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en la Argentina.
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Introducción
Los escritos que componen este articulo intentan trazar un recorrido acerca de las
construcciones y de-construcciones de lo que podemos denominar el pensamiento grupal en
la Argentina . Es un recorrido, entre otros posibles, por lo tanto provisorio, es decir abierto
a nuevas lecturas, revisiones, interpretaciones e interrogaciones.
¿En qué sentido la propuesta es hacer “una” genealogía de la Psicología Grupal en nuestro
país?
La primera consideración es señalar que estos apuntes intentan rastrear desde “una”
perspectiva, cómo se fueron produciendo los saberes y prácticas acerca de lo grupal, las
concepciones de grupo que sustentan, las condiciones históricas, políticas e institucionales
“... a través de los cuales (gracias a los cuales, contra los cuales) se han formado”
(Foucault,1971, p.27)
En, Nietzsche, la genealogía, la historia, Michel Foucault (1971) señala que la genealogía
no se opone a la historia, se opone a la búsqueda del origen como si en él hubiera una
esencia exacta, una verdad. Por el contrario, en el rastreo genealógico se pretende encontrar
los puntos de quiebre, las huellas, las rupturas y discontinuidades de lo que llamamos
historia. La genealogía se propone como una forma de hacer historia; en nuestro caso la
historización que atraviesan los escritos intenta comprender las condiciones de posibilidad
(históricas, sociales) en las que se fueron conformando los discursos y saberes acerca de lo
grupal, los espacios de inserción de sus prácticas, las demandas sociales e institucionales a
las que se intenta dar respuesta, los entramados de luchas de fuerzas (disciplinares-
ideológicas-teóricas).
Cuáles han sido las transformaciones necesarias para producir el pasaje de “los grupos” a
“lo grupal”.
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de los acontecimientos históricos sociales como así también las implicaciones éticas e
ideológicas de las mujeres y hombres que produjeron una revisión crítica de los modelos
grupales instituidos.
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De la psicoterapia de grupos hacia la psicoterapia grupal
Lic. Bianciotti, Estefanía.
Tendencia de aplicación
En el campo de la salud, han sido numerosos los servicios en los que se aplicaron las
técnicas grupales. Por solo mencionar algunos: Hospital de Niños, Hospital de Ramos Mejías, el
Hospital de Neuropsiquiatría, el Hospital Británico, entre otros (Falcone, 2007, p. 328). Grinberg,
Langer y Rodrigué, en “Psiocoterapia de grupo” (1957) destacan el vigor con el que la psicoterapia
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de grupo se fue desarrollando en la Argentina desplegándose no solo en hospitales, también en la
escuela, la enseñanza universitaria y la fábrica.
- Interpretación al grupo como un todo al señalar el clima emocional con sus oscilaciones y
fantasías subyacentes.
- Interpretación en función de roles, por considerar que éstos se despliegan de acuerdo a una
situación o a un sentimiento común al grupo.
- Interpretación de las actitudes y fantasías del grupo hacia una persona (sea ésta un participante del
grupo o no) y hacia el terapeuta.
- Interpretación en función del aquí y ahora, cuyo campo está configurado por la resonancia y
sobreposición de las fantasías de cada uno de los integrantes hacia el grupo como una totalidad,
hacia los otros miembros y hacia el terapeuta.
De este modo, desde la actitud interpretativa se fue configurando el rol del analista “del”
grupo. Los autores establecen una diferencia entre este enfoque de aquellos que interpretan al
individuo “en” el grupo como una entidad aislada y los que actúan “por” el grupo manejando las
emociones colectivas sin interpretarlas.
Otra corriente que alcanzó mayor difusión que la anterior, estuvo inspirada en la técnica
psicoanalítica y se denominó terapia interpretativa individual “en” el grupo. Los principales
representantes de esta corriente fueron Slavson, Schilder y Klapman quienes estuvieron entre los
primeros en aplicar el encuadre psicoanalítico a los grupos. En el pasaje del psicoanálisis individual
al grupal se suscitaba un interrogante, ¿a quién interpretar? Para superar este obstáculo se
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conformaba al grupo de acuerdo a criterios homogéneos, tales como grados de enfermedad, sexo,
edad, nivel socio- educativo de los pacientes. Así, se infería que la interpretación dada al interior de
una sesión podía ser válida para todos o para la mayoría de los participantes.
Marcelo Percia (1989) se pregunta: “tendencia a la ruptura o desvío ¿de qué unidad, de
cuál término? Ruptura del encierro unificante dentro de la institución psicoanalítica oficial y de la
esclerosis del pensamiento de la época” (p. 68). En este sentido, la corriente del desvío intenta salir
del modelo de la aplicación y de la dirección autorizada. Ahora bien, ¿cuáles eran las condiciones
de época que caracterizaron este momento de desvío? Hay varias dimensiones que se entrecruzan
para que el movimiento rupturista pueda surgir y crear nuevos modos de pensar al psicoanálisis en
el campo de lo grupal. Es necesario tener en cuenta que la institución hospitalaria resultó central en
el surgimiento de nuevas prácticas psicoterapéuticas, como así también la producción de
subjetividades de época que resultaban críticas al disciplinamiento que la APA imponía a la práctica
del psicoanálisis.
La década de 1960 iniciaría un período en el que se reconoce una notable vocación por la
política y por el trabajo en los espacios públicos. Aquellos actores “psi” que formaron parte de la
intelectualidad crítica, confiaban en el futuro y creían que los profesionales tenían un papel en la
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construcción de una sociedad más justa (Percia, 1989, p. 69). De este modo, comienzan a producirse
rupturas sobre las ideas de apoliticismo y neutralidad social del analista, y se comienza a pensar que
las condiciones de la vida social podían ser transformadas por la intervención de los intelectuales.
Es de destacar el lugar que tuvo el pensamiento de Enrique Pichon Rivière en esta tendencia
rupturista. Pichon, atravesado por un estilo creador e instituyente supo poner en cuestión núcleos
fuertes del psicoanálisis kleiniano que dominaba en su tiempo, así como también, las condiciones en
que este psicoanálisis podía ser practicado. Al mismo tiempo, fue buscando alternativas al
tratamiento individual teniendo como norte la importancia de producir cambios, poniendo en
cuestión lo “estereotipado” de la vida cotidiana1.
El trabajo en el espacio público gestó otro estilo. Tanto por el cruce con otros saberes, como
por la necesidad de plantearse articulaciones prácticas con otras dimensiones de la experiencia
social. El moverse en situaciones no tradicionales arrojó como resultado la detección de cuestiones
como el trabajo institucional, el equipo de salud o la diversidad de las prácticas terapéuticas. Se
empezaban, de a poco, a intersectar los ejes de psicoanálisis e institución, aunque faltarían algunos
años para que se realizaran diversos análisis que tuvieran como dimensiones de estudio a las
instituciones y el psicoanálisis.
