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JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

CCUESTIÓN PREVIA E IDENTIFICACIÓN DEL IMPUTADO

ACUERDO PLENARIO Nº 7-2006

Carácter vinculante:

Si plantea la cuestión previa basado en que el imputado no se en-


cuentra inscrito en RENIEC, o que no se ha consignado el número de
documento de identidad, tal planteamiento carece de sustancia o méri-
to. De igual manera el Juez no podrá devolver la denuncia al Fiscal
Provincial por esa sola causa. Pero si se verifica la inexistencia de datos
de identidad, procederá a resolver de oficio la cuestión previa, cuando
faltasen los nombres y apellidos completos, o cuando se ha probado que
una persona se identificó con esos nombres y apellidos es falsa o inexis-
tente.

COMPETENCIA. DIRIMENCIA. NATURALEZA


DEL DELITO DE FUNCIÓN

COMPETENCIA Nº 18-2004
FECHA: 17/11/2004

Carácter vinculante:

El presente caso debe analizarse teniendo en cuenta la Sentencia


del Tribunal Constitucional del 16 de marzo de 2004, recaída en la ac-
ción de inconstitucionalidad seguida por la Defensoría del Pueblo con-
tra diversos artículos de la Ley Nº 24150, y las Sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos recaídas, en especial, en los Asun-
tos Castillo Petruzzi y otros -del 30 de mayo de 1999-, Cesti Hurtado -
del 29 de septiembre de 1999-, Durand y Ugarte -del 16 de agosto de
2000-, en tanto se trata de decisiones que han definido desde la Consti-
tución Nacional y la Convención Americanas de Derechos Humanos,
respectivamente, el ámbito competencial objetivo-material de la juris-
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dicción militar, y cuyos términos deben observarse por la justicia penal


ordinaria en aras del respeto a la función que cumplen dichos órganos
jurisdiccionales de supremos interpretes de la Constitución y de la Con-
vención antes indicada.

El artículo 173º de la Constitución, al delimitar materialmente el


ámbito competencial de la jurisdicción militar, hace referencia al delito
de función como dato constitucionalmente relevante; que la aludida sen-
tencia del Tribunal Constitucional, interpretando esa noción y definien-
do sus alcances, realza las tres notas características de la institución en
lo atinente a los elementos objetivos del tipo penal militar: a) que se trate
de conductas que afectan bienes jurídicos de las Fuerzas Armadas o de
la Policía Nacional -se trata de su objeto material-; b) que el sujeto activo
sea un militar que realice la conducta cuando se encontraba en situa-
ción de actividad -es lo que se denomina círculo de autores-; y, c) que,
como circunstancias externas del hecho, que definen la situación en la
que la acción típica debe tener lugar, esta se perpetre en acto del servi-
cio, es decir, con ocasión de él.

En atención a estas consideraciones superiores, desarrollando el


concepto desde el Derecho penal, es pertinente puntualizar lo siguiente:
a) que el delito de función es una noción subjetivo-objetiva, en tanto no
protege un interés militar o policial del Estado como tal, sino ligado ne-
cesariamente a un sujeto activo cualificado determinado; b) que se trata
de un delito de infracción del deber, en tanto que en ese ilícito, por exi-
gencia constitucional, el autor sólo puede ser quien lesiona un deber
especial cuyo origen se encuentra fuera del Derecho penal -concreta-
mente en el Derecho administrativo- y que se muestra a través del tipo
penal, vale decir, solo puede ser cometido por quien ostenta una posi-
ción de deber determinada , derivada del ámbito estrictamente militar o
policial, radicada en las finalidades, organización y/o funciones de la
institución militar policial ; c) que es un delito especial propio, en tanto
el elemento especial de la autoría: condición de militar o policía que
vulnera bienes jurídicos institucionales, opera fundamentando la pena;
d) que si el criterio material es el idóneo para construir los delitos de
«función, cuya sede normativa es el Código de Justicia Militar, enton-
ces, cuando el deber sea vulnerable por cualquier ciudadano ajeno a las
Fuerzas Armadas o a la Policía Nacional, no se tratará de un delito de
función, en tanto que el deber es propio, inherente y exclusivo de ambas
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instituciones, de suerte que estas son, al final de cuentas, el sujeto pasivo


de la infracción penal (conforme MEINI MÉNDEZ, Iván: Observacio-
nes en torno a la Parte General del Código de Justicia Militar, «Anuario
de Derecho Penal», 2001-2002, Pontificia Universidad Católica del Perú
-Universidad de Friburgo-Suiza, Lima, 2002, págs. 199-200).

En su núcleo o esencia, la conducta atribuida, que constituye el


objeto del proceso penal, vulneró un bien jurídico individual: la integri-
dad corporal e, incluso, la vida de una persona, no un bien jurídico
institucional de las Fuerzas Armadas; que se analizan los tres factores
que concurrentemente deben estar presentes para definir el delito de
función es obvio que sólo se presenta el segundo: la condición de militar
en actividad de los sujetos activos del delito imputado, no así el primero:
bien jurídico institucional, pues se afectó la integridad corporal y la vida
de una persona; ni el tercero: las circunstancias externas del hecho, ra-
dicadas en la comisión del delito con ocasión del acto del servicio mili-
tar, pues los maltratos, los torturas y el prender fuego a una persona
revelan palmariamente un animus vulnerandi, e incluso, probablemente,
necandi, y, como tal, no tienen que ver con una labor de patrullaje e
intervención de presuntos agentes subversivos; que, por lo demás, en
cuanto a las circunstancias externas del hecho, nunca puede conside-
rarse «acto de servicio» la comisión de crímenes horrendos y los atenta-
dos graves a los derechos humanos, tal como han sido definidos por el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Interna-
cional Penal (conforme: Sentencia de la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos, Asunto Durand y Ugarte, párrafo ciento dieciocho).

COMPETENCIA: CRITERIOS PARA LA


DETERMINACIÓN POR EL TERRITORIO

SENTENCIA: EXPEDIENTE Nº 2448-2005-LIMA


FECHA: 12/09/2005

Carácter vinculante:

Lo que se discute a través de la excepción de declinatoria de juris-


dicción -o, mejor dicho, de competencia, aunque la primera es la deno-
minación de la Ley Procesal Penal- es la definición del órgano judicial
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en concreto -el Trigésimo Octavo Juzgado Penal de Lima o el Juzgado


Penal de Andahuaylas- que debe conocer, según las reglas de adscrip-
ción competencial territorial -denominadas «fueros» en la doctrina
procesalista-, en tanto que los juzgados penales, y de primera instancia
en general, tienen un ámbito territorial específico donde ejercen juris-
dicción; que a estos efectos el artículo 19º del Código de Procedimientos
Penales estipula cuatro criterios territoriales o fueros, denominados fue-
ro preferente -en el caso del inciso uno: por el lugar donde se ha cometi-
do el hecho delictuoso- y fueros subsidiarios -cuando no conste el lugar
en que halla podido cometerse el hecho punible, rigen los incisos dos al
cuatro: lugar de las pruebas, lugar de la detención y lugar del domicilio
del imputado-: que es de enfatizar que no se trata de fueros equivalen-
tes, sino que se aplican uno en defecto de otro, y en el estricto orden que
establece la ley, de ahí que el previsto en el inciso uno, forum comissi
delicti, es el preferente, y los restantes son subsidiarios, es decir, se apli-
can ante la imposibilidad de los demás; que, desde el punto de vista
material, para determinar el fuero preferente es de aplicación el artículo
5º del Código Penal, que instituye el principio de ubicuidad: «El lugar
de comisión del delito es aquel en el cual el autor o participe ha actuado
u omitido la obligación de actuar, o en el que producen sus efectos», que
desde esa perspectiva legal es de interpretar la norma en mención asu-
miendo una concepción de ubicuidad restrictiva, en cuya virtud el fac-
tor decisivo a tomar en cuenta estriba en que, al menos, uno de los ele-
mentos constitutivos del delito, parcial o absolutamente, sea ejecutado
en un ámbito territorial concreto, sin que se tome en cuenta los actos
preparativos y los actos posteriores a la consumación del delito, o tam-
bién que el resultado típico -no el extra típico ni otros efectos- se produz-
ca en un territorio determinado.

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COMPETENCIA:TRANSFERENCIA DE COMPETENCIA NO
CABE APLICARSE DE OFICIO, SINO A SOLICITUD DE
PARTE Y EN LA QUE SE RESPETE EL CONTRADICTORIO

SENTENCIA: EXPEDIENTE Nº 2448-2005-LIMA


FECHA: 12/09/2005

Carácter vinculante:

Las normas sobre competencia son de configuración legal y estas


deben interpretarse en armonía con las exigencias constitucionales deri-
vadas de la garantía genérica del debido proceso. Mientras se discute
exclusivamente la determinación del órgano judicial que debe conocer
la causa según las reglas de competencia predeterminadas por la ley, es
de tener presente -como se ha hecho- lo que estatuye el artículo 19º del
Código de Procedimientos Penales. La Procuraduría Pública afirmó la
competencia del Juzgado de Lima sobre la base de la complejidad de la
causa y que, de oficio, debía aplicarse las reglas sobre transferencia de
competencia. Es claro que bajo supuestos excepcionales, constitucional-
mente relevantes, es posible un cambio de radicación de un proceso, y
con tal finalidad se han instituido las reglas de transferencia de compe-
tencias. No obstante, no sólo no es posible invocar de oficio esa institu-
ción procesal -pues la ley no lo autoriza- sino que en su caso la decisión
sobre ese punto específico debe adoptarse con pleno respeto del princi-
pio de bilateralidad o del contradictorio y de la igualdad procesal. En
estricto derecho, en la medida en que la transferencia de competencia
no ha sido formalmente invocada por las partes legitimadas -y, por ende,
se ha originado el incidente correspondiente-, y si procesalmente tam-
poco ha integrado el tema objeto de la presente decisión, circunscrita a
resolver -según los fueros ya descritos- a qué órgano judicial le corres-
ponde el conocimiento originario de la instrucción, no es admisible un
pronunciamiento sobre el particular.

