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Tina Folsom
Agradecimientos
¡Disfruten de la Lectura!
Argumento
Cuando Faye piensa que Cain está muerto, ella está devastada y sólo puede seguir
adelante porque sabe que su clan la necesita. Fuera de la lealtad y amor por su
compañero vampiro, ella acepta casarse con Abel, hermano de Cain, y se sorprende
cuando Cain regresa a reclamar su trono.
Cain está decidido a recuperar el amor que una vez compartió con Faye. Pero el
asesino no se dará por vencido y su crueldad no conoce límites. Respaldado por sus
leales amigos de Scanguards, Cain se encuentra de repente en una lucha a muerte y se
enfrenta a una elección: o bien salva su reino o su reina.
Capítulo Uno
Si el pecado fuera una mujer, no existiría ninguna duda de que ella lo parecía.
Una suave risa tan delicada como un susurro en el viento provino de ella. — Oh,
Cain, — arrastraba las palabras con un suave acento sureño que instantáneamente envió
una llama a su ingle y lleno todo su cuerpo de deseo.
La seductora mujer dio un paso hacia él, su cuerpo moviéndose con la gracia de
una tigresa que se acerca a su presa. Y Cain podría haber sido su presa, aunque sería una
presa muy dispuesta. Al igual que ella era suya.
Cuando sus labios se separaron, Cain pudo ver sus colmillos extendiéndose.
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— ¿Empezando sin mí, mi amor?— Cain preguntó, y le dio un golpecito en la
cabeza, una suave reprimenda, mientras que al mismo tiempo la bestia en su interior
estaba encantado con su primitiva reacción y se preparó a sí mismo para reaccionar en
la misma forma.
Un vampiro que mostraba sus colmillos sólo tenía dos razones: el hambre por
sangre o por sexo.
Y estaba seguro de que este hermoso ejemplar, quien ahora se llevaba las manos
a su espalda para bajar la cremallera de su vestido, no estaba hambrienta de sangre.
Aunque Cain no le importaría que lo mordiera mientras la empaló en su polla. El
recuerdo de esto ahora se manifiesta en su lengua. Tan dulce, tan rico, tan lleno de
pasión. Una extraña sensación de añoranza y pérdida se estrelló contra él, pero este
último sentimiento desapareció con la misma rapidez que apareció y dejó sitio a
pensamientos más placenteros.
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las garras de la bestia que vivía en su interior. Pero contuvo sus deseos, porque no quería
dañar la perfecta la piel que se extendía sobre su tentadora carne. Tampoco quería
recordarle la violencia en su pasado, el dolor que soporto a manos de un cruel amo.
Nunca más volvería a permitir que nadie le hiciera daño. Ni siquiera él mismo.
Dio un paso hacia ella, mientras sus manos estaban ocupadas quitándose su
pajarita y camisa a velocidad vampírica. Lanzo ambas piezas hacia el sillón haciéndole
compañía a su saco.
— ¿Demasiado impaciente?
— ¡Haz lo que digo!— Cain le ordenó, su pecho agitado por el esfuerzo que le
costaba mantener un mínimo de cortesía cuando el vampiro en su interior hacía estragos
con la necesidad de tomarla, de hacerla suya.
Unas manos elegantes empujaron el vestido por las caderas, haciendo que la
prenda cayera al suelo con un suave zumbido. Pero ahora Cain no miraba hacia lo que
estaba a sus pies. En lugar de hacer eso, se quedó mirando hacia el oscuro triángulo de
vello que custodiaba su sexo.
Saliendo de su vestido, se dirigió hacia él, sus tacones altos resonaban en el piso
de madera, haciendo eco en el vasto espacio sin ventanas.
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Su pene ahora estaba rígido, presionando dolorosamente contra su cremallera.
Instintivamente, su mano fue hacia esta, pero ella fue más rápida. El calor de su palma
lo envolvió al instante, enviándole un escalofrió a través de todo su cuerpo que hizo que
el control de su equilibrio estuviera al filo de una cuchilla. El deseo impregno el aire y lo
hizo sisear.
— ¿Tienes un regalo para mí?— murmuró, y frotó su cuerpo contra él, mientras
su mano apretaba la dureza en sus pantalones.
Con su última palabra, Cain capturó sus labios y la besó. No existía ninguna duda
o vacilación sobre el beso, ni su reacción a este. Cain saboreó su dulzura en su lengua
mientras se adentró en su interior y le mostraba quien era su maestro. Sin embargo, ella
no era sumisa. La respuesta a su beso fue la de un igual, una fuerte vampira femenina
que sabía lo que quería. Cain lo sintió con cada golpe de su lengua contra la suya, con
cada deslizamiento de sus labios contra su boca y cada empuje de sus caderas contra su
ingle. Ella lo deseaba, y el saberlo solo incremento su deseo hacia ella.
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Los dedos de Cain se separaron, resbalando más arriba en su cabello, ahuecando
la parte posterior de la cabeza de la mujer. Sus sedosas trenzas obscuras acariciaban su
mano, recordándole encuentros anteriores como este. Recordándole el éxtasis
encontrado en sus brazos anteriormente.
Sus suaves suspiros se dirigieron hacia sus oídos, mientras que el rápido latido de
su corazón retumbaba en su pecho, haciendo eco con el suyo. Ahora su otra mano libre
bajo, deslizándose sobre la curva de su espalda hasta su bien proporcionado trasero.
Mientras lo acariciaba y tiraba de ella más fuerte hacia él, ella gimió en el interior de su
boca, antes de que pasara su lengua en su colmillo.
El lamer los colmillos de un vampiro era la cosa más erótica que un vampiro
podría experimentar… en resumen era como tener relaciones sexuales en toda regla. Y
a pesar de que anteriormente ya había lamido sus colmillos, el intenso placer que ahora
corría por su cuerpo casi lo deshizo.
Conteniendo una maldición, la agarró y dio unos pasos hacia la pared, donde la
apretó contra esta, toda paciencia se fue, se desvaneció en el aire. — Hazlo como quieras.
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Cain se apoderó de sus muslos y la levantó, mientras presionaba la espalda de la
mujer contra la pared. Le abrió las piernas de par en par, dejando al descubierto su
empapado sexo. Miró hacia abajo, entonces tiro de sus caderas hacia atrás y ajustó
ángulo. Cuando la cabeza de su pene tocó los labios externos de su sexo, inhaló
bruscamente. Cain tenía razón: en absoluto esto no tomaría mucho tiempo.
Ella era perfecta, mejor que cualquier otra cosa en su vida. Como si fuera la
solución a todos sus problemas, todas sus preocupaciones. Como si pudiera hacer todo
bien de nuevo.
Sus ojos se encontraron con los suyos y, lentamente, Cain comenzó a empujar.
Sus ojos de color verde ahora brillaban de un color rojo, una señal de que su lado
vampiro estaba tomando el control. Un sentimiento de posesividad se apoderó de él, y
la idea de que alguna vez ella pudiese estar en los brazos de otro hombre nuevamente
agitó la bestia en su interior. La ira se revolvió subiendo desde sus entrañas, y gruñó
como un animal.
— ¡Eres mía!
Sus ojos brillaron intensamente, antes de que ella inclinara la cabeza hacia un
lado, dejando al descubierto su pálido cuello. — Entonces hazme tuya.
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su polla aún más. Y con cada sorbo de sangre de su vena y cada golpe en el interior de
su coño, su desenfreno crecía.
Por un instante, retiro sus colmillos, deseando decirle lo que ella significaba para
él. Cain separó sus labios, deseando hablar, pero su nombre no salió de sus labios. Lo
intentó nuevamente, pero sólo existió el vacío. Cain la miró a sus ojos y vio confusión
allí.
La incredulidad teñía su mirada, pero antes de que sus labios le dieran una
respuesta, un dolor agudo le atravesó el cráneo. Todavía dentro de ella, detuvo sus
movimientos.
Su visión se oscureció. Cain se llevó una mano hacia su rostro y sintió el caliente
y pegajoso líquido que corría por la cara. Él lo olio, también. El olor metálico era
inconfundible.
Sangre. La sangre que salía de su cráneo. Fue subiendo con su mano y sintió el
agujero que estaba allí. La sangre brotaba de esta.
¿Estaba muerto?
— ¡Nooooooo!—Cain gritó.
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Cain rápidamente se sentó.
Cain se pasó una temblorosa mano por su ultra corto cabello y se dio cuenta que
estaba bañado en sudor.
Nada era real. Al igual que el propio Cain. Porque ¿cómo podía ser real cuando
él no recordaba nada de su pasado?
Desde hace varios meses ha estado teniendo estos sueños. Diferentes algunos,
pero todos involucrando a la misma mujer, y todo termina de la misma manera: con
sangre brotando de su cabeza. Como si alguien estuviera intentando enviarle una
advertencia. O era un mensaje del pasado.
Cain giro sacando las piernas de la cama y sacudió la cabeza. ¡Ilusiones! Hace
poco más de un año se despertó una noche sin memoria. Lo único que recordaba era
una voz masculina. Su nombre es Cain, el hombre había dicho. Por mucho que ha
intentado averiguar acerca de su pasado, regresaba con las manos vacías.
Y justo ahora, uno de esos oscuros estados de ánimo que estaba invadiéndolo,
azotándolo con la desesperación y la desesperanza, como un torturador al azotarlo con
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un látigo. El dolor paralizó su cuerpo y le hizo desear infligir el mismo dolor a otros.
Pero no había nadie con quien dejar salir su ira.
— ¿Sí?
— ¡Se suponía que deberías de estar patrullando esta noche! — Amaury gruñó.
— ¡Y no tomes esa maldita actitud conmigo!. ¡Soy tu jefe!
La forma en que hablaba le dejó claro a Cain que esta charla sería del tipo muy
físico.
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Una pelea a puñetazos con el enorme vampiro era justo lo que necesitaba en este
momento. Tal vez entonces se sentiría mejor.
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Capítulo Dos
El jardín en época de invierno era tan hermoso en la noche, ya que era mortal
durante el día. Estaba cubierto por un vidrio a prueba balas en tres lados, este no
proporcionaba refugio del sol.
Faye levanto la vista hacia el cielo estrellado por encima del techo de cristal. ¿La
estaría observando desde algún lugar allá arriba? ¿O los vampiros estaban condenados a
arder en el infierno cuando se encontraban realmente muertos?
No podía recordar las veces que frecuentemente levantaba la vista hacia el cielo
nocturno haciéndose estas preguntas desde su muerte. Y cada vez que lo hacía, sentía el
mismo tipo de nostalgia, la misma especie de vacío. Pero la vida tenía que continuar.
Ella lo sabía. El tiempo para el duelo ya casi llegaba a su fin.
—Faye, Faye, ¿cuántas veces te he dicho que entre nosotros no debe de existir
ninguna formalidad. Todavía soy Abel para ti. Siempre lo será. De cualquier manera,
ya no soy el rey.
— Claro. — Faye permitió que sus ojos vagaran sobre él. Había días en que
apenas podía mirarlo, le recordaba tanto al hombre que perdió. El hombre al que había
amado.
Abel señaló hacia una banca, indicándole que se sentara con él. Faye se sentó, y
Abel e unió a ella.
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Su estómago se tensó al instante. Faye sabía de lo que se trataba. Ella también ha
estado contando los días aunque por otras diferentes razone a las que él tenía.
Faye apretó los labios, reprimiendo las emociones que amenazaban con
apoderarse de ella y robarle la capacidad de pensar con claridad. Tenía que seguir siendo
fuerte.
— Realmente nunca he entendido por qué tiene que transcurrir un periodo tan
largo después de la muerte de un rey antes de que su sucesor pueda tomar el trono, —
dijo Faye para llenar el silencio entre ellos con las palabras.
— Es con la intención de darle a la gente tiempo para llorar sin tener que
comprometer su lealtad al nuevo rey, mientras que todavía lloran al anterior, — explicó
Abel.
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— Como regente, ya tengo muchos de los poderes que el rey tiene. Y me da la
oportunidad de conocer a mis súbditos mejor y saber lo que quieren de mí. — Él levantó
la mano hacia su rostro. — O lo que quiero de ellos.
Faye contuvo por un momento la respiración. — Sí, sí, por supuesto. — Faye se
levantó, provocando que Abel dejara caer su mano, y se dirigió hacia el florido jardín.
Tomó tijeras y comenzó a podar las plantas.
Desde ese horrible día hace más de un año, ningún hombre la había tocado. Y el
solo pensar que las manos y los labios de otro hombre lo hiciera le provoco un escalofrió
de pánico que recorrió su espalda. Faye sabía que tenía que hacer algo al respecto, pero
esta noche no era el momento adecuado.
Detrás de ella, Abel se levantó del banco. Escucho sus pasos mientras se acercaba.
Cuando las manos de Abel se posaron sobre sus hombros desde atrás, ella
contuvo el aliento, tratando de calmarse.
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— Olvida lo que dije, — Abel agregó rápidamente. — Esto no se trata de la ley.
Se trata de ti. Tú estabas destinada a ser reina. Los miembros de nuestro clan te aman.
Tu sueño no tiene que terminar con mi coronación.
Sus ojos oscuros la miraron con una intensidad que ella siempre amo sobre su
hermano. Pero en Abel, esto la asustó. ¿O era simplemente miedo porque significaba
que finalmente tendría que admitir para sí misma que era hora de seguir adelante y dejar
de lado los recuerdos que atesoraba, los recuerdos del amor verdadero?
— Necesito una reina. Una mujer como tú, quien es amada por sus súbditos. Sé
que no soy como él. Sé que nunca podre ser el líder que él era. Pero contigo a mi lado,
guiándome, mostrándome lo que él hubiese hecho en mi lugar, puedo ser un buen rey.
Te necesito.
Faye buscó en sus ojos, tratando de ver más allá de sus palabras, más allá de lo
que su rostro le mostró. ¿A qué es lo que se refería? ¿Realmente la necesitaba con el fin
de ser la clase de rey su extenso clan necesitaba? ¿Y realmente podía ayudar a ser ese
hombre? ¿Ese era su llamado? ¿Para ser la reina, para que pudiera ser rey?
Abel presiono un dedo contra los labios de Faye. — Y él te amo. Él querría esto
para ti. Querría que tuvieras lo que estaba destinado para ser tuyo. Querría que
continuaras adelante y que fueras feliz nuevamente. Verte sonreír de nuevo. Recuerdo
esa sonrisa. Pero no la he visto por mucho tiempo.
Faye bajó los párpados y asintió. — Es difícil superar la muerte de alguien tan...—
Ni siquiera pudo continuar con su pensamiento, o decir su nombre, sin correr el riesgo
de disolverse en lágrimas.
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— Dame una oportunidad, — dijo Abel suavemente.
— Todo esto es tan inesperado. Necesito tiempo para pensar en ello, — respondió
rápidamente, desesperada por conseguir algo de tiempo y al mismo tiempo no ofenderlo.
Esta era una decisión que no podía tomar, no sin pensar en las consecuencias. No amaba
a Abel. En muchos sentidos no era como su hermano. Mientras que su hermano había
sido amable e indulgente, Abel era duro y severo. Sus personalidades no podrían ser más
diferentes entre sí.
Faye quería gritar, de lamento que el hermano equivocado fue el que murió. Si
tan sólo esa noche no hubiese permitido que se fuera de sus brazos. Entonces él todavía
estaría vivo. Seguiría siendo rey, y ella sería su compañera de sangre y su reina.
Faye miró más allá de él, sus ojos vieron hacia el interior de la oscuridad más allá
del palacio donde vivía. Era enorme, una enorme estructura construida como una
fortaleza impenetrable e imponente. Un gran palacio de un gran clan, que incluía todo
Luisiana y extendía sobre esta sus fronteras. Un clan tan hermético, que todavía era
influyente más allá de sus límites físicos, eran muy pocos los vampiros fuera de este que
conocían su existencia. Todos los reyes anteriores habían deseado que fuera de esta
manera, sabiendo que en el anonimato yacía la seguridad.
Las viejas costumbres eran todavía muy fuertes dentro del clan. Las leyes que los
regían se trasmitieron de sus fundadores, aunque las habitaciones eran modernas y el
castillo…escondido en una zona boscosa a distancia al norte de Nueva Orleans…estaba
equipado con la más alta seguridad de vanguardia. Al igual a la que le correspondía a
un rey. Los guardias y otros miembros clave del clan vivían en el palacio, mientras que
en los edificios que rodean los jardines bien cuidados, otros vampiros hicieron sus
hogares.
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Faye suspiró. — No lo sé.
John era alto y ancho, un fuerte vampiro con una mano rápida y una mente
rápida. Fueron esas cualidades las que lo hacían el jefe de guardia de élite del rey, el
pequeño grupo de vampiros seleccionados quienes custodiaban al rey y la reina.
Pero John había fallado en proteger a su rey. Bajo su supervisión, el rey fue
asesinado. Cuando Faye había visto los vestigios de la ceniza y el anillo con el sello en
el suelo: los restos de su amante…ella acuso a John por descuidar su deber. John dejo
caer su cabeza, aceptando sus palabras de odio en un estoico silencio, ni siquiera intento
ofrecer una excusa o disculpa.
Faye nunca entendió el por qué Abel no castigo a John. Si ella hubiese estado en
la posición de dar órdenes, habría exigido la ejecución de John por su fracaso en
mantener al rey seguro.
Por un momento, se detuvo. Quizás Abel tenía un corazón amable así que le dio
crédito por eso, y era ella la que estaba mal por querer castigar al líder de la guardia del
rey.
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Capítulo Tres
Cain ahora levanto la vista hacia el edificio de apartamentos de seis pisos y se dio
cuenta de la luz proveniente de la planta superior. Una grande sombra se movió delante
de uno de los grandes ventanales, y después una más pequeña se unió y los dos se
fundieron en una sola figura. Un segundo después se retiraron de la ventana.
Cain no tuvo que esperar mucho tiempo. Al parecer, Amaury estaba tan ansioso
por terminar con esto como él. El sonido de una puerta abriéndose llego a sus oídos, y
un instante después Amaury surgió.
Cain hecho los hombros hacia atrás e instintivamente amplio su postura. Estaba
listo para esta pelea. — No me gusta el tono de tu voz.
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aceptamos, ¡pensé que habíamos encontrado oro! De todos los guardaespaldas que
conozco, tú resultas ser uno de los que tiene los mejores instintos. ¡Como si fuera natural
en ti! ¡Y mírate ahora!
Cain dio un paso hacia él, sus manos se volvieron puños. — ¡Nada ha cambiado!
— ¡Maldita sea si no es cierto! ¡Desde la boda de Oliver hace tres meses, has
estado haciéndote el vago! No te has presentado a tus turnos. ¡Y cuando lo haces, estás
de un estado de ánimo que apesta!
Amaury se empujó hacia atrás, con las dos manos empujo a Cain contra la pared
del edificio. — ¡Ahora escúchame, pequeño pedazo de porquería! Samson y yo estamos
de acuerdo en esto. O sigues las reglas, o estás fuera. ¿Me entiendes?
Así que todos ellos han conspirado a sus espaldas. ¡Esto es simplemente perfecto!
¡Malditamente perfecto! — ¡Vete al demonio, Amaury! ¡Al diablo con todos ustedes! —
Pero solo maldecir a Amaury no fue suficiente. El lanzarle insultos no le dio a Cain la
satisfacción que necesitaba. Sólo una cosa podía hacer eso ahora.
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— ¿Quieres pelear? Bien, — Amaury dijo. —Peleemos.
Antes de que incluso dijera la última palabra, un puño se estrelló contra el rostro
de Cain, azotando su cabeza hacia un lado. El dolor recorrió a través de su cuerpo y lo
hizo sentir más vivo de lo que se ha sentido durante todo el año pasado. Era mil veces
mejor que el adormecimiento y vacío que ha estado sintiendo.
Con un gruñido, Cain dirigido sus puños hacia Amaury y respondía golpe tras
golpe. Pero el enorme vampiro no era un dispuesto saco de boxeo. Le dio golpes tan
buenos como él le dio, alternando entre patadas y golpes. A pesar de su tamaño, su
oponente era más ágil en sus pies que nadie lo hubiera imaginado.
Cain dejó que sus instintos se hicieran cargo. Se reconocía a sí mismo como un
extraordinario luchador, pero en esta pelea a puños con Amaury, Cain sintió que sus
habilidades eran superiores a los de su jefe. Una cosa que Amaury dijo era cierta: peleaba
como si estuviera dentro de su naturaleza. No era un novato, y en este momento lo
estaba demostrando golpeando a Amaury con los puños, dándole patadas con
movimientos expertos y a velocidad del rayo, mientras que Amaury se vio obligado a
solo a defenderse.
La satisfacción surgió del interior de Cain. Esto se sentía bien. Obligar a otro
vampiro a que se sometiera a él, golpearlo y demostrarle quién era el más fuerte, provocó
una chispa en él. Como si de una pequeña vela iluminara algo en su pasado. Algo que
estaba justo fuera de su alcance. Tan cerca, pero a la vez tan lejos.
Evitó el siguiente golpe de Amaury al girar sobre sus talones y saltando detrás de
su oponente. Cain pateó su pierna y golpeó Amaury en la parte posterior de sus rodillas.
El musculoso y enorme vampiro perdió el equilibrio y cayó hacia atrás, cayendo
fuertemente en el suelo de hormigón.
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Un silbido de aire salió de pecho de Amaury, pero ya había intentado saltar. Cain
era más rápido. Aterrizó en él, inmovilizándolo en el suelo, cuando los ojos de Amaury
repentinamente miraron hacia el impresionado.
No era una orden, sino una petición que vio en los ojos de su compañero
vampiro. Esto hizo toda la diferencia.
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Amaury esbozó una sonrisa. — Ellos no van a saber lo que les golpeó.
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Capítulo Cuatro
Desde la puerta del club End Up, la cual estaba custodiada por un guardia con
demasiados tatuajes en su rostro, cuello y brazos, provenía una ensordecedora música
tecno. Una multitud de jóvenes estaban haciendo fila, esperando entrar.
Cain se dio la vuelta, permitiéndole a Amaury que hiciera lo suyo con el gorila,
mientras él miraba hacia al chico que se atrevió a hacer un escándalo. — Negocios
Oficiales. Así que mueve tu trasero, pequeño punk. — Sin esperar una respuesta, se dio
la vuelta justo cuando el gorila le hizo una señal a él y a Amaury para que entraran.
La cosa que Amaury hizo fue un pequeño truco conocido como control mental.
Cada vampiro posee esa habilidad, y está siempre ha funcionado sólo en los seres
humanos. Sin embargo, sólo recientemente descubrieron de la manera difícil que
existían vampiros que eran capaces de ejercer control mental sobre otros vampiros.
Según la información que Cain tiene, todos los vampiros que poseían esa habilidad en
particular, habían sido eliminados… todos menos uno: Thomas, el jefe de TI en
Scanguards. Y afortunadamente para Thomas era una de las criaturas más amables que
Cain había conocido y estaba absolutamente dedicado a Scanguards. Casi tan dedicado
como lo estaba a su compañero de sangre, Eddie.
Cain entró en el club, sus ojos al instante se ajustaron al oscuro interior. La visión
de un vampiro es superior a la de un ser humano, y podía ver todo con tanta claridad
1
clubbers.- Un clubbers es aquel quien baila música rave y tecno
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como si el lugar estuviera iluminado como un árbol de Navidad. El ruido era
ensordecedor, y por desgracia no algo que Cain podría fácilmente acallar.
No era difícil ver el por qué Scanguards recibieron una llamada de uno de sus
informantes… confiables seres humanos y vampiros civiles que mantenían sus oídos
atentos para alertar a Scanguards de cualquier problema que necesite ser atendido de
inmediato.
Mientras que los Scanguards eran principalmente una compañía que ofrecían
servicios de guardaespaldas y otro tipo de seguridad personal a políticos, celebridades,
dignatarios extranjeros y otras personas ricas, el alcalde de San Francisco, el mismo es
un híbrido… mitad humano, mitad vampiro… recientemente los contrataron como
una unidad de seguridad secreta que ni siquiera su fuerza policiaca era consciente de su
existencia. Propiamente dicho, Scanguards ahora estaba a cargo de erradicar los
problemas a los que la policía humana no estaba equipada para enfrentar.
Amaury señaló el rincón más alejado que se encontraba en casi total oscuridad.
Los tres punks parecían que estaban drogados, pero en el momento en que Cain
puso sus ojos en ellos sabía que no era el alcohol o las drogas las que causaron su estado
de ebriedad. Después de todo, el alcohol o las drogas no tienen ningún efecto en un
vampiro. Sólo la sangre… enorme cantidades de esta… podrían hacer que un vampiro
se drogara. Eso, o la sangre contaminada. Del tipo de sangre que corría por las venas de
Úrsula, la compañera de su colega de Oliver. Pero al conocimiento de Cain, todas las
mujeres con ese tipo de sangre especial que podrían drogar a un vampiro fueron sacadas
de San Francisco y les dieron nuevas identidades.
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Cain intercambió rápidamente una mirada con su colega. — Tienes que estar
bromeando.
Amaury gruñó— ¿Por qué siempre consigo el trabajo de niñera? ¿Me veo como
una maldita maestra de kindergarten?
Los tres vampiros todavía no los habían visto, demasiado ocupado con sus presas:
tres mujeres con ropas ligeras que no podrían ser mayores de dieciocho o diecinueve
años. Y que claramente no sabía en lo que se estaban metiendo. Ellos tenían nada que
hacer en este club. Cómo consiguieron pasar más allá del gorila que se suponía que era
el que tenía que revisar sus ID nadie lo sabe.
Cain tenía que manejar esta situación con los tres vampiros. Ellos estaban
advirtiendo a sus potenciales víctimas. Sus playeras negras tenían impresas unas letras
en color rojo brillante: Soy un vampiro. Acércate y te muerdo.
Era evidente que las tres mujeres no prestaron atención a esa advertencia.
Una exclamación de sorpresa fue la respuesta del vampiro, mientras que la chica
caía de espaldas sobre la sala esquinera, su mirada perdida era un testimonio del hecho
de que el vampiro había utilizado el control mental para hacerla inconsciente de lo que
le estaba sucediendo.
Por el rabillo del ojo, Cain advirtió que Amaury arranco a los otros dos de una
manera similar, apenas ejerciendo alguna fuerza mientras que los vampiros que tenía
agarrados luchaban por liberarse.
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— ¡Sí, yo podría decir lo mismo! — Cain gruñó. — ¡Retrae los malditos colmillos,
idiota!
— ¡Mírame!
Cain miró hacia a Amaury. — ¿Conoces a este punk? Afirma que el alcalde lo
protegerá.
Amaury lo miro rápidamente, mientras que los dos vampiros que tenían
agarrados todavía continuaban luchando por liberarse. — Maldita sea, ¿quieren
terminar con esto? Les ordeno. — Ah, Al diablo con esto.
Divertido, Cain vio como Amaury simplemente golpeo la cabeza de los vampiros
juntándolas, haciendo que se desmoronan al instante.
Pero antes de que Caín pudiera responderle, el vampiro que estaba en el suelo
elevó la voz. — Mi tío te pateara el trasero si me lastimas.
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Amaury hizo una falsa reverencia. — Adelante. Me gusta observar.
Cain se agachó hacia el joven vampiro. — Este es el trato, amigo. El alcalde nos
mandó a limpiar, y ¿adivina qué?: tú eres la basura.
Amaury se rio entre dientes. — Sería como robarle a un bebé. Tengo ética.
Los otros dos vampiros parecieron temblar ante el tono de su voz de mando,
pero el sobrino del alcalde apretó la mandíbula. Sus ojos se movían viendo más allá de
Cain, como si estuviera buscando una vía de escape.
— Ni siquiera lo pienses.
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Cuando el idiota se abalanzó sobre una de las chicas, en un equivocado intento
de utilizarla como escudo o rehén, Cain había tenido suficiente. Saltó y envolvió su
brazo alrededor del cuello del niño, estrangulándolo. Por unos momentos, el sobrino del
alcalde lucho, intentando usar sus manos para levantar el brazo de Cain y quitárselo de
encima, pero ni siquiera clavándole las sus uñas en su antebrazo detuvo a Cain de seguir
estrangulando al desafiante vampiro.
Sólo cuando el chico se aflojó en sus brazos, hizo que Cain lo liberara de su
presión. Aunque los vampiros podían perder la conciencia cuando les faltaba oxígeno,
no podían morir de pérdida de aire.
Cain negó con la cabeza. — Tengo una idea mejor. — Hizo un gesto a los otros
dos vampiros. — Ustedes dos cárguenlo.
Cain nunca antes había visto a dos jóvenes vampiros seguir una orden de manera
rápida y sin quejarse. Sólo les tomó unos momentos hasta que llegaron a la puerta que
conducía a salida trasera. Cain abrió, miró afuera, e inspeccionó la zona.
Cain asintió y mantuvo sus ojos en los tres delincuentes. — Son una desgracia
para nuestra raza.
Lo más probable es que era cierto, dado que quien Cain había abordado fue el
que puso mayor resistencia. — ¡Eso no es una excusa para un mal comportamiento!
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El vampiro dejó caer la cabeza. — No señor.
— No, no lo llames de esa manera. Se merece más que eso, — una voz desde el
otro extremo del callejón, dijo tranquilamente.
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Capítulo Cinco
En estado de shock, Caín miró hacia el desconocido, sin creer lo que escuchaban
sus oídos. En años humanos el hombre parecía no tener más de treinta y cinco años,
pero no existía ninguna indicación en cuanto a su verdadera edad. Aunque por la forma
en que se comportaba Cain sospechaba que ha sido vampiro desde hace mucho tiempo.
Vestía unos pantalones sueltos con muchos bolsillos y estos parecían que estaban llenos
de armas. Una playera de color negro se extienda sobre su musculoso torso y una camisa
abierta hecha del mismo material que los pantalones completaba su atuendo.
— ¿Quién eres?
Cain se dirigió hacia los tres delincuentes. — Esta noche es su noche de suerte.
Vamos a dejarlos ir. Pero no crean que se libraron por completo. Si escuchamos una sola
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palabra de ustedes tres comportándose otra vez inapropiadamente de nuevo, estaremos
detrás de sus traseros como una mosca en la mierda ¿Está claro?
— ¡Ahora habla!
John inclinó un poco la cabeza. — El guardia personal del rey de los vampiros
de Louisiana. Tú. Cain Montague.
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Cain dijo arrastrando las palabras. — ¿Quién eres? ¡Quiero la verdad!
— Te sugiero que respondas las preguntas de Cain, — dijo Amaury. — Y que sea
rápido, porque mi mano está temblando.
— Amaury no es mi guardia. Estoy trabajando con él. ¡Así que cortar con toda
esa tontería y habla! — Cain ordenó.
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este desconocido le revelara que era un rey era una broma cruel, una por la cual este
vampiro pagaría.
— ¿Por qué alguien querría asesinarlo? Podrían existir muchas razones por las
que alguien querría un rey muerto.
— ¿Qué?
Los labios de John se trasformaron en una sombría línea. — Eso fue lo que tu
dijiste. Pero cuando despertó, no podía recordar nada. Ni siquiera quién era. Pero me di
cuenta que si tú lo conocías, entonces la persona quien estaba detrás de todo esto,
también. El mantenerlo dentro del palacio sin ninguno de sus recuerdos lo hubiese
expuesto en peligro. Un peligro del cual no pude protegerlo.
John entrecerró los ojos, aún sin mostrar ningún temor, sólo desafío. — ¿Por qué?
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— Porque si algo he aprendido en el tiempo que llevo trabajando con los
Scanguards es que un guardia nunca debe abandonar a quien está protegiendo sin
protección. Tú afirmas que eres mi guardia personal, sin embargo, me abandonaste en
un mundo donde no conocía a nadie, ni siquiera a mí mismo. Si yo fuera realmente un
rey, me habrías protegido. Entonces, ¿dónde estabas cuando ocurrió el intento de
asesinato, y dónde has estado este último año?
El tono sincero en las palabras de John le dio a Cain una pausa. El vampiro
parecía realmente triste. ¿Después de todo, podría existir algo de verdad en su historia?
Cain aparto esos pensamientos. No, solo era que estaba tan desesperado por averiguar
sobre su pasado que estaba intentando aferrarse a cualquier cosa que le podría
conducirlo a su antigua vida. No podía permitir que este extraño llegar a él y le llenara
la cabeza con tonterías como reyes, asesinatos y palacios.
John miró hacia él. — ¡Porque me estaban vigilando! Podía sentirlo. Si hubiese
hecho cualquier intento de proporcionarte alguna protección, el que quería hacerte daño
te hubiese encontrado y asesinado. No podía correr el riesgo. Era más seguro de esta
manera. Todo el mundo cree que está muerto. Me aseguré de ello. Tomé tu anillo y
algunos de sus efectos personales y los coloqué con la ceniza del asesino muerto, para
que así todo el mundo pensara que eras tú.
— No te creo.
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— Vamos, — Cain estuvo de acuerdo, agarro a su prisionero más fuerte e intento
alejarlo de la pared.
Cain vaciló.
Cain asintió con la cabeza, después metió la mano dentro de la chaqueta del
vampiro. Sintió un suave pedazo de papel, lo agarró y lo sacó.
Cain miró una imagen semejante a él. A pesar de que nunca antes se ha visto a sí
mismo en un espejo ya que los vampiros no se reflejan en los espejos, cuando obtuvo su
identificación en Scanguards, le habían tomado una fotografía. El hombre de la foto que
sostenía ahora en sus manos y la foto en su ID eran idénticos. Pero este hecho no fue la
razón de que su corazón se detuvo. Era la mujer a su lado.
Ella era la voluptuosa belleza que le había hecho el amor en sus sueños .La mujer,
cuyo nombre no recordaba.
Cain acarició la imagen, deseando tocar su rostro. Ella era real. No la había
inventado. Se encontró con los ojos de John. —Tengo que verla.
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Cain agarro a John por la solapa de la chaqueta. — ¡Maldita sea! ¿Entonces qué
es?
Cain soltó a John y lo lanzo hacia atrás. La noticia cayó sobre él como un
tsunami, ahogándolo en una devastación que no había pensado que fuera posible.
38
Capítulo seis
Faye escucho las voces furiosas antes de que llegara a la gran sala en la planta
baja del palacio donde el rey, o el ahora regente, resolvían todos los asuntos. Esta era
parte oficina, parte sala de estar, con una confortable sala frente a una crepitante
chimenea.
Faye recordó las muchas veces que estuvo ahí sentada en brazos de Cain después
de haber despedido a todo el mundo cuando su trabajo de la noche había terminado.
Faye observo con interés esos raros momentos con él donde Cain pudo hablar con ella
acerca de todo lo que le preocupaba. Ella se había convertido en su confidente.
Faye entró en la habitación, ignorando a los dos guardias que estaban a lado de
las puertas dobles abiertas. Ellos alguna vez fueron los guardias de Cain y no la
detuvieron, aun demostrándole la misma cortesía que durante el reinado de Cain.
Abel giro su mira hacia ella, pero Robert, el hombre quien estaba a cargo de la
adquisición de la sangre humana para el palacio… tantos envasados, así como en la
forma de verdaderos donantes humanos… no volvió la cabeza.
— Me temo que Robert ha sido atrapado con las manos en la masa, — dijo Abel,
su tono de voz aún era tranquila. Luego miró hacia el hombre que tenía frente a él. —
Es una ofensa grave. Estoy seguro de que eres consciente de ello.
— Yo no robé. Yo…
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Abel azotó la parte posterior de su mano contra la mejilla del otro vampiro,
dejándole una herida abierta con el anillo de diamantes que llevaba puesto. Al instante
el olor de la sangre saturo el aire.
— ¡No aceptare ninguna excusa! ¡Sé un hombre! ¡Afronta tu crimen! — Abel dijo
entre dientes. — A parte de ti, tu eres el único quien tiene la llave de la sala de suministro.
¿Me estás diciendo que yo fui la persona quien sacó dos litros de sangre de nuestra
bodega? — Abel le mostró a Robert sus colmillos.
— ¿A quién se la vendes?
Robert levanto como una pulgada la cabeza, subió los párpados para dirigirle
una mirada desafiante a Abel. — Yo no he vendido nada.
Una violenta bofetada cruzando a través de su otra mejilla produjo otro corte del
cual la sangre empezó a gotear. A pesar de que esta estaba sanando tan rápido como la
primera del otro lado, el insulto tuvo que herir a un hombre tan orgulloso como Robert.
Abel regreso la mirada hacia Faye. — Muy bien. Dejare que hable.
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— A los desafortunados quienes necesitan de nuestra ayuda. Nosotros siempre
lo hemos hecho. Siempre hemos ayudado a los de nuestra especie que necesita nuestra
ayuda. El darle unos cuantos litros de sangre a los necesitados no nos afectara en nada.
Abel dio un paso hacia el vampiro. — ¿Estas regalando nuestros suministros sin
mi consentimiento?
Faye hizo una mueca. Robert no era el único que daba limosnas a los vampiros
que lo necesitaban. Ella era tan culpable como Robert, aunque no había tomado nada
directamente de las bodegas, sino que tomo algunos de sus propios suministros y los
compartió.
— Y ahora que eso está claro, enciérrenlo en la planta baja, — instruyó a los
guardias. — Te enseñare a obedecerme.
— ¿Quieres salvar a este hombre? ¿Por qué? — preguntó Abel, dirigiéndole una
curiosa mirada. — ¿No ves que desafió a mis órdenes? Como rey no puedo permitir este
tipo de comportamiento. Tengo que ser firme.
