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ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE

Para referirnos a adquisición del lenguaje hay que tomar en cuenta el término como tal, puesto que la

palabra adquisición indica tomar, llevar consigo, algo que se tiene o se obtiene; en cambio el término

lenguaje es la facultad que tiene el ser humano para comunicarse, capacidad para expresar sentimientos,

pensamientos, intercambia ideas, a través de una lengua por medio del habla. Cabe mencionar que al

hablar de lenguaje también se hace referencia a la lengua y al habla, ya que no se da el uno sin el otro, por

lo que lenguaje, lengua y habla son lo mismo. Entonces, el ser humano comunica primero por la

necesidad innata de socializar y segundo por la capacidad que tiene de formular pensamientos; todo ser

humano nace con la facultad de adquirir un lenguaje, pero lo desarrolla porque vive en sociedad.

El lenguaje es parte del carácter esencial del hombre.

Muchos son los estudios que se han realizado sobre la adquisición del lenguaje. A lo largo de muchos

años, filósofos, psicólogos y lingüistas han querido mostrar la manera en la que el niño adquiere una

lengua sin llegar a nada concreto, sólo basados en teorías y postulados. Sin embargo, todas esas teorías

refutadas y muchas rechazadas tienen algo de verdad, puesto que basándonos en lo empírico hay que

decir que para la adquisición del lenguaje es necesario el estímulo ambiental o externo desde el enfoque

conductista de Skinner y sociocultural de Vygotsky en donde ellos postulan que el niño aprende por

condicionamiento aparente o respuesta a estímulos; que el lenguaje es el instrumento primordial para el

desarrollo del ser humano a través de la interacción y transmisión del conocimientos en un medio

comunicativo y social, o sea, la cultura. El lenguaje es polifuncional, ya que actúa como herramienta de

interacción social, pero también como una forma de representación abstracta al servicio del razonamiento

lógico. Por lo tanto el lenguaje es el logro mas importante de la niñez (Blanck, 1990). Asimismo, el

lenguaje que se ha aprendido en un contexto de interacción social determinado influye sobre el

pensamiento; de esta manera los niños adquieren una mente cuya configuración refleja la estructura social

y cultural en la que les ha tocado vivir. (Rogoff y Chavajay, 1995; Wertsch y Tulviste, 1992) ya que el

niño aprende por imitación y lo reproduce o construye a partir de esa estructura.


Para Vygotsky el lenguaje es inicialmente social, o sea, comunicación con los demás; es exterior en su

forma y función que paulatinamente se interioriza en la mente y finalmente se convierte en pensamiento

verbal que tiene una función interna. Por lo tanto, lenguaje y pensamiento son dos cosas distintas, con

orígenes distintos pero tienen una interconexión en las funciones mentales, en el que el pensamiento se va

verbalizando y el habla se va volviendo racional, de tal manera que se planifica y regula la acción. En

definitiva, el pensamiento influye en el lenguaje, es decir, para que haya lenguaje previamente debe haber

un pensamiento, aunque puede haber pensamiento sin lenguaje. De ahí que Piaget, psicólogo suizo,

desde el enfoque de su teoría cognitiva dice que la adquisición del lenguaje depende del pensamiento y

del desarrollo de la inteligencia. En esta teoría se refleja cómo se desarrolla el conocimiento cognitivo en

una persona desde sus primeros años de vida hasta alcanzar madurez intelectual. Por otro lado, Piaget

sostiene que el pensamiento y el lenguaje se desarrollan por separado, ya que la inteligencia empieza a

desarrollarse desde el nacimiento antes de que el niño comienza hablar, por lo que va aprendiendo a

hablar según su desarrollo cognitivo, alcanzando el nivel necesario para el habla; plantea que es el

pensamiento el que hace posible adquirir el lenguaje, lo que implica que cuando el ser humano nace no

posee un lenguaje innato, sino que lo va adquiriendo poco a poco como parte del desarrollo cognitivo.

Una vez adquirido un lenguaje ayudará también a su desarrollo cognitivo, puesto que realmente el

lenguaje sirve para representar el pensamiento; es un subproducto periférico, es solo uno de los muchos

procesos simbólicos que se utilizan para representar la realidad y carece de importancia para el desarrollo

cognitivo.

Según Piaget, los niños desarrollan un habla egocéntrica para nombrar su entorno, de manera que el

lenguaje es relativamente independiente de su experiencia social.

Aquí entra en contraposición con la teoría innatista de Chomsky plantea que el niño al nacer está

capacitado congénitamente para adquirir la lengua, ya que nace con una estructura cerebral, y, por

consiguiente, el lenguaje se genera a partir de una estructura innata.

