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Pionero
Si quieres plantar, entonces eres la persona que está iniciando el acercamiento a un grupo particular de personas con el objetivo
principal de predicarles y enseñarles la Palabra de Dios. Tú eres la punta de lanza, el pionero, aquella persona a la que Dios está
moviendo su corazón para iniciar una obra bajo el poder de Dios. Tú eres quien está experimentando esa pasión, que en términos
humanos es inexplicable. Se trata de dedicar tu tiempo y energías para que otros conozcan a Cristo, el único que los puede salvar
de sus pecados. Tú eres el que Dios está levantando para dar inicio a la misión.
Muchas veces luchas contra la adversidad y contra las críticas, muchas veces luchas contra la incredulidad de otros y hasta con la
tuya. Pero hay algo más poderoso detrás de nuestras fuerzas: el poder del Espíritu Santo. Tú eres la herramienta en las manos del
alfarero que Dios podrá usar para dar inicio a lo que considera lo más preciado sobre el planeta: su Iglesia. Aquella por quien Él
dio su vida hasta la muerte y muerte de cruz.
Papá
Ahora, después de trabajar y de vivir con ellos, tu misión se va haciendo diferente. Ahora debes crear una relación de amor, de
confianza, de amistad, donde ellos te vean como una figura espiritual en sus vidas. Los nuevos discípulos te verán como aquel
que Dios envió para hablarles su Palabra. Llegas a ser esa persona en la que confían para contar sus problemas, para escuchar
consejo. Eres como un papá espiritual, quien les enseña las verdades espirituales y que los protege de las mentiras espirituales.
Tú eres quien constantemente los está direccionando hacia la cruz, a un lugar seguro, a los brazos del mismísimo Salvador. Pablo
dejó a Timoteo para que estableciera ancianos y no para que se convierta en el centro de la Iglesia, porque Jesús es el centro de la
Iglesia. Del punto anterior a este, probablemente han pasado meses, sino años mientras se profundiza y desarrolla esa relación de
amistad. Tu manera de vivir, de servir, y de amar es lo que se ganará el corazón de la gente y su disposición a escucharte
compartir la Palabra de Dios.
Pareja
Has trabajado arduamente en el corazón de tu gente. Les has servido el pan de la Palabra de Dios semana tras semana. Has
cuidado de su caminar espiritual. Los viste nacer en Cristo, recibir la Palabra con gozo, sus vidas ser transformadas. Los has
nutrido hasta el punto en donde ya no son niños que podrían ser llevados por cualquier viento de doctrina.
Ahora empiezas a darles oportunidades de servicio dentro de la Iglesia, los animas a predicar y tomar roles de liderazgo. Los
empujas para que vean que Dios también puede usarlos a ellos, como te ha usado a ti. Te pones a la par de ellos, ya no como un
papá, sino como un hermano y compañero de milicia. Ya ellos no te ven como si estuvieras en un estrado, sino que los haces
sentir y ver que están compartiendo “hombro a hombro” la misión de Dios. Participan juntos en muchas batallas, mientras
reciben tus consejo y también aprendes de ellos.
Participante
Este el momento donde bajas del escalón superior de liderazgo y empoderas a tus hermanos a que ellos sean los lideres y los
encargados de hacer lo mismo que tú hiciste con ellos. Ahora tú participas de vez en cuando en sus ministerios, como uno más
del público, recibiendo ahora alimento de los que antes alimentabas. Ya empiezan a aparecer personas nuevas en la iglesia que ni
siquiera saben quién fuiste tú. El líder actual es aquel que fue una vez un extraño, luego un discípulo, luego tu compañero, y
ahora es el pastor.
Cuando llegas a este momento ya habrás aprendido que el ministerio no se trata de ti, que la obra no es tuya, que tú solo eres uno
mas entre los millones que Dios ha levantado en la historia por su poder y soberanía para gloria de su nombre y bendición de su
pueblo. Tú ya no quieres que se oiga tu nombre, ahora solo quieres que sea el nombre de Jesús y su gloria lo que todas las gentes
de la tierra conozcan.
Tú no eres, ni nunca fuiste (gracias a Dios), el dueño de la misión ni de la obra que el Señor mismo te encomendó. La Iglesia
tiene un dueño y una sola cabeza: Jesucristo (Colosenses 1:18).
CARACTERÍSTICAS DE UN PLANTADOR DE IGLESIAS EXITOSO
Responde a la comunidad
El sembrador debe conocer cómo es su comunidad y cómo piensa atenderla.
Debe responder a las necesidades de la comunidad.
Esto le lleva a conocer cómo es su comunidad y cómo piensa atenderla. Las
iglesias que se involucran y se enfocan en las necesidades de sus comunidades
van a tener mayor penetración y aceptación en ellas.
“En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús
llamó a sus discípulos, y les dijo: ‘Tengo compasión de la gente, porque ya hace
tres días que están conmigo, y no tienen qué comer’” Marcos 8:1-2
Posibles necesidades:
Reflexione |
Identifique y escriba las necesidades que están presentes en su comunidad
o zona de siembra.______________________________________
Cuáles son las necesidades más urgentes por atender._______________
Pídale a Dios que le ayude a discernir lo que es preciso abordar. Ore para
que Él proporcione los recursos para que usted pueda atender esas
necesidades específicas.
Enliste los recursos que pueden ayudar a satisfacer las necesidades que en
usted identificó en su
lista._______________________________________________
Reflexione |
Comparta un ejemplo reciente de una situación en la que necesitó ser flexible.
¿Cómo lo manejó? ¿Qué le gustaría cambiar de su respuesta?
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Muestra adaptabilidad
El sembrador se adapta a su entorno y se identifica con su nuevo contexto. Debe
ser “romano entre los romanos y griego entre los griegos”.
Un buen plantador está dispuesto a dejar atrás su ciudadanía, su cultura y sus
preferencias entendiendo su entorno y aceptando los cambios necesarios para
alcanzar a los perdidos.
El Pez que puede sobrevivir durante el tiempo seco en el lodo.
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado,
así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como
para padecer necesidad.” Filipenses 4:12
Ejerce la fe
Ningún sembrador legítimo vive sólo de sus propios esfuerzos sino por el poder de
Dios. El sembrador ejercita la fe y cree en la fidelidad de Dios para proveer todo lo
necesario para cumplir la meta.
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los
ejércitos” Zacarías 4:6
• ¡Algunos trabajan mucho para la obra del Señor, pero se olvidan del Señor de la
obra!
• No siempre los resultados esperados llegan rápido. Se requiere que el plantador
de la obra tenga fe en que el Señor traerá el fruto a su tiempo.
Ejercicio | Autoevaluación
Instrucciones: Utilizando la siguiente escala (1-5) asígnese una puntuación en el
encasillado de puntaje.
1 = Nunca 2 = Rara vez 3 = A veces 4 = Muchas veces 5 = Siempre
característica puntaje ejemplo de cuándo lo demuestra
Tengo capacidad de visión
Se lleva a cabo (visión)
Soy auto motivado
Incluyo a otros en el ministerio
Alcanzo a no creyentes
Mi cónyuge coopera conmigo
Puedo relacionarme bien con otros
Procuro el crecimiento de la iglesia
Respondo a la comunidad
Uso los dones de otros
Soy flexible
Mantengo la unidad de la iglesia
Muestro adaptabilidad
Ejerzo la fe