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4 errores muy comunes en un guión de cine

Escribir un guión de cine es un proceso complejo que se alarga durante meses y lo normal es cometer errores.
Es un oficio que se aprende con la práctica y nadie nace sabiendo cómo se escribe un guión. Pero después de
hablar con la analista Bàrbara Cadena y leer algunos de sus trabajos para Filmarket Hub, he querido analizar
los errores que con más frecuencia se encuentran los analistas.

1. Mensaje o Tema.

Un guión es, principalmente, la historia de uno o varios personajes a los que les suceden una serie de hechos y
que encuentran una serie de obstáculos a la hora de alcanzar un objetivo personal o colectivo. Pero un guión no
es solo eso. Es también hablar de un tema o transmitir un mensaje.

Un guión de cine debe hablar de algún tema que eleve su valor. «Matar a un ruiseñor» no es solo la historia del
abogado Atticus Finch. Es un alegato contra la desigualdad racial y la injusticia. Matar a un ruiseñor habla
de algo. «Blade Runner» habla sobre la identidad, la creación, los límites de la tecnología… No es una simple
película policial. «El caballero oscuro» no se limita a ser una película de superhéroes, habla también de la
guerra contra el terrorismo en la actualidad.

Uno de los errores más comunes en los guiones que analizan profesionales como Bàrbara es la falta de un tema
o mensaje. No incluir este elemento clave en una película puede tener como consecuencia que a tu película le
falte alma, trascendencia… Por tanto, elige algo de lo que quieras hablar (la perdida, las relaciones
humanas…) y hazlo una prioridad en tu historia. Haz que la historia y tus personajes hablen de ese tema.

Tener claro el tema es fundamental, aunque no es imprescindible. A veces el tema surge más adelante, una vez
has trabajado la idea y la has desarrollado. Por tanto, no es preciso que sea lo primero que tengas pero sí que
tienes que procurar definir el tema lo antes posible.

2. Planta bien el primer acto.

Si no has presentado debidamente tus personajes, sus motivaciones y objetivos, si no defines el tono que tendrá
la película… A medida que se desarrollen las tramas surgirán fallos de guión, confusiones o tendrás que
justificar cosas que podrías haber solucionado plantando correctamente el primer acto.

Para algunos escribir el primer acto es el más sencillo ya que se sabe cómo comienza la historia. No obstante,
cualquier problema o error que tenga el primer acto se arrastrará y la historia no funcionará como es debido.
Por ello:

 Define bien a tus protagonistas y su objetivo en la historia.


 Define bien el mundo en el que habitan y no rompas sus reglas.
 Hazlo interesante. El primer acto tiene que motivar al lector (o espectador) para seguir con la historia.

David Mamet dijo una vez que si había una cosa en la que Robert Mckee tenía razón era que no aburrieras al
personal. Muchos productores de cine o analistas desechan un guión de cine si las primeras 20 páginas son
aburridas o tienen fallos graves. Así que asegúrate que tu primer acto es infalible.

Establece siempre las bases en el primer acto, pero sobre todo en proyectos fantásticos o de ciencia ficción. Al
tratarse de mundos alternativos la explicación debe ser más exhaustiva y queda justificado si el primer acto es
más largo de lo habitual. Si la historia lo pide, el primer acto puede tener unas 10 páginas más que un proyecto
basado en la realidad.

3. Género
Otro error que los analistas encuentran a menudo es la indefinición del género de la película. Sin duda,
combinar varios géneros puede enriquecer de forma considerable una historia y darle muchos matices. Hay
ejemplos para todos los géneros; Central Intelligence (Comedia de acción) 500 días juntos (dramedia), El
Orfanato (terror dramático), Alien (Sci-fi y terror)…

El problema viene cuando uno no tiene claro a qué género pertenece su historia o no se decanta por uno. Si
estás escribiendo un thriller no puedes introducir elementos sobrenaturales en mitad del segundo acto o en
pleno tercer acto si antes no lo has plantado debidamente (volvemos al error nº2). Hay películas que parecen
que tienen giros sorprendentes como Abierto hasta el amanecer. La primera parte de la película parece una
especie de western moderno con dosis de acción. Hasta que se desata el festival vampírico en La Teta
Enroscada. Aún así, a mi entender, sigue siendo una película de acción. No se convierte en una cinta de terror.
La película se mantiene fiel a su esencia original.

Uno tiene que saber qué tipo de película está escribiendo y ser coherente con su naturaleza. Eso no impide que
se puedan utilizar elementos de otros géneros. Pero lo que no es recomendable es saltar de un género a otro a
mitad de guión sin una justificación clara. En ese caso el lector se perderá o peor aún, puede sentirse engañado.

Si necesitas dar ese salto de género es muy probable que lo que tengas es un problema de desarrollo de tramas
y que no sepas por dónde debe ir. Dar un giro de 180º no te ayudará a resolverlo y restará identidad a tu guión.

4. Finales dejados

Como he comentado, escribir un guión de cine es un proceso complejo y que tiene sus tiempos. Comienzas con
muchas ganas y le metes horas, pero a medida que pasan las semanas y vas escribiendo escenas, tu motivación
va menguando y lo único que quieres es terminarlo de una vez.

Muchas veces escribimos un guión de cine sin tener muy claro cómo termina y pensamos que ya lo
resolveremos por el camino. Y cuando te toca escribir el tercer acto estás ya un poco agobiado, y lo escribes
sin trabajar las escenas.

El problema de todo esto es que el final de la película es con lo que se queda el espectador. ¿Cuántas veces
has visto películas con inicios muy interesantes pero que al final caían en la rutina del género? Por eso, escribe
un final que cumpla con las expectativas creadas a lo largo del primer y segundo acto.

Si sabes el final, será más fácil llegar. Todo lo que suceda por el camino tendrá sentido porque estará
encaminado en una dirección concreta. Evitarás que los personajes se estanquen y harás que la acción avance.

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