La adquisición del lenguaje se debe a factores biológicos y no culturales. El ser humano llega al mundo

con una herencia biológica de la cual depende su inteligencia; el lenguaje es posible porque existen
predisposiciones innatas y sistemas de principios lingüísticos innatos a lo que los innatistas consideran

como Gramática Universal descrita como conjunto de principios comunes a cualquier lengua humana.

(Miguel Serra, 2000. P 376). Es decir, que acoge cualquier lengua condicionada por su medio social o

cultural. Esto es así, puesto que nuestro creador Dios, nos ha dotado de esta habilidad natural propia solo

de los humanos.

Otras de las teorías es la de Brunner o enfoque pragmático que habla de la tercera vía interaccionista y

constructivista. Se fundamentó en Piaget (constructivismo) y en Vygotsky (interaccionismo) y postula

que lo esencial es la cognición y los contextos. Además, postula que la adquisición del lenguaje es

pragmática y enfatiza el uso y la función a la hora de explicar la adquisición del lenguaje. Como es tan

importante que el niño aprenda a comunicarse; la sociedad considera eso como lo mas importante y no

sistematicidad, lo que mueve al niño a hablar es la necesidad comunicacional, que aprende a usar el

lenguaje para comunicarse a través de la familia.

Adquisición del lenguaje en el plano fónico:

Para que los niños adquieran una lengua es necesario que sean capaces de discriminar los sonidos que

componen el habla. Cuando nacen ya son capaces de distinguir los diferentes sonidos, nacen

acostumbrados al habla, ya que cuando están en el útero oyen el habla y otros sonidos (la música). Son

capaces también de diferenciar desde el punto de articulación, el bebé es inicialmente sensible a todas

potencialidades de voces que se pueden emitir con el aparato fonador, tiene una percepción auditiva

sensible. Desde que nacen hacen ruidos y sonidos, la percepción de los sonidos es una cuestión básica

para comprender la adquisición del lenguaje como es por ejemplo el llanto. Esto evoluciona hacia

balbuceo en el que los bebés van produciendo ritmo, entonación y melodía, donde se pasan largos ratos

haciendo juego vocal sonoro en el que se incluye cambios de vocales y consonantes, sonido previo al

lenguaje o vocalización. Etapa en la que los fonemas aparecen con valor fonológicos (las palabras).
En este aspecto la adquisición del lenguaje se divide por etapas:

a) Etapa pre lingüística

Es llamada etapa preverbal o etapa oral no lingüística. En esta se produce actividad fónica que sirve de

precedente al futuro funcionamiento de los órganos destinados a la realización del lenguaje y al desarrollo

del aparato auditivo, corresponde a la ejercitación articulatoria, en el que el niño se da cuenta que sus

movimientos o manifestación de llanto o sonrisa tiene una repercusión en el medio que le rodea, es decir

que el desarrollo socio emocional y el detonante de la comunicación oral es precisamente el entorno. Aquí

comienza el proceso comunicativo emitiendo a través del llanto dolor, sueño, hambre, según la tonalidad

y sonidos gestuales y vocálicos principalmente /a/, /e/, /i/, /oi/,/ui/, /ua/; silabas aisladas como iau- uau-

miau- y redoblamiento de silabas: ( bababa – bobobo – mamama – mamimami- papapa – tatata). Durante

sus primeros meses, el niño presta atención a algunos sonidos, reacciona a la voz y a la cara y produce

actividades bucofonatorias que aparecen en los estados de vigilia. Es lo que se conoce como balbuceos.

Para algunos investigadores, estos sonidos se producen como consecuencia de ejercicios motóricos

incontrolados. Por el contrario, para otros son la base del desarrollo de las posteriores habilidades que

conducen al habla. Los niños, en sus balbuceos, profieren sonidos parecidos al lenguaje, pero carentes de

sentido. Pueden pertenecer a cualquier idioma, ya que no es hasta el año de edad cuando se hacen

selectivos y emiten sólo aquéllos que corresponden a su lengua materna. Para algunos autores, las

primeras vocalizaciones son articulaciones profundas de la cavidad bucal difíciles de analizar, ya que la

oposición consonante/vocal no puede ser discriminada. Funcionalmente, no son vocales ni

consonantes; articulatoriamente, son combinaciones simultáneas.

Jakobson con su teoría estructural planteó que un niño es capaz de articular en su balbuceo una suma de

sonidos que nunca se encuentran reunidos a la vez en una sola lengua, ni en muchas lenguas, que no tiene

ni estructura ni patrón evolutivo. Teoría que ha sido criticable, puesto que se ha demostrado que el

balbuceo existe una evolución.


