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VIAJE AL ANTIUNIVERSO

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vía hoy por muchos cerebros respetables de la misma ciencia. El
sonambulismo ya fue objeto de atentos estudios por parte de algu-
nos filósofos como Schopenhauer, mientras otros se contentaban
con una ligera e insignificante explicación totalmente vacía. Tam-
bién algunos se ríen de la quiromancia, y otros tienen gran fe en
ella como en la radiestesia, hoy considerada ciencia en toda Europa.
El Candomblé y el Vudú para algunos son religión, para otros
son ritos que lindan con la hechicería y la magia. El mismo Vudú
Petro de Haití ha sido tachado incluso de canibalismo en pleno
siglo xx. Tampoco el animismo que subentiende la «macumba»
(Brasil) no ha sido enteramente descifrado, terrenos inexplorados
todos que a algunos les hacen reír, pero la realidad es que son
muy pocos los profanos que han logrado presenciar íntegramente
estos ceremoniales secretos —como las auténticas misas negras—
donde sangre, muerte y espanto rodean la leyenda de estos cultos,
muchos de ellos ¡todavía hoy! son de raigambre africana que
trajeron los esclavos...
Terrible herencia y que en verdad no es ninguna broma.
Pero sea cual sea la exactitud de estas diversas opiniones, no
hay duda de que existen entre el cielo y la tierra cosas que en con-
junto sobrepasan los límites de un conocimiento ordinario, y que
debemos aceptar para estudiarlos, analizarlos y conociéndolos los
que no interesen destruirlos sea como sea, pues algunos son un
peligro. Pero hay también hechos maravillosos, que se han man-
tenido ocultos por muchísimas razones, algunas hasta infantiles.
Uno de éstos es precisamente el viaje o proyección astral, y para
mi forma de pensar, y por muchas razones, el más importante.
Que lo comprendamos o no, que sepamos cómo proceder, que nos
llegue a dominar el miedo, o que nos lo prohíba nuestra ética (?)
ésta es ya otra cuestión; pero que existen maravillas que sobre-
pasan nuestro entendimiento, hoy nadie puede ponerlo en duda.
Ahora bien, y como decía Laplace: estamos tan lejos de cono-
cer todas las fuerzas de la Naturaleza, todo su poder y sus múlti-
ples modalidades de acción, que sería poco filosófico negar la exis-
tencia de ciertos fenómenos, y de ciertos poderes, tan sólo porque
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no pueden ser explicados en el estado actual de nuestros conoci-
mientos.
Pero añadamos que hay una supina ignorancia sobre estos
temas. En la Argentina, en el año 1951, el doctor Orlando Cana-
vesio, adelantándose a sus colegas norteamericanos, empezó a uti-
lizar los electroencefalogramas (EEG) en la medición y control de
«ciertas» facultades, en sujetos que decían efectuar el viaje astral,
o como mínimo la clarividencia viajera, el mismo desdoblamiento,
etcétera.
Sobre la base de varios casos comprobados, elaboró una tesis
que, según mis noticias, llegó a presentar al Congreso de Utrecht
en 1954, fecha que marca para la parapsicología el comienzo de la
era moderna en los estudios de los fenómenos paranormales en
general.
En Estados Unidos, el estudio científico de dotados mediante
EEG comenzó en 1952 y en forma totalmente aislada. Lamentable-
mente el trabajo de Canavesio se vio interrumpido por su falleci-
miento al año siguiente de haber estado en Utrecht.
En la actualidad, las mediciones fisiológicas en Estados Unidos
se efectúan en varias Universidades, especialmente en individuos
que tienen frecuentes experiencias extracorporales; existen varias
teorías, por lo cual remito al lector interesado a la bibliografía
indicada al final de este libro, especialmente a lo publicado por el
doctor Charles T. Tart, profesor de Psicología de la Universidad
Davis, de California. Obtuvo el doctorado en 1963.
J. Rock MUNTAÑOLA
16 J. ROCA MUNTAÑOLA
no pueden ser explicados en el estado actual de nuestros conoci-
mientos.
Pero añadamos que hay una supina ignorancia sobre estos
temas. En la Argentina, en el año 1951, el doctor Orlando Cana-
vesio, adelantándose a sus colegas norteamericanos, empezó a uti-
lizar los electroencefalogramas (EEG) en la medición y control de
«ciertas» facultades, en sujetos que decían efectuar el viaje astral,
o como mínimo la clarividencia viajera, el mismo desdoblamiento,
etcétera. CAPÍTULO 1
Sobre la base de varios casos comprobados, elaboró una tesis
que, según mis noticias, llegó a presentar al Congreso de Utrecht
en 1954, fecha que marca para la parapsicología el comienzo de la LOS PRINCIPIOS Y LAS TECNICAS INDISPENSABLES.
era moderna en los estudios de los fenómenos paranormales en LOS PRIMEROS CONCEPTOS
general.
En Estados Unidos, el estudio científico de dotados mediante
EEG comenzó en 1952 y en forma totalmente aislada. Lamentable-
mente el trabajo de Canavesio se vio interrumpido por su falleci-
miento al año siguiente de haber estado en Utrecht.
En la actualidad, las mediciones fisiológicas en Estados Unidos
se efectúan en varias Universidades, especialmente en individuos
que tienen frecuentes experiencias extracorporales; existen varias
teorías, por lo cual remito al lector interesado a la bibliografía
indicada al final de este libro, especialmente a lo publicado por el
doctor Charles T. Tart, profesor de Psicología de la Universidad
Davis, de California. Obtuvo el doctorado en 1963.
J. Rock MUNTAÑOLA

