Nociones generales, origen y desarrollo, instituciones feudales
eclesiásticas.
HISTORIA DE LA IGLESIA MEDIEVAL
Introducción En la Edad media no existe un concepto de Estado, sino una multiplicidad de grandes y pequeños señores territoriales, que se encuentran entre ellos en diversas y variables relaciones jurídicas. Además, el derecho romano en el campo político-administrativo era centralizador, es decir, en el vértice había un jefe (emperador, rey, príncipe) que guiaba la política y la sociedad, mandaba en el campo administrativo y económico a través de los funcionarios. El derecho romano permaneció en vigor hasta el siglo VIII, para dejar su lugar al derecho germánico, que tenía otra estructura, la así llamada “feudal”, lo opuesto de central, donde hay varios señores que gobiernan el propio territorio, ligados al emperador, al rey o al príncipe, por un juramento de fidelidad. El feudalismo. Origen y desarrollo. Derechos y obligaciones. El Feudalismo consiste en una especie de jerarquización de los poderes políticos y sociales. Su base jurídica es el Feudo, que era una especie de contrato por el cual los soberanos donaban tierras en usufructo a los grandes señores (duques, condes, marqueses), y estos a otros de categoría inferior, que eran llamados feudatarios, obligándose con juramento a profesar fidelidad de vasallo al donante, es decir, al soberano o al señor. Además, se comprometían a prestar servicio militar en caso de necesidad, a participar con ellos en consejo en las asambleas convocadas y en ayudar con otros servicios (dinero, armas) según el acuerdo del contrato. La ceremonia o acto de concesión del beneficium era llamada “investidura”. Había, en primer lugar, la ceremonia del homenaje: el vasallo, arrodillado y sin sus armas, ponía sus manos juntas en las de su señor (commendatio per manus), mientras pronunciaba las palabras del juramento sobre los evangelios y sobre las reliquias de la santa cruz o de los santos; y éste, a su vez, lo investía de Feudo, dándole un objeto simbólico, por ejemplo, un puño de tierra o una rama de árbol. El vasallo podía tener otros vasallos menos poderosos, de los cuales recibía el homenaje. El feudalismo en la Iglesia. La investidura laica de los obispos y los abades. También la Iglesia se encontró dentro del feudalismo, de tal modo que los obispos, los sacerdotes, los abades, eran integrados como feudatarios, vasallos, etc., bajo dos presupuestos: uno jurídico y otro real. El primero era la valoración social de los cargos eclesiásticos, por ejemplo, ser obispo era considerado también un cargo civil. En general, el clero estaba asociado a la nobleza y recibía de parte del rey o de los príncipes el mismo trato. El segundo presupuesto era la transformación de los hombres de Iglesia en señores feudales. El episcopado era como un Feudo, con la diferencia que no era hereditario, y, una vez vacante, el feudo volvía a manos del príncipe o señor. El obispo que recibía el Episcopatus (beneficium) de parte del rey o del señor, se convertía en feudatario, vasallo de su soberano. La ceremonia de investidura de los obispos se hacía como ya se ha explicado antes, pero dando las insignias episcopales de parte de la autoridad civil y así permaneció durante el medioevo hasta el Concordato de Worms (23 de septiembre de 1122. El sistema de la doble investidura puso in al conflicto entre el papado y el imperio). La integración de los obispos en la estructura feudal generó muchos abusos y fue causa de grandes abusos como la simonía (tráfico y comercio de los cargos eclesiásticos); el nicolaísmo, es decir, la inmoralidad, el concubinato y el matrimonio de los sacerdotes; la falta de formación de los sacerdotes. Incluso en la vida monástica había signos de decadencia con el nombramiento-investidura de los abades laicos. ¿Cómo reaccionó la Iglesia ante esta situación que ponía en peligro su naturaleza, su misión? Al inicio reaccionó la base de la Iglesia: personas santas, el pueblo, los sínodos particulares que se lamentaban de esta grave situación y pedían a Dios que salvara su Iglesia de esta grave enfermedad, después hubo la acción decisiva de los papas, ayudados por los monjes reformados, que lucharon contra las investiduras laicas, raíz de todos los abusos de la Iglesia. Desde Gregorio VII el pontificado volvió a ser una monarquía absoluta, libre de los señores feudales y del mismo emperador. El sistema de las “iglesias propias o privadas” Otra manifestación del feudalismo en la Iglesia fueron las así llamadas “Iglesias propias”, es decir, iglesias privadas (templos, capillas, monasterios), construidas, erigidas y fundadas por un señor feudal (rey, conde, obispo), al interno de su territorio, por el cual solía decir Ecclesia mea propria. Naturalmente, si el “señor” era laico, no podía ejercitar funciones eclesiásticas en la “iglesia propia”, pero siendo propietario del terreno, lo era también del altar y de todo lo que pertenecía al altar. Por ello, se reservaba la jurisdicción para cuidar debidamente el culto, ponía un clérigo, elegido entre sus siervos, que el obispo después ordenaba presbítero. El clero de la iglesia privada vivía con máxima independencia del obispo, generando una anarquía eclesiástica. Por la historia se sabe que algún conde poseía para el 961 unas 60 iglesias propias en su territorio. Al fundador de estas iglesias se le concedía solo el derecho de “Patronato”. Sin embargo, ellos se apropiaban otros derechos, como tomar el diezmo y la limosna. En los archivos es frecuente encontrar la venta de iglesias, donaciones, dejadas en herencia. Estas iglesias se transmitían, con sus anexos y dependencias, edificios, campos, animales domésticos, incluyendo los siervos y el sacerdote encargado del servicio litúrgico.