— Le ruego que, por favor, muestre misericordia. — Faye retorcía las manos, su
corazón latía rápidamente y sin control. La habían educado para cuidar de los muchos
vampiros en este clan desde que fue aceptada dentro del clan.
Faye los amaba como a su propia familia y no podía soportar que ninguno de
ellos fuera herido.
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Faye dio unos pasos acercándose, aproximándose a Abel. Su mirada recorrió a
Faye de arriba a abajo. — No es fácil ser un gobernante justo y tomar las decisiones
correctas. Tú tienes que entender eso. — Abel hizo una pausa. — Pero como mi reina,
tendrías el poder para influir. El poder para hacerme cambiar de opinión.
Sus ojos miraron fijamente a los ojos de Faye. Ella miró en el interior de estos,
buscando una respuesta allí.
Faye miró más allá de él, donde Robert seguía en pie, ahora un brillo de
esperanza en sus ojos. Había tanta bondad en él y en los demás miembros del clan. Ella
quería preservar eso, preservar lo que Cain había fomentado durante su reinado. Y sólo
podría hacerlo si tuviera el poder.
Debía de dejar de estar en duelo y continuar con su vida, por su pueblo, y por
Cain.
Lentamente Faye giro su rostro hacia a Abel y asintió con la cabeza. — Sí, me
casaré contigo.
Abel tomó sus manos entre las suyas. — ¡Me has hecho el hombre más feliz en
esta tierra!
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— Por supuesto, — dijo Abel y la soltó.
*****
Abel hizo un gesto a los guardias para que despejaran la sala. — Sácalos a todos,
excepto Robert. — Al cabo de un momento, los guardias cerraron la puerta, él estuvo a
solas con el vampiro acusado y su guardia personal Baltimore.
Abel rio. — Oh, no me des las gracias todavía. — Intercambió una mirada con
Baltimore, quien tenía una sonrisa burlona en su rostro.
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Robert asintió, visiblemente asustado. Abel siempre ha descubierto que el
atemorizar a los sujetos los hacían súbditos obedientes.
Con una rápida reverencia Robert abrió la puerta y desapareció hacia el exterior.
Cuando se escuchó que se echaba el cerrojo nuevamente, Abel se volvió hacia su
guardia, preocupado por otra cosa.
Baltimore negó con la cabeza. — No han encontrado a John por ningún lado.
Abel dio un puñetazo sobre la mesa. No podría soportar por mucho tiempo que
el guardia quien le ha sido tan leal a Cain continuara siéndolo, lo necesitaba. John era
el único que ahora queda quien podía transmitir información que sólo el rey y el jefe de
la guardia del rey estaban al tanto. Necesitaba a John por lo menos hasta la coronación,
hasta que le pasara esa información a Abel como nuevo rey. — No me gusta esto.
— Eso me imaginaba. Esa fue la razón por la que estuve investigando. Parece
que John no es tan devoto a sus deberes como solía serlo.
Abel permitió que una genuina sonrisa curvara sus labios mientras se daba cuenta
del significado de sus palabras. Él siempre podía contar con su fiel Baltimore para que
encontrara algo útil. — Perfecto.
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Capítulo Siete
Cain entró en el avión privado y miró alrededor. Ahí había espacio para una
docena de pasajeros. Los asientos de cuero parecían espaciosos y cómodos, justo como
deberían serlo, que la compañía Learjet especializada en aviones de uso civil y militar
tenia especialmente equipado este avión que transportaba vampiros asociados con
Scanguards de todo el país. Este era el más lujoso para volar en primera clase en
cualquier línea aérea comercial.
La puerta de la cabina estaba abierta, y pudo ver que el piloto y el copiloto estaban
preparándose revisando todo antes del vuelo. Eran humanos y eran plenamente
conscientes de la preciosa carga que transportaban. Y por su lealtad y silencio se les
recompensaba muy generosamente.
— Es muy generoso de parte de su jefe el permitirle usar este avión, — dijo John
a sus espaldas.
— Bien. — Cain hizo una seña hacia uno de los cómodos asientos de cuero. —
Entonces ponte cómodo mientras esperamos a los demás.
— ¿Los demás?
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— Sí, eso es lo que tú dices. Sin embargo, aun estas a prueba, y si creo en lo que
me dijiste casi fui asesinado. No importa si junto mis probabilidades de supervivencia
con algunos amigos de confianza, ¿verdad?
Cain quería confiar en John. Pero todo lo que le dijo parecía irreal. Nadie nunca
antes en Scanguards escucho del rey de Louisiana, o del nombre como John lo llamo…
Cain Montague… nada apareció durante una búsqueda en Internet. En el tiempo que
Cain ha estado con Scanguards ha aprendido que no tenía nada de malo el tener un
apoyo. Y a juzgar por el sonido de pasos en la escalera, parecía que en este instante
estaba llegando su equipo de apoyo.
Cain miró hacia la puerta abierta y observo a Thomas, seguido por su compañero
de sangre, Eddie, entró en el fuselaje. Las dos rubios vestían sus habituales trajes de
motoristas, que consistían en pantalones de cuero, chaquetas y camisetas negras.
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— Eddie, — fue la respuesta de John. — ¿Supongo que ustedes dos trabajan para
Scanguards?
— Guardia personal del rey, — John corrigió, echando sus hombros hacia atrás.
Cain escuchó el tono orgulloso en la voz de John y no pudo evitar sentir que si
John estaba de hecho diciendo la verdad, entonces Cain sería afortunado de tener un
hombre tan leal a su servicio. Pero estaba adelantándose a las cosas. En primer lugar,
tendría que confirmar la historia de John. El resto seguiría.
¿Alguien más viene? — Cain preguntó. — Samson no estaba seguro de quién más
podría disponer cuando hablé con él.
Cain asintió. Era consciente de ese hecho. — Entonces, ¿eso con quién nos deja?
— Me temo que estas atrapado conmigo, — dijo una grave voz proveniente de la
puerta.
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eran malos, tuvo que cambiar de bando y sacrificó su vida humana para salvar al mundo
de los vampiros de una destrucción segura a manos de una malvada bruja.
— Puedes cambiar de opinión una vez que escuches a quien traje, — Haven
respondió e hizo un gesto a un punto detrás de él.
— ¿Un humano?— John preguntó, antes de Cain pudiera decir nada. — ¿Trajiste
a un ser humano?
— ¡Hey, chicos! — Blake saludó a todo el mundo, con una amplia sonrisa en su
rostro. — ¡Esto es genial! ¡Que increíble! Nunca antes he estado en Nueva Orleans.
Vamos a divertirnos de lo lindo. — El joven de alborotada negra cabellera y que vestía
a la última moda, generalmente tenía buenas intenciones, era un idiota, pero era familia.
John le dirigió una molesta mirada. —Él no puede venir con nosotros.
Blake puso sus manos en un puño sobre las caderas, inflando su pecho. — ¿Por
qué no? Yo también soy un guardaespaldas.
John dio un paso hacia Blake, quien para su favor no se inmutó. — Porque no
está permitido que ningún ser humano a excepción de los donantes se les permite estar
en el palacio o sus tierras. Así que a menos que desees convertir en la comida, te
sugiero…
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La cabeza de John se giró hacia él. — Con el debido respeto, eso es imprudente.
Sus amigos en Scanguards tal vez pueden convivir con los seres humanos, pero puedo
asegurarle, que a sus súbditos no les va a gustar.
Ante la palabra súbditos Cain quería sacudir la cabeza. ¿Realmente tiene súbditos?
Cain se volvió hacia la puerta de la cabina abierta, mientras que los otros tomaron
sus asientos y se pusieron sus cinturones de seguridad. — ¿Estamos listos para irnos?
Cain camino hacia uno de los asientos vacíos y se dio cuenta cómo Thomas y
Eddie habían tomado los dos asientos en la parte trasera del avión. La mano de Thomas
yacía en el muslo de Eddie, y los dos estaban hablando en voz baja, las cabezas muy
juntas. Parecían felices, y el hecho de que eran una pareja, compañeros de sangre sólo
podrá ayudar durante la comprobación de la historia de John: Thomas y Eddie podían
comunicarse telepáticamente a través de su enlace, y era posible que iban a encontrarse
con situaciones en las que una habilidad como esa podrían ser práctica.
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— ¡Esperen!
Cain rodo los ojos y miró hacia Haven, que estaba sentado al otro lado del pasillo
de él. — ¿En serio?
— ¡Esperen! —la voz llamó nuevamente, esta vez más cerca. Un momento
después, Wesley apareció en las escaleras y entró en el avión. Estaba sin aliento y
claramente se vio que se había apresurado a alcanzarlos. Era un poco más bajo que
Blake, pero unos años mayor, aunque no más sabio que su aprendiz compañero de
Scanguards.
— Él es mi hermano.
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La incredulidad se extendió sobre el rostro de John. — ¿Un brujo? Volvió la
cabeza para ver a Wesley, viéndolo de arriba hacia abajo antes de volverse a Cain. —
¡No puede estar hablando en serio! ¿Qué es esto? ¿Scanguards emplea a seres humanos
y brujos? ¿Qué clase de vampiros son ustedes? ¿Cómo puede confraternizar con los
brujos? Son nuestros enemigos.
— No lo son, — dijo Caín. — Tal vez lo sean donde tu vienes, pero hemos
descubierto que los brujos pueden ser nuestros aliados. — Hizo un gesto hacia Wesley.
— Y Wes es familia.
Cain levantó la bolsa que Wesley había puesto en el suelo y se la lanzo a Wesley.
— Ahora toma tus cosas y vete.
Wes miró hacia él, una auténtica sorpresa en sus ojos. — ¡Pero yo voy contigo!
Me necesitas. — Wes señaló hacia el humano. — ¿Por qué él va? ¡No es un vampiro! Y
ni siquiera tiene alguna habilidad especial. Yo la tengo.
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— Sí, convirtiendo perros en cerdos tal vez, — Blake se burló de él.
Cain suspiró e intercambió una mirada con Haven, quien hizo una mueca.
— Déjame salir de esto, — dijo Haven. — No quiero que se me culpe más tarde,
cuando él lo arruine todo.
Cain no podía estar más de acuerdo. Los vampiros no tenían protección contra
hechizos. Y odiaba las cosas contras las que no podía luchar con un arma mortal. Sin
embargo, el que Wesley dijera que estuvo trabajando en algo no significa que realmente
sabía lo que estaba haciendo. — La última vez que lanzaste un hechizo, el hechizo tiño
todo de color rojo.
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— Lo cuál era la intención, — Wesley afirmó.
— Por supuesto, en la boda de Oliver lo era. Pero volviste a los cerdos en color
rojo antes de eso, y dudo que eso era lo que se pretendía, — Cain le recordó.
— Eso es lo que ahora dices, pero a la hora de la verdad, vamos a terminar con
algún tipo de desastre.
Wes señaló Thomas. — Salve la vida de Thomas con uno de mis hechizos.
Cuando estaba luchando contra Keegan, mi hechizo ayudo…
Cuando Eddie apretó la mano de Thomas, Thomas se volvió y cruzó una mirada
con su pareja. Luego agregó: — Sin embargo, Wes tiene razón. Su hechizo funcionó
cuando se necesitó.
Cain pensó durante unos segundos su siguiente decisión. Thomas era el más
sensato de ellos, y Cain respeta la opinión del otro vampiro.
Momentos más tarde, cuando todo el mundo estaba en sus asientos con sus
cinturones de seguridad puestos, Cain se volvió hacia John, que estaba sentado a su lado.
— Ahora dime todo lo que necesito saber sobre mi vida anterior.
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Capítulo Ocho
Abel caminó por las calles transitadas. Apenas había pasado el atardecer, y el
Barrio Francés estaba repleto de turistas y locales. Odiaba el olor pútrido de esta parte
de la ciudad; era por eso que rara vez que aventuraba a esta zona. Prefería ir a cazar en
Garden District o alguna de las pequeñas ciudad que rodeaban Nueva Orleans cuando
la urgencia se apoderaba de él y necesitaba clavar sus colmillos en un humano en lugar
de beber del suministro de sangre donada en sus bodegas.
Una vez que fuera rey, acabaría con la sangre pre envasada y animaría a sus
súbditos a cazar su comida de nuevo. Como siempre debió ser. Beber sangre envasada
los había convertido en cobardes y débiles. Él cambiaria eso y convertiría a su raza de
nuevo en una especie a temer.
Habían llegado al extremo noreste del barrio donde pocos turistas se aventuraban
y había pocos hoteles situados. Pequeñas casas, divididas en múltiples apartamentos,
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bordeaban la calle. Su fiel guardaespaldas lo llevó a una de las casas y luego se detuvo
en frente de la puerta delantera.
— Ahí dentro.
— ¿Cuántos?
— Está sola.
¡Estúpida humana!
No era una sorpresa porque los humanos eran inferiores a los vampiros. No
sabían ni una sola cosa sobre supervivencia. Aunque este espécimen aún tenía su instinto
de huir en lugar de pelear contra él, ella debería saber más y en cambio inclinarse ante
él.
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Abel giró su cabeza hacia la puerta que llevaba a la parte trasera de la casa cuando
escuchó que Baltimore regresaba con mujer que luchaba. Pasó sus ojos sobre ella.
Su piel era del color de la leche achocolatada, sus ojos una mezcla de azul y gris,
probando su mezcla heredada. Una belleza hibrida sin duda. ¿Y quién no querría a esta
deliciosa mujer en su cama, sentir sus gruesos labios alrededor de su polla, sus manos
elegantes sobre su piel? Abel notó su atractivo de inmediato. E incluso aunque no había
marcas en su grácil cuello o en el hermoso escote que su vestido revelaba,
instintivamente supo que ya había sentido los colmillos de un vampiro en su carne antes.
Muchas veces de hecho.
— ¿Qué quieres?
Abel se acercó. Con cada paso que daba, Nicolette retrocedió más contra los
almohadones del sofá. Al fin pudo oler el miedo que emanaba de sus poros. Eso hizo
que sus colmillos punzaran, y él no vio razón para evitar que salieran. Cuando estuvo a
menos de un pie de ella, se detuvo.
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— Esto es lo que vas a hacer ahora, Nicolette. Vas a responder la pregunta que te
haré sin intentar mentirme. Porque si lo haces, lo sabré, y entonces no tendré más
opciones que dejar que Baltimore te castigue por eso. ¿Entiendes?
— No lo sé.
— Trata de nuevo, — dijo por entre sus dientes apretados, ahogando sus chillidos
con sus retumbantes palabras.
— No lo sé. Él no me dijo.
Abel entrecerró sus ojos y abrió los labios hasta las encías, revelando sus colmillos
largos y afilados, dejándola adivinar lo que iba a hacerle si no cooperaba.
— ¿A hacer qué?
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siquiera podía confiarle a su amante. Como si tuviera miedo de que alguien pudiera
torturarla para sacarle la información.
— Pero eso no cambia para nada tu destino. — Se deleitó con el pánico que volvió
a los ojos de Nicolette, el temblor que se apoderó de su cuerpo, y el aroma a miedo que
salió por sus poros. — Vamos a dar un pequeño paseo.
— Tómala y enciérrala.
Abel la ignoró. En cambio sus ojos cayeron en un celular sobre la mesa de centro.
Lo tomó. — Y entonces veremos que tanto te ama John.
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Capítulo Nueve
— Tengo que advertirte, — dijo John. — Si te llevo con ella, no puedes hacerle
saber que no recuerdas nada. Tienes que tener cuidado con lo que dices frente a ella.
Cain miró más allá de él. — Ya lo sé. Nadie puede saber que sufro de amnesia.
— Eso debilitaría su posición, la afirmación de John debía ser sostenida. Nadie quería
un rey que no recordaba nada. — Ni siquiera Faye. Pero necesito hablar con ella en
privado antes de que entremos.
— ¿Qué esperas lograr con eso? — Preguntó Haven, colocando su mano sobre el
brazo de Cain. — ¿Qué pasa si ella dice que estas de vuelta y les da tiempo a tus enemigos
para prepararse? Preferiría entrar sin que ninguno sepa de antemano que vamos. Nos da
el elemento sorpresa.
Cain miró a su colega, apreciando su consejo. Pero esto era algo que tenía que
hacer.
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— Además, necesito saber si ella aún esta… conmigo, — dijo, en lugar de decir
lo que en verdad quería saber, si ella aún lo amaba o había cambiado sus afectos hacia
Abel.
— Muy bien, — Haven concedió. — ¿Pero cómo no las vamos a arreglar para
encontrarnos con ella sin que nadie más sepa?
— Eso no será problema, — dijo John, antes de que Cain pudiera contestar. —
Hay unos túneles secretos debajo de la propiedad.
— Es una vieja plantación, y los dueños hicieron que los esclavos construyeran
túneles bajo ella. Una precaución para cuando la guerra civil estalló, — explicó John. —
Una vez que los túneles fueron construidos, el dueño mató a todos los esclavos
involucrados en la construcción, asegurándose de que no quedara nadie que supiera la
existencia de estos sino sólo él y su capataz.
— ¿Abel?
John sacudió la cabeza. — Tú y yo. Creo que es posible que le dijeras a Faye,
pero no puedo decirlo con seguridad. Nunca me decías nada. Pero tendremos que
asumirlo desde que la ibas a convertir en tu reina, que le dijiste sobre los túneles.
— ¿Cómo es que sólo tú y yo sabemos sobre los túneles? ¿Por qué no Abel?
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— No. Aunque sabe que el líder de la guardia real pasa todo lo que sabe al nuevo
rey después de la coronación. Debe asumir que hay cosas que sólo yo sé.
— Bien, tomaremos los túneles. Thomas vendrá con nosotros. Los demás se
quedaran aquí. — Ordenó Cain.
— ¡No!
— Entonces sólo tú y yo. Pero te lo advierto, podre no recordar quién soy, pero
soy letal con cualquier arma. Si me atacas, serás polvo.
Cain miró a sus amigos, luego apuntó hacia Thomas. — Cualquier problema, me
escribes de inmediato. Mi teléfono esta en vibrador.
— Entendido. Ten cuidado. Si no has vuelto en una hora, iremos hacia el palacio.
Sin otra palabra, Cain caminó hacia afuera. El aire era húmedo, muy diferente
del que acostumbrara en San Francisco, donde incluso las noches de verano podían ser
frías y requerían una chaqueta ligera. Aquí, su camisa de algodón ya estaba pegada a su
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cuerpo sudoroso. Para su sorpresa, no le molestaba el calor, casi como si estuviera
acostumbrado.
En silencio Cain caminó al lado del otro vampiro, su mirada cautelosa, su cuerpo
listo para atacar si alguien se acercaba a atacarlos. Los Scanguards le habían enseñado
bien. No tenía miedo de ningún enemigo que pudiera encontrarse, pero ese hecho no
alivio el nudo en su vientre. Estaba intranquilo por ver Faye, ver a la mujer a quien le
había hecho el amor en sus sueños, la mujer que su vida pasada le había pertenecido.
¿Ahora le pertenecía a Abel, el hombre que John decía era su hermano?
Cain miró al lugar al que John apuntaba, que no parecía diferente al terreno que
habían atravesado durante su corta caminata. Habían arboles cubiertos de musgo,
arbustos, y tierra. No habían caminado por ningún camino reconocible, pero habían ido
claramente a través de un camino boscoso.
— No veo nada.
John caminó hacia dos árboles que estaban en una pequeña inclinación. Detrás
de estos, el musgo cubría una roca. En lugar de caminar a la roca, John giró hacia la
izquierda hacia otro grupo de árboles donde ramas rotas se habían acumulado y estaban
pudriéndose. Él tomó una de las ramas podridas y tiró de esta. El lecho entero de ramas
se movió, y entonces Cain se dio cuenta de que estas estaban interconectadas de una
manera aleatoria pero ingeniosa que un observador casual no vería más que un montón
de ramas podridas, cuando de hecho era una puerta.
Cuando John la sostuvo abierta para él, Cain suprimió su sorpresa. — Lidera el
camino.
Cain caminó dentro del túnel detrás de John, de inmediato inhalando los aromas
alrededor de él. El aire era rancio. Cuando John cerró la puerta tras él, el túnel bajo tierra
fue privado de la luz de la luna que había guiado antes su camino. Los ojos de Cain de
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inmediato se acostumbraron a la oscuridad, su visión de vampiro compensando la falta
de luz.
John apuntó hacia el techo. — Cada pocos pies hay refuerzos de madera, pero
es una construcción vieja y nadie ha hecho reparaciones en décadas. Hay más y más
humedad penetrando y debilitando la estructura. Estamos cerca a los pantanos. Katrina
provocó algún daño aquí. Algún día, los túneles colapsaran.
— Esperemos entonces que hoy no sea ese día. — Remarcó Cain secamente.
John se dio vuelta y caminó por el largo túnel. Cain lo siguió, pendiente de su
alrededor.
— ¿Dónde en el palacio?
— Una directamente a la habitación del rey, otra a las celdas, y otra debajo de la
chimenea en tu oficina.
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Cain hizo notas mentales de los puntos de entrada y salida y los caminos que
llevaban lejos del túnel en que estaban, así como del camino en que iban para memorizar
lo que podía. Si John lo llevaba a una trampa, tendría que encontrar la manera de salir.
Sin embargo, Cain tenía que admitir que si John hubiera querido matarlo por cualquier
razón, ya había tenido una amplia oportunidad antes.
Aun así, confiar en alguien no era fácil. Incluso cuando se había unido a los
Scanguards hace un año, le había tomado tiempo confiar en sus colegas. Ahora, por
supuesto, sabía que ellos cuidaban su espalda y confiaba en ellos con su vida. Así como
ellos confiaban en él. Se habían convertido en más que sólo colegas. Se habían vuelto
sus amigos. Su familia.
Pero ahora este extraño estaba molestando la tentativa paz que había encontrado
con su nueva familia al hacerlo querer algo que estaba más allá de su alcance. Quería su
antigua vida de vuelta, si acaso por una sola razón: saber lo que se sentía ser amado por
la mujer de sus sueños.
¿Era eso lo que el sueño había querido mostrarle cuando todo lo demás se volvió
rojo frente a sus ojos?
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— No podía quedarme contigo. Sólo tenía el tiempo suficiente para hacer
arreglos para llevarte tan lejos como fuera posible, antes de que mi ausencia se hubiera
notado. Tenía que asegurarme que quien sea que te quisiera muerta pensara que lo había
logrado. Sólo de esa manera podías estar a salvo.
— Tengo una sospecha, pero no pruebas. Y si recuerdas aunque sea algo, sabrás
que no me gusta acusar a nadie sin poder respaldar mi acusación.
Cain apretó la mandíbula, tratando de parecer inafectado por las palabras del otro
vampiro, cuando en realidad sentía que John necesitaba ganarse su aprobación por las
decisiones que había tomado cuando Cain había estado incapacitado.
— Tampoco antes. Pero nosotros éramos más que un rey y su guardia. Éramos
amigos. Y sentí más la pérdida de esa amistad que la perdida de mi rey.
— No me corresponde a mí juzgarlo.
— ¿Estas tratando de decir que era un mal gobernante, y que ese fue el motivo
del asesinato?
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— Como dije, eso no…
— Lleva al corredor secreto que conecta con las habitaciones del rey con aquellos
de la reina. Los del rey están a la derecha, los de la reina a la izquierda. Vas a encontrar
a Faye en la habitación de la reina. Cuando llegues a su puerta, mueve la palanca a su
izquierda. Va a abrir un pequeño hoyo para espiar dentro de su cuarto, así puedes
asegurarte de que esta sola antes de que entrar. No te preocupes, la puerta esta oculta
con una elaborada pieza de arte al otro lado, así que nadie notara el agujero para espiar.
— Esperaré por ti aquí. Si no has regresado en quince minutos, iré por ti.
El corredor en que se encontró era hecho de piedra, y el aire dentro era más limpio
y menos húmedo que el que se habían encontrado en el túnel.
Sus ojos miraron hacia la derecha. Se sentía físicamente atraído en esa dirección,
como si las respuestas a sus preguntas estuvieran allí. Pero se forzó a si mismo ir a la
izquierda, sabiendo que no había tiempo suficiente para investigar el cuarto del rey y el
de Faye. Sus amigos de Scanguards no dudarían en cumplir su promesa de buscarlo si
no regresaba a tiempo, y él no tenía intención de ponerlos en excesivo peligro. Habría
suficiente tiempo después para saber más sobre su antigua vida.
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Si esta era de hecho su antigua vida.
Cuidando de no hacer ningún sonido con sus zapatos, caminó hacia la puerta
que John le había indicado antes. La palanca al lado de esta tenia forma de estaca. Cain
negó con la cabeza. Alguien por aquí tenía gustos extraños, y él esperaba que no fuera
él a quien debía culpar por la extraña elección de manija.
Cain giró la manija y de inmediato vio un pequeño haz de luz brillar a través de
la puerta oculta. Se movió para alinear su ojo con este y mirar a través del pequeño hoyo.
Su corazón se detuvo.
No había error sobre ella. Faye lucía exactamente como aparecía en sus sueños,
aunque estaba vestida con ropas casuales, un par de pantalones ajustados y un suéter
ligero. Tenía una abertura en un costado, mostrando uno de sus cremosos hombros. Su
cabello caía sobre sus hombros y espalda, y sus ojos eran tan verdes como una pradera
en primavera.
El vampiro que estaba con ella se encontraba de pie dándole la espalda a Cain,
evitando que le viera la cara. El extraño ahora acortó la distancia entre él y Faye, su
mano enganchándose a su hombro desnudo, la otra deslizándose alrededor de su cintura
para acercarla hacia él.
El hombre cuyo rostro no podía ver tenía que ser Abel. Faye había superado su
muerte y tal vez lo había olvidado. Estaba enamorada de alguien más.
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Su cuerpo entero se entumió, regresó a la puerta y luego fue hacia el túnel.
Cuando llegó allí, apoyó su frente contra este, sintiendo la fría superficie contra su piel.
¿Podría en verdad culparla? Lo había creído muerto por un año. Aunque Cain no tenía
recuerdo de ella o del amor que habían compartido, sabia por instinto que si Faye
hubiera muerto en lugar de él, la habría llorado por el resto de la eternidad. Aun así ella
se había entregado a otro hombre en un año después de su muerte.
Sin embargo, nada de esto cambiaría nada ahora. Él había llegado muy lejos y
no iba a retroceder. Esta era su antigua vida, y la reclamaría. Y estaría maldito si no
montaría una pelea para ganar el amor de Faye de vuelta, porque una cosa era clara, en
sus sueños la había amado. Haberla visto en los brazos de su hermano momentos antes
hizo que su corazón se encogiera de dolor, un dolor que no tenía problemas en
identificar: estaba celoso.
— ¿John? — Susurró.
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Capítulo Diez
Faye sintió los labios de Abel sobre los suyos y trató de dejarse llevar. Pero no
importaba cuan duro intentara hacerlo. Besar a Abel no era nada como besar a Cain.
Presionó sus manos contra los hombros de Abel y lo apartó, no forzado, pero
determinada. No estaba lista para intimidades con él. ¿Algún día lo estaría?
Faye evitó sus ojos y retrocedió. Un pequeño gruñido salió de él, confirmando
que su lado vampiro estaba estaban mandando en él en este momento. Sintió su disgusto
físicamente, las ondas de rabia saliendo de él. ¿Podía culparlo? No. Después de todo,
había aceptado su propuesta, y no vivían en la Edad Media donde la intimidad antes del
matrimonio era inaceptable. Era el siglo veintiuno, y el sexo era esperado,
particularmente por un vampiro viril como Abel.
Abel no era un hombre al que negarle lo que quería. Él no hablo por segundos
que parecían extenderse a minutos. Escuchó su propio corazón latir en su pecho.
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Él se dio la vuelta abruptamente y dejó el cuarto, cerrando la puerta tras él con
un golpe sonoro.
Se había comprado un par de días más hasta que tuviera que ceder antes sus
exigencias sexuales. Un par de días más en los cuales podría permanecer fiel a Cain. Fiel
a su memoria.
Si tan sólo no lo hubiera dejado irse esa noche, si tan sólo se hubiera atado a él,
tal vez podría estar vivo.
Un año antes
Pasó sus ojos sobre su amante. La piel de Cain era bronceada y suave, su pecho
casi sin vello, su cabello corto. Lucía una sombra de barba permanente, una que afeitaba
de vez en cuando, pero que regresaba con cada ciclo de sueño reparador. Sus ojos eran
cafés dorados, pero a menudo cuando estaban juntos el color de sus ojos cambiaba a un
brillante rojo, una señal de la pasión que se desencadenaba entre ellos.
Encontró su mirada y vio el color de sus ojos cambiar, era la prueba suficiente
que no le iba a negar.
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Ya había sentido su polla dentro de ella varias veces durante las horas
transcurridas. Apenas y habían dormido desde que se habían ido a la cama justo antes
del amanecer. Era casi el atardecer de nuevo, y pronto tendrían que dejar la privacidad
de su cuarto y lidiar con asuntos del clan. Pero antes de que estuviera de lleno en los
asuntos otra vez, quería sentirlo una vez más.
— Hazme el amor.
Cain tiró la cabeza hacia atrás y se rio. Dos hileras de lustrados y blancos dientes
brillaron.
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— Pero lo estoy, — insistió, acariciando su cuello y haciéndola temblar en el
proceso.
Ella le sonrió y sacudió la cabeza. — Te he amado desde lejos por tanto tiempo,
desde que me salvaste. Pero tu ni me notaste hasta hace dos meses. Tu…
Sus dedos trazaron la vena a lo largo de su cuello, y fueron más allá, su polla se
salió, sólo para lentamente deslizarse dentro de ella.
— ¿Decirte que te amo? — Cain Sonrió. — Era suficiente que tuviera que sufrir
cada día que pasaba solo en mi cama. Además, no sabía si sentías algo por mí. No eras
exactamente muy expresiva con tus sentimientos hacia mí. De hecho, hubo momentos
en que creía que te desagradaba profundamente.
Cerró los ojos, avergonzada por como lo había tratado en el pasado. Pero había
sido tan difícil confiar en alguien, incluso en Cain.
Cain presionó pequeños besos en su cara. — ¿Entonces, por eso eras tan fría
conmigo?
72
— Lo eras. Creo que voy a tener que castigarte por eso. Después de todo, nadie
trata mal al rey y se sale con la suya.
Todo lo que pudo hacer fue responderle de la manera en que su cuerpo dictaba.
Sus manos se deslizaron por su firme trasero, donde sus dedos se enterraron en su carne
para forzarlo más profundo dentro de ella, mientras sus piernas se envolvían alrededor
de sus muslos. Cain gimió y soltó su boca sólo para posar sus labios en su cuello para
besarla donde su pulso golpeaba como un violento tambor.
Su boca se abrió más amplia, y sabía lo que él quería. Su sangre. A pesar del
hecho de que la sangre de un vampiro no daba alimentación; sólo la sangre humano lo
hacía. Pero la mordida aumentaría su placer, tanto el de él como el suyo. Sabía eso,
aunque jamás lo había experimentado. Cain siempre se había contenido hasta ahora,
pero hoy estaba diferente. Como si haberle confesado que la había amado todo este
tiempo los hubiera acercado.
Un profundo gruñido salió de su pecho, un sonido más como de una bestia que
de un hombre. Su lado vampiro estaba saliendo ahora. Por un momento, él levantó su
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cabeza y la miró. Sus ojos brillaban rojos y sus colmillos estaban completamente
extendidos. Largos y afilados. Mortales. Nunca había lucido tan majestuoso como
ahora.
— Eres todo para mí, — dijo Cain y bajo sus labios hasta su pulso.
Sintió el poder de Cain dentro de ella. Lo sintió queriéndose compartir con ella,
probarle su amor. Se movieron sincronizados como si hubieran sido amantes por siglos
cuando sólo eran desde hace un par de semanas. Todo era nuevo, aunque familiar. El
aroma del limpio sudor de Cain llenó sus fosas nasales e hizo que se le contrajera el
vientre. Nunca había querido a un hombre tanto como había querido a Cain. Nunca se
había atrevido a pensar que podría encontrar semejante felicidad después de todo lo que
había pasado.
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Sus dedos se convirtieron en garras, sacando sangre donde fuera que se enterraran
en su carne. El olor llenó el cuarto y se combinó con el aroma de su propia sangre.
Mezclándose con el perfume de hacer el acto de amor, era un poderoso afrodisiaco
contra el que no podía pelear más. Su cuerpo explotó, olas de placer girando sobre ella,
cuando sintió el espasmo de la polla de Cain dentro de ella.
— ¡Dios!
Una y otra vez, condujo su miembro como el acero dentro de ella, hasta que
finalmente se detuvo y colocó sus labios de nuevo sobre su cuello. Sintió su lengua
lamiendo el punto donde había succionado su sangre. El cariño con que besó su piel
ahora parecía ser todo lo contrario al hombre salvaje que le había hecho el amor unos
momentos antes.
Cain levantó su cabeza y miró a sus ojos. El color dorado marrón había vuelto a
sus irises.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Tampoco quería esperar mucho. Ahora sabía
que ambos estaban listo, listos para unirse en un vínculo de sangre el uno con el otro.
Estaba lista para unirse al único hombre que podría hacerla feliz y alejar los dolorosos
recuerdos del pasado. El único vampiro al que podría confiarle su corazón.
Faye separó los labios, lista para informarle su decisión, cuando un ruido de la
mesa de noche la interrumpió.
Cain giró su cabeza y miró su celular. Su apuesto rostro casi al instante frunció
el ceño, antes de salirse de ella y sentarse. Tomó el teléfono y pasó su dedo sobre él.
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Él la miró de reojo.
— Tengo que encargarme de esto. — Saltó de la cama y tomó sus ropas, a los
asuntos ahora. El apasionado amante de momentos antes se había ido, siendo
reemplazado por el hombre que estaba casado con el trabajo.
— ¡Espera! ¡Cain!
Pero él salió, azotando la puerta tras él. El sonido hizo eco vibrando por su
cuerpo, haciéndola temblara, mientras que el celular que había dejado colocado en el
borde de la mesa de noche cayó al suelo.
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Capítulo Once
Cain cerró la puerta de la cabaña tras él y miró a sus colegas. Ellos aún estaban
allí: Thomas, Eddie, Haven, Blake y Wesley.
Cain se pasó una mano por su cabello corto. ¿John lo había traicionado?
— Cuando entré al palacio a través de los túneles, se suponía que iba a esperar
por mí allí, pero cuando salí, no estaba.
— No tiene sentido, — replicó Eddie. — ¿Por qué mostrarte los túneles para
entrar al palacio, burlando la seguridad que tienen, y luego alertarlos de tu presencia?
— Las únicas personas que sabemos sobre los túneles somos él y yo. Nadie
hubiera sido capaz de hallarlo allí.
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— Eso no lo sabes, — insistió Eddie. — Lo único que tienes es su palabra de que
ustedes dos son los únicos que saben de los túneles. Debemos asumir que mintió.
Haven asintió.
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— Porque Eddie es tu compañero. Si algo pasa allá dentro y somos incapaces de
usar celulares para comunicarnos, tú aún puedes transmitir que necesitamos ayuda con
su lazo telepático. Y nadie en el palacio se dará cuenta.
— Bien.
— Sí, pero eso aún no explica porque yo debo quedarme atrás. Quiero ir. — Blake
se quejó y apuntó a Wesley. — ¿Por qué él si va?
Cain colocó una mano en su hombro, sabiendo que tenía que aplacar a Blake con
algo para que así no se sintiera excluido.
— Te necesito aquí afuera con Eddie. Ambos van a buscar por John. Si lo
encontramos en el palacio, Thomas le enviara un mensaje a Eddie, pero ni no está allí,
necesitamos saber qué pasó con él. Confío en ti para eso. Serás capaz de ir a lugares a
los que Eddie no.
Que fácil era manipular a un humano joven. Cain casi se sintió un poco culpable,
aunque sabía que era lo mejor. No tenía idea como se tomaría su clan la presencia de un
humano. ¿Lo atacaría por qué lo veían como un enemigo? En cualquier caso, Cain no
necesita el problema adicional de proteger a un humano cuyas habilidades de pelea eran
inferiores que las de esos vampiros. Wesley tendría mayor oportunidad enfrentando
cualquier vampiro enemigo, ellos olerían que es un brujo y serian cuidadosos para
acercársele, temiendo que pudiera emplear un hechizo contra el que ni siquiera un
vampiro tuviera protección. No tenía manera de saber que la magia de Wesley era débil.
La percepción lo era todo, lo que llevaba a otro punto: la pérdida de memoria de Cain.
— Otra cosa, — Cain ahora advirtió a sus colegas. — La única manera de que
los guardias de afuera nos dejen entrar al palacio, es que estén seguros de quien soy. No
puede caber ninguna duda en sus cabezas cuando nos acerquemos. Cuando estemos
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cerca de ellos, necesitan dirigirse a mí como su majestad. Cuento con que ellos me
reconozcan, pero debemos asegurarnos que nadie sospeche que tengo amnesia. Si lo
hacen, debilitara mi posición y puedo jugar a favor de las manos del asesino.
Cain abrió la puerta y fue hacia afuera, inhalando el húmedo aire de la noche.
Ningún olor extraño llegó hasta él, indicándole que ningún otro vampiro estaba a los
alrededores. John no había regresado hasta ahora.
Mientras Cain marchaba al frente, sus colegas lo siguieron a través del terreno
boscoso, esperaba que no se hubiera equivocado con el vampiro que decía ser su fiel
guardia. Había sonado muy honesto cuando había hablado sobre el pasado de Cain, y
muy arrepentido por haberle fallado. ¿John le había fallado de nuevo?
