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Resultados y análisis de resultados.

Tejido epitelial.

Los epitelios constituyen uno de los cuatro tejidos fundamentales de los


animales. Representan en su conjunto más del 60 % de todas las células del
cuerpo humano. Los epitelios recubren superficies corporales, tanto internas
como externas. Además, los derivados epiteliales son las principales células
secretoras del organismo y en algunos casos, como el hígado, forman el propio
parénquima de los órganos.
Las funciones de los epitelios son muy variadas: protección frente a la desecación
o la abrasión, filtración, absorción selectiva, secreción, intercambio de gases y
otras moléculas, transporte de sustancias por su superficie, y además pueden
poseer células que actúan como células sensoriales.
De acuerdo con su función, se pueden clasificar en:
 Epitelio de revestimiento
 Epitelio glandular
 Epitelio sensorial o neuroepitelio
Basándonos principalmente el tejido epitelial de revestimiento, se puede decir
que estos forman una capa que tapiza las superficies externas (piel, pulmones o
aparato digestivo) e internas (vasos sanguíneos, linfáticos y pleuras). Su función
es principalmente establecer una barrera entre el exterior del organismo y el
interior, o entre dos medios internos como la sangre y otros tejidos. Se
caracterizan por poseer muy poca matriz extracelular y sus células están
fuertemente unidas por complejos de unión. A pesar de que mantienen una gran
estabilidad en su estructura, los epitelios de revestimiento poseen una alta tasa
de renovación celular debido a la proliferación de las células progenitoras que
poseen y a una muerte celular continuada.
Clasificación de los diferentes tipos de epitelios de revestimiento.
Citoplasma

Célula
escamosa

Núcleo

Figura 1. Imagen de un epitelio estratificado queratinizado.


Observación del tejido epitelial.
En la imagen de la figura 1, se puede observar in tejido epitelial de tipo escamoso
plano queratinizado formado por células escamosas planas de donde deriva su
nombre, con sus respectivos núcleos. En la imagen mencionada anteriormente,
prácticamente no se pueden apreciar los estratos del tejido puesto que es una piel
muy fina.

Análisis del tejido epitelial.


Las células epiteliales escamosas y se encuentran en general cubriendo superficies
que requieren el suave flujo de un fluido, como por ejemplo los vasos sanguíneos,
o los recubrimientos que requieren una capa muy fina para que las moléculas
puedan pasar a través.
Por otra parte, el epitelio estratificado plano queratinizado o epitelio estratificado
escamoso queratinizado es típico de la epidermis de vertebrados terrestres, pero
también aparece en las papilas filiformes de la lengua, en el paladar duro de la
cavidad oral o en la parte superior del esófago.
Los tejidos queratinizados son importantes cuando hay abrasión física, así como la
posibilidad de desecación y pérdida de agua. Las células queratinizadas están
especialmente estructuradas para ser impermeables y reducir la evaporación de
los tejidos subyacentes y, por lo tanto, son una parte importante de la epidermis
o la piel externa. También se encuentran en la cavidad bucal, donde comer, hablar
y respirar pueden provocar una pérdida significativa de agua.
El desarrollo de tejido queratinizado implica la pérdida de la viabilidad celular.
Las células más cercanas a la membrana basal sufren mitosis y forman la población
proliferativa. Estas células se diferencian, con cambios en la expresión de
proteínas, incrementando la presencia de elementos citoesqueléticos y una
extensa reticulación a la matriz extracelular. Durante la diferenciación, estas
células también secretan glucolípidos que llenan los espacios intersticiales y se
aíslan. A esto le sigue la desintegración nuclear y la muerte celular. Las capas
externas de células muertas se desprenden y reemplazan periódicamente.
Tejido conectivo
El tejido conectivo es un orden constitutivo supracelular formado por un conjunto
de poblaciones celulares aisladas o muy juntas inmersas en una matriz celular,
compuesta por sustancia fundamental amorfa y material fribrar diverso, cuya
consistencia oscila entre la gelatina y la dureza ósea. Este tejido, originado a partir
de la mesénquima embrionaria, está destinado al sostén mecánico del organismo,
la unión intertisular, el intercambio metabólico y energético, la defensa y
reparación orgánica.
Clasificación del tejido conectivo:

