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MECANISMOS DE DEFENSA, CONSTANCIA DEL YO Y TEMORES

PREDOMINANTES
1. MECANISMOS DE DEFENSA

1.1. DEFINICIÓN

Los mecanismos de defensa son funciones psíquicas reguladoras que se encargan de


regular las cargas de energía para proteger el equilibrio y evitar trastornos o perturbaciones
producidas por el exceso de excitación emocional.

Los Mecanismos de Defensa del Yo son estrategias, a menudo inconscientes, cuya función
es la de preservar la intimidad y la auto-imagen. Los mecanismos de defensa fueron
propuestos por primera vez por Sigmund Freud (1925), pero fue su hija, Anna Freud (1973)
la que profundizó en ellos realizando la primera clasificación sistemática.

La paradoja de los mecanismos de defensa es que, aunque su uso es protector, consiguen


que la conciencia se estreche y se imposibilite un mayor conocimiento de la persona o se
busquen otras estrategias creativas de actuación.

Las notables diferencias que hay de unos individuos a otros en los mecanismos de defensa
se deben al nivel organizacional del Yo y a la naturaleza de las tensiones contra las cuales
cada sujeto desea protegerse, hay tipos de defensa normales y mecanismos de defensa
patológicos. Un mecanismo de defensa del yo deviene patológico solo cuando su uso
persistente conduce a un comportamiento inadaptado tal que la salud física y/o mental del
individuo se ve afectada desfavorablemente.

1.2. CRITERIOS DE MECANISMOS DE DEFENSA

Según la Psicología del Yo, los mecanismos de defensa pueden ser clasificados en cuatro
criterios:

 Narcisistas
 Neuróticos
 Maduros
 Inmaduros

1.2.1. CRITERIO NARCISISTA:

Los mecanismos de defensa narcisistas son estrategias que sirven para separar a la
persona de su emotividad. Según Theodore Millon, la personalidad narcisista suele ser
optimista y su estado de ánimo boyante, siempre y cuando hayan conseguido establecer
un entorno que no amenace de forma significativa su sentido de superioridad. El
narcisista no se cuestionará a sí mismo mientras mantenga bien establecidas sus
cogniciones de auto-glorificación. Sin embargo, tras ese caparazón se esconden
profundos sentimientos de vacío interior, que afloran cuando el medio ambiente o los
acontecimientos amenazan destruir su imagen idealizada.
 Proyección

Es un mecanismo de defensa mediante el cual la persona bota sobre los demás


aquellas emociones, vivencias o rasgos que desea desalojar de ellos mismos por ser
inaceptables. Todo lo placentero es asimilado como el propio ser y lo que resulta
desagradable es sentido como ajeno al yo.
La frustración que sienten desaparece cuando creen que los defectos, deficiencias
y fracasos también los tiene los demás, o son los demás los causantes de esos
fracasos.
Nos servimos de la proyección para determinar algunos rasgos de carácter, como
motivaciones y conductas desadaptadas. Este mecanismo de defensa se desarrolla
de modo importante en personalidades de tipo paranoide, en casos graves lleva a
una falsa imagen de la realidad.

 Negación

Se rechazan aquellos aspectos de la realidad que se consideran desagradables. El


individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o
externo negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa
o de las experiencias subjetivas que son manifiestos para los demás. El término
negación psicótica se emplea cuando hay una total afectación de la capacidad para
captar la realidad.

 Distorsión

La distorsión de la realidad es uno de los mecanismos de defensa en el que la


persona presenta una visión desajustada de si misma y/o los acontecimientos. La
Psicología del Yo clasificó este mecanismo dentro de los problemas narcisistas,
debido a la dificultad de estos sujetos para representarse actos propios que fisuren
su auto-imagen.
No se debe confundir la distorsión de la realidad con la disociación, que suele
producirse durante los episodios psicóticos, ni con las tentativas conscientes de
producir engaño.

