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Para Avanzar Hacia tus Metas ¡Incomódate por Diseño!

El fin de semana participé en un evento. Allí, en uno de los breaks , me encontré con una amiga
que comenzó a hablarme sobre su tendencia a no tomar acción hacia sus metas.

"Es que creo que en el fondo estoy cómoda y me cuesta salirme de donde estoy", me decía.

Inmediatamente le dije: "Entonces incomódate por diseño". Hubieras visto la expresión de


confusión en su rostro. Con tono dubitativo preguntó "¿A qué te refieres?".

"Muy simple", dije en tono alegre y con rostro entusiasta. "Tú misma reconoces que es tu propia
comodidad lo que te frena. Te es más cómodo quedarte en donde estás que tomar acción para
lograr resultados diferentes. ¿Te das cuenta?". Su mirada y la forma de sus cejas empezaron a
comunicar un estado de curiosidad.

"Ponerte en acción", continué, "te es incómodo; quedarte donde estás... mal que bien es
aceptable".

Con mi próxima frase no sólo fue su rostro el que cambio, sino todo su cuerpo; es como si algo
se hubiera movido dentro de ella cuando escuchó "¿Pero acaso tu quieres una vida simplemente
aceptable o una vida extraordinariamente plena?".

"Tú quieres más ¿cierto?". Asintió con su cabeza mientras me di cuenta que tomaba una gran
inspiración profunda. "Entonces tienes que hacer que quedarte como estás sea más incómodo
que ponerte en movimiento. Necesitas ponerte en una situación en que dar el paso y tomar
acción sea la salida a tu insatisfacción".

"¿Alguna vez estudiaste la madrugada antes del examen?". Inmediatamente se rió y me confesó
que no fue una vez, sino varias (me suena conocido ¿y a ti?). "¿Y sabes por qué?".

Por un instante miró al techo para luego clavar su mirada en mis ojos. Con expresión reveladora
—como la de alguien que ha resuelto un acertijo— dijo con voz acelerada "Porque la noche
antes del examen la idea de no estudiar y salir mal era mucho más incómoda de aceptar que la
flojera por dedicarle tiempo a prepararme. ¡Claro! Hasta ese momento apenas horas antes del
examen, es más cómodo postergar que estudiar; pero la noche antes no te queda otra".

"¡Exactamente!", exclamé con agrado y apreciación por su velocidad de comprensión del


fenómeno humano. Continué:

"Si te sientes estancada o te cuesta ponerte en movimiento para avanzar hacia tus metas, quizá
te está faltando un toque de incomodidad".

"Puede ser tan sencillo como llamar a alguien y decirle que para mañana tu estás decidiendo ir al
gimnasio, por ejemplo. Te comprometes con esta persona y luego le pides que te llame por
teléfono a tal hora para preguntarte si de verdad lo hiciste o no. Esto —el hacer un compromiso
público— te pone en una situación similar a la de tu examen universitario: sabes cada vez
quedan menos minutos antes de que te llamen para confrontarte con tu acción o inacción".

Nos movemos cuando estamos incómodos: ante el obstáculo que demanda ser superado o ante
la visión que añora ser realizada.

La comodidad es agradable y placentera, pero no conduce a nuestra realización personal ni


profesional.
No estoy abogando al masoquismo implacable ni a la abolición de la comodidad, más sí a lo que
bauticé en mi artículo El Éxito es Cosa de Locos como masoquismo inteligente.

Es, deliberadamente, ponerte en situaciones incómodas que te impulsen a la acción. Como por
ejemplo:

Cuando decides no comprar ropa para tu nueva y más robusta talla de los últimos tiempos, sino
para ese cuerpo esbelto que estás comprometiéndote a recuperar.

Cuando en una reunión con los integrantes de tu equipo de trabajo haces una declaración
pública de un compromiso con fecha determinada, y luego les pides el favor de que estén
pendientes de preguntar cómo vas.

Cuando le prometes a tu hijo que irán esta tarde al cine y con esto te presionas de manera
positiva a concentrarte en el trabajo para ser altamente productivo el día de hoy.

El principio detrás de todo esto es básico y fundamental a nuestra biología: nos movemos para
evitar dolor o para buscar placer. Más allá de la dimensión física, placer y dolor pasan a ser
percepciones psicológicas de comodidad e incomodidad.

¿Cómo puedes agregarle un toque de incomodidad a tu situación actual que impulse tu acción?

¿En qué área de tu vida necesitas sentirte incómodo para salir del estancamiento o de la
mediocridad?

Resulta que para romper nuestros hábitos y patrones que buscan mantenernos dentro de lo que
nos es cómodo, necesitamos esa dosis de incomodidad que nos empuje a expandir nuestros
límites.

Una incomodidad constructiva. Un masoquismo inteligente.

Un acto de valentía en el que tú mismo te pongas a prueba y en una situación en la que te quede
una única salida: dar el paso, ponerte en acción y alcanzar los resultados que quieres.

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