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UN ANALISIS CRISTIANO DEL ISLAM
UM LLDr. Fernando D. Saravi
Jesucristo o Mahoma
Un andlisis cristiano del Islam
editorial clie
Indice
Provooo
Pusracio
BI Islam: Introduccién.
I Historia
II, Eseritura y tradiciones
TIL. Doetrinas :
1. Dios
2. El universo
3. La revelacién
4 La salvacion | |
5. El ostado intormedio, ia resurreccién
¥ el juicio final
IV. Prdeticas
V. El sufismo
VI. Critica cristiana del Islam
1, Fuentes del Corén
2 Doctrinas del Coram
VU, Resumen.
Bibliografia .
Apéndice: La fe universal Baha't
La fe universal Baha'i
I. Historia
IL. Doctrinas
1. Dios
2. La revelacién
3. El universo
4, El hombre y la salvacién.
a
13
23
28
33
34
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64
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69
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95
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102
108
105
113
145. Escatologia 116
IIL, Organizacién y précticas 119
IV. Critica eristiana. 2. 2) 2.) . 192
V. Conclusiones . . 6. + 132,
Bibliografia. 134
Nota: A menos que se indique otra cosa, las citas
biblicas del Antiguo Testamento provienen de la Bi
blia de Jerusalén (2 ed., Desclée de Brouwer, Bilbao,
1975) y las del Nuevo Testamento de la Reina Vale.
ra Actualizada (Mundo Hispano, E] Paso, 1987)
6
Prélogo
Hace tiempo que el Islam dejé de ser una religién
de Oriente; actualmente es mundial. Ademés, no se
trata solamente de un conjunto de creencias, sino de
todo un estilo de vida que afecta las artes, 1a juris-
prudencia, la politica nacional, las relaciones exterio-
res, la familia, la posicién de la mujer, y la cosmovisin
de sus adeptos, por mencionar solamente algunos as-
pectos sobresalientes. Por ello, afecta la vida de una
multitud de seres humanos que hoy suman cerca de
mil millones, o sea una quinta parte de la humanidad.
Esta proporcién esta en constante crecimiento,
debido al poder econémico, 1a fuerza politica y la labor
proselitista de los islamitas. En todas partes del
mundo, incluso en nuestra América Latina, el ntimero
de musulmanes crece continuamente.
Nuestra comunicacién con los adeptos al Islam no
es, en general, buena. Debemos confesar sinceramente
que muchos de nosotros tenemos prejuicios en contra
de los islamitas, en parte derivados de lo que aprendi-
mos en la escuela, como la imagen del feroz guerrero
sarraceno blandiendo su sable.
El rechazo se ha acentuado con las cotidianas noti-
cias de la prensa internacional sobre atentados, ex-
plosiones y pirateria aérea, que muestra al Occidente
la peor faceta del Islam, y lleva a concebirlo como una
religién de violentos, a los cuales vale més evitar que
comprender.
No debemos equivocarnos: ellos son gente como no-
sotros, con sus defectos y virtudes, con sus esperan-
zas y necesidades de amor, carifio, interés. Tienen en
7alta estima a la familia, la hospitalidad y la lealtad,
Quieren ante todo ser fieles a Dios, y pueden ser ex-
traordinariamente célidos y afectivos
Como embajadores de Cristo, es nuestro deber
amarlos ¢ interesarnos en sus vidas actuales y sus
destinos eternos. Debemos servirles por amor a Jesu-
cristo, Sefior nuestro y Sefior también de ollos. Muchos
viven’en tierras lejanas, mientras que también hay
cientos de miles en nuestro propio continente, Unos y
otros necesitan conocer a Jess,
Para posibilitar la evangelizacién de los musulma-
nes, es ante todo imprescindible entender el origen
la base de la religién que colorea todos los aspectos de
su vida, Debemos saber cOmo piensan y sienten, y por
qué
Para ello se escribié Jesueristo o Mahoma. Cele-
bramos la aparicién de esta oportuna obra de Fernan-
do Saravi, quien con atinado criterio ha realizado una
enjundiosa sintesis del origen y el fundamento del Is-
lam, complementada por una precisa comparacién de
las Semejanzas y diferencias entre la fe isl4mica y la
fe cristiana,
Quien se interese genuinamente por comprender a
Jos musulmanes y en ganarlos para Cristo, hallaré en
estas paginas una valiosa fuente de recursos. (Es mi
ferviente anhelo que este libro sirva para extender el
glorioso Reino de Dios entre nuestros vecinos islémi-
cos!
Pastor Fepesico A. Bertuzzi
Director Nacional de Misiones Mundiales
Vicepresidente para Latinoamérica de
COMIBAM Internacional
Prefacio
De las grandes religiones del mundo, dos se desta-
an especialmente por su celo misionero, que se refleja
en una expansién constante. Ellas son el Cristianismo
el Islam. Con dos mil afos de historia, el Cristianis-
¢s seis siglos mas antiguo que el Islam, y tiene un
!~ mas de adeptos en el mundo. Claro esta que en
esta cuenta se incluyen los cristianos de todas las igle-
as y denominaciones, cuyo grado de compromiso con
el evangelio dista de ser uniforme.