Para Jakobson el desarrollo fonológico comienza cuando el niño comienza a emitir las primeras palabras,

esto quiere decir que hay una discontinuidad entre el balbuceo y el periodo o etapa fonológica. El

balbuceo, por tanto seria una etapa de articulación.

Jakobson en su teoría dice que a parir de que comienza a utilizar los fonemas construyen un sistema

fonológico que es un sistema de oposiciones o contraste. El niño no aprende fonemas aislados sino que en

su sistema lo va construyendo en ese sistema que es Contraste Máximo, la cual consiste en máxima

abertura /a/ por un lado y el cerramiento, por tanto, la obstrucción labial con la /p/ con la variante de

escape de aire nasal con la /m/. Los primeros contraste son entre vocal /a/ y consonante /p/, y

posteriormente entre consonantes oral y nasal /p/ y /m/. A partir de estos contraste se formara otro entre

grave (labial) y agudo (alveolar) produciéndose entonces oposición entre /p/ y /t/ y entre /m/ y /n/.

Los niños van adquiriendo progresivamente la habilidad de expresar significados a partir de sonidos, a

pesar de que continúan dependiendo del contexto social y sonoro. Aparece un primer lenguaje no

combinatorio, el uso de las primeras adquisiciones son asimilados y generalizado con algunas

incorrecciones de significado ; denominar “papá” a cualquier adulto; añadiendo prefijos y sufijos,

ejemplo “desmeter” por “sacar”; añadiendo flexiones inapropiadas a los nombres,”mariposas”, sofases”.

Es este momento cobra especial relevancia la importancia de un contexto comunicativo con el que el niño

interactúa y evoluciona en su lenguaje a través de la imitación. De esta forma situamos el comienzo de las

intenciones comunicativas a través de un sistema con carácter oral, en el que se llega a un punto decisivo

en el proceso de adquisición del lenguaje la denominada constitución del signo lingüístico en el que se

presume que esta constituido en la comprensión , ya que cuando el niño reconoce una emisión fónica ,

ósea un significante emitido por un adulto lo relaciona con un significado concreto, señalando un dibujo o

un objeto, así ante la imagen de una pelota, un pájaro, un osito o árbol se le pregunta qué es esto? O

dónde está? El niño lo señala con claridad, porque comprende los significantes y los identifica con una

imagen. Entre los estímulos que recibe el niño se encuentra el ruido de la naturaleza y de los animales.

b) Etapa lingüística:
El cambio de una etapa a otra es progresivo aunque aparecen los significantes, sigue existiendo una

actividad fónica .

Alarcón (1976. P. 14) explica que el periodo pre lingüístico se prolonga mas allá del momento en el que

el niño lleva a cabo el descubrimiento del signo; la actividad fónica se desdobla en dos actividades

claramente diferenciada una libre, creadora, privada de intención comunicativa que sucede en el balbuceo

y otra intencional. Esta fase o período es también denominada "etapa holofrástica" (palabra-frase). Estos

primeros significantes tienen ya significados concretos, así como funciones diferenciadas, ambos

condicionados por el contexto situacional. El significado y la función del significante son determinados

por el tono que el niño emplea y los gestos con los que lo acompaña, normalmente señalando el objeto al

que se refiere. Aparecen las primeras palabras, que suelen ser monosílabos y sustantivos; su articulación

de los fonemas del lenguaje aun no es la correcta y puede aparecer confusiones (dopo po roto, ti por si),

(pato por zapato, otra por pelota). Su comprensión es mejor que su expresión; comprende mas lenguaje

del que puede usar. A partir de los dieciocho meses se adquieren los sonidos /y/, /b/, /j/, /g/, /n/, /tʃ/, se

produce un considerable aumento de vocabulario, construye frases de dos elementos, Estas primeras

combinaciones de dos palabras están formadas, fundamentalmente, por sustantivos y verbos, como por

ejemplo: quiero agua. No utilizan las llamadas palabras funcionales: artículo, preposición, verbo auxiliar,

etc. Incluyen sólo las palabras esenciales: un sintagma nominal y un sintagma verbal. La gramática

empleada sigue su propio sistema, no es una simple copia del adulto. Suelen combinar las palabras para

expresar el significado en función de una serie de relaciones: agente/acción, acción/objeto,

agente/objeto, entidad/atributo, entidad/locativo, poseedor/poseído y los casos nominativos. Hasta ahora

la adquisición de vocabulario era relativamente lenta, pero en este período se va a hacer mucho más

rápida, pudiendo pasar, aproximadamente, de las 50 palabras a más de 200 a los dos años. Aparecen

nuevas funciones del lenguaje: la utiliza para explorar el entorno y aprender y para crear un ambiente de

fantasía e imaginación. En el período del lenguaje constituido se adquieren los sonidos /l/, /ɲ/, /f/, /s/,

