo y originario (el arjé o arché) común a todas las
cosas; los milesios supusieron que, tras la aparente variedad de seres que forman la fisis
(naturaleza o mundo físico), existía un substrato único que permitía dar cuenta de la
constitución y origen de todos los seres. Para Tales de Mileto, tal principio era el agua.
Anaximandro, discípulo de Tales, dio un paso hacia una mayor abstracción al postular como
arjé no una sustancia física, sino el ápeiron (lo indefinido o lo indeterminado).

Teoría Filosófica: Anaxímenes y el Aire – Arjé: También se sabe que él fue el primer filosofo
en plantear la importante teoría del arjé o arché, que afirma la existencia de un principio
material original del cual se desprende la aparición de todas las cosas. Para Anaxímenes, el
arjé era el aire. La doctrina de Anaxímenes parece, ya a primera vista, un franco retroceso con
respecto a la posición alcanzada por Anaximandro, pues, abandonando la teoría del ἄπειρον,
sigue a Tales en lo de indicar una sustancia determinada como elemento primigenio. Este
elemento determinado no es el agua, sino el aire. Tal vez se lo sugiriese así el hecho de la
respiración, pues el hombre, mientras respira, vive, y es fácil que, por ello, parezca el aire el
principio vital. En realidad, Anaxímenes traza un paralelo entre el hombre y toda la naturaleza.
«Así como nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así también el aliento y el aire
circundan todo el Cosmos. El aire es, por consiguiente, el Urstoff del mundo, del que se
originaron las cosas que existen, existieron y existirán, los dioses y las cosas divinas, mientras
que los demás seres proceden de su descendencia. Explicar cómo todas las cosas provienen
del aire es, sin duda, tarea difícil, y precisamente en la solución que propuso Anaxímenes es
donde se ve un rasgo de su genialidad.

Para explicar la formación de los objetos concretos a partir del elemento primitivo, introduce
las nociones de condensación y rarefacción. El aire es, de suyo, invisible, pero se hace visible
en este proceso de condensación y rarefacción, convirtiéndose en fuego cuando se dilata o
enrarece, y en viento, nubes, agua, tierra y finalmente en piedra cuando se condensa. A decir
verdad, esta concepción de las condensaciones y rarefacciones sugiere otro motivo por el que
Anaxímenes pudo identificar el elemento primordial con el aire: pensó que, cuando el aire se
enrarece, se hace más cálido y, así, tiende a transformarse en fuego, mientras que cuando se
condensa se enfría y tiende a la solidificación.

El aire se halla, pues, entre el círculo de llamas que lo envuelve todo y la masa fría y húmeda
de su interior, y Anaxímenes se decide por el aire como por una especie de ambiente vital
intermedio. Lo importante de su doctrina cabe decir que es, con todo, el intento de basar lo
cualitativo en lo cuantitativo, pues a esto se viene a reducir, en terminología moderna, su
teoría de la condensación y la rarefacción.

Universo y hombre

 Anaxímenes fue el primer filósofo en entender al mundo como un ser vivo con un
alma propia, análoga al alma de los hombres. De esta manera, cuando los hombres
morían su alma se unía a la del universo.
 Sus conocimientos en meteorología, astronomía y filosofía le llevaron a plantear que
la Tierra era plana y flotaba en el aire.
 Este planteamiento fue considerado como un paso atrás, comparado con aquellos
hechos por otros filósofos griegos. Por otro lado, gracias a sus conocimientos en física
también planteó que los astros no se movían bajo la Tierra, sino alrededor de ella.

Unificación causal

 Los miembros de la Escuela Milesia acostumbraron a tener una percepción


general sobre los elementos y fenómenos que estudiaban.
 Anaxímenes no abordaba sus angustias naturales como casos aislados, sino que
buscaba un carácter unificador en los distintos comportamientos o
manifestaciones naturales que lo inquietaban.
 Esto permitió reducir las atribuciones divinas que se le daban a ciertos fenómenos
naturales para entonces, y Anaxímenes se permitió integrarlos a su posición
unificadora a través del aire como elemento responsable, incluso, de formar los
cuerpos extraterrestres conocidos para entonces, como el Sol.

Situaciones curiosas: Dícese que Anaxímenes observó que cuando expelemos con la boca
abierta el aliento éste es caliente, y que, cuando lo exhalamos con la boca casi cerrada, es frío:
sería ello una prueba experimental de su tesis. Lo mismo que Tales, concebía la tierra plana,
pero flotando por el aire como una hoja. Según Burnet, «la Jonia no fue nunca capaz de
aceptar el punto de vista científico en lo relativo a la Tierra, y aun Demócrito siguió creyendo
que era plana». Anaxímenes dio una curiosa explicación del arco iris: se debería a los rayos del
sol cayendo sobre una nube espesa que no puede atravesar. Zeller subraya la gran distancia
que hay desde Iris, la divina mensajera de los dioses de Homero, a esta explicación
«científica».
2. Anaximandro de Mileto.

Biografía: (Mileto, hoy desaparecida, actual Turquía, 610 a.C. - id., 545 a.C.) Filósofo, geómetra y
astrónomo griego. Como los restantes filósofos de Mileto, ciudad griega en que surgió la primera
escuela filosófica de la historia del pensamiento occidental, Anaximandro de Mileto supuso la
existencia de un arjé o principio constitutivo y originario común a todos los seres de la naturaleza.
Pero a diferencia de sus compañeros de escuela, que identificaron el arjé con una sustancia física
(el agua en Tales de Mileto, el aire en Anaxímenes), Anaximandro estableció como primer
principio el ápeiron, término que puede traducirse como «lo indeterminado» o «lo indefinido».

Discípulo de Tales de Mileto, Anaximandro fue miembro de la escuela de Mileto, y sucedió a Tales
en la dirección de la misma. Según parece, también fue un activo ciudadano de Mileto, y condujo
una expedición a Apolonia (Mar Negro). Como político desempeñó cargos importantes y le fue
confiada la misión de limitar la natalidad en Apolonia, una de las muchas colonias que debían
resolver el problema de la superpoblación de las ciudades jónicas. Sus conciudadanos le erigieron,
en reconocimiento a sus méritos políticos, una estatua que recientemente ha sido descubierta en
las excavaciones de Mileto.

Anaximandro se dedicó a múltiples investigaciones. A su nombre ha quedado unida la confección


del primer mapa de la Tierra, elaborado a partir de los mapas y noticias de los mercaderes griegos,
que sería perfeccionado más tarde por Hecateo y del cual se sirvió Herodoto. Anaximandro
imaginaba la Tierra como un cilindro inmóvil, contra la opinión general que la consideraba
aplastada. También se le atribuyen otros trabajos, como la fijación de los equinoccios y los
solsticios y el cálculo de las distancias y los tamaños de las estrellas, así como la elaboración de un
reloj de sol y de una esfera celeste, entre otras aportaciones.

Aparte de su astronomía, bastante desarrollada, en la que no hemos de entrar, representa el paso


de la simple designación de una sustancia como principio de la naturaleza a una idea de esta, más
aguda y profunda, que apunta ya los rasgos que van a caracterizarla en toda la filosofía
presocrática: una totalidad, principio de todo, imperecedera, ajena a la mutación y a la pluralidad,
opuesta a las cosas. Veremos aparecer reiteradamente estas notas en el centro mismo del
problema filosófico griego.

Teoría Filosófica: Es el primer autor de escritos filosóficos de Grecia; su obra en prosa Acerca de la
naturaleza señala una etapa notable de la especulación cosmológica entre los jonios. Usó por
primera vez el nombre de principio (arché) para referirse a la sustancia única; y encontró tal
principio no en el agua o en el aire o en otro elemento determinado, sino en el infinito (ápeiron) o
sea en la cantidad infinita de materia, de la cual se originan todas las cosas y en la cual todas se
disuelven, cuando termina el ciclo que tienen impuesto por una ley necesaria.

Este principio infinito abraza y gobierna a todas las cosas; por su parte es inmortal e indestructible
y, por lo tanto, divino. No lo concibe como una mezcla (migma) de los distintos elementos en la
cual esté cada uno comprendido con sus cualidades peculiares, sino más bien como materia en
que aún no se han diferenciado los elementos y que, así, además de infinita es indefinida
(aóriston) (Diels, A 9 a).

Estas precisiones constituyen ya un enriquecimiento y un desarrollo de la cosmología de Tales. En


primer lugar, el carácter indeterminado de la sustancia primordial, no identificada con ninguno de
los elementos corpóreos, a la vez que permite comprender mejor la derivación de éstos como
otras tantas especificaciones y determinaciones de aquélla, la priva de todo carácter de verdadera
y propia corporeidad, convirtiéndola en una pura masa cuantitativa o espacial. Estando de hecho
ligada la corporeidad al carácter determinado de los elementos particulares, el ápeiron no puede
distinguirse de ellos sino por estar privado de las determinaciones que constituyen la corporeidad
sensible de los mismos y, así, porque se reduce al infinito espacial.

Aunque no pueda encontrarse en Anaximandro el concepto de espacio incorpóreo, la


indeterminación del ápeiron, al reducirlo a la espacialidad, lo convierte necesariamente en un
cuerpo determinado solamente por su magnitud espacial. Tal magnitud es infinita y, como tal, lo
abarca y lo gobierna todo (Diels, A 15). Estas determinaciones y sobre todo la primera, hacen del
ápeiron una realidad distinta del mundo y trascendente: lo que abarca está siempre fuera y más
allá de lo que resulta abarcado, aunque en relación con ello. Así pues, el principio que
Anaximandro establece como sustancia originaria merece el nombre de "divino". Las propias
exigencias de la explicación naturalista conducen a Anaximandro a una primera elaboración
filosófica de lo trascendente y lo divino, sustrayéndolo por primera vez a la superstición y al mito.
Mas el infinito es también lo que gobierna al mundo: no es, pues, sólo la sustancia sino también la
ley del mundo. Anaximandro es el primero en plantearse el problema del proceso a través del cual
las cosas se derivan de la sustancia primordial.

Tal proceso es la separación. La sustancia infinita está animada por un movimiento eterno, en
virtud del cual se separan de ella los contrarios: cálido y frío, seco y húmedo, etc. Por medio de
esta separación se engendran infinitos mundos, que se suceden según un ciclo eterno. Cada uno
de ellos tiene señalado el tiempo de su nacimiento, de su duración y de su fin. "Todos los seres
deben pagarse unos a otros la pena de su injusticia según el orden del tiempo" (fr. 1, Diels).

