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Bonnie Leclerc

Cómo está tu

FLORA
INTESTINAL
© Bonnie Leclerc www.restablecer.cl

¿Una flora intestinal enferma?


Últimamente se habla mucho de la flora intestinal —o, por su nombre
técnico, microbiota— y de su rol crucial en nuestra salud.
La razón es que la ciencia hizo progresos gigantes en su entendimiento en
los últimos diez años. Antes se pensaba que ayudaba un poco; ahora
sabemos que es esencial para la digestión, la inmunidad y muchas otras
funciones.
Es tan importante que los científicos la llaman "el último órgano descubierto".
Pero esta comunidad de bacterias también es un ecosistema sensible a las
condiciones exteriores. Cuando se vuelve disfuncional, se habla de disbiosis.
La disbiosis es un mal muy extendido en el mundo moderno, y explica
muchas de las condiciones crónicas que hasta ahora nos desconcertaban.
¿Cómo saber si tienes disbiosis? Si tienes alguna de las condiciones que se
detallan a continuación, es más que probable.

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Problemas digestivos
Normalmente, nuestras bacterias nos ayudan a digerir. Se encargan en
particular de las fibras, a las que convierten en benéficos ácidos grasos.
Pero cuando no tienes una buena flora, el trabajo puede quedar a medio
hacer, es decir... como gas.
Es así cómo te encuentras con esa molesta hinchazón que te aprieta el
cinturón a medida que avanza el día (¡y que te hace parecer embarazada de
cinco meses...!)
Además, este gas encerrado en tu intestino puede distender los tejidos y
causar dolores a veces muy intensos.
También puede empujar hacia arriba y causar síntomas de acidez (a causa
del ácido estomacal que refluye hacia el esófago).
Otro síntoma muy frecuente es la alteración del tránsito. Cuando las
bacterias producen metano, se suele observar estreñimiento, y cuando es
hidrógeno, diarrea o alternancia de ambos.

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Los científicos de la Universidad de Monash, en Australia, fueron los que


descubrieron este fenómeno, que hoy día es aceptado por la comunidad
médica como la principal causa del llamado colon irritable.1
Ciertos microbios también pueden producir toxinas que irriten o inflamen la
pared intestinal, llevando a enfermedades más graves, como Crohn o colitis
ulcerosa.2
Los problemas digestivos, ya sean leves o incapacitantes, siempre están
ligados a una alteración de la flora intestinal.

Carencias nutricionales
La flora intestinal es nuestro segundo órgano de digestión: se encarga
básicamente de lo que viene del reino vegetal. Las bacterias digieren estos
alimentos y nos entregan a cambio nutrientes biodisponibles, es decir en una
forma utilizable por nuestro cuerpo. Sintetizan principalmente ácidos grasos,
pero también aminoácidos, minerales y vitaminas, en particular la K y las del
grupo B.

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Pero cuando tienes disbiosis, estas transformaciones no se operan, y estos


nutrientes te atraviesan sin que los puedas aprovechar. Es tan así que uno
puede desarrollar carencias nutricionales profundas, a pesar de consumir
una dieta muy sana y nutritiva.3
Ciertas bacterias indeseables consumen tu hierro, causando anemia. Para
colmo, cuando tomas un suplemento solo sirve para que se multipliquen
más.
Si tienes anemia o deficiencias vitamínicas a pesar de una buena dieta, es
muy posiblemente por disbiosis. Signos típicos son fatiga, uñas frágiles y
ausencia de período, pero las carencias nutricionales en realidad afectan
todos los sistemas del organismo y pueden estar detrás de múltiples
problemas, desde bajas defensas hasta depresión.

