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Cuando nuestro Señor dio a los suyos las órdenes de marcha para iniciar la era de la propagación
del evangelio, las dio a fin de alcanzar a todas las personas del mundo. Él dijo: “Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura”. Con seguridad, él pensaba que también a los niños había que
decirles que él murió por sus pecados, que fue sepultado, y que resucitó para que ellos puedan tener un
Salvador que puede, y quiere, entrar en su corazón para limpiarlo y vivir en ellos. En otra parte del Nuevo
Testamento, se dan las bases de un programa que nos dirige hacia los niños.
I.- EL HOGAR
A.- Los padres cristianos como evangelizadores
Ellos deben evangelizar a sus propios hijos. Ef. 6:4, dice: “Y vosotros padres, no provoquéis a
ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Esta es la responsabilidad de
un padre. Si no la cumple, será la tarea de la madre. ¡Ay del padre cristiano que no puede guiar a su hijo
hacia el Calvario mientras que aún es pequeño! Debemos darnos cuenta de que ésta es, en primer lugar,
la tarea de los padres cristianos, antes de que se convierta en tarea del pastor o del maestro de la Escuela
Dominical. Como padres cristianos, debemos cumplir este ministerio en nuestro propio círculo familiar.
Si no lo entendemos y hacemos así, habremos adelantado bastante para frenar la declinación que hay en
la eficacia de nuestro testimonio unido.
El lugar donde los niños deben tener la primera oportunidad de recibir a Cristo, ha sido, en gran
medida, descuidado, y no ha cumplido su responsabilidad elemental para con ellos. El círculo familiar
cristiano, que fue diseñado para ser la defensa contra la incredulidad, se está convirtiendo en terreno fértil
para la incredulidad. La salvación personal de los hijos, ha sido descuidada en el hogar, y se dejó en
manos de quienes, generalmente, no asumen la debida responsabilidad.
3.- La Palabra de Dios, con la que guía cada día a su pequeño rebaño hacia los manantiales de
misericordia. Esta, debe convertirse en la fuerza de cada familia cristiana.
4.- La responsabilidad
Se debe asumir la responsabilidad de la paternidad en todos sus requisitos espirituales, y los
padres deberán rogar delante de Dios, e interceder por sus hijos, para que éstos puedan tener el privilegio
de encontrar a Cristo dentro del círculo de la familia y puedan ser afirmados en la Palabra de Dios.
Con frecuencia hemos visto que un niño que llegó a conocer al Señor Jesucristo como su único
Salvador personal, influyó para que toda su familia llegara a la iglesia, y asistiera a la Escuela Dominical.
Tal vez no los gane para el Señor mediante su testimonio en la niñez (aunque esto sucede muchas veces),
pero abrirá la puerta de su casa para el ministerio cariñoso del pastor, o de los consejeros de la iglesia
loca. A través de esa puerta abierta, ellos pueden entrar en el nombre de Jesucristo y de su iglesia con el
mensaje del evangelio de la gracia. No hay una forma tan segura de ganar la confianza y el afecto del
círculo familiar, como por medio del corazón de un niño. Esto es tan evidente, que no necesitamos
detenernos para demostrarlo. Sólo queremos llamar su atención con respecto a esto, y lo alentamos para
que usted lo aproveche.
Su trabajo, entonces, puede ser el comienzo de un trabajo grande, y de mayor alcance, que será
continuado y llevado a término por las fuerzas trabajadoras de la iglesia. Como puede apreciar, su
oportunidad no se limita a ganar a un niño, sino que consiste en avanzar hacia la meta de ganar a la
familia de ese niño.
Un resultado inesperado fue, que no sólo ganó alumnos el departamento de la siguiente edad en
la Escuela Dominical, sino todos los demás departamentos. La mayoría de los niños Primarios tenían
hermanos y hermanas. Todos tenían familiares mayores, y muchos de ellos respondieron a las
invitaciones que los maestros de los Primarios les hicieron para asistir a las clases que les correspondían.
Muchos de ellos, habiendo oído el evangelio, se convirtieron y se incorporaron a la comunión de la
iglesia. ¡Y todo comenzó cuando los maestros de los niños se dieron cuenta de esta valiosa oportunidad,
y se decidieron a aprovecharla!
Una vez que el niño sea salvo, edifíquelo en la fe, y tendrá un obrero para la cosecha del Señor.
Recuerde la tarea de los siervos de Dios que han sido usados en forma notable. La mayoría de ellos
fueron ganados en la niñez, y muy temprano en la vida, fueron llevados por el camino de crecimiento en
la gracia mediante el ministerio personal de algún otro. Saque del ministerio, de los campos misioneros,
y de las congregaciones, a los que fueron salvos y edificados en la fe en su niñez, y quedará muy poco
de utilidad inmediata. No limitemos nuestra visión a los resultados de hoy, sino que pensemos también
en el futuro. Cuando el Señor comenzó un programa para llamar a un pueblo para sí, emprendió un trabajo
que daría resultados por lo menos durante dos mil años.
La oveja perdida de Mateo 18:13, es el pequeño del cual habla en Mateo 18:14. No es la voluntad
del Padre que una de esas pequeñas ovejas se pierda. Nosotros, su pueblo, debemos buscarlas y traerlas
a él y a la comunión con Su pueblo. No hemos hecho esto en una medida suficiente. El pueblo de Dios
ha fracasado en el mundo de los niños. ¿Cómo los reuniremos? ¿Qué agencias usaremos? ¿Qué fuerzas
emplearemos?
No se necesita ninguna maquinaria nueva, sino que se debe obtener una nueva determinación y
un nuevo objetivo inmediato.
Que los padres ganen a sus propios hijos.
Que la iglesia se organice para tener una continua cosecha de almas mediante la Escuela
Dominical y las actividades relacionados.
Que los maestros tomen en serio su responsabilidad, poniendo en la primera fila de su ministerio
el ganar para Cristo a cada niño que llegue a la Escuela Dominical, aunque sea de visita.
Que haya oraciones incesantes a favor de los “corderos” del campo de la iglesia, que es el mundo.
A.- El club bíblico hogareño
Este es un gran medio que se puede utilizar para alcanzar a los que todavía no han sido alcanzados,
traerlos a Cristo y desarrollarlos en él, y por último, identificarlos con la iglesia.
Los hogares cristianos deben ser agencias misioneras. Los niños del vecindario deben tener el
privilegio de ir a estos hogares, y escuchar una y otra vez del amor de Dios y del poder limpiador de la
sangre de Cristo. No importa qué prejuicios tengan los hogares de los que ellos provienen, irán a una
reunión así aunque quizá nunca entraran a un templo. No hay otra agencia más grande que pueda usar la
iglesia para alcanzar a las personas, como lo es este simple plan de reunir a los niños del barrio en un
hogar cristiano para estar una hora juntos en un estudio informal de la Biblia.
Es asombrosa la cosecha que se reúne mediante los clubes bíblicos en los hogares. Las iglesias
que tienen conciencia de la eficacia de un programa de esta naturaleza, han agregado a sus listas de
candidatos a un gran número de personas que, de otra forma, no hubieran figurado entre las familias
alcanzadas. Una de estas iglesias, alcanzó a 52 personas en una temporada, mediante diez clubes bíblicos.
Para otra iglesia, es normal recibir veinte niños nuevos en un solo domingo. Otra, abrió 150 puertas para
el ministerio de extensión de la iglesia, mediante ocho clubes que se realizaron por períodos cortos; y
muchas otras iglesias, están desarrollando Escuelas Dominicales en barrios nuevos, en los que aún no se
ha establecido ninguna iglesia.
El plan es simple:
Se fija un día
Se abren las puertas de un hogar
Se designa un maestro
Se hace un recorrido por el barrio, con el propósito de pedir permiso a los padres para que dejen
asistir a sus hijos.
Se entregan invitaciones a los niños
Cuando llega el día y la hora, ¡los niños están allí! ¡Esto rara vez falla!
Durante una hora canta, aprenden pasajes de las Escrituras, oran, y llegan a su clímax mediante
una lección bíblica bien narrada, por lo general, con la ayuda de un franelógrafo, para que los niños
puedan visualizar la historia. En la primera reunión se evangeliza a los niños, y ellos reciben algunas
instrucciones concernientes a la salvación.
Una vez que se rompe la barrera denominacional, queda abierto el camino para invitar en forma
individual a cada niño y a sus padres para que asistan a la Escuela Dominical. Las puertas que quizá se
habían cerrado de golpe cuando otros miembros de la iglesia hicieron la invitación, tarde o temprano se
abren por este medio.
Un especialista en la Escuela Bíblica de Vacaciones, insiste en que el primer día debe ser
totalmente evangelístico, para que pueda tener el ministerio de la enseñanza del Espíritu Santo obrando
en los alumnos tanto como sea posible. Su enfoque tiene buen fundamento en las Escrituras, y las
actividades que realiza tienen mucho éxito.
La iglesia no debe descuidar ninguna oportunidad que se le presente para reunir a los niños
alrededor de la cruz y la tumba vacía. Un niño puede comenzar a asistir a la Escuela Dominical cuando
tiene apenas cuatro años, y dejar de hacerlo a los catorce. Esto, le permite tener un promedio de diez años
de educación religiosa. Hagamos una operación matemática, considerando que en la Escuela Dominical
promedio podrá recibir .45 min. de instrucción bíblica cada semana. Multipliquemos ésos 45 min. por
las 52 semanas que componen un año, obtendrán 23.40 hrs. en un año; y si lo multiplicamos por esos
posibles 10 años en la Escuela Dominical, tendríamos un gran total de 234 horas.
Durante ese mismo período, habrá recibido en la escuela secular lo siguiente: De las ocho de la
mañana a la una de la tarde: Cinco horas diarias. Multiplicadas por semana: 25 hr. por semana;
multiplicamos eso por el período escolar de 45 semanas, obtendremos un total de: 1,125 horas.
Multiplicándolas por los mismos diez años, tendremos un total de: 11,250 hr.
¡Once mil doscientas cincuenta horas en la escuela secular! ¡Doscientas treinta y cuatro
horas en la Escuela Dominical! ¡Tendrá más de once mil horas de preparación para esta corta e
incierta existencia, y sólo doscientas treinta y cuatro que lo prepararán para la eternidad!
Hudson Taylor eligió este método al realizar su trabajo en China cuando, a pesar de los
argumentos de otros, viajó por todo el país llevando un mensaje evangelístico simple, ganando a algunos,
y dejándolos en manos de Dios. En ejemplos como estos, se puede ver que Dios puede completar la obra
que ha comenzado, aunque no haya a mano maestros humanos. Casi no hubo ciudad de aquellas, en las
que Hudson Taylor predicó, donde no hayan quedado creyentes que se mantuvieron en la fe cuando se
retiró de allí años más tarde, aunque fueran espiritualmente inmaduros y carentes de capacitación.
¡No! No nos desatendamos de este punto. Se puede evangelizar a los niños en una reunión al aire
libre. Allí Dios puede entrar en sus vidas. Allí él puede comenzar una obra que continuará hasta la
eternidad. Manos a la obra, entonces, haciendo lo que podamos, y dependiendo de Dios, para que él
continúe el contacto y provea para el “seguimiento”.
El mayor campo misionero del mundo toca a su puerta. La cosecha de almas más accesible está
esperando que usted comience la siega. La niñez está esperando para recibir el evangelio que usted tiene.
Ese evangelio es el poder de Dios, y está en su poder proclamarlo. Los niños oirán. Creerán. Dios nos da
la orden, y junto con el mandato, está dispuesto a capacitarnos para que lo cumplamos. Vayamos, pues,
en las fuerzas que Dios da, y ganemos a los niños para Cristo, trayéndolos hacia él.
Alguien dijo: “junto con sus mandamientos, Dios nos da la capacidad para cumplirlos”; y esto es
cierto. La obra es Suya, y él está listo para suplir todas nuestras necesidades, si nos rendimos en
obediencia a Su voluntad.
Si usted es padre, acérquese al hijo que Dios le dio, y guíelo al Señor.
Si usted es un líder, o un obrero en las fuerzas organizadas del Señor, tome el yugo en el cual él
lo está esperando, y gane al niño.
Sea quien sea, si usted es un hijo de Dios, diríjase a los niños de su barrio en la forma en que el
Señor le indique, de acuerdo a sus circunstancias particulares, y enseñe el evangelio a esas almas
que están esperando para confiar en Él.
Se ha dicho que la cosa más grande del mundo es el amor; pero hay algo aún más grande: la vida.
Al venir al mundo, Cristo expresó el gran amor de Dios, pero vino para que los hombres tengan vida (Jn.
10:10).
Ningún cálculo humano puede precisar el inmensurable e incomprensible valor de la vida. Hay
que investigar otras fuentes para hallar la solución respectiva.
Es evidente que, en este período de la historia del mundo, Dios estableció su ley respecto a la
vida. Sólo había un modo de valorar la vida. No podía pagarse con acciones ni bonos financieros, con
tierras o con oro. Sólo podía bastar el equivalente de otra vida (Ex. 21:22,25; Lv. 24:17-22; Dt. 19:21;
Mt. 26:52; Ap. 13:10).
A pesar de la prolongada infancia del hombre, y del considerable aporte de ésta a su bienestar,
este período de la vida se descuida lastimosamente. El filósofo pagano Sócrates dijo que, si hubiera
podido llegar a la más elevada cima de Atenas, habría alzado la voz, y proclamado: “¿Qué hacéis,
conciudadanos, que arañáis cada piedra para reunir una fortuna, y dais tan poca atención a vuestros hijos,
a quien un día habréis de dejarles todo esto?”. Juan Crisóstomo, uno de los padres de la iglesia del Siglo
IV, dijo: “¿Existe acaso, algo más importante que la educación de la niñez? El maestro que plasma el
carácter de los niños, es más grande que el pintor más admirable, o el escultor más famoso”. La
importancia de la vida infantil, puede juzgarse por los siguientes hechos:
Según algunos psicólogos, a los 30 años de edad, el individuo ha forjado el surco por el cual
transcurrirá su vida. De allí en adelante, un gran porcentaje de cuanto el hombre haga, es resultado de
sus hábitos, buenos o malos.
El niño es cera fácil de modelar, pero luego, como granito, retiene la forma impuesta. Cierto
profesor universitario, al renunciar a su puesto de instructor de adultos, a fin de enseñar a niños, dio esta
razón: “Si quisieran escribir su nombre en un ladrillo para que permaneciera impreso indeleblemente,
¿lo escribirían antes, o después de hornearlo?”.
EL NIÑO Y LA BIBLIA
“Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos
pequeños”, Mt. 18:14. El Señor está interesado en que los niños sean alcanzados cuando todavía son
niños.
Hay muchos que no creen que los niños pueden tener una conversión genuina y un nuevo
nacimiento. Casi sin excepción, cuando los niños responden a una invitación en reuniones evangelísticas,
hay quienes los desaprueban diciendo que no saben lo que están haciendo. En algunos casos resulta cierto
que ellos no han comprendido, pero en muchas más ocasiones de las que creemos o estaríamos dispuestos
a admitir, captan con claridad cuál es su necesidad, cuál es la respuesta de Dios en Cristo, y la realidad
de que pueden aceptarlo a él como Salvador personal. Si elimináramos de la membresía de la iglesia a
los que recibieron a Cristo en su niñez, veríamos cerradas las puertas de muchas iglesias.
Algunos opinan que hay que dejar que el niño decida si va a aceptar, o no, al Señor como su
Salvador cuando llegue a una edad más madura. La idea, es que hay que dejarlo crecer sin influencia
directa, hasta que llegue el momento (alrededor de los 20 años) en que pueda tomar la decisión por sí
mismo. Esto parece razonable, pero es muy insensato. En nuestro tiempo, ningún niño puede crecer sin
recibir influencias. Si no reciben suficiente influencia a favor de Cristo, llegarán a estar contra él. Aun
en las actividades más comunes de su niñez, respiran la atmósfera del escepticismo ateo. No deberíamos
permitir que ningún niño crezca en nuestro mundo de incredulidad y pecado sin haber oído el evangelio,
con su invitación persuasiva, y la posibilidad de creerlo y aceptar la salvación; pero (tal vez diga usted)
¿puede un niño comprender el significado y la intención del evangelio? ¿Por qué no? Un niño que tiene
la capacidad de pecar, ¿no tendrá también la capacidad de creer? ¿A qué edad puede un niño experimentar
la culpa consciente por su pecado? ¿A qué edad puede escuchar que una persona vivió y murió en el
pasado, y aceptar esto como un hecho? A esa misma edad puede escuchar y creer que Dios vino en la
persona de su Hijo para morir y resucitar, y que, si cree en él, sus pecados pueden ser perdonados. En
una ocasión, Spurgeon dijo: “Un niño de cinco años, instruido en forma adecuada, puede creer y ser
regenerado, como cualquier adulto”.
Lo cierto, es que miles de niños han oído el evangelio, han creído en Cristo, y han dado pruebas
de su regeneración por medio de vidas cristianas útiles y serviciales. Recordemos la larga lista de los
santos de Dios que han sido baluartes de la iglesia, los pioneros en las misiones mundiales, y los que han
enseñado a la gente acerca de Dios. La gran mayoría, se convirtieron en su niñez:
Matthew Henry, se convirtió a los once años
El doctor Watts, a los nueve años
Jonathan Edwards fue un teólogo, pastor congregacional y misionero para los nativos americanos
durante la época colonial. Es conocido como uno de los más grandes y profundos teólogos
protestantes en la historia de los Estados Unidos. Su obra tiene un alcance muy amplio, pero suele
ser a menudo asociada con su defensa de la teología calvinista y el patrimonio puritano. Se
convirtió a los ocho años
Richard Baxter fue un célebre teólogo puritano no conformista, poeta y escritor de himnos. Su
padre era un rico propietario arruinado por la pasión del juego; esta catástrofe, el estado enfermizo
del niño y la triste situación en que se encontraban entonces los establecimientos de instrucción
en Inglaterra, no favorecieron el desenvolvimiento intelectual del joven Baxter. La lectura de un
libro de Bunny le hizo tomar la resolución de estudiar teología. La muerte de su madre y la
felicidad de escapar de una grave enfermedad le confirmaron su designio. En 1638 fue ordenado
por el obispo de Worcester. Richard se convirtió a los seis años
Policarpo de Esmirna fue un obispo de la Iglesia primitiva. Considerado por la Iglesia católica
como padre apostólico o conocedor en vida de algunos de los apóstoles. Fue obispo de la ciudad
de Esmirna, siendo presuntamente consagrado por San Juan. Existen pocos datos acerca de su
vida, aunque se sabe por una relación posterior, acerca de su muerte en la hoguera que es
considerada ejemplo evangelizador de los primeros cristianos. Fue quemado en el año 155 de la
era cristiana, durante el gobierno del emperador Antonino Pío. No tenía más de nueve años
cuando recibió a Cristo, y le sirvió fielmente durante 86 años.
Charles Haddon Spurgeon fue un pastor bautista reformado inglés. Según la Internet Christian
Library, a lo largo de su vida evangelizó alrededor de 10 millones de personas y a menudo
predicaba 10 veces a la semana en distintos lugares. Sus sermones han sido traducidos a varios
idiomas y es conocido como el «Príncipe de los Predicadores». Tanto su abuelo como su padre
fueron pastores puritanos, por lo que creció en un hogar de principios cristianos. Sin embargo, no
fue sino hasta que tuvo 15 años en enero de 1850 cuando hizo profesión de fe en una Iglesia
metodista. Poco después de haber cumplido los 12 años, Spurgeon pidió permiso a su familia
para visitar diferentes iglesias. Aunque su padre y su abuelo eran ministros del evangelio, él
estaba buscando a alguien que le pudiera decir cómo podía librarse de la carga de pecado que
sentía en forma muy intensa. Tal vez, esta es la razón por la que se convirtió, en su tiempo, en un
precursor de la evangelización del niño.
