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Colegio Ilvermorny de

Magia
By J.K. Rowling

La mayor escuela de magia de Norteamérica se fundó en


el siglo XVII. Se encuentra en el pico más alto del monte
Greylock, donde se oculta de ojos no mágicos gracias a
una combinación de poderosos encantamientos que a
veces se manifiestan en forma de nube en espiral.

Orígenes irlandeses

Isolt Sayre nació en torno al 1603 en el valle de


Coomloughra, en el condado irlandés de Kerry, donde
pasó sus primeros años de vida. Descendía de dos familias
de magos de sangre limpia.

Su padre, William Sayre, era descendiente directo de la


famosa bruja irlandesa Morrigan, una animaga cuya
forma de criatura era un cuervo, y apodó Morrigan a su
hija por la afinidad con el mundo natural que mostró de
pequeña. Su más tierna infancia fue idílica. Sus padres la
querían mucho y elaboraban curas mágicas para humanos
y ganado para ayudar discretamente a sus vecinos muggle.

Cuando tenía cinco años, Isolt se quedó huérfana.


Asaltaron la casa familiar y sus padres murieron. Su tía,
Gormlaith Gaunt (de quien su madre se había
distanciado), la rescató del fuego y se la llevó al valle
vecino de Coomcallee, o Cañada de la Bruja, donde la crio.

Cuando Isolt se hizo mayor, se dio cuenta de que, en


realidad, su salvadora la había secuestrado y había
matado a sus padres. Gormlaith era una persona inestable
y cruel, una sangre limpia fanática que pensaba que la
amabilidad que su hermana mostraba a sus vecinos
muggle llevaría a Isolt por el mal camino: un matrimonio
mixto con un hombre no mágico. Estaba convencida de
que era la única manera de que la niña creciese "por el
buen camino": aprendería que era descendiente tanto de
Morrigan como de Salazar Slytherin y que debía
relacionarse solo con otros sangre limpia.
Gormlaith consideraba que ella era el modelo que Isolt
necesitaba y obligó a la niña a observar mientras maldecía
y embrujaba a todo muggle o animal que se acercase
demasiado a su cabaña. La gente aprendió enseguida que
debía evitar la morada de Gormlaith y, desde entonces, el
único contacto que Isolt tuvo con los vecinos, con los que
compartió amistad en su día, eran los niños que le tiraban
piedras cuando jugaba en el jardín.

Cuando Isolt recibió la carta de Hogwarts, Gormlaith le


prohibió asistir, alegando que aprendería más en casa que
en un peligroso colegio igualitario lleno de sangre sucia.
Sin embargo, como Gormlaith había sido alumna de
Hogwarts, le contó a Isolt muchas historias del colegio.
Aunque lo hacía para desprestigiarlo, pues lamentaba que
los planes de Salazar Slytherin para preservar la pureza
del mundo mágico no se hubiesen llevado a cabo. Para su
sobrina, aislada y maltratada por una tía a la que creía
medio loca, Hogwarts parecía el paraíso y durante su
infancia fantaseó con él a menudo.

Durante doce años Gormlaith se aseguró la cooperación y


el aislamiento de Isolt con magia oscura muy poderosa,
pero, un día, la joven se armó de valor, le robó la varita a
su tía (pues no le permitía tener una propia) y se escapó.
Isolt solo se llevó una cosa más con ella: un broche de oro
con forma de nudo gordiano que pertenecío a su madre.
Después, huyó del país.

Como tenía miedo de la represalia de Gormlaith y de sus


prodigiosas habilidades de rastreo, se marchó primero a
Inglaterra, pero Gormlaith pronto averiguó su paradero.
Isolt, resuelta a esconderse de manera que su madre
adoptiva nunca la encontrase, se cortó el pelo, se hizo
pasar por un chico muggle llamado Elias Story y zarpó
rumbo al Nuevo Mundo a bordo del Mayflower en 1620.

Isolt llegó a América junto a los primeros colonos muggles


(la comunidad mágica norteamericana llama nomajs a los
muggles). Pronto, desapareció sin dejar rastro y se
escondió en las montañas; sus compañeros de viaje
asumieron que Elias Story había muerto de frío, como
muchos otros aquel largo invierno. Isolt dejó la nueva
colonia en parte porque aún temía que Gormlaith la
encontrara, incluso en un nuevo continente, pero también
porque el viaje a bordo del Mayflower le había mostrado
que una bruja no encontraría muchos amigos entre los
puritanos.

