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PRESENTACIÓN

ESCUELA BACHILLERES TLAPACOYAN

30EBH0377S

Alumna: Zanet Yoselin Sánchez Andrés

Profesora: Gloria Villa Alarcón

Materia: Filosofía

Grado: “5°” Grupo: “C”

H. Tlapacoyan, Veracruz,
A 05 de Noviembre del 2018

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ÍNDICE
Pág.
¿QUE ES LA REALIDAD?..............................................................
El concepto de realidad según platón………………………………………….
La realidad según Sócrates………………………………………………………
¿Qué es la realidad para Félix?......................................................................
¿Y qué nos dice Aristóteles?.........................................................................
Wilhelm Friedrich Hegel, el filósofo de la dialéctica (1770-1831)………….

¿QUE SIGNIFICADO TIENE LA VIDA?............................................


¿Qué significado tiene la vida según la religión?..........................................
“La vida “por miguel Martínez huerta……………………………………………
El sentido de la filosofía y de ahí la vida de Manuel García Morente……….
¿Cuál es el sentido de la vida según a filosofía de Nietzsche?....................
¿Cuál es el sentido de la vida según la filosofía de platón?.........................
¿Cuál es el sentido de la vida según la filosofía de ortega y Gasset?
¿Cómo vivir según Platón?..............................................................................

¿COMO SABEMOS QUE CONOCEMOS?........................................


¿Cómo sabemos que conocemos? según Bertrand Russell………………..
Hume: empirismo y escepticismo…………………………………………………
La naturaleza del conocimiento según Kant…………………………………….

¿QUE HAY DESPUES DE LA MUERTE?............................................

Heidegger y la muerte…………………………………………………………………
Robert lanza, el científico que postula que la muerte no existe: conozca la
teoría biométrica…………………………………………………………………………
Qué sucede justo antes de morir, según un médico que lo ha vivido…………
La muerte según jean-Paul Sartre……………………………………………………
Soren Kierkegaard, la paradoja de la fe ante la muerte………………………….

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PRESENTACIÓN

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¿QUE ES LA
REALIDAD?

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EL CONCEPTO DE REALIDAD SEGÚN PLATÓN
Problema: ¿Cuál es la
naturaleza de la verdadera
realidad según Platón?

Platón (428 - 347 a.C.) fue


un filósofo griego, uno de
los pensadores más
originales e influyentes en
la historia de la filosofía
occidental. Lo eterno y
absoluto. Este es el tema
en que Platón fundamenta
su teoría de las ideas, que
pretende encontrar la
naturaleza de la realidad.
Precisamente el tema que
para la ocasión me he
propuesto.

Lo real es lo que no vemos, y lo que vemos es solo la apariencia, una falsa


realidad, según Platón. Sin embargo, lo que no vemos proviene de un más allá que
nuestros sentidos no perciben, y solo llegamos ahí a partir de las ideas. Por tanto,
son las ideas aquello que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e
invariable de ellas, es decir, la esencia. A este punto, lo real queda separado de lo
aparente. Y lo aparente es lo inmediato, lo sensible; y lo real es algo abstracto, una
idea. Entender qué es lo aparente es más fácil, pero ¿Qué es una “idea”?

Empecemos por que no es una "idea". No es algo que podemos captar de los
sentidos.
Entonces, las ideas deben ser la representación del objeto que percibimos en
nuestra mente, por ejemplo la palabra "escritorio" no se refiere a un escritorio e
particular, si no a cualquier mueble para escribir. Aquí el escritorio que vemos y
sentimos es lo aparente, pero el mueble para escribir es el ideal.

En el Libro VII de la República, Platón nos presenta el mito de la caverna. El mito


de la caverna describe a unos hombres que desde niños fueron encadenados para
vivir en el fondo de una cueva, dando sus espaldas a la entrada de la cueva.
Atados de cara a la pared, su visión está limitada y por lo tanto lo único que ven es
la pared de la caverna sobre la que se reflejan modelos o estatuas de animales y
objetos que pasan delante de una gran hoguera. Con la ayuda de un hombre
superior uno de los hombres huye, el camino a la salida es difícil pero finalmente
sale a la luz del día, la luz lo deslumbraba, le producía ceguera momentánea y
dolor, esperó a que fuera de noche para irse acostumbrando a la tenue luz que
reflejaba la luna, luego la luz del día al amanecer y, finalmente pudo adaptarse a la
luz del sol. Entonces se dio cuenta, de que había vivido engañado toda su vida, con

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las imágenes reflejadas en el fondo de la cueva, regresa a la caverna diciendo que
las únicas cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y
que el mundo real les espera en el exterior, le toman por loco y se resignan a creer
en otra realidad, ellos solamente creen en la realidad de las sombras que se
reflejan en el fondo de la caverna. Platón a través del mito de la caverna nos
intenta construir un modelo explicativo de la condición humana: Platón explica "el
mundo de las ideas" y cómo se puede llegar a él, para comprobar que todo lo que
veían solo era un reflejo de la verdadera realidad. El mundo de sombras de la
caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias, es decir el mundo
sensible, en el mundo sensible captaríamos únicamente, las sombras de la
verdadera y perfecta realidad, que está en otro mundo, invisible a nuestra
percepción sensible y dominada por el devenir. La escapada al exterior de la
caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el acceso de a un nivel
superior de conocimiento, el acceso a este nivel de conocimiento viene
acompañado por un camino difícil, conseguir llegar a este mundo real (verdad) es
difícil ya que representa el paso de lo sensible a lo inteligible. El exterior es el
mundo del pensamiento, el mundo de las Ideas; el fuego (hoguera) representa la
Idea más perfecta, que es el bien, la cual tendrá primacía absoluta sobre todas las
ideas. Los prisioneros simbolizan el alma prisionera en el mundo sensible y las
cadenas, el cuerpo. El individuo que consigue escapar representa la figura del
filósofo, que tiene la intuición de las Ideas, y cuya enseñanza del mundo superior
es despreciada por los hombres. En el mito de la caverna Platón establece una
concepción dualista, la realidad material o sensible es tan solo un mundo
imperfecto, y efímero; y que el auténtico ser, el mundo inteligible (de las ideas) es
lo más valioso y perfecto, eterno e inmutable, solo y solo es captado por los
filósofos.

http://playersbehindthescreen.blogspot.com/2015/10/el-concepto-de-la-realidad-
segun-platon.html

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LA REALIDAD SEGÚN SOCRATES
En Sócrates, el sereno ejercicio de la razón produce una embriaguez de la razón,
que se impone a la mente y la arrastra. Lo percibe como una realidad autónoma,
diferente y superior al que razona, quien, de este modo, se pone en contacto con
dicha realidad.

Los sofistas decían que podían defender los pros y los contras de todo lo que
existe, lo cual para Sócrates equivalía a decir que todo es igualmente verdadero o
que todo es igualmente falso.

Tampoco hubiera estado de acuerdo con Heráclito, para quien la realidad era
fluyente, cambiante. Sócrates siente que posee en su interior una fuente de
revelación, una llave que le franquea la puerta a un mundo único como verdad,
opuesto a la multiplicidad.

Debe advertirse que el racionalismo de Sócrates, no es aquel frío y mecanicista


que vendría después con Descartes, o con la Ilustración del siglo XVIII. El
racionalismo, el logos socrático, no puede liberarse aún del influjo mítico del
pensamiento griego.

