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Cuatro afirmaciones que resumen la teología de San José

En su trabajo, fray Llamera muestra que los evangelistas poco se explayaron


sobre San José. Y que “todos los datos que la Sagrada Escritura nos da sobre el
santo Patriarca, se resumen en cuatro afirmaciones:

1. San José es el esposo de la Virgen María. María, la Madre de Jesús, estaba


desposada con José el carpintero (Mt 1, 18-25; Lc 2, 5);
2. Por eso, José era considerado por las gentes como el padre de Jesús. Hijo
eterno de Dios, hecho hombre en las entrañas de María, no por obra de José ni
de varón alguno, sino por obra del Espíritu Santo (Lc 2, 42; 3, 23; Mt 13, 55);
3. José ejercía el oficio y tenía los cuidados del padre de familia respecto de Jesús
y de María, quienes, a su vez, le estuvieron sujetos como a su legítima cabeza
(Lc 2, 51);
4. Por fin, José, observa San Mateo, era un varón justo, que, en lenguaje bíblico,
significa que era un varón adornado de todas las virtudes (Mt 1, 19).

“He aquí las afirmaciones escuetas de la Sagrada Escritura”, concluye él. Y se


pregunta: “¿Dice poco? Digamos más bien que en pocas palabras dice mucho.
¿Acaso hemos meditado los títulos de gloria que encierran estas afirmaciones
breves y sencillas?”.

Y argumenta: “Es verdad que los evangelistas mencionan poco a San José en los
Evangelios. Pero ellos también poco dijeron de la Santísima Virgen. Sin embargo,
al llamarla Madre de Dios —María, de quien nació Jesús— compendiaron todas
sus glorias en este solo título”.

“Del mismo modo —concluye el teólogo español— resumieron toda la santidad,


las virtudes y los privilegios de San José en el título de Esposo de la Virgen. En
esas dos palabras, sin embargo, están contenidas alabanzas casi infinitas. Toda
la teología de San José (o Josefología) tiene un fundamento primero y principal: el
matrimonio que le liga con María, la Madre de Cristo”.
Son, por lo tanto, dos los principios en que se apoya toda la teología de San José:
San Leonardo de Porto Maurizio (canonizado por Pío IX en 1866) así se expresa
con relación a las grandezas de San José:

“Que los evangelistas guarden silencio sobre San José, poco importa. Que ellos se
abstengan de exaltar, como podrían hacer, esas virtudes y prerrogativas
excelentes que resaltan su dignidad; me basta que ellos lo representen como el
esposo de María, virum Mariae de qua natus est Jesus, es decir, el que de todos
los mortales que se asemeja más a la criatura más perfecta salida de las manos
de Dios, pues, como dice san Bernardo, ‘José fue creado a semejanza de la Virgen
su esposa’. Esposo de María, es decir, el que más se acerca a esa criatura sublime
que elevada al cielo fue arrebatada hasta el seno del Padre eterno por su propio
Hijo. Esposo de María, es decir, con el mismo corazón y alma que tiene el corazón
y el alma del Hijo de Dios”.

Concluimos con el erudito P. Albert Michel, al tratar de la santidad de San


José “su fe profunda, su esperanza confiada, su amor siempre creciente deben ser
exaltados en contacto con Aquel que, en su compañía, manifestó cada vez más a
los hombres ‘la gracia y la sabiduría que había en él’. Es necesario recordar la
prudencia y la fuerza del vigilante guardián que es responsable de arrancar al
Niño y a su Madre de las emboscadas de sus peores enemigos. La justicia del
hombre perfecto que la Escritura describe en una sola palabra: justus; la
templanza de ese humilde y laborioso artesano. Así se podría revisar todas las
virtudes y atribuirlas a San José en un grado supereminente: uno permanecería
ciertamente dentro de los límites de la verdad”

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