Sei sulla pagina 1di 7

Prof.

Emilio Cuello Filosofía

LA ÉTICA DE IMMANUEL KANT


Llaman a la puerta. Abres y ante ti hay un joven que
claramente necesita ayuda. Está herido y sangra. Le
haces entrar y le socorres; haces que se sienta
cómodo y a salvo y llamas a una ambulancia. Está
claro que esto es lo correcto. Sin embargo, según
Immanuel Kant, si únicamente le ayudas porque te
da lástima, no se trataría de una acción moral.

Introducción

Immanuel Kant nació en 1724, en la pequeña localidad de


Königsberg (Prusia oriental entonces, hoy dentro del territorio Los intereses de la razón
ruso), cuarto hijo de una familia humilde de once hermanos. Su En la primera de sus
padre pudo afrontar los gastos de la educación de su hijo con grandes obras -Crítica de
grandes sacrificios. Pero Immanuel mostró enormes aptitudes la razón pura-, Kant
intelectuales. Al completar sus estudios, se empleó como declara que sus intereses
preceptor en un par de familias nobles y luego ocupó una plaza racionales se resumen en
tres cuestiones:
de ayudante de bibliotecario. En 1770 fue nombrado
finalmente profesor ordinario de lógica y metafísica en la
1) ¿Qué puedo saber?
universidad de su ciudad. Se dice que era un profesor
excelente. 2) ¿Qué debo hacer?
3) ¿Qué puedo esperar?
Nunca se movió de su ciudad, donde llevó una vida rutinaria.
Se dice que los ciudadanos de Königsberg ponían su reloj en La primera de las
hora cuando veían pasar en su paseo diario al profesor Kant, cuestiones es teórica,
el individuo de hábitos más fijos y ordenados que se pueda concerniente a las
imaginar. Sin embargo, la obra que escribió es profundamente posibilidades del
revolucionaria. En la historia del pensamiento hay un antes y conocimiento humano; la
un después de Kant. Además de su teoría del conocimiento segunda práctica,
que tanta importancia tiene en el ámbito científico y metafísico, concerniente a la ética; y la
Kant también centró su atención en el tema de la moral. tercera, es teórica y
práctica, y consiste en
¿Cómo podemos llegar a descubrir qué es lo específico del
saber ¿qué puedo esperar
conocimiento humano y de la moral? No son, por supuesto, los si hago lo que debo?, y aquí
dogmas, o los mandamientos que varían de un lugar a otro, «esperar» se refiere a la
sino que hay que buscar el núcleo mismo de la moral. Kant lo felicidad.
centró en lo que llamaba un imperativo categórico.

1
Prof. Emilio Cuello Filosofía

La moral según Kant

Volvamos al caso del joven necesitado de ayuda. Según Kant, tu compasión es irrelevante
a la hora de determinar la moralidad de tus actos. Forma parte de tu carácter, pero no tiene
nada que ver con el valor moral de tus acciones. Para Kant, la moralidad no dependía sólo
de qué haces, sino de por qué lo haces. Aquellos que hacen lo correcto no lo hacen
simplemente por cómo les hace sentir: la decisión tiene que estar basada en la razón, ésta
te indicará cuál es tu deber, independientemente de cómo te haga sentir.
Kant pensaba que la moral no debía mezclarse con las emociones; que dispongamos o no
de éstas es, en gran medida, una cuestión de suerte. Hay personas que sienten compasión
y empatía, otras no. En cualquier caso, ser bueno debería ser algo que cualquier persona
razonable debería conseguir a través de sus propias elecciones. Para Kant, si ayudas a
alguien porque sabes que es tu deber, se trata de una acción moral. Es lo correcto porque
es lo que debería hacer cualquiera que se encontrara en esa situación.
Esto puede que te parezca extraño. Seguramente piensas que alguien que sienta lástima
del joven y le ayude está actuando moralmente, y quizá incluso que es mejor persona por
sentir esa emoción. Pero Kant lo tenía claro: si haces algo únicamente por cómo te hace
sentir, no se trata de una acción moral. Imagina que alguien siente rechazo cuando ve al
joven, pero que, a pesar de ello, decide ayudarle. A ojos de Kant, la acción de esta persona
es más moral que si únicamente lo hiciera por compasión. Esto se debe a que la persona
que siente rechazo estaría claramente actuando según su sentido del deber, puesto que sus
emociones le estarían empujando en una dirección completamente opuesta, animándole a
no hacer nada.