El hombre corriente ateniense de la época socrática es un sujeto que se movía en


la vida con unas cuantas verdades corrientes, heredadas, al que los más difíciles
enigmas del mundo y la existencia, le resultaban claras, perfectamente explicables.
Una creencia religiosa, un proverbio, bastaban para que supiera lo que debía hacer
en cada caso. Sócrates no renegaba de ello, pero estaba prendado de la fuerza de
la razón. Es en esta síntesis entre contrarios en donde residen su genio, pero
también su tragedia. Sócrates presiente esta nueva situación del hombre
ateniense, quien por efecto de esta radical ola de racionalismo, comienza a
liberarse de toda la tradición anterior.

http://www.abc.com.py/articulos/el-mundo-de-socrates-1187578.html

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¿QUÉ ES LA REALIDAD PARA FÉLIX GARCÍA
MORIYÓN?
Félix García Moriyón, es doctor en filosofía por la UCM.
Para algunos, este es el problema central de la metafísica u ontología, ámbitos de
la reflexión filosófica que se definen precisamente por dedicarse al estudio de lo
real en cuanto que es real. El predicado “real”, convertido en sustantivo “lo real” o
“la realidad”, puede aproximarse al concepto de “ser”, incluso llegar a identificarse
puesto que “lo real” puede ser entendido como el ser en plenitud, siendo la realidad
la manera primaria de ser.
En cierto sentido podríamos decir que todo es real, lo que convertiría dicho
concepto en un concepto vacío de significado: si todo es real, nada es real, puesto
que el predicado deja de establecer una diferencia significativa. Sin embargo, en la
vida cotidiana aplicamos el término realidad en diversos contextos con clara
capacidad de establecer diferencias significativas que ayuden a una mejor
comprensión de las cosas con las que nos relacionamos. Pensemos, sin ir más
lejos, en la advertencia que figura al final de numerosas películas: «cualquier
parecido de esta película con situaciones o personajes de la vida real es pura
coincidencia», aviso que afirma justo lo contrario que otro que es también
frecuente: «esta película se basa en hechos reales». Las dos frases sirven para
entender los dos enfoques tradicionales en la filosofía al abordar el problema de la
realidad: marcar negativamente lo que lo distingue de las cosas no reales por un
lado, o destacar aquellas características que permiten definir la realidad.
Los filósofos nos mostraban los sentidos, nos explican aquello con lo que
manteníamos una relación cotidiana estrecha, no correspondía a lo que el ser
realmente es, a la realidad en su sentido más pleno y más profundo. No se trata de
dirimir si las apariencias o los sentidos nos engañan, sino más bien de ir algo más
allá o más profundo, para desvelar lo que genuinamente existe, la verdadera
realidad, o la verdad sin más. Buscar la verdad es levantar el velo que oculta la
realidad a nuestros sentidos cotidianos. La relación entre apariencia y realidad se
convierte así en uno de los ejes que vertebran la reflexión sobre el ser y sobre lo
real y la alegoría de la caverna pasa a constituirse en una de las metáforas más
fecundas sobre la reflexión filosófica: solo un duro esfuerzo personal permitirá a los
seres humanos romper con las cadenas de un mundo de sombras y apariencias
para ascender hacia la captación de lo auténticamente real.
Las apariencias pueden ser aquello que nos impide definitivamente acceder a la
realidad, pues solo hay apariencias o puede ser el camino de acceso a la realidad:
¿Ocultan las apariencias la realidad o la muestran? No es sencillo contestar esta
pregunta. También los griegos oscilaron entre las dos posibles respuestas a esta
pregunta. Nadie como los sofistas ejerció una crítica tan radical a nuestra
capacidad de acceder a la realidad como algo claramente distinto de nuestra
manera de percibirla. El ser humano es la medida de todas las cosas de tal modo
que si nos preguntamos si la realidad es un descubrimiento-desvelamiento o una
invención-construcción, es esto segundo lo que hay que admitir. Su posición ha

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tenido seguidores importantes desde entonces, destacando las reflexiones de
Nietzsche sobre la condición metafórica de nuestro lenguaje y más recientemente
toda una familia filosófica que de un modo u otro defiende lo que podemos llamar el
constructivismo epistemológico: la realidad de la que hablamos no pasa de ser un
constructo social, fruto de acuerdos provisionales. Si cambiamos de paradigma,
según decía Kuhn, posiblemente está cambiando también la realidad.

¿Y QUE NOS DICE ARISTOTELES?


Aristóteles mantiene con claridad que la realidad es racional, es decir, que nuestra
razón, no nuestros sentidos, es la que nos permite acceder a un conocimiento más
ajustado de la realidad, de tal modo que la verdad puede ser definida como la
correspondencia entre nuestros juicios y la realidad. No parece adecuado acusar a
la posición aristotélica de racionalismo excesivo; más bien, cuando la polémica se
planteó en la filosofía medieval relacionada con el valor de los conceptos
universales, la posición aristotélica quedó definida como realismo moderado. Sin
duda, todas nuestras abstracciones conceptuales —incluso todo nuestro
lenguaje— son entes de razón, dicen los seguidores de Aristóteles. No obstante,
eso no es lo importante; lo decisivo es que algunos de ellos tienen fundamento in
re, lo que los aleja de posibles elucubraciones infundadas y permite distinguir la
realidad de la ilusión, o lo verdadero de lo falso.

WILHELM FRIEDRICH HEGEL, EL FILÓSOFO DE


LA DIALÉCTICA (1770-1831)
Ahora bien, la afirmación aristotélica puede ser invertida y eso es lo que, según
algunos intérpretes, hace Hegel, cerrando en cierto sentido la reflexión filosófica
occidental: todo lo racional es real. La realidad no es más que el despliegue
dialéctico del Espíritu en la Historia y esta no llegará a su plenitud hasta que se dé
la perfecta adecuación entre racionalidad y realidad. Hegel ve que el pensamiento
está lleno de contradicciones y que no es posible estacionarse en ellas. La
dialéctica tiene su origen en un infinito que podríamos llamar ‘negativo’, en lo
indefinido, y su término es otro infinito, ´positivo’, el Espíritu. El campo donde se
desarrolla el proceso dialéctico es lo finito, porque en los seres finitos se da el
movimiento. La dialéctica, a través de lo finito realiza el paso entre los dos infinitos.
Consiste precisamente en la superación de estas contradicciones y para ello
procede por tesis, antítesis y síntesis. Hegel lleva hasta el extremo el optimismo
ilustrado, con su gran apuesta por una sociedad regida por la razón. La izquierda
hegeliana reinterpretará esa afirmación hegeliana y la vinculará al pensamiento
utópico presente en el mundo occidental desde el Renacimiento: la sociedad real,
la verdadera sociedad, será aquella regida por el imperio de la razón y no por la
arbitraria voluntad de monarcas absolutos apegados a tradiciones injustificables. La
utopía permitirá desvelar la más auténtica realidad. Esa es la más fecunda y sólida
relación entre la utopía y la realidad. «Seamos realistas, pidamos lo imposible»,
decía un grafiti en el Mayo francés. «Queremos democracia real ya», claman los

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indignados que animan el movimiento del 15-M. Sabe que el mundo no es nada
más que ella misma. Haciendo la experiencia del mundo hace la experiencia de sí
misma, y haciendo la experiencia de sí misma hace la experiencia del mundo.
Claramente puede verse que Hegel ha aplicado aquí su proceder por tesis,
antítesis y síntesis, y ha aplicado también, concretamente, el principio de que “todo
lo real es racional y todo lo racional es real”.

https://www.uam.es/servicios/apoyodocencia/ice/olimpiada/Que_es_la_realidad.pdf

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¿QUE SIGNIFICADO
TIENE LA VIDA?

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¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE LA VIDA SEGÚN LA
RELIGION?
El Significado de la Vida: Una Búsqueda Eterna

¿Cuál es el significado de la vida? Esta es una de las preguntas más


frecuentemente hechas por toda la humanidad desde el principio del tiempo. Es
una pregunta que naturalmente hace la gente, porque tienen la habilidad de tomar
decisiones acerca de la vida. La pregunta al parecer es difícil de responder y
diferente para cada individuo dependiendo de sus circunstancias. Es la búsqueda
final de la verdad y el propósito en la vida, la razón por la cual nacimos, nos
despertamos todos los días, y existimos.

El Significado de la Vida: La Verdad

Aunque la gente ha tratado de encontrar el propósito de su existencia por toda la


historia, la respuesta del significado de la vida es relativamente simple, y el mismo
para todo el mundo. Es el amar a Dios al escoger tener una relación con Él a través
de Su Hijo, Jesucristo. Esta es la verdad simple y certera acerca del significado de
la vida. Existen muchas otras ideas, definiciones, teorías y religiones acerca del
significado de la vida que difieren. Sin embargo, si no incluyen la definición de
arriba como verdad central, entonces, al final, quedará demostrado que son
incorrectas y decepcionantes para cualquiera que las acepte. Los escépticos, que
están separados de Dios, en toda la historia han fracasado con sus falsedades
acerca del significado de la vida. Sin embargo, conocer la verdad es una respuesta
muy fácil y clara. Pero, aceptar y adoptar la verdad en su vida es el último desafío
decisivo de la vida que Dios desea ayudarle a conquistar. La guía para ayudarle a
entender cómo hacer esto es la Sagrada Biblia. La Biblia claramente provee
ejemplos tangibles y reglas prácticas para vivir de acuerdo con el plan de Dios para
su vida.