Isolt estaba sola en un país hostil que no conocía y, hasta


donde sabía, estaba a cientos, si no miles, de kilómetros
de cualquier otra bruja o mago; en sus lecciones parciales,
Gormlaith nunca mencionó a los magos indios. Sin
embargo, después de pasar varias semanas sola en las
montañas, conoció a dos criaturas mágicas cuya existencia
desconocía.

El escondetrás es un espectro nocturno que vive en el


bosque y que caza criaturas humanoides. Tal como sugiere
su nombre, puede contorsionarse para esconderse detrás
de casi cualquier objeto y ocultarse así de la mirada de
cazadores y víctimas. Los nomajs han sospechado de su
existencia, pero no pueden hacer frente a su poder. Solo
una bruja o un mago tiene posibilidad de sobrevivir a los
ataques de un escondetrás.

El pukwudgie es una criatura nativa de América, un


pariente lejano del duende europeo de poca estatura, con
la cara gris y las orejas largas. Es muy independiente y
astuto, no le tiene mucho cariño a los humanos (ya sean
mágicos o no) y posee una magia poderosa. Los
pukwudgies cazan con flechas que contienen un veneno
mortal y disfrutan gastando bromas a los humanos.

Ambas criaturas se encontraron en el bosque y el


escondetrás, que tenía un tamaño y fuerza poco habitual,
no solo logró capturar a este pukwudgie joven e inexperto,
sino que estaba a punto de destriparlo cuando Isolt le
lanzó una maldición que le hizo huir. Isolt no sabía que el
pukwudgie pudiera ser extraordinariamente peligroso
para los humanos, así que lo recogió y se lo llevó a su
refugio improvisado para cuidarlo hasta que recuperase la
salud.

El pukwudgie declaró que estaba obligado a servir a Isolt


hasta que pudiese devolverle el favor. Para él era una
humillación estar en deuda con una bruja joven que era
tan ingenua como para vagar por un país que desconocía,
en el que un pukwudgie o un escondetrás podía atacar en
cualquier momento, así que Isolt tuvo que escuchar a
menudo las quejas del pukwudgie mientras este la seguía
con paso lento.
A pesar de la ingratitud del pukwudgie, Isolt lo
encontraba gracioso y agradecía la compañía. Con el
tiempo se fue forjando una amistad casi única en la
historia de las dos especies. Fiel a los tabús de su gente, el
pukwudgie se negó a decirle su nombre, así que Isolt
decidió apodarlo William, igual que su padre.

La serpiente cornuda

William empezó a enseñarle a Isolt las criaturas mágicas


que él conocía. Viajaron juntos para ver cazar a los hodags
cabeza de rana, se enfrentaron a un snallygaster
dragoniano y observaron cómo jugaban las crías de
wampus al amanecer.

Lo que más fascinó a Isolt fue la gran serpiente de río


cornuda que tenía una joya en la frente y que vivía en un
arroyo cercano. Hasta su guía pukwudgie se sentía
aterrado ante esta bestia pero, para su asombro, Isolt
parecía gustarle a la serpiente. Lo más alarmante para
William era que Isolt asegurase entender lo que la
serpiente cornuda le decía.
Ella aprendió que no debía hablarle a William de su
extraña afinidad con la serpiente ni informarle de que la
serpiente parecía contarle cosas. Empezó a visitar el
arroyo sola y jamás le contaba al pukwudgie dónde había
estado. El mensaje de la serpiente era siempre el mismo:
"Hasta que no pertenezca a tu familia, tu familia está
maldita".

Isolt no tenía familia, excepto Gormlaith, allá en Irlanda, y


no lograba entender el críptico mensaje de la serpiente
cornuda, pero tampoco sabía si la voz que parecía hablarle
era imaginación suya o no.