continúa el desarrollo fonológico: sonidos, sílabas complejas, aspecto

y tiempo verbal, pronombres (aunque conviene distinguir entre los personales y los de tercera persona:
estos últimos se adquieren más tarde y, aunque antes de los tres años ya pueden estar utilizando

pronombres personales, posesivos, reflexivos y demostrativos, en realidad la mayoría no se adquieren

hasta pasar esta edad), adverbios (como los de lugar y cantidad; los de tiempo son más tardíos),

algunas preposición y artículos (que implican la integración de la información de género, número y

carácter específico o referente del nombre). Utilizan la interrogativa y la negativa como los adultos, a la

simple yuxtaposición. A los tres años, la coordinación mediante conjunciones, y las subordinadas, que

van introducidas por es, como, como por ejemplo, ¿es que...?, o precedidas de falsas oraciones de

relativo, que no aparecerán incluso a los tres años y medio. La capacidad para formar

plurales, inflexiones verbales, etc., lleva, a su vez, al niño a cometer errores: se trata del fenómeno de la

regularización o sobre regularización. Este fenómeno no implica que los niños cometan errores en la

adquisición del lenguaje, sino que estos errores surgen porque están aprendiendo las reglas de su lengua

nativa y las aplican con inflexibilidad (flexionan los verbos irregulares como regulares), lo que parece un

inconveniente en la evolución de la adquisición del lenguaje y una evolución en la adquisición de la

gramática (ya que en un primero momento el niño estorbe usando correctamente las formas irregulares,

pero después, cuando aprende las reglas, sustituye las formas correctas del verbo irregular por sus

generalizaciones incorrectas de las formas regulares).

A partir de los cuatro años aparecen los sonidos /d/ y /r/, además de las subordinadas causales y

consecutivas, se dominan las inflexiones, aumentan las preguntas y juegos de palabras, se concluye el

desarrollo fonológico principal y la frase se incrementa en longitud y complejidad.

A los cinco años se adquiere el sonido /rr/, se observa un considerable aumento de léxico y una

complejidad sintáctica (subordinación, marcas formales, comprensión de la pasiva, etc.). A pesar de tener

adquiridas las reglas básicas, no es hasta los 8 o 9 años cuando este proceso se puede dar por conseguido.

A medida que progresa el desarrollo lingüístico, el niño usa correctamente formas mas complejas; utiliza

inicialmente las reglas gramaticales simples que logra aprender, después aplica simultáneamente esas

construcciones hasta que aprende otras normas y así sucesivamente (McNeil, 1970). El niño ya adquirió

las principales estructuras gramaticales de su lengua, lo que no quiere decir que la adquisición del
lenguaje haya finalizado, sino que se prolonga al largo de toda la escolaridad primaria e incluso en la

secundaria, dado que tiene que aprender a usar su lengua en diferentes contextos y situaciones

comunicativas.

Adquisición del lenguaje en el plano sémico:

El nivel semántico hace referencia al significado de las palabras, en este apartado se describe en qué

medida el niño aprende el significado de las palabras. El aspecto mas estudiado son las primeras palabras

que dicen los niños, la cual los estudiosos llaman léxico inicial o primer léxico, en la que abarca el primer

y segundo año de vida del niño. El desarrollo semántico trata de cómo los niños aprenden palabras y su

significado.

Existen muchas teorías en la que intentan explicar ese desarrollo. Una de ellas plantea que las palabras de

los niños al principio tienen un significado muy especifico y luego lo van generalizando. Otras dicen que

adquieren primero significados muy generales que luego los van especificando, teoría de Clarck,

basándose en que las palabras están compuestas por una serie de rasgos semánticos de uno o dos y que el

niño progresivamente va añadiendo nuevos rasgos a esos significados haciéndolos mas específicos. La

naturaleza de las primeras palabras que emiten los niños es determinada por la prominencia perceptiva,

plantea (Clarck). Es decir, lo que más le llama la atención al niño: los objetos, y personas. La

comprensión inicial está limitada por los conocimientos y las experiencias del niño, por lo tanto está

circunscrita al “aquí” y al “ahora”, lo que quiere decir que nos dará un objeto que le pidamos, o entenderá

algo que acabe de suceder. No podemos llegar a saber qué significa para un niño una palabra

determinada, sólo podemos inferir su significado a partir del contexto lingüístico y no lingüístico a lo que

se denomina interpretación enriquecida. Por ejemplo, puede que un niño diga “abre” si vemos que está

luchando por ponerse el zapato, podemos interpretar que está pidiendo ayuda. El lenguaje se inserta sobre

el conocimiento del mundo que ya se ha adquirido, y sirve como medio de representar el mundo. Al

