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Director Fundador: C P V
Domingo 9 de junio de 2013 Num: 953
B
H G V
La raíz nazi del PAN
P Rafael Barajas, el Fisgón
J M E
XXI
Durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe
Calderón, los hombres que fundaron el Partido
U Acción Nacional (PAN) en 1939 –Manuel Gómez
J L S Morín, Efraín González Luna, Gustavo Molina Font,
M A C
Manuel Herrera y Lasso, Aquiles Elorduy, Pedro
L J L Zuloaga Irigoiti y Luis Calderón Vega, entre otros–
S B fueron retratados como hombres de sacrificado
heroísmo que tenían fe en el futuro democrático de
F
B C México. Para la derecha mexicana, Gómez Morín, el
H G V ideólogo y primer dirigente panista, es una figura
ética y sus biógrafos lo recuerdan como un sabio, un
L PAN humanista, un defensor de libertades, el heredero
R B , F
espiritual de José Vasconcelos, un creador de
M instituciones que luchó incansablemente por los
A I valores de la democracia, el Estado de Derecho y la
L justicia social.1
Explotando los sentimientos antiyanquis del pueblo mexicano, La Reacción (?) hizo
una campaña constante contra el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano
Roosvelt, a quien acusaba de entrar en guerra contra Alemania “obedeciendo al
impulso de la sangre judía que corre por sus venas y a las influencias de sus
consejeros (semitas)”.13 De hecho, La Reacción (?) es responsable de la
publicación de los tres volúmenes del libro Los judíos sobre América, del Dr. Atl, la
obra cumbre del antisemitismo mexicano.
Por todo lo anterior, se puede afirmar que La Reacción (?) fue una herramienta de
propaganda del Eje en México. Ahora bien, en todo el mundo, el nazismo tuvo
aliados estratégicos que esperaban el triunfo del Tercer Reich para tomar el poder
en sus respectivos países. La llamada Quinta columna estaba organizada a varios
niveles; entre otras cosas, solía mantener frentes de propaganda que solían estar
ligados a partidos o grupos políticos concretos. México no fue la excepción a esta
estrategia y en las páginas de La Reacción (?) se puede rastrear fácilmente qué
agrupación política estaba detrás de este proyecto propagandístico.
Para empezar, entre 1941 y 1942 (los años consultados), ese semanario nazi fue
dirigido por el licenciado Aquiles Elorduy, fundador y líder importante del PAN (fue
uno de los primeros diputados federales de ese partido; después, en 1947, fue
expulsado por declarar contra el clero), pero Elorduy no actuaba de motu proprio.
En siete de los sesenta números estudiados, la revista ostentaba, en la
contraportada, con grandes letras –a veces a página entera– un listado de
colaboradores que conformaban una suerte de comité de redacción, de aval
editorial. Esta lista permaneció prácticamente inalterada durante el tiempo que
circuló el semanario y los enlistados jamás se deslindaron de la línea de la revista.
Entre los personajes que “daban la cara” por el semanario estaban los más
connotados escritores fascistas mexicanos: Nemesio García Naranjo (ministro de
Educación de Victoriano Huerta y abogado de compañías petroleras
estadunidenses), el Dr. Atl (seudónimo del pintor Gerardo Murillo, prolífico autor de
textos antisemitas y pronazis), Rubén Salazar Mallén (comunista converso al
fascismo) y Alfonso Junco (representante de la derecha regiomontana).
Entremezclados con ellos estaban los nombres del padre fundador del PAN, Manuel
Gómez Morín y de otros tres destacados fundadores de ese partido: Gustavo
Molina Font, Manuel Herrera Lasso y Pedro Zuloaga. De hecho, Elorduy y Zuloaga
colaboraban regularmente en el semanario. Elorduy estaba consciente del
autoritarismo hitleriano, pero justificaba así su posición:
Pedro Zuloaga era tan “germanófilo” y pronazi que sus artículos bien podrían haber
sido escritos por el ministerio de propaganda alemán.
Por todo lo anterior, se puede afirmar que La Reacción (?), fundada en 1938, y el
PAN, fundado en 1939, fueron dos órganos de un mismo cuerpo político, y que en el
momento en que Alemania va ganando la guerra, el semanario nazi fue portavoz de
Acción Nacional. De modo que, más que sabios humanistas que tenían fe en el
futuro democrático de México, una buena parte de los políticos y escritores que
fundaron el PAN en 1939 –el año en que dio inicio la segunda guerra mundial– eran
simpatizantes del nazismo.16 Cabe suponer que el nombre de Acción Nacional
pareciera estar inspirado en el de dos importantes partidos fascistas: Action
Française (partido de restauración monárquica, fundado por Charles Maurras en
1898) y el Partido Nacional Socialista de Hitler.
Origen es destino. No podemos olvidar que, entre los fundadores del PAN, al lado
de Elorduy y Zuloaga estaba Luis Calderón Vega, el padre de Felipe Calderón. En
el PAN profascista de 1939-1942 –el de La Reacción (?)– parecen estar las raíces
de la cultura política que imperó en el sexenio calderonista: la promesa democrática
como medio para imponer una visión autoritaria, tradicionalista y clerical, el
discurso humanista que encubre la disposición a sacrificar a miles de personas por
un fin superior (ya sea acabar con el comunismo, el populismo o las drogas), el
recurso de convertir el odio a un enemigo en una causa sagrada (llámese Stalin,
Cárdenas, Lombardo Toledano o López Obrador), la idea de que hay grupos
humanos inferiores que no tienen derecho alguno (ya sean judíos, chinos, nacos o
delincuentes) y la disposición a someterse a las lógicas de un imperio (llámese el
Tercer Reich o Washington).
1 Ver María Teresa Gómez Mont. Manuel Gómez Morín, 1915-1939: raíz y simiente de un proyecto
nacional, FCE, 2008 y Carlos Castillo Peraza, Discurso en el centenario de Gómez Morín, Nexos,
enero de 1997.
3 Ver Informe de Harold P. Braman, agregado naval de la Embajada de EU, citado por Juan
Alberto Cedillo, Los nazis en México.
4 Por el título del periódico, se puede pensar que pudo ser fundado por el ultraconservador Jesús
Guisa y Azevedo, autor del libro La Doctrina Política de La Reacción, pero no hemos podido
comprobar esta hipótesis.
10 E. Márquez Gómez. ¿Son un peligro los judíos? La Reacción (?), 28 de abril, 1941, p. 7.
16 Esto implica que los informes de los servicios de inteligencia norteamericana no estaban
errados y que los historiadores deben tomarlos más en serio y revisarlos exhaustivamente.
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