Uno de los más grandes misioneros de todas las épocas, y el individuo que hizo más por el avance
de la causa de las misiones protestantes durante el siglo dieciocho y fue un noble alemán. el conde
Nicolás Luis von Zinzendorf se tuvo una influencia poderosa en los comienzos del cristianismo
protestante, que en muchos aspectos igualó o superó la de sus amigos Juan Wesley y Jorge
Whitefield. Inició el evangelismo ecuménico, fundó la Iglesia Morava y escribió muchos himnos;
pero, por encima de todo, impulsó un movimiento misionera mundial que preparó la escena para
Guillermo Carey y el “Gran Siglo” en las misiones que vino posteriormente. Zinzendorf nació
en 1700 en una familia rica y noble. La muerte de su padre y el nuevo matrimonio de su madre
hizo que quedara al cuidado de su abuela y de su tía, las cuales lo criaron. Su ferviente pietismo
evangélico inclinaba su corazón a los asuntos espirituales. Su primera enseñanza fue reforzada
por su educación. A la edad de diez años fue enviado a estudiar a Halle, donde recibió la
inspiradora enseñanza del gran pietista luterano August Hermane Francke. Allí Zinzendorf se
reunió con otros jóvenes devotos, y de su asociación surgió la “Orden del Grano de Mostaza”,
una hermandad cristiana dedicada a amar a “toda la familia humana” y a la propagación del
evangelio. De Halle, Zinzendorf fue a Wittenberg a estudiar derecho como preparación para la
carrera de estadista, única vocación aceptable para un noble. Pero él no estaba contento con lo
que le deparaba el futuro. Anhelaba entrar al ministerio cristiano, pero el rompimiento de la
tradición familiar parecía imposible. La cuestión lo abrumó hasta 1719, cuando un incidente,
durante una gira por Europa, cambió el curso de su vida. En una visita a una galería de arte, vio
una pintura (el Ecce Homo de Domenico Feti) que mostraba a Cristo sufriendo el dolor producido
por la corona de espinas, y una Inscripción que decía: “Yo hice todo esto por ti, ¿qué haces tú por
mí?”. Desde ese instante, Zinzendorf supo que nunca podría ser feliz viviendo al estilo de la
nobleza. A pesar del precio que tendría que pagar, buscaría una vida de servicio al Salvador que
había sufrido tanto por salvarlo. A la edad de cuatro años firmó esta oración que él mismo
redactó: “Querido Salvador, sé mío, y yo seré tuyo”.
Era hijo de Anthony Ashley Cooper, 2. o conde de Shaftesbury y Lady Dorothy Manners, hija del
conde de Rutland. Su educación primaria fue supervisada por John Locke, aprendiendo griego y
latín. Después fue enviado a estudiar al Winchester College, abandonando los estudios en 1688 e
iniciando un viaje por el extranjero. Tras la Revolución Gloriosa de 1689 volvió a Inglaterra,
dedicándose a los estudios. Fue elegido parlamentario por el partido Whig en 1695, pero su frágil
salud —sufría de asma— le obligó a renunciar en 1698, viajando a Holanda en busca de un clima
mejor. De vuelta a Inglaterra, fue nombrado vicealmirante de Dorset, cargo que perdió con la
ascensión de la reina Ana al trono, por lo que volvió a la vida privada. Posteriormente retornó a
Holanda, instalándose en Rotterdam. En 1704 estaba nuevamente en Inglaterra, donde su salud
era ya delicada, y desde entonces se dedicó a escribir. En 1709 se casó con Jane Ewer, naciendo
su único hijo al año siguiente. En 1711 su salud exigió que se mudase a Italia, estableciéndose en
Nápoles, donde continuó escribiendo. Falleció en Nápoles y su cuerpo fue trasladado de vuelta a
Inglaterra, donde fue sepultado en la propiedad familiar. Atribuyó su decisión de aceptar a Cristo,
a una enfermera cristiana que le habló del Salvador cuando apenas terminó su infancia.
En las conclusiones de un estudio, se informa que, “de 71 miembros integrantes de la Junta
Americana de Misiones, 19 declararon que se habían convertido a una edad tan temprana que no
la podían recordar.
La esposa del famoso Defensor de Malta dijo en una ocasión, que no recordaba un tiempo en el
que no hubiera creído en Cristo como su Salvador, y que creía que su madre le había guiado a
Cristo, tal vez a través de una lámina, a la tierna edad de tres años.
Los de mayor edad tenemos un evangelio que es poder de Dios para salvación a los que creen. Lo
hemos creído, y experimentamos su poder; pero nuestra fe en el evangelio no agota el tema. Así como lo
recibimos para nosotros mismos, lo recibimos también como una verdad para otros que han de creer por
nuestra palabra, ya sean niños o adultos. La Palabra de Dios no establece ningún límite de edad para
creer. La obra que completó Cristo, es tanto para los niños como para los ancianos. ¿Por qué, entonces,
los cristianos que creen que el evangelio es poder de Dios cuando lo comunican a los adultos, se niegan
a creer que es también poder de Dios cuando lo transmiten a los niños?
Lo es, sin duda alguna. ¿No dijo acaso nuestro Señor: “Te alabo Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”, Mt.
11:25? ¿No dijo también: “De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza”, Mt.
21:16? ¿No estaba sosteniendo un niño en sus brazos, cuando dijo: “Estos pequeños que creen en mí”,
Mt. 18:6?
La ocasión surgió de la pregunta egoísta y orgullosa acerca de la preeminencia personal entre los
discípulos; pero notemos que, aparte de una breve respuesta a la pregunta acerca de lo que ellos discutían,
lo único que Jesús dice en el pasaje, se refiere al niño que tenía en sus brazos. Era de mayor importancia
que los discípulos comprendieran el valor y el lugar de un niño en el plan misericordioso de Dios y en
sus propósitos, que todo lo referente a su propio lugar y prominencia en el reino celestial.
Veremos por lo menos ocho afirmaciones importantes que el Señor hizo en su sermón acerca de
un niño, que todo cristiano debe examinar con cuidado.
A.- La conversión se produce al nivel del niño – Vr. 3
Parece que la mayoría de los cristianos consideran la conversión como una experiencia
para los adultos, a la cual, sólo pueden llegar, en algunas ocasiones, los niños espiritualmente precoces;
pero no es esto lo que el Señor dice. No sólo es posible la conversión de un niño, sino que es condición
para el adulto volverse como un niño, si quiere entrar en el reino de Dios. El niño, porque es niño, está
al nivel en el cual la conversión siempre es posible, necesitándose sólo la presentación y aceptación de
los hechos. Todos los demás deben humillarse para entrar. El adulto sólo es salvo si se vuelve como un
niño en sencillez y confianza, regresando al estado del cual se liberó y que tiende a despreciar.
B.- La humildad, que es una cualidad esencial en el reino de Dios, pertenece al niño en forma
natural – Vr. 4
Aquí no se trata tanto de la humildad de espíritu, sino más bien de un humilde estado de debilidad
y dependencia que determina la grandeza. Hasta un niño puede ser orgulloso. Cuanto más crecemos,
tanto más orgullosos somos. Se requiere una gran humildad de espíritu para admitir nuestra infantil
debilidad y total dependencia del Señor cuando nos acercamos a él en los años adultos. Cuando el niño
es conducido al Señor, lo acepta como Salvador, y es guiado a crecer en la gracia siendo aún pequeño,
es difícil que abandone su humilde dependencia.
C.- Recibir a un niño en el nombre del Señor Jesús, es como recibir al Señor – Vr. 5
Los que trabajan con niños, comprueban muy pronto esta bendición. La presencia de Dios se hace
manifiesta en el momento en que él entra para hacer su morada en el corazón de un niño. El Señor se
manifiesta también en la vida del que evangeliza a los niños, de una manera muy sagrada y bendecida.
F.- No apreciar a un niño, es dejar de lado la evaluación de Dios, ya que los niños son objeto de
preocupación celestial – Vr. 10
Dios asigna una apreciación especial a las almas de los niños. Cualquiera que sea el significado
total del pasaje, por lo menos nos muestra la mente del Señor con respecto a este asunto. Los niños son
tan preciosos, que “sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”.
Nosotros tenemos la tendencia de menospreciarlos, aún al punto de considerar su conversión como algo
de poca importancia. Se hace mucho énfasis en la conversión de un pecador de 70 años, mientras que los
que de los pequeños se dice: “Son sólo niños”. Ellos tienen por delante una vida de servicio, mientras
que los que se convierten siendo ancianos, sólo tienen una vida malgastada en el pasado. Cuando le
preguntaron a un evangelista acerca de los resultados numéricos de la predicación, contestó: “Se
convirtieron tres personas y media. Ah -dijo el interlocutor- tres adultos y un niño. No -fue la respuesta-
tres niños y un adulto”. No menospreciemos a los pequeños que se entregan a Cristo.
G.- Deberíamos buscar a un niño de la misma forma en que el pastor busca a la oveja descarriada
– Vrs. 12 y 13
Por lo general, se interpretan estos versículos con relación a los pecadores adultos. Sin embargo,
los versículos anteriores se refieren a los niños, así como el versículo que sigue habla de “uno de estos
pequeños” que Jesús tenía en sus brazos. Cualquiera que sea la regla de interpretación que se use, la
parábola de la oveja perdida también se refiere a un niño. El hecho de que aquél niño debería ser buscado
y encontrado del mismo modo que la oveja descarriada, tal vez no sea el único significado de la parábola,
pero, en realidad, es la primera aplicación que se debe hacer a la luz del contexto en que aparece.
3.- La niñez es la edad propicia para afirmar por la eternidad la naciente fe del niño
La fe en un Salvador que puede responder en forma total a su confianza. El escepticismo no ha
controlado aun la situación, y no se ha interpuesto en el camino de su creencia en Cristo. Es tan natural
para un niño confiar en su Salvador cuando alguien le habla de Su obra, como lo es creer en la bondad
de un pariente suyo a quien nunca vio, pero del cual le han hablado. En los días que el Señor Jesús estuvo
en la tierra, los niños creían en él (Mt. 18:6). Puede ser una realidad también en nuestro tiempo.
B.- La edad sensible
1.- La conciencia nunca es tan sensible como en la niñez
El corazón de un niño es tierno. Por cierto, parecería que la historia del crecimiento y del
desarrollo es la historia del gradual endurecimiento del corazón. La conciencia, a menos que sea
despertada por Cristo, se vuelve insensible poco a poco, hasta que al fin de una vida pecaminosa se
observa poca aflicción de corazón y mente. Mientras que los años vienen y van, la gente se torna cada
vez más y más insensible a la realidad del pecado. Este es un hecho de la vida que se puede ver por todas
partes; pero no sucede así en la niñez.
Uno de los muchos casos tratados por un especialista contemporáneo, fue el de un abogado que
había sido acosado por preocupaciones durante años. Se dio cuenta de que su preocupación era infundada,
y trató de eliminarla, pero las preocupaciones no se pueden alejar con la sola autodeterminación. Por
último, se preocupaba por sus preocupaciones, y tuvo que abandonar su trabajo. La conclusión del
profesional que lo trataba, fue que su preocupación había sido causada por una travesura hecha cuando
niño, la que le trajo un permanente, pero inconsciente sentimiento de culpa. El sentimiento permaneció,
aun cuando en apariencia, la travesura pronto había sido olvidada. Esto se manifestó en años posteriores,
en forma de extrañas e injustificadas preocupaciones, que continuaron a pesar de sinceros esfuerzos por
controlarlas, hasta que el especialista identificó el sentimiento de culpa, y el abogado pudo enfrentarlo
con inteligencia.
Puede suceder que los obreros cristianos no se den cuenta de la realidad del pecado en la vida de
un niño, pero un siquiatra sí lo hace. Él sabe que el pecado y la culpa constituyen en la niñez fuertes
realidades. ¡Un obrero de evangelismo entre niños, puede brindar un gran servicio a la luz de este hecho!
Podemos estar seguros de que, cualquiera que sea el grado de conocimiento que el niño
inconverso tenga acerca de Dios, lo que menos sospecha es que él es amor. Quizá otros le han hablado
de que Dios está presto a castigarlo. Se lo han presentado como una fuerza, o un poder. Sólo usted, un
hijo de Dios, puede decirle al niño que Dios lo ama, y que, por amor a él, envió a Su Hijo al mundo para
que fuera castigado en su lugar. El hecho de que los niños responden a este amor, ha sido demostrado
una y otra vez. Gócese en este hecho, y úselo para ganar el corazón de los niños.
3.- En esta etapa, la mente está más alerta que nunca, y la memoria tiene mayor capacidad de retención
Nos asombramos de lo mucho que se aprende en los primeros años de la vida. Es el tiempo ideal
para enseñar las cosas eternas, para que las vidas tiernas se acerquen al Maestro de lo eterno, el único
que puede instruirlos en los caminos de Dios.
4.- El plan de salvación, y las verdades espirituales, son asunto de fe, no de comprensión
Muchos se preguntan: ¿Puede un niño comprender el plan de salvación, y las verdades espirituales
que se relacionan con él? Nadie puede entender estas cosas en toda su dimensión, pero puede creerlas.
“¡Oh, profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus
juicios, e inescrutables sus caminos!”, Ro. 11:33.
El niño, recibe en su educación secular un cúmulo creciente de hechos que debe asimilar. La
comprensión, es decir, la apreciación de los hechos en sus interrelaciones, se produce más tarde. Hechos
de cualquier índole, pueden ser aceptados por cualquier persona, niño, o adulto, si se presentan en un
vocabulario que les sea comprensible. La salvación se obtiene al creer los hechos históricos, y al aceptar
a la persona histórica, el Señor Jesucristo. Ambos pueden presentarse en términos familiares, aun a los
más pequeños. La salvación es por la fe; y la comprensión de la experiencia, puede tener lugar más tarde.
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”, 1 Co. 2:14. Una vez que
el Espíritu de Dios entra, puede haber una verdadera recepción de la verdad divina, y un crecimiento y
desarrollo consecuente. Conduzca al niño al Señor en los contactos iniciales, de modo que los mejores
años de aprendizaje sean aprovechados espiritualmente.
5.- Estos años receptivos, constituyen un tiempo de excelente oportunidad para el pastor, para el maestro
de una clase de Escuela Dominical, para el líder del club bíblico, y para los padres.
Si se deja pasar la oportunidad, muy pronto otras influencias desviarán el corazón y la mente de
los niños. Será cada vez más difícil lograr que presten atención a la Palabra de Dios. Durante los años de
la adolescencia se pierde el contacto con muchos de los niños de la Escuela Dominical. Si hemos
fracasado en edificarlos en Cristo durante el tiempo oportuno, en la juventud quedan fuera de nuestra
influencia. Se podrán perder para siempre. Esto nos lleva a un solemne examen de conciencia que debiera
motivarnos a aprovechar cada oportunidad para ganar a los niños para el Salvador.
El niño que ha sido bien evangelizado, y cree en Cristo, es regenerado. Nace de nuevo y es
transformado. Sin embargo, las manifestaciones externas y los sentimientos internos no son los mismos
en todas las conversiones. Es una necedad insistir en que el niño reaccione de la misma forma que un
adulto. Lo que acompaña la regeneración de un niño de siete años, es diferente a lo que experimenta un
pecador quien, después de 70 años de vida pecaminosa, se somete a las demandas de Cristo.
Un diácono, examinando a una niña de ocho años que quería bautizarse, se alarmó de que no
derramara lágrimas de arrepentimiento. “Parece que no sabes nada del ‘estado de abatimiento’”, le dijo.
“Es que no vine por ese camino”, le respondió ella. No demandemos de los niños los mismos sentimientos
que tendría un adulto en una experiencia similar.
Se cometen muchos errores cuando se intenta traer a los niños a un conocimiento salvador de
Jesucristo, pero ninguno es tan perjudicial como el de esperar demasiado de parte del niño convertido a
Cristo. Con frecuencia, resulta fatal para su desarrollo espiritual. Los niños creyentes son todavía niños
en su apariencia y comportamiento. Podemos esperar que muestren fruto, y que crezcan en la gracia, sin
perder de vista el hecho de que, aunque hayan nacido de nuevo, puede ser que no demuestren un alto
nivel de santificación. Esto vendrá, pero a su debido tiempo.
¿Qué ocurre cuando un niño cree plenamente en Cristo, luego de haber sido evangelizado paso a
paso? Decimos “evangelizado paso a paso”, porque se pone tanto énfasis en guiar al niño al Calvario
que, muchas veces, parece que la tarea concluye con el simple resultado de guiar al niño a aceptar a
Cristo como su Salvador. Nada está más lejos de la verdad. Como veremos, la evangelización paso a
paso va mucho más a fondo. El niño acepta a Cristo como Salvador y amigo, como Señor y como
ayudador.
Al tiempo que el niño es consciente del hecho de que es pecador, y experimenta su propia culpa
y la convicción de pecado por medio de la Palabra, se le debe presentar el cuadro de Cristo en la cruz. Se
enfatizará el amor de Jesucristo al morir por los pecadores, y el amor de Dios al enviar a Su Hijo a morir
por nosotros. Hay tres versículos que son importantes, y que el niño deberá memorizar y repetir cada vez
que cometa maldad: Jn. 3:16; 1 P. 2:24, y 1 Jn. 1:9. Cuando le presentamos a Cristo como Salvador, el
niño lo acepta como Salvador por medio de un acto voluntario; pero, además de ser su Salvador, también
es su amigo. El niño puede comprender esto. Cuando tiene problemas, sus dificultades son reales para
él. Necesita al Amigo de los niños. Dado que presentamos al Señor Jesús como Salvador y amigo de los
niños, puede acudir a él de una forma práctica.
A.- Ama al Señor con un amor que solo puede ir creciendo con los años
El amor es natural en la niñez. Un niño puede amar a Cristo de todo corazón.
En lo dicho hasta aquí, fue tomando en cuenta el punto de vista humano. Veámoslo brevemente
El resultado que se ve en la vida de un niño que ha aceptado a Cristo, luego de ser evangelizado
paso a paso, es positivo.
En la actualidad
El 68% de los cristianos llegaron a conocer a Cristo entre los 4 y 14 años de edad.
Los siguientes relatos de la suerte de dos familias, revela algunos contrastes conmovedores:
Max Jukes vivía en el estado de Nueva York. No creía en la educación cristiana, y se casó con
una muchacha de carácter semejante. Desde esta unión, se han estudiado a 1026 descendientes, y
se ha encontrado que
o 300 de ellos murieron prematuramente
o 100 fueron enviados a la penitenciaría por un promedio de 13 años cada uno
o 190 mujeres fueron prostitutas
o 100 fueron borrachos
o En total, la familia ha costado al Estado un millón doscientos mil dólares, y no ha hecho
contribución alguna a la sociedad.