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Problemas metabólicos
Las carencias nutricionales explican por qué ciertos pacientes están con muy
bajo peso. Pero ¿sabías que la disbiosis también puede causar sobrepeso?
Los agricultores les dan antibióticos a los animales para hacerlos engordar.
En humanos, una flora intestinal empobrecida está asociada a mayor grasa
corporal, resistencia a la insulina y dislipidemia.4
Pasa que entre las sustancias producidas por las bacterias, algunas pueden
tener efectos similares a hormonas e ir a perturbar el funcionamiento normal
de las nuestras.
Otras son tóxicas y cuando tu hígado no logra deshacerse de las toxinas, las
almacena en un lugar seguro donde no pueden dañar los órganos: en la
grasa corporal. Por eso es tan difícil deshacerse del flotador en la cintura:
puedes matarte de hambre, tu organismo preferirá perder músculo antes que
abrir esta caja de Pandora.
Si no puedes perder peso, o ganarlo, a pesar de una dieta correcta, hay
buenas chances de que sea por un desequilibrio en tu flora intestinal.
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Problemas dermatológicos
La piel es una ventana a nuestro estado interior, incluyendo el de nuestra
microbiota.
La piel reseca es un signo claro de carencia en ácidos grasos, incluyendo los
que te aportaría normalmente tu flora.
El acné o espinilla está tan relacionada con bacterias que se trata a menudo
con antibióticos. El problema es que esta solución tiende a causar más
disbiosis a largo plazo.
La rosácea se observa muy a menudo en asociación con disbiosis y en
particular con SIBO, o proliferación bacteriana en el intestino delgado.5
Finalmente, la dermatitis atópica y el eczema son reacciones de tipo
alérgicas, y las alergias están muy ligadas a problemas en la flora intestinal,
sobre todo si estos ocurrieron en la primera infancia.6

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Problemas inmunitarios
¿Sabías que justo después de tomar antibióticos, tienes más riesgo de
contraer una nueva infección? Eso es porque no mata solo a los patógenos
sino también a muchas de las bacterias que te defienden.
Nada lucha contra un microbio como otro microbio, por eso la flora intestinal
es nuestra primera línea de defensa. Alguien que se enferma a menudo, a
todas luces no la tiene muy buena.
Pero la microbiota tiene una función más profunda: "educar" el sistema
inmunitario durante los primeros años de vida.7
Las personas que nacieron por cesárea y/o recibieron muchos antibióticos
cuando pequeños tienen tasas más altas de alergias y asma, entre otros
problemas.8 La razón es que estos dos eventos alteran fuertemente la flora
normal, y dificultan que el sistema inmunitario aprenda bien a quién atacar y
a quién no.
Una microbiota normal también cuida de la pared intestinal, nutriendo sus
células con sus ácidos grasos y protegiéndolas contra agresiones.
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Y esas células tienen una función muy importante: son las encargadas de
dejar pasar los nutrientes a la circulación sanguínea e impedir el paso del
resto. Cuando hay disbiosis, se dañan y ya no lo pueden hacer eficazmente:
es lo que se llama la hiperpermeabilidad intestinal.9

El resultado es que penetran en el organismo elementos que debían quedar


afuera: toxinas, microbios y partículas de comida incompletamente digeridas.
El sistema inmunitario entonces las identifica como peligros y monta una
reacción de defensa: es la inflamación (que no es lo mismo que hinchazón).
La inflamación es buena para luchar contra patógenos, pero es muy dañina
cuando se vuelve crónica. Numerosas enfermedades graves son de origen
inflamatorio, incluyendo las cardiovasculares.
En cuanto a las enfermedades autoinmunes, podrían venir de lo mismo.
Nuestras células están hechas de proteínas que pueden tener un perfil similar
a las que están entrando por el intestino dañado. Sería por este fenómeno de
mímica molecular que el sistema inmunitario llega a atacar nuestros propios
tejidos.10
Los problemas inmunitarios, desde los más banales hasta los más
complejos, siempre indican algún nivel de disbiosis.

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Problemas psicológicos
Al intestino se le dice a menudo "segundo cerebro", y es verdad, los dos
órganos están muy ligados: el intestino contiene la mayor red de neuronas
después del cerebro y produce más serotonina que el cerebro mismo —este
neurotransmisor sirve a la vez para regular el humor ...y el tránsito.
Se ha demostrado que el estrés psicológico afecta fuertemente las
condiciones en el intestino y causa disbiosis.11
Pero la disbiosis a su vez parece jugar un gran papel en depresión, ansiedad
e incluso trastornos mentales profundos.12 Los científicos aún no saben con
precisión con qué mecanismos, si por vía nerviosa u hormonal, por carencias
nutricionales (como la de vitamina B12), por inflamación crónica... o todas a
la vez.
Lo que está claro es que hay un eje cerebro-intestino-microbiota, y que un
problema en uno debe conducir a mirar el otro.