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G GARANTÍAS PROCESALES

PRINCIPIO NE BIS IDEM

SENTENCIA: R. N. Nº: 2090-2005-LAMBAYEQUE


FECHA: 07/06/2007

Carácter vinculante:

El procedimiento administrativo sancionador busca garantizar sólo


el funcionamiento correcto de la administración pública, las sanciones
disciplinarias tienen, en general, la finalidad de garantizar el respeto de
las reglas de conducta establecidas para el buen orden y desempeño de
las diversas instituciones colectivas y, como tal, suponen una relación
jurídica específica y conciernen sólo a las personas implicadas en dicha
relación y no a todas sin distinción, como acontece en general con las
normas jurídicas penales; que las medidas disciplinarias constituyen la
contrapartida de los deberes especiales a que están sometidos sus miem-
bros y el Derecho administrativo sancionador no se rige por el principio
de lesividad sino por criterios de afectación general, de suerte que la
sanción administrativa no requiere la verificación de lesión o puesta en
peligro de bienes jurídicos y generalmente opera como respuesta ante
conductas formales o de simple desobediencia a reglas de ordenación;
que, en cambio, el delito debe encerrar siempre un mayor contenido de
injusto y de culpabilidad; que la lesividad o peligrosidad de la conducta
y el menoscabo al bien jurídico son siempre de mayor entidad en el de-
lito con relación a la infracción administrativa.

El principio de ne bis in idem material tiene conexión con los prin-


cipios de proporcionalidad y de legalidad, el primero se encuentra vin-
culado a la llamada «prohibición de exceso», esto es, sancionar más de
una vez por el mismo contenido injusto implica imponer una sanción
no prevista en la ley, puesto que el artículo VII del Título Preliminar del
Código Penal establece que la pena no puede sobrepasar la responsabi-

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lidad por el hecho; y, el principio de legalidad garantiza la seguridad


jurídica debido a que sólo se puede sancionar conductas que se encuen-
tran tipificadas previamente.

El principio de ne bis in idem contempla el contenido material y


procesal y debe contener como presupuesto un mismo hecho, siempre
que se trate del mismo sujeto y fundamento; que, además, se admite la
acumulación de sanciones provenientes de diferentes órdenes cuando
ellas obedecen a diferente fundamento, es decir, si son bienes jurídicos
distintos, si el interés jurídicamente protegido por la infracción adminis-
trativa sea distinto al de la infracción penal, que, en este supuesto, la
responsabilidad penal es independiente de la responsabilidad adminis-
trativa en que incurrió el funcionario por haber cometido graves irregu-
laridades en el desempeño de sus funciones, la existencia de un proceso
penal no enerva la potestad de la administración para procesar y san-
cionar administrativamente al servidor o funcionario que ha incurrido
en falta disciplinaria porque ambos ordenamientos jurídicos cumplen
distintos fines o sirven a la satisfacción de intereses o bienes jurídicos
diferentes -posibilidad que admite el artículo 243º de la Ley Nº 27044-:
el procedimiento administrativo tiene por objeto investigar y, de ser el
caso, sancionar una conducta funcional, mientras que el proceso penal
conlleva una sanción punitiva que puede incluso derivar en la priva-
ción de la libertad, siempre que se determine la responsabilidad penal,
como así lo reconoce también el Tribunal Constitucional en sus senten-
cias de fechas 16 de abril de 2003, 24 y 25 de noviembre y 28 de diciem-
bre de 2004, emitidas en los expedientes números 2050-2002-AA/TC,
2868-2004-AA/TC, 2322-2004-AA/TC, 3194-2004-HC/TC, respectiva-
mente.

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EL DERECHO AL JUEZ IMPARCIAL. RECUSACIÓN

PÉRDIDA DE IMPARCIALIDAD Y PROCESO DE


HÁBEAS CORPUS O DE AMPARO

ACUERDO PLENARIO Nº 3-2007/CJ-116


FECHA: 16/11/2007

Carácter vinculante:

Este acuerdo plenario dejó establecida como doctrina que la sola


presentación de una recusación contra el juez de la causa bajo el argu-
mento que se le ha interpuesto una demanda de habeas corpus o amparo
o una queja ante el órgano disciplinario del sistema judicial (Poder Judi-
cial o Consejo Nacional de la Magistratura) no justifica su estimación
por el órgano jurisdiccional. Los fundamentos fueron los siguientes:

• La recusación es una institución procesal de relevancia constitucio-


nal judicial. Garantiza, al igual que la abstención o inhibición, la im-
parcialidad judicial, esto es, la ausencia de prejuicio; y, como tal, es
una garantía específica que integra el debido proceso penal -numeral
3º del artículo 139º de la Constitución-. Persigue alejar del proceso a
un juez que, aun revistiendo las características de ordinario y prede-
terminado por la ley, se halla incurso en ciertas circunstancias en
orden a su vinculación con las partes o con el objeto del proceso -el
thema decidendi- que hacen prever razonablemente un deterioro de
su imparcialidad. La imparcialidad, como ha quedado consagrada
por la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, seguida
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos -así, la sentencia
Piersack contra Bélgica, del 1 de octubre de 1982; y sentencia Herrera
Ulloa contra Costa Rica, del 2 de julio de 2004, párrafo 170- tiene,
aunque la doctrina procesalista tiende a relativizarla, dos dimensio-
nes, una de carácter subjetivo y vinculada con las circunstancias del
juzgador, con la formación de su convicción personal en su fuero
interno en un caso concreto -test subjetivo; y otra objetiva, predicable
de las garantías que debe ofrecer el órgano jurisdiccional y que se
establece desde consideraciones orgánicas y funcionales (la primera
debe ser presumida mientras no se demuestre lo contrario; y, la se-
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JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

gunda reclama garantías suficientes para excluir cualquier duda le-


gítima sobre su imparcialidad) -test objetivo-.

• Las causales de recusación están legalmente tasadas y son las previs-


tas en los artículos 29º y 31º del Código de Procedimientos Penales.
Para acreditar si existe o no vulneración del derecho al juez impar-
cial no sirve un análisis abstracto y a priori, y en definitiva, general,
sino que es menester examinar cada caso concreto para determinar
que el juez, de uno u otro modo, no es ajeno a la causa –opción por el
criterio material o sustancial en vez del criterio meramente formal-.
Como precisa el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la sen-
tencia Hauschildt contra Dinamarca del 24 de mayo de 1989, lo rele-
vantes es que los temas estén objetivamente justificados, deben al-
canzar una cierta consistencia -no basta la simple opinión del acusa-
do o de la parte recusante-; y, la respuesta de si existe parcialidad o
no varía según las circunstancias de la causa, a cuyo efecto debe va-
lorarse la entidad o naturaleza y las características de las actuacio-
nes procesales realizadas por el juez.

• Es recurrente en nuestra práctica forense que con motivo de una de-


manda de hábeas corpus o de amparo interpuesta contra una con-
creta decisión o actuación del juez de la causa y también cuando se
ha interpuesto una queja ante el órgano disciplinario judicial, para-
lelamente se recuse al magistrado al amparo de la causal genérica de
temor de parcialidad prevista en el artículo 31º del Código de Proce-
dimientos Penales. Se cuestiona en esos casos que el juez, como con-
secuencia de esas acciones legales, no ofrecería garantías suficientes
para excluir cualquier duda legítima a este respecto.

• En estos supuestos se está ante una causal de imparcialidad subjeti-


va, en cuya virtud se entiende que la convicción personal del juez
como consecuencia de la aludida acción legal le restaría apariencia
de imparcialidad. Pero, como ya se anotó, la imparcialidad subjetiva
se presume salvo prueba en contrario; en consecuencia, no basta la
sola afirmación de la interposición de la demanda o queja ni la pre-
sentación del documento en cuestión para estimar lesionada la im-
parcialidad judicial. Se requiere, por consiguiente, indicios objetivos
y razonables que permitan sostener con rigor la existencia de una
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falta de imparcialidad. El Tribunal, en esta caso, debe realizar una


valoración propia del específico motivo invocado y decidir en fun-
ción a la exigencia de la necesaria confianza del sistema judicial si el
juez recusado carece de imparcialidad; debe examinar, en consecuen-
cia, la naturaleza de los hechos que se le atribuyen como violatorios
de la Constitución o del ordenamiento judicial, y si su realización, en
tanto tenga visos de verosimilitud, pudo o no comprometer su im-
parcialidad.

JUEZ NATURAL O LEGAL

SENTENCIA: R. N. Nº: 2448-2005, LIMA

Carácter vinculante:

A través de la declinatoria de competencia lo que se discute es la


definición del órgano judicial competente. Que, el artículo 19º del Códi-
go de Procedimientos establece cuatro fueros territoriales, uno preferen-
te y los otros subsidiarios, que no son equivalentes, se aplica uno en
defecto del otro, y en el orden estricto previsto por la ley. Para la deter-
minación del fuero preferente, debe aplicarse el artículo 5º del Código
Penal que instituye el principio de ubicuidad, desde una perspectiva
legal debe interpretarse el mencionado dispositivo, asumiendo una ubi-
cuidad restrictiva, en cuya virtud el factor decisivo a tomar en cuenta
estriba que al menos uno de los elementos constitutivos del delito, par-
cialmente o absolutamente, sea ejecutado en un ámbito territorial con-
creto, sin que se tome en cuenta los actos preparatorios y los actos pos-
teriores a la consumación del delito, o también que el resultado típico,
no extra típico ni otros efectos se produzca en un territorio determina-
do.

