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ECLOSIÓN

(2012-2018)

TOMAS JULIANO

Enviado 26/04/2018
ECLOSIÓN

Indice

ECLOSIÓN

Eclosión………………………………..
Retratos al viento………………………
Canto…………………………………..
Prometea………………………………
Aves…………………………………....
Suspiro, te…………………………..….
Livertad……………………………..…
Oda a la creencia……………………...
Ajedrez……………………………..…
Dos descansan………………………...
De cerca extraño cuando……………...

BALADA DE LAS COSAS


BELLAS DE NATURA

Mucho a la luna…………………….…
Luna gibosa……………………………
Tierra………………………………….
Pragma, conciencia de animal………..
Sombra gota…………………………..
Conecticut…………………………….
Capricho por ser un ser fuera de uno….
La vorágine de la utopía………………
Otra vez otras nubes………………….
Las aves cantan……………………….
Portrait……………………………….
Desantropoformismo…………………
Silence but noise……………………..
La vida es…………………………….
Item………………………………….
Sonidos viejos, asuntos nuevos……...
Ser también todos los instintos………
Siglos son generaciones……………..
Vi en el fondo de una copa………….
Impulso de vida……….……………..

7777

7777 (callé)…………………………..
7777 (en tu mesa)……………………
7777 (perspicaz a las Náyades)……..
7777 (el historiador, su obra
y el lector)…………………..
7777 (audiciones)……………………
7777 (si va de expresar)……………..
7777 (yo instrumento)……………….
7777 (inspirado en el ímpetu
de los insectos)………………..
7777 (a través de un brillo)…………..
7777 (un beso)……………………….
7777 (sonrojarte)…………………….
7777 (De repente)……………………
7777 (Cultura vs. Natura)……………
7777 (Castigo)……………………….
7777 (Priot Ivánovich frente
al féretro de Iván Ilich
-Retrato-)…………………….
7777 (breve consuelo)……………….
7777 (algo más al respecto)………….
7777 (personales)…………………….
7777 (efeméride)……………………..
7777 (en el molino)………………….
7777 (de paso por el cenobio)……….
7777 (autofrustación)………………..
7777 (militancia,o porqué el
materialismo requiere
imaginación, y cómo
estimular el ingenio)……………….
7777 (suspiro demasiado)……………….
7777 (así es)……………………………..
7777 (que trata del estilo o arrogancia)…
7777 (una ocasión de pensar)……………
7777 (intento de fuga)…………………..
7777 (misterio)………………………….
7777 (dolor al abdomen)……………….
7777 (cerrados)…………………………
7777 (mi cuerpito mío)………………...
7777 (noroeste o el Siervo de Dios)……

LA PARTE DE ATRÁS
DE UN CUADERNO AMARILLO

~1
~2
~3
~4
~5
~6
~7
~8
~9
~10
~11
~12
PRIMICIAS

Histórico de Guillermo…………………..
Imaginativo de la piedra………………...
Incertidumbre, desasosiego y fe;
ficción, muerte de un padre…………….
XL corónica barroca…………………….

TÁRTARO

TÁRTARO……………………………………
Balada de un éxtasis de recuerdo
y esperanza……………………………….
Fenómenos……………………………….
Sobreviviendo a Novalis………………...
Recuerdo que traiciona…………………..
Procastinación de alivio…………………
Por una muerte en los días de amor……..
Sobretodo, las lágrimas………………….
Pintor, paisaje, pareja, libreta y lienzo….
Entendí qué es ser campana catedral……
El coste de ser humano………………….
Hipocresía o ambivalencia
o tibio vómito……………………………
Exaltado decaimiento……………………
Decaimiento exaltado…………………...
Emulación……………………………….
Tormentas………………………………..
Terremotos……………………………….
Sequía…………………………………….

CONJURA DOMINICAL
DE RUCOS SURREALISTAS

En la onírica plaza
de color bazo……………………………
Instrucción para engañarte……………….
El chaman………………………………..
Curioso…………………………………..
Intentando un poema de amor……………
Jaque……………………………………..
Una temporada sin mi alma………………
Profecía…………………………………..
ECLOSIÓN
Eclosión

~
Tiempo atrás hubo algo como la espada en mi
pensamiento. Todo un sistema de esfuerzos.
Hubo un tiempo letal, de letal poesía. Hubo
algo capaz de habitar cruentas palabras; de
despecho, de desdén, de ira, de reclamo, de
tragedia, de dolor y de dolor de veras… Pero
cuidado, hay tiempo de vencer la espada a la
paz. Consiguiente, si yo no amara, aquí
estarían escritas las cruentas palabras que
necesitase. Pero mejor es centrar la honda en
aquello que acerque a mi pecho calmo y no
encendido el pecho de quien en amor está
dándome el suyo. Mejor es amar lo una vez
amado que traer una nueva y siempre la
misma miseria al mundo agresivo. Mejor es
amar lo cada vez amado, pues a veces
recuerdo que somos mortales, nuestros días
pocos, y el amor inagotable.

Canto al amor, es mi motivo, y enaltezco el


perdón; reconociendo que fue mi Poesía triste
responsable de toda la tristeza y no viceversa.
Mi poesía que, como acero, debía ser forjada.
~
Antes que el acero enfríe y endurezca es
frágil y quebradizo. Pidiendo. Como un
experto Quevedo, como su Fileno pidiendo a
su Lisis
Acuérdate siquiera de pisarme,
si, por dicha algún día
pasares por aquí…
Favorece mi túmulo, fiada
en que no he de sentir entonces nada.

Así yo, el Poeta de este libro, el dueño del


amor de este poemario, la vida de la voz de
estos pocos cantos a todo lo amable que
percibo (y como pintor impresionista
escribo), así fui yo también un túmulo que
pedía ser pisado tan siquiera. Dando la
batalla del oroboro que es en cada siglo el
nuevo poemario de las y los herederos de
cuanto hay escrito; poseedores, si
responsables, de cuanto ha de escribirse.

Y estando siempre la tinta o el grafito o la


memoria dispuestos, y con éstos, abundante
papel, escribí para cada siglo un dolor en su
sonada. Papeles que en apariencia vivían, que
en apariencia amaban. Dialogando con mis
confidentes quejumbroso, varones, mujeres,
autores. Buscaba discreción y no el desplome.
Empero se adivinaba en mi grafía y a través
de la escucha al recitar de mi poesía, que en
mí coexistía a la vez hielo y a la vez desierto.
Se olía el veneno de mis cuadernos, para las
arañas nidos, y enfermó mi propia pólvora la
vista que tenía, y tiñó oscuras las alas que
nadie me ha visto, sino ella, cuando oculto,
yo trataba de arrancarlas.

Sufrir fue el elemento que faltaba en todo


para tener el sustento verdadero.

Sucumbí a los cantos de la noche y a la


tristeza escribí en el propio lenguaje de la
desesperación relatos sobre hondos dolores;
algunos sonoros enseres; varias prolongadas
penas; diversos descarnados miedos de
pútridos celos (uno tras otro más vacuo); y
diversas e ingeniosas aprehensiones lógicas,
tramposas, que a los cardos transmutaban
blancas margaritas y de las espinas lograban
promesas de una sola vida.

Por algo, confundida, la Fortuna confronta a


Amor en la prosa de Baltasar Gracián
-… y que desde entonces no te llaman ya
amor, de amar, sino de morir: amor a
morte; de modo que amor y muerte y todo
es uno. Quitas la vida, robas hasta las
entrañas, hurtas los coraçones,
trasponiéndolos donde aman más que
donde anidan.
-Todo eso es verdad. [Amor, desenfadado]
-Pues si esto es verdad, ¿qué quedará para
mentira?
Verdad, mentira, no distinguía, la entrega era
medio y fin. Y en la tradición del canto
perseguidor, obnubilado, fui un primer Orfeo,
desobediente y perdedor; y no sé porqué creí
poder, e intenté ser Dante, temerario y
triunfal. Por saber qué fuera, experimenté en
la cuesta a la Pantera, al León por el albor y a
la Loba sanguinaria apeteciendo la pulpa de
mi alma. Todo por querer seguirla cuán largo
es el infierno, débil hasta para sentir nauseas,
asqueado del innecesario purgatorio que nos
debilita a la vez que exige continuar
avanzando, y cegado por el cielo donde ciego
he de perderla.

Era periodo en que mis poemas enfermaban


de cultura, de propiedad e ira, evidenciando,
a más de mi severa angustia, mi inmadura
irreflexión y mi capacidad de ver infiernos y
no cielos. Por que el novel goza del amor la
arrogancia, la jovialidad y la sensación de
jactancia de la eterna vida, luego es claro
(pero nunca es claro) que sepa humillante el
abandono.

Entonces como porquería la poética fácil


surgía cuando víctima era de la crisis el que
antes estuviese en éxtasis. Trazada de mi
mente en tinta, la amada bella perfilaba
cruenta irresoluta y ardorosa a la vista, y la
distancia se posicionaba en efectiva táctica de
abuso insondable y circundante.
Todo era adverso, desde el pasar de un
aroma hasta el desenfado señero del
universo. Triste y fácil la poética de la duda y
del dolor, porque en esa tradición todo es
idea, y nada es amor. Cuando todo es abismo
todo tiene dos o tres ecos profundos.

Esos fueron mis poemas del Tártaro,


múltiples, diversos, inútiles y bellos. Cantos
infinitos de quien siempre es el mismo que
siempre es el primer Orfeo, que usa todo
cuanto puede y tiene y alcanza a imaginar
para negar la muerte pero que jamás la
vence. Valiente, valiente Orfeo separado de
su amante. Orfeo aguerrido tanto sometido a
su voluntad de amar; argumentativo,
trovador, cantante y resistente. Primer Orfeo,
de quien, aunque hondamente desdichado,
Eumelo de Corinto dice

Sobre su cabeza infinitos


los pájaros revoloteaban
y los peces saltaban
fuera del agua azul
al son de su bella canción
Pero Orfeo no pudo nada con sus bellos
cantos sino ilusionarse, a sí mismo como a
Euridice, para perderla luego en lo definitivo.
Platón dijo que Orfeo no tuvo valor de seguir
a Euridice hasta la muerte, que por eso quiso
ir vivo a donde sólo van los que para nada
vuelven. Ovidio sugiere, el más feliz, que
Orfeo es muerto, y así existe el rencuentro.

El mito de Orfeo no podía ser el mío.


Patéticos y repudiados por su mismo hechor,
aquellos mis versos amargos del Tártaro
aciago fueron desmembrados cuando,
hastiado de su efecto, los libré y me
liberaron. Ardía, muda, su grafía en la flama
blanca del perdón. Sería, por lo tanto y sólo
hasta ahora, un Orfeo de amnistía. ¿Pues a
qué escribir como si estuviese perdido lo
conseguido y muerta la que claro está
latiendo cerca?
~
Pues la vida (palabra que es trampa enunciar)
aunque no sintamos de suyo la brisa, nunca
deja de mover sopladas las arenas cotidianas,
con el movimiento despejando la firmeza
larga de la roca pulida. Y cuando mi amada
(ya diré su nombre, que no es Euridice; sino
mujer más libre, que, aunque yo cantaba, ella
por sí misma a toda bestia y muerte vencía),
decía, cuando mi amada consentía volver en
la honesta búsqueda de estar unidos,
quedaba ofendida, humillada y con razón
avergonzada ante las fulmíneas y dolosas
caracterizaciones que inmolado le fragué cien
veces en líneas al papel como el pintor que
estudia el trazo repetido de las manos,
siempre logrando otra forma de soltura.

Poco de esos versos era cierto; eran ejercicios


para la consolación. Pero en ellos se
purificaba y se aclaraba el corazón. Fue la
parte más difícil de la guerra. Hoy se puede
resumir ese periodo en una frase,
amo tanto que perdono demasiado,
y el amor, por el perdón,
vino vivo todos estos años.
Digo, aprendí que la juventud es bella por ser
fuerza que también es frágil, entereza que lo
es por quebradiza, y la juventud es larga,
larga y verdadera. Cumpliendo, gloriosa, el
listado y la existencia de todo lo que acaba.
La juventud es bella porque acaba. Frágil
todavía porque no ha tenido que llorarle a
todas las cosas por su nombre; dándoles su
peso en la necesidad. Allí lo supe, el amor es
libertad y el desamor es moralina. Algunos
enferman de malamor, otros, peor, imitan al
enfermo y dicen ser enamorados. Yo, desde
que lo tuve, no creo en el amor; pero como lo
tengo, sé: yo creo el amor.

Y de nuevo, cae la hora duodécima, y suena


la campana, del maestro testamento, del
múltiple Quevedo, de quien no soy estudioso
ni tampoco imitador, sino acaso compañero
A todos dejo en mi dolor ejemplo,
y al desengaño mando a hacer un templo.
Y mando, si el caudal a tanto alcanza,
fundar un hospital de la esperanza
donde se acaben con sus incurables manos
los incurables sanos.
~
Ahora leen al Poeta que aprendió del quebrar
de la semilla, moviendo la tierra y saliendo
de ella a la vida. No hay alma que no reviva
ni negro que no destiña. No hay día que no
concluya ni otoño que no retoñe. Porque a
veces nada ha muerto ni nada se ha teñido (y
el otoño es la manera de estar de los árboles
en su ciclo). Pensando bajo luces de
sabiduría, que nada hay que no debiera. Los
árboles, por más que otoñen, vuelven su
delgada retama tronco milenario, grueso y
sustentado en la tierra. Y lo que un día
incendia la campiña, luego de verde la pinta.

Se besan deliciosamente el orden de la mente


y el caos de los sentidos cuando mediando la
esperanza y la razón vuelve la vida al Poeta y
con ella el amor y su sinfonía.
~
Viendo el orbe, el Poeta aprende que el dolor
es en mayor cantidad que el oro. Diciendo
que el dolor es mayor que el oro. No pueden
permanecer ocultos, ambos fulgen. Son
preciosos y enfermizos, se asemejan.
Asombro mendaz y ansiedad dura de
hallazgo los empatan. Portar cualquiera de
los dos es distintivo ineludiblemente. La
historia acaso muestre cómo cada siglo los
persigue y los consigue. En ninguno de los
dos el valor es intrínseco. Pero quiero dar a
conocer el Mediterráneo; el dolor vale más
que el oro por cuanto su mina está en el
corazón y el minero es el ser vivo.

Si la estirpe partiese, entonces, quedaría


invaluable sobre la faz el oro y el dolor ya
nunca podría hallarse. Pero porque la estirpe
anda y respira hay oro y dolor y orfebres y
poetas. Los primeros forjan formas que
envanecen, los segundos, algunas y algunos,
adrede dolosos, tenues ante el orbe ingente,
se consumen vanidosos. No es al orfebre, es a
la ambición, no es a la Poesía, es de los
poetas la visión, a lo que hago crítica. Porque
supuré yo también la vanidosa tradición de
conocer la estrecha batiente y visitar en el
espíritu el abismo, trayendo a la vuelta unos
veros ardiendo todavía.
El sufrimiento allí está, en cada gente, no
niego las ocasiones de desgracia que
acontecen simultáneamente. El poeta tiene su
lugar en ellas si las relata auténticamente, un
acto histórico, social, artístico. Pero cabe la
pregunta: a qué, no sólo sufrir, sino hacer
sufrir a los lectores, si el sufrimiento está allá,
en cada gente?

Una voz desde mi infancia me instaba

da ánimo, Poeta, seas quien seas,


que en idear no el tiempo desperdicias
si sigue la hazaña de llevarse la tristeza
y traer el valor de las necesidades
básicas en esta tierra, las importantes,
como el amor, el agua y el arroz
y una propicia visión de la naturaleza.

~
El acero cuando endurece es útil. Y el acero
es la metáfora, el móvil la poética y el amor
el motivo central en este prolegómeno.

El amor que ha llorado por todos los ojos de


lo que es amable, ese amor se vuelve como el
ave, como las plumas del ave, como su
plumaje, en el que las gotas de la lluvia se
resbalan. El amor no puede endurecerse, pero
siempre resultará más fuerte que el dolor.
No son ideas de ingenuidad amamantadas,
sino la sana bitácora del acontecer en la
sabiduría: resiste al dolor y huirá de ti.
¿Cómo, sino porque hubo a mí de
acontecerme, puedo así considerarlo?
Vivencia, dura. Experiencia, y grata. No
ensoñadas añoranzas, el perdón del amor es
trofeo por necesidad a posteriori.

Es esperanza pero no sólo. Es salvación, pero


tampoco. Es el veneno y es el antídoto. Es
pulsión de vida trayendo las suyas de muerte.
Es el perdón; el sacrificio de la razón y el
juicio. Es el amor que perdona. Sólo el amor
perdona. Porque el olvido es asesino, y el
rencor soez instinto, pero el perdón del amor
aclara toda ontología. Nada es más espiritual
que perdonar. Así lo estimo.

~
Aduana es la crítica al amor, al perdón.
Aparente paradoja: si hablo como poeta,
ignoro la crítica, si como filósofo, ignoro el
poder del amor, ilógico. De estas dos taras
que me imputo, siempre he de preferir asirme
a la primera, y la paradoja cede ante la falta
que percibo de buenos sentimientos, mientras
he conocido buenas razones causando daños
y masacres.
El amar se critica cuando se le ve estandarte
de locuras, injusticias y sometimientos. Pero
el pensar qué sea de veras el amor, no puede
conducir sino al origen de toda filosofía. Si
queremos pensar qué sea la Verdad, qué la
Justicia, qué el Amor, qué el tiempo,
tendremos que pasar los ojos por todo el
mundo.

Una vez se dijo que los hombres eran dioses;


el hombre no quiso serlo y mató a los dioses.
Luego se dijo que el hombre era animal
racional; el hombre no quiso serlo y
exterminó a los animales. ¿Así preferiremos
que el amor no exista antes de buscarlo en
todo cuanto él es estimado? Hoy tenemos un
amor discapacitado. Y su capacidad es lo que
convence. Su capacidad es el perdón, la
dicha, el descanso y el cuidado. Ni dios, ni
animal, ni amante; no, nada a la especie
convence. Sólo la Libertad, y ésta es siempre
una flecha que sigue en el aire.
Amar sin inculpar es casi redundante, (nadie
quisiera juntar al amor con la culpa), pero no
es del todo redundante porque siempre se
podrá decir: tienes la culpa de que te ame.
Aquí la culpa no es culposa, es casuística. Eres
la causa de mis más hermosas consecuencias,
dice quien entiende porqué ama.

Tener la culpa de ser amado es honroso en


grado sumo. Pero si una persona no tiene la
culpa de ser amada, el amante no ama:
obsesiona. No es amante, es obsesivo. La
diferencia es de base: si la persona ha dado la
mano, la voz, el sueño, el aroma, y por dichos
y actos ha efectuado la correspondencia,
entonces tiene la culpa de ser amada.

Así el ser amado no siempre tiene la culpa de


dejar de amar. Si lo amado no ama sigue
siendo amado y sigue sin amar. Prefiero creer
que el amante que deja de amar no amó
jamás, sino que, inocente, no llegó a esa
gracia, antes de dejar que la desidia inculpe
al amor y lo lapide. Constrúyase una idea
similar al amor quien lo conciba finito, quizá
se trate del cariño.
Cedo el resto de las palabras: difámense.
Difámen la idea del nunca o siempre eterno
concepto de todo cuanto al rededor sea
racional, pero el amor no acaba. El amor
existe en la separación, y puede no acabar
porque ninguna vida es tan larga. Y si parece
imposible, ha empezado a revelarse en su
verdadera piel y en su certero hueso. Pero no,
yo no quiero teorizar en abstracto, con
imperativos y definiciones, yo quiero conseguir
la oda al amor que yo conozco.

Por aseveraciones semejantes siempre es


espectáculo un joven Poeta enamorado. Al
que se tacha de loco pueril, amedrentado y
sentimental cuando confiesa de boca o pluma

Como filósofo que está en paz al estar solo,


yo estoy en paz cuando estoy con ella.
Como quien sabe estar con Dios y amarlo
yo estoy con ella y yo la amo.
~
Llega el día que el historiador acepta que el
pasado no existe. Existió una vez un presente
que hoy no es más. Comprende que es su
hazaña intelectual el estructurar la
anterioridad en las morfologías de lo creíble,
dando continuidad al cambio y a la
permanencia. Esa es su labor y entiende cuán
necio resultaría exigírsela a la mayoria pues,
si puede ser loable, lo es por volitiva. Así yo
no pido que se ame como yo he sabido.
Porque no hablo de un abstracto amor de lo
que yo quisiera, sino del que he conocido en
los brazos específicos de una mujer.

Si tu amor no te lleva a defender que ella, tu


amada, es la estrella del atardecer -si ni
siquiera sabías que había una estrella del
atardecer-, no te culpo entonces de encontrar
estas lineas exageradas e intempestivas, que
hoy, lo entiendo, el amor toma otras vías.
Pero cuando joven, años antes de ser un
hombre, supe ver la escalera al cielo en una
mujer, que todavía era una joven, supe que
bastaba con esa breve confianza; yo nunca la
dejaría. Yo, aquí, como Poeta testimonio.
Respeto todo lo que escape.
Y si aún osara un pensamiento hostil a decir
Ah, bah, es poesía, recapacite que no decimos
los poetas mentiras a verdades parecidas, sino
esencias y substancias verdaderas con cincel
poético, mítico, impactante, importante, que
significa ante todo autoconocimiento y
estrategia para reparar lo que nos mantiene
inferiores a nosotros mismos.