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Cain giró el rostro hacia Thomas, quien caminaba a su lado, mientras los dos
hermanos caminaban tras ellos.
— Sólo espero que John no nos haya traicionado. Por nuestro bien.
Thomas asintió gravemente. — Todo aún parece irreal. Como sabes, confirmé la
información que me diste cuando te uniste a los Scanguards, pero no pude encontrar
nada sobre ti. Nadie en Scanguards ha escuchado alguna vez de este clan y un rey. Me
temo que tenemos ni idea a que nos estamos enfrentando.
— Ya lo sé. Sin embargo, ahora soy el rey. No puedo ignorar ese sentimiento. —
Ni el hecho que había reconocido a Faye de sus sueños y verla en brazos de Abel le había
producido un choque de intensos celos. — La mujer que reclama ser mi prometida…
— dudó.
Cain levantó una ceja. — ¿Qué tuvo que ver ese psiquiatra con esto?
— Drake cree que el que estés soñando con ella es una señal de que tu memoria
está regresando.
Thomas se rio. — Eso y el hecho de que Samson tiene un gran corazón suave y
quiere darte la oportunidad de reclamar a la mujer que amas, si de hecho eres el rey y
ella es tu prometida.
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— Estoy agradecido con Samson, — dijo al fin. — Y con todos ustedes por
apoyarme. Espero que no lo lamenten.
— También lo espero.
El resto del camino, Cain comunicó su plan sobre lo que debían decir a Abel y al
resto del palacio acerca de porque había estado lejos. Una vez estuvo satisfecho con que
todos supieran que decir, continuaron caminando en silencio, preparándose
mentalmente a ellos mismos.
John había explicado que la coronación tendría lugar pronto, y Cain había
encontrado extraño que tanto tiempo hubiera pasado entre la muerte de un rey y la
coronación de otro. Pero este hecho jugaba a su ventaja ahora. Quería decir que Abel
aún no era rey y Cain podría tomar su trono regresando al clan antes de la coronación
del nuevo rey. Era tan simple como eso.
Tan pronto como Haven sonó la alarma, varios hombres salieron de los
matorrales y cargaron contra ellos. No había equivocación sobre lo que eran: vampiros
que protegían el perímetro del palacio en que el Cain y sus compañeros debían haber
atravesado.
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Dos vampiros de gran tamaño corrieron hacia él, sus ojos brillando rojos,
colmillos extendidos. Sin esperar que lanzaran el primer golpe, Cain blandió su cuchillo
y se lanzó a la ofensiva, atacando a los dos vampiros. Cain sintió su cuerpo endurecerse
cuando pateó a uno de ellos en el estómago, luego se las arregló para cortar el brazo de
otro. Pero la herida que había infligido a su atacante lo puso más enojado. Un violento
gruñido salió de los labios del otro, sus colmillos brillando a la luz de la luna.
Pero las palabras de Cain fueron interrumpidas por el segundo vampiro quien
ahora estaba estampando su puño en la barbilla de Cain, lanzando su cabeza a un lado.
Cain probó su propia sangre en su boca y escupió, mientras la mano que sostenía el
cuchillo se levantó en un intento de clavarlo en el pecho de su atacante. Pero el brazo
del vampiro lo bloqueó en el último segundo, por lo que Cain perdió el equilibrio en
terreno irregular. Se tambaleó, pero se contuvo, usando un la rama de un árbol para
catapultarse hacia los dos enemigos.
Cain giró su cabeza hacia donde su amigo y lo vio peleando ahora con dos
vampiros. Uno de ellos tenía agarrado a Wesley en una llave, y la cara del hechicero
estaba roja, sus manos tratando de sacar el brazo de su atacante de él, mientras jadeaba
por aire.
¡Mierda!
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— ¡Alto! — Una voz de mando hizo eco en la oscuridad, haciendo detener a su
atacante a medio camino, justo cuando la mano de Cain subió para bloquear el golpe.
De reojo, Cain vio que el vampiro que había tenido en una llave a Wesley lo
había soltado y ahora se apresuraba hacia Cain y el vampiro a toda velocidad.
El vampiro, que era claramente el líder, alejó al atacante lejos de Cain y cayó de
rodilla, inclinándose.
— También yo.
Su mirada vagó a sus amigos. Estaban bien. Los vampiros que los habían atacado ahora
estaban inclinados ante Cain.
Cain se apartó del árbol. La certeza de quien era lo lleno con una sensación de
poder y orgullo. Era Cain Montague, Rey de los vampiros de Luisiana.
— ¡Llévennos al palacio!
El vampiro miró hacia él, luego de reojo hacia Wesley, su boca girándose en
disgusto.
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Capítulo Doce
Cain miró los alrededores. Un amplio camino flanqueado por robles cubiertos de
musgo español llevaban a una majestuosa mansión con columnas blancas, un porche, y
balcones en los pisos superiores. Sin duda, esto había sido una plantación alguna vez, y
las cabañas que estaban alrededor de la propiedad habían sido las casas de los esclavos
años atrás. Durante el vuelo a Nueva Orleans, John le había dado un pequeño resumen
sobre como la finca y la casa lucía, aunque Cain no había esperado que fuera tan grande.
El orgullo infló su pecho. Aunque ningún recuerdo salió al mirar alrededor, algo
dentro de él cambió. Un sentimiento de pertenencia se extendió en él, la misma clase de
emoción que había comenzado a sentir cuanto más se había acercado a sus hermanos
en Scanguards; sin embargo, la sensación ahora era más intensa. Este era su hogar.
— ¿Qué hacen ahí parados como idiotas? ¡Abran la puerta para el rey! — Ordenó
el guía de Cain.
Los dos vampiros se apuraron a seguir la orden, una de ellos abrió la puerta,
mientras el otro se movía de en medio para dejarlos pasar.
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Cain caminó al interior delante de Marcus, mientras a escondidas se
familiarizaba con su entorno. Se encontró en un gran salón en la entrada con una
escalera que guiaba a los pisos de arriba, puertas de habitaciones a la izquierda y derecha
y pasillos a cada lado de la escalera que llevaban a la parte trasera de la casa.
Cain maldijo frustrado y se dio vuelta. Vio como uno de los dos guardias de la
casa saltó hacia Wesley, mientras Marcus intentaba bloquearlo. Los tres cayeron al
suelo.
El vampiro gruñó.
Pero antes de que Cain pudiera decir algo más para reprender al brujo por ser tan
engreído, escuchó pasos de varias personas tras él.
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Lentamente Cain se dio la vuelta para mirar al hombre que había hablado. El
vampiro estaba vestido con ropas caras de diseñador que le daban una imagen
sofisticada. Su cabello era oscuro, sus ojos marrones penetrantes, su cuerpo musculoso
más no fornido. Cain vio el parecido de inmediato. No tenía duda: este era Abel, su
hermano.
Abel se congeló, su mirada fija en Cain. Su barbilla cayó, su pecho se infló, y por
un momento nadie habló.
Abel cerró la distancia entre ellos. Al instante Thomas y Haven estuvieron al lado
de Cain, listo para interferir si era necesario. Cain hizo una señal para que
permanecieran al margen.
Cain permaneció quieto hasta que al fin Abel dio un paso atrás soltándolo
— ¿Qué te pasó? — Preguntó Abel. — Todos creímos que habías sido asesinado.
¡Demonios, habían pruebas!
Cain asintió. — Lo sé. Maté a uno de los asesinos, pero los otros me tomaron
prisionero e hicieron parecer que estaba muerto.
Cain levantó su mano. Esto ya estaba volviéndose aburrido. — Todos ellos están
conmigo. — Apuntó a sus amigos, presentándolos. — Este es Thomas, Haven, y
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Wesley. Los tres me ayudaron en mi escape del agujero donde me mantuvieron y
torturaron. Sin la magia de Wesley nunca habría sobrevivido. Nadie lastimara al brujo.
Las mentiras salieron de sus labios como agua en un río rápido. Enfatizando en
la brujería de Wesley y hacerlo lucir más poderoso de lo que en verdad era había sido
idea de Haven. Aseguraría que los vampiros no quisieran cruzarse y tener la ira del brujo
sobre sus cabezas.
— Les doy las gracias por traer a mi hermano a casa. Considérense nuestros
invitados.
— Ellos no son mis invitados, son mis guardias, — le corrigió Cain a su hermano
con voz firme. Para restablecer el orden, tenía que asegurarse que Abel supiera quién
tenía el poder. No podía mostrar debilidad alguna, ni por un segundo.
— Pero tienes tus guardias aquí. — Apuntó hacia los hombres que lo habían
traído al palacio. — Seguramente no puedes querer que unos extraños te cuiden.
Cain entrecerró los ojos. — Los guardias reales me cuidaron antes, y mira lo que
sucedió: fui secuestrado bajo su guardia. Espero que no te moleste, mi querido hermano,
que haya escogido nuevos hermanos para cuidarme. — Miró hacia su hermano, sin
dejarle dudas de que sus palabras no significaban que estaba pidiendo permiso, sino para
dar una orden que esperaba fuera seguida sin cuestionar.
Un aroma de repente llegó hasta él. Era ligero, pero aun así hizo que su corazón
latiera irregular. Su cuerpo entero reaccionó a este porque, a diferencia de su mente, su
cuerpo reconocía el olor. Lo sintió en cada célula de su cuerpo.
88
Lentamente Cain levantó su mirada a la parte de arriba de las escalas, hasta
donde ella estaba de pie. Faye usaba un colorido vestido de algodón con un patrón de
flores tropicales y varios tonos de verde, azul y rosado. La tela abrazaba su generoso
busto ampliándose más allá de su cintura de avispa para dejar espacio a sus caderas y
las piernas desnudas que estaban visibles justo bajo sus rodillas. Sus dedos se asomaban
en sus sandalias de tacón alto. No podía decir si usaba un sostén o si sus pechos eran
firmes naturalmente para tener tal forma atractiva. Aunque si podía confiar en sus
sueños, tenía la respuesta: en sus manos sus pechos habían tenido la perfecta
combinación entre suavidad y firmeza.
Faye estaba aún más hermosa de lo que había sido en sus sueños. Combinado
con el aroma que ahora se envolvía a su alrededor como un capullo, no sabía cómo
cualquier hombre, vampiro o no, tendría posibilidad de resistirse a ella. Sólo con mirarla
estaba perdido. Si caminaba hacia ella ahora, sus labios soltarían una confesión que no
estaba dispuesto a hacer. Nadie tenía permitido saber que sufría de amnesia. Ni siquiera
Faye.
Lanzó una última mirada a Faye, antes de asentir hacia ella rígidamente.
89
— Faye. Qué bueno verte.
Las palabras simples hicieron que su corazón se apretara. ¿Entendería que por
muchas razones no podría ser más afectuoso en este momento?
Había amado a esta mujer una vez. No sólo John se lo había dicho, sino que Cain
lo había sentido en sus sueños. ¿Aún lo amaba ella? ¿O el años que habían pasado
separados había abierto una brecha entre ellos muy grande como para acercarlos de
nuevo? mirando ahora, sabiendo que no era un mero pedazo de su imaginación, no tenía
dudas de que podía enamorarse de nuevo de ella.
90
Capítulo Trece
Estaba vivo.
No podía creer lo que veía y parpadeó, pero cuando los abrió de nuevo, él estaba
aún ahí, de pie en el salón de la entrada del palacio como si nunca se hubiera ido. Su
aroma llegó hasta ella, confirmando que no era una alucinación, sino real: Cain, su rey
y amante.
Las palabras parecían tan distantes, irreales. Como si no fueran suyas. Como si
saludara a una extraña y no a la mujer que amaba.
Sus pies la llevaron escaleras abajo, acercándola al hombre por el que se había
lamentado y había derramado lagrimas desde el día que se fue. Un par de pasos más y
estaría con él de nuevo.
91
¡Oh Dios! Había aceptado la propuesta de Abel no hacia menos de veinticuatro
horas. La desesperación la golpeó. ¿Por qué no había esperado un día más? ¿Qué haría
ahora? Sus ojos fueron de Cain a Abel. ¿Ya Abel le había dicho a su hermano que su
prometida estaba ahora comprometida con él? ¿Era por eso que Cain no había intentado
tomarla en sus brazos y besarla?
Ahora sabía que sí la había escuchado. Sus ojos se encontraron con los suyos,
pero no podía leerlos, no podía ver el amor que le había profesado hace tanto tiempo.
¿Había dejado de amarla?
92
Apenas ahora sintió el olor raro emanando del hombre que había presentado
como Wesley. Se inclinó más cerca. Él lucia como un humano, pero sabía que no lo era.
Era una criatura sobrenatural.
Faye notó como la boca de Abel se apretó en una línea, disgustado que Cain no
estuviera de acuerdo con su sugerencia.
— Como desees. Me aseguraré que los guardias dejen los cuartos de inmediato.
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— ¡Encuéntralo! — Ordenó Cain. — Ahora llévanos a mis aposentos así
podemos hablar en privado. Hemos tenido un largo viaje y estamos ansiosos por
instalarnos antes de comenzar nuestra investigación.
Cain giró su cabeza y la miró. — Sí, sobre cual miembro de la orden ordenó mi
secuestro.
Faye presionó una mano en su propio pecho. — Pero debes saber quién te
secuestró. Regresaste. Escapaste de ellos. Debes tener alguna idea.
— No es tan simple como eso. Las personas que me mantuvieron cautivo fueron
contratados por alguien. Cuando fui capaz de vencerlos con la ayuda de mis amigos
aquí, ningún sobrevivió, entonces no pude interrogarlos más.
Cain asintió con rigidez. — Así como la persona detrás de esto se lo merece.
Abel la miró a ella, luego giró y siguió a su hermano y a los tres extraños que lo
flanqueaban.
94
Capítulo Catorce
Cain fue hacia las escaleras que llevaban a la parte baja del palacio, recordando
el dibujo que John había hecho para él en el avión para que así pudiera encontrar su
camino alrededor sin parecer que no pertenecía allí.
Aun sintiéndose tembloroso por el extraño intercambio con Faye, Cain empujó
los pensamientos a un lado por un momento. Primero, tenía que concentrarse en otra
cosas, lo más importante dejarle claro a su hermano que iba a reasumir su reinado de
inmediato.
Una suave luz iluminaba los corredores en el sótano del edificio, haciéndolo
parecer como si hubiera caminado dentro de un moderno hotel de cinco estrellas.
Cuando el corredor se dividió, un camino llevando a la derecha, y otro a la izquierda,
Cain dudó, tratando de recordar.
— Se siente raro estar en casa de nuevo, — dijo Cain. — ¿Por qué no llevas a mis
amigos a sus habitaciones mientras me tomó un momento?
Su hermano le lanzó una mirada extraña, pero asintió e indicó a sus amigos de
Scanguards que lo siguieran por el corredor a la izquierda. Cain esperó unos minutos
antes de seguirlos. Sabía que habría muchos momentos como este donde tendría que
emplear alguna treta para cubrir su amnesia.
Cuando llegó a las sólidas puertas dobles que Abel había abierto, Cain miró al
interior del gran vestíbulo, que parecía el área de recepción VIP de un exclusivo resort.
Las paredes estaban pintadas de rojo y adornadas con pinturas costosas. Reconoció un
Matisse y un Monet y no tenía duda de que eran genuinos. Un arreglo floral dominaba
la gran mesa en el centro del cuarto.
95
Miró mientras Abel apuntaba a una de las de la izquierda y luego se dirigía a
Thomas.
— El líder de la guardia del rey ocupa este cuarto, el segundo al mando el cuarto
a la derecha.
— La habitación real. Pero debería dejar que mi hermano les mostrara los
alrededores. Después de todo, este es su territorio.
Abel dio un paso hacia la puerta de la habitación real, moviéndose para abrirla.
Cain lo detuvo.
— No tengo secretos para ellos. De hecho, creo que muchos secretos pudieron
haber contribuido con mi secuestro. Y no tengo intención de que lo mismo suceda dos
veces.
— Estoy diciendo que quiero que las cosas se sepan. Entiendo que habrías sido
coronado como rey en una semana, si no regresaba. Debes estar decepcionado.
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Cain inclinó su cabeza, permaneciendo impasible, sin dejarle saber que no tenía
ni idea de que plan estaban hablando Abel. ¿Qué habían planeado?
— Sin importar cuales fueran mis esperanzas, estoy muy feliz de encontrarte con
vida y bien. La corona es tuya. Siempre lo ha sido. En cuanto a Faye…
Manteniendo su rostro estoico, Cain no mostró que ya suponía lo que Abel quería
decirle.
— ¿Estás seguro de que quieres que hable de asuntos personales en frente de tus
hombres?
— Habla.
— Bien, sería mejor que lo escucharas de mi parte, antes de que los rumores se
extiendan. Faye y yo estamos comprometidos.
— Debes entender. Ella te lloró; todos lo hicimos. No teníamos idea de que aún
estabas vivo todo este tiempo. Estaba sola y buscando consuelo. Y por supuesto sabes
que la posición en que estaba era una temporal. Ella sabía que iba a perder su hogar, sus
privilegios, todo, una vez que fuera coronado rey. No puedes culparla. — Se pasó una
mano por el cabello.
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— Escucha, Cain, en serio no debería ser quien te dijera esto. Déjala que sea ella
quien te explique.
— Soy sólo un hombre. No tengo defensas contra una mujer como ella. Sabes
que ella puede seducir a quien sea que quiera. — Los ojos de Abel lo perforaron. —
Demonios, ¿tengo que deletreártelo? Ella se me lanzó una vez fue claro que sería el
próximo rey. Quiere ser reina, sin importar que. Y como tonto que soy, no pude
resistirme. Hacerle el amor a una mujer como ella… — Dejó la frase colgando en el
cuarto.
— Es tarde. El sol saldrá en una hora. Discutiremos los asuntos de la corte esta
noche. Déjanos ahora.
Sólo cuando escuchó las puertas dobles cerrarse tras su hermano y sus pasos
alejarse Cain se giró hacia sus amigos.
98
sólo has regresado para tomar el trono que iba a ser suyo, sino que también para tomar
a la mujer de la que muy probable este enamorado. ¿No recurrirías a trucos sucios para
al menos mantener una de esas cosas para si mismo?
Haven dio un paso adelante. — Oye, no hagas eso. ¡Dormiste con muchas
mujeres durante el último año! Entonces no la juzgues.
Haven fue cara a cara con él. — Creyó que estabas muerto. ¡Esa es su excusa!
Entonces supéralo y deja el maldito ego masculino en la puerta. ¡Piensa un momento!
¿No viste la manera en que te miró cuando te vio?
— ¿Cómo me miró? — Para Cain ella había lucido incrédula, como si no supiera
que sentir. Y como si no supiera si estar feliz o no de verlo.
99
— Sabes, sobre Faye… — intervino Wesley.
— Estaba pensando, tal vez podría intentar lanzar una poción de la verdad o algo,
—sugirió Wes.
— ¡Pesimista!
— Contacte con Eddie y Blake para ver si tienen alguna pista sobre John. Desde
que no ha aparecido por el palacio, al menos podemos asumir que no volvió aquí para
advertir a nadie de nuestra llegada o el hecho de que tengo amnesia. Tenemos que
encontrarlo.
100
Cain miró alrededor. Este era el cuarto de sus sueños. Le había hecho el amor a
Faye aquí. Había experimentado el éxtasis aquí. En la elegante cama verdaderamente
digna de un rey, había dormido con Faye en sus brazos. Recordó muchos de los sueños
que había tenido en los últimos meses. Muchos habían tenido lugar en este cuarto. Y
ella había estado en cada uno de ellos, siempre tomando el centro de la escena, siempre
en sus brazos.
Pero esta noche, estaría solo. Porque Faye se había entregado a otro hombre, y ahora
Cain no podía más que sentir ira por eso. Si iba ahora mismo a interrogarla, no sabría
que podría hacer. Era mejor dejar esa tarea para después, cuando se hubiera calmado lo
suficiente y pudiera dejar que la lógica lo controlara en lugar de los celos.
101
Capítulo Quince
Cain sabía que sólo había dormido una o dos horas antes de que un sonido lo
despertara. Silenciosamente deslizó su mano bajo la almohada y tocó la estaca de
madera, mientras continuaba sobre su costado, mirando la puerta. En realidad no había
esperado que el asesino hiciera un ataque con el regreso de Cain tan reciente, pero estaba
feliz de haber preparado a pesar de eso.
Enfocó sus ojos, ajustándolos a la oscuridad del cuarto. Pero incluso aunque su
visión de vampiro funcionada a la perfección, no vio a nadie viniendo por la puerta.
Continuo respirando regularmente así no alertaría a quien sea que fuera el atacante de
que estaba despierto, esperó. El sonido de pasos viniendo detrás de él donde la entrada
al pasaje de los túneles permanencia escondida parecía como si el intruso fuera descalzo.
Tendría que permitirle acercarse, antes de que pudiera saltar de la cama y atacar
a la persona que pretendía lastimarlo. Segundos tensos pasaron cuando el aroma llegó
hasta sus fosas nasales. Su corazón se detuvo y en el siguiente segundo se giró sobre el
otro lado, sacó su mano y agarró al intruso, mientras su otra mano presionó la estaca
contra un pecho jadeante.
— ¡Cain!
La había reconocido antes de que hablara, pero eso no lo había detenido de tirarla
contra la cama e inmovilizarla clavándola con su cuerpo. Sólo ahora que estaba seguro
que Faye no estaba armada quitó la estaca de su pecho y alcanzó la lámpara al lado de
la cama. Cuando la luz bañó la habitación con un suave resplandor, miró de nuevo hacia
ella.
102
Ella lo miró desconcertada. — A través del pasaje secreto.
Entonces sí sabía sobre los túneles. ¿Le había contado él mismo o se había
enterado por su cuenta? ¿Había confiado en ella tanto como para confiarle este secreto?
Por la manera en que estaba vestida, ya suponía la respuesta. Sólo una bata de
seda fina cubría su atractivo cuerpo. Lo sintió frotarse contra su torso desnudo. Mucho
más abajo, sus piernas desnudas se deslizaron contra las de ella, y el contacto piel con
piel calentó su cuerpo. En pocos segundos, su polla estaría tan dura como una barra de
acero si no se separaba de ella en este instante. Desafortunadamente, no podía ordenar
a su cuerpo que la soltara. En cambio, se quedó clavado a ella en el colchón, con una
mano rodeando su cintura, y la otra apoyada junto a su cabeza, aun sosteniendo la
estaca.
103
— Entonces explica. — Cain soltó la estaca para tomar su barbilla y girar su
rostro hacia él. Dios, era hermosa, su rostro era suave como el de una muñeca preciosa.
— Y mírame mientras lo haces.
— Mi mundo entero se derrumbó cuando moriste. Cada día recé por un milagro,
recé por despertar de esta pesadilla. Pero te habías ido.
Un brillo húmedo se formó en sus ojos, y Cain tuvo que frenarse para no
consolarla y besarla para quitarle la tristeza.
— Mi amor por ti nunca murió. — Su mano se levantó, pero antes de que tocara
su mejilla, él tomó su muñeca y colocó su brazo abajo.
— ¡Y aun así te entregaste a mi hermano! ¡Para poder ser reina! — Gruñó Cain.
— ¡Tu tiempo de luto ni siquiera había acabado, y ya estabas con él! ¡Como si nunca
hubiera existido! ¿Cómo crees que eso me hace sentir, Faye?
Puros celos calientes irradiaban de todo su cuerpo. Sus colmillos picaban por un
mordisco y no los detuvo de descender.
Faye se estremeció. — No lo amo. Nunca podre amar a otro hombre más que a
ti.
Deseaba poder creerle sus palabras. Pero no conocía a Faye, no tenía idea de lo
que era capaz, que tan lejos podía ir para obtener lo que quería.
— ¡Maldición, Faye! Entonces si no lo amas, ¿por qué te vas a casar con él? —
Cerró sus parpados, decepcionado. Una parte de la rabia había dejado su voz. Quería
entenderla, entender por qué había elegido a Abel. — ¿Para poder ser reina? — Sacudió
la cabeza, su corazón dolía ahora, su voz quebrándose. — ¿Eso es todo lo que quieres?
¿Es por eso que estás aquí ahora? ¿Por qué sabes que Abel no será rey ahora? ¿Por qué
yo soy el rey? ¿Es por eso que me quieres de regreso?
Una única lágrima rosada se deslizó por su mejilla, mientras presionaba los labios
juntos. En su siguiente respiración, un sollozo salió de su pecho.
104
— Tú dejaste de amarme.
— ¡Maldita sea! — Maldijo y hundió sus labios en los de ella antes de poder
detenerse.
Cain se tragó su jadeo de sorpresa y se sumergió entre sus labios separados. Faye
sabia tan pecaminosa como lucía. Supo al instante que ella era todo lo que había soñado.
Sus labios eran suaves y flexibles ante sus demandas, su cuerpo bajo él presionándose
contra el suyo en ruego silencioso. Demasiada hambre y necesidad emanaba de ella. El
pensamiento de sus deseos siendo dirigidos hacia él hizo que el vampiro dentro suyo
quisiera rugir y golpear su pecho como un simio mostrando superioridad.
Como para remarcar la voluntad de someterse a él, las piernas de Faye se abrieron
aún más amplio, y de repente se encontró a sí mismo en el espacio entre ella. El duro
contorno de su miembro frotándose contra el centro de ella con sólo sus bóxers y la
delgada bata como barrera. Una barrera que no evitó que sintiera su calor y la humedad
que recubría su sexo.
105
Su lengua pasó pos sus dientes, lamiéndolos. La respuesta de Faye fue inmediata.
Sus colmillos crecieron, extendiéndose en toda su longitud, y las puntas de sus dedos se
enterraron en su espalda, acercándolo, mientras sus piernas se envolvían alrededor de
él, cruzando los tobillos tras su espalda.
Podía sentir lo cerca que estaba, tan cerca como él. Ahora, el líquido pre seminal
estaba saliendo de la cabeza de su pene, y pocos segundos, se derramaría.
Cain arrancó sus labios de los de ella y bajó la cabeza a su cuello. Inhalando
profundamente, casi podía oler su sangre. Colocó los labios contra su pulso, temblando
ante las suaves vibraciones de la sangre apresurándose en sus venas.
Como si hubiera sido bañado con agua fría, se echó hacia atrás, soltándola. No
podía hacer semejante confesión, no podía decirle que la amaba. Apenas le había
conocido hace unas horas, no sabía nada de ella aparte que ponía su miembro más duro
de lo que jamás había estado. Ella hacía que quisiera tomarla y montarla hasta que
perdieran el sentido. Pero era lo suficiente sabio para saber que no era el amor lo que
causaba su reacción, sino lujuria.
— ¿Qué pasa?
Apartó su mirada de ella, lejos de la tentación que representaba, y bajó sus pies
de la cama.
106
— Tienes que irte. Estoy cansado del viaje.
Era una excusa, y ambos lo sabían. Pero lo que no podía decirle era que por
mucho que quisiera hacerle el amor ahora, no podía. Ella había aceptado la propuesta
de Abel. Aún era la mujer Abel. No podía confiar en sus afectos o motivos. Y no quería
ser amado por ella sólo porque era el rey.
Faye se bajó de la cama. Cuando miró hacia ella, notó que sus labios estaban
juntos apretados con fuerza. Evitó mirarlo.
Sin decir una palabra se dio hacia el intrincado trabajo de arte que adornaba la
pared y presionó los dedos de ambas mano en diferentes hendiduras, antes de dar un
paso atrás. La pared se abrió, revelando el pasaje detrás.
Un momento después, la abertura estuvo una vez más escondida por la escultura
y Cain estuvo solo.
107
Capítulo Dieciséis
Abel odiaba aventurarse durante el día, pero hoy no tenía otra opción. Aceleró el
motor de su Ferrari edición especial de color rojo. Estaba equipado con parabrisas y
ventanas de un impenetrable UV, lo que le permitía conducir durante el día de lo
contrario el sol lo hubiese quemado hasta convertirlo a cenizas.
Cuando dio vuelta saliendo hacia la carretera principal dirigiéndose hacia el sur,
aminoró la velocidad del coche y se preparó para entrar hacia la carretera de tierra llena
de baches que conduce hacia uno de los más famosos pantanos de Louisiana. Abel no
viene aquí a menudo, pero no obstante, conocía el camino. Algunos otros lo conocían.
Y él lo prefería de esa manera.
Abel abrió la puerta y salió, cerrando tras de sí, mientras se apresuraba hacia
puerta de la cabaña. Abrió esta de un tirón y entro, cerrándola detrás de él.
Dentro de la cabaña, una bombilla que colgaba del techo iluminaba la pequeña
construcción la cual contenía sólo dos habitaciones pequeñas: la sala y el área del
dormitorio con un pequeño lavabo, un refrigerador y un pequeño cuarto de baño en el
fondo. Las dos ventanas estaban cubiertas de madera contrachapada para evitar que
cualquier luz solar penetre.
108
Baltimore se sentó en la mesa de madera, apuñalando varias veces el cuchillo en
la superficie, obviamente aburrido con su función como guardia de la prisión. Saludo a
Abel con una inclinación de cabeza.
— Bueno, bueno, bueno, — dijo Abel arrastrando las palabras, y dio dos pasos
hacia la cama.
John levanto rápidamente la cabeza y la mujer abrió enormemente los ojos. Pero
no hablo, la mordaza en su boca le impedía pronunciar una palabra. Abel miró por
encima del hombro.
— ¿Qué demonios es todo esto? — John dijo entre dientes, con una mirada
asesina en sus ojos.
John tiró de su cadena, haciendo una mueca por el dolor causado por el roce de
la plata contra sus muñecas. El olor de la piel y el cabello quemado llenó el aire.
John entrecerró sus ojos hacia él. — Esta no es manera de tratar al líder de la
guardia del rey.
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— ¡Quítale tus manos de encima!
Abel volvió su cabeza hacia John y le mostró sus colmillos. — ¡No me des
ordenes! — Entonces soltó a la mujer y saltó hacia el jefe de la guardia del rey. — ¡Ahora
vamos a hablar! ¿Dónde diablos estabas? — Le dio una cachetada a John, haciendo que
su cabeza girara hacia un lado por el golpe. — Y ni siquiera pienses en mentirme.
— No había tiempo.
— Oh, eso puedo apostarlo. — No creía ni una sola palabra de lo que John estaba
diciendo. Después de todo, él había sido uno de los seguidores más fieles de Cain. —
¿Encontraste a la persona que estabas buscando?
— ¿Está vivo?
110
Abel aterrizó otro golpe en la cara de John, escuchando como se fracturaba su
mandíbula. — ¡Tu maldito idiota! Nunca me agradaste. No me sorprendería al saber
que has tenido algo que ver con su reaparición. Nunca quisiste que yo fuera rey.
Abel se inclinó más cerca. — Oh, eso es algo que voy a cambiar cuando sea rey.
Señalo hacia el vampiro detrás de él. — Baltimore se convertirá en el líder de la guardia
tan pronto como hayas pasado los secretos en mi coronación.
— No habrá una coronación ahora que Cain está de regreso, — John dijo entre
dientes.
Abel dirigió una rápida mirada hacia la humana que estaba atada. Esperaba la
reacción de John, pero sabía cómo hacer que el obstinado guardia cambiara de opinión.
— O tu amante pagará por tu desafío. Lenta y dolorosamente.
John lo inmovilizó con una furiosa mirada, pero Abel sabía que había ganado.
— Bien. Asegúrate que parezca que el clan rival es responsable de ello. Esto
parecerá que estamos bajo ataque. — Sonrió para sus adentros. Mataría dos pájaros de
un tiro: Cain estaría muerto, y puesto que el reino pensaría que estaban bajo ataque,
Abel ascendería al trono al instante. El período de espera que comenzaría a contar a
partir de la muerte real de Cain, una vez más… un año, un mes y un día… podría no
aplicarse en tiempos de guerra.
111
Sin apartar la mirada en John, Abel ordenó a su guardia, — Baltimore, asegúrate
de que haya sanado completamente antes de que lo liberes de esa manera Cain no lo
vera sospechoso. Después, consigue que dos de tus hombres de confianza vigilen a la
mujer y regresa al palacio. No quiero que nadie se dé cuenta de tu ausencia.
— Sí, Abel.
112
Capítulo Diecisiete
— ¡Maldita sea!
113
Cain asintió. — Bien. Mientras tanto, vayamos a trabajar. Comenzaremos con
los guardias del rey. Quiero un informe completo de dónde estaba todo el mundo y lo
que estaban haciendo la noche que fui atacado. Cualquier inconsistencia y estaremos
sobre ellos. Si John nos dijo la verdad de que lo engañaron para alejarlo de su puesto,
entonces vamos a tener que averiguar quién pudo haberlo hecho.
— Va a ser difícil conseguir una descripción precisa de lo que pasó esa noche, —
Wesley añadió. — Ha pasado más de un año. No todos van a poder recordar
exactamente lo que sucedió y en qué orden. Diablos, la mayoría de la gente apenas
puede recordar lo que pasó hace un mes.
— Buen punto, — Wesley admitió. — Pero eso no significa que van a decirte la
verdad.
Thomas sonrió y negó con la cabeza. — Por supuesto que no. Simplemente voy
a ver sus reacciones, cómo sus ojos se mueven cuando hablan, cómo respiran.
Wes se sentó derecho. — Oh, ya sé. Vi ese programa. ¿Cómo es que se llama?
114
— Cuando estés listo, — Cain estuvo de acuerdo, aunque no estaba tan seguro
como lo que aparentaba. Sin John a su lado, estaba obligado a aventurarse por sí mismo.
Para empezar no conocía ninguno de los nombres de los guardias a parte del único
hombre quien lo reconoció: Marcus.
No permitiendo mostrar su aprehensión, Cain camino con paso firme por las
puertas dobles y a lo largo del corredor, sus colegas lo seguían. Extraño, todavía pensaba
en ellos como sus colegas, sus iguales, aunque ahora él era un rey. Por supuesto, no su
rey, ya que Haven y Thomas no pertenecían a su clan, y Wesley no era ni siquiera un
vampiro.
Sólo en ese momento Cain se dio cuenta de que él no ha tomado nada de sangre
desde que llegaron a Louisiana.
— Traje algunas barras como refrigerios, pero me vendría bien algo, — respondió
Wesley.
Haven le dirigió una mirada “de que fuera realista”. — Dudo que aquí tengan
alimento humano.
Cain puso el pie en el primer escalón. — Vamos a averiguar. Haven, creo que
debería ser tu quien preguntara si sirven sangre embotellada aquí. Si la pregunta
proviniera de mí, las sospechas recaerían sobre mí. Mientras voy a pedir comida humana
para Wesley.
Cain lo saludo con la cabeza y pasó por delante de él, mientras que Haven se
detenía.
115
— Mis colegas y yo necesitamos algo de alimento, — Haven se dirigió al guardia.
Cuando llegó otra doble puerta, se detuvo y echó a sus amigos una mirada de
reojo. — Esta mejor que sea esa.
No estaban solos. Abel estaba sentado detrás del enorme escritorio con patas
minuciosamente talladas y adornadas. Su hermano rápidamente levanto la cabeza.
— Sólo estaba limpiándola para ti, — dijo Abel, y señalo hacia la silla. — No
quería que iniciaras tu primer día desde tu regreso en un escritorio desordenado. —
Luego se metió la mano en el bolsillo y sacó un juego de llaves, colocándolos sobre la
mesa. — Y aquí están las llaves de todo, por supuesto.
116
La sensación de alivio de Cain fue inmediatamente reemplazado por la de
disgusto. Al parecer, su hermano solo de manera indecisa quería ceder el poder que
había tenido durante la ausencia de Cain.
Abel se hizo a un lado y le permitió que tomara asiento. Cain puso las manos
sobre la fría superficie de madera. — Me gustaría que les informaras a los miembros de
la guardia del rey que quiero hablar con ellos.
Abel pareció sorprendido por su pregunta y levantó una ceja. — Lo que sea que
te haya ocurrido, al parecer te ha vuelto muy irritable.
117
— Un poco presuntuoso, tu hermano, — Haven comentó. Luego sonrió. — Pero
estas haciendo un buen trabajo sacándolo de sus casillas. Francamente, creo que naciste
para ser rey.
Cain se levantó de su silla y dio un puñetazo sobre la mesa. — ¡Eso es porque soy
el rey!
Por mucho que Cain quería contradecir las palabras de Thomas, no podía
hacerlo. Como tantas otras veces, el sabio vampiro le había golpeado el clavo en la
cabeza. Era importante que se contuviera de iniciar una guerra abierta por una mujer
cuyos motivos Cain ni siquiera estaba seguro. ¿Qué sucedería si Faye estaba jugando
con los dos?
— Juega bien con tu hermano por un tiempo. Esto no significa que tienes que
confiar en él. Mientras tanto vamos a iniciar la investigación sobre el atentado contra tu
vida. Forzosamente alguien tiene que saber algo. Y ahora que estás de regreso, todo el
mundo querrá caer en tu gracia. Vamos a convertir eso en una ventaja para ti, — Thomas
sugirió.
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— Muy bien, — dijo Cain, cuando un golpe en la puerta lo interrumpió. —
Adelante.
Un vampiro de mediana edad con una bandeja llena de varios vasos de líquido
rojo entro e inclino la cabeza hacia Cain. — Su Majestad, la sangre que usted ordenó.
— Gracias, Robert.
El vampiro asintió, luego miró a Wesley. — Ordene comida humana para usted.