Tejido cartilaginoso.
Variedad del tejido conectivo formado por células y matriz extracelular
cartilaginosa de consistencia sólida y firme, constituida por fibras, sustancia
fundamental y agua. Este tejido no presenta vasos ni nervios. El tejido
cartilaginoso, forma en el feto y en el niño gran parte del esqueleto. En el adulto,
el cartílago constituye el soporte de la laringe, la tráquea y los bronquios. Además,
cubre las superficies articulares de los huesos, excepto de la articulación
temporomandibular recubierta por tejido conectivo fibroso.
Núcleo

Condrocito

Condroblasto

Matriz

Figura 2. Imagen de un tejido conectivo de tipo cartilaginoso hialino.


Observación del tejido cartilaginoso hialino.
En la imagen de la figura 2, se pudo observar un tejido conectivo de tipo
cartilaginoso hialino formado por condrocitos (tienen una forma ovalada) y
condroblastos (su forma es irregular). De acuerdo a la observación se puede decir
que los condrocitos son pequeños y presentan un solo núcleo; y los condroblastos
por el contrario son de mayor tamaño que los condrocitos y tienen varios núcleos.
No se logró identificar el pericondrio en el tejido.

Análisis del tejido cartilaginoso hialino.


La forma más común de cartílago es el cartílago hialino. Hyalos es la palabra griega
para vidrio, que describe la apariencia de este tipo de tejido conectivo:
translúcido, blanco azulado y brillante. El cartílago hialino suele tener un grosor
de 2 a 4 mm (todo el cartílago debe ser delgado, ya que no hay vascularización en
este tipo de tejido, y los nutrientes y el oxígeno deben obtenerse por difusión). Es
la forma embrionaria del cartílago, y también se encuentra en las costillas,
articulaciones, nariz, laringe y tráquea.
Las fibras de colágeno de cartílago hialino son principalmente de tipo II,
extremadamente delgadas e invisibles para el microscopio debido a sus
propiedades refractarias similares a las de la propia matriz.

El cartílago hialino presenta dos partes: el pericondrio, más externo, y el cartílago


maduro, más ancho e interior. El cartílago hialino maduro muestra una matriz
extracelular de aspecto homogéneo. En ella predomina el colágeno tipo II, aunque
también existen otros tipos de colágeno, además de proteoglicanos. La matriz
extracelular es secretada por los condrocitos, los cuales se encuentran en unas
cavidades denominadas lagunas.
Condrocitos: son células más pequeñas que los condroblastos como se mencionó
anteriormente y con escasa actividad metabólica. Presentan una morfología
ovoidea, pequeño núcleo y escaso citoplasma.
Condroblastos: son células de morfología redondeada, metabólicamente activas,
que contienen un gran núcleo con nucleolos prominentes. El citoplasma presenta
un carácter basófilo con abundantes organelas implicadas en la síntesis de
proteínas, así mismo presentan alto contenido en mitocondrias, lípidos, glucógeno
y vesículas secretorias.
El pericondrio es una capa de tejido conjuntivo denso irregular que rodea al tejido
cartilaginoso, aportándole sustancias nutritivas. Esto es debido a que al tejido
cartilaginoso no llegan vasos sanguíneos (es avascular) ni linfáticos; tampoco
nervios, su nutrición es por imbibición. Además, el pericondrio funciona como
fuente de sustancias cartilaginosas nuevas. El pericondrio se encuentra compuesto
por dos capas una externa o fibrosa y otra interna o condrógena.
Figura 3. Imagen de un tejido conectivo de tipo adiposo.
Tejido adiposo.
Tejido adiposo, tejido conjuntivo que consiste principalmente en células grasas
(células adiposas o adipocitos), especializadas para sintetizar y contener grandes
glóbulos de grasa, dentro de una red estructural de fibras. Se encuentra
principalmente debajo de la piel, pero también en depósitos entre los músculos,
en los intestinos y en sus pliegues de membrana, alrededor del corazón y en otros
lugares. También se encuentra en la médula ósea, donde imparte un color
amarillo; La médula amarilla es más abundante en adultos. La grasa almacenada
en el tejido adiposo proviene de las grasas dietéticas o se produce en el cuerpo.
Los mamíferos tienen dos tipos diferentes de adiposos: Tejido adiposo blanco o
unilocular y tejido adiposo pardo o multilocular. El adiposo blanco, el tipo más
común, proporciona aislamiento, sirve como almacén de energía para los
momentos de inanición o gran esfuerzo, y forma almohadillas entre los órganos.
Cuando los músculos y otros tejidos necesitan energía, ciertas hormonas se unen a
las células adiposas y provocan la hidrólisis del triacilglicerol, lo que produce la
liberación de ácidos grasos ricos en energía y glicerol, un proceso conocido como
lipólisis. El tejido adiposo blanco también es una fuente de varias hormonas
diferentes, que cumplen varias funciones en el metabolismo y la función
endocrina. El pardo o multilocular se limita en el ser humano a los primeros meses
de la vida postnatal, las células adiposas de este tejido presentan pequeñas gotas
lipídicas junto con una gran cantidad de crestas alargadas que poseen es su
membrana interna termogenina para permitir la producción de calor.
Osteocito