Imperativos categórico

Todo el enorme esfuerzo de reflexión que llevó a cabo Kant en su obra filosófica tuvo siempre
el objetivo de estudiar por separado dos ámbitos que ya había distinguido Aristóteles siglos
atrás: el ámbito teórico, correspondiente a lo que ocurre de hecho en el universo conforme
a su propia dinámica, y el ámbito de lo práctico, correspondiente a lo que puede ocurrir por
obra de la voluntad libre de los seres humanos. En el ámbito práctico, el punto de partida
para la reflexión es el hecho de que todos los humanos tenemos conciencia de ciertos
mandatos que experimentamos como incondicionados, esto es, como imperativos
categóricos; todos somos conscientes del deber de cumplir algún conjunto de reglas, por
más que no siempre nos acompañen las ganas de cumplirlas.
Según Kant, la moral está hecha de imperativos, de órdenes: hay que hacer esto, aquello, y
no hay que hacer esto o lo otro. Todos son imperativos, es decir, mandatos. La mayoría de
los imperativos de nuestras vidas son condicionales. Por ejemplo, si quiero tomar el avión
debo levantarme temprano. Es un imperativo condicionado a algo que yo quiero hacer: si
quiero llegar a tiempo al aeropuerto, a la hora que sale el avión, entonces tengo que
levantarme temprano. Esto es un imperativo condicional, o como también lo llama Kant, un
imperativo hipotético. Lo que Kant busca, como base de la moral, es qué imperativos hay

2
Prof. Emilio Cuello Filosofía

que no tengan condiciones sino que


tenemos que hacerlos sí o sí, no porque Razón práctica
vayamos a conseguir tal o cual cosa sino Su concepción de la ética aparece reflejada en
porque somos seres humanos racionales, a Fundamentación de la metafísica de las
éstos últimos los llama imperativos costumbres y Crítica de la razón práctica, en
categóricos. «Si quieres evitar la prisión, no las que la razón ya no se considera desde el
robes» es un ejemplo de imperativo punto de vista teórico, sino desde su uso
hipotético. Los imperativos categóricos son práctico. Según Kant, la razón nos ha sido
asignada como facultad práctica (además de
distintos. Te ordenan algo. En este caso el
teórica), es decir como capacidad que debe
imperativo categórico sería simplemente
tener influjo sobre la voluntad, y su destino es
«¡No robes!». el de producir una voluntad buena, no con
Los imperativos condicionales rigen respecto a tal o cual propósito (es decir, como
nuestras vidas, constantemente estamos medio), sino buena en sí misma. Por tanto, la
razón práctica es la determinación de la
dándonos órdenes a nosotros mismos de
conducta humana mediante conceptos. A
acuerdo con lo que queremos hacer. Sin
diferencia de la razón teórica, que se ocupa de
embargo, ingresamos en el ámbito de la cómo son las cosas, la razón práctica se
moral cuando nos regimos, no por tales interesa por cómo deben ser.
imperativo hipotético sino por imperativos
categóricos.
Un imperativo hipotético tiene la forma «si quiero tal cosa, entonces debo hacer tal otra» (por
ejemplo, si quiero conservar mi crédito y mi buen nombre, debo devolver el dinero que me
prestaron), pero la moral no puede basarse en ese tipo de imperativos, sino en aquellos que
plantean lo que debo hacer y no sólo lo que me conviene hacer. Los imperativos categóricos
son, por tanto, aquellos que mandan hacer algo incondicionalmente: «cumple tus
promesas», «di la verdad», «socorre a quien esté en peligro», etc. Según Kant, la moralidad
supone un verdadero respeto a los valores que están implícitos en la obediencia a los
imperativos categóricos, y naturalmente, actuar en contra de tales imperativos es totalmente
inmoral aunque pueda conducirnos al placer o a la felicidad.
No es que tales imperativos nos ordenen hacer algo «porque sí», sino que están al servicio
de la preservación y promoción de aquello que percibimos como un valor absoluto: las
personas, incluyendo la de uno mismo. A diferencia de los imperativos hipotéticos -que
tienen la forma «si quieres Y, entonces debes hacer X»-, los categóricos mandan realizar
una acción de modo universal e incondicionado, y su forma lógica responde al esquema
«debes -o «no debes»- hacer X». A veces lo que debo hacer y lo que me conviene coinciden,
pero frecuentemente se oponen. En tal caso, lo moralmente correcto es lo que debo hacer.
Pero ¿cómo saber en cada caso lo que debo hacer?
Kant advierte que los imperativos morales se hallan ya presentes en la vida cotidiana, no
son un invento de los filósofos. La misión de la ética es descubrir los rasgos formales que
dichos imperativos han de poseer, y para descubrir dichos rasgos, Kant propone un
procedimiento que expone a través de lo que él denomina las formulaciones del imperativo
categórico. De acuerdo con este procedimiento, cada vez que queramos saber si una