¿Debo traerla tan pronto como esta llegue?
119
— Pongámonos a trabajar.
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Capítulo Dieciocho
Faye caminaba por el pasillo y se dio cuenta de que varios guardias estaban
esperando afuera de la oficina del rey. La puerta estaba cerrada.
— Gracias.
Faye miró alrededor del solario, pero Abel no estaba sentado en una de las
cómodas sillas que estaban esparcidas en el porche. A ella le encantaba sentarse aquí
con Cain cuando se tomaba un descanso de sus asuntos como rey. Faye apreciaba
mucho esos breves momentos en los que compartió su visión para el reino con ella, antes
de retirarse de nuevo para aplicar cualquier cambio que pensaba traería el clan más hacia
el siglo XXI.
Con un suspiro, caminó alrededor del palacio, atrás quedo el porche que rodeaba
todo el edificio. Quizás Abel estaba en la parte de atrás, disfrutando de la hermosa
noche. Su ligero vestido de verano la luz se aferraba a su piel, aunque no podía culpar
121
completamente a la humedad de Louisiana para ello. Sabía que estaba sudando por otras
razones. La ansiedad hacia que su piel se sintiera fría y húmeda.
El patio trasero también estaba vacío, y Faye estaba a punto de dar la vuelta,
cuando percibió un movimiento por el rabillo del ojo. Cambió su mirada hacia el área
que le había llamado la atención: la blanca glorieta estaba colocada a través de varias
decenas de yardas en el amplio jardín, rodeado de arbustos para prestarle un poco de
intimidad.
Sabiendo que los guardias rara vez se aventuraban a ir allí porque Abel había
reclamado el lugar como propio para su uso personal, Faye bajó del pórtico y camino
lentamente a través de la acera que conducía a esta, el sonido de sus zapatillas sin tacón
era absorbido por el suave musgo bajo sus pies.
Faye cruzó la distancia restante y subió los tres escalones que conducían hasta la
glorieta. Unas cómodas bancas estaban acomodadas en el interior de la estructura de
madera, y en uno de ellas estaba recostada una mujer humana, su ropa y cabello
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despeinados adornaban las dos punzantes heridas que se mostraban en su cuello. Abel
se estaba alimentando.
La mujer ni siquiera se movió, aunque sus ojos estaban abiertos. Estaba bajo su
dominio, haciéndola insensible por el control mental. Cada vampiro posee esta
habilidad, aunque Faye raramente lo utilizaba. Tenía poco contacto con los seres
humanos, prefería quedarse en la seguridad de los jardines del palacio. Y el usar el
control mental en contra de otro vampiro era un riesgo mortal.
Faye aparto esos recuerdos, no quería recordar lo feliz que fue en ese entonces.
Y lo diferente que ahora era todo. El rechazo de Cain cuando se coló en su dormitorio
la irritaba tanto como la confundía.
123
Faye se dio la vuelta distanciándose de la mujer y Abel. — Estoy segura de lo que
voy a decirte que no es una sorpresa.
— No, no lo es.
Abel puso las manos sobre los hombros de Faye y ella se estremeció ante el
contacto. — No es necesario decir nada más, Faye. Sé cómo te sientes. Y yo no voy a
interponerme en tu camino.
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Abel suspiró. — Hablé con él ayer por la noche antes de retirarse. De Hermano
a hermano.
— Le hablé de nosotros.
El corazón de Faye comenzó a latir sin control. — Pero. .. ¿Por qué tendría que
hacer eso?
— Creo que podría existir otra mujer, — finalmente dijo Abel y la miró a los ojos.
— Escucha, Faye, no puedo estar al cien por ciento seguro, y realmente espero
equivocarme, pero la forma en que sus hombres hablaron… No debería haber espiado,
pero el extraño comportamiento de Cain me preocupaba. — Abel dejó caer las manos
de sus hombros.
Faye negó con la cabeza con incredulidad. ¿Cain tenía otra mujer? — No, eso no
puede ser. — Faye no quería creerlo.
— Tal vez mal interprete lo que estaban hablando. Pero parecía que estaban
discutiendo cuando la traerían a la corte y presentarían al clan. — Abel se volvió de
125
espaldas a ella. — Lo siento, Faye. Desearía tener mejores noticias. Estoy preocupado
por Cain. Cualquier cosa que le sucedió durante el año pasado, pudo haber cambiado
por completo quién es. ¿Y si está siendo influenciado indebidamente por los hombres
quien ahora son sus guardias, o por la mujer de la que hablaban? Estoy preocupado por
el clan.
Faye apenas escucho las palabras, porque lo único que podía pensar era en lo que
sucedió en la habitación de Cain. La castigaba por no haberlo esperado y después la
rechazo. Había estado tan enojado y desconfiaba de ella. Lo sintió en sus huesos. Al
igual que estuvo muy consciente de la falta de afecto en su mirada. ¿La había dejado de
amar porque se había enamorado de otra mujer?
Faye asintió con la cabeza, tratando desesperadamente de secar sus lágrimas .Al
visitar a Cain en su suite probablemente ya había cometido un enorme error, pero no
podía contárselo a Abel. No necesitaba constatar su propia estupidez. ¿Por qué no había
leído las señales que Cain tan evidentemente mostro a su llegada? ¿Por qué no había
visto que su amor por ella murió?
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Capítulo Diecinueve
Cain miró hacia Marcus quien estaba sentado en la silla frente a su escritorio. —
¿Qué quieres decir exactamente?
Cain levantó la mano para interrumpirlo. — Bueno, eso explica el por qué yo
tampoco los reconocí a ellos, — Cain mintió. — Cuando terminemos aquí, dale a
Wesley sus nombres. Hare que mis hombres verifiquen sus antecedentes.
— Pero no por mí. — Le hizo una señal a Wesley, quien estaba apoyado contra
la pared, observándolos. — Wes, ya sabes qué hacer.
Cain miró hacia el otro extremo de la habitación, donde Thomas había instalado
su computadora y estaba ocupado escribiendo en su teclado. Haven había salido de la
habitación y fue a examinar de cerca la propiedad, familiarizándose con el entorno y
sus habitantes.
— Ahora regresando contigo, — dijo Cain y bajo la mirada hacia el pad2 donde
había anotado las respuestas del guardia vampiro que anteriormente interrogo. — ¿Por
qué razón te encontrabas en el barrio francés la noche de mi secuestro?
2
Pad: bloc de notas.
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— Fue mi noche libre.
Cain volvió a mirar sus notas y busco hasta que encontró lo que estaba buscando.
Le dio un golpecito en el papel con su pluma. — Anteriormente dijiste que normalmente
tu noche libre son los miércoles. Yo fui secuestrado un lunes.
Marcus bajó los párpados. — Me arrepentiré por el resto que me quede de vida
el no estar allí esa noche. No hubiese sucedido. Tal vez si no lo hubiese hecho, podría
haberlo evitado.
— ¿Por qué?
Le sorprendió saber que había sido un gobernante tan estricto, que no le concedía
a sus guardia una noche libre cuando no parecía hacer una diferencia, cual guardia
estaba de servicio, Cain se reclinó en su silla y juntó los dedos. — Dime algo más,
Marcus.
— En tu opinión, ¿cuál es el trato que les he dado a todos ustedes, los guardias,
ha sido justo y equitativo? — Conteniendo la respiración esperó la respuesta de Marcus.
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¿Quizás fue tan mal gobernante y alguno de sus guardias había tomado la decisión por
sí mismo de quitarlo de en medio? ¿Quién más podría haber tenido acceso sin
restricciones a él ya que sabía dónde se encontraba en todo momento?
— ¿Y los demás?
— ¿John?
— Sí, el líder de la guardia del rey. ¿Cuál es tu impresión sobre él? — Cain lo
presiono.
— Nunca diría ni una sola mala palabra de él, —Marcus respondió rápidamente.
— Nadie lo haría.
— ¿Porque es eso?
Marcus le lanzó una mirada cautelosa, pero sin embargo respondió. — Cuando
usted era jefe de la guardia del rey, John siempre estaba allí para apoyarlo. Esa fue la
razón por la que lo nombro el líder de la guardia del rey cuando se convirtió en rey hace
un par de años.
129
¿Había sido jefe de los guardias del rey alguna vez? Cain siempre asumió que ha
sido el rey durante mucho tiempo, pero de acuerdo a Marcus él sólo había estado en el
trono por un corto tiempo antes del intento de asesinato.
Se apartó de la ventana y vio a Marcus de pie en la puerta. Una cosa más, Marcus.
— Hazme una lista de todos los guardias que estaban a mi servicio mientras era
el líder de los guardias del rey, y si todavía el día de hoy están al servicio de la corte.
Antes de que la puerta se cerrara por completo detrás de él, otra persona entró:
Abel.
130
— Excelente, — dijo Abel y finalmente se volvió hacia Cain. — Sé que estás
ocupado, así que no voy a tomar mucho de tu tiempo.
— ¿Qué puedo hacer por ti? — Cain camino de regreso a su escritorio y le indicó
a su hermano que se sentara.
Cain sintió un vuelco en el corazón, era curioso por qué su hermano tuvo que
recordarle que la reaparición del legítimo rey había alterado los planes de que Abel
tomara el trono. — ¿Sí?
Tomándolo por sorpresa por la sugerencia de Abel, Cain se quedó sin habla por
un momento.
— Quiero decir, — Abel agregó, — ¿por qué no permitir que todo el reino vea
que estás de regreso? Estoy seguro de que querrán verlo con sus propios ojos. Esta sería
una maravillosa oportunidad de que expresaran su lealtad a ti y saber que todo volverá
a ser como era antes. ¿Qué dices?
131
Cain le animó con una inclinación de cabeza.
— Uh, — dijo Cain, dudando, ya que no sabía nada acerca de un clan Mississippi.
John no se los menciono durante el vuelo hacia Nueva Orleans.
Con cada palabra, Cain se sentía más como un fraude. Sabía que estaba
improvisando, fingiendo. ¿Cuándo su hermano u otro miembro de su familia real se
darán cuenta de que no tenía memoria de su vida anterior? Y cuando lo hicieran, ¿qué
harían? ¿El asesino atacaría nuevamente, alentado por el hecho de que Cain no sabía en
quién confiar? ¿Y Abel querría arrancar las riendas de manos de Cain, desconfiando que
Cain no era capaz de gobernar el reino porque sufría de amnesia?
Pero sobre todo, ¿cómo reaccionarían Faye? ¿También ella lo vería como un
débil?
132
Capítulo Veinte
Faye paso un intranquilo día en la cama, tratando de dormir, pero el sueño era
difícil de alcanzar. Escuchando cualquier sonido mientras todo el mundo dormía, pero
el sonido de la puerta abriéndose y Cain entrando no llegaba. No había hecho ningún
intento de verla, ni después de que termino de interrogar a sus guardias, ni después de
que se retiró a su suite. Esto sólo reforzaba su creencia de que Cain perdió el interés en
ella y estaba enamorado de otra persona.
Faye se dio la vuelta y vio a Cain de pie ante la puerta abierta a su dormitorio, su
dedo apuntando hacia la caja que se movió cuando estaba llenándola con sus cosas.
Su pecho se apretó de deseo. Se veía tan guapo como la noche en que se marchó
de su cama y desapareció. Tan varonil. Tan deseable. Y no era la única que pensaba así.
Ella siempre ha sabido eso, por supuesto. Es por eso la sospecha de Abel que Cain había
encontrado otra mujer no era tan descabellada. Cain atraía a las mujeres como los
mosquitos eran atraídos hacia una luz brillante.
133
— ¿Fuera de aquí? — repitió y entró en la habitación, cerrando la puerta detrás
de él.
Faye arrugo la frente. ¿Por qué Cain pensaba eso? ¿No ya le había dicho que ella
no amaba a su hermano? — Rompí el compromiso con él. — Esto había sido un gran
alivio, a pesar de las palabras de advertencia que Abel le dio.
Faye se volvió hacia la cómoda y agarro las manijas, pero antes de que pudiera
cerrar el cajón, Cain fue detrás de ella y capturó sus manos con la suyas,
inmovilizándola.
Su aliento rozaba su piel, haciéndola temblar. Faye no deseaba nada más que
recostarse contra su fuerte pecho y permitirle que la sostuviera, pero en cambio se quedó
rígida e inmóvil. No podía permitirse ser débil. Esto sólo haría más difícil el irse.
— Porque esto no cambia nada. No tengo más derecho de vivir en esta suite.
Faye jalo una respiración profunda al interior de sus pulmones, esperando que
esto la fortaleciera, pero tuvo el efecto contrario. Sólo la hizo más consciente de su
presencia y de lo que perdió.
Faye cambió de tema. — Estoy feliz de que estés vivo y que regresaste con
nosotros. Tu clan te necesita.
134
— ¿Y qué me dices de ti?— Cain inesperadamente pregunto.
Cain puso sus manos sobre los hombros de Faye para obligarla a que se diera la
vuelta y que lo viera a los ojos — ¿Estas planeando abandonar el reino?
Ella asintió con la cabeza, su corazón se sentía cada vez más pesado cada
segundo que pasaba. — No en este momento, por supuesto. Tengo que hacer arreglos
primero. Si está bien para ti, me quedaré otra semana o dos hasta que haya solucionado
las cosas y ya sepa a dónde ir.
Una triste sonrisa apareció en sus labios. Faye estaba agradecida de que Cain era
lo bastante decente para hacer un intento de convencerla que se quedara. — Al final,
será mejor para todos los involucrados. — Faye nunca sería capaz de soportar el tener
que conocer a la nueva mujer que eventualmente Cain instalaría en el palacio.
Sorprendida ante el tono áspero de voz, Faye miro hacia él y se dio cuenta de la
tempestad de rabia que parecía arremeter en sus ojos.
135
Cain la observó con sus ojos oscuros. — No es así de simple. — Cain se pasó una
mano por el pelo y se alejó de ella. — He estado fuera durante mucho tiempo. Yo no
soy más el mismo hombre.
Su corazón sangró por él. ¿Qué horrores tuvo que soportar durante su cautiverio?
— Muchas cosas sucedieron cuando me fui. Cosas que no puedo explicar en este
momento.
Faye apretó sus labios para no llorar. Por mucho que quería saber lo que le
sucedió para así poder ayudarlo a sanar, no podía soportar la idea de que le confesara
que conoció a otra mujer y estaba enamorado de ella.
— No puedo fingir que los doce últimos meses no pasaron, ¿no ves eso, Faye?
Ella asintió con la cabeza para sí misma. — Esa es la razón por lo que será mejor
que me vaya ahora, — concluyó. — Así tendrás la libertad de hacer lo que quieras. —
Así podría traer a la mujer que amaba. — Para iniciar una nueva vida.
Faye contuvo las lágrimas que con cada segundo se hacían más urgentes en
derramar. — Lo siento, Cain, necesito. ..Tengo que hacerlo. .. —No pudo completar la
frase, Faye intento apartarse de él, pero con su mano Cain la atrapo por el brazo y tiró
de ella trayéndola de regreso.
— Quiero mi antigua vida de regreso, — dijo mirándola fijamente a los ojos como
si ella tuviera la clave para que eso pasara.
Cain ya no era el mismo hombre. Faye ahora podía verlo con tanta claridad.
Había cambiado. Cualquier cosa que le sucedió lo volvió más inescrutable. En el pasado
había sido capaz de interpretar su estado de ánimo, ahora se encontró con una pared de
obsidiana que era tan impenetrable como el Fuerte Knox. Tan bien resguardado como
la Casa Blanca.
136
No, ella no iba a ser su juguete para jugar cuando quisiera. Lo amaba demasiado
como para permitirle que destruyera su amor por él.
Cain maldijo y giró sobre sus talones. Verla con lágrimas en sus ojos se sintió
como si alguien le hubiese clavado una estaca en el corazón. No podía negar que sentía
algo por Faye, que a pesar de las dudas que sentía con respecto a ella, se sentía atraído
por Faye como a ninguna otra mujer. El escuchar que deseaba marcharse se sintió como
un puñetazo en el estómago.
Cain salió corriendo por la puerta, persiguiéndola por el pasillo. Siguió su olor
por las escaleras y a través de la entrada. Los dos guardias en la puerta le lanzaron
miradas de sorpresa, pero no les hizo caso y los paso corriendo.
El aire húmedo de la noche lo golpeó como si hubiera entrado en una sauna. Sus
ojos recorrieron el terreno. Cain la vio mientras corría junto a un bosquecillo de árboles.
Corrió hacia ella, alcanzándola en unos cuantos segundos. La capturó en sus brazos y
el giro hacia él.
Ella luchó por un momento, pero luego toda resistencia parecía escapársele, y los
sollozos llenaban el silencio de la noche.
— No puedo dejarte ir, — Cain dijo y la giro hacia él, abrazándola y presionando
su cabeza contra su pecho.
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— No llores. — Colocó besos en la cabeza, deseando desesperadamente calmar
su dolor. — Lamento haberte molestado. No era mi intención hacerlo. Por favor, Faye,
no te vayas.
Ella levantó la cabeza. Lágrimas de color rojo corrían por sus mejillas, y Cain las
limpio con la yema del pulgar.
Cain la miro fijamente a los ojos ¿Todo esto era una actuación que realizaba para
que de esa manera la aceptara nuevamente ahora que había roto su compromiso con
Abel, o lo que estaba viendo era a la verdadera Faye? ¿De verdad lo deseaba por el
mismo, o quería regresar porque él era el rey?
¿Y esto siquiera importa? ¿No era suficiente con tener una mujer como Faye a su
lado, en su cama?
Cain suspiró. Si fuera un hombre diferente, le diría que la amaba ya sea si fuera
cierto o no. Pero no podía profesar algo que no estaba seguro fuera la verdad. — Un año
es mucho tiempo. Los dos hemos cambiado, Faye. Necesitamos tiempo para
reajustarnos.
Sus labios temblaban. —Me estás castigando porque acepté la propuesta de Abel.
Sientes que te traicioné.
138
— Yo sé que eso es lo que parece. Pero no es así. No lo hice para beneficio de mi
misma.
Cain cerró los ojos. Así que Faye deseaba el poder de su posición como reina
podría ofrecerle. Sintió la sangre en sus venas convertirse en hielo. ¿Cómo podía sentirse
atraído por una mujer así? ¿Una mujer sin corazón? ¿Era realmente su destino? ¿Había
amado a una mujer sin corazón en su vida pasada? ¿Qué es lo que hacía de él? ¿Un
hombre sin corazón?
— Y ahora que te he dicho mis razones, por favor, déjame ir. No puedo quedarme
aquí, no cuando vas a traer a otra mujer para hacerla tu reina.
— ¿Qué?
139
— ¡Cain!
— ¡Ahora no! — Cain dijo entre dientes, mientras que Faye se apresuró a bajar
de su regazo. Esta vez no pudo detenerla.
Cain se volvió hacia ella y dio un paso acercándose más. Bajó la voz. —
Hablaremos de esto más tarde. No tomes decisiones apresuradas.
— Vámonos.
140
Capítulo Veintiuno
— Pido disculpas, pero yo tenía que asistir a una emergencia, — John respondió,
su rostro ilegible.
— ¡Me dejaste por mi cuenta en esos túneles! Y tuvimos que venir aquí sin el
beneficio de tu guía. Esa debería ser alguna gran emergencia de mierda. ¡Deberías
haberme dicho! — Cain entre dientes.
— ¡Explícate!
— El líder de la guardia personal del rey no se supone que tenga una vida privada,
y mucho menos estar involucrado con un ser humano. Nunca se aprueban las relaciones
de vampiro y humano.
141
— Bueno, adivina qué: ¡no me importa con quién te acuestas! ¡Pero me preocupo
por ti haciendo un acto de desaparición conmigo sin una explicación!
John le dio una mirada atónita, como si él no pudiera creer lo que escuchaba. —
Has cambiado.
— Ella fue atacada por varios matones y herido. Necesitaba mi sangre para sanar.
— Ellos la apuñalaron en el vientre. Ella tenía miedo de que los médicos no serían
capaces de salvarla. — Él miró hacia abajo a sus pies. — Ella quiere tener hijos. Dándole
mi sangre garantice que ella sanó completamente. En el hospital habría tenido sólo un
cincuenta por ciento. No podía arriesgarme a la realización de una histerectomía.
John sacudió la cabeza. — No, pero yo tenía la intención una vez que Abel
ocupara el trono y le habría pasado el conocimiento a él. Yo sabía que tenía otro hombre
en mente para convertirse en el líder de su guardia personal. Me habría liberado de mis
obligaciones. Yo podría haber tomado una esposa entonces.
— ¿Y la mujer?
— Ella ha sanado.
Cain negó con la cabeza. — No, quiero decir, ¿qué va a pasar entre tú y ella?
142
— Voy a tener que terminar con ella.
— ¿Por qué no quieren que el líder de la guardia del rey tenga una esposa?
El pecho de John se levantó, y él trató de decir algo, pero parecía tropezar con
sus propias palabras. — No sé qué decir, — por fin pronunció. — Si hubiera sabido...
— Nicolette.
— Mi hermano me está haciendo una fiesta en una semana. Debería haber sido
su coronación, sino que va a convertirse en una fiesta de bienvenida para mí. Me dará
la oportunidad de conocer a todos mis súbditos. Cuento contigo para que me ayudes.
Yo no quiero que la gente empiece a sospechar cuando no sepa quiénes son.
143
— Bueno. — Cain le dio una palmada en el hombro. — Eso es todo por ahora.
Un momento de silencio seguido, antes de que Cain se volvió hacia sus dos
amigos. — Pónganse en contacto con Eddie y hagan que él y Blake echen un vistazo a
su historia.
Cain le lanzó una mirada por encima del hombro. — Terminar mi conversación
con Faye.
— ¿Y tú punto es?
— ¿Entonces qué?
— Sólo te doy un consejo que es probable que no hagas caso de todos modos.
— ¿Qué sería?
— Si tiene que usar tu polla, por lo menos mantén la cabeza clara y cuida tu
espalda. El asesino te golpeó cuando la guardia está abajo. No le dés esa oportunidad.
144
Cain negó con la cabeza. — Mi guardia esta siempre arriba.
Cain apretó los dientes con frustración, sabiendo que Haven estaba en lo cierto.
— No va a suceder de nuevo.
145
Capítulo Veintidós
El más viejo hombre asintió con la cabeza hacia ella. — Nos dijeron que podría
ser capaz de ayudarnos.
— Soy Faye. ¿De dónde vienen? — Faye pregunto y abrió la puerta que daba al
pasillo.
146
— Vamos. — Ella les hizo una seña para que la siguieran. — Puedo darles sangre.
— Te ves como que no has tenido nada de sangre en días. — Faye tomó dos
paquetes de sangre envasada y los colocó sobre la mesa, antes de volverse hacia el
armario que colgaba y tomó dos vasos. — Tome asiento, por favor.
Faye observó mientras ella devoraba con avidez el líquido y miró a David, que
no estaba tocando su paquete de sangre. — Bebe.
Sorprendida por su abnegación, Faye respiró profundo. — Hay más. — Ella sacó
otro paquete de sangre de la nevera y se lo entregó al flaco vampiro más viejo.
147
— Lo siento, — dijo Faye rápidamente.
David se levantó y lentamente se acercó a la chica, que parecía asustada más allá
de la comprensión.
— Todo está bien, pequeña, — él engatusó y la atrajo a sus brazos. Luego miró
por encima del hombro. — Lo siento, ella no confía en nadie más que en mí.
La mirada de Faye se disparó a él, al igual que las de sus invitados. Baltimore, la
guardia personal de Abel, llena todo el marco de la puerta y la miró, su dedo apuntando
a los envases vacíos de sangre.
148
Pero el matón no presto atención a su advertencia y entró en la cocina. — Ya
veo, estamos repartiendo sangre otra vez. — Hizo un gesto a los dos vampiros
necesitados. — No tenemos nada para ustedes aquí, ¿entiende? ¡Vayan a mendigar en
otro sitio! — Dio otro paso.
Faye saltó en su camino. — ¡Déjalos en paz! ¡Yo les puedo dar tanta sangre como
yo quiero! ¡Tus tácticas de intimidación no funcionan!
Faye sacudió su pierna para darle con la rodilla en las bolas, pero golpeó el aire
cuando el vampiro voluminoso se echó hacia atrás y se desplomó. Cuando él cayó hacia
atrás, sus ojos se posaron en el hombre detrás de él: Cain, sus colmillos extendidos y
asesinato en su ojos.
Cain presionó el cuchillo más cerca de la piel del otro vampiro, haciéndolo echar
humos de cólera. El olor de la carne quemada y pelo impregnaba la cocina.
— Y ahora, vas a levantarte y sal de mi propiedad. Si alguna vez pongo los ojos
en ti de nuevo, te arrepentirás.
149
llamado a su novia. ¿Esto quiere decir que todavía la quería después de todo, o solo
simplemente utiliza el término para hacer su punto da Baltimore?
Cain se volvió hacia ella, cruzando la distancia entre ellos con dos pasos, la miró
de arriba abajo. — ¿Estás bien? ¿Te duele?
Ella había aguantado peores cosas. — Estoy bien. — Ella estudió su rostro,
cuando una suave sonrisa curvó sus labios hacia arriba.
— Bueno. — Entonces miró más allá de ella a David y Kathryn. — ¿Me presentas
a tus amigos, por favor?
150
Capítulo Veintitrés
Él había visto rojo cuando él vio a Baltimore tocar a Faye, y en ese momento
había sentido una actitud protectora hacia ella que le exigió que aplastara al vampiro.
Cometer un asesinato sangriento frente de Faye y dos desconocidos, había usado todo
su autocontrol restante y prohibió a Baltimore entrar al palacio.
— Se trata de David y Kathryn, — oyó decir ahora a Faye y señaló a los dos
vampiros acurrucados en un rincón de la cocina. David lo miró con aprensión, mientras
que la expresión facial de Kathryn fue una de puro miedo.
Los labios de Faye se curvaron en disgusto. — Debido a que Abel está en contra
de las limosnas. Está prohibido a todo el mundo en el palacio regalar sangre. — Ella
resoplo, su pecho agitado con indignación. — Y estos no son ni siquiera los suministros
del palacio. Son mis personales. Tenía todo el derecho…
Pero Faye no había terminado todavía. — Hace unos días quería castigar a
Robert, porque se descubrió que un par de litros de sangre habían desaparecido de las
bodegas.
151
— ¿Qué hizo con él?
Ella tomó aire antes de responder. — Me dijo que si yo fuera su reina, él sería un
rey más indulgente.
El corazón de Cain se apretó. — ¿Esa es la forma en que llegaste a decir que sí?
Sin decir una palabra, él la tomó en un abrazo. Era todo tan claro ahora. Lo que
Faye le había dicho antes era cierto: ella quería ser reina para ayudar a su pueblo. Cada
una de sus acciones lo confirmó. Y su caridad incluso se extendió a los vampiros fuera
del clan. Ella era amable con los extraños y valiente para enfrentarse a los matones como
Baltimore. Cain sintió que su pecho se llenó de orgullo.
Cuando los brazos de Faye llegaron a su alrededor para apretar con fuerza, dio
la bienvenida a su acción. Él le dio un beso en la parte superior de su cabeza, cuando
sus ojos se posaron de nuevo en los dos vampiros.
De mala gana, él soltó a Faye y se dirigió a los dos desconocidos. Se dio cuenta
de sus ropas rasgadas y sucias y se dio cuenta de que la sangre no era lo único que los
dos necesitaban. — ¿Cómo podemos ayudarte?
152
Faye puso una mano en el brazo de Cain, haciéndole girar de nuevo a ella. — Es
horrible, Cain. Están huyendo de su clan a causa de las terribles condiciones allí. —
Entonces ella bajó la voz como si ella no quería que los dos extraños escucharan lo que
tenía que añadir, a pesar de que su oído de vampiro les permitiría recoger sus palabras
de todos modos. — Les fueron quitados los colmillos. Ellos no tienen forma de caza
sangre. Tenemos que hacer algo.
Incluso sin Faye implorando con la mirada, Cain habría ayudado a los dos, pero
a sabiendas de que Faye deseaba ayudarlos hace el asunto aún más urgente.
— Bueno. — Miró a David. — Espero que te quedes más de dos días. ¿A dónde
se dirigen?
153
¿Debería haber sabido esto? Obviamente el viejo Cain hubiera sido consciente de
ello. — Pensé que las cosas habían cambiado mientras yo no estaba. Abel sugirió darles
otra oportunidad. — A pesar de que parecía ahora que tal vez no debería escuchar nada
de lo que Abel estaba sugiriendo.
Tendría que hablar con Abel después. Hizo un gesto a David y Kathryn. —
Vamos a que se instalen para que pueda descansar. — Luego miró a Faye. — ¿Me
muestras una casa que esté disponible?
Cuando todos ellos caminaron fuera, Cain tomo la mano de Faye. Su cabeza giró
inmediatamente hacia él, y su rostro indicaba sorpresa.
Él le sonrío mientras llevó su mano a los labios y le dio un suave beso en la parte
posterior. Una sonrisa vacilante, fue su respuesta. En amigable silencio caminaron
alrededor del palacio hacia el largo camino de entrada. Cain miró a las cabañas a lo
largo del camino y dejo que Faye vaya por delante, mientras él disfrutaba de su cálida
mano en la suya.
— Esto es todo. — Ella señaló una pequeña cabaña de madera que se parecía a
todas los demás y se acercó a la puerta de entrada, y luego se volvió hacia él. — Yo no
tengo una llave.
Por un instante, Cain se congeló. Luego recordó el juego de llaves que Abel le
había entregado en su primera noche de vuelta y las sacó de su bolsillo. Miró a las
diferentes llaves, pero no sabía cuál encajaría en la cerradura de la casa. Cuando él dudó,
Faye señaló una de las llaves.
— Éste.
154
El interior de la casa era sencilla, pero funcional: dos grandes habitaciones, una
equipada como sala de estar, uno como dormitorio, además de un pequeño cuarto de
baño con bañera.
— Voy a tener uno de los criados trayéndoles ropa de cama y toallas, — dijo
Faye. Luego miró a la chica que estaba mirando a su alrededor y haciendo pasos
vacilantes hacia el interior. — Y puedo traer algo de ropa, Kathryn.
David estiró su mano hacia Cain. — Estoy muy agradecido por su bondad, Su
Majestad.
Una vez fuera del alcance del oído de la casa, él se dirigió a ella de nuevo. — Yo
no quiero preguntar delante de ellos, pero ¿Cómo fueron quitado sus colmillos?
Cualquier lesión sanaría durante su sueño reparador. Sus colmillos crecerían de nuevo
dentro de un día.
Faye suspiró. — Normalmente, sí, pero estos monstruos les implantaron con
bolitas de metal donde sus colmillos podrían volver a crecer y los revistieron con plata
para que la herida no puede curarse. El dolor constante debe ser insoportable.
Cain se estremeció ante la idea. — Tiene que haber algo que se puede hacer.
155
— Eso no será necesario. — Porque a Cain acababa de llegarle la solución.
Faye se volvió hacia él, suplicando, — Pero no puedes dejar que ellos sigan
sufriendo así. La chica esta entumecida por el dolor. Puedo sentirlo.
Cain le tomó las manos y la atrajo más cerca. — Ellos no van a sufrir mucho más
tiempo. Conozco a un médico. Ella es un vampiro. Puedo traer aquí Maya para
operarlos. Todo va a estar bien.
— ¿Maya? ¡Dios, no! Maya es una amiga. Y ella está unida a un hombre
magnífico con el que ni siquiera me gustaría cruzar. — Cain trajo sus manos
entrelazadas a su boca y le dio un beso en ellos. — Faye, no hay otra mujer. ¿Por qué
crees que lo hay?
Faye miró hacia otro lado, pero él no tenía que ser un genio para darse cuenta de
quien había puesto esa abeja en su sombrero.
— ¿Abel?
Ella volvió la cara hacia él. — Él dijo que él había oído a tus hombres que hablan
acerca de una mujer que querías traer aquí.
— ¡Porque él quiere abrir una brecha entre nosotros! — Era la única explicación.
— Él te quiere de vuelta. — Cain dejó escapar una risa amarga. — ¿Y por qué no lo
haría? ¿Qué hombre no se vuelve adicto una vez que te ha tenido en su cama? — Los
sueños que había tenido le dijeron que era adicto a ella, también.
156
— ¡Pero él nunca me tuvo!
157
Capítulo Veinticuatro
Le había dado instrucciones a Marcus para cuidar de los dos recién llegados, y
ahora Cain cerró la puerta de la suite de Faye detrás de él, girando la cerradura. Su
mirada viajó a Faye que estaba de pie cerca de la chimenea y no se movió.
Él camino hacia ella con pasos firmes a pesar de que su corazón tronaba. —
Quiero que sepas que yo no lo hice con el fin de llevarte a mi cama.
Sus labios se acercaron, y su aliento rebotaba contra su boca. — Sabes lo que más
me gusta.
Cain quería poder recordar, pero ningún recuerdo era inminente. Así que hizo lo
único que podía. Él capturó sus labios y la besó. Sus labios se rindieron a él, separándose
a la más mínima presión, un suave suspiro escapo de su boca, mientras una de sus manos
158
se deslizó hasta la nuca, enviando un escalofrío por su columna y en su coxis. Un rayo
correspondiente viajó a su ingle y lo encendió allí.
Él espero que sea así desde el momento en que había aparecido en sus sueños,
pero nunca había esperado que la pasión de Faye fuera a engullirlo tan plenamente que
perdió todo sentido de la realidad. Esto sólo podría ser un sueño; nada podría sentirse
tan bien en la vida real. Sin embargo, sujetar a Faye en sus brazos y devorando sus labios
como un hombre muriendo de sed se sentía más real que todos los sueños que había
tenido acerca de ella combinados.
Sintió que su corazón rugió a la vida como si hubiera estado inactivo desde el
principio de los tiempos. Se batió contra su pecho, proporcionando el eco al latido del
corazón de Faye. Tan rápidamente como el suyo, su corazón retumbaba dentro de su
caja torácica tratando de escapar. Su mano se movió al sur capturándolo, para
finalmente sentir su cálida carne en su palma. Carne suave lo saludó, llenando su mano
a su capacidad. Su pulgar acarició por encima de su pico, sintiendo que se endurecía
bajo su caricia. Pero la tela de su vestido de verano se encontraba todavía en su camino,
todavía le impidió hacer contacto con su piel.
Él apretó su pecho en su palma, luego capturó su otro con la otra mano. Faye
apoyó la cabeza contra la pared y gimió.
Faye se quedó sin aliento, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
159
— ¡Maldita sea, Faye, toma mi polla antes de que yo explote! — Ordenó antes
de que él dejó caer su cabeza a sus pechos y capturó un pezón en la boca.
Él chupó la deliciosa yema y lamió la lengua por ella, cuando él finalmente sintió
sus manos en los pantalones, haciendo estallar el botón de apertura. Entonces, una mano
apretada contra la longitud de su eje, mientras que el otro tiró de la cremallera hacia
abajo.
— ¿Qué pasa?
Él la miró a los ojos, llevando su cabeza más cerca de la de ella. — Eres como
una mujer nueva para mí. Como si yo nunca te he tocado antes. Esto podría ser más
rápido de lo que ambos queremos.
Su dedo volvió sobre sus labios. — En ese caso sólo tendremos que hacerlo una
y otra vez hasta que los dos estamos satisfechos con el resultado.
Cain le sonrió. — ¿Así que no me vas a tirar sobre mi culo si no consigo hacerlo
bien la primera vez? — Porque para él, esta sería la primera vez que hizo el amor con
ella. No tenía nada que compararlo con otro de sus sueños. Sin embargo, Faye le
compararía con el viejo Cain.
160
— Mi amor, — murmuró, sacudiendo la cabeza como si fuera a reprenderlo. —
Nunca lo has hecho mal. Conoces mi cuerpo mejor que yo.
Sus ojos vagaron a la parte baja. — Llevas bragas hoy. — En su último sueño,
ella había estado descubierta.
Cain chasqueó la lengua. — Siempre debes estar esperando. Día y noche. Debido
a que una mujer como tu debe tener las piernas abiertas y mi polla dentro de ella
veinticuatro siete.
Faye le lanzó una mirada coqueta. — ¿Entonces por qué sigues hablando?
Recordó el sueño en el que él la había tomado contra la pared, pero esto no era
la forma en que quería tomarla por primera vez. La necesitaba debajo de él.
Las manos de Faye llegaron para que atraerlo hacia ella y que cumpliera,
deslizándose entre sus piernas abiertas. Sólo sus diminutas bragas ahora cubren el lugar
precioso en el vértice de sus muslos, pero no impidió que el olor de su excitación se
propague en la habitación. Sus fosas nasales se abrieron cuando lo lleno con el aroma
tentador.
Con los nudillos frotaba contra la tela, haciendo que se sacuda. — Tranquila,
cariño, — el murmuró. — Te voy a dar todo lo que necesita. — O moriré en el intento.
161
Pero él no se apresuró. Quería explorarla, para llegar a conocer su cuerpo, dar un festín
a sus ojos con ella.
¿Realmente había tenido una mujer como ella antes, cuando todavía era el viejo
Cain? ¿Cuándo él había tenido un recuerdo? ¡Qué afortunado hijo de puta debe haber
sido la de haber llamado a una mujer como Faye suya!
Animado por su receptividad, exploró su carne húmeda. Ella era suave y cálida,
sus pliegues femeninos empapados con sus jugos, con las rodillas en un ángulo ahora
para darle un mejor acceso. Por su reacción sabía que él le hizo a ella esto muchas veces.