principio, el significado de una palabra puede estar restringido e incluso aplicarse a un referente en
exclusiva. Por ejemplo, “gua – gua” quizás solo se refiera al propio perro, pero no a todos los perros; los

niños van modificando su definición, hasta que en cierto momento esta definición coincide con el

significado de la palabra compartida por su comunidad lingüística; una palabra significa un referente,

pero ese referente no constituye el significado de la palabra, sino que se encuentra en los conceptos e

imágenes mentales de los usuarios de la lengua y no en los propios objetos. Es importante resaltar que los

niños ponen de manifiesto diversas funciones semánticas, y que pueden utilizar palabras aisladas para

expresar cierto numero de significados.

Los niños aprenden las relaciones básicas entre las entidades que encuentran a su alrededor, y estas

relaciones se reflejan en las estructuras semánticas que producen en su lenguaje; empiezan a utilizar el

lenguaje para hablar sobre las cosas que conocen. La elección de las palabras también esta restringida por

el repertorio fonológico de los niños, así como por el contexto y por su cultura.

El niño después de los 6 años aprende sin la contribución inicial, gran cantidad de palabras de todo tipo,

no sólo de objetos, acciones, sino también acerca de valores, fantasías, instituciones, posibilidades que

deberá situarlas en el conjunto de conocimientos y palabras que ya posee, teniendo en cuenta sus

limitantes y su contexto de uso adecuado. A partir de la edad escolar, los niños van incrementando el

tamaño de su vocabulario y precisando el alcance de su significado. Progresivamente van adquiriendo un

conocimiento abstracto del significado de manera independiente de contexto y de interpretaciones

personales. Si bien el lenguaje infantil es diferente del de los adultos, no deja de ser un sistema simbólico

muy valido para los propios niños que para ellos funciona muy bien. La adquisición del lenguaje inicial

supone un paso importante en el desarrollo del lenguaje, los niños aprenden a expresarse mediante una

combinación de gestos, vocalizaciones y palabras aisladas, terminan convirtiéndose en formas lingüísticas

adultas. El crecimiento del vocabulario en los años escolares y posteriores suponen un periodo de

crecimiento en la comprensión de palabras y las relaciones que hay entre ellas; la mayoría de las palabras

que se aprenden depende de la lectura. El desarrollo semántico varia en gran medida dependiendo del

nivel educativo, del estatus socioeconómico, del sexo, la edad, y la cultura.


Finalmente existe una fuerte influencia de la cultura, el lenguaje y el pensamiento, en la adquisición de

los significados de las palabras. La cultura es la forma mas estable de caracterizar el mundo que un grupo

de personas comparten y a partir de las cuales los niños aprenden a comunicarse, es decir a pensar para

entender y expresarse mediante las palabras. Palabra que necesariamente debe ajustarse a un componente

de organización.

Adquisición del lenguaje en el plano morfosintáctico:

La morfología es la rama de la lingüística que estudia la estructura interna de las palabras para delimitar,

definir y clasificar sus unidades, las clases de palabras a las que da lugar (morfología flexiva) y la

formación de nuevas palabras (morfología léxica). La morfología trata de la forma interna de las palabras,

de la estructura de la palabra.

Los niños tienen una rápida evolución en su desarrollo morfológico y sintáctico. Están en continuo

aprendizaje, por ello aprenden muchas regularidades en el uso de los morfemas, este tipo de aprendizaje

se debe a el esfuerzo intelectual y la capacidad de estos para analizar todos los fenómenos lingüísticos. El

desarrollo de la morfosintaxis en el lenguaje oral es progresivo, existiendo un orden en su adquisición,

ligado a la evolución del pensamiento. Esta evolución se basa en procedimientos de imitación, de manera

que el niño se servirá del material lingüístico que le ofrece el adulto para desarrollar sus estructuras

sintácticas y gramaticales.

Hacia los 18 meses los niños no diferencian entre artículos determinados e indeterminados, ni formas

masculinas ni femeninas, ni singular ni plural. destaca el uso de morfemas en esta edad, tales como el

pronombre y el adjetivo posesivo de primera persona en singular “mío", "mía”, “mi”, que inicialmente

utilizan para mostrar posesión de algo o cuando reclaman algo para ellos.
De 12 a 18 meses comienza a unir dos palabras formando frases. El tipo de unión puede ser: sustantivo +

verbo, sustantivo + adverbio, sustantivo + adjetivo, verbo + verbo, sustantivo + sustantivo, adverbio +

verbo, preposición + sustantivo, preposición + verbo. Utiliza "sí" o "no" con significado. Puede existir la

utilización del protoartículo del determinado: a, e, u. Aparición de preposiciones: de, para, en, a (marcan

posesión y beneficio).