Jonathan Edwards vivía en el mismo Estado. Creía en la preparación cristiana, y se casó con una
muchacha del mismo carácter. Desde esta unión, se han estudiado 719 descendientes, y se ha
encontrado que de esta familia han procedido
o 300 predicadores
o 65 profesores universitarios
o 13 presidentes de universidad
o 60 autores de buenos libros
o 3 diputados al Congreso de los Estados Unidos
o Un vicepresidente de los Estados Unidos; y
o Fuera de Aarón Burr, nieto de Edwards, que se casó con una persona discutible, esta
familia no ha costado un solo dólar al Estado.
Un poeta dijo, que hay niños que van por el camino alto, mientras que otros siguen el de abajo, y
que la mamá puede determinar ese camino.
La Biblia dice muy claro: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará
de él”, Pr. 22:6.
Un bien conocido hombre de negocios y escritor, dice: “Hay ahora mil veces más tentaciones
para nuestros hijos, que las que tuvimos hace 25 años. Nuestros hijos pelean la mayor batalla de todos
los tiempos… La juventud está siendo explotada por fuerzas del mal por todos lados, y la delincuencia
juvenil crece… Crimen, comunismo, ateísmo, influencias inmorales y malvadas, todas operan
constantemente, tratando de destrozar toda nuestra vida familiar”.
Sí, Dios tiene más gracia salvadora para tu familia, que el diablo tentaciones y pecado. Él, quien
dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”,
Mt. 19:14), te capacitará para ganar a tus hijos para él.
Tú eres responsable de tus hijos, como una madre lo expresó: “Cuando Dios nos da esos
sonrosados y alegres pimpollos, nos confía almas que para él son más preciosas que todo el mundo. No
nos atrevamos a fallarle a él, ni a ellos; no debemos permitir que se pierdan esas almas preciosas”.
¡Qué potencialidad hay en la vida de tus hijos! Alguien ha expresado este hecho con las palabras
siguientes: “Cuando un niño os confía sus manitas, pueden estar sucias de helado de chocolate, o por
haber acariciado a un perro, o pueden tener una verruga debajo del pulgar, y una venda en el meñique;
pero lo importante es que esas son las manos del futuro. Esas manos, algún día sostendrán una Biblia, o
una pistola; tocarán el piano en el templo, o harán girar una ruleta; cubrirán las heridas de un leproso, o
temblarán miserablemente, sin poder ser dominadas por la mente de un alcohólico.
Precisamente ahora, esas manos son vuestras. Demandan ayuda y dirección; representan a una
personalidad en miniatura en plena madurez, que ha de respetarse como un individuo cuyo crecimiento
día tras día hacia la madurez cristiana es vuestra responsabilidad”.
Dirige esas manos hacia Cristo, siguiendo esos bien probados pasos de una triunfante preparación
cristiana:
A.- ¿Sabías que, de las 105,000 horas de vigilia desde la niñez a la madurez
Sólo se emplean 1,000 en la Escuela Dominical
7,000 en la escuela diaria
97,000 en el hogar?
Sacando el porcentaje, resulta:
Menos del 1% empleado en la Escuela Dominical
7% en la escuela diaria, y
92% en el hogar
B.- ¿Por qué no dar preparación religiosa en donde el niño pasa la mayor parte de su tiempo: en
el hogar?
Recuerda que el culto familiar cambiaría a más de una familia. Aun es cierto que, la “familia que
ora junta, se mantiene unida”. No podemos dejar toda la enseñanza y preparación a un período de 45
minutos del domingo por la mañana, como tampoco dejaríamos toda nuestra alimentación para una sola
comida dominical.
La señora Susana Wesley, madre de 19 hijos, tomaba una hora cada tarde para orar; y vivía en
una época en que las madres hacían los vestidos de sus hijos y, frecuentemente, tenían que ser sus
maestras. No había lavadoras de ropa automáticas, ni se entregaban las mercancías a domicilio; y sin
embargo, ella utilizaba una “dulce hora de oración” cada día. No es de sorprender, que dos de sus hijos
llegasen a ser los grandes evangelistas Juan y Carlos Wesley.
Recuerda que, si las muchas ocupaciones para atender a tu familia no te dejan tiempo para orar,
tu familia sufrirá las consecuencias de “tu ocupación”.
Por lo tanto:
Aparta un tiempo definido por la mañana o por la tarde, cuando toda la familia puede reunirse,
aunque sean cinco o seis minutos.
Sujétate a ese tiempo, a pesar de cualquier posible interrupción.
No dejes que nada te aparte a ti y a tu familia de esta cita con el Señor.
D.- ¿Cómo podrás, como padre cristiano, evitar que el culto familiar sea monótono para tus hijos?
Puedes variar las lecturas bíblicas
o Una semana que sean relatos de aventuras, como la de David y Goliat, los muros de Jericó,
Gedeón y sus 300;
o la siguiente semana, narraciones de amor: Isaac y Rebeca, María y José; y así por el estilo.
La búsqueda de versículos añade deleite a la lectura de la Biblia.
Quizás cada sábado podrás ver cuál de tus hijos puede hallar un versículo más
rápidamente.
Con la ayuda de una concordancia busca varias referencias sobre un mismo tema: obediencia,
reverencia, honestidad, o cualquiera que sea el problema de la familia.
Si tienes Biblia con mapas a colores de la Tierra Santa, o tienes reproducciones de obras maestras
de pinturas religiosas famosas, únelas a tus lecturas bíblicas.
Vivimos en una época en que se ama la pintura; por tanto, utiliza los cuadros, pinturas, y
fotografías, para despertar el interés en el más grande de los libros que se han escrito: la Biblia.
Un cuadro vale tanto como 10,000 palabras.
Varía el período de oraciones. Este período puede ser de formulismo, o de poder espiritual. La
manera en que lo dirijas, determinará la diferencia.
o No hagas todas las oraciones tú mismo. Enseña a cada uno de tus hijos a orar en su propia
manera.
Puede ser una oración de una frase solamente; pero, una frase del corazón de tu
hijo, es mejor que ocho de una oración de fórmula. Tan pronto como sea posible, rompe
el hábito de que tus hijos sólo repitan oraciones aprendidas de memoria. Descubrirás que
les gusta más el momento de la oración, si pueden pronunciar sus propias oraciones.
Exprésales sincero elogio cuando oren bien.
o Si tus hijos tienen edad suficiente para leer, las peticiones pueden escribirse en hojas de
papel, y ponerse en un ánfora, y cada miembro de la familia tomará una, dos, o tres
peticiones. Esto añade el elemento de sorpresa que agrada a los niños.
o Orar por los misioneros, y aprender geografía, pueden unirse mediante este plan
Recorta un mapa de África, de América del Sur, o de otro campo misionero; y pega
el nombre de un misionero o misionera en el país donde este cumple su ministerio. De
este modo, tu hijo tendrá a la vista el país por el cual ora: “Amado Dios, bendice al
misionero “X”, de Nigeria, que trata de ayudar a aquellos leprosos a mejorar su salud, y
a encontrar a Cristo”. Este es un sencillo ejemplo de esta clase de oración representada
geográficamente.
El Señor te ayudará a desarrollar tus propias ideas para mantener el interés en el culto familiar, y
a mantener la fuerza espiritual de tu hogar, para el reino de Dios, y para todo el mundo.
Desafortunadamente, muchos padres tienen la actitud del esposo de la Sunamita, de quien se habla
en el capítulo cuatro de 2 Reyes. Cuando su hijo enfermó y clamó a su padre, éste dijo a uno de sus
criados: “Llévalo a su madre”. Muchos hombres repiten hoy la excusa de este padre: “Lleva a mis hijos
a su madre para su instrucción religiosa; yo estoy muy ocupado ganando dinero para vivir”.
Si no tienes en tu hogar el culto familiar, comiénzalo ahora, con todos los medios a tu alcance.
Recuerda: ¡Mañana puede ser demasiado tarde! Padres, “el futuro de vuestros hijos está en el hueco de
vuestra mano”, pero, preguntas: “Si comienzo el culto familiar, ¿puedo estar seguro de que esto llevará
a mis hijos a Cristo? ¿Se hará el milagro en nuestra casa? Nosotros creemos que se hará.
Por lo tanto, haced vuestra parte, padres. Instruid a vuestros hijos en casa, iniciando ahora el culto
familiar. Este es el primero, el más grande de los pasos que llevará a vuestros hijos a Cristo. No permitáis
que esta oportunidad escape de vuestras manos. Dios exigirá una respuesta algún día. ¿Qué vas a
responderle?
A.- ¿Por qué el énfasis en la Escuela Dominical como segunda recomendación para salvar las almas
de los miembros de la familia?
Porque el 82% del mundo eclesiástico procede de las clases de la Escuela Dominical.
Porque William James, el gran psicólogo, dijo: “Una persona raramente cambia sus costumbres
después de haber llegado a la madurez”.
Porque, como el presidente Woodrow Wilson afirmó: “No puede haber educación liberal, sin el
conocimiento de la Biblia”. La Escuela Dominical enseña la Biblia, su libro oficial de texto.
Estas tres razones, además de otras, podrían darse sobre por qué creemos que la Escuela
Dominical es “obligatoria” para ganar a tus hijos para Cristo, y solamente una verdadera enfermedad, o
alguna otra circunstancia verdaderamente imprevista, podría excusarte a ti o a tus hijos de no acudir a la
hora más admirable de la semana: la hora de la Escuela Dominical. Ni 40 minutos extra de sueño; ni la
visita a la tía, o al abuelo, pueden cambiarse por lo que la Escuela Dominical hace por tu familia.
B.- ¿Eres tú como el padre que no quiere que su hijo tenga demasiada “iglesia”?
¿Quieres que él decida por sí mismo sobre religión?
¿Dejarías que tu hijo decidiese si debe ser o no honrado, o veraz, o si va al templo o se queda en
casa?
¿Dejarías que tu hijo decidiese por sí mismo si es seguro jugar con fósforos?
¿Debe faltar a la escuela un día a la semana, para que no se canse?
Si no lo dejas decidir sobre esto, ¿por qué has de permitírselo en asunto tan importante como la
religión?
Si la Escuela Dominical que tienes próxima es lo que debe ser, tus hijos tendrán maestros
ganadores de almas. En verdad, en donde tú fracasas ellos tienen éxito. Por lo tanto, ora para que el Señor
utilice al maestro de la Escuela Dominical para que ayude a “Juanito” a ir a Cristo. Recuerda que fue un
piadoso maestro de Escuela Dominical llamado Eduardo Kimball, quien ganó para Cristo al gran
evangelista D. L. Moody.
El apóstol Pablo dijo a Timoteo: “Ocúpate de leer”, según lo que tus hijos lean, será lo que
llegarán a ser. Por lo tanto, usa la poderosa página impresa para llevar a tus hijos al Señor; pero recuerda
esto: los libros cristianos, la Escuela Dominical, y aun el culto familiar, fracasarán a menos que incluyas
el siguiente elemento esencial
A.- El ejemplo sigue siendo el mejor maestro. Medita en estas joyas de pensamientos:
“Puedes predicar un mejor sermón con tu vida, que con tus labios. Podemos hacer más bien siendo
buenos, que de cualquier otra manera” – Rowland Hill.
“El padre que azota a su hijo por jurar, y él mismo maldice mientras lo azota, hace mayor mal
con su ejemplo, que bien con su corrección” – Fuller.
“El ejemplo, es la escuela de la humanidad. Esta no aprenderá de ninguna otra manera” – Beecher.
“Como sea tu conducta delante de tus hijos, así será la de ellos detrás de ti” – Quarles.
“Hay un poder trascendente en el ejemplo. Reformamos a los demás inconscientemente cuando
andamos rectamente” – Switchine.
“Nadie predica mejor que la hormiga, y ella nada dice” – Franklin.
“Los padres se admiran de que las corrientes sean amargas, cuando ellos mismos han envenenado
la fuente” – Locke.
Los padres que quieren instruir a sus hijos sobre el camino que deben seguir, deben andar por el
mismo camino que quieren que sus hijos sigan.
Cuando Platón vio a un niño hacer un perjuicio, reprendió al padre del niño por el daño.
B.- Preguntas: “Bueno, ¿qué clase de ejemplo debo ser para mostrar a mi hijo que el cristianismo
es verdadero?”.
La Biblia tiene la respuesta en Gálatas 5:22: “… el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…”. Si muestras estas cualidades cada hora
de cada día, tus hijos sabrán que “has estado con Jesús”. La luz de tu vida les mostrará el camino hacia
Cristo.
Íntimamente relacionado con la forma de vida, se halla el siguiente paso para llevar a tus hijos a
Cristo
Una cosa es cierta: los padres deben estar de acuerdo en la necesidad de la disciplina. Los padres
que difieren en cuanto a esto, producen confusión en sus hijos. Deben estar de acuerdo en qué forma de
disciplina es mejor:
La conversación íntima
La supresión de algunos privilegios, o
El castigo corporal; y deben persistir en ello
Preguntas: “¿Por qué la disciplina me ayudará a guiar a mis hijos hacia Cristo?”. Aquí tenemos
varias razones:
Ejerce la disciplina amorosa, pero firmemente. Si pierdes la serenidad, o aplicas el castigo sin
misericordia, necesitas “la aporreada” más que tu hijo; pero si castigas a tu hijo con dolor de tu corazón
y mano firme, Dios te lo aprobará sonriente. Él lo utilizará como un paso para llevar a tu hijo hacia Sí.
Estas afirmaciones son trágicamente ciertas. Muchos magníficos padres cristianos pierden a sus
hijos precisamente por esto, porque no satisfacen las necesidades de la personalidad particular de cada
uno de sus hijos.
Por ejemplo: ¿Explicas a tus hijos los “hechos de la vida” en una forma cristiana, sensible, sin
desconcierto? Sólo he descubierto a un joven cristiano que pudo orgullosamente decir: “Mi padre
cristiano me dijo lo que debería saber acerca de la vida y el amor”. Los demás, concordaron diciendo:
“Nuestros padres fueron cobardes. No discutían los asuntos, como si fueran cosas pecaminosas. Por eso,
aprendimos en callejones apartados y en sucios libros y grabados”; y muy pocas madres cristianas hablan
a sus hijas de la santidad del sexo. ¿Son madres avergonzadas del hermoso plan divino de la
reproducción?
A causa del descuido paternal, sus hijos sufren complejos de culpa por el problema de la
masturbación; y muchas hijas son fuertemente heridas cuando comienza su menstruación. Una niña de
14 años se suicidó, pensando que su menstruación significaba que tenía una enfermedad venérea; y luego
los padres se admiran de por qué sus hijos se pierden en una descarriada multitud. La razón debe ser
obvia. Han encontrado a otros que tienen el mismo problema, que los comprenden y los escuchan cuando
les hablan de ellos.
Menos del 10% de los jóvenes a quienes se ha preguntado, han dicho que su decisión de llegar a
ser cristianos, fue tomada por influencia paternal.
La mayoría de ellos, señalaron como factores clave a sus “amigos” o al “sermón”.
Menos de la mitad, dijeron que podrían discutir sus problemas personales con sus padres, y más
de las dos terceras partes, preferían llevar sus problemas a sus amigos.
Al responder a la pregunta: ¿por qué no llegaste a ser cristiano antes?
o 37% dijeron que no habían tenido oportunidad
o 17% respondieron: “Pensaba que ya era cristiano”
o Solamente 13% dieron el “temor y el orgullo” como razones.
Padres, determinaos ahora a hacer que vuestros hijos sepan que pueden referiros todo, cualquier
problema, cualquier proyecto, y que vosotros les comprenderéis. Cuanto más cerca se sienta esa alma de
vosotros, más llegará a Dios.
La señora J. G. Kruger, de Canadá, que es madre y abuela, cree en las conversiones a edad
temprana, y lo ha probado en su propia familia. He aquí sus palabras: “¿Existe mayor tragedia, más
grande tristeza en este mundo, que haber criado hijos e hijas que están todavía sin Cristo? Cada grupo de
oración, recibe angustiosas solicitudes como la siguiente que se me presentó: Por favor, oren por la
salvación de mis tres hijas grandes. Siendo madre, puedo comprender tal pena; pero, con todo el amor y
la mayor ternura, debo decir: Madre, quizá ignorantemente cometiste el mayor error que puede cometer
una madre: No hiciste lo que hicieron las madres de Salem, no llevaste a tus hijos a Cristo cuando aún
eran pequeños. Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el
reino de Dios, Mr. 10:14. Claramente les impedimos, si no les damos la oportunidad de decidirse a
aceptar a Cristo”.
“Madres, y padres también, no hay razón alguna por la cual un niño de cinco a ocho años no sea
cristiano. Yo amo a los niños, y en mis años de trabajo en el evangelismo infantil, y en mi propia familia,
he descubierto que difícilmente hay un niño que no reciba a Cristo, si se le explica su condición de
perdido, y el sencillo camino de la salvación”.
“No hay razón alguna, cuando confiamos en Dios, para que se descarríe el niño que es enseñado
como dice Deuteronomio 6:7: “… y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y
andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. La Palabra de Dios también dice: Instruye
al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, Pr. 22:6. Esa es la Palabra de Dios,
y yo he hallado que Su Palabra es fiel, aunque hace algunos años no comprendía la facilidad con que mis
hijos más jóvenes pudieron ser llevados a Cristo”.
“El temor, y el terror de que mis propios hijos se perdieran, angustiaba mi corazón, y me llevaron
a traer a cada uno de mis hijos a aquel que dijo: Dejad a los niños venir a mí. Se me dijo: Sí, son salvos
ahora, pero se descarriarán. Otra vez, con temor y temblor, clamé: ¡Oh Dios, confiaré en ti para que los
guardes, mientras yo, con tu ayuda, haré lo mejor que pueda para instruirlos conforme a tu Palabra! No
se descarriaron, sino que ahora son felices en Su servicio y en prepararse para él. Dos son hoy misioneros
en África”.
“Guié hacia Cristo a mi nieto de cuatro años y medio. Un niño difícil de tratar. Dos semanas
después, él tuvo que hacer algo que su madre quería, y quedó malhumorado. Amablemente le dije al
oído: ¿No crees que Jesús se alegraría si fueses con tu mamá, y le dijeses: lo siento, mamá, perdóname?
Inmediatamente dijo: Sí; y corrió a la cocina con sus brazos extendidos, hasta que su madre lo detuvo.
Entonces dijo, abrazándola: Lo siento, mamá. Nunca antes había hecho nada semejante”.
C.- ¿Estás seguro que tus hijos han nacido otra vez, según el capítulo tercero del Evangelio de
Juan?”.
“Determínate ahora a asegurar que tus hijos reciban a Cristo mientras sean pequeños. ¡Mañana
puede ser demasiado tarde!”.
A.- La religión negativa, de cara larga, hace que se rebele el corazón de la persona joven
Tarde o temprano tratará de “saltar las trancas”, y gozar de la vida en mala forma.
B.- No puedes esperar que tus hijos sean como adultos; los muchachos son muchachos
Algunas cosas que querrán hacer, tal vez no te gusten, pero si la Biblia no prohíbe esas
actividades, tómalas en consideración.
El cristianismo está lleno de tradiciones de hombres, y quizá tus decisiones sean causadas por
estas tradiciones, y no por lo que dice Dios.
Toma, por ejemplo, los deportes. Muchos padres cristianos prohíben a sus hijos que vayan a un
juego de pelota, o a un torneo de baloncesto, o a otro deporte sano, porque estos juegos no interesan a
los padres; y porque los padres se disgustan con tales actividades, es fácil para ellos creer que Dios se
desagrada de ellas también. Tal vez no sea así, a menos que el juego se tenga en el día del Señor, o se
hagan apuestas, o se juegue al azar en ese deporte.