Pero para él todo era nuevo. Excitante, emocionante. Tocar a una mujer por primera
vez, y aprender lo que le gustaba, para darle placer, fue una experiencia que nunca nadie
pudo repetir. Él tenía esta oportunidad ahora, que era capaz de empezar de nuevo con
Faye, estaba agradecido.
Cain bañó sus dedos en su humedad antes de que él se zambulló más al sur.
Impaciente para darse una idea de lo que sus músculos se sentían como cuando iban a
apretar su polla, él sondeó en su entrada y condujo su dedo en ella.
¿Quería algo más que un dedo? Ya a se sentía demasiado apretada para un solo
dedo. Una vez que él la penetró con su polla, ella lo ordeñaría en un instante.
— No voy a apresurar esto. Vas a tener que esperar por mi polla sólo un poco
más de tiempo. — A pesar del hecho de que él mismo apenas podía esperar más.
162
Retirando el dedo en medio de un maullido de protesta, él agarró sus bragas y se
los puso abajo antes de desecharlos en el suelo. Finalmente podría deleitar sus ojos en
ella. La visión le hizo agua la boca. Incapaz de resistirse, bajó la cabeza y llevó su boca
a su coño. Sus manos sujetadas sobre sus muslos cuando la oyó gemir.
Ella no tiene que decirlo dos veces. Él lamió su lengua contra su carne femenina
suave y permitió que el sabor se propague. Involuntariamente cerró los ojos y se dejó
caer. Él la lamió con avidez, la exploro, mientras que Faye se retorcía debajo de él, sus
caderas de elevaron para empujar contra él, sus labios emitiendo gemidos y suspiros.
Sonidos de placer como los que recordaba de sus sueños se hizo eco en sus oídos.
Faye puso sus manos en su cabeza, acariciando el pelo corto y el cuero cabelludo
sensible, el envío un rayo de lujuria a través de su cuerpo y directo abajo a la punta de
su polla. La humedad goteaba de su hendidura, y él sabía que no podía durar mucho
más tiempo.
Cain levantó la cabeza de su coño y miró hacia arriba. Él la miró a los ojos
observándolo.
No podía dejarla pensar que había algo diferente en él, así que agarró sus caderas
y se levantó a sí mismo por ella, ajustando su ángulo, y se hundió en su calor húmedo.
163
Su grito se hizo eco del suyo propio como la sensación de sus músculos tensos
sujetando alrededor de su erección cerrándolo de golpe en él.
Él esperaba que hacer el amor con Faye sería especial, pero no esperaba que fuera
tan desestabilizadora como lo era. Sus músculos flexionados y las caderas trabajaron
frenéticamente para entregar empuje tras empuje en su cuerpo embriagador. Parecía
imposible pensar que una vez había llamado a Faye suya y no tenía ningún recuerdo de
ella. ¿Cómo podría cualquier hombre olvidar de que había sido estar con una mujer
como ella, una mujer que le hizo sentir como el hombre más poderoso del mundo?
Cada suspiro y cada gemido que lanzó alimentaron su empuje para darle más,
para demostrarle que él haría todo lo posible para darle placer, para hacerla feliz. Y para
mantenerla a salvo y nunca dejarla ir de nuevo. Y a pesar de que su mente no tenía
ningún recuerdo de su vida sexual antes, su cuerpo parecía recordar ahora. Sus
movimientos parecían tener una mente propia, para adaptarse a las demandas de su
cuerpo, engatusando más placer de ella.
164
Ni por un segundo él aparto los ojos de su rostro, deleitándose con los signos de
la lujuria y la pasión que se refleja en él, y animándolo a continuar incluso cuando su
cuerpo quiso dar la liberación. Sólo cuando Faye encontró su liberación iba a conceder
a sí mismo la suya propia. Este signo de desinterés lo tomó por sorpresa, porque no había
visto este rasgo en su carácter antes. ¿Ella fue quien lo trajo fuera de él? ¿Ella fue la que
lo convirtió en el hombre que quería ser?
El aroma creado por sus cuerpos rozándose entre sí llenó sus fosas nasales y trajo
sus movimientos a un ritmo cada vez más frenético. Si Faye hubiera sido humano habría
percibido sus movimientos como una mera falta de definición, y el salvajismo con el que
él se condujo en ella hubiera herido su delicada carne femenina. Pero la zorra vampiro
debajo de él no tenía ningún tipo de limitación. Ella reaccionó a él en el mismo de modo
de control. Sus uñas se habían convertido en garras y fueron a cavar profundamente en
su espalda, mientras sus caderas se estrellaron contra él con necesidad desenfrenada.
El tinte rojo en sus ojos fue más pronunciada ahora y detrás de sus labios
entreabiertos, vio sus colmillos descender en toda su longitud. Fascinado por la visión
seductora, gruñó como una bestia y bajó la cabeza, inclinándola hacia un lado para
ofrecerle su cuello.
La tentación de sentir sus colmillos en su cuello era demasiado fuerte como para
resistir. La necesitaba para morderlo, a beber de él. Cuando sintió que sus labios se
conectan con el cuello, el corazón le hizo una voltereta en el aire, y su polla se sacudió
de acuerdo.
165
Como diminutos pinchazos, sus colmillos condujeron en su cuello, haciéndole
estremecerse. En su primer sorbete en su vena, un rayo de lujuria se disparó en sus bolas.
— ¡Joder! — Era lo único que sus labios podían pronunciar, antes de sentir su
semen dispararse a través de su polla y explotar en la punta.
166
Capítulo Veinticinco
El cuerpo de Faye se sentía débil, sin embargo, ella nunca se había sentido mejor
en toda su vida. A pesar de que sabía que el hecho de que él había estado desaparecido
durante más de un año había contribuido a hacer el amor fuera más que increíble, ella
se dio cuenta de que Cain le había permitido beber su sangre había elevado la experiencia
a un nivel que nunca había pensado que era posible.
— Oh, no tengo ninguna duda de que estarás listo de nuevo en unos minutos.
Siempre lo estás. Pero…
167
— Bueno. — Cain presiono un beso con la boca abierta a su cuello, mientras su
mano acariciaba suavemente por su brazo a la mano, donde se entrelaza sus dedos con
los de ella. — Siempre me ha gustado que me muerdas mientras hago el amor contigo.
Él le dirigió una mirada de perplejidad y abrió la boca para hablar, pero vaciló.
— ¿Qué pasa?
— Cain, esta era la primera vez que yo bebí tu sangre. — El corazón le latía con
fuerza.
Él le dio un suave beso en la mejilla. — Debes haber oído mal. Te dije que me
encantó que me muerdas. — Cain acarició su rostro en el hueco de su cuello. — De
hecho, nunca he sentido nada mejor, cariño.
— Lo hago, pero…— Ella vaciló. ¿Se estaba volviendo loca y vio las cosas que
eran diferentes de él, ya que había pasado mucho tiempo desde que habían estado
juntos? ¿O había realmente cambiado tanto?
168
Él suspiró y tiró la cabeza hacia atrás, mirándola. — Quiero llamarte tantas cosas,
Faye. Estoy abrumado por la forma en que me haces sentir. Me siento realmente vivo
de nuevo en tus brazos. Sé que he cambiado. Lo siento.
En sus sentidas palabras, ella sintió que las lágrimas se levantaron en sus ojos.
Ella los mantuvo a raya y le acarició la mejilla. Volvió la cara para presionar un beso en
la palma de su mano.
Ligeramente herida por su rechazo, ella dejó caer la mano e hizo un movimiento
para levantarse, pero él la detuvo, tirando de ella contra su cuerpo y bajándolos al suelo
de nuevo.
— Pero tal vez te ayudaría a conseguir sacar las cosas de tu pecho, — sugirió,
con la esperanza de que cambiara de opinión.
Faye se alegró de que su cara se apartó de él, para que no pudiera ver el gran
gesto que ahora se construye en la frente. ¿Por qué iba a preguntar eso cuando él sabía
exactamente de lo que estaba hablando? Él tenía que saber. Cain era el que la había
liberado. Ella y a los otros.
169
Él se puso rígido por un momento, por lo que las dudas se levantaron en ella.
¿Por qué estaba Cain comportándose de manera tan extraña?
— En mi cabeza, sí, es todo lo que hay. Nuestro pasado, todo. Pero echaba de
menos tu voz. Todos esos días sin dormir estaba soñando en escuchar tu voz que me
decía acerca de nuestra vida juntos. — Él le besó el cuello suavemente. — Y tal vez
escuchar tu voz te ayudará a encontrar mi propia voz de nuevo.
— Justo antes de que el viejo rey murió, ¿recuerdas cuando me levantaste en tus
brazos y me llevaste fuera de ese infierno? — Ella comenzó y se acurrucó en sus brazos.
— Sí, — murmuró.
— Supe entonces que nunca habría otro hombre para mí más que tú.
170
estremecer. Pero entonces me mirabas directamente, y yo no podía escapar a tu mirada.
Eras un guerrero, y todo el mundo se rindió a ti. Tan fuerte, tan formidable, tan valiente.
— Para mí lo eras. — Hizo una pausa. Volver a contar la época más oscura de su
vida aún duele. Pero saber que estaba a salvo, a salvo en los brazos de Cain, aliviaba su
dolor.
— Pero tú lo sabes todo. Tú estabas allí. Sabes lo que hizo. Yo no quiero hablar
de la tortura y las violaciones. Ahora está todo detrás de mí. He sanado.
Parecía como si quisiera decir algo, pero las palabras no se apoderaron de sus
labios durante largos momentos.
Entonces sus labios estaban sobre los de ella y la besó con más fuerza que antes.
Ella echó los brazos al cuello y lo atrajo hacia ella, abriendo las piernas para hacer
espacio para él. Duro y pesado, su polla descansaba contra su centro, pero no entró en
ella. Ella tomó su cabeza entre sus dos manos y rompió el beso.
Los ojos oscuros miraron hacia ella, la tormenta en ellos era evidente, aunque
ella no entendió la razón para ello. — No quiero hacerte daño.
171
— Entonces ámame.
Más suave que nunca, Cain se deslizó en ella lentamente. Y así como poco a
poco, él se retiró. Su sexo se lubricó no sólo por sus propios jugos, sino también por su
semen, y Cain pudo haberla tomado aún más ferozmente esta segunda vez, lo cual era
la forma en que a menudo lo hizo en el pasado, pero en su lugar hacer el amor se sintió
como si estuviera tocando una virgen.
Ella no entendió lo que había provocado este cambio en él, pero no importaba.
Cain hizo el amor con ella con tal reverencia, tanta ternura, era nuevo, y ella dio la
bienvenida a cada segundo de eso.
— Te extrañé, Cain.
Su boca descendió sobre la de ella y le impedía proferir otro sonido por un tiempo
muy largo.
172
Capítulo Veintiséis
— Has cambiado, hermano. Una pequeña perturbación como esa nunca te habría
descarrilado al punto donde pones tus propios deseos antes que el bien del reino.
Cain entrecerró los ojos. — ¿Y cómo sería tener a Baltimore permaneciendo aquí
por el bien del reino como tú dices?
173
— Entonces reconsidera tu decisión sobre Baltimore. Necesitaras a los hombres
como él para protegerte. Él conoce a todo el mundo. Él será capaz de advertirnos si algo
nefasto está pasando. Lo necesitas.
Cain negó con la cabeza. — No. Mi decisión se mantiene. Cualquiera que lastime
a Faye tendrá que vérselas conmigo.
— Bueno, supongo que eso significa que has dado la espalda a pesar de mis
advertencias acerca de sus motivos.
Abel levantó las manos en defensa. — Ahora, ahora, ¿desde cuando eres tan
susceptible? Estoy buscándote, Cain, como tu hermano, tu asesor más cercano. Hemos
pasado por mucho juntos para permitir que una mujer se interponga entre nosotros.
Lamento ahora de los avances que di con Faye...
Abel hincho su pecho y apretó los puños en las caderas. — ¿Estás diciendo que
estoy mintiendo?
Cain apretó los dientes. — Yo estoy diciendo que debes tener cuidado con lo que
dices de Faye. Extienda cualquier rumor acerca de lo que ella hizo o no y voy a tener
que reconsiderar que relación tú y yo vamos a tener en el futuro.
174
— ¿Me estás amenazando? — Cain entre dientes.
La frente de Abel fruncida. — ¿Qué tiene eso que ver con esto? Tenemos que
hacer la paz con ellos para salvaguardar el reino. Sabes eso tan bien como yo.
— Maldita sea, Abel, ¿tienes alguna idea de lo que esos bastardos están haciendo
a su propio pueblo?
¿Cómo Abel sabe acerca de ellos? Cain no los mencionó a su hermano cuando él
le había informado de su decisión de prohibir a Baltimore en el edificio. — ¿Los has
visto?
Cain debería haber sabido. Nada escapaba a su hermano. Esta era su tierra más
de lo que era el de Cain en esto momento. Pero eso era algo que tenía la intención de
cambiar. — De todos modos, ¿has oído lo que también han hecho con ellos?
Abel mostró poca sorpresa. — He oído hablar de la práctica. Estoy seguro de que
había razones graves y se lo merecían por cualquier crimen que cometieron.
175
Seguramente, no vas a seguir dando cobijo a algunos delincuentes. Haz que se vayan,
antes de que provoquen una pelea renovada con nuestros vecinos.
Abel negó con la cabeza. — Yo no soy más cruel que tú. ¿Sabes lo que está en
juego? ¿Por qué meterse en el medio de las cosas que pueden poner en peligro nuestros
planes? Tomar partido nunca ha sido una buena cosa. E interferir en los asuntos de un
clan vecino sólo causará más problemas de lo que necesitamos en este momento.
— ¿Así que todavía estás interesado en hacer la paz con el Clan Mississippi a
pesar de sus prácticas brutales?
— No voy a ser influido por algo tan insignificante. Veo el cuadro más grande,
pero parece, mi querido hermano, que te has puesto suave durante su ausencia. Será
mejor que te asegures que nadie se dé cuenta. A nadie le gusta un rey débil. — Abel giró
sobre sus talones y se dirigió a la puerta.
Un resoplido fue la respuesta de Abel antes de cerrar la puerta tras de sí, dejando
a Cain inquietarse durante su intercambio antagónico.
Se volvió hacia la ventana y miró hacia el jardín que rodea el palacio. El césped
estaba iluminado por inundación de luces. Faye estaba fuera, tendiendo algunas plantas.
Él dejar vagar su mirada por encima de su cuerpo. En sus vaqueros ajustados y camiseta
igualmente apretada, sus curvas voluptuosas fueron aún más atractivas. Es evidente que
otros hombres habían pensado lo mismo. Sólo recordar lo poco que le había dicho la
noche anterior hizo hervir su sangre. Él no se había atrevido a preguntarle más, a
sabiendas de que su falta de conocimiento de los acontecimientos lo habría hecho
sospechoso. En su lugar, había hecho el amor con ella de nuevo, asegurándose de que
ella sabía que él la protegería ahora.
176
Sabía que debía volver a la pila de papeles, notas de los interrogatorios de los
guardias, para ver si podía encontrar alguna inconsistencia en sus declaraciones, pero la
necesidad de tomar en sus brazos Faye fue mayor.
Abrió las puertas francesas que lo llevaron al porche y salió. Cuando saltó sobre
la barandilla y aterrizó en la hierba suave abajo, Faye se volvió para mirar por encima
del hombro y sonrió.
— Mmm. — Sus labios rozaron contra los de él. — Pero, ¿qué dirían tus súbditos
si se enteraron de cuan perezoso es su rey?
Cuando ella se echó a reír, él capturó sus labios y la besó, primero suavemente,
pero cuando sus brazos fueron alrededor de su cuello y lo atrajo hacia sí, inclinó la
cabeza hacia un lado y deslizó la lengua entre sus labios entreabiertos y los probo.
Faye tiró la cabeza hacia atrás. — Cain, no aquí, todo el mundo será capaz de
vernos.
— Pero lo haces, — insistió. — Nunca has querido que nadie nos vea ser íntimo
uno con el otro.
177
Ella le dio una mirada curiosa. — Lo que sea que te pasó mientras estabas fuera,
parece haber cambiado tu punto de vista sobre muchas cosas.
¿De qué más se había dado cuenta ella? — ¿Es eso algo malo?
— No, no, en absoluto. Es sólo que solías llevar el peso del mundo sobre tus
hombros, pero ahora...
Él le acarició la mejilla con el pulgar. — Tal vez descubrí durante ese tiempo lo
que es realmente importante.
Él abrió la boca para responder cuando un portazo le hizo girar la cabeza hacia
un lado. Thomas, una mirada de preocupación en su rostro, se precipitaba fuera del
palacio.
Habiendo reconocido el tono de alarma en su voz, Cain corrió tras él. A medida
que se acercaba a Thomas, gritó: — ¿Qué pasa?
178
Cain lo siguió, su mano ya llegando a su cinturón donde guardaba su daga de
plata en una vaina. Siempre desde que arribo al palacio se había convertido en su
compañero constante. Apretó los dientes. Si los guardias habían ignorado sus órdenes
para dar a sus amigos de Scanguards paso libre al palacio, algunas cabezas rodarían esta
noche. Él les había advertido de la inminente llegada de Eddie y de Blake, no quería una
repetición de la forma en que fue con Haven, Thomas, y Wesley recibidos.
Pero ella no fue disuadida y siguió corriendo por su camino. — Tal vez yo pueda
ayudar.
Como no quería detenerse para discutir con ella, continuó corriendo detrás de
Thomas que ahora estaba desapareciendo detrás de unos árboles. — ¡Maldita sea, Faye!
— Él frenó brevemente para darle la oportunidad de alcanzarlo y luego aceleraron de
nuevo, y juntos siguieron a Thomas en la espesura.
Unos minutos más, y Cain podía oler el agua salobre del pantano, pero no era la
única cosa que su sentido superior de olfato recogió. La sangre humana estaba en el aire.
Al instante en estado de alerta, corrió más rápido, sus oídos recogiendo sonidos ahora.
Gruñidos, salpicaduras de agua, ramas romperse. Evidencia de una lucha.
Cain lanzó una mirada de preocupación a Faye que aún se mantenía con él. —
Deberías de haberte quedado atrás.
Dudaba eso. Sí, como una mujer vampiro ella era más fuerte que cualquier
humano, pero ella no era una luchadora. Ella no estaba entrenada, no como él.
179
Cain y Faye le llegaron dos segundos después.
— ¡Ayuda! — Blake llamó como él los vio, mientras que él se estaba arrastrando
a sí mismo fuera del agua turbia, sus piernas pateando un cocodrilo cuyo enorme hocico
con sus colmillos estaban muriéndolo.
La cabeza de Caín giró hacia donde escuchó las salpicaduras de agua y para su
horror vio a Eddie involucrado en una pelea con otro cocodrilo, éste incluso más grande
que el que perseguía a Blake.
Thomas ya estaba arremetiendo hacia el cocodrilo cuya boca fue virando hacia
el brazo de Eddie cuando el joven vampiro perdió pie en el banco superficial de la vía
acuática turbia y se tambaleó hacia atrás.
— Quédate aquí, — Cain ordenó a Faye y saltó hacia Blake, agarrándolo debajo
de los brazos y tirando de él fuera del alcance del animal atacando apenas con sus
mandíbulas cerrándose de golpe, golpeando el aire.
Cain lanzó ciegamente Blake detrás de él y se lanzó hacia el cocodrilo, con las
manos ya habiéndose convertido en garras. Con ellos, metió la mano en la mandíbula
del animal, uno en la parte superior y uno en la parte inferior, y arrancó su boca abierta.
Una fila de colmillos mortales brillaba a la luz de la luna que se filtraba a través de los
árboles.
180
de ciento ochenta grados. El cuerpo del cocodrilo se estrelló contra un árbol con tal
fuerza que el tronco del árbol se quebró.
Ante el sonido de otro chapoteo en el agua, Cain giro la cabeza hacia ella y vio
caer al cocodrilo en el agua, aparentemente sin vida.
Eddie respiraba con dificultad, pero asintió con la cabeza y fue vadeando fuera
del agua, Thomas a su lado. — Había tres. Me las arreglé para matar a uno. — Él señaló
un punto en los bancos donde Cain ahora notó otro cocodrilo muerto. — Pero entonces,
estos dos atacaron y trate de mantenerlos lejos de Blake.
— Joder me asustaste.
— Voy a hacértelo más tarde. — Eddie apretó los labios en Thomas y lo besó.
Cain miró hacia otro lado y se acercó a Blake. Se agachó hacia él y observo la
herida. — ¿Estás bien?
Un rayo de celos golpeó a Cain cuando notó a Blake de mala gana tirando su
mirada a Faye.
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— El dolor es una perra.
Cain rodo los ojos. ¿Blake realmente tenía que ponerse cargoso de nuevo? ¿No se
da cuenta de que su rutina de 007 no le ganaría ningún punto en vista del hecho de que
él había gritado sólo momentos antes como una niña pequeña?
Eddie señaló Blake. — La estupidez que pasó. Este idiota aquí dice, oh, vamos a
tomar un atajo. Sólo tendremos que vadear a través del agua. Nos ahorrará una media hora. —
Él soltó un bufido de frustración. — ¡Atajo mi culo! Yo le advertí que no entrara en el
agua cuando no podía ver lo que estaba delante de él. Pero, no, el listillo Blake aquí tenía
que saber mejor, ¿no?
182
Blake trató de ponerse en pie, pero su intento fue inestable en el mejor caso, y el
rostro contorsionado por el dolor. — ¡No habría sido un problema si no me hubieras
gritado y despertado los cocodrilos!
— ¿Despertado? ¿No sabes nada? Los cocodrilos son animales nocturnos. ¡Ellos
no duermen por la noche! Cazan por la comida. ¡Y si no hubiera salvado tu culo
estúpido, habrías estado en el menú de esta noche! La próxima vez lo pensare dos veces
antes de ayudarte cuando desobedeces mis órdenes directas.
Blake abrió la boca para otra réplica, pero Cain le dio una palmada sobre la parte
de atrás de su cabeza.
Los ojos de Blake se dispararon a Cain. Por un momento pensó que el hombre
trataba de luchar con él, también, pero entonces Blake asintió en silencio.
— Es seguro que no seré yo, — Eddie soltó un gruñido. Y por la mirada que
Thomas le dio a Blake, Thomas no sería un donante dispuesto tampoco, ya que era la
acción de Blake que había puesto en peligro su compañero.
Tal vez este incidente le enseñaría al niño algo de sentido común. E inculcar un
poco de miedo. Porque sin miedo, no había tal cosa como la valentía.
183
Capítulo Veintisiete
Delante de ellos, Thomas y Eddie caminaron de la mano. Ella los vio besarse
después de que habían derrotado al cocodrilo y los oían que mencionaron un vínculo de
sangre. Nunca había conocido a una pareja vinculada por sangre entre personas del
mismo sexo. Diablos, ni siquiera se había dado cuenta de que Thomas era gay cuando
había llegado por primera vez al palacio. No parecía afeminado en absoluto. Tampoco
lo hizo su compañero.
La revelación la aturdió. De alguna manera ella había sospechado que tal vez los
hombres que había traído con él habían sido encarcelados con él y habían montado un
escape juntos, y que era eso por lo que confiaba en ellos ahora.
— ¿Cómo te liberaste?
184
Decepcionada que él estaba una vez más negándose a hablar de cualquier cosa
relacionada con su secuestro, ella apretó los labios. Después del día que habían pasado
en los brazos del otro, ella había pensado que él finalmente habría de abrirse a ella y le
dijo lo que le había sucedido. Pero, de nuevo, se encontró con un muro de silencio.
Cain gruñó, y en los oídos de Faye sonaba como una advertencia. — Sí, ella es
mía. ¿Alguna otra pregunta?
— Cain, — ella reprendió en voz baja, tanto encantada de que él la había llamado
suya, y al mismo tiempo horrorizada que hablo con Blake de manera amenazante. —
Tu amigo humano esta sólo haciendo conversación.
Para calmarlo, Faye acarició suavemente su mano contra su cadera. Sus ojos
buscaron los de ella y de inmediato comenzaron a brillar dorado. Su lado vampiro estaba
hirviendo justo debajo de su piel, a punto de estallar a la superficie en cualquier
momento en caso de que sienta que alguien amenazaba su territorio.
Sólo tomó unos pocos minutos hasta que llegaron al camino que conduce al
palacio. Varios guardias ya estaban corriendo hacia ellos, armas en mano. Claramente
atraídos por el olor de la sangre de Blake, ellos esperaban problemas y listo para
enfrentarlos.
185
Antes de que los guardias los alcanzaran, Cain les llamó, — ¡Quietos! Son
amigos.
Los guardias del rey esperaron a que su pequeño grupo llegara a ellos. — ¿Hubo
un ataque? — Lee, uno de los guardias más altos, le preguntó, mirando con recelo a
Blake, sus fosas nasales dilatadas.
— Vuelvan a sus puestos, — Cain ordenó a los guardias que les habían
acompañado.
Faye caminaba delante cuando Cain trajo a Blake abajo y casi lo lleva a lo largo
del corredor a los cuartos del rey, Eddie y Thomas siguiéndolos. Abrió la puerta de doble
ancho para dar paso a los hombres detrás de ella, y luego miró a Cain. Hizo un gesto
hacia la puerta de la derecha, lo que indica que se trataba de la habitación de Haven y
de Wesley.
186
lujoso como las suites del rey de o de la reina, las suites de los guardias del rey eran
hogareñas. Teniendo en cuenta que los guardias del rey tenían poca vida privada, como
el líder de la guardia del rey no tenía ninguna en absoluto, cada rey se había asegurado
de que estaban alojados en habitaciones que no se reparó en gastos para que se sientan
como en casa. Cada habitación de guardia fue, por tanto, diferente y amuebladas con el
gusto de la guardia.
Cain bajó el humano en el sofá. Blake dejó escapar un suspiro de alivio evidente
en ser capaz de poder bajar sus pies.
— Yo lo conseguiré.
Blake lanzó una mirada a la puerta del baño abierta detrás de ella antes de que
agradeciera con una sonrisa.
Por el rabillo del ojo, vio a Thomas y Eddie esperando. Ella los miró. — ¿Así que
cual le va dar su sangre?
Se acercó a ella y fijó un pequeño recipiente con agua en el suelo a su lado, colocó
la toalla en el reposabrazos del sofá, luego se agachó al lado del sofá y aflojó el nudo de
la venda improvisada alrededor de la pierna de Blake que Faye había hecho antes.
— No tienes que hacer eso, — dijo ella, y se arrodilló junto a él. — Tú eres el rey.
187
— Él es mi responsabilidad.
Faye puso su mano sobre la suya y suavemente tiró de él hacia atrás. — Soy
mucho mejor en eso que tú. — Ella le sostuvo la mirada hasta que él finalmente asintió
con la cabeza y se levantó.
Cain asintió. — Tiene sentido. Eso es probablemente donde vive esta Nicolette.
¿Has echado un vistazo?
— ¿No esperaron?
188
Cain se frotó la parte posterior de su cuello. — ¿Dónde estaría? John regresó al
palacio sin ella. Creo que habría escuchado si él la habría traído a los jardines del palacio.
— ¿Qué es?
— ¿Y?
— Sí.
— Quiero que regreses y caves más profundo. Quiero saber dónde está la chica.
John dijo que estaba herida. Por lo tanto, no tiene sentido que ella estaría aventurándose
en el medio de la noche después de ser atacada recientemente. Ella es humana, y a pesar
de que John la sanó, cualquier mujer humana normal sería cautelosa acerca de estar
fuera por la noche y sin protección después de haber sido asaltada. Averigüe dónde está.
189
Eddie asintió con la cabeza.
Él saltaría en la ducha tan pronto como habría sanado a Blake con su sangre.
190
Capítulo Veintiocho
Abel entró en el callejón y abrió las puertas del coche de su Ferrari rojo. Observó
con impaciencia mientras la puerta se abrió y Baltimore se deslizó en el asiento del
pasajero. Apretando la mandíbula, esperó hasta que el guardia cerró la puerta y volvió
la cara.
Baltimore bajó la cabeza en señal de sumisión, pero ni siquiera ese gesto hizo
nada para calmar el impulso de Abel de hacer daño a alguien.
Abel mostró sus colmillos. — ¡No me importa cómo lo llames! ¡No cambia nada
sobre el resultado! Ahora Cain te ha prohibido en los jardines del palacio. ¡No eres bueno
para mí aquí! Te necesitaba dentro de los muros del palacio.
— Entiendo.
191
— ¡No entiendes nada, idiota! O no lo habrías hecho. Ahora Cain confía en ella
de nuevo, o ¿por qué mis espías me informaron que él pasó todo el día en sus aposentos,
junto con ella? — Abel dio una palmada a Baltimore en la cara. — Yo quería aislarla, y
¿qué haces? Lo llevas a sus brazos por lo que tiene un aliado en el palacio.
— ¡Menos mal! Vamos a necesitarlo ahora más que nunca, ya que no puedo
confiar en ti haciendo su parte. Voy a tener que repensar nuestro enfoque. — Él se echó
hacia atrás en su asiento y miró a través del parabrisas. En pocas horas el sol se levantaría
de nuevo y llevarlo cada vez más cerca el día de la celebración de bienvenida a casa de
Cain. Y si Abel no había establecido un plan sólido para entonces, la oportunidad
quitarle el trono justo por debajo de él se deslizaba entre sus dedos.
— ¡Mierda! Yo no voy a esperar más tiempo para conseguir lo que es mío por
derecho. ¿Me entiendes? — Él ni siquiera miró a Baltimore, porque él no quería una
respuesta de él.
Abel volvió la cabeza y entrecerró los ojos. — ¿De qué estás hablando ahora?
— Hay varias personas todavía en el palacio que van a hacer todo lo que les pida,
por temor a que vas a hacer realidad tus anteriores amenazas si no lo hacen.
192
con ella hasta que me comunique contigo, y envía a los dos guardias de vuelta al palacio.
Puedo necesitarlos.
— Y otra cosa.
— ¿Sí, Abel?
Abel se río entre dientes. — Excelente. Haga que uno de sus hombres se ponga
en contacto con ellos de forma anónima para decirles que Cain está albergando dos de
sus traidores.
— Te contraté por tus músculos, no por tu cerebro, por lo que deja el pensamiento
a mí. Ahora ve. No te pongas en contacto conmigo a menos que algo vaya mal. No
puedo tener a Cain descubriendo que todavía me estoy comunicando contigo. ¿Está
claro?
193
Capítulo Veintinueve
Faye se coló en la pasarela en secreto, porque no quería ser vista por los guardias
de Cain. Ella se había asegurado de que Blake estaba recuperándose y lo dejó al cuidado
del brujo, Wesley. Tras librarse de la ropa que había conseguido ensuciar en el pantano,
estaba vestida con sólo una bata.
Sin hacer ruido, abrió la puerta secreta que conduce a la suite de Cain y se deslizo
cerrándola detrás de ella. El sonido del agua provenía del cuarto de baño, cuya puerta
estaba entreabierta. En los pies descalzos se acercó y la abrió más.
Cain estaba de pie en la ducha, de espaldas a ella. El agua corría por su espalda
musculosa y esculpido culo. Sus fuertes muslos y las pantorrillas se espolvorean con el
pelo oscuro, sus pies plantados ampliamente mientras dejaba que la lluvia de la ducha
corriera por encima de su cabeza, manos hacia arriba apoyadas contra las baldosas.
Al verlo luchar para salvar a sus amigos habían hecho el anhelo por él crecer. Ella
lo necesitaba, lo quería más que cualquier otra cosa en su vida. Ella suspiró.
Cain se dio la vuelta, con las manos formando instantáneamente en garras, pero
el momento en que sus ojos se posaron en ella, él se relajó visiblemente. Una sonrisa se
formó en sus labios.
194
Su mirada vago sobre su pecho casi sin pelo. Él era arrebatador, luciendo un
verdadero paquete de seis. Más abajo, un nido de pelo oscuro rodeando su eje. Largo y
grueso, que colgaba en un estado relajado. Ella se lamió los labios.
— Bueno, ya que estás aquí, — él la cubrió, — tal vez te gustaría unirte a mí.
— Esperaba que dijeras eso. — Ella empujó la bata de sus hombros y la dejó caer
al suelo con un zumbido suave.
Cuando ella levantó los ojos a su rostro, se dio cuenta de la mirada hambrienta
con que sus ojos la devoraban. Baja, otra reacción le llamó la atención. Su polla estaba
creciendo.
Lentamente, sin apartar los ojos de él, se metió en la ducha con paredes de cristal
y puso sus manos sobre su pecho. — Cuando estabas luchando con el cocodrilo antes,
yo no podía quitar mis ojos de ti.
Sus brazos la rodearon, tirando de ella contra su cuerpo. — ¿Por qué fue eso?
— Te veías tan fuerte, tan formidable. Si hubiéramos estado solos, habría pedido
que me hicieras el amor allí mismo, — confesó.
Cain sonrió. — Bueno, mira eso. Mi zorra seductora se excita por un poco de
combate cuerpo a cuerpo. ¿Hay algo más que te excita?
Faye deslizó una mano más abajo, moviéndose cada vez más a su ingle. — Tu
desnudo en la ducha. — Ella deslizó su mano sobre su polla, deleitándose en su piel
suave de terciopelo. — Tu polla endureciéndose a la vista de mí.
195
Su respiración se enganchó, y sus ojos se oscurecieron con el deseo. — ¿Es eso
para lo que viniste aquí? ¿Para chuparme? — Él frotó su pene contra su palma, y un
gemido salió de su garganta.
— Sólo si no te importa.
— Sabes que no lo hago. ¿Así que vas a burlarte de mí para siempre, o vas a
ponerte de rodillas y hacer bien tu amenaza?
Ella sonrió, bajando las pestañas hasta la mitad. — ¿Me estás ordenando como
mi rey?
— Como tu rey, soy incapaz de ordenarte. Pero como tu amante, te ruego que
me pongas fuera de mi miseria y me dejes sentir sus labios alrededor de mi polla.
Faye miró a los ojos. Tanto había cambiado en él, sin embargo, tanto fue el
mismo. El deseo entre ellos todavía era tan potente como siempre. No, incluso más
ahora. Como si se tratara de empezar todo de nuevo. Todo era nuevo y fresco,
emocionante y desconocido. Y absolutamente emocionante. Incluso ahora que ella se
agachó y trajo al nivel de su cara su ingle, la anticipación en espiral a través de ella como
si ella nunca antes lo complació de esta manera.
Faye deslizó sus manos por encima de sus muslos, acariciando sus músculos
poderosos. Sintió la flexión bajo su toque. — Eres hermoso. — Su polla quedó
totalmente erecta ahora, el eje veteado inclinándose hacia arriba, hacia su ombligo. Sus
bolas habían levantado demasiado apretado, sus dos testículos visibles debajo de la piel.
196
Con su dedo índice, ella acarició sobre el saco apretado, sin detenerse cuando
llegó a la parte inferior de su polla.
¡Ah!, cómo le gustaba su reacción, cruda y salvaje. Ella lo recompensaría por ello.
Moviendo su cara más cerca, ella abrió la boca y dejó que su lengua se deslizara
sobre la parte inferior de su polla, tomándose su tiempo para pasar a la punta para
deslizarse sobre la carne de color púrpura. Por el rabillo de sus ojos vio a sus manos
apretadas como si estuviera tratando de meterse bajo control. Pero ella no se lo permitió.
Cain perdería el control esta noche y estaría a su merced. Él se entregaría a ella.
Faye pasó la lengua sobre la cabeza bulbosa una vez más antes de envolver sus
labios alrededor y llevándolo a su boca. Bombeado llena de sangre, él era grueso y largo.
Le encantaba lo duro que estaba a pesar de que apenas lo había tocado. Como si para
él, esto era nuevo, también. Al igual que había dicho cuando habían hecho el amor el
día anterior. Tal vez su larga separación contribuyó a esta sensación de novedad.
197
escalofrío la recorrió. Se sentía poderosa con Cain, porque él se rendía a ella. Él estaba
dándole control a ella, más de lo que había hecho nunca antes. Amaba este nuevo lado
de él. Había algo tan suave sobre este duro guerrero ahora. Finalmente fue mostrando
algo que él siempre había escondido de ella.
Cuanto más lamió su polla, el Cain más fuertes y más frecuentes sonidos de
placer le devolvió. Al igual que una sinfonía de lujuria que jugaron en las paredes de la
ducha, haciendo eco del suyo propio. Ella no podía tener suficiente de él, del poderoso
guerrero, el magnífico rey. Pero la mayoría de todo lo que ella no podía conseguir
suficiente del vampiro que era su amante.
— Tienes que parar, cariño, — de repente declaró y la agarró por los hombros
con las dos manos, empujando suavemente su espalda por lo que su polla se deslizó de
su boca.
Cain tiró de ella hasta ponerla de pie y la giro de modo que ella se encontró
presionada contra la pared de la ducha, sus manos ya enganchadas debajo de sus muslos
para levantarla. — Oh, no, no vamos a hacerlo.
Se quedó sin aliento en el pecho. Él nunca habló con ella de esa manera antes,
siempre había sido casi cortés en sus declaraciones cuando habían tenido relaciones
sexuales antes. Sin embargo, se encontró con que a ella le gustaba la forma en que él
habló con ella ahora. La despertó más de lo que había esperado.
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— Oh, Faye, — murmuró. — Hermosa Faye.