El crecimiento del Islam en Ios iltimos aftos ha sido
espectacular, incluso en Occidente. Ello ha sido posi-
Ble, paradéjicamente, por la libertad religiosn eatable
ia como un principio cristiano de mutuo respeto. To-
(Mt, 16:24s,). Esto representa la entrega de
incondicional obediencia, de aceptacién decidida, de lo
que Dios disponga en la vida del disefpulo. Pero la cruz
no es sdlo exigencia, sino también bendicién: rescate
de la maldicion de la Ley, de la maldicién del pecado,
26. Véaso,v.g.B. Siede y otros, Cross, Wood, Troe en C. Brown,
0, 1:889-405; Jean Audessau y Xavier Lebn-Dufour, Crue, en Vo
‘cabulario de Teologia Bibiea (Ba. Rev., Herder, Bareelons, 1985,
p. 201-208); F. J. Taylor, Crose y A” G. Herbert, Curse, on A
Theological Wordbook of the Bible (SCM Press, London, 1950)
Entre los libros recientes, e] de John R. W. Stott, The Crose of
Christ (Inter-Varsty Press, Downers Grove, 1986) j el de Horacio
‘Av Alonso, Doctrina Biblica sobre la Crus (CLIB, Terrassa, 1990),
83libertad de las ataduras de las ereencias, y précticas
de los sistemas de valores del mundo, y sobre todo,
libertad de la autoidolatria, del «Yor: negarse uno
mismo no es optativo, sino esencial (Ga. 2:19; 3:13; Ro.
6; Col, 2:14-19, etc). La cruz significa también la iden-
tificacién con Gristo en una nueva vida, caracterizada
por la humildad de Cristo (Fil, 2:1-8; 1 Co, 2:16):
«Si lo soportdis cuando haeéis el bien y sois afli-
sidos, esto sf es aceptable delante de Dios. Pues para
esto fuisteis lamados, porque también Cristo sufrié
por vosotros, dejdndoos ejemplo para que sigdis sus
pisadas... El mismo levé nuestros pecadas en su
cuerpo sobre el madero, a fin de que nosotros, ha-
biendo muerto para los pecados, vivamos para la jus-
ticia. Por sus heridas habéis sido sanados» (1 P.2:20s.,
24),
Por todo esto, el cristianismo es inconcebible si se
Jo separa de la Cruz de Cristo,
5) Del mismo modo, como algunos de los pasajes
recién citados lo demuestran, la fe en la resurreccion.
de Cristo esta en el centro de nuestra fe salvifica, es
un aspecto esencial de la predicacién evangélica. Con-
fesar de corazén el Seforio de Cristo y su obra de
salvacién consumada en su muerte y garantizada por
su resurreccién es imprescindible, ¥ es esta fe lo que
los apéstoles anuncian:
“Cree en el Sefor Jesucristo y serds salvo, ti y tu
casas (Heh, 16:31).
“Cristo fue ofrecido una sola vez para quitar los pe.
cados de muchos. La segunda vez, ya sin relacién con
el pecado, apareceré para salvar a los que le esperans
(He. 9:28),
+E] Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido,
84
sino para servir y para dar In vida en rescate por
muchos» (Mr, 10:45).
6) Seguin la Biblia, en el juicio final el Juez serd el
mismo Seftor Jesucristo:
‘Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y
todos los angeles con él, entonces se sentara sobre el
trono de su gloria y todas las naciones serén reunidas
delante de él. Entonces separara los unos de los otros,
como cuando el pastor separa las ovejas de los cabri-
tos; y pondré a las ovejas a su derecha y a los eabritos
su izquierdas (Mt. 25:31-33; ef. vv. 34-46).
+¥ también (el Padre) le dio autoridad para hacer
Juicio, porque él es el Hijo del Hombre. No os asom-
bréis de esto, porque vendra la hora cuando todos los
que estan en sus sepuleros oirdn su vor y saldrén, los
que hicieron el bien para la recurreceién de vida; pero
los que practicaron el mal, para la resurreccién de con-
denacién» (In. 5:27-29)
«Porque es necesario que todos nosotros eomparez-
ceamos ante el tribunal de Cristo: para que cada uno
rreciba segxin lo que haya hecho por medio del cuerpo,
sea bueno o malo» (2 Co. 5:10).
‘Porque el Hijo del Hombre vendré en la gloria de
su Padre con sus angeles, y entonces pagara a cada
uno conforme a sus obras» (Mt. 16:27, RV. 1960)
7. Bl cuerpo de resurrecci6n seré mucho més que
una simple recreacién del cuerpo fisico, y en la vida
venidera no habra ya matrimonios:
«Asi como en Adén todos mueren, asf también en
Cristo todos serdn vivificados... Se’siembra cuerpo
animal, resucitaré cuerpo espiritual... Ast como he-
‘mos llevado la imagen del terrenal, llevaremos tam-
85Dién la imagen del celestial. ¥ esto digo, hermanos,
que la carne y la sangre no pueden heredar el reino
de Dios, ni la corrupeién heredar la incorrupeién» (1
Co, 15:22, 44, 495.)
