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El mundo fue creado por un ser supremo al cual llamamos Dios, desde el punto de vista

religioso vemos que este nos creó a imagen y semejanza de él, desde allí comenzó la vida en
la tierra hace 3.500 millones de años, ahora bien, según Rodríguez (1999), desde la
perspectiva de la ciencia plantea que el ser humano es un mono que ha evolucionado hasta
alcanzar un éxito abrumador desde el resto de sus congéneres, “un súper-animal”; “ambas
perspectivas parte de lo humano para llegar a lo humano”, lo que quiere decir es ambas ideas
son contingentes puesto que una como la otra pueden ser verdaderas y a la misma vez no.

En el trabajo de Rodríguez se cita el principio uniformista de james Hutton donde estableció


los ciclos que se observan actualmente en la naturaleza en gran parte son los mismos que se
efectuaron en el pasado; con lo cual se efectuaba el principio fecundo y metodológico para
la investigación geológica. Del mismo modo se iniciaron los embozos de una explicación
histórica de la formación del universo según Laplace y del sistema solar según Kant.

Según Rodríguez et al (1999), en el siglo XVII la teoría creacionista se vuelve insostenible


y se hacían los primeros embozos de una formación genética de la evolución es decir que las
ideas comenzaban a no ser reales y tomaban un rumbo diferentes al que venían anteriormente
idealizando así unas nuevas ideologías a las que estaría trabajando Laplace, Kant, Goethe,
Erasmus, Darwin, Lamarck, Robet Chanmbers quienes contribuyeron a nuevas ideología
sobre nuestra creación.

Según Rodríguez et al (1999),el hecho de la evolución ha tenido profundas resonancias en


la filosofía, por cuanto al implicarse su alcance es decir se habla hoy de la evolución orgánica
correspondiente a los procesos de cosmogénesis, biogénesis y antropogénesis afectando la
concepción global de la realidad. Y por lo que el hombre se refiere como se plantea en el
trabajo de Rodríguez citando a Theilhard de Chardin donde dice que la evolución deja de ser
una hipótesis y se convierte en todas las demás hipótesis que quieran tener una representación
adecuada de la realidad.

Desde aquí los seres humanos se han preocupado por el conocimiento de nuestra evolución
ya que el hombre no puede ser comprendido a partir de algún concepto o categoría que le
sea específicamente propio. Partiendo de esto, podemos decir que antropocentrismo consiste
en que el ser humano es el centro del universo y de todo lo que lo rodea.
La Real Academia Española (RAE) define así el término:

“Filos. Doctrina o teoría que supone que el hombre es el centro de todas las cosas, el fin
absoluto de la naturaleza y punto de referencia de todas las cosas: el antropocentrismo se
opone al teocentrismo.”

El teocentrismo es la doctrina según el cual Dios es el centro del Universo, el que rige todo,
todo fue creado por Él, es dirigido por Él y no existe ninguna razón más que el deseo de Dios
sobre la voluntad humana. Abarca todo lo que existe, incluso la razón científica. Según cuenta
la historia que con la caída del imperio romano de occidente en el año 476, a manos de los
bárbaros, siguieron trece siglos en donde el hombre no fue artífice de la historia, no contaban
con él escribirla, no contó como tal para en el proceso histórico llamado Edad Media y por
ello la historia se detuvo iniciando el llamado Oscurantismo.

Ahora bien, La iglesia católica romana que había imitado administrativamente al imperio
romano, pugnó instituciones y grados, detentando el mayor poder concentrado de la época.
El dogmatismo medieval imperante no posibilitó la existencia de la filosofía, puesto que esta
última disciplina tenía como fin (según ellos) dejar a Dios de lado, para formular preguntas
y plantear respuestas. En el mundo medieval las respuestas las proporcionaba Dios por medio
de una verdad revelada a través de los textos evangélicos, (Sagradas Escrituras) causa por la
cual el hombre no buscaba la verdad, todo estaba escrito allí.

En ese sentido, la filosofía Aristotélica que habla sobre la escolástica como movimiento
teológico y filosófico donde intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender
la revelación religiosa del cristianismo, el cual se presentaba como un verdadero enigma ante
los ojos del hombre.

El ser humano es un ser que ha evolucionado como en su nivel físico como en su nivel
racional, por lo tanto podemos decir que es un ser filosófico y curioso que cuestiona todo lo
que está a su alrededor haciéndose interrogantes llegando a una justificación de ese
interrogante es decir el porqué de esas cosas.

