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Merleau-Ponty: Sobre la institución.

- Crítica a la vida persona como vida de consciencia. La conciencia aparece como


forma que define todo contenido que, por ende, se presenta de modo indiferente.
El contenido, en realidad es expulsado en tanto tal y sólo se toma como
objectum, es decir, la indiferencia que se presenta en tanto presente como dado a
la forma (conciencia, vacío). Debido a esto toda vida comprendida como vida de
conciencia presupone una distinción básica: contenido (hyle), y aprehensión o
captación como (Auffassung als…). Estos términos devienen de la
fenomenología husserliana. De aquí puede observarse que este posicionamiento
es compartido con Henry. La distinción y, al mismo tiempo, la crítica al
“formalismo” de la concienica y la desatención de la hylética.
- MP a continuación dice lo siguiente: “Pero este análisis real forma-contenido y
la posición de la forma como condición a priori del contenido son ilusorias (sont
ilusoires)” (p. 44, esp. 3). La ilusión no es más que el idealismo que desde la
conciencia da forma a los diferentes contenido hyléticos, los diferentes escorzos
(Abschattungen). Para MP no hay escorzos numéricamente distintos y una
inteligibilidad formativa separada de esos escorzos; es decir, no hay diversos
contenidos unificados bajo cierta unidad ideal significativa. Lo que tenemos en
realidad es consciencia de las huellas (traces) a partir de la cosa. En este sentido
la idealidad de sentido es un derivado de una sensación originaria
(Urempfindung). Esta sensación primigenia es la experiencia del espesor de lo
sensible (épaisseur du sensible), de la cosa misma en su propio presente. Es en
este presente que estoy sobrepasado (je suis dépassé) (p. 45, esp. 3). Estoy
sobrepasado porque es desde ese presente que se abre el mundo y con él sus
modalizaciones primarias: el pasado y el futuro.
- No hay determinación a priori (idealismo) y no hay mera sensibilidad
(empirismo, data). Nuevo concepto de sujeto. Esta nueva modalidad MP la
caracteriza en cuatro puntos: relación con el mundo, relación con el otro,
relación con el hacer, y el tiempo.
- A) El mundo se abre desde la cosa como “más allá”, es decir, su experiencia no
implica la mera percepción inmediata. La sensibilidad primigenia muestra en su
experiencia que la cosa aparece en mi proyecto. El espesor de lo sensible es que
las huellas de la cosa aparecen en vínculo con la actividad que hago. En este
sentido el proyecto no es una direccionalidad vacía ni una determinación a priori
de la cosa sino que se despliega desde el contenido experimentado. Es una
intencionalidad sin sujeto (intention san sujet). Debido a esto la cosa no aparece
nunca como una indiferencia a formar sino que aparece así o asá, como
“obstáculo”, como “continuidad”, como “alternativa”. La cosa es motivo del
proyecto, lo motiva. Pero esto no implica determinación, ni subjetiva ni objetiva.
Lo que hay es un sujeto instituido e instituyente (il y a sujet institué et instituant)
(p. 45). Y esto de modo inseparable. Todo aparecer es por un doble motivo: el
motivo instituyente del proyecto y el motivo instituido de lo tematizado, y
viceversa.
- B) El otro es otro instituido instituyente. Yo me proyecto en él y él en mí.
Proyección-introyección. Campo simbólico. Este campo es el de la cultura,
objetos culturales, distinción con la diferencia sujeto-objeto.
- C) Es también actividad simbólica, el hacer “está ante los ojos de los otros” (le
faire sait qu´il est aux yeux des autres) (p 46). El hacer no remite a una finalidad
(ergon), ni es una elección arbitraria (voluntaria) sino que se entiende como
estilo (style), una respuesta (réponse) a la cosa (Sache).
- D) El tiempo es el modelo de la institución. Es un campo. No envuelve ni se
desenvuelve. Su esencia es el tiempo vivido, pero dicha temporalidad no es
lineal ni homogénea. El tiempo vivido es el tiempo del “obstáculo”, de la
“configuración”, del hacer. Según esto la temporalidad no redunda en una
unidad sino en la multiplicidad de los tiempos vividos (se debe decir en plural).
Lo que tenemos es un “intercambio de mis tiempos vividos entre ellos”
(échange de mes temps vécus entre eux) (p 47). Entre los tiempos vividos hay un
parentesco lateral (parenté latérale), por eso hay confusión. Puede decirse que
esto es una “sinopsis de un campo de presencia”. MP menciona que esto es una
“transtemporalidad originaria” (transtemporalité originaire).
- En lo Visible invisible dice “pasado y presente son Ineinander, cada uno
envuelto-envolvente, y eso mismo es la carne” (p. 236 es).
- En relación con la temporalidad en Visible invisible menciona que a partir de un
cero de ser, que no es una nada, hay articulación, “allí donde se cruzan las
múltiples entradas del mundo” (p. 229 es). Ver este concepto de “entrada” con
el los ahoras paralelos. Multiplicidad irreductible y por eso temporalidades
irreductibles. De allí que también puede entenderse la noción de “sinopsis”. La
multiplicidad permanece, no hay síntesis sino saturación de la sinopsis. La con-
vivencia de la multiplicidad es saturada debido a que no hay una relación
sintética, ni lineal, ni homogénea sino una heterogeneidad simultánea. Esto es
una dimensión del ser fundamental, dimensión irreductible. La articulación,
debido a esto, permanece fallida. Estoy sobrepasado por la experiencia
primigenia de una articulación fallida.

