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Lección N° 40. Atributo intelectual: La fidelidad de Dios.

(Parte II)
Lectura biblica: 1 Corintios 1:9 // Texto bíblico: Hebreos 13:5

Introducción: expositor.

1. Dios por su fidelidad:


a. No nos desampara, ni nos deja. Ref. He.13:5.

ni te dejaré —Una promesa igual a ésta fue dada a Jacob (Gen_28:15), a Israel (Deu_31:6, Deu_31:8), a Josué
(Jos_1:5), a Salomón (1Cr._28:20). Es pues como un adagio divino. Lo que se les dijo a ellos, se nos aplica a
nosotros también. Nunca retirará su presencia (“nunca te dejaré”) ni su socorro (“ni te desampararé”).

La avaricia y los temores financieros son superados por la seguridad fundada en la constante presencia de Dios
y en las promesas que el Señor nos ha hecho sobre la satisfacción de nuestras necesidades diarias. Debido a la
palabra de consuelo que Dios ha pronunciado, podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no
temeré.

Recordemos las palabras de Jesucristo: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén.” (Mt.28:20).

¿De qué manera está Jesús entre nosotros? Con los discípulos estuvo cara a cara hasta que ascendió al cielo, y
luego por medio del Espíritu Santo (Hch._1:4). El Espíritu Santo vendría a ser la presencia de Jesús que nunca los
abandonaría (Jn._14:26). Jesús continúa estando con nosotros hoy por medio del Espíritu Santo.

b. No deja que seamos tentados mas de lo que podemos resistir. Ref. 1 Co.10:13.

-- pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir - Como Dios es más fuerte que
el hombre, claro es que él puede cuidar de que la tentación no sea superior a las fuerzas del hombre.

El caso de Job ilustra el punto: Dios permitió que Satanás tentara a Job, pero le puso límites a lo que podría hacer
(Job_1:12).

La fidelidad de Dios (véase 1:9, comentarios) asegura al cristiano, no la “imposibilidad de apostasía”, sino la
imposibilidad de que Satanás le tiente más allá del poder del individuo para resistir la tentación. ¡Dios tiene
cuidado de todo individuo! Obviamente, si el individuo no hace lo que tiene poder para hacer (que es resistir la
tentación), no es culpa de Dios. Véase Heb_3:14, retener “firme hasta el fin la confianza del principio”.

-- sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar - Satanás tienta pero
Dios da la salida. El cristiano, pues, no tiene excusa si no vence a la tentación. “Poder soportar (hupophero)”
significa “llevar bajo” (una carga). La carga está por encima, pero la persona siempre marcha adelante, no
vencida por ella. Compárese Stg_1:2-4; Stg_1:12.

Algunas corrientes teológicas argumentan que si el cristiano puede pecar y ser perdido eternamente, entonces
se sigue que Dios no es fiel. ¿Será así? Si el cristiano no toma la salida para poder soportar la tentación, él es el
infiel, y no Dios. Dios le dio la salida, pero él no la tomó. No creamos una doctrina que inculpe a Dios cuando el
hombre falle. El escudo para protegernos contra los dardos de fuego del maligno es la fe (Efe_6:16), y al hombre,
no a Dios, le toca creer (Heb_3:12). El diablo es resistido solamente por la fe del cristiano (Stg_4:7; 1Pe_5:9). El
huye del fiel.

Dios no nos tienta, sino Satanás (Stg_1:13; Mat_4:1; Mat_4:3). Dios es quien nos libra del mal (Mat_6:13).
Compárese Heb_2:18. Judas Iscariote no utilizó la salida, pero Pedro, sí.

c. Nos llama. Ref. 1Tsl. 5:24.

Dios, el “llamador” de su pueblo. hará que su llamamiento no falte de su fin propuesto.

La fidelidad de Dios les asegura que permanecerán «irreprensibles» hasta el retorno de Cristo (v. 23).

Aunque la vida cristiana demanda un esfuerzo humano, en el análisis final todo depende de Dios mismo que es
fiel. Los que confían en él están confiando en que él los preservará hasta el fin, y tienen todas las razones para
creer que él es digno de confianza. Por eso, Dios hará lo que El promete hacer. Nos llama y hará todo lo posible
por santificarnos “por completo” para que todo nuestro ser “sea guardado irreprensible para la venida de
nuestro Señor Jesucristo”.
d. Nos afirma y nos guarda del mal. Ref. 2 Tsl.3:3.

Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal (del diablo; Mat_13:19; Efe_6:16; 1Jn_2:13-14;
1Jn_5:18) . - Dios hará lo que Pablo pidió en 2:16, 17. Al decir que el Señor es fiel, Pablo no está pensando en
algún beneficio personal, sino en el hecho de que es fiel para afirmar y guardar del mal a los hermanos. La Biblia
promete que el Señor nos guardará del mal: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros
sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Jud_1:24); “que sois guardados por el poder de Dios mediante
la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1Pe_1:5); “sabe
el Señor librar de tentación a los piadosos” (2Pe_2:9); “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes
del mal” (Jua_17:15); “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os
dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida,
para que podáis soportar” (1Co_10:13). Lamentablemente algunos no aprovechan esta ayuda. Véanse Gál_5:4;
Heb_3:13; Heb_4:11.

Las siguientes pautas nos pueden ser de ayuda para estar preparado y sobrevivir a los ataques satánicos: (1)
tome en serio la amenaza del ataque espiritual; (2) ore pidiendo fuerzas y ayuda de Dios; 3) estudie la Biblia para
reconocer las tácticas y estilo de Satanás, (4) memorice pasajes de las Escrituras para que le sean de ayuda sin
importar el lugar en que esté; (5) Relaciónese con aquellos que hablan verdad; y (6) ponga en práctica lo que le
han enseñado sus líderes espirituales.

2. Dios es fiel en sus promesas de:


a. Perdonar los pecados. Ref. 1Jn. 1:9.

Confesar nuestros pecados es en parte lo que hacemos cuando “practicamos la verdad” (versículo 6) y “la
verdad... está en nosotros” (versículo 8).

-- “Si confesamos nuestros pecados,” La palabra griega para decir “confieso” es una compuesta de dos
parte: jomologueo. “Jomo” = mismo; “lego” = digo. Confesar, pues, significa decir lo mismo (que Dios dice en
cuanto al pecado). Es, pues, admitir la acusación de Dios y que Dios tiene razón en cuanto al pecador acusado.
Esto requiere un corazón “contrito y humillado” (Sal_51:17).

Desde luego la confesión bíblica es hecha a Dios por nuestro Abogado, Jesucristo (2:1; 1Ti_2:5;
Heb_7:25), y no por ningún ser humano.

“Si confesamos;” es decir, si continuamos confesando nuestros pecados al pecar en lugar de negar que
tenemos pecado. El cristiano no vive en el pecado, pero admite que a veces peca (2:1), y siempre, arrepentido,
confiesa sus pecados, y Dios por la sangre de Cristo le perdona.

Nótese: No se trata aquí cómo alcanzar el perdón el pecador inconverso, sino el caso de hermanos en
Cristo que pequen.

-- “él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” Siendo Dios fiel,
cumplirá sin falta con su promesa de perdonarle al hermano pecador que confiesa sus pecados (Sal_143:1,
Versión Moderna, “Oye mi oración... respóndeme en tu fidelidad”). Véanse Sal_32:5; Pro_28:13. Compárese
Éxo_34:7. Dios es fiel en su promesa de misericordia y justo en aplicar el perdón que obtiene el sacrificio de
Cristo en la cruz. Compárese Rom_3:26.

Esta declaración de Juan aquí en el versículo 9 daba seguridad a los lectores en vista de los mentirosos
que negaban la eficacia de la sangre derramada de Jesucristo en la cruz, y por eso la menospreciaban.

Al respecto, Matthew Henry escribe: “Dios ha dado testimonio de la pecaminosidad del mundo proveyendo un
Sacrificio eficaz y suficiente por el pecado, necesario en todas las épocas; y se muestra la pecaminosidad de los
mismos creyentes al pedirles que confiesen continuamente sus pecados y recurran por fe a la sangre del
Sacrificio. Declarémonos culpables ante Dios, humillémonos y dispongámonos a conocer lo peor de nuestro
caso. Confesemos honestamente todos nuestros pecados en su plena magnitud, confiando totalmente en su
misericordia y verdad por medio de la justicia de Cristo, para un perdón libre y completo y por nuestra liberación
del poder y la práctica del pecado.”

b. Protección divina. Ref. Sal 31:23.

David mira hacia la crisis pasada (expresada en el salmo) y llega a sus conclusiones. El Señor protege a los que
confían (19, 20), responde a los que llaman (21, 22) y está a disposición de todos … sus santos (los que él ama y
que corresponden a su amor), preservándoles y dándoles seguridad en su esperanza (23, 24).

guarda Jehová—es fiel, cumple su pacto con su pueblo, y juzga con justicia al malo. Que nadie desespere pues,
sino tenga ánimo, que sus esperanzas no serán vanas.
c. No desampara a los que le buscan. Ref. Sal.9:10.

Dios nunca desampara a aquellos que le buscan. Desamparar a alguien es abandonarlo. Dios no ha prometido
que si confiamos en El nunca experimentaremos una pérdida ni un sufrimiento. Significa que Dios mismo nunca
nos dejará, no importa lo que suceda.