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J JUICIO ORAL: DECLARACIÓN DE CONTUMACIA


EN LA ETAPA DE ENJUICIAMIENTO
PRESUPUESTOS MATERIALES

ACUERDO PLENARIO Nº 5-2006/CJ-116


FECHA: 13/10/2006

Carácter vinculante:

Se determinaron aquí una serie de reglas de valoración en la etapa


del juicio oral sobre la base de los siguientes fundamentos:

• El artículo 139º, numeral 3, de la Ley Fundamental garantiza el dere-


cho de las partes procesales a acceder al proceso en condiciones de
poder ser oído y ejercitar la defensa de sus derechos e intereses legíti-
mos. En tal sentido, como postula Picó i Junoy, los actos de comuni-
cación de las resoluciones judiciales -notificaciones, citaciones y em-
plazamientos-, en la medida en que hacen posible la comparecencia
del destinatario y la defensa contradictoria de las pretensiones, re-
presentan un instrumento ineludible para la observancia de las ga-
rantías constitucionales del proceso (Las garantías constitucionales del
proceso, J. M. Bosch Editor, Barcelona, 1997, p. 54). Dada su trascen-
dental importancia es obvio que corresponde al órgano jurisdiccio-
nal examinar que los actos de comunicación, el emplazamiento a las
partes, en especial al imputado con la llamada al proceso, cumplan
escrupulosamente las normas procesales que los regulan a fin de ase-
gurar la efectividad real de la comunicación.

• La contumacia está íntimamente vinculada a esa institución procesal


de relevancia constitucional, cuya definición legal se encuentra en el
artículo 3º, inciso 1), del Decreto Legislativo Nº 125, y que a su vez
ratifica que el imputado tiene la carga de comparecer en el proceso
penal, y si no lo hace se expone a una declaración de contumacia. El
ordenamiento procesal penal nacional reconoce, además, la ausen-
cia y en ambos casos, como es evidente, consagró como dogma la
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imposibilidad de desarrollar el juicio oral –fase angular del sistema


acusatorio- sin la necesaria presencia del acusado (en este sentido, el
Código -acota GIMENO SENDRA- llevó hasta sus últimas consecuen-
cias el principio general del Derecho, conforme al cual «nadie puede
ser condenado sin haber sido previamente oído», interpretando di-
cho precepto como exigencia de comparecencia física del imputado
en el proceso a fin de que pueda ejercitar su defensa privada y, en
último término, su derecho a la «última palabra»: Derecho Procesal
Penal, Colex, Madrid, 2004, p. 215).

• Lo relevante de ambas instituciones: contumacia y ausencia, de con-


figuración legal, a las que se anudan variados efectos procesales que
incluso entrañan una intensificación de las medidas de coerción per-
sonales, es que se requiere de una resolución judicial, motivada que
declare el estado de ausencia o contumacia del imputado, la cual
importa una verdadera obligación judicial que habrá de dictarse cuan-
do se cumplan escrupulosamente los presupuestos materiales estipu-
lados por la ley procesal, y que a su vez se erige en condición necesa-
ria para dictar las medidas de coerción limitativas de la libertad del
imputado.

• La indicada resolución judicial tiene una naturaleza constitutiva, ya


que por ella se crea el estado de ausente o contumaz, al que va ligado
normalmente la adopción de medidas provisionales personales. La
declaración de contumacia constituye una situación procesal que le-
gitima al juez para ordenar la detención del procesado renuente a
acatar el cumplimiento de determinados mandatos procesales.

• El citado artículo 3º del Decreto Legislativo Nº 125 define la institu-


ción de la contumacia. El contumaz, en términos generales, es el im-
putado que conoce su condición tal y que está o estará emplazado al
proceso para que responda por concretos cargos penales, y pese a
ello deja de concurrir, se aparta voluntariamente del proceso (el en-
causado es consciente de la existencia de un proceso penal dirigido
contra él y decide no acudir a la llamada del órgano jurisdiccional).
Es significativo a estos fines el literal a) del citado artículo, que preci-
sa que se reputa contumaz: «Al que habiendo prestado su declara-
ción instructiva o estando debidamente notificado, rehuye el
juzgamiento en manifiesta rebeldía o hace caso omiso a las citaciones
o emplazamientos que le fueran hechos por el juez o Tribunal». A
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JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

estos efectos, el artículo 1º de la Ley Nº 26641 exige que el auto que


declara la condición de contumaz del imputado -sin esa resolución
judicial no es posible calificar a un acusado de contumaz- sólo se
dictará desde que «…existen evidencias irrefutables que el acusado
rehuye del proceso».

• La contumacia puede declararse en sede de instrucción o de la etapa


intermedia o del enjuiciamiento. El artículo 2º de dicho Decreto Le-
gislativo regula, aunque genéricamente, la posibilidad de declararla
en la etapa de instrucción, a cuyo efecto remite a lo dispuesto en los
artículos 205º y 206º del Código de Procedimientos Penales. Esa dis-
posición, como es obvio y aplicando íntegramente el artículo 1º de la
Ley Nº 26641, sólo exige que existan evidencias irrefutables que el
inculpado, según se encuentre en los supuestos del artículo del referi-
do Decreto Legislativo Nº 125, rehuye el proceso -concretamente, la
instrucción- para que se dicte el auto de declaración de contumacia.
No se requiere, desde luego, una reiteración del mandato y una se-
gunda incomparecencia para la emisión del auto de contumacia, si-
tuación que incluso es evidente en los supuestos de citación para di-
ligencia de lectura de sentencia en los procesos sumarios (conforme:
Sentencias del Tribunal Constitucional Nº 3014-2004-HC/TC, del
28.12.2004; número 7021-2005-HC/TC, del 17.10.2005; y Nº 2661-
2006-HC/TC, del 17.04.2006). En este último caso: la lectura de sen-
tencia en los procesos penales sumarios, se explica por qué no se tra-
ta propiamente de una fase procesal autónoma que requiere de una
sucesión de actos procesales y diligencias de presentación de cargos,
actividad probatoria, alegato, última palabra, deliberación y senten-
cia.

• El auto de enjuiciamiento o, en su caso, el de citación a juicio, por el


contrario, tiene precisiones estrictas para el emplazamiento del acu-
sado presente; está asociado a un apercibimiento específico y un trá-
mite escrupuloso. Prescribe al respecto el artículo 210º del Código de
Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo Nº 125
que: «…Tratándose de reos con domicilio procesal conocido o legal
conocido en autos, será requerido para su concurrencia al juicio bajo
apercibimiento de ser declarado contumaz (…), señalándose nueva
fecha para la audiencia, siempre que no hayan otros reos libres que
se hubieran presentado o en cárcel. Si el acusado persiste en la
inconcurrencia, se hará efectivo el apercibimiento, precediéndose en
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lo sucesivo conforme a los artículos 318º al 322º del Código de Proce-


dimientos Penales.

• Son presupuestos materiales para la declaración de contumacia en la


etapa de enjuiciamiento: a) que el acusado presente, con domicilio
conocido o legal, sea emplazado debida o correctamente con la cita-
ción a juicio (se entiende que si el propio emplazado proporciona un
domicilio falso, ello acredita su intención de eludir la acción de la
justicia y justifica la declaración como reo contumaz, tal como ha
sido ratificado por el Tribunal Constitucional en la sentencia Nº 4834-
2005-HC/TC, del 08.08.2005); b) que la indicada resolución judicial,
presupuesto de la declaración de contumacia, incorpore el apercibi-
miento expreso de la declaración de contumaz en caso de inasistencia
injustificada; y, c) que el acusado persista en la inconcurrencia al
acto oral, en cuyo caso se hará efectivo el apercibimiento previamen-
te decretado, esto es, la emisión del auto de declaración de contuma-
cia, y se procederá conforme al juicio contra reos ausentes.

• El órgano jurisdiccional deberá examinar cuidadosamente el debido


emplazamiento al imputado, la correcta notificación, y sobre esa base
proceder en su consecuencia (El Tribunal Constitucional en la Sen-
tencia Nº 3411-2006-HC/TC, del 12.05.2006, ha insistido en que si
no se notifica debidamente al imputado no es legítimo declararlo reo
contumaz). Para la declaración de contumacia, acto seguido, es cen-
tral la nota de «persistencia» en la incomparecencia voluntaria del
acusado al acto oral, la cual significa mantenerse firme o constante
en una cosa o, más concretamente, ante el emplazamiento judicial,
es decir, no cumplirlo deliberadamente».

• Si el párrafo analizado está en función a la iniciación del acto oral o


a su continuación, esto es, si la norma procesal precisa que se señala-
rá nueva fecha para la audiencia siempre que no hayan otros reos
libres que se hubieran presentado o en cárcel, a partir de lo cual se
hace mención a la persistencia del acusado en su incomparecencia,
entonces, es evidente que la resolución judicial de contumacia se dic-
tará una vez que el acusado incumpla este segundo emplazamiento,
a mérito de lo cual se renovarán las órdenes para su captura, se le
emplazará por edictos y se reservará el proceso hasta que sea habido,
tal como lo dispone, en lo pertinente, el artículo 319º del Código de
Procedimientos Penales. Es claro, asimismo, que si el acto oral tiene
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JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

lugar por la concurrencia de otros acusados, la declaración de contu-


macia se hará efectiva una vez se cite al acusado inconcurrente para
la continuación del juicio oral, aplicando en lo pertinente las normas
antes invocadas.