1.2.2. CRITERIO NEURÓTICO

Los mecanismos que caracterizan a la neurosis obsesiva son el desplazamiento del


afecto sobre representaciones anodinas, alejadas del conflicto original, el aislamiento y
la anulación retroactiva. La tendencia a anular es similar a la tendencia a reprimir, y
puede presentarse como un síntoma en dos tiempos, de manera que a una acción que
ejecuta una determinada prescripción le sucede una segunda que la suprime o la
deshace.

 Control:

Responden a la impotencia del yo frente a sus impulsos destructivos y a estos


impulsos proyectados en el objeto. La fantasía de poseer, tanto el yo como el objeto
idealizado, capacidad de control y de manejo sobre el objeto persecutorio. es
necesario, como defensa maníaca, para: a) negar la dependencia del objeto, el
miedo a ser abandonado y la emergencia de agresión por este abandono, y b)
satisfacer la fantasía de reparación total del objeto, mediante un yo que tiene
poderes mágicos de reconstrucción.

 Aislamiento Afectivo:

Mecanismo de defensa, típico de la neurosis obsesiva. Consiste en separar la


emoción (o el afecto) de un recuerdo doloroso o de un impulso amenazante. La
persona puede reconocer, de forma muy sutil, que ha sido abusada de pequeña, o
puede demostrar una curiosidad intelectual sobre su orientación sexual recién
descubierta. Algo que debe considerarse como importante, sencillamente se trata
como si no lo fuera.

 Racionalización:

Forma de negación en la que, para evitar el conflicto o la frustración, se dan razones


o argumentos que ocultan, justifican o encubren los fallos o contrariedades. Con
este mecanismo el sujeto trata de convencerse de que, en el fondo, no quería lo
que no ha podido conseguir.

 Disociación:

Consiste en escindir elementos disruptivos para el yo, del resto de la psique. Esto
se traduce en que el sujeto convive con fuertes incongruencias, sin lograr
conciencia de esto. Puede aparecer en los pacientes con trastorno límite de la
personalidad.
Los síntomas disociativos se pueden clasificar en cinco grupos:

o Amnesia: tiene que ver con la imposibilidad de recordar información personal


importante, sin que ésta se pueda atribuir a un olvido ordinario.
o Despersonalización: hace referencia a experiencias corporales, sentimientos de
extrañeza o falta de familiaridad respecto al yo o al propio cuerpo.
o Desrealización: tiene que ver con la percepción de extrañeza del entorno.
o Confusión de identidad: se define como una sensación subjetiva de
incertidumbre, perplejidad o conflicto sobre la propia identidad. La persona
suele tener dificultades para saber cómo es realmente, qué quiere hacer o qué
decisiones debe tomar.
o Alteración de identidad: tiene que ver con la sensación de ser marcadamente
diferente respecto de otra parte de sí mismo. La persona muestra
comportamientos objetivos que indican que asume distintas identidades o
estados del yo en determinados momentos.

 Formación Reactiva:

Es una actitud o habito de reacción opuesta al deseo reprimido. Esta conducta es


propia de sujetos de carácter obsesivo que se comportan de manera opuesta a la
realización de los deseos, puede darse también en ciertos histéricos.
Se lucha directamente contra toda representación penosa, frustrante o dolorosa,
adoptando una conducta que excluye de la conciencia a los elementos que
intervienen en el conflicto, actuando en base a virtudes morales llevadas al
extremo.

Se dividen en 2 tipos:

o Localizadas: se notan en un comportamiento muy particular y específico.


o Generalizadas: salen de su núcleo de origen y se explayan hasta construir rasgos
de carácter generales, integrados a la estructura de la personalidad.

 Represión:

Es el aprisionamiento en el subconsciente de recuerdos, ideas, emociones, etc.


Cuya exteriorización a través de la conciencia está impedida por las barreras
psíquicas de la censura. Este estado tensional anormal se libera en sueños o
manifestaciones de duda, temor y aprensión poco normales; en algunos casos a
través de hábitos o algún padecimiento físico como expresión de lo reprimido. En
caso de no haber liberación de la tensión, puede aparecer neurosis.

