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Abstract
Este trabajo busca entender el núcleo violento que tiene el lenguaje en los estudiantes y
repensar la acción que ha tomado el gobierno y las instituciones académicas superiores
frente a la recuperación de las lenguas “indígenas”.
Since the emergence of the school, it is began to impose a symbolic way to understand of
linguistic, evidentially this position has been managed from de canons of external language
and imposed in the colony, due to our intends for recuperation the “mother” language, need
a restructuring of the epistemic and academic.
This work seek understand the core violent that language has in the students, and rethink
the action taken the government and high academic institutions in face of the recovery “in-
digenous” languages.
En los últimos años hemos comenzado un proceso continuo de recuperación del lenguaje, y
de unas formas lingüísticas de las Naciones y pueblos indígenas originarios. Frente al fuerte
avasallamiento que tiene el lenguaje “español” hacia otras formas lingüísticas de conoci-
miento. El problema más recalcitrante radica en la imposición de unas categorías lingüísti-
ca a otros grupos culturalmente diferentes y desde ahí nuestra odisea por la recuperación de
la identidad lingüística.
Desde las políticas tomadas por el gobierno se manifiesta toda una construcción identitaria
y de recuperación, pero la misma actualmente sufre bloqueos internos en el momento de
posibilitar una forma de enseñanza de la lengua “madre”. Muchos grupos estudiantiles y
también magisteriales (pertenecientes al magisterio) no logran comprender la importantica
de la recuperación de la lengua madre (Quechua, Aymara, Guaraní, etc.). Otros se han man-
tenido reacios al perfeccionamiento de su lengua madre o simplemente buscan extirpar de
sus congéneres ese grupo lingüístico particular.
Todas estas dificultades y entre otras se han manifestado en las primeras aproximaciones
para la recuperación de la lengua “nativa”, ahora bien todo esta amalgama de reticencias se
debe en primera instancia a los núcleos de poder y capital simbólico 1 (Bourdieu, 1997) pro-
piciados por la lengua externa. Los cuales denotan una carga peyorativa hacia las lenguas
“nativas”, todo el proceso de colonización impone un patrón lingüístico común el cual se va
hegemonizando de manera contundente, no solo en los núcleos escolares si no de igual ma-
nera desde el ámbito religioso, político, social.
La carga simbólica que tiene la lengua “nativa” “madre” denota una inferioridad frente a
grupos alternos, esta fue y sigue siendo una de las principales incoherencias que se va man-
teniendo en la idiosincrasia boliviana y porque no decirlo latinoamericana. El concepto de
identidad marca aquí un punto central debido a que desde ese horizonte existencial pode-
mos recuperar un patrón lingüístico propio, que fortalezca las tradiciones de nuestros pue-
blos. La identidad (Quechua, Aymara, Guaraní y otras) solo funcionan como bloques dife-
1
Se entiende al capital simbólico como toda forma de valor estructural, desde propiedades económicas
hasta otros espacios de “valor”, un capital tanto físico, social, cultural.
renciados de los estamentos sociales, cuando uno visita o se encuentra en la ciudad propicia
un quiebre relacional con las personas de otra variante cultural “supuestamente diferente”.
Más allá de esta dificultad frente al dilema identitario, también hemos propiciado una fuerte
escisión desde el plano educativo, muchos programas educativos como la ley 1565 o el
código de educación propusieron un programa continuo de alfabetización, pero una alfabe-
tización enmarcada en la cultura lingüística castellana, de este modo muchos grupos cultu-
rales sufrieron una aculturación debido a que se les injerto un modelo lingüístico para per-
cibir la realidad. Algo que no responde a los hechos concretos de la vida comunitaria, un
idioma es la puerta de entrada al campo simbólico de las personas y en el caso nuestro he-
mos castellanizado a los hombres ofuscando una lengua “madre” que proponía un diálogo
intercultural.
Desde el primer momento en que los niños andinos y los niños de otras culturas entran a la
escuela comienza el atolladero lingüístico y la abstracción del mundo. La escuela se ha ido
estableciendo como un “templo del saber” pero en el mismo la cultura comienza a mermar-
se y convertirse en un bloque del mundo “occidental” todos los procesos educativos que se
nos han acaecido proponen un sistema de lenguaje muy particular “castellano” desde el
cual se debe partir y entender el mundo.