De 18 a 24 meses: Expresa oraciones negativas por medio del "no" aislado, colocándolo al principio o al

final del enunciado. Una afirmación precede a una frase o a un verbo sólo. Aparecen y utiliza los

artículos: el, la, los, las. Aparecen los artículos indeterminados: un, uno, unos, unas; coexistiendo con el

protoartículo del determinado a. Primeras flexiones, primero de número y después de género. Aparecen

las primeras partículas interrogativas ¿Qué?, ¿Dónde? Utiliza la flexión verbal: 1ª, 2ª y 3ª persona del

singular del presente de indicativo. Además, Emplea el imperativo y el infinitivo.

24 a 36 meses construye correctamente, en orden natural, oraciones de 3 y 4 elementos: S+V+OD;

S+V+A; Enlaza dos frases con nexos de unión como: y, que. Utiliza las partículas interrogativas ¿Por

qué? y ¿Quién? Utiliza los pronombres personales: yo, tu, él, ella; y los pronombres posesivos: mi, mío,

tuyo. Emplea los pronombres demostrativos: éste, ésta, ése, ésa. Los niños aprenden las reglas de la

morfología y una prueba de ello consiste en que a veces los aplican indebidamente inventando palabras.

El más conocido de estos fenómenos es la hiperregulación que consiste en la aplicación de reglas de

flexión a palabras irregulares, generalmente verbos (puso-ponió; hizo-hició). Aunque también en los

sustantivos. (Verbos nominales y nombres verbales). Existe una invención de palabras por aplicación de

las reglas de derivación a nombres y verbos. Lo más frecuente es derivar verbos de nombres (pistolar en

vez de disparar). Los nombres verbales son menos frecuentes (saltar-saltada).

Los verbos causativos son muy utilizados por la atribución de una función causativa a verbos intransitivos

("eso lo caíste tú"). Una vez que el niño combina los fonemas formando palabras y aprende su significado

comienza a combinarlas de acuerdo con reglas morfosintácticas, gramaticales. El aprendizaje morfológico

exige que los niños fragmenten las palabras en sus morfemas constituyentes, y que clasifiquen las

palabras en clases semánticas. Por lo tanto, la segmentabilidad de una lengua es un aspecto que influye de
manera decisiva sobre la adquisición de los morfemas gramaticales. En general, los morfemas son

elementos lingüísticos difíciles de fragmentar fonológicamente, si bien algunos son más fáciles de

percibir que otros. Un aspecto que influye sobre la segmentabilidad son las propias características

morfológicas de las lenguas. Las reglas morfológicas se aplican a clases de palabras, como verbos,

adjetivos, etc. Así, -ando solo debe utilizarse con verbos, de manera que si alguien clasifica

incorrectamente alguna palabra como si fuera un verbo, cometerá errores como. “Estoy mantequillando el

pan”. Con frecuencia este tipo de errores son un reflejo de las limitaciones en el vocabulario.

El desarrollo lingüístico que tiene lugar durante la edad escolar consiste en la expansión de las formas

sintácticas ya existentes de manera simultánea con la adquisición de formas nuevas. Los niños continúan

ampliando el alcance de sus oraciones mediante la elaboración de las frases nominales y verbales. La

yuxtaposición y la subordinación también se amplían, y se añade el aprendizaje de la forma pasiva.

Aunque a los 5 años de edad los niños ya habían alcanzado una competencia básica en la estructura de la

frase, sin embargo todavía menos del 50% de los niños de 1.º de primaria podían producir correctamente

todos los pronombres, conexiones causales entre clausulas y gerundios. Y menos del 20% podían

producir condicionales y participios.

Aprender a utilizar una regla morfológica parte de la hipótesis de que un pequeño conjunto de palabras

tienen que ser tratadas gramaticalmente de cierta manera. La primera utilización de un señalizador

morfológico se basa, casi con toda seguridad, en alguna forma de memorización mecánica. Después se

hará una generalización de la misma, y a partir de ahí se terminará por establecer la regla (Bybee y

Slobin, 1982).

Si bien durante los años escolares se van depurando algunos sufijos, el principal desarrollo que tiene lugar

en este ámbito se refiere a la adquisición de los principales prefijos de inflexión y sufijos de derivación

(Nagy, Diakidoy y Anderson, 1991). Los sufijos de derivación, los que cambian la clasificación de la

palabra, constituyen un conjunto mucho mas amplio que los sufijos de inflexión, y generalmente se

utilizan para modificar la palabra básica. Suelen utilizarse para muy pocas cosas, y están sujetos a muchas
irregularidades. Por ejemplo, -miento convierte el verbo aparcar en el nombre aparcamiento, pero sin

embargo no puede utilizarse con otros verbos tan comunes como hablar, comer o beber.

