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UN MUNDO CONECTADO
Internet, una compleja y revolucionaria invención de mediados de los años 60 del siglo pasado,
ha cambiado el mundo y la vida de cada uno de nosotros.
Técnicamente, Internet es una red descentralizada de computadores conectados entre sí. Internet
es al mismo tiempo un mecanismo para la difusión global de información y un medio para la
colaboración e interacción entre individuos y sus computadoras sin importar la ubicación
geográfica. Llega a todos los rincones del planeta, acoge a cualquiera que quiera utilizarla con
cualquier propósito, y está siempre encendida.
En lo personal, Internet nos entretiene, nos informa, facilita nuestras gestiones diarias, nos conecta
con el mundo en general, y con nuestros amigos o conocidos. Desde un punto de vista puramente
empresarial y profesional, nos permite vender y comprar, establecer conexiones profesionales y
buscar trabajo, aprender nuevas habilidades y encontrar nuevos mercados, o pasar menos tiempo
en la oficina. Con Internet, la vida es más interesante y divertida, más práctica y eficaz, y nos
sentimos más inteligentes y capaces de abordar retos ambiciosos.
La revolución de Internet es la nueva Revolución Industrial.
El índice de uso de Internet es un indicador que evalúa otras variables que influyen en el uso de
Internet como herramientas: promedio de horas semanales de conexión, transacciones
electrónicas, tipos de contenidos accedidos, diversidad de servicios utilizados, dispositivos
empleados para el acceso, etc.
Estamos, por tanto, ante un mercado de Internet con una gran penetración de la tecnología, con
usuarios cada vez más expertos que se conectan diariamente desde sus celulares y sus
computadoras, que utilizan Internet sobre todo para comunicarse y entretenerse pero también para
encontrar trabajo o buscar información de productos y servicios, y que compran si el canal digital
les ofrece alguna ventaja. Las empresas tienen la oportunidad de dirigirse a ellos para establecer
relaciones comerciales beneficiosas para ambas partes.
La mayor parte de las compañías desean alcanzar a una parte importante del mercado, lo cual
significa dirigirse a usuarios en todos los grupos. Para conseguir un equilibrio es recomendable
prestar atención a la sencillez en las interacciones, construyendo un interfaz atractivo y eficiente
que facilite el uso de los menos expertos, con funcionalidades adicionales que sean valiosas para
los usuarios más avanzados. Y, siempre que sea posible, incorporando elementos de interacción
Antes de desarrollar los pasos que definen la estructura de un plan de marketing digital, debemos
sentirnos cómodos con el dominio de su empresa (es decir, el nombre de nuestro negocio en
Desarrollar este análisis nos permite familiarizarnos con el ecosistema en el que operamos,
conocer las necesidades de nuestros clientes y dónde se abordan. Este análisis es tanto cualitativo
como cuantitativo al observar factores como los hábitos digitales, los intermediarios, los influencers
y prescriptores, competidores, y más elementos.
Paso 2: Segmentación
Es fundamental definir correctamente nuestro público objetivo clientes y revisar estos perfiles una
vez al año para que su estrategia de marketing sea exitosa. Segmentar el mercado potencial al
que podríamos dirigir nuestros esfuerzos de marketing digital nos permite afinar nuestras acciones
en todas las dimensiones de nuestra acción de marketing:
Podremos diseñar productos y servicios que incluyan las características y funcionalidades que
nuestro target de verdad desea.
Fuente: https://bit.ly/2TGTDpb
La elaboración de un buen perfil de Buyer Persona requiere, en primer lugar, una intensa labor de
investigación y observación de los usuarios target para la recolección de datos relevantes para
nuestro negocio. En segundo lugar, la organización de esos datos para priorizar los más
importantes. Finalmente viene la creación del perfil con apariencia humana de nuestro target.
Por ejemplo, un objetivo definido como “Mejorar las visitas a mi web” no es SMART porque no
precisa lo suficiente para inspirar una acción eficaz concreta. Sin embargo “Aumentar un 20% el
tráfico de usuarios únicos desde los perfiles de la marca en las 4 principales redes sociales en el
primer trimestre” sería un objetivo perfecto porque guiaría nuestras acciones en social media.
Es muy importante seguir un modelo estas características porque permitirá posteriormente asociar
la consecución de objetivos indicadores de éxito – lo que técnicamente se llama KPIs, Key
Performance Indicators en inglés – que son las métricas a partir de las cuales podremos tomar
decisiones de optimización de las acciones del plan de marketing digital que llevarán a la mejora
de nuestro resultados.
Los objetivos de Branding son aquellos relacionados con la marca, aquellos que persiguen que
nuestra marca sea conocida, reconocida y recordada, y que se asocie a nuestro producto los
beneficios funcionales y emocionales que aporta a nuestro público objetivo. Objetivos de este tipo
en un plan de marketing digital podrían referirse a seguidores en redes sociales, receptores de
una newsletter, recomendaciones de productos por parte de usuarios, likes y reenvíos de
contenidos por parte de esos usuarios, etc.
Otro factor importante a la hora de fijar objetivos es la dimensión temporal. En general, los objetivos
de Branding requieren una acción prolongada en el tiempo con acciones que dan resultado en el
medio plazo (por ejemplo, redes sociales, publicidad gráfica o SEO). La consecución de objetivos
de Negocio, sin embargo, puede alcanzarse con acciones cuyos resultados pueden observarse
en el corto plazo, incluso en tiempo real (por ejemplo, acciones en SEM o eMailing).
En cualquiera de los dos casos, nuestro foco debe estar en conseguir lo que llamamos Conversión.
En la terminología del marketing digital, se considera como conversión cualquier acción realizada
por un usuario que hayamos definido como objetivo. Naturalmente, la conversión perfecta es la
venta porque las empresas viven de vender. Pero podemos definir pasos intermedios (descargas
o visionado de contenidos, solicitudes de información, recomendaciones o valoraciones de
usuarios, etc.) que nos sirvan para monitorizar la consecución de objetivos a través de los distintos
pasos que los usuarios transitan hasta la compra de un producto o la contratación de un servicio.
Esto tienen sentido porque en el entorno digital la compra es producto de un proceso que se
prolonga en el tiempo a través de pasos que define muy bien el modelo AIDA. Ese proceso se
asemeja con frecuencia a un embudo porque son muchos más los usuarios que entran (los que
son impactados por nuestra comunicación) que los que finalmente salen (los que cierran una
transacción). Definir hitos de conversión a lo largo de ese embudo nos ayudará a comprender en
qué punto debemos plantear acciones que nos hagan mejorar los ratios de conversión, así como
acelerar el proceso de decisión de compra.
6. Jerarquía Visual
Para ayudar a los usuarios a identificar los elementos más importantes en la interfaz, resáltelos
para que los usuarios se centren en ellos. En diseño, hay muchas maneras de resaltar cosas, pero
la más efectiva es hacerla más grande que el resto de elementos gráficos.
El objetivo es que lo más importante se convierta en un punto focal para que resulte imposible que
los usuarios lo ignoren o se lo pierdan.
En Internet, la recomendación de una experiencia positiva es natural para los clientes, que están
dispuestos a llevar a la acción esta muestra de fidelidad de manera generosa y gratuita. Aunque
para ello, claro está, las empresas tendrán que ser capaces de cumplir con su promesa.
El nuevo entorno digital requiere que las compañías aprendan nuevos estándares de
comunicación. Las técnicas de conversión online deben sustituir la tradicional mentalidad de
captación de ventas por la de la atracción a través de la interacción.