Miente quien quiere blanco y luego negro


apetece y por ello pueda sostener que el
blanco y el negro son uno y el mismo color.
Aquella o aquel que tras algo corre y
acechando forza y ata libertad ajena. Años he
callado para evitarlo. Llegar a esta afirmación
me ha costado enderezar el perfecto espiral y
volverlo a hacer perfecto y curvo luego con
los dientes. Hoy no tengo lo que no he sabido
merecer pero bien aprecio y conservo lo bien
merecido. Y no tratándose de cosa alguna que
pueda pesarse o medirse en báscula delante
de testigos, yo lo nombro amor, y sobra el
fingirlo.
~
La musa es un artífice. Lo encima dicho de
Euridice y Orfeo es literatura. Yo no creo en
las musas. Yo conozco a una mujer que me
desdobla codo a codo. De ello, vivencial y
tangente, la poesía es un remanente.

Que no fue el amor conducta aprendida; a


veces débil y aveces no. Fijo y licuante, no.
No con ella, no el nuestro, no el mío, no el
suyo. Es una suerte envidiable. Hubimos de
ser dos queriendo ser uno. Dos que
atendieron al mar y vieron la barca y
buscaron la isla y estuvieron juntos en medio
de la soledad del mundo ya para entonces de
veras lejano.

Si no supiéramos cuánto somos responsables


de haber dado vida (de la nuestra) a este
amor; si no lo hubiéramos puesto a la
cocción del vapor de las sienes, no podría
sostener que en estas mis páginas no estoy
mintiendo.
Algunos se excusan, no es que me apetezca
mentir, es que no conozco la verdad. Yo, ahora
que no callo, ahora me ufano de que el acto
de mi poesía es verdadero. Yo siento que ella
satisface mi necesidad; si alguien quisiera oírlo
dicho así de gris. Diciendo que este mi
Poemario es también mi coloquio de neurosis
obsesiva de cosas que ya no son o que nunca
fueron sino idealizaciones mías; que mi amor
nace en mí y en mí queda. Que una
dependencia muestra muy en claro cuán
débil y amedrentado estoy ante el pánico a
cerrar la puerta.

Rindo frígida justificación no porque me


plazca darle cabida, sino para instar a
quienes en tan breves y escasos términos y
categorías conceptualizan los epitafios del
amor, instarlos a que recuerden que la vida
no es idea, ni un mal terrible la tristeza, ni
fuerza verdadera la arrogancia y la valía
orgullosa. Débil por resistir? Mayor debilidad
se necesita para echarse al pasto y creer que
no es el árbol sino la fruta la dañina.

Mayor debilidad me hubiera tomado volver a


empezar en otra civilización mi progreso;
fuerza es querer ya no imponer hoy nada.
Fuerza es cargar la soledad y la separación
hasta el apartado y gélido explanado y
delante interrogarla.
Es comprensible que del amor hagan sus
caricaturas quienes aún no han bailado su
son ni enfrentado su embestida. Aún Dante,
que como nadie le ha visto, en sueños, en el
camino, en las estrellas y en su época, tenía
pensamientos contrarios del amor;

Uno de ellos era éste: buena es la señoría de


Amor, porque aparta el entendimiento de
su fiel de todas las cosas viles…. Otro era
éste: no es buena la señoría de Amor,
porque cuanto su fiel más se le rinde, tanto
más graves y dolorosos momentos le es
preciso pasar.

~
He aquí una diferencia que me hace no estar
loco: ella me ama así de locamente a mí
también. Y si por amar fuera loco, loco soy.
Esta historia ocurrió a un poeta, que encontró
un día a una pianista, que un día encontró un
poeta. Otra versión dice que fue la pianista
quien un día encontró a un poeta que un día
encontró una pianista. Ambas historias
coinciden en que, echados largos los años,
todavía se encuentran al resguardo de la
trompeta de Satchmo, y diciéndose quienes
son (el otro y cada uno), ya discutido qué ha
sido el amor, concluyen con caricias con se
aman.
Yo lo tengo, el amor, solvente como el pan!
Lo tengo por encima de estas lineas, allá en el
día bajo el sol, allá a la luna por la noche lo
he tenido. Yo lo tengo como quien sabe
poseer los océanos y los montes y los pasos
de los ríos. Solvente como el pan el amor yo
tengo. No una idea de loco que se sienta e
inventa; sino muchas de quien disfruta. La
experiencia, la memoria y la enunciación son
mi fuente primaria. No tengo el universo en
la mente, tengo los brazos en la tierra.

~
Amor, cintura, tiempo, miedo, paciencia,
perdón, extrañamiento, cuerpo, distancia y
error, idolatría, noche, lecho, futuro, siempre,
cortejo, pareja, lluvia, aves, libertad, verdad,
delicia, diálogo, retrato, identidad, promesa,
valía, locura, caricia, mirada, fidelidad,
esfuerzo, voz y aliento, soledad, movimiento,
visiones, pies y manos, otredad, analogía,
brazo y espalda, aceptación, risa, alegría,
humor, estruendo y llanto, ardor y sangre.

Este poemario es todo ello. Soy memoria. En


esencia mis poemas son ensayos. Presumen
mi sistema del amor; esto es, mi biografía.
Amor que fue líquido, sólido, vapor. Amor
que he construido en compañía de la
compañía que presumo en cada uno.
Huelga que la compañía del amor es la
compañía de la amada. Su ausencia es por
antonomasia el dolor que filtro y depuro,
para no marchitar una noche de oscura
verdad, como misteriosamente marchitan las
flores de sol, al sol vivo. Mi encuentro con
ella es lo empírico de mis principios, lo veraz
de mi canto y lo auténtico de mi alarido. Mis
metáforas no son sólo exaltación ni dejo que
finjan. Si escapan de mi, buscan plástica y
homenaje a la imagen que debajo tiene al
fuego cuando ama y arde.

Yo escribo por amor y el amor desencadena


inmensidad de motivos. Atestiguo que el
amor engrandece a quien le sirve, que lo
sucio es limpio tras los pasos de lo que de tan
bello sólo puede merecerse. Amar es un
peligro. Ser amado una ocasión de necesario
descanso. El amor es experiencia, y este
poemario relata parte de las mías.
-Retratos al tiempo-

Livier se ha convertido en mi mujer. Lo digo


sin el permiso de nadie. Se sabe con el
derecho de los años, que son el permiso de la
vida. Ella es el llanto de mi segunda
existencia, que se entiende única y distinta a
la mocedad y a la niñez pero que las rescata.
Toda ella, sea presencia, recuerdo o
esperanza, tiene la calidez que drena el
coágulo de mi poesía. Cuando escribo de
Livier abunda la palabra vida. Le he escrito
todo cuanto he podido: del cuento al teatro,
del verso a la novela. A su oído me han
surgido poemarios como al árbol la fruta.
Jamás he puesto por escrito nada tan
hermoso como lo esculpido en su oído en su
alma. En su oído yo he crecido; mi estilo en
su amor se ha distendido. Y siguiendo su pie,
firme, curvo, me adentré de veras al sonido.
Yo la siento como quien en la sombra fresca
siente todavía el calor del día, por más que a
veces no sepa dónde su esbelta figura estará
tocando un piano. Siempre reparamos en las
pequeñeces, “tocar el piano” es una frase
hecha, “tocar un instrumento” una afectación
bien soslayada. Ella lo quebranta y éste la
quebranta a ella. Yo la apodo Música y ella
me sonríe Poeta. Le cuesta recordar un verso
en específico de Torres Bodet, Dame, Señor,
la fuerza de un pétalo de rosa, capaz de
sostener el perfume de un bosque. Yo creo que
me engaña, y que erra el verso para mi
infantil molestia. También creo que ella es
perfume de un género. Para mi ella es la
mujer. La fortuna única, la más distinguida
caricia, la más fresca voz.

Constátese sino decir “ella es el amor de mi


vida” trata de contenido empírico y no de
mote apreciativo. Ya en estas líneas he reído
y he llorado, creyendo que la plazco y que la
hincho. Ella está en mí como las placas en la
tierra, previas a toda belleza, a todo océano,
a toda flor.
-Canto-

Para qué,
bella exigua luna amortajada,
pienso en ella por tu causa,
cuando me han dicho
que ya es tarde para darle pan?

Pero cómo iba a ser tarde


alguna vez,
para darle pan,
si ella está hecha de ciruelas?

Oh, luna,
gran espejo de distantes,
nadie sabe lo que pronto significa.

Te digo a ti, luna,


también luna de mi amada,
que pronto es siempre.

Siempre que no recuerdes


el nudo que confunde
el tamaño de los mares
con el aroma de una gota.
Yo le cantaba:

Cuando desprecias el mundo,


me encantas.
Y me recuerdas
a la luna,
de la alta noche,
con su sonrisa baja,
y su demás cuerpo,
vacío.
Así te miro despreciar
y río,
porque sé,
que cuanto tú seas llena,
oh, Livier madura,
verás que el mundo es
lo que has querido.
-Prometea-

Si disminuyese
tan siquiera un poco
el calor del Sol,
amada, atiende mi voz,
nos helaríamos todos.

En un gran instante de blanco frío


el ave del cielo a copo alado;
la bestia marina a traslúcida esfera
del vasto congelado océano;
el hombre de tierra a guardián
terracota nevado.
En un grave instante de frío blanco
todo habría acabado.

Tan sólo tus manos no perecerían,


mi amor,
tan sólo tus manos nunca se enfriarían;
por sus palmas aradas que irradian calor,
por su forma a copa otoñal
de gran sauce en las ramas,
porque son cinco flamas
los dedos que cuentas por mano,
mi amada, tal es tu mano cobijo.

Sola tú en el mundo con tus caderas


de marfil y cera enamorarías al sol
y, requebrado éste se acercaría
a la tierra a que palpes y de un calor
que te conozco empapes sus mejillas
cenizas que cuarteara el gran frío.
Esperanza máxima que al mundo queda;
tu virtud de ayuda, bondadosa mía;
sin violencia tocando los vestigios crispados
matarás al mal hielo y reanimarás al núcleo,
tanto así es una caricia tuya,
amada, una fuerza vital
que roba el fuego y luego lo da.
-aves-

espontáneos a perpetuidad
llegaron hoy tus ojos
al núcleo de mi cabeza
al péndulo al motor al nido
hasta el equilibrio mismo al ser
donde punzan las ideas
y la imagen se dibuja
densa fragmentada entera
en códice que el tiempo estudia

así como te vi
y de pronto
en el alma a fondo
intuyen las aves
el sitio de su destino
que si no tuvieran alma
no tendrían destino

eres de mi instinto
imagen
el imán terrestre
bandera estandarte
norte que desciende

emigro según tú rotas


me guías me ayudas
te crezco
en temporada justa
a tu ritmo propio estacional
propietaria de la paz
no obvia
pero inescondible sí
a mí mirar es tu mirada
que no se me oculta
grande como la alborada
tardecina al borde
de que el mar la engulla
y a tragos te vuelva luna

si tus ojos cayeran


en el final del mundo
tras las aguas
en bramantes cascadas
mediante mi naturaleza
héroe haría de mi
hasta al abismo
donde mueren las miradas
iría
y de entre negros millones
de aceitunas
tus ojos de chapa encontraría
al instante y sin contrariedad
puesto ellos son mi gravedad

Irreductible irrepetible única


es tu mirar experiencia poética
por el espejo que exime mi ser
defenderé mi vida en tus ojos
-Suspiro, te-

hubo tu aroma
provino de mi
tú no estabas
lo exhalé
como vida
o
aire que reciclo
imperecedero
me envolvió
me inflamó
ardí por tu entrañable prenda

cuando más asfixiado


me encuentro
vuelve resurge emana
como dolor
al esqueleto
en los fríos
días de invierno
tu aroma
mujer nunca mía
por siempre
un recuerdo interno tuyo
achaque
carcoma
que
exhalo inhalo
añejado
en
la pulmonar madera
a la sombra de un cansado
corazón que no te cupo
hasta que hubo destilado puro

Está tu aroma
y a las bailarinas
grises y encorvadas
(esperanzas mías)
da la luz y el ritmo
de una breve vida
que respiro
(sabes
sin saberlo
serlo)
y en ese breve respirar
termino
consumiendo tanta vida
en un recuerdo
volviendo a la sepia luego
mis grises danzas que algo esperan
porque aquí
la dura tierra
no comprende las marañas
de ilusión y sueño
y tú acaso no recuerdes
que exhalo tu aroma
pues me quieres
y me lo diste a llevar
por todas las naciones

fuertes impresiones
el fuego a la piel
tu aroma a mis
asociaciones
por instante todo
un segundo tú
sin mundo
eres en mí
y sin estar
porque te olí
hace
un lustro
inmanente aire de mujer de aroma
debo dejar
de respirar
para olvidarte
hay las veces eres todo mi aire
dejar de respirarte
y al caer
como el día
al lecho
aún me sabrás
en el hálito
último
-Livertad-

Voz de canto:

Este es canto que Esperanza inspira,


cantarlo conforme lo escucho preciso hacer.
Pienso en específico en una mujer,
y Amor me guía, y Amistad sirva de ayuda
con la experiencia de la joven Livertad.

(mito para una imaginación en varios actos)

Actos y cantos:

Una joven de espadas lunares por ojos


recorre la tierra de mano de Vida.

-Yo, que soy Vida y te he dado soplo cada día,


puedo ver una pregunta oculta en tu pupila guinda.

-Así es, Vida mía, la impresión me asfixia,


di, ¿a dónde me has traído?; di,
¿qué es eso que miro delante,
entre blanco y rosa cielo con raíz en el suelo?

II

La tierra tiembla, Amor aparece.


La joven agradece a Vida.

-Eso que contemplas, con tus lunas de ojos,


es un país todo cerezos -dice Amor más allá de henchido-;
provincia que tiene la esencia bella del sueño...

-Me has acostumbrado a gratos rincones del Orbe,


oh, Vida, compañera entera. Pero estos cerezos del bosque,
me llevan a creer que nunca podría vivir sin volver a
verlos.
III

La joven interroga a Amor.


Vida interviene.

-Dime, Amor, ¿quienes son los dichosos que allí habitan?


Porque… -confiesa a Vida-, siento envidia,
una triste envidia, de quienes duermen entre cerezos.

-Nada tú tendrías, joven bella Livertad,


que envidiar a esos moradores -dice Vida, defensiva-,
pues sus corazones truenan y tormentos sufren.

IV

Amor describe el aroma del cerezo


y explica la belleza de esa tierra.
La joven Livertad arde en deseos de conocer los cerezos.
Vida consiente.

-Eso que agrada a tus sentidos


es de los cerezos el suspiro;
esas nubes esponjadas en las ramas,
son toda mi heredad -dice Amor sonriendo-,
¿no es precioso? Es la tierra en el cielo
y la habitan los enamorados.

-¡Llevame, Amor, a ver tu palacio!


Grita la joven.
¡Déjame, Vida, oler los cerezos!

-¿A qué más has venido a Tierra, joven Livertad


-dice Vida moribunda-, sino a tomar de la mano a Amor?
V

Se acercan cada vez más al país todo cerezos,


donde hay hojas a punto de ser sublimes.
Lugar que se reviste en la bella esencia del sueño.

-Lo inmenso que va abriéndose el bosque,


del amor,
hace creer a quien lo camina que nunca terminará...

-Bien lo valoras, Livertad, y no has hecho


sino ver
las hojas a punto de sublimes. Pero mis
dominios
son miles de veces más grandes que todos
los pasos
que tú puedas dar; por ello -dice Amor con
tono frío-,
enfrentan una dócil letanía.

VI

Amor no permite que Livertad avancen más.


La joven suelta un grito dolido.

-Hasta aquí puedes acercarte,


ni un paso más es permitido,
preciosa solitaria, a quien sólo acompaña su Vida,
pues nadie, sin compañía, puede ingresar a la Villa.
Esta es la primera de mis letanías.

-¿Qué hice yo, oh, Vida que he seguido,


y qué hicieron ellos?
¡Yo, que no conozco el cerezo,
ellos, que destilan su perfume!
VII

La joven, entristecida, se acerca a beber a un riachuelo,


se encuentra a un muchacho que se le figura el más hermoso.
Vida desaparece.

-¡Vida!, ¿dónde estás? Venías conmigo…


y no te hallo ahora, sólo veo que Amor
trae de la mano a un varón precioso.

-No podrías, dije bien, habitar en mis hectáreas,


ni gozar mis fragancias y jactancias
-Amor lo dice enternecido-, si no conoces
el amor de unos ojos de varón enamorado.

VIII

La joven Livertad y el mozo Verdad


se conocen y acceden al bosque de cerezos,
gozan la esencia bella del sueño.

-Bello eres tú.


-Y bella tú eres.

IX

Se manifiestan Felicidad y Olvido.

La mano firme y otra mano encima.


El único cuerpo de los dos.
En plena gracia de los cerezos de Amor,
Placer canta su balada
El perfume indecible, difícil de hallar.
X

La joven vuelve a ver a Vida,


le parece más lúcida y segura que nunca.

-¡Oh, Vida, has visto cuán adepta he sido


a entregar mi tiempo a Verdad en los cerezos,
cada día le amo más, y acaso no recuerdo yo,
lo que creía de ti, Vida mía, lo que de ti pensaba,
antes de conocer el país de Amor,
todo lleno de hojas a punto de ser sublimes.

XI

Fatalmente Natura aparece. La hoja del cerezo cae,


Livertad y Verdad pensaban que jamás ocurriría..
Vida es violenta e irreconocible,
los jóvenes se separan.

-El día que más apunto de sublime la viste


-dice Vida a Verdad, que es mozo-,
cerca de ese día la quité de tu lado,
pues así cayó la belleza toda del cerezo.

-¿Dónde queda nadie? -dice ella- ¿Vida, Verdad, Amor?


-¿Dónde queda alguien? -dice él- ¿Vida, Livertad, Amor?

Las mieles que ayer


olieran a miel
hoy son flores pestilentes de amargura.
XI

Canta Vida a Natura.

-Tú eres superior a nosotros, Natura,


tú sabes qué sea Dios, y contradices los sentidos,
generas, das y amas; y nos trasciendes
y ordenas y haces y destruyes,
matas con tu corazón la bella figura del cerezo.

XI

Amor desaparece; no se le vuelve a ver.


Se olvida en la memoria como mito de antecesores.
Dolor habla a Livertad.

-¿Desangraste tu cuerpo y cediste tu mente,


ofreciste tu tiempo y cargaste en la boca el corazón,
para que de pronto la flor se fuera,
cayendo a la tierra sin aviso?

XII

Livertad sufre. Vida aparece.

-Oh, Vida, sino recordara que tú me trajiste


a este páramo hoy marchito,
cuando era incandescente y armónico,
si olvidara todo lo que en el bosque he visto,
si ignorara que vienes de mi mano…
moriría antes de salir del centro
de este cementerio de cerezos.
XIII

Dolor intercede nuevamente.


Habla duro a la joven.
Vida vuelve a desaparecer.

-Claro que estarás de alto ánimo enseguida,


ahora que sabes algo sobre los cerezos…
pues verás, oirás y sabrás de primera mano,
que Amor, así como contigo, con otros ha estado,
y que si ahora te abandona, es para mostrar
a todos los seres y a su cierto tiempo,
las blancas nubes de los cerezos; y esas flores,
ya lo ves, si no se guarecen ante Tiempo y Natura,
a crecer no vuelven, por más que lo pidas.

XIV

Fin del canto.


La joven ofrece una oda a Esperanza.
Dolor concluye.

-Calla, Dolor, que con Verdad he visto


cerezos con la copa en tierra y raíz en el cielo.
Llevo todo en mí, yo soy el cerezo,
por más cierto que tampoco, siento a Vida en el cuerpo.

-Solo enfrenta que -Dolor solloza-:


amas a quien no verás,
más le perdonarás cada recuerdo que se despierte.

- A Giovanni Boccaccio -

-Oda a la creencia-
Oda a todo aquello que en un llanto veo.
Oda a los momentos autónomos y universales
a los segundos detenidos como granos de hielo
a los minutos detenidos como copos de arena.
Oda a lo que va a la izquierda a la vez que a la derecha,
oda a la gota, en el gotero, al filo pedregoso,
oda a la reverberación glacial, en lo pensado,
a la luz que hay en las dunas.
Oda al tiempo encubado
dado en cascarones de futuros ciegos.
Oda a las costras lunares de la espera triste.
Oda a las presas con coágulos como castores
en las palmas de mi bosque de diez pinos.
Oda a la unidad de avanzada rumbo afuera,
Oda al radar de los vientos y la historia
que por siglo amplía la tinta, la acuarela
de la acotación de minas, maderas, marfiles;
población de multitud de ejemplos dichosos o tristes
Oda al porcentaje por sentirme el uno y haber visto el cien.
Oda al color del vidrio que como yo trasluce.
Oda al mal que muerde mi gran sueño con cariño,
erigiendo de papel castillos para dialogar la paz.
Oda a retirar el bozal de voces por el que mi bien pacta.
Oda a la silla, al bastón, a los anteojos.
Oda a que todo lo ocurre a los todos.
Oda al rocío lloroso, en la superposición
vívida de hojas verdes.
Oda al niño, al joven, a la tarde, a la mañana,
Oda a las guerras para acabarlas. Oda a los votos,
a la palabra, a la compra, al intercambio, al obsequio.
Oda a la mano prístina que hace cosquillas.
Oda a las bodas.
Oda a la muerte lenta de una vida larga como las estrellas
claman.
Oda al plástico, al cristal, al carbón, al café,
al diamante, a la miel, a la pimienta, al limón,
a los ladridos, los aullidos, a la óptica, a la piel.
Oda a las alas, al mosco, a los nervios de vació y ebullición.
Oda a los juguetes de metal o de madera.
Oda al otro. Al fotón, oda a la clorofila.
Una oda a a la creencia. Creo todo,
todo creo y creeré todo todavía
Pero esta noche ella me ha besado con un frío tan real
que aun antes de creerla, me hielo!