El Significado de la Vida: Cómo Avanzar

Una vez que usted entiende el significado de la vida, el próximo paso es elegir
seguir el plan de Dios para su vida. Dios le creó por un propósito. Sin embargo,
antes de que pueda satisfacer ese propósito, usted necesita establecer una
relación con Dios. El comienzo de una relación significativa con Dios se logra
dando varios pasos, por fe, que se encuentran descritos en la Biblia. Primero, en
oración con Dios, admita que ha estado viviendo separado de Él, e invite a Dios de
nuevo a su vida como líder. Luego, prométale de corazón que se arrepiente o que
cambiará su forma anterior pecaminosa de vivir, separado de Él, y que comenzará
a tratar de vivir de la manera que Dios desea. Luego, pídale perdón y acepte a
Jesucristo, Su Hijo, en su vida como líder y Salvador personal. Finalmente,
comience a aprender acerca de la voluntad y plan de Dios usando sus talentos
para lograr Su propósito en su vida. Dios le ama mucho, igual que ama a todo el
mundo, y es la decisión de cada uno el aceptar o rechazar ese amor. Si usted hizo

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la oración de arriba usted está en armonía con Dios, y el comienzo de su aventura
por el significado de su vida ha comenzado.

El Significado de la Vida: Cómo cumplir su Misión

El desafío del significado de la vida es el ser fiel al llamado de Dios, y el dedicarse


al cumplimiento del propósito que Él creó para usted, al cumplir la misión de su
vida. La Santa Biblia hace referencia a estas cosas claramente, para dar
respuestas a la gente acerca de cómo conducir sus vidas en cada circunstancia,
desde la pobreza a la riqueza, de la salud a la enfermedad, desde fortalezas a
debilidades, y desde lo espiritual a lo pecaminoso. Todo el mundo tiene
circunstancias limitantes, pero Dios le dio a la gente este supremo libro de
instrucciones para la vida, llamado la Biblia, para ayudarlos a entender cómo tomar
las decisiones correctas a través de todas sus vidas cambiantes. También, es
importante el fraternizar con otros cristianos que hayan aceptado a Jesús para
darnos ánimo y apoyo. El significado de su vida será finalmente juzgado por Dios
cuando usted muera. Dios le preguntará qué hizo con sus talentos. Él querrá saber
si usted escogió ayudar a otros o ser egoísta. Él le preguntará si usted aceptó a Su
Hijo Jesús, y si lo siguió. Ahora que usted conoce el significado de la vida, escoja el
aceptar y aplicar esta verdad a las habilidades que Dios le dio, y a sus
circunstancias. Aprenda acerca de lo que Dios quiere para usted y sométase a Su
plan para una vida de significado satisfactorio.

https://www.allaboutworldview.org/spanish/el-significado-de-la-vida.htm

“LA VIDA“POR MIGUEL MARTÍNEZ HUERTA


Los hombres están dotados de un deseo hacia esos fines y de la aversión por lo contrario;
de un amor a la vida y de un temor a la muerte; de un deseo por la continuación y
perpetuación de la especie y de una aversión a la idea de su total extinción
(Smith).

Nuestro entorno está lleno de seres vivos. Estamos rodeados de plantas, aves,
insectos, en fin, animales y también de personas. El objetivo del presente escrito es
mostrar, precisamente, que la vida es una gratuidad, un proyecto y una
responsabilidad. "La vida no debe ser una novela que se nos impone, sino una
novela que inventamos".
La defensa y protección de la vida humana es un objetivo que los pueblos y las
culturas han concebido y realizado de modos diferentes. Históricamente, a partir de
las teorías del transformismo y evolucionismo en el siglo XIX, tal como las
propusieron J. B. Lamarck, Ch. Darwin y H. Spencer, surgieron las llamadas éticas
biológicas.

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El principio fundamental o la filosofía que las soporta, puede formularse más o
menos como sigue: las leyes de la vida son las leyes de nuestra propia existencia
y, por lo mismo, ellas encierran la explicación de nuestro fin y destino. Es engañoso
y quimérico buscarle un fin a la vida fuera de la vida misma.

Federico Nietzsche (1998, 48): "Los juicios y las valoraciones relativas a la vida,
en pro y en contra, no pueden ser nunca, en última instancia, verdaderos: sólo
valen como síntomas, y únicamente deben ser tenidos en cuenta como tales; en sí,
dichos juicios son necedades. Hay que alargar totalmente los dedos e intentar
captar la admirable sutileza de que el valor de la vida es algo que no se puede
tasar". Cuanto el individuo necesita hacer, es velar por su conservación y
desarrollo. "Demos, pues, al término biología el sentido comprensivo que debería
tener, que quizá alcance algún día -señala Bergson (1996, 124)-, y digamos para
concluir que toda moral, presión o aspiración, es de esencia biológica".

Aristóteles, en su libro Acerca del alma (1983, 168), parece identificar vida y
alma. Al referirse al hombre dice que es el ser que nace, se alimenta, crece, se
reproduce, envejece y muere, siente, apetece, se desplaza, entiende, razona y
habla. El conjunto de estas actividades se suele denominar vida. Por lo que la vida,
para Aristóteles, es una actividad. "El vivir -señala Aristóteles, con toda evidencia,
es algo común, aun a las plantas; mas nosotros buscamos lo propio del hombre". El
hombre, si se diferencia de los animales, tiene que hacer efectiva esta diferencia,
viviendo la vida como persona y no como otro ser cualquiera.

Tomás de Aquino hace consistir la vida en el movimiento: "Son vivientes aquellos


seres que se mueven a sí mismos". La vida es, en pocas palabras, un misterio.
"Filosóficamente -escribe Sanabria (1987, 84)-, la vida ha sido determinada de
diversas maneras, pero en general se acepta que la vida se caracteriza por la auto
posesión, pero también por una apertura hacia algo diferente: la vida es auto
trascendencia, que es precisamente su modo propio de realización. Y como hay
tres modos de auto trascendencia, hay tres grados de vida: vida vegetal, vida
animal y vida humana".
Aun tratándose de un valor importante, fundamental, la vida no es un valor
absoluto. Razón tiene Mounier (1965, 43) cuando escribe: "querer vivir a cualquier
precio es aceptar un día vivir al precio de las razones de vivir. Solo existimos
definitivamente desde el momento en que nos hemos constituido un cuadro interior
de valores o de abnegaciones contra el cual, sabemos, ni siquiera prevalecerá la
amenaza de la muerte". Porque la calidad de la vida es más importante que la vida
misma.
Si la vida es un don precioso que debe suscitar en el hombre un eco de
agradecimiento y una voluntad decidida de aprecio, el ejemplo de Jesús de Nazaret
integra otra dimensión.

¿Qué es entonces la vida?

Es una gratuidad. La vida es algo que se nos ha dado sin contar con nosotros. Por

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lo mismo, es algo gratuito. "Nacemos, y nada podemos rehusar. Son otros quienes
dibujan, diseñan, garabatean y proyectan sobre el papel de nuestra vida. Nos
echan flores y, al mismo tiempo, espinas. Nos besan y, a la vez, recibimos miradas
de desprecio… No tenemos capacidad para escoger, y nada podemos rehusar.
Somos plena acogida. A todo decimos que sí. Y todo lo que entra en nosotros a
través de los sentidos lo guardamos como bagaje para la vida. Un bagaje que no
podemos seleccionar ni escoger" (cf. Wilson, 1983, 17).

"El hombre no es cosa ninguna, sino un drama -señala Ortega y Gasset (1958,
36)- su vida, un puro y universal acontecimiento que acontece a cada cual y en que
cada cual no es, a su vez, sino acontecimiento". El hombre se encuentra
existiendo, pero no con una existencia ya dada o hecha como las cosas, sino que
al acontecerle existir no tiene más remedio que hacer algo para no dejar de existir.
La vida humana es quehacer, mejor dicho, una dificultad de ser, un modo difícil de
ser, en fin, una problemática tarea de ser: "el hombre no sólo tiene que hacerse a sí
mismo, sino que lo más grave que tiene que hacer es determinar lo que va a ser".
No se puede hablar del ser (humano) como ser ya lo que se es: fijo, estático,
invariable y dado. Lo único que el hombre tiene de ser es lo que ha sido. "El
hombre no es, sino que "va siendo" esto y lo otro… Ese "ir siendo" es lo que, sin
absurdo, llamamos "vivir". No digamos, pues, que el hombre es, sino que vive" (cf.
Ortega, 1958, 48).
Es una personal responsabilidad. Todo hombre tiene derecho a la vida, reza el
artículo tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero hay
que añadir que todo hombre tiene el deber de vivir como persona la vida humana.

