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Los principios del procedimiento administrativo

Los principios, en general, constituyen el soporte jurídico institucional de un Estado Social


Democrático de Derecho. Se debe entender por procedimiento administrativo a una pluralidad de
actos coordinados entre sí, de manera que, sin cada acto anterior, ninguno de los posteriores tiene
validez y, contrariamente, sin cada acto posterior, ninguno de los anteriores tiene eficacia.
Esto quiere decir que el procedimiento administrativo es una ordenación interna de una pluralidad
de operaciones expresada en actos diversos realizados heterogéneamente por varios sujetos u
órganos, operaciones y actos que se articulan a la producción de un acto final, no obstante su relativa
autonomía.

Según el profesor Milano Sánchez, el procedimiento administrativo surge como “el medio técnico
jurídico más adecuado para determinar la verdad real de los hechos que servirá de motivo al acto
final”, por consiguiente, el procedimiento comprende la regla “audi alteram partem” o el derecho a
ser oído alegando en su defensa y considerando las pruebas; para la aplicación de esta regla es bueno
diferenciar la naturaleza del juicio o del acto del procedimiento, es decir, el procedimiento
administrativo constituye una garantía respecto a los derechos de toda persona individual o
colectiva, pública o privada, cuyo derecho subjetivo o interés legítimo se vea afectado por una
actuación administrativa.

En este entendimiento, el derecho se compone de la realidad y de valores y normas; en consecuencia,


un principio es más un criterio fundamental en sí mismo que marca, de alguna manera, el sentido de
justicia de las normas jurídicas, los principios no son reglas de las que se pueda deducir conclusiones
por un razonamiento lógico, por el contrario, son formas de comprender y hacer funcionar el derecho
para que este sea justo.

El principio del derecho contenido en la ley, prácticamente, ya no es considerado un principio como


fuente supletoria, por el contrario, es precepto legal; los principios que informan el propio sistema
legal están implícitamente contenidos en el mismo, aplicarlos es aplicar el espíritu de las leyes y ello
es aplicar las leyes mismas, que de espíritu y letra componen, en consecuencia, los principios de la
ley entran en vigencia inmediatamente cuando entra en vigor la propia ley.

Dentro de las principales características respecto a los principios, se puede identificar su


principalidad y dinamismo potencial, es decir, por la primera se entiende la preeminencia de los
principios sobre las normas y, por la segunda, en el sentido de que dichos principios son gestores de
las soluciones que van demandando un derecho en formación.

Los principios son premisas fundamentales jurídicas que buscan, con su aplicación, la justicia,
equidad, bien común, bienestar social; es decir son el contenido básico del sistema, además, tiene
una superioridad jerárquica inevitable sobre los demás elementos del sistema, de tal forma que la
norma congruente con un principio general será la que deba prevalecer.

Utilidad de los principios

Estos sirven de base para el legislador en la elaboración de las leyes, sin embargo, existen otros que
sin estar inmersos en la norma, sirven al juzgador para decidir conforme a buen derecho, asimismo,
dichos principios cumplen la función limitativa cuando estos demarcan ordenadamente relaciones
entre normas jurídicas jerárquicamente superiores con otras de rango inferior.

Existen principios aplicables al procedimiento administrativo que son reconocidos por la mayoría de
los sistemas jurídicos y que están contemplados en la Constitución Política del Estado (cpe), Art.
232, por lo mismo se tiene que las normas jurídicas de carácter constitucional son de jerarquía
superior a cualquier otra norma del sistema jurídico, toda vez que consagran principios jurídicos que
a lo largo de la historia han ido tomando un protagonismo importante dentro del procedimiento
administrativo y que desconocerlos resulta imposible.

Caracteres de los principios formativos del proceso

El tratadista argentino Jorge W. Peyrano señala la existencia de dos características, “la bifrontalidad
y la complementariedad”, la primera se refiere a la presentación de los principios en pareja
contrapuesta, por ejemplo, el principio dispositivo se contrapone al inquisitivo, al de concentración
el de dispersión, al de conservación el de nulidad, al de oralidad el de escrituridad, etc.