“sEntonees respondiendo Jestis les dijo: “Los hijos
de este mundo se casan y se dan on casamiento. Pero
los que son tenidos por dignos de aleanzar aquel mun-
do venidero y la resurreccién de los muertos no se
casan, ni se dan en casamiento, Porque ya no pueden
‘morir, pues son como los angeles, y son también hijos
de Dios, siendo hijos de la resurreceiéne (Le. 20:34-36),
8, La poliginia y la ensefianza muslime con respecto|
al divorcio tampaco son conformes a las ensefanzas
del Serior y sus apéstoles. El propésito revelado de
Dios es que aqui en la tierra el varén y la mujer que
se desposan sean, los dos, una sola carne (Mt. 19:4-
19; ef 1 Co, 7:1-8; 1 Ts. 3:2, ete)
86Vil. RESUMEN
Muchas de las ensefianzas islémicas que concuer-
dan con Jas del Antiguo Pacto, son por ello mismo cohe-
rentes con la doctrina eristiana; sin embargo, otras e:
sefianzas de Mahoma son contrarias a las Bscrituras
neotestamentarias:
1. Negacién de la divinidad y de la filiacién divina
de nuestro Senor Jesucristo.
2, Negacidn de la muerte en la cruz y de la resu-
rreceién gloriosa de nuestro Sefior.
3. Negacién del poder salvador de la Cruz de Cristo,
y sus consecuencias para la vida cristiana.
4. Negacién de la divinidad del Espiritu Santo.
5. Supremacia de Mahoma sobre Cristo en orden a
Ja revelacién.
6. Encefanza de la poligamia que se extionde hasta
la eternidad.
7. Intolerancia religiosa, «guerra santa», promocién
de la esclavitud y del fanatismo religioso.
Si bien el Islam introdujo una doctrina y précticas
religiosas ciertamente més elevadas y con mayor con-
tenido ético que el politefsmo arabe prevalente en la
6poca de Mahoma, es evidente que sus ensefianzas dis-
tan mucho de la suprema relevacién del Nuevo Testa-
mento, a la cual el Corén contradice en puntos esen-
ciales, Mientras que la revelacién de Dios manifesté
un continuo progreso desde el Génesis al Apocalipsis,
en el Corén hallamos un retroceso de la libertad glo-
riosa de los hijos de Dios hacia los «rudimentos del
mundo», desde el espiritu hacia la carne (GA. 3:25.)
Es obvio que el Cordn es una elaboracién especial-
mente adaptada al gusto arabe de una serie de narra-
ciones provenientes de fuentes biblicas y extrabiblicas,
87que Mahoma pretendié elevar a la categoria de reve-
lacién divina. El profeta del Islam puso un poco de
orden en la tumultuosa vida de los beduinos, pero sin
quitarles nada de sus tendencias més caracteristicas:
exalt6 su orgullo al elevar su lengua a la categoria de
Jenguaje divino, su violencia al lanzarlos a la guerra,
santa y al tréfico de esclavos, su sensualidad al per-
mitir la poligamia, el divorcio y el concubinato, y su
tierra al proclamar a La Meca como la nueva Ciudad
Santa, Segin el especialista St. Clair-Tisdall,
El Coran respira el aire del desierto, nos capacita,
para escuchar los gritos de batalla de los seguidores
del Profeta... revela la operacién de le propia mente
de Mahoma, y muestra la decadencia gradual de su
cardcter a medida que pasé de entusiasta visionario
diligente y sincero, a impostor consciente y abierto
sensualista.,
La revelacion fantaseada gratified 1a vanidad de
los arabes, pero pronuncié sobre ellos una sentencia
de perpetuo barbarismo. Tal como eran cuando el pro-
feta vivia, es tal eomo son hay los érabes. Su condicion
‘es prueba de que el Islam es incapaz de elevar un pue-
blo a un nivel superior» (cit. por Shorrash, pp. 180,
192).
Por tado lo anterior, los cristianos no podemos acep-
tar a Mahoma como verdadero proféta, ni a sus «reve-
laciones» como provenientes de Dios. La evangeliza-
cién de los muslimes contintia siendo una ohligacién
de la Iglesia de Jesucristo, llamada a predicar a toda
persona. La tarea es dificil debido a la intolerancia re-
ligiosa de los paises isldmicos y a la actitud cerrada
de muchos muslimes. Sin embargo, no con ejército ni
con espada, sino con el poder del Espfritu Santo, esta
mision debe cumplirse y efectivamente se esta cum-
pliendo.
88
(Ibid, p. 51s.)
«Los tiempos actuales constituyen una nueva p!
mavera... el sol espiritual ha salido nuevamente para
guiar a la humanidad.