Aproximadamente el 80% de las palabras compuestas por sufijos de derivación ni siquiera significan lo

que sus componentes dan a entender (Nagy y Anderson, 1984; Power y White, 1989). A pesar de ello, su

conocimiento resulta fundamental para poder interpretar palabras nuevas (Lewis y Windsor, 1996). Los

sufijos de derivación suelen empezar a aprenderse de manera oral, si bien la lectura fortalece su

aprendizaje (Carlisle, 1987). En cualquier caso, todavía continúan aprendiendo y perfeccionándose

durante la adolescencia (Carlisle, 1987, 1988). Por ejemplo, el señalizador –joso que se utiliza para

construir adjetivos como esponjoso o pegajoso, derivados de esponja o pegar, se adquiere hacia los 11

años, mientras que el señalizador -mente, que se utiliza para construir adverbios como rápidamente, no se

adquiere hasta la adolescencia.

Las Neuropatologías y Problemas de Aprendizajes:

Definiendo como patología aquella rama de la medicina que trata del estudio de las enfermedades y

anormalidades del organismo, la patología del lenguaje, se refiere a los trastornos o desórdenes del

lenguaje.

La neuropatología es la disciplina clínica y científica que estudia las enfermedades propias del sistema

nervioso.

El sistema nervioso humano consta del cerebro, la médula espinal y de todos los nervios y órganos

sensoriales asociados con dichas estructuras. El cerebro y la médula espinal componen el sistema

nervioso central; sistema nervioso periférico, que se encarga de conducir los impulsos nerviosos que

llegan o que salen del SNC. Ambos sistemas son responsables de controlar el estado del cuerpo enviando

mensajes desde los sentidos y otros órganos, y respondiendo a esa información con mensajes dirigidos a

los órganos y a los músculos. Estos mensajes se transmiten mediante los nervios. La neurona es la unidad

básica del sistema nervioso.

Por encima del tronco del encéfalo y del cerebelo encontramos el cerebro, que se divide en dos mitades
conocidas como hemisferio izquierdo y hemisferio derecho. En general, el funcionamiento sensorial y

motor del cerebro es contralateral, lo que significa que cada hemisferio controla el lado opuesto del

cuerpo. existe simetría entre el hemisferio izquierdo y el derecho respecto a muchos procesos sensoriales

y motrices, algunas funciones específicas como el lenguaje se caracterizan por una elevada asimetría. En

otras palabras, las diferentes funciones especializadas se distribuyen de manera diferente en ambos

hemisferios, de manera que generalmente predominan en uno de ellos.

El hemisferio derecho es capaz de realizar un reconocimiento holístico o simultáneo de las palabras

escritas, aunque tiene dificultades para descifrar información utilizando reglas de correspondencia

grafema-fonema (letra-sonido). Otras capacidades del hemisferio derecho relacionadas con el lenguaje

incluyen la comprensión y la producción de la prosodia y el tono emocional del habla, el lenguaje

metafórico y la semántica, y la comprensión de otros sonidos ambientales de carácter no verbal, como la

música, la risa o los zumbidos (Gainotti, Caltagirone, Miceli y Masullo, 1981) En general, se trata de

habilidades que parecen estar limitadas a los aspectos receptivos del lenguaje. Resulta interesante destacar

que las personas que utilizan el lenguaje de signos, tanto si son sordos como oyentes, demuestran una

mejor memoria para los rostros y los objetos que las personas que no utilizan el lenguaje de signos, lo que

sugiere que al menos los aspectos viso-espaciales de los signos podrían estar asociados con el hemisferio

derecho (Arnold y Murray, 1998).

En casi todos los seres humanos, el hemisferio izquierdo está especializado en todas las modalidades del

lenguaje (oral, visual y escrito), en cálculos aritméticos y en el razonamiento lógico. Mientras que el

hemisferio derecho se dedica a la interpretación holística, el hemisferio izquierdo destaca en el

procesamiento paso-a-paso. Por lo tanto, el hemisferio izquierdo está muy adaptado para realizar una

percepción rápida de información secuencial variable, como son las características acústicas de los

fonemas durante el habla (Mateer, 1983; Schwartz y Tallal, 1980)