Webster y Chadwick Boot

Isolt pudo reunirse finalmente con gente como ella,


aunque fue en circunstancias trágicas. William y ella
estaban buscando comida en el bosque un día cuando
oyeron un ruido espeluznante no muy lejano. William
gritó a Isolt que no se moviera y salió corriendo, flecha en
mano.
Por supuesto, Isolt no siguió sus indicaciones y se
encontró con una escena horrible al llegar a un pequeño
claro poco después. El mismo escondetrás que había
intentado matar a William había tenido más éxito con un
par de ingenuos humanos que ahora yacían muertos en el
suelo. Peor aún, muy cerca había dos niños gravemente
heridos que esperaban su turno mientras el escondetrás se
preparaba para destripar a sus padres.

El pukwudgie e Isolt vencieron sin dificultad al


escondetrás y esta vez lograron destruirlo. El pukwudgie
estaba encantado con su labor de aquella tarde y siguió
recogiendo moras ignorando los leves quejidos de agonía
de los niños que yacían en el suelo. Isolt le indicó muy
enfadada que ayudase a llevar a los niños al refugio y
William se cogió una buena rabieta. Los niños, según dijo,
ya estaban muertos. Ayudar a la humanidad iba en contra
de las creencias de su especie: Isolt solo era una
afortunada excepción porque le había salvado la vida.

La insensibilidad del pukwudgie enervó a Isolt y le


propuso salvar la vida de uno de los niños para
compensarla por ese episodio. Los dos niños estaban tan
enfermos que temía aparecerse con ellos, pero insistió en
llevarlos al refugio. A regañadientes, el pukwudgie aceptó
llevar al niño más mayor, que se llamaba Chadwick,
mientras que Isolt cargó con el pequeño Webster.

Una vez allí, Isolt le dijo furiosa a William que ya no lo


necesitaba. El pukwudgie le echó una mirada furibunda y
se desvaneció.

Los chicos Boot y James Steward


Isolt había sacrificado a su único amigo por dos niños
pequeños que quizás no sobrevivirían. Afortunadamente
lo lograron y se llevó una grata sorpresa al descubrir que
eran mágicos.

Los padres de Chadwick y Webster eran magos y los


habían llevado a América en busca de aventuras
fascinantes. El viaje terminó en tragedia cuando la familia
se adentró en los bosques y se encontró con el
escondetrás. Al no estar familiarizado con este tipo de
espíritus, el señor Boot pensó que se trataba de un boggart
común o de jardín e intentó ridiculizarlo. El desenlace,
como Isolt y William presenciaron, fue horrible.

Los niños estuvieron tan graves las dos primeras semanas


que Isolt no se atrevió a dejarlos. La preocupaba que, con
las prisas de salvar a los niños, no había podido enterrar
dignamente a sus padres. Cuando Chadwick y Webster
por fin se recuperaron lo suficiente como para poder
dejarlos solos unas horas, Isolt volvió al bosque con la
intención de cavar unas tumbas que los chicos pudieran
visitar algún día.

Para su sorpresa, al llegar al claro se encontró con un


joven llamado James Steward. Él también pertenecía al
asentamiento de Plymouth. Tras perder a la familia que
había conocido en su viaje a América, entró en el bosque
para buscarlos.

Isolt observó cómo James terminaba de marcar las


tumbas que había cavado a mano. Después, recogió las
varitas rotas que había encontrado junto a los señores
Boot. Con el entrecejo fruncido, examinó el centro
brillante de fibra de corazón de dragón que sobresalía de
la varita del señor Boot y la agitó a la ligera. Como
siempre sucede cuando un nomaj agita una varita, esta se
rebeló. James salió despedido del claro y cayó noqueado
al golpearse con un árbol.

Se despertó en un pequeño refugio de ramas y pieles y se


encontró con que Isolt lo estaba cuidando. Ella no podía
ocultarle su magia en un lugar tan pequeño, sobre todo
cuando preparaba pociones para ayudar a recuperarse a
los niños Boot o cuando usaba su varita para cazar. La
idea de Isolt era desmemoriar a James cuando se
recuperase del golpe y enviarlo de nuevo a la colonia de
Plymouth.

Pero mientras tanto, disfrutaba de tener un adulto con el


que hablar, sobre todo alguien que se llevaba bien con los
Boot y los entretenía mientras se recuperaban de sus
heridas mágicas. Como James había sido cantero en
Inglaterra, ayudó a Isolt a construir una casa de piedra en
lo alto del monte Greylock elaborando un diseño factible
que ella puso en pie en apenas una tarde. Isolt decidió
llamar a su nuevo hogar Ilvermorny, en recuerdo de la
cabaña en la que había nacido y que Gormlaith había
destruido.