V. E. Frankl (1985, 108) al respecto: "Como quiera que toda situación vital
representa un reto para el hombre y le plantea un problema que sólo él debe
resolver, la cuestión del significado de la vida puede en realidad invertirse. En
última instancia, el hombre no debería inquirir cuál es el sentido de la vida, sino
comprender que es a él a quien se inquiere. En una palabra, a cada hombre se
le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo
por su propia vida; sólo siendo responsable puede contestar a la vida".

http://www.razonypalabra.org.mx/fcys/2002/abril.html

EL SENTIDO DE LA FILOSOFIA Y DE AHÍ LA VIDA


DE MANUEL GARCÍA MORENTE
Manuel García Morente (1886-1942) fue un filósofo español que se desempeñó
principalmente como profesor universitario, aunque también fue traductor al
castellano de algunas obras de pensadores alemanes.
García Morente sostiene que la filosofía, para ser entendida, debe ser ‘vivida’; es
decir, no basta una idea o una definición de ella, se precisa una vivencia. La

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filosofía, agrega, es algo que el hombre hace, que ha hecho históricamente. Es
entonces un hacer que surge de la inquietud y la intranquilidad; que-hacer que
emana del desconocimiento, pero también del deseo de saber. Así, la filosofía
emerge a partir de una insaciable curiosidad y es, ante todo, una disposición de
ánimo. Ésta, vale precisar, ha de ser como la de un niño que, ignorando, se esmera
en preguntar, en aprender. Es absolutamente indispensable que el aspirante a
filósofo se haga bien cargo de llevar a su estado una disposición infantil.
La filosofía es la capacidad exclusiva del ser humano de convertir todo en
problema. El hombre lo problematiza todo porque puede hacer de cualquier cosa
(un objeto, una idea, un sueño, una emoción, un sentimiento, una corazonada o
una vivencia) un desafío. No obstante, de acuerdo con García Morente, la filosofía
debe tener necesariamente un ‘contenido vital’. Poolla Tirupati Raju escribió al
respecto que “la filosofía, si es fiel a sí misma, debe ser una filosofía de la vida, no
de una parte de la vida sino de la vida como un todo. Esta vida es la vida del
hombre. El hombre quiere tener la guía de una teoría de la vida. A las demás
criaturas no les hacen falta las teorías; los instintos de su naturaleza les bastan”.
Pero al hombre no le es suficiente la vida, puesto que no sólo es ‘natura’, sino
también ‘cultura’; una manifestación de lo último es la filosofía. Así, al hombre no le
basta vivir, precisa de una orientación, de una mirada, de una teoría que le
recomiende cómo hacerlo. La filosofía entonces, como teoría de la vida, no puede
ayudarnos a resolver los problemas de la existencia si éstos no se plantean
previamente. Por ello vale decir que la filosofía es una tarea, un quehacer, sí, pero
no cualquier tarea ni cualquier quehacer, es la exigencia más radical del ser
humano: la exigencia de saber, la cual lleva al filósofo a adoptar una actitud
contemplativa.

Sócrates (470-399 a. de C.) había dicho ya —según Platón (427-347 a. de C.)—


que una vida no examinada no merece la pena ser vivida. De ahí que la filosofía
sea una actitud tanto cognoscitiva como moral. Filosofar no sólo trae consigo el
deseo de saber y conocer la verdad, también implica responsabilidad y compromiso
con el propio pensamiento y la propia acción. Lo anterior hace de la filosofía una
tarea personal y una experiencia intransferible que ha de nacer de cada uno y ser,
por ello mismo, original, al partir de un compromiso vital, de una vocación, de un
llamado a ser; preguntas que cada quien ha de plantearse en algún momento de la
vida e intentar responder.

http://www.redalyc.org/pdf/4463/446344311007.pdf

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA SEGÚN A


FILOSOFÍA DE NIETZSCHE?
La vida consiste, según Nietzsche, en voluntad de poder. No una voluntad que
desea el poder sino una voluntad que se afirma como poder. La voluntad de poder
de Nietzsche se diferencia de la voluntad de existir de Schopenhauer. En primer
lugar, no es una voluntad unitaria sino pluralista: hay múltiples voluntades de poder

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individuales. En segundo lugar, Nietzsche considera que hay que afirmar la
voluntad, no negarla como proponía Schopenhauer para evitar el dolor. Hay que
decir un “sí a la vida” con “alegría trágica”, que asume la única vida existente con
sus limitaciones y sufrimientos. El poder determina, pues, tanto el conocimiento
como la moral. Y si el poder, como la vida, es múltiple, esto quiere decir que la
verdad y los valores son relativos. “La verdad es el tipo de error necesario para
vivir”, escribe Nietzsche. Las distintas perspectivas particulares representan
posiciones de poder que luchan unas contra otras.

La verdad será determinada por quien venza en esa lucha. En cuanto a los valores
morales, dependen de los sujetos que los imponen. Los valores universales del
platonismo y el cristianismo –pero también de la democracia y el socialismo
modernos- son los propios de una “moral de los esclavos” y tienen su fundamento
en un resentimiento contra la vida propio de aquellos individuos que no son
capaces de afirmar su individualidad y necesitan buscar referencias comunes.
Frente a la moral de los esclavos está la “moral de los señores”, en la que el
individuo basa sus valores en su propia subjetividad.

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA SEGÚN LA


FILOSOFÍA DE PLATÓN?
La vida es un entrenamiento para la muerte. Dice que nuestro objetivo es
enriquecer el espíritu y alejarse del mundo terrenal tanto como sea posible y así
llegar a quedarse en el mundo de las ideas después de muerto y dejar de dar
vueltas entre el mundo de la doxa y del episteme.

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA SEGÚN LA


FILOSOFÍA DE ORTEGA Y GASSET?
La vida, que forma desde los primeros tiempos el tema central de las meditaciones
de Ortega y sobre la cual insiste constantemente, no es más que uno de los
elementos de su concepción total, una concepción que sólo resulta completa
cuando se le agrega el término razón. Razón y vida, esto es racionalismo y
vitalismo, quedan, por lo tanto, integrados en su filosofía por medio de una síntesis
que no equivale sino imperfectamente a un movimiento dialéctico, pues la unidad
de la vida y de la razón no es el resultado de la síntesis de unos contrarios, sino la
manifestación de una necesaria coexistencia.

http://lavidaparalafilosofia.blogspot.com/2008/05/segun-los-filosofos-cual-es-el-
sentido.html

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¿CÓMO VIVIR SEGÚN PLATÓN?
RAMÓN ALCOBERRO

Para un griego la filosofía no era solo un conjunto de teorías sobre el mundo, sobre
la razón o sobre la conducta. La filosofía en Grecia constituye en primer lugar una
forma de vida, una manera de organizar la propia existencia desde la sabiduría.
Filosofar implica un estilo de vida (o para decirlo de una forma más técnica, una
cura del alma). Cuando en el Fedón, Platón afirmó que la filosofía consistía en
aprender a morir, lo que esa frase significaba es que para quien ha entendido el
sentido de la vida, para quien ha vivido filosóficamente, morir deja de ser algo
angustioso. Vivir filosóficamente significa que uno ha llevado una vida con sentido,
que ha sido capaz de prestar atención no solo a su cuerpo sino a su alma. Y en
este sentido ha sido racional, porque la racionalidad es lo que nos hace humanos.
¿Se puede intentar vivir, comer, dormir, amar y organizar la propia vida a la manera
que propone Platón? Veremos a continuación algunos ejemplos de lo que sería una
vida llevada a cabo con los criterios que propone Platón.