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Regreso del Más Allá!
¿Por qué regreso? ¿Es que acaso al hacer el viaje, salimos y
regresamos? ¿No hay otros mundos y están en éste; no hay otras
dimensiones, otros estadios, y están en éste...? ¿Dónde está, arriba
o abajo? ¿Dónde estás, dónde te encuentras, cuándo consigues salir
de tu cuerpo y vagar por el espacio sin fin? El anhelo de paz, la
búsqueda de la inmortalidad, el conocimiento de otras vidas, el
ansia de ir hacia las estrellas..., todo esto es algo que nos impulsa
inconteniblemente, desde los tiempos más remotos, hacia su reali-
zación: i salir, ver y regresar!
¿Es natural este apremio tan profundamente arraigado en
muchos pensadores? ¿Se trata, en realidad, sólo de un deseo hu-
mano? ¿O acaso hay algo más profundo detrás de cada esfuerzo
por conseguir la salida en cuerpo etéreo, quizás una nostalgia de
un ayer remoto, nostalgia de auténticos viajes «hacia las estre-
llas»... hacia el más allá?
Para mí no cabe duda de que nuestras ansias de ir hacia otra
dimensión la mantiene viva alguna herencia legada por los «dioses».
En nosotros actúan al mismo tiempo recuerdos de nuestros ante-
pasados terrenales y de nuestros maestros cósmicos.
Pero todo concepto nuevo produce un impacto en nuestra men-
te en el primer momento, mayor o menor, según sea la formación
cultural y espiritual; agradable o desagradable, según los gustos
y tendencias, y los conceptos que previamente hayan entrado a for-
mar parte de la conciencia como humano, hasta de nuestros moldes
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de pensamiento, ya que el individuo hace poco uso de su conciencia