Solo el hombre es capaz de interrogar; cosa que no pueden hacer ni la piedra, ni la planta, ni
tampoco el animal. Esos seres se mueven bajo una existencia que no se plantea problemas.
Ni siquiera el animal que percibe su entorno, es capaz de preguntar. Permanece ligado al
dato concreto de un determinado fenómeno, sin poder alzarse sobre si mismo ni preguntarse
por sus razones ocultas. Lo que se demuestra es para él algo absoluto. El animal queda por
debajo de poder interrogar. Solo el hombre se encuentra inmerso en la posibilidad y necesidad
de interrogar. Es el distintivo peculiar de su forma de ser. (Rodríguez 1999, p.19).

No todo hombre está en capacidad de realizar preguntas puesto que todos tenemos diferentes
formas de pensar y diferentes interrogantes de como vemos las cosas por lo tanto a la hora
de preguntar por alguna inquietud tenemos el miedo los agobia y nos hace pensar que sean
muy obvias o absurdas y nos conlleva a creer que la sociedad nos juzgara o se burle de ello
en ese momento.

Según Anaya (2014), los únicos principios de juicio que pueden evaluar a los demás seres y
en general a la organización del mundo en su conjunto es la condición y su bienestar de cada
ser. Las personas desde tiempo antiguos están enseñados a pensar primero por ellos, desde
los alimentos, los sentimientos hasta bienestar sin importar las condiciones de las personas
y en sí de la sociedad pensando que él es un ser único, irremplazable e importante y que todo
el mundo se debe preocupar por él a esto también se le considera como egocentrismo.

Según Piaget (1979) destaca que el egocentrismo no es un concepto de tipo moral (como
cuando se asimila egocentrismo a egoísmo) sino epistémico, definiéndolo, en el caso del
egocentrismo de la primera infancia, como una "dificultad de tener en cuenta las diferencias
de puntos de vista entre los interlocutores y, por tanto, de ser capaz de descentración" (9:120).
En general, el término se refiere a un estado normal por el que atraviesa toda persona cuando
es niño y tienes varias fases en su desarrollo y donde se halla centrado en sí mismo y sin
considerar otro punto de referencia o perspectiva que no sea la propia.

Desde el principio de nuestro tiempo, las posturas idealistas dominadas por una fuerte visión
dogmática (indiscutible) se han encargado de crear sus propias interpretaciones acerca de
todos aquellos fenómenos que salen de su rango de percepción o entendimiento. Desde luego,
el origen del universo, así como también el del hombre y el lugar que ocupa en él, no han
dejado de ser temas recurrentes en la concepción meramente poética de la realidad,
generando así ideas paradigmáticas en torno a la valoración que hacemos de nosotros mismos
y de cuál es el papel que desarrollamos dentro de un entorno general.
El ser humano al considerar como el centro del mundo o sentirse más importante que los
demás y creer que sus opiniones, sus gustos, sus pensamientos o sus intereses propios están
por encima de los pensamientos ajenos. Por ejemplo cuando encontramos a una persona que
tiende a ser encantadora y comportarse de forma poderosa sin límite alguno aprovechándose
de gente humilde y los hacen inclinar hacia ellos.

El egocentrismo, concepto utilizado en el ámbito de las teorías del desarrollo, fue muy
utilizado por Jean Piaget (1923) para referirse a la dificultad que tienen los niños para situarse
en una perspectiva distinta a la suya. Por lo que podemos decir que somos egocentristas desde
que estamos en el estómago de nuestras madres por que al ver una mama consintiendo y
mimando a su bebe en su vientre siente que su hijo es el centro de ella y se vuelve un ser
egocentrista tanto su hijo como su madre.

Se trata de una etapa natural y propia del niño en sus primeros meses de vida, cuando pasa
del mundo de las sensaciones puras, en las cuales sólo existe para “sí mismo” y empieza a
descubrir al “otro” en la figura de la madre, y de ahí a interesarse cada vez más por el mundo
exterior como las nuevas modas , las películas , juegos etc y estar en contacto con los otros
y ser parte de la vida familiar y social, tiene un precio y es el descentrarse cada vez más de
sí mismo, de lo que se desea para combinarlo con las expectativas de los otros.

Desde el punto de vista cognoscitivo Jean Piaget dice que los niños hasta los 3 ó 4 años tienen
dificultades para retomar la perspectiva de los otros cuando no coincide con la propia. Ellos
fácilmente tienden a ver las cosas desde su propio interés y no se percatan de que pueden
existir otros. Así en la teoría piagetiana la dificultad que el niño tiene para descentrarse de su
propio punto de vista y considerar el de los otros o de los objetos que construye, es conocida
como egocentrismo. Piaget aplica el carácter egocéntrico al pensamiento pre – operatorio y
lo distingue tanto de la inteligencia práctica del como del pensamiento conceptual propio de
las operaciones concretas.