 Intelectualización:

Consistente en una exageración de un mecanismo normal mediante el cual el yo


intenta controlar las pulsiones asociándolas a ideas que puede manejar
conscientemente. Intelectualizar es presentar los problemas en términos más
generales y racionales, que personales y emocionales.
No debe confundirse con la racionalización: ésta última no implica una evitación
sistemática de los afectos, aunque los racionaliza justificándolos de alguna forma.
La intelectualización, en cambio, evita lo afectivo dándole forma discursiva.

1.2.3. CRITERIO MADURO

Estos mecanismos de defensa no tienen carácter patológico. Su utilización es normal,


sana y adaptativa. Ahora bien, si se utiliza de forma generalizada frente a una situación,
podríamos hablar de defensa neurótica.

 Sublimación:

Este es uno de los mecanismos de defensa más positivos para la descarga de


tensiones. Es un tipo de conducta en el que tendencias, impulsos y deseos que son
moralmente y culturalmente rechazables se descargan canalizando su energía en
torno a comportamientos socialmente aceptables, como actividades científicas,
artísticas, intelectuales, etc.
Szondi señala como factores de sublimación los siguientes:

o Factores homosexuales = Cultura general y humanidad


o Factores sádicos = Técnica y civilización
o Factores epileptoides = La religión y la ética
o Factores histeroides = El arte dramático
o Factores catatónicos = Filosofía, metafísica, matemáticas, lógica
o Factores paranoides = Poesía e investigación
o Factores depresivos = La economía en general y el coleccionismo
o Factores maniacos = La palabra (orador, político, cantante, etc)

Las sublimaciones hacen su aparición cuando desaparecen las represiones. Las


personas que desarrollan la sublimación hacen aquello que el instinto les exige,
pero lo hacen luego de que el instinto ha sido desexualizado y subordinado a la
organización del yo.

 Supresión:

Es un mecanismo adaptativo o estrategia de afrontamiento, en el cual deseos,


impulsos o ideas son mantenidas a raya sin utilizar represión. La vida en sociedad a
veces requiere que el individuo aplace la satisfacción de sus necesidades. Una
persona puede estar convencida que, para evitar males mayores, debe postergar,
quizá indefinidamente, la expresión de una conducta (motriz, verbal, etc) y por
tanto, de la necesidad percibida que supone dicha conducta puede satisfacer.

 Ascetismo:

Mostrar sobriedad y moderación en relación con los efectos placenteros de las


experiencias. El individuo obtiene gratificación a través de creer que está realizando
valores morales que le inculcaron. La renuncia de las necesidades, la retirada
voluntaria de las situaciones que producen gozo. Se eliminan los efectos
directamente placenteros atribuidos a una experiencia. La prevalencia de este
mecanismo ha aumentado porque es usado por las personas que sufren trastornos
de la conducta alimentaria, especialmente anorexia nerviosa.

 Humor:

Es una defensa consciente e inconsciente. Las sensaciones y experiencias son


entendidas gracias a que se pueden representar de manera divertida y alegre, de
esta manera, la persona puede usar la comedia para expresar sentimientos sin
incomodidad y sin afectar negativamente a los demás.

1.2.4. CRITERIO INMADURO

Las defensas inmaduras, según Anna Freud, son frecuentes en adolescentes y algunas
personas gravemente perturbadas, aunque no psicóticas.

 Regresión:

Es un retorno al “yo infantil” a consecuencia de un enturbiamiento del “yo adulto”.


Una especie de fracaso del “yo” frente a alguna situación. El sujeto opta por volver
a un estado anterior de desarrollo de su vida afectiva y mental en donde se sintió
cómodo, seguro y protegido, convirtiéndose en un niño, adoptando la fase de
docilidad o rebeldía.
Cuando estos mecanismos de defensa son ineficaces y la acumulación de tensión
no encuentra una vía de descarga, la persistencia en el inconsciente de estas
tensiones anormales tiene a producir trastornos como neurosis, comportamientos
inadaptados, psicosis y síntomas físicos.