Día tras día, Isolt se prometía desmemoriarlo, pero el


miedo de James a la magia se iba desvaneciendo poco a
poco hasta que finalmente pareció más fácil admitir que
estaban enamorados. Se casaron y no hubo más que
hablar.

Cuatro casas
Isolt y James consideraban a los Boot sus hijos adoptivos.
Isolt les contó las historias de Hogwarts que Gormlaith le
había transmitido. Los niños deseaban ir a ese colegio y
preguntaban constantemente por qué no podían volver
todos a Irlanda para esperar allí sus cartas. Pero Isolt no
quería asustarles hablándoles de Gormlaith. A cambio, les
prometió que cuando cumplieran once años, encontraría
una varita para cada uno (las de sus padres eran
irreparables) y asistirían a clases de magia en la casa.
Esta promesa despertó la imaginación de Chadwick y
Webster. Prácticamente todas las ideas que los chicos
tenían sobre cómo debía de ser un colegio de magia se
basaban en Hogwarts, así que se empeñaron en que
Ilvermorny tuviera cuatro casas. Enseguida abandonaron
la idea de ponerle sus nombres, como fundadores, pues
Webster creía que una casa que se llamase Webster Boot
nunca podría ganar nada, y optaron por elegir cada uno su
criatura mágica favorita. Chadwick, un chico inteligente
aunque algo temperamental, eligió el ave del trueno, un
pájaro que puede generar una tormenta con solo volar. El
obstinado pero leal Webster optó por el wampus, un felino
mágico de aspecto similar a una pantera, rápido, fuerte y
prácticamente imposible de matar. Para Isolt se trataba,
por supuesto, de la serpiente cornuda que seguía visitando
y por la que sentía una afinidad especial.

Cuando le preguntó cuál era su criatura favorita, James no


supo qué decir. El único nomaj de la familia no era capaz
de identificarse con las criaturas mágicas que el resto
conocía tan bien. Finalmente, eligió al pukwudgie porque
las anécdotas que su mujer le había contado del
cascarrabias de William siempre le hacían reír.
Y así es como se crearon las cuatro casas de Ilvermorny.
Aunque los cuatro fundadores aún no lo sabían, las
personalidades de cada uno se filtraron en las casas que
habían bautizado con tanta ligereza.
El sueño

El undécimo cumpleaños de Chadwick se acercaba e Isolt


no sabía cómo conseguir la varita que le había prometido.
Que ella supiese, la única varita que había en América era
la que le había robado a Gormlaith. No se atrevía a
diseccionarla para averiguar cómo estaba fabricada y, tras
investigar las varitas de los padres de los chicos, solo pudo
averiguar que la fibra de corazón de dragón y el pelo de
unicornio que contenían se habían marchitado hasta
morir.

La víspera del cumpleaños de Chadwick, Isolt soñó que


bajaba al arroyo en busca de la serpiente cornuda; esta
salía del agua y acercaba su cabeza para que pudiera
cortar una gran esquirla de su cuerno. Así que se despertó
en plena oscuridad y se dirigió al arroyo.
La serpiente cornuda la estaba esperando. Levantó su
cabeza igual que en el sueño, cortó el trozo de su cuerno y
le dio las gracias antes de regresar a casa para despertar a
James, que había decorado la casa haciendo alarde de su
habilidad con la piedra y la madera.

Cuando Chadwick se despertó al día siguiente, encontró


una varita tallada finamente que contenía el cuerno de la
serpiente. Isolt y James lograron crear una varita de poder
excepcional.

La fundación del Colegio


Ilvermorny

Cuando Webster cumplió once años, la reputación de su


pequeña escuela familiar ya había crecido. Dos niños
mágicos más de la tribu wampanoag se habían sumado a
una madre narragansett y sus dos hijas, y todos ellos
estaban interesados en aprender movimientos de varita a
cambio de compartir sus propios conocimientos mágicos.
Cada uno recibió varitas hechas por Isolt y James. Algún
tipo de instinto protector le dijo a Isolt que reservase los
núcleos de serpiente cornuda para sus hijos, así que
James y ella aprendieron a usar otro tipo de núcleos,
como pelos de wampus, fibras de corazón de snallygaster
o cuernos de jackalope.

