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1. La empresa como organización.

La empresa cuenta con una serie de estructuras que la conforman como una organización encaminada a la producción
de bienes y servicios, dentro de un ámbito más general, que es el entorno (institucional, organizativo y económico) en el
que se desarrolla su actividad. Las estructuras que explican a la empresa como organización son:

- Una estructura funcional, en el que se desarrollan el conjunto de las actividades habituales de la empresa.

- Una estructura jerárquica, que ordena las relaciones en torno a una autoridad común, encaminada a la consecución de
un objetivo común por parte de la empresa.

- Una estructura de decisión, que permite que se tomen decisiones por los elementos con capacidad para ello con vistas
al funcionamiento de la empresa.

La estructura organizativa de la empresa, en definitiva, muestra la configuración de la organización, sus elementos y


relaciones, con vistas a poder desempeñar de manera adecuada las tareas que deba llevar a cabo y cumplir con los
objetivos previstos.

Junto a la estructura organizativa se encuentra la estructura económico-financiera, encargada del diseño de la actividad
económica (fundamentalmente a través de las inversiones) y financiera (mediante la obtención de fuentes de
financiación) de la empresa.

2. Concepto.
Se puede definir a la empresa de forma genérica como un conjunto de factores de producción coordinados, cuya
función es producir y cuya finalidad viene determinada por el sistema de organización económica en el que se
desenvuelva su actividad. En las economías de mercado, ese objetivo sería la maximización del beneficio. La actividad
empresarial conlleva un riesgo, pues puede que el funcionamiento de la empresa no cumpla con el objetivo previsto
inicialmente. Por otra parte, toda la actividad empresarial (la puesta en marcha de todos los factores productivos para
generar producción) tiene detrás la figura del empresario, encargado de coordinar todos los esfuerzos encaminados a la
producción.

La empresa es, por tanto, una unidad económica dentro de un marco institucional y de un entorno económico, cuyas
características son:

a) La empresa es una unidad de producción.

b) La empresa es una unidad de decisión, planificación y control de dicha actividad productiva.

c) La empresa es una unidad financiera, con su propia estructura financiera y relaciones con los mercados financieros.

d) La empresa es una comunidad de intereses, organizada de forma jerárquica, entre el conjunto de empleados en la
misma, con la intención de lograr el objetivo que la empresa como estructura superior, se haya propuesto.

3.1. Responsabilidad social de la empresa.


Conforme se ha ido desarrollando, la empresa se ha convertido en un elemento fundamental de nuestra sociedad, al
mismo tiempo fuente de poder y garante de la satisfacción de nuestras necesidades físicas; en definitiva, ha devenido
una de las principales fuerzas impulsoras del cambio social, trayendo importantes mejoras a nuestro modo de vida.

Ahora bien, no debe olvidarse que la actividad empresarial también causa una serie de problemas e inconvenientes
(contaminación, especulación del suelo, ocupación del espacio, etc.) que habitualmente no han sido tenidas en cuenta
por los gerentes de las empresas. Hoy en día no cabe ninguna duda de que el desarrollo empresarial debe compaginar la
búsqueda del beneficio privado con la de un mayor bienestar social y humano.
A lo largo de la historia siempre ha existido una preocupación (reflejada en la evolución del pensamiento económico)
por la consecución de la máxima eficiencia por parte de las empresas (entendida como minimización del coste de
producción y, por tanto, de la utilización de recursos). En las sociedades actuales, sin embargo, la preocupación va más
allá de la eficiencia económica, atendiendo también a los costes sociales que la actividad empresarial puede ocasionar,
el más significativo de los cuales es la contaminación y el deterioro del medio ambiente (un buen ejemplo de lo que en
economía se denominan externalidades), que implica la asunción de costes para otros agentes económicos y para la
sociedad en su conjunto. En estos casos, se señala que la empresa traslada parte de su responsabilidad a la sociedad, al
no tener presente ni hacerse cargo de los costes que impone a otros agentes.

Se puede decir que la empresa (según un estudio del Comité para el Desarrollo Económico) puede representar su grado
de compromiso en la asunción de responsabilidades ante el problema por medio de esferas concéntricas:

1. La esfera interior representaría las responsabilidades básicas de la empresa, derivadas del ejercicio eficiente de la
actividad económica (producción, empleo y crecimiento económico)

2. La esfera intermedia representa las responsabilidades ligadas a prioridades sociales (conservación del medio
ambiente, relaciones laborales, información a los consumidores, cumplimiento de contratos, protección frente a los
accidentes, etc.).

3. La esfera exterior recogería lo que se pueden denominar responsabilidades de cambio social, que englobaría una
serie de responsabilidades deseables para el futuro, todavía poco definidas, y de contenido más asocial (menos
relacionadas con la actividad de la empresa), como combatir la pobreza, temas de urbanismo, etc.