Entonces retrocediendo sus caderas hacia atrás y bajó la polla a sus pliegues
femeninos, el sondeo, probo, hasta que, después de una eternidad agonizante, la cabeza
de su polla finalmente abrió su carne y se dirigió en su interior.
Todo el aire salió de sus pulmones cuando su eje grueso la llenó y sus bolas
golpeando contra ella cuando él la penetró hasta la empuñadura.
— ¡Cain!
Las embestidas de Cain se volvieron más feroces, su pecho agitado por el esfuerzo
de mantenerla inmóvil contra la pared, su respiración desprevenidas rápidas. Su
mandíbula se apretó con fuerza, y sus colmillos habían empujado más allá de sus labios.
El espectáculo hizo su corazón latir más rápido. Recordó cómo la había mordido justo
antes de que había desaparecido, y ella nunca había sentido nada tan estimulante como
la sensación de sus colmillos alojándose en su piel y su boca sobre la base de su vena.
Él la besó allí, le lamió la lengua sobre su piel, mientras que su polla latía dentro
de ella sin descanso. Ella sintió que sus colmillos raspar su piel, haciéndola temblar de
placer.
199
fuerza, el hueso de su pelvis golpeando contra su clítoris tan rápidamente que ella al
instante explotó. Un orgasmo más poderoso de lo que nunca había experimentado se
estrelló contra ella, justo cuando ella sintió el espasmo de su polla dentro de ella. El
chorro caliente de su semen la llenaba, lubrica su canal aún más y le permitió aumentar
su ritmo aún más, hasta que finalmente desacelero sus embestidas. Él rompió el beso y
apoyó su frente contra la de ella, respirando con dificultad.
Faye sintió un surco frente. Cain siempre había puesto sus deberes como rey
primero. Ella siempre lo había sabido y lo aceptó. Pero sus palabras parecían sugerir lo
contrario. Y lo que era aún más extraño era que, si bien en ese entonces él siempre había
confesado libremente su amor a ella y en la misma frase se excusó de tratar con los
asuntos de rey, ahora lo contrario sucedía: él no había dicho una vez que la amaba, sin
embargo, el la bañaba con más atención que nunca.
200
Capítulo Treinta
Sí, nunca se había sentido mejor que cuando estaba con ella. El sexo no era de
este mundo, increíble, y sus celos cuando otro hombre incluso siquiera la miraba estaba
fuera de control. Sabía que tenía sentimientos por ella, las emociones que eran más
profundos que parecía posible después de tan poco tiempo. Pero sabía también que le
estaba mintiendo. Él mantenía el hecho de que no recordaba nada de ella, pero fingió
que todo estaba bien. No lo estaba. Y él no sabía cómo decírselo. ¿Lo rechazaría si se
enterara? ¿Ella creería que era sólo la mitad de un hombre, no el héroe con el que vino
a hacer el amor en la ducha? ¿No era el fuerte guerrero que veía? Porque si ella lo rechaza
ahora, él sería devastado.
Haven estaba solo. Robert se puso de pie en medio de la sala, flanqueado por
Wesley y uno de los guardias del rey.
201
Cain miró los papeles en las manos de Simon y los señaló. — ¿Qué?
Simon asintió y le entregó la hoja doblada del papel y el sobre. Cain lo desdoblo
y lo examinó. Era en efecto un plan del palacio, indicando todas las entradas y salidas
de todos los niveles, aunque para su alivio no indicó dónde estaban los túneles secretos.
Cruzó de nuevo, a continuación, miró el sobre. Estaba dirigida a un apartado de correos
en Gulfport, Mississippi.
— No sé cómo esa copia se metió en mis libros. ¡No es mío! — Robert escupió
indignado.
— Por supuesto que no es tuyo, — Cain entre dientes. — Es por eso que nunca
debería haber estado en su libro de contabilidad. Entonces, qué carajo estabas planeando
hacer con él, ¿eh? — Él podría aventurar una conjetura de cuál había sido el plan de
Robert.
— ¡Nada! Yo no hice esa copia. Alguien debe de haberlo plantado en mis cosas,
— Robert protestó.
El apretón de los dientes de Robert era indicio suficiente de que estaba indeciso
acerca de responder a la pregunta.
— Yo pregunte…
— ¿Para Mississippi? ¿Crees que soy estúpido? — Aunque Cain no sabía a ciencia
cierta, él asumió que su clan no consiguió su sangre empaquetada de Mississippi. Estaba
202
seguro de que el clan vecino nunca toleraría al clan de Cain infringir en su proveedor.
Esperaba que él tuviera razón.
Cain maldijo y se fue cara a cara con Robert. — Así que realmente piensas que
soy estúpido. ¡Te voy a decir lo que realmente sucedió! Decidiste causar problemas y
vender información confidencial a un clan rival, así ellos nos pueden atacar. ¿Qué te
prometieron? ¿Dinero? ¿Poder? — Cain rechinó los dientes y sintió sus colmillos
extenderse.
— ¡Yo no hice nada por el estilo! Yo soy un súbdito leal. ¡Yo no merezco tu
desconfianza! ¿No te he servido lealmente desde que te convertiste en rey? ¿No me
conoces en absoluto?
Las palabras pulsaron una cuerda. No, él no conocía a Robert, y ese era el punto
crucial de todos sus problemas. No sabía en quién confiar, quien era leal a él, o quien le
significaba daño. A pesar de los interrogatorios de los guardias y todo el resto del
personal en el palacio, él y sus amigos de Scanguards no había llegado más lejos en la
investigación del intento de asesinato. Esta fue la primera ventaja que tenían, y no dejó
que la súplica apasionada de Robert le impide hacer lo que tenía que hacer.
— Yo más bien diría que te debo una disculpa si me equivoco y terminas con una
estaca en el pecho. — Entonces él hizo una seña al guardia para ejecutar sus órdenes.
203
— Hey, Haven, — Eddie saludó a su colega.
— Puedes llamarlo así. O podrías llamarlo muy jodido por nuestro colega
humano increíblemente estúpido.
Haven rodo los ojos. — No hay necesidad de decir nada más. Ya he oído.
Cain asintió. — Bueno. Vamos a necesitar todo hombre que podamos conseguir.
Incluso Blake. — Se volvió hacia Thomas y Eddie. — Acabamos de encontrar a Robert
con una copia de los planos del palacio y un sobre dirigido a un apartado de correos en
Mississippi. No puedo dejar de sospechar que estaba planeando vender la información
al clan en Mississippi. Él es un traidor.
— Él dijo que alguien plantó los documentos, sin embargo, él admite que él
mismo dirigió el sobre.
— ¿Crees que podría tener algo que ver con el intento de asesinato? — Preguntó
Haven, enganchando el pulgar en su cinturón.
— Es totalmente posible. Podría haber sido el que le dijo al asesino, y ahora está
tratando de nuevo.
— ¿Quieres que hable con él y ver si puedo conseguir algo más de él? — Thomas
ofreció.
204
— Sigue adelante. Eres mejor en esto que yo.
Eddie se encogió de hombros. — Tal vez. Pero ¿por qué cambiar campos? Cuanta
más gente involucrada en algo así, lo más probable es que alguien va a hablar. — Él
miró a su compañero de acuerdo.
Thomas asintió con la cabeza. — Voy a tener unas palabras con él y ver lo que
puedo sacar de él. ¿Tenemos algo de él que podemos utilizar como influencia?
Cain se pasó la mano por la cara. — Me gustaría saber. Hable con John y vea lo
que él sabe sobre el hombre. Pero sólo dile lo que tiene que saber.
—Tengo mis dudas acerca de él, aunque no puedo imaginar por qué él primero
me salvaría y luego me va a entregar. No tiene sentido. ¿Cuándo tú y Eddie van al barrio
para dar seguimiento a su mujer?
Thomas miró su reloj. — Cuando el Sol este arriba en un par de horas. No tiene
mucho sentido ahora. Vamos a ir mañana por la noche. Mientras tanto, voy a ver a
Robert.
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— De acuerdo, — dijo Cain y se volvió hacia Haven. — Obtén el personal para
organizar una furgoneta negra para la puesta del sol de mañana. Quiero que envíes a
Blake al aeropuerto.
Haven se río entre dientes. — Sabes que él odia ser relegado al muchacho errante.
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Capítulo Treinta y Uno
Cain hizo a un lado los dos vampiros que llevaban una planta en una maceta
grande en el pasillo, mientras que un miembro femenino del personal de la casa con una
pila de ropa de mesa en sus manos caminaba detrás de ellos.
Bueno, parecía que tenía un salón de baile, no es que él había tenido el tiempo ni
las ganas para inspeccionar dicha habitación hasta el momento.
— Buenas noches, John. Veo que las festividades están saliendo muy bien. —
Aunque Cain no estaba interesado en hablar sobre la estúpida fiesta, se ajustaba a él muy
bien como introducción a otro tema.
— Parece que lo será. — Cain hizo una pausa por un momento. — Escucha,
quería hacerte saber que ahora que he cambiado de opinión sobre que al líder de la
guardia del rey no se les permita estar en una relación, pensé que sería apropiado si
trajeras a tu mujer, Nicolette es su nombre, correcto a la fiesta. Estoy planeando anunciar
algunos cambios en la política, y tienes que estar allí con Nicolette para subrayar mi
sinceridad.
207
Cain le puso la mano en su antebrazo. — No digas que no. Tráela. Me gustaría
conocerla. No voy a aceptar un no por respuesta.
— Por supuesto, en ese caso. Me aseguraré de que ella asista. Y gracias por la
invitación. — Él asintió con la cabeza. — Discúlpame, tengo que ir a través de los
cambios de turno con los guardias.
— Gracias, John. Y, uh, gracias por no darme un mal rato de haber movido
Thomas y Eddie a sus habitaciones.
— Sí, tal vez con el tiempo. — Entonces Cain observó el líder de la guardia del
rey girar y desaparecer por el pasillo.
Cain se abstuvo de rodar sus ojos y en su lugar entró por las escaleras para saludar
a sus visitantes.
Cuando se volvió, Cain no tuvo ningún problema para pasar la gran cicatriz que
estropeo la cara de Gabriel, que iba desde la parte superior de la oreja izquierda a la
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barbilla. Le prestó un aire peligroso, y en su trabajo como el segundo al mando en
Scanguards, eso fue muy útil. Fue tanto temido por sus enemigos y venerado por sus
colegas y subordinados, ya veces también temido por ellos.
La belleza oscura a su lado era algo especial. Un médico en su vida humana, que
había sido convertido en vampiro contra su voluntad, pero había encontrado el
verdadero amor con Gabriel. La pareja con un vínculo de sangre estaba completamente
dedicado uno al otro. Por lo tanto, no fue una sorpresa que Maya no había volado a
Nueva Orleans por su cuenta, pero había llevado a su marido como compañía. Aunque
Cain sospecha que Gabriel estaba aquí por una razón diferente: proteger a la mujer sin
la que no podía vivir.
— Gabriel, Maya, me alegro de que hayas venido, — Cain los saludó ahora y
sacudió sus manos.
A cualquier otra mujer le habría dado un abrazo para saludar, pero sabía de los
sentimientos de Gabriel acerca de su esposa de ser tocados por otros hombres, y, por
último Cain entienden el sentimiento. Sintió lo mismo de Faye.
— Gracias. — La mirada de Cain se desvió hacia Blake, que estaba saliendo del
coche. — Blake, ¿podría llevar su equipaje, por favor? Yo tenía una habitación de
huéspedes en el segundo piso preparado para ello.
209
— Apuesto eso, — comentó Maya, caminando de la mano con Gabriel. — Pero
estoy seguro de que me las arreglaré. — Ella hizo una pausa por un momento antes de
cambiar el tema. — Estoy ansiosa por ver a mis pacientes. ¿Están en la casa?
— Muy poco. Mi entendimiento es que hemos estado en guerra con ellos durante
décadas por disputas fronterizas, pero estamos buscando un acuerdo de paz. Me temo
que no puedo ver cómo hacer la paz con un clan que trata a su propio pueblo con tanta
crueldad está en aras del interés de mi reino. — Llamarlo su reino todavía sonaba
extraño en sus oídos. — ¿No significa que yo apruebo lo que están haciendo?
Gabriel contempló su respuesta antes de hablar. — Tal vez podría llegar a ser
parte de las negociaciones de paz. Vas a hacer la paz con ellos si abandonan ciertas
prácticas.
— Claro, pero ¿quién va a hacer cumplir esas reglas? La única razón por la que
sabemos acerca de sus crímenes es porque esos dos vampiros lograron escapar y
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sobrevivir el tiempo suficiente para encontrar refugio con nosotros. Si Faye no los
atendía y les daba lo que necesitaban, podrían haber perecido y nunca sería sabido.
— Ella es encantadora. — Más que eso, Faye era todo lo que siempre había
soñado y más. Cada minuto que pasaba con ella la hizo quererla más. Y lo que había
hecho con él en la ducha la noche anterior había estado fuera de este mundo. Sentir su
boca sobre él había sido más que increíble, había sido alucinante.
Gabriel se río entre dientes e intercambió una mirada con su esposa. — Parece
que nuestro amigo está muy enamorado de ella. — Entonces él miró a Cain. — Estoy
feliz por ti. ¿Qué hay de tu memoria? ¿Esta devuelta?
— Me temo que no. Lo que hace ciertas cosas difíciles. No sé quién soy realmente
puedo confiar sin saber cómo es mi historia con ellos.
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— Creo que al asumir este trabajo aquí estabas sutilmente tratando de decirme
que sales, — Gabriel bromeó. Luego se puso serio de nuevo. — Fuiste un guardaespaldas
experto. Serás un gran rey.
Cain miró hacia la ventana. — ¿Me creerías si te dijera que antes de convertirme
en rey aquí, yo era en realidad el jefe de la guardia del rey? Supongo que por eso lo hice
tan bien con Scanguards. Yo tenía experiencia previa.
Maya se sentó con la espalda recta. — Odio interrumpir sus reminiscencias, pero
me gustaría ver a mis pacientes lo antes posible y examinarlos.
— Por supuesto.
— ¿Hay un lugar en el que podemos hacer eso en privado? Voy a necesitar acceso
al agua y la sangre, y una superficie para convertirse en una mesa de operaciones. Mi
conjetura es que la operación va a ser dolorosa, y sin ningún medio para sedarlos voy a
necesitar ayuda para sujetarlos. Tal vez correas hacia abajo.
— La vieja cocina de plantación puede ser adecuado para ello. Hay agua y
suministros de sangre, y es un poco separado del resto del palacio. Eso va a proporcionar
un poco de intimidad. Estaré encantado de ayudarte. — Cain miró a Gabriel, quien
asintió con la cabeza al instante.
— Cain, estoy seguro de que tienes mejores cosas que hacer, — dijo Maya. —
¿Por qué no lo hace Thomas? Él podría incluso ser capaz de calmarlos un poco con el
212
control mental. Él es el único que puede utilizar con seguridad su habilidad en otro
vampiro.
Maya estaba en lo cierto. Thomas era un maestro del control mental. — Me temo
que Thomas y Eddie tenían que ir a Nueva Orleans para dar seguimiento a una pista.
Ellos no van a estar de vuelta durante veinticuatro horas.
— ¿¡Cómo pudiste!? — ella le gritó, su rostro una máscara de furia, sus ojos
mirando a él.
Se dirigió hacia él, cuando de pronto pareció darse cuenta de que él no estaba
solo.
— Faye, estos son mis amigos: Gabriel y su compañera Maya. Maya es el médico
del que te hablé.
Su tono le dijo que esta conversación no podía esperar. Él miró a sus amigos,
pero no tenía que decir nada.
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— Vamos a estar desempacando mientras tanto, — Maya sugirió y tomó la mano
de Gabriel. — ¿Vamos, cariño?
Cain esperó unos segundos, antes de que él volvió a mirar a Faye. Él nunca la
había visto furiosa. — ¿Qué pasa?
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Capítulo Treinta y Dos
En cuanto a la expresión despistada de Cain, Faye echaba aún más humo. ¡Como
si él ya había olvidado lo que había hecho!
Cain se tensó visiblemente. — Me temo que eso es asunto mío. Tengo que
protegerme.
Faye sintió que las lágrimas de frustración y los empujó hacia abajo. — ¡Robert
es mi amigo! ¡Él es un hombre de honor! Él no es tu enemigo.
Cain amplió su postura, llevando sus manos a las caderas como si quisiera
intimidarla con su físico. — ¿Entonces por qué una copia de los planos del palacio se
encontró en su poder, junto con un sobre con una dirección en Mississippi?
Ella sacudió la cabeza con incredulidad. — Robert nunca haría eso. Él te es leal.
Todo es un error.
— La evidencia no miente.
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— ¿Cómo puedo hacerlo cuando en la misma frase él admitió haber dirigido el
mismo sobre? Thomas comparó la dirección con el libro mayor de Robert. Es su letra.
Sin lugar a dudas. Lo hizo, Faye. Te equivocas sobre Robert. Él quería vender la
información confidencial al clan Mississippi para ayudarlos a atacarme. Lo más
probable es asesinarme.
Faye negó con la cabeza, tratando de ahogar sus palabras. — ¡No! Te equivocas.
Robert odia a los de Mississippi. Desprecia sus prácticas. No hay manera en el infierno
que fuera a vender la información a ellos.
— Por favor, quédate fuera de esto, Faye. Está claro que te molesta. Déjame
manejar esto. — Él trato de alcanzarla, pero ella se echó hacia atrás.
— ¿Mantenerme fuera de eso? Así que esa es la forma en que va a ser entre
nosotros, ¿verdad?
Apretó los dientes y dio un paso hacia ella. — ¿Qué está pasando, Faye? ¿Por qué
te comportas así?
Una expresión de choque se extendió por la cara tan rápido como un reguero de
pólvora engulló un bosque durante la temporada de sequía. — No puede decir eso. Tú
y yo, somos increíbles juntos. Tenemos estupendo…
— ¿Sexo? — Faye escupió, interrumpiéndolo. — Oh, sí, tenemos buen sexo. Pero
eso es todo lo que tenemos. — Ella se burló. — Tenemos fabuloso sexo, alucinante y
luego te das la vuelta y te cierras en ti mismo tan pronto como yo quiero hablar contigo.
No comparte nada conmigo. ¿Qué te pasó mientras estabas fuera?
216
— ¡Ves! — Ella señaló con el dedo índice en él. — Lo estás haciendo de nuevo.
Me estás dejando fuera y te niegas a responder a ninguna de mis preguntas sobre lo que
pasó durante el año que te habías ido.
— No me llames cariño. Significa claramente nada para ti. Porque más allá del
sexo, no hay nada entre nosotros. No das una maldición sobre mis sentimientos. No
hace ningún esfuerzo para acercarte a mí, y frustras todos y cada uno de mis intentos de
entenderte. ¿Qué quieres de mí?
— No me importa acerca de ser su novia. Quiero ser la mujer que amas. Quiero
ser tu confidente de nuevo. Pero me está dejando fuera. Y no puedo fingir por más
tiempo que yo puedo vivir así.
Cain levantó la mano como si quisiera llegar a ella, pero la dejó caer de nuevo.
Sus labios se separaron para hablar, pero las palabras no salieron.
— Lo sabía.
— Estás exagerando.
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— ¿Soy yo? — ¿Cómo se atreves a marginarme de tus preocupaciones? —
Encerrando a Robert, y yo voy a darte otra oportunidad de explicarte, pero no esperes
que caliente tu cama de nuevo. No me voy a casar con un hombre que no me ama, no
importa quién es. Si no puedes decirme que me amas y en serio, entonces tú y yo no
tenemos futuro juntos. Haz tu elección, porque la mía está hecha.
El corazón le dolía, ella abrió la puerta y salió de la habitación. Sólo cuando ella
había llegado a las escaleras que conducen a la planta inferior se atrevía a respirar de
nuevo. En el momento en que llegó a su habitación, las lágrimas corrían por su rostro.
Cain no la amaba.
218
Capítulo Treinta y Tres
Cain había contemplado correr detrás de Faye en el instante en que ella había
salido fuera de su oficina. ¿Pero de que habría servido? No podía decir las palabras que
ella quería oír. Todavía no, no cuando tenía que seguir mintiéndole acerca de sí mismo.
Sólo cuando él podría decirle acerca de su amnesia y lo que realmente le había sucedido
podría hacerlo confesar sus sentimientos por ella. Hacerlo mientras él todavía estaba
ocultando la verdad de él abarataría el momento. Y él no quería empañar la emoción
real del que estaba finalmente seguro. La perspectiva de perderla había dejado claro a él
de una vez y para siempre: él estaba enamorado de Faye.
Kathryn se aferró a él, asustada. Él la miró, su voz más suave cuando se dirigió
a ella. — Vas a estar bien, pequeña. Estarás a salvo con ellos.
Cain señaló a Blake, que estaba cerca de la puerta de entrada. — Blake puede
llevarla a la biblioteca mientras tanto. — Pensó ya Blake era humano, la chica estaría
menos miedosa de él que de alguien como Gabriel para protegerla.
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Kathryn miró en dirección de Blake. Cain se dio cuenta de cómo Blake sonrió
alentador.
Cain rodo los ojos. Dudaba de que Kathryn estaba en jugar algún juego estúpido
en Xbox.
— Ve con él, Kathryn, — David la animó. — Vas a estar a salvo con él.
Vacilante, ella abandonó el refugio de los brazos de David y caminó hacia Blake.
Cuando lo alcanzó, ella miró por encima del hombro, en busca de un mayor estímulo
de su amigo, quien asintió con la cabeza. Un momento después, ella salió de la
habitación con Blake por su lado.
— Ya lo sé. — David miró a Cain y Gabriel. — Supongo que es por eso que tiene
a dos hombres ayudándote.
Cain se acercó. — Vamos a atarte con correas hacia abajo sobre la mesa. Voy a
ser el que sujete tu cabeza inmóvil, y Gabriel asegurara de que no escapes de las correas.
No queremos utilizar la plata. — A pesar de que aseguraría que el vampiro no pudiera
moverse, Cain no tenía ninguna intención de causar aún más dolor en él de lo que ya
había soportado.
Asintiendo con la cabeza, David se subió a la mesa que había sido cubierta con
una sábana blanca. Mientras Maya se puso unos guantes de látex, Cain y Gabriel
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procedieron a poner las correas de cuero a través de las piernas de David, los muslos y
el torso, y atándolos debajo de la mesa. Cuando él fue asegurado, Cain miró al paciente.
— ¿Listo?
— Voy a hacer esto tan rápido como pueda, — Maya prometió y tomó unos
alicates de acero inoxidable de una bandeja al lado de la mesa. — Voy a probar primero
la fuerza de la presión de la pelota en sus encías, ¿de acuerdo?
David parpadeó sus ojos en señal de conformidad, mientras que Cain puso las
manos a ambos lados de la cabeza y lo sujeto firmemente para mantenerlo en su lugar.
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Wes se encogió de hombros. — Si no es así, entonces simplemente no tiene
ningún efecto. No le puede hacer daño. Lo prometo.
Cain cambió su peso de una pierna a la otra. Señalando a David que Wesley no
era exactamente un experto en su campo, eso no ayudaría en esta situación. Tal vez por
una vez era mejor cortar al chico un poco de holgura. — Wesley es un brujo consumado.
Cain dio unos pasos hacia atrás, al igual que Maya y Gabriel. Entonces Wesley
abrió el frasco y la sostuvo bajo la nariz de David. Una niebla de color verde se levantó
de ella.
El vampiro hizo lo que le dijo y tiró una respiración profunda. Sus ojos se
cerraron y de repente su cabeza rodó hacia un lado. Estaba inconsciente.
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— Supongo que la poción era un poco más fuerte de lo que pensé. No te
preocupes, es sólo por un rato. — Hizo un gesto a Maya. — Es mejor comenzar de
inmediato. No tengo idea de cuánto tiempo va a durar.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, Maya tomó las pinzas una vez más. —
Bueno, vamos a hacerlo entonces.
Cain tomó a ambos lados de la cabeza de David de nuevo y volvió a mirar hacia
arriba.
Cain vio como sé ajusto los alicates en el punto donde la bola de metal pequeño
fue implantada en los vampiros de Mississippi era visible. Ella trató de agarrarlo con su
instrumento, pero se le escapó sin encontrar sujetarla.
Maya miró hacia arriba. — No puedo conseguir un apretón. Voy a tener que
cortar en su lugar.
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— Eso está mejor, — oyó murmurar a Maya. — Sólo un poco más. — Ella gruñó
y Cain sintió la cabeza de David moverse en sus manos.
Cain se dio cuenta de que los ojos de David se movían por debajo de sus
párpados. — Está reaccionando demasiado rápido.
La sangre salpicó cuando Maya arrancó el balón desde la boca del vampiro y lo
arrojó en un tazón.
Gabriel ya cambió el bisturí por los alicates en la mano, mientras que Cain se
trasladó a toda prisa el bloque de metal en la boca del vampiro hasta el otro lado.
— Se acabó, David, está todo bien, — Cain trató de calmarlo y agarró sus
hombros, presionándolo hacia abajo sobre la mesa.
El pecho del vampiro se movía, pero finalmente sus ojos conectados con la
mirada de Cain, y parpadeó.
224
— ¿Están fuera? — Preguntó, su voz sonando un poco apagada.
Maya le sonrió. — Sí, los dos están fuera. Vamos a llevarte algo de sangre
humana para que puedas sanar.
David cerró los ojos y suspiró. Cuando los abrió de nuevo, parecía tranquilo de
nuevo. — Gracias. A todos.
— Bueno.
— Lo enviamos fuera. Pensé que tal vez no querías verlo después de esto, — dijo
Cain.
225
Capítulo Treinta y Cuatro
226
Cain se acercó a ella y esperó a que el guardia lo había desbloqueado y lo abrió.
— Ciérralo después de mí. Yo te haré saber cuándo haya terminado.
Entró en la tenue interior y oyó que la puerta se cerró detrás de él con un ruido
sordo. Sus ojos percibieron a Robert al instante. Se sentó en una pequeña cuna en la
esquina, su espalda rígida y su mirada se clavaron en Cain.
— ¿A qué debo el placer? — Dijo Robert con una buena dosis de sarcasmo en su
tono.
Cain no dejo que esta muestra de desafío lo disuadiera. — Faye está suplicando
por tu liberación.
Una chispa se encendió en los ojos del más antiguo vampiro. — Ah, Faye, ella
todavía cree en la bondad de la gente, ¿no?
— A veces.
— ¿Y esta vez?
Robert dio un lento movimiento de su cabeza. — Esta vez sus instintos están en
lo cierto. Yo no soy un traidor. Lo que te dije es verdad. Alguien me tendió una trampa.
— ¿Por qué estás realmente aquí? Si Faye habría logrado convencerte, estarías
liberándome ahora. — Él miró hacia la puerta. — Pero no parece que estés dejándome
ir. Así que, si no pudo convencerte de mi inocencia, no hay razón para mí probar. Tú y
yo, siempre tuvimos un poco de una relación difícil. Si confías en alguien en este lugar,
es Faye. Siempre ha sido así, desde que la rescataste.
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Tener a Robert confirmando a Cain la confianza en Faye se sintió tranquilizado.
— Una relación difícil, ¿eh?
Robert sonrió. — Sí. Nunca he aprobado de la forma en que elimino al viejo rey.
Cain instintivamente dio un paso atrás. — ¿Eliminar? — ¿Qué fue lo que sugiere
Robert?
El cautivo bajó los ojos al suelo. — Mis disculpas si piensa que no es la palabra
correcta para lo que hizo. No importa si lo merecía o no. Pero lo sacrificaste; dejaste que
sufriera como un animal antes de sacarlo de su miseria. — Robert hizo un movimiento
desdeñoso con la mano. — Bueno, es toda el agua bajo el puente ahora. Ya tienes lo que
querías, ¿no? Y ahora eres rey. Y adivina qué, te resulta tan difícil tomar las decisiones
correctas que a cualquiera de sus predecesores.
Las palabras lo golpearon con fuerza. ¿Había, Cain, realmente matado al rey
anterior? No, no podía ser. Él no era un asesino. Él era hombre de honor con ética. No
es un asesino, y por cierto no es un hombre que infligió dolor indebido. Él no torturo a
la gente.
— Estás equivocado.
— ¿Por qué negarlo? — Preguntó Robert, mirándolo a los ojos. — Todo el mundo
sospecha eso, aunque sólo pocos saben con certeza.
— Mira, ni siquiera se puede tener la verdad, pero esperas que yo acepte ser
acusado falsamente. Soy inocente. Faye cree en mí.
Cain miró hacia otro lado y trató de aclarar su mente. No quería hacer hincapié
en la revelación de Robert que él era un asesino del rey, porque no habría que decir que
él, ¿Cain, estaba mal?
— Ella necesitaba un hombro para llorar cuando pensaba que estabas muerto.
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— Pensé que Abel habría sido ese hombro.
Las palabras sólo reforzaron la sospecha de Cain de que Abel había estado
tratando de abrir una brecha entre él y Faye, a pesar de que parecía que Cain había
impulsado eso mismo ahora por no venir limpio con ella. Era algo que tenía que hacer,
o la perdería. Pero Faye le había dado otra condición a cumplir: ella quería la libertad
de Robert.
Cain miró a su prisionero, mirando largo y duro en él. ¿Podría correr el riesgo de
creer en las palabras de Robert y liberarlo? Tal vez era el momento de dar ese salto.
— ¡Guardia!
*****
Abel se sintió como frotándose las manos y sólo se abstuvo de él porque era un
gesto infantil. Sin embargo, no lo hizo sentir menos mareado. El momento fue perfecto.
Y a pesar de que esto no había sido su plan original, él no podría haberlo planeado mejor
por sí mismo.
Cain estaba en la celda con Robert. Esta fue la ocasión perfecta para fijar el
asesinato de Cain por Robert y por lo tanto todavía implicando al clan Mississippi. Todo
el mundo sabía que Robert había sido encontrado con los materiales incriminatorios que
había querido enviar al clan rival. Nadie creía en su afirmación de que los planos habían
sido plantados. Nadie más que Abel, porque Abel había sido el que había deslizado los
papeles en el libro mayor de Robert y se aseguró que uno de los hombres de Baltimore
los encontraría allí y reportarlo.
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Tenía todo funcionando como un reloj, aunque Abel sólo había hecho llamar la
sospecha sobre los ciudadanos de Mississippi, por lo que una vez que Cain fuera
encontrado muerto cuando el clan rival llegó para las festividades, él podría fácilmente
señalar con el dedo.
Pero la solución que se extendía delante de él ahora era aún más fácil. Lo único
que tendría que hacer era matar a Cain ahí mismo, asegurar a Robert, a continuación,
ejecutarlo y declarar la guerra a los habitantes de Mississippi.
Abel hizo una moción para Simon, el guardia que fue colocado en el bloque de
celdas. Era leal a Baltimore. Simón se acercó a él y Abel se inclinó más cerca, hablando
en voz baja al oído y le dio instrucciones sobre lo que debía hacer.
Abel tomó y ladeó la pistola. Le encantaba el sonido que resonó contra las
paredes de piedra. — ¿Tienes un juego?
— Sí, señor.
— Bueno. Asegúrate de que sea encontrado en la celda de Robert una vez que
hayamos terminado. — A pesar de que Abel iba a disparar a su hermano con una bala
de plata que lo incineraría de adentro hacia afuera, el resultado final sería el mismo.
Nadie que encontraría las cenizas de Cain sería capaz de decir si había estado estacado
o por un disparo. Todo lo que Abel tenía que hacer era quitar la bala y la carcasa de la
celda antes de que suene la alarma. Nadie escucharía el disparo.
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Abel se dirigió a la oscuridad, moviendo el dedo en gatillo.
El guardia miró al vampiro tan sorprendido. Sólo momentos antes, Abel había
oído hablar de Cain llamar al guardia que lo dejen fuera de la celda. Pero Simon no
había abierto la puerta.
Abel tuvo que pensar rápidamente. Si Cain y Robert habían escapado de alguna
manera, no le tomaría mucho tiempo hasta que volvieran por el otro lado, exponiendo
su plan. Él no tuvo tiempo de preguntarse cómo lo habían hecho. Él tenía que cubrir sus
huellas. Este instante.
Abel maldijo. Él estaba de vuelta al punto de partida, y ahora tenía que esperar
pacientemente hasta que pudo ejecutar su plan original. Esto en cuanto a oportunidades
de oro.
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Capítulo Treinta y Cinco
— ¿Para qué?
— Así puedo vendarte los ojos. — Después de todo, a pesar de que había
encontrado la entrada a los túneles que John había mencionado y había logrado meterse
a él mismo y a Robert fuera de la celda antes de que alguien había tirado la puerta
abriéndola, Cain no estaba a punto de revelar todos sus secretos a Robert. No podía
permitir que él vea en realidad los túneles. Ya era bastante malo que ahora sabía acerca
de ellos.
Cain había oído el armado de una pistola a través de la puerta, así como algunos
murmullos bajos, cuyo origen no podía discernir, él y Robert habría sido como patos.
Patos sentados muertos. Quién había sido el aspirante a asesino, él no quería ni
especular sobre eso en este momento.
Tan pronto como le vendo los ojos a Robert, Cain lo tomó por el codo y lo guio
por el laberinto hasta llegar a la pasarela secreta que llevó a la habitación del rey. Se dejó
entrar, arrastrando Robert con él. Cuando la obra de arte encajo en su lugar delante de
la puerta oculta en su habitación, dio la vuelta alrededor de sus ejes al propio Robert
varias veces.
232
posaron en algo debajo de su cama. Un teléfono celular. Su mano instintivamente fue a
su bolsillo del pantalón, pero su teléfono celular estaba donde se suponía que estaba. No
teniendo tiempo para investigar esto más lejos, corrió a la puerta y la abrió.
— ¿Haven? — Gritó.
— Me tengo que ir. Besa al bebé por mí. Te amo, — dijo en el teléfono y luego
desconecto la llamada y se precipitó hacia Cain. — ¿Qué pasa?
— ¡Mierda!
Cuando entró en la antesala a las celdas, Cain ya sabía que era demasiado tarde.
La puerta de la celda de Robert abierta de par en par, pero el pabellón estaba vacío. El
guardia se había ido, y así fue lo que los visitantes habían tenido. Sus ojos se posaron en
un armario cuya puerta seguía balanceándose como si alguien la hubiera cerrado de
golpe, pero no lograron dejar que encaje de golpe. En el armario, varias pistolas colgadas
en ganchos.
233
Cain se acercó a ella y la olió. Uno de ellos había sido disparado recientemente.
Todavía podía oler el residuo.
Cain asintió e inclinó la cabeza hacia el armario detrás de él. — Una de esas
armas fue disparada. Y estoy seguro que una vez que lo examinemos, nos daremos
cuenta que no hay huellas dactilares en él.
Cain se dio la vuelta y se fue. Encontró al líder de la Guardia del Rey en su nueva
sala en el primer piso. Cuando Cain empujo la puerta abriéndola, un solo medio vestido
John se alzó de la cama.
234
John levantó la cabeza. — No fue importante.
John asintió con la cabeza. — Cuando viste lo que había hecho, se montó en
cólera. Y cuando vio a sus víctimas, cuando viste a Faye, no pudiste parar.
— ¿Faye?
— Era una de las desafortunadas que había encerrado en una parte de las bodegas
que ahora han sido rellenado con escombros. Te enteraste de que al viejo rey le gustaba
que sea un deporte capturar vampiros de otros clanes y torturarlos. Faye era una de ellas.
— No hay duda, pero los pocos que saben a ciencia cierta nunca soltaron una
palabra al respecto, y los otros no van a levantar la mano contra ti.
— Tienen miedo de mí, ¿no es así? Temeroso de que voy a matar a todo el que
se levanta contra mí.
235
— Cada rey tiene sus enemigos.
Cain se sacudió hacia atrás, sorprendido por la revelación. — ¿Por qué iba yo a
dejar que ella observe?
— Tú querías que no tenga miedo por más tiempo. Querías que ella supiera que
habrías de matar a cualquier dragón por ella.
Cain se dejó caer sobre la cama. Faye sabía todos sus secretos, lo había visto más
salvaje, sin embargo, ella todavía lo amaba. Ella era más fuerte de lo que jamás podría
haber imaginado. Si ella había estado a su lado cuando él había matado al rey malvado,
¿iba a estar a su lado ahora, cuando él se puso a sí mismo desnudo ante ella?
236
Capítulo Treinta Seis
Sus ojos en la puerta, vio abrirse. Nada menos que Cain entró y cerró la puerta
detrás de él. Se quedó allí de pie, con los ojos en busca de ella y luego moviéndolos sobre
su cuerpo como para asegurarse de que ella estaba bien. Esa acción la ponía aún más
nerviosa. Sus manos juntas delante de su estómago, ella dio un paso vacilante hacia él.
Cain hizo un gesto hacia el sofá frente a la chimenea. — Creo que debes sentarte.
Así que la noticia era mala. Muy mal. Nadie le pedía a otra persona sentarse por
una buena noticia. — Prefiero estar parada.
— Está bien. — Ella lo vio tragar saliva, antes de que su boca se abrió de nuevo
para hablar. — Hubo un intento contra mi vida.
Faye jadeó e instintivamente apretó una mano contra su pecho. — ¡Oh, Dios, no!
— Estoy bien.
— ¿Qué pasó?
— Fui a ver a Robert en su celda para hablar con él. Cuando llamé al guardia
para abrir la puerta, no me dieron ninguna respuesta. Pero oí una pistola cagarse.