Corría el año 1634 y la escuela había crecido mucho más


de lo que podía haber soñado la familia. La cabaña crecía
un poco más cada año. Como el número de alumnos había
crecido, aunque el colegio era aún pequeño, había
suficientes niños para hacer realidad el sueño de Webster
y realizar competiciones entre las casas. Sin embargo, la
fama de la escuela aún no había trascendido más allá de
las tribus de indios y de los colonos europeos de la región,
y el colegio no tenía alumnos internos. Los únicos que se
quedaban en Ilvermorny una vez caía la noche eran Isolt,
James, Chadwick, Webster y las gemelas recién nacidas:
Martha, como la madre de James, y Rionach, como la de
Isolt.

La venganza de Gormlaith
Esta gran familia, feliz y atareada, ignoraba que un gran
peligro les acechaba. Los rumores de la fundación de un
nuevo colegio de magia en Massachusetts habían llegado
al viejo continente. Se decía que la directora recibía el
sobrenombre de Morrigan en honor de la famosa bruja
irlandesa. Sin embargo, hasta que no se enteró de que el
nombre de la escuela era Ilvermorny, Gormlaith no se
creyó que Isolt había viajado hasta América sin que nadie
se diera cuenta para casarse, no con un muggle de
nacimiento, sino con un auténtico muggle. Además, había
abierto una escuela para formar a cualquiera que tuviera
una pizca de magia.

Hacía ya tiempo que Gormlaith había comprado una


nueva varita en la tienda que tanto despreciaba, la de
Ollivanders, para sustituir a la preciada reliquia familiar
que Isolt había robado. No quería que su sobrina supiera
que estaba en camino hasta que fuera demasiado tarde,
así que, sin saberlo, imitó a Isolt: se hizo pasar por
hombre y zarpó a bordo del Bonaventure. Con la maldad
que le caracterizaba decidió utilizar el nombre de William
Sayre, padre de Isolt. Gormlaith llegó a Virginia y, con
mucho sigilo, se dirigió hacia Massachusetts y el monte
Greylock. Llegó a la montaña una noche de invierno. Se
proponía devastar la segunda Ilvermorny, matar a los
padres que habían frustrado su ambición de formar una
gran familia de sangre limpia, secuestrar a sus sobrinas-
nietas, las últimas de tan sagrado linaje, y regresar con
ellas a la Cañada de la Bruja.

En cuanto divisó el gran edificio de granito que se alzaba


en la oscuridad sobre el monte Greylock, Gormlaith echó
una maldición sobre la casa que contenía los nombres de
Isolt y James y que hizo que estos cayeran en un profundo
sueño encantado.

Después, pronunció una sola palabra sibilante en lengua


pársel, la lengua de las serpientes. La varita que durante
tantos años había servido a Isolt tembló una vez en la
mesita de noche y se desactivó. En todos los años que se
valió de ella, Isolt nunca supo que en su mano tenía la
varita de Salazar Slytherin, uno de los fundadores de
Hogwarts, y que contenía un fragmento del cuerno de una
serpiente mágica: en este caso, de un basilisco. El creador
había instruido a la varita para que se durmiese cuando se
le ordenase, un secreto que los miembros de la familia de
Slytherin se habían pasado de generación en generación.

Lo que Gormlaith no sabía era que en la casa vivían otras


dos personas a las que no había encantado, pues no había
oído hablar ni de Chadwick, de dieciséis años, ni de
Webster, de catorce. El otro dato que no sabía era lo que
contenía el núcleo de sus varitas: el cuerno de la serpiente
de río. Esas varitas no se desactivaron cuando Gormlaith
habló en pársel, sino que, al oír aquella lengua antigua, el
centro mágico comenzó a vibrar y, presintiendo que su
dueño estaba en peligro, empezó a emitir una nota
musical grave, la misma que emite la serpiente cornuda
cuando siente una amenaza.

Los niños Boot se despertaron y salieron de la cama.


Chadwick miró instintivamente por la ventana. Entre los
árboles pudo ver la silueta de Gormlaith Gaunt
acercándose sigilosamente hacia la casa.