• Por otro lado, en vista que el auto de contumacia importa, además, la


restricción de la libertad personal del imputado -en todo caso, una
medida de coerción personal más intensa-, tal y como ha sido esta-
blecido por el Tribunal Constitucional en la Sentencia Nº 934-2002-
HC/TC, del 08.07.2002, si el juez rechaza indebidamente la recusa-
ción -al margen de la ley procesal-, lesionando con ello el principio
constitucional del procedimiento preestablecido, tal decisión deviene
ilegítima. Sobre el particular es de rigor precisar que con posteridad a
dicha sentencia se han dictado la Ley Nº 28117, del 10.12.2003, y el
Decreto Legislativo Nº 959, del 17.08.2004, que han introducido cam-
bios sustanciales en el régimen y procedimiento de la recusación y
excusa o inhibición de jueces y vocales.

• Las normas antes citadas, a diferencia del texto procesal originario,


autorizan al rechazo liminar o de plano del pedido de inhibición o de
la solicitud de recusación, estipulan un plazo determinado para re-
cusar y reordena el trámite incidental correspondiente, y delimitan
los motivos de recusación contra vocales.

• En tal virtud, si se vulnera el nuevo ordenamiento procesal recha-


zando de plano la recusación, sin amparo en la respectiva autoriza-
ción legal, obviamente rige la doctrina jurisprudencial inicialmente
mencionada. Es claro, sin embargo, que si una recusación se rechaza
de plano por un motivo legalmente establecido en la ley procesal,
obviamente será posible -más allá de la interposición del respectivo
recurso de apelación contra tal desestimación liminar, que no tiene
efecto suspensivo- dictar el auto de contumacia y las medidas de la
libertad correspondientes.

• Por lo demás, si se da trámite a una recusación, aun cuando este no


suspende el proceso principal ni la realización de diligencias o actos
procesales -cuya actuación está sujeta a la efectiva concurrencia del
Ministerio Público y citación a las partes-, y existe expresa prohibi-
ción de expedir resolución que ponga fin a la instancia o al proceso-
vide apartado dos del artículo 33º del Código de Procedimientos Pe-
241
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

nales-, debe entenderse que tampoco se puede dictar una medida


limitativa de la libertad, como consecuencia de un auto de contuma-
cia, en tanto las dudas sobre la imparcialidad judicial no se deslinden
definitivamente conforme a sus tramites regulares. Cabe anotar que
lo expresamente autorizado son actos o diligencias procesales, no la
expedición de una resolución que incida en un derecho fundamen-
tal de la trascendencia de la libertad personal, y además siempre está
prohibido -esta vez por regla expresa- clausurar el proceso hasta que
la recusación o inhibición esté resuelta.

INTERPRETACIÓN DE LOS ALCANCES DEL


ARTÍCULO 5º DE LA LEY Nº 28122. CONCLUSIÓN
ANTICIPADA DEL JUICIO ORAL

SENTENCIA: R. N. Nº 1766-2004-CALLAO
FECHA: 21/09/2004

Carácter vinculante:

Si bien la parte civil sólo tiene injerencia en el objeto civil del pro-
ceso, el Fiscal Supremo en lo Penal ha cuestionado la legalidad del pro-
cedimiento seguido por el Tribunal de Instancia para dictar la sentencia
recurrida estimando la no aplicación de la Ley Nº 28122, por lo que es
del caso referirse a esa opinión anulatoria. La citada ley, más allá de lo
limitado y parcial de su denominación oficial, en puridad de verdad
comprende dos institutos procesales penales: la conclusión anticipada
de la instrucción judicial (artículos uno al cuatro) -a la que hace men-
ción el título de la ley- y la conclusión anticipada del debate o del juicio
oral (artículo cinco), que aun cuando vinculadas al principio de celeri-
dad o aceleramiento de la justicia penal se diferencian en que en este
último supuesto rige básicamente el principio del consenso, dado que la
decisión del imputado y su defensa es determinante para dar inicio al
procedimiento de conclusión anticipada del debate o juicio oral, lo que
no es decisivo cuando se trata de concluir anticipadamente la instruc-
ción judicial, que requiere cumplir -sin que la voluntad del imputado
pueda impedirlo- determinados requisitos legalmente previstos. La con-
clusión anticipada de la instrucción se circunscribe a determinados ti-
pos penales y a procesos simples, siempre que se presenten puntuales
242
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

supuestos procesales, tales como flagrancia delictiva, investigación pre-


liminar con la intervención del fiscal con suficiencia probatoria y confe-
sión sincera, lo que se explica porque causalmente se tiende a limitar los
actos de investigación judicial y, por ello, podría afectar la incorpora-
ción de fuentes de prueba y elementos de convicción en la que se funde
una acusación o se sostenga una defensa razonable. En el caso de la
conclusión anticipada del debate oral se privilegia la aceptación de los
cargos por parte del imputado y su defensa -ella es la titular de esta
institución-, cuya seguridad -de cara al principio de presunción de ino-
cencia- parte de una instrucción cumplidamente actuada con sólidos
elementos de convicción, y valorada, a los efectos de la pretensión
acusadora, por el Fiscal Superior y luego, por la defensa, de suerte que
el artículo 5º –precisamente por tratarse de una institución procesal au-
tónoma y distinta de la anterior- no impone límite alguno en orden al
delito objeto de acusación o a la complejidad del proceso ni remite su
aplicación a las exigencias de los artículos uno y dos. Es de aclarar, asi-
mismo, que cuando el artículo 5º hace mención a la «confesión sincera»,
en rigor nos remite al numeral uno de dicha norma que por tal expre-
sión, a estos solos efectos -aunque dogmáticamente cuestionable-, en-
tiende únicamente aceptar en ese trámite ser autor o participe del delito
materia de la acusación y responsable de la reparación civil, de modo
que en este caso tampoco cabe concordarlo necesariamente con el artí-
culo 136º del Código de Procedimientos Penales o con el artículo uno,
numeral tres, de la citada ley.

En el presente caso, luego de instalarse el juicio oral y fijar los


términos del debate se preguntó al imputado y (a) su defensa si el pri-
mero se consideraba ser autor del delito de materia de la acusación fis-
cal, y responsable del pago de la reparación civil, quien al responder en
sentido positivo con aceptación de su defensa y sin exigencia de actua-
ción probatoria alguna, dio lugar a la sentencia recurrida. Es de acotar
que el acto de disposición del imputado y su defensa (se circunscribe al
reconocimiento de la responsabilidad penal y civil atribuido, no es alla-
namiento a la pena pedida y a la reparación civil solicitada) por lo que -
como postula la doctrina procesalista- el Tribunal está autorizado, al
reconocerse los hechos acusados, a recorrer la pena en toda su exten-
sión, desde la más alta prevista en el tipo penal hasta la mínima inferi-
da, llegando incluso hasta la absolución si fuere el caso, esto es, si se
toma en cuenta la fuente española, parcialmente acogida, cuando se
243
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

advierta que el hecho es atípico o resulta manifiesta la concurrencia de


cualquier circunstancia determinante de la exención de responsabili-
dad penal o de su preceptiva atenuación. Como es de advertirse, se tra-
ta de una modalidad especial de sentencia, que puede denominarse «sen-
tencia anticipada», producto de una confesión del acusado en los térmi-
nos antes descritos. Dicha confesión tiene como efecto procesal concluir
el juicio oral, y no está circunscripta exclusivamente al pedido de pena y
reparación civil del fiscal y, en su caso, de la parte civil, consecuente-
mente, el Tribunal retiene su potestad de fijarlas conforme a lo que co-
rresponda y con arreglo a los principios de legalidad y proporcionali-
dad.

CONCLUSIÓN ANTICIPADA DEL DEBATE ORAL


REQUISITOS

SENTENCIA: R. N. Nº 2206-2005-AYACUCHO
FECHA: 12/07/2005

Carácter vinculante:

La sentencia recurrida se ha emitido al amparo de lo dispuesto


por el artículo 5º de la Ley Nº 28122, que autoriza la conclusión antici-
pada del debate oral si el acusado, con la conformidad de su abogado
defensor, acepta ser autor o partícipe del delito materia de la acusación
y responsable de la reparación civil. La regla segunda del citado artí-
culo de la ley en referencia prescribe que en ese caso, una vez decla-
rada la conclusión anticipada del debate oral, se dictará sentencia en
esa misma sesión o en la siguiente, que no podrá postergarse por
más de cuarenta y ocho horas, bajo sanción de nulidad. En estos ca-
sos, tal como ha procedido el Tribunal de Instancia, no cabe plantear y
votar las cuestiones de hecho a que se refiere el artículo 281º del Código
de Procedimientos Penales, no sólo porque la norma especial no lo esti-
pula de modo expreso, sino también porque el citado artículo 281º de la
Ley Procesal Penal presupone una audiencia precedida de la contradic-
ción de cargos y de una actividad probatoria realizada para verificar -
rechazando o aceptando- las afirmaciones de las partes, que es precisa-
mente lo que no existe en esta modalidad especial de finalización del
procedimiento penal.
244
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

NUEVOS ALCANCES DE LA CONCLUSIÓN ANTICIPADA

ACUERDO PLENARIO Nº 5-2008

Carácter vinculante:

El Tribunal deberá en cuenta los siguientes límites:

a) No puede agregar ni reducir los hechos o circunstancias descritas


por el Fiscal y aceptados por el imputado y la defensa. O pronunciar-
se sobre otras pruebas.
b) La oportunidad que se tiene: es cuando se le emplace en el período
inicial y siempre antes que se inicie propiamente el período probato-
rio.
c) La conformación parcial está autorizada y deberá procederse al
juzgamiento independiente para acusados no conformados, siempre
que sus roles y responsabilidades estén delimitados debidamente.
d) El acusado conformado, puede declarar en el juicio, pero varía el
régimen jurídico de su declaración: criterio de alteridad, a la de testi-
go.
e) La sentencia conformada no tiene efectos extensivos ni prejudiciales
sobre la sentencia dictada en juicio contradictorio. Se puede revisar:
si en el juicio de los no conformados aparecen causas de atenuación
que le pudieron alcanzar al conformado.
f) Si se dan los requisitos de la confesión, y lo dicho facilita el esclare-
cimiento de los hechos y es relevante para la investigación, corres-
ponde la reducción de la pena en la conformidad, aplicación analógica
del artículo 471º del NCPP; pero más allá de la sexta parte.
g) Respecto al objeto civil: Si no se cuestiona no es posible modificarla. Y
se debe respetar la reparación civil alternativa de la parte civil. La
variación del monto de la reparación civil en la segunda sentencia no
altera la fijada en la sentencia conformada.