- Esta nueva concepción del sujeto (instituido-instituyente) se resume en el


concepto de institución. Ésta significa el establecimiento de una experiencia de
dimensiones (sistemas de referencia) a partir de la cual toda una serie de otras
experiencias tendrán sentido y constituirán una historia. (p 50). Debería
pensarse las dimensiones en tanto referencias como las instancias de la
personalidad: primera, segunda y tercera persona. Observar que aquí las
dimensiones no son homogéneas ni constituyen ningún tipo de unidad. Por eso
es una sinopsis de un campo de presencia. Las dimensiones no sólo son
dinámicas sino que se caracterizan por la transtemporalidad, es decir, por el
intercambio de los diferentes tiempos vividos en las diferentes dimensiones. El
intercambio de tiempos vividos no puede caracterizarse definitivamente: no hay
meramente oposición binaria, contradicción, sino intercambio en varios
sentidos: contradicción, yuxtaposición, conjunción, simultaneidad, linealidad,
reversibilidad, ampliación, reducción, etc. El “paralelismo” puede tocarse de
diferentes modos.

- MP pone el ejemplo de la pubertad (ver artículo sobre Maldiney). Ahí tenemos


lo instituido y lo instituyente, reactivación y transformación (réactivation et
transformation). La pubertad puede ser ritual y o institución verdadera (nueva
experiencia). Esto depende del Edipo inicial: patológico o formador. (esp. 9, p
51). Más adelante hablando de la revolución menciona que ésta no es más que
una reinstitución, es el derrocamiento de la institución precedente y liga esto a
que la pubertad es un “problema inmanente retomado y resuelto por ruptura”.
(p. 54-55).

- Luego, la persona debe pensarse como institución en sí misma y no como


conciencia de. No hay ningún corte (coupure) entre institución privada y
pública. Dice: “El Edipo aparece como privado y público”. Lo privado y lo
público son dos sistemas simbólicos en que cada uno da sentido al otro; y debido
a eso, ambos no están ligados por el acontecimiento sino por intercambio y por
eso por acumulación simbólica (accumulation symbolique). (p. 61, esp. 17). Lo
privado y lo público son dimensiones (referencias). Son dimensiones de la
temporalización, de los tiempos vividos. Debido a esto la acumulación
simbólica es la acumulación de los tiempos vividos, su continuidad en el sentido
de la historia instituida (integración). Ojo, acumulación no es unicidad o
unidad. No hay carácter lineal ni progresivo. Hay paralelismo o simultaneidad.

- Pasaje a institución y vida. Lo instituido es opuesto a lo innato, a la maduración


endógena, a lo fisiológico y a lo psicológico como lo sociológico también.