Osteoblasto

Canal de
Havers

Figura 4. Imagen de un tejido conectivo de tipo óseo.


Osteoclasto
Observación del tejido óseo.
En la imagen de la figura 4, se pudo observar un tejido conectivo de tipo óseo. En
este se logró identificar algunas estructuras básicas de el cómo los osteocitos
(células pequeñas con forma irregular), un osteoclasto (célula de mayor tamaño
que los osteocitos y con una forma alargada), los osteoblastos (se puede decir que
tienen aproximadamente el mismo tamaño de los osteocitos) y el conducto de
Havers.

Análisis del tejido óseo.


El tejido óseo está constituido por células (osteocitos, osteoblastos, osteoclastos)
y por una matriz extracelular ósea que contiene 60% de sustancias minerales, 20%
de agua y el 20% de componentes orgánicos.
La dureza y rigidez del tejido óseo están determinadas por la presencia de los
compuestos inorgánicos o minerales, en tanto que los componentes orgánicos y
agua le confieren un cierto grado de elasticidad y resistencia a fracturas.

El tejido óseo, junto con la médula ósea y otros tejidos conectivos, forma los
huesos, los cuales tienen una doble función: mecánica y metabólica. En su faceta
mecánica, los huesos sostienen las partes blandas del cuerpo y protegen a los
órganos como el cerebro, pulmones y corazón. También sirven como palanca para
el agarre de los músculos y la generación de los movimientos. Como centro
metabólico, el tejido óseo almacena calcio y fósforo, y regula su metabolismo.

Osteoblasto: son las células encargadas de la síntesis, secreción y mineralización


de la matriz orgánica. Se les encuentra tapizando las superficies óseas a manera
de una capa epitelioide de células conectadas entre sí. En las zonas con actividad
osteogénica, los osteoblastos se encuentran separados de la matriz ósea
calcificada por una zona de matriz no mineralizada, denominada sustancia
osteoide.
Osteocitos: a medida que los osteoblastos van secretando la sustancia osteoide, la
cual luego se calcifica, algunos quedan encerrados dentro de la misma y se
transforman en osteocitos. Se localizan en unas cavidades de la matriz ósea que
se denominan lagunas óseas.
Osteoclastos: son las células encargadas de degradar la matriz, o sea, de producir
la resorción ósea. Pueden encontrarse en cualquier área superficial del tejido óseo
alveolar: en la superficie periodontal, periósticas o de las trabéculas.
Eosinófilo

Eritrocito

Figura 5. Imagen de un tejido conectivo de tipo sanguíneo.


Observación del tejido sanguíneo.
En la imagen de la figura 5 se alcanzó a identificar un eosinófilo el cual es un tipo
de glóbulo blanco o leucocito y muchas células rojas o eritrocitos (células
anucleadas), cabe aclarar que este tipo de células hacen parte del tejido
sanguíneo.

