1 PRESENTE

PRESENTE

-No vale la pena escuchar a quien no pueda prometer un presente eterno.

-El presente determina lo que el historiador busca, pero sólo el gran historiador deja
al pasado determinar lo que halla.

-La obra de arte asume el presente total en que nace y transforma en necesidad el
capricho o la casualidad del instante.

-Quién no teme que el más trivial de sus momentos presentes parezca un paraíso
perdido a sus años venideros?.

-Nadie debe condenar una sociedad cualquiera invocando meramente otra

sociedad, pasada, presente, o futura.

-Ni la imitación del pasado, ni la del presente, son recetas infalibles.

Nada salva al mediocre de su mediocridad.

-Las representaciones colectivas son, hoy, opiniones que los medios de propaganda
imponen.
Lo colectivo no es, hoy, lo que muchos venden sino lo que muchos compran.

-Hay escritores con quienes no compartimos ni una idea, pero en quienes, sin
embargo, presentimos un hermano; y hay otros que suscitan, a la vez, nuestro
asentimiento y nuestro recelo.

-El genio de un La Rochefoucauld o de un Saint-Simon anula el carácter

representativo de sus obras. La obra de otros, en cambio, como Sir William Temple
verbigracia, debe su interés a la clase social de su autor.
Textos deliciosos que sólo produce cierto género de vida, y cuya pompa discreta
despierta la nostalgia de una existencia amplia, noble, silenciosa, fina y ordenada.

-El gran hombre no es representativo de su tiempo sino con la porción caduca de su

gloria.

-Hay reaccionarios a despecho de sus prejuicios, por simple olfato fino.

Su mejor representante es Hune.

-Ni el jefe del ejecutivo, ni los miembros del legislativo, son mandatarios, o
representantes, del pueblo.
Uno y otro son órganos del estado para el cumplimiento de su fin, que es la
realización del derecho.

-La historia se suicida al negar toda trascendencia.

Si la realidad es sólo temporal, su lugar es el presente.
El pasado carece de importancia.
Para que la historia nos concierna, algo en ella debe trascenderla: algo debe haber
en la historia más que la historia.

-Una gran inteligencia filosófica es aquella capaz de inventar ideas sutíles y finas
que presenten, sin embargo, las aristas bruscas y los contornos nítidos de las ideas
burdas.
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-Los gobernantes que representan sólo a una minoría tienen que inventar la
civilización para no perecer.
Los delegados de una mayoría, en cambio, pueden ser soeces, chabacanos, crueles,
impunemente.
Mientras mayor sea la mayoría que lo apoya, el gobernante es menos precavido,
menos tolerante, menos respetuoso de la diversidad humana.
Cuando los gobernantes se juzgan mandatarios de la humanidad entera el terror
se aproxima.

-Las instituciones sociales son construcciones del realismo que el nominalismo

resuelve.
Cuando una institución parece consistir en los hombres que la representan su
muerte se aproxima.

-El común de la gente es creer pensar porque ignora el sentido de lo términos que
emplea.
Basta presentar una definición al más locuaz para volverlo mudo.

-A la proposición científica presenta una alternativa abrupta: entenderla o no

entenderla. La proposición filosófica, en cambio, es susceptible de intelección
creciente. La proposición religiosa, en fin, es ascenso vertical que permite observar
el mismo paisaje desde alturas distintas.
La ciencia contrapone ignorantes a sabios. La filosofía escalona discípulos y
maestros. Para el cristianismo finalmente, lo que cree la beata no difiere de lo que
cree el santo.
El único resinto donde podemos compartir opiniones, si sentirnos humillados, es una
iglesia.

-Tres personajes, en nuestro tiempo, detestan profesionalmente al burgués:

el intelectual -ese típico representante de la burguesía;
el comunista -ese fiel ejecutante de los propósitos y los ideales burgueses;
el clérigo progresista -ese triunfo final de la mente burguesa sobre el alma
cristiana.

-A una filosofía que explica prefiero una filosofía que muestra.

La primera disuelve lo concreto, la segunda agudiza mi percepción de los real.
Las evidencias persisten aquí, sin duda, en su pura contingencia, pero la necesidad
última que nos presentan allí, resulta mera constatación empírica.
Detrás de la evidencia concreta sólo hay otra evidencia más pobre.

-Los monismos son representaciones gramáticas, donde el drama es embuste y

sombras chinescas los actores.