245
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

P PROHIBICIÓN DE LA REFORMATIO IN PEIUS

ACUERDO PLENARIO Nº 5-2007/CJ-116


FECHA: 16/11/2007

Carácter vinculante:

Se estableció aquí que el supuesto que el recurso impugnativo haya


sido interpuesto sólo por el sentenciado, según el caso, el Tribunal po-
drá: variar el grado de consumación del delito (de tentativa a delito
consumado), variar el grado de participación (por ejemplo de cómplice
secundario a cómplice primario o instigador o autor), variar la pena de
principal a accesoria o viceversa, e integrar el fallo disponiendo el trata-
miento terapéutico a que se refiere el artículo 178º-A del Código Penal.
El Tribunal de Revisión no puede integrar, por otro lado, el fallo recurri-
do e imponer una pena omitida aún cuando la ley penal la establezca.

Los fundamentos fueron los siguientes:

• En el supuesto que el recurso impugnativo haya sido interpuesto so-


llo por el imputado o por la fiscalía en su defensa, la Sala revisora
puede, según el caso:

a) Variar el grado de consumación del delito (de tentativa a delito


consumado).
b) Variar el grado de participación (por ejemplo de cómplice secun-
dario a cómplice primario o instigador o autor).
c) Variar la pena de principal a accesoria o viceversa.
d) Integrar el fallo con una pena principal o accesoria prevista en la
ley y no impuesta en la sentencia.
e) Integrar el fallo con el plazo de la pena de inhabilitación o el mon-
to de la multa cuando la sentencia recurrida los ha omitido.
f) Integración del fallo disponiendo el tratamiento terapéutico a que
se refiere el artículo 178º-A del Código Penal.

246
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

• En lo pertinente a los puntos a), b) y c) del fundamento jurídico ante-


rior se tiene que tomar en cuenta que mientras no se modifique
lesivamente el quantum de la pena, es posible variar el grado de con-
sumación, el grado de participación del agente así como la califica-
ción de la pena de accesoria a principal o viceversa. Para ello se re-
quiere que se establezca motivadamente la existencia de un error de
apreciación jurídica en la sentencia recurrida. El único límite para el
Tribunal de Revisión es que no varíe negativamente la clase y exten-
sión de las consecuencias jurídicas. La subsanación del error en que
incurrió la sentencia impugnada no debe perjudicar la situación jurí-
dica del imputado recurrente ni comprometer lesivamente el ámbito
de la ejecución penal.

• Con respecto a la pena de inhabilitación es de precisar que ésta pue-


de ser principal o accesoria -así, el artículo 37º del Código Penal-, así
como que la inhabilitación accesoria se extiende por igual tiempo que
la pena principal (artículo 39º del Código Penal), mientras que la
inhabilitación impuesta como pena principal se extiende de seis me-
ses a cinco años (artículo 38º del Código Penal). En consecuencia, y
bajo los criterios ya establecidos, más allá de los supuestos en que
resulta menester su imposición –diferentes, según se trate de inhabi-
litación principal o accesoria-, la variación de esa pena, a principal o
accesoria según sea el caso, cuyos alcances a los derechos objeto de
restricción no presentan diferencias entre ambas clases de penas en
uno u otro caso será factible siempre que el resultado final no redun-
de en perjuicio del recurrente.

• Es importante destacar, respecto del contenido o alcance de la non


reformatio in peius, que un posible cambio en la calificación jurídica
de los hechos por el Tribunal de Revisión será factible si: a) en aras
del derecho a ser informado de la acusación se dé conocimiento de la
alteración al recurrente con el objeto de que este pueda contradecirla
-los agravios del recurso comprendan ese debate-; y, b) que el cambio
no conlleve un aumento de la pena o un cambio del tipo de pena que
le suponga perjuicio. Es obvio que el cambio de calificación no puede
suponer en ningún caso la introducción de nuevos hechos ni la alte-
ración esencial de lo que constituyeron el objeto del proceso en pri-
mera instancia.
247
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

• Otra solución debe darse cuando el Tribunal de Instancia no impone


una pena que la ley establecía para el caso juzgado. Cuando, ilegal-
mente, se omite establecer una de las penas conjuntas: multa o inha-
bilitación, por ejemplo. Salvo el caso de la omisión en la fijación de
cuantías o tiempos determinados, cuyo límite en esos casos corres-
ponde al petitorio de las partes, delimitados legalmente pero sin ex-
ceder el ámbito del recurso -principio acusatorio-, no es posible que
de oficio, sin contradicción y en perjuicio del imputado, más allá de
su legalidad, el Tribunal Revisor integre el fallo recurrido. Hacerlo
importaría modificar la pena en la extensión de sus consecuencias
jurídicas, lo que está prohibido por el indicado principio.

• El recurso es una garantía primordial destinada a revisar, a instancia


del afectado una resolución judicial -principio dispositivo- en aque-
llos ámbitos expresamente cuestionados -principio tantum devolutum
quantum apellatum-, que como tal limita la competencia del Tribunal
de Revisión a no alterar el resultado final en perjuicio del recurrente.

• En estos casos, como el principio analizado -de relevancia constitu-


cional- impide al Tribunal de Revisión modificar de oficio la senten-
cia agravando las consecuencias jurídicas si sólo fue el apelante el
condenado, prevalece incluso respecto del de estricta sumisión del
juez a la ley para corregir de oficio en la alzada errores evidentes en
la aplicación de la misma en la sentencia. Hacerlo importaría agra-
var la situación jurídica del recurrente como consecuencia de su pro-
pio recurso con serio riesgo a la seguridad jurídica.

• No vulnera el principio de interdicción de la reforma peyorativa cuan-


do el Tribunal de Revisión integra el fallo de instancia e impone la
medida de tratamiento terapéutico en los delitos contra la libertad
sexual (artículo 178º-A del Código Penal, incorporado por la Ley Nº
26293). El tratamiento terapéutico es una medida de seguridad, no
es una pena. Su objetivo es la facilitación de la readaptación social
del condenado, y como no altera el sentido de la sanción ni la modi-
fica lesivamente en lo que respecta a su extensión o intensidad repre-
siva, no puede afectarle la interdicción de la reforma peyorativa. En
consecuencia, como no importa una agravación de entorno jurídico
del imputado, la integración del fallo y su incorporación al mismo,
no solo es posible sino necesario.
248
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

PARTE CIVIL. NO SE REQUIERE QUE LA VÍCTIMA SE


HAYA CONSTITUIDO PREVIAMENTE PARA SOLICITAR
EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA EN EL EXTREMO DE LA
REPARACIÓN CIVIL FIJADA

SENTENCIA: R. N. Nº 1538-2005-LIMA
FECHA: 20/06/2005

Carácter vinculante:

No hace falta que la víctima, declarada así por sentencia firme de


condena, haya estado previamente constituida en parte civil desde el
proceso penal declaratorio de condena para intervenir en el proceso de
ejecución y, como tal, participar en su desarrollo con la finalidad de
garantizar el cumplimiento de la reparación civil fijada a su favor; que
la constitución en parte civil del agraviado sólo tiene sentido, desde una
perspectiva de tutela de su derecho de participación procesal, en tanto
persiga una concreta indemnización o reparación civil, que sólo una
sentencia firma de condena puede estipular (véase artículos 57º y 58º
del Código de Procedimientos Penales); que declarado judicialmente el
derecho indemnizatorio la intervención de la víctima para concretarlo
en modo alguno, no puede limitarse y, menos, exigirse al agraviado que
con anterioridad se haya constituido en parte civil, pues ello vulneraría
-como se hizo- el derecho constitucional a la tutela jurisdiccional (ver:
artículo 139º, apartado tres de la Ley Fundamental), que garantiza el
acceso a los tribunales a toda persona en resguardo de sus derechos e
intereses legítimos; que a ello tampoco obsta que el agraviado haya pro-
movido un juicio civil, en tanto que no está en discusión la determina-
ción del monto de la reparación civil sino su cobro efectivo, respecto de
cual, por cierto, debe tenerse en cuenta lo declarado ejecutado en sede
civil.

