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Análisis de sangre. Los análisis de sangre pueden revelar un exceso de calcio o de ácido úrico en la sangre.
Los resultados de los análisis de sangre sirven para controlar la salud de los riñones y pueden hacer que el
médico quiera comprobar si tienes otras enfermedades.
Análisis de orina. El análisis de orina de 24 horas puede mostrar que estás eliminando demasiados minerales
que forman cálculos o muy pocas sustancias que previenen la formación de cálculos. Para este análisis, tu
médico puede pedirte que hagas dos recogidas de orina en dos días consecutivos.
Pruebas por imágenes. Las pruebas de diagnóstico por imágenes pueden mostrar cálculos renales en las vías
urinarias. Las opciones abarcan desde una simple radiografía abdominal, en la cual los cálculos renales
pequeños pueden pasar inadvertidos, hasta la tomografía computarizada de alta velocidad o de energía dual,
que puede mostrar incluso cálculos muy pequeños.
Tratamiento: El tratamiento de los cálculos renales varía en función del tipo de cálculo y de la causa. Cálculos
pequeños con síntomas mínimos
La mayoría de los cálculos renales pequeños no requieren un tratamiento invasivo. Es posible que puedas
expulsar un cálculo pequeño de las siguientes maneras:
Bebiendo agua. Tomar entre 2 y 3 cuartos de galón (1,9 a 2,8 litros) por día puede ayudarte a limpiar el
aparato urinario. A menos que tu médico te indique lo contrario, bebe suficiente líquido —sobre todo agua—
para producir una orina transparente o casi transparente.
Analgésicos. Expulsar un cálculo pequeño puede provocar cierta molestia. Para aliviar el dolor leve, el
médico puede recomendarte analgésicos, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros), el paracetamol
(Tylenol, otros) o el naproxeno sódico (Aleve).
Terapia médica. El médico puede indicarte un medicamento para ayudarte a expulsar el cálculo renal. Este
tipo de medicamento, conocido como «alfabloqueante», relaja los músculos del uréter y te ayuda a expulsar
el cálculo renal más rápido y con menos dolor.
Botulismo: El botulismo es un trastorno poco frecuente
pero grave que se produce por las sustancias tóxicas de la
bacteria llamada Clostridium botulinum.
Causas: Botulismo alimentario: El origen del botulismo
alimentario son alimentos enlatados en casa que son bajos
en ácido, como las frutas, las verduras y el pescado. Sin
embargo, la enfermedad también se ha producido a partir
de pimientos picantes (chiles), papas al horno envueltas en
papel de aluminio y aceites infusionados con ajo. Cuando
comes alimentos que contienen la toxina, se interrumpe la
función nerviosa, causando parálisis.
Síntomas: Botulismo alimentario: Por lo general, los signos y síntomas del botulismo transmitido por alimentos
comienzan entre 12 y 36 horas después de que la toxina ingresa al cuerpo. Sin embargo, según la cantidad de toxina
consumida, el inicio de los síntomas puede variar desde unas pocas horas hasta unos pocos días. Entre los signos y
los síntomas del botulismo transmitido por alimentos se pueden incluir los siguientes:
Comer alimentos manipulados por alguien con el virus que no se lavó bien las manos después de ir al baño
Beber agua contaminada
Comer mariscos crudos provenientes de aguas residuales contaminadas
Estar en contacto cercano con una persona infectada, incluso si esa persona no manifiesta signos ni síntomas
Tener relaciones sexuales con alguien que tiene el virus
Síntomas: Los signos y síntomas de la hepatitis A, generalmente, aparecen después de haber tenido el virus durante
algunas semanas. Sin embargo, no todas las personas con hepatitis A los manifiestan. Los signos y síntomas, si los
presentas, pueden comprender los siguientes:
Fatiga
Náuseas y vómitos repentinos
Dolor o malestar abdominal, especialmente en la parte superior derecha debajo de las costillas inferiores
(en la zona del hígado)
Evacuaciones intestinales de color arcilla
Pérdida de apetito
Poca fiebre
Orina de color oscuro
Dolor articular
Color amarillento en la piel y en la parte blanca de los ojos (ictericia)
Picazón intensa
Diagnóstico: Los análisis de sangre se utilizan para detectar signos del virus de la hepatitis A en el cuerpo. Se extrae
una muestra de sangre, generalmente, de una vena del brazo. La muestra se envía a un laboratorio para analizarla.
Tratamiento: No existen tratamientos específicos para la hepatitis A. Tu cuerpo eliminará el virus de la enfermedad
solo. En la mayoría de los casos de hepatitis A, el hígado se cura antes de los seis meses y no presenta daños
duraderos. El tratamiento de la hepatitis A se suele centrar en que te sientas cómodo y en controlar los signos y
síntomas. Podría ser necesario que hagas lo siguiente:
Descansar. Muchas personas que padecen hepatitis A sienten cansancio, ganas de vomitar y tienen menos
energía.
Controlar las náuseas. Las náuseas pueden dificultar la alimentación. Intenta comer tentempiés a lo largo
del día en lugar de comidas completas. Para obtener las calorías suficientes, come más alimentos con alto
contenido calórico. Por ejemplo, bebe jugo de frutas o leche en lugar de agua. Si tienes vómitos, es
importante que tomes mucho líquido para evitar la deshidratación.
Evitar el alcohol y tomar medicamentos con cuidado. El hígado puede presentar dificultades para procesar
medicamentos y bebidas alcohólicas. Si tienes hepatitis, no bebas alcohol. El alcohol puede provocar más
lesiones en el hígado. Habla con el médico acerca de los medicamentos que tomas, incluso los de venta
libre.