237
Sus pies la llevaron a él, y sus manos llegaron para él, buscando de retención en
la camisa. — ¡Cain! ¡Oh, no! — La idea de que la vida de Cain estaba en peligro le cortó
el suministro de aire. — ¿Quién era?
— No lo sé.
Aturdida, ella lo miró fijamente. Mientras que ella estaba al tanto de los túneles
y la forma secreta de paso entre ella y la habitación del rey, ella no conocía todas las
otras vías subterráneas. Cain sólo le había mostrado la entrada que necesitaba saber. —
¿Hay una entrada a los túneles en el bloque de celdas?
— Me salvó la vida.
Cain acarició sus manos sobre sus brazos. — Robert está seguro. — Dejó caer la
cabeza. — Quiero pedirte disculpas. Tenías razón. Robert no es un traidor. Después de
lo que pasó en la celda, creo firmemente que Robert fue inculpado, tal vez incluso para
atraerme hacia abajo allí a él por lo que el asesino podría deshacerse de mí y culpar a
Robert por ello. No puedo saberlo con seguridad.
El alivio viajó a través de ella. Cain había tomado su consejo después de todo y
dado a Robert una oportunidad. Pero el alivio no fue de larga duración, ya que por sus
consejos había aterrizado en esta peligrosa situación. — Lo siento mucho, Cain. Si no
hubiese puesto tal presión sobre ti para ver a Robert, esto no habría sucedido. — Ella
sintió que las lágrimas brotaban de sus ojos y trató desesperadamente de empujarlas
hacia abajo.
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— ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Dónde está el guardia que hizo esto?
Cain negó con la cabeza. — El guardia está muerto. Lo más probable asesinado
por quien esté detrás de esto. Mis hombres están buscando al asesino, pero no tienen
mucha esperanza. Él no dejó ninguna pista. Encontramos un arma que fue muy
probablemente utilizada para matar al guardia. Haven comprobó las huellas dactilares,
pero no había ninguna.
Faye buscó en sus ojos. — Él va a intentarlo una y otra vez hasta que lo consiga,
¿no es así? — ¿Cómo estaría Cain siempre a salvo?
Instintivamente, ella trató de apartarse de él, pero sus manos envueltas alrededor
de sus brazos y no le permitieron escapar.
— Pero yo no puedo seguir mintiéndote por más tiempo. — Él cerró los ojos por
un momento.
239
Todo su cuerpo entumecido, se dirigió al sofá y se sentó, con la espalda rígida.
¿Iba a decirle ahora que había otra mujer después de todo?
Los cojines del sofá pulsando cuando él se sentó cerca de ella, su cuerpo se volvió
de lado para hacerle frente, sus manos para llegar a la de ella, sosteniendo suavemente.
— Eso no es todo.
¿Qué otra cosa podría ser? — Estás de vuelta ahora. Puedes luchar contra todo el
que esté detrás de esto.
La triste sonrisa que Cain le dio le hizo un nudo en el corazón con el dolor. —
Faye, no me he recuperado de la amnesia.
No entendió, ella negó con la cabeza. — ¿Qué quieres decir? Cualquier lesión no
mortal en un vampiro tiende a sanar con el tiempo. Y volviste. Así que debes recordar.
240
recuerdo nada de mi antigua vida. Nada acerca de nosotros. Es por eso que yo no podía
decirte lo que necesitabas saber de mí.
Cain volvió la cabeza hacia ella y juntó las manos una vez más. — No es todo.
Puede que no recuerde el amor, pero eso no significa que yo no lo siento.
Sus pestañas se levantaron y sus ojos se abrieron mientras ella contuvo el aliento.
— Lo siento mucho, Faye, pero tienes que saber esto: me acosté con otras
mujeres. Yo no sabía que existías. Si lo hubiera sabido, nunca habría tocado a otra
mujer. — Cain dejó caer la cabeza. — Ninguno de ellas significo algo. En mis sueños
siempre fuiste tú.
Aunque le dolía oír que él había estado con otras mujeres, no podía culparlo. Sin
ningún conocimiento de su vida anterior, ¿cómo iba a haber sabido ser fiel a ella? Faye
le puso la mano en su antebrazo. — No te culpes. Háblame de tus sueños.
241
Cain la miraba, una sonrisa vacilante en sus labios. — Hace varios meses que
empecé a soñar contigo. Sobre nosotros. Hacer el amor. Lo vi todo tan vívidamente,
pensé que era real. Es por eso que tuve que volver cuando John vino a verme la semana
pasada y me habló de ti. Sobre el hecho de que Abel te había propuesto matrimonio. Yo
sabía que tenía que luchar por ti.
Él negó con la cabeza. — Yo no he venido de nuevo por el reino. Volví sólo por
ti. Lo que sentí en mis sueños se hizo realidad. Tú te convertiste en realidad. Y la forma
en que tratas a esos extraños y los ayudas, verdaderamente reveló tu corazón para mí. Y
tu confianza en Robert sólo consolidó lo que ya sabía.
Una lágrima escapó de su ojo y corrió por su mejilla, dejando un rastro caliente
a su paso. — Cain. — Fue todo lo que pudo decir.
A través de las lágrimas en sus ojos, Faye asintieron, pero las palabras le fallaron.
En cambio, llegó a él y lo atrajo hacia sí, apoyando su frente contra la de él.
Ella se echó hacia atrás una fracción y tomó su rostro entre sus manos. — Oh
Cain, pero eres el hombre que amo. Eso nunca va a cambiar.
Un momento después, sus labios estaban sobre los de ella, y su corazón se abrió
para darle la bienvenida a casa.
242
Capítulo Treinta y Siete
Los labios de Faye dieron a Cain toda la tranquilidad que necesitaba para dar el
siguiente paso. El pasó final. No tenía la menor duda de que si su propia vida estaba en
peligro, por lo que la de Faye lo estaba. Y sólo había una manera de asegurarse de que
él realmente podría protegerla.
Faye abrió la boca y se apartó de él, pero sólo lo suficiente para mirarlo a los ojos.
— ¿Ahora?
— Sí. Mi amor.
Se puso de pie y la levantó en sus brazos. Sus manos atadas detrás de su cuello,
y ella trajo sus labios de nuevo a él para darle un beso. Finalmente, podía dejarse ir. Le
había dicho todo, y ella lo había perdonado. Nada se puso en su camino ahora, nada
más que su ropa.
243
Él la acostó en la cama, al mismo tiempo que se libraba a sí mismo de sus zapatos,
antes de deslizarse fuera de sus delicados pies y dejarlos caer al suelo.
— Pero tú reino…
Ella le sonrió. — Has cambiado. Hace un año las necesidades del reino eran más
importantes para ti que cualquier otra cosa.
— Debo haber sido un tonto. — Cain bajó sus labios a los de ella y tomó posesión
de su boca, con ganas de mostrarle lo que sentía por ella, cuando llegó bajo su piel.
Finalmente pudo explorarla sin pesar, sin culpa por las mentiras que le dijo. Sólo
existía la verdad entre ellos ahora, y eso hizo estar en sus brazos mucho más perfecto.
— Te amo, — Cain murmuró entre tomar un respiro y capturar sus labios una
vez más por un beso más profundo, ahogando cualquier respuesta que ella sentía por él.
No hay palabras que eran necesarias ahora, porque podía sentir la profundidad
de su devoción a él en la forma en que su cuerpo se apretó contra él, la forma en que su
caderas empujaron frente a su pelvis, pidiéndole en silencio hacerla suya. Al igual que
244
su lengua bailaba con él en una danza de apareamiento tan antigua como el tiempo
mismo.
Lentamente, con movimientos suaves, Cain empezó a sacar capa tras capa de la
ropa, primero la camiseta, luego sus pantalones vaqueros. Luego le permitió hacer lo
mismo con él, para despojarlo de su camisa y sus pantalones. Él la detuvo cuando llegó
por sus calzoncillos bóxer.
Él no podía evitar reírse. — Oh, yo no voy a hacerte esperar, sólo para mí. Te hare
llover con placer en este instante.
Faye deslizó su mano sobre su nuca y tiró de él hacia ella. — Me gusta el sonido
de eso.
Él rozó sus labios contra los de ella en un toque ligero como una pluma, mientras
que más abajo, se trasladó a la “v” de sus muslos, la ingle descansando contra su pelvis.
245
Incluso a través de la tela de su ropa interior, podía sentir lo mojada que estaba, lo
dispuesta para él.
Sus ojos se cerraron por obra suya, y su cuerpo se deleitaba en su sabor y la textura
de su carne. Su gemido sonó en sus oídos y confirmó que él le dio lo que quería. Deseoso
de complacerla, la lamió y chupo su hermoso pecho, mientras sus manos se ocupaban
para liberarla de la prenda. Cuando por fin había abierto el cierre, tiró el sujetador a un
lado.
La tentación de hacer algo más que lamerla era demasiado fuerte como para
resistir. Él permitió que sus colmillos rasparan contra su cálida carne y la sintió temblar
desde el contacto.
246
— Al diablo, — maldijo, liberando su pecho. Él no podía esperar. Él había
querido, pero no tenía ningún control sobre la bestia dentro de él que exigió a su
compañero. — Lo siento, Faye, te necesito ahora.
Sus ojos se encontraron cuando ella lo miró. — ¿Qué te tomó tanto tiempo?
Con todas las barreras que se han ido, él ajusto su polla, llevando su punta
temblorosa a la hendidura de Faye, y se sumergió en ella. Su calor lo encarceló al
instante, robándole el aliento. Sus piernas envueltas alrededor de él, sus tobillos
bloqueándolo como una prensa apretada, por lo que escapar era imposible. Ella lo había
encarcelado. Y no podía imaginar una prisión más celestial donde encontrarse a sí
mismo.
— Siempre te amaré, Faye, — murmuró, mirando a los ojos verdes que ya habían
comenzado a cambiar de color.
Con cada segundo que sus cuerpos se movían en sincronía con los demás, su iris
se apartó de un verde vibrante a un naranja profundo, a un rojo brillante. Ella era todo
vampiro ahora, sus necesidades primarias a su altura.
Colmillos afilados se asomaban desde sus encías superiores. La visión envió una
sacudida de deseo a través de él, por lo que su polla tiro con impaciencia. Sus ojos se
movieron, hormigueando en la vena que latía en su cuello. Él sintió que sus colmillos
pican más urgente ahora, deseoso de conducirse en su carne.
247
Una respiración para tranquilizarse, cerró los ojos con ella una vez más. — Eres
mía. — Tan pronto como las palabras salieron de sus labios, hicieron que presione su
boca sobre su cuello y perforar su piel suave con sus colmillos.
Debajo de él, Faye se arqueó hacia él, frotando su cuerpo contra el suyo.
Su dulce sangre se extendió sobre la lengua y salió corriendo por la parte posterior
de la garganta. Él tragó con avidez, tomando su esencia en él. Entonces sintió sus labios
en su hombro, justo por debajo de donde se conecta a su cuello. En el contacto, un
estremecimiento cargo a través de todo su cuerpo. Luego sus colmillos tocaron su piel,
y en su interior el fuego rugía con más violencia.
Sí, él amaba a esta mujer, la amaba con cada fibra de su ser. Y mientras tomaba
más y más de su sangre en él, Justo cuando ella tomó su sangre, podía sentir los cambios
que ocurrían en sus cuerpos. Podía sentir las vides del amor envolverse alrededor de ellos
para unirlos, para que sean uno. Sus corazones ahora latiendo con el mismo ritmo, sus
respiraciones llenaron sus pulmones con sincronía infalible. Y más abajo, donde se unió
su polla dentro de ella, otro latido tamborileó constantemente, llevándolos más alto con
cada segundo.
Cain tragó la sangre intoxicante de Faye y dejándose ir. Una oleada de placer se
apoderó de él, lo catapultó a un lugar donde sólo existía el amor y el éxtasis. El cuerpo
de Faye convulsionó, al mismo tiempo, su coño lo agarro firmemente y ordeño hasta la
última gota de semen de él.
248
Su orgasmo era más poderoso que nunca experimentado antes, pero otra cosa era
aún más increíble. Podía sentirla ahora. Él estaba en su mente, en sus pensamientos, en
su corazón. Calidez envuelta alrededor de él, protegiéndolo como un capullo suave, al
igual que la estaba protegiendo. Eran uno, libre de compartir su amor, sus pensamientos
y sus corazones entre sí.
Te amo, Cain, escuchó sus palabras resonar en su mente, aunque sus labios no se
habían movido.
Entonces algo blanco brilló frente a sus ojos, disparó a través de su cabeza como
una lanza y le hizo empujar con fuerza hacia atrás. El dolor atravesó su cabeza. Apretó
las manos contra las sienes, tratando de detener la explosión en el cráneo.
Lentamente libero su cabeza. El dolor se había ido tan rápido como había
llegado, pero había dejado algo con él.
249
Capítulo Treinta y Ocho
Faye puso su dedo en sus labios. — No tienes que explicar nada, mi amor.
Él le dio un beso rápido en los labios, la alegría lo llenaba. Saber que había una
persona que instintivamente entendía lo que estaba pasando dentro de él era una
bendición.
Un sonido provenía de la sala que Haven ocupaba con Blake y Wesley, y Cain
caminó hacia ella. La puerta se abrió antes de que Cain llegó a ella.
250
— Fue de nuevo a las celdas para ver si podía encontrar alguna otra prueba sobre
el asesino.
— Llámalo. ¡Ahora!
Blake sacó su celular del bolsillo de su pantalón y llamo. — Uh, mierda, no tengo
batería. Olvidé cargarlo. — Él lo metió en el bolsillo. — En un santiamén.
Cuando Blake se apresuró hacia las puertas dobles que dan al pasillo, Cain por
encima del hombro, — ¿Thomas regreso?
Solo con Faye ahora, Cain se volvió hacia ella y la tomó en sus brazos.
— Sólo puedo suponer que tu sangre me hizo eso. Fue una de las últimas cosas
que hice esa noche antes de que yo fui atacado. Bebí tu sangre por primera vez. Tal vez
provocó algo en mí que hizo todo volver deprisa.
Cain soltó a Faye y saludó a Gabriel y al brujo que entraron. — Gracias a Dios
que estás aquí. ¿Dónde está Maya?
— Ella fue a ver a sus pacientes para ver si están totalmente curados. ¿Debo
llamarla?
251
Cain negó con la cabeza. — Eso está bien. Vamos a cuidar de ellos primero. La
llamaremos más adelante. — Escuchó los sonidos que vienen desde el pasillo. — Vamos
a esperar a Haven y Blake, así no tengo que ir dos veces.
Frotando una mano sobre su cabeza, Cain buscaba una respuesta. Él estaba bien.
Más que eso. Después de haberse vinculado con Faye había hecho todo de nuevo. Pero
recordar los acontecimientos de la última noche de su vida anterior ahora lo obligaron
a tomar medidas. Rápidamente y sin piedad.
Varias bocas abiertas, obviamente, para felicitarlo, pero el levanto su mano para
detenerlos. — Gracias. Yo lo celebro con ustedes, pero no hay tiempo ahora. Tengo mi
memoria de regreso. No sé cómo, pero supongo que tiene algo que ver con la sangre de
Faye. En cualquier caso, no importa en este momento por qué recuerdo, sólo que lo
hago.
— Lo es. Pero eso no es todo. Creo que ahora sé quién está detrás del asesinato
que causó mi amnesia.
Haven dio un paso hacia él, aturdido. — Es Abel, ¿no es así? Ese hijo de puta.
252
— ¿John? — La pregunta no fue sólo de Haven, pero también se hizo eco de
Gabriel, Blake, y Wesley.
— Pero eso no puede ser, — Blake protestó. — Él te salvó y volvió por ti.
Cain miró a su amigo humano. — Entonces, ¿por qué me envío a una trampa?
— ¿Estabas armado?
Cain asintió. — Sí, pero yo nunca tuve la oportunidad de incluso sacar mi arma.
Él era fuerte. Sabía que era una lucha a muerte. Yo había pensado que había ganado la
253
partida, pero luego apareció una segunda persona. Fue John. Volví la cabeza, y lo vi. Le
dije que yo sabía que era él, y luego apuntó su arma a mí y apretó el gatillo. Sentí el
impacto en el cráneo y todo quedó a oscuras.
Haven negó con la cabeza. — Una bala de plata te habría matado. Sin embargo,
no estás muerto. Y al parecer, encontraron los restos de un vampiro allí.
— Eso es cierto. A pesar de que nadie en el palacio recuerda haber oído ningún
disparo, encontramos las cenizas, — dijo Faye, poniendo su mano en el antebrazo de
Cain. — Era inconfundible. Y puesto que tanto tú y John están vivos, el asesino debe
haber muerto. John debe haberlo matado.
— Sí, — Cain mordió fuera, — para cubrir su propio culo, así que nadie podía
testificar en su contra.
Cain se encogió de hombros. — Tal vez él se echó atrás al final y no pudo hacerlo.
Y cuando se dio cuenta de que había perdido mi memoria, él simplemente me arrastro
fuera a otra parte del país sin que yo me enterarse. — A pesar de que era una posible
explicación, no había sin embargo nada de por qué John entonces había venido a traerlo
de vuelta al reino. Cain suspiró, frustrado. Él sabía que algo no cuadraba. Sin embargo,
un recuerdo era tan claro en la mente de Cain: John había apuntado con su arma hacia
él y apretó el gatillo. — Tengo que enfrentar a John. Necesito saber la verdad.
Miró a sus amigos y emitió sus órdenes sin dudarlo. — Gabriel, Haven, los dos
vienen conmigo. Blake, Wes, quédate con Faye. — Cain fue hacia la puerta, pero se
abrió antes de llegar a ella.
Thomas y Eddie marcharon. — Hey, — Thomas les dio la bienvenida, con los
ojos mirándolos reunidos. — ¿Hemos perdido algo?
254
Cain asintió. — Sí, y creo que John era el que trato de matarme. Me llevo a una
trampa con un mensaje de texto en el que fui emboscado por el asesino.
Thomas y Eddie intercambiaron una mirada rápida, antes de que Thomas silbó
entre dientes. — Bueno, eso explicaría por qué Nicolette ha desaparecido. No podemos
encontrar un rastro de ella. Debe de haberla escondido en alguna parte, esperando
problemas.
Eddie se rascó la nuca. — Pero si John está detrás de esto, ¿no te parece extraño
que él le trajo de vuelta?
Thomas levantó una ceja. — Apenas cubriendo todos los ángulos. ¿Tiene el
teléfono?
— No estaba con las cosas que encontramos con el vampiro de esa noche, —
Faye interrumpido. — No sé dónde está. Tal vez John lo destruyó porque podría haber
llevado de nuevo a él.
255
— No, él no lo hizo. Ayer por la noche vi algo debajo de la cama en mi
habitación. Debe de haber caído y golpeado con el pie por debajo de ella la noche de la
emboscada. Nunca me lo llevé conmigo. Yo estaba demasiado apurado. — Y de acuerdo
con Faye, nadie había utilizado la habitación del rey desde entonces.
Mentalmente Cain negó con la cabeza. Mirar el teléfono sirve nada más que para
confirmar que John había enviado el mensaje y estableció la trampa para él. Pero
también sabía que Thomas era exhaustivo y siempre insistió en la verificación de toda
la información presentada.
Casi tropezó con Marcus cuando jaló la puerta abriéndola para correr fuera.
— Disculpe, señor, — dijo Marcus, respirando con dificultad. — Pensé que debía
saber: los delegados del clan Mississippi han sido vistos alrededor a una media hora de
distancia. Mis exploradores creen que están armados y son hostiles.
256
Marcus asintió rápidamente.
257
Capítulo Treinta y Nueve
La sala común de los guardias en el hall de entrada, donde los guardias recibieron
sus órdenes y colgaban entre sus turnos, tarareaba con la actividad. Los guardias estaban
preparándose, atando con correa en sus armas y preparándose para una confrontación
con los habitantes de Mississippi. Cain se detuvo en la puerta y dejó que sus ojos se
pierden en más de dos docenas de vampiros en la habitación, hasta que vio a John.
El líder de la guardia del rey miró por encima del hombro, con el rostro tenso. —
¿Sí, Cain?
John frunció el ceño. — ¿No puede esperar? Estoy poniendo a los hombres listos.
¿No has oído? Los delegados del clan Mississippi están en camino. Y no se ven amigable.
Espero un altercado.
Los hombres se apresuraron a seguir con sus preparaciones, mientras que John
salió de la habitación y al pasillo.
— ¿Qué es esto?
258
John lanzó una mirada curiosa al humano antes de girar la cabeza hacia atrás a
Cain.
Para su sorpresa, su guardia personal parecía contento con ese hecho. Sus
palabras sólo subrayaron esa impresión. — ¡Eso es maravilloso! ¿Qué pasó?
— Sé lo que hiciste, John. Recuerdo cada segundo de la noche donde casi fui
asesinado. — Cain hizo una pausa, esperando a que la cara de John demostrara que él
fue capturado. Pero parecía que John era un mejor jugador de póker que nadie que Cain
había conocido nunca. — ¿Qué tienes que decir de ti, John? ¿Por qué lo hiciste?
— ¿Hacerlo?
Cain negó con la cabeza. — Nunca esperé esto de ti. Éramos amigos. Yo confiaba
en ti. — Ellos siempre se habían cuidado las espaldas de los demás, cuando ambos
habían sido guardias. Cain había confiado en este hombre más de lo que había alguna
vez confió en su propio hermano. Esta traición se sintió como una puñalada en el
estómago.
— ¿De qué coño estás hablando? Si tienes tu memoria entonces sabes lo que pasó.
— ¡Yo no te dispare!
259
Cain mostró sus colmillos a él. — Dejar de mentir y párate por sus acciones como
un hombre, y no como una comadreja llorona. ¡Tú me traicionaste!
— ¡No!
— ¡Tengo pruebas!
John empujó contra él, haciendo que Cain lo libere. — No tienes ni puta prueba,
porque no hay ninguna prueba. ¡Porque yo no hice nada!
— Déjalo, John. Encontré a mi viejo teléfono celular. ¡Puedo demostrar que eras
tú!
Cain buscó en los ojos de su antiguo amigo. ¿Estaba mintiendo? ¿O había algo
de verdad en su afirmación de que era inocente? Cain había pensado que el tener de
regreso su memoria haría las cosas más fáciles, pero no lo hizo. Conociendo su historia
con John, cómo había luchado uno al lado del otro, cómo John había estado por él para
260
derrotar al viejo rey y salvar a los vampiros encarcelados, Faye incluido, hizo imposible
condenar a John directamente.
*****
Faye miró por encima del hombro de Thomas encender el teléfono celular que
estaba conectado actualmente a un cargador. Thomas se sentó en el pequeño escritorio
en su habitación y ya había abierto su ordenador y fue escribiendo en ella hasta que la
pantalla del teléfono celular viejo de Cain finalmente se ilumino.
Faye leyó. Era exactamente igual a lo que Cain había dicho. Él había recibido
una nota que debe venir a la cocina antigua de la plantación para averiguar acerca de
una conspiración. Sus ojos se dirigieron a la parte superior de la pantalla chica. — John,
— leyó en voz alta.
261
Faye negó con la cabeza. — Siempre culpé a John después de la presunta muerte
de Cain. Le echaba la culpa porque él no lo mantuvo seguro para mí. Pero que John este
en realidad detrás de esto es tan difícil de creer. Eran tan buenos amigos.
— Mis dos pacientes tienen miedo. Están preparándose para correr. Tenemos
que convencemos de que se queden aquí, o ellos correrán justo a las manos de los
hombres de su clan. Tienes que ayudarme.
— ¡Mierda! — Faye maldijo. Ella ya había dado un paso hacia Maya cuando
Thomas se apoderó de su brazo.
Ella negó con la cabeza e hizo un gesto a Maya. — Soy un vampiro, Thomas.
Puedo protegerme. Además, Maya está conmigo. Voy a estar bien.
Involuntariamente, Faye tuvo que sonreír ante las palabras de Thomas. Cain
siempre había sido excesivamente protector con ella, y ella tuvo la sensación de que
ahora que estaban en un vínculo de sangre, su necesidad de protegerla alcanzaría nuevas
alturas. Un vampiro vinculado por sangre protegía a su compañera con su vida.
262
— Escuché que las felicitaciones están en orden, — dijo Maya mientras se
apresuraban por el pasillo.
— Estoy muy feliz por los dos. Un vínculo de sangre es una cosa maravillosa.
Faye sonrió a la joven que era tan hermosa que ella podría haber tenido cualquier
hombre que ella quería. Sin embargo ella había elegido aGabriel, cuyo rostro lleno de
cicatrices habían rechazado Faye cuando ella lo había visto la primera vez. Bueno, era
asunto suyo. Empujó los pensamientos de su mente y se concentró en la tarea por
delante: mantener a David y Kathryn seguros.
Cuando Maya quería volver hacia las escaleras que conducen al vestíbulo
principal, Faye la tomó por el brazo y le indicó en la otra dirección. — Vamos a tomar
la escalera de servicio. Están más cerca de la cocina.
Maya le lanzó una mirada de reojo y sonrió. — Creo que ha ido bien. Sus
colmillos no han crecido totalmente todavía, pero por lo que pude ver cuando los
examiné justo después de la puesta del sol, las raíces están ahí, y en el caso de David se
pueden ver un poco de un diente ya. Creo que está funcionando. Tal vez otros dos o tres
ciclos de sueño y un montón de sangre, y van a ser sanados.
Faye suspiró con alivio. — Estoy tan contenta. Te estoy muy agradecida por
hacer esto. Nosotros no tenemos médicos aquí. Bueno, ninguno a los que los vampiros
podamos recurrir de todos modos. Y yo no podía realmente llevarlos a un doctor
humano. Hubiera sido complicado.
263
— ¿Investigación? — Preguntó con curiosidad Faye.
— ¿Y ahora?
— ¿Las mujeres vampiro? — Faye negó con la cabeza. — Pero las mujeres
vampiros son estériles. Todo el mundo sabe eso.
Faye se detuvo en la parte superior de las escaleras que apenas habían alcanzado.
— ¿Qué? — ¿Esta mujer estaba diciendo en realidad que un día podría ser posible para
una mujer vampiro dar a luz a un niño? Sus pensamientos se dirigieron inmediatamente
a Cain. ¿Podría ella y Cain un día convertirse en padres?
— Bueno, para decirlo en términos laicos, no es imposible que una mujer vampiro
conciba, pero el problema siempre ha sido que el feto no puede crecer en el vientre
materno, debido a que el cuerpo del vampiro rechaza el óvulo fertilizado como una
lesión y se cura que durante el sueño restaurador del vampiro.
— De la misma manera que los médicos humanos impiden que un ser humano
rechace un órgano que se trasplanta a ellos. Al reducir el instinto natural del cuerpo para
curarse a sí mismo.
264
Maya sonrió. — Estoy cerca de una solución. Puedo sentirlo. — Entonces ella
miró a su alrededor. — ¿Qué camino?
Un sollozo rasgó del pecho de Kathryn y envolvió sus brazos alrededor de David,
sujetándose a él como si ocultar su rostro en su pecho le impediría ser encontrada. El
corazón de Faye salió con ella. Ella había estado asustada así también una vez. Ella
sabía lo que la chica estaba pasando.
— Tengo otra solución, — dijo Faye. Sabía que debía hablar con Cain acerca de
eso primero y obtener su aprobación para lo que estaba a punto de hacer, pero la vida
de estos dos vampiros dependía de actuar sin demora.
265
Capítulo Cuarenta
Cain entro en la habitación de Thomas, John y los otros detrás de él. Thomas
levantó la vista de su ordenador.
— Sí, lo he cargado.
— No vayas ponerte como una fiera conmigo. No eres el primer vampiro que ha
tomado de repente una compañera. Ella y Maya saben lo que están haciendo. Sólo están
asegurándose de que los dos fugitivos no corran a nuestros visitantes no deseados.
Cain dudó por un momento, pero instintivamente sabía que Thomas tenía razón.
No podía vigilar a Faye veinticuatro/siete sólo porque él no creía que pudiera seguir
viviendo sin ella.
Faye, mi amor, ¿estás bien? Él envió a los pensamientos a ella a través de su vínculo
telepático.
Entonces él hizo un gesto con el pulgar hacia John mientras abordaba a Thomas.
— Muéstrale el mensaje de texto. Muéstrale cómo me atrajo a la trampa.
266
Thomas se levantó de la mesa y desconectó el cargador del teléfono. Entonces
paso por la pantalla y navego al lugar correcto. — Por cierto, no había ninguna
contraseña en él. Yo lo llamaría un riesgo para la seguridad.
Cain sintió que sus cejas encajaban juntas. — Siempre he tenido una contraseña
en mi teléfono. — Lo recordaba claramente.
— Debe ser otro John. ¡No soy yo! — John se dirigió a Cain, sus ojos suplicantes.
— Me tienes que creer.
267
Hizo un gesto hacia el teléfono en las manos de Cain. — No sé a quién acabas de llamar,
pero no era yo.
— Mi número no ha cambiado.
Cain miró a la pantalla una vez más y desplazo retrocediendo a través de los
mensajes, escaneándolos rápidamente. Luego alzó la vista. Recordó algunos de ellos. —
Eso no puede ser.
Thomas tomó el teléfono y golpeo algo en él. — Más fácil de lo que piensas. —
Levantó el teléfono, ahora muestra la entrada del contacto John. — Se puede cambiar el
nombre de un contacto cada vez que desee. Digamos que hiciste un error tipográfico
cuando originalmente lo introdujiste. Así que sólo tiene que ir de nuevo, y cambiar el
nombre.
— ¡Mierda! — John maldijo, deslizándose todos los ojos en él. — ¡Así que eso es
cómo lo hizo! Él se apoderó de su teléfono, quebró tu contraseña, y cambió su
268
información de contacto a la mía, así que cuando él te envió ese mensaje para enviarte
a una trampa, se vería como si hubiera venido de mí.
Cain casi chocó cabezas con John cuando ambos se inclinaron para leerlo.
*****
La llamada procedía del viejo teléfono celular de Cain, que Abel siempre había
pensado que había sido destruido. De hecho, él había buscado después de la supuesta
269
muerte de Cain con el fin de borrar toda evidencia de que podría llevarlo de regreso a él.
Pero nunca lo había encontrado y, finalmente, se había olvidado de él.
Pero ahora Cain lo tenía. Y había sido Cain, quien hizo la llamada. Había
reconocido la voz de su hermano.
¿Esto también quiere decir que Cain lo reconoció? Abel tuvo que encontrarlo,
porque todo su plan dependía de su hermano permaneciendo en la oscuridad para que
John pudiera ejecutar las órdenes que Abel le había dado.
Pero él no tuvo que recurrir a este tipo de medidas y esconderse. Las puertas
dobles estaban entreabiertas. Cuando Abel se asomó por la rendija, no podía ver a nadie
en la zona de recepción de lujo, pero oyó voces de la habitación a su izquierda: la puerta
de la habitación del líder de la guardia del rey, que ahora estaba ocupado por ese intruso,
Thomas, y su amante gay, estaban abiertas.
Abel quería resoplar, pero no se atrevió a hacer un sonido. ¡Qué vergüenza para
la raza de los vampiros tener a dos hombres vampiros dedicarse a la sodomía! ¡Bajo su
270
techo! ¿Cómo podía permitir Cain una cosa así? Cain no era apto para ser rey si él tolera
tales actos vergonzosos en su palacio.
Abel pasó a llevar su oreja a la brecha entre las dos puertas para escuchar más de
cerca la conversación, mientras que sujetaba su aliento.
— Antes de hacer nada, Cain... — Fue John quien habló, dudando por un
momento, antes de continuar, — Abel me tiene por las pelotas.
Abel se echó hacia atrás, con ganas de maldecir, pero no salió ningún sonido por
los labios. En su lugar, las apretó juntos. John iba a traicionarlo, revelando lo que se
suponía que debía hacer por Abel, a pesar de que esto significaría la muerte de su
amante.
Abel cerró sus manos en puños. No había tiempo que perder ahora.
Cambio de planes.
Tenía que actuar con rapidez y salvar lo que podía. Ahora los guantes saldrían e
iría a la yugular.
271
Capítulo Cuarenta y Uno
John dejó caer la cabeza. — Él tiene a Nicolette cautivo para obligarme a hacer
su voluntad.
— Lo siento, Cain. — John levantó la cabeza, sus ojos ahora mostrando su pesar
y dolor. — Él va a asesinarla en el momento en que se entera de que no te voy a matar.
Él va a hacerla sufrir.
Cain puso la mano sobre el hombro de John, apretándolo. — Aprecio lo que estás
sacrificando por decirme la verdad, John. Lo hago. Y yo haré todo en mi poder para
salvar a Nicolette.
John cerró los ojos, su mandíbula apretando ahora, su pecho subiendo y bajando
como si quisiera contener las lágrimas. Cuando abrió los ojos de nuevo, estaban
272
bordeados de lágrimas. — He luchado con esta decisión desde que me encontré con él.
Cada minuto desde que Abel la capturó. Ella está atado en alguna cabaña en algún lugar
de los pantanos, asustada. Le prometí que no pasaría nada con ella. Que regresaría por
ella. — Una lágrima corrió por su mejilla. — Pero eso no va a suceder ahora. Porque no
puedo matar a un hombre que he amado y admirado desde que lo conocí. Por tu culpa,
no puedo salvar a la mujer que amo. — La mandíbula de John como piedra. — ¡Y en
este momento, te odio por eso, Cain!
Cain saltó a un lado, pero en lugar de John arremetiendo contra él, jalo la estaca
hacia su propio pecho.
Al mismo tiempo, Haven abordo a John por detrás, mientras que Thomas pateo
las piernas de John debajo de él, haciéndole caer al piso.
Momentos más tarde, Haven y Thomas habían cubierto a John tendido al suelo.
Cain se puso en cuclillas junto a él. — ¡Eso no es una solución, John! ¿Me oyes? Vamos
a llegar Nicolette, sacarla de allí.
Cain nunca había visto a un hombre con tanto dolor emocional y la esperanza de
que nunca tendría que pasar por lo que iba John atravesando en este momento.
273
John volvió la cabeza, una mirada impaciente en su rostro. — ¿Por qué es tan
importante?
— Bueno, lo que sea, porque supongo que no sabes su ubicación exacta, ¿no?
Wesley asintió. — Bueno, ya que ella es humana, no debería ser demasiado difícil
de encontrarla. Puedo adivinar donde esta ella, que no podría hacer si ella fuera un
vampiro.
John hizo una moción para sentarse, y Cain hizo una seña a sus amigos para
dejarlo ir.
Wesley asintió con orgullo. — Soy un brujo. Por supuesto que puedo.
John suspiró. — ¿Y una vez que sepamos dónde está? Podría todavía ser
demasiado tarde.
274
— Recuerdo que lo mencionaste en el camino hasta aquí desde San Francisco
que estaba trabajando en uno, no es que en realidad lo habías perfeccionado, — dijo
John con una buena dosis de escepticismo en su voz.
Wes rodo los ojos. — He tenido un montón de tiempo para trabajar en mi oficio.
Así que ¿por qué todo el mundo aquí constante duda de mis habilidades?
Wesley intercambió una mirada con Blake que apareció casi conspirativa. — Tal
vez tienes razón. Vamos a mostrar a esos vampiros lo que el resto de nosotros hace fuera.
¿Quieres ayudar?
— Bueno, no importa. Puedo ver por qué tienes la necesidad de armarte con un
poco de magia para defenderte. La próxima vez sólo tienes que preguntar en primer
lugar. — A continuación, Wesley se apartó de Blake y le hizo un gesto a John. —
Necesito algo que pertenezca a Nicolette así que puedo adivinar donde esta ella. ¿Tiene
algo que llevaba, o un mechón de pelo, algo que con su sudor o su olor en ella?
275
Cain miró el frasco con él líquido rojo en el interior. — ¿Llevas su sangre contigo?
¿Por qué?
Cain asintió lentamente. Él entendió. Porque John no había sido capaz de hacer
el vínculo de sangre con la mujer que amaba, debido a la regla anterior que al líder de la
guardia del rey no se le permitió una vida privada, había recurrido a la siguiente mejor
cosa: tener siempre su sangre a su alrededor que la recordaba.
Cain tomo el brazo de John y la estrechó. — Una vez que esto termine, te
prometo que llegaremos a hacer que sea tuya si eso es lo que deseas.
John cerró los ojos con él, y en ese momento fue restaurada su antigua amistad.
— Bueno. Eso debería ser suficiente tiempo. Dedícate a tu trabajo. Que sea
rápido. Blake te ayudará. — Y él tenía la esperanza de que el brujo sabía lo que estaba
haciendo. Por el bien de todos. — El resto de nosotros, vamos por Abel y lo atraparemos.
— Entretenlos
276
Sin esperar una respuesta, Cain cargado fuera de la habitación y subió corriendo
las escaleras. Cuando llegó al vestíbulo de arriba, ya podía sentir la tensión que hacía el
aire tan espeso que podía haber cortado como un cuchillo.
En el porche, Gabriel y Eddie estaban, dos guardias más en sus lados, de espaldas
al palacio. Cain marchó entre ellos y se quedó mirando a los seis vampiros que estaban
en el camino de entrada justo debajo de los pasos. Detrás de ellos estaban estacionadas
tres camionetas negras, y los cristales tintados hicieron imposible ver cuantos más
vampiros estaban en el interior. O cuántos otros se escondían en el bosque que bordea
los jardines del palacio.
Cain tuvo un rápido vistazo alrededor. Varios de sus guardias estaban de pie en
guardia a lo largo de la calzada y los jardines, pistolas en ristre y a la espera de órdenes.