3
Prof. Emilio Cuello Filosofía

máxima puede considerarse ley moral, habremos de ¿Qué son las máximas?
preguntarnos si reúne los siguientes rasgos, propios
de la razón: Las «máximas» son, para Kant, los
pensamientos que guían nuestra
1) Universalidad: «Obra sólo según aquella máxima conducta. Quizá se pueda captar
que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, mejor en qué consisten si
en ley universal». Es decir que habremos de meditamos sobre el siguiente
preguntarnos por su universalidad: ¿es posible querer ejemplo. Supongamos que puedo
que tal máxima sea al mismo tiempo ley universal? apropiarme de algo que no es mío y
tengo la absoluta seguridad de que
Será ley moral aquélla que comprendo que todos
no seré descubierto; si decido
deberíamos cumplir. Para él, sólo deberías actuar en
quedármelo, estaría
base a máximas que fueran universalizables, y para comportándome de acuerdo con
que lo sean, se tienen que poder aplicar a todo el una máxima que puede expresarse
mundo. En resumen, hazte siempre la pregunta: ¿y si más o menos así: «aprópiate de todo
todo el mundo lo hiciera? lo que puedas, siempre que no haya
peligro». En cambio, si decido no
2) Referirse a seres que son fines en sí mismos:
quedármelo, la máxima que me
«Obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en guiaría puede ser esta otra: «no te
tu persona como en la de cualquier otro, siempre como apropies de lo ajeno aunque no haya
un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un peligro, no es honesto hacerlo». Lo
medio». Será ley moral la que obligue a respetar a los que Kant nos sugiere es que
seres que tienen un valor absoluto (son valiosos en sí pongamos a prueba las máximas
y no para otra cosa) y que son, por tanto, fines en sí que podrían regir nuestro obrar, de
mismos, y no simples medios. Los únicos seres que modo que podamos aclarar cuáles
son acordes con la ley moral y
podemos considerar que son fines en sí -a juicio de
cuáles no. Desde su punto de vista,
Kant- son los seres racionales, dado que sólo ellos
obviamente, sólo la segunda
muestran la dignidad de seres libres. Para Kant, el máxima pasaría el test de
centro de la moral pasa por que el ser humano debe moralidad.
considerar a los otros individuos como fines en sí
mismos y no como instrumentos.
Al obedecer imperativos morales, no sólo muestra uno el respeto que le merecen los demás,
sino también el respeto y la estima por uno mismo. La clave de los mandatos morales es
que pueden ser prensados como si fueran leyes universales cumplidas sin que ello implique
ninguna incoherencia. Si cuando voy a hablar a alguien digo la verdad, puedo decir que
deseo que todos los seres humanos en las mismas condiciones digan la verdad. Si miento,
en cambio, no puedo convertir ese principio en ley universal; porque no quiero que me
mientan a mí. Yo deseo mentir para obtener una ventaja, pero no quiero que los demás me
mientan porque si no el diálogo sería imposible. La mentira no puede ser base de moralidad,
porque es imposible que sea convertida en ley universal: si todos mintieran, nadie creería
ninguna afirmación, y entonces la mentira sería ineficaz. El principio verdaderamente moral
es aquel que puede convertirse en una ley universal para todos los demás.