-Ajedrez-
Una
caída

de agua

de mujer

sentada

cascada
doblada

laguna asentada

las piernas

cruzadas

Una
caída
de tierra

Un crujir
en el pantano

cáscara de lodo
que se dobla

sentado
el varón
cruzados
los brazos
Una
caída
de piezas

cruzadas
de guerra

plan trampa trampa plan

se oponen

tierra agua

doblados sentados

doblando el espacio

su historia
despacio

pieza
por pieza
a pieza

se desdobla

se desarrolla

-Dos descansan-
dos que cabalgan
sin caballo
espada guerra o estandarte

dos que ponen en riesgo la sangre


el carácter y la identidad
-lacito angular
para que no desparrame
el fárrago informe-
de lo que ser busca cada uno

dos que como veinte vientos


van contrarios por ciudades
sin tocarse
tocándose a veces

-sopla aquí allá


el viento
alá fresco alá horneador
mueve recoge lleva limpia
ensucia y viste colgadas prendas
las anima y las desviste
las tira las pierde las regala
ah…se agota, es cierto,
cuando dicen que duerme
el viento…. pero
sopla el Viento
o el viento es lo soplado?-
dos que se agotan en la maravilla
en la imprescindible maravilla
-como pienso en las
marismas!-
de agotarse en la excepción
de saber lo adverso y preferir
no disentir al esfuerzo

dos que no evaden el filo


que no ignoran el filo
que la maravilla tiene un coste

dos que sienten que al caer el día


han como el viento cabalgado
el misterio agotador
que a veces oculta
que a veces revela
la vida

y se acuestan y descansan dos

-juntos o no juntos
dos descansan-.

-De cerca extraño cuando-


no nada no todo
este sino puedo mientras
de cerca extraño me silencias
los misterios los sentidos las preguntas
las palabras las ideas las cosas
los objetos en la noche tenue
-mente fría tenuemente objetos
fríos tenuemente tu calor de cerca todo
un contento encontrarte interrumpiendo
mi faena lectoescrita las preguntas
las palabras ya no sé qué hacerte
las ideas las cosas ante ti tú de frente
recorrer una ciudad años y saberla
por sus fuentes torres hermosura unicidad
calzadas plazas desplazadas fango
dura lento y es hermoso duro extrañamiento
solo no te miento solo y calmo
extra intrañando
y esta desesperación tan apaciblemente?

niño los objetos que se pierden aprisionan


y se olvidan y se encuentran de otra forma
otros objetos siendo es el objeto de que sean
niños ya crecidos los sentidos misteriosos las
preguntas
un contento es encontrarte
en mitad de letras acabables nunca
queda voz mi cansada noche y separada muda la
pluma
un placer tenerte a la mano el corazón
los misterios de escribirte los sentidos del ánimo
los contentos del misterio estético a la tinta
extrañamente inexplicablemente útilmente
poderosamente
puedan todo en mí si tu contento misterioso
necesito

y las cosas frías de la noche ya no sé qué hacerte


y esta desesperación tan apaciblemente extraño
enamorado
un contento las palabras tus preguntas
las ideas de tu batalla los objetos
de tu larga noche de probable frío clarear
extraño el roce de los roces tenuemente de las voces
tenue goce absolutamente única vía de ese lenguaje
placer que tan presente es breve tanto eterno
un placer deseado que el sueño acaso te halle
poco para mí bastante otra imagen de tu talle
y las horas frías de la noche tenue ya no sé qué
hacerte
en mi faena larga inacabable las palabras y
encontrarte
interrumpiendo la masa de memoria ingobernable
latiendo extrañamiento y proyección irrenunciable
no nada no todo este sino
los misterios los sentidos las preguntas
las palabras las ideas las cosas
quizá
no es hermoso el misterio ni
bello el sentido ni
practicable la pregunta
ni mejor la idea ni siquiera la cosa
un contento
me interrumpes
rodeado de objetos inintencionados de
rodearme
solo es hermoso alejado de cerca
extrañarte a ti toda existente y viva
con mi pluma puedo
Baladas de las cosas bellas de
Natura
-Mucho a la Luna, luna-

¿Por qué, oh, respuesta que nunca estás,


por qué escribo tanto -no de la Naturaleza
sino- a la Natura como musa prima?

¿A qué escribir a musa


tan poderosa
que nada puedo
llamar su atención?

Oh luna llena
por fin te llamo
desde mi propia sorpresa
oh hermosa

Luna tú eres imposible


para dar palabra
brillan
entera o partes
de ti brillan

Estás aquí para mí


Luna mi libreta tiene páginas
y está para ti
y de veras es temprano
para que te ocultes
Allí sin alas
la luna puesta
tras postes de colgantes
millas de cable
cruzo la calle
para librarte
de la mano de mi padre
el hombre
y la mano de tu madre
eleva un árbol y
eres órgano vital
del enramado piramidal
de un convicto árbol de banqueta

Sólo en la calle por la


mitad
Luna estás librada

Blanca no eres
pero sí como el
marfil
al blanco te pareces
a causa de la luz
que tomas
para prestarla

oh, hermosa,
dámela
con más calma
y más frecuencia.
-Luna gibosa-

Luna oscura, de espaldas escondida,


el hombre, al verte, creyó tu muerte.

Luna, desquebrajándote en las olas


vas menguando hasta quedar un alfiler.

En tu vida deja el labriego el campo.


En tu vida murió el antiguo, riendo.

Luna, femenino, al año se borda


de la luz tu mandil, tu ropa nueva.

Luna, tuya es la leyenda de volver.


Luna, la demencia de volver es tuya.

Luna viva, gota de agua, circular,


el hombre, al verte regresar, reencarna.
-Tierra-

Comíamos sobre la tierra,


en vasijas de tierra, de arcilla fría.
Sentíamos ser la tierra,
ser un poco de tierra, de arcilla tibia.

Creíamos que la tierra era el hueso


y nos sentíamos dormir como la tierra
bajo el trueno y el viento que también eran hueso.
En toda nuestra madre de vientre de tierra se
formaba el hueso.

Amábamos ver pastizales crecidos en la tierra,


en eso mismo de tierra crecieron los huesos,
y sentíamos el mineral en el paladar
y en la vista veíamos el mineral adherirse.

Vivíamos sobre la tierra; entre los pies


y dentro de las uñas llevábamos la tierra
de región en región, la tierra viajaba,
y la tierra de todos los hombres se encontraba.

Y los huesos de tierra iban endureciéndose


junto al fuego; iban siendo menos de tierra
porque quisimos que fueran de bronce,
y de tallar en mito, pulimos filosófico el cráneo.

Y nos pensamos distintos que la tierra


pero entendimos que no éramos distintos a los
dioses de tierra,
y les adorábamos por ser de tierra
y les pulimos estatuas de piedra porque eran de
tierra.
Y con cincel en el mármol le pulimos barba;
al dios de la tierra le formamos cráneo
y lo hicimos como al hombre de tierra
que adora estatuas labradas en mármol.

Y con el pico con que detallamos nuestros dioses de


piedra
también los quebramos y los volvemos a la tierra,
y el cráneo de bronce fue sabiendo que no había
dioses de tierra;
y encontró en todo lugar al dios al que pertenece la
tierra.

Y nos volvimos a sentir de tierra.


Y como antes erigimos dioses de la tierra en barro,
creemos que el dios dueño de la tierra nos hizo con
pico
estatuas finitas que volverán a la tierra porque son
de tierra.
-Pragma, conciencia de animal.

Las cosas al ser bien pensadas


es más difícil dejarlas ir:
tierra maga de orfebres huertas;
selvas, mares, vivas laderas;

jaguares pintos y jabalís


cual niños andando sin país;
contrastando dorados árboles,
el plumaje de alados sopranos
camuflados de todos los cielos;
del rojo arrebol de la despedida
teñido de tiernos adioses al sol
amarillo punzante en la deriva;
del cenote despierto toman azul
bellas, bellas, bellas aves en costas del sur.

Obedientes tortugas
rompen la capa dura
y encuentran la vida y al Sol;
y pareciendo orugas
inician la aventura
al mar desde el cascarón.
Peces, leopardos,
insectos, bacterias,
aves, gorilas,
flores y plantas,
semillas, musgos,
anguilas y hongos
y levaduras,
lombrices, moscas
que útiles son,
virus, ratones,
águilas y orcas,
toros, jirafas
en pastizales
junto a elefantes,
ornitorrincos,
ramas con frutos
y tiburones,
simios veganos;
por aquí y ahora
no solo hay humanos,
interpretamos
a Shakespeare,
y a Platón y a Dios,
pero negamos la voz,
aunque callados
no son, a todos
los animales.
Hay las cosas que habitan el alma,
hay las cosas que ahí suelen vivir,
pero hay las almas inhóspitas
de fuego y ciego deseo de adquirir.

Inconsciente es la arena del mar,


y es mucha, tú no te vuelvas más.
Eso que había se fue,
eso que hay no habrá
y jamás,
ni por muy recordadas,
volverán
a existir
panteras liberadas,
respetadas ballenas,
aves libres al instinto rugir
satisfaciendo al cielo
en caricias y roces.

Hombre que pisas la tierra


y lees, y piensas, y dices,
sueña más y vive menos,
vive más, y piensa menos,
pero piensa más en tus sueños,
y vive más de tus pensamientos,
y vive pensando por los que no piensan
pero viven rugiendo, volando, nadando,
creciendo desde sus raíces,
en este, que es el mundo soñado.
-Sombra gota-

Las más de las mariposas


atestiguan la pobreza
de la materialidad
cuando su sombra aterriza
en la diversa superficialidad
de un escampado o de una plaza.

Toda sombra es la sangre


de un golpe de luz.
-Connecticut-

La noche se oculta en cien,


en mil, en decenas y centenas de miles,
en millones de breves sombras.

Se guarece en cóncavos garajes,


en olvidados puntos de una calle,
en las azoteas (donde no hay una más alta
iluminada.)

La oscuridad que saliva el universo


-todo lo inmenso todavía cabe en ella-,
y su paso sigue al paso final de la marcha lejana.

La oscuridad en su insondable cuerpo


oculta la piedra suelta
en las espaldas de los cuerpos astrales.

La oscuridad que no sabemos dónde está,


en el espacio se sobra a sí misma;
está en el lugar del vacío.

Pero hasta donde alcanza la mano del hombre,


no tiene guarida la loba silvestre (la oscuridad se
conceptualiza noche)
y la acosan millones de rondas melosas de luz
artificial.

Escucho el quejido de la desconocida sombra total:


“-¡Luz! ¡Tan obstinada! ¡Impertinente! ¡Extraña de
este mundo!
¡Os lo digo yo -La Tiniebla-, la ceguera se cura
apagando el mundo!”
-Capricho por ser un ser fuera de uno-

Las nubes y las moscas


son hijas de Heráclito;
su forma y su vuelo,
un ocurrir inadvertido.

Las moscas son un ser vivo


mas nadie defiende su derecho.
La suciedad y su molesto zig-zag vibrante
las asemeja conmigo, quien no tiene fin ni camino,
y molesta a los comensales olvidados en la mesa
cotidiana.

Las moscas viven muy poco;


las nubes se realizan más:
nacen, se forman, se anuncian, viajan, se coronan
y dejan de ser.
Las moscas viven muy poco.

La mosca y la nube
tienen taxonomía y nombres en latín.
Los humanos también los tenemos,
pero la mosca vive muy poco
y la nube se realiza más…

Y entre todo lo posible


la nube y la mosca me visitan
pidiendo a mi desencajada risa
se aventure a ser un ser más como ellas.
-La vorágine de la utopía-

El poeta puede dos cosas. Hace dos cosas.


Observa y busca el ideal, para que real nos falle,
y destruye a metáforas la nata de la perfección.

En las pocas tardes que han pasado,


durante las largas noches
hemos caminado y montado
la vorágine de la poesía.

La memoria va un archivo ahora distinto,


que la historia a escribir es más verdadera
que las otras. La teoría orgánica
y podemos llorar sentados a la mesa
y los padres no dirán nada en queja nuestra,
porque llevamos corazones en la boca
y sabemos que la muerte tiene poca vida
para acariciarnos. Poco reina la muerte,
vamos a quitarle ese poder.
De la vorágine del miedo
salimos; la utopía es un lunes,
el apocalipsis un martes, el miércoles
regalan el amor, si tomamos bien los días
a la muerte eterna de la cual ya nos consta la vida.

Suplicamos recordar más de lo necesario


y, cuando nos sea loable, voltearemos
y el mundo estará vacío
de todo lo necio y lo perdido,
porque hemos caminado y montado
la vorágine de la razón.
-otra vez otras nubes-

Las nubes están elevadas en su carril


lejanas a mi tacto y cercanas a mi vista
y nos llueve cuando ríen
y cuando lloran nos nublamos.

Las nubes están en su reino


y su compleja hilaridad truena
el potente regalo de su carne
(pues la lluvia es la más alta entrega).

La lluvia es la definición
de estar delante de un presente
inmerecido.

Y en la plaza, y en la plaza se ríen de mí,


y se conjuran por callarme,
a coro arrojan leña verde:
-No, las nubes poco importan en mi
vida.
Me gritan, agregan:
Las nubes… bah! Yo nunca creería que
el vapor
aglutinado se relacione conmigo
o tenga algo que decirme.

Oh, nubes, como ustedes


yo también me aparto,
y me parece que las amo solo.

Mas la hueste de plumas vendrá


a mi encuentro y alternaremos saludos
de clanes y tradiciones
en la frágil colonia cultural de innovaciones.
Yo les diré, a mi turno:
-La nube es un elemento de la esporádica
espontaneidad. Símbolo de la poesía.
Y si hubiera borda
a ella me llevarían
los de la cofradía de la luna.

¡Pero yo sé quien eres, Nube!


Yo te hago reina de mi diccionario:

Nube:
cuerpo que transige al viento,
y masa que te mueve el tiempo,
virgen que practica el parto,
manos que colapsan rosas,
pétalos que caen de toda forma,
reciprocidad de mitos que denuncian vida,
sombras que contienen ríos,
zonas que cuadran ad hoc a lo imaginativo.

Amor,
véase nube que se vuelve otra nube,
nube del color oscuro de la estirpe
tempestiva,
nube que agrupa fortuna, que designa
misterio
por el rojo oro que le reverbera altivo.
Civilización,
Bóvedas de nubes
como cóncavos pasillos de arcos bizantinos
con capiteles a la altura de los hombros
de un Minos atemporal y gigante;
avatar de cada siglo que defiende
el laberinto en el que acaso
él mismo esté perdido,
como las nubes en el cielo entero
hecho para que se pierdan.

Deseo:
Nube azul blanca gris plateada roja dorada a
fuego negro
y blanco y oro bruñido; carismático bailarín
de un clima festivo, de tanto caos por tanta
fuerza,
alternativa representación de la venus
vespertina,
menos fija y más colérica, menos pasiva y
más fugaz.

Verdad,
Nube en el hallazgo del canto de una joven
y el laud de un mozo.

Poesía,
Nube de la que se sustrae oro
y centurias de minerales
y caricias de solitarios pensadores.

Amada,
Nube que tiene a bien
no atender mis odas,
gran ejemplo de la entera musa
de vapor, lejana y pasajera.
-Las aves cantan-

Los árboles
son globos,
que si el canto caliente
de las aves fuera,
se alzaría terráqueo el árbol.

Las aves deben cantar caliente.


Los árboles, calientes, verdes. Verdes y calientes.
En esos árboles duermen muchos pájaros,
búhos, tecolotes, o perros de agua,
ululan, ululan, es el absoluto
canto que se reconoce
y termina.
El absoluto termina
un acto
y se manifiesta.

II

Los árboles no crecerán a ser lo mismo,


si les sobra vida, a ver qué vida
les da esa vida, y cómo enráimen,
lo dará el futuro.

Árboles floridos donde debajo gritan niños:


pájaros ahí no duermen.
En la noche
a las aves no
las ves
no las oyes;
tienen su equinoccio
de alegría y alegría.
Al amanecer levantan,
al atardecer calientan ,
el árbol bombo.
Bómboles árboles
se han quedado
pulsando... el sonido bajó...
un aleteo abulta...
los niños no se callan..
en los nidos... se reaniman...
no se saben dormir… los pajarillos...
ese impulso alarga a las viejas aves.
No se silencian y ha
trillado el grillo….
-Portrait-

en los campos del internet


nosotros comemos manzanas
todo es visible
nuestras manos son sultanas

suspendidas en los dos lados


las ventanas del palacio digital
todo lo tienen
nuestros ojos son dichosos omnipresentes

en la blancura de la luna en la fotografía


nosotros colocamos un cigarro
todo lo compacta
nuestro día es un trecho de enciclopedismo.

Mientras, a la vez, en la realidad no


todo
es visible. En realidad no tenemos
nada,
a no ser todo lo interno que nunca
estará en la nube.
-Desantropofomorfismo-

Amanecer.

“desnuda Marquesa”,
“cóncavos pechos blancos
tras los cerros elevados”,
“sujeta de esperanza y cobijo”.

“incitado primogénito”,
“falo de luz erecta”,
“senda vigorosa al día”,
“sujeto indetenible eres”.

¿Qué interesa a Luna y a Noche,


los pensamientos de nuestras fábulas?

Amanecer,
como lo femenino
y lo masculino
te siento.
Ambos quiero
hacerte parecer,
pero es absurdo.
¡Eres luz que llega al mundo!
-Silence but noise-

Desconozco el silencio, sin ti lo dudo.


Acaso muerto estuve una, dos, tres veces;
pero pensar el silencio no alcanzo.
Imposible primero escuché
que mi recóndita persona
en vasta la naturaleza
no puede traducir el silencio.
El silencio todavía sería el auge del cosmos.

Silencio término cuantitativo sólo idea,


más cabal que la muerte mera del sonido;
silencio idea paz vida gusto bueno en la memoria
siempre fresca memoria silencio en medio de los
miles del beso.

Flecha nunca enviada de dos picas, el silencio


haciendo el alma
esperamos pronto tensa la capa que no lleva el
cuerpo del silencio.
¡Que sí! me plateé escuchar si venía genuina
la negación y el silencio vale los minutos.
El llega en algunos Ella podría continuar y en la
falta el cariño todo lo que es más,

el negro, los minutos, el intervalo del vacío,


lleno de bueno en el ruido que el silencio
no libera sino agranda pero pacifica:
significa silencio emoción veterana.

Irradia como el sol rayos la maquina naturaleza.


Sonidos imposibles de apagar, continua
exterioridad,
sucesión de lo que acontece extramuros
de los oídos que no se rinden.

Silencio en la ventana abierta te hace o no volver.


Decidido ruido abraza. El fenómeno del silencio es
mente.
El amor lleve por clave perpetuar el idilio inicio del
silencio.
Escuchen el silencio, emoción muda de la compañía.
Silencio dador de la vida indecible, ante el resto
silenciamos.
Silencio de la soledad,
compañía de los ausentes.
- La vida es -

tac

La vida es
propia del tiempo.
Del tiempo propio es
el abandono.
tac
Se asola.
El alma humana.
La luna y el viento
que tiran las hojas
se desconocen,
siempre.
tac
Si desconocen al hombre
se desola el alma.
tac
La relación Viento-Luna
no afecta al polvo,
no nos ve Saturno.
tac
Se desola el alma,
si desconocen al hombre,
lo propio de la vida
y lo dado del tiempo.
tac
Las más profundas cosas,
rocas y vacíos, se tocan
con el gas más allegado
a la redondez de la tierra,
en la mente humana, se tocan,
en ningún otro lugar, se tocan.
tac
Se tocan no debiendo,
no teniendo,
luz eterna, polvo suelto,
viento libre, Júpiter el Grande
en la mente humana.
tac
Se desola el alma,
si desconocen al hombre,
se desola el tiempo,
se desola el alma.
tac
Del tiempo propio es
el abandono.
La vida es
propia del tiempo.

tac

tac
-

Item-

Ver al hombro la cruz cocida,


ver a la familia que deja la espiga,
que interrumpe la sesga, y mira pasar al Ermitaño;
Ver las promesas de la gente de detrás.

Ver un caballo entre polvos


embridado desde occidente,
llegando a cambiar por noticias
los alimentos: ver eso y responder qué es la historia,
y el fino descanso,
ver los ojos de Alejo.

Ver el sudor en los mangos de oro;


del sultán Alp Arslan tomando Armenia;
ver las estrellas desde otra cosmogonía;
ver qué es una espalda a traicionar;
qué es el tiempo sin papiro y crónica.