COMER: Platón en la República afirma que los fundadores de la Ciudad han de


preocuparse ante todo por procurar comida suficiente. En las Leyes afirma que dos
tercios de las cosechas no deben comercializarse, para evitar la especulación y el
hambre.
En los diálogos platónicos se come siempre en común y también comen juntos los
guardianes de la República. La comida es un acto simbólico, sirve para anudar
relaciones y para unir a los amigos. Sócrates opone una ciudad vegetariana, frugal
y en buena salud a una ciudad de lujos, que consume carne y enferma.
Por lo demás, la comida es un símbolo del conocimiento. El alma necesita el saber,
como el cuerpo el al alimento. En esta búsqueda, el alma se puede dejar engañar
por las apariencias. En el Gorgias, Sócrates recuerda que los niños prefieren loas
pasteles a los alimentos saludables y creen que el pastelero es mejor guía que el
médico.

GESTIONAR EL TIEMPO: Contra lo que se acostumbra a creer, la gestión del


tiempo es algo muy importante en Platón. En las Leyes muy especialmente
aparecen calendarios y referencias muy concretas al empleo del tiempo. Pero ese
uso del tiempo no está en función del beneficio económico, del cual un griego de
clase alta o incluso media habría abominado. El trabajo ha de servir para gozar de
ocio, es decir, de tiempo para pensar.

DORMIR: En Grecia dormir demasiado era considerado propio de gente viciosa.


Levantarse tarde resultaba indigno de un hombre libre. Platón (Leyes, VII, 808b),
dice que dormir no conviene ni a los cuerpos ni a las almas. Estar despierto
constituye una condición esencial de la vida. La vida no es sueño. Para él un
hombre que duerme no vale nada.

AMAR: Contra lo que se cree, el ‘amor platónico’ (amor sin sexo) no tiene nada que
ver con Platón. Fue un invento del cristianismo. El cuerpo en Platón no es malo,
pero de lo que se trata es de ascender desde el amor al cuerpo al amor a las almas

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y del amor a las almas, al amor por las ideas, pues sin Eros no hay conocimiento.
El amor es una condición de la filosofía, (ella misma, etimológicamente ‘amor al
saber’). Quienes buscan la sabiduría, lo hacen por un acto de amor. Por lo demás
en Grecia las fronteras del amor eran muy ambiguas. El amor religa todos los
cuerpos, sin una distinción demasiado precisa por razón de sexo o de edad.

RIQUEZA: Platón, que provenía de una familia aristocrática, detesta el dinero. La


República propone un comunismo integral y los guardianes de la ciudad no pueden
llevar ningún metal precioso y ni siquiera entrar en un lugar donde haya objetos de
plata ni de oro.

MORIR: En sus diálogos Fedón y Critón, Platón insiste en la tesis según la cual
sabe morir quien ha sabido vivir. La muerte sin inquietud es el distintivo del sabio
(Sócrates).

http://www.alcoberro.info/pdf/plato28.pdf

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¿COMO SABEMOS
QUE CONOCEMOS?

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¿CÓMO SABEMOS QUE CONOCEMOS? SEGÚN
BERTRAND RUSSELL
Esta distinción es fundamental para comprender la teoría del conocimiento de
Russell, a la vez que tiene consecuencias en su filosofía del lenguaje. La
caracterización inicial del propio autor de ambas clases de conocimiento aparece
en Los problemas de la filosofía en los siguientes términos:

 Conocimiento directo: “tenemos conocimiento directo de algo cuando sabemos


directamente de ello, sin el intermediario de ningún proceso de inferencia ni de
ningún conocimiento de verdades”.
 Conocimiento por referencia: es el conocimiento que se puede construir a partir
del conocimiento directo, combinándolo, mezclándolo, deduciendo, infiriendo…
Dice Russell: “Conocemos una referencia (o descripción) y sabemos que hay un
objeto al cual se aplica exactamente, aunque el objeto mismo no nos sea
directamente conocido. En este caso decimos que el conocimiento del objeto es
un conocimiento por referencia”.

Russell establece un principio general de su teoría del conocimiento, con el que en


cierta manera se aproxima al empirismo: “Todo nuestro conocimiento, lo mismo el
conocimiento de cosas que el de verdades, se funda en el conocimiento directo”.
Sin embargo, va mucho más allá de los principios empiristas al aceptar que el
conocimiento directo es mucho más que los meros datos de los sentidos o, como
las llamaría Hume, las impresiones:

“[…] todo conocimiento de verdades exige, como lo mostraremos, el conocimiento


directo de cosas que poseen un carácter esencialmente diferente de los datos de
los sentidos: los objetos que se denominan generalmente «ideas abstractas», pero
que nosotros denominaremos «universales».”
El conocimiento directo, en consecuencia, va mucho más allá de los datos que
recibimos a través de los sentidos en el momento actual. Russell comienza
ampliando el conocimiento directo por medio de la memoria: si en el pasado se ha
conocido una verdad a través de la observación, no es necesario repetir esa
observación para aceptar la validez de ese conocimiento. La memoria nos ayuda a
conocer el pasado, y el recuerdo es también una forma de conocimiento directo.
Una consideración similar habría que hacer de la introspección y la conciencia: el
ser humano no sólo conoce sino que sabe que conoce, es decir, somos
conscientes de nuestros sentimientos y pensamientos. Además, en esta ampliación
del conocimiento directo incluye Russell los universales, de los que hablaremos
más adelante. Con esto, su distancia frente al empirismo de Hume es notable, en
tanto que acepta la validez de las ideas abstractas e incluso afirma la posibilidad de
conocerlas directamente.
En cuanto al conocimiento por referencia, Russell toma como ejemplo los objetos
físicos convertidos en concepto o aquellas realidades cuya existencia nos resulta
conocida, pero de las que no tenemos un conocimiento directo. Aparecen aquí
algunas condiciones que vienen dadas por la filosofía del lenguaje de Russell: el

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conocimiento por referencia suele expresarse a través de descripciones.
Supongamos el siguiente ejemplo: “el presidente de Nueva Zelanda”. Lo más
probable es que no tengamos conocimiento directo de quién es el presidente de
este país, y sin embargo conocemos su existencia. En el lenguaje y el
conocimiento cotidiano, utilizamos muchas descripciones y basamos parte de
nuestro conocimiento en este “conocimiento por referencia”.
La tesis central de Russell es la siguiente: el conocimiento por referencia es
indispensable para nuestra vida. Nos permite ir más allá de nuestra propia
experiencia. Sin embargo, eso no legitima cualquier clase de conocimiento
abstracto, universal o imaginativo: el conocimiento por referencia ha de poder
reducirse o explicarse en función del conocimiento directo. Cuando queremos
revisar el conocimiento por referencia estamos pidiendo pruebas, datos empíricos,
de la memoria o de la conciencia que permitan dar validez a ese conocimiento
indirecto.

https://www.boulesis.com/apuntes/bertrand-russell

HUME: EMPIRISMO Y ESCEPTICISMO


El conocimiento y sus límites

Hume no estaba en absoluto satisfecho con la manera en que Locke utilizaba el


término «idea» para referirse a todo lo que conocemos (el color que vemos, el dolor
que sentimos, etc., eran denominados «ideas» por Locke, como ya hemos
indicado). En consecuencia, reservó la palabra «idea» para designar solo ciertos
contenidos del conocimiento o percepción.
Hume denomina al primer tipo de percepción «impresiones» (conocimiento por
medio de los sentidos), y al segundo tipo, «ideas» (representaciones o copias de
las impresiones en el pensamiento). Las ideas son más débiles, menos vivas que
las impresiones.
Al clasificar los elementos del conocimiento en impresiones e ideas, Hume sienta
las bases del empirismo más absoluto. Las consecuencias que se derivan de este
planteamiento son más radicales que las derivadas del de Locke.
Con esa formulación, en efecto, se introduce un criterio tajante para decidir acerca
de la verdad de nuestras ideas. ¿Queremos saber si una idea cualquiera es
verdadera? Muy sencillo: comprobemos si procede de alguna impresión.
Si podemos señalar la impresión de la que procede, estaremos ante una idea
verdadera; en caso contrario, estaremos ante una ficción. Nuestros conocimientos
están, pues, limitados por las impresiones.

Tipos de conocimiento
Además de la diferenciación entre impresiones e ideas, Hume introduce una
importante clasificación relativa a los modos de conocer. De acuerdo con esta

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distinción, nuestro conocimiento es de dos tipos: conocimiento de relaciones entre
ideas y conocimiento factual, de hechos.
Conocimiento de hechos
Nuestro conocimiento puede referirse a hechos: el conocimiento que tengo de que
ahora estoy leyendo, de que hace un rato escuchaba música, de que dentro de
unos instantes hervirá el agua que he colocado sobre el fuego, es un conocimiento
factual, de hechos. El conocimiento de hechos no puede tener, en último término,
otra justificación que la experiencia, que las impresiones.