El área de comprensión y de producción del lenguaje consiste en el procesamiento auditivo y en la

decodificación de símbolos lingüísticos. El procesamiento auditivo está relacionado con la naturaleza de


la señal auditiva entrante, mientras que la decodificación de símbolos tiene que ver con el significado

representativo y con los conceptos subyacentes. El procesamiento lingüístico auditivo comienza cuando

se atiende a un estímulo auditivo. Las señales auditivas que se reciben en el tronco del cerebro por el

tálamo, se remiten a un área de cada corteza auditiva que se denomina circunvolución de Heschl. El

análisis lingüístico tiene lugar en el área de Wernicke, localizada en el lóbulo temporal izquierdo. La

circunvolución angular y la circunvolución supra marginal colaboran en este proceso, integrando la

información visual, auditiva y táctil, con la representación lingüística. Cuando alguna de estas áreas sufre

algún tipo de daño, se rompe la conexión entre el lenguaje oral y el visual, lo que puede provocar la

necesidad de realizar una lectura en voz alta para que ésta pueda ser comprendida. El área de Broca,

situada en el lóbulo frontal. El área de Broca se encarga de coordinar los detalles necesarios para

verbalizar el mensaje. A continuación, la señal pasa las zonas de la corteza motriz que activan los

músculos responsables de la respiración, la fonación, la resonancia y la articulación. Se trata pues de un

proceso activo de selección de símbolos y construcción de mensajes.

El daño en cualquiera de estas áreas provoca problemas en la producción del lenguaje, aunque con

diferentes efectos. El daño en el área de Wernicke provoca dificultades tanto en las capacidades

expresivas como en las receptivas. Si el daño tiene lugar en el fascículo arqueado, probablemente la

forma de hablar apenas resulte afectada, si bien probablemente el mensaje no tenga sentido. Por último,

los daños en el área de Broca provocan dificultades en la producción del habla, pero no afectan a la

comprensión del lenguaje oral y escrito.

Las neuropatologías que impiden el desarrollo normal del lenguaje son las afasias. Las afasias significan

falta de comunicación por el lenguaje; es un estado patológico que consiste en la pérdida completa o

incompleta de la facultad de la palabra, con conservación de la inteligencia y de la integridad de los

órganos de la fonación. La afasia ocurre repentinamente, a menudo como el resultado de un accidente

cerebrovascular o traumatismo encéfalocraneoano, pero también se puede desarrollar lentamente, como

en el caso de un tumor cerebral. El trastorno deteriora la expresión y comprensión del idioma, así también
como de la lectura y escritura. La afasia podría ocurrir en conjunto con otros trastornos de habla, como la

disartria o la apraxia del habla, que también son resultados de daño cerebral.

Los trastornos afásicos se clasifican en :

a) Afasia de Broca o afasia motora: El origen es una lesión en el área de Broca. El lenguaje espontáneo
presenta una alteración en la articulación, es decir dificultad para pronunciar, posee un vocabulario
restringido y además agramatico. La capacidad de comprensión del afastico es mayor que su
pronunciación y en el nivel escrito de la lengua se muestra disgrafias. (elisión de fonemas) o trastorno de
la expresión escrita y dislexias (trastorno de la lectura).

b) Afasia de Wernicke o afasia sensorial: Lesión ubicada en la zona de Wernicke. El trastorno de la


comprensión tiene su origen en
una caída de la discriminación fonémica y en una pérdida de la capacidad para comprender los elementos
sintácticos y semánticos.
Cuando la producción de parafasias es muy importante, el lenguaje se convierte en ininteligible y recibe
el nombre de jerga o
lenguaje jergafásico. La producción lingüística es fluida y abundante, con una prosodia y entonación
aparentemente correctas,
aunque el lenguaje carece de significado por la invasión masiva de parafasias fonémicas. Ese fenómeno
suele acompañarse de
logorrea, y surge un fenómeno de desinhibición que podría estar en relación con una falta de feedback
auditivo de la producción
fonológica y léxica. Es característico que todo ello se acompañe de anosognosia (falta de conciencia del
déficit).

c) Afasia global: Es una pérdida completa o casi completa del lenguaje en todos sus aspectos, tanto en el
nivel de la producción como en el de la comprensión y en los niveles oral y escrito del lenguaje, lo que
confiere una condición de aislamiento extremo, debido a la incapacidad de habilidades extralingüísticas
que pudieran compensar el bloqueo verbal. Tiene como origen una lesión que afecta conjuntamente las
áreas de Broca y Wernicke.
d) Anomia o afasia amnésica: Su ubicación es imprecisa. Se caracteriza por la dificultad para encontrar
palabras léxicamente plenas. El paciente suele recurrir a usar palabras generales o expresiones deicticas
para suplir ese déficit. La comprensión lingüística no se ve afectada.

5.- Afasia de conducción o síndrome de desconexión: Lesión causada en la conexión que une las áreas de
Broca y Wernicke. En la comprensión apenas presenta trastornos el paciente pero sí en la producción,
donde se observan parafasias e incapacidad para reproducir verbalmente lo oído.

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