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Encuentro con Cristo Eucaristía

La presencia de Cristo Eucaristía, dentro de nuestras comunidades, se vive con


mucha profundidad, pues reconocemos y nos sostenemos en la gracia que este
sacramento nos da.

En el Art. 152 nos dice: “La celebración de la eucaristía, diaria en la medida de lo


posible, fortalece la vida cristiana en sus dimensiones personales y comunitaria, significa y
realiza la comunión de la entrega y compromiso apostólico de cada miembro”

Esta es una realidad, que traspasa todo tipo de barrera humana, pues, en verdad la
Sagrada Eucaristía, fortalece nuestra vida y nuestro espíritu, nos sostiene en el celo por las
almas que nos ha sido confiadas. Es la que nos une a Cristo, como Cabeza del cuerpo
Místico y a cada uno de los miembros de la Iglesia.

Participar, celebrar y vivir la eucaristía

Debemos subrayar la importancia de la eucaristía en nuestro sacerdocio.

San Antonio: “Todos los hijos de la Iglesia son sacerdotes… y nos ofrecemos como
ostias vivas”

En el Canon de la misa: “Todos nos ofrecemos en el sacerdocio”

La eucaristía está en nuestras manos como miembros de la Iglesia.

¿Cómo celebro la Santa Misa? ¿Vibro por la fe?

Cada uno tenemos un lugar, porque es el gran banquete, es una experiencia única
con Cristo: “yo en él y para él” un profundo encuentro con Cristo en la eucaristía.

El Señor nos deja un símbolo, se queda, él mismo, en el signo del pan y del vino, esta
en alma y divinidad. Se quedo presente en cada tabernáculo.

¿Cómo podemos corresponder con tanto amor a Dios?


Simple, viviendo con amor cada momento de la eucaristía. Hay que vivir con
devoción, cariño y entuciasmo.los enamorados siempre dan signo apasionado. Si esto no
lo busca un consagrado ¡cuánta tristeza!

La Eucaristía nos alimenta de maravillas, en comunidad y en cada uno. Cada misa es


una nueva Belén.

Son interesantes las enseñanzas que nos deja San Agustín con relación a esto.

“Tomen y beban, tomen y coman”, remonta a la intimidad y a la comunidad.

Los convocados llegan a ser consanguíneos, anticipando la divinidad y humanidad.

San Juan exalta la comunión de la eucaristía, del pan de vida que se da en la


comunión.

1 Cor. 10: “todos participamos de un mismo pan”

Gaudion et esped

El centro lo encontramos en Jesucristo quien cumple, ama y es fiel.

La Adoración: en la visita se descubre la presencia concreta, cercana, como un


corazón que ama y nos acompaña en las diversas actividades comunitarias.

El encuentro con Jesús se potencia cuando se reconoce y valora la presencia de


Cristo en nuestra comunidad.

No podemos separar contemplación y comunión. Para conocer al otro se debe saber


guardar silencio, contemplar al hermano para que la amistad sea profunda y no superficial.

La profunda comunión con Cristo nos ayuda en nuestra vida.

Por más que seamos consagrados, corremos el riesgo de olvidarnos de lo esencial. La


eucaristía nos ayuda a vivir el camino del amor.

“Pan partido puesto en cada hogar” PR


Es necesario convertirnos en consagrados vivos en la eucaristía para ayudar a la
familia a valorar los sacramentos.

Si se abandona a Dios ¿Cómo no se va a abandonar a los que se tiene a lado?

La eucaristía cambia el corazón y se trasforma la mirada. No hay mayor comunión


que la eucaristía.

Nuestro grito a la familia debe ser “vuelvan a Cristo Eucaristía”

“La eucaristía, corazón de nuestra vida y comunidades”

“La eucaristía, es misterio de fe y a la vez de luz”

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