El conocimiento de hechos y la idea de causa


Aplicando este criterio en sentido estricto, nuestro conocimiento de los hechos
queda limitado a las impresiones actuales (es decir, lo que ahora vemos, oímos,
etc.) y a los recuerdos (ideas) actuales de impresiones pasadas (es decir, lo que
recordamos haber impresión alguna de lo que sucederá en el porvenir, pero no
puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no tenemos de lo que aún no
ha sucedido?).
Ahora bien, en nuestra vida contamos permanentemente con que en el futuro se
producirán ciertos hechos: vemos caer la lluvia a través de la ventana y tomamos
precauciones, contando con que la lluvia mojará lo que encuentre a su paso;
colocamos un recipiente de agua sobre el fuego contando con que se calentará.
Sin embargo, solo tenemos la impresión de la lluvia cayendo y del agua fría sobre
la llama. ¿Cómo podemos estar seguros de que posteriormente tendremos las
impresiones de los objetos mojados y del agua caliente?

Hume observó que en todos estos casos (esto es, tratándose de hechos), nuestra
certeza sobre lo que acontecerá en el futuro se basa en una inferencia
causal: estamos seguros de que las cosas bajo la lluvia se mojarán (en vez de
ponerse azules, por ejemplo) y de que el agua puesta al fuego se calentará (en vez
de enfriarse más, por ejemplo), basándonos en que el agua y el fuego producen
esos efectos. La lluvia es causa, el fuego es causa, y sus efectos respectivos son el
mojarse y el calentarse de aquello sobre lo que actúen.

http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_mo_13.html

LA NATURALEZA DEL CONOCIMIENTO SEGÚN


KANT

Kant establece una diferencia fundamental que es decisiva para la justa


compresión de su pensamiento. Es la diferencia entre conocer y pensar. Dicho
breve y sencillamente: no todo lo real es susceptible de ser conocido, pues conocer
significa, en vigor, conocimiento científico.

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No todo lo pensable es susceptible de ser conocido científicamente, pero no por
ello el pensar carece de sentido; antes al contrario, abre otras vías de comprensión
de la compleja realidad. Detengámonos en el texto siguiente:

«Para conocer un objeto se requiere que yo pueda demostrar su posibilidad (ya sea
por el testimonio de la experiencia, a partir de la realidad efectiva de él, ya sea a
priori, por la razón). Pero pensar puedo [pensar] lo que quiera, con tal [de] que no
me contradiga a mí mismo, es decir, con tal [de] que mi concepto sea un
pensamiento posible, aunque yo no pueda asegurar que en el conjunto de todas las
posibilidades a este [mi concepto] le corresponde, o no, un objeto.

Los «elementos» del conocimiento son lo sensible y lo lógico-racional. De ahí que


esta primera parte se divida en «Estética trascendental», pues estudia la
sensibilidad, y en «Lógica trascendental», pues estudia el «logos», bien sea en su
forma de «entendimiento», que Kant denomina «Analítica trascendental», bien sea
en cuanto «razón» que Kant denomina «Dialéctica trascendental».

La doctrina kantiana del conocimiento se basa en la distinción fundamental entre


dos facultades o fuentes del conocer: la sensibilidad y el entendimiento, que tienen
características distintas y opuestas entre sí:

1) La sensibilidad es pasiva, se limita a recibir impresiones.


2) Por el contrario, el entendimiento es activo. Tal actividad (a la que Kant llama
«espontaneidad») consiste en que el entendimiento produce de forma espontánea
ciertos conceptos sin derivarlos de la experiencia.

«Nuestro conocimiento surge de dos fuentes fundamentales del ánimo, de las


cuales la primera es la de recibir las representaciones, y la segunda, la facultad de
conocer un objeto mediante esas representaciones: por la primera, un objeto nos
es dado; por la segunda, este es pensado en relación con aquella representación.
Intuición y conceptos constituyen, por tanto, los elementos de todo nuestro
conocimiento; de modo que ni los conceptos, sin una intuición que de alguna
manera les corresponda, ni tampoco la intuición, sin conceptos, pueden producir un
conocimiento».

http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_9_1b.html

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¿QUE HAY DESPUES
DE LA MUERTE?

HEIDEGGER Y LA MUERTE

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Martin Heidegger es un filósofo alemán del siglo XX, uno de mis favoritos y que en
una de sus obras describe la muerte según él, y también explica cómo nosotros
percibimos la muerte en los dos tipos de personas que somos, con ello también
explica uno de los misterios de la vida, ¿Por qué no somos felices?

Heidegger empieza primero explicando su sentido de la muerte como sein zum tot
que en español vendría siendo ser para la muerte y partiendo del concepto del para
y no de, Heidegger explica estamos destinados todos a morir somos seres para la
muerte, la muerte no es ajena es parte de nosotros. Por nacimiento estamos
arrojados a la muerte, por lo cual la circunstancia juega un papel importante ya que
esa misma provoca que haya o no haya muerte sin embargo Heidegger clasifica a
dos tipos de persona, dos visiones diferentes de percibir la muerte, los primeros
son los Dasman, o los inauténticos, impersonales que se piensan ajenos a la
muerte y los otros los Eigentlichkeit que son los que se aceptan como seres para la
muerte.
Primero expliquemos los Dasman, el hombre Dasman es aquél hombre que tiene la
noción que él no muere sino que muere el otro, no tiene en su mente el concepto
que se puede morir en cualquier instante y por ende hace y comete imprudencias
como manejar borracho en la recta a Cholula a 140 km por hora y lo hace porque él
no piensa que se puede morir, “si alguien choca es otro, no yo” sería la mejor
manera de explicarlo, no se entienden como seres para la muerte por lo tanto su
vida es igual de monótona que la de cualquier otro Dasman. Aunado a ello son
inauténticos e impersonales, actúan conforme al “se dice” “se es” “se habla” son el
“sé” por los otros no del ser propio. No hay un propósito por ser auténtico, son
aquellos curiosos por la muerte pero que se sienten ajenos, son aquellos que
acuden a la charlatanería y que están en afanados con “novedades” en sus vidas.
Según Heidegger, tú y yo estamos arrojados al Dasman, a lo impropio al “sé”.
Está la otra manera de ver la muerte según Heidegger y esa es aceptándonos
como seres para la muerte y teniendo en cuenta que en cualquier momento puede
pasar cualquier cosa, Martin le llama el ser Eigentlichkeit quien como ya dije es la
persona que acepta que se puede morir en cualquier instante de la vida. Hay una
separación clara entre el Dasman y el Eigentlichkeit ya que el Eigentlichkeit tiene el
propósito de la autenticidad y de las posibilidades circunstanciales que pueden
suceder y valga la redundancia. El Eigentlichkeit asume que deja de ser posibilidad
y a la par se llega a comprender que al final, nada del mundo le sirve porque algún
día morirá. Ahora bien, no significa que el Eigentlichkeit sea un depresivo, para
nada, todo lo contrario, un Eigentlichkeit se apropia de sí, y vive constantemente de
esa manera, ¿Se preocuparía de todo? No, más bien, disfrutaría su vida ya que
está consiente que en cualquier momento puede morir, entonces en ese caso
llegamos a ser una persona Eigentlichkeit, asumiendo nuestro ser finito, mortal y
frágil. “La cura de sí” El que se cuida, aquél que se acepta mortal. Hay un gran
parecido a lo que viene siendo el eterno retorno de Nietzsche.
Ahora bien, Heidegger explica que como todos estamos arrojados al ser Dasman
tenemos que hacer un trabajo interno muy difícil para aceptarnos como
Eigentlichkeit y que tenemos que dar muerte al Dasman para vivir en el
Eigentlichkeit, a lo cual yo lo llamo “trabajar para el ser y no para el sé”. Esta
muerte no sólo debe de tener tintes ontológicos sino también de la posibilidad de

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sé, dar muerte a las prácticas monogámicas de todos los días, a dejar de ser como
la sociedad pinta que sea uno, a dejar de ir a Angeló polis porque todos van allá y
empezar a ir a donde a ti te gusta, puede ser un parque o puede ser tu cama
leyendo un libro, de manera auténtica como lo es el Eigentlichkeit.