Aquí la ley de justicia que Solón consideraba predominante en el mundo humano, ley que castiga
la prevaricación y la prepotencia, se convierte en ley cósmica, ley que regula el nacimiento y la
muerte de los mundos. Pero ¿cuál es la injusticia que todos los seres cometen y que todos deben
expiar? Evidentemente, se debe a la constitución misma y, así, al nacimiento de los seres, ya que
ninguno de ellos puede evitarla, así como no puede sustraerse a la pena.

El nacimiento es, como se ha visto, la separación de los seres de la sustancia infinita.


Evidentemente, tal separación equivale a la rotura de la unidad, que es propia del infinito; es la
infiltración de la diversidad, y por tanto del contraste, donde había homogeneidad y armonía. Pues
con la separación se determina la condición propia de los seres finitos: múltiples, distintos y
opuestos entre sí, inevitablemente destinados, por ello, a expiar con la muerte su propio
nacimiento y a volver a la unidad.

A pesar de los siglos y de la escasez de las noticias que nos han llegado, todavía podemos darnos
cuenta, por estos vestigios, de la grandeza de la personalidad filosófica de Anaximandro.
Fundamentó la unidad del mundo no sólo en la de su sustancia, sino también en la unidad de la ley
que lo gobierna. Y en esta ley no ha visto una necesidad ciega, sino una norma de justicia. La
unidad del problema cosmológico con el humano está aquí latente: Heráclito la sacará a la luz del
día. Mientras tanto, la misma naturaleza de la sustancia primordial conduce a Anaximandro a
admitir una infinidad de mundos.
Situaciones curiosas: Se ha visto que infinitos mundos se suceden según un ciclo eterno; mas ¿son
los mundos también infinitos contemporáneamente en el espacio o sólo sucesivamente en el
tiempo? Un testimonio de Aecio cuenta a Anaximandro entre los que admiten innumerables
mundos que circundan por todos lados el que nosotros habitamos; y hay un testimonio análogo en
Simplicio, que pone junto a Anaximandro a Leucipo, Demócrito y Epicuro (Diels, A 17). Cicerón (De
nat. deor., I, 10, 25), copiando a Filodemo, autor de un tratado sobre la religión hallado en
Herculano, dice: "Era opinión de Anaximandro que hay divinidades que nacen, crecen y mueren a
largos intervalos y que tales divinidades son mundos innumerables." En realidad es difícil negar
que Anaximandro haya admitido una infinidad de mundos en el espacio. Puesto que, si el infinito
abarca todos los mundos, debe pensarse que, con ello, no sólo alcanza más allá de un único
mundo sino también de otros y otros más. Solamente en relación con infinitos mundos puede
concebirse la infinitud de la sustancia primordial, que lo abraza y trasciende todo. Anaximandro
tuvo un modo original de considerar la forma de la tierra: es un cilindro que gravita en medio del
mundo sin sostenerse en ningún sitio porque, hallándose a igual distancia de todas partes, no es
empujado a moverse por ninguna de ellas.

Respecto a los hombres, no se trata de seres originarios de la naturaleza. En efecto, no pueden


alimentarse por sí mismos y, por tanto, no hubieran podido sobrevivir, si desde el comienzo
hubieran nacido tal como nacen ahora. Han debido, pues, originarse a partir de otros animales.
Nacieron dentro de los peces y después de haber sido alimentados, al ser ya capaces de
protegerse por sí mismos, fueron expulsados y pisaron tierra. Teorías extrañas y primitivas que, sin
embargo, muestran de la manera más decisiva la exigencia de hallar una explicación puramente
naturalista del mundo y la de atenerse a los datos de la experiencia.

3. Heráclito de Éfeso.

Biografía: Heráclito, noble de la ciudad de Éfeso, «floreció», según Diógenes, por los años de la 69°
Olimpíada, es decir, hacia 504-501 a. J. C.; sus fechas no pueden determinarse con exactitud. En su
familia era hereditario el cargo de Basileus, pero Heráclito se lo cedió a su hermano. Era de Efeso,
en el Asia Menor. Vivió entre los siglos vi y v. Se dice que era de la familia real de Efeso y estaba
llamado a regir la ciudad, pero renunció y se dedicó a la filosofía. Se plantean delicados problemas
de cronología entre Jenófanes, Parménides y Heráclito. Son aproximadamente contemporáneos,
pero Heráclito se mueve dentro de la dialéctica parmenidea del ser y el no ser, y, por tanto, se
puede considerar filosóficamente como sucesor de Parménides. Heráclito despreciaba a la
muchedumbre y condenaba los cultos y ritos de la religión popular. Teofrasto lo llama
«melancólico». Los griegos le dieron, por su estilo un tanto sibilino, el sobrenombre de «Heráclito
el Oscuro». Dice el oráculo de Delfos que ni manifiesta ni oculta su pensamiento, sino que lo indica
por signos. Y esto se podría aplicar tal vez a sus escritos.

Situaciones Curiosas: «Los efesios —llegó a decir de sus propios paisanos— harían bien en
ahorcarse todos los que son ya adultos y dejar la ciudad a los muchachos que aún no tienen bozo;
pues expulsaron a Hermodoro, el mejor de entre ellos, diciendo: "Ninguno de nosotros ha de ser
mejor que los demás; si alguien lo es, [váyase] a otro sitio y con otros."»

Muchas de las sentencias de Heráclito son agrias e hirientes, aunque no dejan de tener, a veces,
matices humorísticos. Por ejemplo: «Los médicos que sajan, queman, pinchan y torturan al
enfermo, piden por ello un salario que no se merecen»; «El hombre es llamado niño por Dios, lo
mismo que lo es el niño por el hombre»; «Los asnos prefieren la paja al oro»; «El carácter del
hombre es su hado». En cuanto a la actitud de Heráclito para con la religión, tenía poco respeto a
los misterios, y declara, inclusive, que «los misterios que entre los hombres se practican son
misterios profanos». Más aún, su actitud respecto a Dios era, en definitiva, panteística, a pesar del
lenguaje religioso que empleaba.

A Heráclito le conocen muchos por la famosa expresión que se le ha atribuido, aunque, según
parece, no es suya: «Todo fluye: πάνπα ῥεῖ.» Esto, en resumidas cuentas, es lo que de él sabe
mucha gente. Pero tal afirmación no constituye, por así decirlo, el núcleo de su pensamiento
filosófico, aunque sí sea, verdaderamente, un aspecto importante de su doctrina: ¿Acaso no dijo
aquello de que «es imposible meterse dos veces en el mismo río, pues quienes se meten
sumérgense en aguas siempre distintas»?8 Platón observa, además, que «Heráclito dice en alguna
parte que todo pasa y nada permanece; y, comparando las cosas con la corriente de un río, dice
que no se puede entrar dos veces en el mismo río».

Teoría filosófica: Se puede decir de Heráclito que su pensamiento y teoría principal es considerado
denominada Monismo dinámico si nos ubicamos en el pensamiento de este filosofo de la antigua
Grecia porque mirando el mundo que lo rodeaba el decía que nada permanece fijo y estable, ¿que
trataba de decir? Todo fluye y es igual de famosa como la frase que dice “ninguno se baña dos
veces en el mismo río, quizás aludiendo que todo cambia y que todo se está haciendo
constantemente es decir la continua transformación esta la esencia de las cosas.

Por eso esta idea de que nadie se sumerge dos veces en el mismo río y que nos da a decir que las
cosas son y no son a la vez, esto quiere decir el establece una identidad entre el ser y el no ser a
su vez nos va a decir recordando a los primeros presocráticos aquellos primeros filósofos de la
antigua gracia que buscaban este primer principio primordial al cual se le denominaba arjé
entonces con respecto a este primer principio primordial u origen, recordemos que tales de Mileto
hablaba del agua por ejemplo para Heráclito este arjé este principio primordial será el fuego
entonces el afirma que todo sale del fuego y que todo se compone del fuego y que todo también
se va a descomponer del fuego y entonces se avanza un poco más con el arjé por que el afirma
tanto dioses, genios, demonios, almas y todas las cosas son resultado de las transformación claro
esta del fuego es decir este principio primordial y a perfección de las cosas dice que depende de la
mayor o menor proximidad a este principio es decir perfección, entonces las cosas depende de la
aproximación o distancia a este primer principio.

Desde la mayor o menor proximidad a este arjé, esta transformación universal a la cual se
someten todas las cosas del mundo, para seguir dos vías que en realidad Heráclito nos hace
entender una pero se entiende por dos vías una viene siendo descendiente otra viene siendo
ascendiente, la vía descendiente pasa cuando Heráclito nos dice la transformación será por
condensación o contracción y la vía ascendente se hace por dilatación y rarefacción así como
entendemos estos términos así se entendía siglos y siglos atrás Heráclito. Esta transformación
universal Sera por medio de dos vías descendente y otra ascendente descendente por
condensación y contracción y la ascendente por el proceso dilatación y rarefacción de los
diferentes momentos que se encuentra las cosas en esta transformación se originarían lo que
Heráclito llamo los contrarios ¿Qué son los contrarios? Son el producto de dos fuerzas
antagónicas, es decir son producto de dos fuerzas antagónicas en este proceso de transformación
una de esas fuerzas antagónicas es una fuerza disgregadora que va hacer la que causa la pluralidad
de cosas existentes en el mundo, y la otra fuerza es la agrupadora que esta fuerza es causa de la
unidad entonces veremos como este proceso de transformación es múy complejo en la teoría del
pensamiento de Heráclito, y la causa última de todas las transformaciones del cosmos y también
de la Rumanía universal que de ellas resultan será lo que Heráclito entiende como una razón
eterna, es la causa última de todas las transformaciones y como se entiende esta razón eterna,
como lo entendían los griegos logos que rige y gobierna todas las cosas no solo se rige y gobierna
todas las cosas si no que claro está, va a estar presente en las cosas del mundo, todas las cosas del
mundo están sometidas a la transformación y la causa eterna que las rige y las gobierna este logos
esta razón eterna para que se pueda entender de ley necesaria es una legalidad que rige todas la
cosas, es una especie de legalidad necesaria inmanente al fuego.