No obstante esta situación, los analistas comienzan a entrar en relación con las instituciones
porque era allí donde llegaban los pedidos de asistencia de la población. Octave Manoni, citado por
Percia (1989) enuncia:
1 Los desarrollos teóricos de este autor serán trabajados en un material específico de cátedra.
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Si los psicoanalistas deben, como todo el mundo, militar en sus lugares de trabajo,
no se ve cómo podrían hacerlo en sus gabinetes con cada uno de sus analizados. Ni cuál
podría ser el rendimiento de este curioso militantismo. Pero la cuestión podría plantearse de
otro modo en las instituciones. (pp. 74-75)
En esta línea, el trabajo institucional no aparece en Argentina como una moda sino como
una vocación de una transformación imaginada, reforzando el modo de trabajo en equipo y
colectivo.
Fue aquella rebeldía que comentábamos en el apartado anterior, la que dio origen a la
ruptura de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) a comienzos de 1971. Esta ruptura
produce una expansión del psicoanálisis que irrumpe sobre todo en el ámbito de lo público, una
característica inédita para el psicoanálisis y endémica de la Argentina. Según Hugo Vezzetti (1983)
“(...) a esa expansión contribuyó decididamente el despliegue de experiencias psicoterapéuticas
nuevas (grupales, familiares, comunitarias)” (p 4).
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La ruptura en cuestión se produce cuando dos grupos de psicoanalistas en dos momentos
diferentes abandonan la Asociación. Comprender la ruptura producida por el grupo Plataforma y el
grupo Documento, implica comprender un entramado de colegas, discípulos y maestros, amigos y
sus experiencias que dieron lugar a que el discurso psicoanalítico produzca por primera vez
alternativas de transmisión y formación por fuera de la institución que hasta el momento resultaba
monopólica del psicoanálisis.
Juan Carlos Volnovich (1999), en ocasión de que lo entrevistaran desde Página 12 por los
treinta años de la ruptura comentaba lo siguiente:
Momento fundante si los hay, ya que, desde Plataforma, el psicoanálisis argentino no volvió
a ser el mismo. Es interesante destacar que antes de Plataforma y Documento, la IPA (Asociación
Psicoanalítica Internacional) sólo había expulsado a seis analistas: Adler, Stekel, Jung, Wittels,
Reich y Lacan. A decir verdad, algunos de ellos fueron forzados a renunciar. En la Argentina,
sumando las dos rupturas, un poco más de una treintena de analistas firmaron una declaración de
renuncia a la IPA, lo que se constituye en la ruptura más importante que ésta institución haya tenido
a nivel internacional en su historia.
Pero cierto es que un quiebre tiene un antes y un después, una historia de enlaces y
desenlaces; y personajes varios que resultan conocidos en cuanto al peso que han tenido sus
desarrollos, todos ellos con varios puntos en común, tanto teóricos, políticos, emocionales y
experienciales.
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cercanía de Mayo Francés (1968)2, mientras que los autores argentinos llegaban con la indeleble y
reciente impronta del Cordobazo3(mayo 1969). En dicho congreso se reparten volantes firmados por
el grupo de estudios psicoanalíticos “Plattform”4, del cual éstos fueron miembros fundadores.
Luego de su regreso a Buenos Aires, ambos convocan encuentros para discutir lo sucedido en aquél
famoso Contracongreso. (Ver anexo)
Pavlovski (2000) cuenta que “Nos reuníamos los jueves en la casa de Gregorio Barenblitt.
La finalidad era la de ir consolidando una manera de pensar sobre el psicoanálisis. Naturalmente
que el eje fundamental era José Bleger”. Entonces, se entiende por qué Rodrigué cuenta que cuando
finalmente estuvo listo el documento de ruptura, en el consultorio de Marie Langer, si bien era ya
de madrugada “esperamos una hora más porque Bleger había quedado en venir, pero no vino.”
Relata Mimi en su biografía que brindaron con sidra, como expresión simbólica del acto que
estaban llevando a cabo (Langer, 2008).
2 Se conoce como Mayo francés o Mayo de 1968a la cadena de protestas que se llevaron a cabo en Francia y,
especialmente, en París durante los meses de mayo y junio de 1968. Esta serie de protestas fue iniciada por grupos
estudiantiles izquierdistas contrarios a la sociedad de consumo, a los que posteriormente se unieron grupos de obreros
industriales, los sindicatos y el Partido Comunista Francés. Como resultado, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y
la mayor huelga general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa occidental, secundada por más de nueve
millones de trabajadores. El movimiento estudiantil tuvo influencias del movimiento hippie que se extendía entonces.
La magnitud de las protestas no había sido prevista por el gobierno francés, y puso contra las cuerdas al gobierno de
Charles de Gaulle, que llegó a temer una insurrección de carácter revolucionario tras la extensión de la huelga
general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del
poder ni la insurrección abierta contra el Estado, y ni tan siquiera el Partido Comunista Francés llegó a considerar
seriamente esa salida. El grueso de las protestas finalizó cuando De Gaulle anunció las elecciones anticipadas que
tuvieron lugar el 23 y 30 de junio.
3 El Cordobazo o primer Cordobazo, fue una insurrección popular sucedida en la ciudad argentina de Córdoba, el 29 y
30 de mayo de 1969. Fue liderada por Elpidio Torres y Atilio López, secretarios generales respectivamente de los
sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión Tranviarios Automotor, pertenecientes a la Confederación General del
Trabajo (CGT), y Agustín Tosco del sindicato de Luz y Fuerza de la CGT de los Argentinos. Formó parte de una
serie de puebladas en Argentina entre 1969 y 1972 - todas ellas nombradas con palabras terminadas con el sufijo
"azo"-, contra la dictadura gobernante autodenominada "Revolución Argentina". Las puebladas de 1969 y comienzos
de 1970 debilitaron al gobierno militar y fueron uno de los factores que llevaron al reemplazo del dictador Juan
Carlos Onganía en junio de 1970, abriendo paso a una salida electoral que terminó concretándose con las elecciones
de 1973.
4 En el XXVI Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional en Roma, un grupo de jóvenes psicoanalistas
organizó un contracongreso en que debatieron cuestiones que no eran tocadas por el Congreso oficial, entre ellas:
críticas de la formación del psicoanalista; el significado, la estructura y función de las sociedades psicoanalíticas;
el rol social del psicoanálisis y su imagen social; y las relaciones entre psicoanálisis e institución. A partir del
encuentro, los participantes crearon una comisión internacional para articular los distintos grupos de trabajo.
Organizaron asambleas de discusión democratizadas que contrastaban con la tradicional estructura vertical de poder
de las asociaciones psicoanalíticas. Mantuvieron además un carácter internacionalista y no nacional ni regional.
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Para nosotros, desde aquí en más, el psicoanálisis no es la Institución Psicoanalítica
oficial. El Psicoanálisis es donde los psicoanalistas sean, entendiendo el ser como una
definición clara que no pasa por el campo de una Ciencia aislada y aislante, sino por el de
una Ciencia comprometida con las múltiples realidades que pretende estudiar y transformar.