Cain bajó las escaleras y se acercó a su presunto líder que parecía sorprendido al
verlo, pero se contuvo rápidamente. — Victor. Puesto que estás a la cabeza, ¿supongo
que estás representando a tu rey?
Victor, cuya piel era del color del chocolate con leche, se río entre dientes. Sus
ojos eran de un azul vibrante de color gris, la evidencia de su herencia de raza mixta. —
Yo soy el rey.
— Lo que es bueno para uno es bueno para el otro, — el vampiro respondió con
una sonrisa.
277
Cain reconoció la referencia al haber matado al rey de su propio clan, sin
inmutarse. — Estas un día antes. Mi celebración de bienvenida no empiezan hasta
mañana por la noche. Entonces, ¿qué es lo que quieres?
Victor apretó los dientes. — Tenemos mucho que discutir. Pero de primera mano
sobre los traidores. — Miró a sus hombres. — O no vamos a ser el uso de palabras sino
los hechos para hacer que nuestra posición clara. Si quieres la paz entre nuestros dos
reinos, no menosprecies mi regla por los traidores que albergas.
A pesar de las palabras de Victor, Cain sabían que el clan de Mississippi no había
venido a hacer la paz. Estaban usando el hecho de que Cain albergó los dos vampiros al
que les quitaron los colmillos como una razón para acabar con cualquier negociación de
paz en su inicio. Pero en este momento, Cain no podía permitirse esta distracción.
— Ellos no están aquí. — Cain hizo una seña a los guardias detrás de él. —
Muéstrenles a nuestros visitantes el camino en nuestra propiedad.
Victor entrecerró los ojos cuando su mirada se desvió de repente pasando a Cain
y una sonrisa se extendió en su rostro.
Cain volvió la cabeza y vio a Lee, uno de los guardias en el porche, inclinando la
cabeza hacia el lado del palacio donde se encontraba la cocina de la plantación. Cain
apretó los dientes en disgusto.
— Parece que alguien ha visto los miembros errantes de mi clan, — dijo Victor
deliberadamente y marchó pasando a Cain. — ¿Vamos a ver dónde se esconden?
278
No tenía una elección ahora, Cain siguió a Víctor, con los ojos en silencio
comunicándose con Gabriel para cubrirlo. Con confianza Victor se dirigió a la pasarela
cubierta que conecta la cocina de la plantación con la casa principal y abrió la puerta.
Cain sintió a los otros hombres, así como a sus propios guardias siguiéndolos. —
Después de ti.
279
Capítulo Cuarenta y Dos
— De esta manera, — Faye susurró a David y Kathryn cuando ella los condujo
por el corredor y echó una mirada por encima del hombro para comprobar que los dos
vampiros permanecían cerca de ella.
Faye se volvió hacia ellos, presionando un dedo a los labios para ordenar que se
callaran, cuando un pensamiento atravesó su mente. Las celdas de la prisión. Cain había
escapado de allí a través de los túneles. Ella sabía que él y Robert habían estado en la
celda. No podría ser demasiado difícil de encontrar la entrada del túnel secreto.
280
Ella hizo un gesto de David y Kathryn para que la siguieran mientras corría en la
otra dirección, lejos de su habitación. Como nadie había cerrado actualmente en el
bloque de celdas, no esperaba que ningún guardia estuviera parado allí. Además, todos
estarían arriba, tratando de mantener a raya a los del clan Mississippi.
— Vengan.
— No tengas miedo. Hay una salida por allí. — Faye señaló a la celda que Robert
había ocupado. — Confía en mí. — Ella se acercó a la puerta y dio un paso dentro, casi
tropezando en el umbral. Miró hacia abajo y vio que la madera se había desgastado con
el tiempo y estaba suelta, creando un peligro de tropiezo.
Faye miró hacia atrás. Las puertas de las otras dos celdas estaban abiertas,
también, y detrás de la última era otra pequeña sala que los guardias usan para
suministros. Ella entró en la celda completamente y miró por encima hombro.
281
a sus dedos, lo que permite una cierta secuencia de presión que desbloqueara el
mecanismo para abrir el pasaje secreto. Sabía que tanto de las puertas en ella y en la
habitación del rey se abrieron de esa manera, y no tenía ninguna razón para creer que
éste funcionaba diferente.
— ¿Estás segura de que hay una salida? — David susurró desde la puerta.
Faye lanzó una mirada por encima del hombro. — Sí, tiene que ser. — Cain la
había usado. Y si hubiera encontrado mientras sufría de amnesia, por lo que sabía.
Faye giró la cabeza y vio cómo David agarró Kathryn. Faye se precipitó hacia él,
pero él ya estaba arrastrando Kathryn hacia el otro extremo del bloque de celdas donde
se localizaban los suministros. Ante el sonido de pasos creciendo más fuerte, Faye se
congeló por una fracción de segundo. Ella estaba a punto de sumergirse después de que
David y Kathryn se ocultaron en la sala de suministro con ellos, cuando se acordó de la
puerta del túnel. Ella giró sobre su propio eje y vio que ahora estaba completamente
abierta. Cualquier persona entrando en la celda lo vería. Ella se sumergió de nuevo en
la celda, pero su pie atrapado en el umbral desigual y tropezó.
282
Llegando a sus manos, ella luchó para mantener el equilibrio, cuando la persona
que entro en el bloque de celdas la alcanzó.
— Qué suerte.
— Abel, — se las arregló para hacerse eco, tirando de ella hasta estar de pie. Ella
rápidamente se volvió en su agarre, con la esperanza de bloquear su vista para que no
pudiera ver la puerta abierta del túnel.
Pero cuando vio su rostro, ella sabía que era demasiado tarde.
El aliento de Faye enganchado. Las palabras de Abel sólo podían significar una
cosa. Él había sido el que había intentado matar a Cain. — ¡Fuiste tú!
Antes de que pudiera decir o hacer cualquier otra cosa, Abel empujó un frasco en
la boca y forzó el contenido en su garganta. El amargo líquido envió un choque a través
de su sistema, provocando un espasmo involuntario. Luego sus movimientos lentos y
aunque ella trató de empujar contra él y se negó a tragar, su cuerpo no seguía las ordenes
de su mente.
— Entendido, ahora, — fue lo último que oyó decir a Abel antes de que la
oscuridad la envolvió.
*****
283
— Oh, hola, ¿puedo ayudarle? — La voz de Maya cortó al vampiro de
Mississippi.
Cain entró en la cocina detrás de Victor y miró a su alrededor. Sólo Maya estaba
presente. Suspiró con alivio. Los dos vampiros a los que les quitaron los colmillos habían
desaparecido, al igual que cualquier evidencia de la operación que había tenido lugar la
noche anterior. El lugar tiene un aspecto impecable y limpio, una pizca de lejía todavía
en el aire. Al parecer, Maya había lavado el lugar hacia abajo para deshacerse de olor de
David y de Kathryn.
Victor se volvió hacia él y miró a la puerta donde estaban reunidos los demás,
lanzando al vampiro que se quedó allí una mirada molesta. Cain no tuvo que dar la
vuelta para ver con quién se estaba comunicando. Lee ya se había marginado a sí mismo
como ser leal a Abel, dando una pista a Victor en donde podía encontrar los dos
traidores.
— Bueno, parece que me equivoqué, — dijo Victor con calma y asintió con la
cabeza. — Vamos a estar en nuestro camino entonces.
— Esto no ha terminado.
— Por ahora.
Sin decir una palabra, Victor salió de la cocina. Tan pronto como él estaba fuera
del alcance del oído, Cain miró a Lee antes de emitir su orden a Gabriel. — Atenlo.
— Pero, Su Majestad...
284
— Ella no lo dijo.
Pero no hubo respuesta. No es de extrañar. Ella tenía que saber que estaba furioso
con ella por haber revelado el secreto mejor guardado del reino. Pero eso no era incluso
la razón de que su corazón latía como un martillo neumático: Faye estaba tomando un
riesgo al navegar por los túneles por su cuenta. Ella no sabría que salir a la superficie
todavía podía correr directo en las manos de los ciudadanos de Mississippi. Mientras
salían de la propiedad ahora, Cain estaba seguro de que tenían algunos de sus hombres
repartidos por el bosque para mantener vigilancia sobre ellos. Si no atraparon a Faye
tratando de pasar de contrabando a los dos vampiros sin colmillos, tendrían que
capturarla.
Mientras tanto, envió sus pensamientos a ella. Faye, no tomes los túneles. ¡Vuelve!
Es demasiado peligroso.
285
— ¡Faye! — Le gritó a ella, su voz haciendo eco en el espacio confinado.
— No sé. — Él nunca había revelado las otras puertas secretas que llevaron a los
túneles, a pesar de que había planeado hacerlo una vez que ella fuera reina. Pero nunca
había tenido la oportunidad. — Ella no conocía a ninguno de los otros pasajes secretos.
— ¡Mierda! — Cain maldijo, de repente dándose cuenta de que ella conocía otra
entrada. — La celda. Le dije cómo me escapé de la celda. Ella debe estar usando esa
entrada del túnel. — Pero con un poco de suerte le llevaría un tiempo a encontrar el
mecanismo que abre la puerta. Frenándola y dándole la oportunidad de detenerla.
Sus ojos se posaron en el lugar en el que la puerta secreta se ocultaba, pero estaba
cerrado. ¿Faye no había estado aquí todavía? ¿O había simplemente la cerro detrás de
ella para asegurarse de que nadie lo encontrara? Era el escenario más probable.
286
— ¡Su Majestad, espera!
Giró y vio a David correr a la celda. Cain dio un suspiro de alivio. Faye no había
llegado al túnel todavía.
— ¡Oh, gracias a Dios! — Cain dejó escapar, casi con ganas de abrazar a David.
— ¿Faye? — Él miró más allá del más viejo vampiro para buscarla. — ¿Dónde está ella?
— ¡Joder! — ¿Por qué no lo había llamado para pedirle ayuda? ¿Por qué no había
utilizado su vínculo telepático para comunicar que necesitaba ayuda?
Él contuvo el aliento tembloroso y con ella el amargo olor que estaba en el aire.
Lo reconoció ahora. — La poción de Wesley.
Cain se volvió hacia la puerta secreta en la pared de piedra. — Tengo que salvarla.
287
Capítulo Cuarenta y Tres
A pesar de que Cain había sido capaz de averiguar qué rama del gran sistema de
túneles Abel había tomado siguiendo a su hermano y el olor de Faye, él había perdido
su rastro cuando surgieron en una zona boscosa cerca de tres kilómetros del palacio.
Cain maldijo y se volvió hacia John. El líder de la guardia del rey parecía agitado
y Cain sabía por qué.
— Abel habrá tenido tiempo suficiente por ahora para hacer que su carcelero
hiera a Nicolette, — dijo John, con los ojos suplicantes.
John asintió con la cabeza. — Pero no tenemos ninguna manera de saber que
funcionó. Por favor, dame un par de los hombres, y déjame liderarlos. Wesley tiene su
ubicación. — Él se pasó una mano por el pelo oscuro. — ¿Y quién sabe? Tal vez Abel
está en camino allí mismo. Baltimore estaba custodiando a Nicolette cuando me llevaron
y, sabiendo que prohibiste a Baltimore en el palacio después de que él volviera, debo
asumir que Baltimore regresó allí de nuevo y relevo a sus hombres. Él es el confidente
más cercano de Abel. Si alguien sabe lo que está planificando Abel, entonces es
Baltimore.
A pesar de que Cain sabía que John diría cualquier cosa para hacer caso para un
rescate rápido de su amante, él no podía negar que John tenía un punto sobre Baltimore.
Si alguien sabía dónde Abel podría estar escondido, o dónde se dirigía, tenía que ser su
mano derecha.
Era la única pista que tenían. Faye aún no respondía a sus llamadas telepáticas y
tenía que asumir que ella estaba todavía inconsciente por la poción de Wesley, aunque
era extraño que la poción del brujo estaba teniendo un efecto tan duradero. Con los
vampiros a quienes les quitaron los colmillos la poción no había durado más de quince
288
minutos. La idea de que Abel tenía algo más que noqueada hizo un escalofrío en los
huesos de Cain. No quería pensar en lo que Abel podría haber hecho con ella.
Tardó veinte minutos antes de estar frente dos SUV oscuros dirigiéndose en los
pantanos. Uno de ellos llevaba Cain, John Wesley, y Eddie. Gabriel, Blake y Haven
viajaban en el otro. Thomas y Maya se quedaron atrás en el palacio para mantener el
orden y el control.
— ¿Cuántos guardias más crees que están del lado de Abel? — Wesley, quien
conducía, le preguntó.
289
Cain se encogió de hombros. — Es difícil de decir. Simon seguro, pero está
muerto. Él fue el guardia en el bloque de celdas cuando Abel vino por mí y Robert. Pero
cuando nos escapamos a través de los túneles, Abel debió de darse cuenta de que tenía
que cubrir su rastro y no podía confiar en que Simon no lo delatara para salvar su propia
vida. Así que él lo mató.
Cain hizo una seña a John. — Yo no debería nunca haber dudado de ti.
Hubo un silencio en el coche por un tiempo y todo lo que Cain podía oír era el
motor, la respiración de sus amigos, y su propio latido del corazón.
El momento en que el coche se detuvo, Cain abrió la puerta y saltó. Sus amigos
lo siguieron. Detrás de ellos, el segundo SUV se detuvo. Gabriel, Haven, y Blake
salieron.
290
Wesley señaló un punto en la distancia. — La cabaña debe estar
aproximadamente cinco, seis cientos metros pasando la curva.
— Sugiero que nos separamos. Gabriel, lleva a Haven y Wesley aborden la parte
posterior. Asegúrese de que nadie se escape por ese camino. John, Eddie, y yo iremos
por delante.
Con John y Eddie por su lado, Cain, entró por la espesura, evitando el camino
de tierra que conducía a la cabaña. Él piso con cuidado, evitando hábilmente las ramas
rotas que podrían hacer ruido que se oía en la desvencijada choza apenas visible a través
de los árboles. No era mayor de cinco por cinco metros, con un techo que,
probablemente, se filtrara y una puerta que podría ser pateada en por niño de cinco años.
Cain hizo una pausa por un momento, haciendo un gesto a Eddie y John a hacer
lo mismo, mientras esperaba a que Gabriel y los otros consigan su posición. Cuando vio
el saludo de Haven a él desde el lado de la cabaña, lo que indico que estaban listos, él
asintió con la cabeza a John.
291
Cain se dio cuenta de que aspiro una respiración profunda. Entonces los colmillos
de John extendidos y sacó su cuchillo de plata de su vaina.
— ¡Joder, perra! Te voy a atrapar. — Fue Baltimore quien escupió las palabras
entre golpes fuertes.
Una mirada de pánico cruzó la cara de John, y una fracción de segundo más tarde
se abrió la puerta y cargaron hacia el interior. Cain estaba sobre sus talones, observando
como John apunto hacia Baltimore que se arrastra en el suelo, asomándose debajo de la
cama con un palo de escoba.
— ¿Qué hiciste con ella? — John entre dientes, conduciendo la hoja de su cuchillo
de plata de media pulgada en la parte blanda debajo de la barbilla de Baltimore. La
sangre goteaba de la herida. — ¿Dónde está ella?
John gruñó.
Por el rabillo del ojo, vio a Cain sus amigos entrar en la cabaña.
292
Cain miró por encima del hombro, cuando John gritó una vez más. — ¿Qué
demonios le hiciste a ella?
Wesley se acercó. — El hechizo funcionó, que te estoy diciendo. Ella debe haber
escapado.
Cain intercambió una rápida mirada con él. Entonces sus ojos se volvieron a la
rata. — Tienes que estar bromeando, Wes. ¿En serio?
Cain le puso la mano sobre el hombro de John. — John, ella está bien. Nicolette
está segura. — Hizo un gesto a Haven y Eddie. — Aten a Baltimore.
— Vamos, Nicolette.
293
Wes le lanzó una mirada tímida. — Lo siento, sólo un pequeño percance.
— ¿Crees? — John se abalanzó sobre la bruja, pero Cain saltó en medio de ellos.
— Que trate.
— Una especie de poción reversión. Hace que el último hechizo bajo el que
alguien está desaparezca. Ya sabes, como el botón de deshacer en un ordenador.
Wesley abrió el frasco y se dejó caer una pequeña cantidad sobre la rata. Un
momento después, aterrizó de espaldas. Una mujer de piel morena hermosa estaba
sentada en su regazo.
294
Cain se levantó. Estaba feliz por John, pero ahora llegó el momento de encontrar
a Faye. Se volvió a Baltimore, que ahora estaba atado a la estructura de la cama de
metal.
Cain cortó con sus garras a través del rostro de Baltimore, dejando cortes
profundos. La sangre se filtraba de ellos, llenando la cabaña con el olor de la sangre de
vampiro. — Inténtalo de nuevo. ¿Dónde está él llevando a Faye?
— No lo sé
— Sólo pude escuchar su lado de la conversación. Abel tiene que estar en algún
lugar en Nueva Orleans.
— ¿Dónde?
— ¡Vete al infierno!
— ¡Tú primero!
295
— ¡Hablas o voy a matarte!
Cain se quedó mirando a su adversario, pero sabía que era el más fiel seguidor de
Abel que conocía a profundidad: una vez que divulgue lo que sabía, ya sea John o Cain
lo mataría.
Cain miró a su alrededor y vio lo que estaba buscando. Tomó el teléfono celular
de Baltimore de la mesa. Luego sacó su teléfono del bolsillo y marcó el número de
Thomas. Residente genio TI de Scanguards respondió de inmediato.
296
Capítulo Cuarenta y Cuatro
Sus ojos se abrieron de golpe y se levantó, pero algo la giro hacia atrás. Al mismo
tiempo, el dolor se disparó a través de sus muñecas. Para su horror se dio cuenta de que
ella estaba acostada sobre una gran losa de piedra, las muñecas y los tobillos
encadenados a ella con la plata, el único metal que un vampiro no podía romper. El
contacto con el material tóxico hizo quemaduras en la piel. Las ampollas ya habían
empezado a formarse alrededor de sus muñecas, aunque la piel de los tobillos por suerte
estaba protegido por sus pantalones vaqueros.
Tratando de calmarse, ella luchó para ser racional. Abel estaba a la vista, lo que
muy probablemente significa que él la había dejado aquí para pudrirse. Pero ella sabía
que Cain la estaría buscando. Tenía que ayudarle a encontrarla.
Ella tomó sus pensamientos y envío un mensaje mental para él. ¡Cain! Cain,
ayúdame.
Yo estoy encerrada.
297
¿Dónde estás?
En una cripta.
Estoy encadenada a uno. Ella miró a su alrededor una vez más, centrando sus ojos.
¡Oh, mierda!
¿Qué?
¿Puedes encontrar algún nombre en absoluto? Tenemos que saber en qué cementerio estás.
Hay demasiados en Nueva Orleans.
Las lágrimas saltaron a sus ojos, pero ella los tragó y desplazándolas más hacia
el lado, dejando al descubierto una parte de la losa. Ella centró sus ojos.
298
Ella contuvo el aliento, retorciéndose aún más. Lun Ella exhaló bruscamente.
Montana Eso es todo lo que puedo ver.
Luego se relajó de nuevo en la losa y sus ojos vagaron por la pared hasta el techo.
Su corazón se detuvo.
¡Tienes que darse prisa, Caín! ¡Tienes que encontrarme! Hay un agujero en la pared y otra
en el techo. Cuando sale el sol, brillara directo sobre mí.
Y los espejos harían absolutamente seguro de que cualquier rayo que entrar en la
cripta la golpeara, sin importar en qué ángulo que entró. El sol no tendría que estar en
su punto máximo para hacer daño.
¡Oh, Dios!
— Bueno, hola, mira quién está despierta. — La voz amenazante de Abel vino
de detrás de ella.
Faye torció la cabeza y lo vio salir de detrás de uno de los espejos. Ella hizo una
nota mental de que la salida tenía que estar detrás de él.
La risa que rodó sobre sus labios la heló hasta los huesos y la hizo temblar. Y la
forma en que estaba vestido le hacía parecer como el diablo. Estaba revestido de Kevlar
de arriba a abajo, sus manos cubiertas de guantes de cuero oscuro, sus pies con botas
pesadas. En una mano llevaba un casco de moto con un escudo polarizada.
— Abel.
— Sí, Faye. Soy yo, pero entonces lo sabía todo el tiempo, ¿no? Nunca confiaste
en mí.
299
Estaba en lo cierto. En el fondo ella nunca había sido capaz de confiar en él,
aunque hasta el regreso de Cain nunca había hecho nada para merecer su vacilación a
abrirse a él.
— Cain te va a matar.
*****
El nombre parcial que Faye le había dado sólo podía significar una cosa. — Ella
está en la cripta de Montague. Cripta de nuestra familia. Tiene fácil acceso a la misma.
Cain miró por encima del hombro a Haven quien se sentó en el asiento trasero.
Wes estaba conduciendo. Blake estaba montando en el segundo SUV con John y
Nicolette. Se habían separaron y conducidos hacia diferentes sectores de Nueva Orleáns
para cubrir un área tan grande como sea posible una vez que se enteraron de la posición
de Abel. Pero Thomas no había sido capaz de localizar el teléfono celular de Abel. Él
no ha respondido al mensaje de texto que Cain había enviado desde el teléfono de
Baltimore, probablemente adivinando que su siervo ya había sido atrapado.
— Cementerio St. Louis número 3. Es en Esplanade Drive, justo al sur del Parque
de la Ciudad. — Miró el reloj del salpicadero. — Tenemos menos de veinte minutos
hasta la salida del sol. ¡Voy a conducir, Wes!
Cain tomó el volante y le indicó a Wes cambiar asientos con él. A través de la
abertura entre los dos asientos delanteros Wesley se apretó en la parte de atrás, mientras
que Cain atasco el pie en el pedal del acelerador y se deslizó en el asiento del conductor.
300
Conocía esta ciudad mejor y, en este momento, cada segundo contaba. Tenían que llegar
a Faye antes que el sol tuviera la oportunidad de brillar en la cripta.
— Llama a John y haz que nos encontraremos allí. Él conoce la cripta. Dile que
Abel abrió un agujero en el techo y la pared y encadeno a Faye a una tumba justo debajo
de él. — La idea de lo que le pasaría a ella si él no llegó a tiempo envió un escalofrío
recorrer su cuerpo.
Él contestó. — Tú…
— Oh, por favor ahórrame las acusaciones. No tenemos tiempo para eso. Tienes
unos quince minutos para rescatar a tu preciosa Faye, así que vamos a ir al grano.
Cain dio una patada al pedal del acelerador hacia abajo más lejos, lo que acelera
el coche a una velocidad de más de ochenta kilómetros por hora en el casi desierto Lago
Pontchartrain Causeway. A ambos lados de la carretera era sólo agua.
— Sabes lo que quiero. Mi reino. Se suponía que iba siempre a ser el mío.
Estuvimos de acuerdo en eso cuando nos deshicimos del viejo rey.
Cain recordaba muy bien que este había sido el plan. — La gente no te quiere
como su rey. Ellos me eligieron en su lugar.
— Debido a que jugaste al héroe. Pero esta vez no llegaran a elegir. Yo voy a ser
rey. Y te vas a asegurar de ello. O Faye se quema hasta la muerte. ¿Es eso lo que quieres?
301
— Sí, sí, sí. Oí todo antes. ¿Qué estás tratando de hacer, llevarme a la muerte? —
Una risa malvada llegó a través de la línea. — Ahora escucha con atención. Vas a poner
a todos sus hombres frente a los jardines del palacio al instante. Eso incluye a todos los
miembros de tu guardia personal. Llámame cuando esté hecho.
— Pero ese es el punto, ¿no es así? Se llama matar dos pájaros de un tiro. Victor
conseguirá lo que viene a él. Y no juegues ningún juego, o voy a jugar juegos con tu
novia. Tengo a alguien viendo el palacio para asegurarme de que cumples.
— Cinco minutos.
— Voy a llamar a Thomas, — dijo Haven. — Wes, será mejor que tengas a algún
hechizo para ayudarnos.
*****
302
— Debe haber equipo de protección en la parte de atrás, — él llamó a Haven y
abrió el maletero. Haven corrió a su lado y juntos saquearon los elementos a su
disposición: una chaqueta oscura, una sudadera con capucha y guantes.
Cada vampiro tenía ese mismo sentido, un instinto de supervivencia. Envía una
señal de alarma a través del cuerpo de Cain ahora, haciéndole saber que en un momento
el sol infringiría el horizonte y los primeros rayos convertirían la noche en día.
Cain tomó el manillar y tiró a un lado, por lo que la moto perdió su paso en la
grava debajo de las ruedas. Si bien la rueda delantera de la moto se estrelló contra la
303
pierna de Cain, empujándolo al suelo, el motociclista se precipitó hacia él, aterrizando
en el pecho de Cain.
Cain bloqueo el primer golpe de su hermano con el antebrazo, y luego le dio una
patada fuera y rodó hacia un lado, saltando a sus pies en el mismo movimiento. Se dio
la vuelta para enfrentarse a él, pero Abel se había levantado de un salto con la misma
rapidez. Siempre había sido ágil. Cain cargo hacia él, abordando y golpeándolo contra
la valla de hierro forjado que rodea a la cripta. El hierro gimió bajo el impacto,
golpeándolo un poco.
Abel gruñó y luchó de nuevo, con los puños volando a la cara de Cain sin
protección, golpeando su cabeza de lado y haciendo sus vértebras un crack audible. Abel
aprovechó el tiempo que esto le compró para empujarse a sí mismo lejos de la valla. Pero
Cain se contuvo rápidamente y aterrizó un gancho debajo de la barbilla de Abel, la única
parte de la cabeza que no estaba protegido por su casco.
304
debajo de la barbilla de Abel, pero el brazo de su hermano le bloqueó justo antes de
llegar a su objetivo.
— ¡Nooooo! — Gritó.
No tenía otra opción. Tenía que salvar a Faye. Abel también lo sabía, si la risa
malvada detrás de su casco era cualquier cosa cerca.
Matar a su hermano tendría que esperar. Cain se liberó del agarre de su hermano
y corrió junto a él, saltando a sí mismo sobre la puerta de hierro.
— ¡Faye!
Faye yacía sobre una losa de piedra en medio de ella, tratando de retorcerse lejos
de los rayos del sol ya golpeándola. Pero las cadenas alrededor de sus muñecas y tobillos
le impedían moverse.
Corriendo hacia ella, se dio cuenta con horror de que en su lucha Abel había
perdido la chaqueta que había traído para ella. Él no tenía nada con que cubrirla. Se
sacó su sudadera con capucha oscura fuera y lo arrojó sobre ella, tapándole la cara y
parte superior del torso lo mejor que pudo.
305
Pero los rayos del sol siguieron brillando en ella, lastimándola. Del mismo modo
que el sol empezó a quemar su propio cuerpo. Sin embargo, él no podía pensar en sí
mismo ahora. Él tenía que rescatar a Faye.
— ¡Espera, cariño! — Le gritó a ella cuando él pateó la pierna contra uno de los
espejos, rompiéndolo en mil pedazos.
— ¡Cain!
Sus gritos continuaron, el olor de la carne quemada y el pelo cada vez más fuerte
ahora, mientras apuntaba al próximo espejo y se estrelló en uno también. Sintió sus
movimientos más lento cuando él destruyó el tercer espejo, pero no podía renunciar. Él
salvaría Faye o moriría en el intento.
Con sus últimas fuerzas, corrió hacia el centro de la cripta y saltó sobre ella,
cubriéndola con su cuerpo para protegerla del sol.
Las lágrimas ardían en sus ojos y dolor irradiado por la espalda mientras tomaba
el peso de los rayos del sol.
La oscuridad de repente cayó sobre la cripta, y sabía que su final estaba cerca. Él
iba a morir en sus brazos.
Todavía sentía su cuerpo bajo el suyo, aún se escucha su latido del corazón,
sentido su respiración. Pero sabía que en unos momentos iba a convertirse en cenizas y
ella no tendría una mayor protección contra el sol. Sólo una esperanza se mantuvo: que
había un cielo para los vampiros, y que se reunirían allí.
306
— ¡Oh, mierda! — Una voz masculina penetró la neblina en su mente.
¿Estaba delirando?
— Nicolette y yo nos las arreglamos para tirar una lona sobre los agujeros. Wes
ayudó con un hechizo porque el edificio era demasiado alto para que nosotros lleguemos
a la azotea.
Mirando hacia arriba, Cain vio que, efectivamente, los dos agujeros, el uno en el
techo y el otro en la pared de enfrente estaban cubiertas de algo oscuro. Aliviado, se puso
la capucha que cubría la cara de Faye. Su piel era de color rojo y cubierto de quemaduras,
desgarros rosas bordearon sus ojos, pero sus ojos se encontraron, y él lo sabía entonces
que todo iba a estar bien.
— Siempre.
307
La puerta se abrió, y dos personas más entraron: Nicolette y Wesley. Cerraron la
puerta detrás de ellos.
— Parece que necesitan sangre, — afirmó Wes. — Como yo lo veo, tienes tres
donantes dispuestos aquí. Elige tu opción.
— Sí.
— Sí, pero no están sólo atacándonos, también están atacando a su propio líder:
Victor.
Al instante las palabras de Abel volvieron a Cain. — Oh, Dios, eso es lo que Abel
quería.
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— ¿Qué?
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Capítulo Cuarenta y Cinco
Cain miró por encima de las cabezas de sus súbditos y otros invitados que estaban
reunidos en el gran salón de baile del palacio y llevo la copa de sangre a los labios,
tomando un sorbo. Una sensación de alivio y felicidad lo llenaba mientras observaba a
sus compañeros vampiros y los pocos humanos más un brujo mezclarse y, finalmente,
relajarse después de las horas de tensión de la noche anterior.
Junto a él, Victor, el rey del clan Mississippi dejó el vaso vacío en una mesa
cercana. — Estoy muy agradecido contigo y tus hombres por salvar mi vida.
Cain lo miró, inclinando la cabeza por una fracción. — Me alegro de que Thomas
fue capaz de actuar con tanta rapidez.
Victor negó con la cabeza. — Todavía no lo puedo creer. Mis propios hombres.
Tu hermano logró infiltrarse guardias en mi propia guardia real y convencerlos de que
me maten.
— Su codicia por el poder no tenía límites. Él pensó que podría tomar ambos
reinos en un solo golpe, deponiéndome al obligarme a retirar los guardias que eran leales
a mí, entonces permitir tomar el palacio con sus hombres, antes de que tus hombres te
mataran.
Victor frunció el ceño. — ¿Crees que era su plan desde el principio, cuando me
invitó a venir? Habló sobre las negociaciones de paz.
Cain se burlaba. — Mi hermano nunca fue alguien de paz, aunque sí creo que
había planeado las cosas de manera diferente. De lo que John me dijo, yo sé que él tenía
la intención de fijar mi asesinato a ti y tu clan, incitando así una guerra abierta...
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— Así que ¿por qué no seguiste las órdenes de Abel para retirar todos tus hombres
desde el palacio?
Cain dio al jefe de Scanguards una sonrisa de lado. — Esto se debe a que alguien
no tiene la intención de seguir órdenes, pero si darlas.
Victor asintió a Gabriel. — He oído que eres el que mató a Baltimore. Supongo
que no lo podías romper.
— Oh, nosotros lo rompimos. Es por eso que Thomas tomó algunos de los
guardias y se escondió en el palacio con ellos. Él sabía que algo iba a bajar.
Aunque Gabriel no dijo que Cain sabía que Thomas había tomado un par de
guardias leales y se ocultó en los túneles con ellos para estar listo para entrar en el palacio
de nuevo una vez que sabía Faye estaba a salvo.
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— Si se me permites explicar algo primero, por favor.
Cain asintió.
— Mi viejo rey no era mucho mejor que el tuyo. Muchos de nosotros habíamos
tenido suficiente de él y de sus crueldades. Así que decidimos deshacernos de él. Fui
elegido para sucederle. Pero eso no quería decir que las crueldades terminaron. Aún hay
facciones dentro de nuestro clan que siguen los pasos del antiguo rey. En cuanto a
quitarles los colmillos a esos dos individuos desafortunados: No fue culpa mía. Al
parecer, los guardias que Abel puso de su lado se encargaron de hacer esa carnicería a
esos dos vampiros.
Sorprendido por la revelación, Cain levantó una ceja. — ¿Estás diciendo que no
pediste eso?
— Yo los necesitaba para decirme quien realizó este acto de barbarie a ellos.
Necesitaba encontrar a los traidores en mi reino. Pero yo no podía confiar en nadie, así
que me fui junto con la farsa y llame a David y Kathryn traidores. Siento haber tenido
que engañarte. Espero que esto no se interpondrá entre nosotros cuando negociamos la
paz.
Una vez que Victor estaba fuera del alcance del oído, Cain se dirigió a Gabriel.
— ¿Algo nuevo?
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Con un movimiento de arrepentimiento de su cabeza, dijo Gabriel, — Lo siento.
Lo perdimos. Abel conoce la ciudad mejor que Haven. Haven nunca tuvo una
oportunidad de atraparlo.
Faye parecía deslumbrante en su vestido largo de color rojo sin tirantes, el mismo
vestido que había llevado en su sueño.
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Cain dio una patada la puerta de su habitación cerrándola detrás de él y llevó sus
labios a los de Faye. — Tuve un sueño.
— ¿Sí?
Una risa suave rodó sobre sus labios. — Mi amor, tienes una imaginación muy
mala.
— ¿La tengo? — Él la acostó en las sábanas frescas. — ¿O tengo una esposa muy
mala?
Faye bateó sus pestañas hacia él. — Tal vez deberías investigar esta afirmación
tuya.
Cain se encontró sonriendo hacia ella mientras abría el botón de sus pantalones
y deslizó la cremallera hacia abajo. — Es curioso, en mi sueño yo era el que dice eso. —
Él salió de sus zapatos y sacó sus calcetines, antes de dejar caer sus pantalones.
Los labios de Faye se abrieron en una respiración mientras ella dejó que sus ojos
se extienden sobre su cuerpo casi desnudo. Cain bajó la mirada a sus calzoncillos bóxer.
El contorno de su erección era claramente visible debajo de la tela negra. Levantando
los párpados una fracción, la miró.
Sus ojos brillaban con lujuria sin disfraz. — No juegues. Muéstrame lo que quiero
ver. — Sus manos lo alcanzaron. — Déjame sentirte.
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Cain metió los pulgares bajo sus calzoncillos bóxer y los empujó hacia abajo
lentamente, observando con deleite cómo el pecho de Faye se levantaba y cómo sus
pezones se endurecieron bajo la tela de seda fina de su vestido.
El aire frío se colaba contra su polla cuando finalmente se libró de la última pieza
de ropa y se puso delante de ella completamente desnudo. Su pecho se levantó con cada
respiración, y su corazón bombeo más sangre en su polla, por lo que su punta estaba
ansiosa hacia arriba, inclinándose hacia su ombligo.
Faye abrió la boca más ancha. Colmillos ahora se asomaban desde sus encías
superiores, descendiendo lentamente a su cuerpo entero. Él nunca había visto un
espectáculo más erótico.
La boca de Cain se secó. Al igual que en su sueño, ella estaba desnuda. Un nido
de pelo oscuro era lo único que conservó su sexo. Levantó la cabeza y se conectó con su
mirada.
— ¿Satisfecho? — Murmuró.
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Ella le ayudó a tirar de ella sentándola, antes de presionarla de nuevo en la cama.
Se acercó a ella empujó sus muslos más lejos con su rodilla para hacer espacio para sí
mismo.
Cuando sintió sus brazos venir a su alrededor y tirar de ella, sabía que el mundo
estaba correcto de nuevo. Sin una palabra, ajustó el ángulo y la penetró.
— Estaba tan asustada cuando me quedé allí atada a esa tumba. Pero cuando
escuché tu voz en mi cabeza, me dio fuerza. — Su mano acariciaba su nuca, haciéndole
estremecerse de placer.
— Voy a mantener a salvo ahora, mi amor. Como te prometí hace mucho tiempo.
Cain presionó sus labios a los de ella y la besó. Sus caderas comenzaron a
moverse en sincronía con el cuerpo de Faye, empujando, entonces, retirando, entrando
y saliendo de su hendidura de seda, que se conectó con ella. Su vínculo los había salvado
a ambos. Sin ella no la habría encontrado a tiempo. Los había hecho más fuerte.
El fuego entre ellos estaría siempre quemándolos vivos, al igual que lo hizo ahora
cuando sus movimientos se hicieron más urgente, más exigente, y la necesidad de
intimidad final estaba en su punto más alto.
Cain jaló sus labios de los de ella y dejó que sus colmillos emergen, mientras
conducía su polla dentro de ella con empujes implacables y sus muslos lo encarcelaron
en su centro. Los ojos de Faye brillaban de color rojo, al igual que los de él. Ellos fueron
impulsados tanto por sus necesidades más primarias ahora. Sólo una cosa podría agregar
al placer que ya corría por su cuerpo y dejándolo débiles.
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El momento en que los colmillos de Faye se condujeron en su carne, Cain se
estremeció violentamente. Un rayo tan fuerte como mil relámpagos cargo a través de su
cuerpo y en la punta de su polla. Él explotó.
Una ola lavo en su contra, y él sabía que era el orgasmo de Faye como cresta
ahora.
Ella era todo lo que iba a necesitar. No importa lo que le pasó a su reino en el
futuro, siempre y cuando tuviera a Faye, él sería feliz.
Fin
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