La Palabra de Dios es revelada en la actualidad por
Baha'u'llah... La religion mundial que fundé se llama
la Fe Baha't, y su propésito no es otro que la ereacién
de una civilizacién mundial, Ofrece a la humanidad
el renacimiento de la vida espiritual, junto con las
leyes y principios adecuados para incorporar ese
nuevo espfritu en un Orden Mundial y universal»
(bid, p. 8).
Para el bahaismo, la revelacién es a la vez progre-
siva y recurrente: «es un hecho que cada Revelacién si-
guiente es la vuelta de la Revelacién anterior» (Certeza,
p. 98). Cada nuevo Mensajero repite el mismo Men-
saje, aunque adaptado a las condiciones en las que le
toca actuar. Debido a esta necesidad de adaptacién,
cada nuevo Mensajero puede abrogar todo lo que sea
accesorio en las precedentes manifestaciones. El ba-
haismo sostiene axiométicamente que «la ensefianza
jones es la misma» (Reno-
107vacién, p. 53). Segin 'Abdu'l-Bahé, cada religién tiene
una parte préctica, que admite cambios, y una parte
espiritual permanente:
La parte espiritual nunca cambia. Todas las Ma-
nifestaciones de Dios y sus Profetas han ensefiado las
‘mismas verdades y han dado la misma Ley Espiritual
Todos han enseniado una ley de moralidad. No existe
division en la Verdads (Sabidurta, p. 158).
La Fe Baha sostiene que Baha'u'llah es el divino
‘Mensajero para la préxima gran civilizacién mundial;
el presente estado cadtico del mundo es considerado
lacrisis de la adolescencia de la raza humana, que ne-
cesariamente precede a su paso a la edad adulta bajo
la gufa de Baha’'ll4h, quien reine en una sola a todas
las grandes religiones mundiales. La respuesta a la
Jlabra de la tltima Manifestacién es criterio decisivo
le Juicio:
-Cualquiera de los sacerdotes de cada época que,
en el Dia del Juicio, reciba de la Fuente del verdadero
conocimiento el testimonio de la Fe, ciertamente se
convertira en el receptor de la erudicion, del favor
divino y de Ia luz del verdadero entendimiento. De lo
contrario, seré mareado como culpable de insensatee,
rnegacién, blasfemia y opresién» (Certeza, p. 29).
A quien conozea las doctrinas de las principales re-
ligiones Ie costar imaginar eémo sus muy dispares
ensefianzas podrfan ser conciliadas. Sin negar que
puedan haber puntos de contacto entre ellas, sobre
todo en el plano étieo, la tinica forma de lograr su uni-
ficacién es la seguida por el bahafsmo: extirpar las
creencias caracteristicas de cada religién y reinterpre-
tar convenientemente sus escrituras, mediante el mas
108
arbitrario alegorismo. Sélo asf pueden aceptarse todas
las religiones sin distincién: no siendo fiel a ninguna
de ellas.
“Baha'u'llsh... No pide a ninguna de las religiones
establecidas que acepte las leyes y reglamentaciones
de una de ellas, ni tampoco nos permite resolverio (al
problema) por medio de contiendas entre nosotros mis-
‘mos. En su propia revelacién eolma las esperanzas y
promesas de todas las religiones previas, esas prome-
sas rogistradas en sus propias escrituras, Su Libro de
Leyes posee la misma autoridad que los Diez Manda:
‘mientos 0 el Sermén de la Montafia, y es aceptable
para todas las religiones.»
“El bahé'i reconoce todas Ias “Biblias” del mundo
como procedentes de la misma Fuente, a través de una
Manifestacién de Dios. El puede, por lo tanto, encarar
al budista, hindi, cristiano, judo y musulmén sobre
un fundamento negado a miembros de sistemas mas
exclusivos... las Comunidades Bahé'ts estsin compues-
tas de gente procedente de todas estas religiones-
(Renovacion, p. 61)
Notese que no es Ja discusién abierta y sincera lo
que permite para el baha’i llegar a la verdad, sino la
aceptacién fiel y sumisa a las palabras de Bahé'u'lldh,
tan autorizada como las de Moisés o Jess, 0 mas que
ellas.
Tina tasis cantral de la Fe Raha es que los minise
tros de las diversas religiones son incapaces de com-
prender sus propias escrituras. ‘Abdu’l-Baha dijo: «Es
muy facil leer las Sagradas Escrituras, pero s6lo con
‘un corazén limpio y con una mente pura puede enten-
derse su verdadero significado» (Sabiduria, p. 61). En
otro sitio exhorté:
109“ (Sabidurta, p. 1dds
Con este presupuesto, el bahafsmo interpreta sim-
bélicamente todos los milagros de las Escrituras; nues-
tra comprensién religiosa debe ser tamizada por la
or ejemplo, la resurreccién de Jestis y el ascenso
de su cuerpo al “cielo” son dogmas esenciales en una
confesién de la fe cristiana, en sus significados litera-
les. {Cémo puede esta clase de religion estar en armo-
infa ton la ciencia y la razén? gCémo pueden los hom-
bres tener fe en esta clase de cosas?» (Renovacin, p.