- Organismo: plasticidad situacional (local). No es dado a priori bajo ninguna


forma: ni a priori funcional u operativo ni a priori espacio-temporal. Intercambio
con el ambiente. No hay límite preciso del organismo, de la vida, lo organizado
corporal es ambiguo, indefinido. Acá MP pone entre paréntesis (Bergson).
¿Dónde empieza y dónde termina la vida individual?. Puede pensarse la
pregunta en sentido merleaupontyano diciendo ¿dónde empieza y dónde termina
el cuerpo, el esquema corpóreo?

- En la Nature dice que se debe realizar una “esthésiologie”, un estudio del cuerpo
como “animal de percepcions”. El “schéma corporal…experiment tous l´idée de
la corporéité comme être à deux faces ou a duex “cötés”: le corps propre est
un sensible et il est le “sentant””(380). Según esto, “sous le second rapport, il
comporte un cöté inaccessible aux autres, accessible â son seul titulaire”.

- Impronta, Prägung. También “pregnancia”. “Tomar comportamiento”. (Cfr. con


“tomar historia” de Malfiney). Encuentro, acontecimiento. Exterior internalizado
pero a la inversa también. Cfr. Plessner. La pregnancia, dimensión de contacto
primigenia, tiene un evento particular: la sexualidad. Ésta representa el
movimiento que toma el individuo, animal humano y no humano, como
institución de la especie. La sexualidad es el desarrollo por vida en común.
Representa el momento del encuentro con el otro como institución de la especie.
“la especie retrosprectiva y prospectiva”.

- En este sentido la pubertad demarca una dimensión del siendo del ser como
pivote analítico de la institución sexual: diferencia anatómica, menstruación o
período o regla, cambio orgánico (aparición de vello genital), polución nocturna,
amor (el otro como pareja), individuación por oposición (paterna, social, a la
normatividad hermenéutica). “La anatomía es el destino” (Freud).

- La institución humana es la institución sexual. (referencia al cuento de Kafka


“investigaciones de un perro”). Puntos de investigación de la sexualidad por
parte de MP: de lo pregenital al Edipo y de éste a la latencia; de la latencia a la
pubertad, pasaje involutivo: la menopausia. Tres cambios orgánicos de
individuación: complejo de Edipo, pubertad y menopausia. ¿En qué sentido
puede decirse que son universales? Son orgánicos-simbólicos. Matrices
simbólicas. Cambio orgánico ligado a un rito social. La pubertad no es la
misma siglos anteriores a la actualidad: la matriz simbólica varía la
temporalidad orgánica. Variabilidad espacio-temporal influjo sobre la
temporalidad orgánica. A MP le falta la distinción entre lo femenino y lo
masculino resaltado por Freud en el complejo de Edipo.

- La latencia es el modo propio de la temporalidad humana (p. 25, es). En lo


Visible e invisible dice que “el quale es siempre cierto tipo de latencia” (p. 227,
es). Luego, más adelante, dice: “Una filosofía de la carne es condición sin la
cual el psicoanálisis se queda en la antropología” (p. 235, es).