Se le dice a Juanito: “No puedes ir; ese no es un lugar para cristianos”. ¿Qué ha de hacer Juanito?
Murmurar por teléfono, como lo hace su madre “cristiana”, o hartarse a la hora de la cena, como su padre
“cristiano”. Éstos hábitos de “adultos”: la murmuración, el libertinaje, están condenados en la Biblia; el
béisbol ni siquiera se menciona. No nos sorprende que Juanito se halle confundido. Tampoco nos
sorprende que sueñe, en medio de sus lágrimas, en el día cuando hará sólo lo que él quiera. ¿Cuál es la
solución a este problema?
Condenar todos los deportes, todas las radiotransmisiones, todas las proyecciones de televisión,
es ser “demasiado estrictos”.
Íntimamente relacionado con este punto, se halla otra llave para el alma de tus hijos
X.- MANTÉNLOS OCUPADOS EN ACTIVIDADES CRISTIANAS CONSTRUCTIVAS
El antiguo adagio: “Satán halla trabajo para las manos ociosas”, es del todo verdadero; pero
también es cierto que “Cristo dará ocupación a las manos voluntarias”.
Muchos padres cristianos necesitan aprender a destacar lo positivo. Haz del cristianismo una vida
de “afirmaciones”, más que de “negativas”, y tus hijos lo amarán.
Aquí tenemos un ejemplo: Si no quieres que Juanito vaya a un lugar dudoso de diversión, dile
que tienes proyectado algo mejor y más emocionante. Puede ser un paseo para contemplar la naturaleza,
una oportunidad para mostrarle algo de la obra de Dios. O, ¿qué te parece una competencia de
distribución de folletos en la ciudad? Ver quién puede distribuir mayor número de folletos: Juanito, o el
papá. En otras palabras, equilibra tu mandato negativo con alguna acción positiva. Los niños aman la
actividad. Ellos tienen una energía sin límites. ¿Por qué no canalizas esta actividad hacia el servicio
cristiano? Tus hijos querrán venir a Cristo.
Recientemente, un padre cristiano refirió a un ministro: “Antes de que yo lo supiera, mi hijo había
adquirido el hábito de fumar. Quise ayudarle a vencer ese vicio, pero descubrí que ya éste tenía un
poderoso dominio sobre su vida, y me dijo que no podía destruirlo… Hoy, es un próspero negociante,
pero piensa que no puede ser cristiano mientras no destruya el poder de la nicotina. ¡Si solamente hubiese
podido evitar antes de que llegar a ser tan dominante!”.
B.- Cristo puede destruir los más fuertes hábitos; pero, algunas veces, es difícil convencer al
pecador de esto.
Ve sobre seguro, atendiendo a éstos hábitos cuando aparecen.
Muestra a tus hijos cómo éstos pueden llevarlos al cáncer, al robo, y a otros trágicos callejones
sin salida.
Algunas veces, ayuda una buena “conversación” sobre esto. Otras veces, hacen más bien el
“amor” y la “paciencia”.
C.- Pide a Dios sabiduría para descubrir los hábitos que fácilmente adquirirán tus hijos.
D.- Pide fortaleza para tratar con ellos en forma firme, pero cristiana; esto te ayudará a ganar a
tus hijos para Cristo.
Lot escogió Sodoma para vivir, teniendo un punto de vista puramente materialista. Sodoma, moral
y espiritualmente, era el peor lugar que podía haber escogido; pero, como muchos padres cristianos en la
actualidad, pensó que “negocios son negocios”. Como resultado, sus hijas obraron mal, y su esposa, que
amaba a Sodoma, se convirtió en estatua de sal. Lot debió haber pensado en este impío ambiente, antes
de preferir esa inicua ciudad.
Joubert ha observado sabiamente: “Todos nosotros somos como ecos, que repetimos
involuntariamente las virtudes, los defectos, los movimientos, y los caracteres de aquellos entre quienes
vivimos.”.
Antes de que decidas cambiarte a una nueva comunidad por provecho material, pregúntate:
¿Significará esto pérdida espiritual para mi familia? Recuerda que “los pasos en el camino de un hombre
bueno, son ordenados por el Señor”, y así también sus “altos” en el camino. ¿Debes cambiarte, o
quedarte? El Señor te lo dirá, si verdaderamente quieres conocer su voluntad.
Una escuela laica puede ser lo mejor para tu “genio”, si estás seguro de que está bien firme en su
fe y bien capacitado para refutar las condenables doctrinas de la evolución, y las muchas llamadas
“ciencias”, pero si Juanito ha tenido dificultades como cristiano en la escuela, piénsalo dos veces, antes
de ponerlo en un ambiente agnóstico de una escuela laica.
Protege a tu adolescente mediante sabia orientación en su educación superior. La escuela a la cual asista,
puede determinar su destino eterno; y luego, recuerda que tus hijos desarrollados proyectarán seguir por el sendero
con quienes haya escogido para su vida. Entonces, tú puedes proporcionarles el conocimiento de tus años de
experiencia; y si lo das en forma no dogmática, sino como ayuda, tus hijos te lo agradecerán.
Una palabra final con respecto a ganar a tus hijos para Cristo
Jorge Müller, el gigante de la fe, oró diariamente por la salvación de dos hombres. Aún en su lecho de
muerte, el señor Müller creía que Dios contestaría sus oraciones, y que salvaría a esos dos hombres. Poco después
de su muerte, un poderoso avivamiento inundó esa parte de Inglaterra, y esos dos hombres fueron genuinamente
convertidos.
Durante varios años, una madre encanecida oró por la salvación de su hija, una hermosa maestra de
escuela. Cuando la hija triunfó en un concurso de belleza, y Hollywood le ofreció un contrato, la madre le dijo:
“Si vas a Hollywood contra mis deseos, iré contigo, para orar por ti hasta que vuelvas al Señor”.
La voluntariosa hija fue a Hollywood, y también su mamá. Mientras la bella joven actuaba, su madre iba
tras el escenario para orar por su hija.
“Finalmente no pude seguir”, confesó la hija, “Dios contestó las oraciones de mi madre, convenciéndome
de mis pecados y egoísmo. Llegué a ser muy desdichada, y permanecí en esa desgraciada condición hasta que me
arrepentí ante el Señor. Ahora soy salva y feliz, ¡sirviéndole!
Dios, quien contestó las oraciones de esta madre, responde a tus oraciones.
Él te ayudará a ganar a tus hijos para Cristo. Confía en su ayuda HOY.
INVITANDO A LOS NIÑOS A CRISTO
Los niños pueden ser alcanzados por el evangelio de Jesucristo. Un obrero de niños llama al grupo
de jóvenes preadolescentes
“El campo misionero más fructífero del mundo”. Un investigador evangélico estima que,
“El 80% de todos los convertidos a Cristo, son ganados antes de cumplir los quince años.
Muchas organizaciones eclesiásticas como la Confraternidad para la evangelización de los niños,
Pioneras para Cristo, Awana, Brigada de servicio cristiano, Pan de vida, etc., existen con el único
propósito de ganar a cada generación de niños para el Salvador; pero….
El hecho de que en la evangelización de los niños éstos han sido víctimas de abusos, no sugiere
que debería ser abandonada. Al contrario, Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de Dios”, Mt. 10:14. En otra ocasión, él amonestó a los discípulos con
estas palabras: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” Mt. 18:3.
En forma similar, el apóstol Pablo recordaba a Timoteo: “Que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación”, 2 Tim. 3:15.
Charles Haddon Spurgeon, considerado por muchos como el más grande predicador expositivo
de Gran Bretaña, creía que un niño de sólo cinco años podía recibir a Cristo como Salvador.
La mayoría de los psicólogos evolucionistas, están de acuerdo en que, entre los cinco y los nueve
años, el niño comienza a desarrollar su conciencia, que le permite distinguir internamente entre el bien y
el mal. Aunque no hay consenso entre los psicólogos acerca de la edad exacta en que aparece la capacidad
(la que difiere en cada niño), generalmente se está de acuerdo en que la conciencia es totalmente
operacional antes de la adolescencia. Esta observación tiene implicaciones teológicas significativas.
Como concluye el doctor Cos Davis: “Si un niño ha alcanzado el grado de madurez en el que es
moralmente responsable, también es responsable ante Dios por sus pecados”.
La historia confirma que los niños pueden ser evangelizados efectivamente y ganados para Cristo.
Jonathan Edwards, líder del gran avivamiento, tenía sólo siete años cuando se convirtió.
Corrie Ten Bom y Ruth Graham, vinieron a Cristo a la edad de cinco años.
El evangelista Leighton Ford, también sse convirtió a los cinco años.
El escritor de la biografía de Ford, relata el día del evento: “Los niños… fueron a una casa
en Keswick, de Canadá, para la “hora feliz” diaria de Frances Thomas. Leighton, un poco más
alto y delgado que la mayoría, tomó su lugar en la fila del frente. Con su franelógrafo, el pizarrón,
y coloridas ayudas visuales para la enseñanza, la ex misionera en China, mantenía a los pequeños
embelesados con la historia de Nicodemo, ese distinguido maestro judío que una vez le preguntó
a Jesús: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?”; y luego, como lo hacía cada mañana en
Keswick, la señorita Thomas pedía a los niños que levantaran su mano si querían responder a la
invitación de Dios para salvación. La mano de Leighton se levantó”.
“No, Leighton”, susurró la señorita Thomas, “Tú eres demasiado pequeño. Por favor,
quédate quieto”.
“Nuevamente hizo la invitación, y otra vez Leighton levantó la mano. Ella trató otra vez
de disuadirlo”.
“La tercera vez que la mano de Leighton se levantó, la señorita Thomas percibió que el
niño de cinco años había entendido, y que estaba preparado para comprometerse con el Salvador”.
La conversión de Leighton Fort fue real. Dios usó los esfuerzos fieles de una ex misionera para
ganar al niño para Cristo. Hoy, Leighton Ford es un evangelista internacionalmente conocido, y
vicepresidente de la Asociación Evangelizadora Billy Granham.
Más allá de la opinión de los hombres, el dejar el contenido del evangelio fuera de la presentación
evangelizadora no es una opción. El evangelio sólo, es poder de Dios para salvación (Ro. 1:16).
Hay algunas otras que necesitan ser redefinidas para las mentes de los niños.
Todos pueden relacionarse con la frustración que deben experimentar los niños cuando se
confrontan con estas “lenguas extrañas”. Es muy común que uno vaya al médico, al especialista, o al
abogado, y después, salga del consultorio, o de la oficina, sin entender lo que dijo el experto.
Cos Davis, observa: “Este es el tipo de confusión que enfrenta un niño cuando asumimos que va
a entender lo que intentamos comunicarle con palabras religiosas. Sólo por el hecho de que apruebe lo
que estamos diciendo, no significa de ninguna manera que está comprendiendo”.
Un evangelizador de niños dice: “Si usted les dice a los niños que Jesús “vertió” su sangre, ellos
pueden imaginar a Jesús vaciando su sangre en una cubeta. Si usted les dice que dejen que Jesús entre en
sus corazones, pueden pensar: ¿Cómo es posible que un hombre ya crecido puede realmente entrar o
caber en su corazón? Esto me sucedió cuando comencé a enseñar a los niños… Un hombre joven vino a
mí después de la reunión, y me llamó “mentiroso”, pues dijo: Lo que usted está enseñando es un conjunto
de mentiras. Acabo de salir de mi clase de ciencias, y no hay forma de que un hombre pueda entrar en
mi corazón”.
Para la mente literal de un niño, “lavado en la sangre” podría traer imágenes terribles a su
conciencia ingenua. Hay que explicar con cuidado el concepto de tales palabras, al igual que otras que
frecuentemente usamos.
El lenguaje abstracto debe ser definido concretamente, e ilustrado, para la satisfacción del niño.
¿Qué bien hace usar una terminología correcta, si no se entiende? Términos como los mencionados en la
lista anterior, deben ser transmitidos al lenguaje de los niños.
E.- Todo mensaje del evangelio dirigido a los niños, debiera comenzar con
1.- El hecho del amor de Dios. Los niños deben estar seguros de que Dios los ama, se preocupa por ellos,
y quiere ser su Amigo para siempre.
2.- Se les debe enseñar que Dios es su Creador. Que él los hizo, y que él es responsable por su existencia.
La mayoría de ellos no tendrá problemas con estos conceptos básicos.
Éstos, son pecados que un niño comprende, porque son actos de rebelión que él comete.
4.- El niño también necesita comprender que el pecado es un acto que comete en contra de Dios, tanto
como en contra de sus padres, hermanos, y amigos.
El pecado es elegir hacer lo que él quiere, cuando Dios quiere que haga otra cosa.
5.- Debería explicarse, en consecuencia, que el pecado conduce a una consecuencia drástica: merece un
castigo.
El niño debe comprender que sus pecados no van a quedar sin castigo (Ro. 6:23). Así como sus
padres lo castigan por sus actos de rebeldía, Dios hace lo mismo. Esta retribución no niega el amor de
Dios hacia el niño, de la misma forma que los actos de disciplina de sus padres, tampoco niegan su amor
hacia él.
6.- El predicador puede ahora desarrollar el punto central de su mensaje, el evangelio de Jesucristo.
Es importante explicar a los niños que, aunque el pecado debe ser castigado, Dios les ama, y no
desea verlos sufrir las consecuencias de este. Por eso Dios dejó el cielo, vino a la tierra, tomó forma
humana, y murió en su lugar. Dios tomó personalmente el castigo que les correspondía a ellos.
Este sacrificio en sustitución del propio pecado, tiene que ser presentado con claridad a los niños.
Si se explica en términos concretos
Cuadros que ilustren las palabras, los niños pueden entender esta gran verdad. Muchas casas
publicadoras afiliadas a la iglesia, y muchas organizaciones eclesiásticas tienen materiales
impresos para ayudar al obrero de niños a ofrecer, en forma efectiva, el mensaje del evangelio.
La Liga para la Evangelización del Niño, produce una variedad de lecciones de franelógrafo que
explican claramente, y en el lenguaje de los niños, la muerte de Cristo en la cruz.
Ayudas Visuales, Inc., ha producido una serie de
Lecciones bíblicas ilustradas y
Lecciones objetivas, como el famoso “Libro sin palabras”, para ayudar al obrero cristiano a
enseñar efectivamente el evangelio a los niños.
Algunas veces, una simple historia ilustrada (como “El barquito recuperado”), puede
llevar al corazón de los niños las verdades bíblicas de la expiación.
7.- Cualquiera que sea el método concreto que se usa para comunicar la verdad del evangelio, es
imperativo que se enseñe a los niños un concepto adecuado de la cruz.
Como señala un comentarista, la cruz significa: un Dios que deja nuestros pecados en manos de
una tercera persona inocente. Esta falsa interpretación, causó que una niñita dijera: “Yo amo a Jesús,
pero odio a Dios”. Los niños deben ser llevados a darse cuenta de que fue Dios mismo quien tomó el
castigo que les correspondía a ellos.
8.- Todos los mensajes de evangelización efectivos, incluyen la verdad de que Jesús fue levantado de los
muertos, y que, como un Salvador viviente, va a aceptarnos como sus amigos para siempre, sobre la base
de su muerte. Los niños no cuestionan la resurrección literal. La aceptan como un hecho.
9.- Al presentar el evangelio, es sabio recordar que la atención de un niño es breve. No deje que la historia
decaiga. Sea entusiasta, enseñe la verdad central: el sacrificio en sustitución, y repítalo frecuentemente.
La repetición es la clave. Nadie es salvo aparte de la comprensión de la cruz. Esté seguro que usted está
transmitiendo esta verdad.
Arrepentimiento. George B. Eager cree que todo mensaje del evangelio para los niños debe ser
seguido de un llamado al arrepentimiento. Éste incluye un reconocimiento de parte del niño de
que sus pecados causaron la muerte de Cristo; y necesita darse cuenta de las terribles
consecuencias del pecado, el precio que Dios pagó para rescatarlo. Un corazón arrepentido, es
producido a través del poder convincente de la Palabra (Heb. 4:12), y del Espíritu Santo (Jn.
16:8). El Señor Eager, siente que el arrepentimiento debería ser explicado a los niños como “estar
lo suficientemente tristes por los pecados, que deseen dejarlos”.
Adicionalmente, el niño necesita comprender que, a menos que se arrepienta, tendrá que
dar cuenta a Dios por sus pecados. los niños entienden el juicio mejor de lo que nosotros
pensamos.
Fe. Es fácil llevar a un niño a creer en Cristo como su Salvador. Ellos responden al amor. La
confianza se inculca en los niños desde la infancia. De hecho, el doctor Erick H. Erickson, un
psicólogo del desarrollo, famoso mundialmente, observa que el primer estado del desarrollo
psicosocial del niño, es el de la confianza.
A causa de su necesidad, el niño tiene una capacidad innata para creer o confiar en otro. Como lo
explica claramente el doctor Cos Davis: “Desde el tiempo de la concepción, hasta el crecimiento, el niño
es dependiente de los padres y de otros que le brindan cuidado, para hacer por él lo que él no puede hacer
por sí mismo. Así, sus necesidades físicas, emocionales, sociales, intelectuales, y espirituales como una
persona creciente, dictan que él debe ser capaz de confiar en otros para que le ayuden a satisfacer estas
variadas necesidades. Más que en cualquier otra etapa o posición en la vida, el niño ha de confiar en
otros. Al ver la confianza de un niño reforzada por aquellos que conscientemente buscan satisfacer sus
necesidades, es algo tremendamente importante y bello”.
“Tan tremenda como la necesidad del niño de confiar es su habilidad para confiar. El niño está
tan seguro de que sus padres pueden hacer todo lo que se necesita, que esto nos desarma y humilla. ¡Qué
simple y pura es su fe! Él niño permite a los adultos que se preocupen sobre los detalles de cómo satisfacer
sus necesidades, y simplemente cree que van a hacerlo. Le demora un tiempo darse cuenta de que la fe
absoluta que tiene en nosotros, de alguna manera está mal situada”.
“Uno de los pensamientos más serios que podrían ocupar la mente de los padres, es que la primera
fe del niño está en ellos. ¡Qué tremenda responsabilidad ser el primer objeto de la fe de una vida en
desarrollo!”.
Los niños pequeños expresan su fe de muchas maneras. Oyen un trueno, y pueden correr a sus
brazos por protección. Ellos le hacen saber cuándo están mojados o sucios, con la seguridad de que usted
va a tener cuidado de ellos. Simplemente, asumen que usted va a cuidar de su alimento y vestimenta.
También esperan que usted les va a poner límites, para protegerlos de ellos mismos y de las cosas del
mundo que les pueden hacer daño. Todas estas, son expresiones de la fe del niño”.
“Los psicólogos del desarrollo del niño, enfatizan el sentido de confianza, como una de las
primeras tareas del desarrollo que el niño debe alcanzar. La confianza es desarrollada cuando los padres
satisfacen las necesidades básicas del niño. Por ejemplo: Alimentar al niño cuando tiene hambre, indica
que usted se preocupar por él. Traduce su respuesta a su necesidad como: confianza. En cualquier estado
del desarrollo, satisfacer la necesidad del niño, le ayuda a confiar en usted”.
“Cuando uno entiende cómo se desarrolla la habilidad para confiar, no es sacrílego decir, que el
padre es el primer “dios” del niño. Antes que él pueda concebir la posibilidad de la idea de Dios, él cree
sólo en sus padres. Ellos asumen un papel de intermediario en su peregrinaje de la fe en Dios”.