¿Qué es un avance selyúcida por Anatolia?


¿Cómo puede la política aquietar millones
de crines a galope?

El trigo vale más que el oro,


si en tus fronteras no hay amigos.

Ver el ceño de Gregorio,


apenas enviada la embajada;
porque el trigo vale más que el oro,
en el Bizancio de fronteras colapsadas.
Ver los sueños de quienes duermen montando;
percibir el alimento en las bocas hambrientas,
la respiración de la sed; gozar de la alabanza;
pedir el mana; dar al mundo otra anchura
de humanidad.
-Sonidos viejos, asuntos nuevos-

Y corre el primero,
la segunda anda;
el ser ante Natura,
y corre el primero,
la segunda anda.

Qué inocencia tiene ella,


qué culpa la especie libre,
odiando el sacrificio de sí misma,
sacrificándose por nada.

Ya no se sufre ni se atormenta
por el caro gasto de su irracional sombra
que desgasta la asombrosa
fracción y totalidad del universo.

II

¿No se ve de noche algún astro


que es tan fracción y totalidad
como nosotros? Pero nosotros
estamos vivos, y los pies del
humano no tienen la obediencia
astronómica de un fenómeno
de muerta luz que vive.
Fenómeno,
el bozal que le hemos puesto a la naturaleza;
en la conciencia,
en lo que la razón ha llegado a observar
como una otredad tan lejana, que nada
constituye;
y los poetas huelguistas decían:
sí sientes que salvas el mundo,
miente, poetiza y derriba.

Tanto que se carga de sentido


un papel que en sí mismo toma a la Natura.

III

Si el asesinato es síntoma de odio,


odiamos a la tierra. ¿Quién creería
la inocencia de un asesinato masivo?
Y si aquel que mata ignora su matanza
vacío es el motivo de que tan valiosa natura
vaya a dar a agujeros de basura de
plasticidad
(que deberían sicoanalizarse en apego
a la repetitividad
de utensilios desechables)
es esencial teorizar que en lo más concreto
de lo que tenemos del pasado
fueron y son los simples palos y las
simples piedras,
aquellos que la nunca simple razón del
humano
hizo objetos perdurables,
y nosotros no comemos ni dos veces en los
mismos platos.

IV

Y apenas esta mundana parte, oh lector,


oh, lectora, es nada ante el impacto
del presente
que nos llena de sonatas
y melodías sinfónicas,
nocturnos,
y abruptos standars indómitos;
frenética la celeridad de mis circunstancias.

Y separado,
solo, sin la pluma,
sin la partitura,
yo desarrollo la angustia
de la que tanto se habla desde
Freud
pero que no es, por enunciada,
enfrentada
estoicamente.
No se enfrenta nadie
que conociéndose
sea feliz y libre sin que un día
falte
en que se sublime
La angustia es. Ocurre que me aterro.
No la invento, la denuncio. Pero lo más sucio
es el motivo. Es por el tuétano que es la
natura
al pensamiento del humano.
La contaminación es un acto manierista,
tan cercana a la eternidad se cree la
industria,
que no ve lo imposible de su perfección,
por lo que hay que hacérsela notoria,
lo cuasi delicioso y es la muerte
de mi inspiración Natura.

IV

Para defender la vida de la tierra


no se excluyen razones
ni se estancan las intenciones
en la búsqueda por la verdad
o en la búsqueda por el poder negarla.
Defender la vida es
ver y unirse al beso
y al abrazo de los opuestos.
Ah, y fuera del paisaje de esta ventana
todo pareciera estar tan calmo.
Ciega ciudad agitada,
te punza también silencio de la culpa,
evades el coste ecológico de tus servicios.
Ciudad de pensar sin forma,
manera de vivir en la colmena
trabajando para la reina,
que nunca se mira.
Ciudad que no apagas las luces de las
oficinas.

Para un inagotable pesimismo,


hay horas, hay días, hay páginas.

SEGUNDA APROXIMACIÓN.-
mismo poema

Enloquece quien atiende


murmullo y carcajada
y oído inquieto y temeroso
distiende a desierto,
bosque y selva,
-siempre alma humana
descarnada-
sin distinguir Idea de Dogma.
No enloquece pero
parte la cabeza
tener aliento escéptico
y vivencias del espíritu,
ideas de fuera de siempre
de nunca de dentro
que maman para no morir.

Que se precipita y no lento


el complejo de Atlas en la vorágine
del duro peso histórico y corpulento
que colapsa, frustra y enfada a la progenie
mortal. Castillo y templo atraviesa solitarios
el que los piensa
.

Asoladas ruinas de su mente beben vida,


“misterios arcanos” y “miedos silenciados”,
“secretos develados”, “tumbas profanadas”,
violación, empoderamiento, sacralidad,
muertas razones jamás enterradas. Palpitan
hilos luminosos en el negro tiempo.

Escucha el murmullo, la risa,


el conflicto volitivo. Vana empresa
para la puntual flor, en el páramo perfecto,
asolado y regado por externas fuerzas…
Capa egregia para quien triste no sea flor,
sino semilla errante, pensante.
Un viento sopla y frío agita,
a quien murmullo y carcajada atiende,
y sordo y mudo, de breves piernas
de brazos cortos, el ser ante el cosmos
se concibe en relación al inmenso lugar,
y todo parece sueño.

Humano en la tierra que


no escucha más que la bestia,
ni su soplido ni su voz estorban a la nube;
que no son sus brazos para poseer
fracción de lo amado ni ápice de lo deseado,
huelga que, así, incapacitado,
el humano impedido,
de su condición se olvidó,
la mitificó primero y se le volvió en guerra
luego.

Ha avanzado en ciego y poderoso impulso:


una noche de paz por mil días de guerra;
suficiente para el saco de la sinrazón,
y un poco la verdad en el quirófano
a gota arrancada, vuelta como el agua
entre sus tres maneras de existir.

Detestando todos sus impedimentos


el hombre se cuestiona ante la madre,
pero, qué le puede preguntar,
si la está matando?
Qué perversión de amante,
preguntar a la existencia
por la causa del suspiro,
y sostener contra el costado,
alojada en el costillar,
rígida la daga.

El acto de matar a la hermana,


matarnos al futuro, en no ver el pasado.
La agresión de matar a la madre,
de desconocer el principio
y el fin de tu ser
y acabarse el mundo entre conflictos,
y afluentes de desperdicio,
uno, otro más, el día para el desquicio
cuya consecuencia, oh, Natura, tú liquidas.
-ser también todos los instintos-

Ser también todos los instintos.


Arrojarse en una mordida
salvaje que otro te creyera estúpido
y que lo fueras porque con pocas fuerzas
con tu razón dormida no dominas
todos los instintos que también eres;
y tú,
eres todos los instintos de la animalidad
lo más cercano a la libertad,
pero eres todos los instintos del mundo
estúpidamente,
gozas lo que los dioses deseaban
y son demasiados instintos para ti
y no sabes por tanto que ellos te dominan
te enseñorea tu animalidad más poderosa que tu voluntad humana
la libertad de gobernar mente y espíritu no es lo que tú no tienes
todo lo que hago es carne
todo lo que pienso es mundo
los instintos son semejantes a los humos
la transformación del fuego
los libros hoy me arrojan al mundo
ellos son palabra pasajera
el pensamiento es más grande que nunca
y pasajera la interpretación perpetuamente
pero podrá dar término
lo que nunca ha dado inicio?
Cómo se podría decir
que vas triunfante
en el progreso
de filosofar?
Todavía hay que responder
a Heráclito.
Veo que todos
lo entienden todo
y lo explican todo
y yo nunca acabo de entender la verdad del ser
y este ser es todos los instintos también
y los manuales de decir las cosas tan científicas
hacen de toda razón y verdad blasfemia bárbara
y uno es golpeado cuando las ideas más fuertes
son de contino atacadas por palabras llenas de razón
pensamientos que tienen el mundo en sí y que no lo recorren
nunca ninguna palabra podrá entender tú mundo
por ti
lo ilógico de la relación con el prójimo (la emotividad
que es volátil porque es sin que le pongan atención de veras)
las palabras son muy poderosas y se pueden usar sin poder alguno
y como hay tanto estudio y tanta teoría,
las palabras son como granos de cereal
en costales
infernales
sacros
todo es posible
y es tan mal expresado
que al mundo se lo jode el lenguaje
sin provecho,
mundo siempre hecho deseo
hoy tus bastardos instintos
no atienden a tu voz de madre
te violan
y eso, suculento,
no tiene provecho de ser
-Siglos son generaciones-

Cada siglo vive de mudables gestos.


Cada gesto abre mil posibles signos.
Signos y gestos actúan; interactuando,
ocultan. Los siglos se ocultan al anterior,
al siglo siguiente, aún al siglo mismo que se data.

Los siglos de número eterno.


Son tan diáfanos como incompletos.
Apéndices de voluntades. Distancias
verdaderas. Fermento
del real del otro.

El arte del siglo es acta de su orgullo.


Cuando una idea se una a la belleza,
la verdad habla. Y la idea de
que no hay belleza, es bella.

Y la verdad que ya no habla de ella,


la verdad que ya no es,
y sí es,
es igual a que no la haya.

La idea de que no hay belleza es cierta.


Lo cierto es tan falso como lo bello.
En el siglo incierto.

Las verdades irreconciliables


en parcelas de lenguajes.

-¡Descubrí, inventé, creé la luna! -dice la época,


forro cómodo del siglo. Su aliviada conveniencia
exclama entonces-: ¡Oh, eres tú la luna cierta!

El presente que
ha visto y verá todas las cosas.
II

Antes, ahora y después


el siglo se impulsa en el siglo.
Per secula seculorum. Lo humano
en lo deshumano, el tiempo
en el olvido. Antes de los siglos todavía.
Una mano por todas las manos.

De tiempo se irrigan los siglos.


Del tiempo del que no hay sequía,
sino en la muerte. El siglo germina
si influye en el humano, y éste le anima.

El siglo no es la cantidad
de la historia que se estudia
cuando del tiempo se pregunta.

Antes, ahora y después


querremos ser como las bestias,
instantáneas; pero oh, fatalidad,
concebimos el futuro
con su posible imprevisible:
allí alzamos la civilización del tiempo.
III

El siglo no es cantidad.
Son actos de una farsa
constitutiva. Diálogo
de heroicidad que se estipula.
Seriedad y burla.

El siglo es cautiverio del tiempo.


Nombre civilizador, orden
que hace anatema el ciclo;
una cuenta del destino que se apuesta;
el espacio y el lugar del absurdo;
de hueso geográfico, lenguaje del ser;
pie de hazaña,
pie de tortura:
el siglo es la morada del humano
que cuenta sus días, atravesado por los años.

Caminar, desplazarse.
Son las primeras metáforas.
Nómadas, los días que pasan.
Culturas que ven la luna.
Culturas que ven el sol.
Calendarios: pasos
de caminos necesarios…
IV

Pero los días no son metáforas.


Son tiempo presente. La vida.
No hay camino para las horas,
las queridas, las perdidas,
las vidas y las horas.

El día no es culpable de nada.


La luz en la tierra que gira.
La condición de no tener demasiado
cielo de luz resplandeciente
-que te veo y veo como avanzas-.
Tiempo es innegable vida.
Y los días no, no son metáforas.

Sin embargo (oh, fatal conector, retórico y marcial),


hacemos pasos de los días.
La idea de la línea nos domina,
y contribuimos al sistema de la vida
(que debiera detenerse!),
con una inercia, que une a infinidad de vivientes,
tus coetáneos.

La Necesidad, nuestro collar al tiempo vecindario.


Los elementos del pasado y del presente son
criaturas suyas. Siglo y tiempo a crédito,
nodriza del futuro en común y continuo.
Abrazo calendárico, acuerdo de que haya vida.
Diálogo de heroicidad que sacrifica.
V

Hay tiempos sin siglos. Humanos sin siglos.


Tiempos sin cuenta; pero huelga,
no hay siglos sin humanos.

La historia es lo que podría pasarnos


a nosotros ahora mismo. Pero,
sobre todo, explicación de la imposible
repetición de acontecimientos
propios de otros tiempos ya idos.
Peculiares; eso los hace siglo.

La particularidad del momento de la realidad.


Siglos son generaciones,
actos de una farsa,
diálogo de heroicidad. Siglos
son de muerte
si lo son de vida
de otros y otras tantas
todo el tiempo que haya habido
tiempo para la especie del tiempo.

La otra muerte que ocurre en el siglo.


El recuerdo es la muerte
que no detiene el tiempo.
La viva muerte de los no muertos
Último

Los siglos se gestan mirando la luna,


provocados por la faz del suculento ciclo,
y la marcha permisiva de lo eterno. Pero bah,
desengaño, nunca, sino en la apariencia, se repite
el trazo curvo, jeribeque y gota ósea de la luna.

La luna no es la luz plasmada en su materia


ni el sol sólo emisor, dios que cegó a los antiguos,
que reta al moderno, que ha prometido energía,
que ha amenazado erupción…
Cuando la humana,
especie del tiempo,
supo que el mismo sol cedería
al tiempo, la esperanza se borró del tiempo.
Todo ha muerto donde no hay eternidad delante.

Pues, ¿qué se aprenderá de la luna


en su sombra? ¿Qué del hombre sin el otro?
¿Qué del tiempo sin pasado, sin futuro?
¿Qué presente sin eternidad? Amanece,
el tiempo no es infinito.
Aquí la historia
se desfasa en una trampa,
cuyo mérito más grande es tener calma,
cuya alma directriz es no enterarse del presente.

La historia de los siglos óseos,


será desmembrada por sus miembros.
La historia que se ha vuelto
sol y luna unidos por la luz:
interpretaciones, ilusiones...
-Vi en el fondo de una copa-

Vi en el fondo de una copa


el fondo
(vaya, vi el fondo “fondo” Fondo,
en el fondo de una copa,
y granitos no filtrados de café)

y del fondo vi
que aunque es lo último
no siempre es lo más lejano
porque hoy
-si todo pudiera decidirse hoy-
aceptamos que lo perene es lo finito.
-Ni saber pude cuantos granos hubo de café
ni concibo lo infinito ni sé qué haya perene-.

Porque así como puedo no puedo


beber en la misma copa distinta bebida,
no tener bebida ni copa predilecta,
o beber del piso y despreciar la copa y el sabor.

Vi, en el fondo de una copa


un breve finito
y pavor
del fondo de la vida en el fondo no escrita todavía.

Vi en el fondo mis angustias


(que aunque sean lo último
no son lo más lejano)
y luego ya no estaba el fondo
y estas líneas brillaban como la verdad:

Quizá la paz no sea no problematizar


sino la respuesta última a esos problemas.
(Y mi mente me intercepta:
-¿Puede la verdad comenzar a enunciarse
con un quizá?
-Quizá de ninguna otra manera existe.)

-Carlos, trae otro café,


se amable.

Vi en el fondo de una copa


(otra, que las lavan)
el fondo de la angustia,
su final es breve;
hay a tragos que enfrentarlo, pues,
¿qué es vacío el fondo?
y quizá otro brillo:

Incorrecto me sería dedicar la vida


a especular y no beneficiar con ello a nadie.

Y lo grito (por si lo correcto está herido


y lo responsable… ¿lo responsable?)

Y el camarero que me escucha dice:

-Mucho peor sería dedicar a ello la vida


estropeando no sólo la tuya.

-Ah, la responsabilidad.
Claro; asumir el costo de que todo gusto
es suicida; que poseer es que otro no posea, que
quien quiere las riquezas tendrá que
arrebatárselas a quien las tenga…

-Igual vas a pagarme.


-Sí señora, dueña.
Sólo digo que
vi en el fondo de mi copa de cristal
que es de cristal la vida
más traslúcida de lo que fuera deseable
frágil como se le estima;
y útil para servir a otros.
-Impulso de vida-

Una visión fugaz


del tiempo,
trae consigo la angustia
de la desesperación
de un día que se va,
por otro
que se
acerca.

Todo es
tan
preciado
si,
es la última vez que podría pasarnos.
-Descanso-

Sólo el tiempo
es
como el tiempo
y al tiempo
el tiempo
no alcanzará.

¿Tendrá el tiempo un destino?


¿O el tiempo
no tiene ni tiempo
de volver al camino
qué cruzó distraído,
viendo
aquí, sin ver aquello,
un cuan tanto ensimismado,
desperfumando el pasado?

Un cuan tanto, dije bien.

Si el tiempo corre,
si el tiempo repta;
no deja de ir,
tiene una cita.
Si el tiempo
se detiene
el pasado
lo rebasa.
Se yuxtaponen
los ciclos
y lo crecido
viene niño,
y el destino,
brújula del tiempo,
aguja será perdida.

Pero no es posible que el tiempo


prolongado tiempo se detenga.

El tiempo ha de andar,
ha de gastar sus sandalias,
y he que somos sus suelas,
las suelas que ha de gastar.

Mucho anda, mucho gasta,


y no es posible
en la infinitud del siglo
ver descalza su marcha.
7777 ( )
7777 (callé)

Y callé. En su silencio,
entendí el abismo del mío.
Los portentos del sentir
que tantas veces callé hablando.
Pero callé y, con silencio lo dije.
7777 (en tu mesa)

Yo conozco el momento
en el que decido
a quien amar
y durante cuanto tiempo.
Sé amar,
no he obedecido,
y he concebido maneras
distintas de expandir el amor
de una espera.

Me acaba de amar,
esa mujer,
amando se acaba
a éste hombre.
Que no acabe de amarme.
7777 (perspicaz a las náyades)

Si las fuentes murmullan


y las atiendo,
no oiré lo que dicen
ni diré lo que oigo,
oiré lo que inspiran
y diré lo que en mi murmulla
7777 (el historiador, su obra y el lector)

Y volé una cometa redonda,


una cometa plateada y nocturna,
desde un lazo tan largo –mis ojos-
que sólo existe estirado.
Creo que vieron mi cometa algunos
-pocos-,
mientras que otros miraban su luna.
7777(audiciones)

los oídos son mantos


para cubrir el mundo
calentarlo de atención
dormirlo en nosotros
7777 ( si va de expresar)

Tomé el lápiz
y lo deslice
como quisiera correr
el arco por las cuerdas,
los dedos por las teclas,
las voces por los vientos;

los oídos de mi corazón


no atesoran los sonidos,
ni convierten mis neuronas
el silencio en la leche del recién nacido,
pero el misterio de la música
está en este suspiro...
7777 (yo instrumento)

Yo el instrumento

La mayor fuente de pensamientos


o la peor fuga de segundos.

El que da el tiempo está conmigo,


si yo estuviese con él,
llegaría tener dos momentos por cada tiempo.
Cuando mi mente no se abstraiga,
ni mis pasos sean llana agua veloz.

El viento de mi saxofón.
Soy yo en el viento por él,
por el tiempo que decido.

Arduamente para mí no es música


como para los músicos. Me es
filosofía del ser y del ahora,
espiritualidad y ampliación de mi mismo.
En música soy pensamiento
y por encima alma.

Los músicos gozan de ello,


los que así lo vean, tan seguido,
que quizá han olvidado
su primer amor.
7777 (finito intervalo)

¿Finito intervalo hay del jazz al astro?


Sin cielo, universo estrellado siempre,
oid, que canta tenue, apenas quiere,
la flor tintineante, estrella soprano.

Teclas que llevan un corazón, palpitan,


contratiempos, cálidos vientos. Sobre,
se complacen siete astros viejos, orbitan,
entre mucho polvo siguen curso no libre.

¿Será que suenan los siete astros viejos?


¿Ese sonar es el silencio nuestro?
¿Es sordera no atender de astros ni cielos?

¿Qué es la séptima menor, qué es el astro?


Siempre un sonido, en todo, ¿no hay silencio?
¿do podré escuchar planetas gravitar?
7777 (inspirado en el ímpetu de los insectos)

Probablemente,
lo sabemos,
¿de dónde provienen
las abejas encantadoras,
que persiguen polen de miradas,
a regañadientes de amor?

Probablemente,
a propósito de amarnos
con constancia en la proximidad
del día del cuerpo,
a lo largo y durante el cuerpo del día,
mientras los aromas de los ciclos
y los crecimientos se nos apelmazan,
sintamos, inmediata,
lo virtuosa que es la cotidianidad
en la naturaleza.

Esencial,
ocasional,
inevitablemente,
la semejanza de Dios
se desglosa en su hija,
madre siempre viva,
de donde nace
el carácter de toda especie.
Ella es una mujer de instinto.
Seguramente, haya, en su inacabable,
en su mordible senda,
un panal de esplendidez.

Toda mujer colmena,


toda colonia de mujer.

Colmenas, por sus millares


de pensamientos trabajosos.
Colonia, por sus múltiples,
distintos e infinitos sentimientos
de portentos silenciosos.

Grandemente, mujer
por destino propio;
destino por cuanto para éste
se nos dio el instinto,
instinto en tanto ella escucha
en sonidos, direcciones naturales

como las hormigas hoplitas


que sin orden marcial
se realizan en su natural esfuerzo
de lógica perfecta.

Ella es música.
7777 (a través de un brillo)

Nada a mis ojos permanece,


la proporción adepta a mí aún es oculta…
Todo perfil de amor sólo amanece,
pero no hay sol, sino poco
es el albor de esperanza….