 Hipocondriasis:

La persona hipocondríaca es aquella que sufre ante la idea de haber contraído o


estar gestando una enfermedad física. La hipocondría o hipocondríasis es un
síntoma psicológico mediante el que se trata de dar sentido a un sufrimiento que
se siente como inespecífico. La psicología del Yo clasificó la hipocondría como un
mecanismo de defensa, debido al hecho de que la fantasía de enfermedad protege
a la persona de enfrentar otros factores emocionales que quedan ocultos.

 Fantasía:

La psicología del Yo considera la fantasía como un mecanismo de defensa cuando


se utiliza para evitar alguna emoción o pensamiento que surge en el presente tras
alguna realidad que produce a la persona frustración, miedo, decepción, etcétera.

 Somatización:

Evita la representación de lo que, por el momento, es considerado inaceptable. En


cierta manera es una estrategia para dar sentido a un sufrimiento que en realidad
es más emocional y psicológico que fisiológico. Por este motivo, el trastorno de
somatización está incluido dentro de los denominados trastornos somatomorfos.

 Conducta Pasiva – Agresiva:

Sirve para evitar expresar el resentimiento y la hostilidad que se siente de forma


abierta y directa. Esta forma de conducta impide que los conflictos se resuelvan y
las relaciones se actualicen y redefinan hacia la salud y la confianza.

 Conducta Impulsiva:

La impulsividad es una estrategia para paliar la angustia, como sucede en el caso


del trastorno límite de la personalidad, que sólo puede reaccionar, para salvarse de
los sentimientos de vacío interior, cuando el mundo se torna amenazador y
decepcionante. Evita el que la persona se pare a reflexionar sobre los aspectos y
motivaciones de su comportamiento y, por lo tanto, frente a las emociones que
estos le generan.

1.2.5. ANNA FREUD

Anna entendía por mecanismos de defensa las distintas modalidades, en parte


inconscientes, que el yo pone en marcha con la finalidad de suprimir las excitaciones
internas, junto con los recuerdos y fantasmas que comportan.
La mayoría de los mecanismos de defensa descritos por ella están incluidos en los criterios
antes mencionados, pero hay algunos que no han sido considerandos en ninguna categoría
anterior, por lo que haremos mención de ellos a continuación.

 Introyección: Absorber, identificar o imitar ciertas cualidades que tiene los objetos
externos. Cuando es exagerada se produce el canibalismo psíquico.
 Conversión: Se da principalmente entre los histéricos. Mediante este mecanismo,
ciertos histéricos, transforman en enfermedad las contrariedades vividas, y eligen por
este medio dominar, castigar o retener a personas de su circulo interno.
 Compensación: Desarrollar una conducta en la que el sujeto pueda sentirse superior a
la mayoría en descargo de no haber podido seguir otra conducta en la que se hubiera
sentido inferior.
 Fijación: Adherencias desarrolladas en la infancia que persisten de manera inmadura o
neurótica. Causa inaptitud para desarrollar otras adhesiones normales desplazando la
libido a otras cosas o personas.

2. CONSTANCIA DEL YO

2.1. PRINCIPIO DE CONSTANCIA

El aparato psíquico tiende a mantener la cantidad de excitación en él contenida en un nivel


bajo o por lo menos tan constante como sea posible. Por este principio de permite que algo
de lo inconsciente y el preconsciente se exprese mediante determinados actos; los deseos
no salen totalmente, pero si sale parte y se expresa para que la cantidad de excitación se
mantenga bajo mínimos y constantes para que el inconsciente queda más aliviado. Se
producen descargas de odio y deseo. El preconsciente e inconsciente se encargan de
evaluar algo de los deseos.