superior donde radica la sabiduría; de aceptación o rechazo, según
la mayor libertad mental o las trabas de los convencionalismos, así
como la capacidad analítica y conceptual.
Una mente presionada por los convencionalismos, por ejemplo,
no es libre para razonar, por lo que arrastrará al individuo a la
incomprensión. Un individuo con miedo, con temor, sea éste de la
clase que sea, le sucederá exactamente igual. Para poder efectuar las
primeras pruebas se precisa ante todo una mente libre y muy clara,
y que pueda en todo momento razonar. Sólo una mente libre de
presiones «externas» puede ejercitar toda su capacidad de lógica.
No hay que salir «porque sí». Hay que salir con un propósito
determinado, con una finalidad, con deseos de hacer algo necesario,
y bueno. Tener presente que cuando frente a nosotros se abren
horizontes que antes desconocíamos, y con nuevas ideas, son ca-
minos alados que nos conducirán hacia la verdad. No permitamos,
pues, que nos cieguen nuestras convicciones anteriores, y no nos
aferremos, como el crustáceo a la roca, a la rutina sin sentido de la
vida material en el plano terrestre.
Examinemos desde el principio y con todo detenimiento los
nuevos horizontes, los magníficos horizontes que se nos presentan
«en otro plano», y analicemos con amor y también con toda since-
ridad, las nuevas ideas y los nuevos conceptos, antes de querer
avanzar más, de querer seguir adelante, hacia «otros estadios»...
Los diferentes conceptos de verdad mantenidos hoy por los
diversos conglomerados humanos en sus experimentaciones, sean
orientales o bien occidentales, han desplazado a otros conceptos
muy esotéricos, oscuros, del pasado. Pero tengamos presente tam-
bién, que muchos conceptos considerados hoy como verdades infa-
libles, mañana nos serán reemplazados por otros conceptos más
amplios, más reales, y quizá más espirituales desde su concepción.
En todas las cosas nuestro mundo de hoy ofrece la caracterís-
tica de una evolución en las ideas más perennes, y una revolución
en los conceptos. Los dogmas, tanto en las ciencias como en las
religiones, cambian con las épocas, cediendo ante el empuje de nue-
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vos descubrimientos y conceptos más amplios y más lógicos, que
son «nuevos» aspectos de la verdad, de «aquella» verdad de un ayer
para nosotros, físicamente hablando, que ya existían, y que había-
mos vivido, en otras existencias, pero que no recordamos, afortuna-
damente.
Y así lo refleja la historia de la humanidad. Muchas de estas
grandes verdades, como son el viaje astral, y la realidad de la reen-
carnación, son verdades que ignorábamos, pero no por ello cambian.
Lo que realmente cambia es la capacidad humana para compren-
derlo. A medida que el individuo evoluciona, su capacidad intelec-
tual va desarrollándose, a la vez que su capacidad conceptual se
amplía, y le capacita para ver más en lo profundo de las cosas y
comprender, paso a paso, nuevas verdades, por lo cual aconsejo al
neófito, al principiante, que debe empezar primeramente por el
yoga, por el auténtico yoga, y más tarde por ciertas técnicas de
relajación dirigidas por uno mismo, que lo harán dueño de una
voluntad de acero, capaz de cualquier proeza; para esa evolución
bio-psico-espiritual del hombre, para ese contacto espiritual con el
mundo invisible, empezad siempre por practicar profundamente el
yoga.

Yoga

Muchas de las técnicas del yoga hoy las estudia hasta la misma
sofrología médica —hipnotismo—, ya que estas técnicas interesan
para el tratamiento de enfermedades psicosomáticas que son las
más comunes de la humanidad actual, especialmente en el hombre
moderno, por la rapidez en que vive y que es víctima de tensiones
que dificultan las normales relaciones entre todos los humanos.
Toda enfermedad tiene a veces una causa mental, como la
pesadumbre, el miedo, el dolor, el pánico, los celos, el pesimismo y
el abatimiento, etc., que minan la salud y destrozan el sistema ner-
vioso, disminuyendo la resistencia de todo el organismo. Todo esta-
do negativo de ánimo crea en el organismo elementos nocivos y

