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CONTINENTAL 2006”
Parte XV
El salmista David, sin duda, sabia agradar a Dios, pero a la vez le causaba serios
disgustos al enemigo. La adoración, conciente o inconcientemente, lleva esas dos vías;
agradas a Dios y desagradas al enemigo.
En el salmo 47, David nos insta, guiado por el Espíritu Santo, para que aplaudan,
pueblos todos: aclamen a Dios con gritos de alegría!.
¡Cuan imponente es el Señor Dios Altísimo, el gran Rey de toda la tierra!, sometió a
nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies; escogió para
nosotros una heredad que es el orgullo de Jacob, a quien amó..."
El mundo esta aplaudiendo a sus héroes, enalteciendo a los violentos, a los artistas,
deportistas y lideres en el mundo de la política, la guerra y los negocios. Los verdaderos
adoradores están aplaudiendo y aclamando “con gritos de alegría” en todos los
pueblos de la tierra.
La adoración y la alabanza retraen la mano de Dios, para ejecutar sus juicios pero el no
hacerlo, le hace extenderla contra sus enemigos.
La adoración debe hacerse en alta voz, no solo dentro de los edificios de los templos o
casas, sino afuera, de tal modo que los pueblos enteros escuchen:
Bajo esta declaración, los verdaderos adoradores toman dominio y autoridad en todas
las esferas de la sociedad, en lo económico, familiar, político, físico, material, social y
espiritual; destronan los poderes del enemigo que han incursionado en estas esferas.
Finalmente; “nos escogió para nosotros una heredad” no tenemos que escogerla ¡El
ya la escogió para nosotros! terrenos, posesiones, fabricas, empresas, ministerios,
familias, pueblos enteros, para que sean el orgullo de Jacob, a quien amó..."
Los verdaderos adoradores son esos 'Jacob', a quien Dios mismo cambio por medio de
la sangre de su hijo Jesucristo y los transformo en “el nuevo Israel” en la nación santa,
real sacerdocio, pueblo escogido y adquirido por precio para que anuncien las virtud de
aquel que nos amo..."' a quien amó..."
Los verdaderos adoradores, son odiados por el enemigo, pero a la vez, son
grandemente amados por su Dios y Señor: Cristo Jesús, Yeshua, el hijo de Dios.
Y cuando somos amados por el, somos protegidos, bendecidos, prosperados, curados y
llenos de su Espíritu Santo. Bien vale la pena ser 'verdaderos adoradores " de los que
le adoran en espíritu y en verdad.
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