Esta constancia de obtiene por la descarga de energía ya existente, la evitación de lo que


pudiera aumentar la excitación, y la defensa contra ese aumento (en el último caso,
mediante mecanismos de defensa cuando no hay equilibrio entre ambos principios; es
propio de los neuróticos, mientras que los otros dos los utiliza todo el mundo). Para Freud
los deseos eróticos y fanáticos surgen sobre todo del contacto con los semejantes.

Este principio puede relacionarse como un funcionamiento de autorregulación, se lo ha


relacionado con el principio de homeostasis (fisiólogo Cannon).

En un principio se relacionaba los síntomas a un defecto de abreación y el tratamiento se


efectuaba por una descarga de afectos (abreación sería abrir algo para realizar una
descarga). Freud creía al principio que los síntomas se producían debido a que los deseos
no se evacuaban, por lo que trataba de que las personas expresasen todo tipo de deseos y
que realizasen todo tipo de actos, y esto produciría un efecto catártico. Más tarde Freud
propuso otra técnica para tratar estos síntomas: si la catarsis se produce por propia
voluntad del paciente y con moderación es recomendable que aparezca en la terapia,
siempre y cuando no se restrinjan las asociaciones, que son lo principal para Freud.

El principio de constancia no reduce a cero la tensión del aparato psíquico, sino que
mantiene y crea unidades vitales, aunque supongan un estado de tensión. Si la energía se
reduce totalmente, estamos ante una persona muy depresiva en la que ha triunfado la
pulsión de muerte, en la que no cabe el deseo de vida ni de muerte, una persona
absolutamente impermeable a los deseos se los semejantes. Es necesario cierto nivel de
tensión para que la persona desee vivir.

La ley de la constancia se concibe como un nivel energético favorable que debe utilizarse
por medio de descargas cuando tiende a aumentar, pero también de “recargas” cuando ha
descendido demasiado. Especialmente en los sueños. El amor y el odio, igual que una
planta, necesitan ser regados continuamente, necesitan de recuerdos para
retroalimentarse. Freud le daba mucha importancia a la función de carga-descarga de
energía de los sueños. Los niños pequeños tienen la capacidad de soñar directamente el
inconsciente sin disfrazarlo (como hacemos los adultos, que a medida que crecemos
utilizamos más defensas en nuestros sueños). Este disfraz lo llama Freud elaboración
onírica.

El principio de constancia inhibe que la energía circule libremente e impide su completa


evacuación. En la consulta a menudo nos encontramos con personas que se quejan de
“haberlo dado” por otra persona. Es el típico caso de personas a las que les ha fallado el
principio de constancia. El principio de constancia regula el amor y el odio que da una
persona.

Es el que pauta y modela una circulación de sentido con coherencia, temporalidad, y que
los fenómenos obedezcan a leyes de causa y efecto. Gracias a este principio establecemos
relaciones de causa y efecto continuamente. Da sentido a las cosas. El psicótico, aunque
establezca una relación causa-efecto equívoca también está buscando la constancia dentro
de su caos; cuando el psicótico mejora, empieza a sistematizar /organizar a su manera su
delirio.

3. TEMORES PREDOMINANTES
El miedo constituye un primitivo sistema de alarma que ayuda al niño a evitar situaciones
potencialmente peligrosas. Es una emoción que se experimenta a lo largo de la vida, aunque las
situaciones temidas varían con la edad. El desarrollo biológico, psicológico y social, propio de las
diferentes etapas evolutivas (infancia, adolescencia, etc.), explica la remisión de unos miedos y
la aparición de otros nuevos para adaptarse a las cambiantes demandas del medio.

Los miedos son muy frecuentes durante la infancia, de modo que prácticamente todos los niños
refieren al menos un temor importante. Sin embargo, el miedo puede llegar a constituir un
trastorno fóbico, generando malestar clínicamente significativo y repercutiendo negativamente
en el área personal, familiar, escolar y/o social.