El arjé el primer principio por el cual están hecho todas las cosas, para Heráclito todo fluye y todo
se encuentra en constante transformación una legalidad eterna una razón eterna que es la causa
última de todas la cosas necesaria que rige y gobierna todas las cosas por que posibilita esta
armonía universal que se hace presente claro está en el universo. El concepto del logo heraclito
escribe en sus fragmentos que hay una explicación última de todas las transformaciones del
cosmos pero que ordinariamente no la captamos o la inteligimos por que todo se muestra a los
sentidos múltiples y diversos y por que generalmente todas las explicaciones son merás opiniones
o proceden de una mirada común y vulgar sobre las cosas no obstante existen globos una especie
de ley o proporción que rige todo el acaecer de Delfos incluyendo al hombre como parte de el. La
causa ultima que rige el cosmo se puede comprender desde las escrituras del fuego este se
encuentra al principio y al final de todo el cosmo sale del fuego y todo vuelve al fuego, el fuego
todo lo destruye y todo los transforma el cambio se explica mediante la conversión del fuego en
las diferentes cosas según la razón ultima que gobierna al cosmos en este sentido el fuego es
aliado del logos para generar y destruir según orden y proporción.

4. Parménides de Elea.

Biografía: Parménides es natural de Elea (sur de Italia) filósofo griego nació aproximadamente en
el año 530 antes de cristo (A.C) y el 515 antes de cristo (A.C) tampoco se tiene claro en el año que
fallecio vivio entre los siglos XI Y XII antes de cristo pertenecía a una familia noble y dio las leyes a
su ciudad fue maestro de Zenón de Elea y, según platón, conoció a Sócrates cuando este era joven,
tuvo relación con los pitagóricos aunque no siguió su doctrina lo que se sabe es que posiblemente
conoció a los pitagóricos se conservan únicamente los fragmentos de una sola obra sobre la
naturaleza, y al igual que otras obras que está escrito en verso.

Preocupado por la política, parece ser que intervino directamente en el gobierno y que escribió,
además, las leyes de la ciudad. Según una controvertida tradición, en los últimos años de su vida
se trasladó con su discípulo Zenón de Elea a Atenas, donde el joven Sócrates oyó sus enseñanzas.
No cabe duda de que sus doctrinas tuvieron un fuerte impacto en el ambiente ateniense; Plutarco
refiere que Pericles asistía con interés a sus clases.

Si en algo podrían estar de acuerdo todos los filósofos del pasado y del presente es en la
sorprendente grandeza del pensamiento de Parménides. Por el rigor de sus argumentaciones y la
profundidad de sus análisis, Platón lo definió como venerado y terrible, le dedicó un diálogo (el
Parménides) y lo reconoció como padre espiritual, hasta el punto de sentir su propio desacuerdo
como una especie de parricidio. Este prestigio está bien justificado: Parménides fue el primero en
sostener la superioridad de la interpretación racional del mundo y en negar la veracidad de las
percepciones sensibles: ver, oír o sentir no produce certezas, sino sólo creencias y opiniones.

Es el filósofo más importante de todos los presocráticos. Significa en la historia de la filosofía un


momento de capital importancia: la aparición de la metafísica. Con Parménides, la filosofía
adquiere su verdadera jerarquía y se constituye en forma rigurosa. Hasta entonces, la
especulación griega había sido cosmológica, física, con un propósito y un método filosófico; pero
es Parménides quien descubre el tema propio de la filosofía y el método con el cual se puede
abordar. En sus manos la" filosofía llega a ser metafísica y ontología; no va a versar ya
simplemente sobre las cosas, sino sobre las cosas en cuanto son, es decir, como entes

Situaciones curiosas: En un carro, arrastrado por fogosos caballos, marcha el poeta por el camino
de la diosa. Lo guían las hijas del Sol, que apartan los velos de sus rostros y dejan la morada de la
noche, guardada por la Justicia. La diosa saluda a Parménides y le dice que es menester que
aprenda a conocerlo todo, «tanto el corazón inquebrantable de la verdad bien redondeada como
las opiniones de los mortales, que no tienen verdadera certeza», y le dice que no hay más que una
vía de que se pueda hablar. Con esto termina la introducción. Hay una clara alusión al paso de la
conciencia mítica a la teorética: las heliades lo han sacado de la oscuridad. La metáfora de los
velos significa la verdad, entendida en Grecia como un develar o descubrir (αλήθεια).

Teoría Filosófica: El ente, el idv, óv, es el gran descubrimiento de Parménides. Hasta tal extremo,
que la filosofía sensu stricto empieza con él, y el pensamiento metafísico hasta nuestros días
conserva la huella que le imprimió la mente de Parménides. Y junto al objeto, el método que nos
permite llegar a él, lo que los griegos llamaron νους, noüs', y los latinos tradujeron por mens,
mente, pensamiento o incluso tal vez, en algunos casos, espíritu. Este noüs, como ya veremos,
está en una esencial unidad con el ón. La interpretación de la filosofía de Parménides presenta
graves dificultades. Aquí no podemos entrar en ellas, sino simplemente indicar el núcleo más
nuevo y eficaz de su pensamiento.

EL POEMA.—Comprendía una introducción de una gran fuerza poética, y dos partes, la primera
sobre la vía de la verdad, y la segunda sobre la vía de la opinión, que se fía de los sentidos, de las
apariencias y la de la verdad, que se apoya en la razón para describir el ser de las cosas, aquello
que les da consistencia y las hace cognoscibles. A Parménides al igual que la mayoría de los
filósofos griegos lo que le preocupa es el cambio de unas cosas aparentemente pasen de ser una
manera a ser de otra o incluso dejen de existir problema de la muerte por tiempo, entonces en los
que nos dice lo que descubre es que hay dos vías para acercarse a esa realidad cambiante vía de la
opinión, y la vía de la verdad

Para Parménides la vía de la opinión es impracticable si una cosa, es decir. Imaginemos que
estuviera en perpetuo cambio no podríamos referirnos a ella no podríamos taparla con lo de la
mente, nosotros cuando miramos en un diccionario se ve las definiciones de los elementos
invariables de una cosa para poder entenderla nos fijamos en esos elementos invariables, por lo
tanto para pármenides la realidad tiene que tener una estabilida que nos permita aprender y a
comprenderla, por lo tanto la segunda vía según parmenides es la vía de la verdad que es la que
afirma que enseres y el no ser no es trata de seguir como dice esta frase de Parménides “la via de
la verdad es la ruta de persuasión pues acompaña la verdad” esto quiere decir que la verdad es
persuasiva, que la verdad seduce y se aproxima a uno por que se siente atraído por ella pero la
verdad nos impone.

Estamos hablando que la verdad es el ser en el que más sobre el ser esto es un tema fundamental
en la filosofía, los primeros filósofos tratan de explicar la realidad interna la realidad en su
conjunto, uno decía que si estaba compuesta por agua, por que era la que explicaba la realidad
entera, otros ya decían que no era una cosa tan obvia como un elemento concreto como el agua
sino que son los átomos que son imperceptibles pero todo esta compuesto por átomos otros ya
que llevaba una obra de la estación mayor pitagóricos que decían que aquello que la realidad está
conformada por los números funcionaban lógicamente Parménides dar un salto más y lo que dice
es que la realidad consiste en que en el ser y hacer las cosas, las cosas tienen en común que son
diferentes tipos de objetos o formas un ejemplo de eso sería una mesa es un mueble compuesto
por una tabla horizontal y soportada por una o varias patas, bueno cuando definimos decimos lo
que algo es la mesa es todas aquellas otras cosas.

Los PREDICADOS DEL ENTE.—Conviene enumerar y explicar brevemente los predicados que
convienen al 6v, ente, según Parménides.

1.° El ón es presente. Las cosas, en cuanto son, están presentes al pensamiento, al nous. El ente no
fue ni será, sirio que es. "Ov, ens, es un participio de presente. Las cosas pueden estar lejos o cerca
de los sentidos, presentes o ausentes, pero como entes están inmediatas al nous. La mente tiene
la presencia del óv.

2° Las cosas todas son entes, es decir, son. Quedan envueltas por el ser, quedan reunidas, unas.
Toda la multiplicidad de las cosas no tiene nada que ver con la unidad del ente. El ón es uno. Por
eso llega a decir Parménides que el ente es una esfera, sin huecos de no ser.

3.° Además, este ente es inmóvil. Se entiende el movimiento como un modo de ser. Llegar a ser o
dejar de ser supone una dualidad de entes, y el ente es uno. Por esta razón es homogéneo e
indivisible, siempre desde el punto de vista del ente: si yo divido una cosa en dos partes, el ente
queda tan indiviso como antes, las envuelve igualmente a las dos: la división no lo afecta lo más
mínimo.

4.° El ente es lleno, sin vacíos. (El problema del vacío es muy importante en toda la filosofía
griega.) Es continuo y todo.

Si hubiera algo fuera del ente, no sería, y si algo fuese fuera del ente, sería, es decir, sería ente. 5°
Por idéntica razón es ingénito e imperecedero. Lo contrario supondría un no ser, que es imposible.
Estos son los principales predicados del ente, no de las cosas: lo que descubre la primera vía, la de
la verdad. LA OPINIÓN.—Como la segunda vía, la del que no es, es impracticable, veamos la
tercera, la de la δο'ξα, la opinión de los mortales. Ésta tercera vía se mueve dentro de la esfera de
la verdad, y por eso puede ser verdad y error. La medida en que exista una y otro solo se puede
decidir desde la verdad. 1.° La dóxa se atiene a las informaciones del mundo, de las cosas. Estas
informaciones son muchas y cambiantes. Las cosas son verdes, rojas, duras, frías, agua, aire, etc.
Además se transforman unas en otras y están en constante variación. Pero 2.° La dóxa entiende
ese movimiento, ese cambio, como un llegar a ser. Y aquí está su error. El ser no se da en los
sentidos, sino en el noüs. Es decir, la dóxa, moviéndose en la sensación, que es lo que tiene, salta
al ser sin utilizar el noüs, de que carece. Y esta es su falsedad. 3.° La δόξα, además de ser opinión,
es de los mortales. Porque su órgano es la sensación, la αίσθησις, y esta se compone de contrarios
y por eso es mortal, perecedera como las cosas mismas. La opinión n'o tiene noüs, lo único que es
divino, inmortal, como el ser. Por eso interpreta Parménides el movimiento como una luz y unas
tinieblas, como un alumbrarse y oscurecerse. Es decir, el llegar a ser no es más que un llegar a ser
aparente. Las cosas que parece que llegan a ser, ya eran, pero en tinieblas. El movimiento es
variación, no generación: por tanto, no existe desde el punto de vista del ser. Y todo esto es
convención {νομός), nombres que los hombres ponen a las cosas.