Análisis del tejido sanguíneo.


Es un tipo de tejido conjuntivo especializado, con una matriz coloidal líquida y una
constitución compleja. Tiene una fase que incluye a los eritrocitos (o glóbulos
rojos), los leucocitos (o glóbulos blancos) y las plaquetas, y una fase líquida,
representada por el plasma sanguíneo. El plasma es amarillo transparente y está
compuesto por un 90% de agua, 9% de proteínas (fibrinógeno, albuminas y
globulinas) y 1% de sales inorgánicas, compuestos nitrogenados, nutrientes y gases.
La sangre se encuentra en el interior de los vasos sanguíneos y del corazón, y
circula por todo el organismo impulsada por las contracciones del corazón y por
los movimientos corporales.
Entre las principales funciones de la sangre destacan tres: Transportar nutrientes
y oxígeno desde el aparato digestivo y los pulmones, respectivamente, al resto de
las células del organismo, y productos de desecho desde las células hasta el riñón
y los pulmones.
Eritrocitos: Estas células carecen de núcleo y organelos (solamente en mamíferos).
Su citoplasma está constituido casi en su totalidad por la hemoglobina, una
proteína encargada de transportar oxígeno y contienen también algunas enzimas.
En la membrana plasmática de los eritrocitos están las glucoproteínas (CDs) que
definen a los distintos grupos sanguíneos y otros identificadores celulares.
Leucocitos: presentan núcleo, forman parte del sistema inmunitario, y son células
con capacidad migratoria que utilizan la sangre como vehículo para tener acceso
a diferentes partes del cuerpo. Los leucocitos son los encargados de destruir los
agentes infecciosos y las células infectadas, y también segregan sustancias
protectoras como los anticuerpos, que combaten a las infecciones. Según las
características microscópicas de su citoplasma (tintoriales) y su núcleo
(morfología), se dividen en: Los granulocitos o células polimorfonucleares: son los
neutrófilos, basófilos y eosinófilos; poseen un núcleo polimorfo y numerosos
gránulos en su citoplasma, con tinción diferencial según los tipos celulares. Los
agranulocitos o células monomorfonucleares: son los linfocitos y los monocitos;
carecen de gránulos en el citoplasma y tienen un núcleo redondeado.
Los eosinófilos específicamente representan del 2 al 5% de la población
leucocitaria. Su núcleo es bilobulado y en su citoplasma los granos específicos se
caracterizan por Su fuerte apetencia por colorantes ácidos como la eosina.
Tejido muscular.
El tejido muscular se origina del mesodermo. Está constituido por células
alargadas, llamadas miocitos o fibras musculares especializadas en la contracción.
La actividad muscular es responsable de los movimientos, no solo de los que se
realizan voluntariamente sino también de los que no dependen de la voluntad
como los latidos del corazón, la circulación de la sangre, la respiración, la
contracción uterina, los movimientos digestivos o la secreción de las glándulas.
La contracción es posible por la capacidad del músculo de transformar la energía
derivada de la glucosa y el oxígeno en fuerza mecánica debidas a las propiedades
de un conjunto de fibras, llamadas miofibrillas, colocadas longitudinalmente al eje
mayor de la célula. Las miofibrillas, son a su vez, haces de fibras más finas
llamados microfilamentos, formados por la asociación de dos proteínas
contráctiles: la actina y la miosina.
Las diversas necesidades de movimiento de los tejidos animales ha requerido de la
adaptación del tejido muscular. Por ello se clasifica en tres tipos de acuerdo con
su estructura y función, estos son: músculo liso, movimiento involuntario; músculo
estriado, de movimiento voluntario y músculo cardiaco de movimiento
involuntario.
Fibra del
musculo
liso

Núcleo
de la
Figura 6. Imagen de un tejido muscular liso.
célula
muscular
lisa
Observación del tejido muscular liso.
En la imagen de la figura 6, se pudo observar un tejido muscular liso en el que
lograron visualizar las fibras que lo conformaban junto con los núcleos de dichas
fibras (estas tienen una forma alargada y se encuentran ubicados en el centro de
las fibras).