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Problemas neurológicos
Cada vez más niños hoy día están afectados por hiperactividad, déficit de
atención, dislexia, dispraxia y otros problemas de su desarrollo neurológico.
En cuanto a los trastornos del espectro autista, han sido claramente
asociados a anomalías de la flora intestinal.13
Aún se desconocen los mecanismos precisos y varios factores parecen
entrar en acción. Pero algunos expertos notan que en su caso, no suelen ser
simplemente los niños los que tienen disbiosis, sino también sus padres.14
¿Podría ser que las carencias nutricionales, la toxicidad y la inflamación
crónica, productos de una flora intestinal alterada, tengan consecuencias en
el desarrollo de nuestros hijos? En este caso, la disbiosis es realmente algo
todo menos trivial...

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La buena noticia es que la microbiota es moldeable.


Y el principal factor es la comida: con cada cosa que comes, alientas o
desalientas el desarrollo de ciertos microorganismos. Así es cómo podemos
restaurar un ecosistema funcional en gran medida, simplemente manipulando
la alimentación.
Ahora, ojo: no se trata de precipitarse sobre probióticos y prebióticos sin ton
ni son... No sólo te hace malgastar la plata, puede ser contraproducente.
La disbiosis es como un patio abandonado a las malezas: no esperarías
transformarlo en un lindo jardín simplemente echándole encima unos
puñados de semillas o de abono...
Hace falta un poco de método. Primero desmalezar, después sembrar y luego
abonar. Así es cómo los especialistas de punta tratan la disbiosis.
La misión que me di es aportarte esta información. No teorías a medio cocer,
sino soluciones reales practicadas por los médicos que están en las
trincheras.

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¿Cómo las conozco? —Porque yo también tuve disbiosis severa.


Tuve colon irritable desde muy pequeña, antes de desarrollar depresión y
ansiedad y finalmente hipotiroidismo y fatiga crónica. También tuve un hijo en
el espectro autista.

En 2012 con mis hijos: detrás de la sonrisa,


estoy en los huesos y todo me duele

¡Y eso que me cuidaba bien...! Comía sano, hacía terapia, veía a médico tras
médico, pero nada mejoraba. Me sentía mal hecha y odiaba mi cuerpo.
Pero luego de tocar fondo, me puse a investigar en serio. Me puse a
escuchar entrevistas a pioneros de la ciencia, la nutrición y la medicina
funcional, a leer sus libros y artículos.
Eran perspectivas nuevas y diferentes de lo que siempre había oído. Sin
saberlo, había dado justo con una explosión de descubrimientos en torno a
la microbiota. Gracias a ellas mis dolencias cobraban sentido.
Experimenté conmigo misma lo que aprendía, y empecé a mejorar. En unos
meses pude dejar todos mis remedios. Hoy día ya no tengo ni depresión ni
ansiedad, mi tiroides y colon están tranquilos y tengo más energía que a mis
quince. ¡Hasta puedo comer cosas que antes me hacían mal! En cuanto a mi
hijo, está tan recuperado que lleva una vida normal de chico de su edad.

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Una nueva vida, sólo con aplicar un sencillo protocolo nutricional.