Y si empiezo
a amar
un color amarillo.
Ay, no
me quiere amar,
no quiere ser amarillo.

Quiere de rosa pintarse…

!Ay, ay, amarillo de olvido!


7777 (un beso)

Como si de oro se
sentía la vertebra;
se pensaba que los ojos,
la expresión, la boca,
serían hilo del final del trecho
Dimos el tintineante
reverbor del oro.
Base sería el semblante
del valor del goce.
7777 (sonrojarte)

Si tu piel fuera de orejas,


y escucharas mi vista,
no me harías escribir;
tú me recitarías.
7777 (de repente)

Me gustas de una forma única.


Con la razón que te aleja voluntaria
para que los corazones no terminen repeliéndonos.

Y la sensatez del proceder de este querer


resulta más violenta que la decidida declaración finita,
por la constancia de la aparición de tu figura amigable
en los senderos cotidianos de los ratos solitarios.

Descubierta, elegida en la inconsciencia, símbolo


clave contra la soga, defensa ante la angustia última,
amiga.
77777 (Cultura vs. Natura)

Cualquier pie descalzo


es hoy a la cultura más cercano,
si Natura, en lo moderno
es moda voraz de instinto.
7777 (Castigo)

Pasado testigo mudo


tenemos prohibido encontrarte
tú sólo eres
los días breves
la razón de la incoherencia del amor.
Si el pasado nos habla,
como la estrella,
solo su eco muerto oímos.

Castigados a vivir sin él en su presencia.


7777 (Priot Ivánovich frente al féretro
de Iván Ilich. -Retrato-)

Un niño en luz de día


suelta de sus -acabadas- manos
mariposas de alegría,
lleva pantalones cortos sobre las rodillas.

Dentro de sus ojos,


piensa Priot Ivánovich
lo que piensan primero los muertos:
nadie escuchará sin mi boca mi mente.

Sombras para la atención;


lloran rostros, fuman, en papel,
tabaco. El humo es un hálito
que busca el muerto Iván Ilich
en su retrato.
77777 (breve consuelo)

Tranquila,
el mundo tiene filo,
véncelo sin enfrentarlo;
tranquila todavía,
siempre.
7777 (algo más al respecto)

Tengo el problema
de entender mi tiempo
a medias, siempre a medias.
Porque el tiempo es uno
y varios. Para todos
y de cada quien.
Desde este momento
y hasta atrás siempre
y enseguida adelante.
7777 (personales)

Quien lea una hoja


al azar de mi poesía
(no habría azar allí)
creerá, quizá, que soy
piadoso, que soy ateo,
por vuelta; que soy
plagiario, que sin estilo,
todos llevo. ¿Quién
que vaya de esto,
no ha conocido a Uranos,
cómo no haber leído los Salmos?
Madurando el corazón con
aquel que canta:
mi alimento
confundí con mis lágrimas.
7777 (efeméride)

Si el bien pudiera
morderse.
La pascua cumple
el mandato absoluto.
De ella Dios habló
diciéndole Perpetua
y hoy es fecha
y es inmenso
lo que saboreamos.
El bien,
si pudiera saborearse.
77777 (en el molino)

La vida,
qué grande,
espaciosa y siempre lúcida
es la vida, cuando
me envuelve todo tu vestido
y tu sinceridad.
Cuando en tu oído
hago nidos para los gorriones
y los cardenales. Rendidos
en la paja del molino.
Allí en el molino en que
todos saben porqué me has dicho que me ama,
el momento en que
todas saben porqué te creo.
77777 (de paso por el cenobio)

El cielo no trae sus nubes


y tras el cerro poniente
una fuerte luz vibra
como una ferviente fe,
el sol sale al instante,
como un milagro.

Era la voz del labriego


y el sol brillando en mi hoja.

En el estrecho valle,
entre unos montes no por
mucho separados,
habrá unas veinte casas
que se alumbran
de sol nuevo.

De las veinte, diez,


no estarán habitadas,
pocas en desnudo ladrillo
y otras sin cristales y enmohecidas.

Los perros ladran más


que en la ciudad
y lo intrigante es saber porqué,
pero ya me llaman...
77777 (autofrustación)

El avaro cansado,
detenido ante el oro preciado,
a sabiendas del último riesgo
de alcanzar a tomar lo deseado.

Un rey, suicida, tras la campiña,


ganada la batalla ensangrentada,
carne a la tierra al ímpetu de espada.
Rey, suicida rey,
incapaz de aceptar la corona ansiada.
77777 (militancia,o porqué el materialismo
requiere imaginación, y cómo estimular
el ingenio)

“Puedes aprender mucho o aprender poco.


Eres tú quien se pone en esa
situación aplastante.”

“Mi verdad es que todo está errado.


Por eso la revolución me puede ser dada.
Es decir, puedo poner en crisis la circunstancia.”

“No es que los barrotes canten,


sino que cantó quien los ha pintado
y cada que lo recuerdes, cantarán los barrotes.”

“El muro, el pasto sesgado,


la piedra cortada del piso acomodado,
todo ello hoy dado fue trabajo realizado.”

“Todo cuanto al rededor hay,


que no es Natura, alguna vez
fue sueño en la cabeza humana.”
7777 (suspiro demasiado)

No es mi suspiro bramido taurino,


siéntese como volcánico clamor de alivio.
Me estremezco en el denso suspiro
que cumple mejor que las letras el quejido,
aclarando tensiones sin humillante alarido.
Al surgir, recuerda el aliento divino,
pasma y vitaliza la razón de ser del destino.
7777 (así es)

El doble gusto del fruto.


Llevar lucidez, bailar en el luto.
Poesía.
7777 (una ocasión de obrar)

En la misma tarde,
puestos los pies en el mismo lugar,
miro dos cielos divergentes que me cubren.

La posibilidad moral de obrar,


nunca se había materializado
a tal magnitud para mí.
7777 (que trata del estilo o arrogancia)

Es sonar de un muerto entre mil ingenios


mi voz sola ante estilos ancestrales,
que oído y sonido son atemporales,
sobrando, solitario, los convenios.

Fue un tañer emanado de mis sienes


sucia y pura rima en habla silvestre,
tal como sucia es Ceres por terrestre,
libre y filosofal, sin convenciones.

Es balada de un vivo fuera de los gremios,


nunca quieto en rotonda de adalides,
padre de versos que tiene por premios.

Lengua lega y necia sin autoridades,


del licor, de escuela, ritmos abstemios,
prefiriendo, a las formas, las verdades.
7777 (intento de fuga)

Pobres poetas, echados a un mundo


que no les pudo preguntar
qué iba a necesitar
su alma para su realización más alta.

Pobres poetas de alma religiosa


que meditan entre lo necesario
y lo verdadero; y mirando creen,
y oyendo dudan, y mirando dudan,
y oyendo creen.

Pobres poetas que son de espíritu cual esferas


aerostáticas
a las que el calor infla y eleva y conduce por los
vientos,
rozando tormentas y mirando el rincón del
mundo,
allá por donde acabarse siempre parece estar.

Pobre poeta que para su consuelo agrega el plural


a su peculiar forma de estar en mundo,
que poco tiene ya de semejante con lo eterno.
7777 (misterio)

Aquí, en mí, donde la voz,


la frase, el andamiaje
de la intraversión,
la oración, tienen su casa
y el llanto es un concierto;
abrí, rompiendo mi cristal
con una piedra, un libro,
y el espacio allanado,
un fuego destructor.
7777 (dolor al abdomen)

Hoy, mi amor,
ni me preguntes.

Estoy tan infeliz


como una papaya pasada.
Hoy, mi amor,
se puro abrazos.
No me digas
Se te ve,
no me digas.
Dame abrazos.

Hoy, que podría irme


a morir por descanso,
no me mires, ciégame
en tu pecho.

Dime: nada;
nada, lo único
soy yo y mi pecho.

Dime:
nada, torpe,
en mis brazos no ocurre.

Dime:
nada, sueñas;
nada; calla,
bruto; tú te
ahogas en la
gota que evaporo;
en tus lágrimas
naufragas.
Dime: ¡tonto,
te admiro,
te admiro!

Hoy, que a poco


me disparo.
7777 (cerrados)

…cerrados], como
el negro habitante de los ojos
cerrados], como
el aire en la respiración que empuja los oídos
cerrados], como
el ave de altos vuelos encerrada entre los dedos
cerrados], como
la flor y el río de los seres en los libros
cerrados], como
los caminos de los dromedarios y los pasos
nómadas
cerrados], como
el ejemplo extraordinario de los corazones
cerrados], como…
7777 (mi cuerpito mío)

A mi cuerpo lo mantienes
en la periferia
de lo que es mi mente.
Al borde de tu lumbre.

A mi cuerpo,
el tuyo,
lo mantiene
en alas
sobre lo real,
inmortal
lo haces.

Mi cuerpito mío
en tu cartografía
lleno está de vida:
tú le encuentras su mar,
calmas sus volcanes,
sus más fuertes aguas
corren hacía ti.

Mi cuerpo es más cuerpo


desde que lo miras.

Perdido en el cosmos
mi cuerpo
era débil cometa.
Se dirige ahora
a ti (es misil)
a impactar contra el tuyo.
Desharemos la tierra.
Mi cuerpo sin ti es más masa,
vil cera,
que si tus manos
no enfrían, se derrama.

Mi cuerpo es tu segundo cuerpo,


otra casa, otro panal,
la morada para el resto
de tus días en calma.
7777 (noroeste o el Siervo de Dios)

Íbamos través el Campus Estellea,


el agua hervía en estelas…
!La tierra andaba suelta
y la espiga viva!

II

Bebimos, para Compostela,


del sol cuanto quisimos.
Hubo una fresca noche
durante que también
el firmamento iba en peregrinaje.

III

Llegamos a Oporto,
donde dimos con el santo
de Dios, nacido en Tenerife.

IV

El evangelista oró
por mí tras escucharme.
Abel de Tenerife
me habló de Dios,
pero yo lo vi en su rostro.
La parte de atrás de un
cuaderno amarillo
~1
El hundirse es sólo otra metáfora
y por ello evoca, situación recurrente,
visita a senderos de locura, tristeza o soledad;
porque el hundirse es sólo otra metáfora.

II

Un hombre mandó a llamar


a un general en Atenas.
- General, ¿qué es ser valiente?

La historia es conocida
y nadie lo ha sabido.

III

El mito del hundimiento


lleva los pies en el hecho.
Hundirse no /como el pusilánime en el lodo /
mierdoso.

IV

¿Se hunden los valientes?


O mejor, ¿es valiente el hundirse?

Hundirse es sólo otra metáfora.

Hundirse en la valentía,
de recibir encima,
Atlas, a la vez,
la mansión toda ventanas;
la y las realidades
que nadie sabe qué día se abrirán cuales.
~2
Hablar sin retórica
la verdad asquerosa
de tu espalda

-¡Qué mundo!
(inhóspito, desesperado)
necesitado de mí -piensas Ciencita.

II

¿Retores todos los que emocionan?


¿Prototípico todo andamiaje poético?
-¿Y tú, Ciencia, qué eres?

III

Tú, oh, Ciencia, la verdadera musa


de la muerte. Eres musa y aspiras a diosa,
para ti murieron los dioses. Nada sabes de Dios.

No seas como Diana,


que a quien se escapa mata.
Hay superstición desde tu voz
cuando de tu boca escapas.
También los paganos vivían aterrados
como hoy hay supersticiosos por la ciencia.

IV

-Oh, infierno, eres sólo un juego infantil


y tus poetas malditos nada me demuestran.

-Por lo corta que te quedas -responde la Poesía a


la Ciencia-,
en el uso del lenguaje.

Y la ciencia comienza a generar una nueva


pregunta.
V

Alguien piense en el infinito


y luego en las preguntas que pueden hacerse.

¿Es mejor una pregunta a otra?


¿Unas tienen respuestas y otras no?
¿Cuántos días dura una pregunta
antes de cambiar sus posibles respuestas?
¿Obtener una respuesta es realmente obtener
verdad?

VI

Cuando debo, al viajero mental, volver al yo


y para ello, soltar lo pensado,
como puesto en pausa un beso,
empiezo, pues, a pensar en la verdad y en el
tiempo.

Y nada.

La verdad es el tiempo
y el tiempo es la verdad.

Y ningún silogismo es tan preciso


ni más humana otra tautología.

VII

Oh, Sirena, ven,


he aprendido a navegar sin compañía,
mi paseo es voluntad y me aprecio libre.
Tú no me engañarías, ahora dime:
¿Qué es la quididad?
~3
Estoy donde se duda
acaso fuera de mí nada exista
sin reproducir la línea.

¡Oh, yo, muera ya!


¡Consiga las líneas
precisas para irme!

II

Yo soy tierra
ellos mar
para decir
donde comienzo
donde terminan

Ellos son mar


yo tierra
para aclarar
donde comienzo
donde terminan

La nausea del individuo

III

Ve y paséate por la plaza pública,


el genio de la civilizaciones,
y consuélate en tus otredades.
¡Al fin aquí nadie ha pedido nacer!

IV

¿Conoces algún rey


que adores por ser rey?

En los lienzos blancos


de las letras invisibles,
¿conoces a la fuente
entre inverosímil y privilegiada?
V

Diana, que no es Diana,


sino vicario de un ideario…
Diana, en fin, a sus musas manda
huir ante el varón
que indefenso va a ellas,
armadas de miradas, lino y arco.

Y una ninfa de Fiésole


desobedece en Boccaccio,
pero, oh, crueldad,
yo no ingenio el engaño,
mi amada es fiel a Diana
y se resguarda
y no la alcanzo.

VI

Hundirse es sólo otra metáfora


y otra metáfora es perseguir.

De verdad, esperamos el instante


como las bestias,
y como humanos
atacamos el nombre del futuro,
a condición de alcanzarlo.
~4
Un sembradío de vera en la montaña
hace diez siglos alimentaba a un sabio
que se encaminó a perderse
por darle paz a su enemigo.

II

Yo, si pudiera batirme, no lo haría.


Razones al brinco del tiempo pasan
amores fulgen o se apagan,

III

el verdadero golpe del amor mata


no deja fuerza para la erupción de furia.
Yo, si pudiera batirme, no lo haría.

IV

El perdón es una vela,


ardiente, deja ver
el camino que revela
todo el dominio del ser.

Si me hieren, soy el otro,


ese otro que ofendió,
y al instante me recobro,
es de todos el veneno que él bebió.

Perdonar es comprender
el quehacer del pensamiento.
~5
Una fuente histórica
es un ser vivo
que sólo vive cuando se le mira.

La nueva religión
de la noción cristiana
y la piedra obsidiana.
El estilo con perspectiva
y la mano nativa.
Ombligo oblicuo
en la cruz
de los cuatro puntos cardinales.

Piedra que para entender


se necesita tiempo, más del propio,
tiempo del pasado que aquí está conmigo.

II

Esculpir malamente
para regresar
el universo
al principio
de su caos.

Esculpir con
espectros, con
luces el cielo.
III

Que carcoma, como


la distancia a la luz,
el tiempo a la piedra.

Y que el moho, el
musgo y la hiedra,
hostil parte la eternidad,
someta a una cirugía
muy larga, grata
al sentido
de paz y templanza.

VI

Desaparecer oculto
a la mente creadora,
seguir siendo piedra
nunca ya amuleto.

Atraviesa el tiempo
pero más el olvido,
bella para algunos
podrida a los muchos
esa piedra encaramada
en piedras no pulidas,
no talladas.
~6
Cultura, ven, tomame en tus manos,
mirame en tus ojos, llevame en tus pies;
hacía falta la compañía de una mujer,
y tú, Cultura, tienes más de mis huesos
y yo necesito ponerme fijo y sostenido.
Soy pólvora [filo]Sofía,
soy humo y tú me disipas.

II
Literatura, te leo,
me lees,
te soy fiel,
tú no me engañes.

No vaya a ser
que de lo que te escribo
te rías luego.

III

No me mientas,
Fuentecita,
mito del amor del diecinueve.

No me mientas,
tienes sed, no
brinca por mí
tu agua.

Y aun con ello


me dijiste,
-mi agua toda
te festeja.
IV

Misma musa
mató a Acuña;
Fuentecita,
una musa
prometida.

Y ella le respondía.

No por tu agua,
ni tu chorro.

No por tu agua,
no la tienes.

No por algo
que prometes,
sino por tus
adoquines.

Por las aves


que frecuentan
tu apocado manantial,
que eso sí eres.

VI

No presumas.
No prometas.
Te amo seca,
vivamente.
Ya vendrán las lluvias
que te aumenten.
Sólo atiende:
si me mientes,
Fuentecita,
decepción y
adiós, amor.
~7
Espejo que no refleja,
que desprecia hacerlo,
espejo más un hueco en la pared.

Espejo del lôgos;


fluir en rocas de granito,
reflejo que filtra en las grutas.

Burbulleante y retorciro
río que baja desde el espejo.
Espiral, vórtice, vorágine
de un lazo monacal,
largo como el claustro.

Espejo que no refleja,


que desprecia hacerlo.
Soledad, condicionante
del reflejo.
~8
Antes o después que el sol
nazca,
sin su forma.

El periódico abre los brazos


para recibir el día.

A quien lee
sus manos le dicen,
apuntando hacía él,
las mismas palabras de ayer;

como campesinos
ordenados a cambiar
de tierra de labranza…

Por fuera del diario


leo la muerte de Darío.

Precoz y prólijo escritor;


por tanto brevísimo.
Jamás terminabas
la oración de tu halago;
¡siempre te subestimabas!

Conocías de aroma
las calles
y dabas caricias
a blancas hojas usando la tinta
y adjetivación. Vivieras diez vidas,
aún desconocerías
tu propia creación.
¡La muerte cuestan esos abandonos!
Cosecha del siglo.
Ay, de ti, hermano Poeta,
tiempo te faltó…
!Ah, eso ya que importa!
~9
Alboreó hoy el día
hecho galleta rota.

El cielo inmenso,
dispuesto,
a cualquier memoria.

El cielo nació
quebrado de nube.

Ya el tren del día se lo llevó.


Ya no se mira la edad primera
del llanto temprano del horizonte.

Cóncavo comprendo el
poder de la memoria.

Cúpula de pentagramas,
costal de leguminosas.
Almacén surtido,
dispensario mío.

Recreas con hojas caídas


el árbol humano.

Eres planta, eres semilla,


se te cultiva, bebes luz,
das fruto.
~10
La prescindible unión de los poetas
que ocurrió toda una noche en mi cabeza.

Soñé que tenía miedo,


cuando ya existía abril
y América era todavía desconocida,
por el mundo que causaba mi pavor.

El laberinto de un jardín antiguo


era el desolladero surreal. Yo escribí,
despertando,hojas que hoy
no entiendo.

Pero según mi sueño,


justo ahora,
en alguna biblioteca,
alguien abrie un libro
para salir del mundo
de la consecuencia necesaria
y entiende a qué me refiero
es estas líneas:

Se nota en la flor que espanto,


flor de labio azul,
aromática de alaridos,
la dormida que me dan
los brazos que me amurallan
a tus pechos.

Yo, de la flor lágrima.


Hay en mí un Narciso
que se ve en tu vida,
desde el interior, raíz,
apoyado en tus labios
morados.
Y su tallo vivo
se sacude
como lombriz descubierta.
~11
Calles y tonos de luz natural
como desglosa el recuerdo,
es la realidad luz porcionada a cada
momento.

Hoy presiento en el alma una límpida


nomenclatura.
Ayer llovía el desencanto de mi humanitaria
hechura.
Mañana la risa llenará mi boca y otra boca
llenará mi risa.

Ayer vi, también, en los templos de los niños


una abeja que desvela, una fantasía de
ciencia.

Ayer vi el mañana como luz puesta en los


sitios.
Es luz en porción la realidad, cada momento,
me obsequian nueva luz, mis ojos otros.
~12
Cuando fue mi turno de recitar,
varios reclamaron haber copiado su sueño.
Soñada versión del laberinto
de una frustración muy grande.

Y luego de mí, otro se paro y grito su


poema:

-A/brumado- [continúa en Conjura dominical….]

abrumado;
echado un lado del río,
viendo navegantes.

Veo y quisiera hablar,


pero van navegando;
¡ah, cuando yo navegaba
creí ir muy lejos!

Yo encallé;
no fui todo marino.

Navegante sabe del río;


sin porqué llegué a la orilla.

¡En la orilla los


barcos que veo!
¡Grandes tapan el sol!

¡Ah, cuando yo navegaba


y mi barca asombraba!
¡Ah, antes yo navegaba!
El río me amaba.
¿Sabes de lo qué digo?
Tengo idea que navegué;
hoy incapaz
de mover un velero.
Yo solía navegar; desperté
hoy en la orilla.

Hoyos en la embarcación
hubieron me traicionado.

¡Fui hundiendo yo confiado!

Mi barca a prisa;
las naves enormes y yo éramos
amigas.

¡Sabía navegar!
Entendía de los vientos;
Detenía la tormenta.
Paraba sin ancla
mi galeón en las olas.

Triste gorro,
astrosas hombreras;
me decían “Capitán, ordene”.

Hoy mojo mis pies


en las aguas.
Consciente a mi muerte
ponía dirección.
Guiaba al
reloj y al imán con su rumbo.
Inconcebible morir aun
buscando
y morir aún buscando
y buscando una vez
muerto
aquello que mi muerte
me presentara;
y muerto yo iba y no
aviso ni signo ni pista.

