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REFERENCIA BIBLIOGRAFICA:
Pineau, Pablo. ¿Porqué triunfó la escuela? O la modernidad dijo: “Esto es educación”, y la escuela
respondió: “Yo me ocupo”. Historia de la educación en debate. Revista Modernidad y educación.
1993.
El texto presenta una visión sobre la escuela y sostiene que ésta no es un fenómeno que resulta
de la evolución “lógica” y “natural” de la educación, sino de una serie de rupturas y
acomodaciones en su devenir. Pero, a su vez, la escuela puede considerarse el punto de
culminación de la educación entendida como empresa moderna, en tanto proceso sobre el que se
apoya su naturalización.
PALABRAS CLAVES:
Escuela: Innegable símbolo de los tiempos, metáfora del progreso, una de las mayores
construcciones de la modernidad. “Epifenómeno de la escritura”, conquista social y un aparato de
inculcación ideológica de las clases dominantes.
Fenómeno colectivo: la construcción del poder moderno implicó la construcción de saberes que
permitieran coaccionar sobre el colectivo sin anular la actuación sobre cada uno de los individuos
en particular.
Dichos sujetos deben ser moldeados en instituciones específicas -escuelas normales, formación
institucional de los pedagogos- fundadas dentro de los sistemas educativos.
Alumno: Sujeto pedagógico, infante normal al cual toda su vida fue escolarizada.
Currículo: Espacio de lucha y negociación de tendencias contradictorias que toma formas sociales
particulares e incorpora ciertos intereses que son a su vez el producto de oposiciones y
negociaciones continuas entre los distintos grupos intervinientes (movimientos y grupos sociales,
académicos, políticos, institucionales, etc.)
Educar: Fue completar al niño para volverlo adulto, lo que llevó a una infantilización de todo aquel
que en cualquier circunstancia ocupara el lugar del alumno -adulto analfabeto-.
Saber escolar: El saber científico puro es moldeado por la forma en que es presentado, por las
condiciones en las que se enseña y se aprende, y por los mecanismos de sanción y evaluación de
su adquisición.
Escolarización: La construcción del poder moderno, el poder que actúa por producción y no por
represión, que genera y cercena sujetos. El poder actúa a la vez sobre todos y cada uno de los
sujetos
TESIS O HIPOTESIS
La consolidación de la escuela como forma educativa hegemónica se debe a que esta fue capaz de
hacerse cargo de la definición moderna de educación.
La escuela hereda del monasterio la condición de espacio educativo total, es decir, donde la
totalidad de hechos que se desarrollan dentro son potencialmente educativos.
Cada escuela es un nudo de una red medianamente organizada denominada sistema educativo.
En el siglo XX, y sobre todo en la segunda mitad, lo escolar fue a su vez limitado a lo curricular. La
lógica de reducción y subordinación corrió por la cadena pedagogía-escuela-currículum e implicó
el triunfo de la racionalidad técnica moderna aplicada en su forma más elaborada a la problemática
educativa.
Docente y alumno son las únicas posiciones de sujeto posibles en la pedagogía moderna. El docente
es portador de lo que no posee el alumno y el alumno -construido sobre el infante- no es
comprendido nunca en el proceso pedagógico como un “igual” o “futuro igual” del docente sino
como alguien que siempre será menor respecto del otro miembro de la díada.
La desigualdad es la única relación posible entre los sujetos, negándose la existencia de planos de
igualdad o de diferencia.
El sistema escolar establece un nuevo tipo de capital cultural: el capital institucionalizado, que
acredita la tenencia de un cúmulo de conocimientos por medio de un diploma o título de egresado
y permite el funcionamiento del mercado laboral de acuerdo con las prácticas liberales.
La educación se ubica en el sujeto moderno auto centrado, se enuncia desde este punto, se origina
allí, y también allí tiene sus límites, es el proceso por el cual el hombre sale de la naturaleza y entra
en la cultura (Kant), la clasificación interna de lo educativo -cuidados, disciplina e instrucción-
establece los límites entre un interior y un exterior, con una frontera muy clara.
La construcción del poder moderno, el poder que actúa por producción y no por represión, que
genera y cercena sujetos, (recordar la definición Weberiana de dominación), implicó la
construcción de esta estrategia por la que el poder actúa a la vez sobre todos y cada uno de los
sujetos.
El ilustrado siglo XVII comprendió a la educación como fenómeno esencialmente humano “piedra
de toque” del cambio social y de los procesos de superación o progreso individual y colectivo, y
reafirmó a la infancia como el periodo etario educativo por antonomasia.
Conclusiones
Para finalizar el autor muestra las tres corrientes dominantes en la escuela moderna, a saber, la
liberal, la positivista y la escuela tradicional. Sobre la liberal dice: “el liberalismo marcó el camino
de construcción de las naciones y el sentimiento de adscripción a ellas en el siglo XIX, campo en el
que la escuela se volvió importante y creó (más bien reforzó) el sentimiento de ciudadanía,
necesaria para las sociedades modernas-industriales.
Sobre el positivismo dice: “En primer lugar, el positivismo comprendió a la escuela como la
institución evolutivamente superior de difusión de la única cultura válida (la de burguesía
masculina europea para algunos, la cultura científica o la cultura nacional para otros) como
instancia de disciplinamiento social que permitiera el desarrollo y el progreso ordenado de la
humanidad”.
En segundo lugar: “el positivismo estableció la cientificidad como el único criterio de validación
pedagógica.”
Finalmente, al referirse al aula tradicional recalca: “ordenó las prácticas cotidianas sobre todo a
partir del triunfo final del método simultáneo, gradual o frontal sobre otras posibilidades a lo
largo del siglo XIX. La organización del tiempo, espacio y el control de los cuerpos siguió el
método de organización propuesto por este último”.
Comentario analítico
El presente texto deja visualizar la idea que la escuela moderna tiene de sujeto (alumno encarnado
en el infante) y es que hay una transposición de la idea de un sujeto constituyente y universal por
la de uno constituido en un espacio y tiempo concretos. Lejos de portar una esencia, de resistir a
los cambios del tiempo, el sujeto es resultado de un conjunto de prácticas que intervienen en él, lo
atraviesan y en definitiva lo constituyen. El sujeto es, por ello, producto histórico, moldeado desde
el sistema escolar. Retomando a Foucault sobre el tema del régimen tecnológico, que nos sirve
para aclarar el punto de la disciplina o más bien la relación instrucción/disciplina que señala Kant,
este tuvo sus orígenes en los siglos XVII y XVIII y perdura hasta el siglo XX (tiempos importantes de
constitución de la escuela), tal régimen tecnológico, resultado de una relación saber-poder
determinada, es lo que este pensador denomina disciplina. La disciplina es tecnología que genera
individuos, haciendo de ellos su objeto e instrumento de ejercicio del poder.
Finalmente, señala Foucault (1981): “El sujeto moderno es, tal vez, la mayor víctima de las
contestaciones, y es aquí, probablemente, en donde el proyecto educacional moderno sufre su
mayor conmoción. Al final, la posibilidad de la educación y de la pedagogía reposa precisamente
en el presupuesto de la existencia de un sujeto unitario, y está centrado en la finalidad de la
educación, entendida como la construcción de su autonomía, independencia, y emancipación”.
Observaciones
El texto se vuelve pertinente y muy necesario para la formación de los futuros docentes, ya que
permite el análisis crítico e histórico de la escuela moderna. Permite comprender que sobrevivió a
todos los cambios políticos y económicos del mundo capitalista avanzado, así como a las grandes
guerras del siglo XIX.