4
Prof. Emilio Cuello Filosofía

El feriante ¿honesto?
Esto es más fácil de comprender mediante un ejemplo. Imagina que tienes un puesto de frutas y
verduras. Eres educado con los clientes y les das el cambio correcto. Puede que lo hagas porque
piensas que es bueno para el negocio y que así es más probable que la gente vuelva a gastar
dinero en tu puesto. Si ésa es la única razón por la que les das el cambio correcto, los estás
utilizando para obtener lo que quieres. Puesto que no podrías sugerir en modo alguno que todo el
mundo trata así a los demás, para Kant no se trata de un comportamiento moral. Si, en cambio, les
das el cambio correcto porque reconoces que es tu deber no engañar, sí se trata de un acto moral.
Se basa en la máxima «No engañes a los demás», una máxima aplicable a todos los casos.
Engañar a los demás es un modo de utilizar a la gente para obtener lo que quieres. No puede ser un
principio moral. Si todo el mundo se engañara, la confianza desaparecería. Nadie creería nada de
lo que dijeran otras personas. Según la concepción de Kant, la exigencia de máximas
universalizables equivale a la exigencia de obrar siempre según principios (máximas) que puedan
ser adoptados por todos.

Al obedecer tale mandatos morales, nos estamos obedeciendo a nosotros mismos, puesto
que no se trata de mandatos impuestos desde fuera, sino reconocidos en conciencia por uno
mismo. Esta libertad y autonomía, esta capacidad de que cada uno pueda llegar a
conducirse por las normas que su propia conciencia reconoce como universales, es la razón
por la cual reconocemos a los seres humanos un valor absoluto que no reconocemos a las
demás cosas que hay en el mundo, y por eso las personas no tienen precio, sino dignidad.
Para Kant, lo que nos hace humanos es que, a diferencia de otros animales, podemos
meditar sobre nuestras elecciones. La libertad como posibilidad de decidir por uno mismo
es, para Kant, la cualidad humana más sorprendente. En virtud de ella, el ser humano ya no
puede ser considerado como una cosa más, sino que ha de ser considerado el protagonista
de su propia vida, de modo que se le ha de considerar como alguien, y no como algo, como
un fin, y no como un medio, como una persona, y no como un objeto.

La buena voluntad

Kant se propuso fundamentar una ética racional y autónoma, que se apoyase solamente en
la razón y que no dependiera de inclinaciones subjetivas. Es decir que sus escritos sobre
ética se caracterizan por el compromiso con la concepción de que la obligación moral no
deriva ni de Dios, ni de las autoridades y comunidades humanas ni de las preferencias o
deseos de los agentes humanos, sino de la razón. En este sentido, lo primero que descubrió
Kant es que no hay nada que pueda ser llamado «bueno» absolutamente, a no ser una
buena voluntad. Y sólo es «buena» una voluntad que actúa por respeto al deber moral.
Nosotros no somos dueños de todas las consecuencias de nuestras acciones; dicho de otro
modo, vemos permanentemente que hacemos cosas cuyos resultados son opuestos o, por