Como todos los niños, Chadwick había oído y entendido


más de lo que sus padres adoptivos se imaginaban. Creían
que habían conseguido protegerle de las historias de la
cruel Gormlaith, pero se equivocaban. Cuando era
pequeño, Chadwick oyó a Isolt hablar del motivo por el
que se había escapado de Irlanda y, lo que no podían
imaginar ella y James, es que a menudo la imagen de una
vieja bruja le atormentaba en sueños, acercándose poco a
poco a Ilvermorny a través de los árboles. Esta vez, la
pesadilla se había materializado.

Le dijo a Webster que avisara a sus padres e hizo lo único


que en aquel momento tenía sentido para él: salió
corriendo de la casa para enfrentarse a Gormlaith e
impedir que entrase a donde su familia dormía.

Gormlaith no esperaba encontrarse con un mago


adolescente y lo subestimó en un principio. Chadwick
esquivó su maldición con destreza y comenzaron el duelo.
Gormlaith, a pesar de ser mucho más poderosa que
Chadwick, tuvo que admitir que el chico tenía talento y
había sido bien instruido. Mientras le echaba maldiciones
con el objetivo de someterlo y lo hacía retroceder hacia la
casa, le preguntó por el origen de su familia pues, según
dijo, detestaría matar a un sangre limpia.
Mientras, Webster intentaba despertar a sus padres, pero
el encantamiento los había afectado con tal profundidad
que ni los gritos de Gormlaith ni las maldiciones que
golpeaban la casa pudieron despertarlos. Webster se lanzó
escaleras abajo y se sumó al duelo que proseguía al pie de
la casa.

Este dos contra una le puso las cosas difíciles y, por si


fuera poco, los núcleos gemelos de las varitas de los Boot
multiplicaban su fuerza por diez al utilizarse contra un
mismo enemigo. A pesar de todo, la magia de Gormlaith
era suficientemente oscura y fuerte como para hacerles
frente. Por un lado, Gormlaith aún reía y prometía a los
chicos indulgencia si podían probar que eran sangre
limpia; por otro, Chadwick y Webster ponían todo su
empeño en evitar que la bruja llegase hasta su familia. Los
hermanos se vieron forzados a entrar en la casa. Isolt y
James seguían durmiendo mientras las paredes se
resquebrajaban y las ventanas se hacían añicos en el piso
de abajo, pero las gemelas se despertaron y empezaron a
llorar de miedo.
Eso fue lo que deshizo el encantamiento de Isolt y James.
La rabia y la magia no podían despertarlos, pero los
alaridos de sus hijas rompieron la maldición que
Gormlaith había echado, la cual, al igual que Gormlaith,
no tenía en cuenta el poder del amor. Isolt le gritó a James
que fuese hacia las niñas y ella corrió para ayudar a sus
hijos adoptivos con la varita de Slytherin en la mano.

Cuando la levantó para atacar a su odiada tía, se dio


cuenta de que, para lo que iba a servirle, la varita
durmiente era igual que un palo roto. Regodeándose,
Gormlaith hizo que Isolt, Chadwick y Webster
retrocediesen escaleras arriba y los dirigió hacia el lugar
del que procedía el llanto de sus sobrinas-nietas.
Finalmente logró abrir las puertas de su dormitorio y allí
encontró a James listo para morir delante de las cunas de
sus hijas. Isolt estaba convencida de que todo estaba
perdido y llamó a gritos a su padre asesinado sin saber lo
que decía.

Se oyó un gran estruendo y la luz de la luna desapareció


unos instantes cuando William el pukwudgie apareció en
el alféizar. Antes de que Gormlaith supiese qué estaba
pasando, una flecha envenenada le había atravesado el
corazón. Se le escapó un grito sobrenatural que se pudo
oír a cientos de kilómetros. La vieja bruja se había
aprovechado de todo tipo de magia oscura para volverse
invencible y todas esas maldiciones reaccionaron en
contacto con el veneno del pukwudgie, petrificándola
hasta volverla tan quebradiza como el carbón y romperse
en un millón de pedazos. La varita de Ollivanders cayó al
suelo y explotó. Todo lo que quedaba de Gormlaith Gaunt
era un montón de polvo humeante, un palo roto y una
fibra de corazón de dragón carbonizada.