Ontología y metafísica: Con Parménides, pues, la filosofía pasa de ser física a ser antología. Una
ontología del ente cósmico, físico. Y ocurre precisamente que, como el ente es inmóvil, la física es
imposible desde el punto de vista del ser y, por tanto, de la filosofía. La física es la ciencia de la
naturaleza, y naturaleza es el principio del movimiento de las cosas naturales. Si el movimiento no
es, no es posible la física como ciencia filosófica de la naturaleza. Este es el grave problema que se
va a debatir en todos los presocráticos posteriores y no va a encontrar una solución suficiente más
que en Aristóteles. Si el ente es uno e inmóvil, no hay naturaleza, y la física es imposible. Si el
movimiento es, se necesita una idea del ente distinta de la de Parménides. Esto es lo que
consigue, como veremos en su hora, Aristóteles. Antes de él, la filosofía griega es el esfuerzo para
hacer posible el movimiento dentro de la metafísica de Parménides. Esfuerzo fecundo, que mueve
a la filosofía y la obliga a plantearse el problema de raíz. Una lucha de gigantes en torno al ser,
para decirlo con frase de Platón.

5. Zenón de Elea.

Biografía: Al igual que ocurre con la mayoría de los filósofos presocráticos es poco lo que sabemos
de la vida de Zenón. Nació en Elea entre los años 490-485, si tomamos como referencia el
testimonio de Platón. Fue pitagórico, al igual que se dice de Parménides, siendo posteriormente
discípulo de éste y reconocido defensor de la doctrina parmenídea de la unidad e inmovilidad del
ser. Fue discípulo de Parménides, con el que, probablemente, se trasladó a Atenas a mediados del
siglo V a.C., donde conoció al joven Sócrates, según testimonio de Platón. Zenón escribió el libro
en prosa Sobre la naturaleza, orientado a defender las tesis de Parménides. De él se conservan,
como auténticos, cinco fragmentos, gracias al comentario de Simplicio a la Física de Aristóteles. El
escrito se dividía en varias partes, a las que Platón denomina logoi o argumentos. Cada una de las
partes contenía un cierto número de hipótesis o premisas de los adversarios, que reducía al
absurdo para demostrar la tesis propia. El filósofo murió al querer liberar a su patria del tirano
Nearco, que ejercía un poder absoluto y opresor.
Zenón de Elea no elaboró una doctrina propia, sino que se limitó a defender la de su maestro
Parménides con razonamientos que, según dijo Aristóteles en su Física, "producen dolor de cabeza
a quienes intentan resolverlos". De hecho, Zenón fue el inventor indiscutible del razonamiento
paradójico. No demostraba directamente la tesis del maestro, sino que, de forma más sutil,
confutaba las confutaciones; es decir, demostraba que la opinión de sus detractores desembocaba
en conclusiones todavía menos aceptables que las suyas. De acuerdo con el principio sentado por
su maestro Parménides de que sólo existe el ser, y que éste es uno e inmóvil, Zenón dedicó sus
esfuerzos a demostrar la inconsistencia de las nociones de movimiento y pluralidad.

Situaciones curiosas: Se ha dudado de que los filósofos de Mileto formasen escuela; a este
respecto está el testimonio explícito de Teofrasto que habla de Anaximandro como "conciudadano
y compañero (etairos)" de Tales. Platón mismo nos habla de los heraclitanos (Teet., 179 e) y de los
anaxagorianos (Crat., 409 b); y en el Sofista (242 d) el forastero eléata habla de su escuela como
todavía existente en Elea. La academia platónica tuvo después una historia de nueve siglos. Este
carácter de la filosofía griega no es accidental. La investigación filosófica no encerraba, según los
griegos, al individuo en sí mismo; exigía más bien una confluencia de esfuerzos, una comunicación
incesante entre los hombres que hacían de ella fin fundamental de su vida y determinaba así una
solidaridad firme y efectiva entre aquellos que se dedicaban en ella. De aquí procede el interés
constante de los filósofos griegos por la política, o sea por la vida social. La tradición nos ha
transmitido la noticia de este interés incluso respecto a aquellos de cuya vida no nos proporciona
más que escasos datos. Tales, Anaximandro y Pitágoras fueron políticos. Se cuenta de Parménides
que dio leyes a su ciudad y de Zenón que pereció víctima del intento de librar a sus conciudadanos
de un tirano. Empédocles restauró la democracia en Agrigento; Arquitas fue jefe de estado y
Meliso almirante.

Una anécdota tan famosa como improbable refiere que Antístenes, no sabiendo refutar con
razones los argumentos de Zenón, se levantó y se puso a andar, de donde habría surgido la
conocida frase «el movimiento se demuestra andando». La misma historia se atribuye a Diógenes
el Cínico frente a un discípulo de Zenón, al que ridiculizó no sólo andando, sino marchándose y
dejándolo plantado. Según otras versiones, sin embargo, el duelo dialéctico terminó en tablas,
pues Zenón argumentó que, con su acción, Antístenes no había demostrado el movimiento;
únicamente lo había mostrado.

Teoría Filosófica: Su descubrimiento más interesante es su método, la dialéctica. Este modo de


argumentar consiste en tomar una tesis aceptada por el adversario o admitida comúnmente, y
mostrar que sus consecuen cías se contradicen entre sí o la contradicen; en suma, que es
imposible, según el principio de contradicción, implícitamente utilizado por Parménides. Las tesis
de este, sobre todo las relacionadas con la ifnidad del ente y la posibilidad del movimiento, van
contra lo que ordinariamente se piensa. Zenón construye, en su apoyo, varios argumentos, que
parten de la idea del movimiento y muestran que es imposible. Por ejemplo, no se puede recorrer
un segmento AB, porque para llegar a Β hay que pasar primero por un punto medio, C; para llegar
a C, por un punto D, medio entre A y C, y así sucesivamente, hasta el infinito. Habría, pues, que
pasar por una serie infinita de puntos intermedios y el movimiento sería imposible. Según otro
ejemplo —para citar alguno—, Aquiles, que corre diez veces más que la tortuga, no alcanzará
nunca a esta si lleva una cierta ventaja. Pues mientras Aquiles recorre esta ventaja, la tortuga ha
avanzado 1/10 de esa distancia; mientras Aquiles recorre este nuevo espacio, la tortuga se ha
alejado otro diez veces menor y así hasta el infinito; luego no la alcanza nunca. Zenón proponía
otras varias aportas (άπορίαι) ο dificultades, en cuyo detalle no vamos a entrar aquí. El sentido de
estas aporías no es, naturalmente, que Zenón creyese que ocurre así. El movimiento se demuestra
andando, y andando se llega de A a Β y Aquiles alcanza a la tortuga. Pero no se trata de esto, sino
de la explicación del movimiento. Esta es, dentro de las ideas del tiempo, imposible, y Parménides
tiene razón. Para que el movimiento se pueda interpretar ortológicamente, es menester una
distinta idea del ente. Si el ente es el de Parménides, el movimiento no es. Las aporías de Zenón
ponen esto de manifiesto en su forma más aguda. Será menester toda la ontología de Aristóteles
para dar una respuesta suficiente al problema planteado por Parménides. No se puede componer
el movimiento, como no se puede componer de este modo el continuo. Aristóteles construirá una
idea del ser, distinta esencialmente de la de Parménides, y solo entonces se explicará el ser del
movimiento y será posible la física.

A) Los argumentos de Zenón contra la pluralidad.

1. Los únicos que subsisten son los citados por Simplicio, que recogen, al parecer textualmente, los
argumentos de Zenón. El primero de ellos se formula así:

Si existe una pluralidad, las cosas serán también grandes y pequeñas; tan grandes como para
poder ser infinitas en tamaño y tan pequeñas como para no tener tamaño alguno

Si el ser no tuviera tamaño, ni siquiera sería. Pues si se le añade a cualquier otro ser, no lo hace
más grande, ya que, al no tener tamaño alguno, no puede, con su adicción, aumentar su tamaño. Y
así lo añadido no puede ser nada.

De la misma manera, es evidente que ni lo añadido ni lo quitado son nada si, en la sustracción, el
ser al que se le detrae no adviene en nada más pequeño y, si al añadírselo, no aumenta.

Pero si es, es necesario que cada cosa tengo un cierto tamaño y espesor y que una parte diste de
la otra. Y el mismo razonamiento vale respecto a lo excedente. También esto tendrá un cierto
tamaño y una parte de ello excederá. Y es lo mismo decir esto una vez que irlo afirmándolo
indefinidamente; pues ninguna parte suya semejante será la última ni una parte dejará de tener
relación con la otra.

De manera que, si existe una pluralidad, es necesario que las cosas sean pequeñas y grandes; tan
pequeñas que no puedan tener tamaño y tan grandes que sean infinitas.

2. En el segundo, argumenta Zenón del siguiente modo:

Si existe una pluralidad, es necesario que las cosas sean tantas (en número) cuantas son y no más
ni menos. Y si son tantas cuantas son, deben ser ilimitadas.
Si existe una pluralidad, las cosas existentes son infinitas; pues siempre hay otra cosa entre ellas, y
otras, a su vez, entre estas otras. Y así, los seres existentes son infinitos

6. Pitágoras.

Biografía: Pitágoras nació en la isla de Samos alrededor del año 569 a.C., y
murió en Metaponto en la fecha aproximada del 475 a.C. Fue un matemático
griego que revolucionó áreas como la geometría y la aritmética, además de la
filosofía. A él y al grupo de sus discípulos, La Escuela Pitagórica, se deben
hallazgos como el de la trilogía musical (tónica, dominante y subdominante),
determinante para la composición tanto de acordes como de canciones y obras;
el teorema de Pitágoras, que sirve para hallar la longitud de la hipotenusa de un
triángulo rectángulo; o la inconmensurabilidad.
Pitágoras fue hijo de Pythais, su madre, quien nació igualmente en la isla de
Samos, y Mnesarco, su padre, quien era un mercader de la ciudad de Tiro. De
niño, Pitágoras acompañaba a su padre en los viajes que este realizaba para
comerciar, pero ello no le impidió que para esa época lograra escribir poesía,
recitar a Homero o tocar la lira. En uno de estos viajes, cuando su padre vio que
ya estaba en edad, lo llevó a la ciudad de Tiro para que fuera instruido por los
intelectuales del lugar, entre quienes se encontraban Anaximandro, Ferécides de
Siros y Tales. Precisamente sería este último quien influenciaría a Pitágoras a
caminar por la senda matemática, además de darle principios sobre
astronomía y geometría.
Los datos son igualmente confusos respecto a la familia que formó. Unos señalan
que ya tenía una esposa e hijos incluso antes de viajar a Crotona; otros afirman
que conoció y se casó con Téano en Crotona y no en otra ciudad por la sencilla
razón de que ella era parte de los Matematikoi. Asimismo, algunas versiones
sostienen que con Téano tuvo dos hijos: un varón, Telauges, y una niña, Damo;
otras predican que en realidad fueron dos hijas: Myia y Damo.

