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1)- La palabra literatura proviene del término latino litterae, que hace referencia al
conjunto de saberes para escribir y leer bien. El concepto está relacionado con el arte
de la gramática, la retórica y la poética. Para el Diccionario de la Real Academia
Española (RAE), la literatura es el arte que emplea como medio de expresión una
lengua. También se utiliza el término para definir al conjunto de las producciones
literarias de una nación, de una época o de un género (como la literatura persa, por
ejemplo) y al conjunto de obras que tratan sobre un arte o una ciencia (literatura
deportiva, literatura jurídica, etc.).
4)- Creo que ese desasosiego, ese malestar, ese espíritu crítico es siempre un motor de
cambio, de reforma, de progreso. La literatura contribuye a la formación de buenos
ciudadanos. La literatura es un arma magnífica, no sólo para enriquecer nuestra
imaginación y nuestra sensibilidad, sino para actuar de una manera creativa en el
mundo en que vivimos. Que haya una reacción muy violenta contra el sistema es
comprensible, y ojalá eso se vuelva creatividad y contribuya a reformar el sistema y no
a destruirlo.
Mario Vargas Llosa, declaraciones a la agencia Efe poco después de haber recibido el
Nóbel.
5)- Las opiniones que mantienen que la teoría literaria debería centrarse
exclusivamente en el «texto literario» son injustificadas e ideológicas: no sólo son
importantes las estructuras del texto literario, sino también sus funciones, así como las
condiciones de producción, elaboración, recepción, etc., tal como son investigadas en
estudios psicológicos, sociológicos, antropológicos e históricos. En una teoría de este
tipo tiene su lugar adecuado una consideración pragmática de la literatura. Se parte
del supuesto de que en la comunicación literaria no sólo tenemos un texto, sino de que
la producción (y la interpretación) de dicho texto son acciones sociales.
6)- De esta manera se desvela el sentido total de la escritura: un texto está formado por
escrituras múltiples, procedentes de varias culturas y que, unas con otras, establecen
un diálogo, una parodia, un cuestionamiento; pero existe un lugar en el que se recoge
toda esa multiplicidad, y ese lugar no es el autor, como hasta hoy se ha dicho, sino el
lector: el lector es el espacio mismo en que se inscriben, sin que se pierda ni una, todas
las citas que constituyen una escritura; la unidad del texto no está en su origen, sino en
su destino, pero este destino ya no puede seguir siendo personal: el lector es un hombre
sin historia, sin biografía, sin psicología; él es tan sólo ese alguien que mantiene
reunidas en un mismo campo todas las huellas que constituyen el escrito.
7)- Cualquier cosa puede ser literatura, y cualquier cosa que inalterable e
incuestionablemente se considera literatura -Shakespeare, pongamos por caso- puede
dejar de ser literatura. [...] Si no se puede considerar a la literatura como categoría
descriptiva “objetiva”, tampoco puede decirse que la literatura no pasa de ser lo que la
gente caprichosamente decide llamar literatura. Así, lo que hasta ahora se ha
descubierto no se reduce a ver que la literatura no existe en el mismo sentido en que
puede decirse que los insectos existen, y que los juicios de valor se relacionan
estrechamente con las ideologías sociales. En última instancia no se refieren
exclusivamente a lo que le gusta en particular a un individuo, sino lo que conciben
ciertos grupos sociales y mediante lo cual ejercen poder sobre otros y lo conservan.
10)- El modo de ser de la literatura tiene algo peculiar e incomparable, y plantea una
tarea muy específica a su transformación en comprensión [...] Por eso, la capacidad de
lectura, que es la de entenderse con lo escrito, es como un arte secreto [...] En él
parecen cancelados el espacio y el tiempo. [...] Cuando se trata de hermenéutica
literaria, se trata primariamente de la esencia de la lectura. Por mucho que se
reconozca la primacía de la palabra viva, la originalidad del lenguaje que está vivo en
la conversación, lo cierto es que la lectura remite a un ámbito más vasto. Así se
justifica el concepto amplio de literatura. Se trata de una «lectura» en el sentido
«eminente» del término. [...] En realidad la lectura es la forma efectiva de todo
encuentro con el arte.
La primera tarea es leer los fragmentos detenidamente y marcar aquellas palabras u oraciones
que se estimen más significativas en cada uno de ellos.
Luego, imaginando una tarea que se desarrolla en el aula, los estudiantes deberán dividirse en
grupos de entre tres o cuatro personas y debatir cada una de las definiciones durante un
tiempo no mayor a los siete o diez minutos para cada caso. Cada grupo designará a un
miembro que será el encargado de tomar un mínimo apunte de las conclusiones a las que se
arribe.
La síntesis rápida de lo que se discuta será volcada en el pizarrón tratando de enfatizar los
“polos de atracción” que subyacen a los pequeños textos, y que se pueden convertir en un
listado de palabras: por ejemplo, lector.
Finalmente, cada alumno deberá sumar un nuevo fragmento al listado. El ejemplo debe ser
breve (no más de media docena renglones), y el estudiante explicará de dónde lo ha
seleccionado y cuál es, según su juicio, el valor de este y con cuáles de las definiciones ya vistas
se puede relacionar.