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CHARLA “Contrarrestando los efectos de la prisionalización”

I. DATOS INFORMATIVOS:

Institución : Instituto Nacional Penitenciario


Dirigido a : Internos del pabellón “D”
Nº participantes aprox. : 45 participantes
Tiempo de sesión : 30 min.
Fecha de aplicación : 16/04/18
Responsable : Villegas Vásquez Alexis Vladimir
Jefa inmediata : Lic. Tatiana Portillas Guerrero

I. FUNDAMENTACIÓN:

Los centros penitenciarios o cárceles se han caracterizado por su complejidad desde su


surgimiento. La situación de encarcelamiento y las condiciones que son propias de la
privación de la libertad provocan una serie de reaccione psicológicas en cadena
generadas por la tensión emocional permanente. La prisionalización es un fenómeno
que se ha desarrollado mundialmente, como consecuencia de la imposición de penas
privativas de libertad relativamente largas.

La cárcel, como institución, como ámbito cerrado en sí mismo, exige de las personas
que la padecen un esfuerzo adaptativo constante al encierro que, sin duda, les crea
como consecuencia una serie de distorsiones afectivas, emocionales, cognitivas y
perceptivas que se vislumbran desde el momento de la detención ya que al penado se le
despoja hasta de los símbolos exteriores de su propia autonomía.

Se dictará esta charla dirigida a los internos del centro penitenciario por la ausencia de
habilidades en relación a combatir efectos negativos de la prisionalización. La dinámica
del desarrollo será de forma interactiva entre el expositor y los participantes. El
objetivo principal es desarrollar habilidades para contrarrestar los efectos negativos de
la prisionalización.

II. DESCRIPCIÓN DE LA INFORMACIÓN OTORGADA:

Se aplica el nombre de prisionalización al proceso por el que una persona, por


consecuencia directa de su estancia en la cárcel, asume, sin ser consciente de que ello,
el código de conducta y de valores que dan contenido a la subcultura carcelaria. En
mayor o menor medida todo ser humano asumirá, durante su permanencia allí, los
usos, las costumbres, las tradiciones, los gestos que forman parte inherente de la
convivencia dentro de la prisión.

La prisionalización es una variable interviniente en la conducta del recluso


perfectamente graduable, no existe una relación lineal y progresiva única en ésta. El
grado o nivel es cambiante en función de la concurrencia en el recluso de otra serie de
variables especialmente significativas. Podría diferenciarse una prisionalización
superficial y otra más profunda que compartiría los síntomas que son propios a toda
institucionalización. La primera se da en casi toda la población penitenciaria, ya que, en
gran medida, se trataría de la expresión conductual de un proceso de adaptación
plenamente normalizado, en absoluto patológico.
Se trataría, por lo tanto, de una adecuación
comportamental similar a la que se da ante cualquier entorno o ambiente que nos
resulte extraño. La prisionalización superficial nos permite adaptarnos al ambiente y,
en consecuencia, convivir en términos de normalidad.

La cárcel tiene un código de conducta, una normas formales e informales sobre las que
se organiza la convivencia al igual que las tiene cualquier organización humana.

Por el contrario, la prisionalización entendido como institucionalización supone la


asunción de unos valores subculturales, la expresión de unos comportamientos
concretos que superan nuestra individualidad al hacer depositarios o responsables de
éstos al ambiente, al entorno al que se pertenece (Goffman, 2007, p. 38).

IV. BIBLIOGRAFÍA:

Goffman, E. (2007) Internados. Buenos Aires, Argentina.

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