De la misma forma, la información sobre la muerte de Pitágoras es bastante


ambigua. De todas maneras, son falsos los testimonios que dan algunas fuentes
afirmando que el año de 532 a.C. fue la fecha en que murió Pitágoras, pues 24
años después (para el 508 a.C.), fue atacado junto a su sociedad en Crotona. Se
cree, además, que huyó a Metaponto, y que es aquí donde, según la coincidencia
de varios biógrafos, vivió sus últimos días. Pero otras fuentes aseguran que
regresó a Crotona. Lo cierto es que, mientras reinaba Cicerón, se exhibió su
tumba en Metaponto.

COMENTARIOS

BIOGRAFÍA DE PITÁGORAS
Pitágoras nació en la isla de Samos alrededor del año 569 a.C., y murió en
Metaponto en la fecha aproximada del 475 a.C. Fue un matemático griego que
revolucionó áreas como la geometría y la aritmética, además de la filosofía. A
él y al grupo de sus discípulos, La Escuela Pitagórica, se deben hallazgos como el
de la trilogía musical (tónica, dominante y subdominante), determinante para la
composición tanto de acordes como de canciones y obras; el teorema de
Pitágoras, que sirve para hallar la longitud de la hipotenusa de un triángulo
rectángulo; o la inconmensurabilidad.
Pitágoras fue hijo de Pythais, su madre, quien nació igualmente en la isla de
Samos, y Mnesarco, su padre, quien era un mercader de la ciudad de Tiro. De
niño, Pitágoras acompañaba a su padre en los viajes que este realizaba para
comerciar, pero ello no le impidió que para esa época lograra escribir poesía,
recitar a Homero o tocar la lira. En uno de estos viajes, cuando su padre vio que
ya estaba en edad, lo llevó a la ciudad de Tiro para que fuera instruido por los
intelectuales del lugar, entre quienes se encontraban Anaximandro, Ferécides de
Siros y Tales. Precisamente sería este último quien influenciaría a Pitágoras a
caminar por la senda matemática, además de darle principios sobre
astronomía y geometría.

“El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus

deseos”. Pitágoras
Pitágoras realizó varios viajes para ahondar en sus conocimientos. Es así como
llega a Egipto, con la mala suerte de que lo hace para el año de 525 a.C., fecha en
que el rey de Persia, Cambises II, invadió las tierras egipcias. Por esta razón,
Pitágoras es llevado a Babilonia en calidad de prisionero de guerra. Pese a
esto, Pitágoras logró congeniar con los magies (grupo de antiguos astrólogos
persas que además practicaban magia), y de los cuales aprendió tanto las
matemáticas que estos habían desarrollado como sus cultos y rituales. Y aunque
no es del todo claro cómo quedó en libertad, se sabe que luego viajó a Crotona,
ciudad del sur de Italia.
En la sociedad que fundó en esta ciudad, Matematikoi, impuso las costumbres
que había aprendido de los magies como requerimiento para ser parte. Entre
estas estaban el vegetarianismo, el no usar prendas hechas de piel animal, y la
necesidad de guardar secreto sobre lo que en la sociedad se decía, así como
buscar la pureza. Se cree que fundó esta sociedad en Crotona, que llegaría al
impresionante número de hasta 300 seguidores, y no en Samos, la isla en la que
nació, porque sus conciudadanos no le prestaban mucha atención. Sin embargo,
existe otra teoría según la cual Pitágoras fue a Crotona para huir de Polícrates,
gobernante de su antigua ciudad y a quien consideraba como un tirano. Es
posible, además, que la razón fuera únicamente una necesidad de escapar de sus
obligaciones como ciudadano libre. Es decir, que huía de sus responsabilidades
con la vida pública y política.
Los datos son igualmente confusos respecto a la familia que formó. Unos señalan
que ya tenía una esposa e hijos incluso antes de viajar a Crotona; otros afirman
que conoció y se casó con Téano en Crotona y no en otra ciudad por la sencilla
razón de que ella era parte de los Matematikoi. Asimismo, algunas versiones
sostienen que con Téano tuvo dos hijos: un varón, Telauges, y una niña, Damo;
otras predican que en realidad fueron dos hijas: Myia y Damo.

De la misma forma, la información sobre la muerte de Pitágoras es bastante


ambigua. De todas maneras, son falsos los testimonios que dan algunas fuentes
afirmando que el año de 532 a.C. fue la fecha en que murió Pitágoras, pues 24
años después (para el 508 a.C.), fue atacado junto a su sociedad en Crotona. Se
cree, además, que huyó a Metaponto, y que es aquí donde, según la coincidencia
de varios biógrafos, vivió sus últimos días. Pero otras fuentes aseguran que
regresó a Crotona. Lo cierto es que, mientras reinaba Cicerón, se exhibió su
tumba en Metaponto.

“Escoge a una mujer de la cual puedas decir: hubiera

podido escogerla más bella, pero no mejor.” Pitágoras

Como si fuera poco, sobre las razones de su muerte existen dos versiones. La
primera apunta a que, viendo el ataque que había sufrido él y su comunidad,
Pitágoras se abandonó a su suerte y murió en las calles de Metaponto. La
segunda cree que fue asesinado por Cilón, un habitante de la ciudad de Crotona
quien había solicitado unirse a la Sociedad Pitágorica. Sin embargo, al ver que
había sido rechazado por no cumplir con los requerimientos que los Matematikoi
exigían, a pesar de ser un hombre muy rico, juró perseguir a Pitágoras ya sus
seguidores en donde sea que fueran vistos.

Situaciones curiosas:

Pitágoras realizó varios viajes para ahondar en sus conocimientos. Es así como llega a Egipto, con
la mala suerte de que lo hace para el año de 525 a.C., fecha en que el rey de Persia, Cambises II,
invadió las tierras egipcias. Por esta razón, Pitágoras es llevado a Babilonia en calidad de prisionero
de guerra. Pese a esto, Pitágoras logró congeniar con los magies (grupo de antiguos astrólogos
persas que además practicaban magia), y de los cuales aprendió tanto las matemáticas que estos
habían desarrollado como sus cultos y rituales. Y aunque no es del todo claro cómo quedó en
libertad, se sabe que luego viajó a Crotona, ciudad del sur de Italia.

En la sociedad que fundó en esta ciudad, Matematikoi, impuso las costumbres que había
aprendido de los magies como requerimiento para ser parte. Entre estas estaban el
vegetarianismo, el no usar prendas hechas de piel animal, y la necesidad de guardar secreto sobre
lo que en la sociedad se decía, así como buscar la pureza. Se cree que fundó esta sociedad en
Crotona, que llegaría al impresionante número de hasta 300 seguidores, y no en Samos, la isla en
la que nació, porque sus conciudadanos no le prestaban mucha atención.

Su profesor Ferécides de Siros esculpió en piedra la siguiente frase: "Pitágoras fue el primero de
los griegos"

Heráclito lo presenta como caudillo de una banda de embaucadores y Herodoto como medio
héroe , medio Dios

La leyenda lo presenta como profeta y obrador de milagros, su doctrina le habría sido transmitida
directamente de su dios protector, por boca de la sacerdotisa de Delfos, Temistoclea
Se cuenta que cuando Pitágoras descubrió el resultado de su famoso teorema, en su alborozo,
sacrifico un buey, aunque esto es bastante improbable dadas las estrictas reglas vegetarianas.

Según un relato de Boeccio: Pitágoras obsesionado por el problema de explicar matemáticamente


los intervalos fijos de la escala, al pasar frente a una herrería, le llamó la atención la musicalidad
de los golpes del martillo sobre el yunque. Entró y observó largamente. Luego, en su experimento
utilizó 5 martillos, El peso de 4 de ellos estaba en proporción 12,9,8 y 6; el quinto, cuyo peso no
correspondía a la relación numérica con el resto, era el que echaba a perder la perfección del
repique. Fue retirado y volvió a escuchar los martillos. El mayor de los martillos cuyo peso era el
doble del más pequeño daba la octava más baja. Como los pesos de los martillos 9 y 8
correspondían a las medias aritmética y armónica respectivamente de los primeros pesos 12 y 6
pensó que aquellos dos martillos darían las notas fijas de la escala.

Apolonio de Tiana escribió "Vida de Pitágoras" en la cual lo representa como profeta, taumaturgo
y santo

Al número 10 le atribuía una importancia especial y fue un símbolo muy venerado. La virtud
residía en que estaba constituido por la suma de los cuatro primeros números y lo denominaban
"Tetractys sagrado" o Cuaternidad

Según Pitágoras: "Dios es, en efecto número"

Muchas de las ideas pitagóricas sobre el número se encuentran desarrolladas en el idealismo de


Platón

Se cuenta que sobre el descubrimiento de los irracionales trataron de guardar silencio y que
Hipasus lo reveló , fue separado de la escuela y como consecuencia de la infidelidad a su maestro
atrajo la ira de Júpiter y murió al ser arrojado al mar. La triste muerte provocó un escándalo entre
los matemáticos dando lugar a que terminase en sus bases toda la concepción pitagórica.

Según la leyenda trataron de construir un templo cuya base tenia que ser cuadrada. Descubrieron,
entonces, que la longitud de la diagonal de la base no era un número que pudiera escribirse como
razón de dos números enteros. Creyeron que se trataba de una manifestación del demonio que
anunciaba el fin del mundo y que su divinidad les había abandonado, gran parte de los pitagóricos
se suicidaron

Adoptó como insignia de su escuela la estrella pentagonal , llamada "pentagrama" o "Triple


triángulo" que resultaba de trazar las cinco diagonales de una cara pentagonal de un dodecaedro
regular, era símbolo de salud, belleza y amor. Es utilizado en uno de los juegos grabados en
pizarras del templo de Kurma (India). También aparece en la obra de Fausto Goette que utiliza el
pentáculo para espantar a Mefistófeles el demonio

Definía el número desde el punto de vista geométrico, como suma de puntos representados en el
espacio y las figuras que estaban constituidas por esos puntos las llamaba mónadas. De esta
manera identificaron al 1 con un punto, al 2 con la línea, al 3 con la superficie, 4 con el volumen,
de acuerdo con el número mínimo de puntos necesarios para definir cada una de esas
dimensiones.
A los números impares los llamaban gnómones por la posibilidad de representarlos en forma de
gnomon, permitiendo descubrir que cada número impar es la diferencia de dos cuadrados.

