Editorial

Rev Sanid Milit Mex 2016;70:419-421.

Mario Castañeda Morales

¿Qué tan Vieja es la Vida?
Cor. M.C. Ret. Doctor en Bioquímica

RESUMEN
En contra de un pensamiento mayoritariamente diseminado, la Vida
tiene un orígen temprano en la Tierra; tanto como el planeta mismo.
La evidencia científica y los logros alcanzados por la Vida a lo largo
de todo este tiempo, quizá ayuden al lector a mejor valorarla, apre-
ciarla y protegerla.
Palabras clave: estromatolitos, Australopithecus afarensis, Homo

How old is life?

ABSTRACT
Life on Earth is a very old phenomenon and its evolution along these
4 billion years has been not less than outstanding. Unfortunately, its
future is mired with negative attitudes borne out, mainly, by taking it
as a free-given item. Correspondencia
Mario Castañeda Morales
Key words: estromatolitos, Australopithecus afarensis, Homo marjorcast@att.net

www.sanidadmilitar.org.mx 419
 Revista de Sanidad Militar
La edad de la Tierra, utilizando el decaimiento
radioactivo de isótopos (método radiométrico),
es de unos 4.5 mil millones de años. A pesar de
un nacimiento violento y lleno de fenómenos de
tipo destructivo, tanto externos como bombardeo
por meteoritos como internos con erupciones de
magma, ha sido un sitio cuna, a su vez, de la
Vida. De una Vida ampliamente diversificada y
tanto en forma como en sustancia; aunque, en
su esencia, monolítica. Es decir, el fenómeno
básico es el mismo en todos y cada uno de los
ejemplos de Vida por más diferentes que en for-
ma y en función pudieran ser. No existe la “Vida
Marciana” de la ciencia-ficción. Y, si en Marte
existió o existe Vida, será Marciana, sí; pero,
con gran probabilidad, semejante a la Terrestre.
Es pues siempre interesante la pregunta de
¿Cuándo apareció la vida? Desde nuestro pun-
to de vista, la vida es un fenómeno delicado y
vulnerable. Ergo, la conducta de la Tierra tuvo
que cambiar hacia la estabilidad para que se
presentaran las condiciones adecuadas para
la formación de Vida. Llendo rápidamente al
Siglo 21, los paleobiólogos nos están dando la
respuesta contraria: la Vida aparece en plena
convulsión terrestre. En pleno bombardeo me-
teorítico y, lo más seguro, a causa de ello; pues
meteoritos fueron los vehículos que trajeron las
moléculas orgánicas; ellas hicieron el resto.
En esta empresa, el estudio y la búsqueda de
los estromatolitos (literalmente “camas de pie-
dra”) ha sido fundamental. Estos son estructuras
finamente estratificadas, capa sobre capa, que
acumulan carbonatos provenientes de la fija-
ción fotosintética de bióxido de carbono por
bacterias, las cianobacterias, quienes forman los
llamados biofilms creciendo en aguas saladas o
dulces de baja profundidad y cálidas, quienes
al morir, forman esas finas capas. En México se
les ha encontrado en Quintana Roo (Laguna de
Bacalar y Laguna de Chichankanab). Las muy
antiguas forman fósiles como en Australia.
420
Volumen 70, Núm. 5, septiembre-octubre 2016
Recientemente, un grupo Australiano1 ha explo-
rado un sitio en Groenlandia de rocas muy viejas
de tipo metamórfico (sedimentarias sujetadas a
gran calor y presión) perennemente cubiertas por
hielo desde la última glaciación (terminada hace
unos 12,000 años) expuestas por el deshielo del
cambio climático. Ahí encontraron estromatoli-
tos de 1-4 cm de altura y a pesar de no haber
encontrado restos celulares u orgánicos, aunque
explicable por el tipo de roca, que demostraran
directamente su origen biológico, la forma y la
textura de las capas son muy semejantes a la del
resto de estromatolitos conocidos (las fotografías
de unos y otros son indistinguibles) al igual que
el contenido diferencial de los elementos de las
llamadas tierras raras y de yttrium; el espacio
entre ellos presenta una constitución diferente
y semejante al resto de la roca. Los vestigios
más viejos de Vida, aceptados bajo evidencia
multidisciplinaria, habían sido encontrados en
Australia en rocas de 3,480 millones de años
de antigüedad. Estos últimos de Groenlandia
están en rocas de hace 3,700 millones de años.
En plena vida embrionaria de la Tierra. Además,
estas cifras concuerdan con el reloj molecular
genético de unos 4 mil millones de años.2