249
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

PRUEBA: INTERPRETACIÓN QUE SE FORMULA


RESPECTO A LA VALORACIÓN DE LAS
DECLARACIONES EN SEDE DE INSTRUCCIÓN Y DEL
JUICIO ORAL, Y DE LA PENA DE INHABILITACIÓN
EN EL DELITO DE
ASOCIACIÓN TERRORISTA

SENTENCIA: R. N. Nº 3044-2004-LIMA
FECHA: 01/12/2004

Carácter vinculante:

Cuando se trata de testigos o imputados que han declarado indis-


tintamente en ambas etapas del proceso penal, en la medida en que la
declaración prestada en la etapa de instrucción se haya actuado con las
garantías legalmente exigibles -situación que se extiende a las declara-
ciones en sede policial, siempre que se cumpla lo expresamente estatui-
do en la norma habilitante pertinente referido a la presencia del fiscal y,
en su caso, del abogado defensor-, el Tribunal no está obligado a creer
aquello que se dijo en el acto oral, sino que tiene libertad para conceder
mayor o menor fiabilidad a unas u otras de tales declaraciones, pues
puede ocurrir, por determinadas razones -que el Tribunal debe precisar
cumplidamente- que ofrezca mayor credibilidad del declarado en la eta-
pa de instrucción que lo dicho después en el juicio oral en tanto dicha
declaración se haya sometido en tal acto a contradicción con las garan-
tías de igualdad, publicidad e inmediación y trasunta una mayor vero-
similitud y fidelidad -cumplimiento, en su esencia, de los requisitos de
legalidad y contradicción-; que, por otro lado, es de tener presente que
las declaraciones prestadas ante el juez penal, si bien no pueden leerse
bajo sanción de nulidad, conforme el artículo 248º del Código de Proce-
dimientos Penales, tal regla solo es aplicable, antes que el testigo declare
en el acto oral, lo cual sin embargo no impide su posterior lectura en la
estación procesal oportuna luego de actuarse la prueba personal, con-
forme a los dispuesto en el artículo 253º del Código de Procedimientos
Penales.

250
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

PRUEBA INDICIARIA: REQUISITOS MATERIALES


LEGITIMADORES PARA ENERVAR LA
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

SENTENCIA: R. N. Nº 1912-2005-PIURA
FECHA: 06/09/2005

Carácter vinculante:

La Sala sentenciadora sustentó inicialmente la condena en una


evaluación de la prueba indiciaria. Sin embargo, como se advirtió de lo
expuesto precedentemente, no respetó los requisitos materiales
legitimadores, única manera que permite enervar el derecho a la pre-
sunción de inocencia. Sobre el particular, por ejemplo, se tiene lo ex-
puesto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en doctrina que
se comparte, que la prueba por indicios no se opone a esa institución
(Asuntos Pahm Hoang contra Francia, sentencia del 25 de septiembre
de 1992, y Telfner contra Austria, sentencia del 20 de marzo de 2001)
pues, en efecto, materialmente, los requisitos que han de cumplirse es-
tán en función tanto al indicio, en sí mismo, como a la deducción o
inferencia, respecto de los cuales ha de tenerse el cuidado debido, en
tanto que lo característico de esta prueba es que su objeto no es directa-
mente el hecho constitutivo del delito, tal y como está regulado en la ley
penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar al primero por me-
dio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico existente en-
tre los hechos probados y los que se tratan de probar. Respecto al indi-
cio, (a) este -hecho base- ha de estar plenamente probado -por los diver-
sos medios de prueba que autoriza la ley-, pues de lo contrario sería una
mera sospecha sin sustento real alguno, (b) deben ser plurales, o excep-
cionalmente únicos pero de una singular fuerza acreditativa, (c) tam-
bién concomitantes al hecho que se trata de probar -los indicios deben
ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde luego no todos
lo son-, y (d) deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo
que se refuerce entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia -no
solo se trata de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí.

Es de acotar que no todos los indicios tienen el mismo valor, pues


en función a la mayor o menor posibilidad de alternativas diversas de la
251
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

configuración de los hechos -ello está en función al nivel de aproxima-


ción respecto al dato fáctico a probar- pueden clasificarse en débiles y
fuertes, en que los primeros únicamente tienen un valor acompañante y
dependiente de los indicios fuertes, y solos no tiene fuerza suficiente
para excluir la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra
manera -esa es, por ejemplo, la doctrina legal sentada por el Tribunal
Supremo español en la Sentencia del 28 de octubre de 1999-. En lo ati-
nente a la inducción o inferencia, es necesario que sea razonable, esto
es, que responda plenamente a las reglas de la lógica y de la experiencia,
de suerte que de los indicios surja el hecho consecuencia y que entre
ambos exista un enlace preciso y directo.

PRUEBA: REQUISITOS DE LA SINDICACIÓN DE


COACUSADO, TESTIGO O AGRAVIADO

ACUERDO PLENARIO Nº 2-2005/CJ-116


FECHA: 30/09/2005

Carácter vinculante:

Este acuerdo estableció una serie de reglas de valoración de las


declaraciones de coimputados, testigos y agraviados sobre la base de los
siguientes fundamentos:

a) Desde la perspectiva subjetiva, ha de analizarse la personalidad del


coimputado, en especial sus relaciones con el afectado por su testi-
monio. También es del caso examinar las posibles motivaciones de su
delación, que estas no sean turbias o espurias: venganza, odio,
revanchismo, deseo reobtener beneficios de cualquier tipo, incluso
judiciales, que por su entidad están en condiciones de restarle fuerte
dosis de credibilidad. Asimismo, se tendrá el cuidado de advertir si la
finalidad de la declaración no sea, a su vez, exculpatoria de la propia
responsabilidad.
b) Desde la perspectiva objetiva, se requiere que el relato incriminador
esté mínimamente corroborado por otras acreditaciones indiciarias
en contra del sindicato que incorporen algún hecho, dato, o circuns-
tancia externa, aun de carácter periférico, que consolide su conteni-
do incriminador.
252
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

c) Debe observarse también la coherencia y (la) solidez del relato del


coimputado; y, de ser el caso, aunque sin el carácter de una regla
que no admita matizaciones, la persistencia de sus afirmaciones en el
curso del proceso. El cambio de versión del coimputado no necesa-
riamente la inhabilita para su apreciación judicial, y en la medida en
que el conjunto de las declaraciones del mismo coimputado se hayan
sometido a debate y análisis, el juzgador puede optar por la que con-
sidere adecuada.

Tratándose de las declaraciones de un agraviado, aun cuando sea


el único testigo de los hechos, al no regir el antiguo principio jurídico
testis unus testis nullus, tiene entidad para ser considerada prueba válida
de cargo y, por ende, virtualidad procesal para enervar la presunción
de inocencia del imputado, siempre y cuando no se adviertan razones
objetivas que invaliden sus afirmaciones. Las garantías de certeza se-
rían las siguientes:

a) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existan relacio-


nes entre agraviado e imputado basadas en el odio, resentimientos,
enemistad u otras que puedan incidir en la parcialidad de la deposi-
ción, que por ende le nieguen aptitud para generar certeza.

b) Verosimilitud, que no sólo incide en al coherencia y solidez de la pro-


pia declaración, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboracio-
nes periféricas, de carácter objetivo que le doten de aptitud probato-
ria.

c) Persistencia en la incriminación, con las matizaciones que se señalan


en el literal c del párrafo anterior.

Los requisitos expuestos deben apreciarse con el rigor que corres-


ponde. Se trata, sin duda, de una cuestión valorativa que incumbe al
órgano jurisdiccional. Corresponde al juez o Sala Penal analizarlos
ponderadamente, sin que se trate de reglas rígidas sin posibilidad de
matizar o adaptar al caso concreto.

253
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

VALOR PROBATORIO DE LA PERICIA NO RATIFICADA


LA AUSENCIA DE LA DILIGENCIA DE EXAMEN O
RATIFICACIÓN PERICIAL NO NECESARIAMENTE ANULA
LO ACTUADO NI EXCLUYE EL INFORME O DICTAMEN
PERICIAL DEL ACERVO PROBATORIO

ACUERDO PLENARIO Nº 2-2007/CJ-116


FECHA: 16/11/2007

Carácter vinculante:

Se estableció como doctrina legal que la ausencia de la diligencia


del examen o ratificación pericial no necesariamente anula lo actuado
ni excluye el informe o dictamen pericial del acerbo probatorio. Los fun-
damentos fueron los siguientes:

a) La obligatoriedad del examen pericial en casos de pericias


preprocesales o realizadas en sede de instrucción surge del artículo
259º del Código de Procedimientos Penales. Si bien esa es la regla
general en materia pericial, que concreta el principio de contradic-
ción -y cuando se hace en el acto oral, que es su sede natural,
adicionalmente cumple con los principios de inmediación y publici-
dad-, es razonable excepcionarlo sin menguar el contenido esencial
de dichos principios cuando el dictamen o informe pericial- que siem-
pre debe leerse y debatirse en el acto oral- no requiere de verificacio-
nes de fiabilidad adicionales o cuando su contenido está integrado
por aportes técnicos consolidados que no sólo se basan en hechos
apoyados exclusivamente por la percepción de una persona -prima-
cía del aspecto técnico sobre el fáctico perceptivo-, con lo que el dere-
cho de defensa no se desnaturaliza ni se lesionan los principios de
inmediación, contradicción y oralidad. En esos casos, sencillamente,
el examen pericial, como toda prueba con un aspecto relevantemente
documental, no es condición ineludible de la pericia como medio de
prueba válido, valorable por el juez del juicio. En consecuencia, su
no actuación no es causal de nulidad de la sentencia -la obligatorie-
dad a que hace referencia la ley procesal no la ata a la nulidad de la
pericia en caso de incumplir ni de exclusión de la pericia como medio
de prueba.
254
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

b) Lo expuesto precedentemente no significa que las partes no tienen


derecho a solicitar la presencia de los peritos para el examen corres-
pondiente. Sólo se tiene en cuenta: (1) las características de la prueba
pericial -con especial referencia cuando se trata de pericias
institucionales o emitidas por órganos oficiales-, y (2) que los princi-
pios han de acomodarse a la realidad social -la presencia ineludible
de los peritos que la elaboran impediría la eficacia de la función pericial
de esos organismos pues se dedicarían a concurrir a cuanto órgano
judicial los cite con mengua efectiva a su labor de auxilio a la justicia-
y ello sin perjuicio de reconocer que la actividad impugnativa de la
defensa puede cuestionar o atacar el aspecto fáctico -falsedad- o el
aspecto técnico -inexactitud- del informe pericial. Para lo primero,
sin duda, es indispensable la concurrencia de peritos, pero para lo
segundo, basta el análisis integral del dictamen pericial y, en su caso,
su refutación mediante pericia de parte.