Se le atribuye la invención de la palabra "filosofo" ("el que ama la filosofía") y "matemática"


("aquello que se aprende").

Los pitagóricos distinguían 4 ramas: aritmética que estudiaba los números; geometría que
consideraba la cantidad continua en sí; música que estudiaba la cantidad discreta y astronomía
que estudiaba la cantidad continua en movimiento.

En la escuela pitagórica se prohibía comer judías.

Teoría filosófica:

En la escuela pitagórica tenemos el primer ejemplo claro de filosofía entendida como un modo de
vida. El problema de la vida suficiente los lleva a una disciplina especial, consistente en la
contemplación. Aparece en Grecia con los pitagóricos el tema de la liberación, del hombre
suficiente, que se basta a sí mismo; este va a ser uno de los temas permanentes del pensamiento
helénico. Esta preocupación por el alma conduce a los pitagóricos a la doctrina de la
transmigración o metempsícosis, relacionada con el problema de la inmortalidad. Y esta cuestión,
en conexión estrecha con la edad y el tiempo, se enlaza con la especulación sobre los números,
que son, ante todo, medida del tiempo, edades de las cosas. Vemos, pues, el fondo unitario del
complejísimo movimiento pitagórico, centrado en el tema de la vida contemplativa y divina.

Son pocas las referencias a su obra entre los antiguos, incluidas las de Platón y Aristóteles, pero
abundantes a partir de ellos (lo que genera muchas dudas sobre su autenticidad) y en las que se
mezcla, además, la leyenda y la realidad, o lo que podría ser tomado como una referencia real a
Pitágoras o a los pitagóricos (hoy sabemos, por ejemplo, que la atribución a Pitágoras del
descubrimiento del teorema que lleva su nombre no es defendible). Es difícil fijar también qué
doctrinas pertenecen a Pitágoras y cuáles pudieron ser desarrolladas por sus discípulos
posteriores: Alcmeón o Filolao, por ejemplo.

La filosofía de Pitágoras se desarrolla en una doble vertiente: una místico-religiosa y otra


matemático-científica.

a) Por lo que respecta a la primera, el eje central está representado por la teoría de la
trasmigración de las almas y la consecuente afirmación del parentesco entre todos los seres vivos.
Según ella, las almas son entidades inmortales que se ven obligadas a permanecer en cuerpos
reencarnándose sucesivamente pasando de unos a otros durante un periodo de tiempo
indeterminado, hasta superar el proceso de reencarnaciones gracias a la purificación (catarsis),
que culmina en el regreso del alma a su lugar de origen. Para ello, era necesario observar
numerosas reglas de purificación, por ejemplo, la abstinencia de la carne, así como diversas
normas rituales y morales. Esta teoría será adaptada posteriormente por Platón, constituyendo un
elemento importante de su filosofía.
b) Respecto a la vertiente matemático-científica, Pitágoras afirmaba que los números eran el
principio (arjé) de todas las cosas.

b.1 No sabemos si se concebían los números como entidades físicas o si, por el contrario, se
afirmaba que el principio de la realidad era algo de carácter formal, es decir, no material (una
relación, una estructura...). Aristóteles pensaba que la doctrina pitagórica del número se basaba
en descubrimientos empíricos; por ejemplo, el hecho de que los intervalos musicales puedan
expresarse numéricamente. (De hecho los pitagóricos concedieron una gran importancia al
estudio de la música, vista su relación con las matemáticas. Esta relación la pudieron ir ampliando
al resto de objetos que constituyen la realidad, descubriendo en el número la razón de todo lo
real, lo que llevaría a convertirlo en el "arjé" de los milesios.) Parece, además, que los pitagóricos
concibieron los números espacialmente, identificando el punto geométrico con la unidad
aritmética. Las unidades tendrían, pues, extensión espacial y podrían ser consideradas, como dice
Aristóteles, como el elemento material de las cosas.

b.2 Es dudoso que los pitagóricos hayan podido interpretar el número como una realidad de
carácter formal o como una estructura de la realidad, es decir, como algo no material, dado que la
aparición clara de la concepción de una realidad no material difícilmente puede anticiparse a la
reflexión platónica sobre el tema. No obstante, pese a las explicaciones de Aristóteles, tampoco
queda muy claro cómo podría interpretarse el número como una entidad material. También en su
vertiente matemática influirán en Platón los pitagóricos.

El concepto de número como orden mensurable permite eliminar la ambigüedad entre significado
aritmético y significado espacial del número pitagórico, ambigüedad que ha dominado las
interpretaciones antiguas y recientes del pitagorismo. Aristóteles dice que los pitagóricos trataron
los números como magnitudes espaciales (Ib. XIII, 6, 1080 b, 18) y refiere también la opinión de
que las figuras geométricas eran el elemento sustancial en que los cuerpos consisten (Ib., VII, 2,
1028 b, 15). Sus comentadores van aún más allá, sosteniendo que los pitagóricos consideraron las
figuras geométricas como principios de la realidad corpórea y redujeron estas figuras a un
conjunto de puntos, considerando a su vez los puntos como unidades extensas (Alejandro, In met.,
I, 6, 987 b, 33, ed. Bonitz, p. 41). E intérpretes recientes insisten en considerar el significado
geométrico como el único que permite entender el principio pitagórico que todo resulta
compuesto de números. En realidad, si por número se entiende el orden mensurable del mundo,
el significado aritmético y el significado geométrico resultan fundidos, puesto que la medida
supone siempre una magnitud espacial ordenada, por lo tanto, geométrica, y al mismo tiempo un
número que la exprese. Se puede decir que el verdadero significado del número pitagórico se
expresa mediante aquella figura sagrada, la tet rakt u)j, por la cual los pitagóricos tenían la
costumbre de jurar y que era la siguiente: La tet rakt u)j representa el número 10, como el
triángulo que tiene el 4 por lado. La figura constituye, pues, una disposición geométrica que
expresa un número, o un número expresado mediante una disposición geométrica: el concepto
que esta disposición presupone es el del orden mensurable. 24 FILOSOFÍA ANTIGUA Si el número
es la sustancia de las cosas, todas las oposiciones de las cosas se reducen a oposiciones entre
números. Ahora bien, la oposición fundamental de las cosas respecto al orden mensurable que
constituye su sustancia es la de límite y de ilimitado·, el límite, que hace posible la medida, y lo
ilimitado que la excluye. A esta oposición corresponde la oposición fundamental de los números
pares e impares·, los impares corresponden al límite, los pares a lo ilimitado. Y, en efecto, en el
número impar la unidad dispar constituye el límite del proceso de numeración, mientras que en el
numero par este límite falta y el proceso permanece, por tanto, inconcluso. La unidades, pues, el
parimpar, porque su añadidura hace pares a los impares e impares a los pares. A la oposición de
los impares y de los pares corresponden otras nueve oposiciones fundamentales, de las cuales
resulta la siguiente lista: 1) Límite, ilimitado; 2) Impar, par; 3) Unidad, multiplicidad; 4) Derecha,
izquierda; 5) Macho, hembra; 6) Quietud, movimiento; 7) Recta, curva; 8) Luz, tinieblas; 9) Bien,
mal; 10) Cuadrado, rectángulo. E! límite, esto es, el orden, es la perfección; por eso todo cuanto se
encuentra en la misma parte en la serie de los opuestos es bien, todo lo que se encuentra en la
otra parte es mal.

7. Alcmeón

Biogafía: Alcmeon nacio enCrotona, Magna Grecia - Italia Meridional. Vivie alrededor del 5151•
Kirk - Raven 10 situan en los albores del siglo V como unico pensador Italiano importante en la
epoca comprendida entre Pitagoras y Parmenides: "El unico pensador italiano, entre Pitagoras y
Parmenides, de cuyas opiniones hay suficiente evidencia para justificarlas, es Alcmeon de Crotona,
quien vivio probablemente en los comienzos del siglo V A.J."2. ' Su juventud coincidio con la vejez
de Pitagoras, segun 10 afirma Aristoteless. lamblico 10 sitiia entre los contemporaneos de
Pitagorasv, Alcmeon fue hijo de Pirito segun sus propias palabras al principio de su obra: Alkmaion
Krotonietes Peirithouios uios-. Estos son los datos que se tienen acerca de su vida; sabemos que
fue pitagorico y que se dedico ala medicina: "Trata por 10 general cosas de medicina aunque
justamente disputa algo de fisiologia .

Muy pocos son los que conocemos, por su propio nombre, de la generación de
pitagóricos contemporaneos o sucesores inmediatos de Pitágoras. El único
pensador itálico entre Pitágoras y Parménides, de cuyas opiniones tenemos
testimonios suficientes como para justificar su estudio, es Alcmeón de
Crotona el cual tendría su acmé a comienzos del siglo V a. de Cristo. Sabemos
que era dualista y que tuvo algún tipo de contacto con Pitágoras.
El Yámblico cataloga a Alcmeón entre los contemporaneos de Pitágoras, joven
discípulo suyo, cuando él era anciano. De todos modos dado que en la misma
lista sitúa a Filolao, Arquitas y Leucipo, su testimonio carece de valor alguno.
Por su parte, Aristóteles, que menciona a Alcmeón por su nombre en varias
ocasiones, afirma que era joven cuando Pitágoras era un anciano pero no dice
nada sobre que fuera su discípulo o que lo conociera. Tambien conjetura con
que, Alcmeón, tomó sus teorías de los pitagóricos o ellos de él, pero nunca
afirma que fuera miembro de la escuela. Por su parte Diógenes Laercio habla
de la relación de Alcmeón con Brotino, y, dado que sabemos que éste mantuvo
una estrecha conexión con Pitágoras, es una muestra clara de que Alcmeón
mantuvo un estrecho contacto con la escuela pitagórica. Diógenes cita
tambien a León y Bátilo, los cuales, según la lista de Yámblico, aparecen entre
los pitagóricos.
Parece que Alcmeón se interesó preferentemente por asuntos realcionados
con la medicina y con la fisiología, aunque lo cierto es que se preocupó
tambien por cuestiones de filosofía natural.
Teoría filosófica:

TEORÍA DE LA SALUD

Alcmeón fue, como los pitagóricos, un dualista. Lo que sucede es que


mientras éstos reconocían como principios primarios a
unos pares particulares de opuestos ( limite-ilimitado ), Alcmeón, afirma
simplemente que la oposición era fundamental sin especificar ningún par o
pares primarios. En este contexto, su teoría de la salud, es quien mejor
ilustra su dualismo. Es muy posible que esta doctrina, a pesar de su
rectricción al campo de la medicina, haya sugerido a Platón la teoría
que Simias, en el Fedón ( 85 E - 86 D ) describe acerca de que el alma es
simplemente una armonización de los opuestos físicos que componen el
cuerpo. Dado que Platón, en este pasaje, cita una opinión pitagórica, resulta
verosimil pensar que, en este punto, fuera Alcmeón el padre de la teoría lo
que demostraría que: o bien era pitagórico, o que ejerció influencia sobre los
pitagóricos.

