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II. Introducción____________________________________________________ 4.
III. Planteamiento del problema_______________________________________ 5.
IV. Objetivos______________________________________________________ 6.
V. Justificación____________________________________________________ 7.
VI. Marco Teórico_________________________________________________ 8.
VI.I. Prácticas abusivas sexuales (PAS) _____________________________ 9.
VI.I.I Definición de PAS______________________________________ 10.
VI.I.II Clasificación de PAS___________________________________ 11.
VI.I.III Características de las PAS cometidas hacia otro NNA_________ 12.
VI.II La figura del adolescente que presenta PAS________________________
VI.II.I Definición de adolescencia________________________________
V.II.II Distinción terminológica del adolescente que presenta PAS_______
VI.III. Respuesta legislativa chilena frente a PAS________________________
VI.IV. Respuesta institucional chilena frente a PAS_______________________
VII. Análisis________________________________________________________
VIII. Conclusiones___________________________________________________
IX. Bibliografía______________________________________________________
II. INTRODUCCIÓN
Estudios internacionales sugieren que alrededor del 10% de los niños, niñas
y adolescentes serían agredidos sexualmente en su infancia (Capella, citado en
Castro & Ramírez, 2016), siendo esta situación similar en Chile al resto del
mundo.
IV. OBJETIVOS
Desde que Chile ratificó la Convención de los Derechos del Niño en 1990, ha
adquirido un compromiso que ha impulsado la elaboración de leyes y políticas
públicas a favor de la infancia y en específico, a la persecución de reparación de
delitos sexuales. Asimismo, desde este marco legislativo, ha emanado oferta
programática para la intervención tanto con agresores como víctimas que son NNA,
principalmente a través del Programa especializado en la intervención con
adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter sexual (PAS) y el
Programa de protección especializada en maltrato y abuso sexual infantil (PRM).
(Castro & Ramírez, 2016).
Como interventores del área psicosocial, ya sea o no, que se trabaje con
población infanto-juvenil, es muy relevante conocer esta información, puesto que
las estadísticas señalan que los casos de agresores sexuales adolescentes son
mucho más frecuentes de lo esperado, siendo un fenómeno que debe comenzar a
hacerse más visible (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).
Por otro lado, desde una perspectiva comunitaria, resulta imprescindible conocer
la oferta programática institucional para el abordaje de conductas sexuales
abusivas, lo cual podría permitir la realización de derivaciones oportunas,
favoreciendo los procesos de intervención de los NNA involucrados.
Por último, conocer los desafíos actuales en torno a esta temática, permitirá
generar nuevas acciones para su abordaje, tanto desde la investigación, como
desde la praxis.
Tal como lo plantea ONG PAICABÍ (2014), las prácticas abusivas sexuales
también pueden clasificarse. En una primera distinción es posible diferenciar PAS
con Contacto o sin Contacto, dependiendo si la agresión sexual implica toques
directos o contacto piel a piel entre el autor y la víctima (incluyendo desde roces o
caricias sexuales hasta penetración); o bien se trate de un abuso sin contacto
directo (por ejemplo exponerse desnudo con fines sexuales, espiar con fines
sexuales, hacer proposiciones o acoso verbal de tipo sexual, exhibir pornografía, o
molestar mediante internet).
Para ello, utilizó una muestra de tipo teórica, cuya principal característica fue
estar conformada por adolescentes de sexo femenino entre 11 y 17 años
involucrados en conductas abusivas de connotación sexual contra menores de 18
años. Estas adolescentes pertenecían al “Programa de Intervención Especializada
en niños, niñas y adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter
sexual (PAS)” adscritos a la red SENAME (Valenzuela, 2015).
Finalmente, como señala Miguel Cillero, "ser niño no es ser "menos adulto",
la niñez no es una etapa de preparación para la vida adulta. La infancia y la
adolescencia son formas de ser persona y tienen igual valor que cualquier otra etapa
de la vida". (Cillero, 2014).
Ahora bien, en cuanto a los delitos sexuales cometidos por menores de edad,
se debe tener presente que, según la legislación chilena, los NNA que incurren en
la conducta abusiva de carácter sexual que son menores de 14 años, están exentos
de responsabilidad penal, es decir, son inimputables. En cambio, cuando los
adolescentes tienen 14 años o más, son responsables por sus actos, es decir, según
la Ley 20.084 de Responsabilidad Penal Adolescente (LRPA), son imputables ante
la Ley (Ministerio de Justicia, en Castro & Ramírez 2016).
En cuanto al público objetivo de los PAS, sus usuarios se encuentran entre los
10 y 17 años de edad y han sido derivados por algún Tribunal de Familia o Tribunal
de Garantía. En este sentido es posible distinguir que de acuerdo a edad y
procedencia, el (la) adolescente podría ser un niño o niña menor de 14 años
inimputables ante la ley, por tanto su ingreso al PAS se origina mediante una Medida
de Protección emanada por el Tribunal de Familia competente en cada caso
(Valenzula, 2018).
IV. Metodología:
A lo largo de la revisión teórica realizada, se puede dar cuenta que si bien las
Prácticas sexuales abusivas cometidas por adolescentes presentan altos
porcentajes en relación a las cifras totales de agresiones sexuales a nivel país, es
un problema que ha sido poco abordado y sistematizado mediante investigaciones.
Dentro de los principales avances se pudo percatar que desde que Chile
ratificó la Convención sobre Los Derechos del Niño en 1990, ha elaborado leyes e
instituciones para proteger a NNA frente a todo tipo de vulneraciones incluyendo
aquellas relacionadas con la indemnidad sexual. De esta forma, durante las últimas
décadas ha comenzado a visibilizarse de manera progresiva las prácticas abusivas
sexuales cometidas por adolescentes, llegando a comprender algunos aspectos de
esta problemática compleja, lo cual permite hoy en día entender que estos casos
requieren ser intervenidos de manera especializada, no sólo considerando al
adolescente como un agresor, sino que también como una víctima de un sistema
familiar y social.