Si las partes no interesan la realización del examen pericial o no


cuestionan el dictamen pericial, expresa o tácitamente -lo que presupo-
ne el previo conocimiento del dictamen y acceso a sus fuentes- es obvio
que su no realización en nada afecta el derecho a la prueba ni los prin-
cipios que la rigen. Por el contrario, si las partes lo solicitan o requerida
la concurrencia de los peritos y estos -por cualquier motivo- no concu-
rren, el análisis de la eficacia procesal del informe pericial estará dado
por las características del cuestionamiento formulado, la necesidad ob-
jetiva del examen pericial solicitado y los recaudos de la causa. En estos
casos, la regla será la pérdida de eficacia probatoria autónoma de la
pericia, a menos que las objeciones de las partes -debidamente explíci-
tas- carezcan por entero de entidad, por ser genéricas o formularias, o
por ser tardías o extemporáneas.

255
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

R RECURSO DE NULIDAD. PLAZO PARA SU


FUNDAMENTACIÓN

SENTENCIA: R. N. Nº 1004-2005-HUANCAVELICA
FECHA: 25/05/2005

Carácter vinculante:

La Fiscal Suprema propone se declare la nulidad del concesorio


del recurso de nulidad interpuesto por el Fiscal Superior, porque se fun-
damentó fuera del plazo de ley y por los dos acusados porque se presen-
tó extemporáneamente. La sesión final de la audiencia se realizó el vier-
nes 14 de enero de 2005, ocasión en que todos los recurrentes se reserva-
ron su derecho de recurrir, y la impugnación de ambos acusados fue
interpuesta el lunes 17 de ese mes, esto es, dentro del día siguiente de
expedido el fallo como lo ordena el artículo 289º del Código de Procedi-
mientos Penales. El Fiscal fue notificado del decreto que le concedía diez
días para fundamentar el recurso de nulidad el 21 de enero de 2005
como se aprecia de fojas 4651 y la formalización del mismo se interpuso
el 3 de febrero de 2005, esto es, al octavo día. Por consiguiente, los recur-
sos están bien interpuestos y formalizados, y el concesorio de fojas 4708
está reglado a ley. Es de precisar que el plazo de diez días a que hace
referencia el apartado cinco del artículo 300º del Código de Procedi-
mientos Penales, modificado por Decreto Legislativo Nº 959, corre des-
de el día siguiente de la notificación de la resolución de requerimiento
para su fundamentación -en caso el recurso se interponga por escrito,
fuera del acto oral- oportunidad a partir de la cual el impugnante tiene
certeza de la viabilidad inicial o preliminar del recurso que interpuso.
Aun cuando en anteriores decisiones el Supremo Tribunal estimó que el
plazo para la fundamentación o formalización del recurso corría desde
el día, o al día siguiente, de la interposición del recurso, es del caso fijar
con carácter estable y de precedente vinculante, con arreglo a lo dis-
puesto por el apartado uno del artículo 301º-A del Código de Procedi-
mientos Penales, introducido por el Decreto Legislativo Nº 959, el crite-
rio que ahora se enuncia. A lo expuesto anteriormente (seguridad o cer-
256
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

teza respecto a la viabilidad inicial o preliminar del recurso interpuesto)


es de añadir no sólo que el apartado cinco de la disposición antes referi-
da no estipula taxativamente el criterio anteriormente enunciado, trans-
curso del plazo sin atender al decreto del Tribunal mediante el cual se
requiere al impugnante la fundamentación del recurso interpuesto, sino
también que se trata de una norma que integra el derecho al recurso
legalmente previsto, el cual forma parte del contenido esencial de dere-
cho a la tutela jurisdiccional reconocido por el inciso 3) del artículo 139º
de la Constitución, en cuya virtud es menester adoptar el criterio
jurisprudencial más favorable a la viabilidad, ejercicio y eficacia de la
admisibilidad de la impugnación, esto es, realizar una lectura flexible y
amplia de la legalidad en orden al derecho al recurso.

NATURALEZA INMUTABLE DE LA RESOLUCIÓN


EXPEDIDA POR LA CORTE SUPREMA QUE RESUELVE
EL RECURSO DE NULIDAD

SENTENCIA: R. N. Nº 798-2005-ICA
FECHA: 22/08/2005

Carácter vinculante:

La sentencia o ejecutoría que emite la Sala Penal de la Corte Su-


prema de Justicia, pronunciándose sobre el recurso de nulidad inter-
puesto por las partes en el ámbito de sus derechos e intereses legítimos,
por su propia naturaleza y jerarquía, es definitiva e inmodificable -sal-
vo, claro está, los supuestos de aclaración y corrección de resoluciones-
, y contra ella no procede recurso alguno, menos articulación de nuli-
dad de actuados basada en motivos de mérito, que en buena cuenta
persiguen un reexamen del recurso o cuestión controvertida definitiva-
mente resuelta. Asimismo, excluida in limine toda alegación que preten-
da una nueva valoración de la cuestión jurídica decidida, y en tanto ello
no implique volver a examinar lo ya resuelto alegando supuestos vicios
in iure, sólo es posible cuestionar indirectamente el fallo invocando, de
un lado, vicios de procedimiento en la tramitación del recurso en la pro-
pia Sala Penal siempre que importen una efectiva indefensión a la parte
afectada, pero muy restrictivamente, vicios por defecto de la propia sen-
tencia de mérito, y sólo cuando se vulnere el principio de congruencia
257
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

entre pretensión impugnatoria y absolución del grado o sentencia pro-


ferida, cuyo amparo por lo demás está sujeto a que ese tema no haya
sido tratado implícita o explícitamente en el fallo al respecto al principio
de enmienda y conservación de los actos procesales. Fuera de esos vi-
cios, que suponen infracción de la norma que guía el trámite del proce-
dimiento impugnatorio en la Corte Suprema de justicia o cautela la con-
figuración del fallo en orden a lo que debe decidir, siempre que sobre los
alcances de la congruencia no exista una motivación puntual en el pro-
pio fallo, no cabe articulación alguna contra la Ejecutoría Suprema y,
extensivamente, contra una sentencia que resuelva el objeto procesal de
una causa en vía recursal, y siempre en este último caso que no exista
contra la misma un recurso impugnatorio posible de interponerse y el
punto no haya sido objeto de la pretensión impugnatoria por haberse
seguido sorpresivamente luego de su expedición.

258
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

S SENTENCIA

DESVINCULACIÓN PROCESAL. ALCANCES DEL


ARTÍCULO 285º- A DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS PENALES

ACUERDO PLENARIO Nº 4-2007/CJ-116


FECHA: 16/11/2007

Carácter vinculante:

Este pleno determinó que sin variar o alterar sustancialmente el


hecho punible objeto de acusación, el Tribunal, puede plantear la tesis
de desvinculación. Ésta no es necesaria si la nueva circunstancia o la
distinta tipificación, siempre que respete la homogeneidad del bien jurí-
dico protegido, ha sido propuesta expresa o implícitamente por la de-
fensa. Tampoco corresponde plantear la tesis para introducir una cir-
cunstancia atenuante o variar el grado del delito o el título de participa-
ción, ni cuando se está ante un manifiesto error en la tipificación, fácil-
mente constatable por la defensa.

Los fundamentos fueron los siguientes:

• El principio de correlación entre acusación y sentencia exige que el


Tribunal se pronuncie acerca de la acción u omisión punible descrita
en la acusación fiscal -artículo 273º y 263º del Código Procesal, es de
observancia obligatoria; el término de comparación, a efectos de con-
gruencia procesal, se establece, entonces, entre la acusación oral, que
es el verdadero instrumento procesal de la acusación, y la sentencia
que contendrá los hechos que se declaren probados y la calificación
jurídica e impondrá la sanción penal correspondiente. En caso de
incumplimiento la sentencia incurre en causal de nulidad insanable
con arreglo al artículo 298º, literal 3) del Código de Procedimientos
Penales. Ratifica esa prescripción el apartado uno del artículo 285º-
A del citado código, introducido por el Decreto Legislativo Nº 959,
259
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

que estatuye que el Tribunal en la sentencia que profiera no podrá


sobrepasar -aunque sí, degradar- el hecho y las circunstancias -jurí-
dicamente relevantes- fijadas en la acusación y materia del auto de
enjuiciamiento o, en su caso, de la acusación complementaria.