Por la segunda se entiende que los principios no se presentan aislados unos de otros, sino
fuertemente enlazados o unidos, principalmente los más importantes implican o suponen la
existencia de otros que son complementarios o consecuenciales, por ejemplo, el principio de
economía supone necesariamente la existencia de principios como los de impulso procesal,
concentración, celeridad, preclusión, de conservación, saneamiento, etc.

Gerardo Parajeles estructura los principios del procedimiento administrativo y realiza la siguiente
clasificación: Principios inherentes al objeto del proceso, a la estructura del proceso, al
procedimiento y a la moralidad del proceso. Así. Max Mostajo realiza una descripción de cada uno de
estos.

Principios inherentes al objeto del proceso

a) Fundamental. La función pública está orientada exclusivamente al servicio de los intereses de la


colectividad y no de parcialidad o partido político alguno, que constituye un principio constitucional.

b) Autotutela de la administración. La administración pública está investida de un poder jurídico


para garantizar el cumplimiento de una determinada finalidad, que le es propia para la satisfacción
de los intereses en general, toda vez que, para T. Hutchinson, “la administración tiene el poder de
autotutela, es decir, en primer lugar la autotutela declarativa o decisoria, capaces por sí mismas de
modificar o extinguir situaciones jurídicas subjetivas; en segundo lugar, la autotutela ejecutoria
consistente en la potestad de ejecutar de oficio sus propios actos y decisiones”.

c) Verdad material o de instrucción. La administración tiene la facultad de buscar y obtener las


pruebas necesarias para el esclarecimiento de los temas, con amplitud de posibilidades en la
investigación, consistentes en la averiguación de la verdad material de lo acontecido, con prevalencia
a la verdad formal, en cuyo mérito no se limitará a los documentos del expediente, sino constatar en
otros lugares o archivos donde se encuentra la prueba real y objetiva, lo que se denomina inquisidor,
es decir, este principio es contrario al aspecto formal de la justicia, a la excesiva formalidad de la
administración de justicia.

Principios inherentes a la estructura del proceso

a) Sometimiento pleno a la ley o legalidad objetiva. No solo se intenta proteger los intereses de toda
persona individual o colectiva, pública o privada, cuyo derecho subjetivo o interés legítimo se vea
afectado por una actuación administrativa, por el contrario, la defensa de la norma jurídica adjetiva,
con el fin de mantener el imperio de la ley y la justicia, así se manifiesta de un modo expreso el
interés público, al efectuar el respeto del derecho objetivo y la primacía de la ley como el debido
proceso.
b) Jerarquía normativa. Las actuaciones administrativas así como las reglamentarias deben observar
la jerarquía normativa y la supremacía de la Constitución, en su expresión más generalizada implica
reconocer a la cpe como norma suprema fundamental del Estado Social y Democrático de Derecho,
que se constituye como la base y cimiento sobre el cual se asienta la estructura de las normas y actos
administrativos.

c) Proporcionalidad. La administración debe actuar siempre sometida a la ley y utilizar los medios
adecuados para su cumplimiento, lo que implica la adecuación de los medios a los fines y prohibir
excesos en la actuación, tiene especial trascendencia sobre todo en materia de sanciones
administrativas, en las intervenciones o incidencias administrativas en el ejercicio de los derechos
del interesado.

d) Garantía del debido proceso. Este principio se constituye en una garantía constitucional que
integra tres subprincipios consistentes en el derecho a ser oído, a ofrecer y producir pruebas y a una
decisión fundada o motivada por parte de la administración pública, toda vez que el desconocimiento
de este principio genera vicios que afectan a los actos administrativos procesales.