En general, los miedos pueden ser descritos como fenómenos normales y los asociados con la
edad tienden a considerarse transitorios y de corta duración. Sin embargo, en una proporción
de niños y adolescentes pueden convertirse en crónicos debido al condicionamiento,
modelamiento e información negativa.
3.1. TEMORES POR ETAPAS

 Miedos infantiles:

Los miedos infantiles del presente y del futuro se enfocan a amenazas reales de muerte,
soledad, castigo y carencias. En el caso de los hombres sobresale el temor a reprobar en
la escuela, al rompimiento de relaciones actuales y a que en un futuro no haya
naturaleza, mientras que las mujeres experimentan miedo a ser poco atractivas, al fin
del mundo y a quebrantar las relaciones afectivas venideras, así como a los accidentes
y a la muerte propia o de la familia. En ambos sexos se presentan amenazas
provocadoras de miedo, pero se puede apreciar que las mujeres tienen mayor temor al
dolor y al sufrimiento, y esto se debe a que tienen una mayor permisividad para
exteriorizar sus sentimientos y emociones que los niños, aunque sientan lo mismo.

 Miedos adolescentes:

Los miedos que aquejan a los adolescentes hombres y mujeres se relacionan con la
muerte, las carencias, los afectos, la afiliación, la seguridad personal y las expectativas
del futuro. En el caso de los hombres suele temerse a las figuras de autoridad, a lo
relacionado con la escuela, así como a la incertidumbre del futuro, mientras que las
mujeres consideran que la violencia intrafamiliar, la posibilidad de un embarazo y el no
concluir una carrera universitaria son situaciones que les provocan miedo.

 Miedos adultos:

Los miedos de los adultos se agrupan en torno a la muerte, a la enfermedad, a la familia


y a la inestabilidad o crisis económica. A los hombres les causa temor el que puedan ser
motivo de burla, el fracaso personal, el desamparar a su familia y los hijos, así como la
escasez de agua en el futuro y la contaminación del ambiente. En las mujeres, la
delincuencia, la soledad, el no ser buena madre y la posibilidad de morir son motivos de
miedo. Temores que en su mayoría giran en torno a no cumplir con los roles y
obligaciones psicosocioculturamente determinados para cada uno de los sexos.

De esta forma se comprueba que los temores de niños, adolescentes y adultos,


corresponden a los establecidos en la tipificación de miedo de la teoría de la paz o
equilibrio: muerte o enfermedad, soledad o abandono, carencia o necesidad, y castigo o
venganza. Y es que tanto hombres como mujeres independientemente de su edad, a lo
largo de la vida experimentan algún tipo de temor, que biológica y psicosocioculturalmente
altera el estado de paz o equilibrio, que les reporta estabilidad, auto-organización y un
menor desgaste, y que en consecuencia se orientan a tratar de volver a conseguir.

4. BIBLIOGRAFÍA
 Sopena, Carlos. (2006). Desarrollos en psicoanálisis, Revista de psicoanálisis, ISSN 1135-
3171 Nº. 47. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/151439
 Vels, Augusto. (1990). Los mecanismos de defensa bajo el punto de vista psicoanalítico,
Agrupación de Grafoanalistas Consultivos de España, Bol. N°6. Recuperado de
www.grafoanalisis.com/Mecanismos_de_defensa_Vels.pdf
 Cazau Pablo (2000) Vocabulario de Psicología - Redpsicología. www.galeon.com/pcazau
 Piccolo E. 'Defensas en los tests gráficos', Editorial Paidós. http://glosarios.servidor-
alicante.com/psicologia/control-omnipotente
 Celener G. y otros (1996), Los mecanismos de defensa y las técnicas proyectivas,
Publicación interna de la Cátedra de Teoría y técnicas de exploración y diagnóstico
Módulo II, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Recuperado de
http://glosarios.servidor-alicante.com/psicologia/intelectualizacion
 Freud Anna (1954) El yo y mecanismos de defensa, Buenos Aires, Argentina: Editorial
Paidós.

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