-El cristianismo intolerante peca contra la doctrina, puesto que enseña que la fé es
don de la gracia. El racionista, en cambio, no puede ser tolerante, puesto que afirma
que sólo la pasión enturbia las evidencias de la razón.
Las persecuciones son secuelas del morbo racionalista, aun cuando el inquisidor sea
dominio y no representante en misión.

-Los izquierdistas no son los representantes de los pobres, sino los delegados de las
ideas pobres.

-Como ethos de una clase media, de una clase entre dos clases, el auténtico ethos
burgués es uno de los éxitos indiscutibles de la humanidad occidental.
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La calamidad presente no deriva de la existencia de un ethos burgués, sino de la

ambición social de un sector de la burguesía que se mudó al piso alto del edificio sin
mudar de alma.

-La muerte del pasado disculpa a los que su imaginación indigente obliga a preferir
el presente, pero nada excusa al que prefiere el arte presente, cuando el arte
pasado sobrevive.

-Las tácticas de la polémica tradicional fracasan ante el dogmatismo impertérito del

hombre contemporáneo.
Para derrotarlo requerimos estratagemas de guerrillero.
No debemos enfrentárnosle con argumentos sistemáticos, ni presentarle
metódicamente soluciones alternativas.
Debemos disparar con cualquier arma, desde cualquier matorral, sobre cualquier
idea moderna que se avance sola en el camino.

- Si un vacío físico no lo convence de la desaparición de una cosa, el hombre se

obstina en verla presente mientras persista su espectro.
En el mundo contemporáneo las cosas yerguen aún su apariencia intacta, pero el
siglo succiona implacablemente su savia. La espesa pulpa de las cosas, de momento
en momento, se corrompe, se pudre, se disipa.
El hombre se instala ciegamente en la terrestre solidez de su destino, cuando la
substancia del mundo fluye hoy por una secreta herida hacia la nada.

- La historia es objetiva mientras se limita na reconstruír la conciencia que un

determinado pasado tuvo de sí mismo.
El historiador en contra, que investiga "causas", "estructuras", "leyes", se encierra
en su subjetividad.
La ambición de trascender las presentaciones empíricas de la conciencia ajena
transforma la historia en mera proyección del historiador.
Más allá de la conciencia de los sujetos históricos el historiador no descubre sino su
propia conciencia.

- La historia es la serie de universos presentes a la conciencia de sujetos sucesivos.

- El historiador obviamente no estudia el pasado, sino datos presentes con que lo

imagina.
Llamamos historiador al hombre capaz de hallar huellas en los objetos.

- El historiador no se instala en el pasado con el propósito de entender mejor el

presente.
Lo que fuimos no le interesa para indagar qué somos.
Lo que somos le interesa para averiguar qué fuimos.
El pasado no es la meta aparente del historiador, sino su meta real.

- El historiador debe mostrarnos que el pretérito fué a la vez, trivial como todo
presente y fascinante como todo pasado.

- Lo irritante de todo presente es que siempre cree tener razón sólo por ser presente.

- Todos los versos no han sido hechos.

Cada cultura, sin embargo, es individuación del espíritu, donde la virtualidad
abstracta del hombre se limita a la virtualidad de un tipo humano.
La virtualidad del hombre de una cultura dada se agota, por lo tanto, y la
humanidad reitera durante siglos un presente estéril.
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Mil indicios sugieren que la caravana se interna, nuevamente, en un "Sahara of the

higher intelligence".

- Recelosa del banquete celeste, la iglesia ha resuelto presentarse, sin invitación, a

todos los banquetes.

- Los valores no son indemostrables porque sean postulados, sino porque son
presentaciones.
No tienen fecha de invención como las ideas sino de descubrimiento como los
continentes.
La axiología es un conocimiento empírico, histórico, y particular,, de absolutos.

-Vivir escatológicamente no es vivir el presente en acecho del futuro, sino vivir vivir
el futuro como ya presente.

-Las "explicaciones" son mero pasatiempo, sólo las "representaciones" son serias.

-Contradicciones entre estética y ética sólo se presentan donde hay impostores que
se pretenden mandatarios de la una o la otra.

-El reaccionario no anhela la vana restauración del pasado, sino la improbable

ruptura del futuro con este sórdido presente.

-Para admitir la grandeza de un personaje, es preciso quemar antes su fotografía.