Cómo hube de haber muerto?


Cómo haber naufragado.?

Y ahora que vive una


reencarnación
diaria en el
cuerpo
al que fue el
capitán, el agua
aterra,
y la reminiscencia
hace saber una
forma no clara, que puedo
volver a romper un estrecho
pedazo de mar con
la madera angosta
mi
desplegada barca de
viento soplada la determinación
y existencia de ilusión de
misión en la vida.

No quiero volver;
busco el sueño;
busco pasmar
callar, vivir
la orilla del río.

Sueño que despertaré

mi nave, recordando días


que yo soñaba
el agua me hería;
balbuceando
antes pretendía
traje de capitán
no me iba.

sueño que despierto


al sueño del niño
la orilla del río,
hace sentir
no

abrumado.
Primicias
-Histórico de Guillermo-

Bajo la manzana yace su hijo,


sobre la historia su identidad,
¿Quién no conoce aquel mito
de la flecha y la libertad?

Del Olimpo Demiurgo,


de la Suiza el varón
que peleó contra Habsburgo
por la paz del Cantón.

Fue por una rebelde hazaña,


que lo obligaran a disparar,
su flecha contra la manzana
que su hijo tenía que llevar.

Atinó bien al blanco y con rapidez.


Mas por otra de sus rebeldías
fue apresado y llevado esta vez
a un velero sobre las bahías.

Escapó tras salvar a la nave


que moría bajo un huracán.
Fue un episodio muy grave
que los suizos no olvidarán.

En motín capturaron a Gessler


y una flecha le hirió el corazón.
Fue el inicio, imposible volver,
comenzaba la sublevación.

Campesinos, siervos y nobles


secundaron a Guillermo Tell,
ballestero con las flechas dobles,
poco histórico se sabe hoy de él.
-Imaginativo de la piedra-

Frente al recinto de los labores,


el bulevar corta por dos las calles,
y tiene a los lados pasto verde y amarillo,
y en el centro grava roja, como de un ladrillo.

Pasan por ahí los niños de la mano de algún mayor,


también, pasan solitarios, buscando el amor.
Van y vienen y vienen y van
un sin fin de personas paseando a su can.

Y un suceso que imaginé,


me propuse a escribir en poesía,
y salí al bulevar y lo caminé,
y al instante escribí lo que no sucedía:

Iban dos hombres ya viejos


montados en sus bicicletas
(los viejos alegres sentíanse atletas)
cuando ven de repente aquellos dos ojos.

La cara de uno se tuerce en dolor,


el gesto del otro es cruel puro amor,
mas ambos ancianos se vuelven de piedra
y caen, como iban, directo en la hiedra.

Y sale al paso, segura de su leyenda,


la más perpetua de las bellezas:
es Medusa que engendra
en mi mente, esta y otras mil rarezas.
-Incertidumbre, desasosiego y fe.
Ficción de la muerte de un padre-

Cegado como caballo


de opción al frente
sin nada al lado.
Así, despacio a paso pasa el camino,
y no he llegado.

El pueblo ecuestre,
por el camino,
está perdido
no ha de existir.

De días son meses,


de mes al año,
y el año va;
sufre mi sed,
cesan tus años.

Tu barba larga,
tu aspecto seco
de tierra y sol,
está menguando.

Tras de los cardos


un bisbiseo;
algún viento aciago
que viene diciendo
que allá en tu cama,
cubierto de pana y manta,
están los llantos por ti rezando.
¡Es que ha parado tu corazón
y no he llegado!
Fue la noticia: Tu padre muere;
anda ve y corre.

Y el pueblo ecuestre,
donde tu muerte,
dista una vida
en el camino,
no ha de existir.

¡Oh, padre mío!


si ya te has ido,
des-pi-de-te.

Con tus machetes corta distancia


y sesga el odio por no llegar.

¡Oh, padre mío!


si te he perdido,
per-do-na-me.

Más sobre los hombres


las altas nubes
me dicen sigue;
puede tu padre
estar pendiente
de tu llegada:
¡Corre ve y anda!
Y si aún me vives,
vive y resiste;
que entre la zanga que erigiste
y entre las tierras que tú quisiste
llegando voy.

El pueblo ecuestre,
con tu misterio de vida o muerte,
está perdido en el camino,
un infinito.
No ha de existir.
- XL corónica barroca -

Con ojos agotados de sal,


de pavor, de oro imaginado,
con cuero rubio de ardor salado,
llegaba por el sol Levante,
al verdadero Occidente;
quitando límite al centro,
periferia haciendo a lo completo,
extendidas las constelaciones de ciencia y azar…
Era, a la deriva, llana sangre de carestía.
En tierra, fue como toda fundición, aquello,
expandió en líquida estampida.

Lo que no cabía en la mente perpetuado,


ni cabía, sino en sí, en su medida:
se trazaba la altamar a una escala
de mil aguas al pulgar,
de desérticos mares azules,
de visitación y bordes
y números sin objetivos.
La fragilidad era del papiro,
ingente y minúsculo sentir humano,
que la geografía baraja en los concilios.
II

Los días del presente se debían pasar


-Uno… dos… las aguas,
los vientos, las cartas-.
para el advenimiento de los días futuros…
Los conquistadores no lo han sido aún,
son marineros en Marte ayunados
que miran las leguas de mar
como el túnel propicio del topo cegado,
bajo el campo florido de nubes menudas
dispersas en el equilibrio.
Perdigones de vapor,
moradas de la aldea elevada,
majestad natural de lo incriticable,
de la mano de Dios, abolidora.
¡Oceánico volcán
que en la erupción endureció
las comisuras de los mundos!

III

El marinero halla
más breve el firmamento
frente a la cordillera,
del elíptico negro,
siempre él mismo,
recostado,
distinto al color de las horas,
inalcanzable, perene,
como la metáfora infinita
del camino dividido…
El marinero tiene sed
tiene mar y tiene cielo,
y el mar repite al cielo,
y el cielo repite a la sed,
amistad viciada entre clima y ser…
El marinero tiene fe
en la lealtad de las aguas,
¿pero de dónde proviene
el negro de los rayos
y las olas montañosas agitadas?
Relación parcial…
traición parcial…
El poder natural retumba,
agranda el círculo crispado,
sobre el marinero enfunda
sombra amenazante, bajo la fría nube
en calidad de madre, y clarear parece…
¡Mas el relámpago libre amanece!

Oscuro,
su látigo de vida propio.
El águila libre busca
encadenada a la presa…
¡Es la nube fecundada de tormenta
cuyo entuerto atruena las alturas!
¡Pródiga fertilidad del elemento!
¡Natalidad donde habitan,
a una vez,
las generaciones de la tierra!/
/
¡Prístinas e infinitas
gotas con vida en la caída
que no llegan a morir!
Nunca, ni por los alumbramientos
del árbol frutal, superadas.

IV

El anclar, la explosión y el relinchido,


la sombra, la llama, la luz indiana,
milenios encontrados sin paz,
paz encontrada en la guerra;
el baptisterio atlántico,
el largo telón rápido,
el guion de treinta manos,
el acto Universal, tardío,
la máscara pesada,
las manos que al alzarse
bajan al pasado,
la ceniza que tiene,
todavía, el ojo encandecido.
El conquistador tiene hazañas.
¡Gloria de su hecho de conquista grita!
En veinte cintas espirales, en una columna,
monumento de las sangres,
entalló Marco Aurelio,
recuerdos del mismo carácter.
Estos otros se bastan
con relaciones escritas
al rey que tiene tierra.
El conquistador meditará,
luego, en las chozas,
fresca la guerra, fresca la mar,
que batallas injustas fueron las tormentas,
de armas de bravío talante,
del genio aguerrido de lo externo.
El conquistador, profano,
siente a la espalda de la noche
el misterio cercano, bala y rezo
en los pocos días, únicos,
de los latidos que asieron
al mundo contrapeso.
TÁRTARO
-Tártaro-

Sé qué contrario es ser sabio


y sufrir melancolía de olvido.
Sé que no es el amor o la escritura,
sé que es mi sensibilidad y mi vida
la que me recorre hasta donde es prohibido
que acudan los cobardes y mentirosos.
Sufro porque no está bien todo aquí afuera,
aquí adentro se agita también. Sufro sabiendo
que no debería, sufro de pronto de veras,
de pronto corro a encontrar la paz y la tengo.
Sufro como el minero en mala mina
que va (sabe que no es lo más sano),
entre mucha montaña por algo de oro
para otro. Va porque oro habrá
que le sirva a otro, y a él su paga corta.
No aconsejo el sufrimiento.
No existe el sufrimiento sino el verdadero.
Quién hoy sólo sufre pobre de su representación de vida.
A veces no es tristeza, ni angustia, ni desesperación,
ni dolor, ni ira, ni nausea; a veces uno no sabe y falsea;
por ello se debe atender el oficio de conocer que lo inefable
tiene muchos nombres cortos y un valor en cada mente.
Hay que ir, no era broma el ser minero; hay que ir bajo por
la idea,
alto por la emoción, lejos por el momento, cerca por la
belleza,
por eso que se dice segundo. Allí está el dolor. No
intentemos traerlo
que si no sale por sí mismo nadie lo puede llamar aparecer.
Sólo quien sepa llamarlo invoque su genio, que su
imitación
es más dolosa e insufrible que cualquier motivo de dolor.
Conozcámoslo, estemos con él a solas, detestémoslo,
platiquemos,
pronto se ve que no es nada. Sí las cosas se encontraran
sin la distensión del pensamiento que desespera…
no, eso
nunca es así.
Aquí se dice que sufro, espero y sea poco, y no haga tosco,
si mucho me duelo, poco me quejo, pero puede mi solo
doler
causar queja en alguno que sea más cercano a la felicidad
prolongada
de lo que yo la he visto siempre dormir sus buenas siestas
largas…
-Balada de un éxtasis de recuerdo y esperanza-

La noche está helada


y tú con tanta calma,
corazón lejano al mío;
que sin mí atraviesa otro frío.

II

Nadie cree,
de los que mis jardines miran,
que toda la belleza que les doy
es para quien nunca viene a
contemplarlos al nacer el sol.
Eso, los que mis jardines miran,
no lo creen, no lo comprenden.

III

Tú desenvuelta
y acaso yo sea el carrete;
y girando, tú girando
yo los brazos dar.

Si la cinta ha de anudarse
o desanudó, es lo que piensas
en las noches que me llamas
con todo el silencio que eres capaz.

IV

Empecé a andar
creyendo que me detendría
que descansar sería inmediato al irse.

He estado en tierra y en mar,


ambos firmes. He contado
una única vez pero largo
los astros.
V

Tu y yo, absolutamente
ningún otro intérprete
destos códices corónicos.

Sabe,
la interpretación muda con la diáspora;
donde estés, donde esté, sabemos el secreto.
VI

Dos veces erramos, pues,


traducimos olvidadas voces
desde el propio olvido,
las traducimos a nociones de cautivos;
Así no puedo darte un salmo
ni tú el mío.

VII

Viene la hora duodécima


y yo te amo
otro día más.

Dime,
que te creo la vida;
hemos perdido muchas noches
y te pido cuentes lo que me depara.
-Fenómenos-

no se parece a la felicidad
lo que felicidad no sea

vamos ya sabiendo
que en todos no todo está igual

ya vamos colocando el nombre propio


como adjetivo de lo amado

y que no es de la mente el sentimiento


ya le consta a nuestra edad

lo perfecto la maravilla y lo ideal


no es materia que el amor prefiera

la combustión de esperanzas no hace brazas


y no se parece a la felicidad querer ahora

pero extrañar aún todavía tras horrores


cumple como hijo del amor

el propósito de verte pura


para poder recibirte de nuevo

-II-

pura en dos naturalezas


peligrosa violenta asesina
enemiga de mí

aguja precisa
en lo secreto
única de mi dolor

mi toque
o no
de piedra con lo verdadero
falta o ánimo de vida

un alivio que quisieras no tener


el de mi espíritu es el que tienes

la paz que no la hallo


y de no hacerlo no merecerla pensaré

el desperfecto estado
afilosófico
del descontrol

un fenómeno del ser


llamado amor
un lúcido suicidio fiel
e innecesario

amor mal llevado amor


que no sabe culparte y te depura
en tus dos naturalezas
que si copa de gloria no fuiste
no me permitiría suspiros de vida ahora

-III-

los vesubios no saben


y estallan y no saben
son fuerza y no saben
el humo de millones
la ubre del principio
y no saben
yo sé que no soy un volcán
y no estallo y lo sé
y sé que mi fuerza la pierdo
de un suspirar al siguiente
millares de suspiros y lo sabes
cuánta vida arrojo suspirando no lo sé

pero parecen sangrías que


si extrañando dos naturalezas
continuo
caeré al suelo

que no es tiempo de pensar


el ánimo como el humo del volcán se ha ido
lo sabemos

lo que conviene
a mi espíritu no interesa
de tanto que el efecto del amor
extralimitó su forma

humana condición
padecer sin laurel de razón
padecer con corazones tributarios

-IV-

y como la luna no hablara


aprendí a amar el silencio

de la naturaleza callada
y a la natura que escucho
necio yo la cambiaría por la luna muda
pero no iría la luna a venir a la tierra

nunca
ni todos los días serán esta negra tristeza
siempre
-Sobreviviendo a Novalis-

Conozco el camino hacía atrás,


el camino hacía atrás que va a ella.

La brevedad de la vida vence


en la eterna memoria.

Lo paralelo del aquí


nos ofrece
tentar lo presente

No. La negación.
La mente es la eternidad,
la memoria no existe,
todo es simultáneo,
el tiempo no es tres
aunque se piense,
ni mucho, poco o nada
es un rato de asueto,
acalorada noche,
olvido.
Los puntos cardinales,
la percepción del aire,
la rotación del cuello, no.
El calor no tiene piel
ni frío el agrado.

El tiempo no se ubica en el espacio


Camino el camino hacía atrás,
el camino hacía atrás que va a ella.
Delante, detrás, los centros del infinito.

Aunque hora somos


breves
en lo eterno amamos.
El tiempo no se ubica en el
espacio.

Lo pasado y lo presente y lo que por venir viene


no tiene relación con la flecha enviada que no ha caído.
La flecha es la libertad.
Lo porvenir, porque pasó, viene.
Si viene, el futuro ya creó
lo venidero; viene el porvenir de allá,
donde hacía atrás se mira ella.
Fue sucedido el futuro
tanto tiempo en el presente ha,
que el camino hacía atrás que a ella va,
delante espera.
-Recuerdo que traiciona-

Oír entre los lagos llovidos


clas, clas, las palmadas que daban
las piedras (avienta aquella avienta aquella).
Las piedras. Aquella vez nadaban patos,
feliz referiste al oidor preciso tus estragos (las
piedras).
La bola de beisbol estampamos buscando
(las piedras) la luna del collar de la escultura /
ruina.
Yo no atendía la recepción de cosas futuras, la pata
de un ave
llamó tu atención. Se animaron las torres
por los reyes, la primera / vital intención era estar
presente
en la manera de abrir el vino,
en cómo nos cuidamos para aparentar que nunca /
había sucedido antes que respiraran las inquilinas…

(avienta aquella avienta aquella) (las piedras)


Fue cuando reía sin miedo en la boca, recuerdo,
poder, momento de poder, poder volverte
a ver en el recuerdo, portento que hace tan feliz,
que hace tan triste, momento de poder sorber
de las palabras días.
-Procastinación de alivio-

Como pronuncia lágrima,


mi ojo errante,
sueles tatemar papiros,
volando la conversación
para un mañana
que no alcanzará
mi ojo nunca mudo.
-Por una muerte en los días de amor-

A la profundidad de arriba, amiga conocida,


clara en las mazmorras de mi interno fuerte,
confieso no temer encontrarme la muerte
en días de amor, pues ellos durarían mi vida.

¡Cuánto espacio perdió mi cariño,


el horizonte alegre hoy es dañino!

¡Cuánto ha cambiado el sol su eje de confianza!


¡Qué tan poco dura el día, y que siniestra
está la noche en que uno se recuesta
sin promesa de tener compañía al alba!

¿Tan mísero es mi anhelo, y tan poco el amor,


que a no ser en la redención de la vida,
la unión es íntegra y nulo el dolor?

!Ay, profundidad de arriba, amiga conocida,


confieso no temer encontrarme con la muerte
si así dura el amor lo que dura la vida!
-Sobre todo, las lágrimas-

Sobre todo, calientes están estas lágrimas,


causas suyas los recuerdos de las ánimas.
Sobre todo, están calientes como si forjadas.

EL espinazo esta lágrima me ha recorrido,


calentándose hasta el nicho de las sangres.
En estas lágrimas viene la ilusión de los amantes
¡La primera flor en vilo que se besa escondido!

Sobre todo, son porciones de perfil muy raro,


solemne, armonioso o triste tónico valuado….
Son estas lágrimas calientes aquel pájaro
que al azar decidió aterrizar sobre el tejado.

Ni el pájaro, ni la lágrima sabrán jamás,


el uno en dónde se posa, la otra por quien brota,
lágrima forjada, cae, sin ver a quien amas….

(a Enrique González Martínez)


-Pintor, paisaje, pareja, libreta y lienzo-

Flotan en el agua los barcos


como si en concreto;
tan firme su ingeniería,
tan quieto el puerto.

“-De no haber electricidad


-dice el muchacho a la joven-,
ni aquí, a la orilla, ni allí
(sobre el agua) en los barcos,
ni tu mano distinguiría entre de la oscuridad.

-A no ser que la luna brille fúlgida -dice


muy tranquila ella.
Miran, los dos, la mirada de la luna.
-Es probable que ilumine
la luna sin la bobina,
porque Agosto va a empezar en cinco días,
y más de medio cuerpo de la luna mengua.

-Las lunas, no obstante,


son indecibles de excelsas
y vivas y deliciosas en Noviembre…
-Sólo -murmulla el muchacho-,
dime que no es su cumpleaños…

-¿Quisieras que dijera:


luna sólo hay una?
-Y que todo este año no existe,
que ese tiempo no nos sirve…
-...si continuamos -lo dice ella- siendo tú y yo
y la luna.
-Pero no…
-Yo no puedo…
-...correr y arrojarme al mar…
-...y nadar y arribar a esos montes flotantes…
-...de electricidad…

-Yo no puedo.
-No podemos nada.
-No es la nuestra búsqueda, sino espera.
-¿Quién que no aprenda? ”.

Luces los cubrían todos


y eran distintos en sus formas.
Lo que esas luces hacían
era un brillante horizonte flotante de acero.
-Entender qué es ser campana catedral-

Ya dí el brinco a la paloma
dormida en la cúpula;
cuando duermen puntilleando todas
-estrellas de vuelo y pluma -, la negra
pedrería
de la vieja cúpula oscura.

Negra y profunda
como el firmamento de un noche de hace
tantos años,
dónde no había luz, y te acurrucabas tú
-nido, a la vez, de este otro pájaro-
en una cúpula ceremonial y armónica
hasta el néctar de excelencia humana.

-Y sólo eran noches contigo -se podría decir.

Hay las llamas que no deben encenderse:


las llamas de los ojos.
Son gatitos callejeros
que si tomas no puedes dejar.

He guardado, tanto, en mí,


la historia de los largos días
que tu tiempo, sumado al mío, sustentaban.

Tanto ha que calla éste bello jilguero


que acaso se haya llegado a creer en el
pueblo
que el ave de la selva ha muerto.
!Ah, fueron tantas aves las que te dí en vuelo!
!Tantas ocasiones de ir a dormir abrazados,
más que el astro y el satélite!

Ya sé, pues, cómo tiñe la campana,


y de qué silvestre forma, los leones,
resguardan los sacos de las comunicaciones.

!Ah, tú, que al hablarte me escuchaba el cielo:


no poderte escribir es no poder abrir el mundo!
!Bóveda! !Bodega! Caja de seguridad -que debe yacer-
resguardada bajo aquella cúpula terrible.

Cúpula de la que estas campanas


-alas, ¿oyes como son mis alas?-
buscan despertar a las palomas,
para verlas despedidas por los vientos.

Tú, que, en el viento no tienes metáfora,


vives tal que no hay cómo abstraerte,
y la vil campana, es señal temporal, volverán.
“ya nos veremos”, es lo más natural y entendido
que dos lúcidas aves pueden decirse en el cielo;
cuando sólo en el cielo les es posible mirarse.
-El coste de ser humano-

Vestía paulatina vejez


entre gesto y andrajos.
Salió de la espalda del faro
e improvisó para la entristecida,
el quijote de la avenida.

“¿Podrá un rey decretar:


vacío es el interior humano,
para tiranizar la mente del siervo
expidiendo el impuesto de mirar al suelo?”

Ella juntó las rodillas, elevó desde el suelo la


mirada,
tanto jugo contenía esa alma, que por el borde
escurría.

“Porque el engaño del tiempo


es confundir el calor del fuego
con el calor de la muerte en el hielo;
porque no es de saciarse la flama,
y avivarla es servirle una ofrenda al mal día.”

Se escuchó, a través de la noche, el grito de un


nombre,
un hombre, a lo lejos, dominaba los nervios.