Análisis del Músculo liso.


El músculo liso se encuentra constituido por: células fusiformes, uninucleadas y de
control involuntario, poseen un núcleo que, en estado relajado, es elongado y
localizado en posición central (tienen una longitud que varía entre 20 y 500 µm y
su diámetro está entre 8 y 10 µm). En los polos del núcleo hay zonas de citoplasma
donde se disponen la mayoría de los orgánulos, y que contienen pocos filamentos
del citoesqueleto. El resto del citoplasma muestra un aspecto homogéneo y es
donde se localiza el aparato contráctil que, al contrario que en el músculo
esquelético o el cardíaco, no se organiza en estructuras regulares o estrías. Su
función obedece a la estimulación del sistema nervioso autónomo. Se localiza en
las paredes de los órganos digestivos, desde la parte media del esófago hasta la
pared del ano, también forma las paredes de los órganos del tracto respiratorio,
de los vasos sanguíneos, conductos glandulares, músculos erectores del pelo e
intrínsecos del ojo. Todas las células musculares lisas están rodeadas por una capa
de matriz extracelular denominada lámina basal, que deja algunos espacios que
permiten a las células musculares contiguas formar uniones en hendidura.
Figura 7. Imagen de un tejido muscular de tipo esquelético.

Fibras musculares
esqueléticas
Observación del tejido muscular estriado esquelético.
En la imagen de la figura 7 se puedo observar un tejido muscular esquelético el
cual tiene un aspecto rayado. Se puede deducir que este tiene dicha forma debido
a la composición de sus fibras.

Análisis del tejido muscular estriado esquelético.


El músculo estriado esquelético se denomina también voluntario puesto que es
capaz de producir movimientos voluntarios, es decir, está inervado por fibras
nerviosas que parten del sistema nervioso central.
Las células que componen el músculo estriado esquelético son las células
musculares estriadas esqueléticas, también llamadas fibras musculares o miocitos.
Estas se caracterizan por presentar estriaciones transversales, presentan una
morfología cilíndrica cuya longitud oscila desde milímetros a varios centímetros.
Las células contienen varios núcleos los cuales se encuentran ubicados en la
periferia celular por debajo de la membrana plasmática o sarcolema. En el
citoplasma (sarcoplasma) existen miofibrillas formadas por miofilamentos finos de
actina y gruesos de miosina. La disposición de los miofilamentos en el interior de
los sarcómeros, definen una serie de bandas: hemidisco claro, disco oscuro. Estas
bandas son las responsables de la aparición de estrías transversales en estas
células.
Figura 8. Imagen de un tejido muscular cardiaco.

Fibras musculares
cardiacas
Observación del tejido muscular cardiaco.
En la imagen de la figura 8 se logró observar un tejido muscular cardiaco con sus
respectivas células. Pero no se lograron observar los núcleos de dichas fibras.

Análisis del tejido muscular cardiaco.


Como su nombre indica, el músculo cardiaco, o miocardio, forma las paredes del
corazón. Su misión es el bombeo de sangre por parte del corazón mediante la
contracción de las paredes de éste.
El músculo cardiaco está formado por cardiomiocitos. Estas células musculares son
mononucleadas, con el núcleo en posición central (dicho núcleo presenta una
morfología alargada). Son más cortas (unas 80 µm) y más anchas (unas 15 µm
aproximadamente) que las células musculares esqueléticas, y son ramificadas.
Presentan estrías transversales cuyo patrón es similar al de las células musculares
esqueléticas, con bandas oscuras que se corresponden con la superposición de los
filamentos de actina y miosina de su citoesqueleto, y con bandas claras que
corresponden sólo a los filamentos de actina.
Los cardiomiocitos están unidos entre sí por los llamados discos intercalares, que
aparecen como bandas oscuras en las preparaciones histológicas, y que son un
conjunto de complejos de unión donde se pueden encontrar desmosomas y uniones
adherentes. La misión de los complejos de unión es la de mantener cohesionadas
las células, siendo los principales sitios de anclaje del citoesqueleto de células
contiguas. También hay uniones en hendidura que permiten la sincronización
contráctil ya que comunican citoplasmas de células vecinas de manera directa. El
músculo cardiaco no se ancla a tendones.
Soma

Axón

Terminal
axónica

Cono
axónico

Dendrita

Figura 9. Imagen de un tejido nervioso.