5
Prof. Emilio Cuello Filosofía

lo menos, diferentes a lo que habíamos buscado. Entonces, eso nos puede inhibir y
preguntarnos: «¿Para qué voy a intentar yo realizar tal o cual cosa si luego los resultados
van a ser distintos a los que deseo?». Kant piensa que lo verdaderamente moral en cada
uno de nosotros, es la buena voluntad. Si actuamos ateniéndonos a ella, sean cuales sean
las consecuencias, nadie puede reprocharnos moralmente nada. Pero ¿en qué se basa la
buena voluntad moral?
Kant afirma que el bien propio de la moral consiste en llegar
Deber moral
a tener una buena voluntad, o sea, una disposición
permanente a conducir la propia vida obedeciendo El «deber», en este caso, es la
imperativos categóricos. «Buena voluntad» es, por tanto, la obligación moral, o la
de quien desea cumplir con el deber moral por respeto a su obligación de actuar
moralmente. Esta obligación
propio compromiso con la dignidad de las personas. Para
se expresa en juicios o
comprender mejor este concepto es necesario repasar enunciados tales como «no
brevemente la distinción entre éticas deontológicas y éticas matarás». El deber es el
teleológicas. concepto fundamental de los
sistemas éticos
Se entiende por teoría teleológica aquella para la que la
deontológicos, a saber,
corrección o incorrección de las acciones está siempre
aquellos que se fundan en un
determinada por su tendencia a producir ciertas principio de obligatoriedad
consecuencias que son intrínsecamente buenas o malas; libremente aceptado. En Kant,
mientras que la teoría deontológica consideraría que una la moralidad reside sólo en la
acción será siempre correcta o incorrecta en tales buena voluntad y ésta lo es
circunstancias, fueran cuales fueran las consecuencias. El sólo cuando actúa por deber.
fundamento de la distinción sería, pues, la atención a las
consecuencias.
Por lo tanto, las éticas deontológicas tienen en cuenta sólo el deber o la obligación (sin tener
en cuenta fines ni consecuencias), y la ética deontológica por excelencia es la que propone
Kant, basada en el imperativo categórico. La buena voluntad no se define precisamente
como la simple intención de obrar bien, sino como la voluntad que actúa determinada por la
razón. Y así, la voluntad es buena porque se impone a sí misma la única ley que puede
compartir todo ser racional: la de actuar de acuerdo con el imperativo categórico. Por lo tanto,
la buena voluntad no será buena por el fin que pretenda, o por el bien que consiga, lo será
en sí misma, cuando lleve a una acción hecha por deber. Actuar por respeto a la ley moral,
es lo que hace absolutamente buena a la voluntad y lo que da valor moral a la acción.

Lo que el mundo le debe a Kant

Immanuel Kant falleció en 1804, en su casa de Königsberg. Su figura ha ejercido una gran
influencia en la historia de la filosofía, es inevitable que toda investigación posterior en el
ámbito del pensamiento asuma su legado. Sin su filosofía sería prácticamente inexplicable
toda la teoría de la epistemología moderna, asimismo, sigue estando presente en todos los
debates éticos. Karl Jaspers llegó a decir que «Desde Platón no había sucedido nada que
hubiese de tener tan vastas consecuencias en la filosofía como Kant».

6
Prof. Emilio Cuello Filosofía

Pero Kant no sólo escribió obras tan abstractas, también escribió sobre temas concretos
como la paz perpetua, en su idea de que los países podían alcanzar un equilibrio,
prefigurando la idea de una alianza de naciones. Dicho de otro modo, hay una serie de
temas, como las Naciones Unidas y grandes instituciones internacionales que responden a
principios kantianos, lo sepan o no. Nos identificamos con la mentalidad de Kant cada vez
que queremos que algo se haga universal, que un beneficio, un logro de la sociedad, sea
para todos. El pensamiento kantiano está detrás cuando pretendemos que la sanidad y la
educación sean universales, o anhelamos que todos colaboremos en el respeto del medio
ambiente. En otras palabras, aquellas cuestiones que van más allá de los gobiernos y de las
ideologías responden a la visión de Kant, quien explicó su visión sobre el mundo desde esa
vida extraordinariamente tranquila, rutinaria, nada espectacular, desde donde fue
estableciendo las bases de las grandes revoluciones intelectuales de la modernidad.
La ética de Kant sigue siendo el intento paradigmático y más influyente por afirmar principios
morales universales. Esta esperanza de identificar principios universales (tan patente en las
concepciones de la justicia y en el movimiento de derechos humanos), se ve constantemente
desafiada por la insistencia en que no podemos apelar a algo que vaya más allá de las
tradiciones de sociedades particulares.

Extraído y adaptado de:


FERNANDO SAVATER. La aventura de pensar
ADELA CORTINA. Ética
NIGEL WARBURTON. Una pequeña historia de la filosofía
PETER SINGER. Compendio de Ética
ENCYCLOPAEDIA HERDER: https://encyclopaedia.herdereditorial.com

Potrebbero piacerti anche