• Como se sabe, el objeto del proceso penal -o, con más precisión, el
hecho punible- es fijado o delimitado por la fiscalía, a partir del cual
se consolidan y desarrollan los principios acusatorio -eje de esa insti-
tución procesal y que, en puridad, conforme al juez- y de contradic-
ción -referido a la actuación de las partes-. Ello no quiere decir, desde
luego, que las demás partes no incidan en la determinación o ámbito
de la sentencia del Tribunal- o que ésta sólo debe pronunciarse acer-
ca de los aspectos fijados por la acusación-. El principio de
exhaustividad a su vez impone la obligación al juez de pronunciarse
sobre los alcances más relevantes de los hechos, de las pruebas y de
las pretensiones de las demás partes procesales o de la resistencia
hecha valer por el acusado -que es lo que se denomina, propiamente,
el objeto del debate-. Entonces, el hecho punible se delimita en el jui-
cio oral por el Fiscal o acusador, mientras que el acusado y las demás
partes-civiles, en este caso -si bien no pueden alterar el objeto del
proceso, sí pueden ampliar el objeto del debate. Por ello, en segundo
lugar, se ha de tomar en cuenta las peticiones de las partes debida-
mente formuladas, de modo tal que el Tribunal ha de concretar su
cognición a los términos del debate.

• El Tribunal ha de pronunciarse respecto al hecho punible imputado


(una concreta conducta o hecho histórico atribuido al imputado en
todo su alcance: concepto procesal de derecho, y a su relevancia jurí-
dico penal desde el bien jurídico vulnerado), el mismo que no puede
mutar sustancialmente. Desde los principios acusatorio y de contra-
dicción, los hechos imputados deben respetarse, no pueden alterar-
se; es decir, la sentencia no puede contener un relato fáctico que con-
figure un tipo legal distinto o que introduzca circunstancias diferen-
tes o nuevas que agraven -de oficio, sin necesidad de previo debate,
aunque el Tribunal puede incorporar circunstancias atenuantes la
responsabilidad del acusado (ello no significa una exactitud mate-
mática entre hecho acusado y hecho condenado, pues el Tribunal -
conforme a la prueba actuada y debatida en el juicio oral- puede
ampliar detalles o datos para hacer más complejo y comprensivo el
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JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

relato, siempre que no impliquen un cambio de tipificación y que


exista una coincidencia básica entre la acusación y los hechos acredi-
tados en la sentencia. Es ajena a esa limitación, al no infringir los
principios acusatorio y de contradicción, cuando la Sala sentenciadora
aprecie circunstancias referidas a la participación de los imputados o
a los diferentes grados de la ejecución delictiva, pues su apreciación
no importa una modificación de los hechos esenciales de la acusa-
ción y, en esos casos, el Tribunal está sometido al principio de legali-
dad por el que ante un hecho concreto debe aplicar la norma que
corresponda aun en contra de la pedida erróneamente por la acusa-
ción (en estos supuestos siempre se da una homogeneidad delictiva y
no se produce un supuesto de falta de contradicción o fallo sorpresi-
vo, precisamente por la comunidad de hechos que entraña). La cali-
ficación jurídica del hecho debe ajustarse a la acusación; no es posi-
ble modificarla al no ser ajena al debate contradictorio (primer extre-
mo del apartado dos del citado artículo 285º-A de la Ley Procesal
Penal), aunque, como se ha dejado expuesto, es de tener en cuenta el
alcance del objeto del debate -las partes están en condiciones de fijar
líneas jurídicas alternativas que el Tribunal ha de valorar-. Ha decla-
rado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la sentencia
Delcourt contra Francia, del 17.01.1970, reiterada en la sentencia
Colak del 06.12.1988, que la acusación comprende el hecho y su ca-
lificación jurídica, y ambos ámbitos deben ser de conocimiento del
imputado para que pueda defenderse y dé lugar a un juicio equitati-
vo.

• Si bien es inmutable el hecho punible imputado, es posible que el


Tribunal, de oficio y en aras del principio de contradicción y del de-
recho de defensa, pueda introducir al debate -plantear la tesis de
desvinculación- la concurrencia tanto de una circunstancia
modificativa de la responsabilidad penal no incluida en la acusación
que aumente la punibilidad -no una circunstancia de atenuación, en
el que sólo rige la nota de tipos legales homogéneos: que sean de la
misma naturaleza y que el hecho que los configuran sea
sustancialmente el mismo, esto es, modalidades distintas pero cerca-
nas dentro de la tipicidad penal- o justifique la imposición de una
medida de seguridad, cuanto la modificación jurídica del hecho ob-
jeto de la acusación.•
261
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

• Las denominadas circunstancias modificativas son, como se sabe, ele-


mentos fácticos accidentales del delito, contingentes o no esenciales,
que no pueden servir de fundamento al injusto o a la culpabilidad,
cuya función es concretar con mayor énfasis la conducta de los indi-
viduos y precisar mucho más el grado de responsabilidad penal en
orden a la determinación de la pena a imponer. La tipificación del
hecho punible -el título de imputación-también puede ser alterada
de oficio en alguna medida, ya sea porque exista un error en la
subsunción normativa según la propuesta de la Fiscalía o porque con-
curra al hecho una circunstancia modificativa específica no compren-
dida en la acusación, casos en los que resulta imprescindible cambiar
el título de condena.

• En ambos casos el referido artículo 285º-A del Código de Procedi-


mientos Penales exige que el Tribunal lo indique a las partes,
específicamente al acusado -que es lo que se denomina «plantear la
tesis de desvinculación»-, y le conceda la oportunidad de pronun-
ciarse al respecto, al punto que se autoriza a este último a solicitar la
suspensión de la audiencia y el derecho de ofrecer nuevos medos de
prueba. Aquí se concreta, como es obvio, el derecho de contradicción
como sustento del derecho de previo conocimiento de los cargos».

• Si bien es posible que el Tribunal dicte una sentencia apartándose de


los exactos términos de la acusación, esa posibilidad requiere del cum-
plimiento de determinados requisitos. La norma procesal últimamente
invocada impone al Tribunal que de oficio plantee la tesis de desvin-
culación en los dos supuestos habilitados: nueva tipificación e incor-
poración de circunstancias agravantes. Es evidente que no hará falta
el planteamiento de la tesis cuando el acusado, por ejemplo, en su
resistencia incorporó una distinta calificación jurídica de los hechos
acusados -como argumento principal, alternativo o secundario-, ya
sea expresa o implícitamente, es decir, en este último caso, cuando
sin proponérselo puntualmente es evidente que incorporó ese plan-
teamiento en su estrategia defensiva. En este supuesto no existe pro-
blema alguno con el principio acusatorio y la decisión del Tribunal,
debidamente motivada, por una u otra opción jurídica respetará igual-
mente el principio de contradicción y el derecho de defensa.
262
JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

Es sabido que uno de los contenidos de la garantía de defensa proce-


sal, junto con el conocimiento de los materiales de hecho afirmados
por la parte contraria -la Fiscalía en este caso- y de la prohibición de
la indefensión -que es la vertiente negativa de dicha garantía-, es que
los elementos de derecho que puedan servir para conformar la deci-
sión judicial -aducidos por las partes o que pueden proceder de la
aplicación del principio iura novit curia- han de permitir a las partes
procesales la posibilidad de aducir en torno a los mismos, de suerte
que desde una perspectiva negativa están prohibidos los fallos
sorpresivos.

• Tratándose del supuesto de modificación de la calificación jurídica, y


aun cuando no se ha planteado la tesis, es posible una desvincula-
ción en los casos de manifiesto error, de evidencia de la opción jurídi-
ca correcta, fácilmente constatable por la defensa (véase la Sentencia
Gea Catalán contra España, del Tribunal Europeo de Derechos Hu-
manos, del 10.02.1995), de tal modo que por lo obvio o semejanza de
la opción asumida no se produce un supuesto de indefensión, en tan-
to que todos los puntos de la sentencia pudieron ser debatidos al ha-
ber sido contenidos en la acusación. En estos casos el tipo legal objeto
de condena en relación con el tipo legal materia de acusación ha de
ser homogéneo: mismo hecho histórico subsumible en una figura pe-
nal que lesione el mismo bien jurídico protegido (esta regla expresa
una importante limitación al principio iura novit curia), en tanto ex-
presan conductas estructuralmente semejantes.

POSIBILIDAD DE MODIFICAR LA CALIFICACIÓN


JURÍDICA DEL HECHO, SIEMPRE QUE SE RESPETE EL
DERECHO DE DEFENSA DEL PROCESADO Y EL
PROCEDIMIENTO ESTABLECIDO POR LA LEY

SENTENCIA: R. N. Nº 224-2005-SULLANA
FECHA: 21/04/2005

Carácter vinculante:

Si bien es cierto que -con arreglo al principio acusatorio- la senten-


cia condenatoria no puede sobrepasar el hecho y las circunstancias del
263
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS JURÍDICOS EGACAL

mismo- esto es, en este último supuesto, «las situaciones que rodean,
que están alrededor, a la realización del hecho o que suponen especiales
condiciones del autor»-, fijadas en la acusación y materia del auto de
enjuiciamiento, lo que constituye un límite infranqueable para el Tribu-
nal de Instancia, también es verdad que sobre esa base fáctica es del
todo posible que la Sala Penal Superior pueda modificar la calificación
jurídica del hecho objeto de la acusación -lo que incluye, obviamente,
las denominadas «circunstancias modificativas de la responsabilidad
penal»- pero a condición –en cumplimiento del principio de contradic-
ción o más concretamente del derecho de conocimiento de los cargos-
que «…previamente haya indicado al acusado esta posibilidad y conce-
dido la oportunidad para defenderse …» y se haya seguido el trámite
previsto en el numeral dos del artículo 285º-A del Código de Procedi-
mientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo Nº 959.

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