78).
1134. El hombre y la salvacion
El bahaismo considera a todos los hombres como
intrinsecamente buenos. El mal es considerado como
la ausencia de bien, antes que como una fuerza inde-
pendiente. Aunque Baha'u'llsh habla de «Satands» y
del «Principe de las Tinieblas» (Certeza, p. 79s.), estas
alusiones serian alegéricas. Asi, 'Abdu'l-Baha dijo:
«El mal es imperfeccién, El pecado es el estado del
hombre en el mundo de la baja naturaleza, porque en
Ta naturaleza existen defectos tales como la injusticia,
Ja tiranfa, el odio, 1a hostilidad, la lucha... A través
de la educacién debemos librarnos de estas imperfec:
ciones... As{ como el hombre nace a este mundo de im-
perfeccisn, del vientre de su madre terrenal, asi nace
al mundo del espiritu a través de la divina eduea-
cién... cuando nace de este mundo al mundo del espi-
ritu, encuentra el Reino» (Sabidurfa, p. 197s,; subra
vyado mio)
+A los ojos del Creador, todos sus hijos son igua-
les... La nica diferencia que existe entre los miem-
bros de la familia humana, es de grado. Algunos hom-
bres son como nifios ignorantes y deben ser educados
hasta aleanzar su madurez. Otros son como enfermos,
xy deben ser tratados con euidado y earifio. Ninguno
es malo ni perverso, No debemos sentir repulsién para
‘estos pobres nitios. Debemos tratarlos con gran bon-
dad, ensefiando al ignorante y atendiendo cuidadosa-
mente al enfermor (Ibid., p. 154; subrayado mio)
Sobre la necesidad de un sacrificio expiatorio por el
pecado humano, un autorizado maestro baha't dice:
«Aceptamos el hecho de que nadie es perfecto, pero
que por la prédctica de los principios establecides por
Baha'u'llah y por hacer todo esfuerzo por vivir acorde
aud
con el cardcter del ser divino en él revelado, a través
de la oracién y del sacrificio personal, podemos llegar
ala final salvacién, como a ustedes (los cristianos) les
gusta llamarla.»
«Un cristiano puede hallar paz espiritual creyendo
‘en una expiacion vicaria. En el bahaismo esto es inne-
cesario. Aquella era pass. La nueva era de madure
espiritual ha amanecido a través de Bahé'wiléh, y
hemos de ofr sus palabras» (Martin, p. 273).
Dada su peculiar visién del mal y del pecado, no es
de extrafiarse que el bahafsmo enisefie que el alma
puede progresar indefinidamente, e incluso obtener la
salvacién en el més allé:
«La perfeccién Divina es infinita. Asf, pues, el pro-
«greso del alma es también infinito... Cuando el cuerpo
muere, el alma le sobrevive. jTodos los diferentes gra-
dos de los euerpos fisicos estan limitados, pero el alma
no tiene limites!» (Sabidurta, p. 97s.).
«Es posible que la condicién de aquellos que han
‘muerto en el pecado y en la incredulidad pueda llegar
a cambiar; es decir, que puedan llegar a ser el objeto
del perdén por medio de la generosidad de Dios, no
por medio de Su justicia... asi como las almas en este
mundo, eon la ayuda de las stplicas, los ruegos y las
oraciones de los seres santos pueden obtener desarro-
Ilo, lo mismo sucede después de a muerte. También
pueden progresar por medio de sus propias oraciones;
y con mas razén cuando son el objeto de Ia intercesion,
e las Manifestaciones Santas» (Arte, p. 185).
«Los baha’is ereen en la vida después de la muerte,
yen que el alma del hombre conserva su identidad y
es inmortal. Los bahé's no creen en la reenearnacién.
El hombre vive su vida aqui y /uego progresa en otras
mundos espirituales siempre en direccién hacia su
Creador» (Respuestas Bahd'ts, p. 11)
1155. Escatologia
El bahaismo ensefia lo que puede lamarse una -es-
catologia realizada». Babd’u'lldh sestablecié ol Trono
del Divino Reino en el centro del mundo, y por medio
del poder del Espiritu Santo revivié a las almas
establecio un nuevo ciclo» (Arte, p. 59). La nueva di
pensacin de divina gracia es considerada la Aurora
de una Nueva Era, el advenimiento del Reino terrenal
de Dios, y el Dia de la Resurreccién, Esta nueva econo-
mia divina se basa en una serie de principios formu-
lados por Bahé'u'lah, a saber (ef. Sabiduria, p. 139;
Renovaci6n, p. 71s.)
1) Busqueda independiente de la Verdad. Del mis-
‘mo modo que el sol ¢s uno, «la Verdad es una, aunque
sus manifestaciones sean diferentes... los hombres de
corazén iluminado vencran la Verdad, cualquiera soa
el horizonte de su aparicién» (Sabiduria, p. 142). Ast
hablé ’Abdu'l-Baha ante la Sociedad Teoséfica de Pa-
ris; en la préctica, la Verdad propuesta no es otra que
Ja doctrina de Bahgullléh.