(Grupo Plataforma, 1971, p. 5)
Los firmantes de Plataforma fueron: Gilberte Royer de García Reinoso, Diego García
Reinoso, Marie Langer, Emilio Rodrigué, Eduardo Pavlovsky, Armando Bauleo, Hernán
Kesselman, José Rafael Paz, Lea Nuss de Bigliani, egresada de seminarios; y los candidatos Fany
Baremblitt de Salzberg, Gregorio Baremblitt, Guillermo Bigliani, Manuel Braslavsky, Luis María
Esmerado, Andrés Gallegos, Miguel Matrajt, Guido Narváez y Juan Carlos Volnovich. En este
grupo había desde analistas con función didáctica que habían hasta presidido la institución (de
hecho, a Pichón Riviere lo echan de la APA durante la presidencia de E. Rodrigué) hasta
candidatos.
La separación del Grupo Plataforma de la APA constituyó un hecho político que acrecentó
la distancia entre una posición monopolista del psicoanálisis y por otro lado una actitud crítica que
cuestione los supuestos básicos de la teoría y práctica psicoanalítica. Sobre esta polarización se
asienta la posterior ruptura del Grupo Documento, que abandona la APA enunciando en su renuncia
críticas tan vigentes como:
El valor social del Psicoanálisis no está dado por los pocos individuos a los que se
pueda asistir, sino por ofrecer un cuerpo teórico cuya elaboración permitiría crear
instrumentos terapéuticos para grupos cada vez más amplios de la población. Además desde
el punto de vista de la salud mental los psicoanalistas deben asumir su limitación actual
para dar solución al problema de grandes masas de población. (Grupo Documento, 1972,
pp. 6-7)
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Elman de Schutt, Jaime P. Schust, Horacio Scornik, Gilrberto Simoes, Raquel Kozicki de Simoes,
Femando Ulloa.
“El grupo Plataforma se propuso compartir barricadas con otros trabajadores de la cultura
que se proponían derribar el mito de la neutralidad valorativa del científico” (Volnovich, 1999, p.
1). Del grupo original, sólo tres analistas permanecieron en el país durante la última dictadura. El
exilio fue el común denominador de casi todos los que conformaron Plataforma: México, Madrid,
Venecia, San Pablo, Bahía, Río de Janeiro, Barcelona, La Habana.
Es posible apreciar cómo muchos de estos nombres resultan conocidos, sus experiencias,
sus prácticas, sus aportes conceptuales aún hacen eco en las teorías y prácticas de los profesionales
de la salud mental en la Argentina. Cada cual a su manera llevó adelante un proyecto en el que el
desvelo por el psicoanálisis y lo social jamás estuvo ausente.
Emilio Rodrigué, cuenta en su libro Mi Prontuario publicado en 2001, que en el año 1971
Reynoso, Langer, Rodrigué, Bauleo, Pavlovsky, Kesselman y Ulloa viajan a Moscú invitados por el
partido comunista. Allí se consolidan amistades, de lo que resulta, por ejemplo que durante un
tiempo cuatro de ellos convivieran en lo que llamaron “La Casona”.
Seguramente no será casual -por ejemplo- que los apellidos Pavlovsky – Kesselman
resuenen casi como una unidad; no será casual que ambos se exiliaron en España; no será casual
entonces su producción conjunta, su trabajo mancomunado de tantos años en el psicodrama. Ya
habían renunciado a la práctica convencional de la psiquiatría y se habían formado como
psicoanalistas, ya habían renunciado a la APA, ya habían viajado juntos a conocer la Rusia
Comunista, ya habían convivido, ya se habían exiliado en Madrid, ya había lugar, permiso,
experiencia en animarse a pensar por fuera de la ortodoxia.
Mimi Langer era por los años 1960 quien coordinaba los grupos terapéuticos de la
residencia del Borda; ya había escrito el primer y segundo libro sobre Psicoterapia de Grupo (1957
y 1960) junto a Grinberg y Rodrigué; muchos de los disidentes de la APA eran discípulos (o lo
consideraban su Maestro) de Pichón y habían participado junto a él a fines de los ‘50 de la
“operación Rosario”. Sólo ejemplos que sirven a los fines de poner en palabras la dificultad para
situar, si las rupturas son el germen de los desarrollos posteriores en el campo del psicoanálisis,
como muchas veces se plantea o si son la consecuencia ineludible de un grupo de analistas que se
venían permitiendo ya hace tiempo navegar en un estar psicoanalista como diría Ulloa más allá de
los límites que la institución madre imponía.
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Más allá y más acá de lo grupal, se trataba de psicoanalistas, psicólogos, psicodramatistas y
psiquiatras dinámicos que participaron de la crítica a la institución del psicoanálisis y pensaron los
vínculos entre prácticas psi y la ideología, la política, las instituciones del Estado y la sociedad.
Bibliografía
13
• Volnovich, J. C. (1999,). Plataforma - Treinta años después. Recuperado 13 agosto, 2019,
de http://www.psicomundo.com/foros/egp/plataforma.htm.
• Grupo Plataforma. (1972). Declaración del Grupo Plataforma. Los Libros, (25), 5–7.
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Intervenciones en Situaciones Traumáticas de Origen Social
Entre las denominaciones más significativas que podemos mencionar se encuentran las
“Catástrofes Sociales” o “situaciones de Trauma Social”, como un “estado cuya representación
mental es la desarticulación en un contexto de violencia social de algunos de los parámetros que
hacen al "contrato narcisista" individuo sociedad” (Puget y Kaës 2006, p. 33), las intervenciones en
“Emergencia Nacional” como aquellas operaciones asistenciales y comunitarias ( guerra de
Malvinas), así como también las noción de “Trauma Social” como aquel monto y calidad de hechos
reales (secuestros, torturas, desapariciones) y un mensaje del otro social (Estado dictatorial) que
producían una imposibilidad psíquica de pensar la experiencia y producir significaciones.
Estos modos de nominar, al igual que las intervenciones realizadas en este momento daban
cuenta de la necesidad de producir y/o repensar conocimiento allí donde las herramientas con las
que se contaba hasta el momento muchas veces eran insuficientes para abordar la realidad.
Hace algunas décadas se llevaban adelante entre los intelectuales de la época arduas y
fructíferas discusiones sobre la posición ético-política de los profesionales de la salud mental y de
las experiencias comunitarias en este ámbito.