Es algo difícil pero se puede hacer, con trabajo primero dándonos cuenta que
somos seres plenamente mortales y con ello disfrutar la vida cada vez más dejando
al Dasman a un lado, y con él todas las prácticas que yo llamaría Dasmanianas
para empezar a ser Eigentlichkeit seres con un para, especialmente para la muerte
pero también con un propósito de autenticidad, como ya dije, asumiendo la única
posibilidad de toda imposibilidad.

https://spakcee.wordpress.com/2012/06/27/heidegger-y-la-muerte/

ROBERT LANZA, EL CIENTÍFICO QUE POSTULA


QUE LA MUERTE NO EXISTE: CONOZCA LA
TEORÍA BIOCÉNTRICA
El investigador norteamericano postula que la muerte es una ilusión creada por
nuestra conciencia. Así, cuando morimos nuestra vida no se acaba, explica.

Hace tres siglos años, el filósofo y empírico irlandés George Berkeley formuló una
observación particularmente clarividente: Lo único que podemos percibir son
nuestras percepciones, lo que significaría que la conciencia es la matriz sobre la
que se aprehende el cosmos. Así, el color, sonido y temperatura sólo existirían
como percepciones en nuestra cabeza, no como esencias absolutas. Pero, durante
siglos, los científicos desecharon el argumento de Berkeley y lo consideraron como
un espectáculo filosófico, y continuaron construyendo modelos físicos basados en
la hipótesis de un universo separado “allá afuera” al cual hemos llegado, cada uno
individualmente. Estos modelos suponen, así, la existencia de una realidad
esencial que prevalece con nosotros o sin nosotros.
Desde la década del 70′, no obstante, comenzó a desarrollarse una nueva
interpretación que, en lugar de asumir una realidad que es anterior a la vida e
incluso la crea, propone una imagen biocéntrica de la realidad. Desde este punto
de vista, la vida – sobre todo la conciencia – crea el universo, y el universo no
podría existir sin nosotros.
Robert Lanza, investigador norteamericano de la Escuela de Medicina de la
Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, ganó bastante notoriedad en el
mundo académico en el año 2009 tras lanzar su libro “El Biocentrismo – Cómo la
Vida y la Conciencia son las Claves para Entender la Verdadera Naturaleza del
Universo”. Esta obra llamó la atención porque mediante la teoría del biocentrismo,
apoyada en nociones de la física cuántica, el académico concluía que la muerte, tal
como la conocemos, es sólo una ilusión creada por nuestra conciencia. Así, de este

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modo, se podía concluir consecuentemente que sí hay una existencia más allá de
la tumba.
“Los humanos creemos en la muerte porque nos han enseñado a creer que
morimos, es decir, nuestra conciencia asocia la vida con el cuerpo, y sabemos que
el cuerpo muere. Se nos enseña que la vida humana es sólo una actividad de
carbono y una mezcla de moléculas, y que vivimos un tiempo y que después nos
pudrimos bajo el suelo.
El biocentrismo o universo de la biocéntrica, en cambio, nos explica que la muerte
no puede ser tan terminal como creemos. Según esta teoría, la biología y la vida
originan la realidad y el universo, y no al revés. Nuestra conciencia da sentido al
mundo y puede ser alterada para cambiar nuestra interpretación. Desde el punto de
vista de la biocéntrica, el espacio y el tiempo no se comportan de manera tan rígida
ni tan rápida como nos presenta nuestra conciencia, porque son meras
herramientas de nuestra mente. De acuerdo con el biocentrismo, el tiempo no
existe independientemente de la vida que lo observa. La realidad del tiempo ha
sido cuestionada por una extraña alianza de filósofos y físicos. Los primeros
sostienen que el pasado no existe más que como idea en la mente, que a su vez
son eventos neuroeléctricos que ocurren estrictamente en el momento presente.
Entonces la muerte y la idea de la inmortalidad existen en un mundo sin límites
espaciales ni lineales. Así, puede concluirse que la muerte no puede ser un evento
terminal o final, tal y como la solemos considerar”.
Respecto a este punto, el doctor Lanza, que participó en los primeros experimentos
de clonación y la generación de células madre, agrega que “el concepto de la
muerte como la conocemos no existe en ningún sentido real, ya que no hay
verdaderos límites según los cuales se pueda definir. Esencialmente, la idea de
morir es algo que siempre se nos ha enseñado a aceptar, pero en realidad solo
existe en nuestras mentes.

La idea del biocentrismo es similar a la idea de universos paralelos, la hipótesis


formulada por muchos físicos teóricos según la cual hay un número infinito de
universos en los que diversas variaciones de personas y situaciones existen y
ocurren simultáneamente. Todo lo que puede suceder ocurre en algún momento en
todos estos multiversos o múltiples universos posibles, lo que significa que la
muerte no puede existir en un sentido real. Así, podemos afirmar que cuando
morimos nuestra vida no se acaba, sino que se convierte en una flor perenne que
vuelve a florecer en alguno de estos multiversos o múltiples universos posibles.
Porque la muerte no puede existir en un mundo sin espacio ni tiempo. Y la
inmortalidad no significa la existencia perpetua en el sistema temporal, porque se
encuentra completamente fuera del tiempo”.

La teoría biocéntrica de Robert Lanza, para algunos, nos obligaría a cuestionar


algunas de las creencias que nos han enseñado desde niños, cuando somos
iguales a tablas rasas o recipientes vacíos. Así, si alguien cree en la muerte
durante toda su vida creará su realidad en base a esta creencia, Y, por el contrario,
si alguien cree que está hecho de esencia inmortal y que sólo estamos en esta vida
de paso, viviremos de una forma totalmente distinta, creando nuestra realidad en
base a esa creencia, por lo demás totalmente incompatible con la anterior.

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https://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/robert-lanza-el-cientifico-que-
postula-que-la-muerte-no-existe-conozca-la-teoria-biocentrica/

QUÉ SUCEDE JUSTO ANTES DE MORIR, SEGÚN UN


MÉDICO QUE LO HA VIVIDO

Nadie sabe lo que ocurre realmente en el último momento. Aun así, algunas
personas como el doctor Miller tienen algo que contar sobre el misterio por su
experiencia directa.

Podemos huir o enfrentarnos a él, pero hasta que el elixir de la vida eterna se
transforme de mito en realidad (si es que tal descubrimiento es posible) siempre
habrá un momento, más lejano o más próximo en el tiempo, en el que ya no
estaremos aquí.

Bruce J. Miller, un médico especialista en cuidados intensivos que a través de su


experiencia personal y profesional desea ofrecer un punto de vista diferente sobre
qué supone el final en la experiencia humana.
El testimonio de este médico esconde siempre un mensaje optimista, sin grandes
frases, ni grandes fórmulas, pero complejo en su significado. Miller ha aparecido
recientemente, en uno de los programas de más audiencia de la televisión
americana, el ‘talk show’ de la célebre Oprah Winfrey. Sus declaraciones intentan,
de nuevo, arrojar un poco más de luz para repensar el gran misterio.
Nada más que presente
Tal y cómo se narra en el suplemento del periódico americano ‘The New York
Times’ la particular historia de Miller comienza la aciaga madrugada en que, tras
una juerga con los compañeros de facultad, se sentó sobre el techo de un tren
estacionado. Por accidente, su reloj de pulsera tocó los cables de catenaria,
circulando la corriente de alta tensión por todo su cuerpo: “Esa noche empezó mi
relación formal con la muerte. Con mi muerte”.
La muerte es la que crea la belleza, la que crea el sentido. La muerte es la prueba
de la vida. 11.000 voltios cruzaron su cuerpo desde su brazo izquierdo hasta los
pies, quemándolo desde dentro. La funesta consecuencia: tres miembros
amputados (el citado brazo y sendas piernas). Curiosamente, Miller no recuerda
nada de lo sucedido, despertándose varios días después en la unidad de
quemados del centro Médico St. Barnabas de Nueva Jersey como si hubiera salido
de un extraño sueño.

“La gente que está muriendo, está todavía viva” cuenta Miller en el citado show de
Winfrey, incidiendo de alguna manera sobre la verdad de que ambos hechos, vida
y muerte, se encuentran tan conectados que separarlos no es más que un

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constructo: “La muerte es la que crea la belleza, la que crea el sentido. La muerte
es la prueba de la vida. Sabes que estás vivo porque morirás algún día”.