“Olvide que pueda exigirse un mandato,


vea que en dónde se dice vacío,
costales escindidos no cubren tarifas;
sí, madame, vuestra tristeza es la miseria del reino.”

Llegó un hombre y la llevó del brazo,


la soltó llegando a la vida oculta, que
desconocemos.

El viejo, de duelo, se tiró en la acera,


pagaría el tributo por ser un humano.

“Dulce nada mía, desde ti hasta el todo,


cantó sin lograr derrocar el trono,
y aunque nuestro es no tener,
vaciamos la vida en llenar tristes vasijas.”
-Hipocresía o ambivalencia
o tibio vómito-

Si de la misma copa,
la misma boca,
da dos tragos tan distintos
en sabor,
¿o es la copa o es la boca
o es el trago o es el sabor?

Ver de cerca la piel del pobre.


Ser sensible al hambre del obrero.
Acercarme al prójimo para servirlo…

Una auténtica congoja


por lo humano nunca ajeno.

Y con la misma intensidad de vista,


ver la piel del vaivén distinto.
Combatir contra el paraíso
torrencial de encontrar una tras otra ilusión.

Observación indómita.
Látigo de la consecuencia.

Si de la misma copa,
la misma boca,
da dos tragos tan distintos
en sabor,
¿o es la copa o es la boca
o es el trago o es el sabor?
-Exaltado decaimiento-

De veras soy un poeta despreciado,


un amante rehuido, un corazón que invade,
que causa pavor, y de veras me siento
a escribir solitario unas palabras por lágrimas.
Solo como el naufrago que extraña una tierra
pero hace feliz el mar de su vocación.
¡Poeta que escribe de amor, de esperanza
como quien muere de sed y gritase que bebe,
que bebe hasta el hartazgo!
Poeta que vino a la tierra a perseguir
una luz, que mientras más se escapa
más poeta lo vuelve.
Poeta que lamenta en la lejana estancia
y que pule sus piedras en los cafés.
De veras soy tal, de veras.
-Decaimiento exaltado-

No podré dejar de llorar/


todos los días/
no consiento el infinito retórico/
pero un día en el alma de los pozos
es suficiente/

Mi alma el alma de los pozos es/


La he llenado y se vacía/
“me envenené de no sé qué”
“El conocimiento da fiebre”
“el ocio da urticaria”
“la paz agobia”
“el amor es igual a imposible”
“el tiempo es neutro”
“el tiempo es inicuo”
“el estudio no acaba”
“pasado/ presente y futuro
sin hilos/ pero no hay qué bordar”
“la felicidad es la élite injusta”
“la esperanza/ la amistad/ déjenme
dudarlo”
“el arte/ siguiente”

Si miente mi consuelo/
para protegerme no recuerdo/
sufrimiento como el día de hoy/
Loco no creo ser/
he sido muy lúcido ante los otros/
feliz/
amado/
soy y puedo/
pero/
sufro/
todos los días/
niños alimentados/
delétereos alimentos/
envenenado por autos/
yendo absurdamente a absurdas empresas/
la sociedad de la alegría/
y yo sufro/
-Emulación-

Como el jugo de los valles


que aparece delicioso, grato y coloreado
al subir la tierra el tronco
y al soplar de oxígeno la fruta, puedo.

A un monte, a las alturas, al falo de la industria


por ascensores, por planas de elevadas divisiones,
subir al final de la inmensa ciudad
de monedas perdidas por los rincones, puedo.

Ejercer la primavera en el otoño,


hacer de verbos bajos y de sujetos melodías
en el frigorífico que alarga del laurel la vida,
en los cielos los horarios, no sufrirlos, puedo.

Desaparecer como las bolas de billar


En el surco de una calle, mirar del sol
su luna y el contraste entre tótems de vigas
y noches de adobes y cartones, en tu sierpe, puedo.

Colorear las aguas de los ríos con caga gota,


disecar a carbón lo faltante en las estatuas verdes,
traducir tijeras y faenas a los planos de Babel.
Puedo, si me visto sin cubrirme, alcanzar de tu
sangre.
-Sentimientos de viento-

¡Ah
la angustia
de manos frías
que estremecen
los huesos costillas
ensordecedora
animalito de pinzas y cola de prosopopeya
que está por picar!

¡Ah
el arrepentimiento
destructor del tiempo
aliado
del hostil destino
tergiversación del desdoblar
crónico al presente
tiende al corazón
dejarlo famélico
un camino perfecto
trampa
invisible
visible
hasta haber entrado
dos pasos
en otro sendero!
¡Ah
la desesperación
maestra del escarabajo
golpe brusco al taburete donde el alquimista
consagrado confió el primer y único pomo
lleno de la ciencia y la sabiduría
sangra el pomo
al derramar la vida
maestra del escarabajo amador de la mímesis
que se carboniza
al enroscarse en un diamante ciego¡

¡Ah
el temor
Hijo y Padre
del miedo
y también es
él mismo
actor primero
a la vez Fausto
que Mefistófeles
es
el agua
del Narciso
reflejado
sabedor
que no
es humano
pero que
el humano
agua es
propicia
y
bruta
donde
reflejarse!

Siempre lo intangible
como el viento
al árbol
mueve poseyendo
nos consume el cáncer
pensamiento vil
del pesimista hormiga
Es
lo intangible
siempre
la hoguera de madera
verde
a la que el cobarde
corre a salpullirse
con fe
y
convicción
de que el fuego es agua
salvadora
no entran abejas
ni entes
del que teme al monstruo
de la idea
alimentándolo aumentándolo
con más pensar
errado
dándole el poder de correr
como Minos liberado
por la mente
terracota
y crear suspenso en nuestra
nodriza creadora
No lo podemos ver
y ni siquiera es
si no es que lo creamos
!Ah, siempre lo intangible
es lo que enfrentamos!

¿Quién ha palpado los celos


aún estos hundan la amarilla
garra en el pecho?
Nadie
Porque Todos
Tememos a Nada
la Nada
Lo que sólo es Posible
y se cristaliza en armadura
de yelmo y acero el peto
pesada
inmovible
ocultando a su antagónico
Imposible Lógico
guiñarnos el ojo
¿Quién reconoce a la Muerte
paseando tranquila sin la huida
fugaz y absurda de la que es famosa
y reconocida?
¿No habrás sido tú
inmortal hermano
valiente brujo
negro
retador del cielo
y del infierno?
No
tú no
has podido
ser
porque aún tus animas
y el cielo
son un viento de plasma
que nadie ha tocado
que nadie ha podido ver

Sentimientos de viento
parece me existen debajo
del forro, intangibles,
tengo los que adivinar
pescando avispas
de entre las contracciones
los ardores
Angustia
deslavas
mis rocas
desbordada
mi sangre hervida
Arrepentimiento
te encontré siendo
veneno denso
polvo que deja el pasar del tiempo
inodoro butano agregado

Desesperación
te he hallado
jardín gutural
de altas flores
tus pétalos
son lepidópteros
agitándose
alas de pan y orejas
zumbido
el bisbisar vecino

Miedo
parásito del final premeditado
bruja bondadosa
habitas en todo
eres anfitrión del posible caótico…
Titanes desarmados
tótems
con millares de formas
presentados eso son
e intangibles
emociones sentimientos
bullendo
en el ser
humano

¡¿Pero qué?!
Sorpresa de locos
de ciegos que agitan
la mano
¡Falsas luces todas!
¡Falsas e inexactas!
¡Busco destrozarlas
encontrarles las causas!
La debilidad
Pero son legendarias…
contrapeso de las fantasías
humanas
cálidas también
remo
hélice
fomentan el movimiento
son la noche
oscura
pesan más
por eso hartan más pronto
pero también el
coronado y beato
amor
la pacificadora calma
fastidian el alma
no lo parece
lo
que
parece
no puede
el humano hacer
es vivir el sentir
con la razón por encima.
-Tormentas-

Agripadas aves tosen trinos,


sus gargantas de matraz se han empañado;
en añicos canta el fuego vivo,
las destempla: los fragmentos del concierto
son por ti, mujer de monzón y viento.

¿Qué podía, sino las jubiladas aves,


despertarme a tiempo? Amor,
yo dormí el ciclón; en sueños,
y qué sueños, de talco, de trigo,
de molido fino, de un polvo de plumaje
de toda esperanza alada.

¡Era como s hubieras muerto,


pero exangüe
fraguabas!

¡Como si hubieras muerto en paz,


amando en calma,
y mi amor por ti muriera entero!

Eximido tu rastro estaba en la arena;


el mar sin un color,
la selva viva… ella era la devastación
décupla que resulta de estrechar tus vientos.
¡El viento! ¡Eres de viento!
El viento que tiende a caricias
revivir frescamente
lejanías imposibles a la vista.
El viento ajeno
que sólo se enfada consigo mismo;
mujer fría, mujer cálida,
no debes darte la mano,
cataclísmica,
tu choque es una cuerda
de niños que vuela,
sin la intención,
pero guarda inercia,
y tu voz…
y a tus señas catapulta
la furia su incontenible
danza de gigantes sobre las bahías
como cualquier infante sobre las hormigas.
-Terremotos-

Amedrenta el presagio de las aves;


ojos tuyos en las copas de tus llantos.

Teme mi naturaleza su supervivencia,


barrunta la sismicidad de tu tristeza ígnea
y el magma de lo que será tu irreparable alma.

Entona azul el silbido del viento el silencio;


antes que desplomes, infinito segundo.

Tiemblas y erupcionan lágrimas sobre la faz,


tu relieve cambia, más de piedra femenina tu
corteza,
encarnados rubíes y perlas de fisión te adornan.

Pero tu sismo tiene a destino reacomodar océanos


en continentes y secar los fondos.

La fuerza que tiene la noche callada


y llorada del día de nuestro derrumbe!
Sólo quería besar el ombligo del volcán,
pero encandecía!
-Sequía-

Comenzaron las espigas


poniéndose grises,
jorobadas, tristes,
como cristianos
santos cargando cruces.

Luego la tierra
perdió su perfume duro,
desplegó alas secas,
se convirtió en asfixia..

El viento latigueaba
ráfagas hirvientes,
parecían maullidos
de algún astro felino.

Exhalaba el ganado
al morir cenizas,
y el arado que las recibía
caer, cocía su piel.

Los rayos del Sol


crecían en la tierra,
y tú no caías, lluvia,
mujer, vida mía.

Yo guardaba para la canícula


algunos de nuestros cereales,
pero en un extrañar
terminé el acopio.
Gasté los recuerdos nuestros,
sin ti sed tengo,
sin tu sorprendente forma
de llegar del cielo.

Lluvia mía, mujer,


de los sueños, semillas,
de la vida del alrededor,
nada germina,
una idea, la risa,
sin las gotas de tu compañía.
CONJURA DOMINICAL
DE RUCOS SURREALISTAS
-En la onírica plaza con color bazo-

[Leyó un doctor en filosofía


sus devaneos ingeniosos]

En la onírica plaza
de color bazo,
puede, a caso,
esta farsa dar a luz.

Algún amorío mío,


surrealista adre de eterno,
con mi gran terno de musas;
la italomexicana a nombre Helena;
la que danza, Clara y Rosa;
y la filósofa y Veloz, argucia humana.

Para Helena querré la metafísica plaza de


Chirico,
y sobre la arena llenaré de aquel gris vino
(cosechado a sombra de abanico en fina vid),
copas en la larga mesa con mantel de olanes
bordado a las puertas de ciudad Madrid.

¡Todo muy cosmopolita,


pues el mundo entero necesita,
nuestra Helena, que me asombra,
desenvuelto como una alfombra!

Para Helena sueño la paz en el mundo,


otorgarle el pasaporte de algún vagabundo,
conseguirle la tan apreciada utopía animal
y autorizarle la risa como visa universal.
También he de cambiar la historia,
y que sea otra,
la que enemistó a Troya,
porque Helena no, nunca lo quisiera.

La forma de hablar de Helena,


y el sonido de su voz,
es como ir en canoa
en u río lento y veloz.

Con una redicha fluida,


con el color del candor,
como quisiera esa gracia,
este y cualquier trovador.

Con el cráneo de princesa hormiga,


con los ojos globos y la tez meliflua,
aun y sin alhajas, aculturizada en faldas
de campana que sus piernas repican,
que sus piernas suenan -sueña
mi grácil soñar su desventura.

II

Clara es una bailarina


más apreciada
en mi historia del arte
que Ana Karenina.

Clara y su carirredonda
forma de danzar
fueron una tarde
las hojas del mar,
los peces del parque.
Alma de alebrije,
Clara tiene todo el cuerpo firme,
como una manzana, perfecto sabor,
y será perfecto donde yo la sueñe,
si me hace el honor.

A clara quisiera verla en el lago de los cisnes.


Ataviada surrealista.
Puede que jamás exista
prenda que le demerite.
¡Ya en el lago se me ocurre algo!
¡Ver a Clara frente a Helena
como en aquel cuadro de Kahlo!
¡¿No es el sueño la ambición entera?!

Ver el sol es verte entera,


gitana, mixteca, feliz,
danzas en el suelo azteca
con la pañoleta bajo la nariz.

Clara, que claro,


que sabes la noche
en que supe
que sabes a invierno
en el sol.

Una barcaza al principio del mar,


mal atada, sujeta a mi juicio y a tu libertad;
el mendigo que pide el pan y el cobijo
que te sobra y te sobra y te ha de sobrar.
III

De ojos, pecas, que conspiran con su boca,


un enigma entrecerrar sus pupilas caoba.
Hermosos que son sus ojos,
réplica que multiplica el cosmos.

Hasta el torniquete no, está muy cerca,


hasta la perfumería tampoco, está a la vuelta.
He de acompañarte hasta el beso en la boca.

Filosofa que da fragancia a los perfumes,


que fuma una miel formando nubes,
me amenaza en broma, fraguando ademanes,
distando sus labios.
-Instrucción para engañarte-

[El pintor soñó


ver la muerte de su padre
junto a una fuente.
Soñó el pensamiento
del moribundo,
de su recuerdo escribió.]

Mujer, estoy muriendo,


te quedas tú, te dejo.

Me voy y estamos en paz,


note debo ni un beso.

Te pediré mondes el hecho;


no llores al muerto,
espera al impuntual.

Será como cuando


me esperas
pero a las náyades
me encuentro
y
tardo.
Será como es ahora,
yo andando sin avisos,
caminando la recitación
dormido
estornudando
al sol

Será lo mismo
sólo no llegaré
a tiempo,
sólo nunca llegaré
a tu encuentro
y
en las horas
frías y escabrosas
que has de vivir
sola
esperando
golpee tu puerta
o abra tu ventana,
mi cielo, no sufras,
recuerda te dije
que quizá tardaría…
que quizá no llegaría…
-El chaman-

[La pintora leyó otro más


de su serie “desértica búsqueda”]

Yo
y miro lo que alcanzo a ver del mundo
recién que amanece
el horizonte mis pies la cabeza que flota
No centro la vista y sin parpadeo
se distorsiona se seca se puntilléa

El disparo del sol frente al campo abierto


insonoro rugido Luz que no se ve pero que
colorea
la vid la hoja la uva el licor
Uves aladas sueltan la rama pisan el cielo

Suelto la vista papalote


doy hilo
alcanzo el vuelo del cuervo
El cuervo El suelo
a distancia arado

Sigo siendo mirada lejana de mis ojos


Olvido cuerpo respiración y yo
Sigo al cuervo por los aires de cerca
Y se va mi mirada, se va tras el ave
Baja el ave a donde el agua fluye
ahí se moja con su pico el cuerpo
y salta y baila y aquí sucede
Soy yo y yo me mojo
y me refresco

Vivo la fuente, hablo con pico


Respiro y me lleno de viento vacío
Alzo el vuelo con mis alas negras
Dejo el agua
Mi sombra morada
se bifurca en las ondas
del viento de mis alas
Las vistas me siguen
Los ojos sabrosos

Soy alas
pero jamás soy ave
Soy yo en otro
Hago más
que yo en yo mismo
Tenuemente hay algo más
pero no dejo
el yo
y vuelvo al nido
-Curioso-

[EL arquitecto
desquitó una pelea.]

A tu:
“No me olvides”
yo respondo:
“te he olvidado antes”.

No eres una Diosa,


no eres un símbolo
hierático.
No eres un bártulo de piel de Rosa,
no eres un dialogo
poético.

Te olvido y Soy Infeliz a Tu Lado.


¿Por qué habría de tenerte en mente
todo instante?
¿Por qué, si no eres sagrada,
debería tener constante la sonrisa
marcada?

Te olvido, y, a veces no eres tan bella.


Ya no te invocaré, no te haré infinita
ni tus pechos serán nacimientos de heno;
voy a hacerte mujer de a de veras
no una musa mentida.

No evitaré tu llanto
como grito en iglesia;
voy a restarte respeto
no eres más la eminencia.
¡Basta de que te ilusionaré!
¡Basta de que dé mis manos
para tus pasitos!

¡Se una mujer no una musa!


¡Se sin mis versos tuya, arrúgame
y a la basura!

No seas, musa, ratón entre gatos;


tampoco seas mujer tan sólo a ratos.

Desconócete, incomódate, dimensiónate


extraña
y que tara poética no haya a tu talla.

Voy a…

No voy ¿Yo qué voy a hacer en ti por ti?


Despierta, reacciona; he aquí la cubetada
helada.

Respira y sé tuya mujer y no musa mentira.

¡Y dime si no!
¡Si no eres un símbolo, musa,
Si te exhorto, sintiéndome humilde,
a que seas humana!
-Intentando un poema de amor-

[El “poeta”, uno de los viejos,


sólo esperaba que los novicios
callaran para él recitar.
Antes de su inicio se destapó el vino]

No hay poema que nazca del amor


y me deje satisfecho.
Como “Sol” que no es “Esfera”;
ni “eso” lo que “es” fuera de la tierra.
¿Como la trova? No, no podría repetirme
tanta fama atreves de ti.
En la poesía está el consuelo del libro cerrado,
funesto, sobre otros millones iguales.

¿Qué si te amo? Lo sé y no y a veces


pero siento que sí y en todo momento.

Hace un señor que sabía quién era,


hace unos premios que gozaba escribir,
hace una obsesión que el gusto rima,
hace un Edipo que sin determinismo,
hace una realidad me creía culto,
hace apenas tus labios era inmenso,
hace frases que amo que me sentía mal poeta esmerado,
hace apenas lo que he dicho me consagro en sensatez.
Me vertí al poema,
a lo que decís se llama instante,
pero verte, amarte, es,
ininterrumpida virtud y suerte del instante
y no puedo creer que es lo mismo
darte un beso que escribirte que tus labios
son la esponja entintada del sello perfecto.

Déjame ya, anhelo de todo,


comer tierra sin pretender que como planeta,
universo y caca seca que se hace polvo blanco,
déjenme caderas y piernas, escotes y tangas.
Déjenme testigos de Dios, mormones y santos,
demonios y falos, déjenme, amistades,
aceptar que me han abandonado,
déjame música, volver a entonarte,
y canta, trovador, lo que he querido decir
pero has cantado primero.

Déjame misericordia,
que ni mi muerte he conseguido que busquen.
Déjenme mis ojos, mis sentidos,
mis dedos,
los once de las manos y los nueve de los pies.
Déjenme ojoz asules, estrabismo, déjenme argentinos,
déjame dos libros, déjenme bigotes altos, bigotes bajos;
déjenme que no he sabido nada más que competencia.
Déjenme mis putas, que seguirán ahí.
Déjame poesía, que son miles los que te intentan,
déjenme mis novelas,
que son de enormes pretensiones
y su generación ya murió y no hay quien las lea.
Déjame familia, que no te nutro y de mí no obtienes nada,
más me gastas y en mi gastas.

Déjenme vociferar y ser un loco apasionado. Déjame lector,


oidor. Pero tú, Petra en la montaña, continua, [al oír el
nombre rierón]
que si es cierto, y pasado el violento reconocimiento a
todo,
valoro lo verdadero, te abrazaré cumpliendo lustros
joviales.
-Jaque-

[Y el presidente se levantó
y no pudiendo ser de otra manera,
antes de recitar,
leyó el manifiesto que posibilitaba tal poema.
Estaba ataviado con vestido nupcial.]

Romance en variaciones métricas. A consecuencia


de la ligereza que el verso libre fecunda,
he aquí que lo afirmo, no bien soy quien lo crea,
más si quien al siglo lo defiende como libertad
de métricas (ritmos) y cadencias sensoriales,
un tanto trabajadas en la mente,
y un gran resto el producto de la inconsciencia
pura en cascadas de ritmo;
“subdivisions prismatiques de Ildée”, Mallarme.
No ha de cesarse ni mermar u omitirse la función silábica;
cuando bien, ella es la que nos revela que jamás es burlada.
Estos primeros diez párrafos que dejé caer
sueltos con la mano en los atabales,
los he conceptualizado y, al hacerlo,
me he sorprendido de su forma armónica
generada por el ritmo innato del lenguaje que el poeta siente
y deja fluir.