Conseguir una conducta social adecuada es un proceso que comprende tres momentos
diferentes. En primer lugar está la fase de descubrimiento donde el niño ve cómo es su
sociedad y aprende aquello que ve. Es decir, si los comportamientos que le trasmitimos son
de egoísmo e individualismo, seguirá nuestro ejemplo. Este es un motivo por el cual, a veces,
la conducta resulta antisocial.
En esta etapa el niño tiene tendencia a sentir y comprender todo a través de él mismo, le es
difícil distinguir lo que pertenece al mundo exterior y a las otras personas y lo que pertenece
a su visión subjetiva, por lo mismo, tiene dificultad para ser consciente de su propio
pensamiento. Piaget dejó en claro, a través de experiencias sencillas, la dificultad que tienen
los mismos de diferenciar el propio yo del mundo exterior.

Según Saiz (2017), en la segunda etapa, conocida como la de la vinculación es cuando surge
la amistad y el apego. En el trabajo de Saiz cita a el reputado psicólogo Paul Osterrieth afirmó
que hasta los cinco años los niños no alcanzan una etapa que denominó de ‘juego asociativo’,
que es cuando empiezan a interactuar en el juego, aunque de manera desorganizada (antes de
esta etapa juegan en paralelo). Esto supone que antes de esa edad no sienten la necesidad de
compartir porque no entienden el juego como algo con un fin común; por tanto, cualquier
juguete que necesiten para su actividad es únicamente para ellos, ya que los demás no
participan realmente en el juego, más allá de poder ser simples marionetas para el otro.

La tercera fase es de aceptación, en la cual el niño ya ha aprendido las adecuadas habilidades


sociales. Estas conductas son aprendidas a través de mecanismos de instrucción, refuerzo
positivo, imitación, preparación y práctica. Este es el objetivo al que debemos llegar. El
artículo de Saiz cita a Henri Waloon, otro de los grandes autores sobre pedagogía infantil
ahondó en esto al afirmar que entre los tres y los seis años los críos están en el ‘estadio del
personalismo’ donde pasan por diferentes etapas entre las que está la oposición a las pautas
sociales establecidas como forma de rebeldía para reafirmarse como ser individual. Más
adelante alcanza el ‘estadio de la socialización’ y ya cumple el patrón conductual del que
también habla Osterrieth.
Con base en lo anterior podemos encontrar diferentes tipos de personas egocentristas
partiendo del ego de los niños, según la psicóloga García (2013) cita la clasificación de
distintos tipos de egocentrismo que realizo Fritz künkel donde los objetivos a los que aspiran
las personas para satisfacer su ego y ellos mismos se convierten en sumiso.
El primer tipo de persona egocentrista se llama “nerón” donde este desea dominar por encima
de todos con su pensamiento, y sentirse el gobernador de todos, un ejemplo que nos rodea
diario es cuando encontramos un individuo que expresa su idea o/u su opinión y de ella hace
que tenemos que estar a su merced para que esta persona se sienta bien de convencer a todos
que piensen de igual manera y que no contradigan su opinión para que tenga el sentimiento
de superioridad y someter a los demás.
En segundo lugar encontramos el tipo “estrella” es él que busca admiración y aplausos de los
demás, un prototipo de gente te tiene a elevar su voz o llevar a cabo una actitud que haga que
todas las miradas se centren en él o en ella y así hacer sentir humilladas a las personas que lo
rodean para llamar la atención y así que él pueda llegar a su máximo grado de admiración
hacia el mismo.

En tercera instancia encontramos al tipo de personas “cenicienta” la cual solo busca una
protección ajena haciéndose el sufrido o la víctima para conseguir la atención de los demás
sin hacerse responsable de sus errores o equivocaciones, haciendo que las demás personas se
sientan culpables.

En cuarto lugar encontramos al ser “tortuga” que en todo momento reivindica constantemente
su soledad mostrándose como individuos desarmados y sin corazón queriendo que solo se les
dejen en paz. Por ejemplo, cuando se muestra algún afecto hacia esa persona y esa persona
responde de una forme cortante e hiriente.

Al final de todo descubrimos que ellos son esclavos de ellos mismos y no toman conciencia
de sus fortalezas y debilidades sin asumir su responsabilidad como tal, y queriendo culpar a
las demás personas dirigiéndose en una forma grotesca y humillante. Es decir que estas
personas adaptan esa personalidad porque dentro de ellos están vacíos y no encuentran esa
conformidad de ellos mismo y por esto hacen que las otras personas se sientan mal para ellos
sentirse en un rango mayor que ellos.

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