William les había salvado la vida. A cambio de su gratitud,


el pukwudgie bramó que se había dado cuenta de que Isolt
no se había dignado a decir su nombre en una década y
que se sentía ofendido porque solo le llamaba cuanto
estaba a punto de morir. Ella tuvo el tacto de no decir que
había llamado a otro William. James estaba encantado de
conocer al pukwudgie del que había escuchado tantas
historias y, sin recordar que esta especie odiaba a casi
todos los humanos, apretó la mano del perplejo William y
le dijo lo agradecido que estaba por haberle puesto su
nombre a una de las casas de Ilvermorny.
Se cree que este halago ablandó el corazón de William
porque al día siguiente trasladó a su familia de
pukwudgies a la casa y, a regañadientes como siempre, los
ayudó a reparar todos los destrozos que había causado
Gormlaith. Fue entonces cuando afirmó que los magos
eran demasiado lelos como para protegerse bien y negoció
un anticipo considerable en oro para convertirse en el
servicio privado de seguridad y mantenimiento del
colegio.

El legado de Slytherin

La varita de Slytherin seguía inactiva tras la orden en


pársel de Gormlaith. Isolt no hablaba la lengua y, además,
no quería volver a utilizar una varita que era lo único que
quedaba ya de su triste infancia. Ella y James la
enterraron lejos de los terrenos del colegio.

Al cabo de un año, una especie desconocida de colubrina


había crecido allí donde estaba enterrada la varita.
Intentaron podarlo y arrancarlo de la tierra, pero el árbol
resistía. Después de algunos años descubrieron que las
hojas tenían poderes medicinales. El árbol parecía
atestiguar el hecho de que la varita de Slytherin, al igual
que sus descendientes repartidos por el mundo, contenía
bondad y maldad. Lo mejor de él parecía haber migrado a
América.

Crecimiento del colegio

Los años que siguieron a aquel incidente, la fama de


Ilvermorny creció sin parar. La casa de granito se
convirtió en un castillo y contrataron a nuevos profesores
para cubrir una demanda cada vez mayor. Magos y brujas
de toda América empezaron a acudir al colegio, y este se
tuvo que convertir en un internado. Ya en el siglo
diecinueve, Ilvermorny había adquirido la fama
internacional que aún conserva hoy en día. Isolt y James
compartieron la dirección del colegio durante muchos
años y fueron muy queridos tanto por muchas
generaciones de estudiantes como por sus familias.

Chadwick se convirtió en un gran mago que viajó por


medio mundo y escribió Los encantamientos de
Chadwick, Volúmenes I-VII, libros que a día de hoy aún se
utilizan en las aulas de Ilvermorny. Se casó con una
sanadora mexicana llamada Josefina Calderon, y la
familia Boot-Calderon sigue siendo una de las familias de
magos más prominentes de América.

Antes de que se crease el MACUSA (el Mágico Congreso


de USA), el Nuevo Mundo carecía de seguridad mágica.
Webster Boot se convirtió en lo que ahora llamaríamos
auror autónomo. Durante un viaje a Londres para
repatriar a un mago tenebroso especialmente cruel,
Webster conoció y se enamoró de una joven bruja
escocesa que trabajaba en el Ministerio de Magia. Así que
parte de la familia Boot regresó a su país de origen y los
descendientes de Webster se formaron en Hogwarts.

Martha, la mayor de las gemelas de James e Isolt, era una


squib. Aunque sus padres y hermanos adoptivos la
querían mucho, era doloroso para ella crecer en
Ilvermorny sin poder desarrollar su magia. Finalmente se
casó con el hermano no mágico de un amigo de la tribu
pocomtuc y desde entonces vivió como una nomaj.
Rionach, la pequeña de las gemelas, fue profesora de
Defensa Contra las Artes Oscuras en Ilvermorny durante
muchos años. Rionach nunca se casó. Se había extendido
el rumor, aunque la familia nunca lo confirmó, de que
Rionach, al contrario que su hermana Martha, podía
hablar en lengua pársel y estaba decidida a no perpetuar
el linaje de Slytherin (la rama norteamericana de la
familia no sabía que Gormlaith no era la última Gaunt, y
que en Inglaterra el árbol genealógico seguía creciendo).