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hasta tóxicos, cosa ya sumamente conocida de la medicina, mien-


tras que una sensación de bienestar, de satisfacción, como el amor,
el placer, el buen humor, y los pensamientos agradables, estimulan
la curación de cualquier enfermedad del organismo. Ello está total-
mente comprobado en todo el mundo; por lo tanto es importantísi-
mo tener siempre —y más aquel que intenta hacer el viaje astral—
un perfecto equilibrio mental, y ello se consigue practicando las
técnicas psicosomáticas orientales, el yoga, desde el desarrollo de
la voluntad, al dominio de la mente, ya que todas las perturba-
ciones físicas, incluso las enfermedades de carácter contagioso,
tienen su origen en causas psíquicas.
Como es sabido las verdaderas técnicas del yoga, al dominar-
las, se consigue un verdadero dominio de la materia, y algunos
maestros, los conocidos «gurús» alcanzan edades medias de cien
años, y pueden vivir en cuevas o en sótanos con temperaturas de
hasta 20 ó más grados bajo cero, y sin usar apenas ropas de abrigo.
Según los «Hatha-Yoguis» hay una causa en las enfermedades
de toda clase y que son las miríadas de minúsculos e invisibles se-
res, que considerados en conjunto, no son más que la encarnación
del espíritu del mal y que solamente atacan al hombre (al decir
hombre me refiero al ser humano) que les abre las puertas de su
alma... O sea; que en un estado que el ser humano, su espíritu, sea
noble, constituye la perfecta protección del cuerpo. Adiestrando
nuestro espíritu, puede conseguirse la inmunidad del cuerpo. Hay
que ejercer la voluntad continuamente, siempre; ello supone ciertas
privaciones, y un vivir más de acuerdo con la madre naturaleza.
El yogui tiene que ser totalmente integral. El verdadero yoga va
ahondando en su interior, un poco más cada día, abriendo, desha-
ciendo, entregando, ¡no apretando!; el yoga va en busca, siempre,
de Dios; evita lo superficial, pues lo destierra. Nos dice que debe-
mos amar más y exigir menos; el yoga es expansión, es irradiación,
y sin miedos nos obliga a darlo todo interiormente, pues nos dice
que «cuanto más des, más lleno quedarás por dentro».
El verdadero yoga conoce todas las filosofías, tanto orientales
como occidentales.
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Pero, ¿qué es, realmente, el yoga para nosotros los occidenta-
les...?
La palabra sánscrita yoga sabemos que significa unión, bien
sea con algún ser o con algún objeto. Desde el punto de vista de la
práctica la palabra significa también el medio de realizar dicha
unión. En el caso presente, y generalmente en Teosofía, el yoga
determina la unión del hombre personal con la parte más elevada
de su ser; lo físico con lo psíquico; el cuerpo con el espíritu, por-
que conviven, cohabitan y se influyen mutuamente, a través del
alma.
La materia es imperfecta, estigmatizada por el pecado... pero
el hombre es un conjunto de materia y espíritu...
Cuando al fin la ascensión se limita con los planos conexos de
la conciencia ordinaria, el método que afecta a la personalidad del
alumno es llamado Hatha-Yoga, y cuando se refiere a la superior,
es llamado Raja-Yoga, y de este modo puede seguirse indefinida-
mente.
Este es el significado de la palabra, pero nosotros sabemos que
lo realmente importante es el Raja-Yoga, pero antes, hay que em-
pezar por el Hatha-Yoga, y bien conducido por el profesor —cada
edad, requiere un tipo especial de yoga— poco a poco se podrá
llegar al Raja-Yoga, y con ciertas técnicas de relajación, meditación
trascendental y...
El yoga es una ciencia de una psicología perfecta, que considera
al hombre bajo todos los aspectos, que lo comprende perfecta-
mente, así como a su conciencia y sus vehículos. No es solamente
una ciencia de la conciencia abstracta, sino también una ciencia
de la inteligencia que funciona en todo nuestro ser.
Ante todo, insisto en afirmar que el yoga es una ciencia y no
una práctica religiosa; no es una plegaria, ni tampoco la abnega-
ción o el altruismo, ni tampoco una nueva gimnasia como algunos
dicen, dado su natural desconocimiento, que así es. Ahora bien:
el yogui puede utilizar la plegaria y el altruísmo, y la misma abne-
gación, pero solamente como un medio, porque el yoga es una

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