“Los padres, los primeros objetos de fe del niño, influyen en su habilidad para confiar en otras
personas, y, finalmente, en Dios. El niño sano, está listo para hacerse de amigos, y para confiar en
personas adultas significativas tales como un maestro, el pastor, o un doctor. A medida que la vida se
expande, y las experiencias se multiplican, el niño que crece va a aprender a usar la fe que le han enseñado
en todo tipo de relaciones.”.
“Es de esperar que haya un tiempo cuando su fe en los padres, va a permitir al niño poner su fe
en Jesús como Salvador. Sin tomar real conciencia, la fe del niño ha estado en el proceso de transferencia
entre el padre y Jesús por algún tiempo. La simple y confiada fe en sus padres, es expresada en forma
suprema a Jesús como Dios. Su conciencia creciente en los padres como personas falibles, no va a
permitir que el niño siga confiando en ellos completamente como en Dios, pero, la transferencia de esta
fe simple, puede ser hecha a Dios, que no tiene falta. Los mejores padres tienen faltas, y se complacen
en saber que sus niños han puesto su fe en Uno que no les va a fallar”.
A causa de la temprana capacidad del niño para confiar, no es difícil guiarlo a Cristo.
A través del uso del versículo de Juan 3:16, el obrero cristiano puede mostrar al niño, con la
Escritura, lo que Dios espera de él. Puede hacerlo sustituyendo los pronombres con el nombre del niño,
para personalizarlo: “Porque de tal manera amó Dios a Guillermo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que Guillermo que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
IV.- EXTENDIENDO LA INVITACIÓN
No es suficiente decir al niño qué hacer. El obrero debe dar al niño la oportunidad de hacerlo.
Debe extenderse una invitación para que se arrepienta inmediatamente de sus pecados, y confía en Cristo
como su Salvador.
Aquí hay algunas sugerencias prácticas de la forma de hacer la invitación.
A.- Sea consciente de que los niños pequeños son susceptibles de sentir la presión de compañeros.
Usualmente, los niños menos agresivos van a seguir al líder del grupo. Esto podría crear un
problema mayor. Si el líder levanta la mano, o pasa adelante, muchos otros pueden seguir su ejemplo,
resultado esto en pseudo-decisiones. Si el líder no respondiera, otros podrían hacer lo mismo. La presión
de compañeros puede ser una barrera importante para la invitación efectiva de los niños a venir al
Salvador. Ellos quieren sentirse parte del grupo. Ninguno quiere sentirse extraño.
Extendiendo una invitación que no sea “pública” en su naturaleza. Es sabio, al extender una
invitación del evangelio a los niños, que todos los presentes inclinen su cabeza y cierren sus ojos. Una
vez que nadie mira, el evangelista puede pedir a aquellos que desean recibir a Cristo, que miren hacia
adelante por un momentito, y captar su atención, o que simplemente levanten su mano brevemente. Este
procedimiento elimina la presión de los compañeros, ya que nadie sabe lo que los demás están haciendo.
B.- El ministro debe tener cuidado de no hacer creer a los niños que deben responder positivamente
al evangelio sólo por complacerlo.
La naturaleza de los niños pequeños tiende a complacer a las figuras adultas de autoridad. Es
esencial que sus motivos para venir a Cristo sean puros, no para ganar la aceptación o el apoyo del líder.
Este enemigo de la evangelización de los niños, puede ser combatido por el obrero, si evita decir
cosas tales como: “No hay cosa que me complacería más, que el que alguno de ustedes venga a Cristo”.
El niño necesita conocer que la decisión que está haciendo por Cristo es para su propio bien, y que al que
está complaciendo es a Dios.
C.- El obrero nunca debe manipular al niño ofreciendo recompensas, o privilegios especiales, en
respuesta a su decisión.
Algunos programas de evangelización de niños, están basados en un sistema de retribuciones y
promociones. Uno debe cuestionar la legitimidad de cualquier decisión que se haga vía inducción.
E.- Es imperativo que aquellos niños que levantaron sus manos, reciban consejo personal
inmediato, sea privadamente después de la reunión, o tan pronto como sea posible, a través de una
visita a sus hogares.
En este tiempo, ellos necesitan que se les diga de la necesidad de compartir su decisión con otros.
El gran peligro de las invitaciones públicas es que, al hacerlas, los oyentes responden, alguien
toma nota de cuántos respondieron, y ¡eso es todo!; pero, decidir aceptar a Cristo, y aceptarlo de verdad,
no siempre es lo mismo.
Hay tres aspectos distintivos en la acción de la voluntad al aceptar a Cristo como Salvador:
1.- Consideración
Se fija la atención en una alternativa, se descarta, y luego se fija la atención en otra. Muchas veces,
la deliberación lleva a abandonar la idea sin hacer nada al respecto. El período de deliberación, o de
“meditarlo bien”, a veces se hace muy largo. Es un tiempo de pensar en el asunto desde distintos puntos
de vista.
2.- Decisión
El debate debe llegar a un final y a una decisión. Después que el hijo pródigo debatió su condición,
dijo: “Me levantaré e iré a mi padre”. La decisión pone punto final a la deliberación, y requiere un
esfuerzo de la voluntad. “Tomar una decisión” no siempre es fácil. Ya que la decisión es mejor cuando
va unida a una acción, psicológicamente es correcto levantar la mano, o hacer algún otro gesto similar,
que indique que se tomó una decisión.
3.- Acción
La tercera cosa, es consumar la decisión. Muchas veces no se lleva a cabo una buena decisión. El
secreto de llevar al éxito fina una decisión de la voluntad, está en encontrar el camino para ejecutarla.
Como maestro, usted debe sugerir un plan para ayudar a sus alumnos a tomar su decisión.
A.- “Me gustaría hablar con quienes han creído en el Señor Jesucristo. Vamos a cantar otro coro, y luego
terminaremos la reunión. Si tú has creído en el Señor Jesús, o quisieras aceptarlo como tu Salvador, pero
no sabes cómo, ven aquí mientras los demás se retiran, y conversaremos acerca del Señor Jesucristo y
de cómo puedes llegar a ser un hijo de Dios”.
Luego, se canta un último coro, se hace una oración final, y se despide al resto del grupo.
Nunca ha dejado de ser un milagro el hecho de que, entre el bullicio, la animación, y el apuro
para salir, hubiera más de un niño que se acerque.
Algunos vacilarán, moviéndose con lentitud y recorriendo un camino indirecto.
Otros, vendrán en forma directa.
Algunos vendrán haciendo ruido.
Algunos más, vendrán en silencio, y turbados; pero vendrán. Éstos, serán luego atendidos ya sea
en grupo, haciendo confesiones individuales de su fe persona, o, si hay consejeros disponibles,
serán aconsejados personalmente acerca de las bases del evangelio. Podría, tal vez, utilizar de
nuevo, en forma de síntesis, el libro sin palabras.
B.- Otro método para hacer una invitación pública, es pedir a los niños que inclinen su cabeza y cierren
sus ojos.
Brevemente, se repiten las cosas fundamentales, y se da la oportunidad para tomar una decisión.
“Inclinemos la cabeza, y cerremos los ojos. Que nadie esté mirando. Junten sus manos, y les pregunto:
¿Hay algunos de ustedes que nunca ha aceptado al Señor Jesús como Salvador y ahora quiere recibirlo
en su corazón? Si quieres hacerlo, o si lo hiciste hoy, levanta tu mano para que yo te pueda conocer, y
saber así que quieres recibirlo. ¿Hay alguien?”. Siempre es mejor decir “hay alguien”, para que ésta sea
una invitación individual. No señale a los que levantan sus manos. Los niños levantarán su mano muchas
veces más y más alto. En lo que a ellos respecta, no hay otros involucrados en la invitación.
C.- Mientras que los niños tienen aún su cabeza inclinada, guíelos en oración, pidiendo a los niños
creyentes que oren en silencio. Con su cabeza todavía inclinada, pida a los niños que levantaron sus
manos, que pasen al frente.
Haga una breve invitación a los demás. Diga a los que no levantaron sus manos, pero quisieran
ahora recibir al Salvador, pueden pasar al frente porque usted quiere hablar con ellos acerca del
Señor.
Deberá esperar un poco de tiempo, y repetir una o dos veces lo que quiere que hagan. Deles
suficiente tiempo.
Luego, con el grupo delante de usted, explique brevemente el mensaje otra vez, tal vez usando
otra vez el libro sin palabras, y
Lléveles a un lugar aparte y hable con ellos. Envíe al resto del grupo a una sala adyacente, o de
por terminada la reunión, y continúe en el mismo lugar sólo con los niños que han tomado la
decisión.
El espíritu de decisión individual, y la atmósfera de oración, evitan una respuesta masiva
sin fundamento.
Señale los cinco pasos básicos del evangelio indicándolos con los dedos, pidiendo que los niños
los repitan:
Dios me ama
He pecado
Cristo murió por mí
Yo creo en él
Recibo la vida eterna
2.- Por momentos, haga preguntas contundentes para examinar la comprensión que el niño ha tenido de
alguna fase particular de la verdad que le está presentando.
3.- Al leer los versículos que utilice para comprobar las verdades de la Palabra, haga una pausa para hacer
las preguntas que le permitan apreciar la comprensión de los niños, y que confirmen la verdad.
Veamos algunos pasajes que podría usar, y también algunas preguntas útiles.
Romanos 3:23
o ¿Cuántos han pecado?
o ¿Significa que nosotros también hemos pecado?
o ¿Significa que tú has pecado?
o ¿Es pecado mentir?
o ¿Tú puedes borrar un solo pecado?
1 Corintios 15:3,4
o ¿Por quién murió Jesús?
o ¿Murió por tus pecados?
1 Pedro 2:24
o ¿Qué hizo Dios con nuestros pecados?
o ¿Cargó también tus pecados?
Apocalipsis 3:20
o ¿Entrará el Señor Jesús a nuestro corazón si se lo permitimos?
o ¿Tú le dejarás entrar a tu corazón?
o ¿Él prometió entrar?
o ¿Tú lo invitaste a entrar?
o Entonces, ¿entró?
o ¿Puedes señalar con tu dedo el versículo donde Dios hace esta promesa?
4.- Cuando usted utilice otros pasajes, y cuando la ocasión lo requiera, le vendrán a la mente otras
preguntas. Al hacerlas, demuestre que espera respuestas verbales. No siempre es suficiente el
asentimiento con la cabeza. Las respuestas verbales son mejor. Usted tendrá que formular la pregunta
varias veces, o tal vez, reformularla, antes de que obtenga la primera respuesta. Sin embargo, la
experiencia demuestra que, una vez que se rompe el hielo, llega la respuesta. Luego de la primera
respuesta dada, tal vez, con vergüenza y timidez, viene una completa libertad para contestar otras
preguntas y, al desaparecer la timidez, el niño dará sus respuestas tan pronto como comprenda la verdad.
E.- Asegúrese de mantener presente el propósito de que el niño reciba a Cristo – Ap. 3:20
Tantas veces como sea necesario, enfatice el hecho de que la salvación viene por creer en el
mensaje de Dios, el evangelio, y por recibir a una persona: al Señor Jesucristo. No confunda este
propósito con ninguna otra cosa, por importante que le parezca. El Señor tiene su manera de obrar para
que las cosas salgan bien. Su objetivo al enseñar, es que los niños abran el corazón frente a usted. A
través de esa puerta abierta, usted espera que ellos reciban a Jesucristo como su Salvador personal,
permitiéndole que viva para siempre en su vida. Manténgase firme en el lograr ese objetivo.
Apocalipsis 3:20 es un pasaje básico que se usa en forma casi exclusiva con relación a esto. Se
presenta aquí, una transacción que el niño puede entender. Si surgen dudas, deben ser aclaradas. Una
niña de cinco años, después de haber oído este versículo, dijo: “Pero ¿cómo puedo abrir la puerta?”. El
obrero lo relacionó con alguien que toca a la puerta de su casa para entrar, y se le explicó, con brevedad,
que para que esa persona entre, debemos darle permiso. Ella, entonces, respondió de forma inmediata:
“Ah, ¡ya sé! Él no entrará hasta que lo dejemos entrar, ¿verdad?”. En seguida, inclinó su cabeza, y en
una oración, recibió a Cristo en su corazón.
Con frecuencia, las instrucciones completas se dejan en manos de otros. En todo caso, deben
dejarse en las manos del Maestro, y debemos hacer el seguimiento de cada niño en oración, confiando
en que lo que Dios comenzó en la vida de ese niño en particular, lo perfeccionará hasta el día de Jesucristo
(Fil. 1:6).
En ninguna ocasión debe dejar al niño, sin darle, basado en la Palabra de Dios, la seguridad de la
salvación. Puede usar los pasajes de Juan 1:12 y 5:24.
Instruya al niño en aquellas cosas que él puede comenzar a hacer ese mismo día:
Leer una porción de la Biblia cada día
Orar regularmente, y en cada oportunidad que sea necesario y tenga oportunidad
Confesar ante otros a Cristo como su Salvador
NOTAS IMPORTANTES:
Las conversiones de la niñez, son una ganancia real para la causa de Cristo. No sólo se salva un
alma, sino que también se redime toda una vida.
Las conversiones de la niñez, resultan en años de servicio cristiano.
Las conversiones de la niñez, producen vidas cristianas libres de ser estropeadas por años de
pecados vergonzosos.
Las conversiones en la niñez, resultan en vidas liberadas del miedo a la muerte.
¡Qué bendición recibe el obrero cristiano cuando tiene el privilegio de guiar a un niño al Salvador!
LA TAREA DEL MAESTRO
La tarea del maestro cristiano no es fácil ni ligera. Se trata de asuntos sobre el cielo y el infierno.
Hay oposición satánica. Aún en un niño, la naturaleza humana es totalmente depravada. La enseñanza
de la Palabra de Dios a los niños, exige de ellos lo mejor que puedan dar.
Requiere una dedicación diligente a la tarea que tiene en sus manos.
Exige una preparación a través del estudio.
Se necesita oración constante, una
Devoción incesante, y una
Atención sincera a cada detalle.
Existe la idea equivocada de que, al enseñar la Biblia, el maestro sólo transfiere a su alumno
alguna información que éste no tenía. Enseñar es mucho más que eso. La verdad se comprende mejor
por la forma en que la vivimos. Su personalidad debe demostrar que la verdad que enseña, es algo muy
real. La clase debe sentir el poder de su personalidad en la verdad que enseña. Su constante aspiración
debe ser: combinar la verdad que le transmite al alumno, con el ejemplo de su vida. La verdad debe ser
manifiesta en su diario vivir, y no sólo en lo que dice con sus labios (1 Ti. 4:16).
I.- EL MAESTRO
A.- Debe ser un cristiano nacido de nuevo
Si usted no conoce el camino, ¿cómo puede guiar a otros? Si no ha tenido una experiencia personal
de salvación por medio de Cristo, ¿cómo espera hacer su trabajo? ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? El
fundamento sobre el cual debe edificar el maestro, está en Juan 3:7: “Os es necesario nacer de nuevo”.
C.- Debe ser también consciente de lo sagrado de su tarea, y del depósito que se le confía, además
de la tremenda responsabilidad que implica el uso de la Palabra de Dios cuando están en juego las almas
de los niños. ¡Esta es una tarea muy seria!
Teniendo en cuenta que el amplio ministerio de enseñanza que realiza el Espíritu Santo no puede
llegar a ser eficaz en el individuo hasta que su vida no se constituya en la morada de él por el nuevo
nacimiento, la conversión debe ser la meta básica.
2.- Luego, su enseñanza de la Palabra podrá lograr que el niño reciba las cosas del Espíritu de Dios, y
que llegue a “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”, 2 Pedro 3:18; pero,
también es verdad que “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las pueden entender, porque se han de discernir espiritualmente”, 1 Co. 2:14.
Entonces, cada lección debe combinar los dos elementos en la proporción que lo requiera la
composición de la clase. El maestro debe proveer para el niño que aún no ha sido salvo. Él necesita
comprender bien el camino de la salvación, aunque sea explicado en forma breve. Esto es algo que puede
lograrse. Ninguno de los sermones escritos de Spurgeon falló en esto, considerando aún aquellos
mensajes en los que se dirigía a los creyentes. También está el niño que ya recibió a Cristo. Sus
necesidades son del todo distintas. Ha recibido una nueva vida en Cristo, pero necesita desarrollarse en
su andar con Dios.
3.- Su responsabilidad como maestro, es descubrir cuál es la necesidad que hay en el corazón de cada
niño a quien está ministrando la Palabra de Dios.
C.- Será necesario que estudie lo más que pueda a los niños con los que trabaja, si es que quiere
satisfacer sus necesidades.
2.- Edifique cada vida desde su nivel, recordando que “nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo”, 1 Co. 3:11.
Su meta debe ser: llevar a los niños a Él y edificarlos en Él. Podrá alcanzar esto para todo el
grupo, solo si lo logra en forma individual, con cada uno.
1.- Conocimiento
Involucra las capacidades de la mente, tales como, la
Memoria
Imaginación
Deliberación
El juicio
El razonamiento
3.- Voluntad
Abarca los estados mentales que conducen a la acción, tales como
El impulso
La decisión
La acción
Cuando usted enseña la Palabra con eficacia, sus alumnos ejercitan estas tres operaciones de la
mente, y siempre en ese orden. Por ejemplo:
Usted presenta el mensaje del evangelio, y su alumno lo escucha con inteligencia (conocimiento).
Ilustra y aplica la verdad, hasta que el alumno se da cuenta que él no es salvo, pero desea hacerlo
(sentimiento).
Entonces, él decide recibir a Cristo como su Salvador, y actúa (voluntad).
Como maestro, debe seguir los dos primeros pasos del proceso, antes de tener la esperanza de
poder conquistar el centro de la voluntad de su alumno. Muchos tienen la idea equivocada de que
presentar los hechos y desafiar a la acción, producirá la decisión del alumno; pero no es así, hay que dar
el segundo paso.
2.- Que la voluntad mueve a la acción. Conocemos claramente, sentimos profundamente, actuamos
rápidamente.
La verdad incita a los sentimientos
Los sentimientos mueven la voluntad
La voluntad produce la acción
¿Por qué los sentimientos mueven la voluntad? Es así: Cuando se despiertan los sentimientos por
la verdad, se ha hecho una impresión profunda. Una impresión de este tipo, siempre busca expresarse de
algún modo. Cuanto más profunda sea la impresión que se haga, tanto más intensa será la emoción que
se sienta, y será más urgente el deseo de ponerlo por obra por medio de la acción. Un hombre que se
haya enojado con violencia, puede llegar a destruir cosas. Un niño, podrá tirarse al piso, patalear, y
chillar. Las expresiones pueden diferir, pero la acción es similar en ambos casos.
3.- Como puede apreciar, el sentimiento es la central eléctrica cuyo combustible es la información
No intente transitar desde un montón de combustible de conocimiento, a las líneas de alta tensión
de la acción, sin pasar por la central eléctrica de la emoción. No se puede hacer.
Esto es verdad tanto con respecto a la mente de los niños, como a la de los adultos. No hay
diferencia. Todos actúan de la misma forma. Por lo tanto, no tenga temor de despertar las emociones en
sus alumnos. Más bien, intente despertarlas mediante la clase correcta de conocimiento: los hechos de la
Palabra de Dios.
2.- Debe ilustrar y aplicar esos hechos, hasta el punto en que se pongan en juego las emociones del niño,
y éste sienta que debe hacer algo.