Podemos mencionar a modo de ejemplo y como punto inicial de nuestro recorrido aquellos
hitos que Carpintero y Vainer ubican en el año 1957, en el marco de un clima de enfrentamiento
con la psiquiatría manicomial clásica. Estos son:
1) La creación del Instituto Nacional de Salud Mental encargado de regular las actividades
profesionales;
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Estos movimientos en nuestro país se producían en un contexto internacional de fuertes
acciones de resistencias y acciones revolucionarias, entre ellos el triunfo de la Revolución Cubana
en 1959, los intentos revolucionarios en África que la impronta cubana fue marcando, la muerte del
che Guevara en Bolivia en 1967, los reclamos de la comunidad negra en Estados Unidos, el Mayo
Francés en 1968 entre otros, que eran vivenciados en la Argentina como propios, es decir que
permitían pensar en la posibilidad de transformación. En nuestro país se produjo en esa época una
de las luchas conjuntas entre obreros y estudiantes más importantes de nuestra historia, que se
conoció como el Cordobazo, en ese momento contra el gobierno de facto de Onganía (1966-1970).
En este contexto internacional y nacional en el campo del psicoanálisis se comenzaba a inscribir
cada vez con más fuerza la discusión sobre el compromiso social de los profesionales y los modos
de intervención posibles.
Este Centro Piloto funcionaba con pacientes mujeres y hombres (el Hospital admitía sólo
mujeres, lo que produjo una gran resistencia institucional), con una comisión de pacientes y con
Asambleas semanales que, ante todo, “eran dirigidas básicamente con un sentido de asamblea”. Este
modo de intervención daba cuenta no sólo de la posición teórica de quienes intervenían, sino
fundamentalmente de la posición política y de su recorrido en la militancia estudiantil universitaria.
A su vez por esa época otras experiencias piloto se llevaban a cabo en distintas
instituciones, como sucedía en el Hospital Ciudad Colonia Federal de Entre Ríos, donde Raúl
Camino crea la comunidad terapéutica de Colonia Federal trasladando pacientes de otros
psiquiátricos del país.
La Federación Argentina de Psiquiatras (FAP) creada por estos tiempos, en 1970, fue un
gremio representativo de los psiquiatras en todo el país que también reunía a psicólogos y
asistentes sociales.
La FAP fue un organismo político, gremial y científico que tuvo como objetivo
sacar la locura de los manicomios, la apertura de servicios en los hospitales generales y la
prevención primaria. La FAP tuvo importantes iniciativas institucionales con la creación de
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la Coordinadora de Trabajadores de Salud Mental y el Centro de Docencia e Investigación
que llegó a tener 1000 alumnos. (Pavlovsky, 2005, p. 1)
Estos autores afirman que ante situaciones traumáticas de origen social, el ámbito grupal
ofrece una posibilidad de elaboración personal que no se logra con otros abordajes. Las primeras
experiencias fueron denominadas Grupos de Orientación pero rápidamente se fueron transformando
en Grupos de Reflexión. Vale mencionar que estos grupos funcionaban en el interior de la
Institución de Madres de Plaza de Mayo y eran uno de los espacios posibles que se ofrecían. Los
grupos eran abiertos, no obligatorios y coordinados por uno o dos terapeutas. Su duración era de 2 o
3 horas y variaba entre 15 y 80 personas.
Los temas surgían espontáneamente pero estaban vinculados a la situación traumática del
momento. Las intervenciones apuntaban a promover que la palabra circule, favorecer la elaboración
psíquica disminuyendo la angustia y reducir la culpa que era promovida por la propaganda militar.
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Emilio Mignone era un hombre católico con un frondoso curriculum, en el que se destaca entre otras cosas haber sido
Rector de la Universidad Nacional de Luján entre el ‘73 y el ‘76y fundador y presidente del Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS). Es autor del libro Iglesia y Dictadura que explicita las relaciones entre la Iglesia y el régimen militar en
la dictadura de 1976. Su hija Mónica fue secuestrada y desaparecida de su casa el 14 de Mayo de 1976, cuando tenía 24
años de edad.
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Así, se encontraron repensando el concepto de duelo, ante las madres que tenían sus hijos
desaparecidos.
Estas autoras teorizaron además sobre el efecto de las inducciones psicológicas durante la
dictadura, como aquellos modelos operacionales e identificatorios sugeridos desde el poder e
implementados a través de “su control casi absoluto de los medios de comunicación que actúan a su
vez sobre los sistemas sociales de representación, se ofrecen al individuo como verdaderas matrices
identificatorias. Operan sobre la subjetividad a la manera de enunciados identificatorios” (2005, p.
37-40).
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de control parental sobre los hijos. Así se reforzaban los sentimientos de culpa presentes en
la elaboración de toda pérdida.
4. Inducción a considerar la disidencia política como una falta de adaptación social y, por lo
tanto, como campo de la enfermedad mental: Aquel que no se plegaba a la renegación
social era calificado de loco (por ejemplo Las locas de la Plaza, en relación a las Madres
que buscaban a sus hijos).
5. Inducción en la población del mecanismo por el cual la sola desaparición sería prueba de
culpabilidad: “En algo andaría”, este mecanismo tenía como efecto la sensación ficticia de
seguridad personal si se permanecía inmóvil y en silencio. Se encuentra vinculado a lo que
Silvia Bleichmar (1997) teorizó como mecanismos de autopreservación y autoconservación.
6. Inducción al olvido: Al final de la Dictadura se intentó instalar como lema “hay que olvidar
el pasado para reconciliar la Nación” como modo de evitar la justicia e instalar la
impunidad.
En este mismo sentido desde otros autores se comenzó a pensar en el concepto Percepticidio
como concepto teórico que explicaba más precisamente la renegación social: el mismo se trata de
una metodología psicopática que implica “la muerte de la percepción, jerarquizando el no (no
hemos sido, esto no sucedió…) y sustrayendo toda prueba sensible del acto cometido. Al cuestionar
la percepción, la opinión emitida tiende a deslizarse a la falta de existencia” (Kusnetzoff, 1986, p.
108).
Es necesario mencionar también las producciones teóricas que se integran en el libro Violencia
de Estado y Psicoanálisis, texto que compilan y publican Janine Puget y René Kaës hacia 1988 en
Francia. Tres años más tarde se publica la primera edición en castellano en Buenos Aires. En ese
libro los autores abordan entre otros:
La transmisión generacional del horror, las rupturas catastróficas y el papel que cumple la
memoria, lo impensable y lo impensado (ubicando a lo impensable como aquello del orden del
vacío, del agujero, aquello del orden de lo incognoscible, marcando distintas categorías posibles. Lo
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impensado es definido como aquello que ocupa un lugar en la memoria pero que sólo podrá adquirir
una significación y ser transformadas en pensamiento cuando el contexto lo permita).
Hablaremos del horror, del terror, de la tortura, del duelo de los desaparecidos, el
autoritarismo, de la alienación, de los efectos posteriores en la construcción de la historia;
hablaremos de ello a partir de nuestro punto de vista como psicoanalistas, siendo ésta una
manera de abordar interrogantes, darles una forma y un sentido. Tenemos la esperanza de
que exista un psicoanálisis que supere la fractura hasta ahora no superada entre el mundo
sociocultural y el mundo intrapsíquico. (p. 14)
En inicios de nuestro siglo, y con la crisis económica, política y social del 2001, se
sucedieron diversas intervenciones que tenían como campo de aplicación las asambleas barriales y
las fábricas recuperadas.