Principios inherentes

al procedimiento

a) Imparcialidad o probidad. Este principio exige una conducta imparcial y justa de parte de las
autoridades administrativas sin que sirva de excusa la relatividad de este principio, bajo quebranto
de la garantía constitucional aunque el peso orientador es siempre el interés general, evitando toda
clase de discriminaciones o exclusiones.

b) Economía, simplicidad y celeridad. Es la eficacia en la solución de casos, con el menor costo, de


una manera rápida y sencilla, insta a las autoridades administrativas a velar por el respeto de sus
subordinados en el cumplimiento de las funciones conforme a la Ley, bajo responsabilidad
establecida conforme a las normas pertinentes.

c) Informalismo. Si bien el procedimiento administrativo necesita sujetarse a ciertas normas


procesales, no debe impedir la libre actuación de la persona que recurre a esta vía u obstaculizar la
expresión de sus peticiones, lo que no implica una informalidad total ya que la administración debe
ajustarse al procedimiento y a la legislación; la actuación informal a cuyo favor rige este principio, no
conlleva la pérdida de un derecho dentro del procedimiento, toda vez que la norma dispone que la
inobservancia de exigencias formales, que puede ser cumplida posteriormente podrá ser excusada y
ello no interrumpirá el procedimiento administrativo, es decir que la inadecuación a las formas de la
actuación no conlleva la pérdida de un derecho dentro del procedimiento admi- nistrativo, en la
práctica, ante el incumplimiento de un deber formal, la administración debe optar por la solución
que sea más favorable para el interesado.

d) Publicidad o transparencia. La ley garantiza calidad, eficiencia y transparencia de la totalidad de


las actuaciones administrativas, rompiendo lo tradicional y secreto de los procedimientos
medievales. El principio de publicidad no tiene otro límite que los datos referentes a la intimidad de
las personas reservados lógicamente, cuando no prevalezcan razones de interés público o cuando así
lo disponga la ley de manera expresa; así, la publicidad en el procedimiento significa el leal
conocimiento de las actuaciones administrativas, lo que según Agustín Gordillo, “se concreta en la
llamada ‘vista’ y fotocopia de las actuaciones”, por lo que la falta de publicidad y transparencia es
sospecha y antesala de corrupción.

e) Impulso de Oficio u oficiosidad. Desde mi punto de vista merece importancia, porque supone no
solo la impulsión de oficio, sino también la instrucción de oficio, por consiguiente, corresponde a la
autoridad administrativa la adopción de los recaudos conducentes a su impulsión hasta el dictado del
acto final, así como el desarrollo de la actividad necesaria para obtener las pruebas pertinentes para
su adecuada resolución, en ese contexto, la carga de la prueba recae sobre la administración pública.

f) Gratuidad del procedimiento administrativo. Este principio es considerado importante para su


desarrollo, ya que no resulta necesario el patrocinio del abogado en los procedimientos
administrativos.

g) Contradicción. Es la posibilidad de que se haga valer los intereses y estos intereses sean
adecuadamente confrontados en presencia de sus respectivos titulares antes de adoptar una decisión
definitiva, es decir, no hay procedimiento válido si no existe igualdad de oportunidades entre las
partes en cada uno de los trámites o momentos procesales, un auténtico debate contradictorio sobre
los hechos y el derecho.

h) Escrituridad. No obstante el movimiento de los procesos orales que pueden efectuarse de manera
excepcional, en el ámbito administrativo existe la conveniencia del procedimiento escrito, esto para
evitar presiones sobre los interesados, obligando a motivar y a decidir las peticiones oportunamente,
además, lo escrito permanece como prueba dada la cantidad de procesos que se debe tramitar.

Principios inherentes a la moralidad del proceso

a) Legalidad. Este principio tiene origen en el anhelo de seguridad, la aspiración a una meta ideal e
inalcanzable de seguridad jurídica absoluta, en tanto que este último no es posible con el tosco ins-
trumento de la ley, asimismo, se presume que todas las actuaciones en el procedimiento
administrativo se presumen legítimas, en consecuencia, ninguna autoridad administrativa puede
dictar alguna disposición que no encuentre apoyo en algún precepto legal, es decir, implica una
obligación para las autoridades de actuar con apego a las leyes y a la propia cpe.

Dentro de nuestro régimen constitucional las autoridades no tienen más facultades que las que
expresamente les atribuye la ley, en tanto que los actos de autoridades administrativas que no estén
autorizados por Ley alguna, importa violación de garantías, toda vez que la ley constituye el límite de
la administración.

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