3.- Por último, la fusión del conocimiento y el sentimiento debe arder como una llama cuando se produce
la convicción, y se ejerce la voluntad por medio de la decisión: “Haré esto”, “Seré aquello”.
Nuestro interés está en la voluntad, para que esta sea sometida a Cristo. Éste propósito es bueno.
Asegúrese de que el procedimiento sea el correcto. Así como no hay dos huellas digitales iguales,
tampoco hay dos mentes iguales. Sin embargo, los accesos principales para llegar a la voluntad, son
siempre los mismos. En algunos, una medida de conocimiento, más una doble medida de sentimientos,
producirá la acción. En otros ocurre que, con mucho conocimiento, y poco sentimiento, se llega al mismo
resultado; y entre estos dos, hay muchos matices.
Tenga en cuenta que los pasos son siempre los mismos: Conocimiento, sentimiento, voluntad.
1.- La imaginación fortalece la memoria, de tal modo, que una vez que veamos la verdad con la
“imaginación”, queda fijada con intensidad. ¿Por qué recordamos las historias de la niñez? Porque una
vez la imaginación las hizo reales.
Las vivimos, y llegaron a ser una parte vital de nuestro equipaje de experiencias.
Cuando utilizamos en la enseñanza el método narrativo, los personajes de la Biblia se convierten
en personajes reales, y podemos observarlos como individuos.
Podemos resaltar de tal forma sus peculiaridades, sus debilidades, y sus virtudes, que la
imaginación del niño toma esos personajes, los viste de realidad, y vive ese tiempo con ellos. El
personaje camina con ellos, y les habla.
De esta forma, los personajes de la Biblia son una influencia viviente para el alumno.
B.- Una característica de la niñez, es que los hechos y las fantasías se deben combinar unos con
otros.
El niño vive todo el tiempo en “el país de las maravillas”. Para él, la fantasía puede cambiar las
cajas en castillos, las escobas en caballos, las piedras en frutas y pasteles. Esta capacidad innata del niño,
de ejercitar su imaginación, le hace posible introducirse en la historia, y convertirse en el personaje
principal. Sin embargo, debe notarse que los niños muy pequeños no pueden distinguir entre la fantasía
y la realidad, en especial, cuando las cosas que pueden ver (los dibujos animados en la televisión) son
fantasías; mientras que las que no puede ver (como al Padre celestial) son realidad. El maestro debe
ayudar al niño a distinguir y captar este concepto, entre toda una gama de verdades espirituales abstractas,
teniendo en cuenta que su sistema de creencias se basa en un proceso que incluye el tiempo y la madurez.
Una vez más, afirmamos que hay tres pasos relacionados con la mente y el aprendizaje: Conocimiento,
sentimiento, voluntad. Analice cómo la historia, con facilidad y naturalidad sigue este camino hacia la acción. En
primer lugar, aporta los hechos que deben ser conocidos, y lo hace de la manera más aceptable, presentándolos en
la corriente de acción de la historia. La mente del niño los capta como algo común y, a medida que la imaginación
los hace reales, son acumulados en el tesoro de la memoria.
Como puede apreciar, la narración de una historia es el método ideal para la enseñanza. Por consiguiente,
utilícelo.
1.- Por lo general, se trata de una historia que no se refiere a un hecho real
4.- También es cuestionable si la voluntad será alcanzada en forma eficaz, ya que, siguiendo una secuencia de este
tipo, hay poca consistencia en el modelo de enseñanza: información secular, o moral, sentimientos; aplicación
bíblica; apelación a la voluntad.
Estas historias “casi” bíblicas, pueden tener su lugar como una ilustración incorporada a una historia
bíblica. Sin embargo, no deberían ser preponderantes.
1.- Los niños no necesitan recibir la leche de la Palabra mezclada con agua. La pueden recibir tal como es.
2.- Si esta es la Palabra que Dios ha revelado para que la usemos para salvar almas, y edificarlas en Cristo, entonces
nuestros mensajes e historias deben tener tanto contenido bíblico como sea posible. Deje que sus historias sean
bíblicas, tomadas del texto de la Palabra de Dios. Esto es razonable, ya que no acercamos a la mente del alumno
sobre la base de impartir el conocimiento bíblico.
3.- Este conocimiento, aplicado e ilustrado, enciende las emociones, y es captado por la imaginación y, cuando la
voluntad actúa, lo hace sobre base firme. El orden es el correcto, y los resultados son seguros.
Las historias basadas en experiencias reales, despiertan la imaginación de los niños. A ellos les encantan
los héroes, y les gusta oír sobre las hazañas valientes de los hombres. Entonces, ¿no es sabio usar las historias
reales y verídicas de la Biblia?
4.- Felizmente, la Biblia puede ser el libro de historias más atractivo, si lo sabemos manejar en forma correcta.
Permita que se la fuente de recursos para sus historias.
CÓMO ENSEÑAR LA BIBLIA
B.- Nadie puede enseñar las verdades de Dios, con excepción de aquellos que las conocen
Los que las conocen, y no las viven, sin indignos de enseñarlas. El Espíritu Santo es el Maestro
más grande de todos; pero él enseña por medio de la Palabra. No por la Palabra abandonada, una Biblia
olvidada, sino por medio de la Palabra que se lee y estudia para enseñarla.
C.- Tenemos derecho para esperar y rogar que el Espíritu Santo ilumine los corazones y mentes de
los que no son salvos, para que puedan comprender el evangelio sencillo, y puedan creerlo para ser
salvos cuando lo enseñamos.
Toda experiencia, muestra que el evangelismo que no imparte al que pregunta los hechos del
evangelio, causa desilusión.
D.- El Espíritu Santo no hace por nosotros, lo que se nos ha ordenado hacer
Se nos ha ordenado predicar el evangelio, pues esa es nuestra tarea, y no la del Espíritu Santo. Su
trabajo (de él) es iluminar, convencer, enseñar como enseñamos, y no lo hace independiente de la Palabra,
y luego, regenerar. Esperar que el inconverso avance en conocimiento espiritual y comprensión, es
absurdo. Así que, si no evangelizamos a nuestros niños, ellos no podrán crecer en conocimiento
espiritual. De aquí, que su desarrollo espiritual esté estancado, mientras su educación física, mental y
emocional, está desarrollándose para bien o para mal. Debemos enseñar a evangelizar. Enseñar el
evangelio sencillo. Debemos evangelizar para enseñar. Si un niño no es evangelizado y nacido otra vez,
le habremos cerrado las puertas de toda enseñanza espiritual. Tratamos de enseñarle, y él se subleva.
¿Hay alguna razón para que nos extrañemos de su actitud? Sería como tratar de dar de comer avena a los
gatitos.
Gracias a Dios que el evangelio es un mensaje sencillo y limitado. Tan sencillo, que hasta un
niñito pequeño lo comprende. Por eso, el apóstol Pablo lo declara en una sola oración: “Cristo murió por
nuestros pecados conforme a las Escrituras y… fue sepultado y… al tercer día resucitó conforme a las
Escrituras”, 1 Co. 15:1.4. También dice que por este evangelio “sois salvos”, explicando claramente que
todo lo que es necesario es saber y creer, porque la salvación está contenida en esas palabras que están
en una oración. En otra parte, el apóstol dice: “este es el evangelio que también recibí”; y en Gálatas
1:12 dice que lo recibió directamente del Cristo resucitado. En romanos 1:16 dice que el evangelio (este
mismo evangelio), “es poder de Dios para salvación a todo aquél que cree”.
Este evangelio es tan limitado, que Pedro predicó todo un sermón, incluyendo la información que
se encuentra en Hechos 10:34-43, y que contiene solamente 217 palabras. Fue un sermón poderoso, y
muy bendecido por Dios, pues vemos que resultó en la conversión de “todos los que le oyeron”. Un
ministro podrá predicar cien sermones, todos ellos bíblicos, pero sin contener en ellos una partícula del
evangelio. Un maestro puede hacer lo mismo con cien lecciones, pero no olvidemos que el evangelio es
un mensaje sencillo y limitado. En los 24 volúmenes de sermones de Carlos H. Spurgeon, cada sermón
tiene en sí el evangelio. ¡No nos extrañe que diez mil almas hayan encontrado a Cristo como Salvador
en la iglesia que él pastoreaba! Cuán triste es decir que eso, desgraciadamente, no es posible en muchos
de los sermones que escuchamos en la actualidad.
Analicemos este evangelio sencillo, para que veamos más claramente, y con más exactitud, lo
que, en primer lugar, debe saber un niño, y luego creer, a fin de ser salvo.
Un evangelista que dedica mucho tiempo al evangelismo de los niños, ha compartido el dolor que
ha sentido al tener que dejar a sus niños convertidos, frecuentemente, en manos de aquellos que no lo
seguirán enseñando como debe ser.
B.- Al niño que ha aceptado a Cristo, debe asegurársele, por medio de la Palabra de Dios, que es
salvo, hasta que el Espíritu Santo le haga comprender esta verdad en su corazón.
El Espíritu Santo no lo hará si el niño es solamente uno que “pretende” haber aceptado a Jesús.
Esta enseñanza acerca de la seguridad, debe repetirse frecuentemente, porque el niño es un ser inclinado
a dudar de su salvación (1 Jn. 5:10-13; Jn. 3:36; Hch. 13:38,39).
C.- Como una práctica, debe enseñársele a orar, una oración real
Para que crea
Cómo orar para libertarse del pecado cuando éste lo tiente
Cómo orar por las necesidades y por la salvación de la familia y de los compañeros de juego (1
Jn. 1:9).
D.- Cómo y dónde confesar a Cristo y testificar de él, son cosas que se le deben enseñar bien
claramente.
E.- Debe enseñársele cómo usar la Biblia, cómo encontrar los versículos, cómo leerla; pero puesto que
un niño rara vez lee algo con persistencia, mucha de la enseñanza debe ser aprendida de memoria en la
clase; por eso deben enseñársele los textos que le sean más usuales durante su niñez.
F.- Se le debe guiar para que ore y labore por la salvación de otros, trayéndolos a la clase, o a Cristo.
G.- Se le debe enseñar conducta cristiana, de tal manera que la aprenda de la misma Palabra de Dios,
y no de aquellos a quienes no conoce y que no saben qué es bueno y qué no lo es ante los ojos de Dios.
Debe saber sus deberes hacia Dios
Hacia los demás
Con su casa
Con su iglesia, y
Para con su país
H.- Mucha enseñanza sencilla acerca de cómo salir victorioso sobre los hábitos pecaminosos
Diga al niño que Jesús vino a su corazón para vivir en él cuando lo aceptó, y que tendrá victoria
sobre el pecado si se rinde completamente a Cristo y confía en él.
I.- Enseñarle las grandes doctrinas de la Biblia renglón por renglón, como verdades vitales. Entre ellas
2.- La fe, la gracia, la regeneración, la expiación, la consagración, las recompensas, y otras doctrinas.
3.- La Trinidad:
El Padre – Como
o Creador
o Padre
o Juez, que tiene todo el poder, todo el conocimiento, que siempre está presente.
El Hijo – Como
o Salvador
o Señor
o Pastor
o Rey que viene.
El Espíritu Santo – Como una persona que
o Enseña
o Da poder
o Santifica
o Guía.
Al venir al Señor en una temprana edad, también les llamará pronto a los sitios de servicio donde
él quiere que laboren para que una vida larga pueda dedicarse a ese servicio, si el Señor no viene antes.
Los niños así enseñados, se desarrollarán en hombres y mujeres cristianos que llegará a ser
columnas del templo del Dios viviente.
Los maestros, y también los alumnos que han probado la fascinación del verdadero estudio de la
Biblia, están enseñados para siempre, y jamás gustarán de los métodos vacíos empleados para solamente
entretener a los niños durante la hora de la Escuela Dominical, o a quienes solamente les cuentan
historietas de otra índole, como si no tuvieran la capacidad para aprender algo más importante. Cuando
recordamos que las tres cuartas partes de la educación de un niño se obtienen durante sus primeros años,
nos damos cuenta que los métodos vacíos de enseñanza cristiana resultarán completamente perjudiciales.
Cuando los niños son aún muy pequeños, debemos dedicarles horas que serán muy preciadas,
porque es cuando ellos están deseosos de aprender; cuando recuerdan con mucha habilidad, y están listos
para creer cada cosa de las que les contemos. Entonces, debemos llenar hasta el borde sus corazones con
las preciosas enseñanzas de las verdades de Dios, dándoles tales cantidades, y de una manera tan
atractiva, que su apetito espiritual pedirá cada vez más.
2.- No sólo las preguntas, sino también los incidentes que cuentan los niños, son de grande significación
para el padre precavido.
Les han sucedido a ellos, y a otros, experiencias que necesitan interpretación e instrucción. En la
riquísima Palabra de Dios se halla una solución para todas las situaciones.
Podemos aplicar algunos de nuestros modernos métodos de enseñanza a esta buena costumbre de
aprender versículos de memoria. Un escritor dice: “El mejor valor para la buena instrucción, es la
atención involuntaria captada y retenida por un genuino interés”. Las experiencias del niño en la vida,
producen esta atención involuntaria. En su trato personal con el niño, el padre puede aprovechar estas
ocasiones. “¿Sabes lo que dice la Biblia acerca de…?”. “¿Qué?”. La mente está predispuesta para el
pensamiento bíblico. Cuénteselo de una manera fascinante. El interés perdurará mientras sea hallada la
referencia, y sean aprendidas las palabras como aparecen en el texto.
LA EVANGELIZACIÓN DE LOS NIÑOS
Uno de los mayores desafíos en el área de evangelización, son los niños. No hacen falta
estadísticas para darnos cuenta del gran número de niños que se encuentran en todas partes. Los
encontramos
En las calles
En las plazas
En las escuelas
En los supermercados
En centros de juegos electrónicos
¿Qué es lo que estas personas están enseñando a nuestros niños? En algunos casos, podemos
observar aspectos recreativos saludables, y ello puede ser muy positivo, pero está faltando una cosa:
introducir a Dios en la vida de los niños, y esto es algo que los programas no están haciendo, y si lo
hacen, no lo hacen con la verdad del evangelio.
Por éstas, y otras razones, las iglesias del Señor Jesucristo deben ser desafiadas a dar mayor
atención a este campo de la evangelización.
a.- Podemos elaborar programas paralelos, cuando haya programas para adultos, facilitando con ello que
los adultos estén acompañados de sus niños.
b.- Podemos también, programar temporadas específicas para los niños. Sin embargo, cuando tengamos
que trabajar con muchos hijos de personas no creyentes, deben ser tomadas algunas precauciones, y
preparar una buena estructura en lo referente a la responsabilidad por los niños.
Debido a la naturaleza del niño, la conversación sobre la salvación debe partir siempre de algún
hecho positivo. Las historias bíblicas son muy adecuadas para iniciar la conversación. También podemos
hablar de historias morales.
De cualquier manera, el evangelizador debe inventar recursos y caminos nuevos para presentar el
plan de salvación a los niños. A ellos no se les debe enfatizar tanto la idea del infierno, sino más bien,
resaltar la idea del cielo y del amor de Dios. Para averiguar y trabajar con la idea o conciencia de pecado,
debemos conocer al niño, o lo que éste piensa sobre el pecado.
2.- El franelógrafo
Este es uno de los recursos tradicionales eficaces más utilizado. En ciertos casos, la propia persona
que evangeliza, puede preparar las figuras y crear su historia. Con este recurso, apelamos a la curiosidad
e imaginación del niño.
3.- Diapositivas y filminas
Las que normalmente conocemos como proyección luminosa, puede resultar muy útil. Aquí
también, el propio evangelizador puede crear las historias y hacer sus fotografías. Hoy resulta muy fácil
que cualquier persona con una cámara fotográfica de 33 milímetros haga sus materiales. Las diapositivas
son rápidas, sólo hace falta enviarlas a revelar.
4.- Magia
No se escandalice. No se habla de magia realmente, sino de ciertos trucos que algunas personas
pueden hacer con algunos hilos, pañuelos, y otros objetos. Una persona puede realizar trucos que llaman
la atención y contienen lecciones.
6.- Títeres
Este es otro recurso muy valioso, y uno que no ha sido muy explotado. Aconsejamos a los
maestros, y a los que evangelizan niños, que se especialicen en esta técnica. Los títeres pueden ser
confeccionados por el propio evangelizador. El material es fácil de usar, y la técnica es más cómoda de
ser asimilada, pues no exige que la persona sea ventrílocua. Un show de títeres atrae hasta a los adultos.
Las anteriores, son apenas algunas técnicas que han sido utilizadas. Sugerimos a los
evangelizadores aplicar su creatividad, y sacar provecho de otras técnicas que puedan surgir para
comunicar el mensaje del evangelio a los niños.
1.- La radio
Debido a la fascinación audiovisual de la televisión, la radio ha perdido un poco de su atractivo.
Sin embargo, con cierta imaginación y creatividad, todavía es posible evangelizar a los niños por medio
de la radio.
Una de las principales técnicas podría ser la de las historias dramatizadas, es decir, novelas
radiales; pero éstas tendrían que ser
Cortas
No deben presentarse en capítulos continuados, pues sólo a través de la voz, en capítulos
seguidos, no se logra comunicar mucho a los niños.
Las historias deben ser acompañadas de música apropiada para los niños.
Los programas radiales de concursos pueden también ser efectivos, particularmente, si se ofrecen
premios que interesen a los niños.
2.- La televisión
Ofrece numerosas opciones para la evangelización de los niños. Podría consistir en exhibir
películas preparadas con ese objetivo. Lamentablemente, todavía no disponemos de grandes recursos
para producciones de este tipo
Los programas shows también serían muy útiles. En ellos se podrían utilizar numerosas técnicas.
Por ejemplo:
Muñecos de ventrílocuos
Títeres
Solistas infantiles
Corales infantiles
Declamadores infantiles
Teatro
En un tipo de programa así, se podrían hacer muchas cosas. Naturalmente son programas
costosos. Sin embargo, si son bien hechos, podrían ser patrocinados por empresas evangélicas que se
dediquen a la producción de juguetes, alimentos, y productos de otra naturaleza.
F.- El llamamiento
Cuando se evangeliza, éste puede hacerse tanto en la evangelización personal, como en la masiva.
Este, será de acuerdo con la conversación y con la aceptación del asunto tratado por parte del
niño.
Después de haberle expuesto el plan de la salvación, y de observar que el niño lo ha entendido,
el evangelizador hará, con toda naturalidad, la transición al llamamiento: “Y ahora, Marcos, por
lo que has oído y entendido, ¿quisieras entregar tu vida a Jesús y recibirlo como tu Salvador?”.
Dialogue con el niño sobre la decisión
Pídale que lo acompañe en una oración
Haga una oración sencilla de decisión, y
Después de que él haga la decisión, abrácelo y ore con él, dando gracias a Dios por haberlo
utilizado en la vida de ese niño.
Convicción de pecado y deseo de enderezar para siempre su vida delante de Dios y de los
hombres. Los niños son siempre muy fieles en lo que prometen.
Amor por la Biblia. El niño debe ser estimulado a leerla.
Deseo de testificar de Cristo. Ellos no pueden ocultar lo buen que descubren.
Amor por la iglesia.
CONCLUSIÓN
Un niño realmente convertido, se transformará en un adulto triunfante y de buen carácter. Muchos
vicios jamás alcanzarán la vida de una persona que haya sido convertida a Cristo en su niñez. Las
estadísticas demuestran que los mejores líderes del mundo han sido aquellos que se convirtieron
temprano en su vida. Esto puede ser comprobado en niños donde el evangelio tiene más tiempo de
actuación, como en el caso de los Estados Unidos de América.