Aún más cercanas son las experiencias que se implementaron frente a la catástrofe de
Cromañón, en el Hospital de niños Gutiérrez, el atentado a la AMIA, entre otras.
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En su artículo Terapia y Socioterapia en Cromañón (2005) señala:
Por este motivo y sostenido en sus desarrollos teóricos basados en La Terapia de Crisis las
intervenciones estaban teñidas con aportes del Psicodrama y el grupo operativo Pichoniano.
A su vez luego del impacto inicial de lo traumático fueron conformando grupos de padres
con el objetivo de trabajar en la elaboración del duelo.
Los objetivos del grupo eran poder simbolizar y restablecer el tejido psíquico afectado de
aquellos sobrevivientes y sus familias, “(...) consideramos nombrar como afectado a quien
consultara tratando de no psicopatologizar. Diferenciamos afectados directos (sobrevivientes) de
afectados indirectos (familiares y amigos cercano)” (Ragatke y Toporosi, 2008, p. 2).
Siguiendo los desarrollos de Beltran y Besozzi (2002) (ver anexo módulo 4) el atentado a la
AMIA en julio de 1994 implicó la organización de equipos interdisciplinarios de asistencia. Sus
áreas de intervención incluirían el trabajo individual y grupal de los damnificados como así
también el trabajo con los médicos del Hospital de Clínicas José de San Martín y escuelas próximas
a la zona.
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Numerosas intervenciones en situaciones de catástrofes social que van marcando y
haciendo la historia de nuestro país. Dispositivos grupales con desocupados, con micro-
emprendedores, con adolescentes en situación de vulnerabilización social, etc.
Pero fundamentalmente nos sitúa frente a una posición ético-política como profesionales
que formamos y hacemos nuestra realidad.
Bibliografía
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22
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23
Marcos Bernard
Lic. Alina Natinzon
Lic. Sabrina Zarza.
En ese mismo año 1971 formó parte del grupo Documento, que integró la Coordinadora de
Trabajadores de Salud Mental. Desde 1987 a 1989, fue Presidente de la Asociación Argentina de
Psicología y Psicoterapia de Grupo (AAPPG). En 1989, fue designado Director Científico del
Departamento de Grupos de esa institución, de la que fue Miembro de Honor. Durante los años
1992 hasta 1994, ejerció la Presidencia de la Federación Latinoamericana de Psicología Analítica de
24
Grupo (FLAPAG). Y en 1994 fue nombrado Miembro de Honor de la Asociación Uruguaya de
Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares.
Acerca de Marcos
Marcos Bernard es recordado por sus colegas y quienes lo han conocido, por su humildad y
gran generosidad. Amante de la música y del arte de la cocina. Poseía una amplia colección de las
obras de Bach, otro territorio, el estético, donde puede apreciarse la diversidad de escuchas,
referidas a un mismo tema o a un respetuoso interés ante una diversidad de interpretaciones de un
mismo tema. Se pasaba horas escuchando música, leyendo y escribiendo. Como perfeccionista que
era, “cocinaba maravillosamente, como lo puede hacer un científico”, invitando y compartiendo sus
platos con colegas y amigos.
Era un joven colega, inteligente, callado, tímido, que hablaba poco y sólo
cuando consideraba que tenía algo muy preciso. Sus comentarios denotaban siempre el
fruto de una reflexión importante. En aquella época su silencio llegó a irritarme hasta
que la irritación se transformó en curiosidad por esta persona, tan inteligente, que sólo
hablara si le parecía necesario y muchas veces para rebatir un argumento o para agregar
algo que a su parecer no había sido dicho. (p. 1)
Para sus desarrollos científicos, sobre todo en sus comienzos, los autores de la Escuela
Inglesa fueron una base importante. Los desarrollos M. Klein y K. Bion, como autores que se han
dedicado específicamente al estudio de los grupos tales como Malcom Pines, Ezriel, Foulkes, etc.
También dialogó con algunos autores italianos, uno de ellos ha sido Claudio Neri. Avanzando en el
tiempo y en sus desarrollos, fueron adquiriendo el lugar de interlocutores privilegiados quienes
pertenecían a la escuela francesa, dentro de los cuales se destaca a René Kaës y Didier Anzieu.
25
René Kaës podría ser considerado uno de sus interlocutores más importantes, con quién ha
tenido intensos intercambios y discusiones así como su amigo personal, estando en contacto con él
hasta el final de su vida. El interés por sus ideas quedo reflejado también en su libro “Introducción a
la obra de René Kaës” (1991)6. Desde agosto de 1985, donde se encontraron en el primer Congreso
Internacional de psicoterapia de grupo organizado en Buenos Aires tras la dictadura, se sucedieron
numerosos encuentros entre ambos tanto en Argentina como en Francia que posibilitaron entablar
un vínculo estrecho de intercambios teóricos y de una profunda amistad. Así lo recuerda el propio
Kaës (2006):
Dado que Marcos cultivaba el arte de la discusión, lo hizo también con Laplanche, con
Lacan, con Bergeret, con Piera Aulagnier, con Abraham y Torok, y en la Argentina con Bleger,
Pichon Riviere, Grinberg, Rodrigué, Berenstein y Puget.
También pueden seguirse sus ideas a través de numerosos artículos publicados en diversas
revistas nacionales y extranjeras. Poco a poco su radio de acción se amplió y así fue que lo invitaron
a dar cursos en varias ciudades de la Argentina, en Uruguay, en Brasil donde fue adquiriendo muy
queridos amigos, así como numerosos discípulos, en México, en Chile y en otros lugares. Así
también en Europa (Italia, España, Francia) donde dictó cursos como profesor invitado en la
Université Lyon.
6Bernard, M. (1991). Introducción a la lectura de la obra de René Kaës. Asociación Argentina de Psicología y
Psicoterapia de Grupo.
26
origen, del status del inconsciente, descubrir funciones intersubjetivas. Es así como tuvo que
discernir algunas funciones grupales tales como el auxiliar, por ejemplo en situaciones especiales de
crisis o traumáticas.
Trabajó con Janine Puget en un grupo de estudio donde discutían acerca de los grupos
terapéuticos, tanto en lo que se refería a los aspectos clínicos, como teóricos y técnicos. Descripto
por la psicoanalista como “discusiones apasionantes dado que además en aquella época estábamos
en el puro descubrimiento de la riqueza de este naciente instrumento y método”. (Puget, 2003, p.2).
Los años de este grupo de estudio terminaron constituyendo el preludio de un libro muy conocido
“El grupo y sus configuraciones” (1982)7.
7
Puget, J., Bernard, M., Games Chaves, G. & Romano, E. (1982). El grupo y sus configuraciones. Lugar Editorial:
Buenos Aires.