La poesía se acurruca confiada en el verso libre:


el verso libre es la genuina esencia del ritmo y de la imagen.
El verso libre, así, no es libre, depende del ritmo,
y su medida es en extremo original,
infinita y jamás resulta un “ser” aislado;
en ella el párrafo es unidad autosuficiente,
fruto fresco, fruto maduro,
al punto donde es virtuoso
y no ha madurado en exceso
como cuando sabe la oxidación.
Es lo progresivo inmanente al verso libre;
es la summa de la poética. Pero,
como mi argumento es el trabajo
y sobrepongo el ritmo natural al implantado,
he de, en la segunda parte del poema,
basarme en el molde que el poema al surgir diseñó.
En lo posible lo igualaré
y fundiré la idea del fondo con la forma,
más, debe tenerse en cuenta que no seré yo
quien guíe a la poesía,
si no ella es los tres caballos que tiran la carreta,
yo tan sólo un privilegiado invitado pasajero;
yo no puedo frenarla; mi labor será interpretar
su cabalgar; por lo que, puede ser,
pues es empresa que no he iniciado,
que el molde primero
sea reformado por un verso aún más paroxista,
entonces, mi poética se superaría a si misma
bajo sus propias condiciones y habrá triunfado. /
/
Buena ventura que mi forma pura y sensata
de dialogar con la poesía nazca
y encuentre su cauce en métricas silábicas
para nada clásicas;
pareos de triscaidecasílabos
seguidos de pareos dodecasílabos;
sobre todo, el uso del eneasílabo me es favorecido,
y mismo lo encuentro en poetas precedentes inmediatos,
como la estafeta de Ricardo Reyes,
cuyo eneasílabo inicial de su poema Infinita dice
“Ves estas manos? Han medido”,
se refiere a la tierra y a la mujer y no a las sílabas,
ya que orfebre, pero ejemplo más ambiguo no lo he visto.
Ahora bien, Galdós mató a los no nacidos,
¿“los últimos románticos”? ¿Y qué soy yo?
¿Y qué es de todos los que pisan el racionalismo
por la voz o el trino de un ave-mujer?
“Últimos románticos” es un imposible imaginario,
es un ideal romántico…
Nadie puede ver una tormenta y jurar que es la última,
aún estemos hartos de ver llover,
aun antes de esa tormenta haya habido millones
y uno pensara que finalmente al cielo
se le ha terminado el agua,
y, por parecer que ya no viene otra tormenta,
atreverse a jurar que ha sido la última.
Nunca se acabará el agua para la lluvia,
nunca se acabará el amor y la épica.
Por eso es que se cree que involuciona
el poeta al ser romántico. Se ha malinterpretado.
El realista no superó al romántico;
el realista está enamorado de la realidad,
la respeta y no la toca, es un romántico utópico, perfecto,
en tanto admirador pasivo y obsesivo del contorno.
El realista es en el fondo un romántico
que esculpe fielmente a su amada
de tan bien que la conoce,
su amada no es un ser, sino la razón.
El romántico busca convencer a la mujer
de su pasión y sólo se siente amado si es correspondido
con una pasión gradual; acaricia el entendimiento
y lo más colorado de la mujer
porque se sabe entendido por está,
porque sabe que el fuego de su pecho
no se apaga en las hojas
y al ser recibido por la dama la enciende
en llamas ahora a ella.

El realista sabe que la realidad no entiende fantasías,


y cambia su forma y la racionaliza para que su musa,
la realidad objetiva, pueda comprenderlo.
El romanticismo jamás pereció bajo el realismo;
sabiamente calló, vuelve ahora más capaz y más fuerte;
el romántico absorbió al realista; el amor ahora es la realidad.
[Después repartió copias a todos, y leyó]

1) (Dobletillas: el verso se multiplica


!Yo din dong, 3 alternadamente desde arte menor a mayor)
cuando al púlpito 5
sube la campana 6
me desnudo de mi raza humana 10
y me visto de marques 7
y visto la propia desnudez de un indigente 14

2)
soy azul y soy verde y blanco y rojo10 (decasílabos graves)
también patético en alto grado 10
y me quemo y me repito siempre10
y me quemo y me repito en fuego 10
crítico tirándome en un saurio 10

3) (Bisílabos y pentasílabos alternados con


llorando risas 5 decasílabos)
mientras miro lágrimas potistas 10
beber 2
y me entreoigo el bigote y resuena 10
din dong2
la paradoja de enfermo mental; 10
desahuciado soy 5
desde la campana que te escuché 10
ayer; 2
(Dodecasílabos graves extremos, alejandrinos
atonales y triscaidecasílabos graves)
4)
dónde la suerte en su peor minifalda12
a ti te dio el disfraz de mi cruenta amada12
y el de soga anudada en la que me he de colgar14
representado la peor y más patética 14
obra de desnudo humano en la galería 13
donde de tu mano di mi vida a un obeso 13
Cupido de flatos que me embriaga a ratos12
por la más peor de entre todas las apuestas! 12

(Octosílabos, eneasílabos,
decasílabos y endecasílabos por
pareos, cesura en cuadrisílabos)
5)
Sara… ¡Sara!, 4
tu incendiado nombre dijiste 9
en los oídos de mi boca; 9
Sara, ¡Sara! 4
El lenguaje favorito 8
de los sueños es el beso 8
asimismo 4
la manera más redonda y libre 10
de morir es tras un sueño mutuo… 10
confieso que los sueños más fervientes11
que he vivido los dormí en tus labios.11
6)
Si yo pronuncio amor, 6 (Octosílabos seguidos por hexasílabos,
no estoy hablando de babas. 8 rematado con alejandrino)
Te veo desde la alta torre 8
y te llamo a escupitajos; 8
y aviones de papel, 6
inciensos y flemas, 6
gargajos y versos 6
y prosas purpúreas 6
persigno por Sara… 6
por si Sara voltea a ver, 8
yo cubro mi cara 6
con hojas versadas6
para que no me mires, sino que me descifres.14

(Alejandrino, octosílabos y hexasílabos. Graves.)


7)
¿Quieres, mi niña, al romántico a la vez realista14
de tu mente y de tu sexo 8
enamorado e idealista 8
que te brinque en juego 6
de saltar murallas? 6
8)
(Cuadradillos: el cuadrisílabo más dos sílabas
y ese hexasílabo más una; el heptasílabo más
dos sílabas y ese eneasílabo más una sílaba;
ese decasílabo más dos a su vez, y el
dodecasílabo elevado a alejandrino en el
siguiente; se debe terminar en cuadrisílabo.)
…Helo lejos, 4
lo has mandado cazar 6
hipogrifos y faunos, 7
grafió tu mano el mapa errado, 9
le colgaste una brújula falsa 10
y le dijiste ve, tráeme noches largas 12
largas, largas, largas como trenzas largas de una 14
india mujer; 4

9)
le dijiste vete, 6 (Par de hexasílabos y terceto ortodoxo)
tómate del miembro; 6
y vete, no es amor que te obsesiones, 11
no es amor que me desees y me tientes, 11
no es amor el amor que te hace amarme….. 11
10)
(Basado en la séptima o
segundilla (popular), del largo
consentido por la silva; pero el
eneasílabo suple al decasílabo y
el octosílabo al heptasílabo.)

¡¿Mujer, crees que amo por antojo?! 8


¡Dejad te explique cómo es esto! 9
¡¿Quieres que te hable de tus ojos?! 9
¡Son de un parpadeo horizonte 8
y de un brillo que no es astral 8
sino de explosión atómica!... 9
…pero tus ojos sin estar 8
sobre tus labios son nada. 8
¡¿Crees aún que te amo débilmente?! 9
¡¿Quieres que te hable de tus labios?! 9
¡Tus labios son el vértice 8
de espacio tiempo donde la luz8
del universo se detiene 9
y no va más allá!, ¡jamás!…9
….Pero tus labios sin tus ojos 9
perdidos de amor son nada. 8
Tú… si no eres tú, entregada, 9
y completa, seas aun la luz, 9
no me interesas, cruel amada. 9
11) (final de evidentes
resoluciones)
Es jaque… 3
estoy a un pieza 5
de perder partida, 6
a una jugada, que no jugarás. 10
¿Por qué no buscas triunfar, 12
y abandonas tablero, dejando el jaque intenso? 14

12)
Te advertí serías titánica 10
te advertí que medirías cien pies 10
en la estrecha ciudad de mi deseo 10
que harías temblar meneando tu cuerpo 10
¿pensabas mentía? Oh… mi ingenua. 10

13)
Ingenua mía… 5
tu corazón de perla agrando, 10
niña, 2
no querías creer en el amor, 10
mía, 2
Sara, sin saberlo estás creyendo. 10
Perla en el cielo, 5
sientes a tu bravío corazón 10
crecer. 2
-Una temporada sin mi alma-

[El más viejo, todavía en este siglo


imitaba a Rimbaud, seguía a Lautreámont]

No hay nada en mi raza,


en mi gen o en mi herencia que me dé ventaja.
Mi sed es igual a la de un árbol,
dependo -y me ha enfermado
la invisible frecuencia de lo electromagnético.

Esta no es la época de lo divino,


pero he dicho Dios por la ventana
-y mi decir murió en el viento y
no hay hombre que sepa que lo nombro.

Y sin creer, invoqué –¡oh, esa es mi pena!


Pero cuan solo, desesperado, inútil y frenado
me siento entre los hombres, entre la especie
que domina la vida y la define y la consume
y la acepta, y qué tan distinto a mí mismo
me encuentro al pedir de su voz, al mirar que,
o yo soy elegido para lo inexplicable y descomunal,
o ellos son elegidos para dejarme en paz y darme,
con trabas, por mi lado.
Caminaba ladeando la lluvia.
Inundada empedrada, agua rio y piedra isla.
El frío tuvo ante mí su cenit: ¡la flama azul!
¡La flama azul! -El poeta siempre se dice yo,
y otro yo se dice poeta.
Existe un tercero, ése me ha poseído:
Habituarme no he conseguido
–mirad a los hombres; idénticos frutos;
mirad dentro de sus casas por las ventanas;
mirad lo que están por decir sus corazones
–que es esa mancha negra y morada.

Sucede que no se impresionan,


que piensan que pisan el mundo y lo abarcan,
y no saben ladearse a una higuera para darle
sombra.
Ocurre que agachan la vista y friegan el piso
y ven su calzado, pero jamás yerguen su pecho y
gritan,
reclamando la verdad, codiciando una historia.

Y quienes lo hacen, buscan enemigos estatales,


políticos y aún más ocultos, pero no se exigen ellos,
ni a sus padres o vecinos, no se inquietan
por su libertad y ciencia –danos, déjanos, no hagas,
has.
Mejor hubieran muerto soldados
por apuestas de lluvia que por la libertad.
¡Contemplen la tierra del hombre libre!
¡El hombre libre! ¡El hombre puede ser feliz!
Os presento mi injuria, la verdad que temen
y que jamás sabrían de no ser por poetas:
el hombre es libre pero imposibilitado.
Y esa libertad es de papel como el billete,
y se le da un valor específico delimitado,
y se gasta en tu nombre, en tu sexualidad,
en tu carrera, en tu religiosidad o en que no la
tengas;
tan poca civilidad consume toda la libertad innata,
y no hay empleo terrenal que remunere con ella.

¡Basta de decir que el conocimiento te hará libre!


¡Sé libre primero, ingéniate el cómo,
el por qué, y ya serás conocimiento.
Conozco a un hombre que vive en el claustro.
Lee y lee y si no lo interrumpes, lee y lee todo el día.
Pues ese hombre está embarazado de conocimiento,
su vientre se ha gestado de ciencia,
se ha hinchado y se le escapan gases.

Jamás -escuchen el por qué-, jamás dará a luz.


Lastimará su espalda, reventará sus pies,
y el conocimiento lo llevará al piso.
No puede dar a luz nada que provenga del
conocimiento.
Su caso y el de un analfabeta sirven análogamente
–oh, benditos, algo he de saber.

Lo sospecháis: Como ese hombre hay millones,


infructíferas mentes ociosas que no se arriesgan,
que no destruyen más buscan la paz, el orden
vigente.
Poeta me pierdo, poeta me pierdo, poeta me pierdo.
Como entraste en mi he de sacarte;
tercer poeta, buscaré tu exorcismo;
líquida, gaseosa y seca, meteré tu poesía en un
pomo.

Los pasos que llevan a casa, la mano amiga,


su amor, a todo eso renuncio
–extrañas noticias me trae el poeta; mi verbo,
mi modo, mi estilo, mi fuente, mi forma,
mis líneas y mis mismos temas
son parte de un árbol que es parte de un bosque
que tiene el renombre
de universal aposento de la cultura en su esencia.

–Horrible noticia me trae el poeta:


no hay árbol ni racimo ni vida que dure.
¡Futuro, me condenarás pasado!
No hay romance aquí, tenlo por cierto:
futuro, te condeno devastado y lleno de indulgentes.

Futuro, tu destino no tiene futuro;


vete bien y pon la lupa sobre el charco
de tu sudor de arena, no hay en ti nada real
porque te alejas, cada dos noches,
de la cueva originaria.
Os habla el tercer poeta, el ente:
Alabad no al Dios, sino al campo,
que entre sus fragmentos de urbes
te vuelve un cañón,
un muro de cera sobre la bahía de la costa española,
y te sientes el sol que derrite,
y a la vez te derrites, cañada de cera,
rojo es tu color, rojas son tus burbujas,
Sol Sol Sol, ilusioname en el campo,
Sol Sol Sol, mira que te vengo alabando
desde la primera vocal del hombre,
desde su primer razonamiento.

-¿Qué he de darte, minúscula porción de mi


energía?
-Dame, alabado Sol, nada que no quieras,
dame bien lo que te pido:
¡Quiero ver muertos a los inservibles, a los
insensibles!
¡Al poeta que duerme tranquilo, al poeta de doble
moral!
¡Al rico tanto como empobrezca, y al pobre que
busca poder!
¡Quiero ver muertas a las razas salvajes,
fabricantes de dioses y transmisores del espíritu!
¡Ver muerto y en putrefacción al hombre
secreto de Europa,
al enfermo estadounidense y al latinoamericano,
gastador sin sentido de un continente!
¡Entrega, Sol, el mundo a Oriente y deja que lo
sanen,
que lo nivelen y lo hagan fluir,
déjame ver luego la desaparición completa de
Oriente!
Al pedir ver su muerte
yo no pido que mueran; pido –escudriña hoy en mi-
que me des vida larga para verlos morir.
Para ver lo que sigue tras de ellos.
Para ver al futuro morir en presente.
Matemos, Sol que vuelas,
aves que se entierran en la arena
para quebrarse el cuello,
al tiempo por medio del hombre.

Nebuloso blanco descendiendo a negro


en esta caída en la que el árbol tira la raíz
al cielo y el fruto hacía al suelo.
-Sáqueme el demonio, mismísimo Papa.
Sáqueme la estrella de las tres condenas;
libertad, amor y poesía.
Entre con sus ritos a mi alma negra,
luche sus batallas, conjure sus santos,
limpie lo que pueda, y si no hay nada
que quede después, máteme en su propio nombre.
-Tienes tus demonios que buscan la muerte;
te poseen siete demonios cuyos nombres conozco,
y hoy sabrías matar sin detener tus manos
porque te dominan.
Pero tienes algo más
que no he mirado nunca
y no lo sé medir ni encontrarle freno:
tienes, pues, al limbo mismo,
a lo que ni amanece ni anochece,
lo que ni es luz ni es su ausencia;
lo que no sólo no es y no es,
sino que nunca podría siquiera acercarse a la cruz;
sobre tus hombros caen sus pies
que salen de tu espalda:
el tercer poeta te está habitando,
veo que no cabe en ti,
se retuerce y dobla sus piernas y quiebra sus brazos.
Tú no eres odre para tal maldad
y para tal sentido del divino padre. ¡
Explota ya, tercer poeta, riñamos las voces y la
autoridad!
-¡Secaré este cuerpo como seca el Sol en el otoño al
mundo!
Mira como cae su piel
y como nada de su cuerpo sirve,
como todo lo que él tenía: santa vida, santa alma,
es toda mía.
Hoy ya soy él…
Escuchadme, santo Padre, santo tan nada,
que lo que yo digo encanta;
escuchad el sonido que meto en tu boca,
vomitad, santo pontífice tú doble vida,
y haz todo lo que mi voz te instruya:
El Papa pregunta qué busca el poeta…

-¿Qué busca el poeta?

-Bendición que de su mano surja,


bendición humana,
eso busca el tercer poeta.
Mi voz te ordena acceder,
mi poética te encierra en cada una de las palabras
perfectas que te manipulan;
niégate pues, y alaba al campo y al Sol
y no al Creador..
Únete al poeta que ha pactado
con el Sol en la cuestión de vida
y entrega a tus fieles y a tu religión
como ofrenda a los astros.
He quemado mi piel al punto de la putrefacción
porque el desierto no acaba.
Dame ya, Señor que me aterras,
la liberación.
¿Por qué no me escuchas, Señor omnisciente?
–Nadie llega al mi padre sino es por mí.
Cristo, todo tú lo hiciste en su agrado,
por tus pies perforados y tu sangre cuantiosa
sé mi juez en mi lenta batalla.

Alega a mi favor, explicándole cómo es el hombre.


Tú, que has pisado la tierra
y no sólo la has creado,
alega por mí, favorece al pecado,
y déjame ver dentro de un mal momento,
un dolor de cabeza incesante y nervioso,
mi primer sacrificio a la bestia,
instante insuperable en que le di alma por poesía;
pon delante de mis ojos
el fragmento de mi acción continua
en la que te maldije
por primera vez e incendie tu biblia.
Saca, por tu voluntad y no por lo mía,
al tercer poeta de mi ser inútil.
Respira el aliento de mi boca,
Cristo, y no vomites por lo amargo de mí ser
podrido.
Toca mi cuerpo, Cristo, pero cuida de no
enfermarte,
que infectado soy por todos los males/
que se han permitido en este reino
del que no son reyes pero sobre el cual gobiernan.
No sientas desprecio por mi apariencia,
aunque sea verdad que se me cae la cara
a pedazos sangrientos; no sientas asco al verme;
pues mi cuerpo camina sin vida ni alimento
ni hidratación.
Sobrevivo de Sol, y he vivido de Sol todos los años;
habiendo visto la muerte del salvaje,
del europeo, la reforestación
y la sanación del oriental, y su muerte postrera.

–Confiésate Lucifer, muy pasado el apocalipsis


ocurre tu arrepentimiento.
-Ya no quedan hombres en la superficie,
y no hay nada en esta tierra
que guarde un secreto para mí.
Mi poesía se ha quedado sin sentido;
sin lo útil o lo inútil,
sin el bien y sin el mal,
sin significación alguna,
y sin el hombre sobre el mundo,
un poeta, aún el tercero,
el mismísimo lucifer, es inútil, es otra banalidad…
Tú los creaste a tu semejanza
y mi envidia me mandó a la Tierra,
me los diste a todos, más su alma era tuya.
Yo peleé por su alma,
te quité a la mitad y escondí mi existencia

-Has oído desde el momento


en que fue vetado a mi corazón
sentir temor y arrepentimiento;
saca, con el sacrificio de setecientas
de tus cruces, mi alma del infierno
y ponla de vuelta en mí
para que me concedas la muerte…

Sácala, Jesús, si es que puedes escuchar a un


desalmado.
-Profecía-

[Concluyó un anciano,
que dijo haber encontrado
un escrito de su mocedad]

“Buscarás en la ciudad el lugar


más mágico, ahí te sentarás a escribir
lo que yo te dicte”.

“Contemplarás a los hombres hasta


poder ser su juez”.

“Y te olvidarás de ti mismo”.

“Esperarás”.

“Hasta que los hombres pasen


y te discrimen, y hasta que
tu apariencia sea grotesca, nada
te revelaré”.

“Dejarás que te humillen, que


digan de ti cuanto consideren cierto”.

“Nada dejaré que les demuestres”.

“Te entregarás al deseo de


lo que puedo revelarte”.

“Te daré a tu alcance toda la sabiduría,


pero cuando un hombre te hable, te haré
callar y quedar como imbécil”.

“Te daré la paz y la armonía,


pero al relacionarte haré que riñas con todos”.

“Verás a tu alrededor todo el oro y la fortuna.


Los desearas con tu alma aunque tu mente sepa
que puedes prescindir de ellos”.

“Pasarán mujeres y el deseo por ellas


te torturará. Les darás asco”.

“Haré así de tu vida dolor, tras pena, tras desgracia”.


“Te llenaré de visiones
y los ángeles y demonios
serán más visibles que la luz
del sol”.

“Te haré superior a cualquier hombre


en todos los campos que quieras y
tanto cómo me lo pida tu corazón.
Pero a la mirada de la gente
serás reducido a nada”.

“Loco, y hasta maldito, has


de ser llamado”.

“Perderás tus manos,


te gangrenaré”.

“Y habrás escrito, sin saber jamás el


cómo,
lo que nunca te dicté”.

“El hambre con el que


cargarás lo haré
insoportable desde el
primer día, y únicamente lo
multiplicaré”.

“Vomitarás sangre y la
misericordia te pudrirá hasta los oídos”

“Estaré sobre ti cada día.


Aprobando, o reprobando, cualquier cosa
que oses pensar”.
“Te quemaré con la
punta de mis dedos, te
enfermaré y te
obligaré a pedirme la
felicidad”.

“Miraré como te destruyes.


Verás luego cómo te destruyo yo”.

“Caos, sombra y atadura;


tu mente, tu vida, tu alma”

“Me apoderaré de ti y,
aunque no lo parezca, te
cuidaré en el cielo”.

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