2) Unidad de la religion, pues todas las religiones
ensefian, sogtin los baha’is, las mismas verdades ba-
sicas y revelan al mismo Dios
3) La Unidad de la raza humana. «Bn toda dispen-
sacién la luz de la guia divina ha sido enfocada sobre
un tema central... En esta maravillosa Revelacién,
este glorioso siglo, el fundamento de la Fe de Dios y
la sobresaliente caracteristica de Su ley, es el conoci-
miento de la unidad de la humanidad» (Abdu'-Bahé,
cit. en Renovacién, p. 575.)
‘4) El abandono del prejuicio y de la supersticién. Bl
prejuicio es «un apego obstinado a creencias, métodos
e instituciones desgastadas» (Renovacién, p. 65), como
la doctrina y la iglesia cristianas. «Los prejuicios
16
roligiosos, raciales, politicos, econémicos y patridticos
destruyen el edificio de la humanidad...» Las supers-
ticiones son creencias sin fundamento real, lo cual
incluirfa la resurreecidn y ascensién corporal de Jesu-
cristo a la diestra del Padre, al igual que nuestra
propia futura resurreecion corporal
lucacién obligatoria para todos.
fectiva igualdad de hombres y mujeres, en-
tendida en sentido de mutua complementacién, no de
competencia entre varén y hembra (Ibid., p. 68s.). En-
sefia la monogamia; admite el divorcio por incompa-
tibilidad.
7) Adopcién de un idioma internacional auxiliar. El
‘tbahaismo ha propiciado la difusién del esperanto como
ayuda para el establecimiento del nuevo Orden
Mundial.
8) Armonta entre ciencia y religién, de la que habla-
mos antes.
9) Principios politicos y econdmicos. Incluyen «tra-
bajo para todos, abolicién de los extremos de pobreza
y riqueza, una legislatura mundial, un tribunal mun-
ial, y Paz universal» (Ibid., p. 72). En el programa de
Bahé'u'lldh, es importante excluir a los ministros re-
ligiosos de la politica: «Los asuntos religiosos no deben
confundirse con la politica, en la situacién actual del
mundo (pues sus intereses no son idénticos)» (Sa-
diduria, p. 176). En el nuevo Orden Mundial, sin
embargo, religion y politica marcharén juntas «La paz
en esta era sera obtenida en dos etapas: primero, a
través de una federacion mundial y, mas tarde, por
medio de la unidad de la religién» (Respuestas Baha'ts,
p. 6).
10) El poder del Espiritu Santo como tinica fuente
del progreso humano. Este poder que inspiré a todos
los Profetas de antafio actiia hoy, naturalmente, a
través de la revelacién de Bahé'u'llah: “Debéis procu-
uyrar siempre vivir y actuar en obediencia directa a las
ensefianzas y leyes de Bahd'w'lah, para que todos los
individuos puedan ver en cada accién de vuestra vida
que de palabra y obra sois discfpulos de la Bendita
Perfeccién» (Ibid., p. 186).
118III. ORGANIZACION Y PRACTICAS
La unidad de la Fe Baha’ se cree absoluta: «No hay
sectas baha’is, No podrén existir nunca» (Renovacién,
p. 110). La ensenanza de Bahd’u'ldh ha sido fielmente
conservada y ampliada por ’Abdu'l-Bahé, y transmi-
tida por Shoghi Effendi y por sus sucesores
Localmente, los baha’is se nuclean en Casas de Jus:
ticia 0 Asambleas Espirituales, dirigidas por nueve
miembros elegidos por voto sobre la base de sus cuali-
dades morales ¢ intelectuales. El bahaismo carece de
sacerdocio o ministerio ordenado. Los Nueve son res-
ponsables, en cada comunidad, de la administracién,
de la ensefanza y de la disciplina. En las reuniones
calticas evitan todo ritualismo; consisten en lecturas
de porciones de diversas Escrituras, en especial de
Bahgu'lléh y 'Abdu'-Bahé, conforencias y miisica.
Pueden ser dirigidas por cualquier miembro apto de
la comunidad, y no tienen un esquema obligatorio. El
sostenimiento de la obra se realiza, segtin la informa-
cidn oficial, exclusivamente por contribuciones de sus
propios miembros; dichas contribuciones son volunta-
rias y secretas.