27
Luego continuó la profundización de sus investigaciones referidas a la metapsicología de
los grupos terapéuticos, de los grupos de reflexión, de los grupos institucionales. El libro
“Desarrollos sobre grupalidad”, publicado en 1996, da cuenta de ello. 8
Su labor Docente
Marcos Bernard ejerció una intensa actividad docente, tanto a nivel institucional como en
privado donde tenía numerosos grupos de estudios.
Entre otras actividades docentes, fue Profesor Adjunto en la asignatura Técnica y Dinámica
de Grupos y abordaje institucional de la Carrera de Psicología de la Universidad Nacional de
Buenos Aires en 1974-1987; Docente en el curso para Graduados «Psicoanálisis de Grupo, Clínica
de Niños y Adolescentes, Adultos y Adultos Mayores» Facultad de Psicología Universidad de
Buenos Aires desde 1993 hasta 1996; Profesor invitado por el Institut de Psychologie, Centrre de
recherches en Psychologie et Psychopatohologie Cliniques. Université Lumière Lyon 2. Francia
(1997, 2001).
Algunos de sus alumnos, en una nota en Campo Grupal (citado por Campuzano, 2003),
destacaban, respecto a su obra:
Bernard, fue no sólo un teórico, sino además un gran clínico. Quienes hemos
tenido el privilegio de estudiar con él, y posteriormente compartir tareas docentes,
pudimos acompañar su proceso de elaboración conceptual , sostenido en una
rigurosidad sin concesiones, y apoyado en considerar permanentemente la relación entre
la experiencia real, la práctica clínica y la producción teórica. Conocimos su
preocupación por la problemática social. (p. 1)
8
Bernard, M; ,Eddelman, L; Kordon, D; L´Hoste, M., Segoviano, M.& Cao, M. ( 1996). Desarrollos sobre grupalidad,
una perspectiva psicoanalítica. Lugar Editorial.
28
Bernard en Mar del Plata
Sus aportes estuvieron presentes desde el comienzo en la cátedra Psicología de los Grupos a
la actualidad.
Cuando Marcos Bernard se enteró que le quedaba poco tiempo de vida, padecía una
enfermedad cancerosa, cuidó los vínculos valiosos, sus momentos de placer, cuidó a sus pacientes
interrumpiendo su trabajo cuando ya le pareció que las condiciones que él les ofrecía ya no eran
adecuadas. Sin embargo, no dejo de pensar, de producir.
Bibliografía
9Bernard, M. (2006). El trabajo psicoanalítico con pequeños grupos. Lugar Editorial: Buenos Aires.
29
• Campuzano, M. (2003). Marcos Bernard. Revista Subjetividad y Cultura, N° 20.
Disponible en: http://subjetividadycultura.org.mx/marcos-bernard/
• Consoli C, Jaroslavsky E, Morosini I. (2006). Psicoanálisis e intersubjetividad. Familia,
pareja, grupos e instituciones. Homenaje a Marcos Bernard. Buenos Aires.
• Bernard, M. (2006). El trabajo psicoanalítico con pequeños grupos. Lugar Editorial:
Buenos Aires.
• Bernard, M. (1991). Introducción a la lectura de la obra de René Kaës. Asociación
Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo
• Bernard, M., Eddelman, L., Kordon, D., L´Hoste, M., Segoviano, M. & Cao, M. ( 1996).
Desarrollos sobre grupalidad, una perspectiva psicoanalítica. Lugar Editorial.
• Kaës, R. (2006). Prefacio. En M. Bernard, M., El trabajo psicoanalítico con pequeños
grupos. (pp.9-12). Lugar Editorial: Buenos Aires.
• Puget. J. (2003). Recordando a Marcos Bernard. En Asociación Argentina de Psicología y
Psicoterapia de grupo, Tomo XXVI, N°2.Disponible en http://www.aappg.org/wp-
content/uploads/2003-N%C2%BA2.pdf
• Puget, J., Bernard, M., Games Chaves, G. & Romano, E. (1982). El grupo y sus
configuraciones. Lugar Editorial: Buenos Aires.
• Segoviano, M. (2006). Prólogo. En M. Bernard, M., El trabajo psicoanalítico con pequeños
grupos. (pp.7-8). Lugar Editorial: Buenos Aires.
30
Recepción y desarrollo del Psicodrama en Argentina
Lic. Barceló, Catalina
Lic. Viera, Emiliano
Introducción
Escribir acerca del psicodrama nos obliga a hacernos eco de sus devenires y
transformaciones. Transformaciones que no sólo hayan fundamento en cuestiones epistemológicas
o metodológicas, sino también en aquellas que pertenecen al terreno de lo ético y político. Desde
sus inicios en la Viena de la posguerra (1era Guerra Mundial) de la mano de J. L. Moreno, hasta los
desarrollos actuales, se ha sostenido como un dispositivo con una gran sensibilidad y fuerte
compromiso social. En este sentido, la recepción del psicodrama en la Argentina ha atravesado por
distintos avatares en su práctica y en su fundamentación teórica, estableciendo una compleja trama
con la episteme de la época, los movimientos institucionales y los atravesamientos socio-históricos-
políticos de nuestro país. A continuación intentaremos desarrollar, desde una mirada genealógica, la
recepción, transformación e implementación del Psicodrama en Argentina.
Inicios
Diversos autores (Albizuri de García, 1986, 1988; Carpintero y Vainer, 2004, 2005;
Hernández, 2008, 2010; Klein, 2017) sitúan el inicio del psicodrama en la Argentina en el año 1958
cuando Jaime Rojas Bermúdez y Eduardo “Tato” Pavlovsky, -ambos médicos psicoanalistas
candidatos a la APA-, comenzaron a utilizar dicha técnica en un servicio de pediatría del Hospital
de Niños de la ciudad de Buenos Aires. De esta manera se desarrolla lo que Kononovich y Albizuri
de García (1988) denominan la primera etapa del psicodrama en Argentina.
En ese año Rojas Bermúdez era Jefe Interino del servicio y le ofreció a Pavlovsky hacer
psicoterapia con un grupo de niños epilépticos, junto a María Rosa Glasserman, psicóloga
psicoanalista y Han Voss, un psicoanalista venezolano. A largo de las sesiones grupales, los niños
empezaron a realizar distintos juegos y representar escenas mediante las cuales intentaban elaborar
sus problemáticas. Glasserman y Pavlovsky intervinieron en los juegos participando y posibilitando
el despliegue de los mismos. Más tarde, Rojas Bermúdez caracterizó dichos juegos como
psicodrama y esto motivó el interés de los tres por formarse en esta nueva técnica (Carpintero y
Vainer, 2004).