La realidad actual es que las empresas se debaten entre los 2 círculos interiores, si bien esta duda sólo se plantea en el
caso de que la asunción de las responsabilidades de la esfera intermedia suponga una reducción de los beneficios
empresariales. Sobre esta cuestión se pueden distinguir 3 posturas:

A. Enfoque negativo, opuesto a la asunción de responsabilidades por parte de las empresas que vayan más allá de la
consecución de la máxima eficiencia en la producción dentro de las reglas del juego (libre competencia), con la menor
intervención pública posible.

B. Enfoque favorable, que defiende que asumir un mayor compromiso con la sociedad favorecerá un incremento de los
beneficios a largo plazo y, posiblemente, también a corto plazo. Esto se justifica señalando que los empresarios y
accionistas, como parte de la sociedad, se benefician de este mayor compromiso, a lo que se une que la percepción
social de este mayor compromiso puede ayudar a las empresas a mejorar su imagen, incrementando sus ventas. La
crítica a este enfoque se centra básicamente en que no siempre la empresa persigue la maximización del beneficio y
que, en el caso de que este sea el objetivo, no es fácil medir hasta que punto las variaciones de los beneficios se deben a
ese mayor compromiso asumido por la empresa.

C. Enfoque intermedio, que defiende, a diferencia de los 2 enfoques anteriores, que el objetivo de la empresa no es
maximizar el beneficio, pues se trataría denegociar para alcanzar un compromiso que mejore el bienestar de toda la
comunidad que participa en la empresa (accionistas, pero también, directivos, trabajadores, clientes, proveedores, etc.),
en definitiva beneficiando a una comunidad social mucho más amplia de lo que en principio se tiene en cuenta cuando
sólo se contempla la maximización del beneficio. Este enfoque lleva a una asunción de responsabilidades intermedia
entre los dos anteriores, dentro de una estrategia de promoción de la imagen corporativa de la empresa.

Hoy en día predomina el primero de estos enfoques, aunque la balanza tiende a favorecer el desarrollo de los otros dos,
con empresas más comprometidas socialmente. Debe tenerse en cuenta a este respecto que, igual que la empresa
impone unos costes a la sociedad, también recibe importantes beneficios de ésta (externalidades positivas de las que en
este caso se beneficia la empresa), derivados de las infraestructuras, un marco legal estable, o la educación o la sanidad
públicas gratuitas; todo esto ayuda a la empresa a producir más eficientemente.

Una forma de documentar el grado de responsabilidad social de una empresa puede ser la realización y posterior
difusión de lo que se denomina un “balance o informe social”, que informe a los agentes de las externalidades positivas
o negativas que genera a la sociedad, de los que hace para solucionarlas y de las relaciones con los grupos sociales
implicados en ellas. Esta información sería complementaria a la de los balances anuales o las cuentas de pérdidas y
ganancias tradicionales.

Asimismo, otras formas de mostrar el grado de responsabilidad asumido por la empresa puede ser la realización de
actividades de mecenazgo, el establecimiento de fundaciones, promocionar una imagen de compromiso
medioambiental y social, o llevar a cabo una política informativa transparente. Todo ello presumiblemente mejorará la
imagen de la empresa y permitirá que sus productos tengan mejor acogida por parte del mercado.

3.2. Factores económicos que influyen en la empresa.


Dentro del entorno que envuelve la actividad empresarial, configurado por multitud de elementos como venimos
viendo, vamos a destacar por su relevancia los de índole económica que, siguiendo una clasificación realizada por la
Organización Internacional del Trabajo, se pueden ordenar según tengan su origen en el ámbito de la economía nacional
o en el de la internacional y, en segundo lugar, dentro de los primeros, distinguiendo entre los que tengan carácter
permanente y aquéllos que sean temporales.

3.2.1. Factores económicos permanentes.

- Nivel general de la actividad económica, influido a su vez por las dimensiones del mercado nacional, las
disponibilidades del factor trabajo y las existencias de capital social básico.

- Grado de desarrollo económico de la región donde está establecida la empresa.

- Índice de crecimiento de la población.

- Grado de industrialización (y ligado a él grado de especialización de la fuerza laboral).

- Niveles salariales (que influyen la intensidad de uso de los factores del método de producción utilizado por la
empresa).

- Distribución de la riqueza a nivel nacional (qué influye en la cantidad demandada de bienes y en el tipo de bienes que
se demandan).

- Disponibilidad de materias primas y de capitales nacionales.

3.2.2. Factores temporales de orden nacional.

- Nivel de actividad económica coyuntural.

- Situación de la balanza de pagos (dependencia de factores o capitales extranjeros).

- Tipos de interés (que repercuten en los planes inversores de las empresas).

3.2.3. Factores temporales de orden internacional.

- Nivel de actividad económica mundial (que incide en la economía nacional en un mundo crecientemente integrado, así
como en el volumen de relaciones comerciales y financieras con el resto del mundo).

- Competencia entre empresas (competitividad nacional e internacional).

- Otros factores (grado de proteccionismo, modificaciones en tipos impositivos, etc.)

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