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Anotaciones sobre el P.

Alonso Barzana
Alonso de Barzana nació en 1530 en Belinchón (Cuenca), España. Estudio en la
universidad de Baeza obtuvo los grados de maestro en artes (filosofía) y bachiller en
teología. En 1568 don Francisco de Toledo fue nombrado virrey del Perú. Destinado al
virreinato del Perú, debido a las peripecias del viaje llegó bastante maltrecho a Lima en
1569. En Sevilla, en espera de un barco, y luego durante el viaje, estudió quechua en la
gramática del dominico fray Domingo de Santo Tomás, publicada en 1560. En 1576 se
decidió la redacción de gramáticas y catecismos en quechua y aymara. El Padre Barzana
escribió manuales de gramáticas, diccionarios, catecismos, sermonarios y confesionarios
en las distintas lenguas aborígenes que trabajó (quechua, aymara, pukina, tonocoté y
cacana). Carta escrita por el P. Barzana al P. Provincial Juan Sebastián de la Parra,
publicada por primera vez en las Relaciones geográficas de Indias" en Madrid en el año
1885. Esta carta es importante porque en ella Barzana da cuenta en su informe al P.
Provincial de todas las regiones por las que probablemente él debió pasar y que para
entonces ya se encuentran afianzadas por las misiones jesuitas. Habla de su avanzado
deterioro (había perdido ya los dientes y seguía predicando en diferentes lenguas nativas)
y de su incansable celo por continuar su misión. (perseverancia y audacia con las lenguas).
El padre Alonso de Barzana con un sermón bilingüe, en español y quechua, causando un
gran impacto en los indígenas que escuchaban por primera vez una misa en su idioma
original (1571) inauguración de la parroquia del cercado de indios. Le tocó la difícil
misión de catequizar al último Inca, Túpac Amaru, mandado a ajusticiar por el gobierno
del Virrey Toledo. Fundarán la cofradía Nombre de Jesús en Cuzco, con sede en la capilla
lateral del Templo de la Compañía. Previo a su traslado en Juli en 1577, adoctrinó a los
uros en Arequipa. También en noviembre de 1576 la Compañía se hizo cargo de la
doctrina aymara de Juli, en la región del lago Titicac.

Existe de otro lado, una Carta escrita por el P. Barzana al P. Provincial Juan Sebastián de la Parra,
publicada por primera vez en las Relaciones geográficas de Indias" en Madrid en el año 1885
(Tomo II, apéndice 30, III) y que fuera vuelto a publicar por Enrique Furlong, en 1964, en
Argentina. La carta es originalmente fechada en 8 de setiembre de 1594 y fue escrita en
Asunción del Paraguay.

Esta carta es importante porque en ella Barzana da cuenta en su informe al P. Provincial de todas
las regiones por las que probablemente él debió pasar y que para entonces ya se encuentran
afianzadas por las misiones jesuitas. Dichas regiones son: Santiago del Estero, Salta, Guairá,
Tucumán, Rio de la Plata, Córdoba ,Nueva Rioja, Jujuy, Las Juntas, Santa Fe, Concepción, Buenos
Aires, Villa Rica del Espíritu, Santa Cruz de la Serra, etc. Habla de su avanzado deterioro (había
perdido ya los dientes y seguía predicando en diferentes lenguas nativas) y de su incansable celo
por continuar su misión. (perseverancia y audacia con las lenguas)

El 25 de Julio de 1571 se inauguró la parroquia con una misa celebrada por el padre
Alonso de Barzana con un sermón bilingüe, en español y quechua, causando un gran
impacto en los indígenas que escuchaban por primera vez una misa en su idioma
original.
Ya para entonces se había ganado el afecto de los lugareños en el Cusco. Así describe el P. José
de Acosta su partida:

"La ida del Padre Barzana allá -a Juli- sintieron en tanto extremo los indios del Cuzco, vi
los indios y indias, de diez en diez y de quinze en quinze, estarnos esperando, y con unas
lágrimas vivas dezían cosas que enternecieran las piedras; y assí nosotros no podimos
contener las lágrimas.Traían sus presentes de lo que tenían y abrazándose de los pies
de los Padres, pedían llorando que no los dejásemos

El personaje que constituye el P. Alonso Barzana es pues el de un misionero entregado


totalmente a su labor evangelizadora y con un alto sentido profesional que lo lleva a ver
en el aprendizaje de lenguas un requerimiento fundamental para su labor apostólica.
Incansable, es quien abrió las puertas del trabajo de inculturación de la Compañía en
América del Sur, pues según los relatos, desde su viaje en barco, había estudiado la
gramática del quechua de Fr. Domingo de Santo Tomás. Hizo lo mismo con el aymará y
el resto de las 11 lenguas que llegó a dominar.
No obstante, sus restos se perdieron y no existen testimonios de que ellos hayan sido
objeto de devoción. En todo caso, descansaron en el Colegio de la Compañía en el Cusco
hasta su expulsión en 1767, en que dicho colegio sufrió una gran violencia, siendo
saqueados muchos de sus bienes, de los cuales no queda ya ninguno, sino quizá dispersos
en casas y conventos de otras órdenes o, peor aún, es posible que hayan sido vendidos
clandestinamente en el conocido tráfico de bienes artísticos coloniales que se ha venido
incrementado en el último siglo en territorio peruano.

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