Por consiguiente, si queremos tener iglesias fuertes en el futuro, tenemos que invertir en la
evangelización y en la educación de los niños. Aquí se encuentra, por tanto, nuestro gran desafío.
CÓMO TRATAR AL NIÑO RECIÉN CONVERTIDO
B.- Presentarlo como creyente o hijo de Dios a otros que le pueden alentar y ayudar.
2.- Testificar
D.- Ayudarlo en los primeros pasos de su formación cristiana, pues el niño necesita
1.- Protección
2.- Amor
3.- Cuidado
4.- Alimento
5.- Enseñanza
6.- Guía.
3.- Cristo es poderoso para auxiliar a los que son tentados (Heb. 2:18), y
2.- Dios está dispuesto a volver a perdonarlo (1 Jn. 1:9), sólo tiene que
3.- No es necesario temer lo que otros nos pueden decir o hacer (Heb. 13:6).
III.- CONSIDERAR QUE LOS CREYENTES, TANTO COMO LOS INCOVERSOS, PUEDEN
TENER REACCIONES ADVERSAS.
A.- Padres
B.- Familiares
C.- Compañeros
1.- Del barrio
2.- De la escuela
3.- Burla
Darle apoyo en oración y amistad;
Enseñarle que puede contarlo todo al Señor, quien también sufrió burla.
Enseñarle a orar (Mt. 5:44).
B.- Del hogar creyente
1.- Incredulidad
Prevenir, enseñando a los padres la necesidad de una experiencia de conversión de sus hijos,
despertando expectativa.
Visitar el hogar, y explicar lo que la experiencia significa para el niño.
2.- Juicio
Explicar a los padres los cambios que deben esperar en sus hijos. Explicarles la raíz de muchos
de los problemas de comportamiento, que no son espirituales.
Enseñarles cómo tratar a su niño ahora que es salvo.
3.- Indiferencia
Ser el primero en hablar con los padres, antes que el hijo, indicándole qué es el paso que ha dado.
Indicarles también, la manera en que pueden ayudar a su hijo ahora.
CONCLUSIÓN
El maestro debe actuar con prudencia en todo momento, y depender de la dirección del Espíritu
Santo para ayudar al niño recién convertido en estas primeras semanas críticas para él.
DE LOS ABRAZOS A LAS ALABANZAS:
Lo que sus hijos de 0 a 4 años pueden aprender acerca de Dios
1.- Cuando protege y ama a sus hijitos supliendo sus necesidades básicas, aprenden que son amados, y
que el mundo es un lugar seguro. Necesitan saber que en el aspecto espiritual esto también es verdad; así
que, necesita demostrarles, con acciones y palabras, que Dios es como usted:
El los ama y cuida
Los mantiene seguros, y
Se asegura de que tengan lo que necesitan
Cuando los niños oyen y ven repetidamente esto, empiezan a forjar su conocimiento del mundo
con un fundamento cristiano que los prepara para la vida.
Tristemente, si esta base no se establece en esta etapa, los niños establecen otras como: “Tengo
que valerme por mí mismo”.
2.- En estos primeros años, los hijos dependen de los padres para su alimento y nutrición espiritual. Desde
el momento cuando el papá sabe que espera un hijo, ore por él oraciones sencillas y breves, que ratifiquen
el amor y cuidado de Dios. Cuando ora por los niños constantemente, ellos aprenden lo que es la oración
y el interés cariñoso de Dios por ellos. Puede comenzar esto aún antes de que los niños sepan hablar.
Sencillamente,
Como padres, le están dando las primeras imágenes de la vida. Es probablemente una
composición de impresiones: amor, confort, seguridad, sonrisas, ceños fruncidos, felicidad, cuidado;
todo encerrado en un marco brillante que dice: “Mamá, papá y Dios me aman. Soy especial”. ¡Qué
manera magnífica de empezar el álbum de todos de su vida!
1.- En un principio, usted es el modelo de Dios para sus hijos y de lo que representa tener una relación
con él a medida que les demuestra su propio amor y el de Dios. Ellos observan, y lo absorben.
2.- A medida que los hijos comienzan a entender lo que el papá les dice, puede comunicarles oralmente
que usted y Dios los aman.
3.- Luego, los conduce suavemente hacia el punto cuando empiezan a tener parte activa en su relación
con Dios.
Aún antes de que los hijos entiendan lo que el papá les está diciendo, les explica continuamente
las verdades básicas (por ejemplo: qué es la oración y por qué está orando). Su ejemplo consciente genera
preguntas en ellos que usted puede contestar en un ambiente de cuidado y cariño.
4.- Por último, sus hijos tratan de imitarlo. Es un ciclo natural del crecimiento, muy evidente en esta
etapa.
2.- La clave es no sobrepasar su capacidad de atención; manténgase siempre al “nivel del corazón” de
sus hijos. Gradualmente, al explicar y contestar sus preguntas, querrán orar sus propias oraciones.
El Antiguo Testamento dice que, en su primer día de trabajo, Josué debió realizar una tarea que
requería una fe extraordinaria. Como sucesor de Moisés, tenía que guiar al pueblo a cruzar el río Jordán
en la época cuando el nivel del mismo estaba más alto. Años antes, Dios había habilitado a Moisés a
partir las aguas del Mar Rojo para que Israel pudiera escapar de la esclavitud. Ahora, Dios les dijo a
Josué y a los sacerdotes, que volvería a partir las aguas. El Dios todopoderoso no sólo les había provisto
de una manera de escapar de Egipto, sino que también partió las aguas para que pudiera entrar en la tierra
que le había prometido a Abraham tantos años antes.
Cuando Josué y los sacerdotes habían logrado que todos pasaran sanos y salvos a la otra orilla,
Dios ordenó al nuevo líder que colocara “piedras memoriales”. Debían apilar doce piedras extraídas del
medio del lecho del río, y formar un monumento especial para conmemorar lo que Dios había hecho;
pero el propósito de las piedras no era meramente celebrar ese día; no era sólo para Josué y el pueblo que
había cruzado el río (Jos. 4:21-24).
Las “piedras memoriales” que Dios le ordenó colocar a Josué, eran un cuadro para los niños de
Israel.
El montículo de piedras se convirtió en un testimonio de lo que Dios había hecho, y
Una oportunidad para que padres e hijos se concentraran en observar la grandeza y el amor de
Dios.
Era un retrato de la fidelidad de Dios que podían mirar y comentar.
A.- La dedicación
Una “piedra memorial” común, pero muy significativa, es una dedicación formal. Tal como Ana,
la mamá de Samuel, dedicó su hijo al Señor (1 Sam. 1); y tal como María presentó a Jesús a Dios (Lc.
2:21-38), los padres pueden dedicar a sus hijos a Dios, y comprometerse a criarlos con su ayuda. Sus
hijos, es claro, decidirán más adelante por sí mismos; pero al dedicarlos a Dios, usted se compromete a
hacer todo lo posible a lo largo de su vida, para enseñarles y capacitarlos para
Seguir el camino de Dios, para vivir una vida centrada en Cristo, y para
Desarrollar una relación personal con él.
Dedicándolos a Dios, el padre mismo se está dedicando a aceptar el llamado que Dios le ha hecho
y a comprometerse a amarlos y cuidarlos.
Al dar los hijos a Dios, el padre reconoce a Dios como su socio en el cumplimiento de su función
de padre, y le pide su ayuda y sabiduría.
Generalmente, los niños son dedicados cuando son demasiado pequeños para recordarlo después.
Sin embargo, las fotografías y recuerdos de los miembros de la familia que participaron en el acto de
dedicación, les ayudarán a forjar recuerdos de esa ocasión.
Muchas iglesias incluyen el acto de dedicación de los infantes en sus cultos de adoración, donde
el pastor o uno de los líderes religiosos oran por el bebé, por los padres, y por toda la congregación que
participará en la educación cristiana del bebé.
Seleccione un “versículo para toda la vida”, para leer en la dedicación de los hijos. El versículo
puede expresar sus esperanzas y oraciones por ellos. Escríbalo en su álbum al lado de la foto.
Cuando los hijos tengan edad para comprender, reviva el momento mostrándoles las fotos y
explicándoles cómo los dedicó a Dios, y prometió que los instruiría en sus caminos.
A.- Saber – Lo que los preescolares pueden saber acerca de Dios y de su propia fe
Lo que el niño preescolar puede saber consta de dos partes. Puede saber quién es Dios, y saber lo
que él ha hecho. El carácter y la personalidad de Dios, es un magnífico punto para que los creyentes de
cualquier edad inicien el desarrollo de su fe, así que, es una bendición increíble que un niño absorba esta
información en la edad entre su nacimiento y los cuatro años.
Desde el día que nacen, puede empezar a mostrarles que Dios los ama y los cuida. Al tenerlos en
sus brazos, amarlos, darles de comer, y mantenerlos calientitos, se establece que su mundo es bueno y
seguro. A su tiempo, cuando les comience a decir que Dios los ama y los cuida, harán la relación entre
su amor y el de Dios.
Es posible que los preescolares tengan dificultad para separar la idea del amor de Jesús del de
Dios, y no hay problema, porque, por supuesto, Jesús es Dios. Así que cante “Cristo me ama, bien lo sé”,
y “Cristo ama a los niños” con los hijos, y dígales que Jesús nos mostró el amor de Dios. “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito. . .” (Jn. 3:16).
c.- Jesús, el Hijo de Dios, murió por tus pecados para que puedas estar con Dios
La mayoría de los niños de tres y cuatro años captarán fácilmente lo básico de la historia de las
“buenas nuevas”. Podría expresar algo así:
o “Todos, aun tú, hacen algunas cosas que no están bien. Estas cosas malas son pecados, y
entristecen a Dios; pero
o Dios nos ama tanto que envió a Jesús, su Hijo
o Jesús murió por nosotros para que pudiéramos ser perdonados por Dios y pudiéramos ser
sus hijos.
o Así como necesitas decirme que lo sientes cuando has hecho algo que no está bien,
necesitas decirle a Dios que sientes haber hecho cosas malas, y pedirle que te perdone
gracias a lo que Jesús hizo. Él lo hará. Desde ese momento en adelante, eres hijo de Dios.
o Si haces algo malo después de eso, puedes pedirle a Dios que te perdone y que te ayude a
ser mejor, y él lo hará”.
El preescolar es muy pequeño para aprender Juan 3:16, un versículo fundamental para la
salvación, pero usted puede enseñarle las dos ideas que aparecen en 1 Jn. 4:10:
o “Dios nos ama” y
o “Dios envió a Jesús para limpiar nuestros pecados”.
Sin duda usted ha dedicado tanto tiempo para dirigirlo en estos años, que su hijo ya estará
consciente de lo que son los pecados: comportamiento que no agrada a Dios. ¿Se vale usted de
penitencias, palizas, o de quitar privilegios para disciplinar al niño?
o Trate de mencionarlos cuando explica el concepto del pecado, y
o Cómo Jesús recibió el castigo en nuestro lugar
o Los niños comprenden cómo las malas acciones desagradan a Dios porque saben cómo
reacciona usted cuando ellos desobedecen.
o Explique que las malas acciones los alejan de Dios, y que no pueden volver a acercarse
solos.
o Hable de que toda persona necesita de Dios, y de cómo nunca seremos suficientemente
limpios para Dios, sin su ayuda (“Porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios”,
Ro. 3:23. “La paga del pecado es muerte, pero el don de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús, Señor nuestro”, Ro. 6:23).
o Por eso vino Jesús, para darles la manera de acercarse a Dios y ser perdonados.
o Si sus hijos ya han aceptado a Cristo, enfatice que pueden acudir a Dios en cualquier
momento, por cualquier motivo, y él los perdonará cuando hayan hecho algo malo.
Los niños más pequeños pueden sentirse desconcertados ante la idea de que Jesús “murió en la
cruz”, especialmente si no entienden lo que es la muerte. Si le parece que hablar de la muerte
asustaría al preescolar, en lugar de dar explicaciones, concéntrese en hablar del amor y las
acciones de Jesús, especialmente destacando que vino a rescatarnos. Cuando su hijo llegue a la
etapa de poder entender lo que significó que Jesús diera su vida, explique esa parte de la historia
de salvación.
B.- Amar – Los preescolares pueden tener una relación con Dios
Muchos se preguntan qué tan temprano en la vida puede un niño entender el concepto de la
salvación y confiar en Cristo para obtenerla, pero la mayoría de los adultos creyentes que fueron salvos
cuando niños, dan crédito a estos primeros años como un verdadero inicio de su relación personal con
Dios.
Nunca es demasiado temprano para que las criaturas de Dios hagan aquello para lo cual él los
creó: tener una profunda amistad con él.
Ayuda al niño a crecer en una relación con Dios en la misma manera en que usted está creciendo
en una relación con él: por medio de la oración y del conocimiento de la Palabra de Dios. En
seguida, encontrará algunas verdades más que su niño pequeño puede absorber.
b.- Necesitan escuchar con regularidad los relatos bíblicos acerca de Dios y Jesús
¿Ha aprendido usted a amar la Palabra de Dios?
Su propio amor por las Escrituras crecerá a medida que moldea el interés de su hijo por la Biblia
y su deseo por ella. A través del Salmo 119:130,131, se refleja un anhelo por las verdades de
Dios. ¡Transmita a los hijos esa clase de entusiasmo!
Aun a esta edad, los niños pueden dedicar un momento cada día para pensar en Dios. En el Nuevo
Testamento, el Apóstol Pablo, en las cartas que le escribió a Timoteo, alaba a la madre y a la
abuela de Timoteo por haberle enseñado a éste la Palabra de Dios desde su niñez (2
Tim. 3:15). Como padres, pueden ser como esas mujeres piadosas, leyendo lo más frecuentemente
posible un libro de historias bíblicas, o contándoles un relato bíblico. Al hacerlo, recuérdeles por
qué lo está haciendo: para aprender más de Dios y para conocerle mejor.
Explique que el Libro de Dios le dice
o Cómo es él
o Cómo se comporta, y
o Cómo quiere que se comporten ellos.
Si puede contar relatos bíblicos, en lugar de leerlos, ¡haga que la experiencia sea divertida! Sus
hijos pueden agregar efectos de sonido (golpear los pies contra el suelo para simular truenos,
palmearse las rodillas para simular lluvia, etc.). Incluya todo el drama y la expresión posible en
su voz. Además, ¡es probable que los niños mayores que se encuentran en esta etapa puedan
contar los relatos ellos mismos después de habérselos oído a usted!
A fin de recordarles a sus hijos que la Biblia o el libro de historias bíblicas es diferente de otros
libros, manéjelos de una manera distinta. Antes de abrirlo, ¡pídale a Dios que les ayude a usted y
a sus hijos a comprender lo que leen. Esto les servirá de ejemplo más adelante, cuando empiecen
a leer la Biblia ellos mismos.
Si el libro de historias bíblicas que está usando incluye lecciones, enfóquelas brevemente, y
procure relacionarlas con lo sucedido ese día; pero no es necesario sacar una “lección” de cada
historia.
Sea sensible a las preguntas de los niños, alentando el diálogo, y dando tiempo para conversar.
C.- Vivir
Los niños pequeños viven su fe en la misma manera en que lo hacen los adultos; siendo seguidores
de Cristo, y haciendo lo que agrada a Dios. Los preescolares, y aun los que son más pequeños, pueden
elegir voluntariamente inclinar sus actitudes y comportamientos hacia lo bueno, y no sólo agradarse a sí
mismos. Todos los adultos sabemos que esta elección de lo que agrada a Dios sobre lo que nos agrada a
nosotros, es una disciplina que dura toda la vida cristiana, así que, es emocionante ver cómo los pequeños
van dando sus primeros pasos en el camino de Dios.
Su tarea clave durante esta etapa, es ayudar a los hijos a desarrollar su relación con Dios y con
los demás. Hasta ahora, usted ha hecho todo por los hijos, pero ahora ellos están listos para el próximo
paso; llévelos a Dios; instrúyalos y enséñeles activamente a hacer su parte en la tarea de aprender, hacer
y crecer. Ayúdeles a entregarse a Dios y desarrollar su propia relación con él.
Cuando usted deja a Dios ser una parte natural de su vida, por medio de cultivar una relación
constante con él, a sus hijos les resultará más fácil hacerlo también; procure que su relación sea auténtica
para que ellos adopten la práctica de incluirlo. La clave es procurar que Dios sea el primero en sus vidas,
que valoren lo importante de tener relaciones sanas con Dios y los demás, que sepan en qué consisten
esas relaciones sanas, y que las perfeccionen
Los niños de esta edad se vuelven más activos. Están listos para participar en su propio desarrollo.
Es importante que ellos aprendan que no se trata sólo de la relación de usted con Dios, sino de la relación
de ellos con Dios. Así que ya pueden, por ejemplo, empezar a decir sus propias oraciones; y necesitan
leer regularmente con usted sus libros de historias bíblicas.
A esta edad, es seguro que los niños van a querer hacer otras cosas, en lugar de orar, leer la Biblia,
etc.; esto es normal. Si se les da a elegir entre trabajar y aprender o divertirse y pasar el tiempo sin hacer
nada, con frecuencia optarán por lo último (¡tal como sucede con muchos adultos!). ¿Cómo manejar esto?
Evite hacer que el momento que dedican a aprender de Dios parezca trabajo: algo que tiene que
hacer, pero quisiera terminar de una vez.
Su propia actitud positiva ayuda aquí enormemente
Cuando les lee historias bíblicas y ora con ellos, dedíqueles toda su atención.
Si tienen preguntas o comentarios, escúchelos
Si algo los molesta, tómese el tiempo de conversar sobre el asunto y orar por ello
No permita que lo que tiene planeado sea tan rígido que no pueda cambiarlo cuando conviene
hacerlo.
Este es el modo como nos escucha Dios, y este es el modo como podemos ofrecer a los hijos un
ejemplo de cómo Dios escucha.
A.- Hable con sus hijos sobre cómo les gusta ser tratados
Recuerde que a los niños hay que enseñarles cómo entablar relaciones con Dios y los demás.
Necesitarán aprender en qué consiste el tratar bien a los demás:
o Cómo hablar cortésmente
o Cómo compartir
o Cuándo pedir perdón, y por qué.
Necesitan aprender a respetar a los demás:
o Sus deseos
o Sus derechos, y
o Su propiedad.
Necesitan aprender todo esto de alguien: usted.
De un modo similar tiene que aprender cómo desarrollar una relación con Dios por medio de:
o La oración
o La adoración, y
o La lectura de su Palabra
Necesitan aprender a confiar en Dios, y a seguirlo.
Al enseñarles, recuerde que son únicos. Sea sensible a la personalidad y al desarrollo propio de
cada uno.
B.- Use su relación con ellos, y los vínculos que los unen
Usted está desarrollando una relación singular, y un vínculo particular con cada uno de sus hijos,
a medida que sus personalidades se hacen más evidentes y son más definidas. Usted está comenzando a
conocerlos. Use este vínculo y este cariño para mostrarles cómo es una relación con Dios. Por ejemplo:
ayúdeles a comprender que, si ellos nunca le hablaran a usted, o viceversa, no se conocerían muy bien,
ni usted podría suplir adecuadamente las necesidades de ellos. Lo mismo sucede con Dios.
E.- Conversen sobre las razones por las que deben obedecer.