Isolt y James vivieron más de 100 años. Habían visto a la


cabaña de Ilvermorny convertirse en castillo de granito y,
cuando murieron, su colegio era tan famoso que familias
de toda Norteamérica suplicaban poder educar a sus hijos
allí. Habían contratado personal, construido dormitorios y
ocultado el colegio de nomajs cotillas con ingeniosos
encantamientos. En resumen, la niña que había soñado
con ser alumna de Hogwarts había ayudado a fundar el
equivalente norteamericano.

Ilvermorny hoy
Como sería de esperar en una escuela cofundada por un
nomaj, Ilvermorny tiene fama de ser una de las
instituciones más democráticas y menos elitistas de todas
las grandes escuelas de magia.

Unas estatuas de mármol de Isolt y James flanquean la


entrada al castillo de Ilvermorny. Las puertas dan a una
sala redonda rematada por una cúpula de cristal. A media
altura, una balconada de madera recorre la sala. La
estancia no tiene más decoración que cuatro enormes
tallas de madera que representan a las casas: la serpiente
cornuda, la pantera wampus, el ave del trueno y el
pukwudgie.

Mientras el resto del colegio observa desde la balconada,


los nuevos estudiantes entran en fila en el vestíbulo. Se
distribuyen alrededor de la sala y, uno a uno, deben ir
hasta el centro y colocarse sobre el símbolo del nudo
gordiano grabado en el suelo de piedra. En silencio, el
colegio espera a que las tallas actúen. Si la serpiente
cornuda quiere al alumno, el cristal engarzado en su
frente se ilumina. Si el wampus lo escoge, se oye un
rugido. El ave del trueno indica su aprobación batiendo
las alas y el pukwudgie alza una flecha al aire.

Si más de una talla indica que desea incluir al alumno en


su casa, el alumno es quien decide. Rara vez, quizás una
por década, recibe un alumno una invitación a las cuatro
casas. Seraphina Picquery, quien presidió el MACUSA de
1920 a 1928, fue la única bruja de su generación que
recibió tal honor, y eligió la serpiente cornuda.

Hay quien dice que las casas de Ilvermorny simbolizan al


mago o bruja completo: Serpiente cornuda representa la
mente; Wampus, el cuerpo; Pukwudgie, el corazón; y Ave
del trueno, el alma. Otros aseguran que Serpiente cornuda
elige a los sabios; Wampus, a los guerreros; Pukwudgie, a
los sanadores; Ave del trueno, a los aventureros.

La Ceremonia de Selección no es la única gran diferencia


entre Hogwarts e Ilvermorny (aunque sí que tienen
muchas similitudes). Tras haber sido asignados a una
casa, los estudiantes deben pasar a una gran sala en la que
eligen (o son elegidos por) una varita. Hasta que se revocó
la Ley Rappaport en 1965, la cual imponía un acatamiento
muy estricto del Estatuto del Secreto, a los niños no se les
permitía tener una varita hasta que llegaban a Ilvermorny.
Y lo que es más, tenían que dejar las varitas en Ilvermorny
durante las vacaciones y solo cuando cumplían diecisiete
se les permitía llevar una varita fuera del colegio.

Las túnicas de Ilvermorny son de color azul y rojo


arándano. Los colores rinden homenaje a Isolt y James:
azul porque era el color favorito de Isolt y porque de
pequeña le hubiese gustado pertenecer a Ravenclaw; rojo
por el dulce preferido de James, tarta de arándanos. Las
túnicas de los alumnos de Ilvermorny se atan con un nudo
gordiano de oro, por aquel broche que Isolt encontró en
las ruinas de la primera cabaña Ilvermorny.

Varios pukwudgies aún trabajan en el colegio, todos


quejándose, todos insistiendo que no desean quedarse allí,
y aun así, misteriosamente, todos siguen allí año tras año.
Uno de ellos es muy anciano y responde al nombre de
William. Se ríe ante la idea de que él sea el William
original que salvó la vida de Isolt y James y apunta,
acertadamente, que si el primer William siguiese vivo
tendría más de 300 años. Sin embargo, nadie ha
descubierto cuántos años pueden llegar a vivir los
pukwudgies. William se niega a dejar que nadie más lustre
la estatua de Isolt a la entrada del colegio y, cada año, en
el aniversario de su muerte, deja un ramo de flores sobre
su tumba, algo que suele ponerle de mal humor si alguien
es tan insensible como para mencionarlo.

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