La vida no solamente es vieja, muy vieja, sino
también muy productiva. En cuanto a adaptable
y especializada, existe en prácticamente toda
la Tierra. En cuanto a sencillez y complejidad,
su mostrador está rebosante: desde virus, si los
tomamos como vivos y sobre todo en esta época
de Ébola y Zika, hasta organismos unicelulares
con o sin núcleo, con o sin mitocondrias, orga-
nismos multicelulares tipo vegetal fijadores o no
de nitrógeno o de bióxido de carbono, o animal,
con o sin ojos, con flagelos y cilios, o con aletas o
miembros. con colas visibles o invisibles (cóxis),
con sistemas de comunicación e integración
(gases como óxido nitroso y hormonas e inter-
leucinas) y con más complejas y especializadas
entidades de una sola neurona o con multitud de
ellas. Y, dentro de todo ello, los interesantes Pri-
Castañeda-Morales M. ¿Qué tan Vieja es la Vida?
mates; sobre todo, los del suborden Antropoide
y la superfamilia de los Homínidos y, aquí, los
Géneros del Australopitecus y del Homo.
Australopitecus es importante porque es el
género que empieza con el bipedalismo y el
más conocido, por haberse encontrado prác-
ticamente un esqueleto completo, es Lucy
(Australopithecus afarensis), con una antigüe-
dad de 3.18 millones de años y, cuya causa de
muerte acaba de ser encontrada como una caída
de un alto árbol causando fracturas típicas de
una desaceleración vertical y fortaleciendo el
pensamiento de una vida arbórea.3
Del género Homo se ha encontrado en Ledi-
Geraru (Noreste de Etiopía) el fósil quizá más
viejo, 2.8 millones de años. Ademås el grupo
(no existe descendencia lineal) ya conocido
como, por ejemplo, el H. habilis (2.2 millones),
H. erectus (1.8 millones), H. neanderthalensis
(1.4 millones), los Denisovans y el H. sapiens
(~ 0.2 millones). Estos tres últimos fueron con-
temporáneos con la consecuente entremezcla
sexual hace 40,000-50,000 años; llevamos,
actualmente, una fracción (~ 2.5 %) de DNA de
ellos. Fracción ausente en el H. sapiens actual de
la región subecuatorial del Africa por no haber
emigrado.. Neandertals y Denisovans habita-
ron Eurasia donde otro grupo humano actual
los encontró en su éxodo fuera del Africa hace
unos 60,000 años. La entrecruza, sin embargo,
parece no haber sido eficiente y explicaría esa
pequeña fracción, pues el cromosoma sexual Y
del neandertal presenta tres mutaciones.
Todos los mamíferos somos entes complejos,
tanto en funcionamiento como en información
génica, pues solamente una tercera parte de
nuestros genes es indispensable para la vida.
¿El resto? Dedicado a la regulación de la
información génica de esa tercera parte. Res-
ponsable de que dos células, espermatozoide
y oocito (o solo una en el caso de parteno-
génesis), del programa espacial y temporal
de diferenciación celular, organogénesis, de-
sarrollo embrionario y postembrionario con
proliferación y muerte celular siguiendo un
proceso de tipo escultural en la producción
de un sistema nervioso central eficiente (des-
echando neuronas poco usadas) y, dedos en
los miembros a partir de las aletas originales
(muerte del tejido interdigital), por ejemplo.
Y no solo eso, ya que una vez creado un
organismo capaz de realizar la función de re-
producción, también se encarga de su muerte
final a travez del proceso de envejecimiento.4
La vida ha tomado unos 4 mil millones de años
para producirnos. ¿Vale la pena cuidarla y me-
jorarla? Los Servicios Médicos y los Sistemas
Político-Administrativos de cada región , de cada
País, tenemos tanto los cerebros adecuados como
las herramientas a nuestro alcance para contestar
dichas preguntas
REFERENCIAS
1. Nutman, A. P., Bennett, V. C. Friend, C. R. L. Van Kranen-
donk, M. J. y Chivas A. R. Rapid emergence of life shown
by discovery of 3,700-million-year-old microbial structures.
Nature 2016, 537; 535-538.
2. Hedges, S. B. The origin and evolution of model organisms.
Nat. Rev. Genet. 2002, 3; 838-849.
3. Kappelman, J., Ketcham, R. A., Pearce, S., Todd. L., Akins,
W., Colbert, M. W. y cols. Perimortem fractures in Lucy
suggest mortality from fall out of tall tree. Nature 2016,
537; 503-507.
4. Castañeda, M. Envejecimiento: La Ultima Aventura. Fondo
de Cultura Económica, 1994.
421