Pero el mundo no solo puede estar encerrado en un solo núcleo lingüístico. Y debido al
proceso de castellanización en una sola lengua, es que se comienza la masacre de las otras
culturas. Y esto también encierra y encubre el actuar del sistema educativo que busca una
forma de universalismo2 el cual comprende una globalización continua y una sola modali-
dad de sistema mundo.
Y que pasa con el mundo andino o de otra cultura, simplemente es sometido y adiestrado a
los patrones culturales, una característica de la escuela es la fuerza que tiene la escritura, la
grafía, los estudiantes que no la posean están perdidos o simplemente son etiquetados como
“niños con dificultades de aprendizaje” pero un hecho muy puntual es entender que mu-
2
Se entiende por universalismo una tendencia teórica que busca una hegemonía en el sistema, tanto eco-
nómico, social y cultural, el mismo basado en una tendencia liberal que pretende “universalizar” el conoci-
miento hacia una sola estructura de epistemología y forma de hacer ciencia y educación.
chas culturas de nuestro país son ágrafas y por lo tanto la abstracción de la escritura no se
encuentra sometida al campo simbólico y lingüístico.
Debido a ello es que se propicia un uso violento del lenguaje. Este lenguaje como manifes-
tación opresora del mundo, por ello los programas de alfabetización no necesariamente son
inocentes, también promueven y someten a los grupos culturales a la asimilación de un
campo simbólico diferente, dándose una obligatoriedad académica.
Pero esto tampoco se reduce simplemente al escenario del lenguaje, si no de igual manera a
las formas de socializar, es muy común encontrar en el colegio y otras instituciones educa-
tivas estudiantes con dificultades lingüísticas debido a la condición bicéfala de su lenguaje
(materna-externa) denotando de este modo una particularidad en el habla, el cual es aco-
metido por burlas u ofensas dentro del propio grupo estudiantil, forjando de este modo un
rechazo a su lengua “madre” frente al idioma oficialmente imperante.
Debido a estas razones la escuela manifiesta un comportamiento más violento hacia otras
ramificaciones lingüísticas. En todo caso la escuela es heredera del comportamiento impo-
sitivo y doctrinario de las primeras evangelizaciones, por lo cual la violencia nuevamente
se representa en el campo académico e investigativo. No es de extrañar que una sola forma
de lenguaje tenga que imponerse marcando los criterios de verdad y objetividad.
Posibilitando de este modo esferas opresivas hacia los indígenas, todo esto camuflado en el
comportamiento investigativo, la alfabetización en una sola lengua y en el impulso conti-
nuo de un sistema económico que va absorbiendo las formas de vida de otras culturas. Ha-
blar de educación conlleva en si misma muchas dificultades, desde los mismos contenidos
curriculares, los objetivos que busca la educación y los límites en los que se encierra.
Entonces la escuela es un asidero del pensamiento “colonial” y peor aún estipula la norma-
tividad en el comportamiento del adolescente. Esta es la dificultad que encontramos frente a
la embestida del universalismo y es que el panorama educativo cada vez se va encerrando
en los campos de lo global, y debido a ello las políticas lingüísticas se encuentran en un
atolladero conceptual sobre ¿qué se puede hacer? y ¿cómo poder recuperar el lenguaje de
los pueblos indígenas? En un mundo cada vez más conectado y que promueve una sola
forma de lenguaje basado en la competitividad y la economía de mercado.
La ontología podemos enmarcarla como un concepto clásico del mundo occidental. Pero
esta primera visión no debe ofuscar la utilidad y la universalidad que ella encierra, ya que
todo sistema de pensamiento tiene un problema común frente a la realidad existente “ser”
entonces todo panorama cultural postula unas preguntas existenciales o en otros aspectos
metafísicos. Una de las características muy peculiares del mundo indígena es la oralidad y
la concretud.
Así como Heidegger logra liberar la pregunta del ser de las ataduras metafísicas de su tiem-
po, el “ser” en el mundo andino manifiesta todo lo existente como una relación con la
“mano y el cuerpo”. “estar en el mundo” es también un “tender la mano al mundo” algo que
nos permite delimitar lo real, al espacio y tiempo, el ser no puede escapar de esta concretud
del cuerpo y los objetos. (Heidegger, 1993).
