Pensar en la planificación es pensar en el contexto educativo

Autoras:

- Agüero, Luciana Elizabeth agueroluciana9@gmail.com

Equipo técnico. Ministerio de Educación

- Ayala, Camila Soledad camisolayala.542@gmail.com

Equipo técnico. Ministerio de Educación

- Severich, Liliana Mercedes cerroambato2013@gmail.com

Equipo técnico. Ministerio de Educación

Pensar en los objetivos y propósitos que queremos cumplir es parte de la planificación, sí, pero
¿eso es todo? Es importante pensarlo como un proceso en el cual se tendrán en cuenta
diferentes herramientas y elementos que se relacionan y se condicionan. Para llegar a una
planificación realmente operativa tengo que conocer la situación que rodea a los estudiantes y
sus propias realidades, alcances y logros.
Como afirma Philippe Meirieu, es necesario que nos interroguemos sobre la visión de la
educación, 30 personas que hacen la misma cosa al mismo tiempo y que tienen poco
acompañamiento individual no garantiza un progreso equiparado y un aprendizaje igualitario.
Como docentes, debemos ser conscientes de esta situación y la pensar la planificación de
acuerdo a este punto nos permite evitar estas inconsistencias en el aula para estar preparados
para los diferentes recorridos de los/as chicos/as e intentar llevarlos a un punto de equilibrio.
La cultura, las formas de actuar y de pensar ya no son monolíticas, sino que se han diversificado
y es por esto que el docente en primer lugar debe penar en las formas de resignificar y dar voz
a esa diversificación; por supuesto, que no se alienta a crear una situación que no se pueda
manejar, al contrario, se piensa en la planificación como una excelente solución para lograr este
objetivo y solventar la mayor cantidad de situaciones. Pero, primero debemos conocer esa
situación contextual diversa, debe entender que existe y podemos aprovecharla para así lograr
planificar teniendo en cuenta todos los puntos posibles.
Ruth Harf explica en relación a esto que la planificación áulica no es aislable sino que se debe
pensar en relación con los diferentes niveles de especificación de las decisiones educativas y las
decisiones de política educativa y con la contextualización institucional, permitiendo que la
planificación de la práctica no sea un elemento aislado. En consonancia con esto, cabe aclarar
que aunque sea difícil abarcar las realidades y contextos de cada uno de los estudiantes no debe
ser un punto que se deja de lado; al contrario, como docentes debemos buscar la forma en que
el proceso de aprendizaje responda a estas diferencias. A la hora de pensar en la planificación,
entonces, nos dice la autora que debemos responder a qué se denomina proceso de enseñanza,
qué teorías de aprendizaje apoyan las decisiones pedagógico-didácticas, qué lugar le damos al
contexto, cuáles son los criterios que se considerarán al seleccionar y organizar objetivos,
contenidos y actividades. Realmente es de suma importancia que veamos cada parte como un
todo que nos permitirá mejorar y llevar a cabo nuestra tarea de la mejor manera y con mejores
resultados, no solo para nosotros sino también para los estudiantes.
Es obligación del docente diversificar; de esta manera, afirma Meirieu, los estudiantes
encontrarán las formas adecuadas de enfrentar los problemas que se les presentan. Sí
reflexionamos sobre esto, lograremos que cada chico/a tenga el incentivo para resolverlos a
través de las herramientas brindadas, generando nuevas reflexiones y conocimientos sobre sus
propios procesos y, por supuesto, sobre el contenido en sí. La heterogeneidad en el aula y la
diversidad cultural, social y contextual general no deben ser vistas como obstáculo para la
práctica docente, sino que son elementos desde los cuales partir para ampliar mi desarrollo en
la clase, es aquí donde pongo en juego la tarea de la planificación y la forma de relacionar todos
estos elementos para la mejora en la calidad educativa.
Onetto, expresa una problemática muy notable con respecto a esto, para él, existe una gran
tensión entre la demanda académica y la demanda de la sociedad de enseñar a los jóvenes
estudiantes de hoy a convivir en su contexto social y cultural. Pero, si el docente logra ser
consiente de este punto y reflexionar sobre sus posibles causas y consecuencias, podrá
reflexionar y redireccionar su propia práctica y la visión que tiene de la educación en cuanto
herramienta para cada estudiante.
La tarea de la planificación permitirá articular con claridad y con fundamento los diferentes
elementos que condicionan la calidad educativa, la convivencia y experiencia escolar y la
construcción de conocimientos. Pero, cabe aclarar que esta tarea no debe ser vista como un
proceso con un resultado fijo e invariable; al contrario, como expresa Harf, la planificación debe
ser tomada como un proceso constante, que nos lleva a repensar lo planificado en todo
momento, reorganizar lo previsto y reconstruir desde los errores. La planificación nos permite
prever variables pero no implica la ausencia de imprevistos, lo que no quita tu validez, sino que
debemos ser conscientes de que nos abre el abanico de posibilidades desde las cuales partir, ya
que tenemos un conocimiento y una reflexión previa de cada elemento.
Dice Onetto que el ser humano necesita abandonar las inseguridades de lo homogéneo, ya que,
la identidad se nutre de la diferencia. Pensemos en la importancia de que el docente se haga
preguntas, esté dispuesto a cambiar, probar, rever esquemas y estrategias, escuchar y
comprender su contexto, el de los demás, los elementos que conllevan a esa realidad y así
abrirse a la heterogeneidad del aula y de la institución escolar en general para que de esta
manera logre renovar su práctica y pueda construir objetivos, actividades y pueda avaluar desde
estos puntos para generar diferentes recorridos de aprendizajes, valorando la contextualización
del grupo y de cada uno de forma individual.
En conclusión, es necesario que el docente sea un investigador de su propia práctica, reflexione
sobre ella en pos de los logros y dificultades de sus estudiantes. La planificación habilita la
innovación y permite repensar toda la práctica en relación a factores que pueden ser
condicionantes en caso de que no los contemple y no los trabaje de la manera más adecuada
para lograr la mayor y mejor participación y trabajo colaborativo en el aula.