CONCEPCIÓN DEL ALMA

Se piensa que los textos que nos hablan sobre la concepción del alma de
Alcmeón, a pesar de ser contradictorios, nos estarían describiendo la misma
doctrina. La oposición presente en los textos sería la siguiente:

1. Por un lado se afirma que el alma es inmortal y que posee la cualidad,


del mismo modo que los cuerpos celestes, de estar siempre
en movimiento circular.
2. Por otro lado se afirma que los hombres son mortales porque son
incapaces de juntar el principio con el fín. Es decir en ellos existiría un
alma que permite realizar el movimiento del cuerpo pero no llevar a
cabo un movimiento circular continuo.

En definitiva mientras que los cuerpos celestes son inmortales y eternos ya


que tienen la propiedad de realizar un movimiento circular continuo; en el
caso del hombre, éste seria mortal ya que no tendría la capacidad de unir el
principio con el fín, es decir, realizar un movimiento de tipo circular
continuo.
Esta curiosa doctrina nos recuerda a Heráclito cuando afirma que en un
círculo el comienzo y el fín son el mismo.
Tambien Platón, en el Timeo, habla acerca de los círculos giratorios del
alma dando la impresion de tener cierta relación con esta teoría.

Alcmeón intentó, asimismo, explicar el origen de los sentidos, pero sólo


disponemos de un vago e impreciso texto de Teofrasto que no nos aclara mucho
lo que debió pensar realmente Alcmeón: como nos dice Ángel Bernabé “parece
que el oído se explica a partir de la asunción del vacío (quizá identificado con
aire) en él, mientras que el olfato se concibe como un transporte directo de los
olores al cerebro por medio de aire respirado. La vista es una refracción en el
agua del ojo, si bien hay en ellos también fuego”. Sobre el tacto nada nos ha
llegado, quizá porque no lo estudió Alcmeón.

Señala Jesús Mosterín que, quizás, “la aportación más importante de Alcmeón
estriba en su claro reconocimiento del cerebro como sede de la vida intelectual
del humán y como receptor último de las sensaciones visuales y auditivas”. Fue
una idea que aceptaron tanto Demócrito como Hipócrates, pero Aristóteles la
rechazó, y situó el centro de las sensaciones al corazón. Relacionado con ello hay
otra característica del pensamiento de nuestro autor: la de diferenciar claramente
entre sensación y pensamiento. Esto le diferenciaba de otros filósofos de su
tiempo, como por ejemplo Empédocles, por ejemplo, que no los separaba. Con
ello Alcmeón distinguía entre los hombres y los animales: los primeros sienten y
“comprenden”, pero los primeros sólo sienten. Por otro lado, erró en atribuir al
cerebro funciones que no le corresponden en absoluto, como la producción de
esperma; en efecto, es lo que nos dice Aecio en sus Opiniones de los filósofos,
cuando recogió que Alcmeón sostenía que la “simiente era una parte del
cerebro”. También nos dijo nuestro filósofo, sigue anotando Aecio, que “el sueño
se produce por la retirada de la sangre a las venas por las que fluye y que el
despertar es una redifusión; la retirada total es la muerte”.

Respecto al alma, Alcmeón la considera inmortal. Emplea una analogía para


justificarlo: los cuerpos celestes deben ser inmortales, toda vez que siguen y
completan sus ciclos sin mermar ni envejecer, estando siempre en movimiento.
Esta capacidad de moverse autónomo se debe a la existencia en ellos de un alma,
tesis que será posteriormente elaborada y desarrollada por Platón en su Fedro
(245c) así como en las Leyes (895e).

Los hombres, a diferencia de los astros, mueren. ¿Por qué? Porque, nos dice
Alcmeón en una oscura y sucinta frase, “no pueden unir el principio y el fin”.
¿Qué significa esto? Posiblemente se pueda entender mejor, como nos explica
Alberto Bernabé, si asumimos que “unir el principio y el fin” es lo mismo que
hacer un movimiento circular, como el que realizan los cuerpos celestes. Sin
embargo, esa clase de movimientos está fuera del alcance de los humanos, pues
no pueden regresar a lo que fueron. Esta idea de unión entre el principio y el fin
por medio del círculo es muy heraclíteana, y Alcmeón traslada esta noción de
tiempo cíclico a la medicina: mantenerse vivo está supeditado a que todos los
órganos se acoplen en un continuo; rota esa relación, llega la muerte.

8. Leucipo:

Biografía: También llamado Leucipo de Mileto; Mileto o Abdera, siglo V a.C.)


Filósofo griego, fundador de la doctrina atomista. De la biografía de Leucipo se
conoce verdaderamente muy poco. No se sabe con exactitud el lugar de su
nacimiento: pudo ser Mileto o Abdera, y también Elea. Apenas se poseen noticias
respecto de su vida, y hubo quien llegó incluso a negar su existencia fundándose
en la frase de Epicuro «nunca ha existido un Leucipo filósofo», que en realidad
es sólo un juicio desfavorable sobre su valor como tal; sin embargo, bastan los
repetidos testimonios de Aristóteles para descartar la duda.

Durante su juventud, Leucipo debió de seguir las tendencias de la escuela


eleática; se dice que fue discípulo de Zenón de Elea, quien ilustró la doctrina de
la inmovilidad del ser de su maestro Parménides con unas célebres paradojas
(como la de Aquiles y la tortuga) destinadas a probar la imposibilidad del
movimiento. De la lógica de la escuela eleática admitió únicamente lo que podía
confirmarse con la experiencia; valiéndose, además, de elementos procedentes de
la escuela de Pitágoras, llegó a concepciones contrapuestas a las de Parménides,
pues afirmó la existencia del vacío y del movimiento y limitó la inmutabilidad
del ser de Parménides a los átomos.

En las fuentes antiguas, las teorías de Leucipo de Mileto no resultan distintas de


las de su discípulo Demócrito, lo cual induce a pensar que, por lo menos en parte,
debieron ser fruto de una colaboración intelectual entre ambos; ello explicaría
también por qué las obras de los dos filósofos circularon, ya desde el principio,
en un conjunto único, circunstancia que llevó posteriormente a la atribución a
Demócrito de los dos textos de Leucipo, la Gran cosmología y el libro Sobre el
intelecto, probablemente acerca de psicología y gnoseología. Ambas obras se han
perdido.

Teoría filosófica: El fundador de la escuela atomista fue Leucipo de Mileto. No han faltado
quienes sostuvieran que Leucipo nunca existió1 , pero Aristóteles y Teofrasto hacen de él el
fundador de la filosofía atomista, y es duro suponer que se equivocaran. Imposible fijar las fechas;
pero Teofrasto asegura que Leucipo había sido miembro de la escuela de Parménides, y en la Vida
de Leucipo escrita por Diógenes Laercio se lee que fue discípulo de Zenón (οῦτοςἤϰουσεΖήνωνος).

El fundador de la escuela atomista fue Leucipo de Mileto. No han faltado quienes sostuvieran que
Leucipo nunca existió1 , pero Aristóteles y Teofrasto hacen de él el fundador de la filosofía
atomista, y es duro suponer que se equivocaran. Imposible fijar las fechas; pero Teofrasto asegura
que Leucipo había sido miembro de la escuela de Parménides, y en la Vida de Leucipo escrita por
Diógenes Laercio se lee que fue discípulo de Zenón (οῦτοςἤϰουσεΖήνωνος).

Según Leucipo y Demócrito, hay un número infinito de unidades indivisibles, a las que ellos dan el
nombre de «átomos». Como estos átomos son demasiado pequeños, los sentidos no los pueden
percibir. Los átomos difieren en tamaño y en forma, pero no tienen ninguna cualidad, excepto la
de ser sólidos o impenetrables. Infinitos en número, agítanse en el vacío. (Parménides había
negado la realidad del espacio. Los pitagóricos habían admitido un vacío para mantener separadas
sus unidades últimas, pero identificaban tal vacío con el aire atmosférico, el cual Empédocles hizo
ver que es corpóreo. Leucipo, por su parte, afirmó a la vez la irrealidad del espacio y su existencia,
entendiendo por «irrealidad» la incorporeidad. Expresaba su pensamiento diciendo que «lo que
no es» es tan real como «lo que es». Por tanto, el espacio o el vacío no es corpóreo, pero es tan
real como los cuerpos.) Más tarde, los epicúreos enseñaron que los átomos se mueven todos hacia
abajo en el seno del vacío por la fuerza de la gravedad; para sentar esta doctrina les influyeron
probablemente las nociones aristotélicas del peso y la ligereza absolutos. (Aristóteles asegura que
ninguno de sus predecesores había concebido esta noción.) Ahora bien, Aecio dice expresamente
que, aunque Demócrito asignaba a los átomos tamaño y forma, no les asignaba, peso, pero que
Epicuro añadió lo del peso para poder explicar el movimiento de los átomos3 . Cicerón refiere lo
mismo y declara también que, según Demócrito, no había ni «arriba», ni «abajo», ni «en medio»
en el seno del vacío4 . Si esto era lo que Demócrito sostenía efectivamente, está claro que en ello
acertaba, pues no existen ni el abajo ni el arriba absolutos; pero entonces, ¿cómo concebía el
movimiento de los átomos? Aristóteles, en el De Anima5 atribuye a Demócrito una comparación
entre los movimientos de los átomos del alma y los de las motas de polvo que se perciben en un
rayo de sol, las cuales danzan de acá para allá y en todas direcciones aunque no haya ni un soplo
de viento. Quizá también Demócrito concibiese de esta manera el movimiento original de los
átomos. Sin embargo, sea cual fuere el modo como los átomos se desplazaran originariamente en
el vacío, hubo un instante en el que se produjeron choques entre ellos, y los que tenían formas
irregulares se trabaron los unos con los otros y formaron agrupaciones de átomos. De esta suerte
se origina el torbellino (Anaxágoras) y para cada mundo empieza el proceso de su formación.
Mientras que Anaxágoras pensaba que los cuerpos más grandes serían lanzados lo más lejos del
centro, Leucipo decía lo contrario, creyendo, erróneamente, que en un torbellino de viento o de
agua los cuerpos mayores tienden hacia el centro. Otro efecto del movimiento en el vacío es el de
reunir los átomos de tamaños y formas semejantes, lo mismo que en el cedazo se juntan los
granos de mijo, trigo o cebada, o como las olas del mar van amontonando las piedras largas junto
a las largas y las redondas junto a las redondas. De esta manera se formaron los cuatro
«elementos»: el fuego, el aire, la tierra y el agua. Así, de las colisiones entre los infinitos átomos
que se agitan en el vacío origínanse innumerables mundos.