Las Asambleas locales designan representantes
para constituir Asambleas Secundarias 0 Nacionales,
que coordinan la accién de aquélias, sirven como corte
de apelacién, y representan a las Asambleas locales
ante otras Asambleas Nacionales y ante la Casa Uni
versal de Justicia. Esta iltima, compuesta de nueve
representantes de las Asambleas Nacionales, es el tri-
bunal supremo, y decide sobre la aplicacién e interpre-
tacién de las Escrituras, aunque no tiene poder para
modificarlas. En las decisiones locales, nacionales y
mundiales se busca el consenso, pero se sancionan
finalmente por votacién,
119Pese a la insistencia bahét en la biisqueda inde-
pendiente de la Verdad, es obvio que tiene su propio
sistema de censura. Fn una carta fechada el 12 de
marzo de 1929, Shoghi Effendi ordend que «nada debe
darse a la publicidad por cualquier individuo de la sec-
ta, si no es plenamente considerado y aprobado por la
Asamblea Espiritual de su localidad» (cit. per Van
Baalen, p. 143),
La sede central de la Fe Bah se encuentra actual-
mente en Haifa, el principal puerto de Israel, situado
unos kildmetros al sur de Akka. Sin embargo su prin-
cipal templo, llamado Mashriqu'l Adhkar, en persa
-Punto del Amanecer de la Alabanza» (a Dios), se en-
cuentra en Wilmette, cerea de Chicago. Disefiado por
el arquitecto Louis Bourgeois y construido a lo largo
de mas de dos décadas, quiere ser un santuario que
albergue todas las religiones. Martin lo describe como:
«tun edificio que utiliza el mimero simbélico nue-
ve, sagrado para los baha’fs. Su arquitectura es una
combinacién de sinagoga, mezquita y catedral, en la
cual hay nueve puentes de concreto, nueve pilares
representando a las nuove religiones mundiales vivas,
y nueve areos. El edificio esta bellamente centrado en
tun parque con nueve lados, nueve avenidas y nueve
portales, y conteniendo nueve fuentes. El servicio de
adoracién consiste en lecturas de los escritos de
Bahau'lith, ‘Abdu'l-Bahé y cualesquiera fuentes de
Jas principales religiones que se consideren en ese dia
significativas para los adotadores. Alrededor del domo
central del edificio hay varias citas tanto dentro como
fuera, todas las cuales ponen énfasis en la unidad de
todas las grandes religiones del mundo» (Martin, p.
278).
Existen otros cuatro templos en Franefort (Alema-
nia Federal), Sidney (Australia), Panamé, Kampala
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(Uganda) y dos més en construceién en la India y en
Samoa,
No debe pensarse que la insistencia baha’t en la
unidad de las religiones lleva a una tolerancia hacia
ellas como la que mostrarfa, por ejemplo, un budista.
Por el contrario, la Fe Baha'i es tan exclusiva como la
que més, El haha’ John Ferraby, on ol libro All Things
made New (Todas las eosas hechas nuevas, p. 285),
ce:
El que desee obtener membresia en la Comunidad
Bahsi y no dejar de pertenecer a otra organizacién
religiosa similar, demuestra con ello que no ha com-
prendido plenamente las enseftanzas del bahaismo y
no es, por tanto, aceptable. Por la misma raz6n, si un
baha'i insiste en unirse a una organizacién tal, des-
pués que su Asamblea le ha advertido que no debe ha-
cerlo, se halla expuesto a ser privado de su derecho
de voto en la Comunidad Baha'i.
Hay muy pocas organizaciones euyas creencias y
abjetivos sean totalmente compatibles con las ense-
fanzas del Bahaismo. Virtualmente todas las organi-
zaciones religiosas requieren una clase de ereencia
que el Bahaismo no puede suscribir»
Van Baalen, de quien obtuve la cita precedente (p.
148), sefiala también que la desercién del bahaismo es,
causa de persecucién, ademds de que tales «apéstatas”
son considerados como irremisiblemente perdidos (p.
144).
121IV. CRITICA CRISTIANA
Dejaremos ante todo claramente establecido que
muchos de los principios y objetivos propuestos por el
bahafsmo son en si excelentes e irreprochables: Paz,
Justicia y fraternidad universales, educacién y trabajo
para todos, respeto y consideracién a los nifios, igual-
dad de la mujer, bisqueda de la Verdad... son también
objetivos del cristianismo biblico. En consecuencia, no
son estas encomiables finalidades lo que hay que cri-
ticar del bahaismo, sino los medios propuestos y, sobre
todo, sus presupuestos dogmdticos.
En la introduccién de su libro La Renovacién de la
Civilizacién, David Hofman dice:
sPermitame asegurarle que, a pesar de que este
libro trata de religidn, no contiena alegata slgune por
credos, rituales, sectarismos o cualquiera de las doc:
trinas hechas por el hombre, que han ahogado el ver-
dadero espiritu de la religién» (p. 8).
Sin embargo, a ningin observador se le eseapard el
hecho de que la Fe Baha'i tiene una doctrina caracte-
ristica y dogmética. No puede ser baha'i quien rechace
a Bahé'u'lléh como mensajero divino, o no comparta
sus puntos de vista sobre Dios y sus Manifestaciones,
la unidad esencial de las religiones, la recta interpre-
tacién (simbélica) de sus correspondientes Escrituras,
etc. Es evidente que, en su anhelo de superar las dife-
rencias religiosas, la Fe Bahs't ha construido su propio
sistema, tan dogmético como los demés, y ha reunido
una comunidad para pertenecer a la cual exige fide-
lidad exclusiva a sus creencias y practicas distintivas,
En otras palabras, el bakaismo en realidad hace preci-
samente aquello que dice aborrecer.