Es aquí donde toma especial relevancia el ahora: “Vivir en el presente es todo lo


que tienes. No hay una promesa de futuro y el pasado es el pasado”, aclara el
médico quien explica también que no es necesario pasar por una experiencia como
la suya para adquirir esta conciencia. La sintonía con el momento actual, explica
Miller, modifica el conocimiento o lo vuelve superfluo: “Una cosa que mis lesiones
me han enseñado es que no siempre es necesario saber”.
La ansiedad no existe sin esa presencia del futuro y del tiempo pretérito. Desde la
perspectiva del presente “la muerte no es ese ogro que pensamos. Incluso en un
determinado punto podemos ofrecerle hasta la bienvenida. Hay que darle la vuelta
al hecho de que la muerte es en sí misma horrible”.
Detalla así el doctor la cotidianidad con la que sobreviene un hecho similar en su
centro: “Puedo estar sentado con la familia del paciente, y de repente la persona
fallece en medio de nuestra conversación. Es algo continuo, sin interrupciones. Es
algo casi maravilloso… mundano. Él está aquí y después se va. Hay un momento
que es tan solo un hecho. Ese es el hechizo. Esa es su belleza”.
Concluye así Miller que “es una profunda e imponente experiencia ver el cuerpo,
finalmente, como un caparazón. Desprovisto de la persona. En ese momento de
transición estás en contacto directo con el ‘continuum’ de la vida, sabes que la vida
es proceso. El individuo se ha ido, pero la vida sigue adelante”.

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-05-19/sucede-antes-vida-
morir-medico-miller_1384710/

LA MUERTE SEGÚN JEAN-PAUL SARTRE


Jean-Paul Sartre fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político,
biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo
humanista. Para él, la muerte, como el nacimiento, es inesperada y absurda. Se
nace sin motivo, se muere por casualidad.

Algunos de nuestros contemporáneos han descrito la muerte como el absurdo


supremo de la vida. Para Jean Paul Sartre, la muerte es ruptura, quiebra, límite,
caída en el vacío. Lejos de dar un sentido a la vida, le quita toda significación. La
muerte le quita al hombre su libertad y anula todas sus posibilidades de realización.

Nos arroja como presa a los vivos, a merced de sus juicios. Para Albert Camus, en
el centro de la vida está el hombre, con su vida absurda, privada de sentido, llena
de dolor y limitada por la muerte. Lo que aparece es la vida que tiende a la plenitud,
mientras que la muerte es fuente del absurdo. La vida tiene la primera palabra,
pero, la muerte tiene la última. Los millones de suicidas anuales han sacado la
misma conclusión: la vida carece de sentido, es, absurda, más vale suprimirla.

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El hombre vivo, creyente o no creyente, en su conciencia de ser un muerto en
prórroga, no escapa a la tentación de razonar del mismo modo. La prensa, la
televisión, el teatro, la novela, el cine no traen más que noticias o imágenes de
muerte: guerra civil, genocidio, terrorismo, invasiones brutales, tragedias del aire o
de la carretera. ¿Por qué tantas vidas reducidas o segadas en el mismo momento
en que iban a fructificar? ¿Por qué tantas enfermedades mortales y no merecidas?
¿Por qué la humanidad, a pesar de sus progresos y de sus técnicas, vuelve a caer
en las mismas injusticias, en los mismos crímenes? Esta amenaza de la muerte,
como presencia brutal y “puntual”, engendra una psicosis planetaria. En el
momento en que conoce la embriaguez del progreso, el hombre está triste, tiene
miedo. ¿Es verdad que está trabajando por su destrucción?

¿Es un ser para la muerte o para la vida? Ante esta pesadilla y este escándalo de
la muerte, muchos se refugian en el olvido: se divierten, se aturden, se drogan, y
mueren por ello. Sin embargo, aunque nos repugna hablar de la muerte, hemos de
hablar de ella, ya que la vida tiene el sentido que le damos a la muerte. Si la muerte
es para la vida, entonces podemos esperar. Pero si la vida tiene que acabarse en
un naufragio total, del cuerpo y de los bienes, entonces la vida misma carece de
sentido, porque no desemboca en nada.

http://www.parquedelrecuerdo.com.ar/la-muerte-segun-jean-paul-sartre/

SOREN KIERKEGAARD, LA PARADOJA DE LA FE


ANTE LA MUERTE

La muerte es un fenómeno del cual no podemos escapar, todo aquel que vive tiene
por seguro que morirá. Por tanto, se trata de una de las etapas más temidas por los
seres humanos, ya que, sea cual sea la interpretación que hagamos sobre este
fenómeno, terminará siendo un misterio que sólo descubriremos en cuanto llegue el
momento de partir. Por ello, la realidad de la muerte, genera en los hombres un
sentimiento de angustia e incertidumbre por su destino final.

Kierkegaard, considera al hombre un ser existente, como existencia individualizada,


así, el hombre existencial padece su existencia. Por ello, podemos diferenciar dos
tipos de sujetos, a saber: El filósofo, pensador objetivo, que a través de la razón
busca dar sentido a todo cuanto le rodea, de esta manera sus conocimientos tienen
un fundamento. Por otra parte, el pensador subjetivo religioso, que se adhiere al
ámbito ético- religioso, como camino para alcanzar la beatitud y, en este sentido,
para Kierkegaard se trata de un pensador subjetivo, pues, Dios es la “subjetividad
infinita”[2]. Así, lo referente al pensamiento subjetivo sale del ámbito de lo racional,
se ubica en el ámbito de la fe. Por ello, no tenemos nada seguro en este
pensamiento, sin embargo, “lo subjetivo de Dios es lo objetivo por excelencia”

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Ahora bien, parece una paradoja la frase anterior, cabe preguntarnos ¿en qué
sentido Dios, siendo subjetivo, puede ser objetivo por excelencia? En este orden de
ideas, es importante resaltar que en el pensamiento de Kierkegaard, el ser se
expresa en la subjetividad, el ser es, pues, subjetivo por naturaleza. Por ello, Dios
que es El Ser por excelencia, al ser subjetividad infinita, Es eternamente, y, en este
sentido, decimos que es lo objetivo por excelencia.

La vida humana se desarrolla en tres estadios, a saber: el estadio estético, el


estadio ético y el estadio religioso. Debido al tema que nos ocupa, nos centraremos
en el estadio religioso. En dicho estadio, se experimenta el abismo entre lo que era
y lo que se llega a ser. Ante la conciencia de pecado, y la soledad personal, se
hace necesario dar el paso del no ser al ser, a través de la fe. Se trata, pues, de
deshacerse de lo que uno es para alcanzar lo que se espera, pero que todavía no
se es. Esto, necesariamente, genera una angustia y desesperación características
de tal tránsito.

En este sentido, la fe en el pensamiento de Kierkegaard no es una fe dogmática,


como lo es el caso de la fe católica; se trata más bien, de una fe paradójica, de un
salto al vacío a pesar de toda duda, pues, las dudas precisamente son las que
hacen que sea fe, ya que no se tiene certeza de ella, dejo aquello que tengo (lo
objetivo), para ir tras aquello que no tengo, pero que necesito, por ello se trata de
un paso al vacío.

La fe cristiana constituye, pues, para Kierkegaard el centro del estadio religioso.


Ante la muerte, realidad inevitable para el ser humano, que genera la angustia y la
desesperación, nos queda el salto de la fe. Pues, la infinitud de Dios, es
precisamente aquello que el hombre anhela, el hombre no quiere morir; pero ante
el fenómeno de la muerte el salto de la fe nos brinda una posibilidad que en la
realidad del pensamiento filosófico objetivo no se encuentra, ya que sale del ámbito
de lo racional, para entrar en el ámbito de lo espiritual.

En conclusión podemos decir, que Kierkegaard da un nuevo matiz a la fe, pasando


de una fe dogmática, a una fe justificante, una fe fundada en las contradicciones
entre lo divino y humano, entre lo trascendente y lo inmanente, entre lo temporal y
lo eterno. Por ello, la fe es, en primera instancia, una opción libre de cada individuo,
es un desarraigo de las seguridades que se tienen para ir hacia el absurdo. Por
ello, a diferencia de la fe dogmática que brinda seguridad a los creyentes, la fe de
Kierkegaard quita toda seguridad para poder trascender.

http://jorgeperezchakal.blogspot.com/2010/09/soren-kierkegaard-la-paradoja-de-la-
fe.html

CONCLUSIÓN

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