31
francés representado por Didier Anzieu y Serge Lebovici. Desde el plano teórico el psicodrama en
la Argentina encuentra sus fundamentación principalmente en línea de Moreno 10. Sin embargo
desde la dimensión práctica, podemos destacar que tanto el movimiento francés como el psicodrama
argentino se originan de la experiencia clínica, constituyéndose como una técnica privilegiada y
habilitadora para el trabajo psicoterapéutico grupal (Carpintero y Vainer, 2004). La relación con la
escuela francesa de psicodrama, sustentada en la teoría psicoanalítica, comienza a estrecharse. Este
primer entrecruzamiento de psicoanálisis y psicodrama será la semilla que devendrá en un punto de
inflexión referido, no sólo a los desarrollos posteriores del dispositivo psicodramático, sino
fundamentalmente a la interrogación sobre el psicoanálisis, la práctica clínica, y el trasfondo
institucional dominado por la rigidez de la APA (Asociación Psicoanalítica Argentina).
En 1963 Rojas Bermudez, Glasserman y Pavlovsky viajan a Estados Unidos para formarse
con Moreno. Durante este tiempo, Moreno les propone fundar la Asociación Argentina de
Psicodrama y Psicoterapia de grupo, que comienza a tener vigencia en abril de dicho año bajo la
dirección del primero. En 1964 se realizó en París el Primer Congreso Internacional de Psicodrama.
Invitados por Moreno, Rojas Bermúdez y Pavlovsky realizaron una sesión de psicodrama público
haciendo visible por primera vez el psicodrama argentino en el extranjero.
10 Recordemos que la teoría del psicodrama de Moreno se edifica fundamentalmente desde una lectura crítica al
psicoanálisis (Ver cuadernos de cátedra I)
32
Con estos hechos, comienza un período de sistematización de la formación respecto a la
técnica y de expansión en distintos ámbitos de aplicación. Como señala Hernández (2008):
Tanto en nuestro país, como a nivel internacional, la década del 1960 dejó una huella
imborrable en los distintos movimientos y expresiones sociales. La revolución cubana, la Guerra de
Vietnam, la Revolución Cultural China, la insurgencia estudiantil y obrera del Mayo Francés, el
Cordobazo, entre otros, irrumpen afectando distintos ámbitos de la vida social argentina y
consecuentemente, instituciones como la APA. Las prácticas grupales y particularmente en las
prácticas psicodramáticas, no fueron ajenas a estos atravesamientos socio-históricos. Distintos
psicodramatistas comenzaron a cuestionar su lugar como coordinadores/as y terapeutas grupales en
la sociedad capitalista y la función del psicodrama como dispositivo que posibilite la
transformación social.
A fines de la década del 1960 se produce la ruptura entre Pavlovsky y Rojas Bermúdez,
originada según Pavlovsky por conflictos ideológicos. Al respecto refiere que la institución que
ambos habían formado se encontraba atravesando los mismos conflictos que sucedían en la APA.
Como consecuencia de esta separación, se comienza a diferenciar con mayor profundidad las dos
escuelas de psicodrama en Argentina. Por un lado, el psicodrama moreniano representado por Rojas
Bermúdez y luego Dalmiro Bustos, Menegazzo y Mónica Zuretti, entre otros/as quienes continúan
33
en vinculación con la APA y la AAPPG. Por otro, el psicodrama psicoanalítico representado por
Pavlovsky, Martínez Bouquet, Moccio, entre otros/as, quienes se independizan de ambas
instituciones. Estas dos líneas teóricas/prácticas, con algunas modificaciones y singularidades
continúan aún vigentes en la actualidad.
De acuerdo a los desarrollos de Albizuri y Kononovich (1988), en el año 1976 comienza una
tercera etapa (1976-1983) que coincide con una de épocas más dolorosas de nuestro país, la última
dictadura cívico-militar autodenominada como Proceso de Reorganización Nacional.
11
Escenas Temidas del Coordinador de Grupos (1978) es un libro que describe un dispositivo psicodramático de
supervisión de los/as coordinadores/as grupales.
34
Retorno de la democracia y el “des-exilio”
Con la vuelta de la democracia en diciembre de 1983 comienza una nueva etapa para la
Argentina y también para el psicodrama. Albizuri y Kononovich refieren en este período una cuarta
etapa que comprende desde 1984 a 1987, año de su publicación. Hernández (2008) señala que dicha
etapa podría extenderse hasta el desfondamiento del Estado y la crisis del año 2001, que luego
tomará como punto de partida para una quinta etapa que podríamos pensar hasta la actualidad.
12
Pavlovsky antes de exiliarse, describió un trabajo sobre el fenómeno del “sospechoso” en los grupos, refiriéndose a una
recreación imaginaria en los grupos del inconsciente social represivo. “En las sesiones se recreaba “un sospechoso” (un
represor) y en el grupo surgía el temor a hablar, recreándose en el grupo los terrores de la represión. Era una manera
inconsciente de “exorcizar” el terror del afuera.” (Pavlovsky, 2003, p. 3).
35
En 1983 se inicia, con una lógica que continúa la de Plataforma y Documento, una
publicación libro-revista Lo Grupal, como vehículo que da cabida a la conceptualización de las
prácticas que los psicodramatistas en exilio habían realizado. Al año siguiente, Pavlovsky y otros
crean el Centro de Psicodrama Psicoanalítico, continuando con Sacha Altaraz, René Smolovich,
Susana Evans, Juan Carlos De Brasi y Norberto Revilla como pilares. Comienzan a realizarse
lecturas que amplían los márgenes del horizonte teórico de la época (Spinoza, Deleuze, Guattari,
Sartre).
En 1996 se crea el Centro de Estudio de Psicodrama Analítico Grupal -en Mar del Plata con
la Coordinación General de Eduardo Hernández, Psicodramatista egresado del Centro de
Psicodrama coordinado por Pavlovsky-. Después de sucesivos Talleres y encuentros de Psicodrama
Abierto inscribe su primera camada en 2003.
Por último, como señala Hernández (2008), lo que podría denominarse la quinta etapa del
Psicodrama en Argentina se encuentra atravesada por una serie de acontecimientos que han
marcado un hito en la historia de la Argentina reciente. El desfondamiento del Estado y sus
instituciones, el corralito, los cacerolazos, la caída del gobierno de De la Rúa, los cinco presidentes
en 11 días, los “nuevos pobres” entre otros, dan cuenta de una profunda crisis económica, político y
social en nuestro país acarreando una severa descomposición del tejido social con consecuencias
socioculturales y subjetivas hasta la actualidad. Paradójicamente, en un contexto global que
promueve el individualismo, la necesidad de unirse en colectivos constituyó la única alternativa
para sobrellevar el sufrimiento social (asambleas, fábricas recuperadas, trueque). A partir de estas
condiciones de posibilidad la inserción y el desarrollo del Psicodrama en diversos ámbitos fue
siendo cada vez más relevante, en universidades y otras instituciones de formación, en las calles y
en las plazas de Buenos Aires y otras ciudades del país.