- La Nature. “Le corpe qui a des sens est aussi un corps qui désire, et
l´esthésiologie se prolonge en une théorie du corps libidinal” (380). Más
adelante agrega “L´inconscient est le sentir lui-même, puisque le sentir n´est pas
la possession intellectuelle de “ce qui” est senti…”. A continuación menciona
que el concepto de “represión” (refoulement) opera en un doble movimiento de
progreso y de recaída (doublé mouvement de progrès et de rechaute). En la
medida en que abre a la escena adulta reanuda (réprise) la vida pregenital. De
esta manera el inconsciente de la represión es una formación secundaria
contemporánea de la formación de un sistema percepción-consciente (formation
secondaire contemporaine de la formation d´un système perception-conscience).
El sistema consciente, la estructura perceptiva, es un producto de la represión y
por ello una formación secundaria en la que se instituye la división entre lo
latente y lo manifiesto. Lo latente, en suma, es lo irrepresentable del sentir
primigenio de la carne (chair). Merleau-Ponty lo explica así: “l´inconscient
primordial serait le laisser-être, le oui initial, l´indivision du sentir”. (381). Esta
indivisión primigenia Merleau-Ponty la llama “symbolisme natural” o
“symbolisme tacite” o “symbolisme d´indivision”. Lo latente, entonces, es este
sentir en tanto simbolismo tácito y lo manifiesto es lo que titula “symbolisme
artificiel”.
- Se debe relacionar: cogito tacito, symbolisme tacito y langage tacito. Este
último aparece en la explicación de la relación cuerpo-simbolismo (La Nature:
273). Allí menciona que lo tacito debería entenderse como sentir o placer. La
distinción entre lo latente y lo manifiesto puede entenderse por esto que dice: “la
vie du langage reproduit à un autre niveau les structures perceptives”. (274).
Ahora bien, la comprensión de la relación entre lo latente o tácito y lo manifiesto
parece entenderse en un sentido vertical, se parte de la percepción pre-reflexiva,
el sentir, y se reproduce (mediante represión) al nivel del lenguaje. Quizás una
de las mejores citas al respecto sea esta: “Il y a un Logos du monde natural,
esthétique, sur lequel s´appui le Logos du langage” (274). El verbo apoyar
(appuyer) indica el carácter vertical y de la distinción entre originario y
derivado. La latencia es el lugar de apoyo de lo manifiesto. Pero mejor que
“originario-derivado” es pensar indivisión-división. Merleau-Ponty usa
preferentemente esa distinción. El sentir es lo indiviso, pero sin embargo
simbólico. La distinción es del orden de la representación, la consciencia, y por
eso mismo de la actividad de la represión. El inconsciente primordial es el sentir
a partir del cual emerge, por medio de la represión, lo manifiesto como la
división sujeto-objeto. La represión genera investidura o catexis, o sea,
representación (Vorstellung).
- Reemplazo de originario-derivado por indivisión-división. Esto posibilita
relacionar a Merleau-Ponty con Winnicott. La indivisión es el elemento
femenino y la división el elemento masculino. Con esto podría ampliarse y
complementarse a Merleau-Ponty ya que en éste no aparece la diferencia
genérica. Algo muy importante es que en Winnicott se trabaja la disociación y
no la represión (ver nota de p. 131). Los elementos primarios de lo femenino y
lo masculino no son elaboraciones relativas a la represión donde la pulsión se
inviste en representaciones determinadas sino disociaciones debido al modo de
relacionarse ambos elementos. En la p. 143 Winnicott reemplaza el “ello”
freudiano por la noción de “ser”. El Icc en Winnicott se traduce como el
elemento femenino que inaugura el ser de la persona sobre la relación identitaria
entre el bebé y la madre (el objeto subjetivo es el pecho). La experiencia de ser
no es ni activa ni pasiva: estas figuras pertenecen al elemento masculino. El ser
es predado respecto a esos modos de vinculación. De hecho, la represión es una
figura que aparece recién en el elemento masculino por la frustación. Hay
frustración porque la persona (bebé) busca la satisfacción (modo de actividad
primario). ¿Puede decirse que la represión es subsidiaria de la disociación?, ¿el
elemento masculino es un derivado del femenino?
- Relación con el objeto y uso del objeto (se trata del objeto transicional). La
“relación” significa la indivisión, identificación con la madre o con una parte de
ella. El momento de identificación, primario, es el momento de la ilusión. El uso
del objeto es la división, la separación por desilusión. El uso es la facticidad, es
el modo en que trato con el mundo en tanto persona: estructura significativa