122
Es falsa la afirmacién baba’ on el sentido de que
Jamés suftié cismas, pues en su breve historia sufrié
‘al menos dos, a saber, los relacionados con la sucesién
del Bab y de Baha'u'ligh (véase el apartado I, arriba).
Y si actualmente no se divide ya en sectas, ello se debe
a la centralizacién normativa de su ensefianza doctri-
nal. En el fondo, el bahaismo entraia una deliberada
falsificacién de la verdadera fe cristiana biblica
hist6rica:
(Van Baalen, p. 152).
«Primero, podemos discernir que, aunque islémico
cen origen, el bahafsmo se ha vestido cuidadosamente
en terminologia occidental y ha imitado a la cristian-
dad en formas y ceremonias siempre que ha sido posi-
ble, para volverse atrayente para le mente occidental.
‘Segundo, el bahaismo esta ansioso por no entrar
en conflieto eon los principios basicos del Bvangelio y
asf, los baha’is estin perfectamente dispuestos a que
Jos eristianos mantengan su fe de manera nominal,
siompre que reconozean a Bahé'u'lléh y los propios
generales de la Fe mundial Baha't,
‘Tercero, el bahafsmo deliberadamente socava las
doctrinas fandamentales de la fe eristiana, sea negén-
dolas de plano, o bien manipulando cuidadosamente
Ja terminologia para “diluie” el dogmatismo doctrinal
que caractoriza al cristianismo ortodoxo" (Martin, p.
22758)
123Una expresién de la posicién deliberadamente am-
bigua que el bahaismo adopta hacia el cristianismo en
Oceidente es el hecho de que los bahé’is suelen deno-
minarse eristianos con la excusa de que, a su manera,
creen en Cristo. Con el mismo fundamento podrian
lamarse budistas o muslimes, pero en nuestros pai-
ses nominalmente catélieos prefieren Mamarse preci-
samente cristianos. Es obvio que el bahafsmo poco
tiene que ver con la fe bfblica, como se verd a conti-
1, Dios. Aunque personal y trascendente, le ha pla-
cido revelarse al hombre. Yahvéh Dios hablé con
Abraham (Gn. 18) y se manifest a Moisés en la zarza
ardiente, Los cristianos creemos que fue el Hijo de
Dios, el Verbo, quien hablé con los Patriarcas del An
tiguo Testamento, y que el tinico Dios verdadero son
las tres Personas del Padre, el Hijo y el Espiritu Santo,
dJestis es Dios: «el Verbo era Dios... a Dios nadie le ha
visto jams; el unigénito Dios, que esté en el seno del
Padre, El le ha dado a conocer» (Jn. 1:1, 18 margen;
cf. 20:28; He. 1:8; 1 Jn. 5:20; Tit, 2:13; Ro. 9:5). El
Espiritu Santo también es Dios: «No sabéis que sois
Templo de Dios, y que el Espiritu de Dios habita en
vosotros% (1 Co. 3:16; ef. Heh, 5:35.; 2 Co, 3:17s., ete.)
2. La Revelacién. Bs cierto que ha sido progresiva,
yen el pasado fue traida de muchas formas a través
de los profetas; pero Dios «en estos iiltimos dias nos
ha hablado por el Hijo, a quien constituy6 heredero de
todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo»
(Fe. 1:ls.), La revelacion’de Jesucristo es definitiva,
y tiene validez permanente: «Mis palabras no pasa-
rn.» E] Nuevo ‘Testamento sienta sobradamente las
bases para una civilizacién de paz, amor y justicia, y
sus enseftanzas doctrinales y morales tienen un poder
transformador para todo buscador honesto de la ver-
124
dad. Precisamente alli Jestis y los apéstoles anuncia-
ron que antes del fin del mundo vendrian falsos pro-
fetas y falsos cristos como Bahdlulllsh:
«Muchos falsos profetas se levantardn y engaflarén
‘a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, se
enfriard el amor de muchos» (Mt. 24:11s)
“Mirad que nadie os engafe; porque muchos ven.
drdn en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo, y enga:
ftarén a muchos...” Entonees, si alguien os dice: “Mi
rad, aqut est el Cristo” o “Esté aed”, no le eredis. Por-
que se levantardn falsos cristos y falsos profetas, y
daran grandes senales y maravillas de tal manera que
engaiiarén, de ser posible, aun a los escogidos. /Mirad!
Os lo he dicho de antemano, Asi que, si os dicen: "Mi-
rad, est en el desierto”, no salgdis; o “Mirad, esta en
las habitaciones interiores”, no lo credis. Porque ast
como et relimpago sale del oriente y se muestra hasta
ff ovcidente, ast serd la venida dei Hijo del Hombre»
(Mt. 24:4s., 23-27).
“Ahora con respecto a Ia venida de nuestro Senor