Seguimos pensando…
Reflexionar sobre las particularidades del acontecer socio-histórico actual resulta una tarea
harto difícil y que excede los fines del presente trabajo. Sin embargo retomaremos algunas
36
cuestiones que nos parecen fundamentales en su articulación con la importancia del psicodrama en
los tiempos que corren.
Sostenemos que los nuevos escenarios virtuales han ido progresivamente desarticulando los
espacios comunes de encuentro y alterando las coordenadas temporales, privilegiando nuevas
formas de “conexión” en donde el otro pasa a ser muchas veces un “contacto”, provocando una
suerte de aislamiento social y liquidez de los vínculos, que tienden a modelarse con la fluidez del
mercado. En este sentido, el psicodrama se ha vuelto un desafío y al mismo tiempo una apuesta a
poner el cuerpo, a dejarse afectar por lo que acontece, habilitando el despliegue de un campo de
problemáticas en el espacio dramático. Componer una escena donde el cuerpo -por muchas teorías
olvidado- adquiere particular importancia. Un cuerpo que habla y se expresa a través de sus gestos,
de sus de sus tensiones, de sus resistencias e insistencias. Un cuerpo comúnmente aplanado, que
rompe con lo establecido y se dispone a jugar, a atreverse, a dejarse atravesar por lo que implica el
estar con otros cuerpos.
37
Bibliografía
38
Anexo
39
Fue asesor del Movimiento Solidario de Psiquiatría en el programa con familiares de
desaparecidos y presos políticos, y colaboró además en peritajes judiciales para esclarecer casos de
torturas durante el terrorismo de Estado. Actuó como perito de parte para Madres de Plaza de Mayo
en juicios por apropiación de niños.
40
Sus intereses incluyen el psicoanálisis clásico, la terapia grupal, el psicoanálisis familiar y
el de pareja. Para Puget, «La tensión provocada por la presencia inevitable de las paradojas en la
pareja matrimonial, es vista tanto como generadora de síntomas como de posibilidades creadoras.»
En 1936 integró -junto con quien fue su segundo esposo, el Dr. Max Langer- las Brigadas
Internacionales convocadas para defender la República Española. La victoria de las fuerzas
franquistas, el peligro del creciente antisemitismo y del anticomunismo, la obligaron a abandonar
Europa. Emigró al Uruguay, donde nació el primero de sus cuatro hijos.
Después de algunos años económicamente difíciles llegó, a principio del 40, a Buenos
Aires. En 1942, fundó -junto a Ángel Garma, Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky, Guillermo
Ferrari Hardoy y Enrique Pichon-Rivière- la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) siendo la
única mujer en este grupo. Sobre ella recayó la responsabilidad de gestionar el reconocimiento de la
Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) para el psicoanálisis argentino. En las décadas
siguientes contribuyó, de manera inestimable, al fortalecimiento de la Asociación Psicoanalítica
(que presidió por un período) y del Instituto de Psicoanálisis. Investigó, con especial interés, los
problemas relacionados con la sexualidad femenina, la reproducción y la maternidad. Publicó en
1951 Maternidad y sexo, trabajo pionero dentro del psicoanálisis que sitúa la condición femenina
desde una perspectiva marxista y feminista. En 1957 publicó, junto con León Grinberg y Emilio
Rodrigué, Psicoterapia del grupo y posteriormente, El grupo psicológico, textos clásicos en lo que
se refiere a la psicoterapia psicoanalítica de grupo. Durante estos años, lejos de la militancia
política, impulsó la práctica de la psicoterapia grupal en instituciones asistenciales.
41
pacto con la clase dominante. Publicó, entonces, Cuestionamos I y
Cuestionamos II, libros donde recogía las críticas a un psicoanálisis
adaptacionista y aliado al sistema.
-----------------------------------------------
Volante distribuido durante el Congreso de la API en Roma 1969
42
¡LA FORMACIÓN PSICOANALÍTICA ESTÁ BIEN!
¿ESTÁ DE ACUERDO? ¿SI?
¡ENTONCES DEBE VERDADERAMENTE ANALIZARSE DE NUEVO!
Queridos colegas,
Durante los últimos meses se han reunido algunos grupos de psicoanalistas y candidatos en
formación de varios países europeos. En el curso de estos encuentros se ha constatado que en varios
institutos psicoanalíticos existe un malestar en algunos niveles. A la luz de lo anterior, hemos estado
discutiendo varios puntos
1. La formación psicoanalítica;
2. Significado, estructura y funcion de la Sociedad Psicoanalítica;
3. Rol social del psicoanalista e imaginario social del psicoanálisis;
4. Relación entre psicoanálisis e instituciones.
43
El congreso internacional de psicoanálisis ignora competamente esta problemática. Es por esto que
proponemos su discusión en una serie de asambleas que se desarrollarán a las 17:00 hrs. Del 28 de
Julio de 1969 en el restaurante “Carlino al Panorama”. La traducción está asegurada.
Volante en papel membretado con los datos de Federico Navarro distribuido durante el
Congreso de Roma LLAMADO INTERNACIONAL POR LA RESPONSABILIZACIÓN SOCIAL
DEL PSICOANÁLISIS. Tomado de Journal, Sondenummer, 10 Jahre Dissidenz, Dezember
1987. Publicación del Seminario Psicoanalítico de Zurich
**********
Promesso che la psicanalisi ha come studio l’uomo quale espressione da un collettivo, considerato
che l’umanità è attualmente in uno stato di nevrosi collettiva che è nata con essa poichè si è dovuta
da sola allévare ed educare da sè per cui ha erroneamente interpretato l’aspirazione a realizzarsi in
chiave egostica statica e non indivilualistica dinamica e quindi o a discapito o contro la collettività,
preso coscienza che la umanità non ancora è riuscita ad umanizzarsi per una grave carenza di umiltà
che ostacola il dialogo e crea innumerevole distorsioni interpretative e di ciò soffrono le varie
psicanalisi ufficiali, visto che in questa disciplina ripongono fiducia gli esseri più sensibili e che le
insoddisfazioni dei bisogni basilari si traducono in insicurezza psicologica per cui si è mitizzato il
benessere materiale in una spirale consumistica che oggi salda il vizioso circolo nevrotico,
osservato che ciò è l’elemente che induce a vagheggiare sistemi chiusi e statici e non aperti e
dinamici, RITENIAMO che sin maturo el momento di contribuire al l’umanizzacione dell’umanità
iniziando un lavoro de educazione, più che di rieducazione, individuale e collettiva, col cominciare
a chiarire dall’esatte valore e potenzialità della parola fino alla sessualità come espressione
biologica del dialogo, lo scopo funzionale e dinamico dell’esistenza e cosi pervenire alláutonomia,
autogestione e autosificienzza collettiva rediante soluzioni comunitarie e interdiscilpinari a livello
44
di ogni aspetto sociologico o individuale si da realizzare una continua evolucioe che sia rivoluzione
in un vivere storicamente i singoli momenti della Veritá.
ROMA 1.8.69
45