Al meditar en lo que Dios ha hecho, el salmista explota en un nuevo grito de confianza. El refugio o fortaleza es
el lugar de seguridad cuando vienen ataques de los enemigos. Dios es tal refugio para los angustiados.

¿Quiénes encuentran este refugio? Los que buscan, y conocen, y confían en Dios. El salmista sabe por su propia
experiencia que Dios es fiel, no los abandona.

d. Dará corona final. Ref. 2 Ti. 4:7-8.

El v. 8 exhibe una nota triunfante. Pablo no tiene dudas acerca de su corona. Probablemente estaba pensando
en la corona de laureles ganada por los que competían en carreras atléticas. La descripción de la misma como
una corona de justicia, sin embargo, muestra la naturaleza espiritual del premio con que será recompensado. La
justicia no es algo alcanzado por Pablo mismo, sino que es algo dado. Por razón de ser Dios un Juez justo Pablo
no puede esperar otra cosa que no sea justicia. El día aquí es el día final del regreso de Cristo. Esto es lo que
quiere decir Pablo en otras ocasiones con “el tribunal de Cristo”. Considera que ese día futuro es aplicable a
todos los cristianos, quienes él asume anhelarán ese glorioso evento.

Dios es fiel en recompensar el servicio de su pueblo.

--”la cual me dará el Señor”. El verbo griego aquí significa “recompensar”. Aparece en Mat_6:4; Mat_6:6;
Mat_6:18 (recompensará); Rom_2:6 (pagará); 2Ts_1:6 (pagar: retribuir).

3. La palabra de Dios es fiel y pura. Ref. Sal. 12:6

Me levantaré ahora (v. 5). Dios responde a las necesidades de los débiles y oprimidos; este tema es prominente
a través de toda la Biblia. Dios se preocupa por los débiles y quiere que nosotros lo hagamos también.

Este Salmo es especial en que el salmista recibe una respuesta directa de Dios. Algunos conjeturan que ésta vino
por medio de un profeta, pero es preferible verlo como una revelación al salmista. El NT dice que David habló
mediante el Espíritu (Mat_22:43; cf. 2Sa_23:1-4, 2Sa_23:5-7). De hecho hay mucha semejanza entre la poesía y
la profecía en la Biblia. Esta estrofa es el centro del Salmo.

Las palabras… (v. 6) realmente constituyen una promesa. Nótese el énfasis en “las palabras” (cf. Isa_33:10). Fue
la lengua de los malvados la que causó tantos problemas; pero es la Palabra de Dios la que cambia la situación.
Si Dios lo dijo el hecho es seguro; el salmista contempla el valor y la pureza de la promesa de Dios.

Ref. Prov.30:5. El v. 5 tiene una linda afirmación en cuanto a la palabra de Dios. Se incluye toda palabra y se
describe como tsarap H6884, que se traduce probada (como en el oro “probado” o “refinado”). Así, cada palabra
divina está ya probada, exenta de escoria.

4. Dios es fiel en sus promesas. Ref. He. 10:23.

La profesión de nuestra esperanza sobre la futura consumación de nuestra salvación nunca vacilará mientras
esté fundada en la fidelidad de aquel que prometió (véase 3.6).

"porque fiel es el que prometió". Dios no varía, no cambia después de prometer (11:11; Isa_65:16, "el Dios de
verdad"; Núm_23:19; Deu_7:9; 1Co_1:9; Rom_11:29; 1Ts_5:24; Tit_1:2).¡Cuán grande es esta incitación a ser
fieles hasta la muerte! ¡Dios promete y cumplirá!

5. El creyente debe confiar en la fidelidad de Dios. Ref. 1 Pe. 4:19.

Los lectores deben aceptar estas pruebas que Dios permite, no porque sean pecadores sino porque son
cristianos fieles (4:15,16) y Dios las juzga necesarias por su bien (3:17), y perseverar en la fe, encomendando sus
vidas a Dios quien es fiel, poderoso y en control absoluto, y ocupándose siempre en el hacer bien.

Dios creó el mundo y ha sido fiel al ordenarlo y mantenerlo desde la creación. Como sabemos que El es fiel,
también podemos estar seguros de que nuestro Señor cumplirá sus promesas en nosotros. Si Dios puede
controlar las fuerzas de la naturaleza, con toda seguridad Él puede vernos mediante las pruebas que afrontamos.
Encomendar nuestras "vidas" a Dios es evidencia de gran confianza en quien es fiel y cuyas promesas son
preciosas y grandísimas (2Pe_1:4). ¡El cumplirá con esas promesas!

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