Los niños ya han estado aprendiendo a obedecerle a usted; ahora pueden comprender que
obedecen debido a la relación que tienen con Dios, él quiere que lo hagan.
Hágales saber que usted también tiene que obedecer: tiene que obedecer a Dios, a su jefe, etc.
Explique cómo la colaboración y la obediencia facilitan las cosas; y
Deles siempre una razón por la cual deben obedecer: porque Dios los ama y sabe qué es lo mejor
para ellos. Les dice que hagan cosas que los beneficiarán a ellos y a otros a su alrededor. Esto
evita que Dios se convierta en el “pesado” o el disciplinario en los cielos.
En cambio, concentre la atención de los hijos en las cosas buenas acerca de Dios:
o Su amor por ellos
o Su habilidad y disposición para cuidarlos
o Su deseo de hacer lo mejor por ellos.
A.- Saber – Lo que el niño de cinco y seis años puede aprender acerca del carácter y las acciones
de Dios.
En esta etapa de cultivar relaciones, será importante seguir construyendo sobre las verdades que
el niño ha aprendido acerca de quién es Dios (su carácter y personalidad) y lo que Dios ha hecho.
Dios hizo al ser humano a su imagen, así que sus hijos se parecen a él en ciertos
sentidos:”Entonces Dios dijo: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen… Creó, pues, Dios al
hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó’” (Gn. 1:26,27).
o Puede contarles que, al igual que ellos, Dios siente emociones como tristeza, enojo, y
gozo; también ríe, habla, piensa, elabora cosas, y entabla amistades.
o Es importante que los niños sepan que fueron hechos “a la imagen de Dios”, porque
entonces saben que Dios los comprende y puede ayudarlos.
o También logra que Dios sea más real para ellos; les resulta más fácil creer en él, acercarse
a él y hablar con él.
Quizá los hijos pueden identificarse más fácilmente con Jesús, porque él
o Fue humano, de carne y hueso
o Sus actividades y elecciones fueron registradas de manera que él puede leerlas
o Su hijo se puede identificar con Jesús, quien tuvo las mismas sensaciones y tentaciones
que ellos experimentan (Heb. 2:14,18).
Disfrute descubriendo la creación única que son los hijos. Ayúdeles a relacionar los talentos y la
personalidad que tienen, con el carácter de Dios.
o Tal vez puedan realizar una exhibición de talentos en familia. Cada niño demostrará una
habilidad; sea lo que sea, desde tocar el piano, hasta hacer muecas cómicas.
o Después, conversen sobre los “talentos” de Dios. ¿Cuáles de ellos les ha dado a los seres
humanos (compasión, capacidad para perdonar, creatividad, gozo)? ¿Cuáles se ha
reservado para sí mismo (omnipotencia, soberanía, omnisciencia)?
Tenga a Dios como su huésped en una comida.
o Hasta puede reservarle un lugar, para recordarles a los hijos que él siempre está presente.
o Cuando rían juntos, dé gracias a Dios por la alegría
o Cuando mencione lo orgulloso que está de sus hijos, dígales que Dios también lo está.
o Cuando cuenten chistes, recuérdeles que también Dios tiene sentido del humor.
Saque a los hijos a pasear individualmente. Al hablar y escuchar, recalque su interés en la vida
de ellos. Luego, coménteles que también Dios disfruta de ellos. Recuérdeles que Dios está
pensando en ellos, y le gusta estar con ellos.
“Jesús fue la persona perfecta que Dios necesitaba para su plan. Como él es el Hijo de Dios, es
la única persona, desde que Adán y Eva cometieran el primer pecado, que nació sin pecado. Se crio
como tú, obedeciendo a sus padres, haciendo sus tareas, yendo a la escuela, jugando y aprendiendo
cosas. Cuando Jesús tenía 30 años, empezó la obra que Dios le había dado. Recorrió su país hablándole
a la gente de cómo era Dios, y mostrándoles que Dios los amaba. Fue amigo de personas que otros
evitaban, y recibió amorosamente a los niños. Jesús también les mostró a las personas que Dios es
poderoso. Les enseñó acerca de cómo es el reino de Dios, cómo orar, y qué cosas son realmente
importantes. Por ejemplo: dijo que lo que tienes adentro es aún más importante que la manera como te
comportas.
A los líderes religiosos no les gustaba lo que Jesús enseñaba y hacía. Le tenían envidia, así que
planearon librarse de él. Le pidieron a Judas, uno de los seguidores de Jesús, que los ayudara. Una
noche, cuando Jesús estaba conversando con sus amigos, los líderes religiosos mandaron a Judas con
unos hombres para llevarlo preso. Lo llevaron al gobernante de la región, y le hicieron un juicio, porque
decía ser el Hijo de Dios. El gobernante trató de poner en libertad a Jesús, pero le tenía miedo al pueblo,
y finalmente lo entregó a los soldados para que lo clavaran a una cruz y lo mataran.
Jesús no había hecho nada malo. Era perfecto. Podía haber impedido que los soldados lo
mataran, pero no lo hizo. En realidad, no tenía por qué morir, porque nunca había pecado; pero murió
para pagar nuestros pecados, y para pagar los pecados de todos los que hayan vivido, para que tú
pudieras ser perdonado y ser hijo de Dios, como Dios siempre quiso; pero este no es el final de la
historia. Jesús no se quedó muerto. Cuando se levantó de la muerte, mostró que Dios es más poderoso
que la muerte, y que había aceptado su muerte en lugar de la de todos los demás. Jesús les dijo a sus
amigos que contaran la verdad a otros, y después, se fue al cielo para estar con Dios. Un día, Jesús
volverá para recoger a todos los hijos de Dios: los que creen que Jesús murió por ellos y, por lo tanto,
han sido perdonados. Todos estarán con Dios para siempre. ¡Nada volverá a separarlos nunca del amor
de Dios!”.
Asegúrese de que sus hijos sepan que Dios ansía tener una relación con ellos. Quiere tener una
amistad especial con él, una que él no puede tener con nadie más, porque cada niño es único. En
esta relación privada, llegan a conocer a Dios en su propia manera particular.
Los niños necesitan saber que al aceptar a Jesús como Salvador es el comienzo y no el final. Que
conocer a Dios es algo emocionante que harán durante el resto de sus vidas (Jn 14:23).
Deje que sus hijos vean cómo es su relación con Dios
o Permita que lo oigan orar con honestidad y como si fuera una conversación; anímelos a
orar de la misma manera, aun sobre cosas que pueden parecer triviales.
o Cuénteles algo que Dios le haya enseñado por medio de la Biblia
o Hable de ocasiones cuando se haya sentido especialmente cerca del Señor. Si a veces se
siente lejos de él, admítalo.
o Si considera difícil relacionarse con una persona que es invisible y no le habla a usted en
voz alta, admítalo también.
o Dígales que es lo que más extrañaría si no pudiera tener una relación con Dios. Cuando
los niños puedan aprender que una relación con Dios puede ser muy real con sus altibajos,
tendrán expectativas más realistas al iniciar su propia relación con él.
Confeccione recordatorios visuales de la relación entre sus hijos y Dios. Por ejemplo: los niños
pueden hacer un dibujo de ellos caminando con Jesús. O recorte una ilustración de Jesús de una
revista, o una hojita de las que usan en la Escuela Dominical, y péguela a un retrato de familia.
Coloque estos recordatorios donde sus hijos puedan verlos con frecuencia.
b.- Dios quiere tener una relación contigo; puedes hablar con Dios por medio de la oración
Es difícil sentirse cerca de alguien sin comunicación. Enseñe a los hijos que la manera principal
de desarrollar su relación con Dios es por medio de la oración. Explíqueles que, ya que Dios se
interesa tanto por ellos, quiere saber todo lo que hay en sus corazones y en sus mentes (1 P. 5:7).
En esta edad, es posible que oren mayormente estando usted presente y cuando usted se los
sugiera. Sin embargo, al avanzar en esta etapa, su meta será enseñarles cómo decir solos sus
oraciones (Mt. 6:6).
Al principio de esta etapa, según como sea su hijo, puede sencillamente hacer que repita las
oraciones después de usted.
o Pruebe las “oraciones ping-pong”: usted ora por algo, y luego su hijo continúa; luego lo
hace usted, y así sucesivamente.
o También puede usar las “oraciones empezadas”: después de compilar una lista de cosas
por las cuales orar, usted le da una pista de una o dos palabras de algo en la lista, y su hijo
ora por ese motivo. Esta progresión ayudará al niño a avanzar sin esfuerzo hasta poder
decir sus propias oraciones.
Al comenzar esta etapa, es posible que usted les esté indicando a los hijos sobre qué orar,
especialmente si tienen dificultad para expresar nuevas ideas. No obstante, procure hacer una
transición gradual hasta que puedan decir lo que quieren hablar con Dios.
o Ayúdeles a preparar una lista haciéndoles preguntas u ofreciendo sugerencias.
o Tarde o temprano podrán confeccionar su propia lista con un poquito de ayuda.
o Transferirles esta responsabilidad, les ayuda a ver que esta es la relación de ellos con Dios,
no la de usted.
En la variedad está el gusto, ¡también en la vida de oración! Aun si su momento principal de
oración siempre es al acostarse,
o Evite orar todas las noches por los mismos motivos, y de la misma manera.
o Procure que la oración de cada noche tenga la mayor relación posible con los
acontecimientos de ese día.
o A veces, pídale a su hijo que ore por los motivos de oración que usted tiene.
o Cambie a veces las rutinas de la hora de acostarse, a fin de que la oración no sea
meramente otro paso hacia “apagar las luces”.
o Esto refuerza la verdad de que la oración es importante.
¿Cómo podemos hablar con alguien a quien no podemos ver? Si los hijos tienen un problema con
esto, ayúdelos a comprender
o Poniéndose de pie cerca de ellos y
o Haciendo que cierren los ojos
o Guarde silencio por un momento
o Luego pregunte: “¿Estoy todavía aquí cuando tienes los ojos cerrados? ¿Cómo lo sabes?”.
o Luego explique: “Sucede lo mismo con Dios. Aunque no lo podemos ver, sabes en tu
corazón que él está aquí. Puedes saber que nunca se irá, porque la Biblia dice que siempre
estará contigo”.
Anime a los hijos para que actúen con naturalidad ante Dios. Existe una diferencia entre el respeto
y la demostración de respeto. El respeto es una cuestión del corazón, no de las palabras. Hablar
en tonos y términos reverentes puede sonar respetuoso, pero Dios ve el corazón. Está mucho más
interesado en una relación honesta, que en una que sólo “suena” piadosa.
2.- Puedes dar gracias a Dios y a Jesús por todo lo que han hecho y aún hacen por ti
Ayudar a los niños a ser agradecidos, es uno de los regalos más grandes que les puede dar.
o Ser agradecidos, los prepara para recibir la gracia de Dios
o Los guía de manera que confían en la providencia y el cuidado de Dios, y
o Fortalece su fe
o Una actitud de agradecimiento los lleva al contentamiento y la paz.
o Poder reconocer las bendiciones en todas sus formas, sean grandes o pequeñas, incidirá
sobre la formación de los hijos, y aumentará su felicidad.
o Cuando Pablo exhortó a los cristianos de Filipos a orar sin cesar, incluyó la oración de
gratitud (Fil. 4:6)
Estimular a los hijos a estar conscientes de lo que Dios está haciendo y agradecérselo, ayudará
para que se desarrolle en sus corazones una actitud de contentamiento (Fil. 4:12).
Dado que piensan en términos concretos, los niños no siempre relacionan sus oraciones con las
respuestas de Dios. Ni relacionan a Dios con las cosas maravillosas que tienen.
o Anime a los hijos a preparar una lista de sus diez cosas favoritas;
o Destaque que esta son regalos de Dios
o Si mantienen una lista de oración, ayude a los hijos a identificar también las respuestas.
De cuando en cuando, al final de un día transcurrido, hable con los hijos de las cosas no tan
buenas que hubieran podido suceder y que no sucedieron: podría haberse enfermado, tropezado
y caído, podría haber perdido el dinero para la merienda en la escuela, hubiera podido haber un
terremoto, etc. Agradezcan juntos a Dios por las cosas que no sucedieron.
Deje que los hijos perciban la gratitud de usted cuando adjudica a Dios las bendiciones que recibe.
Por ejemplo: a la hora de comer agradezca a Dios por otras cosas, aparte de la comida. Expresar
gratitud y contentamiento con lo que tiene, es un ejemplo positivo para que ellos imiten.
4.- Puedes leer acerca de Dios y su Hijo Jesús en la Biblia, o en un libro de historias bíblicas. Empiezas
a leer por ti mismo la Biblia y a tener tu momento a solas con Dios.
Ha llegado el momento para llevar la lectura bíblica a otro nivel.
o Indíqueles que Dios puede enseñarles muchas cosas cuando leen (Jn. 5:39).
o Cuando lean juntos, inicie con su hijo la costumbre de pedir a Dios que les ayude a
aprender lo que su Palabra puede enseñarles, y de pedirle también que les ayude a
comprenderla. Haga esto cada vez que se disponen a leerla.
o Tal vez pueda leer el Salmo 119 con el niño, buscando los versículos que alaban y valoran
“la ley” (la Palabra de Dios).
De cuando en cuando, mencióneles que llegará el día cuando ellos mismos leerán la Biblia.
o Ayúdeles a esperar esto con anticipación como parte de llegar a ser “grande”, y como
parte de pasar un momento con Dios diariamente, y de ir conociéndolo mejor.
o En esta etapa, es probable que usted esté leyendo con ellos, pero déjelos tomar algo de
iniciativa. Por ejemplo, pueden buscar su libro de historias bíblicas y guardarlo, pueden
poner un marcador cuando hayan terminado, y pueden ayudar a decidir si leerá usted una,
dos, o tres historias en esa ocasión.
Cuando lea, se sorprenderá con qué frecuencia algo en la historia bíblica coincide con sus luchas,
o aún, con algo que les sucedió ese día.
o Converse con ellos acerca de esas “coincidencias”.
o Muéstreles cómo lo que sucedió en la historia, se compara con lo que les sucedió ese día.
Esto les ayudará a ver lo pertinente que es la Biblia, y cómo Dios la usa para hablarles.
Busque oportunidades para incluir las verdades de la historia bíblica en el momento de la oración
del niño. Por ejemplo: puede orar: “Señor, ayuda a Clarita a confiar en ti como confió David
cuando tuvo que enfrentarse con Goliat”. Esto subraya que las lecciones bíblicas son para ser
aplicadas, y que podemos confiar que Dios puede ayudarnos a cambiar a medida que vamos
aprendiendo más y más de su Palabra.
C.- Vivir – Cómo pueden los niños de cinco y seis años vivir su fe
En la sección previa de este curso, hablamos acerca de cómo todos los creyentes, de cualquier
edad, viven su fe por medio de ser seguidores de Dios y hacer lo que le agrada. Su pequeño está listo
para avanzar en estas dos áreas significativas.
c.- El camino que Dios quiere, es el mejor para ti. Puedes ser todo lo que Dios quiere que seas si sigues
a Jesús.
Dios sabía que los niños necesitarían una motivación práctica y concreta para seguir su camino,
por eso hizo que Pablo lo expresara con palabras.
o Les dijo a los hijos que obedecieran a sus padres para que les fuera bien y vivieran o
disfrutaran de una larga vida (Ef. 6:1-3).
o Si sus hijos conocen a Dios, confían en él, y aprenden a hacer las cosas como él indica,
tendrán lo que necesitan para vivir realmente la vida, en lugar de que los aplaste
Dios también sabía que necesitarían un ejemplo. Por lo tanto, Jesús vivió como Dios indica, y su
historia en la Biblia les muestra a sus hijos cómo quiere Dios que se comporten (Jn. 1633).
Cuando use relatos bíblicos para mostrar cómo vivir de la manera que Dios quiere, ayude a sus
hijos a relacionar las acciones de los personajes con los resultados. Por ejemplo: José fue fiel a
Dios. Sufrió por un tiempo en la cárcel, pero más adelante Dios recompensó su fidelidad dándole
una posición de importancia, segunda después de Faraón, en todo Egipto. Jonás ilustra las
consecuencias negativas de hacer las cosas como uno quiere. Otros relatos que muestran
claramente las consecuencias son los del rey Saúl, Gedeón, y Faraón en el tiempo de las plagas.
Por otro lado, los relatos de la vida de Jesús, muestran la manera correcta de vivir.
Cuando uno está tenso o apurado, es fácil contestar las preguntas de los hizo con un: “Porque lo
digo yo”; pero esta falta de razonamiento no les ayuda a comprender que sus órdenes son para el
propio bien de ellos; eso no les ayuda a confiar en usted. Del mismo modo: “Porque Dios lo dice”,
tampoco es adecuado. En la Biblia, Dios no se limita a decirnos lo que tenemos qué hacer, sino
que muchas veces nos explica el por qué. Si no sabe usted el por qué detrás de un mandato,
investíguelo, o pregúntele a alguien que conozca mejor la Biblia.
d.- Dios quiere que en tu corazón pongas sólo cosas buenas
Los niños de esta edad, están empezando a mirar más programas de TV y videocintas. Es
importante enseñarles desde muy pequeños el concepto de guardar sus corazones. Puede decir
algo como: “Dios quiere que elijas cosas buenas para poner en tu corazón para que seas feliz. Así
como Dios es bueno cariñoso, queremos serlo también nosotros. En consecuencia, queremos
mirar cosas que son buenas y cariñosas”. Recuérdeles Lc. 6:45.
El apóstol Pablo presenta una lista de aquello que debe ocupar nuestro tiempo y nuestra atención
(Fil. 4:8).
¿Se pregunta cómo la TV, los libros, y otros medios están influyendo sobre los hijos? Los juegos
de los niños en que asumen el rol de algún personaje, son una manera excelente de percibir lo que
tienen en su corazón.
o Observe quiénes pretender ser, y verá lo que ha entrado en sus corazones. ¿Toman sus
soldaditos y “pelean” con ellos hasta la muerte? ¿Hacen que sus muñecas “hablen”
groseramente entre ellos, o que toquen temas “adultos”, inadecuados?
o Si puede seguirles la pista a estas conductas, y dar con los programas u otras fuentes
específicas que las generan, determine si necesita darles un corte a éstos, y explíqueles
por qué.
Los niños de esta edad pueden tener miedo y sufrir pesadillas, especialmente si están absorbiendo
cosas incorrectas.
o Explíqueles a los hijos que cuando tienen pesadillas puede ser por haber mirado cosas que
los molestan.
o Primero, consuélelos y ore por ello, luego, trate de ayudarles a identificar el origen de sus
temores.
o Recalque que, si quieren tener sueños agradables, tienen que poner cosas agradables en
sus corazones.
o ¿A sus hijos les molestan los programas de TV que tienen algo de violencia, que son de
miedo, o que dicen malas palabras? En lugar de darles a entender que son débiles,
elógielos por ser sensibles. Ayúdeles a tomar la determinación de darle la espalda a esos
programas.
Tenga cuidado de no practicar dobles normas en su hogar, comunicando “Tú no puedes mirar
ciertas cosas, pero yo puedo mirar cualquier cosa porque soy adulto”. Muéstreles a los hijos que
usted también se pone límites en lo que mira a fin de guardar su corazón y agradar a Dios.
Su hijo de cinco a seis años ya va encaminado, bien dirigido a conocer quién es Dios, a desarrollar
una relación con él, y a vivir su fe.