La teoría atomista

La teoría del atomismo propuesta por Leucipo, propone que el universo se


compone de dos elementos fundamentales: el vacío y la materia.

Con base en estos dos elementos se producen las combinaciones que


constituyen todo lo que el ser humano percibe con sus sentidos.

Según Aristóteles, la teoría de Leucipo proviene de la negación de la


existencia del vacío que elaboró Parménides.

Para este último, no era posible que nueva materia brotara del vacío, por lo
tanto negaba la posibilidad del cambio y el movimiento.

Leucipo como discípulo de Parménides se opuso a esta teoría, destacando


que sus afirmaciones no podían comprobarse a través de los sentidos, porque
de hecho, podemos observar cómo la materia se transforma y se mueve.

Por lo tanto, afirmó que era necesaria la existencia del vacío como un medio
en el cual los átomos que componen la materia pueden desplazarse. Mientras
que el vacío pitagórico hacía referencia al aire, el vacío de Leucipo era
realmente un vacío.

Según Leucipo, la materia se compone de partículas minúsculas e indivisibles


que se combinan para conformar los objetos materiales.

Debido a su tamaño, todos los átomos son invisibles. Sin embargo, afirmaba
que existían muchas posibilidades de tamaños diferentes por debajo del
mínimo visible.
Según los atomistas, todos los átomos tienen tamaños y formas diferentes,
una característica que determina su comportamiento. Por ejemplo, los
átomos más irregulares se enredan entre sí formando grupos de átomos que
tienen menos movimiento.

Por su parte, los átomos más pequeños y redondos, presentan una mayor
tendencia al movimiento. Estos átomos componen, por ejemplo, el fuego.

Demócrito, posteriormente, comparó los movimientos de los átomos del alma


con los de las partículas del rayo de sol que se despliegan en todas las
direcciones, a pesar de que no son visibles.

La filosofía de Leucipo

Por otra parte, es necesario reconocer que las consecuencias sociales de la


teoría de Leucipo no fueron menores.

Al afirmar que el universo está conformado por átomos que se mueven en el


vacío y cambian conforme a sus propias reglas, se estaba negando la
intervención de los dioses en el desarrollo de la vida.

Según Leucipo y Demócrito, los fenómenos naturales, la vida humana y sus


acciones, estaban realmente condicionadas por el movimiento de los átomos.

Por lo tanto, dudaban de la existencia de los dioses y de su participación en


la vida de las personas.

Esto tenía una implicación enorme para el pensamiento de la época: si los


sucesos que rodeaban la vida humana no podían interpretarse como premios
o castigos de los dioses ¿entonces cuáles deberían ser las normas morales
que rigen la humanidad?
Y por otra parte: si los sucesos ocurren según el movimiento de los átomos
pero no involucran la voluntad humana ¿se puede pensar que el ser humano
sea verdaderamente libre?

Estos cuestionamientos fueron fuertemente cuestionados en su época,


especialmente porque derribaban el orden político existente. Esto explica que
la obra de Leucipo haya sido negada y escondida, causando las confusiones
que existen hoy.

9. Demócrito:
10. (Abdera, hoy desaparecida, actual Grecia, h. 460 a.C. - id., h.
370 a.C.) Filósofo griego. Discípulo de Leucipo, es el principal
representante del atomismo, escuela que, ya a finales del llamado
periodo cosmológico de la filosofía griega, postuló los átomos
(minúsculos corpúsculos indivisibles) como arjé, es decir, como
principio constitutivo y originario de la multiplicidad de seres de la
naturaleza.

11.
Demócrito
12. Desde sus orígenes, que se remontan al siglo VI a.C. con Tales y
la escuela de Mileto (Anaximandro, Anaxímenes), la filosofía griega había
supuesto la existencia de un substrato común (arjé o arché) en la
ilimitada variedad de seres que componen el mundo físico; la
determinación de tal principio había ocupado a buena parte de las
sucesivas escuelas y filósofos, desde los pitagóricos hasta los eclécticos
como Empédocles, y llevado también, en ocasiones, a concepciones
antagónicas de la realidad, como las de Parménides de Elea y Heráclito de
Éfeso. En este sentido, el atomismo de Demócrito representa un nuevo
intento de resolver el problema del arjé, intento verificado casi al
mismo tiempo en que, con Sócrates, la filosofía griega experimentaba
una reorientación hacia el ser humano como centro de sus reflexiones,
iniciando el periodo antropológico.
13. Biografía
14. Demócrito fue tan famoso en su época como lo serían otros
filósofos de la importancia de Platón o de Aristóteles y debió de ser uno
de los autores más prolíficos de la Antigüedad. Diógenes Laercio le
atribuyó multitud de libros, y Cicerón alabó su estilo.
Desgraciadamente, todas sus obras se han perdido; solamente nos
han llegado fragmentos de algunas de ellas, en su mayoría de las
dedicadas a la ética, pese a que se le atribuyeron diversos tratados de
física, matemáticas, música y cuestiones técnicas.
15. Demócrito era algo más joven que su famoso
conciudadano Protágoras, con el que solía conversar, y falleció según
fuentes autorizadas hacia los cien años de edad. Realizó al parecer
largos viajes de estudio por Egipto y Asia; sin embargo, nada sabemos
con certeza de ello, ni tampoco en cuanto a sus relaciones con los
seguidores de Pitágoras, con el ambiente ateniense y con el célebre
médico Hipócrates, puesto que las fuentes antiguas sólo nos han
transmitido acerca de Demócrito las acostumbradas fantasías. La
tradición lo retrata, en oposición a Heráclito, como el filósofo que se
ríe de las locuras humanas, lo cual acaso se deba a la serenidad y
facilidad de adaptación manifestadas por Demócrito en su ética.
16. En ocasiones se ha señalado a Demócrito como el fundador del
atomismo, negando incluso la existencia de su verdadero
creador, Leucipo. En realidad, Demócrito desarrolló la doctrina atomista
de su maestro Leucipo, quien había formulado ya sus principios
fundamentales, e incluso es probable que, en tal desarrollo, existiese
una colaboración intelectual entre ambos.
Teoría filosófica:

Los ATOMISTAS.—Son los últimos presocráticos. En el tiempo, llegan a coincidir aproximadamente


con Sócrates, pero continúan en la tradición preocupada por la φύσις, y sobre todo por la línea de
la filosofía eleática. Los dos principales atomistas fueron Leucipo y Demócrito. Los dos, por lo
menos el segundo, de Abdera (Tracia). De Leucipo apenas se sabe nada en especial. Su doctrina
coincidía en lo fundamental con la de Demócrito. Este fue una gran figura intelectual en Grecia,
gran viajero y escritor. De sus obras, como de las del resto de los presocráticos, solo quedan
fragmentos. Podemos referirnos, pues, principalmente a Demócrito. Los ÁTOMOS.—Los atomistas
hacen la última división del ente de Parménides. Llegan a los átomos (άτομοι): es decir, las partes
insecables, indivisibles, que no se pueden partir ya. Estos átomos se distinguen únicamente en que
tienen distintas formas, y de ellas dependen sus propiedades. Se mueven en torbellinos y se
engarzan de diversas formas, produciendo así las cosas. Hay muchos mundos, unos en formación,
otros en destrucción, otros en existencia actual. Las propiedades se fundan en la forma y también
en la sutileza de los átomos. Y cada uno de estos conserva los atributos fundamentales del ente de
Parménides, que aparece, valga la expresión, pulverizado. MATERIALISMO.—Es el primer intento
formal de hacer un materialismo. Todo, incluso el alma, está compuesto de átomos. Aparece aquí
la interpretación material del ente. Por eso el movimiento va a ser ante todo movimiento local
(φορά). Υ entonces se plantea a los atomistas el problema del lugar, del toro; en donde tienen que
estar los átomos. Y, en efecto, dirán que están en el vacío. Esto es de una gran importancia. El
vacío era, tradicionalmente, el no ser. Pero este no ser es necesario para los átomos. Demócrito
hace algo muy original: le da un cierto ser al vacío, y este se convierte en espacio. No es el
absoluto no ser (ουκ óv) sino un no ser relativo (μη ό'ν), por comparación con lo lleno, con los
átomos, y es el ser espacial. El problema del ser y el no ser queda mitigado, pero no resuelto, en la
forma átomosespacio. Es el último intento de solución dentro de la idea parmenidea del ente. EL
CONOCIMIENTO.—Según Demócrito, la percepción se realiza del modo siguiente: las cosas emiten
una especie de espectros o imágenes sutiles (είδωλα), compuestas de átomos más finos, que Los
presocráticos 33 penetran en los órganos de los sentidos. Así, la mente recibe una copia o réplica
de la cosa, y en esto consiste el conocimiento; es una doctrina por tanto, sensualista. Las ideas
morales de Demócrito empiezan ya a dibujar la figura del «sabio», del σοφός: imperturbabilidad,
serenidad, dominio de sí mismo'. Todavía es física, cosmología, especulación sobre el cielo, y el
mundo, y el movimiento de las cosas, frente al ser inmóvil; pero ya estamos en tiempo de
Sócrates.

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