3
En el mundo andino una Pacarina es un lugar de donde ha emergido el “ser humano”(lago, rio o montaña)
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Un lugar sagrado donde se celebra ceremonias.
cha “inframundo” solo puede ser entendido desde la oralidad, esta tripartición carece de los
dilemas éticos de bueno o malo ya que son realidades unificadas, uno puede tranquilamente
relacionarse con el ukhu, la semilla, la tierra, o el hanan el rayo, la lluvia y el cielo.
(Estermann, 2009)
Un desencuentro bélico, entonces la crítica se muestra hacia una forma de visión conquista-
dora de la realidad. Esta misma modalidad de vida basada en la supremacía de un grupo
sobre otro condiciona la competitividad, al igual que la visión escolar de puntaje y califica-
ción de méritos e idiosincrasias. Obviamente existen sistemas jerárquicos en toda sociedad
pero estos sistemas no destruyen a otros y al mismo tiempo propician sistemas más violen-
tos de vida. El lenguaje desde la mirada del conquistador simplemente tiene una utilidad
normativa e impositiva en nuestros pueblos.
Los enredos conceptuales que se han propiciado a partir de una ontológica basada en el
misterio “metafísico” del lenguaje, es algo muy peculiar de la cultura occidental heredera
del platonismo y el cristianismo. En cambio el mundo andino proyecta otras formas de
comprensión de la naturaleza y de los seres vivientes, sus divinidades no encierran situa-
ciones de empoderamiento. Y esta característica del mundo andino tiene una similitud en
otras culturas ágrafas, que por muchos siglos ha sido categorizadas simplemente como
“bárbaras” “inferiores” e “incivilizadas”.
“Desde su mundo mítico, después de la derrota, sus dioses habían sido vencidos “en
el cielo” -diría Mircea Eliade-, ya que vencidos estaban los ejércitos indios (los del
azteca Moctezuma o del inca Atahualpa) “en la tierra”, en el campo de batalla. El
imaginario indígena debía incorporar -como era su costumbre, por otra parte- a los
“dioses” vencedores. El vencedor, por su parte, no pensó conscientemente en incor-
porar elemento alguno de los vencidos sino en algunos “Autos sacramentales”, que
en mayor número de doscientos, los franciscanos redactaron y representaron en los
teatros populares, en los atrios de las inmensas iglesias coloniales. Todo el “mundo”
imaginario del indígena era “demoniaco” y como tal debía ser destruido. Ese mundo
del Otro era interpretado como lo negativo, pagano, satánico e intrínsecamente per-
verso”. (Dussel, 2008, pág. 55)
Debido a todo ello podemos entender que el lenguaje indígena aún se encuentra en sus ci-
mientes y lo único que se ha hecho es establecer una aculturación continua sobre cómo de-
be comprenderse la realidad. El lenguaje del colonizador se mantiene y de manera hermé-
tica propicia los espacios de conocimiento y entendimiento. Entonces el marco lingüístico
es una fuerte dificultad a trabajar como ciudadanos que compartimos múltiples ramifica-
ciones culturales.
Por lo tanto, el “ser” se encierra en lo que puede ser hablado, la oralidad, el lenguaje y su
proyección hacia el otro, el mundo andino manifiesta esta otra ontología que escapa a las
elucubraciones abstractivas de occidente, pero eso no significa que su forma de pensamien-
to deba verse simplemente como un “paganismo” o de manera peyorativa, ya que desde
esta visión podemos entablar un futuro dialogo intercultural.
Conclusión
Algo muy particular que se encuentra en las unidades educativas es la carga peyorativa que
tiene la lengua “nativa” en las últimas décadas se ha buscado mecanismos de recuperación,
algo muy positivo y útil pero de igual forma se debe buscar espacios en el mundo académi-
co para que de esta forma se permita abrir otros campos de conocimiento, entonces el len-
guaje es el primer asidero ontológico que tenemos como seres humanos y nos permite co-
nectarnos con la realidad posibilitando un diálogo más abierto.
Dussel, E. (2008). 1492 el encubrimiento del otro. Hacia el orgien del mito de la Modernidad . La
Paz: Biblioteca Indígena.
Estermann, J. (2009). Filosofía Andina, Sabiduria indigena para un mundo nuevo. La Paz: Instituto
Superior Ecumenico Andino de Teologia. .
Heidegger, M. (1993). El ser y el Tiempo. (J. Gaos, Trad.) Mexico: Fondo de Cultura Económica.
Rengifo, G. (2005). Ser Wawa en los andes. " a mi me gusta hacer chacra". Lima: Gráfica Bellido.