(simbólica, aprehender la dimensión cultural). Al mismo tiempo la desilusión es
lo posibilita la creación: la posibilitación misma. (posibilitación es
maduración?).
- Lo latente de esquema corporal es la estructura que habilita la percepción. En la
medida en que MP menciona que el Icc va “por delante” en la percepción
significa, en lenguaje winnicottiano, que lo que antecede en la percepción es la
zona intermedia o tercera zona. No es el cogito o la conciencia individual sino el
vínculo relacional y su resolución. vorsprächt Dialog (diálogo prelingüístico de
Gadamer). ¿Qué es realmente el cogito tácito o lenguaje tácito? La zona
intermedia, el cruce del ser, en el que se oficia el pasaje del ser al hacer que es lo
mismo que decir: el pasaje del elemento femenino al masculino. En este sentido
lo masculino es la estructura yoica que hace mundo en la medida en saber usar
el mundo (realidad compartida). Esta estructura masculina es la transposibilidad.
- Ahora bien, el elemento masculino no puede sino realizarse en la medida en que
la persona ya es. Esto significa que se presupone la identificación relacional. No
es una identificación sencilla: yo igual yo. El yo de la persona es una
identificación previa instituida en el vínculo con el otro: la madre o función
materna. Es un momento analítico, no se puede hipostasiar. La zona intermedia
es un diálogo en el sentido del movimiento del logos. La zona es “inter-media”:
una mediación en que no puede afirmarse si no es negándose entre el polo-
madre y el polo-bebé. La madre debe des-ilusionar al bebé (buena madre).
Opera como principio de realidad. Pero Winnicott aclara respecto a Freud que la
realidad no funciona como operador de represión a partir del cual la persona
produce mundo por frustración. La persona produce mundo previo a cualquier
modalidad de represión. El pasaje es lo importante. El rostro de la madre es la
manifestación negadora. La resistencia del mundo (realidad compartida) es un
producto, una conclusión, de la identificación. La represión que opera en el
mundo es resultado de un proceso o pasaje de ilusión exitosa y des-ilusión
exitosa. Por eso dice Winnicott que la zona intermedia es un espacio potencial.
- El ser, previo al hacer, es potencia. El hacer es la poiesis, elemento masculino,
que en la disociación usa el mundo y lo provoca. Que sea potencia implica que
es la posibilitación, y en este sentido la latencia es la posibilitación que se
estructura en el vínculo relacional materno, el rostro del otro que configura la
persona. El amor materno es el ejercicio de la función materna en el proceso de
ilusión y desilusión. Amor implica el proceso, no es mera identificación sino
también, y sobretodo, desilusión o institución de la división.
- La masculinidad es resultado del amor materno. Y, como tal, derivado de la
identificación o indivisión femenina. La bisexualidad, o lo amorfo, es la zona
intermedia. Una persona “sana” es una persona que mantiene separados ambos
elementos. La relación con el objeto o indivisión es el espacio potencial y en tal
sentido lo bisexual por excelencia. Indivisión es indefinido pero no implica la
determinación por ser género masculino o femenino. Esta diferencia es propia de
la “conciencia”. La homosexualidad o la misma bisexualidad ejecutada no
implican ni “privaciones” ni estados mórbidos de la persona, como tampoco una
regresión al espacio potencial. Son, en suma, creaciones y usos del mundo:
modos o formas de tratar con el cuerpo propio (en relación con otro cuerpo,
extra-materno, otro-erótico). Es un derivado del esquema corporal.
- Si para MP el Icc es el sentir pre-consciente esto puede asimilarse a Winnicott
con la identificación primaria ligada al trato materno, amor. Pero el sentir no
puede reducirse a un mero sentimiento: lo que se siente en tanto amor es el sentir
del rostro y del legado. Transpasibilidad y transposibilidad. El rostro aparece así
o asá, condición de posibilidad de lo sano y lo enfermo. Rostro ambivalente: dos
caras. La función materna es puro rostro pero, al mismo tiempo, es un rostro
desganado, enfurecido, prohibitivo, apacible, permisivo, etc.
- Esto es lo que opera como latencia. El fondo pulsional de Maldiney o la idea de
fondo de MP. Transposibilidad y transpasibilidad son condiciones del espacio
potencial en que el esquema corporal se apoya para explorar el mundo. La
relación con el objeto es la pre-condición de la exploración, del uso de las cosas.
Esta pre-condición (elemento femenino) en tanto fondo es lo que se des-hace en