Al héroe sólo puede representarlo la imaginación, en marmol o en mito.

-Ante la plenitud silente de la simple presentación estética, la filosofía debe

arrodillar en silencio su palabrería.

-Las obras de arte son "representaciones" más exactas de la realidad que la filosofía
o la ciencia, porque son ambiguas como ella.

-Las escisiones ideológicas se presentan en los maridos de izquierda cada vez que la
oligarquía del partido no cede los cargo lucrativos a un nuevo grupo de aspirantes.
La dialectica del pensamiento de izquierda tiene por resorte la ambición de ascenso
burocrático.

-Tener sentido común es presentir en cada caso concreto las limitaciones

pertinentes del intelecto.

-Atribuír escasa importancia a las fuerzas económicas y sociales es el pecado del

historiador marxista.
Lejos de presentar, en efecto, distintas humanidades fundidas en los sucesivos
crisoles económicos y sociales de la historia, el historiador marxista sólo exhibe una
idéntica pasta humana que su diversa ubicación social irisa en reflejos ideológicos.

-La historia no tiene leyes que permitan predecir; pero tiene contextos, que permiten
explicar; y tendencias, que permiten presentir.

-El gran arte literario está en presentar con plenitud plástica lo inefable.

-Al elaborar una presentación en obra el espíritu no la falsea, sino la constriñe a

germinar.

-La tradición es obra del espiritu que, a su vez, es obra de la tradición.

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Cuando una tradición perece el espíritu se extingue, y las presentaciones que

plasmó en objetos revierten a su condición de utensilios.

-Como quiera que la inmoralidad consiste en tratar al sujeto y al objeto como

medios, el acto técnico, que convierte por esencia la presentación en utensilio, es
radical inmoralidad, y el organismo por lo tanto, siendo integración de sistemas
técnicos, es radical culpabilidad.
Vida es el modo de perseverar en el ser un ser condenado a la culpabilidad para
lograrlo.

-Al objeto no lo constituye la suma de sus representaciones posibles, sino la de sus

representaciones estéticamente satisfactorias.

-Epistemología que acople un idealismo ontológico a un realismo axiológico.

El mundo es mi representación, menos los esplendores que lo rasgan.

-Al presentarle al tonto los argumentos contra el progreso, todos le parecen

argumentos en su favor.

-El diablo patrocina el arte abstracto, porque representar es someterse.

-La idea inteligente al presentarse en una reunión, rebota contra la mirada vítrea de
los asistentes.

-El moderno se ingenia con astucia para no presentar su teología directamente, sino
mediante nociones profanas que la impliquen.
Evita enunciarle al hombre su divinidad, pero le propone metas que sólo un dios
alcanzaría o bien proclama que la esencia humana tiene derechos que la suponen
divina.

-Ser de "derecho divino" limitaba al monarca; el "mandatario del pueblo" es el

representante del Aboslutismo absoluto.

-Un pueblo libre presenta un espectáculo estéticamente lamentable.

-El antropólogo, el sociólogo, el lingüísta, extrapolan su presente con ingenuidad

desconcertante.
Pensar históricamente exige una permanente vigilancia.

-La lectura de los filósofos presenta una doble dificultad: al principio porque parecen
demasiado obscuros, al fin porque parecen demasiado claros.

-Una nación no "demistifica" su pasado sin empobrecer su substancia presente.

-No debemos ser eco de voces ajenas, sino articulación inteligente de rumores
ancestrales.
La inteligencia no fructifica liberándose del pasado que hereda sino del presente
que lo agobia.

-La representación de una obra dramática emascua la imaginación.

-La vida no presenta alternativas simples.

Toda encrucijada de caminos es una rosa de vientos.

-La poesía es esperanza o nostalgia.

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El presente nunca es más que el lugar de una futura o pretérita poesía.

-La palabra intuición, cuando no se usa para estafar, significa el acto de la

inteligencia que no cierra a la plenitud de la presentación empírica.

-Criticar un presente en nombre de un pasado puede ser vano, pero haberlo

criticado en nombre de un futuro suele resultar ridículo cuando ese futuro llega.

-El realismo de la fotografía es falso: omite en la representación del objeto, su

pasado su trascendencia, su futuro.

-"Tener sentido" es atributo irreductible, inanalizable, último, de ciertas

presentaciones.

-Los mitos pueden ser verdaderos, sin ser reales, como la presentación estética.