Pero pocos profesionales aún están al día de esos
progresos. Por eso cambié mi carrera: me certifiqué como
Coach en Nutrición y ahora me dedico a enseñar a otros
cómo restablecer su flora intestinal.
Escribo sobre nutrición y flora intestinal en mi blog y en
revistas, doy charlas y conferencias y guío a personas en
restablecer su flora a través de coaching individual. Para el
2018, tengo dos nuevos grandes recursos:
• Un libro: Restablecer. Publicado por la editorial Planeta, está disponible
desde el 1 de marzo en todas las librerías físicas y digitales. Explica todo
sobre la flora intestinal: cómo funciona, cómo se echa a perder y las
enfermedades que derivan de ello, y el método en tres fases para sanarla.
• Un curso en línea: El Reseteo. Es un
programa de 6 semanas que te lleva
paso a paso por ese método para
restablecer la flora, sanar el intestino y
recuperar tu salud, con todas las
herramientas que necesitas para
implementarlo tú mismo.
Si no lo hiciste ya, suscríbete a mi
boletín en mi página www.restablecer.cl,
para ser el primero avisado cuando
salgan y beneficiar de ofertas especiales
para suscriptores.
¡Nos vemos pronto en tu inbox!

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1Puedes encontrar un resumen de las nuevas posturas oficiales adoptadas por los gastroenterólogos en este artículo de la
Universidad de Michigan: http://www.uofmhealth.org/news/archive/201605/gut-check-rome-iv-reflects-evolving-ibs-
understanding
2 Zhang SL, Wang SN, Miao CY. "Influence of Microbiota on Intestinal Immune System in Ulcerative Colitis and Its
Intervention". Front Immunol. 2017 Nov 28;8:1674.
3Kane AV, Dinh DM, Ward HD. "Malnutrition and the microbiome". Pediatric research. 2015;77(0):256-262. doi:10.1038/pr.
2014.179.
4Emmanuelle Le Chatelier, Trine Nielsen, Junjie Qin, Edi Prifti, Falk Hildebrand et al. "Richness of human gut microbiome
correlates with metabolic markers" Nature 500, 541–546 (29 August 2013) doi:10.1038/nature12506
5Egeberg A, Weinstock LB, Thyssen EP, Gislason GH, Thyssen JP. "Rosacea and gastrointestinal disorders: a population-
based cohort study." Br J Dermatol. 2017 Jan;176(1):100-106. doi: 10.1111/bjd.14930.
6Ipci K, Altıntoprak N, Muluk NB, Senturk M, Cingi C. "The possible mechanisms of the human microbiome in allergic
diseases". Eur Arch Otorhinolaryngol. 2017 Feb;274(2):617-626. doi: 10.1007/s00405-016-4058-6.
7 Belkaid Y, Hand TW. "Role of the microbiota in immunity and inflammation". Cell. 2014 Mar 27;157(1):121-41. doi: 10.1016/
j.cell.2014.03.011. Review. PubMed PMID: 24679531; PubMed Central PMCID: PMC4056765.
8Walker W Allan "The importance of appropriate initial bacterial colonization of the intestine in newborn, child, and adult
health" Pediatric Research (2017) 82, 387–395 (2017) doi:10.1038/pr.2017.111
9Bischoff SC, Barbara G, Buurman W, et al. "Intestinal permeability – a new target for disease prevention and therapy". BMC
Gastroenterology. 2014;14:189. doi:10.1186/s12876-014-0189-7.
10Arrieta MC, Bistritz L, Meddings JB. "Alterations in intestinal permeability". Gut. 2006;55(10):1512-1520. doi:10.1136/gut.
2005.085373.
11 Galley JD, Bailey MT. "Impact of stressor exposure on the interplay between commensal microbiota and host
inflammation". Gut Microbes. 2014 May-Jun;5(3):390-6. doi: 10.4161/gmic.28683.
12Borre YE, Moloney RD, Clarke G, Dinan TG, Cryan JF. "The impact of microbiota on brain and behavior: mechanisms &
therapeutic potential". Adv Exp Med Biol. 2014;817:373-403. doi: 10.1007/978-1-4939-0897-4_17. Review.
13Vuong HE, Hsiao EY. "Emerging Roles for the Gut Microbiome in Autism Spectrum Disorder." Biol Psychiatry. 2017 Mar
1;81(5):411-423. doi:10.1016/j.biopsych.2016.08.024.
14 Así lo explica la doctora Natasha Campbell-McBride en El síndrome del intestino y la psicología, Medinform, 2016

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