la facticidad, en el uso creador en el mundo. Se des-hace, des-ilusiona, pero
nunca deja de ser la latencia de la introyección que abre toda proyección. MP
dice: “Tenemos la experiencia de un Yo, no en el sentido de una subjetividad
absoluta, sino indivisiblemente deshecho y rehecho por el curso del tiempo”
(FP: 235). A continuación agrega “La unidad del sujeto o la del objeto no es una
unidad real, sino una unidad presunta en el horizonte de la experiencia…”. Esta
es la idea de “reanudación” de MP en FP. Reanudar es la indeterminabilidad del
proceso o pasaje de la relación al uso del objeto, o sea, el fenómeno transicional.
- “Projection-introjection, rapport d´Ineinander qui dévoile une dimension
libidinale du schéma corporel” (La Nature: 251).
- “Symbolisme d´indivision, sens latent et symbolisme conventionel, sens
manifieste” (La Nature: 252).
- En el prólogo de Pontalis a Winnicott (Realidad y Juego) aparece lo siguiente:
“Este blanco (ser, zona intermedia), repitámoslo, no es el simple blanco del
discurso, lo borrado por la censura, lo latente de lo manifiesto”(p. 15).
- Este punto es de suma importancia. Parece que aquí debe separarse la
perspectiva de MP de Winnicott (y acercamiento a Maldiney). Mientras que MP
piensa freudianamente la latencia Winnicott derriba su operatividad, la anula.
En este sentido, la latencia mediante la cual en MP puede pensarse la idea de
“reanudación” o, la idea freudiana de “repetición”, se resignifica mediante el
fenómeno transicional. Dicho fenómeno es el aparecer de un proceso de
identificación y separación que provoca la articulación (creatividad, uso) del
mundo. No hay latencia sino un proceso no exitoso: una privación o carencia
que demarca el ejercicio práctico del mundo (posibilidad y pasibilidad). El
adulto, por ejemplo, que no ha llevado a cabo un proceso exitoso del espacio
potencial debe, por eso, repetir el proceso. No hay renovación, retorno de un
contenido sino que se reanuda el proceso (esto se ve en el caso de la terapia con
la función materna que ejerce el psicoanalista). Por eso mismo en Winnicott no
tenemos represión sino un proceso incompleto, no exitoso. Como no hay
represión tampoco tenemos, entonces, directamente Icc. El Icc o ello es
reemplazado por el espacio potencial. Esta zona o cruce del ser no es un lugar,
no es topos o parte de una tópica sino el cruce indiscernible en el que emerge la
persona. De la indivisión a la división. Y ese espacio es una experiencia vital en
el que la posibilitación es dada por la pasibilidad: el rostro de la madre. La
función materna es el Umwelt, el ambiente facilitador, a partir del cual el
mundo puede ser usado y creado. Debido a esto puede decirse que: el espacio
potencial es la presencia de una relación, de una ética, que define el uso del
mundo de modo personal. Más precisamente: el mundo es ya-interpretado desde
el rostro de la madre, desde su devolución. Devolución o donación?
Intercambio de dones?
- El espejo es el rostro de la madre. Mi cuerpo no es la representación aislada en
la que me miro al espejo y constituyo lo imaginario de la corporalidad y la
identidad. Cualquier representación posible, si se quiere lo investido en sus
diversas formas, es deudora del rostro materno.
- Ahora bien, el rostro materno no una neutralidad. No existe la “rostro de
nada”. El otro por el cual soy instituido es lo que dona así o asá. La
identificación es un parte del proceso que se realiza modalmente. La desilusión
materna no es “objetiva” sino configurativa en relación con su horizonte. Esto
es importante porque remite esencialmente al desarrollo emocional (confianza).
El bebé debe tener la confianza suficiente para poder aferrar, manipular, y
presentar el objeto (p. 180). Es decir, que sepa usar el objeto, y sentir que ese
objeto es subjetivo, es decir, sentir que es creado por él.
- En este proceso del espacio potencial la madre lo mira “y lo que ella (a)parece
se relaciona con lo que ve en él”. Esto, indica W., se ve con demasiada
facilidad. Por ejemplo, muchos bebés no reciben de vuelta lo que dan. “Miran y
no se ven a sí mismos”. No sólo porque la madre se muestre inmóvil sino
también porque existen momentos determinados que muestran que el rostro de
la madre no responde exactamente a lo que espero el bebé. Ejemplos de esto
son los momentos en los que el bebé esta agresivo, está enojado o enfermo. El
bebé no se reconoce en el rostro de la madre sino que mira el rostro de la
madre. Aparece la otredad. La percepción ocupa el lugar de la apercepción.
Proceso bilateral (181)º.

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