Observación del tejido nervioso.
En la imagen de la figura 9 se observo un tejido nervioso, además, en el se logró
identificar un tipo de célula que lo componen (neurona) con sus respectivas partes,
las cuales se desarrollaran a continuación.

Análisis del tejido nervioso.


El tejido nervioso es el conjunto de células especializadas que forman el sistema
nervioso. Las funciones más importantes del tejido nervioso son recibir, analizar,
generar, transmitir y almacenar información proveniente tanto del interior del
organismo como fuera de éste. El sistema nervioso esta anatómicamente
subdividido en dos grandes partes, el sistema nervioso central formado por el
encéfalo y la medula espinal y el sistema nervioso periférico formado por los
ganglios y los nervios craneales y espinales o raquídeos que se organizan
respectivamente en el encéfalo y en la medula espinal. El tejido nervioso está
constituido por dos tipos de poblaciones celulares neuronas, neuroglia y fibras
nerviosas, que son unidades estructurales formadas por prolongaciones de las
neuronas de gran longitud y por las células de neuroglia que las rodean. Las
neuronas son las células, que forman los circuitos estructurales y funcionales
responsables de la integración y la correlación funcional que ejerce el sistema
nervioso en el organismo humano. Las células de neuroglia son las células de sostén
y apoyo trófico a la población neuronal. El tejido nervioso es rico en capilares
sanguíneos.
Partes de la neurona
Las dendritas
Las dendritas son ramificaciones que proceden del soma neuronal que consisten en
proyecciones citoplasmáticas envueltas por una membrana plasmática sin
envoltura de mielina.
Axón
Es la encargada de transportar el potencial de acción desde el cuerpo celular hacia
otra neurona.
Esta prolongación de gran longitud nace a partir del cuerpo celular o, en algunas
ocasiones, a partir de una dendrita. En su interior podemos encontrar el
axoplasma, una sustancia característicamente viscosa en el que se encuentran los
diferentes organismos de la neurona.
Una de las principales características de estos axones es que pueden estar
recubiertos de una capa conocida como vaina de mielina, la cual puede potenciar
o facilitar la rapidez con la que se transmiten los potenciales de acción o estímulos
eléctricos.
Soma o cuerpo celular.
El soma constituye en centro de la neurona, y es aquí donde se lleva a cabo la
actividad metabólica de esta. Para poder llevar a cabo estas funciones y conseguir
la transmisión de información entre neuronas, cada una de ellas debe producir
ingentes cantidades de proteínas, sin las cuales esta transmisión no sería posible.
Estas prolongaciones funcionan como terminales neuronales, los cuales reciben los
potenciales de acción de otras neuronas cercanas y los redirigen al cuerpo celular
o soma.
Anexos.
El sistema auditivo.
El sistema auditivo es el conjunto de órganos que hacen posible la audición en el
ser humano, es decir, lo facultan para ser sensible a los sonidos.
Este sistema lo forma principalmente el oído, que está compuesto por tres partes:
Órganos:
Oído externo: Diseñado estructuralmente para recoger las ondas sonoras y
dirigirlas al interior durante el proceso de audición. Consta principalmente de:

a) Pabellón auricular: Se trata de un cartílago plano elástico con forma de


del extremo de una trompeta y cubierto por piel gruesa.

b) Canal auditivo externo: Conducto curvo de unos 2,5 cm. de longitud


ubicado en el hueso temporal.

c) Membrana timpánica o tímpano: Porción de tejido conectivo que se


encuentra entre el canal auditivo externo y el oído medio.

Oído medio: Transforma la energía acústica en energía mecánica transmitiéndola


y amplificándola hasta el oído interno. Está compuesto por las siguientes partes:

a) Huesecillos del oído: Martillo, yunque y estribo.

b) Músculos del estribo y tensor del tímpano.

c) El nervio de la cuerda del tímpano, ramo del fascial.

d) El plexo nervioso timpánico.

Oído interno: Se realiza la transformación de la energía mecánica, producida por


las ondas sonoras, en energía eléctrica (nerviosa). Esta transformación se realiza
a través de los órganos de Corti, que comprenden las siguientes estructuras:

a) Vestíbulo: Cavidad dividida en dos partes, utrículo y sáculo.

b) Canales semicirculares: Son tres tubos de forma semicircular cuya


función es mantener el equilibrio.

c) Caracol: También llamado cóclea, es un órgano en forma de tubo


enrollado que rodea un eje central llamado columela.
Tejidos:

Oído externo:
● Pabellón auricular: cartílago elástico recubierto de epitelio estratificado plano
queratinizado con folículos pilosos
● CAE: igual que el anterior, pero con glándulas ceruminosas.
● Membrana timpánica (de exterior a interior): epitelio estratificado queratinizado
+ tejido fibrocolágeno de sostén + epitelio cúbico bajo continuo

Oído medio:
● Cavidad: revestida por epitelio cúbico bajo continuo.
● Huesecillos: tejido óseo compacto recubiertos de epitelio (articulaciones
sinoviales).
○ Músculos esqueléticos asociados
● Trompa de Eustaquio: epitelio pseudoestratificado ciliado (como el epitelio
respiratorio).

Oído interno:
● Laberinto óseo: revestido por periostio y relleno de perilinfa.
Componentes:
○ Vestíbulo: contiene el utrículo y la mácula.
○ Conductos semicirculares: tres canales con una dilatación al final (ampolla).
○ Cóclea: tiene tres escalas que forman una espiral alrededor del modiolo.
● Laberinto membranoso: sacos repletos de endolinfa. Células sensoriales: Células
ciliadas.
○ Ampollas de los conductos semicirculares (aparato vestibular) = aceleración.
○ Máculas del utrículo y sáculo = dirección de la gravedad y posición estática.
○ Órgano de Corti (ap coclear) = vibraciones sonoras.
Tipos de alteraciones que pueden afectar los tejidos del sistema auditivo.
Pabellón Auricular.
Las más frecuentes son:
• Otohematoma: Consiste en una colección serosanguinolenta que se acumula
entre el pericondrio y el cartílago, secundario a un traumatismo, preferentemente
tangencial a la superficie del pabellón, violento o moderado, único o repetido.

CAE
• Patologías epidérmicas:
El epitelio del CAE es plano estratificado, queratinizado como el de la piel, tiene
su crecimiento a partir de la capa basal, el estrato lúcido compuesto por las células
más superficiales en vías de destrucción o ya muertas, se descama constituyendo
un proceso normal, pero en algunas personas este proceso se altera sin que se
conozca aún la causa y se produce desde el aumento simple de la descamación
epitelial hasta el colesteatoma del CAE.

Enfermedades de la Membrana
Timpánica (MT):
La MT es muy susceptible a enfermedades de carácter generalizado o a problemas
relacionados con el CAE, oído medio y la trompa de Eustaquio.
En las enfermedades subyacentes, la membrana puede engrosarse por procesos
inflamatorios, apareciendo zonas circunscritas emblanquecidas y engrosadas, o
totalmente blanca y gruesa por depósito de colágeno hialino en su capa media
producido por una inflamación previa. Alteraciones en la función ventilatoria de la
trompa de Eustaquio, ya sea por insuficiencia o por permanecer siempre abierta
(trompa patulosa), pueden determinar por perdida de la capa media un
adelgazamiento del tímpano que es conocido como Tímpano Monomérico.
Conclusiones.
 En esta practica logramos observar una diversidad de tejidos animales;
aprendimos a identificar cada componente básico de un tejido y a qué tipo
de tejido animal pertenece teniendo en cuentas las características que
presenta.

 Cada tejido animal (epitelial, conectivo, muscular y nervioso) presentan


particularidades tanto en la parte estructural como en la composición,
aspectos que permiten su identificación y que les permiten realizar distintas
funciones complejas en cada organismo.
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